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Para citar este trabajo se recomienda el siguiente formato: Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)]. 1 Congreso “Nicolás Salmerón”. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903 “Luchar como Ciencia” Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903 Sofía Rodríguez López Becaria de Investigación de Historia Contemporánea 1. La figura intelectual de Unamuno D. Miguel de Unamuno (1864-1936), es la figura más polémica y apasionada de la “Generación del 98”, si es que ésta existió como tal 1 . <<Talento proteico y multiforme, el rector de la Universidad de Salamanca es oficialmente catedrático de lengua helénica, y en realidad, un hombre cargado con el pesado bagaje de copiosas lecturas>> 2 . Las obras de Unamuno iban desde el ensayo a los escritos ocasionales, novelas, teatro y poesía, pero ante todo, según Juan Marichal, Unamuno fue un referente intelectual para Europa y para el mundo en esa época, aunque fuese criticado políticamente en su país como enemigo de Azaña, sobre todo a partir de 1936 3 . Sus convicciones políticas, no siempre definidas, fueron unidas desde finales del XIX al socialismo 4 y le obligaron a tener que contestar a sus compañeros en ciertas 1 Según GARCÍA QUEIPO DE LLANO, Genoveva, “El reinado de Alfonso XIII. La modernización fallida”, en Historia de España. Vol. 25. Madrid: Historia 16, 1996; pp. 87-88, la denominada “Generación del 98”, se consolidó, en realidad, en el contexto finisecular y su crítica a la Restauración fue anterior a esa fecha, estando en contacto con la vecina Francia y con su espíritu de colectivo casi mesiánico: <<Su estética literaria supone ante todo un alejamiento respecto del modelo realista y más aún del naturalismo. Su actitud crítica generalizada respecto de las realidades españolas no excluía la aceptación de una peculiaridad española defendida incluso a ultranza respecto a una posible intromisión europea (...). De cualquier manera fueron, como individualistas, mucho más liberales que demócratas. Intimismo, preocupación por lo nacional, renovación temática y evocación histórica figuran como claves esenciales en la obra de cada uno de estos escritores>>. 2 SANTACRUZ, Pascual, “Miguel de Unamuno y los logófobos”, La Crónica Meridional, 27-VIII-1903. 3 Juan Marichal impartió una conferencia el 24 de marzo de 1998 con motivo de la celebración del congreso “El 98: una Enseñanza Histórica”, celebrado en la Universidad de Almería. 4 García Queipo de Llano, dice lo siguiente, refiriéndose a los miembros de la “Generación del 98”, en general: << (...) Fueron hombres de periódico más que de dedicación universitaria, salvo en el caso de Miguel de Unamuno. En general, también resultaron mucho más cercanos al republicanismo o al

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“Luchar como Ciencia” Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903 Congreso “Nicolás Salmerón”. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: [con acceso el (fecha)]. XIX al socialismo 4 y le obligaron a tener que contestar a sus compañeros en ciertas

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Para citar este trabajo se recomienda el siguiente formato:

Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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Congreso “Nicolás Salmerón”. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903

“Luchar como Ciencia” Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903

Sofía Rodríguez López

Becaria de Investigación de Historia Contemporánea

1. La figura intelectual de Unamuno

D. Miguel de Unamuno (1864-1936), es la figura más polémica y apasionada de

la “Generación del 98”, si es que ésta existió como tal1.

<<Talento proteico y multiforme, el rector de la Universidad de Salamanca es oficialmente catedrático de lengua helénica, y en realidad, un hombre cargado con el pesado bagaje de copiosas lecturas>>2. Las obras de Unamuno iban desde el ensayo a los escritos ocasionales, novelas,

teatro y poesía, pero ante todo, según Juan Marichal, Unamuno fue un referente

intelectual para Europa y para el mundo en esa época, aunque fuese criticado

políticamente en su país como enemigo de Azaña, sobre todo a partir de 19363.

Sus convicciones políticas, no siempre definidas, fueron unidas desde finales del

XIX al socialismo4 y le obligaron a tener que contestar a sus compañeros en ciertas

1 Según GARCÍA QUEIPO DE LLANO, Genoveva, “El reinado de Alfonso XIII. La modernización fallida”, en Historia de España. Vol. 25. Madrid: Historia 16, 1996; pp. 87-88, la denominada “Generación del 98”, se consolidó, en realidad, en el contexto finisecular y su crítica a la Restauración fue anterior a esa fecha, estando en contacto con la vecina Francia y con su espíritu de colectivo casi mesiánico: <<Su estética literaria supone ante todo un alejamiento respecto del modelo realista y más aún del naturalismo. Su actitud crítica generalizada respecto de las realidades españolas no excluía la aceptación de una peculiaridad española defendida incluso a ultranza respecto a una posible intromisión europea (...). De cualquier manera fueron, como individualistas, mucho más liberales que demócratas. Intimismo, preocupación por lo nacional, renovación temática y evocación histórica figuran como claves esenciales en la obra de cada uno de estos escritores>>. 2 SANTACRUZ, Pascual, “Miguel de Unamuno y los logófobos”, La Crónica Meridional, 27-VIII-1903. 3 Juan Marichal impartió una conferencia el 24 de marzo de 1998 con motivo de la celebración del congreso “El 98: una Enseñanza Histórica”, celebrado en la Universidad de Almería. 4 García Queipo de Llano, dice lo siguiente, refiriéndose a los miembros de la “Generación del 98”, en general: << (...) Fueron hombres de periódico más que de dedicación universitaria, salvo en el caso de Miguel de Unamuno. En general, también resultaron mucho más cercanos al republicanismo o al

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Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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ocasiones. En alusión a este carisma intelectual y a la ambigüedad ideológica del

personaje, la presentación que aquí se hace de él y de su alocución a la sociedad

almeriense en 1903, año de la creación de Unión Republicana, el partido de Salmerón,

recoge algunos “retales” de conferencias en las que los intelectuales de 1998, definieron

en aquella emblemática fecha a los de 1898.

El profesor Cerezo Galán habló así de un Unamuno que veía en la ciencia una

contradicción con nuestras esperanzas, lo que daría lugar al escepticismo y la

incertidumbre de la “Generación del 98”. El filósofo no podía resignarse a que “el no

ser, sea un valor”, pero tampoco creía que “el ser” fuera el principal valor, lo que le

conducía inevitablemente al pesimismo militante y la desesperación5.

De este modo, el nihilismo de Ganivet es comparable al “nadismo”de Unamuno,

aunque éste fuera el que veía a su alrededor un clima más opresivo, angustioso, en el

que el tiempo estaba condenado al hastío y al tedio, según su vivencia epocal. La “fatiga

del racionalismo” traería así consigo un malestar insoportable, la desazón y la

desconfianza conjugadas en la crisis finisecular.

En este contexto, los intelectuales se preguntan sobre la salida de España y, en

primer lugar, argumentan una conversión a la religión (Maetzu, Whiskmann); en

segundo lugar, la salvación por el idealismo estético del arte (Azorín), y, por último,

Unamuno creerá en la necesariedad de conversión a la fe quijotesca. Para él la filosofía

será el mecanismo que preste el rumbo ideológico y la literatura la libertad de estilo.

2. La crisis del 98

España, mientras tanto, se empequeñece en una decadencia agónica. La

“catástrofe del 98” posee una dimensión coyuntural que Vicente Cacho ha comparado

con “nuestro Vietnam finisecular”, ya que fue una guerra técnicamente imposible de

anarquismo, aunque sólo algún tiempo, que al socialismo, con idéntica excepción a la ya mencionada>>, Op.,Cit.; p. 88. 5 Pedro Cerezo Galán, catedrático de Filosofía en la Universidad de Granada, participó el 31 de marzo de 1998 en el congreso “El 98: una Enseñanza Histórica”, celebrado en la UAL, con la conferencia “La filosofía del 98 en la crisis de fin de siglo”.

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Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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ganar y que causó una gran conmoción política6. Aún así, el sistema canovista de la

Restauración y la dinastía borbónica se siguieron manteniendo en el poder.

Esta situación provocó una gran tradición literaria en nuestro país acerca de la

decadencia española. Una literatura de la derrota que se planteó la “Generación del 98”

como el hilo conductor de dos cuestiones: el “Problema de España” y la “Crisis de la

Modernidad”, los cuales representaron cierta desorientación temática y la inhibición de

no encontrar respuestas para las cuestiones que se estaban suscitando en esos

momentos. Apareció entonces el fenómeno de la “psicología colectiva de los pueblos”,

un fracaso económico y político, y el enorme pesimismo popular. Los españoles se

hacen víctimas del fatalismo, frente al anacrónico orgullo colectivo y un suicida

optimismo de la prensa alentadora de los estereotipos (casticismo frente a europeístas)7.

No obstante, en esta coyuntura crítica de entresiglos se asiste también al

renacimiento ideológico y espiritual propiciado por los regeneracionistas y el arraigo del

krausismo, así como a la creación de una república de intelectuales y trabajadores,

surgidos de la revolución liberal8.

Es en ente contexto en el que aparece la figura del intelectual, caracterizado por

el compromiso político que requiere el déficit constitucional existente y la amenaza

contra la democracia. No es que fuesen los intelectuales bohemios desinteresados del

dinero9, como otros han dicho, sino que es la situación de carencia y emergencia la que

excita al intelectual en su obra. El intelectual persigue la “autoritas” sobre el cuerpo

social y no necesariamente la “potestas”10.

6 Cf. CACHO VIU, Vicente, Repensar el 98. Madrid: Biblioteca Nueva, 1997 7 Véase respecto al “misticismo nacional”, la correspondencia recogida por: MAINER, José Carlos, “Una antítesis: Unamuno y Ortega”, en GARCÍA DELGADO, J.L., (ed.), La España de la Restauración. Política, economía, legislación y cultura. Madrid: Siglo XXI, 1985; pp. 446-451 8 Cf. SERRANO, Carlos, “El <<nacimiento de los intelectuales>>: algunos replanteamientos”, en SERRANO, Carlos (ed.), “El nacimiento de los intelectuales en España”, Ayer, Nº 40, 2000; pp. 11-24 9 Unamuno se quejó constantemente de la escasez de medios que sufría, lo cual le obligaba a dar continuas conferencia y a asistir a actos fuera de sus clases, por motivos personales y no tan pedagógicos. 10 RUIZ MANJÓN-CABEZA, Octavio, “Intelectuales y regeneracionismo en el fin de siglo” , título de la conferencia que ofreció el 7 de agosto de 1998, en Aguadulce (Almería), durante el curso de verano de la Universidad Complutense denominado “A propósito del 98 español. Reflexiones sobre los fines de siglo”.

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Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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La política interior de una España sin colonias, estará dominada por la oligarquía

latifundista y el caciquismo político. En el marco legal ofrecido por la Constitución de

1876, la modernización choca con la situación desigual del pueblo y los tímidos inicios

de la industrialización y el movimiento obrero (sindicatos socialistas y anarquistas y

nacimiento de partidos de clases), llegándose a crear una comisión de estudios para

mejorar la situación de los obreros industriales y rurales.

La Iglesia, por otra parte, sigue igual de reaccionaria por su vinculación al

carlismo11, y en el mundo artístico se produce un auge novelístico y poético,

introduciéndose la ciencia en España de la mano del “krausopositivismo”.

Este maremagno cultural al que Gerald Brenan calificó como El laberinto

español, se encontraba asimismo constreñido por las consecuencias del “Desastre”, en

términos de pérdidas territoriales y por su atraso industrial y económico.

3. Contexto histórico finisecular en Almería

La primera década del siglo en que escribe Unamuno, se caracterizaba en

Almería por “un predominio casi absoluto de candidatos cuneros que practicaban el

fraude más escandaloso en las elecciones”. Fue ésta una provincia tradicionalmente

caciquil, en la que liberales y conservadores estuvieron constantemente divididos en

facciones, que luchaban por obtener el control de una administración local, definida por

las clientelas políticas12.

No obstante, en opinión de Fernando Martínez, el 98 en Almería no fue diferente

de lo que conocemos del resto de provincias españolas. Cargado de manifestaciones

contra los yankees y actos festivo-populares para sufragar los gastos de guerra, potenció

Véase también: LANGA LAORGA, Mª Alicia y RUIZ MANJÓN-CABEZA, Octavio, Los significados del 98. Madrid: Biblioteca Nueva, 1999 11 Vid. CUEVA, Julio de la y MONTERO, Feliciano, “Clericalismo y anticlericalismo en torno a 1898: percepciones recíprocas”, en SÁNCHEZ MANTERO, Rafael (ed.), En torno al 98. España en el tránsito del XIX al XX. Tomo II. Huelva: Universidad de Huelva, 2000; pp. 49-64 12 JIMÉNEZ MARTÍNEZ, Mª Dolores, “Aproximación a la política almeriense de la Restauración”, en QUIROSA-CHEYROUZE MUÑOZ, Rafael y JIMÉNEZ MARTÍNEZ, Mª Dolores (coords.), Almería. Cinco siglos de historia. Granada: Excmo. Ayuntamiento de Almería, 1989; pp. 115-118.

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el amotinamiento por la carestía de las subsistencias y la crisis de su economía uvera,

pero también una fusión en las filas del republicanismo local, dejándose llevar por el

patrioterismo dominante. Este hecho potenciaría el movimiento asociativo en torno a la

Federación Local de Sociedades Obreras, creada en 189913.

Por lo que respecta a los Juegos Florales en los que intervino Unamuno como

mantenedor y conferenciante, durante la feria municipal de agosto, puede decirse que

constituían “el logro más importante del Círculo Literario” en Almería14. Según Josefa

Martínez, con su implantación en 1896, la capital creó un estímulo para los literatos

locales, sumándose a la larga lista de ciudades españolas que los celebraban. A partir de

esta fecha, los Juegos se convirtieron en foro de intelectuales alcanzando especial

relevancia los de 1901 a 1904, al tener como patrocinadores a Canalejas, García Alix,

Unamuno y el diputado republicano Zulueta, respectivamente.

Aunque la falta de apoyos económicos municipales desencadenó a partir de

1911-1912 la crisis del Círculo Literario y del posterior Ateneo, durante su existencia se

premió una producción importante en prosa y en verso, dedicada a Almería y que, en

consonancia con el contexto regeneracionista, trató los temas más enraizados con las

necesidades económica-agrícolas, sanitarias o urbanísticas de la provincia en aquellos

momentos15.

Centrándonos en el tema que nos ocupa, recordaremos las palabras con las que

la redacción del periódico local, La Crónica Meridional, felicitaba a los organizadores

13 MARTÍNEZ LÓPEZ, Fernando, “El Germinal Almeriense. (La Agrupación Republicano-Socialista Germinal, 1899-1902)”, en Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, Nº 4, 1984; pp. 101-120 14 Cit. MARTÍNEZ ROMERO, Josefa, “Instituciones culturales y ambiente literario en la Almería contemporánea (1843-1910)”, Almería. Cinco...Op.,Cit.; p. 136. 15 Cf. MARTÍNEZ ROMERO, Josefa, “Cultura y Arte. El primer tercio de siglo”, en VV.AA., Memorias del Tiempo. La Historia de Almería. Vol. II. Madrid: Editorial Mediterráneo-Agedime y Novotécnica-La Voz de Almería, 1998; pp. 342-343. Sobre la experiencia pedagógica krausista, de influencia salmeroniana en la provincia, remitirse a: NÚÑEZ RUIZ, Gabriel, “Los institutos libres durante la Primera República, Una experiencia educativa frustrada”, en Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, Nº 4, 1984; pp. 137-148 y DÍAZ SÁNCHEZ, Juan Manuel, “Nicolás Salmerón, fundador y director del Colegio “El Internacional”. Modelo y ensayo para la Institución Libre de Enseñanza, 1866-1874”, en Boletín del IEA, Nº 7, 1987; pp. 49-56

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de los Juegos Florales, por el éxito de la convocatoria de 1903, de la que D. Miguel de

Unamuno fue nombrado mantenedor:

<<Ya lo decimos, estas fiestas no decaen; entrañan una tendencia educativa altamente provechosa y siempre encuentran partidarios. Los Juegos Florales de Almería, dada la solemnidad que aquí siempre revisten, demuestran cual es el grado de nuestra cultura y contra los pesimismos de los detractores, que esta fiesta civilizadora también los tiene y grandes, perduran y viven estimulando el cultivo de la gaya ciencia, desarrollando las aficiones literarias y ofreciendo ejemplos de imitación y tendencias encomiásticas>>16.

4. Unamuno en la prensa almeriense de 1903

Desde el 25 de agosto de 1903 empezamos a encontrar noticias en La Crónica

Meridional, referentes a los Juegos Florales que iban a celebrarse en el Teatro

Variedades, y a la presencia del rector de la Universidad de Salamanca en Almería,

entre una gran expectación:

<<Bien merece plácemes entusiastas el Círculo Literario por la organización de este hermoso certamen, que siempre alcanza la mayor lucidez y constituye uno de los espectáculos más cultos y brillantes de nuestras fiestas >>.

Dos días más tarde y en ese mismo contexto de la Feria y Fiestas de Agosto,

aparecía un interesante artículo a dos columnas, firmado por Pascual Santacruz, y

titulado “Miguel de Unamuno y los logófobos”, en el que el autor, abogado y

temperamental nacionalista, defensor a ultranza de la Unidad de España, evoca la

grandeza intelectual de Unamuno, contradiciendo a las personalidades universitarias que

lo tildaban de intelectual “escolástico”, a secas, sin saber de su genialidad, que compara

a la de Ángel Ganivet.

En su crítica deja traslucir el rechazo a otros artistas y escritores de renombre

como Machado, Góngora, Churriguera o Verlaine, a los que esos “enemigos del

conocimiento” le han comparado por su estéril erudición.

Como indica José Carlos Mainer, entre 1890 y 1905 se hace perceptible un

cambio temático y un cambio en la concepción que estos escritores tenían de sí mismos.

16 La Crónica Meridional, 28-VIII-1903, un día después de la conferencia de Unamuno. (Biblioteca Municipal de Almería “Francisco Villaespesa”, donde se hallan todas las referencias que utilizaremos)

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Las orientaciones filosóficas y literarias del momento irán ligadas al naturalismo

(matices psicológicos complicados); al positivismo y al irracionalismo; al simbolismo

(manera de concebir la realidad como síntesis de una realidad aún más profunda) y, por

último, al decadentismo, que concibe un mundo crepuscular, desazonante y

apocalíptico17.

Por otra parte, el artículo al que nos referimos guarda un enorme interés, no sólo

por las alusiones políticas, sino también por la valoración intelectual y el auténtico culto

que se rinde a la personalidad de Unamuno, creando un caldo de cultivo favorable para

su acogida entre la población almeriense. No debemos olvidar, en este contexto, la

peculiar personalidad de Santacruz, como amigo íntimo de Antonio Ledesma, abogado

perteneciente a la burguesía conservadora almeriense, forjado en la Juventud Católica y

enemigo frontal de Nicolás Salmerón y Alonso y el republicanismo laico e

institucionista, por el que el propio Santacruz sentía escasa simpatía18.

Un día después que éste, se publicaba ya en la contraportada, un resumen de

“Los discursos” pronunciados por el alcalde de la ciudad y por el filósofo salmantino,

adornando con toda suerte de elogios, su estilo profundo pero satírico, así como el

didactismo de sus palabras:

<<Ya lo dijo al empezar a hablar; él acude a donde lo llaman para enseñar y no repara en que la ocasión sea o no oportuna; va a su objeto y nada más >>. No obstante, <no censura los Juegos Florales, sino los aplaude, reconociendo que no responde a su verdadera finalidad>>.

Siguiendo su línea habitual, Unamuno entrará en el debate sobre la psicología o

caracteriología de los españoles, aludiendo a su soberbia, un amor propio enfermizo y, a

la vez, a su falta de imaginación, para finalizar atacando el revisionismo y falta de

personalidad e inventiva de la estéril narrativa española:

<<Tacha de frutos literarios de secano, las producciones españolas de aquel carácter, afirmando que lo que sobra son versificadores y que faltan poetas>>.

17 José Carlos Mainer Baqué, impartió su conferencia el 5 de agosto de 1998, en el Curso de Verano organizado en Aguadulce, titulado “A propósito del 98 español. Reflexiones sobre los fines de siglo”. 18 Véase, al respecto, el interesante artículo de LÓPEZ CRUCES, Antonio José, “Ledesma contra Salmerón”, en Boletín del Instituto de Estudios Almerienses, Nº 14, 1995-1996; pp. 63-90

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Califica luego al egoísmo político de codicia espiritual, <<llamando nivelación

mental a la democracia>>, y expone un retablo de su pensamiento religioso,

nacionalista y misógino, ya que, pasa desde la crítica a la Contrarreforma cristiana, a un

espíritu de construcción nacional, que aboga por la creatividad, frente a la tradición, y a

un discurso moralizante para la mujer, recordándole la conveniencia de servir como

apoyo del marido, siendo su complemento y solaz en la intimidad, con objeto de evitar

la violencia doméstica, de la que ella es la única causante.

En la siguiente jornada, el “Resumen de Feria” aludía al regeneracionista

almeriense Antonio Ledesma Hernández, político frustrado y autor de Los problemas de

España, el cual19:

<<En frase galana recogió tres alusiones del discurso del Sr. Unamuno, combatiéndolas; hacia el Arte, diciendo que uno de los más hermosos ramos es el de la pintura; mostrose partidario del regionalismo, cuando este tiende a engrandecer el nacionalismo (y) aplaudió con entusiasmo la idea de la Exposición, augurando para Almería éxitos seguros>>.

Según López Cruces, mientras preparaba su discurso de clausura de la

Exposición de la Academia de Bellas Artes de Almería, Ledesma lamentaba que el

Rector de la Universidad de Salamanca menospreciase la media cultura de esta ciudad,

donde todos contribuían a ella diariamente con tanta humildad, escribiendo: “¡Oh,

dadme para mi patria esa media cultura salvadora y yo os entregaré a cuantos

Salmerones y Benlliures a cambio de ella!”. Finalmente no se atrevería a tanto, ya que

de lo contrario, la crónica de El Radical del 29 de agosto, editado por otra figura del

republicanismo local como José Jesús García, hubiera sido más demoledora todavía,

contra el que se atrevió a discutir al filósofo, por “chispazo de la baja pasión”20.

No tardaría tampoco el leal “unamuniano” Santacruz, en responder, desde las

mismas páginas de La Crónica Meridional, a la ofensiva de su amigo Ledesma, con su

réplica “Miserias de los literatos. La envidia”, un “Estudio clínico de actualidad

dedicado al ilustre Unamuno”. En él, califica a los universitarios de “entozoarios”, que 19 La Crónica Meridional, 29-VIII-1903 20 Vid. LÓPEZ CRUCES, Antonio José, “Ledesma contra Salmerón”, Op.,Cit.

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<<a la manera que ciertos literatos hambrientos de notoriedad, y exhaustos de ingenio nutren sus pobres cerebros con las piltrafas del ingenio ajeno y roban argumentos a los dramaturgos y versos a los poetas, como los perros del desierto roban las vituallas y provisiones a los viajeros muertos o dormidos>>.

En la contraportada de dicho periódico, dos noticias hacen referencia a la

presencia de D. Miguel de Unamuno en Almería. En ellas se anuncia su visita en los

centros, sedes y nuevos cenáculos de sociabilidad republicana en la ciudad21. Así debe

entenderse la visita oficiada a la redacción de La Crónica Meridional, acompañado del

presidente del Círculo Literario en esos momentos, José Trujillo y su presencia en el

teatro Apolo22, donde ofrecería, con entrada pública, la conferencia dirigida a la

Federación Local de Sociedades de Resistencia. Finalmente, el 31 de agosto sería

invitado al almuerzo celebrado en su honor en el Club de Regatas, durante el cual aludió

a la intención pedagógica de su viaje y a su defensa del ideal vitalista de la “medianía”,

de su particular concepto de la “intrahistoria” y la “regeneración interior”, nacido, como

es bien sabido, de su catarsis personal operada e torno a 189723:

<<Extráñase de oir hablar mal de Almería a los mismos almerienses; censura el que se haga materia de conversación de los propios defectos.-Hablando de los Juegos Florales califica de rutinaria la celebración de éstos.-Refiriéndose a la idiosincrasia española, dice que debe administrarse en todas partes el sacramento de la palabra.- Se extraña de que unos y otros protesten del caciquismo, cuando rara vez se nos ocurre pensar que tenemos alma de cacique.-Defiende las medianías, cuando como dijo

21 Acerca del surgimiento de nuevos espacios de sociabilidad popular tras la “Gloriosa”, véase: GUTIÉRREZ LLORET, Rosana, “Sociabilidad política, propaganda y cultura tras la revolución de 1868. Los clubes republicanos en el Sexenio Democrático”, en SERRANO, Rafael (ed.), “El Sexenio Democrático”, Ayer, Nº 44, 2001; pp. 151-172; DUARTE, Ángel y GABRIEL, Pere, “¿Una sola cultura política republicana ochocentista en España?”, en DUARTE, Ángel y GABRIEL, Pere, (eds.), “El Republicanismo Español”, Ayer, Nº 39, 2000; pp. 11-34 y REIG, Ramiro, “El republicanismo popular”, Íbid.; pp. 83-102 22 <<Difícilmente se puede hablar de la vida cultural almeriense sin tener en cuenta el papel que desempeñan los teatros de la ciudad, los cafés-concierto y las secciones culturales de las entidades políticas y obreras como el Círculo Republicano o la Federación Local de las Sociedades Obreras>>. Entre los más destacados se encontraban el Teatro Novedades, que era utilizado por el Círculo Literario para sus veladas musicales y los Juegos Florales. El Teatro-Circo Variedades, donde se dieron espectáculos de circo, teatro y fue pionero en Almería del llamado cine mudo, y el Teatro Apolo, denominado primitivamente Teatro Calderón, que pasó a ser centro del republicanismo unificado almeriense entre 1902 y 1908. Cf. MARTÍNEZ ROMERO, Josefa, “Cultura y Arte..Op.,Cit.; pp. 345-347. 23 Remitirse, por ejemplo, a: STORM, Eric, “El nacionalismo español de los intelectuales: Costa, Unamuno y Ganivet en el fin de siglo”, en SÁNCHEZ MANTERO, Rafael (ed.), En torno al 98. España en el tránsito del XIX al XX. Tomo II. Huelva: Universidad de Huelva, 2000; pp. 389-401

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Para citar este trabajo se recomienda el siguiente formato:

Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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Cervantes, no estorban ni a los más altos ni a los más bajos.- Dice que hay que sembrar sin mirar atrás.- Califica de labor curativa la labor de la sugestión.-Se extiende en otras consideraciones para poner de manifiesto, lamentándose de ello, nuestro modo de ser, y termina ofreciéndose a todos los presentes desde su cargo y personalmente, significando que acudirá siempre que se le llame>>.

5. Conferencia ante la Federación Local de Sociedades Obreras de Resistencia

La militancia socialista de Unamuno suele relacionarse, fundamentalmente, con

los años previos al “Desastre”, cuando publica “La dehesa española”, en La Estafeta, o

su célebre obra En torno al casticismo, por entregas, en La España Moderna, en la que

vierte algunas de sus reflexiones sobre el campo castellano, premonitorias, según Carlos

Serrano, de la reforma agraria de la Segunda República24.

En lo referente al obrerismo almeriense, las relaciones del núcleo cada vez más

importante de socialistas con los “germinalistas” pequeño burgueses de la capital,

empezaron a enturbiarse a partir de 1901, ante la creciente competitividad de ambos y la

falta de colaboración para la instauración de una República. En este ambiente de

crispación, potenciado por el viaje de propaganda que Pablo Iglesias dirigió a la ciudad

en el año 1900, se desarrollaría la conferencia de Unamuno, en 1903; momento éste de

la creación de Unión Republicana, impulsada por el núcleo local del “Segundo

Germinal”, agrupado en torno a la visita de D. Nicolás Salmerón y Alonso a Alhama, su

pueblo natal, y a la figura de su hijo, el líder radical, Salmerón y García25.

Así las cosas, el martes, 1 de septiembre de 1903, encontramos publicada “La

conferencia del Sr. Unamuno”, impartida en el Círculo Literario.

Sentando cátedra, como Costa, Azcárate, De los Ríos y tantos otros

regeneracionistas, confía entones en la educación como alimento cultural de un pueblo

hambriento y hastiado por tantos años de analfabetismo y la “pereza del racionalismo”:

24 Vid. SERRANO, Carlos, “Hacia la reforma agraria: Maeztu, Unamuno y la meseta castellana (1898-1899)” y ASÚN, Raquel, “El europeísmo de La España Moderna”, en GARCÍA DELGADO, J.L., (ed.), La España de la Restauración....Op.,Cit.; pp. 345-365 y 469-487, respectivamente. 25 Remitirse a MARTÍNEZ LÓPEZ, Fernando, “El Germinal...”, Op.,Cit.; pp. 11-119, en espera de la pronta publicación de su obra La Barbería de la Almedina, en la que profundiza en los orígenes del republicanismo popular y del socialismo almeriense.

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Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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<<Se dice “sembrar ideas”; pero ¿quién siembra ideas en una tierra apelmazada, no rota por el arado? Esa semilla la arrebatará el aire o los pájaros se la comerán. Hay que abrir la tierra y, después de esto, la semilla fructificará>>. Unamuno estima como prioritario cultivar nuestras mentes incultas atendiendo,

no sólo a un código de saberes pragmáticos, sino a un fondo cultural que abra nuestro

pensamiento y de frutos de regeneración a largo plazo. Para llevar a cabo esta empresa,

es imprescindible activar esa chispa revolucionaria:

<<Aquí en España, no se qué es más necesario, si los investigadores o los agitadores. Y no sirve mantenerse alejado; le arrancan a uno de casa. (...) Echar semilla y procurar que germine>>.

Más adelante abandona, o, mejor dicho, relaciona esta idea de la educación en su

discurso con la de tolerancia, y dirigiéndose a los trabajadores de la ciudad, avala la

ductibilidad de los ideales y el funcionalismo con el que las personas, al enriquecerse,

abandonan sus credos políticos, económicos, sociales y espirituales. Hace referencia,

además, a la patria, a su concepción evolucionista de la historia y a ciertos aspectos del

individualismo que empezaban a dibujarse en estos momentos y que debían admitir una

reinterpretación, como ideales legados por la tradición, una tradición que acepta como

positiva, pero que no debe oscurecer el horizonte europeísta de su pensamiento26:

<<Más resucita, que aquí las condiciones del ideal se han dado en un pueblo preparado por doctrinas cerradas, por afirmaciones secas, y el espíritu inquisitorial persiste. Han desaparecido unos dogmas para ser sustituidos por otros, tan cerrados como los que han desaparecido, y es que muchos, no pueden darse cuenta de que la idea es una cosa movible, que está en evolución, y que no puede ser una doctrina fija. En un hombre que se pasa la vida trabajando puede decirse, que conforme es el jornal, así es la idea que de la sociedad perfecta se forme; gana una peseta, tiene sus ideales, ganados, pues ya estos ideales varían, y así sucesivamente, y es que conforme cambia, conforme va teniendo más jornal, ve las cosas de diferente manera, y cosas que antes le parecían muy necesarias, cuando las tiene, le parece que no eran tanto como otras, en que hasta entonces no había pensado. Se dice “este hombre tenía una doctrina, y ahora tiene otra”. Es natural. Hay un ejemplo en esto: indudablemente hay algo más humano que la patria, pero hoy, en las condiciones históricas, la patria es un hecho mejor o peor, pero un hecho real, y no tomarlo en cuenta como tal, es separarse de la realidad.

26Cf. SUÁREZ CORTINA, Manuel, “El republicanismo institucionista en la Restauración”, en DUARTE, Ángel y GABRIEL, Pere, (eds.), “El Republicanismo Español”, Ayer, Nº 39, 2000; pp. 61-82

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Hay una idea, hay una razón, hay un modo de vivir y de ver las cuestiones, distinto que en cada país, y lo mismo que en Almería, por ejemplo, están asociados los obreros de tal oficio y forman una asociación, y los de la ciudad, forman otra sociedad distinta de las demás, pero siempre, una asociación española y, en cierto sentido, una patria, una asociación, para la realización de un ideal (...). La principal diferencia, es decir, una de las diferencias entre el hombre salvaje y el hombre civilizado, está en que el salvaje no tiene metodizada su vida >>. Lo que está expresando Unamuno con estas palabras, es que la sociedad

española pasa del dogmatismo inquisitorial, a un total relativismo, que no le permite

aprender de la experiencia. Su tesis se muestra así cercana al posibilismo republicano,

que le lleva a observar la fenomenología de los hechos para adaptarse a cada situación

por medio de un mimetismo propio de una educación funcionalista, entendida como

“mecanismo de defensa” ante las eventualidades que nos depara la vida.

<<En este país se pasa de la indolencia, a una actividad loca, como el toro que está tranquilo paseando y de pronto acomete (...). Lo que sucede es que hemos cambiado de superstición, y los que se creen más libres de antiguas preocupaciones, han caído en otras nuevas. No tuvimos religión, puede decirse, puesto que nos la legaron hecha, sin dejarnos que nos la hiciera tal como se amoldara a nuestro espíritu, dejamos que nos dieran unos ideales, sin que los fabriquemos nosotros. Queremos sacudir el espíritu de autoridad, y el espíritu de autoridad lo llevamos uno dentro>>. Estas palabras son las que recogieron los resúmenes de los periódicos tras su

primera conferencia, refiriéndose, como comentamos con anterioridad, “al cacique que

todos llevamos dentro”. Con ellas vuelve a estudiar la idiosincrasia del “pueblo

español”, como la de una “masa” que va de superstición en superstición, y que no se

decide a pensar por sí misma, que no encuentra en la ciencia su medio natural ni su

salvación. Ni siquiera en la religión prendió en España la mecha revisionista y crítica de

la Reforma protestante27. La última frase, referida al “espíritu de autoridad” es, sin

duda, muy significativa de su pensamiento democrático, pensando que éste no será

posible mientras alberguemos en nuestro interior ese dogmatismo y esa fe en ideas

imperturbables, que nos privan de la “doctrina del punto de vista” orteguiana.

<<Es que no son las gentes más duras las más convencidas. Tengo observado, que los más intransigentes, los que menos admiten contradicción, son los que menos creen en

27 <<Añade más tarde, que estamos purgando el crimen de haber querido ahogar el Renacimiento cristiano en Europa>>, La Crónica Meridional, 28-VIII-1903.

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aquello que dicen. (...). Hay distintos temperamentos, y cada uno, según su temperamento, según su manera especial de ser, ve las cosas de un modo particular, y todo cabe, cuando se tiene buena voluntad>>.

Su talante liberal e individualista, propio de su generación, queda expreso en las

siguientes palabras, donde el sedimento antipatriotero se explicita claramente,

mostrándose en contra del buen tirano, del paternalismo dictatorial de los “cirujanos de

hierro”, por el que terminaron abogando algunos de sus compañeros pertenecientes al

“regeneracionismo de cátedra”, como el propio Macías Picavea:

<<Del primer tirano que tiene uno que librarse, es de sí mismo. Hay quien por no claudicar y abdicar de sus ideas de toda la vida, llega a ser un hombre lleno de mentiras. Yo amo tanto la libertad, que he querido sacudirme hasta el tirano de mi propio espíritu, sin preocuparme de ayer, sino que cada día quiero ser un hombre nuevo>>.

La salida de la crisis que vive España, está claramente imbricada, en la mente de

Unamuno, con el “crecimiento interior” de los españoles, con el cambio de mentalidad

que, como diría Costa, sólo podría derivarse de la escuela. La educación a la que se

refería antes, se perfila así, como la única salida de la devácle, como el instrumento de

la catarsis. Frente a la fe ciega de la religión y al poder nominalista de las ideologías, el

filósofo y colega del homenajeado Salmerón, propone, el positivismo científico28.

<<No hay peor cosa que asustarse de los nombres. A mí nunca me han asustado los nombres y me he metido en estas cosas, las he visto y debo decir con sinceridad, que ciertos respectos me agradan. En cuestión de fe, me parecen bien algunas cosas, pero no tengo la bastante fe como para poder creer en ellas (...) Y es que aquellas cosas que se saben por fe y no por experiencia, tiene un peligro, y es que al primer fracaso, la fe se quebranta, y viene la desesperación>>.

Esta reyerta contra el totalitarismo o despotismo de las ideas heredadas de la

tradición, como el honor, el espíritu nacional o la fe, se conjugan en su discurso con su

lucha personal y con la experiencia histórica por la que atravesó España en el “Desastre

del 98”. De este modo, Unamuno, como la mayoría de representantes de la

28 Vid. ESPIGADO TOCINO, Gloria, “La solución pedagógica del <<regeneracionismo de cátedra>> al problema de España” y HOLGADO BARROSO, Juan Antonio, “El 98 desde el Regeneracionismo educativo. La enseñanza como cuestión nacional”, en SÁNCHEZ MANTERO, Rafael (ed.), En torno al 98...Op. Cit.; pp. 117-132 y 145-154, respectivamente.

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intelectualidad noventayochista, se enfrentó abiertamente con la decisión gubernamental

de Cánovas del Castillo, de defender las colonias “hasta el último hombre y hasta la

última peseta”, y así se manifiesta en estas palabras:

<<La huelga, es una forma de guerra, y tiene todos los inconvenientes y todas las ventajas que puedan tener las guerras. Hay ocasiones, en que es, como la guerra, un mal necesario, así es que yo no me he podido explicar por qué hay gente, que cuando surgió nuestro conflicto con Estados Unidos, decían que había que ir a toda costa a la guerra, aún teniendo la derrota, y luego, cuando se encuentran con el caso de la huelga se ponen a predicar los inconvenientes de ella. ¿Usted no decía que había que ir a la guerra? ¿Cómo ahora cambia Vd. de criterio? ¿Y porqué le han de obligar o no? ¡Ay, amigo!, en aquel tiempo había algunos padres españoles que creían un mal aquella guerra, y les arrebataron sus hijos y los llevaron a ella>>.

Frente a cualquier medida revolucionaria, frente a las guerras y demás medidas

de fuerza, Unamuno propone la moderación y una evolución constante que parta de una

base firme, como el pensamiento. En cualquier caso, propone la huelga como ejemplo

de lucha reivindicativa pacífica (en conexión con los disturbios del momento y con el

auditorio que le escucha), y el “arte de la guerra”, como medida de excepción, aunque

bien conducida y edificada sobre sólidas estrategias políticas:

<<Hay una forma de huelga, que puede llamarse revolucionaria, y otra que puede llamarse de evolución. (...). Esta es la guerra, como la hacen los pueblos civilizados, ahorrando sangre y esfuerzos, francamente, sin odio ninguno al adversario, sin ánimo de molestar sino en último extremo para la ventaja propia. Se dispara a los fuertes, pero no a las casas, ni a las mujeres, ni a los niños, y así como hay dos modos de hacer las guerras, hay dos modos de hacer las huelgas>>.

A continuación expone un ejemplo histórico, de cómo en nuestro país se han

obviado los problemas de los obreros, no atendiendo a sus reivindicaciones, cerrando

los ojos por la carencia de espíritu negociador y amparándose en argumentos de

religiosa inflexibilidad. La explotación continuada de los trabajadores y la falta de

diálogo y entendimiento por parte de los patronos, han convertido a los avances de la

técnica en enemigos y en una amenaza para el proletariado (“destructores de máquinas”

o ludistas ingleses, antes de la creación de las trade unions). Este hecho ha convertido la

industria española en una de las más atrasadas de Europa, debido, fundamentalmente, a

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esa falta de adaptación a los tiempos, que Unamuno viene achacando al carácter de los

españoles y que se ha consolidado como uno de los factores de la crisis socio-

económica en que se halla sumida la nación. (No olvidemos la vinculación socialista de

Unamuno y que se está dirigiendo a las Sociedades Obreras de Resistencia como

instigadoras de huelgas)29:

<<A medida que el de abajo dice: “Quiero más”, el de arriba ha tenido que defenderse, y ha inventado una mejora, y así ha ido prosperando la industria, gracias a las exigencias de los de abajo, y no haciendo como en España se viene haciendo de meter la cabeza debajo del ala y esperar que pase la tormenta, rezando el rosario. (...) Hay como digo, unos dolores de hambre y otros de hartazgo. Lo que redima al pobre de su pobreza, redimirá al rico de su riqueza, porque es indudable que es mejor hoy ser un hombre que viva de su trabajo entre conciudadanos libres, que no un amo de esclavos en sociedad atrasada; vivir entre hombres libres, que ser un tirano entre esclavos>>.

Esta es otra muestra de su talante demócrata, socialista, pero liberal, ante todo.

Reivindica el trabajo y la política limpia, frente al autoritarismo y la explotación

económica. La viabilidad de este proyecto se halla sometida a la inversión en educación

como único medio de conseguir una sociedad más justa. Frente al ejemplo

preponderante entre los noventayochistas, de una Francia capaz de resurgir de sus

cenizas tras Sedán, Unamuno aspira a que el 98 nos permita parecernos más a los

Estados Unidos, considerado modelo de meritocracia para otros insignes políticos como

Pi y Margall, quien, antes de iniciarse la guerra, confiaba en que la emergente nación

estadounidense nos ayudaría a evitar la catástrofe.

<<... he de decir a Vd., que prefiero dejar a mis hijos, sin un cuarto, con una buena educación y con un oficio o profesión en una sociedad más serena y más adelantada que la nuestra, siquiera como en los Estados Unidos, a dejarles con una porción de miles de duros en un país semi-salvaje. Hay quien todo su esfuerzo lo pone en amasar

29 Según Octavio Ruiz Manjón, la auténtica filiación política de los intelectuales es bastante conflictiva. La militancia socialista de Unamuno comulga con la nueva moral política europea, aunque su pensamiento no fuese marxista. Aunque se considerará socialista desde finales del XIX, su adscripción al PSOE no irá más allá de 1901, aproximadamente. De todas formas, aparte de esta tradición intelectual, un líder de larga proyección como Unamuno, decía de sí mismo que era un “ovejano” que no pertenecía a ninguna ganadería (Curso de Doctorado “Políticos e intelectuales a comienzos del siglo XX en España” ofrecido en la Universidad de Almería, del 8 al 9 de mayo del 2000).

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una fortuna para sus hijos, sin reservarlo para mejorar la sociedad en que han de vivir>>.

Paz, tolerancia, educación y progreso parecen ser los lemas, los valores de la

herencia republicana de Unamuno, frente al dogmatismo y el poder tiránico del

capitalismo y sus embajadores. En cualquier caso, considera que no hay que volver a

enquistarse en los nuevos horizontes ideológicos que él plantea, sino que la ciencia sólo

se encuentra en la pugna lingüística, en la palabra, que permite avanzar al pensamiento.

Haciendo gala de los preceptos del pensamiento hegeliano, de la dialéctica marxista y

del espíritu de Modernidad que arribó con el neokantismo en los intelectuales de nuestro

país, a principios de siglo, el maestro filólogo, seguidor de Spencer, terminó su

magistral exposición advirtiendo que la absorción de las ideas sin más discusión, en la

imagen característica de una “balsa de aceite”, nunca fue buena ni provechosa para el

progreso científico; antes bien, son los torrentes y las confrontaciones discursivas las

que nos permiten conocer lo desconocido y aprender a respetarlo30.

<<Cuando haya tolerancia mutua, cuando se haga la guerra de tal manera que los adversarios no puedan menos de reconocer esa tolerancia mutua, entonces ¿cesará la lucha? No, la lucha no cesará nunca. Cambiará. Y quiera Dios que no cese la lucha, porque el día que el hombre cese de luchar, muere. Hay que luchar como ciencia, que es como luchar con amor. Dos personas se odian mientras no se conocen. Cuando penetra el uno en el espíritu del otro, se ama al prójimo; si es bueno, por serlo. Y si es malo por lástima de él>>.

6. La memoria de Unamuno en Almería

El 16 de octubre de ese mismo año de 1903, seguimos encontrando en la prensa

local, noticias y artículos referidos a la persona de este vasco universal. En la portada de

La Crónica Meridional, titulado “De una carta de Unamuno”, aparece un fragmento de

la carta que enviara a Pascual Santacruz.

En ella, demostrando una franca amistad al que, en otras ocasiones, como hemos

podido observar, le defendió de los “logófobos”, vuelve a arremeter contra los espíritus 30 Unamuno representa la confrontación simbólica entre dos tradiciones filosóficas. La del conflicto, o heraclitea, que él aconseja por ser más productiva (de categorías binarias enfrentadas: “la guerra es la madre de todas las cosas”) y la del consenso, o parmenidea (origen del estructuralismo: “la totalidad del universo es una sola cosa”).

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intolerantes, que, carentes de la menor sensibilidad y talante crítico, se dedican a

batallar en lugar de a instruirse como personas de sano juicio.

<<Yo no se si llegará el día en que asiente sus tiendas en España la santa Tolerancia y en que nos oigamos con calma y nos demos la mano aun opinando contradictoriamente y en que veamos que no las divergencias de opinión, sino las malas pasiones es lo que nos separa a unos de otros>>.

Paradójicamente, según Unamuno, en lugar de alentarse la confrontación

dialéctica, cualquier objeto de disenso en España es tomado como motivo de afrenta y

ataque personal. No obstante, su mensaje es optimista y confía en que la juventud sepa

captar el idealismo, mediante dosis de vitalidad y estrategias de agrupamiento y

sociabilidad en instituciones como el Círculo Literario, el Ateneo, etc.

<<Lo importante es buscarse los jóvenes y agruparse para prestarse mutuamente juventud, defendiéndose así del ambiente de senilidad que se respira en España. Si en la edad en que la generosidad espiritual debe ser natural redundancia de vida, no se cultiva eso y se hace provisión de idealidad para peores tiempos ¿qué puede esperarse? (...) siempre se conoce al que fue “poeta”, “poeta” de verdad a sus 25 años>>.

Una semana más tarde aparece un artículo titulado “De mi país. Libro de Miguel

de Unamuno”, sorprendente por las declaraciones que su autor hace de la obra y el

pensamiento romántico unamunianos, totalmente en confrontación con la conferencia

expresada en Almería, poco tiempo antes:

<<Unamuno piensa como Jorge Manrique, “que todo tiempo pasado fue mejor”, y se asienta en los quebrados y poéticos extramuros de la nueva Bilbao, a llorar como Bécquer, la muerte de lo tradicional y fantástico, sacrificado en aras de lo nuevo, lo industrial y progresivo (...) flagelaba desde la tribuna de unos juegos florales en su país natal el ensoberbecido y bárbaro bizkaitarrismo parricida, (...) y pinta con metáforas calientes y vigorosas la grandeza legendaria de su pueblo, su sana autonomía, su sobria y honrada gente, sus perspectivas incopiables, los tonos vivos de sus campos florecientes, la augusta poesía de una vida y una agricultura patriarcales que hoy mancha y agosta el humo de las explotaciones mineras, el fragor de los Altos Hornos, el trajinar febril de la nueva Bilbao despojada de sus rústicos y primitivos encantos y trocada en “ciudad dantesca” por el sucio y anti-estético Dios moderno de la utilidad>>.

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Escrito con un indudable espíritu nacionalista y tradicionalista31, el artículo no

parece acorde con la línea política y con las ideas expresadas en la conferencia antes

comentada. Pues, si bien era conocido el sentimiento de Unamuno respecto de la nación

y la “patria” y su crítica a los intentos separatistas del nuevo regionalismo de Sabino

Arana, sus críticas a la tradición inmóvil, dirigidas desde una postura progresista,

incluso pragmática, que busca el desarrollo industrial del país sobre la base de la

solidaridad obrera y el entendimiento con la patronal, parecen totalmente opuestas a la

imagen algo barroca y “ñoña”, que el autor nos ofrece sobre el filósofo vasco.

Por otra parte, el 31 de octubre, Pascual Santacruz vuelve a escribir dos

columnas en portada, sobre “Tolstoy y Unamuno”, en las que compara a estas dos

figuras, llegando a afirmar que

<<No hay que reirse, pues lo digo con verdadera sinceridad. Unamuno es el Tolstoy español. (...) Tolstoy y Unamuno son dos apóstoles laicos, que predican la exaltación del yo, alcanzada por la reforma interna; por el pulimento del propio espíritu. Son escultores de almas cristianas, forjadores de civilizaciones, basadas en la tolerancia, el amor y el culto a la verdadera libertad. Sus obras y novelas son trabajos de evangelización. Hacen de cada tribuna un púlpito, de esta conferencia un sermón, de cada libro un pequeño Evangelio, de cada paradoja o símil un gran instrumento pedagógico>>.

Creemos que si Unamuno leyera estas líneas del exegeta de sus escritos, tendría

que deconstruir una a una las aseveraciones vertidas sólo unos meses atrás, en Almería.

Y es que, una vez más, tendría que ser el propio Antonio Ledesma el que saliera a la

palestra en 1905, para criticar el libro de ensayo de Santacruz, titulado, En busca del

reinado de Cristo, y en el que llegó a incluir a Unamuno entre los nombres de Cristo y

León XIII32.

31 Según Octavio Ruiz, para los nacionalistas, entre 1880 y 1890 lo importante es que el estado español reconozca las distintas regiones, aunque el nacionalismo de Unamuno sea “hispanista”. Cf. RUIZ MANJÓN-CABEZA, Octavio (ed.lit.), Los intelectuales y la política: perfil público de Ortega y Gasset. Madrid: Biblioteca Nueva, 2000 32 Vid. LÓPEZ CRUCES, Antonio José, “Ledesma contra Salmerón”, Op.,Cit.; p. 81

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En conexión con el talante antidoctrinal de su pensamiento, se encuentran sus

opiniones “Sobre oratoria parlamentaria”33, en clara alusión a la falta de credibilidad del

sistema político de la Restauración. Parece destacable el hecho de que considere su

anterior labor pedagógica como un acto de predicación, un arma de lucha, a la que se

había negado en su conferencia de los Juegos Florales de Almería, para evitar que su

ideas, como en el caso de Pascual Santacruz, fuesen tomadas por “autos de fe”:

<<No; la acción y la palabra no se oponen. Lejos de oponerse, la palabra, cuando es sentida y viva, es acción; cuando no es mero vehículo de ideas sino encarnación de sentimientos. No conozco acción más activa que el Sermón de la Montaña. Lo dije en Almería y ahora lo repito aquí, y lo he de repetir mil veces más: no nos sobran buenos oradores, sino que nos faltan. No se bien a qué llama oradores “hábiles” este diario, pero lo que es de oradores buenos no está llena la historia parlamentaria de nuestro siglo XIX. Esa creo que es la gran mentira de nuestro Parlamento; el que pasen en él por grandes oradores, charlatanes insustanciales y redundantes, no ya sin enjundia de pensamiento robusto, más sin arte verdadero>>.

Finalmente, el 19 de agosto de 1905, encontramos otro artículo firmado por el

socialista Tomás Alonso, en el que se resume la conferencia de clausura pronunciada

por Unamuno en la exposición escolar organizada por el Ayuntamiento de Bilbao, “bajo

la protección del gobierno de S.M”, titulada: “Sobre el Lenguaje”.

Escogiendo como leit motiv la crítica a la vieja Gramática, (<<l último refugio

del paganismo cuando iba desapareciendo de toda la vida social, fue la escuela de

Instrucción primaria>>), el filósofo llevará a cabo una amplia disertación sobre el

sistema educativo y la manipulación nacionalista de la lengua, con la que resume el

grueso de las ideas políticas expuestas dos años atrás en Almería, y que hemos tratado

de enunciar en estas líneas, a propósito de los valores intelectuales republicanos en la

tierra y en el contexto “epocal” de D. Nicolás Salmerón.

Según Fernando García Lara34, 1905 fue el año del “Cuarto Centenario de la

Primera Parte de El Quijote” (aparecida en 1605) y lo significativo para nuestro

33 Aparecida el 6 de noviembre en La Crónica Meridional, en relación artículo publicado por Unamuno en El Globo de Madrid 34 Fernando García Lara participó en congreso “El 98: una Enseñanza Histórica”, el 25 de marzo de 1998, en la UAL, con una conferencia sobre Ángel Ganivet.

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Para citar este trabajo se recomienda el siguiente formato:

Rodríguez López, Sofía, "Luchar como ciencia. Claves de la visita de Unamuno a Almería en 1903", en Congreso Nicolás Salmerón y Alonso. A propósito del centenario de la Unión Republicana de 1903. Almería [Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería], 2003, páginas 270-287 Edición Electrónica. Disponible desde Internet en: <http://www.historiadeltiempopresente.com/Aportaciones/Textos/AT25.pdf> [con acceso el (fecha)].

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conocimiento de la personalidad de Unamuno es que, frente a la conmemoración de la

efeméride llevada a cabo en aquellos días, el filósofo promueve una campaña con el

lema “¡Muera El Quijote!”, como representante del liberalismo frente a las

connotaciones políticas de la obra, muestra de la decadencia española. Así, encontramos

protestatarios radicales frente a cervantinos, que solamente se pondrían de acuerdo en

que la obra era tema de relevancia nacional. Unamuno reivindica, de este modo, la

recuperación del Quijote y Sancho, sin necesidad de Cervantes, como símbolos del

hispanismo basados en una pieza de convicción dentro de la noción de España.

Como se advirtió entre los comentaristas almerienses durante su presencia en los

Juegos Florales de 1903, Unamuno se mostrará obsesionado por la rutinización de las

ideas, a los que opone la necesidad de espíritu creador, emprendedor, que aprehenda de

la experiencia y esté dispuesto a construir la nación-patria a través del lenguaje.

Rechazará así el regionalismo vasco y su monopolio del euskera, frente a la

nacionalización de la lengua española, con la que habría de construirse el nuevo estado

tras la devácle del 98.

Critica además a los fustigadores del arte, reivindicando la caracteriología

quijotesca de los españoles, porque, según nos indicaba Francisco Laporta, en “El otro

98”35, Unamuno representó el sector crítico de la cultura del sistema restauracionista,

opuesto a la guerra yankee y valedor de “un Parlamento en el que entrara un Quijote que

echase abajo a cuantos allí manotean” (los monigotes del Retablo de Maese Pedro).

Por todo ello, podemos destacar en su pensamiento una ideología y política

intelectual netamente españolista, que deja bien patente en estas palabras:

<<Hay que ser noblemente desvergonzados y que todos hablemos dejando de ser un pueblo mudo. Esta condición de pueblo mudo ha hecho que mientras en otras naciones se cantaban las hazañas de Don Quijote, se refugiaba aquí el verdadero espíritu de aquella alma excelsa>>.

35 Conferencia ofrecida en la Universidad de Almería, el 30 de abril de 1998, con motivo de la celebración del citado congreso. Véase también, sobre los aspectos quijotescos y nacionalistas de Unamuno, STORM, Eric, “El nacionalismo español de los intelectuales”, Op.,Cit.