Mi vida, historia de salvación

¿Quién soy yo?¿Por qué estoy aquí?¿Por qué me creó Dios ?

“Señor tú eres nuestro Padre, nosotros somos el barro y tú el alfarero.Y todos somos obra de tus manos”.Isaías 64:8

Siguiendo nuestro itinerario de formación, estos días nos adentramos en nuestra historia de vida, donde nos invitaban a ver cómo cada una de nosotras somos criaturas de Dios.

Prestar atención a los acontecimientos que hemos ido viviendo. Porque en cada acontecimiento, está el paso de Dios.

Fuimos ahondando en la importancia que debemos darle a nuestro cuerpo, nuestras relaciones afectivas con Dios y con los demás.

Al releer cada una de las etapas de nuestra vida pudimos encontrar en cada una de ellas a un Dios Padre-Madre misericordioso.

Invitadas a acoger en nuestras vidas el pasado como una historia de salvación, eso nos impulsa a hacer un proceso de transformación, cambiando la mirada y abriéndonos a lo nuevo que el Espíritu va suscitando en cada historia.

Explorando nuestro territorio interior

Avanzando en nuestro territorio interior, en nuestro ser más profundo, constatamos que cada persona humana es vasija agrietada, tenemos siempre la posibilidad de sacar lo bueno que hay en nosotras.

El sueño de Dios para nuestra vida coincide con nuestro sueño más profundo: “Ser felices”. Esto se manifiesta en nuestra capacidad de ser libres, de amar y de ser amadas.

El gozo está en saber mezclar en nuestra vida el bienestar, la alegría, con el dolor y la adversidad.

Gozar también es saber sacar lo positivo de nuestras heridas, que detrás de ellas está el “regalo”.

Es importante caer en la cuenta de lo que impide nuestro crecimiento personal.

No quedarnos encerradas en nuestras creencias irracionales.

Vivir sin objetivos concretos es no saber qué es lo que queremos en la vida.

No podemos vivir solo del ayer, hemos de hacer memoria de él para poder construir un futuro diferente.

Aprender del pasado significa liberarnos, elegir la actitud con la que queremos vivir.

La conquista de la libertad es la gran meta.

Lo único que tenemos que hacer es ser nosotras mismas, con identidad propia.

TRABAJO EN GRUPOS

Compartiendo el almuerzo

En ese espacio dimos las gracias a los dos religiosos: Consuelo, Hna. de Santo Ángel y Bonifacio, misionero Claretiano, por acompañarnos en esta semana.

Nos alegramos de la integración de Catherine Nekui al curso.

Agradecemos la oración y los mensajes que recibimos denuestras hermanas de las distintas comunidades;

nos fortalecen y animan.