Mi cuento... las limitaciones no son una forma de fracaso

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LAS LIMITACIONES NO SON UNA FORMA DE FRACASO, SON FORMAS DE SUPERACIÓN Todo empezó en un lugar muy lejano, un lugar donde reinaba la felicidad y el amor en este lugar era como si fuera un sueño. Un día en una pequeña cabaña alejada del centro de la comarca una familia muy humilde, tuvo gemelos pero uno de ellos nació sin las dos extremidades inferiores, sus padres se culpaban el uno al otro maldiciendo su mala suerte. Frank el padre de los niños era un chofer de carrosa en una de las casas mas distinguidas de la comarca, y Leticia era una mujer dedicada a su hogar las veinticuatro horas del día. Pasaron los años y los niños fueron creciendo pero nunca lo dejaron ver de las personas de la comarca pues pensaron que los podrían señalar por hacer tratos con el diablo. Un día que Frank salió de su casa para el trabajo se despidió de Leticia pero no fue una despedida como la que le daba todos los días, fue una despedida como si ya no se volvieran a ver. Frank pensaba y se preguntaba -¿Por qué Leticia se despidió así? Durante todo el día tubo la cabeza en los últimos momentos que vio en la mañana a su esposa y a sus hijos. Cuando llego a su hogar nuevamente encontró solo a Roque su hijo al que le faltaban las extremidades inferiores Frank pregunto: ¿Dónde esta tu mamá? ¿Dónde esta tu hermano? Roque estallo en llanto, él le dijo a su papá:

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LAS LIMITACIONES NO SON UNA FORMA DE FRACASO, SON FORMAS DE SUPERACIÓN

Todo empezó en un lugar muy lejano, un lugar donde reinaba la felicidad y el amor en este lugar era como si fuera un sueño.

Un día en una pequeña cabaña alejada del centro de la comarca una familia muy humilde, tuvo gemelos pero uno de ellos nació sin las dos extremidades inferiores, sus padres se culpaban el uno al otro maldiciendo su mala suerte. Frank el padre de los niños era un chofer de carrosa en una de las casas mas distinguidas de la comarca, y Leticia era una mujer dedicada a su hogar las veinticuatro horas del día.

Pasaron los años y los niños fueron creciendo pero nunca lo dejaron ver de las personas de la comarca pues pensaron que los podrían señalar por hacer tratos con el diablo. Un día que Frank salió de su casa para el trabajo se despidió de Leticia pero no fue una despedida como la que le daba todos los días, fue una despedida como si ya no se volvieran a ver. Frank pensaba y se preguntaba -¿Por qué Leticia se despidió así? Durante todo el día tubo la cabeza en los últimos momentos que vio en la mañana a su esposa y a sus hijos.

Cuando llego a su hogar nuevamente encontró solo a Roque su hijo al que le faltaban las extremidades inferiores Frank pregunto:

¿Dónde esta tu mamá?

¿Dónde esta tu hermano?

Roque estallo en llanto, él le dijo a su papá:

Mamá me dijo que ya no podía resistir más esta cargar, que nos dejaba a los dos pero que se llevaba a Guillermo para así recordarnos.

Frank no lo podía creer su mujer la otra mitad de él lo había dejado solo con su pequeño hijo que no podía caminar y que no podía valerse por si solo.

Pasaron 15 años mas, su pequeño hijo ya tenia 20 años recordó a su mujer y a su otro hijo; no sabia si todavía vivían y como estarían, una mañana de lunes Roque que siempre escuchaba el canto de los pájaros en su cuarto le pido a su padre salir, quería mirar que había fuera de su casa que era lo que pasaba alrededor de él, Frank respondió de forma alterada.

¿Estás loco?

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Tú sabes que no te pueden ver, que nos van a señalar y las personas murmuraran ellos perdieron una apuesta con el diablo.

Roque empezó a llorar y le gritaba a su padre

Yo no pedí venir a este mundo, yo solo quiero tratar de llevar una vida un poco más fácil y mirar que me estoy perdiendo por ser un discapacitado.

El padre mirando a Roque y pensando en darle la oportunidad de que saliera al mundo exterior decidió llevar una silla y una cobija afuera de la puerta de la calle, Roque miraba pero no entendía que hacia su padre, cuando volvió a entrar a la casa después de dejar las cosas afuera se dirigió a Roque y le dijo.

Hijo pon tus brazos alrededor de mi cuello.

Roque lo miro fijamente a los ojos su corazón quería salir de la emoción tan grande que sentía pero no se la quería demostrar a su papá se dirigió a su padre con una pregunta que él ya sabia la respuesta.

¿Adonde me lleva?

Ya no quiero salir.

Su padre lo alzó en sus brazos y lo saco a la calle lo sentó en la silla y lo tapo con la cobija, le dijo.

Cuando tenga frio y cuando se canse me llama yo estaré tejiendo los bolsos para poder salir a venderlos y no morirnos de hambre.

Entro a la casa y Roque quedo solo en la calle miraba los arboles, miraba las aves que solo le describía su padre pues su canto le parecía muy bonito, cerraba los ojos y sentía la brisa que le acariciaba la cara, miraba el sol miraba las nubes y buscaba formas.

Empezó a pedirle a su padre que lo sacara todos los días y que lo dejara afuera mientras él hacia los bolsos y demás artesanías para salir a vender, cuando regresaba Frank de vender las artesanías y comprar algo para la comida Roque pedía que lo entraran para poderle hablar con su papá y contarle lo maravilloso que fue su día.

Pasaron los días en entradas y salidas de Roque de la puerta de su casa, un día mientras contemplaba un roble le dijo a su padre:

Quiero que si te sobra algo de dinero me traigas cuatro ruedas.

Frank lo miro le pregunto.

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¿Ahora que loca idea se te ocurrió?

Roque sonrió y se lo repitió

Cuando te sobre algo de dinero cómprame cuatro ruedas.

Al día siguiente cuando lo recogió de la puerta de su casa le dijo que buscara dentro de su bolsillo derecho del saco, cuando Roque saco lo que traía su padre sus lagrimas empezaron a caer por su cara, las cuatro ruedas que le había pedido el día anterior su padre ya se las había comprado.

Al día siguiente cuando estaba afuera en la puerta nuevamente llamo a su padre a gritos.

Papá, papá…

Frank llego corriendo pues pensó que su hijo se había caído, cuando lo vio sentado en la silla le grito

Me asustaste… pensé lo peor que te habías caído

¿Qué quieres?

Roque le dijo

Quiero que me hagas un favor quiero que me cortes un pedazo de ese árbol

Frank le pregunto

¿Para que?

¿Ya no tienes cuatro ruedas?

Roque seguía mirando el roble fijamente, no lo perdía de vista su mente se quedo perdida en el no existía nada mas.

Frank le dijo

Mijo vamos ya para dentro.

En la mente de Frank rondaba una serie de preguntas

¿Qué quiere hacer?

¿Ahora un pedazo de roble?

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Entrada la noche Frank se puso un saco, sus botas y busco su hacha, se dirigió al roble y empezó a talarlo. En las horas de la madrugada ya tenia el roble en el piso, y estaba sacando un pedazo de este para dárselo a su hijo.

A la mañana siguiente cuando Frank saco a Roque a su silla, él se percato que ya no estaba el árbol y que un pedazo de madera estaba junto a la silla, abrazo a su papá y empezó a llorar agradeciéndoselo de todo corazón.

Pasaron así diez años mas Frank ya era una persona de edad y Roque que había construido una patineta con las cuatro ruedas y el pedazo de roble que le había pedido a su papá, ya era muy hábil para moverse solo en la casa ya no necesitaba que su padre lo sacara a la puerta para poder tomar el sol, ver los arboles mecerse de un lado para el otro, ya podía colaborarle mucho a su papá tejiendo y haciendo sus artesanías pero su mayor reto era ir a la comarca y poder traer un poco de alimento y algo de medicina para su papá.

Roque se puso a pensar como decirle a su padre ¿voy a la comarca? Si desde que era pequeño le prohibieron ir o si tan siquiera pensar en acercarse a ella, pero su padre ya casi no podía moverse, su cuerpo ya pesaba y muy pocas veces salía a la comarca, después de mucho pensarlo decidió comentarle a su padre su idea, Roque le dijo

Padre voy a ir a vender las artesanías que hacemos para poder sostenernos

Frank con un gesto de desagrado le dijo

No, no quiero que salgas de acá ni mucho menos que las personas te vean.

Roque le hizo ver que dentro de poco ya no tendrían mas alimentos para subsistir, su padre accedió para ver como le iba el primer día igual él no le duraría toda la vida y que en algún momento tendría que enfrentarse a la vida.

Su primer día en la comarca las personas fueron muy amables con él le compraron casi toda la mercancía y pudo hacer las compras que le hacían falta en su casa, su padre se sintió orgulloso de él y comprendió que con un poco de ayuda y con perseverancia, las grandes dificultades que se ven a simple vista son pequeños retos que las personas con alguna limitación tienen que superar para así poder salir adelante en su vida.