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(Foto de Berenice Kolko) DE' MEXICO exICO' social, la conquista lingüística no fué 'ú- bita, sino lenta y progre iva. Má auó, así como hay todavía en México gran cantidad de grupos indígenas que no han adoptado ino muy parcial y acce oria- mente la cultura occidental europea, a í AUTO aMA v OLU M'E N X e NUMER a 2 MEXICO, OCTUBRE DE 1955 E J EMP LAR $ 1.00 MEXICANOS AL LOS . ti qué 1/0 será en esas no¡.icias? ... Por Antonio ALATORRE mo tiempo que la penetración de la cul- tura, la religión y las institucione euro- peas en el mundo indígena. Lo mismo que la conquista espiritual o que la conquista SUMARIO: La feria de los días e Caminos de Utopía, por Claudia Esteva Fabregat e Virginia en Acolman, un poema de Ernesto Mejía Sánchez e La rama, por Max Aub e Dorotea O la historia de un amor imaginado, por Sergio Fernández e El escritor y su tiempo: Rafael F. Mmioz, por Mario Puga e El Muse!.> de Tlaquepaque, por Ramón Mendoza Montes e Aries Plásticas, por Jorge Juan Crfspo de la Serna e Lupe Serrano, por Manuel Michel e El compositor Guillermo Noriegl/;, por Raquel Tibol e El Cine, por ,J. M. García Ascot Libros, por Carlos Villegas,; José de la Colina, Albertq Boni- faz y José Pascual Buxó Pretextos, de Andres e Ilustraciones de Vicente Rojo, Miguel Prieto, Hnos. Mayo, José Verde y Berenice :Kolko. UNIVERSIDAD LA PARTE* POR PUBLICADA EL IDIOM.A DE PRIMERA * El presente artículo corresponde, con algu- nos retoques y dos o tres supresiones, a la pri- mera de las con ferencias que sobre este tema' pronunció en el mes de agosto, Antonio Alato- rre, invitado por la direCéión de Difusión Cul- tural de la niversidad Nacional Autónoma de México. L A historia de la lengua española en México se inicia en el momen- to de la conquista y prosigue pa- ralelamente a 'los largos año.,? de la colonización y del mestizaje. Los dos procesos están relacionados. La historia de Méxíco en el siglo XVI (comenzando con los relatos de los conquistadores: Hernán Cortés y Bernal Díaz) es una historia de la penetración de la vieja Es- paña en la Nueva España, de la absorción de México' por los europeos. Es una his- toria dramática: e! derrumbe súbito de la monarquía de Moctezuma en Tenochti- tlán, y de los señoríos indígenas, más o menos autónomos y más o menos bien constituídos, de! resto del país, y la im- plantación del régimen politico y e! apa- rato adi'llinistrativo españoles. Sin no todas las antiguas ins- tituciones de los indios desaparecieron en este choque; no todas las viejas formas de vida fueron arrasadas, ni hubiera sido posible. Los indios conquistados siguie- ron conservando, sobre todo en la parte central de México, incluso en la capital, al <Tunas de sus instituci011es de gobierno y de sus bases económicas y sociales. Son muchos los historiadores que han estudiado los diversos aspectos de la con- quista y la colonia: en S;1 libro sobre la conquista esplfltual de Me- xico, se ocupa de esa misma gradual y po- derosa invasión española en el aspecto re- ligioso: la sustitución cías por la nueva fe cnstlana, sustltuClOn no perfecta, como ha hecho ver Julio, Ji- ménez Rueda, puesto que sabemos como existe un curioso mestizaje religioso, más o menos intenso según las regiones en el pueblo mexicano de hoy. Silvio Zavala se ha fijado sobre todo en la transforma- ción social del virreinato, y Franc;ois Che- valier, al estudiar en un libró reciente la formación de los latifundios mexicanos, examina la implantación de los sistemas económicos europeos en el México colo- nial, sobre todo en lo que se refiere a la explotación agrícola. Contamos en una palabra, con exce- lentes estudios acerca de la conquista de la Nueva España en' el sentido más es- tricto (la conquista material y política) y acerca de la conquista econó- mica social. Pero no tenemos aun un veL dade:'o estudio acerca de la conquista lin- güística. Este estudio .que nos. falta ría seguir más o menos las mismas 11l1eas que los otros, porque la penetración de la nueva lengua se fué realizando al mis-

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(Foto de Berenice Kolko)

DE' MEXICO

• •exICO'

social, la conquista lingüística no fué 'ú­bita, sino lenta y progre iva. Má auó,así como hay todavía en México grancantidad de grupos indígenas que no hanadoptado ino muy parcial y acce oria­mente la cultura occidental europea, a í

AUTO aMA

v O L U M'E N X e N U M E R a 2

MEXICO, OCTUBRE DE 1955

E J E M P LAR $ 1.00

MEXICANOSAL

LOS

. ti qué 1/0 será en esas no¡.icias? ...

Por Antonio ALATORRE

mo tiempo que la penetración de la cul­tura, la religión y las institucione euro­peas en el mundo indígena. Lo mismo quela conquista espiritual o que la conquista

SUMARIO: La feria de los días e Caminos de Utopía, por Claudia Esteva Fabregat eVirginia en Acolman, un poema de Ernesto Mejía Sánchez e La rama, por Max Aub eDorotea O la historia de un amor imaginado, por Sergio Fernández e El escritor y sutiempo: Rafael F. Mmioz, por Mario Puga e El Muse!.> de Tlaquepaque, por RamónMendoza Montes e Aries Plásticas, por Jorge Juan Crfspo de la Serna e Lupe Serrano,por Manuel Michel e El compositor Guillermo Noriegl/;, por Raquel Tibol e El Cine,por ,J. M. García Ascot • Libros, por Carlos Villegas,; José de la Colina, Albertq Boni­faz y José Pascual Buxó • Pretextos, de Andres Hene~trosa e Ilustraciones de VicenteRojo, Miguel Prieto, Hnos. Mayo, José Verde y Berenice :Kolko.

UNIVERSIDADLA

PARTE*

PORPUBLICADA

EL IDIOM.A DEPRIMERA

* El presente artículo corresponde, con algu­nos retoques y dos o tres supresiones, a la pri­mera de las conferencias que sobre este tema'pronunció en el mes de agosto, Antonio Alato­rre, invitado por la direCéión de Difusión Cul­tural de la niversidad Nacional Autónoma deMéxico.

LA historia de la lengua españolaen México se inicia en el momen­to de la conquista y prosigue pa­ralelamente a 'los largos año.,? de

la colonización y del mestizaje. Los dosprocesos están relacionados. La historiade Méxíco en el siglo XVI (comenzandocon los relatos de los conquistadores:Hernán Cortés y Bernal Díaz) es unahistoria de la penetración de la vieja Es­paña en la Nueva España, de la absorciónde México' por los europeos. Es una his­toria dramática: e! derrumbe súbito de lamonarquía de Moctezuma en Tenochti­tlán, y de los señoríos indígenas, más omenos autónomos y más o menos bienconstituídos, de! resto del país, y la im­plantación del régimen politico y e! apa­rato adi'llinistrativo españoles.

Sin en~bargo, no todas las antiguas ins­tituciones de los indios desaparecieron eneste choque; no todas las viejas formasde vida fueron arrasadas, ni hubiera sidoposible. Los indios conquistados siguie­ron conservando, sobre todo en la partecentral de México, incluso en la capital,al <Tunas de sus instituci011es de gobiernoy de sus bases económicas y sociales.

Son muchos los historiadores que hanestudiado los diversos aspectos de la con­quista y la colonia: ~obert .~icard, en S;1

libro sobre la conquista esplfltual de Me­xico, se ocupa de esa misma gradual y po­derosa invasión española en el aspecto re­ligioso: la sustitución ~e ~as viejas:cre~~1­cías por la nueva fe cnstlana, sustltuClOnno perfecta, como ha hecho ver Julio, Ji­ménez Rueda, puesto que sabemos comoexiste un curioso mestizaje religioso, máso menos intenso según las regiones en elpueblo mexicano de hoy. Silvio Zavala seha fijado sobre todo en la transforma­ción social del virreinato, y Franc;ois Che­valier, al estudiar en un libró reciente laformación de los latifundios mexicanos,examina la implantación de los sistemaseconómicos europeos en el México colo­nial, sobre todo en lo que se refiere a laexplotación agrícola.

Contamos en una palabra, con exce­lentes estudios acerca de la conquista dela Nueva España en' el sentido más es­tricto (la conquista material y política)y acerca de la conquista religio~a, econó­mica social. Pero no tenemos aun un veLdade:'o estudio acerca de la conquista lin­güística. Este estudio .que nos. falta ~ebe­ría seguir más o menos las mismas 11l1easque los otros, porque la penetración dela nueva lengua se fué realizando al mis-

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también esas mismas comunidades siguenhablando las lenguas prehispánicas, sinhaber tomado del castellano más que unascuantas voces, las más indispensables,para designar objetos nuevos a que sehan acostumbrado. Así, pues, la conquistalingüística no ha terminado aún. Inclusose discute si conviene llevarla a término.

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

huac se convirtió en Cuernavaca, Huifzi­lopochc~ en Chu~ubu.sco, y huitzináhuacy hua·zolotl en ?lZnaga y guajolote. Se­guram~nte 1.0 mIsmo ocurrió, en la anti­g~a Hlspal11a, con una palabra como cu­'/1.1culus: .sa~emos que es transcripción delnombre mdlgena del conejo, pero la for­ma cuniculus no es ciertamente ibéricasino latina. '

•Otras veces no se conservó la palabranahuatl. Los.aztecas llamaban pícietl altabaco y acalh a las canoas; sin embargopara esos objetos predominaron las pala~bras que los españoles traían ya de lastierras americanas -que primero habíancolonizado: tabaco y canoa son voces deorigen antillano. Por cierto que en ei si­glo XVI todavía no triunfaba definitiva­mente la palabra tabaco; el simpático doc­tor Juan de Cárdenas, en sus Proble'masy secretos maravillosos publicados en Mé­xico en 1591,10 llama de las dos maneras:tabaco, y piciete.

En .cuanto a la influencia del sustrato' indígena sobre la pronunciación y en=tonació~, del español que hablamos, no seha: preCIsado rigurosamente, pero es fá­dI señalarla. Pedro Henríquez Ureña serefiere a unos diez o doce Estados de laRepública cuando observa: "En el hablapopular del centro de México domina la

. entonación indígena: unas mismas sonlas. curvas melódicas con que se habla elespañol y el náhuatl, con su curiosa ca­dencia final. Estas curvas se modificana. medida que se asciende en la escala dela cultura de tipo europeo: al llegar a losgrupos de mayor cultura, la entonaciónes ya muy diversa de la popular; conser­va, aun así, el aire mexicano." Los indiosde Xochimi1co dejaron de hablar náhuatlhace relativamente poco tiempo, y el cas­tellano que hablan tiene una entonación,una música especial que todos están deacuerdo en atribuir a los hábitos de en­tonación de su antigua lengua, por ejem­plo esa curiosa cadencia final observadapor Hlenríquez Ureña. Por cierto quedond.e más claramente se siente en la Re­pública la influencia de un su'strato pre­hispánico sobre la entonación y pronun­ciación del castellano es tal. vez Yucatán.Aquí, a diferencia de lo que ocurre en elcentro, la masa de la población habla co­rriell'tem,ente la lengua maya, llena deconsonantes fuertemente oclusivas y ex­plosivas. Los yucatecos no dicen cabayo,sino kkabbayo, y en general el españolque hablan está muy mayizado.

Pero hay un aspecto en que no existeeste"p~ralelo, un punto importante en ques~ dIstingue. la historia del latín en Hispa­ma, de la hIstoria del español, en Méxicoy en toda Hispanoamérica. Durante si­glos, la Península ibérica quedó separadad~ I~~ demás provincias o antiguas pro­vmclas romanas de habla latina' se vióabando~lada a sí misma, y por lo' tanto ellatín fué corroinpi~ndose y alterándosecon. basta¡;¡te raI;>idez, hasta que, tras unos

.cuantos centenares de años, la lengua quehablaba el pueblo estaba completamentealejada de la lengua que constaba en loslibros y que sólo conocía la gente muye?ucada, la clase de los clérigos. EstosSIglos fueron, pues, extraordinariamente

-decisivos para la formación del castella~o(Pasa a la pág, 11)

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"REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO"

Toda correspondencia debe dirigirse a:

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Miguel Prieto.

Secretario de redacción:

Emmanuel Carballo.

UNIVERSIDAD NACIONALDE MEXICO

Coordinador:

H enrique González Casanova.

dad que el castellano siguió siendo, bási­camente, una lengua romance.

Creo que fué el romanista Max Leo­pold Wagner el primero que sugirió elparalelo entre la romanización y la his­panización, entre la conquista linguísticade España por los romanos y la conquis­ta lingüística de América por los españo­les. Esta. idea ha sido muy fecunda, por­que gracIas a ella se han podido aplicarfácilmente, al estudio histórico del espa­ñol en América, muchas de las técnicaselaboradas o perfeccionadas por los filó­logos romanistas.. Volvamos a México. El paralelo, en sus

Imeas generales, es muy notable. Consi­deremos la zona más importante, la delantiguo Imperio azteca. Al entrar en con­tacto las dos lenguas, el náhuatl y el cas­tellano, se produjo una serie de fenóme­nos de gran interés, y que conocemos con:elativa exactitud. Desde luego, los espa­noles conservaron las designaciones indí­genas p~ra gr.an número de objetos, plan­tas y al11males sobre todo, y mantuvierontambién, 'como los romanos después de laconquista de Hispania, los nombres delos lugares. Pero, al adoptar estas pala­bras del náhuatl, las acomodaron a sushábitos de pronunciación. Así, Cuauhná-

Director:

Jaime García Terrés.

REVISTA UNIVERSIDAD DE MEXICO

Secretarió General:

Doctor Efrén C. del Pozó

Rector:

Doctor N abar Carrillo Flores.

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*La historia de la lengua en España

constituye un paralelo notable, además deser un precedente para el historiador dela lengua en los países hispanoamerica­nos. También en España hubo una con­quista militar y una colonización perma­nente que impuso a la población primitivatoda una serie de instituciOI).es, de costum­bres, de formas de vida. También en Es­paña hubo un mestizaje. También en Es­paña sufrió cambios importantes la len­gua de los conquistadores, el latín, porinflujo de las primitivas lenguas de losconquistados. Unas cuantas décadas des­pués de la conquista de Hispania, quienesvivían en Roma observaban ya ciertas ca­racterísticas curiosas de pronunciación ode entonación en el latín hablado por loshispanos; éstos, además, mantuvieronmuchas palabras pre-romanas para desig­nar objetos que no tenían un nombre apro­piado en latín. Los italianos no conocíanel conejo; por eso, la palabra cuniculusno es más que la adaptación latina deuna palabra indígena de España. Las pe­culiaridades españolas de la flora y de lafauna, además de varios otros objetos,conservaron, pues, más o menos adapta­do al latín, el nombre que tenían en laslenguas primitivas. Y fijémonos en lapronunciación. Todos sabemos a qué sedebe que en castellano se diga hijo, hu­mo, hacer, hembra, con h al comienzo, yno con la f que esas palabras tenían en la­tín y tienen todavía en francés y en ita­liano, y hasta en catalán y gallego-portu­gués. Esa peculiaridad del castellano sedebe a que en la lengua ibero-vasca noexistía el sonido f, y los habitantes pri­mitivos de esa parte de la Península, alaprender latín, lo sustituyeron por un so­nido aproximado: la h aspirada; así,cuando intentaban decir filius, lo que enen realidad decían era hilius. Estos ejem­plos corresponden a un fenómeno lingüís­tico muy general que se llama sustrato.Después de una conquista cultural y lin­güística, la lengua de los sometidos que­da un poco enterrada, subyacente, perono muerta; sigue ejerciendo, con mayoro menor fuerza, un influjo muy variadosobre la lengua dominadora.

El fenómeno inverso es el del su'per­estrato. Esta palabra designa a una len­gua que penetra invasoramente en otrodominio lingüístico, pero que en defini­tiva no triunfa sobre la lengua aborigen;la importancia del superestrato varía mu­cho según la firmeza de esa lengua abori­gen. El superestrato está ejemplificadoen España por el árabe. Durante siglosconvivieron los rrloros y los cristianos, ysobre la sociedad cristiana ejerció un in­flujo enorme la brillante cultura de los·musulmanes. Este influjo cultural se ma­nifestó, entre otras cosas, en una incon­tenible invasión de términos árabes queJueron injertándose progresivamente enla lengua de los españoles, aunque es Ver-

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UNIVERSIDAD DE MEXICO

EL:;'I DIO M A DE LOS MEXICANOS

Aires y de La Habana, de Lima y de Me­xico..

Sigamos con el paralelo entre la his­toria iipgüística de México y la de Espa­ña. Me he referido al superestrato áraqeen el "habla de la Península. Rafael La­pesa, ~n sU Historia de la lengua espmío­la, consagra un ameno opítulo al estudiode los"arabismos introducidos en el cas­tel!ano. Los reinos árabes del Sur de laPenín'sula tuvieron una cultura refinaday briÜante; sus adelantos materiales, suingeniería, -sus ciencias, sus comodidades,no podían compararse con la situación enque s¿" hallaban los reinos cristianos delNorte~; Ji'desigualdad era enorme. Cuandolos e§papoles comenzaron a construi robras ~'de 'riego, cuando comenzaron a es­tudia(;~f~s. 'ciencias físicas y matemáticasy a ílH~¡onarse al lujo y a las comodida­des, '~doptaron tina enorme cantidad depalabra;'- ·árabes. La cultura material de

los moros pasó a los cristianos, y con ellala terminología árabe.

De los países de habla española, es Mé­xico uno de los que están en contacto másdirecto con los Estados Unidos. Tambiérren este caso és impresionante la desigual·dad entre los dos países por lo que erefiere a la cultura material: industria, co­mercio, ingeniería, productos de lujo, pu­blicidad. La penetración de las nuevas téc­nicas y de los nuevos adelantos es incon­tenible. Y con ellos penetra también grannúmero de palabras inglesas, que los me­xicanos adaptamos más o menos fielmen­te a los usos de la lengua española. E tainvasión lingüistica se va convi rtiendocada vez más en un problema de 'uper­estrato. Los arabismo acabaron por serun elemento tan importante en el caste­llano, que es ése tino de los rasgos qLJemás 10 distinguen de otras lenguas roman_ces, el francés y el italiano por ejemplo.Podemos preauntarnos si la introducciónde los ang1ici~mos en México y en otrospaíses hispanoamericanos, no acabará por

*

... la influencia de un. sustrato pl'ehispánico ..

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(Viene de la pág. 2)Y de las demás lenguas romances; cadaregión tomó su propio camino, e inclusodentro del territorio de cada antigua prQ­vincia llegó a haber diferencias notables.

Pues bien, nosotros no hemos conocidoesa separación. Nosotros estamos en con­tacto cOn el resto del mundo de habla es­pañola; por lo tanto, el núcleo fundamen­tal de nuestro idioma, las característicasbásicas de nu.estra pronunciación, nuestroinstinto lingüístico, todo esto es y siguesiendo español. Cualesquiera que sean lasmodalidades más o. menos típicas de 'Mé­xico que aquí he mencionado o que lJlcn­ciónaré en adelante, son modalidades se­cundarias, que no afectan a ese núcleo, aesa base principal. Hablar acerca del idio­ma .de los mexicanos exigiría, estrícta­mente, tratar del desarrollo de todo el es­pañ~l, de todos sus aspectos, entre nos­citros. -Pero si así lo hiciera, ofrecería uncuadro que es, quizá en un 90%, el mis­1')10 en todo el mundo de habla española.Es preferible dejar a un lado los fenó­menos generales, a condicióri de no per­der de vista su existencia.

El hecho de la comunidad hispánica seve,. por ejemplo, en la identidad de losfenómenos lingüísticos de las hablas ru­ra~es. La mayor parte de la población his_panoamericana vive en el campo. Su ha­bla es conservadora y arcaizante, y llenade vulgarismos. Pero arcaísmos y vulga- ,rismos (deci r truje en vez de traje, mes­¡nO-en vez de mismo, pacencia en vez depaciencia, !taiga en vez de haya), todasestas cosas y un número infinito de otrasmás existeil por igual en España, en laArgentina, en Bolivia o en Guatemala.Vocabulario, pronunciación, morfologíay sintaxis han evolucionado par~lelamen­

te (me refiero a sus líneas generalés) entodas las zonas hispanohablantes. Así,pues, vaya dar por sobreentendidos esoshechos. En cuatro siglos y medio, diga­mos del año 300 al año 750 de nuestra era,se derrumbó la unidad del latín en el an­tiguo Imperio romano; pero en los últi­mos cuatro siglos y medio de nuestra his­toria no se ha arruinado la comunidad delidioma 'castellano en el antiguo Imperioespañol: sigue firme en sus bases prin­cipales.

Manuel Altolagüirre cuenta cómo laprimera frase que oyó en Veracruz, re­cién desembarcado, fúé 'ésta: "Aguzado,joven, le van a volar-él veliz", en la cual10 único' que entendió fué la palabra jo­ven. Abundan las anétdotas y chistes se­mejantes, pero el hedho es que nos se­guimcJsentendiendo .perfectamente espa­ñol.es; argentinos y.i-néXicanos; La len­glla evoluciona, porqué.no hay nada capazqe impedirlo, pero ev()juciona, en muchoscasos! de manera pareja.. Aden-íás, hay_.enMéxico, C0l110 en los demás países de ha­bla ~sIh.lñola, un sentido lingüístico espe­(~al que nos indica.lo .que es _regional ylo que es general en IAuestra lengua. Cuan­do hablamos con un re~ién Ilég~do de Co­lombia o del U rUg<~áy, cuando escribi­mos'algo para el púb:Iito, evitáIños instin­tivarriente los giros regionales' y tratamosde: acercarnos al idéal del esiJañéiil gene­ral, .en el cual, como dijo Amado Alonso,coinciden las personas cultas de Buenos

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Pero el probIema de los anglicismos esmucho más general, y merece que nosaeuvemos de él con mayor detenimiento.Es interesante compararlo con el proble­ma de los galicismos, tan grave hace unasdécadas, y ahora casi inexistente. Va nose escriben libros para denunciar y vítu­pera'r los galicismos, pero hace unos trein_ta o. cuarenta años se contaban por doce­nas.' En nuestros días parece ya un asuntoconcluído ; la marea ha bajado. En Mé­xico, e! triunfo de los galicismos corres­pomle a la época del Porfiriato. Pero no

UNIVER~mAD DE Mro(ICO

... ww- Inúsica especial ...

mán, y cuya lenguá, como es natur-al, ~s­

hiPa mucho más saturada de aJ;abismosque la de León y Casti!la. Aquí y ahora,quienes desempeñan e! papel de los moz­árabes son, por supuesto, los muchísi­mos mexicanos que viven en Los Angeles,en Texas y en todo el Sur de los Esta­dos Unipos; casi siempre siguen hablandoespañol, pero, aislados a menudo en terri­torio de habla inglesa, rodeados de cos­tumbres di ferentes, su lengua tiende aimp.regnarse de anglicismos.

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{'S un fenómeno exclusivo de México, nimucho menos. Los galicismos entraronpor :igual en todo el mundo de habla es­pañ,)la. Y es posib!e que en España y enla Argentina hayan sido más abundantes..Se oyen aün, y se ven por escrito, cons­trucciones que son calcos de la sintaxisfrancesa, por ejemplo tarea a ,realizar enjugar de "tarea que hay que realizar", ()bien fue entonces que lo descubrí, en vezde "entonces fué cuando lo descubrí", perocreo' que;esto es más frecuente en BuenosAires que en México. Sería interesantehacer una especie de balance final de losgalicismos en los países de habla española,estudiando lo que significaron, los aspec­tos de la vida en que fueron más abun­qantes y los que subsisten en nuestrosdías, ya incorporados a la lengua general.

En 1938 escri~í~ Pedro Henríquez Ure­ña: "La inflQtnfi¡,¡:' del francés y del in­glés en el leilgjͪdfCpopular de México esmuy eséasa: sáio2n.ueden atribuírsele unascuantás·'·palabr·as¡ muy pocas, qu~ ·'i~::'.han

filtradó' qesdé el 'lenguaje de las' ~IJse5cultaslhista el pueblo." Es decir, p~rá,,!el

~1 : -.

proceso lingüístico románico, sino un mo­do de pensar árabe. Un ejemplo que dadon América es la palabra fijo de algo O

hidalgo, designación de! hombre bien na­cido y dueño de bienes de fortuna. N Ohay en las lenguas romances, fuera de 1:;¡Península, una palabra semejante: es queel español pensaba en la palabra árabecorrespondiente, ibn-a~-joms. Pues bien': 'no es una novedad decir que esto mismbcomienza a ocurrir en México. No sólopenetran las palabras inglesas junto coillos objetos a qué corresponden, sino cp:etambién hav un comienzo de "americani­zación" en ~l modo de ver y sentir la vida.

Luego me referiré a esto, Pero anteS,para acabar de exponer el paralelo d~historias lingüísticas que he venido esbo­zando, quiero recordar la existencia delos mozárabes en la Edad Media española.Mozárabes eran los cristianos de hablaromance que vivían en territorio musul-

f '..,.. _,....:1

,••. otro medio de difust'Ónde anglicismos ...

, .. en la' ¡er.ga de los deportes abundan los ejelll,plos . ..

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constItUIr también un rasgo de diferen­ciación entre nuestra lengua y la lenguade España. Y hasta podemos dar un nuevopaso y enfocar de manera más dramáticae! paralelo. América Castro, en su revo­lucionario y revelador libro España ensu historia, hace ver cómo la influenciadel árábe no se limita a las pa~abras co­mo albéitar o alcaidé; simples adaptacio­'nes de las voces árabes correspondientes,sino que se extiende a un modo de 'pen­sar, a un hábito psicológico. Según Amé­rica Castro, la actitud general ante la vi­.da, el modo de vivir o vividura, estabasaturada de arabismo, y muchas obras li­terarias de la Edad Media, como el Libro

'de buen amor, reflejan en gran parte unconcepto árabe de las cos,as, aunque esténescritas en castellano. A veces, los espa­lioles así arabizados formaban una pa'a­bra castellana tras la cual no había un

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UNIVERSIDAD DE MEXlCO

gran maestro de Hispanoamérjca, hacemenos de veinte años, la influencia delfrancés y la del inglés estaban en la mis­ma situación: una y otra eran escasas;110 había en el espar:ol de México nad;)dio-no de natal' a ese respecto. Si vivieraHenríquez Ureña, e sorprendería sin du­da al saber que ahora el pueblo dice cosascomo lavane la feis, o tener poncho Hay,pues, diferencias notables entre los gali­cismos y 'los anglicismos.

Primera diferencia: la época de su in­troducción. Los galicismos penetraron so­bre todo antes de la primera gue/ra. Haya'gunos anglicismos del siglo XIX, llega­dos, por cierto, no de los Estados Unidos,sino más bien de Inglaterra, como líder.mitin, chtb, esnob, esnobis¡no, reporteroy 're portaje, stoch, trust, rosbif, etc. ; perola mayoría de ellos pertenecen :l épocamuy reciente, y se han tomado del inglésde los Estados Unidos.

Segunda diferencia: la extensión so­cial. Muchos galicismos no trascendieronde las clases cultas y afrancesadas; losque pasaron a la lengua común, como cli­ché, pastiche o croqueta, penetraron p¡'i­mero en las clases cultas, a través de unconocimiento directo de la realidad fran­cesa. o a través de la literatura. Los :lI1gli­cismas, en gran número de casos (nosiempre), están penetrando por 1.111 ca­mino inverso: de abajo para arriba.

Tercera diferencia: los anglicismostienen que sufrir una transformación másradical. Las palabras francesas, despuésde todo, no son tan difíciles de pronun­ciar, y muchas de ellas (digamos, porejemplo, canapé o com·ité) pasaron casiintactas al español. Pero la s palabras in­glesas tienen una fisonomía mucho másextraña, y no pueden persistir muchotiempo en su forma original. Cuando en­traron en México los automóvi'es, pare­ció quizá un poco confuso seguir eml;iean­do la palabra cochera, y se adoptó el :111­glicismo gamge (palabra que el ingléshabía tomado del francés). Pero la segun­da g de garage no es consonante española. . . . el calificativo "paclll!co" ...

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Entonces comenzaron las vacilaciones.Algunos se decidieron simplemente porpronunciar la palabra tal como se escribey dijeron garaje; otros trataron de imi­tar la palabra tal como la oían, y e en­cuentran por lo menos estas tres solucio­nes: garásh, garach y garay; finalmente,otros, los más educados (o los más pe­dantes) dicen garage a la inglesa.

Hay que insistir en el hecho de que mu­chísimos de los anglicismo no son exclu­sivo de México, );Ji siquiera de los paísesde habla española, sino de todo el mundooccidental; la palabra cock-tail, por ejem­p'O, se conoce no sólo en Méxic o en laArgentina, sino en Francia, en Italia, enAlemania, y no sé i hasta en Rusia. Sinembargo, son más abundantes en los paí­ses hispanoamericanos, a causa del influjocomercial, industrial y ele otras especiesque tienen en ellos lo E tados Unidos.Donde este influjo e más fuerte (Vene­zuela, Cuba y México, y ademá , por ra­zones obvias, la isla de 1 uerto Rico), losanglicismos "on más frecuentes y varia­dos.

.. y el "t-intanesco" ...

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... no penetran a partir de las clases altas . ..

Hace unos cinco años apareció un Dic­cionario de anglicismos, por el abogadopanameño Ricardo J. Alfara. Es, hastaahora, la única obra más o menos comple­ta que hay sobre el particular, pero distamucho ele ser perfecta, porque el enfoquedel autor es muy estrecho. Parece que hapartido sólo de dos observaciones: pri­mera, las cosas horribles, mitad inglés ymitad español, que dicen los estibadores ycargadores panameños en la zona bilin­Güe del Canal, y segunda, los errores quecometen ciertos traductores del inglés, es­cribiendo por ejemplo "la importanciaactual de una cosa" en lugar de "la im­portancia real" o "verdadera", o bien "Yaes hora de realizar esto o aquello" en vezele "Ya es hora ele que nos eJemos cuenta".Hace falta una obra escrita con criteriolingüístico, que clasifique los anglicismos,que anote la fecha ele su introducción,que señale exactamente su, di fusión geo­gráfica. su grado de vitalidad. la clase olas clases sociales que fas emplean ..

En México, a causa de su posición geo­o-ráfica, se presentan, a propósito de losb "anglicismos, problemas mas grave?,y masespeciales. Pensemos en la poblaclOn. me­xicana que vive en los Estados Umdos,

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esa población que ~ntes he comparadocon los núcleos mozarabes; pensemos enlos jóvenes mexicanos que estudian en loscolegios y universidades de lo~, Estad~sUnidos. Los centros de poblaClon mexI­cana los estudiantes que se americanizan,ciert~s hombres de negocios, a veces lossimple visitantes que residen algún tiem­po al otro lado del Bravo, etc., d,C., en­tran más o menos en la categona quellamamos, despectivamente, "pochismo".El "pocho", en su form.a más cruda, es elmexicano que se deja seducir por la Ame­rican way of life y para quienes las cosasmexicanas son siempre despreciables y lasnorteamericanas siempre inigualables. Pe­ro hay muchos grados. A algunos lesbastan ur.os cuantos meses de residenciaen los Estados Unidos para que, de vuel­ta en México, afecten haber olvidado elespañol; otros, en cambio, por muchosaños que lleven de vivir allá, siguen in­munes. Al grado de resistencia psicoló­gica suele corresponder el grado de resis­tencia: lingüística. Entre los dos extremashay toda una esca'a de "apochamiento".

El caso más grave, porque lleva a ver­daderas monstruosidades, es el de ciertosgrupos fronterizos que han creado unaespecie de dialecto o lengua criolla en quese funde-n elementos del inglés y del es­pañol. No sé en que lado de la fronterase 'desarrolló la siguiente escena. E12 rea­lidad, lo mismo da que haya sido Laredoo uevo Laredo. Un individuo despiertaal vecindario dando gritos; va a bafiarse,y se encuentra con que alguien se llevó laleña del calentador; recuerda entonces queen la noche oyó cómo su perrita ladrabay corría de un lado a otro. Sus gritos sonmás o·menos éstos: ¿Juasu '71'wra con ladoga anoche'! Run pallá run pacá pa na­sií:r Sámbari vino y se llevó la leña delboiler.

~ Este, como digo, es el caso extremo.Ahora bien, precisamente en el caso ex­tre\TIO se colocan los "pachucos", quizá demanera voluntaria y consciente. El pa­chuco se ha creado una lengua a base delhabla pocha; éste es su punto de partida,pero él exagera sus características; paradecirlo brevemente, el pachuco es el es­perpento del pocho. Lo que lo delata des­de luego, antes de que se ponga a hablar,es su manera de vestir. El pachuco, enrealidad, el pachuco en toda su pureza,es ahora un tipo desaparecido; fué un fe­nómeno pasajero; lo exagerado mismo ylo virulento de sus características acaba­ron con él. Al sociólogo y al psicólogo lescorresponde explicar el fenómeno. Pero elhabla pachuca o "apachucada" sigue sien­do un problema actual. El pachuco es elque dice, tal vez adl-ede, que va a CO;11­

prar groserías en la marqueta, y que parahacerlo parquea en algún lucrar el carro

. b'Y que tlene un relativo que renta aparta-mentos fornidos. .

He di.cho antes que muchos anglicis­mos, a diferencia de ~os galicismos, no pe­netran a partir de las clases altas sino alrevés, ,de abajo a arriba; y no penetrana traves de la literatura, sino a través dela lengua viva. En el caso de los pachu­cos, ha habido en México lo que pudié­ramos llamar un agente tran misar deextraordinaria importancia desde el pun­to de vista lingüístico: Tin Tan, uno delos cómicos predilectos del pueblo mexi­cano. En Jos comienzos de su carrera so­bre todo, ~us ch¡stc~ e~taban hechos a

base de pachuquismos. Tin- Tan estuvo'-encierto contacto con los verdaderos pachu­cos y tuvo la feliz ocurrencia de explotarlas posibilidades cómicas del tipo en loque se refiere a la indumentaria, a la psi­cología y sobre todo al modo de hablar.Es significativo que ahora el calificativo"pachuco" esté cediendo su lugar al cali­ficativo "tintanesco". Teatro, cine, radio,televisión: en todo ha estado Tin Tan. Enuna u otra forma, gran parte de la pobla­ción de México ha tenido oportunidad dcescucharlo. Los niños y los jóvenes son,por supuesto, los más maleables y los másdispuestos a aceptar influencias. Primerodirán, por chiste, un "tintanismo"; luego10 dirán todos los muchachos de un ba­rrio o de una escuela, y la palabrita, unavez desgastada la intención chistosa, que­dará incorporada con toda naturalidad ala lengua ordinaria. Es todavía muy tem­prano para comprobar la verificación deestas o pareéidas etapas. Sin embargo, al­go es posible ver ya ahora. En la sala declase, un muchacho le da un codazo aotro: "Cuidado, el maestro te está gua­chando", o dice que el "profe" lo ha ca­chado haciendo una travesura, o que nole ha dado cha'nce en el examen. Guachares todavía raro; chance se oye ya en todaspartes, y cacha,r más aún,' porque es pa­labra más arraigada, que entró antes deTin Tan. '

La tarea del lingüista, como puede ver­se, es muy .delicada. Hace falta muchaatención para fijar la fecha de introduc­ción y el grado de generalización del an­glicismo. La palabra troci" formada sobretruck, es de la misma especie que basque­ta, formada sobre basket; sin embargo,basqueta sólo se oye en boca de algunosverdaderos pochos, y en cambio traca(camión de carga) es general desde haceveinticinco años por lo menos. En las{¡-ases de pochos que he citado están laspalabras rarro y boiler, que también sedicen en México desde hace mucho: sonanteriores a todo pochismo y a todo tin­tanismo. Como tantos otros términos dela" mecánica, se adoptaron quizá en el mo­mento en que comenzaron a importarse losobjetos correspondientes.

En este caso están muchas palabras r p ­

lacionadas con el automovilismo, con lamaquinaria en general y con la maouina­ria agrícola. la maquinaria y la técnicacinematográfica (cuyo léxico es totalmen­te inglés). etc. En 10 que se refiere al V0­

cabulario del automóvil, se adaptó todo loposible del léxico de la mecánica que ~'a

existía en español, como muelles, pedal.cilindro. cigiieñal, pero lo que no, se dejóen inglés más o mcnos españolizado, co­mo cloch, cárter, bushing, etc. Todo estoes fenómeno general, no exclusivo de Mé­xico. Las soluciones suelen ser distintas:aquí Eamamos cOl1:l'ertible . .,doptando untérmino inglés. al automóvil que en Es­paña llaman desca/Jotable, adaptación deun término francés. Lo mismo hay quedecir de la importación de medicinas depatente, de artículos de tocador, de ropa,ctc.

Relacionado con lo anterior, he aquí(ltro medio de difusión de anglicismos.En un barniz de uñas se dice, entre otrast'<celencias del producto, que es muy fá­cil de remover. La propaganda está tra­duci.da del inglés, y el verbo remove,"quItar". se ha traducido sin más por re­mover. En este caso está también ciertainvitación que dice: "Llene usted la apli-

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caci?n~~junta y envíela a tal y tal lugar."A phcacwn es, por supuesto, application"solicitud" o "petición". Los traductore~r~o suele~ ser muy escrupulosos. En unltbr~ reCIente, tra~ucido del inglés per unmexIcano ~ publtca?o n~da menos quepor la ReVista de Ftlologta, Espaiiola deMadrid, he encontrado, entre otras ~u­chas perlas, las siguientes: asertar (toas,sert) , por "afirmar" o "declarar'" lis­;fr una s~;ie de. ~e.chos (fo list),' por

enumerar ; el cnttC1Smo (the críticism)por "la crítica"; un paisaje disfrutabi~(enjoyable), por "grato" o "placentero'"el papel que iuega una cosa (the role jip,zays) , etc. Es lo que sucede, en mayorescala, con las noticias intemacionalesque las agencias de Jos Estados Unidosmandan en inglés, y que los periódicos deBuenos Aires, de Lima o de México ha­cen traducir rápidamente a unos infelicesmal pagados. Si hasta en libros traducidosdel inglés con más calma se deslizan insi­diosamente los anglicismos, ¿ c¡ué :10 seráen esas noticias? Quienes velan celosa­mente (y a veces ridículamente por lapureza del idioma de Cervantes y bus­can los atentados cometidos contra él notienen más que recorrer las página~ dela prensa diaria: la pesca es abundante ysegura.

La mejor señal para apreciar el arraigode un anglicismo es el hecho de que seponga .a procrear derivados. La palabraextranJera que se adopta es como unamatita que se trasplanta; en cuanto lamata echa retoños, el jardinero puede es­tar tranquilo. Es lo que sucede en Méxicopor ejemplo, con la palabra lunch. S~dice comúnmente lonch, pero muchos danun paso más en la hispanización Y. dicenlanche, porque el español, como otraslenguas romances, no admite ciertas con­sonantes en final de palabra (así, los bra­sileños dicen pique-nique en .vez de pic­nic, y los italianos llamaban Shemelingaal boxeador Schmeling). Pero lonch olanche produce hojas y ramas. Se crea unverbo, lonchar, que a veces es neutro,como en la frase "Ya es hora de lanchar",y a veces es activo, como cuando se pre­gunta: "¿ Qué cosa lanchaste hoy?" Ellugar donde se venden lanches es una lon­chería., y la caja en que el obrero lleva sulonch a la fábrica es una lonchera.

En la jerga de los deportes abundanlos ejemplos. En el futbol de México sellama gol, adaptación de goal, no sólo alarco o meta, sino también al tanto que unpartido se anota a su favor; a veces sellama también gol al goal-keeper, aunquesu nombre más frecuente es "portero".Sobre gol, en el sentido de punto anota­do, se han formado ya varias palabras: elverbo golear, como en esta frase: "ElAtlas goleó implacablemente al Zacate­pec"; el aumentativo y el diminutivo: ungol logrado en condiciones difíciles y glo­riosas es un golazo, y el anotado sin nin­gún esfuerzo es un triste golecito,. Hora­cio Cazarín es (o era) un gran goleador,y un equipo fuerte le pone a otro menosfuerte una tremenda goliza o una goleadade miedo.

. El vocabulario deportivo constituye unaJerga, un lenguaje profesional pero ennuestros calamitosos tiempos, e's una 'jer­ga sumamente divulgada. Como en el casode la jerga automovilística, ya comienzana usarse sus términos en otras esferas amanera de metáforas que pronto deja:án

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UNIVERSIDAD bE MÉXICO

. .. que tiene sangre indígena -" mm habla en espaiío/.

Eres los Estados unidos,cres el futuro invasorele b América ingenua que tiene sangre

indígena,que aún reza a .resucristo y aun habla

cn español.

Pues bien, no falta quien crea que estaespecie de profecía poética ya se '~stá CUI11­

pliendo cn México, 10 cual. evidentemen­te, es exageraclo. Pero ¿ qué pasará el díade n,aíiana? En algún luga l' dice Chest\"r­ton que nunca han faltado en la l1U 111an i··dad los profdas, los que dicen "va a suce­der esto y aquello", y que la historia uni­v..:rs:¡] podría interpretarse como ',111 jue­go de ni';'jos, el juego' de "desmentir' alp;-ofetl". Es mis fácil ser profeta ver­(':lCic-ro e:~ ¡;c~líti('a que ·en Lingüística, yya es c.l::ho decir. Amado Alonso sabía aqué ate;lerse cuando opínaba que el idealdel espñol g('I1('ral se mantendría firme­mcnte dl!l'~nte lllucho tiempo. Pero to­das las sorpresas son posibles. Dejcmos,mejor, quc el futuro se en('~)'_>lle de ciarla rCS!1l1es~:l.

los pochos; traducen el verbo fo park ydicen aparcar.

Hay, por supuesto, muchas fuerzas ac­tivas en México en contra de la america­nización; poniéndonos en el terreno es­trictamente lingüístico, cabe afirmar quela masa de la población, sobre todo la po­blación rural y la clase media, es conser­vadora y se adhiere a stf pasado. Pero esimposible saber de qué manera funciona­rá el juego sutil de contrapesos lingüís­ticos. En resumidas cuentas, no sabemossi la carga de anglicismos hará que al finse inclinen peligrosamente !as balanzas.

En un artículo próximo, de '~nfoque

muy distinto, trataré de asomarme a cier­tos aspectos del idioma de los mexicanos,aspectos mucho más vitales, en que el pro­blema de los anglicismos no intervienepara nada. El problema existe, desde lue­go, pero no creo que tenga la magnitudque algunos le atribuyen. Todos recorda­mos aquellos versos del poema "A Roos­('velt" de Rubén Daría:

... huit::;ináhuac: /Ji::;n.aga ...

... canoa, va::; antillana.

de serlo. En México, sobre todo entre )agente joven, se usa el giro i·y a ochenta,que viene del automovilismo; y en el calóse dice del que hace ciertas cosas anor­male que cacha y picha, o bien que pichaco·n. la zurda. El estudio de las jergas de­portivas está lleno de cosas interesantes,sobre todo para los lingüístas que al mis­mo tiempo practican algún deporte. (Re­cientemente, un filólogo norteamericanoha estudiado la terminología de! beisbolen México, y un filólogo suizo el vocabu­lario del futbol y del basquetbol en Es­paña.) Se pueden hacer campa racione.muy curiosas. ¿ Por qué unos países di­cen baslutbol y otros traducen y dicenbaloncesto? ¿ Por qué en España dicenfútbol o fúrbol, y en México decimos fut­ból, y casi en ninguna parte ha prosperadola traducción balO'l'npié? La fortuna de laspalabras es siempre imprevisible. He men­cionado, entre las palabras pochas, el ver­bo pal'qufar. Para esta operación ;lOsotrosdecimos estacionar el automóvil yen cam­bio en España, en la tradicionalista Es­paña, para gran sorpresa y escándalo mío,me encontré con que hacen lo mismo que

... hua.t-ó/ot/: {Juaj%te.