Metrica y Recursos Estilisticos

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LAS SíLABAS CONTADAS. NOCIONES DE MÉTRICA La métrica es la parte del análisis literario que se ocupa de la medida de los versos. Medir versos es señalar las sílabas que los componen indicando posibles peculiaridades rítmicas, licencias métricas y, determinando, en fin, el módulo o esquema métrico al que pertenecen. El verso Uno de los elementos esenciales de la poesía es el ritmo. El verso es la unida rítmica menor característica de la poesía. A través de los versos, el ritmo del poema se consigue mediante la reiteración o la simetría del número de sílabas, la rima, el acento; o bien mediante cierto número de repeticiones (paralelismos, anáforas, etc.), característicos de la poesía en versículos o en verso libre. El acento El acento es la base esencial del ritmo y la musicalidad del verso. En castellano, el acento de intensidad consiste en destacar una sílaba (tónica) frente a las restantes (átonas) de una palabra. Según la posición de la última sílaba acentuada, los versos se clasifican en: - Verso agudo: la última sílaba acentuada es la última del verso. Alegre estoy, vive Dios; mas oye un punto sutil ¿no pusiste allí un candil? ¿Cómo me parecen dos? (Baltasar del Alcázar. Cena jocosa.) - Verso llano: la última sílaba acentuada es penúltima del verso. Hermosita, hermosita, la de las manos de plata, más te quiere tu marido que el Rey de las Alpujarras. (Miguel de Cervantes. La gitanilla.) - Verso esdrújulo: la última sílaba acentuada es la antepenúltima del verso. Siempre fuisteis enigtico y epigramático y ático y gramático y simlico y aunque os escucho fletico sabed que a mí lo hiperlico no me resulta simtico. (Pedro Muñoz Seca. La venganza de don Mendo.)

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LAS SíLABAS CONTADAS. NOCIONES DE MÉTRICA

La métrica es la parte del análisis literario que se ocupa de la medida de los versos. Medir versos es señalar las sílabas que los componen indicando posibles peculiaridades rítmicas, licencias métricas y, determinando, en fin, el módulo o esquema métrico al que pertenecen.

El verso

Uno de los elementos esenciales de la poesía es el ritmo. El verso es la unida rítmica menor característica de la poesía.

A través de los versos, el ritmo del poema se consigue mediante la reiteración o la simetría del número de sílabas, la rima, el acento; o bien mediante cierto número de repeticiones (paralelismos, anáforas, etc.), característicos de la poesía en versículos o en verso libre.

El acento

El acento es la base esencial del ritmo y la musicalidad del verso. En castellano, el acento de intensidad consiste en destacar una sílaba (tónica) frente a las restantes (átonas) de una palabra.

Según la posición de la última sílaba acentuada, los versos se clasifican en:

- Verso agudo: la última sílaba acentuada es la última del verso.

Alegre estoy, vive Dios; mas oye un punto sutil ¿no pusiste allí un candil? ¿Cómo me parecen dos?

(Baltasar del Alcázar. Cena jocosa.)

- Verso llano: la última sílaba acentuada es penúltima del verso.

Hermosita, hermosita, la de las manos de plata, más te quiere tu marido que el Rey de las Alpujarras.

(Miguel de Cervantes. La gitanilla.)

- Verso esdrújulo: la última sílaba acentuada es la antepenúltima del verso.

Siempre fuisteis enigmático y epigramático y ático y gramático y simbólico y aunque os escucho flemático sabed que a mí lo hiperbólico no me resulta simpático.

(Pedro Muñoz Seca. La venganza de don Mendo.)

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La disposición de los acentos en el seno del verso era la base de la antigua poesía latina, construida a partir de los llamados pies: unión de dos o más sílabas con una especial distribución de los acentos. Aunque en latín los acentos eran de cantidad (con sílabas largas y breves) y no de intensidad (con sílabas tónicas y átonas), su equivalencia en castellano se recoge en cinco tipos de pies. Dos de ellos parecen esenciales:

- El yambo, formado por dos sílabas, átona + tónica, da lugar al ritmo yámbico o ritmo par: (o ó)

Amor, en fin, que todo diga y cante, amor que cante y deje sorprendida a la serpiente de ojos de diamante que está enroscada al árbol de la vida.

(Rubén Darío. Divagación. Prosas profanas.)

- El troqueo, con sílabas tónica + átona, da lugar al ritmo impar o trocaico. (ó o)

Por el llano, por el viento, jaca negra, luna grande.

(Federico García Lorca. Canción del jinete. Canciones.)

Pies de tres sílabas son el dáctilo (tónica, átona, átona)= (ó o o), el anfíbraco (átona, tónica, átona)= (o ó o) y el anapesto (átona, átona, tónica)= (o o ó).

El Modernismo, como movimiento literario que supuso un radical cambio formal y expresivo de la poesía a finales del siglo XIX, dio especial relevancia a estas unidades rítmicas.

La rima

La rima es la total o parcial repetición de sonidos entre dos o más versos a partir de la última sílaba acentuada de cada uno. La rima puede ser consonante o asonante.

La rima consonante, también llamada total o perfecta, es la repetición de todos los sonidos -sean vocálicos o consonánticos- a partir de la última vocal acentuada. Así sucede entre los versos primero y tercero (-ores),- segundo y cuarto (-anta) del siguiente ejemplo:

El poniente me invade con sus flores de oro, mientras, largo y lento, canta ruiseñor de todos mis amores ahogándose casi en mi garganta.

(Juan Ramón Jiménez. Crepúsculo. Olvidanzas.)

Sin embargo, en la rima asonante, parcial o incompleta, la repetición afecta sólo a los sonidos vocálicos. Es lo que encontramos en los versos segundo y cuarto de este ejemplo:

¡Qué hermoso es ver el día coronado de fuego levantarse. Ya su beso de lumbre brillar las olas y encenderse el aire.

(Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas.)

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Advertencias sobre la rima asonante:

1. Cuando aparece un diptongo al final del verso, la vocal cerrada o débil no cuenta a efectos de la rima asonante. Así viento puede rimar con peso; odio con moro, etc. Esto es lo que sucede en el ejemplo anteriormente visto: -a-e rima con ai-e.

2. Si los versos acaban en palabra esdrújula, la rima se apoya en la última vocal tónica y en la vocal final, prescindiéndose de la vocal intermedia. Así, cántico puede rimar con paso o con caso o con trago, etc.; póstumo, con moro o con lodo, etc.

La medida de los versos

Para efectuar el cómputo silábico hemos de tener en cuenta cinco aspectos:

1. La posición del último acento

Si la última palabra del verso es aguda, hay que contar una sílaba más; si termina en palabra esdrújula, hay que restar una sílaba; si acaba en palabra grave o llana, se cuentan las sílabas reales que hay.

2. La presencia o no de sinalefa

La sinalefa consiste en unir el final vocálico de una palabra con la vocal inicial de la siguiente, contándolos como una sola sílaba métrica.

Cercado_un francés quedó; pero,_escapando ligero el caballo_el caballero de los prusianos salvó. De_estos el corcel huyó con tanto_ardor y constancia que_un francés con arrogancia, después que paso_el rastrillo, desde su propio castillo, libre gritó: «!Viva Francia!»

7+1 (verso agudo) 8 8 7+1 (verso agudo) 7+1 (verso agudo) 8 8 8 8 8

(Ramón de Campoamor. Caballos y caballeros. Doloras.)

Los restantes aspectos están relacionados con las licencias métricas o excepciones en el cómputo normal de las sílabas.- hiato, diéresis y sinéresis.

3. El hiato

Es el fenómeno contrario a la sinalefa: se deja de unir la vocal final de una palabra con la vocal inicial de la siguiente. Suele darse hiato porque el acento afecta a una de las dos vocales separadas. Así ocurre en el primer verso del siguente ejemplo, donde la sílaba tónica de la segunda palabra (hombre) impide la sinalefa.

Todo / hombre tiene dos batallas que pelear: en sueños lucha con Dios; y despierto, con el mar.

7+1 (por ser agudo) 7+1 7+1 7+1

(Antonio Machado. Proverbios y cantares. Campos de Castilla.)

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4. La diéresis

Consiste en la destrucción de un diptongo en sus dos vocales, contadas como sílabas distintas. Suele aparecer en la escritura, marcada con dos puntos encima de la vocal cerrada, la llamada crema o diéresis: ï, ü.

¡Que descansada vida la del que huye del mundanal ruïdo, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!

7 11 7

11 7

(Fray Luis de León. Vida retirada.)

5. La sinéresis

Se da con menor frecuencia; consiste en medir como una sola sílaba métrica, en un falso diptongo, dos vocales distintas que, en el interior de una palabra, habría que contar separadamente. Así sucede en el verso primero, donde para igualar las nueve sílabas de los restantes versos, el autor cuenta poe-ta en lugar de poeta:

Los poetas saben muchas cosas, piedras raras, extrañas flores. Y en mi jardín no hay más que rosas, rosas blancas y de colores.

9 9 9 9

(Gerardo Diego. Iniciales.)

Clasificación de los versos por el número de sílabas

1. Versos simples: tienen de dos a once sílabas. Se subdividen en:

A) Versos de arte menor. Son los que tienen, como máximo, ocho sílabas. Se les denomina, según el número de éstas: bisílabos (de dos sílabas); trisílabos (de tres); tetrasílabos (de cuatro); pentasílabos (de cinco); hexasílabos (de seis); heptasílabos (de siete); octosítabos (de ocho).

B) Versos de arte mayor son los de nueve a once sílabas. Los de nueve, se denominan eneasílabos; decasílabos, si tienen diez; endecasílabos, se llama a los de once.

2. Versos compuestos son aquellos que tienen más de doce sílabas. Están formados por la unión de dos versos simples -o hemistiquios- y separados rítmicamente por una pausa interior o cesura. Se les denomina dodecasílabos (a los de doce sílabas), tridecasílabos (con trece), tetradecasílabos o alejandrinos a los de catorce (muy utilizados durante los siglos XII y XIX y, más tarde, en el Modernismo).

Para la medida de los versos compuestos se ha de tener en cuenta que:

- La cesura o pausa interna impide la formación de sinalefa.

- La cesura es equivalente al final de verso. Por ello, se sumará una sílaba si la última palabra anterior a la cesura es aguda, o se restará una, si esa palabra es esdrújula.

- En fin, el cómputo de cada verso simple o hemistiquio se realiza como si fuesen dos versos aislados.

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El siguiente fragmento es de versos dodecasílabos, con dos hemistiquios de 6+6 sílabas. El primer hemistiquio del verso cuarto y del verso último acaban en palabra esdrújula; por consiguiente, antes de la cesura (//) se computa una sílaba menos (7-1).

Ninguno vacila. // Siguen adelante: ¡oh los héroes fieros // de faz aniñada! Van siguiendo el vuelo // de un águila errante que es- el- cla-ro- sim-bo-lo // de- la- pa-tria a-mada. A París presienten // en la lejanía tras de los incendios // que el cielo enrojecen: iy al beso delfuego // de la muerte fría con- un- ges-to im-pa-vi-do // sus- pe-chos -o-fre-cen!

(José del Río Sainz. La guardia prusiana.)

Para fijar el esquema métrico daremos letras a los versos que riman (mayúscula si son de arte mayor; minúscula si son de arte menor) y marcaremos con guiones los versos sueltos o carentes de rima.

La estrofa

Un verso carece de sentido si no va unido a otros. Esa unidad superior, formada por la unión de dos o más versos que comparten rima o algún elemento rítmico -igual o similar número de sílabas; disposición del acento, etc.-, es la estrofa.

Estrofa de dos versos

Pareado. Está formado por dos versos, de arte mayor o de arte menor, con rima por lo general consonante: a a; o bien: A A.

Pueden darse pareados tanto en combinación de dos versos de arte menor como dos de arte mayor o uno de arte mayor y otro de arte menor. En composiciones festivas como las aleluyas se reúnen varios pareados.

El chocolate -parece cuento no lo inventaron en un convento. Unos lo achacan a los Aztecas, disputan otros si Chucumecas. Hay sus dos credos con sus dos papas. ¡Si fué en Tabasco! ¡Si fue en Chiapas!

A B A B A B

(Ramón del Valle-Inclán. Claves líricas.)

Estrofas de tres versos

Soleá -en plural, soleares-. Son tres versos de arte menor que riman el primero y el tercero en rima asonante, y el segundo queda suelto: a - a.

Tu calle ya no es tu calle, que es una calle cualquiera camino de cualquier parte. ¡Pobrecito del que espera, que entre el ayer y el mañana

a - a a -

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se va muriendo la pena! a

(Manuel Machado. Soleares. Cante hondo.)

Tercerilla. La forman tres versos octosílabos, con rima en igual disposición que en la soleá, pero consonante:

Tengo lo que no tenía: hambre de morder yo solo la luz de la compañía.

a - a

(Cesar González Ruano. Fragmentos. Poesía.)

Terceto. Es la unión de tres versos de arte mayor con rima variada. El terceto encadenado es uno de los más frecuentes: A B A, B C B C, D C D, E D...

Apenas, Fabio, lo que dices creo, y leyendo tu carta cada día más me confunde cuanto más la leo. ¿Piensas que esto que llaman poesía cuyos primores se encarecen tanto, es cosa de juguete o fruslería

¿o que pueda adquirirse el numen santo Del Dios de Dejo , a modo de escalada, o por combinación o por encanto? Si en las escuelas no aprendiste nada, si en poder de aquel dómine pedante tu banda siempre fue la desgraciada; ¿por qué seguir procuras adelante? Un arado, una azada, un escardillo, para quien eres tú, fuera bastante

A B A B C B C D C D E D E F E

(Leandro Fernández de Moratín. Lección poética.)

Estrofas de cuatro versos

Cuarteta. Está formada por cuatro versos que riman el primero con el tercero, y el segundo con el cuarto (el verso par con el par; el impar con el impar: la rima es alterna): a b a b

Luz del alma, luz divina, faro, antorcha, estrella, sol Un hombre a tientas camina; lleva a la espalda un farol.

a b a b

(Antonio Machado. Proverbios y cantares. Campos de Castilla.)

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Cuarteta asonantada o tirana. Es una variante de la anterior; sólo riman los versos segundo y cuarto en asonante: - a - a.

Yo quisiera ser el aire que toda entera te abraza,- yo quisiera ser la sangre que corre por tus entrañas.

- a - a

(Manuel Machado. El querer. Cante hondo.)

Redondilla. Estrofa de cuatro versos que riman el primero con el cuarto, y el segundo con el tercero (rima abrazada): a b b a.

En el siguiente texto aparecen tres redondillas de distinta rima (a b b a, c d d c, e f f e):

Bárbaro eres y atrevido: cumplió su palabra el cielo; y así, para él mismo apelo, soberbio y desvanecido.

a b b a

Y aunque sepas ya quién eres, y desengañado estés, y aunque en un lugar te ves donde a todos te prefieres,

c d d c

mira bien lo que te advierto, que seas humilde y blando, porque quizá estás soñando, aunque ves que estás despierto.

e f f e

(Pedro Calderón de la Barca. La vida es sueño.)

Seguidilla. La constituyen versos heptasílabos y pentasílabos con la distribución: 7- 5a -7- 5a.

-Estrellitas del cielo son mis quereres, ¿dónde hallaré a mi amante que vive y muere? -Está muerta en el agua, niña de nieve, cubierta de nostalgias y de claveles.

-¡Ay! caballero errante de los cipreses una noche de luna mi alma te ofrece.

7 5a 7 5a 7 5a 7 5a 7 5a 7 5a

(Federico García Lorca. Balada de un día de julio. Libro de poemas.)

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Una variante de la anterior es la seguidilla con bordón (de tres versos más: 5b -7- 5b) o seguidilla compuesta: 7- 5a -7- 5a- 5b -7- 5b

Cada vez que me halaga tu voz süave, el alma va al oído para escucharte y allí gozosa, de tu vista olvidada mil dichas logra.

7

5a 7

5a

5b 7

5b

(Alberto Lista. Seguidillas.)

Cuarteto. Está formado por cuatro versos de arte mayor que riman el primero con el cuarto, y el segundo con el tercero (primero, con el último; y los dos de en medio entre sí: rima abrazada): A B B A.

El siguiente poema está compuesto en cuartetos:

ISABEL LA CATÓLICA

Los hilos de plata que traban las cosas hicieron que un día viniese a tu mano aquel peregrino que fue andando en vano como el niño que anda tras las mariposas. Reina que te ibas tras de las promesas de la fantasía, llena de confianza sometiste al moro con la misma lanza que Alonso Quijano llevó en sus empresas. Cariñosamente, sabiamente, tú diste al gran Cristóbal tu propio tesoro: las tres carabelas de las velas de oro hechas por las manos de Parí Banú.

A B B A C D D C E F F E

(Ezequiel Martínez Estrada. Nafeibal)

Serventesio. Lo forman cuatro versos de arte mayor que riman el primero con el tercero, y el segundo con el cuarto (par con par; impar con impar; rima alterna): A B A B.

Has bajado a la tierra, cuando nadie te oía, y has mirado a los vivos y contado tus muertos. Señor, duerme sereno; ya cumpliste tu día. Puedes cerrar los ojos que tenías abiertos.

A B A B

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(José Luis Hidalgo. Has bajado. Los muertos.)

Con la diferencia de que los versos sean de arte mayor -cuarteto, serventesio- o de arte menor -redondilla, cuarteta-, la distribución de las rimas es la misma en el cuarteto que en la redondilla; en el serventesio que en la cuarteta.

Cuaderna vía o tetrástrofo monorrimo. Es una estrofa compuesta de cuatro versos alejandrinos cuya rima se repite: A A A A.

En las tibias mañanas de mayo, julio, octubre, Por la alameda abajo el paso descubre de la reata plácida que los caminos cubre acarreando el jugo de la rosada ubre. Sobre los altos chopos, jilgueros, gorriones trenzan su algarabía joviales y zumbones . Un sol recién nacido despierta los balcones y filtra entre las hojas trémulos medallones. Solemne y panorámica llega la cabalgata que viene de la aldea en lenta caminata: lecheras sollamadas, borricos en reata que, menuda y ligera, multiplican la pata.

A A A A B B B B C C C C

(Gerardo Diego. La caravana de las lecheras. Iniciales.)

Estrofas de cinco versos

Quintilla. Es la unión de cinco versos de arte menor, con rima consonante, combinados a voluntad del poeta, pero con tres limitaciones: - no puede quedar ningún verso suelto, - no pueden rimar más de dos versos seguidos, - los dos últimos no pueden formar pareado. Las combinaciones pueden ser, con esas limitaciones, cinco: aabba, aabab, abaab, abbab, ababa.

Madrid, castillo famoso que al rey moro alivia el miedo, arde en fiestas en su coso, por ser el natal dichoso de Alimenón de Toledo.

a b a a b

(Nicolás Fernández de Moratín. Fiesta de toros en Madrid)

Quinteto. Tiene la misma estructura que la quintilla, de la que se diferencia por tener versos de arte mayor:

Braman los toros negros en su feraz orilla, y los potros retozan Un jinete vaquero pasea con su garrocha y su moruna silla ¿Será un abencerraje ' o un moro guerrillero que no quiso entregarse al conquistar Sevilla ... ?

A B A B A

(Frenado Villalón. Islas del Guadalquivir. Andalucía la Baja.)

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Lira. Debe su nombre a que la primera combinación de este tipo, escrita por Garcilaso de la Vega, menciona la palabra ¡ira. Está compuesta de cinco versos: dos, endecasílabos (el segundo y el quinto), y los tres restantes, heptasílabos. El orden de la rima es fijo, con el esquema: 7a 11B 7a 7b 11B.

Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura; y yéndolos mirando, con sola su figura vestidos los dejó de su hermosura.

7a 11B

7a 7a

11B

(San Juan de la Cruz. Cántico espiritual)

Estrofas de seis versos

Sextilla. Consta de seis versos de arte menor con diferentes combinaciones, similares a las de la quintilla: ababab, abbccb...

Varones buenos e onrados queretnos ya ayudar a estos Ciegos lazrados la vuestra limosna dar somos pobres e menguados avémoslo a demandar

8a 8b (7+1) 8a 8b (7+1) 8a 8b (7+1)

(Arcipreste de Hita. Libro de Buen Amor.)

Una variante de la sextilla es la copia de pie quebrado o estrofa manriqueña -por haberla utilizado Manrique, en el siglo XV, en sus famosas Copias: 8a 8b 4c 8a Sb 4c.

Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se passa la vida, cómo se viene la muerte tan callando,

8a 8b 4c 8a 8b 4c

(Jorge Manrique. Copias por la muerte de su padre.)

Estrofas de siete versos

La más conocida de las estrofas de siete versos es la seguidilla compuesta o seguidilla con bordón, ya descrita.

Estrofas de ocho versos

Octavilla. Es poco frecuente hoy, aunque lo fue mucho en los Cancioneros del siglo XV; se trata de una combinación de ocho versos de arte menor con diversas combinaciones, similares a las de la quintilla: abbaacea, ababbccb, abbecdde...

Oigan, oigan los mortales, oigan eprendan ' espanto, oigan este triste canto

8a 8b 8b

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de las batallas campales, qu`el amor tan desiguales ordenó, por me prender: oigan si quieren saber los mis infinitos males.

8a 8a 8c (7+1) 8c (7+1) 8a

(Marqués de Santillana. El sueño.)

Octava real. La forman ocho versos endecasílabos con rima alterna en los seis primeros y un pareado final: 11A 11B 11A 11B 11A 11B 11C 11C.

Amor a cosas altas nos levanta, y en ellas, levantados, nos sostiene; amor las almas de dulzura tanta nos hinche que con ellas nos mantiene; amor, cuando a su son nos tañe y canta, transportados en sí, nos manda y tiene,- amor gobierna todo lo criado, con el orden por él al mundo dado.

11A 11B 11A 11B 11A 11B 11C 11C

(Juan Boscán. Amor a cosas altas nos levanta.)

Estrofas de diez versos

Décima. Llamada también espinela, por atribuírsele al malagueño Vicente Espinel (siglo XVI) la fijación de su estructura, la décima es el resultado de unir dos redondillas (a b b a ) a + c (c d d c) con dos versos de enlace [a el en su interior; los versos son octosílabos: a b b a a c c d d c.

Como es primavera y cabe toda aquí Para que, libre la majestad del sol, vibre celeste pero ya suave, o para entrever la clave de una eternidad afín, el naranjo y el jazmín con el agua y con el muro funden lo vivo y lo puro: las salas de este ardín.

8a 8b 8b 8a 8a 8c 8c 8d 8d 8c

(Jorge Guillén. Jardín que fue de don Pedro. Cántico.)

El poema

El poema es la unidad rítmica superior en poesía. Está constituido por un conjunto de versos agrupados o no en estrofas.

Por su forma, el poema puede ser estrófico o no estrófico.

Poemas estróficos

Zéjel. Es una composición de origen arábigo-andaluz, muy antigua -siglo - que, al evolucionar, dio el villancico castellano. Los versos del zéjel suelen ser octosílabos. Consta de:

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- un estribillo de uno o dos versos: aa

- una segunda estrofa de tres versos monorrimos llamada mudanza: b b b

- un verso de vuelta a la rima del estribillo: a

Dicen que me case yo: no quiero marido, no,

Mas quiero vivir segura dlesta sierra a mi soltura, que no estar en ventura

si casare bien o no.

Dicen que me case yo: no quiero marido no.

Madre, no seré casada por no ver vida cansada o quizá mal empleada

la gracia que Dios me dio. Dicen que me case yo: no quiero marido, no.

a estribillo a b b mudanza b

vuelta

a estribillo a

c c mudandza c

vuelta

a estribillo a

(Gil Vicente. Auto de la Sibila Casandra.)

Villancico. Está escrito en hexasílabos u octosílabos. Consta de: un estribillo variable en su composición: de dos a cuatro versos. una mudanza o pie también variable -seis o siete versos- de los que los últimos riman con todo el estribillo o con su parte final.

Cogióme a tu puerta el toro, linda casada, no dijiste.- Dios te valga. El novillo de tu boda a tu puerta me cogió; de la vuelta que me dio se rió la aldea toda, y tú grave y burladora, linda casada, no dijiste.- ¡Dios te valga!

8 5a 8a 8b

8c

8c mudanza 8b

8b

5a estribillo 8a

(Lope de Vega. Peribáñez y el comendador de Ocaña.)

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Como vemos, el villancico no tiene una única rima en su mudanza -es u redondilla- como el zéjel; y el zéjel tiene un estribillo más corto.

Soneto. Consta de catorce endecasílabos agrupados en dos cuartetos (ABBA ABBA) y dos tercetos. Los tercetos pueden tener distinta ordenación (CEC: CDE; CDE CED ... ) y los cuartetos pueden ser sustituidos por serventesios (frecuente en el Modernismo).

¡Cuántas veces te me has engalanado clara y amiga noche! ¡Cuántas, llena de escuridad y espanto, la serena mansedumbre del cielo me has turbado!

Estrellas hay que saben mi cuidado y que se han regalado con mi pena; que, entre tanta beldad la más ajena de amor tiene su pecho enamorado.

Ellas saben amar y saben ellas que he contado su mal llorando el mío, envuelto en los dobleces de tu manto.

Tú, con mil ojos, noche, mis querellas oye y esconde, pues mi amargo llanto es fruto inútil que al amor envío.

11A 11B 11B 11A

11A 11B 11B 11A

11C 11D 11E

11C 11E 11D

(Francisco de la Torre. Poesías.)

Sonetillo. Es el soneto de versos de arte menor.

Poemas no estróficos

Romance. Es una serie indeterminada de versos octosílabos que riman, en asonante, los pares.

El tiempo es una llanura y mi memoria un caballo, jinete suyo yo voy a oscuras por ese campo sin detenerme en recuerdos fugaces como relámpagos. Mi caminar por el tiempo tan sólo tiene un descanso en el año de tu muerte -isla de luto y de llanto-.

8 8a 8 8a 8 8a 8 8a 8 8s

(Manuel Altolaguirre. Elegías. Las islas invitadas.)

Si los versos son heptasílabos, la composición recibe el nombre de romance endecha:

7- 7a 7- 7a 7- 7a...

Tan vivo está en mi alma 7

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de tu partida el día, que vive ya mi muerte, no vive ya mi vida. Nunca del pensamiento un átomo se quitan las luces eclipsadas de tu postrera vista.

7a 7 7a 7 7a 7 7a

(Lope de Vega. La Dorotea.)

Si los versos son hexasílabos, pasa a denominarse romancillo:

6- 6a 6- 6a 6- 6a...

Dulces almendrillos amargos almendros, que sois del verano prestos mensajeros, y primeros hijos de los soles nuevos, a quien llaman locos con razón, por cierto, pues sacáis a plaza el florido arreo sin aquel recato y debido miedo que debéis tener al rigor del yelo: lleváis presto flores y perdéislas presto, perdiendo con ellas lo que es de más precio, que son esperanzas de fruto postrero.

6 6a 6 6a 6 6a 6 6a 6 6a 6 6a 6 6a 6 6a 6 6a 6 6a

(Francisco de Medrano. Romances y cancioncillas castellanas.)

Hay también un tipo de romance en versos de arte mayor que se denomina romance heroico.

La silva. Es un poema de indefinidos número de versos en los que están los heptasílabos y los endecasilabos. Riman a gusto del poesía

3. LA PALABRA PERSUASIVA

Convencer y persuadir a través de la palabra ha sido desde tiempos remotos un arte. Las reglas de ese arte, capaz de atraer la atención del receptor y de agradarlo, pintándole vivas razones, constituyó la retórica. Ésta nace en la antigua Grecia como arte de componer un discurso ante un tribunal dejusticia o ante la tribuna de los oradores.

La búsqueda de los argumentos, su ordenación, la manera de exponerlos y hasta la forma de emitir la voz, con los gestos que los acompañaban, se recogen en numerosos tratados. Los

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más conocidos del mundo antiguo sobre esta materia fueron escritos, entre otros autores, por Aristóteles (384-322 a. C.), Cicerón (106-43 a. C.) y Quintiliano (?30-?100 d. C.).

Las figuras y recursos de la oratoria pasaron a la obra escrita y configuraron los modelos literarios de los diversos géneros.

Principales figuras retóricas

En toda manera literaria de expresarse se produce un desplazamiento desde un lenguaje recto y de uso común hasta otro de intencionalidad artística. Este desplazamiento, esta ruptura, puede afectar, o bien sólo al concepto o idea -lo que sucede en las figuras de pensamiento-, bien afecta sólo a la expresión, al lenguaje -en las figuras de dicción- o bien a la relación entre el concepto y la expresión correspondiente -a través de los tropos-. Esta clasificación da lugar a numerosas figuras y recursos. Daremos cuenta de los más comunes.

Figuras de pensamiento

A) Hay figuras de pensamiento de carácter descriptivo o pintoresco. El empleo de la descripción, como pintura de personas, animales, objetos y lugares es un recurso fundamental en los textos narrativos. Puede adquirir formas distintas, como la topografía, la prosopografía, la etopeya o el retrato.

- La topografía es la descripción de un lugar.

Alrededor de la catedral se extendía, en estrecha zona, el primitivo recinto de Vetusta. Comprendía lo que se llamaba el barrio de la Encimada, y dominaba todo el pueblo que se había ido estirando por noroeste y sudeste. Desde la torre se veía, en algunos patios y jardines de casas viejas y ruinosas, restos de la antigua muralla, convertidos en terrados o paredes medianeras, entre huertos y corrales.

(Leopoldo Alas «Clarín». La Regenta.)

- La prosopografia es la descripción de una persona en su aspecto exterior.

Letamendi era un señor flaco, bajito, escuálido, con melenas grises y barba blanca. Tenía cierto tipo de aguilucho: la nariz corva, los ojos hundidos y brillantes, se veía en él un hombre que se había hecho una cabeza, como dicen los franceses. Vestía siempre levita algo entallada, y llevaba un sombrero de copa de alas planas, de esos sombreros clásicos de los melenudos profesores de la Sorbona.

(Pío Baroja. El árbol de la ciencia.)

- La etopeya es la descripción de las cualidades morales de un individuo.

(Don Gumersindo) era afable, servicial, compasivo, y se desvivía por complacer y ser útil a todo el mundo, aunque le costase trabajos, desvelos fatiga, con tal que no le costase un real. Alegre y amigo de chanzas y de burlas, se hallaba en todas las reuniones y fiestas, cuando no era a escote, y las regocijaba con la amenidad de su trato y con su discreta, aunque poco ática , conversación. Nunca había tenido inclinación alguna amorosa a una mujer determinada; pero inocentemente, sin malicia, gustaba de todas, y era el viejo más amigo de requebrar a las muchachas y que más las hiciese reír que había en diez leguas a la redonda.

(Juan Valera. Pepita Jiménez.)

- La descripción, tanto moral como física, de una persona constituye su retrato.

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Tenía la Benina voz dulce, modos hasta cierto punto finos y de buena educación, y su rostro moreno no carecía de cierta gracia interesante que, manoseada ya por la vejez, era una gracia borrosa y apenas perceptible. Más de la mitad de la dentadura conservaba. Sus ojos, grandes y oscuros, apenas tenían el ribete' rojo que imponen la edad y los fríos matinales. Su nariz destilaba menos que las de sus compañeras de oficio, y sus dedos, rugosos y de abultadas coyunturas, no terminaban en uñas de cernícalo .

(Benito Pérez Galdós. Misericordia.)

- La enumeración consiste en reseñar los elementos que componen un conjunto. El siguiente poema está compuesto por dos largas enumeraciones:

El bastón, las monedas, el llavero, la dócil cerradura, las tardías notas que no leerán los pocos días que me quedan, los naipes y el tablero, un libro y en sus páginas la ajada violeta, monumento de una tarde sin duda inolvidable y ya olvidada, el rojo espejo occidental en que arde una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas, limas, umbrales, atlas, copas, clavos, nos sirven como tácitos esclavos, ciegas y extrañamente sigilosas! Durarán más allá de nuestro olvido; no sabrán nunca que nos hemos ido.

(Jorge Luis Borges. Elogio de la sombra.)

B) Figuras de pensamiento lógicas son las siguientes:

- La máxima o sentencia ofrece una reflexión de carácter filosófico sobre la vida o el mundo.

Tan de valientes corazones es, señor mío, tener sufrimiento en las desgracias como alegría en las prosperidades.

(Cervantes. Quijote, XVI, ll.)

- Similar a la sentencia, pero recogiendo experiencias de tono más común y en expresión popular, es el refrán:

Mas no muera yo de muerte, hasta que me vea con un cuero [de vino] o tinajica de mis puertas adentro. Que en mi ánima no hay otra provisión, que como dicen: «pan y vino anda camino, que no mozo garrido».

(Fernando de Rojas. La Celestina, IV.)

- El epifonema es una reflexión final, resultado o resumen de afirmaciones anteriores:

Es mucho más complejo de lo que parece este vicio de fumar, al que algunos llaman un vicio pequeño. Yo, por ejemplo, no puedo ponerme a escribir sin encender un pitillo, y, a partir de ese momento, la pluma se detendrá muchas veces, pero los pitillos se sucederán unos a otros sin la menor interrupción. Con una idea más romántica de mi vicio o de mi trabajo, yo supondría que el tabaco facilitaba la lucidez de mis pensamientos, pero no hay nada de eso. Lo que pasa es que, con la atención enteramente concentrada en una cosa, abandono el control de mis movimientos neuromusculares, y éstos, entonces -como unos criados de poca confianza a los que no vigilase nadie-, van y me acaban con las cajetillas.

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-¡Dichoso el hombre que no tiene criados! -suelen decir todos aquellos que pueden permitirse el lujo de tener muchos.

¡Dichoso, digo yo a mi vez, el que no tiene hábitos, reflejos, tics ni rutinas que lo esclavicen!

(Julio Camba. Esto, lo otro y lo de más allá.)

- El símil compara, de forma expresa, un hecho real con otro imaginario de cualidades análogas.

Unos cuerpos son como flores. Otros como puñales. Otros como cintas de agua; Pero todos, temprano o tarde, Serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden, Convirtiendo por virtud delfuego a una piedra en un hombre.

(Luis Cernuda. Los placeres prohibidos.)

- La antítesis o contraste supone enfrentar dos pensamientos opuestos.

Era hermoso jinete, y ahora montón de nieve.

(Federico García Lorca. Bodas de sangre.)

- La paradoja reúne en una misma frase dos pensamientos que parecen irreconciliables.

Vivo sin vivir en mí Y tan alta vida espero que muero porque no muero.

(Teresa de Jesús. Poesías.)

C) Hay figuras que, por expresar el pensamiento de forma indirecta, reciben el nombre de figuras oblicuas.

- La perífrasis, circunlocución o rodeo se produce cuando se dice con varias palabras lo que se podría decir con pocas o con una sola.

Era inevitable que los mejores amigos del hombre [los perros] se acercaran desde ignotos rancheríos para intentar ser alimentados a cambio de lamer manos y mover cola.

(Juan Carlos Onetti. Cuando ya no importe.)

La perífrasis puede quedar asociada al eufemismo, consistente en señalar de forma benévola o amable un hecho o asunto desagradable.

MAX.-El café es un lujo muy caro, y me dedico a la taberna, mientras llega la muerte.

RUBÉN.-Max, amemos la vida, y mientras podamos, olvidemos a la Dama de Luto.

(Ramón del Valle-Inclán. Luces de bohemia.)

- La ironía consiste en afirmar lo contrario de lo que se dice:

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Calisto y Melibea se casaron -como sabrá el lector si ha leído La Celestina- a pocos días de ser descubiertas las rebozadas entrevistas que tenían en el jardín. Se enamoró Calisto de la que después había de ser su mujer un día que entró en la huerta de Melibea persiguiendo un halcón. Hace de esto dieciocho años. Veintitrés tenía entonces Calisto.

(«Azorín». Las nubes. Castilla.)

La frase destacada es irónica: quien haya leído La Celestina sabe que Calisto y Melibea mueren trágicamente.

- El sarcasmo es la ironía aplicada de forma crítica a las personas (comportamientos, gestos, actitudes ... ).

Señor -dijo el pícaro-, yo no tengo las inteligencias que vuesa merced, que se va a las casas de juego.

(Vicente Espinel. Vida del escudero Marcos de Obregón.)

D) Cierto número de figuras de pensamiento están elaboradas de tal forma que la intensidad de su lenguaje se dirige a conmover al receptor, por eso se las denomina patéticas. Esto sucede en los siguientes casos:

- La exclamación retórica es manifestación de sentimientos y emociones que la escritura representa con signos de exclamación. Éstos traducen una entonación distinta, de carácter enfático en su expresión («¡Pedro ha venido!»), frente a la puramente enunciativa («Pedro ha vertido») o interrogativa («¿Pedro ha venido?»).

i Voto a Dios que me espanta esta grandeza y que diera un doblón por descrivilla' porque ¿a quién no suspende y maravilla esta máquina insigne, esta riqueza? ¡Por Jesuchristo vivo, cada pieza vale más que un millón, y que es mancilla que esto no dure un siglo, oh gran Sevilla, Roma triunfante en ánimo y nobleza!

(Miguel de Cervantes. Al túmulo del Rey que se hizo en Sevilla.)

- El apóstrofe o invocación nos permite dirigir la palabra a personas o cosas, estén presentes o ausentes. Puede ir asociada a una exclamación retórica.

¡Oh tristes nubes oscuras que tan recias camináis, sacadme de estas tristuras y llevadme a las honduras de la mar a donde vais!

(Gil Vicente. Comedia de Rubena.)

0 puede mostrarse la invocación sólo como tal.

Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué, si me miráis, miráis airados? Si cuando más piadosos, más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira,

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porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos.

(Gutierre de Cetina. Ojos claros, serenos.)

- La pregunta retórica expresa sentimientos con interrogaciones o constituye interrogaciones que, simplemente, no esperan respuesta.

¿Soy yo quien anda, esta noche, por mi cuarto, o el mendigo que rondaba mi jardín; al caer la tarde?.. Miro en torno y hallo que todo es lo mismo y no es lo mismo.

(Juan Ramón Jiménez. Jardines lejanos.)

- La optación es la figura que permite manifestar un deseo.

¡Oh, suene de continuo, Salinas, vuestro son en mis oídos, por quien al bien divino despiertan los sentidos, quedando a lo demás amortecidos!

(Fray Luis de León. Oda a Salinas.)

- Si el deseo se expresa bajo la forma de un ruego recibe el nombre de deprecación.

Es necesario Asunción, si de verdad tú me estimas, que por favor me suprimas el uso del almidón.

(Anónimo. Madrid Cómico.)

- Si el deseo expresa rechazo o maldición de uno mismo, tenemos la execración.

Mis enemigos me venzan en pleitos más peligrosos ymi . ami . go más querido me levante testimonio jurefalso contra mí, y el juez más riguroso de mis enemigos sea del lado parcial devoto

(Lope de Vega. Llenos de lágrimas tristes.)

- Con la conminación amenazamos con aspectos que pueden estar fuera de la realidad.

Nunca en el abril lluvioso halles yerba en verde prado, más que si fuera en agosto; siempre te venza el contrario

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cuando estuvieres celoso, y por los bosques bramando, halles secos los arroyos; mueras en manos del vulgo, a pura garrocha, en coso; no te mate el caballero, con lanza o cuchillo de oro; mas lacayo, por detrás, con el acero mohoso, te haga sentar por fuerza, y manchar de sangre el polvo.

(Lope de Vega. iOh mal hayas el novillo!)

La hipérbole permite exagerar, positiva o negativamente, la valoración de una persona, una cosa o un hecho.

Repartió a cada uno tan poco camero, que entre lo que se les pegó a las unas y se les quedó entre los dientes, pienso que se les consumió todo, dejando descomulgadas las tripas de participantes.

(Francisco de Quevedo. El buscón.)

- La prosopopeya o personificación otorga cualidades propias de seres animados y corpóreos a otros inanimados y abstractos, o acciones y cualidades humanas a seres que no lo son.

Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana del coro, que retumbaba en lo alto de la esbelta torre en la Santa basílica.

(Leopoldo Alas, «Clarín». La Regenta.)

En un principio el conejo mostraba alguna desconfianza, pero tan pronto advirtió que los pequeños se aproximaban para llevarle alimentos se ponía de manos para recibir las hojas de berza y aun las comía delante de ellos. Ya no le temblaban los costados si los niños le cogían, y le gustaba agazaparse al sol, en un rincón, cuando Juan le sacaba de la cueva para airearse.

(Miguel Delibes. El conejo. La mortaja.)

2. Figuras de dicción o de palabra

Añadir o repetir desde unidades lingüísticas mínimas -fonemas- a otras superiores -palabras, construcciones sintácticas-, o, por el contrario, suprimirlas, con una intencionalidad expresiva, da lugar a sendos grupos de figuras retóricas que describiremos brevemente.

A) Por repetición o suma de elementos lingüísticos:

- La aliteración es la repetición de sonidos semejantes. Puede evocar estados de ánimo o sonidos de especial expresividad.

Estaba tan embebido, tan absorto y enajenado, que se quedó mi sentido de todo sentir privado, y el espíritu dotado

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de un entender no entendiendo toda ciencia trascendiendo.

(San Juan de la Cruz. Sobre un éxtasis de harta contemplación.)

Tengo los años suficientes para sentirme desamparado cuando un amigo se me muere. Todo un lienzo de la pared de mi vida se me derrumba estrepitosamente y tengo una angustiosa sensación de soledad. Cuando el amigo es un amigo querido, en quien confiabas siempre, el problema se agrava.

(Juan Perucho. Los jardines de la melancolía.)

- La onomatopeya es aquel tipo de aliteración que viene a reproducir o sugerir sonidos reales. Aunque los ejemplos convencionales aluden a la exacta reproducción de ciertos sonidos (el glu-glu del agua, el tic-tac del reloj), en los textos que citamos se evocan el zumbido de las abejas en el silencio y el chirrido de la cancela, respectivamente.

Secaba entonces el terreno aliento el sol, subido en la mitad del cielo. En el silencio sólo se escuchaba un susurro de abejas que sonaba.

(Garcilaso. Égloga III.)

Rechinó en la vieja cancela mi llave; con agrio ruido abrióse la puerta de hierro mohoso y, al cerrarse grave golpeó el silencio de la tarde muerta.

(Antonio Machado. Soledades.)

- La similicadencia consiste en usar palabras de sonidos semejantes o hacer coincidir varias con un final parecido. No debemos confundirla con lo que es la simple rima de los versos.

Amo lo que se enciende lo que vuela y se abre l o que enloquece y crece lo que se mueve y salta lo que bebe los vientos lo que es contacto y música lo que es vasto y es casto lo que es milagro y peligro lo que respira y se estira o que viaja por antojo.

(Carlos Edmundo de Ory. Amo... Metanoia.)

- La paronomasia aproxima palabras de sonidos parecidos, pero significados muy distintos.

Salve, salve, oh magnífico, oh democrático y práctico, oh fantástico Trigeo, oh flemático , y oh, cáustico ¡Mítico, cómico, ínclito ático y rápido árbitro.

(Francisco Nieva. La paz. Celebración grotesca sobre Aristófanes.)

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- La repetición simple consiste en la reiteración de una o varias palabras diseminadas en el texto.

Nosotros, ¡oh amigos!, sólo somos poetas y en vano pretenderíamos ver algo en el misterio, porque nuestros ojos están empañados por el sahumerio de nuestra fantasía, y de todas nuestras graves pláticas, ¡oh amigos!, sólo nos queda este cansancio que nos acogota y nos deja postrados, como camellos, ante la gran puerta cerrada de la muerte.

(Rafael Cansinos Assens. El candelabro de los siete brazos.)

Entre mis manos cogí un puñadito de tierra Soplaba el viento terrero. La tierra volvió a la tierra. Entre tus manos me tienes, tierra soy. El viento orea tus dedos, largos de siglos Y el puñadito de arena -grano a grano, grano a grano- gran viento se lo lleva.

(Dámaso Alonso. El viento y el verso.)

- La anáfora consiste en la repetición de una o más palabras al principio de varios versos o de varias frases.

Por la honra no come el que tiene gana donde le sabría bien. Por la honra se muere la viuda entre dos paredes. Por la honra, sin saber qué es hombre ni qué es gusto, se pasa la doncella treinta años casada consigo misma. Por la honra, la casada le quita a su deseo cuanto pide. Por la honra pasan los hombres el mar. Por la honra, mata un hombre a otro. Por la honra, gastan todos más de lo que tienen. Y es la honra mundana, según esto, una necedad del cuerpo y alma, pues al uno quita los gustos y al otro la gloria.

(Francisco de Quevedo. Sueño del infierno. Sueños.)

¿Por qué tienes nombre tú, día miércoles? ¿Por qué tienes nombre tú, tiempo, otoño? Alegría, pena, siempre ¿por qué tenéis nombre: amor?

(Pedro Salinas. La voz a ti debida.)

- La anadiplosis repite el final de un verso o de un grupo sintáctico, al comienzo del siguiente.

... Hablan las aguas y lloran, lloran las almas y cantan.

(Juan Ramón Jiménez. Generalife.)

¡Calle mayor de mi esperanza, suenen en ti los pasos de mi vida, abre tu palomar y salgan, salgan al aire libre...

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(Claudio Rodríguez. Dando una vuelta por mi calle. Conjuros.)

- La epanadilil0sis hace que un verso o una frase comiencen y terminen de la misma forma.

La princesa está triste..., ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

(Rubén Darío. Sonatina. Prosas profanas.)

- La reduplicación consiste en la repetición inmediata de un término.

Tras de un amoroso lance, y no de esperanza falto, volé tan alto, tan alto que le di a la caza alcance.

(San Juan de la Cruz. Otras coplas a lo divino.)

- El polisíndeton o repetición de conjunciones permite dar sensación de complejidad a una exposición.

¡Y las mujeres, y los niños, y los viejos, y los enfermos, gritarán entre el fuego, y vosotros cantaréis y yo también, porque seré yo quien os guíe!

(Ramón del Valle-Inclán. Romance de lobos.)

- La amplificación consiste en desarrollar una idea mediante la enumeración intensificadora o la reiteración de algunos aspectos. Con este procedimiento el párrafo no avanza y tiende a volver sobre sí mismo.

Y ya este suspiro, que yo he oído tantas veces, tantas veces en los viejos pueblos, en los caserones vetustos, a estas buenas ancianas vestidas de negro; ya este suspiro me trae una visión neta y profunda de la España castiza.

(«Azorín». La partida. La ruta de don Quijote.)

- La gradación crea un escalonamiento -ascendente o descendente- en diversos niveles. A la gradación ascendente, como al punto más alto de la misma, se denomina clímax.

Sólo el pedante vocinglero, hinchado de vanidad y ponzoñosa envidia, todo lo sabe. En el café gobierna los imperios del orbe, y mientras bebe diez copas de licor, sorprende, asalta, gana de Gibraltar el puerto y muro.

(Leandro Fernández de Moratín. Epístola Al Príncipe de la Paz,)

- La concatenación es una repetición en serie, de tal forma que un término se reitera para enlazarse con uno nuevo.

Ahora que estamos juntos y siento la saliva clavándome alfileres en la boca, ahora que estamos juntos quiero deciros algo, quiero deciros que el dolor es un largo viaje,

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es un largo viaje que nos acerca siempre vayas a donde vayas, en un largo viaje, con estaciones de regreso, con estaciones que no volverás nunca a visitar, donde nos encontramos con personas, improvisadas y casuales, que no han sufrido todavía. Las personas que no conocen el dolor son como las iglesias sin bendecir..

(Luis Rosales. La casa encendida.)

A cada uno de los muros de cada hexágono corresponden cinco anaqueles; cada anaquel encierra treinta y dos libros de formato uniforme; cada libro es de cuatrocientas diez páginas; cada página, de cuarenta renglónes; cada renglón, de unas ochenta letras de color negro.

(Jorge Luis Borges. La biblioteca de Babel. Ficciones.)

La derivación es la combinación de palabras que están formadas a partir de un mismo lexema o raíz.

¡No estás en ti, belleza innúmera que con tu fin me tientas, infinita, a un sinfin de deleites!

(Juan Ramón Jiménez. Piedra y cielo.)

Ya nunca llegaré a tu lado, puede ser, amor mío, que no te amara ya, que no te hubiese amado nunca, que sólo hubiese amado a mi propio amor, el amor que te tuve, Clara, amor mío.

(José Hierro. Brahms, Clara, Schuman. Agenda.)

- El poliptoton o polipote es la utilización de un mismo tipo de palabra con distintos accidentes gramaticales o distinta forma.

¡Si supieras, mi perro qué triste está tu dios, porque te has muerto! ¡También tu dios se morirá algún día! Moriste con tus ojos en mis ojos clavados, tal vez buscando en éstos el misterio que te envolvía.

(Miguel de Unamuno. Elegía a la muerte de un perro. Poesías.)

¡Qué alegría vivir sintiéndose vivido! Rendirse a la gran certidumbre, oscuramente, de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, me está viviendo.

(Pedro Salinas. La voz a ti debida.)

- La dilogía presenta dos palabras de la misma forma o del mismo sonido pero con significados distintos:

Cruzados hacen cruzados

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escudos pintan escudos, y tahúres muy desnudos con dados ganan Condados; ducados dejan Ducados, y coronas Majestad.¡verdad!

(Luis de Góngora. Dineros son calidad...)

- El calambur combina las sílabas de dos palabras distintas para formar una tercera. Góngora, para llamar a Quevedo borracho dirá:

Cierto poeta, en forma peregrina cuanto devota, se metió a romero. [de bota]

0 jugando con el nombre del personaje bíblico (Noé) y la negación (No hé no tengo), afirma:

No está España para pobre, donde esconde cada cual en el arca de No hé lo que vais a demandar.

(Luis de Góngora. Alpie de un álamo negro.)

- El retruécano o conmutación consiste en repartir varias palabras de una frase bajo otra forma e invirtiendo el orden de sus elementos, dando lugar a una alteración del significado.

Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas l as queréis hallar muy buenas. ¿ Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído?

¿0 cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga, la que peca por la paga o el que paga por pecar?

(Sor Juana Inés de la Cruz. Arguye de inconsecuente el gusto y la censura de los hombres.)

Además, los pobres apaches y los pobres indios (tan fuertemente unidos que ha habido apaches

indios y ha habido indios «apaches» ') comprendieron a principios de siglo que el humorismo iba a invadir la literatura, limpiándola de simpleza porque el humorismo es el zotal de la literatura -y comenzaron a suicidarse en masa al sospechar que un denso ridículo había de envolverles.

(Enrique Jardiel Poncela. Amor se escribe sin hache.)

El paralelismo es la repetición de estructuras sintácticas o conceptuales entre diversas frases o versos. En el soneto quevediano hay un doble paralelismo: entre los versos del primer terceto (verbo + proposición de relativo + verbo de la proposición en idéntica posición final), y entre éstos y los versos del segundo terceto.

Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía

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hora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas' que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejará, no su cuidado; serán cenizas, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado.

(Francisco de Quevedo. Cerrar podrá mis ojos..

- El quiasmo es un paralelismo cruzado: una ordenación de dos grupos de palabras de forma que el segundo invierte el orden del primero. Tiene una presentación visual que recuerda la imagen invertida en un espejo. Un ejemplo lo podemos ver en la disposición de atributo y cópula en los dos últimos versos del soneto quevedesco:

serán cenizas, polvo serán

El siguiente ejemplo muestra un doble quiasmo. El primero, en los dos versos iniciales: verbo + complemento circunstancial // complemento circunstancial + verbo

El segundo, en los dos últimos: sintagma nominal + circunstancial // circunstancial + sintagma nominal

Tejidos sois de primavera, amantes, de tierra y agua y viento y sol tejidos. La sierra en vuestros pechos jadeantes, en los ojos los campos florecidos.

(Antonio Machado. Rosa de uego. De un Cancionero apócrifo.)

B) Por supresión de elementos:

- La elipsis es la supresión de ciertas palabras en una frase.

-Hijo, para descansar es necesario dormir, no pensar, no sentir, no soñar. -Madre, para descansar, [es necesario] morir.

(Manuel Machado. Ars moriendi.)

- El asíndeton consiste en la eliminación de partículas conjuntivas entre dos proposiciones; se consigue sensación de rapidez o de acumulación. Es frecuente su uso en las enumeraciones -como en el poema anterior-, aunque puede ir fuera de ellas.

Sin el menor cambio de voz, Ireneo me dijo que pasara. Estaba en el catre, fumando. Me parece que no le vi la cara hasta el alba,- [y] creo rememorar el ascua momentánea del cigarrillo. La pieza olía vagamente a humedad Me senté; [y] repetí la historia del telegrama y de la enfermedad de mi padre.

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(Jorge Luis Borges. Funes el memorioso. Ficciones.)

Bajo un sol inflexible llanos ocres, [y] colinas leonadas. Trepé por un breñal una cuesta de cabras hacia un lugar de escombros: pilastras desgajadas, [y] dioses decapitados.

(Octavio Paz. La cara y el viento. Árbol adentro.)

- La suspensión retrasa hasta el final de la frase o del período, un elemento que aclara el sentido del texto.

Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde, animoso, no hallar fuera del bien, centro, reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso. Huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño: creer que un cielo en un infierno cabe; dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor. Quien lo probó lo sabe.

(Lope de Vega. Varios efectos del amor.)

La interrupción o abrupción es la figura por la que suspendemos un pensamiento para dar paso a otra idea.

DON ÁLVARO.-iDesdichado~.. ¿Qué hiciste?.. ¡Leonor! ¿Eras tú?.. ¿Tan cerca de mí estabas?.. ¡Ay![...] Aún respira.... aún palpita aquel corazón todo mío... Ángel de mi vida..., vive, vive; yo te adoro.

(Duque de Rivas. Don Álvaro o la fuerza del sino.)

3. Tropos

La palabra tropo, proviene del griego y significa giro o vuelta. En los tropos hay en cambio, una vuelta, desde el sentido real de las palabras a otro de naturaleza0 imaginaria. Dos son, esencialmente, los tipos de cambios o sustituciones tropológicas: uno da lugar a la metáfora y otro a la metonimia. Como variante de la metáfora tenemos la imagen.

- La metáfora es la sustitución de un término por otro cuando entre ambos hay relación de semejanza o parecido.

La sandalia es el bozal de los pies.

El termómetro es la pluma estilográfica de la fiebre.

La jirafa es el periscopio para ver los horizontes del desierto.

(Ramón Gómez de la Serna. Greguerías.)

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Tal vez si cada pétalo de rosa se pudiera juntar, una montaña de rosas treparía en el espacio como una rosa inmensa. ¿Tantas rosas ha consumido el mundo? Tantas rosas como se están abriendo cada día. Cada día, en el año, es una rosa que muda de color, la rosa viva que cada cual contempla lentamente, dentro de sí, copiada en el espejo de su tránsito fiel: la rosa sola.

(Juan Gil Albert. Poesía.)

La imagen es una metáfora en la que no se produce sustitución de un término por otro, pues ambos coexisten.

Cuenta que al levantar el borde de la sábana que cubría al ahogado, revivió en la cenagosa profundidad de pantano de sus ojos abiertos un barrio de solares ruinosos y tronchados geranios cruzado de punta a punta por silbidos de afilador; un remoto espejismo traspasado por el aullido azul de la verdad.

(Juan Marsé. Si te dicen que caí.)

En la red de mi música estás presa, amor mío y mis redes de música son anchas como el cielo.

(Pablo Neruda. Veinte poemas de amor.)

Como vemos, los términos reales (ojos, verdad, en el primer ejemplo; música, en el segundo) no han sido desplazados por sus correspondientes imaginarios (pantano, aullido, y redes).

- La metonimia supone la sustitución de un término por otro cuando entre ambos hay relación de proximidad o dependencia.

La más bella niña de nuestro lugar, hoy viuda y sola, ayer por casar, viendo que sus ojos a la guerra van, a su madre dice que escucha su mal dejadme llorar orillas del mar.

(Luis de Góngora. La más bella niña.)

- Las antiguas preceptivas recogían la sinécdoque, con la que se sustituía el género por el nombre de la especie (Roedor por ratón), el continente por el contenido (Bebió dos vasos de vino), la materia por la obra (Hay que lavar la porcelana -por la vajilla-), etc. Hoy podemos asimilar la sinécdoque a la metonimia.

4. Otros recursos expresivos

- El hipérbaton. Consiste en la destrucción del orden lógico (sujeto + verbo + complemento) de la oración. Esta alteración puede ser imitadora de la elegancia clásica, favorecedora de la rima, portadora de la idea de desorden, etc.

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Con tanta mansedumbre el cristalino Tajo en aquella parte caminaba que pudieran los ojos el camino determinar apenas que llevaba.

(Garcilaso de la Vega. Égloga III.)

La ruptura del orden sintáctico (que los ojos apenas pudieran determinar el camino que llevaba) evoca la extrañeza de la mirada.

- Sin constituir propiamente hipérbaton, recordemos que determinado orden de las palabras (Un tonto, eso es lo que tú eres) puede ser portador de expresividad, tanto del lenguaje común como del literario.

- Los tiempos y modos verbales tienen amplias posibilidades estilísticas en nuestro idioma. De la compleja teoría al respecto, destaquemos cinco usos de formas verbales.

1. El presente histórico, como actualización de la acción pasada (El novelista Juan Valera viene al mundo en 1824), da viveza al relato.

2. La acción referida al futuro, pero captada como un presente, llamado presente futuro (Mañana vamos al cine con los niños), es muy expresiva.

3. Por su valor durativo, el pretérito imperfecto es la forma apropiada para la descripción.

La casa de la Escandalosa consistía en un cuarto de unos tres metros en cuadro, en el fondo se veía una cama donde dormía vestido el Bizco.

(Pío Baroja. La busca.)

4. También se utiliza, como portador de una especial expresividad de la narración, el pretérito imperfecto con los valores de apertura (Aquel día comenzaba [= comenzó] con un sol radiante), y de cierre de una acción (Nos anunció su visita. Al día siguiente llegaba [= llegó] jubiloso).

Como hemos podido apreciar, se trata, en ambos casos, de un imperfecto que equivale a un pretérito perfecto simple o indefinido.

5. El pretérito perfecto simple es el tiempo más característico de la narración.

De repente, sus cabellos se pusieron blancos como la nieve, su rostro se cubrió de arrugas, y sus espaldas se encorvaron como las de un hombre decrépito, después le faltó el aliento. Y al fin, cayó muerto en la playa.

(Juan Valera. Elpescadorcito Urashima.)

- En el plano morfológico adquieren especial relevancia estilística determinados valores del adjetivo, como el epíteto o adjetivo explicativo que -sin tener el valor selectivo propio del especificativo: El coche rojo--- se emplea con valor ornamental o estilístico.

En amigable estaba y dulce trato (trato amigable y dulce, si amigable y dulce trato ser llamado puede cosa que, ausente vos, venga a ofrecerse)

(Francisco de Aldana. Respuesla a Costne de Aldana, su hermano.)

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- Igualmente puede ser reveladora de expresividad literaria, en ocasiones, la metábasis -fenómeno por el que una palabra cambia de una función a otra función-, como sucede en la sustantivación del adjetivo.

Y yo, el sorprendedor del alba rara, no me llamo tampoco, todavía El Andaluz universal, ni El Creador sin escape, ni siquiera El Cansado de su nombre; ni vivo aquí, en ¿ Velázquez, 92, 2.º, ángulo oeste?

(Juan Ramón Jiménez. Pactos. La estación total.)

- También en el plano morfológico cabe destacar la utilización expresiva de sufijos, como los diminutivos, los aumentativos y los despectivos. Los primeros son frecuentes portadores de valores afectivos, además de las ideas de disminución o aumento de tamaño, que les son propias; los despectivos encierran nociones de rechazo o de desafecto.

- La frecuencia con que aparecen en un texto las diversas partes de la oración -sustantivo, verbo, adjetivo, pronombre, adverbio, conjunción, interjección-, según sea mucha o poca, puede constituir un valor estilístico.

- En el plano semántico, hay palabras que expresan las ideas recurrentes u obsesiones de un autor: son las palabras-clave de ciertos textos. Valgan como ejemplos los términos agua y fuego en la poesía de Quevedo, símbolos o muestras de la pasión amorosa en este autor.

- De forma similar, las denominadas palabras-testigo crean efectos o sensaciones evocadores de una época. Sirva de ejemplo recordar cómo, en el drama Luces de bohemia (1924), Valle-Incián recoge la presencia de Soldados Romanos.- expresión popular con la que la gente motejaba al cuerpo de policía creado por el Conde de Romanones (1863-1950).

- Señalemos, en fin, que el encabalgamiento en el poema propicia la expresividad de ciertos versos. Definido como un desajuste entre el período sintáctico y el verso, por el que la oración se continúa más allá del final de éste, el encabalgamiento -con ese desajustepuede sugerir nociones de atracción, movimiento, rechazo, búsqueda... En el Siglo de Oro, Fray Luis de León lo utilizó creando un peculiar ritmo de sentido ascensional -de búsqueda de lo divino- en su poesía.

¿Cuándo será que pueda libre de esta prisión ' volar al cielo, Felipe, y en la rueda que huye más el suelo contemplar la verdad`pura sin velo?

(Fray Luis de León. A Felipe Ruiz.)

VALOR ESTILÍSTICO DE LAS PARTES DE LA ORACIÓN

El sustantivo

a.- Abundancia de sustantivos abstractos es típica de una actitud intelectual:

"No es dudable que la diferente temperie de los países induce sensible diversidad en hombres, brutos y plantas".

b.- Abundancia de sustantivos concretos para designar lo abstracto cuando no es estilo conversacional, es una forma de intensificación expresiva

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"Los tribunos y los oradores de Atenas y Roma tienen puestos los ojos (la mirada) antes de soltar los torrentes(abundancia) de su elocuencia, en los semblantes(caracteres) de los pueblos"

c.- La preferencia por los sustantivos que indican especie es una técnica realista: álamo por árbol, caballo por bestia, uniforme por ropa.

d.- La tendencia contraria supone una técnica idealista

e.- El diminutivo supone un estilo familiar con matices de ternura, delicadeza:

"Parad, airecillos"desprecio: "Unas devocioncitas de lágrimas y otros sentimientos pequeños que el primer airecito de persecución se pierden estas florecitas

f.- El aumentativo supone un estilo familiar; añade una intención humorística con matiz caricaturesco o de desprecio: "Tenía el hablar cotorrona/ Lucio, grandote, abobalicado"

g.- El uso de colectivos puede obedecer al deseo de sustituir lo analítico por lo sintético, dando una visión de conjunto o de sugerir heterogeneidad.

El artículo

a.- Un solo artículo para una serie de sustantivos da a éstos un sentido unitario:

"Destruyeron el imperio y nombre de los romanos"

b.- El artículo delante de cada sustantivo tiene una intención deslindadora, dando personalidad propia a cada uno de ellos:

"El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos"

c.- La ausencia de artículo hace que se designe más la esencia que la individualidad del objeto:

"Se mueve con bastoneo, carraspeos y arrastrar de pies"

El adjetivo

a.- La abundancia de adjetivos calificativos proporciona un ritmo lento, complacencia en la descripción:

"La vieja camina por una vereda húmeda, olorosa, rústica."

b.- El uso de adjetivos determinativos supone una actitud intelectual y objetiva.

c.- Los adjetivos descriptivos (color, forma, sonido) suponen una actitud sensorial:

"Yo voy soñando caminos/ de la tarde. Las colinas/ doradas, los verdes pinos/ las polvorientas encinas".

d.- El adjetivo antepuesto tiene un valor evocador y afectivo:

"Con blando impulso el céfiro suave/ las copas de los árboles moviendo/ recrea el alma con manso ruido/ mientras el dulce soplo desprendidas/ las agostadas hojas, revolando/ bajan en lentos círculos al suelo".

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e.- El adjetivo pospuesto tiene un valor intelectual u objetivo:

"Los reflejos memorables de este modo de confraternizar las clases sociales surgen a menudo en los hechos históricos".

f.- El superlativo en -isimo denota énfasis y afectividad:

"El Señor cura era aficionadísimo a la fruta"

g.- El "desplazamiento calificativo" - atribución de la cualidad de un objeto a otro íntimamente relacionado con él- es un procedimiento impresionista:

"El débil trino amarillo del canario".

El verbo

a.- La abundancia de verbos de acción, sobre todo principales, da dinamismo a la expresión:

"El Duque entendido el designio, sin dar lugar a esto les salió al encuentro...acometieron a los franceses con gran ímpetu, comenzóse una batalla reñida, aunque duró poco; desbaratóse la gente de a caballo....

b.- La alternancia de tiempos verbales para narrar hechos pasados (indefinido/presente/imperfecto/ perfecto) presta vivacidad al estilo:

"Partiós de la puerta, por Burgos se aguijaba/ llegó a Santa María, luego descavalgaba"

c.- Es conveniente tener en cuenta el uso de los tiempos verbales que se describen en las gramáticas, pues suelen constituir un rasgo estilístico interesante.

Las conjunciones

a.- La abundancia de conjunciones de subordinación es indicio de actitud intelectual:

"En las amenazas suele exceder la lengua, porque el fuego de la cólera la mueve muy aprisa, y como no puede corresponder la venganza a la pasión del corazón, queda después desacreditada la prudencia del príncipe, y así...

b.- El polisíndeton produce un ritmo retardado, aislando una idea de otra para que la acción se detenga en cada una de ellas:

c.- El asíndeton da un ritmo acelerado a la acción:

"Sal, corre, vuela, alcánzalo, llámale, porque si n, estamos perdidos"

d.- Cuando se trata de ausencia de coordinación y subordinación es un recurso impresionista:

" Azorín escucha al maestro. Honda tristeza satura su espíritu en este silencioso anochecer de invierno. Yuste pasea..."

Los sonidos

a.- La onomatopeya es un recurso impresionista

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b.- La asonancia y similicadencia pueden encerrar una intención de intensificar la expresividad, pero pueden ser también elegancias externas:

"Porque en la cárcel cantamos, en el potro callamos, de día trabajamos, de noche hurtamos"

c.- La abundancia de arcaísmos suele tener intención evocadora y se presenta en textos de tono sensorial o afectivos:

"Había escrito algunas monografías de claros varones de su casta y de su villa, que los doctos guardaban cual oro en paño. Los que lo conocieron en la mocedad hacíanse lenguas de su donaire y de su gallardía"

d.- La abundancia de cultismos responde a una actitud intelectual:

"Una generación no es un puñado de hombres egregios, es como un cuerpo social íntegro con su minoría selecta"

e.- Los exotismos buscan sensaciones de color; abundan en estilos impresionistas

"O con amor hindú que alza sus llamas/ en la visión suprema de los mitos/ y hace temblar en misteriosas brasas/ la iniciación de los sagrados ritos/ en tanto mueven tigres y panteras/ sus hierros, y los fuertes elefantes/ sueñan con ideales bayaderos/ los rajahs, constelados de brillantes"

El verso

a.- El verso corto característico de la poseía popular crea un ritmo rápido y sus efecto es el dinamismo:

"Yo soy viva soy atractiva me meneo me paseo; yo trabajo subo y bajo; no me estoy quieta jamás"

b.- El verso largo lleva consigo un ritmo lento y da un tono grave a la expresión:

"El Rey de los hidalgos, señor de los tristes/ que de fuerza alientas y ensueños vistes/ coronado de áureo yelmo de ilusión/ que nadie ha podido vencer todavía/ por la adarga al brazo, toda fantasía/ y la lanza en ristre, toda corazón"

c.- El encabalgamiento suave indica serenidad, armonía

d.- El encabalgamiento abrupto da dinamismo al verso.