Metamar y El Marinero

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Metamar y el marinero es un canto estremecedor y el anuncio de un poeta cantor del mar y ferviente devoto del amor que, al igual que la poesía, nos salva, nos consuela y nos ayuda a no dejarnos abatir por los golpes bajos con los que, a diario, la vida, porque y sí más, nos suele sorprender en mitad de sus inesperados vaivenes. Juan Cervera Sanchís. México DF., 26 de mayo de 2009. Abraham Peralta Vélez rompe la brecha generacional y logra una comunión de los tiempos. Entiende, como su bisabuelo, la magia del fuego. Y escucha la sabiduría del frondoso y añejo tamarindo… Ah, cuantas imágenes puede ofrecernos este joven amigo. El más reciente de todos, a quien apenas conozco pero infunde confianza. Mucho de noble ha de tener quien aprecia a los viejos. Joaquín Gutiérrez Niño. Comunidad y Comunicación; signhos.worpress.com Tus pies bailotean en la tierra húmeda y fértil de mi letra encausada y poética. TIERRA HÚMEDA TIERRA HÚMEDA TIERRA HÚMEDA TIERRA HÚMEDA ABRAHAM PERALTA VÉLEZ METAMAR Y EL MARINERO TIERRA HÚ TIERRA HÚ TIERRA HÚ TIERRA HÚMEDA MEDA MEDA MEDA

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Metamar y el marinero, es un canto estremecedor y el anuncio de un poeta cantor del mar y ferviente devoto del amor que, al igual que la poesía, nos salva, nos consuela y nos ayuda a no dejarnos abatir por los golpes bajos con los que, a diario, la vida, porque y sí más, nos suele sorprender en mitad de sus inesperados vaivenes.Juan Cervera Sanchís.México DF, 26 de mayo, 2009.

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Metamar y el marinero es un canto estremecedor y el anuncio de un poeta cantor del mar y ferviente devoto del amor que, al igual que la poesía, nos salva, nos consuela y nos ayuda a no dejarnos abatir por los golpes bajos con los que, a diario, la vida, porque y sí más, nos suele sorprender en mitad de sus inesperados vaivenes. Juan Cervera Sanchís. México DF., 26 de mayo de 2009. Abraham Peralta Vélez rompe la brecha generacional y logra una comunión de los tiempos. Entiende, como su bisabuelo, la magia del fuego. Y escucha la sabiduría del frondoso y añejo tamarindo… Ah, cuantas imágenes puede ofrecernos este joven amigo. El más reciente de todos, a quien apenas conozco pero infunde confianza. Mucho de noble ha de tener quien aprecia a los viejos. Joaquín Gutiérrez Niño. Comunidad y Comunicación; signhos.worpress.com Tus pies bailotean en la tierra húmeda y fértil de mi letra encausada y poética. TIERRA HÚMEDATIERRA HÚMEDATIERRA HÚMEDATIERRA HÚMEDA

ABRAHAM

PERALTA VÉLEZ

METAMAR Y EL MARINERO

TIERRA HÚTIERRA HÚTIERRA HÚTIERRA HÚMEDAMEDAMEDAMEDA

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© Ediciones Tierra Húmeda Teléfono, cel: 5519276582 [email protected] La poesía en la educación.

. © 2011 Texto, diseño e ilustraciones: Abraham Peralta Vélez Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro a través de cualquier medio sin la previa autorización del autor.

Abraham Peralta Vélez Metamar y el marinero

Ediciones Tierra Húmeda

México DF, 2011

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PERALTA VÉLEZ, CANTOR DEL MAR

Aunque nacido en Córdoba, la también llamada ciudad de los Treinta Caballeros, Veracruz, el 8 de Julio de 1989, Abraham Peralta Vélez, se inicia, con este su primer poemario, Metamar y el marinero, como un cantor seducido por el embrujo irresistible del mar, o mejor dicho, de la mar, que es en sí, siendo agua y sal, irresistible matriz de luz poderosamente creadora. Peralta Vélez, Abraham, afirma que “hacer poesía es desdoblar el alma” y luego nos recuerda, con transparente trasfondo becqueriano: “Sin ti, la poesía me salva/ contigo, la poesía eres tú”. Y continúa: “la poesía es un salvavidas”. Salvado por la poesía, nada, jugando con las olas, y sobreponiéndose a las tempestades, hasta alcanzar orillas de rubias y acariciadoras arenas y descubrir islas edénicas, donde el amor no es una ensoñación, sino una visible y posible realidad. Peralta Vélez, verso a verso, como decía y quería Antonio Machado, logra la unión del “hombre y la mar” cantando así: “Amar la mar encendida/ lamer la espuma del alma/ gozar la esencia exaltada/ por el fuego de la vida”, pues para él, “carne mar, todo es a mar y marea”. Y más: “Es el sol mar de fuego/ es el hombre mar de sangre/ es lo que es el universo/ ¿qué es lo que es?, que somos ¿sangre?” Múltiples interrogantes se agitan en la carne herida y la voz del poeta, del marinero inmerso en su mar de vida y sabedor de que “el barco se pierde en la mar/ del corazón, del olvido/ buscando los soles niños”. Al fin que la vida es búsqueda y la mar vida surcada por los garfios y las anclas de todas y todos los interrogantes. Intuye el poeta que la salvación radica en el canto. Sí, en el canto que es amor transustanciado, pues amar es cantar y cantar es amar al aire de la vida misma, que es aire y sol y agua; que la mar es la vida y la vida es la mar, aunque de súbito nos imaginemos perdidos como una “errante y vagabunda ola”.Ya que como muy bien canta Abraham

Peralta Vélez, el poeta de Córdoba, cautivado por las aguas del Golfo:“En el hombre no hay paz y el mar/ es un reflejo del alma/ y la muerte nos volverá/ y no volveremos a mar. / Era mar, ha mar, la marea”. Entre mareas, oleajes, tempestades, el mar y la mar, impulsan a Peralta Vélez a cantar y, por sobre todo, a amar, a reinventarse a sí mismo, a redescubrir el romanticismo esencial, a reafirmar con Rubén Darío aquello de: “¿Quién que es no es romántico?”, entre la sombra dulce de Gustavo Adolfo Bécquer, la salvaje realidad y los temblores bíblicos que se agitan en las violentas páginas del Génesis, donde “un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”. Metamar y el marinero, es un canto estremecedor y el anuncio de un poeta cantor del mar y ferviente devoto del amor que, al igual que la poesía, nos salva, nos consuela y nos ayuda a no dejarnos abatir por los golpes bajos con los que, a diario, la vida, porque y sí más, nos suele sorprender en mitad de sus inesperados vaivenes.

Juan Cervera Sanchís. México DF, 26 de mayo, 2009.

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Para mi caracola, en donde ola tras ola vive la eterna sonrisa y la esperanza de la mar.

Hacer poesía es desdoblar el alma.

Sin ti, la poesía me salva contigo, la poesía eres tú.

En el mar de la existencia la poesía es un salvavidas.

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La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo,

y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.

Génesis v.1 2

Cuatro cosas tiene el hombre que no sirven en la mar:

ancla, gobernalle y remos, y miedo de naufragar.

Antonio Machado

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I

La lengua de la ola, el eco sueña y se apaga. El cosmos conjunto de sueños, somos eco de mar, polvo ciego.

El viento rompe los mares, como un arpón es enterrado ¡vivo!, el corazón embate quiebra el sueño en el cual me hallo. El arpón despierta los mares

de mi corazón apagado y enciende los fantasmas alados…

las fragatas de mis pesares. Como ola reventamos de nosotros en la espuma. Buscamos liberarnos en el llanto o en la furia.

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II

La mar se aferra a la arena soñando el adiós la besa. La mar canta eternos versos día y noche, al danzar de tu cuerpo.

La delicia de las sales me gobierna en la memoria, estas olas que retornan a la orilla de mi carne. Encadenado estoy al agua antes, en la nada era mar sin luz, todo es sombra de agua húmedo susurro de sal. Invento dragones y gaviotas

en la soledad de mi naufragio. Conservo nubes silenciosas en mi corazón amargo. Pienso para no morir del todo en esta niebla. Nada quedará de mí; Dejo una errante estrella.

He de regresar a nada y con mi muerte vuelvo a mar cual luz de sal, cósmico mar, será mi alma hidroge-nada.

Fotosíntesis de amor después del dolor y la carne se desintegra, llena de sangre, al cósmico mar el arpón.

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III

El delfín sueña ser ola, el mar sabe el sueño del Sol, sueña el poeta desde el corazón el secreto de la Aurora.

La tortura del poeta es nunca llegar al sol. Es nadar con la pena clavada en el corazón. Sufre la vieja tortuga busca, nada y nada y nada, sueña Auroras, se tortura, buscando paraísos en la nada.

La Aurora desnuda baila sobre mi cuerpo de espuma,

mueve las olas, ensimismada, y es horizonte de mi locura.

Anuncias la llegada del Sol

con tu seducción de Aurora. ¿Será verdad tu lento, suave dolor,

o espejismo de luz hermosa? Es verdad, me quema el Sol y es luz en la cósmica noche. Es verdad el Sol, la verdad es horizonte. Verdad es el horizonte es símbolo, norte y beldad, verdad que el horizonte es imposible de alcanzar.

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Principio universal el Sol vida en la sombra sideral. El Sol, cósmico caracol de la marea universal.

Continuidad de olas de Sol.

Ignoro el origen de la Aurora, pero persisto, a fuerza de olas,

del mar a la tierra de mi corazón.

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IV

Sigo el rumbo de tus olas y con ellas tu horizonte, como pez jugando a la ola era el sur que era mi norte. Era la espuma salada, el sudor placentero, la euforia a mar dada, era acabar casi muerto. Era la insondable mujer la mar, y era ser amado. Era fe y el lumen embeber, era gozar ser y esclavo.

Era el barco perdido y a solas en el horizonte de tu cadera. Era la Aurora, la espuma y la marea la ciencia sensible y creadora.

Oh, la mujer desnuda y excitada por los lobos estelares. Es siempre la mar entregada a sus insaciables soledades.

El Sol era en tu vientre cuando las gaviotas volaron.

Oh, Aurora, al darles vida, ya zarparon, los tristes marineros a la muerte.

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V

Era unirse el hombre y la mar el sol, y gimen las olas. Era hundirse, perderse y crear, la mar, para crear devora.

Era la era de la Aurora. Era creer que volvería a mar, a espuma, a sal, a ola… era la mar encendida. Amar la mar encendida, lamer la espuma del alma, gozar la esencia exaltada por el fuego de la vida.

Desnuda tu cuerpo y el mío ¡mirar!, qué solos estamos. La Mar y el Sol en amorío crean vida y fuerza apartados. ¡Qué es el amor sino fuerza!, Arpón en vilo en la soledad del naufragio, es espera y vida íntima en la mar. Quien pudiera emprender camino en el mar enfurecido, sin el corazón en vilo de amor, sin tu imagen anclada en mi corazón.

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VI

El eco del mar cual caracola el cuerpo en ti lo encuentro.

Ola atrapada al sueño de la marea sin quererlo caes. Busca qué busca la ola busca en su espuma y no se encuentra. Atrapada ola entre las olas sueña que es libre y vuela. Oh mariposa vuelvo a mar, la ola sutil de tu aleteo. El movimiento las olas en el pasto en ti lo encuentro. Vibrando la hoja la ola suave, en secreto húmedo goza. Se extravía la luz de los ojos. Brisa errabunda. La telaraña red que aprehendió peces del bosque.

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VII

Mar de átomos, micromares, mar enraizada en la tierra, mar en mí, células, carne, mar, todo es a mar y marea.

Mar la sangre de la tierra, mar mi sangre y también tuya, mar universal fulgura y viviré, aunque muera.

Es el sol mar de fuego, es el hombre mar de sangre, es lo que es el universo ¿qué es lo que es?, que somos ¿sangre?

La sangre: eterna herencia del mar en vuelo sanguíneo más allá de la inteligencia; ¿quién sabe algo del glóbulo y su memoria? Soy el mar que era molécula que soy, que he sido célula. Soy la ola que va, que viene, también soy lo que fuere.

Mucho antes de nacer ya era sin saberlo nació la espuma y de la espuma nació el mar sin quererlo nació la era.

Por mí fluyen sin cesar todas las cosas del Universo.

Walt Whitman. Traducción de León Felipe.

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VIII

Nocturna espuma, va y viene, no descansa la luz del mar. Calma, y el corazón no duerme, mar, no duerme lo que es vital.

Noche hundí mis manos al mar, donde sin luz pude mirar, aprendí a olfatear la sal y encontré el corazón del mar. Entre mis manos estaba el ritmo del universo y las olas palpitaban cual corazón, verso a verso.

Aquella noche en alta mar supe el engaño de la luz: la imagen, la luz no es el mar ¡es más, no es el mar verdiazul! La barca naufraga en el hastío, en las olas como días, cual absurdos y perdidos, nos buscamos, noche y día. Y en la inmensidad de la mar encontré la eternidad, naufragando noche y día ¡imagina mi alegría!

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XIX

La noche y yo en algún lugar del mar, ciego y hombre poeta, creando la mirada del mar dándole ojos a la marea.

El viento empuja mi vela en sueños de gaviota y sal, más allá, adentro, al dolor del mar siempre mí vuelo regresa.

Noche, mar, sin horizonte, hombre, naufrago corazón. Mañana volverá a salir el sol y con él, el horizonte. El barco se pierde en la mar del corazón del olvido buscando los soles niños.

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El marinero

Bajo mar, casi derrotado, revolcado, con esfuerzo, alzó la voz, en reclamo: ¡Por qué si ya estaba muerto! Un hombre renació en la mar se convirtió en marinero. Eco de ola, sabor a sal, y amante del contraviento. Cual matriz, lo gobernó la mar, fue eco de la ola errante, Caín y Abel de la mar de Eva. Un hombre marinero que se convirtió en pirata, con vida-muerte en la sangre y vagabunda ola errante. En el hombre no hay paz y el mar es un reflejo del alma.

II

Y la muerte nos volverá, y no volveremos a mar. Era mar, ha mar, la marea.

III Todo lo que es, es mar de la mar y al amar, se funde y se es. Se morirá para dejar la nube ilusoria. Se fue.

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Epílogo

Abraham Peralta Vélez, ha nacido con este su primer poemario tres veces. La primera el 8 de Julio de 1989, en México DF. La segunda y no menos importante, en Córdoba, Veracruz, su ciudad adoptiva y natal por añadidura, en donde se desarrolló su infancia, disfrutó del fútbol y creció con el verde y húmedo calor de las flores. Ha nacido, por tercera vez, y no menos incipiente –de nueva cuenta en el DF–, en el errante Metamar y el marinero, creado en el año 2008. Ilustrado por él mismo y editado en colaboración de Adriana Aguilar Morales; a través de algunos esfuerzos surge esta edición con un concepto independiente y con este primer libro, emprende e inicia su camino ediciones Tierra Húmeda, esperando ser fértil bajo la lluvia o bajo el sol. Abraham Peralta Vélez, estudiante de Letras Hispánicas en la UAM Iztapalapa, es poeta para sí mismo y aun más importante, poeta en la gente que ha creído en él, ahora publicado en ediciones Tierra Húmeda.