MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

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  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    1/14

    Maurice

    Merleau-Fontg

    $t

    Nl"lDO

    Y SIN$rN

    T|DO

    Prólo91o

    cle

    Ferllatrdo

    lVlor-rter¡¡

    iJñlivitirilDllD

    ¡'',jÁc¡oÑ;iL

    ilr

    i:,.-

    s-dc

    ¡d¡doll9

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    ;:-

    ..i

    o?íio'^rrr*to

    DE

    'r'¿Lrorec^s

    ¡rqult¡ctur{r

    Y

    glcncis

    Hurcne

    I

    ES

    península

    @

    UNAL-tuledellin

    ililiilililliliiiliiillililltitlllilllillllliliillililllrillliililllllilillilil

    6

    4000

    00025844 5

    edicion

    1rJ13

    ;.

    (i

    Nrl

    i.-o\1.\t)

    tF..\

    Cubierta

    cle Jorcli

    Fornas.

    Primera

    eclición:

    julio

    de 1977.

    Realización

    y

    propiedad

    cle

    esta

    edición

    (incluyenclo

    ia traducción

    y

    el

    cliseño de

    la

    cubierta):

    Edicions

    ó2

    s]a.,

    Provenza

    278,

    Bar'

    celona-8.

    Impreso

    en

    Rigs:r, Estruch

    5, Barcelona.

    Depósito

    legal:

    B.

    28.965'1977

    ISBN:

    84-297'1320'1.

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

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    i-e

    ciLrrla

    cle

    Ceizanne

    Irlcccsilalre cicn scsit-incs

    cL: tlabajo

    i)lrr' r

    Lllt

    bodegón,

    cientc.¡

    cincuenta

    sesiones

    de

    pose

    para

    un

    retrato.

    Aque-

    llo

    que

    llamamos su obra

    no

    era

    para

    él

    más

    que

    Lrn

    en-

    sayo

    y una

    aproximación

    a su

    pintura. En

    septiembre

    de

    190ó,

    a los ó7

    años

    cle

    eclad,

    y

    Lnl

    mcs antes

    cie

    morir,

    escribe:

    nMe

    encuentro

    en

    tal

    cstado de

    perturbaciones

    mentales,

    en Llna agitación

    ten gi'anclc

    q[ue, por

    un

    mo-

    mento,

    he

    temido

    qtre

    mi clébil razón no resistiera

    más...

    Hoy

    me

    par-ece que

    me

    sicnto

    un

    poco

    mejor

    y

    qLre

    veo

    más

    ciara

    la

    orientaciór-r cie

    nis esludios.

    ¿Llegaré

    a

    la

    meta tan buscacla

    y

    lan

    largo

    tiempo persegr-iida?

    Pinto

    siempre

    deJ

    natural

    me

    parece que

    hago

    lentos progre-

    sos.) La

    pintura

    ha siclo su

    ntindo

    y

    sLr manera de exis-

    tir.

    Trabaja

    solo,

    sin

    cliscípulos,

    sin aclrliración

    por

    parte

    de su familia,

    sin

    ser alentado

    por parte

    de

    los

    jurados.

    Pinta incluso

    la

    tarcle

    del día

    en

    que

    muere su madre.

    En

    1870,

    pinta

    en I'Estaque mientras los

    gendarmes'le

    buscan

    como

    prófr-rgo.

    Y sin embargo llega a dudar

    de su

    vocación.

    A1 hacerse

    viejo,

    se

    pregllnta

    si la novedad

    de

    su

    pintura

    no

    provendría

    de un

    defecto de

    sus ojos, si

    toda

    su

    vida

    no

    habría

    estado

    cimentada

    sobre un acci-

    dente de su cuerpo.

    A este esfuerzo

    y

    a esta duda respon-

    den

    las incertidumbres

    y

    ias sandeces cle sus contempo-

    ráneos.

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    de la

    vicla

    de

    Cézanne,

    collto lo

    era

    Zola, más

    atento a

    su

    carácter

    quc

    al

    ser-rtido

    de

    su

    pirrtura,

    bien

    ltrtclí;:

    iralari¿r

    conlo

    una

    rnanifesta.ciót

    cnfernriza-

    Porque,

    va

    desde

    1852,

    en

    ¡Ux,

    etr

    el

    colegio

    lJourbon

    d-oirde

    acababa

    de ingresar,

    Cézanne

    inqr-rietaba a sus ami-

    gos

    por

    sus

    cóleras

    y

    sus

    depresiones. Siete

    años más

    larde,

    decidido

    a

    ser

    pintor, cluda

    cle

    su talento

    y

    no

    se

    alreve

    a

    pedir

    a

    su

    padre,

    sombrerero

    y

    después banque-

    ro, qLre

    le

    mande

    a

    París.

    Las

    cartas de

    Zola

    le

    reprochan

    su

    inestabilidad,

    su debilidad, su

    indecisión.

    Ya

    a

    París,

    pero

    escribe:

    "No

    hice

    más

    que

    cambiar

    de

    lugar

    y

    el

    tedio

    me

    ha

    seguido.o

    No tolera las

    discusiones,

    porque

    le

    fatigan

    y

    nunca sabe

    exponer

    sus

    razones.

    El fondo

    de

    su

    carácter

    es ansioso.

    Cuando

    tiene

    cuarenta

    y

    dos años,

    piensa

    que

    morirá

    joven

    y

    hace

    su testamento.

    A los

    cua-

    renta y

    seis, durante

    seis meses, experimenta

    una

    fogosa

    pasión,

    atormentada,

    extenuamente, cuyo

    desenlace nos

    es

    desconocido y

    de

    la

    cual

    no

    hablará

    jamás.

    A los cin-

    cuenta y

    uno,

    se

    retira a Aix,

    para

    encontrar la natura-

    leza que

    mejor conviene

    a

    su

    genio, pero

    también

    para

    volver a

    su medio

    infantii, junto

    a

    su madre

    y

    a

    su

    her-

    mana.

    A

    la

    muerte

    de su madre,

    se apoyará en su

    hijo.

    "La

    vida es terribleo, decía

    a menudo.

    La

    religión,

    que

    comienza entonces a

    practicar,

    comienza

    para

    él

    con el

    miedo a

    la vida

    y el miedo a la muerte.

    nEs

    el

    miedo

    -de-

    cía a un

    amigo-;

    me

    quedan

    cuatro

    días de

    vida

    sobre

    la tierra.

    ¿Y

    después?

    Creo

    que

    sobreviviré

    y

    no

    quiero

    correr

    el riesgo de asarme

    in

    aeternum.r,

    Aunque

    en

    se-

    guida

    se

    profundizó,

    eL motivo

    iniciai

    de

    su religión

    fue

    la necesidad de fijar su

    vida

    y

    de desentenderse de ella.

    Se fue volviendo

    cada

    día

    más

    tímido, desconfiado

    y

    sus-

    ceptible.

    Va

    algunas

    veces

    a

    París,

    pero,

    al

    encontrarse

    con amigos,

    desde

    lejos

    les hace signos de que

    le

    dejen

    tranquilo. En

    1903,

    cuando

    sus

    cuadros

    comienzan

    a ven-

    derse en

    París dos veces

    más

    caros

    que

    los

    de

    Monet,

    cuando

    jóvenes

    como

    Joachim

    Gasquet

    y

    Emile

    Bernard

    acuden a verle

    y

    a

    interrogarle,

    se tranquiliza un

    poco.

    Pero las cóleras

    persisten. Un niño

    de Aix

    le había gol-

    peado

    sin

    querer

    pasando

    junto

    a él;

    desde

    entonces

    no

    34

    pr-rdo

    sopor-i.:rr.

    rriltqtin

    cont¡rctc.

    Ul-r

    clía

    cle

    sr-r

    i.e

    jcz,

    ai

    r-cr-ic

    tropczar,

    L,rlrile

    BcnllL

    cl lLr

    so,jLLt\.o

    con

    srr

    mano,

    (l,rlzanni:5e

    pu:;i-

    furiosr:.

    &lient-ra:,¡ubí¡r

    o.,.,-

    tol1.r

    r.

    l*

    oí;r

    gritar

    c1r_rc

    rr.rclie

    ie

    pon,:lrí;r

    ..la

    n.r-ar.r.o ,-rr,,iriirr.

    l-u"

    l¿riabicr

    ¿r

    caLrs¡r

    clc

    cstc

    tcr.r'or..1

    c-JLrc'aclic

    se

    i.nrisctr_

    yera

    en

    slr

    vicl¿r

    por

    l' qr-re

    arejab¿r

    cle

    su

    tallcr

    a

    ias

    mu-

    jeres

    que

    hr-rbieran

    podiclo

    servirrc

    cle

    n-roclelo,

    cle

    su

    vida

    a

    los

    sacerclotes

    a los

    qr_rc

    llermaba

    upringororr,

    cle

    su

    espíritu

    las

    teorÍas

    de

    Emiie

    Bernard

    ciandá

    se

    le

    hacÍa'

    demasiado

    apremiantes.

    -

    Esta

    pérdida

    clel

    contacto

    espontáneo

    con

    los

    hom-

    bres,

    esta

    impotencia

    para

    dominar

    las

    situaciones

    nue_

    vas,

    su

    huida

    a

    Lrn

    mundo

    de

    hábitos,

    a

    lrn

    medio

    sin

    problemas,

    esta

    oposición

    tan

    rígida

    entre

    la

    teoria

    y

    la

    práctica,

    entre

    los

    contactc¡s

    hnrnanos

    y

    s,

    libertad

    cre

    solitario,

    toclos

    estos

    sÍntomas

    pern-riten

    hablar

    de una

    constitución

    enfermiza,

    y

    por

    ejemplo,

    como

    se ha

    hecho

    con

    eI

    Greco,

    tratarle

    de

    ésqtrizoide.

    La

    iclea

    cre

    trna

    pin-

    tura

    "clel

    naturalo

    vendría

    a

    cézanne

    cle

    la

    misn-ra

    clebi-

    lidad.

    Su

    extrema

    atención

    a la

    natu

    raleza,

    al

    color,

    el

    carácter inhumano

    cle

    su

    pintura

    (clecía

    qlle

    Lln

    rostrcl

    debía

    ser pintado

    como

    un

    objeto),

    su

    devlción

    al

    rnun-

    do

    visible

    no

    serían

    más

    que

    'na

    huida

    del

    munclo

    hu-

    mano,

    la

    alienación

    de

    su

    humanidad.

    _

    F.stas

    conjeturas

    no

    facilitan

    el

    sentido

    positivo

    de

    la

    obra,

    no

    puede

    deducirse

    de

    ellas,

    sin

    más, que

    su pin_

    tura

    sea

    un

    fenómeno

    de decadencia,

    y,

    como

    clice

    Nietzs-

    che,

    de vida

    "er¡pobrecidao,

    o

    bien que

    esta pintura

    nada

    tiene que

    enseñar

    a

    un

    hombre

    realizado.

    Seguramente,

    por

    haber

    hecho

    demasiado

    caso

    a la

    psicología',

    en

    su

    tra-

    to

    personal

    con

    cézanne,

    Zola

    y

    Emile

    Bernaid

    han

    creíclo

    en un fracaso. Es posible

    que, a

    causa

    de sus debilidades

    nerviosas,

    Cézanne

    haya

    conseguido

    una

    forma

    de

    arte

    válida

    para

    todos.

    Abandonado

    a

    mismo,

    ha podido

    contemplar

    la naturaleza

    como

    sólo

    un

    hombre

    ráb.

    h.-

    cerlo.

    El

    sentido

    de

    su obra

    no puede

    ser

    determinaclo

    por

    su vida.

    Tampoco

    se le

    conocería

    mejor

    por

    Ia

    historia

    del

    arte,

    es

    decir,

    hablando

    de

    las

    influencias

    (la

    de

    los ita-

    35

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    lir-,rtrts

    y

    tl.:

    Tirrtt)rclo,

    l1

    drr

    llclltct't''ix'

    la

    cle

    CotlrbeL v

    ,-i.'

    1,-is itttprc:,iottislas);

    tri.

    1lt-rt

    :iLts

    J)fL)ccciittticLrt'C)s

    1;i

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

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    la

    natur¿rleza

    que

    nes

    preciso

    cloblegarse

    a esta

    obra

    per-

    fecta.

    Toclo

    nos

    vicne

    cle ella

    y

    por

    clla existirnos,

    oh'icle-

    rnos

    cl

    l-esto,>.

    Declara

    haber

    querido

    hacer

    dcl Imprcsio-

    nismo

    oalgo

    sóliclo

    como

    el arte cle

    los

    mltseos>.

    Su

    pintura

    scría

    nna paradoja:

    la búscluccla de

    la realidad

    sin

    abanclonar

    la

    sensación, sin tomar otro glrízr que

    la

    naturaleza

    en

    su impresión inmediata,

    sin

    ii.jar:

    los con-

    tornos,

    sin

    encuadrar

    el color

    con el dibr-rjo,

    sin compo-

    ner

    la

    perspectiva

    ni

    el

    ctradro.

    Esto es

    que

    Bernárd

    llama

    el

    suicidio

    de

    Cézanne:

    aspira

    a

    la

    realidad

    y

    se

    prohíbe

    los

    medios

    para

    alcanzarla.

    Aquí

    radicaría

    la

    cau-

    sa

    de

    sus dificultades

    y

    también

    de

    las deformaciones

    que

    aparecen

    en

    su obra

    principalmente

    entre 1870

    y

    1890.

    Los platos

    o las

    copas

    puestas

    de

    perfil

    sobre una

    mesa

    deberían

    ser

    elipses,

    pero

    los dos

    extremos

    de

    la

    elipse

    son gruesos

    y dilataclos.

    La

    mesa de trabajo, en

    el

    retrato

    de

    Gustave

    Geffroy, se extiencle

    hacia la

    parte

    baja

    del

    cuadro

    contra

    las

    leyes cle Ia

    perspectivei.

    Abandonan-

    do el

    dibujo,

    Cézanne se

    habrí¿r entregaclo al

    caos de

    las

    sensaciones.

    Ya

    que

    las

    sensaciones

    harían

    zozobrar

    los

    ob-

    jetos

    y

    sugerir:Ían

    constanternente ilnsiones,

    como

    lo

    ha-

    cen

    a

    veces

    -por

    ejempio,

    la

    ih-rsión

    del

    movir¡riento

    de

    los

    objetos

    cuando

    balanceamos la

    cabeza- si el

    juicio

    no

    reorclenara

    sin cesar las apariencias. Cézanne,

    dice

    Bernard,

    habría

    sumergido

    o

    la

    pintura

    en

    la ignorancia

    y

    su espíritu

    en

    las tinieblas".

    En

    realidad,

    sólo

    se

    puede

    juzgar

    así su

    pintura,

    olvi-

    dando la

    mitad

    de lo

    que

    ha

    dicho

    y

    cerrando

    los ojos

    a lo

    que

    ha

    pintado.

    En sus

    diálogos

    con

    Emile

    Bernard

    queda

    claro

    que

    Cézanne

    intenta

    siempre

    escapar

    a las alternativas prees-

    tablecidas

    que

    le son

    presentadas

    -la

    de

    los seirtidos

    o

    la

    inteligencia,

    la

    del

    pintor

    que ve

    o

    del

    pintor

    que pien-

    sa, la

    de

    la naturaleza

    y

    la

    composición,

    del

    primitivismo

    y

    la

    tradición.

    uUno

    debe hacerse

    sLl

    propia

    óptica

    -clice-,

    y

    entie-.ndo

    por

    óptica

    una

    visión

    lógica,

    es

    clecir,

    sin nada

    de absurdo.>

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    6/14

    jetos

    cercanos parecen

    rlás

    pequerlos, los alcjaclos lü¿rvo-

    re.s

    clc como

    1o

    ha.ceru cr-r

    Lllrr

    l'ofoglaiia,

    tl] currto

    .succdc

    cn cl cinc

    crianckl

    un

    lren

    sc

    acclca

    1,cu¡-lt'attclecc

    rnrtcho

    miis

    rápiclamente

    que

    Lllt lren

    real

    eu las nrismas cor-rdi-

    ciones.

    Decir que

    rln cilculo

    visto olrlicltatuentc

    c-s

    visto

    como una

    elipse,

    nrJ es otra

    cosa

    quc

    sustittrir la

    percep-

    ción

    efectiva por

    e1

    esquema

    de

    lo

    c1t-tc clcbcL'íamos ver si

    f

    uéramos

    aparatos

    fotográficos:

    lo

    qr-re

    velTros

    cn

    realidad

    es una

    forma

    que

    osciia

    alrecledor

    de

    la elipse

    sin

    ser una

    eiipse.

    En

    un

    retrato

    de

    Mme.

    Cénzanne,

    el

    friso

    de tapi-

    cería que

    aparece

    a

    ambos

    laclos

    clel

    cuerpo no

    forma

    una

    Iínea recta:

    sabido es

    que

    si

    una línea

    pasa

    por

    debajo

    de

    una

    ancha

    franja

    de

    papel,

    los

    dos

    trozos visibles

    aparecen

    clislocados. La mcsa

    de

    Gustave

    Geffroy se ex-

    tiende hacia

    la

    parte

    baja

    clel

    cuadro, sí,

    pero

    cuando

    nuestra

    vista

    recorre una

    extensa

    sttperficie,

    las

    imágenes

    que

    obtiene

    sucesivamente

    son

    tomaclas

    desde

    distintos

    puntos

    de vista y

    la

    superficie

    total

    aparece

    combada.

    También

    es verdad

    que

    trasladando

    sobre

    la tela

    estas

    deformaciones,

    las congelo,

    detengo

    el

    movimiento

    es-

    pontáneo

    por

    el

    cual

    se

    apiñan

    unas

    coll

    otras

    en

    la

    pe,''-

    cepción

    y

    tienden

    hacia

    la

    perspectiva

    geométrica.

    Lo

    mismo

    sucede a

    propósito

    de los

    colores.

    Una

    rosa

    so-

    bre un

    papel gris

    colorea

    el

    fondo

    de verde.

    La

    pintura

    de escuela

    pinta

    el fondo

    de

    gris,

    convencida

    que

    la rosa,

    como el objeto real,

    producirá

    el

    efecto

    de contraste. La

    pintura

    impresionista

    pone verde

    en el fondo,

    para

    ob-

    tener

    un

    contraste

    tan vivo

    como el

    de

    los objetos en

    pleno

    aire.

    ¿No

    es

    esto

    falsear

    la

    relación

    de los tonos?

    Lo

    sería si Ia cosa

    se

    detuviera

    aquí.

    Pero la tarea del

    pintor

    trata

    de

    conseguir

    que

    los

    demás

    colores del cua-

    dro convenientemente modificados

    priven

    al

    verde

    pues-

    to

    sobre

    el

    fondo de

    su

    carácter

    de

    coior

    real. De

    la

    misma manera, el

    genio cle

    Cézanne

    consigue

    que

    las de-

    formaciones

    de

    la

    perspectiva,

    por

    la disposición de con-

    junto

    del

    ctradro,

    dejen

    cle

    ser

    visibles

    por

    mismas

    ante

    una mirada

    global, y

    coutribttyar¡

    solamente, como ocu-

    rre

    en

    la

    visión natural,

    a

    clar

    1a impresión

    de

    un

    orden

    naciente, de

    un

    objeto

    que

    está

    apareciendo,

    qlle

    se está

    40

    aglomeritndo

    antc

    nltestt'os ojos.

    Algo

    similar

    ocul're

    con

    cl

    contorno

    cie 1os

    c-,b

    jetos,

    qll.i,

    concebidc

    corno

    una

    línea

    quc

    los

    encierra, no

    ]lcrtclrece

    al munclo

    visible

    sincl

    a

    la

    qeornetría.

    Si

    mar-cainos

    con un trazo

    el

    contorno

    de una

    manzana,

    la

    converlimos

    en tlua cos¿'t, en

    tanto

    que

    es-

    tablecemos

    el límite

    icleal

    hacia

    el

    cual

    ltuycn

    en

    pro-

    ft-rnclidad

    los costaclos

    dc

    la

    manzan¿r.

    lrlo

    scñalar niirgún

    contorno

    sería

    privar

    a

    lt¡s

    objetos

    de su

    idcnticlad.

    Se-

    ñ¿ilar

    uno sólo, significarÍa

    sacrificar

    la

    profundidad,

    es

    decir, las

    dimensiones

    que nos

    facilita

    la

    cosa,

    no

    como

    desplegada

    delante nlrestro,

    sino de una manera

    llena

    de

    posibilidades

    leservadas

    y

    corno

    una realidad

    inagotable.

    Por

    esto

    seguirir

    Cézanne corl un¿l

    modulación

    coloreada

    los

    volúmenes

    del

    ol>jeto

    y

    marcará

    con

    trazos azules

    varios

    contornos.

    La miracla,

    yendo y

    viniendo

    de un con-

    lorno

    a otro,

    alcanza A

    ver

    un

    contorno

    naciente

    de todos

    ellos

    tal como

    oclrrre

    cu la

    percepción.

    No hay nada

    me-

    nos

    arbitrario

    qtte

    estas célebres deform¿rciones

    -defor-

    irraciones

    que,

    por

    otra

    parte, Cézanne abanclonará en

    su

    úrltimo

    períoclo,

    a

    partir

    de 1890, cuando

    dejará de llenar

    su tela de

    colores

    y

    clejarir

    la factttra apletada

    de

    1os

    bo-

    degones.

    El dibujo

    debe,

    pues,

    proceder

    del color, si

    queremos

    que

    el

    mundo

    sea

    reflejado

    en todo su espesor,

    ya

    que

    es

    una

    masa

    sin

    lagunas,

    un organismo de

    colores, a

    través

    de los

    cuales la

    fuga

    de la

    perspectiva,

    los contornos,

    las

    rectas

    y

    las

    curvas

    se

    instalan como

    líneas de fuerza,

    la

    envoltura

    espacial

    se

    constitttye

    vibrando.

    "El

    dibujo

    y

    et

    color

    ya

    no son

    algo distinto; a medida

    qlte

    se va

    pin-

    tando,

    se

    dibuja;

    cuanto

    más se armoniza

    el color,

    tanto

    más se

    va

    precisando

    el

    dibujo... Cuando

    el

    color

    alcanza

    su

    punto de máxima

    riqueza,

    la

    forma

    se

    encuentra en

    str

    plenitud."

    Cézanne

    no

    busca

    sugerir

    por

    el

    color

    las

    sensaciones

    táctiles

    que

    proporcionarían

    1a

    forma

    y

    la

    profundiciacl. En

    la

    percepción

    prirnordial,

    estas

    distin-

    ciones

    del tacco

    y

    de

    la

    ."ista

    son clesconociclas.

    Quien

    nos enseña

    a distinguir

    ntteslros serrtidos

    es la

    ciencia

    del

    clrerpo

    hurnano. Lo

    vivido

    no lo

    reencontramos

    o

    1o cons-

    truimos

    a

    partir

    cle

    1os clatos

    de los sentidos,

    sino

    que

    se

    4t

    ;

    J

    E

    1t

    ¡+

    s

    fi

    Ji

    :l

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    It

    f

    I

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    7/14

    nos ofrece

    de golpe

    corro

    el centro de

    donde proceden.

    7,'etnos

    la

    profundiclad,

    1o aterciopelaclo,

    la suavidad,

    la

    durcza

    de

    ios

    objetos;

    Cénzannc

    decía

    incluso:

    su

    olor.

    Si

    el pintor

    quiele

    expresar

    el mundo,

    es necesario

    que

    la

    disposición

    de

    los

    colores

    lieve en

    sí misma

    este Todo

    inclivisible;

    si

    no

    su

    pintura será una

    ¿rlusión

    a las

    cosas

    y

    no

    las

    reflejará

    en esta

    uniclacl

    imperiosa,

    con

    la

    pre-

    sencia,

    con

    la

    plenitud

    insupelable

    que

    constituye para

    toclos

    nosotros

    la

    dehnición

    cle

    lo real. Ésta

    es

    la causa

    por

    la

    cual

    cada

    toque

    de

    color

    dado

    debe satisfacer una

    infinidad

    de

    condiciones,

    por

    la

    cual

    Cézanne

    meditaba

    a

    veces

    durante

    una hora antes de

    darlo;

    debe,

    como

    dice

    Bernarcl,

    .

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    8/14

    aprcndc

    a

    pintar,

    qlle

    el

    esludio

    geornétrico

    cle los

    planos

    v de las

    fornras

    es necesario.

    Se

    d.ocumeutaba

    sobrc

    i¿r

    eslructura gcol(;gica

    dc

    los

    paisztjes.

    Estas

    rclaciones

    abs-

    tractas iban

    a operar

    en

    la

    acción

    clel

    pintor, pero

    dirigi

    cl¿rs al

    rnundo

    visible.

    La anatornía

    y

    el

    dibuio

    están

    pre-

    scntes,

    cu¿rndo

    cla

    un toqrte

    cle colot',

    colno

    las

    reglas

    del

    iuego

    en

    una partida de

    tenis.

    Lo

    qtre

    motiva un

    gesto

    clel

    pintor

    jamirs

    puedc

    scr la

    sola

    geometrí¿r

    o la sola

    pcr-spectiva

    o las leyes

    de

    la descon-rposición

    del

    color

    o

    cualquier

    conocimiento, sea

    el

    que

    sea.

    Para todos

    los

    gestos qlle

    poco

    a

    poco

    construyen

    un cuadro no hay más

    que

    un

    sólo motivo,

    y éste es

    el

    paisaje

    en sll

    plenitud

    absolr-rta

    -cosa

    quc

    justamente

    Cézanne

    llamaba Ltn

    (mo-

    tivo>.

    Comenzaba

    por descubrir

    las

    bases

    geológicas.

    Después

    clejaba de

    inquietarse

    y

    miraba,

    con

    los

    ojos

    mr-ry

    abicrtos, clice

    Mme.

    Cézanne.

    oGerrninaba

    junlo

    con

    el

    pai-

    saie. Se trataba, olvidada

    ya

    toda ciencia,

    de alcanzar,

    por

    nzedio

    de

    esf-as

    ciencias,

    la

    constitución

    del

    paisaje

    conlo

    organismo naciente.

    Era necesario

    soldar

    tlnas

    con

    otras

    toclas las vistas

    parciales que

    la nirada

    iba

    tomanclo, rett-

    nir

    lo

    que

    se clispersa

    a

    causa

    de la

    versatilidad cle los

    ojos,

    njuntar

    ias

    manos

    elrantes de

    la

    naturaleza",

    dice

    Gasqtiet.

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    9/14

    bradas

    las

    lue-rzas

    'isirrles,

    conro

    er

    cli'ero

    r.

    la-s pasío-

    *es,

    )'

    Llra

    r''ez

    dcscl.'ito

    su f''cio'¿rnlir''_to

    me'ifiesto,

    ]lal,

    ¿a.c

    se presunta

    a_

    clonde

    va tollo

    esto,

    cuál

    es

    su

    r¿r;:orr

    cle

    s;1

    qttó

    clu,ic.re

    ch:cir,

    pr:r

    ejcnrplo,

    ústa

    E;;;

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    10/14

    perar

    quc

    esh ima--en

    sc

    anim.-

    para

    ltts rle¡rnhs.

    Elrlonces

    ir

    ,,¡bt'a

    r.[t-r

    iu'tt]

    habr'¿r

    .i

    Lrnlado csl:rs vichs

    separacla:;, r,.l

    Ilo

    rt.\islil

    .r

    s{rlalncille

    sn ul}a cic.:1[;r:; üt]lnri

    uil

    suilllrl

    f-ena¿

    o un

    ilclirio

    irer:;istcnlc,

    o

    t--tr

    cl

    cspi]cio crlllo

    una

    tela

    lle:lt;t

    rL-:

    colot'e.s,

    :;irro

    qlrc

    lLlrl;it¡ri¿r

    iilclivi^s¿

    crr vauir¡s

    cs-

    piritr"rs,

    plcsunLiv:rrncnle

    cn toclo espíritr-r

    posible,

    colrio

    tuna

    adqr-risición

    para

    sicrtrplc.

    Así

    los

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    11/14

    qlrc ha atr-aído

    sobre el hombre

    Cézerrne

    los

    aconteci-

    .l¡--,i.:tilrts

    1'

    Ias

    inll-renci;rs

    i]Lle sc

    ctcctl c-r.LiLiorcs

    a úi

    f

    illtJ

    lllai'caba

    todo

    iu

    cluc lc

    ira

    succdicir¡,

    csia

    aclirud

    haci¿r

    los

    hombres

    y

    hacia

    el

    mrmdcl,

    actilud

    que

    rlo había

    sieio

    doiiberac{a,

    libre

    frente a

    las

    causas

    cxlernas,

    ¿pLrccle

    clccirse

    que

    sea libre

    frente

    a

    misma?

    ¿Acaso

    la elcc-

    ción

    no

    ha sido rechazacia

    cle esle

    laclo

    cle

    la

    vida

    y

    existe

    elección

    donde no

    hay todavía

    un

    campo

    cle

    posibles

    cla-

    ra¡nente

    articulaclo,

    sino

    un soio

    probable

    y

    como

    una

    sola

    tentación?

    Si

    desde

    mi

    nacimiento

    yo

    soy proyecto,

    imposible de distinguir

    en

    mí lo

    dado

    y

    lo

    creado, resul-

    ta

    imposible clesignar

    un solo

    gesto

    qLre

    no

    sea

    sino he-

    reditario

    o

    innato

    y

    que

    no

    sea

    espont:lneo

    -así

    como

    también un solo

    gesto

    que

    sea

    absolutarnente

    nuevo

    en

    relación

    a

    esta

    manera

    de

    estar

    en

    el munclo

    qlle

    soy

    yo

    clesde el

    principio.

    Es

    lo

    mismo

    decir

    clue nuestra

    vida

    es

    toda constrr-rida

    o toda

    dada. Si

    existe

    una

    verdadera

    li

    bertad, no

    puede

    ser de otra

    manera

    qLre

    en

    el

    curso

    de

    la

    vida,

    a

    través de

    una

    superación

    de nuest¡a

    siluación

    de

    particia, y,

    sin embargo,

    sin

    que

    dejemos

    cle

    ser

    el

    mismo

    -éste

    es

    el

    problema. Dos

    cosas

    son ciertas

    a

    propósito

    de la

    libertad:

    gue nunca

    estamos

    determina-

    dos

    y que

    a

    La

    vez, no

    cambiamos

    nunca'

    Es decir,

    que,

    retrospectivamente,

    siempre

    podremos

    haiiar

    en

    nuestro

    pasado

    el anuncio de

    lo

    que

    hemos

    sido

    después.

    Es

    tarea

    nuestra

    comprender

    estas

    dos

    cosas

    a

    la

    vez

    y entender

    de

    qué

    manera

    la

    libertad

    nace

    en

    nosotros

    sin

    romper

    nuestros

    lazos con

    ei mundo.

    Siempre

    existen lazos,

    incluso

    y

    ante

    todo

    cuando

    re'

    husamoJ tal

    existencia.

    Valéry

    ha

    descrito,

    a

    partir

    de

    los

    cuadros

    de

    Vinci,

    un

    monstruo

    de libertad

    pura,

    sin

    queridas,

    sin

    acreedor,

    sin

    anécdotas,

    si.n

    aventuras.

    Nin-

    gún

    sueño

    le

    enmascara

    las

    cosas

    tal

    como

    son,

    ningún

    iobreentendido

    guía sus certidumbres

    y

    no

    lee

    su

    destino

    en alguna

    imagen

    favorita

    como

    el abismo

    de

    Pascal.

    No,

    ha luchado

    contra

    los

    monstrllos,

    ha comprendido

    sus

    resortes,

    los

    ha

    desarmado

    con

    la

    atención

    y

    los

    ha

    re-

    duciclo

    a

    la

    condición

    de

    cosas

    conocidas.

    "Nada

    más

    libre,

    es decir,

    nada

    menos

    humano,

    qLle

    sus

    juicios

    sobre

    50

    cl

    emor,.sobre

    la.

    mrrcrlc.

    \ios

    los

    rieje

    acli'inar

    e rrlr,és

    cic

    rl ,-rrnos

    Itr-:rgurcn

    Ios

    clc

    si-rrs

    crri'liic1.i.]os.

    "

    Fil

    amor"

    cr-r

    sLr lrrlr-r.r

    (clicc

    rn¿is,-.r

    rr¡..:iros)

    es

    cu5,r

    til,n lcl

    uc

    la

    raz;r

    hurir;rna

    se crtinguiría

    -*-/r¿

    nt.t,[tu'e

    .;i pe

    rtiti'cl;be-

    si

    aquclios

    que

    lo

    hacen

    bc

    vi,lrrarr.''

    l-r;tc

    áesp¡s¿¡,

    qucciLl

    lcusaclt-¡

    por

    cl

    ir u[sus

    c|r)qllis,

    ,l,i-l

    c¡r-ic

    cI colrno

    clcl clcspre-

    cio

    hacia

    ciert¿is

    co.sas

    con.sistc

    en

    c.xaminarlas

    tranq.,ilu-

    mctrte.

    Dibuja

    aqr-rí

    r,

    ;rllá

    uniones

    analómicas,

    cortes

    espantosos

    en

    sitlración

    dc

    hacer

    el amorr,r

    es

    clueñcr

    absoluto de

    sns posibilidades, hace

    lo

    que quiere,

    pasa

    cuando gusta

    del

    conocimiento

    a la vida

    .on irrra

    elcgan-

    cia

    suprema.

    Nedr

    ha hccho

    sin saber

    lo

    que

    hacía,

    1,

    la

    operación

    del

    arte, al

    igr-ral

    que

    el

    acto

    cle

    respirar

    o

    clc

    vivir,

    no va

    más

    allá

    de

    su co'ocimic.to.

    I{a

    h¿rllado

    la

    "actitud

    centralu

    a

    partir

    cle

    la cual es

    igualmente

    posi-

    ble

    conocer,

    actLiar

    y

    crear, pLlesto

    que

    la

    acción

    ,v

    la

    vida,

    convertidas

    en

    ejercicios,

    no son

    en absoluto

    cc,n-

    t'arias

    a Ia

    inciepenclencia

    del

    conocimiento.

    Leonarcro

    es

    Llna

    (potencia

    intelectualo,

    es

    oel

    hombre

    clei espíritr-r".

    Observemos

    mejor'.

    Ninguna

    revelación

    existe para

    Lco-

    narclo. f{ingúrn

    abismo

    abierto a

    su

    clerecl-ra,

    dice

    ValCry.

    Sin

    duda.

    Pero

    en

    Santa

    Ana,

    la

    Virgen y

    eL

    Niño

    existe

    este

    manto que

    dibuja

    un

    buitre y que

    termina

    iunto

    al

    rostro del

    r\iño.

    Existe

    este fragmento

    sobre

    el

    vuelo

    de

    las aves

    donde

    Leonardo

    se

    interrumpe

    varias

    veces para

    seguir

    un

    recuerdo

    de infancia

    :

    o

    parece

    como

    si

    me ha-

    llara

    predestinado

    a ocuparme particularmente

    del

    bui

    tre, pues

    uno

    de

    los primeros

    recuerdos

    de

    mi infancia

    es

    el

    de

    que,

    hallándome

    en

    la

    cuna,

    un

    buitre

    se

    acercó

    hasta

    mí, abrió

    mi

    boca

    con

    su cola y

    me

    golpeó

    con

    ella

    varias veces

    entre

    los

    labios.o

    2

    De tal

    manera que

    esta

    misma

    conciencia

    transparente

    tiene

    su enigma:

    sa-

    ber si

    se

    trata

    de

    un

    verdadero

    recuerdo de

    infancia o

    de

    un

    fantasma

    de

    la edad

    madura.

    Esta

    conciencia

    no

    partía

    1.

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    12/14

    dc

    ju

    nticlrr,

    l1o,ec

    alin-Lenlab:-r

    tiu'npuco

    clc

    lrrisma.

    Henos

    ;rt; Lrr.

    c0itr¡ri.UiifCLiClOs

    cLr

    tttl¿r

    hisioi

    i¡r

    .;Ccrcla

    v

    cil

    ttllíI

    ,;.:1r';r

    ti,l sírlibolos. Si

    [ir-err-i,]

    clui':rt:

    clcscifrar

    el

    ctrigrtta

    ;r

    ¡rai'lir

    cie

    truestros

    conocitnicntr-¡s

    so[lre

    el

    significaclo

    ci'-'i

    r-rrclo

    cle

    las

    'i.""5,

    5ellte

    los

    ['atrl¡isnras

    dc

    icllttlio

    v

    sl-r i'crlación

    co'

    el

    períocio

    clc

    ¿rllr¡truantatrliertlto,

    sin

    cir-rd¿r

    1-it'oieslerrcmos.

    Pe,o

    es

    un

    hccho

    cluc

    los

    egipcios

    hacían

    ilel bLiitre ei

    símbolo

    clc

    la

    matcr¡ici¿rcl,

    claclo

    que,

    crcían,

    ¡oclos

    los

    br_ritres

    eran hembras

    y

    eran

    fecunclaclos

    por el

    viento. También

    es

    Lln

    hecho

    que

    los

    Padres de

    la

    Iglesia

    se set'vÍan

    cle

    esta

    leyenda

    paia

    refutar

    por

    meclio.

    cle

    la

    histoi'ia

    natural

    a

    aqucllos

    .t.r.

    .to

    querían

    creer

    en

    la

    ma-

    terniclaci

    de

    una

    viigen,

    y, es

    probable,

    que,

    en

    -slrs

    lec-

    tL¡.ras

    infinitas,

    Leon"ardo"

    hoyu-

    encontrado

    esla

    leyencla'

    Hallanclo

    en

    ella el

    símbolo

    de

    su

    propia

    suerte'

    Leonarclo

    era

    hijo

    natural

    de

    un

    rico

    notario

    que' en

    ci mismo

    ario cle

    sti

    nacimiento,

    casó

    con

    la noble

    Donna

    Aibiera

    cle la

    cual

    no

    tuvo

    descenclencia

    y

    que le

    recogió

    en su

    c¿rsa

    cuanclo

    cr-rmplió

    lc¡s

    cinco

    años'

    Sus

    cuatro

    prinleios

    ailos,

    pues,

    Leon¿rrdo

    los

    pasó

    con

    sll

    madre'

    la

    larupesina

    abandonada,

    fue

    un

    niño

    sin padre

    y

    aprendió

    a

    conocer

    el

    munclo

    qr-re

    Ie

    rodeaba

    en

    la

    sola

    compañía

    d.e

    esta madre

    grandJy

    desgraciada

    que

    parecía

    haberle

    creado

    rnilagroiamente.

    Si

    en

    este

    momento

    recordamos

    qLle

    no

    se lionoció

    ninguna

    amante

    ni,

    incluso'

    ninguna

    p^asión,

    que

    fue

    acusado

    de

    sodomía,

    pero

    absuelto'

    que

    s"

    dluiio,

    mudo

    en

    lo

    referente

    a

    otros

    gastos

    más.

    cos-

    tosos,

    anota

    con

    un

    detalle

    meliculoso

    los

    costes

    del

    en-

    tierro

    cle

    su

    madre,

    y

    también

    los

    gastos

    de

    ropa,y

    ves-

    tidos

    que hizo

    pará áos

    cle

    sus

    discípulos,

    no

    será

    nada

    d.esmeáiclo

    afirmar

    que

    Leonardo

    no

    amó

    más

    que a

    Lrna

    rnujer,

    su

    mad.re,

    y

    que

    este

    amor

    no

    dejó

    sitio

    más

    quc

    fu.u

    t"t""ru.

    plutát

    üas

    clirigidas

    a

    los

    muchachos

    qi-re

    le

    rocieaban.

    Durante

    los

    cuatró

    ahos

    clecisivos

    de

    su

    infan-

    cia

    había estableciclo

    un

    lazo

    fr-rndamental

    al

    que no

    tuvo

    más

    remeclio

    que

    renunciar

    cuando

    fue

    llamaCo

    a1

    hogar

    J*

    t"

    pacire,

    lizo

    e.,

    el

    que empleó

    todos

    sus

    recursos

    de

    arnor

    y todo

    su

    poder

    de

    abanclonarse'

    Ya no

    le

    quedaba

    más

    sólución

    cluré emplear

    su

    sed

    de

    vivir

    en

    la

    investiga-

    (t

    cirin,n.en

    cl

    conocimiento

    del

    tnr,rncl-o,

    r""

    irueslo

    QLrc

    había

    siclc,

    -rc,ntri'rttl,.¡,

    ilttt

    a

    tronl'crtirse

    cn

    esla

    potencia

    inlelec-

    lLral,

    cstc

    fiombrc

    clel

    cspíritu,

    cstc

    extrau.jero

    entre

    los

    |ombrc-s,

    este

    inciiferente,

    incapaz

    de

    indig¡a_ción,

    de a.mor

    o

    clc

    oclio

    inmediatos,

    q11e dejaba

    inacabaclas

    sLrs obras

    de

    ar.l_c

    par.a

    enti-egar

    su

    tiernpo

    a

    bizarros

    er¡lcrimentos,

    y

    en

    cltrieu

    ru,

    .ont.rnporáneos

    prcsintiet'on

    un

    n-iisterio.

    Toclo

    sr.,ce.l.,

    colrlo

    si

    Leonardo

    jamá-s

    hubiese

    maclurado

    clel

    todo,

    como

    si todos

    los

    lugares

    de

    su

    corazón

    hubie-

    ;;; ;á;

    ocupados

    cle

    antemano,

    como

    si

    el

    espíritu

    de

    i;;;;;i¿".ión'hu6iera

    sido

    para

    é1

    una

    manera

    de

    huir

    cle

    la

    .]i.lu,

    .o*o

    si

    hubiera

    empleado

    en

    sus

    primeros

    uno.

    tu¿o

    stt

    podcr cle

    asentimiento

    1'

    colllo

    si-

    l-rubiera

    p"r*o,.""iclo

    hasta

    el

    ñn

    {iel

    a

    su

    infancia'

    Jugaba

    como

    un

    niño.

    Vasari

    cuenta

    que

    nconfeccionó

    r-tuer

    pasta

    de

    cera,

    ,v,

    nrienlras

    u.

    pur"áb^,

    formaba

    con

    ella

    animales

    m.u"

    ¿.f

    i.ados,

    hr,ecós

    -v

    llcnos

    de

    aire;

    soplaba,

    en

    su

    ir,t..ior,

    y volelban;

    salí¿i

    el

    aire,

    y v.lvían

    a

    c¿rer

    al

    sr-relo.

    É^Ui""á,,

    hallado

    el

    viñaclor:

    del

    BelvedLrre

    Lrn

    lagarto

    sin-

    ;,;l;t,

    i;"n"rdo

    le

    hizo,

    con

    la

    piel

    de

    olros

    animales

    cle

    ,-tlir*u

    cl:lse,

    un¿rs

    alas

    que

    llenó

    de

    mercrtt'io'

    dc suer-

    ;; ;;"-;;*blaban

    y

    se

    movían

    al

    moverse

    ei

    lagarto

    ;

    lue-

    go i"

    pintó

    ojos,

    plrso

    cuernos

    y barbas'

    lo

    domesticó

    í

    1o

    ti"uoba

    n

    una

    cajita,

    asustando

    con

    él

    a sus

    ami'

    ;";;t^;"i

    *ir*o

    modo

    que,su-padre

    1e

    había

    abandona-

    á.,

    ¿f

    d.ejaba

    sus

    obras

    inacabadás.

    Ignoraba

    la

    autoridacl,

    u,

    .n *n'r"ria

    d'e

    conocimiento,

    no

    se

    fiaba

    más

    que

    rJe

    la

    ;;;;;;ü;;

    t-

    a"

    su

    propio

    juicio,

    como

    sucede

    a

    menudo

    .on

    oq.,.tlós

    c1.te

    "o

    f-tu"

    siclo

    educados

    en

    la

    intimida-

    ;;

    /

    el

    pocler

    protector

    del

    padre'

    o

    sea

    que incluso

    ;;;"

    ;t,to

    pocl*r

    á"

    "*u-"t',

    esta

    soledad'

    esta

    cu'iosidad

    ;;"

    á;fi""n

    el

    espíritLl

    no

    se

    han

    establecido

    en

    Leonardo

    de

    Vinci

    más

    clue

    en

    relación

    con

    su

    historia'

    En el

    colmo

    áá

    tt

    tiU.rtad,

    é1

    es,

    por

    esta

    misma

    causa'

    el niño

    que

    fr.

    ti¿",

    y si

    está

    sepárado

    cle

    algo

    es

    porqlle

    está

    atado

    u

    todo

    lo

    demes.

    Convertirse

    en

    plrra

    conciencia

    es

    tam-

    bién una

    manera

    de

    tomar

    posiciones

    frente

    a1

    munclo

    y

    3.

    'tJn

    sotn'enir

    clenfcntce

    cle

    Léonsrcl

    cle

    Vit¿ci'

    p'

    189'

    53

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    13/14

    1

    1

    frente

    a

    los

    clemás,

    -\'esta

    manera

    Lecinarclo

    [a

    ha apren-

    cliclo

    .s'nric.ch

    la

    sitLración

    ciuc

    rc,

    había

    siclo

    crc¿icl* por.

    stt

    uacitnicnlo

    1r

    llor.

    sLr infancia.

    No

    cxisLc

    ninguna

    con-

    ciencia

    que

    no

    sea

    concitrcida

    por

    su

    coinpromiso

    pr:imor-

    cli¿ri

    en

    la

    vida

    y por

    Ia

    formá

    de

    estc

    cornpromiso.

    Lo

    que

    p'cliera

    h¿rber

    de arbitra.io

    en

    ias

    exltricttcio-

    ¡¡cs

    de

    Freud

    no

    serviría

    en

    nac{a

    para

    clesa.r"áit".

    .r,

    este

    caso

    Ia

    inttüción

    psicoancLlítictt.

    Más de

    una

    vez,

    el

    lcctor

    se

    ha

    detenicio

    por

    la falta

    de pt"uebas.

    ¿por

    que

    esto

    y

    aquello no?

    La

    cuestión

    purec" imponeise tanto

    más

    cuanto

    Freud

    facilita

    "

    me.r,ráo

    varias

    interpretacio-

    nes,

    sienclo

    cada

    símbolo,

    segú'

    Freud,

    .,predúermina-

    clo".

    Además

    está

    bie'

    claro

    q.,e

    ,,.ro

    clocti.ina

    q*e

    hace

    inte^'enir

    ia

    ser*aliclacl

    e.

    toclas

    partes

    no poclría,

    según

    las

    reglas

    cle

    la

    lógica

    inductiva,

    estabrec",

    i.,.

    efrcácia

    en

    parte

    al.quna,

    ya que

    se privzr

    cle

    tocla

    contraprueba

    exclu_

    1'e'do

    de

    entrada

    cualquier

    caso

    diferenciar.

    Ésta

    es

    ra

    maller:a

    de

    triunfar

    sobre

    el

    psicoanálisis,

    pero

    solamente

    sobre

    el

    papel.

    Ya,que

    las

    sugerencias

    clei psicoa.rulirtu,

    si

    bien

    jamás

    pueden

    r.. probudas,

    tampoc-o

    pueden

    ser

    elinrinadas:

    ¿cómo

    imputir

    al

    azar

    las^complejas

    rela-

    ciones

    -

    que

    el

    psicoanalista descubre

    entre

    ei

    niRo

    y

    el

    aclulto?

    ¿Cómo

    negar

    que

    el psicoanálisis

    nos

    ha

    ense-

    ñado

    a apercibir,

    a

    1o

    largo

    una

    vida,

    ciertos

    ecos

    y

    alusiones,

    interrupcion"s

    y

    reanudaciones,

    un

    encadena_

    miento

    que

    no

    osaríamos

    poner

    en duda

    si Freud

    hubie-

    ra

    construido

    sobre

    ella

    una

    correcta

    teoría?

    El

    psicoaná-

    lisis

    no está

    hecho

    para

    darnos,

    como

    las

    ciencias

    de

    la

    naturaleza,

    relaciones

    necesarias

    de

    causa

    a efecto,

    sino

    para

    indicarnos

    ciertas

    relaciones

    de

    motivación

    que,

    por

    principio,

    son

    simplem_ente

    posibles.

    No

    es preciso

    .figu_

    rarnos

    el

    fantasma

    del

    buitre

    en Leonardo,

    cón

    el

    pasado

    infantil

    que dicho

    fantasma recubre, como

    una

    fuerza

    que

    determinó

    su

    porvenir.

    Es

    más

    bien,

    como

    Ia

    palabra

    clel

    augur,

    ,n

    símbolo

    ambiguo

    qlre

    se

    aplica

    cre

    ántema-

    no

    a varias

    líneas

    cle

    sucesos posibles.

    De

    una

    mane_ra

    más

    precisa:

    el

    nacimiento

    y

    el pasaclo

    definen

    para

    cacla

    'icla

    categorías

    o dimensiones

    fundamentales

    qire

    no

    im-

    ponen

    ningúrn

    acto

    en particular,

    pero

    que

    se

    leen

    o

    se

    54

    fl

    reencuentran

    en

    todos.

    Tanto

    si

    Leonardo

    cede

    a

    su

    in-

    fancia

    corno

    si

    srticre

    escapar

    c1e ella,

    uo dejará

    cie

    ser

    1o

    que l-ra sirto.

    inch-rso

    las

    clecisiones

    qlre

    nos

    traitsf'o:--

    man

    iran

    sido

    siemprr:

    tot¡aclas

    en

    vista

    de uua

    sitr-ración

    d-e hecho;

    tlna

    sitr-iación

    de

    hecho

    pi-icde muv

    bien

    ser

    nceptacla

    o

    r"c1lr:s¡.cla,

    pero

    no

    pried-e

    Cejar

    c1e

    alinlcn-

    tar

    nlrestro

    irnpr-rlsc

    -r,'

    de ser

    ella

    mismii,

    paia

    nosotlos,

    en

    tanto

    situación

    (a

    aceptar)

    o

  • 8/19/2019 MERLEAU-Ponty, Maurice. La Duda de Cézanne

    14/14

    restos

    de

    una

    fiesta

    desconocida.

    Solo

    eir

    el

    munclo,

    ,ua

    vez

    más,

    sobre

    una

    tela,

    cc¡n

    los

    colore.s,

    .t.t

    "

    .""iir",

    ,.,

    ]jl-:t.r.ld,

    Y

    l:r

    pmeba

    de

    ,., .,olo,l

    clebc

    .rp*",ln^^á"

    Iu,

    rL-r'As,

    crc

    sLr

    esclrtinricrro.

    Hc

    aquí

    por

    qiré

    iirtcrr.oga

    cste

    cuadro

    que

    nace

    de

    sLrs

    rr-*rnos,

    á.".1-

    ü;;;;;il1.

    lo,

    .tros

    puestas

    sobre

    s'

    tel¿r.

    F{e

    aquí

    por:

    qrlé

    ;u,"ris

    A";O

    cle

    trabajar'

    Y

    e.s

    que

    nunca

    abanionamos

    nuerstra

    rricra.

    No

    vcmos

    .iamás

    ni

    Io

    i.l.,o

    'i

    Ia

    libertacr

    cara

    o

    .oro.

    56

    57

    La

    novefa y

    la

    metafísica

    ;r-Lo

    quc

    nte.

    sorprertde

    es

    gue

    te

    vects

    a'fectada

    cle

    una

    nl.ener.a

    taln

    corz-

    creta

    por

    uncL

    situación

    ntetu-t'ísica.

    -Es

    que

    se

    trata

    de

    algo

    cartcreto

    -dijo

    Frangoise-,

    estrí

    erz

    jtLe,go

    torlo

    cl

    scnticlo

    da tui

    vídu.

    -No

    digo que

    no

    sea

    algo

    concreto

    -dijo

    Pierre-.

    De

    todas

    forntas

    es

    ex-

    cepcíonal

    este poder

    que

    tienes

    de

    vivír

    con

    cLrerpo

    y

    alma

    uza

    idea.r,

    S. nn

    Br¡ruvau>

    I

    I