Memorias para la revolución de 1810

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“Las nacionalidades no son árboles adventicios nacidos en tierra movediza, de la semilla viajera que el viento transporta a su capricho de una región a otra; ellas son como los gigantescos olivos, ombúes o encinas de los solares paternos, cuyas raíces se pierden en las más profundas capas del suelo, recogen su savia de los más remotos países, y cuya sombra ha cobijado generaciones y más generaciones de abuelos y nietos (...) lo que constituye la personalidad, el alma, el timbre, la fuerza y vitalidad de una nación, es la constancia y convencimiento de la ley de unidad que vincula el núcleo viviente con sus remotos orígenes ancestrales”.

Joaquín V. González

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"El historiador deberá cruzar este infierno guiado por las altas virtudes que sólo el estudio, el raciocinio y el amor de la patria y la humanidad engendran y mantienen, tan más en el siglo vivido por la Nación Argentina , en el cual, como ha de verse en este breve estudio, acaso más que en ninguno de sus contemporáneos, la pasión de partido, las querellas domésticas, los odios de facción, la ambición de gobierno o de predominio personal, constituyen una de las fuerzas más permanentes y decisivas en el dinamismo general de todo el país.”

Joaquín V. González

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“Incendio de ´La Protesta´ y asalto a ´La Vanguardia´. Para dar cuenta de los diarios y locales obreros formose una muchedumbre de gente adinerada, diputados, empleados de gobierno, sirvientes, policías y militares. Una vez frente al diario anarquista, la multitud, freneticamente exaltada, destrozó las puertas con los machetes de los vigilantes y, segura de que no hallaría resistencia, atacó las inermes máquinas de imprenta, los muebles, las máquinas de escribir, los libros, etcétera. Luego, prendiole fuego. Las llamas implacables eran saludadas alegremente por los incendiarios, que agitaban galeras, bastones, sobretodos, en infernal gritería de vivas a la patria y mueras al anarquismo”

Sebastián Marotta

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