Memorias de Celedonio Pereda

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Memorias de la Familia Pereda Susana de Pereda de de Bary 1992 Pag. 1 (50)

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Memorias de la Familia Pereda

Susana de Pereda de de Bary

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PrólogoUna tarde, en la estancia, conversando con mi nieto Mariano Paz, sobre los

recuerdos que mi padre don Celedonio Pereda había recopilado y que el había leido en parte, me sugirió la idea de hacer un resumen con lo más interesante de manera que su generación pudiera conocer y valorar la vida y la obra de sus antepasados.

Me gustó la idea y me puse en la tarea de ordenar y rescatar, lo que me parecía de mayor interés, lo que pudiera tener alguna enseñanza, siguiendo en lo posible el orden cronológico de los hechos.

La lectura de estas páginas me puso en contacto con hombres como don Vicente mi abuelo y don Celedonio mi padre que, con gran visión de futuro, se lanzaron a la aventura de conquistar, con su trabajo, el entonces desierto campo argentino, con la sana ambición de formar esos establecimientos modelos que han contribuido a forjar la personalidad de nuestro país.

Si es cierto que triunfaron, fue porque trabajaron sin descanso y con fe, inteligencia y dedicación.

Para ellos mi admiración y agradecimiento.

Que en la lectura de estas páginas, los descendientes encuentren, en los sanos consejos y en los buenos ejemplos, el estímulo necesario para seguir los pasos que ellos trazaron.

Estos recuerdos fueron dictados por Papá alrededor de 1938, ya que debido a su ceguera no podía escribir.

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Recuerdos de la Familia PeredaEn 1927 la fortuna se transformó en Sociedad Anónima. Con tal motivo me parece

justo hacer una recopilación de los informes y recuerdos que tengo, a fin de que las generaciones venideras sepan a quien le deben lo que se les ha legado, y que estos recuerdos no desaparezcan.

El fundador de la familia fue don Celedonio Mateo y los colaboradores posteriores fueron: Su esposa doña María Garcia Ponde de Pereda, su hijo Don Baldomero y mi padre don Vicente.

He insistido en que la Sociedad Anónima lleve el nombre de Pereda porque los hombres que la han formado han sido de este apellido, Unos directamente unidos como don Celedonio Mateo y otros indirectamente como Rosendo, Eduardo, Eulogio y Luciano, todos Pereda.

Celedonio Mateo de PeredaMi abuelo Don Celedonio Mateo nació el 3 de Marzo de 1782 en Bedón, cerca de

Medina de Pomar, Castilla La vieja, España. Era hijo de Juan de Pereda y Bustillo y de Santas Pereda.

De su infancia y adolescencia no tengo más datos, de que empezó a estudiar la carrera eclesiástica, la que luego abandono trasladándose a esta ciudad donde el 24 de Mayo de 1815 se casó con doña María García Ponte, nacida el 26 de Marzo de 1876, hija de don Francisco García Ponte y de doña Francisca Ferrgut.

De ese matrimonio nacieron:

Francisco Baldomero, el 28 de Febrero de 1816, que murió soltero a los 52 años.

María Dolores el 6 de Noviembre de 1829, se casó con Juan Blumstein, no tuvo hijos y murió a los 81 años.

Isabel el 7 de Julio de 1823 que se casó el 15 de Enero de 1859 con su primo Vicente Pereda nacido en Bedón el 27 de Octubre de 1926, hijo de Angel Pereda y Bustillo y de Lorenza Pereda. De este matrimonio yo fui el único descendiente y escribo estos recuerdos.

Celedonio Mateo debe haber llegado a Buenos Aires entere los años 1805 y 1807, a los 23 años. Los pocos datos que hay son los siguientes.

En 1821, época del gobernador don Martín Rodríguez, figura contribuyendo un empréstito forzoso con la suma de 100 pesos fuertes.

En el almanaque Blondel del año 1826 figura con tienda en la calle La Plata No 10 y en 1833 con almacén en la calle Victoria 102.

En la obra de José María Ramos Mejía: “Rosas y su tiempo” del año 1907 dice: En publicaciones de esa época que resumen la vida comercial puede verificarse este hecho: Los apellidos más conocidos de la sociedad, hoy mismo de mayor abolengo, pertenecían a este comercio modesto, bastaría citar algunos para convencerse... Celedonio Pereda con efectos navales.

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Como vemos fue comerciante y se distinguió en las invasiones Inglesas. Falleció en el pueblo de Quilmes el 30 de Diciembre de 1833 a los 53 años. Dejó transcripta una carta en su retrato que dice: “Legué a mis hijos, no tanto una pequeña fortuna cuanto una vida pura, empleada en el ejercicio de todas las virtudes sociales”.

A su fallecimiento deja las siguientes propiedades: Tacuarí Nro 11 (luego 371) que se empezó a edificar el 19 de Diciembre de 1826. Ha sido la casa solariega donde yo nací y dopnde nacieron todos mis hijos.

Una casa esquina en Chascomús, donde tenía un comercio en sociedad con su cuñado don Juan Manuel García Ponte.

La esquina de Méjico y Cevallos, esta propiedad fue conocida, en la familia como la Quinta de Pijuán, donde iban a veranear.

El capital de la casa de comercio de Chascomús y dinero en efectivo.

El testamento de Celedonio Mateo por declaración de testigos dice: que ha sido casado y tiene tres hijos Baldomero, Dolores e Isabel. Que deja como herederos universales a su esposa y tres hijos. Que da libertad a sus esclavos que eran tres. Que tiene una casa en el pueblo de Chascomús cuyo habilitado es don Tomás García que a su hijo Baldomero corresponde le reconozcan $15.000,00 que de un negocio ya efectuado. Que nombra como albacea a su esposa, A su hijo Baldomero y al doctor Lucas González Peña en el orden enumerado. Que cede a sus hermanos los bienes que pueda heredar en España.

Actuación de María García Ponte de Pereda y Baldomero Pereda

Doña María García Ponte, como se ha dicho, era hija de don Francisco García Ponte que tenía una relojería en la calle Cabildo, y cuando la independencia, emigró a Montevideo.

A la muerte de su padre mi tío Baldomero tenía 20 años, sigue con los negocios de su padre, en sociedad con su madre, y les da un fuerte impulso.

En 1840 hay una circular, pidiendo una suscripción voluntaria para combatir a Rivera, Doña María contesta diciendo que su hijo está ausente y que ella no puede contribuír más que con $300,00

En el mes de Mayo de 1841 fe depositado en el zaguán de la casa un expósito, que la familia adoptó, siendo sus padrinos Baldomero y Dolores, llevó el nombre de Eduardo Pereda y figuró como de la familia.

Hay dos cartas de don Juan Blumstein, esposo de Dolores en 1843 en la que cuenta de su viaje a Europa, para hacer construir una máquina para el futuro Molino San Francisco, que proyectaba en sociedad con el tintorero Laroche. Por las explicaciones que da a Don Baldomero, se deduce que tenía una participación en los negocios. También le dice que las tahonas se las puede vender a Taurel. Habla sobre una remesa de lana vendida en Europa. Además de una lista de mercaderías, para que don Baldomero las venda y coloque el dinero a interés.

En Mayo 2 de 1851 Doña María G. P. de Pereda compra a Hermenegildo Bonorino la propiedad de Suipacha y Tucumán en $210.000,00 m/c.

El 24 de Septiembre del mismo año compra una casa en la ciudad de Dolores en

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$65.700,00 m/c para establecer un negocio figurando como socios Nicomedes Zabala y Eduardo Pereda.

El 20 de Mayo de 1856 fallece María Dolore García Ponte de Pereda. Su testamento es hecho por información de testigos establece lo siguiente:

1. Que nombra por albaceas a sus hijos Baldomero, Dolores e Isabel en el orden escrito.

2. Que deja a su hija Isabel la cómoda donde tiene sus ropas y alhajas.

3. Que el tercio de mis bienes lo dejo a mis queridos hijos.

4. Dejo $50.000,00 m/c al joven Eduardo, quedando en poder de Baldomero hasta su mayor edad.

5. Dejo a Carmen Ponte mi sobrina $10.000,00 m/c.

6. Es mi voluntad que mi hijo Baldomero sea quien corra en todos los intereses hasta su total liquidación, por ser estos intereses que hay en Sociedad.

Buenos Aires, Mayo 19 de 1956.

Actuación de Baldomero PeredaEn 1865 la sociedad de Baldomero y Vicente Pereda tenía los siguientes negocios:

La casa de Azul fundada por mi padre en la que estaba habilitado al 1/3 de las utilidades de don Matías Aguirre

La casa a cargo de Bartolomé Gaviña también en Azul.

La otra casa en el pueblo de Gualeguaychú, Entre Ríos, a cargo de Luis Fano. Además tenía algunas propiedades especificadas en el citado documento, importando todo de este activo $3.945.000,00 m/c y un pasivo d e$596.994,00 m/c.

A la muerte de Don Baldomero se encontró una hipoteca de la casa de Lima y Estados Unidos hecha por el Sr. Juan Aldao y a favor de Don Baldomero por $400.000,00. A la presentación de este documento el Sr. Aldao se negó a pagarlo y no quiso dar nunca explicaciones sobre la causa de esta hipoteca. Entablada la acción judicial se ganó el pleito y se percibieron los $400.000,00.

El 20 de Septiembre de 1868 muere Don Baldomero después de un ataque de Apoplejía, que le dio en la calle y del cual no reaccionó, sin haber hecho testamento.

De los pocos papeles que quedan de Don Baldomero, se ve, por las cartas cambiadas con su cuñado, Juan Blumstein, que hacía negocios de cierta importancia de Importación y Exportación con Francia.

Entre los documentos hallados figura comprando por cuenta de Plazamortero el teatro de la victoria en 1400 onzas de oro. Este documento demuestra la historia de este negocio, y las dificultades que tuvo para el reembolso del dinero. En algunas boletas de depósitos del Banco de Londres que se han encontrado, se ve que de 1861 al 67 hay depósitos por valor de $900.000 a $1.000.000 m/c.

En 1849 hay un documento por el cual compra 400 onzas de oro. También se encuentra una serie de pagarés y de letras que no sabemos si han sido pagadas o no.

Como se ve de todo esto Don Baldomero Pereda era lo que en aquellos tiempos se llamaba un banquero, pues prestaba dinero y hacía compras de oro. Seguramente él fue

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el que implantó la política que hemos seguido mi padre y yode tener siempre dinero disponible y no recurrir nunca al crédito.

Fue miembro del Directorio de la Cia. Primitiva de Gas y durante la Jefatura de Policía de don Cayetano Cazón tuvo un puesto importante en dicha repartición.

He encontrado un borrador muy original, en el que da instrucciones a los habilitados de las casas de comercio, para que traten de evitar el hospedaje de los estancieros en las casas de negocios, donde dormían y comían con ellos y sus caballos, por los gastos que esto ocasionaba.

Las casas de comercio también aumentaron bajo su administración tanto la de Dolores como la de Azul.

En 1868 hay cartas de Vicente Pereda sobre compra de campos, edificación de la Iglesia, también carta de Casagemas y de don Diego de Alvear sobre la construcción de un puente en el Samborombón

Vicente PeredaA la muerte de mi tío Baldomero, acaecida en 1868 mi padre queda al frente de

los negocios que consistían en varias casas de comercio: dos en Azul bajo las firmas de Pereda y Aguirre una y la otra Gaviña y Cia. Una en Gualeguaychú a nombre de Luis Fano y dos en Buenos Aires que giran a nombre de Antonio Armesto y Cía. y la otra a nombre de Pereda y Almeida.

Mi padre don Vicente era un hombre de una inteligencia muy clara y despejada. De carácter enérgico y fuerte en los tiempos de su juventud; nunca dejaba lo que podía hacer en el día, para el siguiente. Ayudaba mucho a los que trabajaban con él o a aquellas personas a quienes distinguía con su aprecio y cariño.

Su clara inteligencia duró hasta unos pocos meses antes de fallecer; para mí era un placer comentarle los negocios o noticias del día. Pues siempre los dilucidaba con una claridad admirable.

Eramos verdaderos amigos y yo nunca hice un negocio, ni tomé una resolución importante, sin consultarlo y estábamos generalmente de acuerdo en nuestro modo de pensar y ver las cosas.

Actuación de Vicente Pereda

En 1853 Vicente Pereda en sociedad con sus primos Baldomero y Rosendo fundan la casa en Azul, bajo la base del negocio que compraran al señor Gregorio Barragán en Dolores.

En 1866 mi padre estableció en Buenos Aires, con el señor Antonio Armesto, un registro por mayor de ropería poniendo él un capital de $400.000.- y Armesto $200.000.- m/c con contrato por seis años utilidades a medias. Existen balances desde 1367 a 1873 resultando Pereda con un capital de 840.000.- a la liquidación de la sociedad en 1874 en que Quintana Hnos. y Fernández se hace cargo del negocio.

La amistad entre Pereda y Armesto fue siempre muy cordial y se tenían mutuas consideraciones, teniendo Armesto gran confianza en mi padre. Cuando en 1887 hizo un viaje a Europa lo llevó a Armesto, costeándole los gastos del viaje. Esta amistad fue íntima y respetuosa hasta el fallecimiento de Armesto.

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El 5 de Julio de 1878 Vicente Pereda compra la propiedad Belgrano 919, en esta casa se instalan los escritorios, las cocheras y luego el garage; se comunicaba por los fondos con la casa de Tacuarí 371.

En 1868 Vicente Pereda compra una casa en la calle Piedras 875 en $46.000.- y otra en la calle Salta 673 en $97.000.- Estas dos propiedades, aunque están a nombre de mi padre fueron compradas con dinero que pertenecía a mi madre, quien siempre las administró, pues las rentas que le pertenecían fueron siempre guardadas y manejadas por ella, no interviniendo mi padre en su dinero. Sistema que, bueno o malo, yo también he seguido y que aconsejaría que ustedes lo siguieran.

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Beltrán y Fernández empezaron a andar mal, y como mi padre antes de morir me había encargado que ayudara a la casa de Asul, les hice una hipoteca sobre el campo en 1914, en sociedad con Ramón Andia.

En el año 1920 tuve que comprar el campo y como la casa iba directamente a la quiebra, y no podía permitir que anduviera en los diarios y pasquines de Azul la quiebra de la casa Pereda, fue esta la razón por la que me hice cargo del pago de todas las deudas.

Transcribo aquí la carta, que con motivo de la liquidación definitiva de la casa mandé a Ramón Andía.

Buenos Aires, Abril 21 de 1926

SEÑOR RAMON ANDIAAZUL

Querido Ramón:

Por fin la laboriosa liquidación de la casa Vicente Pereda ha terminado, con un saldo a favor de $129.078.- m/n por el cual acompaño un giro a tu orden.

Las pérdidas han sido grandes, pero ha quedado el nombre de la casa Vicente Pereda sin mancha y sin que ninguno de aquellos que le habían confiado su dinero, escudados en el nombre que llevaba, puedan pronunciar una queja.

La única recomendación que me hizo mi padre al morir fue que dentro de mis medios la ayudase y que me confiara a Ud. Pero sin que esto fuese a causarle ningún perjuicio.

Usted es testigo de los grandes esfuerzos pecuniarios que hice para que no cayera, pero el desastre fue tan enorme que ella murió con honra a los pocos años de la desaparición de su fundador. Al decirme que ayudara a la casa, seguramente él tenía en cuenta, las dos veces que debido a su intervención directa, la casa se había salvado de la bancarrota, hechos que Ud. conoce mejor que yo. Para conseguir este objeto tuvo él, hombre en quienes apoyarse, y esto fue lo que a mí me faltó. Usted sabe lo que se opuso a la edificación de la nueva casa, diciéndome que este sería un clavo para mí, que en la casa vieja habían podido ganar dinero él, Gaviña, Aguirre, Fano, Vicente Lopez y Outon y habían capitales para fundar otras casas: M. Pereda, Returerto, Domínguez, y algunos más cuyos nombres no recuerdo, y que para prosperar no se necesitaba casa nueva sino constancia, economía y orden.

Yo desoí su opinión creyendo que lo que me decía respecto a la edificación de la casa eran cosas de viejos, por aquello de que los jóvenes creen verlo todo con más claridad que los mayores, sin tener en cuenta la

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experiencia que da la edad. Y aquí es el caso de recordar que mi padre siembre repetía: “el diablo sabe más por viejo que por diablo”.

Habló como un profeta y todo lo que me anunció se ha cumplido al pie de la letra.

La única habilidad que tuvieron fue la de poner a la casa el nombre de Vicente Pereda, y ese nombre honrado y glorioso para mí, es el que los ha salvado de la quiebra. Pues vuelvo a repetirle que los que al pasar lean su nombre en la fachada no tengan una palabra que decir en su contra y que los más agradecidos hagan como el Coronel Prado que al enfrentar la casa se quitó el sombrero y pronunció las palabras llenas de cariño y respeto.

Muy satisfecho de esta pérdida quedaré, si ella les sirve a mis hijos como enseñanza, de que más vale conservar un apellido honrado y prestigioso que no el dinero que en detrimento del nombre se economizaría y que inspirándole confianza en las palabras “Legué a mis hijos no tanto una pequeña fortuna cuanto el ejemplo de una vida pura empleada en el ejercicio de todas las virtudes sociales”, que dejara escritas mi abuelo al morir, sigan llevando el apellido prestigioso de Pereda en este país y enseñándoselas a sus hijos como lo han hecho hasta hoy las cuatro generaciones que nos han precedidio.

No siento tanto el dinero perdido como la desaparición de la casa, pues hubiera deseado, como su fundador, gozar mientras viviera al ver los nuevos capitalistas que hubieran salido de la sombra del árbol añoso, fundado por mi padre en 1857.

Bueno mi querido amigo, me disculpará esta larga epístola, ya que usted es la única persona a quien puedo confiarme por ser el que conoce bien la historia de la casa, habiendo sido uno de sus mayores propulsores y el que la llevó cuando la dirigía, a su mayor apogeo y prestigio.

Su amigo y S.S.

CELEDONIO PEREDA

Campo “La Isabel”

De los Pereda que figuran antes de mi padre ninguno de ellos fue aficionado al campo, él fue el primero que se inició en esa clase de negocios, con las ganancias obtenidas en las casas de comercio que tenía.

El 5 de mayo de 1868 Don Vicente Pereda compra a Pedro Salaberry, quien compró al Gobernador de la Provincia Don Adolfo Alsina, la suerte No 62 conocida por “El Sauce” de 1200 cuadras o sea 2024 Ha. En $100.000,00 m/c que forma parte de La Isabel

Tuvo como socio a un mendocino Don Narciso Lencina, a quien se lo oí ponderar como inteligente hombre de campo y muchas veces ha repetido el consejo que este hombre le había dado: “Don Vicente como bueno pague lo que le pidan, campo malo por ningún precio”. Con este hombre poblaron La Isabel y como fue muerto de una puñalada en las carreras, el campo tuvo que salir a remate y mi padre lo compró.

En 1874 Vicente compra a Laureano Espinosa 1200 cuadras en $230.000,00 m/c suerte denominada San Vicente que se incorpora a La Isabel.

También en 1874 compra los lotes 9 y 11 conocidos por Fondos del Tiempo y Santa Catalina.

Mis primeros recuerdos de La Isabel son muy vagos respecto de las haciendas que

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hubo, creo eran solo ovejas.

La primera vez que fuimos a Azul con papá, mi madre y yo, fue cuando la separación con Aguirre en 1871. Yo tenía 11 años. Entonces no había más que unos ranchos y se llamaba La Posta, por que era el sitio antes de Azul donde las galeras cambiaban los caballos.

El primer encargado que recuerdo fue Gregorio Martinez, simultáneamente con Juan Pereda, después hubo un catalán que creo se llamaba Jacinto Farran, posteriormente vino Ramón Ortiz que estuvo bastante tiempo y como era hombre muy económico salió con un capitalito para establecerse solo.

A Ortiz lo sucedió Ramón Izaguirre que ya era puestero en La Isabel y como este apenas sabía escribir y leer un poco, se puso a don Ramón Cedrúm, un antiguo comerciante de Azul, para que llevara los libros y escribiera la correspondencia; como Ramón era tan listo al poco tiempo se puso al corriente de la lectura y la escritura. Ramón se retiró con un capital regular para establecerse en un campo arrendado cerca de Olavarría.

A él lo sucedió Davis y como este no dio resultado entró de encargado un antiguo peón José María Irurzun al que lo ha sucedido el actual mayordomo Urbano Izaguirre quien estuvo como segundo 2 ó 3 años.

Las primeras vacas que se mandaron a La Isabel fueron compradas a La Magdalena de Bavio y algunas a la estancia Los Nogales de don Ignacio Correas; en este tiempo fue papá a Ajó, con Luis Fano y compraron en la estancia Los Ingleses de Gibson un lote de ovejas mestizas Lincoln, eran los mejores criadores de esa raza por aquella época. De estas ovejas, un pequeño lote fue a Manantiales. También se compró un plantel que tenía la Cia. De Tramways de la ciudad de Buenos Aires en Matanza, eran ovejas de esta misma raza que yo fui a cargar a la estación Lanús. En vista del buen resultado que dieron las Lincoln, se resolvió deshacerse de todas las Ramboullet pues debido al terreno de La Isabel, siempre andaban en 2 ó 3 patas, teniendo que curarlas continuamente.

Desde el año 1870 hasta el 75 “La Isabel” estaba poblada con 3 majadas que eran cuidadas, la de la estancia por Gregorio Martinez, otra por Segundo Arambarry y la tercera por un vasco que le decían Capitán.

El 14 de Agosto de 1870 le escribe a Gregorio Martinez diciéndole que le han ofrecido 1380 ovejas a $11.00 c/u y en la misma fecha comunica a don Matías Aguirre que comprara un carnero Rambouillet.

El 29 de Enero de 1871 escribe a Bartolo Gaviña diciéndole que se ha enterado de lo apremiante de la situación con motivo de la sequía que si no llueve en este mes los hacendados de ese partido van a tener que cancelar todo con sus acreedores.

El 24 de Agosto de 1871 escribe a Gaviña diciéndole que en el campo hay mucha langosta tucura, fue una de las grandes invasiones de este acridio y que le diga a los puesteros que vendan todas las ovejas gordas, después se podrán comprar ovejas flacas.

El 2 de Marzo de 1875 escribe a Arambarry, diciéndole que enterado de su carta no tiene ningún inconveniente en facilitar los fondos para comprar esa hacienda, pero que una vez realizada la compra debe hacerse el traspaso de boleto a su nombre. Que le hace presente que no quiere que suceda con esta hacienda, lo que pasó con las ovejas finas que estaban mal cuidadas; el carnero fino y los demás animales se murieron por falta de cuidado a pesar de la abundancia de remedio de sarna que he mandado, estos siguen sarnosos.

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En estos años y los anteriores la oveja no tenía más salida que la lana; debido a la poca venta de los capones gordos. Se estableció en La Isabel una grasería que no dio resultado satisfactorio.

En 1877 Vicente Pereda compra a Leopoldo Lencina 200 cuadras en 52.500,00. Este campo se compró para que La Isabel tuviera comunicación con El Sauce.

La pérdida de la revolución de 1874 trajo como consecuencia varios desastres financieros. En primer término la caída del Banco Argentino donde la firma Vicente Pereda tenía depositados todos sus fondos y además los fondos particulares de otras personas de la familia y sus allegados, de modo que prácticamente se quedaron con poco o ningún dinero disponible.

A esto se agregó la quiebra de la firma Lanusse y Lezica que era reputada una de las fuertes en plaza y la capitalista de la revolución.

Recién hacia el año 1876 se consigue normalizar la situación comprando una casa en condominio con el señor don Alejo Arocena en pago de la deuda de Lanusse y Lezica.

Como consecuencia de los descalabros arriba citados, para hacerse pago de los depósitos del Banco Argentino, fue necesario adquirir un campo en la estación Colorada, partido de Las Flores, de 2 a 3 leguas cuadradas por la suma de 1.500.000,00 m/c, esta compra en sociedad con Armesto y Cía. y Eduardo Pereda.

En Enero de 1886 se vende el campo y se liquida la sociedad con una pérdida de $219.474 m/c. Sed le vendió al señor Grigg.

Recuerdo haberle oído decir a mi padre que lo vendía por que era un condominio, pero si fuese por él no lo hubiera vendido, porque aunque el campo era bajo, tenía buena tierra y haciendole unas zanjas él creía mejorarlo mucho.

Estas pérdidas de dinero, algunas de las cuales se tenían destinadas al pago de los campos comprados a Ortiz de Rosas, hacen que don Vicente se presente al banco de la Provincia solicitando un crédito que no se le acuerda y que hace decir a uno de los directores don Juan Blaquier: “Como estará de mala la situación de la plaza, cuando una firma de esta responsabilidad se presenta pidiendo dinero”. Siempre se creyó que la razón principal de la negativa fue porque era reconocido como Mitrista.

En 1888 don Vicente de vuelta de España mandó 2 padrillos comprados en Barcelona, que se mandaron a La Isabel donde dieron buen resultado.

Donación al General Rivas.

En enero de 1874 figura: Donación al General Rivas para la compra de caballos que necesitaba para combatir una invasión de los indios.

Hay un recibo que dice:

Recibí de don Vicente Pereda la cantidad de $16.165,05 m/cte. , importe de la tercera parte de la diferencia en la compra de quinientos caballos para la frontera, que son cien por cada uno la demasía pagada por mi al señor Pereda y el señor Bird.

Buenos Aires, Enero 13, 1874.

Firmado: Manuel Belgrano

Este recibo tiene la siguiente nota de puño y letra de mi padre:

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El motivo de hacer este pago por los señores arriba expresados fue, que el General Ignacio Rivas, siendo Comandante General de la frontera Sud se hallaba a pie. El ministro de guerra de la administración de Sarmiento, don Martín Gainza no quería autorizar al General a pagar $500.- m/c por caballo, de una caballada que tenía Francisco Vivot en la costa del salado; según el General, el Ministro de Guerra quería inutilizarlo, viendo esto el General y viendo lo desesperado que se hallaba, el que esto escribe le dijo: recurra a sus amigos que lo sacarán del apuro en que se encuentra, así fue, con la compra de estos caballos se encontró con los elementos para concurrir donde fuera menester, se derrotó a Calfucurá en la Cabeza de Buey, en la invasión que hizo al partido del Oeste, salvó la división del Coronel Borges y rescató de los indios cuarenta o cincuenta mil vacas que llevaban, siendo estas doce o quince mil de don Saturnino Unzué.

En 1896 se inician los trabajos de desagüe de La Isabel.

Manantiales

Entre los años 1874 y 1895 Vicente Pereda compra una serie de lotes de campo en Azul, entre ellos, en 1878, a los herederos de don Prudencio Ortiz de Rosas una fracción de campo de 2.500Ha en $316.000 m/c denominado “Cerro Siempre Amigos”, en el mismo año compra a don Mauel Quintana 2.284Ha en $143.000 m/c; con estas compras la estancia Manantiales llega a tener una superficie de 6920Has.

El dinero para estas compras se sacaba de la casa de Azul.

Por el año 1875 en la estancia Manantiales mi padre habilitó con una majada de ovejas y con un pesto a don Santiago Davis. A don Luis Fano le gustó el negocio y pobló el campo completamente comprando un lote de 6000 ovejas y algunas vacas.

Posteriormente se mandó a esta estancia un padrillo Oldenburgués que dio muy buen resultado, pues tuve muy buenos caballos de este reproductor.

La primera majada que pobló la estancia no se a quien se compró; cuando Fano formó parte de la sociedad compró unas ovejas a Julián Althabe en Tandil, estas ovejas eran, como casi todas las del país en ese momento, Rambouillet.

Al mismo tiempo compró unas yeguas criollas que eran chicas y de apariencia y pelos feos, pero que resultaron animales de una resistencia excepcional para el trabajo, eran famosas en Azul por lo guapas que eran; en tiempos en que no había ferrocarril, había que hacer distancias enormes en el día para hacer la compra de lana, etc.

Hubo varios caballos famosos por su guapeza, entre ellos el “Manchado” que vino a morir en Villa María con más de 21 años. En una famosa carrera de resistencia que hubo en el Hipódromo Argentino en 1897 este caballo, en malas condiciones, pues recién hacía dos días que había llegado de Azul y acostumbrado a los pisos duros de allí, se encontró acá con una pista fangosa y a pesar de todo ello llegó quinto.

Para recibir estas yeguas y ovejas fuimos Fano y yo a los potreros de Vela, cruzando parte de los campos de Anchorena, de Acosta y de Casares, esta fue la primera jornada de a caballo en que hice 25 a 30 leguas desde Manantiales a ese Campo.

Durante la sociedad con Fano, observando mi padre que en el Cerro Siempre Amigos había muchos ojos de agua, que al caer al bajo formaban un arroyo, creyó conveniente hacer unas represas de piedra en esos ojos de agua para las vacas que andaban por el cerro; las que, en mi opinión dieron buen resultado; pero cuando el campo cayo en manos de chacareros, estos las descuidaron, porque decían que las vascas se empantanaban.

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En un viaje que hice a Bilbao donde residía Luis Fano convinimos las bases para comprarle las existencias que le correspondían de las haciendas de la estancia Manantiales. Separación que se efectuó a mi regreso en 1891. Después de la compra de las haciendas de Fano resolvó poner a Don Santiago Davis como mayordmomo General de las 22 estancias en Azul., con residencia en La Isabel y tener solo capataces den Manatiales.

Como la administración de Davis en los 2 establecimientos no dio resultado, en 1895 se liquidó la estancia Manantiales, mandando parte de las vacas al 13, a la Isabel las ovejas finas y las mejores vacas y a Nueva Castilla el lote grande de ovejas; esta liquidación la efectué porque las pérdidas de Manantiales eran debido a los frecuentes robos perpetrados por malos elementos, que habíoa en el campo conocido por del Estado, y porque el campo se había puesto muy duro y era necesario ararlo y el mayordomo Santiago Davis, siendo una excelente persona era muy débil para manejar la gente.

En el campo de Manantiales fue donde mi padre ensayó las primeras zanjas a fin de desagotar los bañados que formaban se en le bajo del campo de Anchorena hasta el cerro del Salto del arroyo Manantiales donde se formaba un gran bañado; se hizo esta zanja con a fin de que el arroyo corriera por su cauce. Esto provocó la risa de y la burla de los que se creían entendidos en el campo, diciendo que las vacas taparían esas zanjas, etc. La clarividencia de mi padre al hacer estas zanjas, para mejorar una gran porción de campo, ha quedado evidenciada por el buen resultado que ha dado.

En 1895 Vicente Pereda compra un sobrante de 49Ha lindando con Manantiales al sr. Tomás Vega.

En 1888 se hizo un estudio de riego en Manantiales por el Ing. Ceferino Girado, sacando la toma de agua del arroyo Manantiales, pero el estudio que se hizo resultó que el agua apenas alcanzaría para regar a lo sumo 3Ha.

Una vez que se despobló Manantiales, se arrendó el campo para agricultura a varios chacareros y Davis era el encargado de cobrar los arrendamientos y entregar el campo. Esto duró 3 o 4 años.

Posteriormente en 1903 se arrendó el campo a Juan Ergui para agricultura y ganadería; pero como Ergui era n hombre un poco fastuoso y amigo de hacer grandes construcciones y mejoras en el campo, a fin de contenerlo, le hice un contrato el 1º de Abril de 1913 especificando las cosas, este duró hasta después de su muerte; época en que se repobló Manantiales.

Escuela de Agricultura

Estando en Azul, alrededor de 1900, di una conferencia en casa de uno de los rematadores sobre las ventajas de fundar una escuela de agricultura en Azul. Después de las consideraciones del caso concluí ofreciendo donar 100Ha de la suerte La Encarnación para el establecimiento de dicha escuela y a la mismo tiempo traté de interesar a los vecinos que se ocuparan de solicitar del Gobierno Nacional la instalación.

Con fecha 23 de Agosto de 1911 recibí una carta del dr. Alejandro Carbó preguntándome si era cierto la oferta que había hecho.

Con fecha 7 de Septiembre contesté al Director General de Enseñanza Agrícola diciéndole que era cierto que donaba las 100Ha de la Encarnación para establecer una escuela de Agricultura. Si por cualquier causa la escuela fuese retirada el terreno volvería a mi propiedad sin más trámites. En 1913 me dirigí al entonces Ministro de Agricultura Dr. Adolfo Mujica, con motivo de un pedido de los vecinos de Azul para establecer una escuela de Agricultura, reiterando el ofrecimiento anterior.

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Como siempre los vecinos de Azul se dejaron andar, no preocupándose por la instalación de la escuela y los de Olavaria, que siempre han sido más diligentes por obtener ventajas para su ciudad, obtuvieron se estableciese la escuela en dicha localidad.

Celedonio PeredaSoy el único de Vicente Pereda y Bustillo, nacido en Bedón, y de Isabel Pereda y

García, Ponte nacida en Buenos Aires. Nací el 7 de Marzo de 1860, mis recuerdos empiezan desde los 6 y 7 años, según lo que entonces se decía, desde chico manifesté ser muy serio y tener pocas aficiones a los juegos violentos, debido a que mi infancia transcurrió entre personas mayores, pues en casa a mas de mis padres vivieron mi tío Baldomero hasta su muerte en 1868 y Eduardo Pereda hasta que se casó; mi tía Dolores vivía enfrente con una prima de mi madre Carmen Ponte, como se ve mi infancia se desarrolló siempre entre personas de edad y demasiado mimado por estas señoras.

Dicen que desde muy corta edad manifesté gusto por los negocios de campo, pues cuando me preguntaban que iba a ser, siempre decía estanciero.

A los 5 o 6 años me pusieron en el colegio del sacerdote Edelmiro Casas, situado en la calle Tacuarí frente a mi casa, allí conocí a Ignacio del Carril con el cual fuimos como hermanos durante varios años. De esta escuela pasé al colegio inglés que tenían los señores Mulcahy y Brenan en la misma calle Tacuarí.

En aquel tiempo los colegios dejaban mucho que desear y no estaban sujetos al plan del Consejo Nacional de Educación como ha sido posteriormente, bastaba que cualquiera persona se le ocurriera poner un colegio denominándolo Inglés, Francés o Alemán para que el colegio se estableciera siguiendo el sistema del país cuyo nombre representaba y sin tener para nada en cuenta ni la historia, ni nuestro idioma, que se trataba como cosa secundaria.

En este colegio permanecí hasta los 13 o 14 años, época en que pasé a la Universidad de Buenos Aires para hacer los estudios preparatorios para seguir la carrera de Ingeniería, pues mi padre quería que tuviese una carrera y elegí Ingeniería, como podía haber elegido cualquier otra.

En esa época los estudios preparatorios de Ingeniería eran mas cortos que para las carreras de derecho y medicina. Una vez que hube cursado las materias que se necesitaban para ingresar, concurrí a la Universidad y tuve maestros particulares en Matemáticas, entré al primer año de ingeniería, dándome cuenta a los pocos meses de que me era imposible seguir, porque mi preparación era muy deficiente.

Entonces resolví decirle a mi padre que no quería seguir estudiando ingeniería, y como esto le desagradó mucho y él a todo trance quería que yo tuviera una carrera, me decidí a completar mis estudios preparatorios hasta tanto resolviera que debía estudiar.

Entre las varias personas con quienes recuerdo haber cambiado ideas sobre este punto fue con el Sr. Juan Manuel Martínez, antiguo socio de los sres. Zemborain Hnos., con quien mi padre y yo teníamos gran amistad; este señor insistió mucho para que estudiara derecho, pero con el criterio errado de todo muchacho que creía que los abogados eran gente de mala fe y embrollones, no quise seguir su consejo, muchas veces en la vida me he dado cuenta del error que cometí en no seguir la carrera de derecho.

En esa época el Sr. Mulcahy que había cerrado el colegio para estudiar medicina, fue el que directamente influyó en mi ánimo para seguir esta carrera, la que como estudio no me ha pesado haberla hecho, aunque para lo único que me ha servido es para que los médicos no hayan podido engañarme en mis dolencias y las de mis allegados.

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Después del primer viaje a Azul en 1871, durante todas las vacaciones salía al campo y lo pasaba entre La Isabel y Manatiales.

Mi primer maestro en cuestiones de campo fue don Santiago Davis, con él hice la primera excursión a caballo desde manantiales a los potreros de Vela unas 20 o 25 leguas al sud para combinar un arreo de ovejas, que se habían comprado allí y su traída, junto con unas yeguas también compradas a Althabe, las vinimos arreando nosotros.

En estas excursiones solía acompañarme un encargado que tenía Papá, para cobrar los arrendamientos de los campos, que se llamaba Benigno Sáenz.

En este tiempo las comodidades en las estancias eras muy escasas, no se contaba más que con una pieza y por camas catres.

Estas excursiones por el Azul duraron hasta el 82 u 83, pues entonces empecé a ir al Oeste y mis vacaciones se dividían entre el “13” y “Nueva Castilla”, a donde iba con Eulogio que fue quien completó mi educación de campo. Como siempre tuve por costumbre dar los años de estudios completos sin dejar materias, podía aprovechar íntegramente las vacaciones.

Desde que se poblaron las dos estancias del Oeste yo empecé a llevarlas cuentas y anotaciones correspondientes a estos establecimientos.

El 13 de Noviembre de 1885 presenté mi tesis sobre cremación, para obtener el título de doctor en Medicina y el 7 de Julio de 1886 me casé.

Pocos meses de después mi padre me significó la conveniencia de estudiar Teneduría de Libros, lo que hice con el maestro Juan Oyuela. Después de un ejercicio de varios meses abrí la contabilidad actual el 1o de enero de 1888, que es la que se ha seguido hasta ahora con las ampliaciones que la práctica nos ha enseñado. Yo llevé el total de los libros desde 1888 hasta junio de 1895 en que entró como empleado don Julio Barrios, exceptuando el tiempo que pasé en el primer viaje a Europa de Diciembre de 1889 hasta fines de enero de 1891, durante esta época llevó los libros Eulogio Pereda.

La introducción de una nueva contabilidad ajena a las prácticas y costumbres establecidas y sin tener en cuenta la esencia del negocio, pueden ustedes ver los malos resultados que ha producido.

Cuando por la nueva orientación que se da a los negocios o porque las ampliaciones de ellos exijan abrir nuevas cuentas o hacer modificaciones, son los que dirigen la casa los que deben proyectarlos después de un estudio sereno y meditado y no pedir a extraños lo que ellos creen les puede convenir, los dueños son los que están en el deber de saber lo que quieren. Lo que nunca me cansaré de recordarles es que las cuentas de los bancos y sus saldos deben ser perfectamente revisados por ustedes mismos.

Viaje a Europa

Con María nos embarcamos en el Leon XIII en Noviembre de 1889 donde permanecimos hasta Enero de 1891. Visitamos parte de España y a mi tío Angel Pereda y mi tía Lorenza en Medina de Pomar. Yo fui hasta el pueblo de Bedón de donde cuna de nuestros antepasados, y María se quedó en Medina de Pomar pues el viaje había que hacerlo a caballo y duró de 4 a 6 horas. Después recorrimos parte de Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Alemania e Inglaterra, este fue el viaje en que hicimos un mayor recorrido.

Durante mi permanencia en Bilbao donde residía don Luis Fano, convinimos las bases para comprarle las existencias que le correspondían en las haciendas de la

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estancia Manantiales.

Compra del Trece de Abril

El 30 de Enero de 1878 el Gobernador don Carlos Tejedor vende a don Vicente Pereda 6 leguas de campo en el partido de Lincoln en $420.000 m/c o sea 17360 m/n la legua. Esta compra fue así.

En 1878 se anunció en venta por Baltar y Quesada 24 leguas de campo en el partido de Lincoln con la base de 70.000 m/cte la legua.

En vísperas de hacer un viaje a Azul, estando comiendo le dije a mi padre que si no se vendían por más de la base creía conveniente comprar algo. No me contestó nada y la conversación no pasó adelante.

A los pocos días recibí una carta de papá de Azul en que me decía lo siguiente: “He pensado lo que me dijiste de comprar campo en Lincoln y si te gusta puedes comprar 3 o 6 leguas, informate de la calidad de los campos”. Le pregunté a varias personas y los datos que me dieron fueron de los peores, que los campos de Lincoln eran inservibles, que lo único que se podían criar en ellos eran chanchos. Contrariado por estos datos fui al remate sin idea de comprar. Los interesados fueron pocos teniendo que suspenderse el remate después de vender 9 o 12 leguas. En un momento dado, no pude contenerme e hice oferta y me adjudicaron la legua a 71.500 m/c. Al preguntarme el rematador cuantas leguas tomaba y que lotes, hice la siguiente reflexión, de clavo que sea grande y tomé 6 leguas, en cuanto al lote elegí en el que actualmente está el 13 de Abril por parecerme era el mas próximo a Buenos Aires. Hace de esta compra años y después de conocer el campo y algunos campos vecinos no tengo porque arrepentirme de la elección pues, sin pretensión, es el mejor campo de los alrededores tanto en su conformación como en sus aguas subterráneas. Puedo agregar que Dios premió la inocencia de esta compra.

Con la compra de este campo hubo un incidente con los rematadores, pues en el anuncio decía que podía pagarse al contado o a plazos, cuando se fue a hacer efectivo el pago pretendieron cobrar intereses, lo que no había sido establecido en el anuncio. Mi padre se opuso a este pago de intereses y el rematador señor Baltar le dijo que se valía, para no pagar los intereses de que el campo había sido comprado por un menor, entonces mi padre le contestó: que detrás del menor estaba él para responsabilizarse y cumplir con lo que el menor había hecho, que no aceptaba pagar lo que no había sido convenido y que por lo tanto pagaría el campo al contado.

En la venta de estos campos el gobierno de la provincia estableció que se vendían con la expresa condición de que, cuando fuere necesario, el gobierno tenía el derecho de hacer abrir caminos sin ninguna retribución a los propietarios. Esta condición consta en la escritura.

En esta fecha fuimos, mi padre y yo, a ver el campo, llegando el ferrocarril hasta bragado, donde tomamos un baquiano y un carruaje para ir a ver el campo; por no servir el baquiano no pudimos llegar al campo. En este viaje es donde he pasado una de las peores noches que recuerdo en mi vida, tuvimos que dormir en la costa de una laguna donde los mosquitos nos hicieron pasar una noche infame.

Al regresar a Buenos Aires las burlas de los que creían que este campo era un clavo, fueron grandes, cuando supieron que no habíamos encontrado el campo. Como es de suponer esto nos desalentó.

Al poco tiempo salimos por segunda vez de Buenos Aires para ver le campo con datos ciertos, llegamos por tren a Bragado y a 9 de Julio en galera, en este punto tomamos un carruaje y fuimos al campo pasando por la laguna del Algarrobo donde le Coronel Guerrico poblaba un campo, de allí pasamos a la estancia “Santa Ana” de los

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señores Wrght y Carballo donde estaba el Mayordomo don Angel Scotto, la seÑora, estando ausente el marido, nos recibió y hospedó perfectamente. Al dia siguiente nos facilitarno un peón de la estancia Llamado Videla quien nos enseño el campo, este nos agradó. De regreso a “Santa Ana” nos cayó uno de los más grandes aguaceros que he soportado.

Después de esta feliz inspección resolvió papá poblar el campo, pero quiso que fuera dirigido y administrado por mí.

Hablando una noche con mi amigo Ángel M. Trelles le propuse si quería hacer una sociedad, lo aceptó prima facie sin compromiso por mi parte, consulté con papá, quien encontró conveniente la idea y después de las conferencias del caso la sociedad se consumo en 1881, arrendándonos papá 3 legas de campo al precio de $8.000 m/c al año, por legua y por seis años, tiempo que duró la sociedad. De esta sociedad no tengo que arrepentirme pues en los seis años que duró, no tuve la menor dificultad con Angel y lo que es más extraño no hubo entre nosotros ni un cambio de fuerte de palabras. Trelles se portó siempre con una caballerosidad intachable.

Por indicación de papá mande llamar a Eulogio Pereda, que se encontraba en Juárez, y le propusimos si quería ir a poblar el campo, lo que aceptó en las siguientes condiciones: $1000 de sueldo más el 20% de las utilidades. Eulogio tenía un carácter muy jovial y era muy comunicativo y un don de gentes nada común en la familia por consiguiente tenía muchos amigos. Era trabajador y diligente pero muy mano abierta con el dinero, y por esa razón había que tenerlo con la rienda corta.

Debido a una enfermedad, que había contraído en el trabajo, hacía continuos viajes a Rosario de la Frontera, donde era amigo de todos los asistentes. Uno de los años se hizo bastante amigo del Dr. Pellegirni y en una excursión política a Salta y Jujuy lo agregó de secretario. A propósito de una conversación política Pellegrini lo interpeló bruscamente preguntándole a que partido pertenecía, y sin inmutarse, rápidamente contestó: “A Pehuajó, doctor”. La contestación produjo una gran carcajada general.

Eulogio fue el que completó mis conocimientos de campo y de haciendas, en las excursiones que hacíamos durante las vacaciones que yo pasaba en el “13” y las largas conversaciones tenidas antes de dormirnos en el cuarto. En que lo hacíamos cada uno en un catre, allí soñábamos sobre lo que podía llegar a ser el “13” y las haciendas que en él se alojarían, pero nunca la fantasía, por grande que era, llegó a imaginarse lo que ha sido el “13” en realidad.

El 1o de Junio de 1881 salió Eulogio de Buenos Aires para poblar el campo y llegó el 24 con los carros que traían los materiales para hacer la primera población, que hizo donde está la estancia. Lo primero fue hacer un pozo y armar la carpa.

Al irse le preguntaron a los carreros: “¿De dónde vienen?” y ellos contestaron: “Del Infierno”, con este nombre fue conocido el establecimiento por algún tiempo, hasta que le puse “13 de Abril”, que actualmente tiene.

Este nombre intrigó a todos por mucho tiempo, pues mantuve el más completo secreto sobre su origen. El 8 de Julio de 1886 me casé con María Girado cuyo cumpleaños es el 13 de Abril, entonces se despejó la incógnita que tanto tiempo había guardado.

Para las haciendas introducidas por Trelles y Pereda, Trelles fue a comprar hacienda vacuna a Rosario de Santa Fe pues en ese tiempo la hacienda estaba muy cara en la Provincia de Buenos Aires. La s vacas se compraron como mestizas Hereford, pero creo que fue hacienda criolla de Córdoba con cara blanca.

Total de Hacienda introducida: Caballos 55; Yeguas 138; Ovejas 5.015; Vacas 1653.

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En 1886 se liquidó la sociedad Trelles y Pereda, en la separación intervino como inventariador y tasador don Luis Fano, comprándole yo a Trelles su parte de poblaciones, corrales y la parte que le correspondía de las ovejas. Las tres piezas de la casa y el alambrado no entraron por ser propiedad de don Vicente Pereda.

El único punto geográfico que había en el campo antes de poblarlo era la laguna “La Firma” que según la tradición lleva este nombre porque en las playas de dicha laguna se encontró un papel con la firma del Coronel Machado. Cierta o no la tradición, hemos conservado el nombre La Firma que ustedes no deben cambiar.

Los primeros años de la población del “13” recorriendo un gran cañadón lleno de juncos y totoras que había en el cuadro grande, encontramos una vaquillona muerta y con la cabeza destrozada, supusimos que debía ser algún león que se trató de buscar infructuosamente. A los pocos días encontramos otro animal muerto y estropeado; a la tarde de ese día resolvimos salir con Eulogio y los perros a rastrear el animal. Al poco rato de andar en el cañadón los perros empezaron a torear y un cachorro ñato que teníamos se precipitó sobre el animal que estaba dentro del matorral. Sentimos el grito desgarrador del perro y atropellamos, pero no encontramos nada, el perro estaba con la cabeza destrozada. Al no encontrar nada volvimos a casa resolviendo envenenar un trozo de los animales que habían muerto y a los dos días de puesto el veneno un peón comunicó que había encontrado una tigra muerta. Por casualidad no hubo una desgracia por el modo como atropellamos al animal el que seguramente se asustó y disparó. El cuero estuvo mucho tiempo en casa y ustedes lo han conocido.

En este mismo cañadón yendo papá de la estancia de don Juan López al “13” a caballo, se internó en el cañadón para cruzarlo y según manifestó después fue uno de los sustos más grandes que ha tenido, pues creía no poder salir de él, ya que en ese entonces ese cañadón tenía más de una legua de largo.

Establecimiento “El Infierno”

En 1882 las 3 leguas que quedaron vacantes después de arrendar a Trelles y Pereda las primeras 3 leguas, Vicente Pereda decidió probarlas. En Mayo de es año Eulogio se encargó de hacer la población de la que fue denominada “El Infierno”.

El primer encargado fue Francisco Ortiz, al 20%.

A fines de 1895 Eulogio resolvió separase del “13” cuando la estancia empezaba a producir de un modo importante. Esto me traía una seria complicación para la administración, pensando en quien poner, recordé a Ramón Izaguirre que hacía poco había salido de “La Isabel”, en muy buenas para establecerse solo, cerca de Olavarría, lo cité en Azul para tener una conferencia. Le dije que fuera a ver el campo y me diera su opinión a la vuelta. Me contestó después de revisar el campo que aceptaba la propuesta y entró en las siguientes condiciones: Recibió el establecimiento al tercio de las utilidades y con las siguientes haciendas: Vacunos: 6.655; Lanares: 8635; Yeguas: 1550; Caballos: 120. El introdujo: Vacunos 1.117; Lanares: 4.900.

Como ayudante de Izaguirre lo mandé a Lorenzo Olaverría, segundo hijo de José María que estaba de Mayordomo en “San Baldomero”. Lorenzo llegó al “13 de Abril” el 15 de Enero de 1895.

Lorenzo me manifestó una decidida simpatía, siempre venía a conversar conmigo, con ese motivo le dije a José María que lo iba a traer a Buenos Aires para ponerlo en el colegio. Estuvo en el colegio de Alonso Criado 3 o 4 años y como no quería seguir estudiando lo mandé a “San Baldomero”. Con motivo de la ida de Ramón Izaguirre como Mayordomo al “13” resolví mandarlo como ayudante.

Por carta le comunico a Izaguirre que Lorenzo va al “13”, que no le tenga ninguna

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consideración y lo haga trabajar, que el sueldo es de $40.- pero que no se lo entregue todo.

En 1897, durante la administración de Izaguirre, se arrendó un potrero en San Francisco y también “La Unión” por 3 años.

Próximo al vencimiento del contrato con “La Unión” conversando con Izaguirre surgió la idea de comprarlo. El dueño sr. Meyer me pidió un proecio en oro equivalente a $64.000 la legua. Este campo se compra en Septiembre de 1900 con poblaciones y lo demás enclavado en el suelo con una superficie de 8.000Ha en $193.000 m/n

En 1896 se construye el galpón en el patio de la estancia.

Ramón Izaguirre en 1902 dejó la administración del “13” para trasladarse a su campo en Pehuajó, separándose en perfecta armonía.

Durante la administración de Izaguirre no tuvimos inconvenientes porque Ramón era muy cuidadoso y a pesar de su poca instrucción, era de una gran inteligencia; sacaba las cuentas de cálculo de lo que correspondía de arrendamiento a una vaca o a una yegua con una facilidad extraordinaria.

Al poco tiempo enviudó e hizo un viaje a Europa. Se había apoltronado y se fue a vivir a Flores donde tenía una casa. Esta fue su muerte porque se lo pasaba jugando con sus amigos en el café, comiendo bien y haciendo poco ejercicio.

Pocos días antes de morir estuvo a verme en el escritorio y me dijo que mientras yo estaba esclavizado en el escritorio él no hacía más que pasear y pasarlo bien. Al mes de esta conversación tuvo un ataque de apoplejía y murió. Esto demuestra que el trabajo, en vez de cansar al hombre y debilitarlo, como algunos creen, es algo que no se debe dejar sino cuando materialmente no se puede seguir, pues si Ramón hubiese seguido trabajando, seguramente hubiese vivido mucho más, la vida cómoda y ociosa lo mató rápidamente.

En 1900 se edificó la casa de la estancia.

En 1905 hice un contrato con Eugenio Langle para explotar unas chacras sembrando trigo. Este señor tenía muchos elementos para trabajar. El personalmente era muy trabajador y con ambición para sembrar mucha extensión; pero cuando llegaba el momento de la cosecha se perdía porque no tuvo personal que lo secundara debidamente.

“La Unión”, cuya compra ya figura, era el primer lote de la estancia que pobló don José de Carabasa y Cia., quien durante mucho tiempo me hizo propuestas para comprarme el “13 de Abril”, a lo que siempre me resistí. Una de las muchas veces que insistía en la compra por medio de un corredor le mandé decía al Socio de Carabasa, sr. Corti: Que si él tenía bastante dinero para comprar el “13”, yo tenía suficiente para no venderselo.

En 1901 Celedonio Pereda compra al Dr. Faustino Oribe 8.099Ha en $130.000 al contado y $100.000 en pagarés a 6 y 12 meses de plazo, este fue el segundo ensanche del “13”.

Después de comprado este campo se estableció en él una colonia que se denominó “El Coronel”, cuya administración estuvo a cargo de don Juan F. Díaz, que estaba establecido con una casa de comercio en Pehuajó. Esta colonia duró 5 o 7 años, tuvo como encargado a Juan Recaray y una vez liquidadas las chacras pasó a formar parte del “13”.

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En 1917 Celedonio Pereda compra a Ester Marin de Beazley un campo en el partido de Lincoln denominado “La colonia” compuesto por 4.049Ha en la suma de $430.000 en remate Judicial.

A este campo se le puso el nombre de “Maribel”, fue una de las mejores compras que se han hecho por el precio que por él se pagó, fue también a incorporarse al “13’.

En 1920, con motivo de celebrarse las Bodas de Plata de Lorenzo con el “13 de Abril” los empleados resolvieron hacerle una manifestación de aprecio a la que adherí regalándole una caja de cubiertos con la siguiente carta:

Querido Lorenzo:

Gustoso me adhiero a la iniciativa de los empleados de esa estancia al demostrarte sus congratulaciones con motivo de realizar tus Bodas de Plata con ese establecimiento y en prueba del cariño y afecto que mereces con toda tu familia te mando ese recuerdo.

Lo que siento es no poder estar con ustedes y la causa de ello es, justamente, el ser 13 de Abril que, como tu sabes, debo estar con mi compañera por ser la fecha de su natalicio.

Ha llegado a ser el 13 de Abril, bajo tu inteligente dirección, lo que soñaba en mis años juveniles y cuando lo poblé: La estancia más importante de todas las que posee la familia, habiendo tenido la suerte de ser secundado con inteligencia y perseverancia por tus antecesores Eulogio Pereda su poblador, Ramón Izaguirre tu predecesor y maestro, y por fin tú que has llevado la estancia al apogeo en que hoy se encuentra.

Deseando que podamos seguir trabajando en la forma que hoy lo hacemos, solo me resta felicitarte a ti y a tu compañera en el día de la fecha.

C. Pereda.

Al entregar a la S.A. la estancia “13 de Abril” tenía los siguientes datos: Numero de cuadros: 100; Numero de molinos: 72, Alambrados exteriores 92.770Km; Alambrados de FCCC: 22.420Km; Alambrados interiores 245.410Km o sea 512.800Km de alambrados.....de ca?e 152.000.

Con motivo de un viaje de Celedonio Vicente al “13 de Abril” en compañía de la señora y los hijos recibí de su esposa la carta que transcribo:

13 de Abril - 28 de Abril de 1828

Muy querido señor Pereda:

Mucho siento que no puede venir pues me hacía la idea de poder comentar sobre el terreno, el éxito de tanto trabajo y perseverancia. Con que gusto le oigo comentar a don Lorenzo como se ha ido formando este establecimiento y por todas las dificultades que hubo que pasar cuando llegaron a poblar lo que era un desierto.

Puede estar contento señor Pereda pues con la historia del 13 de Abril deja usted a los suyos un ejemplo que Dios quiera que, por muchas generaciones, sepan darle todo el valor que tiene, sobre todo en su situación de hijo único y con la fortuna, haber conservado costumbres tan nobles como la del trabajo y el sacrificio, digo sacrificio porque, no hay duda que tiene que haber luchado para llegar a esto.

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Ayer fui a ver los dos ombúes que plantaron por orden de don Vicente, si no le parece mal, he pedido a don Lorenzo que, de los del vivero me reserve dos para que Buby plante uno y le haremos echar en otro unas paladas de tierra a Vicente. Le digo a Cele que si Dios quiere así seguirán los Vicente y Celedonio Pereda formando una calle.

La casa está lindísima y llena de comodidades, la luz eléctrica es muy clara. Los 30 milímetros que han llovido, han venido muy bien pues había mucha seca.

Buby está muy contento con el petiso y la estancia y dice que él se va a quedar. Ya nos lo ha dicho varias veces. “Pero Mamita yo no sabía que el Nono sabía hacer tan bien estancias”

Bueno señor, muchos cariños de los nietos y un beso de su hija

Mimita.

Nueva CastillaEn 1878 se compró este campo debido a las instancias de don Pedro Moreno, pues

ni mi padre y yo, queríamos comprar ni un lote, no porque no tuviéramos fe en el negocio sino por creencias políticas; pero los empeños de moreno para que adquiriéramos algo fueron tantos que al fin mi padre cedió. Y el 27 de Mayo de 1879 Vicente Pereda suscribe 16 acciones del Empréstito de Tierras, representados por los lotes 25-26 y 35-36 conocidos como Cutre-o o sea Arbol Solo que formaba 40.000Ha al precio de $400 m/n la legua, escriturando el lote 35 a nombre de Celedonio Pereda. Como a los dos años de efectuada la compra mucha gente de la que no había querido suscribir el Empréstito de la Frontera se apercibía de que el negocio sería bueno, empezaron a poner inconvenientes y a quedarse con los lotes que no habían suscripto. Mi padre tuvo conocimiento de que un personaje político quería quedarse con esos campos, entonces los hizo medir y una vez aprobada la mensura se tomó inmediata posesión de ellos.

En Junio de 1882 Eulogio Pereda salió del 13 de Abril pero, una vez que llegó a Trenque Lauquen, las autoridades no le permitieron seguir afuera debido a rumores que había indios. Pocos meses después el estanciero de Cañuelas Mac Clymont, que debido a una seca había llevado vacas a ese partido, saliendo del Fortín distinguió un grupo de boleadores, ese hombre que se tenía por muy gaucho, quiso arrebatarles la caballada, pero fracasó en su intento y fue asesinado por los boleadores.

En Enero de 1883 salimos del “13” Eulogio y yo con una tropilla y el peón Bartolo; como tuvimos varios incidentes merece que relate el viaje por completo.

Seguimos viaje con un sol abrasador hasta el Fortín Herrera para, desde allí, seguir la línea de fortines pasando por Desobediente y Farías. El viaje era bastante molesto a causa del viento de espaldas y recibir toda la tierra que levantaba la tropilla. Serían las 5 p.m. cuando uno de los mejores caballos que llevábamos en la tropilla pisó mal y se quebró la paleta. Tuvimos que dejarlo por inservible. Más adelante dejamos cansado al potrillo de la madrina. Al oscurecer llegamos a la carpa de un postillón de la galera que se estaba por establecer hasta Trenque Lauquen. Este paraje se denomina Los Jagüelitos, allí resolvimos hacer noche. El aspecto del postillón no era nada atrayente pues tenía una gran cicatriz que le cruzaba un carrillo de arriba abajo, por la noche el hospitalario postillón nos cedió su carpa y el se tendió al raso. Nos tendimos sobre unos cueros de potro y traté de dormir lo mejor que pude, no sin algún sobresalto, pues nuestro huésped lucía un facón que podía rivalizar con los de cualquier asador y un trabuco de respetables dimensiones.

A la media noche sopló un viento y enseguida se descolgó un fuerte aguacero, uno

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y otro pusieron en peligro nuestra carpa. Este contratiempo y la conversación que habíamos tenido con el postillón respecto a la calidad del campo que íbamos a ver, que él decía conocer, y según su opinión, ni para chanchos era bueno, habían predispuesto mi ánimo en contra y hacía trabajar mi imaginación mientras trataba de conciliar nuevamente el sueño.

El día siguiente amaneció hermoso y antes de medio día llegamos a Trenque Lauquen parando en la pulpería de Funes; hicimos las diligencias para buscar un baqueano que nos llevara al campo y encontramos al antiguo trompa Ponce.

Al otro día nos pusimos en marcha con unos pocos caballos elegidos: el Gaucho que murió en medio de la plaza de Pehuajó cuando regresaba de hacer el 10º o 12º viaje a Trenque Lauquen, el Manchado favorito de Eulogio y Roseti que en la separación con Trelles Eulogio se lo llevó a Juárez, el resto de los caballos los dejamos en Trenque Lauquen al cuidado de Bartolo, pues este, aunque no lo decía, demostraba tener bastante miedo de salir fuera del antiguo campamento, debido a los indios boleadores que decían andaban por el campo.

Las previsiones fueron pocas. Algunas galletas y una pava para calentar agua, lo demás lo daría el campo si teníamos suerte de encontrar algo o arte para saber obtenerlo. La carne en aquellos tiempos en Trenque Lauquen era contrabando, pues se comía cuando el capataz de Mac Clymont se le ocurría carnear algunas de las muchas mestizas que poblaban y se paseaban por las calles de Trenque Lauquen.

Salimos para el Médano del Mate y de allí a Mari Lauquen, de este nos dirigimos al médano próximo a la Laguna de los Chañares, pero antes de llegar Eulogio y el baqueano corrieron unos avestruces sin conseguir bolearlos. En el centro del médano cenaríamos después de manear los caballos, dejando a Roseti atado a lo pampa que consiste en un modo ingenioso y seguro: en la punta del maneador se ata una taba y esta se entierra todo lo que da el facón, con lo cual se hace un hoyo, enseguida se le hecha tierra y se lo apisona; estos preparativos, no dejar caballo para mi y haber observado que el baqueano subía a todos los médanos y trataba de divisar, no dejaron de sobrecogerme un poco. Tendió Eulogio las matras e hicimos una espléndida cama, mi almohada eran los bastos de la montura. Esta es una de las noches que recuerdo haber dormido mejor y la única que no he tenido más techo que el firmamento.

Al día siguiente nos dirigimos al Médano Cutre-Lo (Arbol Solo) donde pude admirar el magnífico caldeen que existe y que se divisa desde lejos. Allí desayunamos unas ranas sancochadas, las encontré muy sabrosas. Las habíamos agarrado en el jagüel del médano. De allí fuimos a Trenque Lauquen pasando por los jagüeles de espinosa.

Después que he conocido el campo se que al ir de Mari Lauquen a la Laguna de los Cañares cruzamos el campo por uno de sus ángulos, y de esta laguna a Trenque Lauquen lo cruzamos por su mismo centro.

Por estos campos me entusiasmé en aquella época, pues me parecieron mejor de lo que eran. El terreno era muy fofo y lleno de promontorios que hacían bastante difícil la marcha por tropezar a cada momento el caballo. Estos montones recién puede decirse que han desaparecido en 1892. aunque aún hoy se encuentran. El pasto se criaba muy mateado, esto también, tiende a desaparecer y donde el campo ha sido muy trabajado el pasto es tupido.

El viaje de regreso no tuvo nada que mencionar, salvo el hecho de recoger el potrillo de la madrina y dormir la siesta boca abajo con un sol que abrasaba en el Fortín Heredia, sin más sombra que la que proporcionaba la montura sostenida por el facón y donde apenas podía resguardarse la cabeza.

Después de este viaje mi padre resolvió poblar el campo y también quiso que yo lo

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dirigiera y administrara. Se arregló con Juan E. Seguí, primo hermano de la que después fue mi esposa. Este era un tipo verdaderamente excepcional, pues habiéndose educado en los colegios de Buenos Aires no tenía nada de hombre de ciudad y era un verdadero gaucho en sus dichos y en sus hechos. Se enganchó en un cuerpo de línea y, teniendo en cuenta todos los antecedentes y el origen de la familia, que era de campo, creí que era el hombre que nos convenía.

Aunque no fue administrador, creo que para la población de la estancia fue un elemento útil. Tenía todas las agachadas y superchería del verdadero paisano. Lo que aprendió en el colegio parece que lo había olvidado por completo, tenía la especialidad de que si encontraba una tropilla en el camino, a los varios días sabía decir el número de caballos, el color de estos y las señas particulares que cada uno tenía. Este vino como mayordomo con el 20% de las utilidades.

En Octubre de 1883 se hicieron las poblaciones de Cutre-Lo, centro del campo y nombre con que yo había pensado bautizar la estancia, pero mi padre, en el primer viaje que hizo cruzó en la galera el campo de los senores Drysdale que tenían antes de llegar a Pehuajó y que denominaban Nueva Escocia, de allí tom’o la idea de llamarla Nueva Castilla, nombre con que se designa pero que no se ha hecho camino, pues todos la llamaban estancia del Arbol Solo. Las primeras habitaciones se componían de 3 piezas de barro, con techo de fierro y formando ángulo con éstas, la cocina y 2 piezas para peones, rodeadas por un gran foso al cual se pasaba por medio de un puete levadizo que todas las noches se levantaba. Al lado de las casas se hizo un corral de zanja para encerrar las vacas.

La ubicación de la población de Nueva Castilla hoy puede ser criticada porque no está en el verdadero centro del campo y sí en uno de los ángulos del lote denominado Nueva Castilla. La razó de haberse poblado en esete sitio fue uqe al principio s tuvo la idea que fuera una sola estancia y posteriormente se vio que era demasiado grande para un solo establecimiento y entonces se resolvió poblar en los centros de cada 4 leguas. Pero como esta población ya estaba hecha no se creyó conveniente deshacerla.

En agosto de 1883 mi padre compró todas las haciendas y el derecho a la marca, que son dos medias lunas, a la testamentaria de Juan Urdapilleta en Bolívar, importando la operación la suma de $1.267.000.00 m/c t recibiendo las siguientes haciendas. Vacas 3400;ovejas 14710; yeguas 113 y caballos 42.

En 1884 como las vacas aumentaban mucho, mi padre resolvió poblar otra estancia en el mismo campo. A mí, el primer momento, esa resolución no me pareció bien; pero probablemente lo hizo porque creía que Seguí no era el hombre que nos hacía falta y para ponerle un control al lado o, quizá, para ayudar a José María por quien tenía gran aprecio; después me he dado cuenta que tenía mucha razón, en poblar la nueva estancia, y que fue muy feliz en su elección pues José María en todos los tiempos y en todos los trabajos fue un hombre a carta cabal.

Por casualidad esta estancia se ubicó en el lote que está a mi nombre; así nació “San Baldomero” que en poco tiempo vino a sobrepasar en importancia a “Nueva Castilla”.

La estancia se pobló con las siguientes haciendas sacadas de “Nueva Castilla”: Vacas 2600, ovejas 1089, yeguas 62, caballos 67. José María fue habilitado al 20% de las utilidades.

En Julio de 1886 se le recibió el establecimiento a Seguí por no tener aptitudes para dirigirlo a pesar de su trabajo y buena voluntad. Se hizo cargo de la estancia José Diógenes Romero ocn el sueldo de $40 recibiendo: Vacas 3900, ovejas 2614, yeguas 134, caballos 83.

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En 1892 con tres meses de anticipación se le pidió la estancia a Romero, debido a lo haragán y abandonado que era, pues pasaba largas temporadas sin salir al campo, ni revisar los animales.

A la salida de Romero vino a hacerse cargo de la estancia José Davis, al recibirla dio tales muestras de inutilidad y haraganería que resolví no entregarle la estancia, le pagué un trimestre de sueldos y los gastos del viaje, fue una resolución de la que aún me felicito.

Al despachar a Davis dejé de encargado, provisoriamente a Juan Pereda quien era arrendatario de un pedazo de campo cerca del Médano del Lirio, nombre que le venía de al médano de un famoso boleador que por ahí merodeaba cuando se pobló el campo. Juan Pereda se hizo cargo de los animales que entregó Romero hasta que vino el nuevo mayordomo.

En Junio de 1892 mandé para encargado de “Nueva Castilla” a Juan Manzcarriaga, éste había trabajado de peón en “La Isabel”. Fue el que cuidó al toro Tronera, primer producto presentado por mí en la exposición de Palermo donde obtuvo tercer premio. De “La Isabel” pasó a “Manantiales”, donde cuidaba la majada como habilitado; de allí lo saqué para encargarlo de la administración de “Nueva Castilla”. Era un vasco que se había acriollado mucho, hacía botones y trenzado de cuero mejor que muchos criollos, el pobre tuvo poca suerte pues enfermó de cancer de esófago y murió en 1898.

En Junio de 1893 se empezó a construir el galpón de esquila y se terminó a fines de Diciembre con mucho apuro para empezar la esquila; los esquiladores no quisieron esquilar en los bretes y, como estaba apurado, hubo que tolerarle esta impertinencia.

En 1894 se vendió el primer lote de lana en remate. En septiembre se concluyó completamente el galpón de esquila y las piezas de los esquiladores, que un ciclón les había llevado el techo; la esquila se hizo en los bretes sin inconvenientes.

En noviembre, después de hacer una chacra en “San Baldomero” y otra en “Nueva Castilla” se empezó el alambrado exterior del campo por la línea divisoria de los lotes 36 y 37.

En abril 30 de 1895 se trajeron de “Manantiales” en Azul 5250 ovejas.

En Enero de 1898, en vista de los buenos resultados que empezaba a dar la alfalfa, se resolvió hacer la siembra de esta leguminosa en mayor cantidad, y se empezó a hacer un potrero de importancia en el centro de la legua donde está la población de “Nueva Castilla”.

En 1899 Eulogio se hizo cargo como Mayordomo de Nueva Castilla y recibe las haciendas que había cuidado Juan Hanscarriaga: Vacas 798, lanares 10087, yeguas 729, caballos 157.

En 1905 Eulogio llevó como segundo a Nueva Castilla alojándolo en “El Destino” a Sandalio Romero, uno de esos criollos que han desaparecido por completo, el cual entraba a apartar en pelo en un rodeo aunque el trabajo durase todo el día.

En 1907 se retiró Eulogio, entregó los siguientes animales: Vacunos 4006, lanares 5997, yeguas 189, caballos 171 y recibió $56.890 en efectivo.

A mi regreso de Europa en 1910 la hacienda de “Nueva Castilla” había aumentado mucho y era necesario sacar una buena parte porque el campo estaba algo feo. Entonces, el señor Ricardo Lavalle me traspasó el contrato del campo que tenía “La Gaviota” en la estación Uriburu propiedad del Sr. Bernadet. Este campo lo tuve hasta 1916.

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En 1920 Sandalio Romero me anunció que se retiraba de Nueva Castilla, La causa de este retiro no la he sabido. Alguien me dijo que era por unas palabras que había tenido con Celedonio Vicente respecto a la administración del establecimiento. Yo lo atribuyo, más bien, a que se había perdido mucha alfalfa, que el campo había venido a menos y que él no tenía que volver a alvalvar. Al retirarse sacó una suma de dinero en efectivo más unos novillos de invernada que tenía la sociedad en Dr. Villa.

Para reemplazarlo resolví llevar a Carlos Gilhaus, segundo mayordomo del “13 de Abril” que hacía varios años trabajaba con nosotros y de quien estábamos muy satisfechos. Este señor recibió de Romero los siguientes animales: 12800 vacunos, 15000 lanares, 896 yeguas y 146 caballos.

Estos campos, en los primeros años de su población anduvieron bastante bien para vacas y ovejas, pues había algunos pastos muy buenos como ser: la arvejilla, el té pampa y algunas otras gramillas que, aunque ralas, eran muy nutritivas.

El afán de quemar los campos para que las ovejas tuvieran verdeos los destruyó por completo, y en los años del 93 al 99 se murieron tantas vacas que los rodeos quedaron disminuidos a 700 y 800 vacas en cada estancia.

Otra de las causas que influyó mucho en la mortandad de las vacas fue el criterio de entonces respecto al agua, que se creía una aguada por cada legua o dos leguas era suficiente, lo que, posteriormente hemos visto, es un grave error.

En 1907 se resolvió arrendar el lote de “Cutre Lo” por que no había bastante hacienda para poblarlo, arrendándose por 4 años a 4.00 $/ha siendo arrendatarios varias personas.

En un recuento que mandé hacer en una época inoportuna se perdieron 400 a 500 terneros, esto debe demostrarles que en el campo no se pueden hacer los trabajos cuando uno quiere, sino a su debido tiempo.

San BaldomeroLa compra de San Baldomero figura junto a la de “Nueva Castilla”. A fines de 1884

se pobló la estancia San Baldomero. Se le puso el nombre en recuerdo de mi tío Baldomero.

Se pobló 1 ó 3 cuadras más al norte de donde está actualmente poblada. Se trajo hacienda de “Nueva Castilla” y, hasta que llegara José María Olaverría a recibirla, estuvo a cargo del capataz Márquez.

El 1º de Enero de 1885 recibió José María Olaverría al 20% de las utilidades: 2640 vacas, 1089 ovejas, 62 yeguas y 67 caballos.

En abril de 1886 se hizo la casa nueva, los planos y la distribución de la quinta fueron hechos por mí.

En febrero de 1890 se hizo un nuevo contrato con José María Olaverría por 4 años más, recibiendo 1/3 de las utilidades como habilitación.

En 1891, por orden de Vicente Pereda, se hicieron los potreros que hay al lado de las casas, para sembrar alfalfa y tener ovejas finas. En vista del buen resultado que dieron estas ovejas se resolvió mandar todo lo que había en “La Isabel”. También se compraron dos carneros a la cabaña Rasin en Pomerania de F. Von Hmeyer en $900 y $500 respectivamente.

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En 1894 se alambró la chacra, al lado de la estancia y después se alambró el campo del lado de “Nueva Castilla” este alambrado se concluyó en 1895. Los detalles son palos cada 15m, 7 varillas entre cada poste. El primer y el tercer alambre de púa con torniquetes cada 50m, llegando a una extensión de 18 leguas kilométricas.

En un arreo de 11200 ovejas desde a zul para los dos campos hubo una pérdida del 5%.

En 1897, en vista del buen resultado que dieron los potreritos de alfalfa frente a la casa, José María Olaverría influyó poderosamente para hacer siembra de alfalfa en el campo, lo que al principio se hizo con mucha timidez, pero en vista del buen resultado que dio, se trató de darle mayor impulso.

Del ’88 al ’95 las ovejas anduvieron muy bien debido a lo seco del terreno, en el 96 fue el desastre, ya que fueron años muy llovedores, se murieron muchas de lombriz.

Desde 1895 se empezó a sembrar en gran escala, tanto que en 1904 se creyó conveniente hacer un galpón nuestro para cereales en la estación Mari Lauquen. Se contrató con el Ferrocarril Oeste que nos cediera un pedazo de terreno y se construyó un desvío por nuestra cuenta.

En 1921 se levantó este galpón llevándolo a San Baldomero para hacer el galpón de esquila, por que la agricultura había cesado en la región.

En 1905 y 1906 tuvimos una cosecha extraordinaria en cantidad, pero cuando debía empezar la trilla en Enero y Febrero cayeron unas lluvias tan extraordinarias, la mayor parte de las parvas se pudrieron y fue necesario sacar con los tractores 1 y hasta 2 metros de la parte superior de las parvas.

Esta fue una de las causas más poderosas que me desanimó para seguir la sementera, pues en el momento de cosecha salía mucho dinero, pero cuando se iba a la liquidación se veía que el dinero salido y entrado era mucho, pero la utilidad relativamente muy poca.

En 1905, con motivo del viaje de Olaverría a Europa, se tomó como segundo a Roberto James, hijo de un antiguo vecino de Azul, gente muy correcta y honorable.

En esta fecha, 1895, se empezó el alambrado externo del campo de Trenque Lauquen. En este campo seguí el esquema que había observado en el campo de Anchorena en Azul, de hacer el alambrado 5m adentro como establecía la primitiva ley de alambrados de la Provincia. Como el campo “San Marcelo” estaba alambrado por la línea tuve que dejar los 10m dentro de nuestro campo. Esta medida, que algunos la han tachado de anticuada, la considero muy conveniente, pues de esta manera queda un camino alrededor de todo el campo.

1907. Este fue un año malo para “San Baldomero”. Se sacaron vacas arrendando un campo en Catriló denominado “La Rebeca”

Viaje a Choele Choel

Un poco antes de 1895, estando en “San Baldomero”, conversamos con José María Olaverría para que hiciese una excursión a Río Colorado y Río Negro para reconocer esos campos y ver si había algo que le gustase. La excursión llegó hasta la isla de Choele Choel de donde me hizo un telegrama el 14 de febrero y luego una carta de Río Colorado que transcribiré a continuación.

Campos: En mi modo de ver toda la sección 20 y alrededor la encuentro muy pobre de pasto y muy espeso el monte bajo y, en general,

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muy alto el terreno, exceptuando unas pequeñas ondulaciones que son muy guadalosas con aguas amargas. En las planicies hay una especie de pedregullo o tosca, tierra no hay. El pastito que hay es bueno, pero muy poco, una vez que haya animales y coman lo poco que hay me parece que no vuelve más pasto, porque no hay con que alimentar el pasto. Los pocos animales que hay viven de las hojas de los arbustos. En mi conciencia son campos sin esperanzas de compostura; para hacer una aguada cuesta mucho y al año de poner animales no tienen pasto alrededor, así que no se van a recuperar los gastos que hay que hacer para sacar agua. Agua regular se encuentra a los 30m y eso en algunos retazos, por que hay partes donde no se puede calcular a que distancia se encuentra. Yo he recorrido distancias de 25 leguas arroyo arriba hasta el Río Negro, pero no he visto nada que me agrade.

Saldré de regreso en la galera del 25 de Río Colorado, para estar el 28 en Trenque Lauquen, sino tengo atraso.

Sin más novedad lo saluda atentamente.

José María Olaverría

Actuación de Vicente y Celedonio Pereda

Obras Sanitarias

En 1886 el gobierno resolvió vender las Obras de Salubridad y para que no salieran del país don Emilio Castro formó un sindicato de más de 15 o 20 personas entre las que figuraba yo con una suscripción de $50.000,00 o/s. Este sindicato no dio resultado.

Compañía Primitiva de Gas

En 1887 el sr. José Manuel Estrada, presidente de la Compañía Primitiva de Gas, propuso a los accionistas la venta de la compañía a un sindicato extranjero. Nosotros teníamos 186 acciones que habían sido suscriptas por don Baldomero.

Esto levantó una gran protesta entre los accionistas quienes. encabezados por los sres. Mariano Unzué y Alfredo Demarchi, a los cuales se agregaron otras personas más entre las que yo figuro, en una asamblea bastante ruidosa, en que la oposición estaba formada por los ya nombrados, nos opusimos a la venta y la consecuencia de esta oposición fue la renuncia del sr. Estrada. Se reorganizó la compañía bajo la presidencia de Alfredo Demarchi formando yo parte del primer directorio, fui elegido vicepresidente en 1896 en que renuncié por una insinuación de Adolfo Bullrich, que creía que la vicepresidencia debía ser ocupada por una persona de más importancia, como creía era el sr. Samuel Hale Pearson. La presidencia de Pearson trajo la negociación de un sindicato extranjero, algunos años después de haber yo salido. Así fue que, al cabo de 12 o 15 años la casa Hale conseguía ganarse la comisión de la venta de la compañía y los accionistas que cuando dábamos el 11% o 12% protestaban tuvieron que contentarse con el 4% o 5% de interés. Cuando la compañía se hizo inglesa, la familia vendió todas las acciones que tenía.

Acciones del Ferrocarril Central Argentino

Al abrirse los libros en 1888 tenía mi madre 2000 libras en acciones del FCCA. En 1889 el ferrocarril hizo un nuevo reparto de acciones por lo cual le correspondía suscribir 1500 libras, que las suscribió el escritorio pagando un total de $11.500,00 en varias

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cuotas. Con fecha 4 de enero de 1899 se vendieron en Londres estas acciones que produjeron $15.300.00 o/s con los convertidos al cambio de 218 resultaron $33.400,00.

Por cada acción del Ferrocarril daban una acción de terreno de las que tenía el Gobierno de la Nación y las había cedido al Ferrocarril de una legua a cada lado de la vía de Rosario. Como estas acciones daban un dividendo muy bajo, 3 al 5% al año resolví venderlas y se mandaron a vender a Londres. No supieron aceptar la transferencia los corredores de bolsa en ese país y nos las devolvieron.

El negocio de estas tierras es uno de los más escandalosos que se han producido en este país. Las tierras se han esfumado y de las acciones nunca hemos visto más del 2 al 3% . En 1923 resolví venderlas para desentenderme de este negocio.

Obligaciones a cobrar

Siguiendo los pasos de Don Baldomero en el año 1892 se empezaron a hacer préstamos en dinero, ya fuesen pagarés o en hipotecas. A los hermanos Aguirrezabala se les prestó en un pagaré $50.000,00 el cual no pudieron levantar totalmente y fue necesario quedarse con las chacras de Azulpor la suma de $20.000,00.

En 1893 Hipoteca a Soler de 7 leguas de cmapo en pesos $150.000,00 al 15% anual, en el partido de Coronel Suarez, la que fue cancelada por la testamentaría de Soler en 1896.

En 1893 Vicente Pereda compra a Gabriel Aguirrezabala 14 chacras con 247Ha en $80.000,00. Esta compra fue debido a una hipoteca que se tenía sobre estas chacras y que Aguirrezabala no pudo levantar.

El hecho de que siempre era necesario andar detrás de los deudores para percibir los intereses o el capital me hicieron desistir de este negocio. Porque en el momento que se facilita el dinero son todas atenciones con quien lo presta, pero desde el momento que se quiere realizar el efectivo, ya parece uno ser un usurero, un judío, etc.

En Mayo de 1898 con motivo de que la situación del Gobierno era bastante apremiante, se hizo un empréstito que se denominó “Empréstito Popular Interno”, al cual se suscribieron $30.000,00.

En 1899 la Sociedad Rural emitió una serie de acciones para la compra de una casa, yo me suscribí con 10 acciones las cuales al cabo de unos años fueron canceladas.

Frigorífico

En 1901, en vista del precio bajo de los novillos, se inició un frigorífico entre capitalistas argentinos. La reunión tuvo lugar en el escritorio de los Sres. Unzué quienes con Alzaga y otros habían iniciado esta sociedad.

En el curso de las discusiones Don Saturnino Unzué impuso como secretario a José Manuel Llobet. Esta imposición y el poco número de acciones que suscribieron los iniciadores fue un balde de agua fría a la concurrencia pues yo, a pesar de la oposición de mi padre, iba dispuesto a suscribir 500 acciones y no suscribir más de 200. Esta sociedad quedó en la nada y por esta iniciativa don Eduardo Casey formó después la Sociedad Anónima La Blanca.

En 1903 se construyó el edificio de Suipacha y Tucumán a un costo de $504.050,00

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Mercado Central de Frutos

Don Eduardo Casey, con Tomás Duggan y Meliton Panelo, iniciaron la construcción del Mercado Central de Frutos para concentrar en él la venta de lanas, cueros y todo lo que es conocido como frutos del país, lo que en esa fecha se hacía en las estaciones del ferrocarril.

Este edificio que fue muy bien planeado por el ingeniero alemán Moog tuvo grandes dificultades financieras para su construcción, vino a la mala situación del ’90, hubo que suspender las obras por algún tiempo, a pesar de los esfuerzos que hicieron sus iniciadores para terminarlo, cometiendo muchas irregularidades financieras, pero con buen propósito.

En 1891 después de ruidosas y discutidas asambleas fue elegido presidente don Belisario Hueyo y a este señor debemos la consolidación del mercado, fue tan mala su situación que fue declarado en quiebra por un crédito de don Nicolás Mihanovich, el cual pudo ser contrarrestado debido a la actividad y energía desplegada por el señor Hueyo, contra la opinión de Aristóbulo del Valle abogado de la compañía. En este directorio yo era vicepresidente, puesto que he ocupado varias veces, y desde entonces he formado parte en el directorio con cortos intervalos de ausencia.

En esta compañía se puede ver a donde se llega con una buena administración y economía, pues a la fecha ha levantado todas sus deudas, tiene importantes reservas en su caja y está dando dividendos de 7.0% a 7.5%. Nosotros fuimos de los socios fundadores, pues tanto mi padre como yo creíamos que era una empresa de gran porvenir, teníamos 500 acciones de pesos 100 oro sellado de cada una.

La traslación de los frutos del país al Mercado Central para su venta tuvo la oposición de mucos consignatarios, lo que nos acarreó hasta enemistades personales.

Villa MaríaEn 1895 don Vicente pereda compra a Máximo Paz y otros el campo conocido hoy

por Villa María, compuesto por 1.865Ha en $444.000,00.

Con la compra de Villa María se realizó uno de los mayores ideales que había tendio en mi vida, que era tener un campo de invernada cerca de la ciudad.

Desde 1891 que había regresado de Europa estábamos buscando algo que reuniera esas condiciones, habíamos revisado uno en Rodríguez y habíamos tenido en trato en la estaci;on ezeiza el campo de Juan Manuel Acosta que por una exigencia de este no se realizó la compra.

Fuimos con un corredor a ver lo que se denominaba campo de Roca, y como nos tomó un tremendo aguacero y el campo de Roca no tenía comodidades, el cochero nos llevó a la estancia de Máximo Paz, donde nos atendieron admirablemente y nos dieron de almorzar; entonces tuvimos oportunidad de visitar el parque quedando tanto Papá como yo entusiasmados con él. Este parque fue obra del antiguo dueño de la estancia un frances de nombre Duportal, estaba bien delineado con calles curvas y abras en el centro que daban gran perspectiva.

El corredor buscó medios para entra en relaciones con Paz y después de largas deliberaciones, se le compró el casco de la estancia con 647Ha. Después se fue adquiriendo poco a poco el resto del campo y se reconstruyó la antigua estancia de Duportal.

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De esete modo quedó demostrado que no se hacen colonizaciones con decretos de subdivisión de tierras, pues Duportal acogiéndose a la ley de Centros Agrícolas, había subdividido el campo hipotecándolo al Banco Hipotecario de la Provincia donde muchos amigos de Paz habían comprado lotes, casi todos ellos se habían fundido no cumpliendo los compromisos con le Banco, al cual le compramos muchas de las chacras teniendo que pagar los servicios atrasados.

También fue necesario pedir el desestimiento del Centro Agrícola.

Coincidiendo con la compra de Villa María, empezó a despertarse el oeste con sus afalfares, de donde resultó, que las invernadas alrededor de Buenos aires empezaron a caer y a no obtener el éxito que habían tenido en años anteriores, sin embargo durante el tiempo que manejé dicha invernada, no se tuvieron éxitos extraordinarios, pero se sacó un buen interés al dinero.

La primera invernada que se hizo fue un lote de capones que se trajo de San Baldomero, sufrían lombrices y estaban tan éticos que a pesar del pasto tierno que comían no les nutría y se murieron más de un tercio de ellos, sin que los otros engordasen bien.

Después de comprado el campo entré en negociaciones con la hacienda de Paz, quien tenía un la antigua cabaña de Rambouillet de Duportal, un plantel de ovejas Lincoln, un lote de vacas Aberdeen Angus y un lote de yeguas mestizas, de trote bastante buenas, con dos padrillos, uno americano importado y otro llamado Filidor de la cría de Vicente Casares, del cual decían que no servía las yeguas.

Por todo esto me pedía $100.000,00, lo que me pareció muy alto, sin embargo en la liquidación sacó un precio extraordinario. No se si en realidad fue lo bueno de los productos, o porque los amigos lo ayudaron.

La cabaña Rambouillet en tiempo de Duportal, había sido de gran crédito, se vendieron sus carneros a los mayores precios en la casa Bullrich, había obtenido varios premios en las exposiciones de aquella época.

Benito Villanueva compró todo el lote de borregos y yo creí conveniente comprar las ovejas madres que se vendieron en $30,00. También compré la majada Lincoln y con estas me clavé pues las pagué bastante caras a $80,00 u $85,00 cada una.

El plantel de Aberdeen Angus lo compramos en sociedad con mi amigo Pedro Escurra, dividiéndolo entre ambos.

Por intermedio de Gibson Hnos. mandé buscar un toro a Inglaterra, que resultó tuberculoso y se infestaron todas las vacas, si es que estas ya no lo estaban; esta fue la causa por la que me deshice de los Aberdeen Angus a los cinco o seis años de haberlos comprado, mandándolos al matadero. El toro fue sacrificado en la estancia como es de suponer, esto produjo una pérdida de importancia.

De las yeguas solamente compré las de servicio y el padrillo Filidor, todos los que conocían el animal, me dijeron que me había clavado lo que este animal tenía era que estaba demasiado gordo y de una bravura con las yeguas como no he conocido en ningún padrillo, las corría en el campo hasta despedazarlas; lo solté al campo atándole una tabla pesada para que no viese asimismo corría a las yeguas, después de varios ensayos lo que me dio resultado fue largarlo al campo maniado de las patas, hubo que entrarlo dos o tres veces por flaco pero al fin se dominó y como reproductor fue muy bueno.

El galpón cuadrado que existe en Villa María dicen que ha sido el galpón de la primera exposición que se hizo en Buenos Aires. El galpón de Lanares también ha

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pertenecido a otra exposición, y los galpones que hay alrededor del galpón cuadrado fueron hechos por mi, exceptuando el alto que también ha sido de las exposiciones de Palermo.

El patio de la estancia, o sea lo que es conocido como la población, es la administración de estancia más completa y mejor distribuida que ha conocido.

En 1896 se empezaron los desagües de Villa María que se terminaron en 1897.

Aprovechando las abras que había en el parque mi padre plantó montes de duraznos que proporcionaron frutos muy sabrosos durante muchos años.

En 1913 por iniciativa y a instancias de Celedonio Vicente se mandó a pedir por telégrafo a los Estados Unidos, al estado de Ohio, la máquina Olzac que servía para picar y elevar el maíz a los silos. En enero de 1914 se le pidió a la casa Reta y Chiaramonte todo el material de madera y fierro necesarias para la construcción del silo según las instrucciones de Celedonio Vicente sacadas de las revistas norteamericanas que describían la construcción de dicho silo.

Este se construyó en un piso de ladrillo y Pórtland revocado de ocho metros de diámetro por diez metros de alto.

Alrededor del año 1900 mi amigo Eduardo Schoo me había hecho comprar una máquina para cortar maíz en pie y engavillarlo, junto con otra que picaba el maíz y lo enfardaba. Esta máquina fue mandada a Nueva Castilla donde se puso en uso, pero como dijeron que no servía se arrumbó. Con motivo del silo se sembró maíz en Villa María por el sistema Lister y cuando estuvo a punto de recogerse recordé que esta máquina estaba abandonada. Entonces se hizo traer y después de las reparaciones del caso se puso en uso con excelente resultado y desde 1915 hasta la fecha está trabajando en Villa María.

Este silo duró hasta 1925 fecha en que fue necesario deshacerlo, en cambio se han construido dos silos de material los que se aprovechan actualmente.

Carbunclo:

En el año 1895 el Sr. Federico Terrero inició la traída de una sucursal del Laboratorio Pasteur para la fabricación y venta de la vacuna contra el Carbunclo; se hizo una asociación de hacendados en la que cada uno de los suscriptos contribuyó con la suma de $1.000,00.

En 1897 conversando con mi amigo el dr. Mendez en un baile que tuvo lugar en el Jockey Club se quejaba de la oposición que le hacían a la vacuna que él preparaba contra el Carbunclo y las dificultades que tenía para hacer una demostración pública; entonces le ofrecí que dichos experimentos podían hacerse en la estancia Villa María.

Aceptado por él mi ofrecimiento, dichos experimentos fueron participados en los días 25 de Octubre y 6 de Noviembre, ensayando en la presencia de varios socios de la Sociedad Rural Argentina. Entre ellos estaban: Felipe Senillosa, Ricardo Newton, Juan José Ezeiza, Angel Pacheco, Carlos Barrenechea, Luis M. Trelles, el participante del dr. Mendez sr Calviño, mi padre y yo.

Compra de CamposDe 1900 a 1908 Vicente Pereda compra 5 lotes de campo en Azul que suman

7.142 hectáreas.

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En 1904 me propusieron un negocio de campos en Mendoza y fuimos con Ramón Andía a revisar dichos campos. Llegamos a San Rafael, de San Rafael fuimos a San Carlos en coche. Los campos que atravesamos en general de muy buena tierra pero muy secos.

San Carlos es un pequeño pueblo con una calle en el centro bordeada de altos álamos bordeando una acequia. Allí nos esperaba el Sr. Bustos quien debía mostrarnos el campo. Salimos en un coche y un carro que iba cargado de camas y carpas para hacer una excursión al campo. Desde San Carlos al campo que debíamos revisar costeando el Rio Atuel, la jornada fue de medio día. Al día siguiente montamos a caballo para recorrer el campo. Después de mediodía no quise seguir porque me di cuenta que el campo era pobre y con muy poco agua, pues en esas regiones vale más el agua que los campos.

En San Carlos la gente está amontonada en pequeñas parcelas de dos o tres hectáreas alfalfadas, y me hice la reflexion, de que si el campo que iba a ver hubiese sido productivo debía estar más poblado de lo que estaba. Esta fue la principal razón por la que no quise revisar el total del campo.

Tuve la oportunidad de revisar la finca denominada “La consulta”, que dicen fue donde San Martín tuvo la consulta con Carreras.

Había en ella unos espléndidos alfalfares, bien regados, y el tránsito de las haciendas no se hacía por los potreros sino por las calles. De allí fue de donde saqué la idea para hacer calles en “El 13”, “San Baldomero” y “Nueva Castilla” cruzando los potreros lo menos posible.

De Mendoza pasé hasta Las Cuevas y no pasé a Chile por no cruzar la cumbre en mula. Permanecí en el Puente del Inca donde tomé baños y por no seguir las prescripciones de la gente que allí se bañaba tuve una fuerte descompostura.

En 1904 se resuelve hacer un viaje a Rio Neuquen a revisar unos campos; fueron Ramón Andía y Celedonio Vicente. El proyecto era, una vez revisados los campos, seguir hasta el lago Nahuel Huapi.

Los campos que fueron a revisar no les agradaron y como Ramón se enfermó no pudieron seguir hasta el lago. Celedonio Vicente persiguiendo unos guanacos se perdió al volver a las casas provocando un desagrado a Ramón.

El Tunal

En 1910 Vicente Pereda compra a Antonio Díaz un campo denominado “El Tunal”, deparamento de Metán, provincia de Salta compuesto por 39.200Ha. en $549.700,00 o sea a $14,-- la Ha.

Con la compra de las haciendas de este campo tuve serias dificultades debido a que el Sr. Díaz quería cobrarme mucho más de lo que valía y no siguiendo los consejos de mi padre, que me decía que las comprara, aunque fuesen caras, porque estaban ya en el campo, que no lo hice y tuve que arrepentirme de no haber seguido su consejo, pues tuve fuerte mortandad con las haciendas que compré fuera del campo.

Como puede observar el que estudie detenidamente estas adquisiciones mi padre dedicó las utilidades de las casas de negocios que le producían a la compra de nuevas propiedades en la ciudad y de preferencia en el campo no recuerdo que una propiedad comprada por él haya sido vendida.

La Guampita:

En 1911 Vicente Pereda compra a Whiting Stevens el campo La Guampita en el

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departamento de Vera, Provincia de Santa Fe, de 18.081Ha en $1.628.700,00 o sea a $58.00 la Ha. Se compró a cuatro años de plazo y con las haciendas que fueron recibidas por Lorenzo Olaverría y Eduardo Pereda.

Tristeza:

Después que recibimos la estancia “La Guampita” en la provincia de Santa Fe en 1911, se nos presentó el problema de la Tristeza lo que para la hacienda de la región no tenía más inconveniente que enflaquecer a los animales, según la cantidad de garrapata que alzaban, era un serio inconveniente para la introducción de animales del Sud destinado a la mestización de las haciendas del norte de Santa Fe.

Como el profesor Lignieres aseguraba tener una vacuna contra la Tristeza siempre que la vacunación se hiciera sobre animales jóvenes consulté a mi padre si el creía que deberíamos hacer un ensayo sobre esta vacunación y con su buena voluntad a toda iniciativa de progreso y adelanto, estuvo conforme en que se hiciera el ensayo.

Estas experiencias se hicieron en el “13 de Abril” de 1911 a 1913. Hubo algunas pérdidas de animales, pero fue un aporte positivo para la mestización del norte.

Testamentaría GiradoEl 3 de Agosto de 1895 falleció mi suegro, don Ceferino Girado. De esa fecha hasta

1914 nunca, ni a su hija María ni a su esposo, se nos comunicó una palabra referente a dicha testamentaría, salvo el poder que ella dio con mi venia para su iniciación.

El 15 de Enero de 1914 recibe mi esposa una carta de su hermano Alejandro citándola para el día 17 a las 2 de la tarde, a que concurra a la casa de su señora madre, Calle Belgrano 752, a fin de efectuar el sorteo de los lotes que deben corresponder a cada heredero. Se había compensado el valor de cada hijuela en campos con ganado y dinero. En dicho sorteo María tuvo la suerte que le tocara el lote Nro 1 compuesto por 1.089Ha del campo denominado “El Central” parte del Almeada, quizás el mejor lote en el partido de Chascomús. En la memoria se hace una apología de la administración del doctor Elias Girado; por mi parte no puedo explicarme como un abogado ha podido dirigir esta administración con tanta indiferencia de las formas legales y comerciales. Si entre los cuñados hubiese habido algún molesto, se habría suscitado una serie de pleitos y discusiones interminables. Esto les demuestra que por malo que sea un arreglo directo entre herederos es siempre mejor que tener un pleito con toda la razón que se tenga para ganarlo.

Muerte de Isabel y Vicente Pereda

Mi madre falleció el 17 de Julio de 1910 a la edad de 87 años; era una señora de un carácter muy bondadosa y prefería sufrir ella cualquier desagrado antes que manifestarlo exteriormente, había sido muy trabajadora y económica en su juventud y nunca de faltaban buenas sumas de dinero de reserva en sus cajas.

Mi padre falleció el 18 de Junio de 1914, para mayor claridad se consideraron ambas testamentarias juntas.

En estos testamentos no hubo dificultades por ser yo el único heredero, salvo lo que sigue a continuación.

En 1911 cuando la testamentaría de mi madre estaba casi terminada y solo faltaba la protocolización de los bienes que correspondían a sus herederos, se presentó a

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mi padre el escribano Don Marcelino Dhers, pidiéndole le diese las escrituras de la división de herencia, a lo que mi padre, con la bondad que lo caracterizaba, accedió al pedido y lo autorizó a hacer las escrituras.

A mí, el hecho no me gustó, pero como él lo había consentido no quise decir nada, no se habló de honorarios y aunque a Montes de Oca se le dijo que le preguntara cuanto iba a cobrar, este no lo hizo. Todas las cuestiones y desagrados que vinieran más tarde fue por el hecho de no haber previamente arreglado el monto de los honorarios.

La cuestión de los honorarios es un punto, que nunca deben descuidar y siempre arreglarlos previamente, pues cuando no se han arreglado de antemano, el que hace el trabajo lo evalúa mucho más alto de lo que lo hubiese calculado antes de haberlo conseguido, y a su vez el que lo paga cree que deben valor mucho menos de lo que cobra. Arreglados previamente uno y otro saben lo que deben cobrar y lo que deben pagar; a mi toda vez que no he arreglado honorarios de antemano siempre me han resultado más onerosos.

La cuenta que pasó fue de $80.000,00, cuenta que no se aceptó y entonces se presentó a los tribunales de La Plata, pretendiendo cobrar 200.000,00 fundándose en que los bienes divididos alcanzaban, según él, $25.000.000,00 El juez, de $200.000 que pretendía los reguló en $70.000,00 y la Cámara los rebajó a $25.000,00, esto obligó a que los honorarios de $20.000,00 convenidos con Montes de Oca hubo que pagarle $40.000,00

Bóveda

Con motivo del fallecimiento de mi madre el 17 de Julio de 1910 resolví modificar la bóveda que la familia tenía en el cementerio de la Recoleta, lo que se hizo comprando al señor Ferro un terreno que tenía al lado, a la municipalidad unos pequeños sobrantes que había y la parte que queda debajo de la calle de entrada, todo esto costó la suma de $43.000,00.

Con la compra de estos ensanches sucedió algo curioso, la primitiva escritura había sido otorgada a favor de mi abuelo Celedonio Mateo de Pereda en 1836, y en 1910 me presenté como dueño a solicitar la compra de los sobrantes y construcción de la bóveda. Esta bóveda no se denunció ni entró en ninguna de las testamentarías iniciadas y como algunos jueces han establecido que las bóvedas del cementerio no son artículos negociables, esta bóveda me corresponde exclusivamente a mí.

Por lo tanto establezco y resuelvo que todos mis hijos mientras vivan tienen derecho a sepultados ellos, sus esposas y sus descendientes, una vez fallecidos mis hijos la bóveda pasará a ser propiedad de Celedonio Vicente hijo y de su familia, en caso que muriese antes de tener familia o que no tuviese pasará a Vicente Pereda o sus descendientes, en caso que la rama de varones de mi hijo Celedonio no tuviera descendientes, pasará al varón mayor de la rama de Eduardo, por la misma razón al mayor de Horacio o al mayor de Jorge; mi idea es que la bóveda quede siempre en poder de un Pereda.

Por lo tanto pido a mis hijos que respeten esta resolución mía. Buenos Aires, octubre de 1928.

Celedonio Vicente no dio examen en 1906 y no quería seguir sus estudios de abogado. Conversando con el Dr. Julio Méndez que a principios de 1907 proyectaba un viaje a Europa, me dijo que por que no lo mandaba con él; consultada María al respecto aceptó la indicación y en dos días resolvimos mandarlo a Europa bajo la tutela del Dr. Méndez y en compañía de su hijo Julio.

Allí fue colocado en un colegio y después en un farm donde permaneció hasta

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nuestra llegada a Europa. Regresó a esta ciudad en Febrero de 1909 en que reanudó sus estudios y se recibió de Abogado.

Segundo viaje a Europa

En el año 1908 empecé a notar que mi vista disminuía mucho y a pesar de los cambios de vidrios, que los médicos me hacían, la visión no aumentaba.

Entonces resolví ir a ver al Dr. Lagleize quien después de examinarme me tapó el ojo derecho y con gran sorpresa de mi parte, me di cuenta que con el ojo izquierdo no veía más que con la mitad de él, entonces el Dr. Lagleize me dijo que era necesario dejar todo tipo de preocupaciones y que hiciese un viaje a Europa, no tanto por motivo de asistencia médica, como para estar despreocupado.

Con motivo de preparar este viaje y dejar una persona en el escritorio, solicité del Gerente de la Cooperativa de Hacendados Don Santiago Elizagaray, que me facilitara el empleado que tenía y que era su hijo Santiago, quien después de estar varios meses, poniéndose al corriente de todo le encargué el escritorio, emprendí viaje a Europa en el vapor Príncipe de Udine a fines de 1908.

En este viaje de España, no estuvimos más que en Barcelona.

Desembarcamos en Génova, donde estuvimos como un mes, siendo muy bien atendidos y agasajados por la familia Perrone, dejamos Horacio, Susana y Jorge con la Srta. Constancia Marcau en Peigli y nosotros fuimos hasta roma. Pasamos a Francia y también dejamos los chicos en Biarritz, mientras nosotros viajamos por el resto de Francia, después pasamos a Inglaterra donde viajamos bastante yendo hasta el norte de Escocia. Con motivo de este viaje pusimos a Eduardo en un colegio en Londres por 5 o 6 meses, regresando a principios de 1910. Tomamos el mismo vapor en Génova para regresar.

Viaje a Chile

En 1912 con María Isabel, Eduardo y Nancy Mulcahy hicimos un crucero en el Blücher, este salió del puerto de Buenos Aires y visitamos Ushuaia, el canal de Beagle hasta Valparaíso.

Estando en esta ciudad se nos ocurrió ir hasta Lima por indicación de Santiago Elizagaray que iba con su familia y el Sr. Buenaño.

En Lima entre otras cosas dignas de Admirar, vi los enconchados que había en la casa de los Torre Tagle que me pareció algo magnífico y extraordinario, pues nunca había visto algo igual.

Volvimos a Valparaíso y Santiago, regresando por Ferrocarril a Buenos Aires.

Compras de Celedonio Pereda

En 1913 Celedonio Pereda compra a José B. Sala la propiedad de Charcas 1173 de 15,15m de frente con 66m de fondo en $450.000,00. Este es una de las peores compras que he hecho.

El 28 de Noviembre de 1915 Celedonio Vicente compra en

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él, pero como Reinecke insistiese y en vista de proponerme que lo comprase

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solamente por el traspaso de la hipoteca, resolví mandarlo revisar el 30 de Enero de 1918 por José Lorenzo Olaverría.

Lorenzo informa que el campo tiene 12.000Ha de buen campo, 2.000Ha de laguna y 2.000Ha más o menos de lagunas, que está dividido en más de 100 potreros con alambrados interiores y de forma muy irregular; tiene 2.500Ha en agricultura al 25, 10.000 vacunos bajo marca con 3.000 terneros y 1.200 yegüerizos se calcula que el campo puede sostener 18.000 vacunos al corte, en cuanto a las aguas son como las de esa región, buenas y malas, dejando las aguadas bastante que desear.

Como se ve desde que el campo fue revisado hasta la firma del primer boleto transcurrieron más de tres meses debido a no ponerse de acuerdo entre lo que pretendían los vendedores y lo que estaba dispuesto a pagar.

El 13 de marzo de 1918 se firmó el boleto de compra-venta de este campo con el Sr. Carlos Dile, haciendome cargo de la hipoteca de 11 millones de francos belgas al cambio de 277.278 lo que dan $4.999.940 m/n que por 16.199Ha viene a dar un promedio de $308 por Ha.

Las condiciones eran las siguientes: pagar $3.000.000 de Francos Belgas al firmar la escritura y por los 8 millones restantes 2 años de plazo para el pago, con un interés del 6½ porciento.

Llevado el título al escribano Sr. de la Torre para efectuar la escritura, este encontró algunas observaciones de fondo referente a la sociedad Lemmé y Cía y Faure Hnos. Pasé el asunto al estudio del Dr. Montes de Oca, este acepta las observaciones hechas por el escribano fundándose en que la venta hecha por los Sres. Lemmé y Faure Hnos. demuestra claramente quienes son los dueños y que los poderes de la viuda de Lemmé y Faure no atestiguan si ellas son las únicas y universales herederas de sus maridos, y concluye diciendo el Sr. Platero que hizo la escritura a favor de la Sociedad Belga Sudamericana, salva su responsabilidad diciendo diciendo que el Sr. Tornquist representante de la Sociedad Belga Sudamericana acepta y conoce los antecedentes de este asunto.

La Casa Tornquist hizo un gran barullo sobre este asunto diciendo que el Dr. Montes de Oca estaba equivocado en sus juicios y apreciaciones y llegaron en las conversaciones privadas hasta hacer malos juicios sobre su competencia como letrado.

En vista de que el asunto había que someterlo a los Tribunales se firmó con el Sr. Diehl un convenio el 30 de Julio de 1918 por el cual el Dr. Pereda arrendaba el campo por un año al precio de $18 por Ha. Pudiendo rescindir el contrato si al terminar el año no se hubiese fallado el litigio y conviniendo que cualquiera que perdiese la cuestión no haría reclamo ninguno a la parte contraria y pagaría las costas en el orden causado.

El pleito fue ganado por nosotros en primera y en segunda instancia, dando completa razón a nuestro escribano y sobre todo al letrado que había defendido el asunto. Se escrituró el 23 de Abril de 1919. En esa fecha Celedonio Pereda compra en 11 millones de Francos Oro a Raúl Diehl, un establecimiento de campo con las poblaciones, plantaciones, alambrados y demás adherido al suelo, conocido bajo la denominación de “San Luis” ubicado en la estación Chancay del F.C.O. con una superficie de 16199-04-96Ha equivalentes a 6 leguas cuadradas.

Existe una carta del 7 de mayo de 1919 del Sr. C. A. Diehl diciendo que los alambrados exteriores son propiedad del establecimiento.

La baja en el cambio belga favoreció la cancelación de la hipoteca, resultando el campo comprado a menos pesos nacionales de lo que se calculaba.

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Mi obstinación por no tener deudas ni pagar intereses me hizo cancelar esta deuda antes del tiempo acordado.

Si hubiéramos seguido la opinión de Celedonio Vicente que era de la espera hubiéramos obtenido un resultado extraordinario por los límites a que bajó el Franco Belga.

Una de las primeras preocupaciones cuando se tomo el campo fue sacar la enorme cantidad de pequeños caminos que había en él, lo que se ha tenido la suerte de conseguir con muy buen éxito.

Todos los alambrados se han modificado, haciendo los potreros de formas regulares.

En 1923 como las aguadas estaban en tan malas condiciones se resolvió cambiar todas las bombas y norias que había por molinos Samson, contratando a la casa Mc Adam 56 molinos, hoy han quedado instalados los molinos con sus tanques y bebidas de fierro como en las otras estancias, también se construyeron 2 ó 3 tanques de cemento armado que han dado buen resultado, pero a un costo muy elevado.

El 31 de Diciembre de 1920 Celedonio Pereda compra a la familia O’Connor en Concordia, Entre Ríos un saladero denominado “El Naranjal”, con todo lo adherido al suelo en la suma de $80.000,00. Era una propiedad de 26Ha en la rivera del río Uruguay a 30 cuadras de la plaza de Concordia. En el mes de Octubre la barranca de lapachos se cubría de flores rosadas produciendo un efecto precioso.

La compra del Naranjal se izo con la idea de llevar allí los toros que irían a la exposición de Concordia inmunizados contra Tristeza y que luego se venderían en el remate. Esto se realizó durante unos cuantos años. Fue transferido a la S.A. Pereda

En 1921 Celedonio Pereda compra a José Ignacio Giménez la propiedad Tagle 2632 de 46m de frente por 13 de fondo. Hoy esta propiedad forma parte del Automóvil Club Argentino.

En 1921 Celedonio Pereda compra a Roberto Lanusse Erausquin y San Martino la popiedad Libertad 1339-43-52 con 22m de frente por 52 de fondo, o sea 1200m2 en $282.000. Allí se construyeron las cocheras, el garage y el dependencias para el personal de Arroyo, con salida al Jardín.

En 1922 C. Pereda compra a la sucesión de M. Ortiz de Rozas la propiedad de Venezuela 1582 de 6m de frente por 41 de fondo en $25.000.

Abra Grande y Abra Chica.

En 1922 Celedonio Pereda compra a la Suc. Candelaria Viola de Ortiz un campo denominado Abra Grande y Abra Chica, situado en el departamento de Orán, Provincia de Salta, de 29.500Ha al precio de $596.300,00 o sea $20,20 por hectárea. Pagadero la tercera parte al contado y el resto a uno y dos años de plazo.

En 1925 cedí la explotación del monte de Abra Grande a Celedonio Vicente al precio de $15.00 la tonelada de madera por derecho de monte, ese convenio terminó el 31 de Diciembre de 1927 con el motivo de pasar Abra Grande a la S.A. Pereda Ltda.

En los años 1921 o 1921 en vista de lo caras que estaban las ropas, se resolvió darles una muda a todo el personal de las estancias, con más de seis meses de residencia.

En 1924 con motivo de la mala situación porque atravesaba el Banco Español se

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hizo una suscripción de acciones preferidas de $20.000.000,00 suscribiendo $200.000 de los cuales solo pagaron el 10%.

En 1925 C. Pereda compra a Juan Bautista Dutruel el campo Los Toldos en partido de San Cristóbal, Provincia de Santa Fe, total 7.400Ha en $1.055.000 m/n y otras 4.485Ha en la suma de $627.900,00 o sea $140,00 la hectárea.

En el mismo año compra a Diego Hardie el campo Curupaity en el partido de San Cristóbal, eran 3.000Ha en $427.500,00 o sea a $142,50 por hectárea.

En 1926 Celedonio Pereda compra a José M. Palma un lote de 274ha y otro de 263ha de nombre San José en Azul.

Celedonio Pereda compra a Carlota E. De Molina la propiedad de la calle Las Heras 2153 de 10m de frente por 59m de fondo en $350.000,00.

Celedonio Pereda compra a Bernardino Acosta la propiedad Cerrito 1372 de 17m de frente por 28 de fondo en $360.000,00. Allí vivió la Sara B. De Pereda y Horacio Pereda y familia, durante varios años, esta propiedad se comunicaba por el jardín con Arroyo.

La S.A. Pereda compra representada por Celedonio Vicente la propiedad Av. Alvear 1727 de 12 m de frente por 49 de fondo en $660.000 a don Oscar Schoo Lastra.

Viaje a EE.UU. y Europa

El 23 de septiembre de 1925 salimos para Estados Unidos, María, Susana, Jorge y yo, por el pacífico, embarcándonos en el vapor chileno Tennos hasta Callao, permanecimos 10 o 12 días en Lima, ciudad que en estos 10 años había adelantado extraordinariamente y que tenía ahora un espléndido hotel llamado Bolívar.

De Callao salimos en el vapor Ebro, cruzando la magnífica obra del canal de Panamá, hicimos escala en La Habana, ciudad que ha progresado de un modo notable.

Llegamos a Nueva York el 26 de Octubre, donde nos esperaba Racedo, para pasar el mismo día a Washington, donde estuvimos hasta fines de Enero.

Esta vez viajé poco por Estados Unidos, fuimos a Chicago para la Exposición Rural, al Niágara a visitar las cataratas y a Búfalo.

Mas tarde fui con Jorge hasta White Sulfur Springs a hacer una cura.

María con Jorge y Susana hicieron un viaje hasta Miami al que yo no fui por tener una consulta con el Dr. Wilmar.

El 1 de Enero de 1926 nació Enriqueta, motivo del viaje nuestro a Washington, pues allí estaba María Isabel y su esposo Eduardo Racedo de Primer Secretario en la Embajada.

En Nueva York tomamos el vapor Conte Biancamano que nos llevó a Gibraltar donde desembarcamos. Fuimos a Algeciras y a Ronda y pasamos Semana Santa en Sevilla. Hicimos varias excursiones por Andalucía visitando Málaga y Granada. De allí fuimos a Madrid, Barcelona y París.

De París fuimos a Londres, donde pasamos el mes de Julio, volvimos nuevamente a París y de allí a Frankfort donde María estuvo un mes en el sanatorio del Dr. Norden.

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Hicimos el paseo del Rin hasta Colonia y de esta ciudad a Berlín, de Berlín a Roma que fue en viaje de casi 48 horas. De Roma a Génova y nuevamente a París donde salimos para Barcelona, embarcándonos en el Giulio Césare, llegando a Buenos Aires el 31 de Diciembre de 1926.

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EpílogoDe todos los antecedentes reunidos en estos recuerdos, pueden darse cuenta, de

cómo han procedido todos mis antepasados cuya enseñanza he seguido, en la escuela por ellos formada.

Perseverancia:

Para seguir en el mismo trabajo o negocio en que uno se ha formado, para no desalentarse en los años malos o de baja de precios, consecuencia que tienen todos los negocios, en los años difíciles se debe prevenir, pues ellos enseñan a introducir las modificaciones correspondientes.

Desde que se formó la nueva contabilidad el 1 de Enero de 1888 bajo mi dirección y la actuación de mi padre, podrán ustedes darse cuenta, haciendo un estudio detenido, que la acumulación de bienes ha sido de más de 10 veces la suma inicial.

La norma de conducta elegida ha sido siempre de que palabra empeñada en un negocioo compromiso, aunque no estuviese escrita ni firmada era sagrada, y debía cumplirse.

La fuerza que ha llevado tanto a mi padre como a mí a la actual situación ha sido el trabajo, la constancia y la economía. Entiendo por trabajo todo lo que se puede efectuar durante del día y durante la noche si se destina a este fin.

Por constancia entiendo que cuando uno ha estudiado un negocio y ha dedicado su tiempo y sus afanes a él no debe descorazonarse ni desorientarse porque se presenten años malos pues todos los negocios tienen sus alternativas, alternativas que son muy frecuentes en la ganadería y la agricultura, pues cuando uno de estos renglones de la producción, que son los más importantes en nuestro país, mejora el otro decae, habiendo podido observar estas subas y bajas muchas veces durante mi actuación. Por economía entiendo el no gastar más de lo necesario y si las rentas pasasn las necesidades de la vida, acumular estas para aumentar el capital y también debe entenderse que no deben hacerse gastos inútiles, desde las cosas más insignificantes como ser el papel en el escritorio o la luz en la casa. Papel gastado o tirado inútilmente, como luces encendidas sin necesidad son un derroche, en cambo cuando sea necesario por cualquier motivo deben encenderse todas la luces que sean necesarias. En una palabra hay que seguir el viejo adagio que dice: Hay que cuidar el centavo que el peso se cuida solo.

Entiendo por economía racional, aquella que no gasta todo lo que se gana, sin lo necesario para llevar una vida decente, ordenada y recta, a fin de entonces aumentar las entradas, de este modo es como yo he llegado a la altura que me encuentro.

De lo que hay más hay que cuidarse, es de los años de prosperidad, pues como en esa época todo marcha en auge uno se entusiasma y quiere agrandar y aumentar los negocios, los que hace que los artículos salgan perdiendo el valor del poder adquisitivo y cuando la relación llega y se producen los cambios, el artículo baja de precio y el dinero se valoriza.

El asunto más palmario de esta situación fue la última crisis ganadera. En estas situaciones no se debe nunca recurrir al crédito para arreglar la situación, pues llega lo que infaliblemente tiene que venir y los primeros en sufrir las consecuencias son los que abusan de su crédito.

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El deber ha sido la norma de toda mi vida y he sacrificado paseos y diversiones, cuando tenía que cumplir una tarea que yo mismo me había impuesto.

Como ustedes podrán notar estudiando estos recuerdos, el uso del crédito ha sido empleado por nosotros en una parte mínima, y por el contrario la conduca seguida por la casa ha sido tener dinero en abundancia para poder afrontar cualquier negocio sin inconvenientes. Hay que tener presente que los intereses siempre hay que pagarlos, con buenas o malas situaciones, y corren lo mismo de día que de noche con buenos o con malos tiempos.

Yo siempre que he debido, ha sido por compras, y a pagar en tiempos largos y con plazos que no estaban en manos del acreedor poder acortarlos.

Conversando una vez con mi amigo Don Angel Leanes me dijo que “en este país el hombre rico es aquel que no debe nada, aunque su fortuna sea escasa”.

Otra cosa de la que deben cuidarse es de los adulones de negocios, que existen en este ramo de las actividades, como en todos los otros y adulándonos por nuestra actuación en negocios particulares o en las sociedades de que se forma parte vienen a proponer la formación de grandes sociedades, y que lo único que buscan es colocarse de gerentes, directores o proponen formar parte de directorios que están en mala situación y que, una vez en dichos directorios, hay que afrontar la situación con dineros propio. Esto me hubiera sucedido en 1908, si no me hubiera negado a formar parte de la Sociedad Bancaria que a los pocos meses quebró y a mi me buscaban para ver si la sacaba de la mala situación en que se encontraba.

Deben ser estrictos en el pago de las cuentas y no hacer volver a los cobradores dos veces sin razón para ello, dicen que este fue el lema de Carabassa, con el cual llegó a la altura de banquero y según lo que se decía, liquidó su banco antes de fallecer porque se dio cuenta que ninguno de sus hijos era apto para manejar el banco que él había formado.

En mi última estadía en París me llamó la atención que casas con quienes no tenía relación comercial, me entregaban objetos de valor sin exigirme recibo ni garantías, y esta fue la causa por la cual les escribí que tomaran informes sobre cómo era considerada la firma en plaza. He guardado tan bien estos informes que cuando los he buscado para asentarlos aquí no he podido encontrarlos.

En un grupo de gente de negocios se hablaba una vez sobre fortunas y responsabilidades y al referirse a la mía alguno dijo: “No es de las más grandes, pero sí la más limpia”. Ustedes pueden ver en estas pocas palabras lo justo del juicio y como se apreciaba a todo el que se comporta con corrección y honorabilidad.

Donaciones.

No podemos cerrar este resumen, sin hacer mención a las donaciones. Celedonio Pereda separaba cada año sumas de dinero para ser distribuidas entre las personas y las instituciones que recurrían a él.

Empecemos por las sociedades españolas, por quienes guardó un gran recuerdo son: El Hospital Español que tiene su sala “Vicente Pereda”, la Asociación Patriótica Española, el Patronato Español, el colegio San Antonio tiene la sala con el nombre de Isabel P. de Pereda y otra con el de María G. de Pereda.

En la Capital entre muchas otras ayudaba a las Sociedades Damas de Caridad, Patronato de la Infancia, a Cooperadoras Salecianas y al Instituto del Cáncer. Al Asilo Naval por construcción de la capilla, a la Academia Santa Teresita por la donación de un aula.

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Para la Facultad de Agronomía contribuyó con vacas, toros y novillos y también al Instituto Pasteur con un lote de yeguarizos.

No se olvidó de España de donde era oriundo su padre: en Bedón dio para la construcción de una escuela que lleva su nombre y en Medina de Pomar para el hospital.

Contaron con su ayuda las localidades donde tenía los campos: en Azul contribuyó para la Iglesia y el Seminario, para el hospital y para construir el parque; en Trenque Lauquen para la iglesia; en Pehuajó para el hospital; en Concordia para el Asilo de Huérfanos y la Sociedad de Beneficencia.

Donó varios premios a las Sociedades Rurales. A la Sociedad Rural Argentina la Copa Vicente Pereda, el premio Estímulo y la Copa Eduardo Pereda; a la de Concordia: Copa el Naranjal; a la de Reconquista: Copa La Guampita; a la de Goya dos premios denominados 13 de Abril.

Fue muy generoso con sus amigos, en todo momento los ayudó sacándolos de más de un apuro; compró una casa para que pudiera vivir en ella un amigo y su familia que tuvo un revés de fortuna.

Además conviene recordar que muchos de los que trabajaron con él se retiraron con buena situación.

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