Memorias (1936-1938). Hacia un nuevo Aragón

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    Larumbe, 42

    Historia y Pensamiento

    Directores de la coleccin:Fermn Gil Encabo, Antonio Prez Lasheras

    y ngel San Vicente PinoComit editorial: Jos Domingo Dueas Lorente, ngel Gari Lacruz,Jos Enrique Laplana Gil, Alberto Montaner Frutos,Eliseo Serrano Martn, Jos Manuel Latorre Ciria,ngel Garcs Sanagustn, Francho Nagore Lan,Guillermo Prez Sarrin y Alberto del Ro Nogueras

    Corrector: Jess Gascn PrezSecretara: Servicio de Publicaciones de la Universidad

    de Zaragoza

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    JOAQUN ASCASO

    MEMORIAS (1936-1938)HACIA UN NUEVO ARAGN

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    Retrato y firma de Joaqun Ascaso

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    Prensas Universitarias de ZaragozaInstituto de Estudios Altoaragoneses

    Depto. de Educacin, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragn

    Clsicos Aragoneses

    JOAQUN ASCASO

    MEMORIAS (1936-1938)

    HACIA UN NUEVO ARAGN

    Introduccin, edicin y notas deALEJANDRO R. DEZ TORRE

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    Alejandro R. Dez Torre De la presente edicin, Prensas Universitarias de Zaragoza, Instituto de

    Estudios Altoaragoneses y Departamento de Educacin, Cultura y Deportedel Gobierno de Aragn

    1.a edicin, 2006

    Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputacin de Huesca), c/ Parque, 10.22002 Huesca, Espaa. Apartado postal 53. Tel.: 974 29 41 20. Fax: 974 29 41 [email protected] http://www.iea.es

    Prensas Universitarias de Zaragoza. Edificio de Ciencias Geolgicas, c/ PedroCerbuna, 12. 50009 Zaragoza, Espaa. Tel.: 976 76 13 30. Fax: 976 76 10 [email protected] http://puz.unizar.es

    Departamento de Educacin, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragn.Edificio Pignatelli, paseo M.a Agustn, 36. 50004 Zaragoza, Espaa.

    Diseo de sobrecubierta: David Guirao

    Impreso en EspaaImprime:D.L. Z-1534-2006

    Ficha catalogrfica

    ASCASO, JoaqunMemorias : (1936-1938): hacia un nuevo Aragn / Joaqun

    Ascaso ; edicin, introduccin y notas de Alejandro R. Dez Torre. Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza : Departamento de

    Educacin, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragn ; Huesca :Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2006

    LII, 240 p. : il. ; 21 cm. (Larumbe : clsicos aragoneses ; 42.Historia y pensamiento)

    ISBN 84-7733-836-11. Ascaso, Joaqun (1906-1977). 2. AragnHistoria1936-1939. 3.

    ColectivismoAragn1936-1939. I. Dez Torre, Alejandro R., ed. lit.II. Prensas Universitarias de Zaragoza. III. Aragn. Departamento deEducacin, Cultura y Deporte. III. Instituto de Estudios

    Altoaragoneses. IV. Ttulo. V. Serie: Larumbe : clsicos aragoneses ;42. Historia y pensamiento

    929Ascaso, Joaqun94(460.22)1936/39334.012.34(460.22)1936/39

    http://www.iea.es/http://puz.unizar.es/http://puz.unizar.es/http://www.iea.es/
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    PROYECTO Y GUA REGIONALDEL PRIMER PRESIDENTE ARAGONS

    DEL SIGLO XX

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    N LA PERSPECTIVA HISTRICA del siglo XX enEspaa, el desarrollo poltico de Aragn tuvo, antesdel actual rgimen democrtico, otros momentosdestacados. Como en el perodo tambin democr-

    tico de la Segunda Repblica y la breve recuperacin de per-sonalidad regional durante el primer ao de Guerra Civil.

    Justamente durante aquel perodo, en 1936, fue formado eintegrado por las distintas fuerzas polticas y sindicales del

    Aragn leal a la Repblica un rgano poltico que con elnombre de Consejo de Aragn represent sus iniciativas,proyectos e intereses regionales. Dicho rgano fue legal-mente reconocido como una de las instancias del Estado de

    la Repblica por decreto de 23 de diciembre de 1936. Su pre-sidente tambin nombrado un mes despus delegado delgobierno en la regin era un joven de treinta aos, desta-cado libertario aragons y lder de la CNT, el sindicato anar-cosindicalista, Joaqun Ascaso (1906-1977), nacido en Zara-goza (en el barrio de Torrero) ahora hace un siglo, el 5 dejunio de 1906, en una familia obrera de largas resonancias enlos medios sociales y durante los aos republicanos aquel

    trabaj como albail de profesin.1

    El todava joven Ascaso

    1 La fecha de nacimiento de Joaqun Ascaso Budra es ya cierta:el 5 de junio de 1906 en Zaragoza. Segn registro de nacimiento, sumadre, Teresa Budra, casada y natural de Quinto (Zaragoza), y su padre,

    Jos Ascaso, natural de Santa Cilia (Huesca), acreditaron la venida almundo de Joaqun: que era nieto por lnea paterna de Lorenzo Ascaso yde Josefa Abada, naturales de Santa Cilia, y por la materna, de JuanBudra y de Bernardina Gargallo, naturales de Quinto (Zaragoza) y de

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    ALEJANDRO R. DEZ TORREX

    Samper (Zaragoza). Joaqun Ascaso naci en el barrio de Torrero, y ensu familia al menos sobrevivieron dos hermanos ms: Jos Ascaso, cua-tro aos mayor, y Mara Ascaso, seis aos mayor que Joaqun, nacida enQuinto. Por tanto, la familia podra haber llegado en los primeros aosdel siglo XX a Zaragoza. Su residencia en Torrero no fue lejana de la cr-cel provincial all construida en 1928, que los dos hermanos, Joaqun y

    Jos, conoceran durante los aos de 1930 por sus actividades sindicalesy como destacados militantes del sindicato de Construccin de la CNT.

    Joaqun Ascaso, con su exilio en Venezuela largos aos, muri el 12 demarzo de 1977 en Caracas en la ms completa indigencia (su entierrotuvo que ser pagado por cuatro compaeros y prximos al finado susltimos aos).

    2 Datos y perfil biogrfico, hasta el conflicto civil, de JoaqunAscaso, en Dez Torre (2003), t. I, pp. 94, 98-99 y 284-285, y t. II, pp. 171-182, especialmente.

    3 Existen bastantes imprecisiones en referencia a Joaqun Asca-so. En la semblanza del grupo familiar, de Pintado (1937), se fija su naci-miento en Zaragoza, en 1904. El periodista suizo que le entrevist a su

    se convirti en 1936 y 1937 en el primer presidente de Ara-gn, ms de cuarenta aos antes de la devolucinde pode-

    res y traspasos de atribuciones del Estado a sus distintosterritorios autonmicos de la autonoma aragonesa, dentrode lo que se ha llamado la Transicin espaola. Aunque las

    vicisitudes de su vida en desgracia social o poltica, exiliadocomo tantos perdedores de aquel conflicto, hicieron pocomenos que imposible conocer su pensamiento e ideas toda-

    va en pleno desarrollo, al fin recogidos parte de sus recuer-dos, entrevistas y textos, pueden ver la luz aos despus.

    A travs de la experiencia del que fuera presidente delConsejo de Aragn durante cerca de diez meses entre1936 y 1937, pueden esbozarse no solo momentos delrecorrido libertario en el primer tercio del siglo XX sinotambin en cierta manera alternativas regionales, entre laautonoma largo tiempo soada y amenazas de centraliza-cin sin paliativos.2 Joaqun Ascaso, en la treintena,3 pre-coz presidente de un rgano poltico en una poca en

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    salida de la crcel, en octubre de 1937, despus de la disolucin del Con-sejo de Aragn, afirmaba en Le Rveilque tena rostro de adolescente.En una reciente resea de Joaqun Ascaso, junto a otros datos persona-les, se constataba lo mal que se conocan su persona y trayectoria antesde la Segunda Repblica. Cf. iguez (2001), p. 57.

    que era infrecuente culminar una carrera o representacinpoltica en la juventud, tuvo una existencia problemti-

    ca, como tantos jvenes de su generacin en los sectoresobreros y libertarios: marcados decisivamente en la Dicta-dura tanto por el rgimen de opresin y mordaza de lalibertad sindical como por la salida revolucionaria esce-nificada en Jaca en diciembre de 1930.

    Nacido en Zaragoza el 5 de junio de 1906 en el seno deuna familia humilde que se haba trasladado en los primerosaos del siglo desde Quinto de Ebro, aguas abajo de la capi-tal aragonesa, Joaqun Ascaso Budra residi en esta desdenio. Haba estudiado en las escuelas de la Fuenclara deZaragoza, donde pudo completar el perodo escolar, pero,debido a la necesidad de aportar ingresos, debi incorpo-rarse al mundo laboral apenas adolescente. Aunque se cono-ce mal la trayectoria vital de sus primeros aos de juventud,es probable que integrara, casi adolescente al comienzode la dcada de 1920, el grupo Los Indomables (en elque, entre otros, figuraba otro joven luego destacado en las

    filas cratas de la capital aragonesa, Ramn Andrs). Podrahaber colaborado entre 1921 y 1923 con el grupo ms famo-so entonces en los medios anarquistas, el de los Solidarios,integrado notoriamente por Durruti, Garca Oliver y Francis-co Ascaso. Primo de este y cautivo, en cierta forma, de suapellido, Joaqun Ascaso proyect una precoz imagen dejoven rebelde en los aos veinte, durante los que se formen las luchas y represin de los conflictos obreros zaragoza-

    nos y barceloneses, entre cuadros sindicales y grupos anar-quistas. Lo que le llevara por primera vez a la crcel cuan-

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    do tena diecisiete aos, poco antes de la Dictadura de Primode Rivera, y de nuevo en 1924. Despus de una breve pri-

    sin, Joaqun Ascaso se convierte en joven exilado social enFrancia, donde residi un tiempo.Durante su primera estancia en Francia, trabajando en

    labores manuales, pero muy cuidado en sus modos y apa-riencia, el joven Ascaso sorprenda por su prestancia perso-nal, a fines de la dcada de los locos aos veinte, a otrosexiliados anarquistas como Toms Cano, que le encontr allen 1929. Tambin fue en aquel tiempo cuando Ascaso cono-ci a una obrera francesa con la que se unira y con la que

    volvi a Zaragoza en 1931. Su estancia fuera de Espaa nohara sino reforzar sus planteamientos radicales y sus con-tactos con los medios libertarios y polticos de izquierdafranceses. Como a tantos jvenes libertarios y obreros de lapoca, originariamente individualistas, la cada de la Monar-qua y la instauracin de la Segunda Repblica, ya de vuel-ta en Zaragoza, le levantaron unas expectativas de cambioque excit an ms la crisis econmica y social zaragozana

    de los aos treinta.De vuelta a Espaa con la instauracin de la Segunda

    Repblica, Joaqun Ascaso comenz a destacar en losmedios juveniles zaragozanos como miembro de la directiva

    junto a otros jvenes: sealadamente Marcelino Esteban,Jos Rodrguez, Miguel Chueca o Jess Logroo de unasJuventudes Revolucionarias (constituidas en Zaragoza, enasamblea presidida por Miguel Chueca, el 23 de mayo de

    1931, y que publicaron algunos nmeros de un semanario,La Antorcha, dirigido por Chueca). Mientras se empleabacomo pen de albail en obras, Ascaso se cre una ciertapersonalidad de dirigente a la par que de joven radicalal intervenir, en un ambiente de creciente crisis de trabajoentre una masa obrera rebelde y combativa, en grandesasambleas y como lder de los parados. Representando a laCNT en una comisin social junto a otros dos jvenes

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    libertarios, Miguel Chueca y Ramn Andrs, Ascaso se reu-ni en el Ayuntamiento zaragozano con las fuerzas vivas

    para discutir y buscar salidas al paro en la ciudad, a comien-zos de agosto de 1931.Joaqun Ascaso fue elegido, en octubre de 1931, presi-

    dente de su seccin de albailes y peones del sindicato deconstruccin, la seccin ms potente de la CNT de la capi-tal, que afiliaba a la prctica totalidad de su sector y repre-sentaba uno de los soportes bsicos del anarcosindicalismozaragozano. La figura de Ascaso y toda una generacin dejvenes obreros radicales comenz a pasar al primer planode la militancia cenetista desde el Congreso Regional de laCNT, en septiembre de 1931, donde, como otros jvenes delos sindicatos, estuvo dispuesto a mantener la personalidad

    y el derecho a la intervencin pblica de la CNT, as comoa no renunciar a cambios que comenzaban a ser declinados:por un gobierno y una legitimidad que juzgaban nacida dela estela de la insurreccin de Jaca, menos de un ao antes.Convertido en lder efectivo del sindicato de construccin de

    la CNT de Zaragoza, su militancia y don de gentes hicieronque la figura de Joaqun Ascaso tuviera un eco social nota-ble: primero en los medios de la capital, pero muy prontotambin en septiembre de 1931, durante el CongresoRegional de la CNT como lder con amplia audiencia entrela militancia joven de los sindicatos de la regin (sobre tododurante la huelga de los azucareros, a fines de 1931, y lapoco eficiente orientacin del conflicto en los nuevos tiem-

    pos, bajo el veterano lder Valeriano San Agustn).Ascaso fue detenido por su actividad en enero de 1932en Alcorisa (Teruel) y de nuevo a fines de aquel ao. Al reor-ganizar el sindicato de construccin en 1932 junto a loslibertarios Jacinto Santaflorentina y Felipe Orqun, despusde la habitual clausura gubernativa y mientras trabajaba enlas obras de reparacin del Pilar, Joaqun Ascaso se habaconvertido ya en un avezado lder sindical y pas a integrar

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    representaciones en los comits sindicales.4 El joven dirigen-te Ascaso accedi tambin al liderazgo nacional cenetista en

    1933 insospechadamente, con 27 aos desempeandoel cargo de secretario de la CNT (por ser sede Zaragoza delos comits nacionales cenetistas-libertarios y ser nominadossus cargos directamente por los sindicatos de la ciudad enque recaa la formacin de su comit nacional). Con el tras-lado a la capital del Ebro del rgano nacional cenetista, ysiendo Joaqun Ascaso su primer secretario nacional, tam-bin en Zaragoza se form un comit nacional revoluciona-

    rio, que plante un movimiento de fuerte impacto en Aragnen diciembre de 1933.5 Ascaso fue encarcelado (en Zarago-za y Burgos, hasta abril de 1934) y sustituido en el cargo desecretario nacional de la CNT por el navarro Miguel YoldiBeroiz, y luego por el vasco Horacio Martnez Prieto, hasta1936. Joaqun Ascaso era ya entonces un experimentadoorganizador, lder y orador convincente, tanto como nego-ciador, incluso segn una equvoca semblanza transmitidapor uno de sus enemigos: Jos Duque (treintista en 1933,

    comunista desde 1935 y su principal oponente en 1937 en elConsejo aragons).6

    Desde su vuelta a Zaragoza, incluso en prisin o enla clandestinidad, Ascaso alcanzara influencia notoria en laCNT zaragozana al encabezar una corriente de bsqueda de

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    4 Acerca del contexto e implicaciones de una crucial huelga

    como la de la construccin zaragozana de 1932, en la que desempe- un importante papel Joaqun Ascaso, vid. Dez Torre (2003), t. I,pp. 92-97.

    5 Joaqun Ascaso trabajaba entonces en su habitual dedicacinde albail; y viva en Zaragoza, en 1933, primero en la calle Vernica, 42,

    y a fines de ese ao, en la calle Larraz, 29, segn ficha de ingreso en lacrcel de Torrero.

    6 Duque [1947], en trminos generales, su aparente memoria decrtica de circunstancias y ensalzatoria del PCE a lo largo del conflictocivil, es ms que nada una diatriba antianarquista.

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    soluciones, frente al liderazgo moderado y prximo al trein-tismode Miguel Abs.7 Lder este tambin de su mismo sin-

    dicato, Abs fue opuesto por carcter e ideas a Ascaso, perocon l comparti puntos de vista y posiciones negociadorasy constructivas en la CNT, como la negativa a fines de sep-tiembre de 1932 de su sindicato de construccin, en plenareorganizacin, a secundar una huelga de protesta por per-secuciones a secciones de CNT, o bien en 1936, en reunio-nes con autoridades, para buscar frmulas de remediar elparo urbano. En mayo de 1936, Joaqun Ascaso represent asu sindicato de construccin en el Congreso Extraordinariode la CNT en Zaragoza. No obstante, segn algunos espe-cialistas, siempre habran existido posicionamientos opues-tos del lado moderado o radical, respectivamente entre

    Abs y Ascaso, ambos tambin pertenecientes a dos genera-ciones distintas que les habran llevado a encabezarcorrientes contrapuestas, de sobrevaloracin sindicalista oradical, en cada caso, en la CNT. Con todo, ciertas sospechaso reticencias en los comits cenetistas llevaran a enjuiciar su

    actuacin, durante la pertenencia de Ascaso al ComitNacional de Defensa (uno de los comits circum-sindicales,

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    7 Por treintismo se reconoca en la CNT de los aos 1930 a lacorriente que propugnaba frmulas de autocontrol y autosuficiencia sin-dical ante un cambio revolucionario, o bien en un mundo de adaptacina las nuevas realidades econmicas y polticas. En la teora y la prcticade los sindicatos cenetistas, los seguidores de aquella corriente se encon-

    traron potenciando lneas de burocratizacin y centralizacin, aparte deenfatizar la autosuficiencia de equipos y maquinarias sindicales (entreotros cambios anticipados por aquellos en la CNT, que podan implicarla adaptacin a la nueva situacin republicana, de planteamientos refor-mistas y polticos en los sindicatos). El nombre provena del llamadoManifiesto de los Treinta, firmado en Barcelona en agosto de 1931 porlderes veteranos y dirigentes influyentes en Catalua y otras regiones.Para ampliar y concretar en Aragn repercusiones de aquella corriente

    as como su principal caballo de batalla en 1931, las federacionesnacionales de industria, vid. Dez Torre (2003), t. I, pp. 99-105.

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    en el que, junto al de Pro-Presos, se concretaba la colabo-racin orgnica de la CNT y la FAI). Debido a lo cual, con

    su inhabilitacinmomentnea en la CNT zaragozana antesde la contienda civil y su emigracin a Barcelona semanasantes de la sublevacin militar, una figura como la de Joa-qun Ascaso qued ladeada y otras figuras de los medioscenetistas concentraran influencia. As, el propio MiguelChueca,8 que se convirti en su sustituto en Zaragoza, enca-

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    8 Miguel Chueca Cuartero, como otros jvenes rebeldes de fines

    de 1920 y principios de 1930 en Zaragoza (los jvenes metalrgicos Anto-nio Ejarque o Francisco Garaita; los jvenes peones Ascaso, Santafloren-tina o Francisco Muoz; o el joven carpintero Marcelino Esteban), milita-ron en dos frentes simultneos: el de los sindicatos y el de los sectoresjuveniles o especficos anarquistas. Como aquellos, Chueca, aprendiz deebanista, entr en el Sindicato de la Madera zaragozano siendo casi ado-lescente an, en los momentos inmediatos a la Dictadura primorriverista.Con cierres y persecuciones dictatoriales, los recin afiliados se afirmaron

    y encontraron actuando en la clandestinidad, donde comenzaron arelacionarse con nuevas promociones de adolescentes, todava en los lti-

    mos tiempos dictatoriales, como el joven vidriero Adolfo Arnal o el jovenmetalrgico Miguel Vallejo (ya activos estos en los cuadros sindicales,clandestinos, con la denominada Dictablanda del general Berenguer en1930, y antes de la reorganizacin legal de los sindicatos zaragozanos deCNT, de junio y julio de aquel ao). Miguel Chueca, con la proclamacin

    y primer rodaje de la Segunda Repblica, se mantuvo en una lnea radi-cal de reclamacin de cambios efectivos por parte de un rgimen comoel republicano, cuyos gobernantes fueron cancelando aquellos cambios

    o bloquendolos, ms que con disposiciones, con una lnea gestoray poltica similar de orden a ultranza a la de la Monarqua, as como

    en sus resortes intactos del poder o administracin del Estado monrqui-co. Y ello, pese a las protestas de fidelidad y defensa del nuevo rgimen,como las que Chueca hizo, con ocasin del 1.o de mayo de 1931 (en elmitin de la plaza de toros, junto a ngel Pestaa, Chueca anticip quedefenderan la recin estrenada Repblica a sangre y fuego).

    Miguel Chueca tuvo un protagonismo creciente ya entonces enlos medios sociales zaragozanos. Miembro de la comisin reorganizadorade la CNT en julio de 1930, despleg una actividad destacada al aosiguiente. En 1931 Chueca fue organizador con M. Esteban, J. Rodrguez,

    J. Ascaso o J. Logroo en la capital aragonesa de las Juventudes Revolu-

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    cionarias y director de su peridico, La Antorcha; pero Chueca tambin seincorpor entre 1930 y 1931 a la redaccin del rgano cenetista ms vete-rano, Cultura y Accin (del que fue director en 1931-1932). Fue presiden-te del Sindicato de la Madera, al que represent ya en el congreso deMadrid de junio de 1931; y milit entonces en la lnea antitreintista: lade jvenes obreros (Ramn Andrs, Feliciano Subero, Joaqun Aznar, Joa-qun Ascaso) que se impuso a la orientacin ms posibilistade M. Abs yotros veteranos dirigentes, en su Congreso Regional de septiembre de 1931.

    Como publicista cenetista, Chueca mantuvo una dedicacin asi-dua en la prensa propia y nacional, destacando sus colaboraciones enperidicos como La Tierrao CNTde Madrid. En el primero, tuvieron inci-dencia sus denuncias, en febrero de 1932, de detenciones indiscrimina-das de militantes y simples afiliados a la CNT en Zaragoza, as como regis-tros e intervenciones policiales en locales sindicales. Tambin tuvieroneco all, en marzo de 1932 y mayo de 1933, sus anlisis de los conflictos

    vividos por la UGT de Zaragoza: con sus fracasadas huelgas de depen-dientes de comercios y la tensin de los dependientes ugetistas con lamaquinaria sociolaboral del ministerio de Largo Caballero o las presionesde sus directivas en Zaragoza y Madrid. Desde 1933, sin embargo, los

    escritos y llamamientos de Chueca en CNT de Madrid alcanzaran una res-puesta insospechada en la CNT aragonesa, al dirigirse al resto de jvenes

    y militancia desconocida de la organizacin que Chueca llam los an-nimos e irresponsables, que nutran grupos y afiliaciones no conoci-das en comarcas y pueblos, para que tomaran las riendas de comits ypuestos de relacin de sindicatos y federaciones cenetistas: aquellos car-gos dejados vacantes por multitud de dirigentes locales presos o proce-sados (a raz de su fracaso y acciones de diciembre de 1933). Algn his-toriador ha visto en aquellos llamamientos y momento sindical un retocrucial para la CNT en Aragn desde entonces, porque puso en movi-

    miento a todo un segmento sociolgico de jvenes lugareos y de cen-tros comarcales, que serviran de fundamento a la expansin de la CNTen el perodo del Frente Popular a lo largo de los primeros meses de1936. Justamente, el tiempo en que la proyeccin pblica de Chueca enZaragoza y Aragn alcanz mximos registros en medios cenetistas: conocasin de participar en una comisin de la CNT junto a Abs o JessGracia, con instancias oficiales y fuerzas vivas, para atajar el paro en lacapital, en marzo de 1936; o bien, en abril de ese ao, cerrando la Con-ferencia Agraria de la CNT regional y participando en multitud de mtinesen las semanas siguientes (en gran nmero de actos de pueblos del Alto

    bez un sector radical e intransigente, por otra parte en des-gracia en los comits sindicales (como se puso en eviden-

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    cia, das antes y durante las densas horas del golpe militaren la capital del Ebro).9

    Como consecuencia de su estancia en Barcelona, alejadotambin de su Zaragoza vital a consecuencia de la muerteprematura de un hijo segn coment en su recapitulacinpersonal, que aparece en este libro, Joaqun Ascaso tam-bin fue protagonista, junto a su primo Francisco Ascaso, dela respuesta popular al golpe militar en la capital catalana.De inmediato, Joaqun partira con la primera columna mili-ciana de Durruti, que se encaminaba a Zaragoza el 23 dejulio para recuperar la ciudad, en manos militares. De cami-no por la estepa monegrina, pas el Ebro junto a los gruposde la Columna Sur-Ebro que tomaron Caspe el 25 de julio.

    Ascaso se enrol en esa columna con un lder conocido,Antonio Ortiz (con el que, desde el ao siguiente, comparti-ra destinos personales), y colaborara entonces con el comi-t revolucionario de Caspe, sin dejar de pertenecer a la uni-dad miliciana de Ortiz, en cuya representacin acudi a laasamblea cenetista regional de Bujaraloz, el 6 de octubre de

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXVIII

    y Bajo Aragn, as como en treinta pueblos navarros, junto a AdolfoArnal, el secretario cenetista de Zaragoza).

    Con el golpe militar y la sublevacin de julio de 1936, y una sordaresistencia pacfica de la CNT frente a los militares, mediante una huelgageneral de 15 das, que agot la respuesta social al golpe estrategia opues-ta a la propugnada por Chueca en los comits cenetistas, Miguel Chuecaconsigui evadirse de la capital y alcanzar el rea oriental de Aragn, enmanos de las milicias. En un pleno reorganizador de la CNT aragonesa

    en Caspe, el 29 de agosto, Chueca denunci la traicin republicana quecon la sublevacin abri la escisin de Aragn y la guerra civil. A par-tir de entonces, delegado por la regional aragonesa en plenos y reunionesnacionales de la CNT, Chueca se convertira en uno de los ejes de la CNTaragonesa durante la guerra. Para aadir otros datos de intervenciones ycompletar referencias al respeto, vid. Dez Torre (2003), t. I, pp. 278-284.

    9 Acerca de la situacin, alternativas y pasos dados por la CNTen las horas cruciales de los das 18 y 19 de julio de 1936, en los que lasublevacin se fue afirmando en la capital aragonesa, vid. Dez Torre(2003), t. I, pp. 273-293.

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    1936, en la que particip en la ponencia cuyo acuerdo daranacimiento al Consejo Regional de Defensa de Aragn.

    Joaqun Ascaso fue designado poco despus represen-tante de la CNT y presidente de aquel rgano regional, enco-mendndosele su organizacin y establecimiento de su sedeen Fraga (Huesca). Desde all, bajo su directa supervisin se

    pusieron en funcionamiento distintos departamentos y servi-cios regionales, y en la misma Fraga nacera el Boletn regu-lador del nuevo rgano regional (incluso radicando varias desus oficinas en Monte Julia, prximo a Belver de Cinca). Fueen aquella capital del Cinca donde tuvo lugar la constitucindel Consejo de Aragn con la presencia all tambin delderes republicanos, como el ingeniero oscense JorgeCajal y desde ella Joaqun Ascaso despleg toda su activi-

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XIX

    1. Panormica desde el puente sobre el ro Cinca de la ciudad altoaragonesade Fraga (Huesca), meses antes de la guerra civil. En esta ciudad tuvieron susede los primeros departamentos del primer Consejo de Aragn, a partir del1 de noviembre de 1936.

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    dad y programacin, lo que le llev en pocos das a reunirsecon lderes del Frente Popular en Barbastro y a encaminarse

    con ellos, Chueca y el diputado Pabn a entrevistarse conAzaa y Companys, en Barcelona, y con Largo Caballero enMadrid, el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre (en el fra-gor del asalto a la capital de la Repblica por los ejrcitos deFranco).

    Durante ms de un mes y con un ritmo intenso detrabajo en distintas reas en la regin, tanto como por el des-arrollo de actos en Barcelona y las gestiones cerca de ins-tancias centrales y catalanas, el recin nacido Consejo de

    Aragn logr afirmarse, introducir vas de organizacin enel territorio aragons y ganar personalidad regional, hasta elpunto de obtener reconocimiento legal, el 23 de diciembrede 1936, y materializar equipos de colaboracin poltica en

    Aragn entre los distintos grupos y fuerzas sindicales, repre-sentados en el nuevo rgano de gobierno, con sede enCaspe (Zaragoza) desde entonces. All Joaqun Ascaso conti-nu como presidente del Consejo de Aragn, y recibi el

    nombramiento oficial de delegado gubernamental el 19 deenero de 1937, presidiendo siempre la entidad, que abrauna breve pero concentrada y rica en experiencias derecuperacin regional poca de autonoma para Aragn,

    Ascaso fue capaz de coordinar a representantes frentepopu-listas y a consejeros cenetistas en un proyecto comn degobierno, que asumi el programa histrico costista en suregin como un turno del pueblo.10

    Las bases de partida de Joaqun Ascaso para llegar a unaconcepcin poltica regional arrancaban de su examen de lasituacin regional de la Segunda Repblica. En este sentido,

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXX

    10 Para una descripcin pormenorizada del programa y accinpoltica del Consejo de Aragn en diversas lneas enunciadas a principiosdel siglo XX por Joaqun Costa, vid. Dez Torre (2003), t. II, cap. VII. Tam-bin, vid. Dez Torre (2004), pp. 135-170.

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    consideraba las premisas y planteamientos del regionalismoaragons, que a su juicio giraba en el vaco, bajo ideas y evo-

    caciones histricas pasadas, vinculado a personalismos quebuscaban crearse un estamento y un hueco en el espaciopoltico republicano. Posiblemente Ascaso se documentsobre los antecedentes de la lnea de reivindicacin auton-mica ms adelantada11y sobre las deficiencias que, segn suanlisis, haban frustrado las expectativas del ltimo aragone-sismo,12 que cont inicialmente no solo con bases de apoyoen las secciones republicanas, sino con la adhesin demuchos ncleos cenetistas de Aragn. Para los libertarios,algunas de esas deficiencias tenan que ver con el propio pro-

    yecto de estatuto, eminentemente poltico, que restringa laparticipacin de ms amplias colectividades y estratos socia-les. Por el contrario, segn Ascaso, el movimiento proestatu-to no solo haba marginado, cuando no combatido, a los sec-tores libertarios, sino que la propia lucha de ambicionesdentro de aquel movimiento impidi el avance del propioestatuto.13 Para Joaqun Ascaso, el Consejo Regional de

    Defensa de Aragn supuso la ruptura del impassepoltico delaragonesismo y una armadurafrente al proceso real de otrasreas prximas, como la catalana. En definitiva, la rupturacon la trampa preparada por la burguesa. Sin despejar talesequvocos, y con otras rmoras polticas en el horizonte delaragonesismo aspirante, el grupo de la disporaaragonesa enCatalua poda terminar dando patente de mesianismopol-tico. As lo vea Ascaso simbolizado en la figura ms relevan-

    te, antes del conflicto civil, de aquella corriente, Gaspar

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXI

    11 Cf. en carta-informe de J. Ascaso al Comit Nacional de la CNT,(Barcelona, 14 de febrero de 1938, 7 pginas). En Internationaal Instituut

    voor Sociale Geschiedenis, msterdam (IISG-A, a partir de ahora), CNTArch., film 81.

    12 Vid. ibd. Tambin vid. Torrente (1937).13 Vid. carta-informe de J. Ascaso, cit. ibd. Tambin vid. las notas

    mecanografiadas de Joaqun Ascaso, h. 20 y 60. IISG-A, CNT Arch., film 331.

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    Torrente, al que achacaba la principal resistencia frente a lanueva dinmica aragonesa impulsada por el CRDA.14

    En direccin diferente a la trayectoria aragonesista tradi-cional, el brote federal del CRDA se plante reorientar elespritu regionalista aragons mediante la organizacin auto-nmica de la sociedad desde la base. As lo expresaron Joa-qun Ascaso y Benito Pabn, presidente y secretario delorganismo, en la presentacin del CRDA en Barcelona el 29de noviembre de 1936. All el diputado zaragozano BenitoPabn quien llev buena parte de las gestiones libertariascon otros diputados aragoneses, as como de las negociacio-nes con el Gobierno de Madrid15 defendi ardientementeel regionalismo aragons y las autonomas local y regional

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXII

    14 Vid. ibd., h. 19 y 26-27. Todo parece indicar, a partir de lasapreciaciones de Ascaso, que Torrente se convirti en uno de los msnaturales enemigos del CRDA, aunque con iniciales aspiraciones frustra-das a incorporarse a dicho organismo. Vid. a este respecto el discursolaudatorio inicial y sus ofrecimientos al CRDA, en Torrente (1936). Asca-

    so le calific duramente por su actitud como logrero de la poltica yveleidoso trsfuga.

    15 Benito Pabn Surez de Urbina fue elegido diputado indepen-diente por Zaragoza en las elecciones de febrero de 1936. Se haba plan-teado por el Partido Sindicalista su candidatura con el Frente Popular porZaragoza y Cdiz. Ante la posibilidad de presentarse por separado, y des-pus de duros regateos entre partidos de izquierda, proyectada la candi-datura de Pestaa para la capital aragonesa, el lder nacional de aquel par-tido cedi su puesto a Benito Pabn: al parecer, perteneciente este ensecreto a aquel partido, su lder cambiara su candidatura por Zaragoza

    con Pabn y pasara a la candidatura de Cdiz. Vid. la rememoracin alrespecto en Lera (1978). Benito Pabn, durante la primavera de 1936, fueaprovechado por los cenetistas madrileos en sus gestiones y negocia-ciones con ministerios y Gobierno del Frente Popular; en especial, Pabndesempeara gestiones para el Comit Nacional cenetista constituido enMadrid provisionalmente, despus de su traslado de Zaragoza a par-tir de fines de mayo de 1936, motivo aquel por el que el nefito ComitNacional madrileo fue reconvenido, a fines de junio de 1936, por losdirigentes cenetistas zaragozanos, que recordaban, en pleno conflicto dela construccin y efervescencia social madrilea, a los cenetistas de la

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    frente al centralismo estril y obstruccionista, mientras queJoaqun Ascaso manifest que el programa del CRDA, a dife-

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXIII

    capital la posibilidad de que, de tanto subir escaleras de ministerios ysedes oficiales, se aficionasen a situarse fuera del mbito apoltico tradi-cional de los sindicatos. Vid. IISG-A, CNT Arch., film 128B, doc. 206-207

    y 210-211, y film 128C. Por lo dems, Benito Pabn, a fines de julio de1936, destac en el Madrid convulsionado de aquellos das por ser unode los dirigentes que se ocuparon de la reorganizacin jurdica en la capi-tal republicana. Pabn form parte entonces de la junta frentepopulistadel Colegio de Abogados de Madrid, destacndose entonces como orga-nizador de una agrupacin de milicias dirigida militarmente por los capi-tanes de Jaca Sediles y Morales. Vid. CNT, 31 de julio de 1936, pp. 2-3.

    Sin embargo, Benito Pabn, a requerimientos de Joaqun Asca-so, que vea en l grandes aptitudes y una til colaboracin, sera lla-mado de nuevo a Alcaiz por la Confederacin Regional aragonesa, amediados de octubre de 1936, para organizar las relaciones y los pro-blemas jurdicos del CRDA (organismo en el que se integr como secre-tario general). Vid. IISG-A, CNT Arch., film 216. En enero de 1937, y den-tro de su integracin en el CRDA ya en su nueva etapa como Conse-jo de Aragn, adems de secretario de este, Pabn desempeara,brevemente tambin, el encargo de delegado del presidente del Conse-

    jo en el Estado Mayor del frente de Aragn, motivo por el que, al menosla vez que ha quedado constancia, inspeccion los sectores del Sur-Ebrodel frente aragons. Vid. Nuevo Aragn (NAdesde ahora), n.o 6, 26 deenero de 1937, p. 2. Como secretario del CRDA, Pabn form parte de laComisin de este organismo que, con Joaqun Ascaso, Miguel Chueca yel republicano oscense y presidente de su Diputacin Jos Mara Vu, sedirigi, a fines de octubre y en los primeros das de noviembre de 1936,a Barcelona y Madrid para llevar la colaboracin del CRDA a los gobier-nos cataln y central. En Madrid, Pabn debi de ser el conductor natu-ral de asesoramiento y acuerdos con otros diputados aragoneses resi-

    dentes en la capital, como Mariano Joven, Eduardo Castillo y Honoratode Castro, en comn con los cuales la comisin del CRDA redact eldocumento de declaracin de intenciones y colaboracin del CRDA conel Gobierno presentado a Largo Caballero. Precisamente, y respecto a laarticulacin del CRDA con el Gobierno central, segn testimonio ylamentacin de Ascaso, la intervencin de Pabn junto a Miguel Chue-ca en diciembre de 1936 produjo la inesperada confusin, en la mismapersona, de la dualidad de cargos oficiales de presidente y delegado delGobierno en aquel organismo regional. Esto se habra producido conocasin del desplazamiento de nueva comisin del CRDA en diciembre

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    rencia de los programas polticos al uso, provena de cadauno de los pueblos de la regin, apoyados y coordinados

    por los medios tcnicos del Consejo Regional.16

    En sntesis,era el mismo planteamiento que el CRDA difundi en Ara-

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    de 1936, que present acuerdos regionales al Gobierno y este legalizmediante el decreto correspondiente y su sesgada, al parecer, interpre-tacin de los acuerdos de la CNT y el Frente Popular en Aragn. Vid.IISG-A, ibd., film 330, h. 30, 35 y 42-43.

    En marzo de 1937, Benito Pabn dara por finalizada su cola-boracin en el Consejo de Aragn cuando fue reclamado por el enton-ces ministro de Justicia, Garca Oliver, que le asign las funciones de pre-sidente de la Comisin Jurdica Asesora en aquel Ministerio en Valencia,aunque el nuevo comisionado renunci a cobrar los emolumentoscorrespondientes. Vid. Garca Oliver (1978), pp. 344 y 456; Cultura yAccin (desde ahora, CyA), n.o 58, 24 de marzo de 1937, p. 1. Con eldesplazamiento de los cenetistas del Gobierno y la constitucin delGobierno Negrn, Pabn permanecera en Valencia, donde destac y vol-

    vera de nuevo a los peridicos, como abogado defensor en esa ocasinde los dirigentes encausados en el proceso contra el POUM. A fines de1937, y no obstante su ida como comisionado en delegacin oficial,

    Pabn viajara a Pars (vid. Garca Oliver, 1978, p. 472) y Manila, vol-viendo nuevamente a Pars, donde se expatriara en julio de 1938. Vid.IISG-A, FAI, film 200. Benito Pabn se haba iniciado en las relacionescon los medios libertarios en Sevilla, lugar de donde proceda origina-riamente. Fue anunciado en mtines nacionales de la CNT, ocasional-mente, junto a oradores cenetistas, como en Barcelona el 15 de sep-tiembre de 1932 (Boletn de la CNT de Espaa, n.o 11, octubre de 1932),contra la Ley de Orden Pblico. Existen tambin referencias fragmenta-rias de su actuacin como abogado, en los aos republicanos, en juiciosobreros de Crdoba y relaciones, poco precisas, suyas con los medios

    libertarios granadinos y sevillanos. Vid. ibd., FAI, film 147.16 Cf. en Consejo de Defensa de Aragn. Mitin de afirmacin ara-gonesista, CyA, n.o 27, 2 de diciembre de 1936, p. 3, y tambin en Soli-daridad Obrera (desde ahora, SO), 1 de diciembre de 1936, p. 10. Elmitin fue organizado por el Centro Obrero Aragons, como acto de afir-macin aragonesista, para los aragoneses residentes en Catalua. A par-tir de entonces, el Centro Obrero Aragons y dos de sus dirigentes,Luis Ezpeleta y Toms Moreno se convertira en instancia aglutinantede la dispora aragonesa, aunque todava en diversos ncleos, partidariadel Consejo aragons. Toms Moreno fue elegido ms tarde delegado

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    gn17 en octubre de 1936: reclamarse como un rgano dis-tinto a la Generalitat catalana, que vena a materializarse

    como un rgano capaz de actuar como complemento y almismo tiempo articular y regularizar la vida regional en suscuatro aspectos: econmico, social, poltico y militar.18

    Del idealismo de los primeros consejeros del CRDA daidea que, desde su primera reunin, acordaron no cobrarningn sueldo y asociarse por lo tanto, a la vida que el pue-blo en general haga; y aunque ms tarde percibieron remu-neracin, consta al menos en un caso su entrega como

    suma para ayudas necesarias.

    19

    Las caractersticas de nove-

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXV

    general de aquel Consejo en Barcelona. Segn recordaba ms de un aodespus el propio Ascaso, el mitin del final de noviembre de 1936, ade-ms de pblica presentacin del CRDA, haba supuesto el que se reali-zasen esfuerzos [] para que de all surgiera la unin de todos los ara-goneses y conquistamos el respeto de ciertas personas que no queranrendirse ante una obra viva y frtil []. Tambin nos sirvi el comiciopara desmentir la leyenda de terror, de impunismo y de dominio que se

    viva en Aragn segn algunos. Vid. IISG-A, ibd. film 330, h. 34.

    17 Cf. en Primer Manifiesto del CRDA, 18 de octubre de 1936,CyA, n.o 15, 21 de octubre de 1936, p. 2.

    18 Cf. en el editorial Para una obra nacional, NA, n.o 1, 27 deenero de 1937.

    19 Cf. en crnica de la primera reunin del CRDA, en CyA, n.o 15,21 de octubre de 1936, p. 1. Cinco meses despus, el meticuloso conseje-ro de Economa y Abastos, el cenetista Evelio Servet Martnez, anotaba lac-nicamente en un informe de defensa obligada ante su dimisin que []Los camaradas que ejercan funciones en el Consejo, sin ms sueldo que lacomida, realizaban un gasto que solo el Departamento de Economa y

    Abastos subvena. Cf. en informe de E. Servet Martnez, en Servicio Hist-rico Militar-Archivo Guerra de Liberacin (desde ahora, SHM/AGL), arm.47, leg. 74, carp. 11, doc. 2. La situacin remunerativa cambi, no obstan-te, en el CRDA, con el paso a su segunda etapa o delegacin en l delGobierno central, momento oficial e institucional en que posiblementems avanzada la etapa administrativa de aquel rgano regional debi denormalizarse una remuneracin. Pero, aun as, tambin consta en un caso

    del consejero de Justicia, el republicano Toms Pellicer la entrega desu percepcin por el cargo para atenciones urgentes y servicios de auxiliopblicos. Vid. Un rasgo digno de imitar, NA, n.o 62, 1 de abril de 1937.

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    dad e innovacin del nuevo rgano de poder no le impidie-ron reclamarse como un poder regional, que deba restable-

    cer la personalidad histrica de Aragn en el conjunto penin-sular.20 Con todo, no lleg hasta los extremos del aragone-sismo poltico del periodista socialista Alardo Prats, quienpuso en ms de una ocasin en paralelo histrico al CRDAcon otros consejos seculares y con la frustracin de la aejaautonoma del Aragn histrico.21 Las consideraciones acer-ca de la entidad y finalidades del Consejo aragons refleja-ban un modo nuevo de continuidad y cambio, tanto en sudeclaracin poltica formal como en las apreciaciones desu presidente sobre la trayectoria dibujada.22

    Segn Ascaso, innovacin poltica y orientacin reorga-nizadora de impronta revolucionaria fueron las notas defini-torias de un poder nacido de la emergencia y la irrupcin denuevas fuerzas.23 As se estructur en la regin, como Asca-

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXVI

    20 Vid. expresiones de reivindicacin de la personalidad histricade Aragn, formuladas por Joaqun Ascaso, en CNT, 30 de octubre de

    1936, p. 5, Boletn del Consejo Regional de Defensa de Aragn (desdeahora BdCRDA), n.o 7, 17 de noviembre de 1936, p. 2, entrevista de Fer-nndez Aldana (1937) y tambin IISG-A, CNT Arch., film 331, h. 18-19.

    21 Vid. el artculo de Prats (1936). Tambin del mismo autor, Prats(1937), pp. 80-81. Alardo Prats y Beltrn haba confeccionado, al principiode los aos 30, uno de los nmeros de la serie dirigida por Luis AstranaMarn, Cuadernos de la Historia Popular de Espaa, el nmero correspon-diente al siglo XVIII: Ya no hay Pirineos. Los Borbones en Espaa. Adems,fue autor de un estudio sobre el proceso de la Generalidad (Prats 1935).

    22 Con la firma de los diversos consejeros, pertenecientes a las

    distintas organizaciones que integraban el Consejo de Aragn en suetapa oficial republicana, puede leerse en el encabezamiento de su pri-mer manifiesto y declaracin poltica una caracterstica mezcla de cam-bio y continuidad histrica: El Consejo Regional de Aragn aparece porla voluntad del pueblo aragons liberado del fascismo, como exponentede su propia y singular personalidad, que resurge, a travs de siglos desometimiento a un poder desptico y centralizador. Vid. BdCRDA, n.o

    12, 21 de diciembre de 1936.23 Notas manuscritas y borrador mecanografiado de J. Ascaso, en

    IISG-A, CNT Arch., film 331, h. 35-36.

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    so intent describir,24 un poder revolucionario surgido deuna constelacin de comits locales y comarcales y en el que

    se hallaban presentes los caracteres comunes de Comit-gobierno, con aspiraciones de Consejo de alianzaregional.

    El CRDA apareci como un organismo ex-novo: tanto porsus primeros impulsores libertarios, sector recin estrenadoen la poltica, como por sus cimientos, tpicos de un rgimenreorganizador, propios de una mutacin y cambios histri-cos. Asimismo, pretenda regular un orden nuevo, tanto porsu funcionamiento y vnculos federales como por la dinmi-

    ca regional que el nuevo organismo introdujo y sus aspira-ciones en el mbito nacional. En definitiva, lo que los diri-gentes libertarios afirmaron como CRDA tom caracteres desegundo poder revolucionario, tanto en sus declaracionesde intenciones como en sus ofrecimientos de colaboracincon los gobiernos cataln y central.25 A esta consideracinapuntan: su origen, decidido por delegaciones locales,

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXVII

    24 Esquemticamente expresaba Ascaso, al esbozar un fresco pos-terior a la sublevacin: Un enemigo enfrente, [] Tres partes de otrastantas provincias abandonadas a las propias desconectadas iniciativas; nohaba entre ellas trabazn alguna ni en el aspecto econmico, ni en elpoltico. El derrumbamiento de Aragn era completo; no quedaba el msleve vestigio de su existencia anterior. Odio, rencores y venganzas,constituan el medio ambiente [] Claro es que no exista un procedi-miento legal que diera satisfacciones, no ya al deseo del individuo sinoa la convivencia general. La agricultura recin salida de manos de loslatifundistas, careca de direccin encaminada a darle un mayor rendi-

    miento. En determinados lugares, la riqueza sin generalizar, se encon-traba bloqueada ocasionando la anulacin de los ms mseros. Y porltimo, la poltica sin dar seales de existencia, anulada por cobardas oconveniencias en aquellas horas de peligro. Vid. ibd., h. 35-36.

    25 En el primer Boletndel CRDA, en el que Ascaso afirmaba estarcontenidos los pensamientos de sus componentes y un principio de rea-lidad revolucionaria, se afirmaba el nuevo poder como Convencinrevolucionaria. Vid. BdCRDA, n.o 1, 28 de octubre de 1936, p. 1. Por otraparte, cuando J. Ascaso, M. Chueca o los republicanos J. M.a Vu y Vic-toriano Acua viajaron a Barcelona y a Madrid (vid. BdCRDA, n.o 5, 7 de

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    comarcales y milicianas; sus principios, inspirados en elfederalismo social; su finalidad, de reconstruir el territorio

    regional econmica, poltica y socialmente; su propsito, deincorporar a la direccin y organizacin regional a unapoblacin desconectada poltica y econmicamente; su ejer-cicio poltico y lnea comn, de comits localesy comarca-leso, en fin, de contencin de los abusos promovidos desdelos centros milicianos o los comits.26

    Una de las claves que, segn Ascaso, contribuy al des-moronamiento poltico y civil en Aragn durante la sublevacinmilitar fue la precaria compenetracin y falta de cohesin entredirigentes polticos y pueblo (o sectores de poblacin en gene-ral), as como la disparidad de posiciones de intereses entre eli-tes y sectores populares. Por todo lo cual, en el CRDA, desdesu papel de nuevo dirigente poltico incluso como aliancis-

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXVIII

    noviembre de 1936, p. 2) para ofrecer la colaboracin del CRDA a losgobiernos respectivos, en la resea de sus apreciaciones expresaron cla-ramente que aquel era hijo de la Revolucin. [] Tratamos de enfren-

    tarnos con todas las responsabilidades que requiere el momento y sinpartidismos de ninguna clase y solo como aragoneses expresar nuestrasolidaridad en la lucha contra el fascismo [] El Consejo de Aragndesea nicamente una delegacin en el Consejo de Defensa de Catalu-a y una vez libre Aragn del fascismo, celebraremos un plebiscitoamplio y popular para acordar lo que se resuelva establecer en el por-

    venir. Vid. CNT, 30 de octubre y 1 de noviembre de 1936, p. 1.26 Cf. en notas mecanografiadas cit., ibd.: h. 3-4. Segn este, a

    travs de buen nmero de periodistas extranjeros, ginebrinos, franceses,norteamericanos e ingleses que pasaron por Caspe durante el tiempo de

    vigencia del Consejo Aragons, nos enteraron que la opinin interna-cional motejaba al Consejo de Aragn, de engendro revolucionario, deaborto monstruoso, de cncer galopante que habale brotado al rgimenrepublicano espaol. En tales imputaciones se basaron, segn los liber-tarios, buena parte de la leyenda negra y los mitos que circularan des-pus alrededor del Consejo de Aragn. En una entrevista de Le Libertai-rede 11 de noviembre de 1937 a Joaqun Ascaso, se sealaba al corres-ponsal del peridico comunista francs LHumanit, Georges Soria,como ejemplo de deformacin informativa para justificar la intervencinmilitar comunista en Aragn.

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    taconvencido de la fusin sociopoltica popular,27 propiciun mayor grado de aproximacin entre sectores polticos y sin-

    dicales. As, introdujo o propici sucesivos pactos entre lasbases locales o comarcales de organizaciones de mbito regio-nal y unidad funcional, superando la estrategia y dinmica pol-tica tradicionales que haban logrado, en el transcurso de losaos, sumir al pueblo aragons en la indiferencia, hacindoleperder por completo su recia personalidad.28 Se trataba de des-plegar el mximo de actividad, que, adems de incorporar ladefensa de los legtimos derechos que al pueblo correspon-

    den, tambin se propona avivar el amor a la Regin, canterade donde se desgajaran los bloques de apoyo y afecto hacialas otras regiones ibricas. Trabajando en favor del nuevoorganismo regional, los representantes y colectivos implicadosno solo materializaron los principios del ms exacto federalis-mo, sino que contribuyeron decisivamente a acreditarlo en elsentimiento poltico de las masas; venciendo la desconfianzapropia de cualquier innovacin. Igual que se comprometierona la anulacin del tradicional esquema de especulacin polti-

    ca y de antagonismos o recelos entre pueblos o regiones.Tal era la nueva concepcin que, segn el presidente del

    CRDA, convirti a aquel organismo en centro de dinamiza-cin regional.29 Desde ella se abri una lnea canalizada dela economa regional, aprovechada por las colectividades y

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXIX

    27 Vid. Ascaso (1937a). Tambin vid. la entrevista de FernndezAldana (1937) y las notas mecanografiadas cit. ibd., IISG-A, film 331, h.

    83. Tambin vid. los comentarios al pacto de unin CNT-UGT, inspiradoy patrocinado por Ascaso, en NA, nms. 30 y 31, 21 y 22 de febrero de1937, pp. 5 y 8. Sobre esta misma cuestin, vid. Manifestaciones del Pre-sidente de Aragn en el Boletn del Comisariado de Defensa de la Gene-ralidad, reproducidas en NA, n.o 8, 28 de enero de 1937, p. 1.

    28 Cf. en notas mecanografiadas cit. ibd., h. 19.29 Vid. ibd., para todas las citas anteriores. Tambin se encuen-

    tran en una carta-informe de anlisis retrospectivo, fechada en Barcelo-na el 14 febrero de 1938 y dirigida al Comit Nacional de la CNT. EnIISG-A, film 81, doc. 204.

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    rganos locales, as como por los consejos comarcales. Ade-ms promovi un frustrado resurgimiento de las expectativas

    polticas aragonesas en su sorda lucha contra el centralismo.El mismo CRDA materializ la colaboracin entre sectores yreajust la frmula econmica y legal de un Estado amplia-mente federalista.30 Con el horizonte mnimo, entre los diri-gentes libertarios, de una Repblica Federada de Regiones

    Autnomas, Joaqun Ascaso impuls innovaciones polticasdesde Aragn que tenan el nimo de afirmar en la regin elesquema federal futuro, mediante la autonoma municipal yel federalismo social,31 a la par que aspir a tender relacio-nes y armar plataformas interregionales conjuntas que pro-piciaran las bases de una futura Federacin de Pueblos Ibri-cos. En su proyecto, el Consejo de Aragn debi haberseafirmado como vnculo poltico y econmico:

    []. Como quiera que nuestra aspiracin cuajaba, en lomnimo, con la constitucin de una Repblica Federada, oRegiones Autnomas con espritu federal, hube de disearla convocatoria de una Asamblea de Consejos Municipales,para que stos designaran una ponencia que, bajo mi Presi-dencia y bajo las normas que diera la citada Asamblea,naciera el Estatuto Aragons []; y que el Gobierno habraaceptado por representar el criterio legal de una Regin.Con ello hubiramos dado el primer paso a nuestro anhelode llegar a la federacin de los pueblos de Iberia; siendo

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXX

    30 Cf. en prembulo a notas mecanografiadas, cit. ibd., film 331,h. 15.31 Vid. carta-informe al Comit Nacional de la CNT, Barcelona, 14

    de febrero de 1938, ibd., film 81, doc. 1. Tambin vid. la resea de laconferencia radiada de Juan Peir en Barcelona, a fines de octubre de1936, en Peir (1937). Tambin, la resea de otra conferencia de Peir,La Revolucin y la guerra, en SO, 28 de octubre de 1936, y en el Bole-tn de Informacin de la CNT, noviembre de 1936. Tambin similar pro-puesta, al final del conflicto civil, en una entrevista en CNT, 4 de julio de1938, as como en su obra, de fines de 1938, Peir (1946).

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    dificilsima su destruccin por la rpida adaptacin y rai-gambre con que hubiera sido acogido por los seres y los

    pueblos [].32

    Entre los elementos de innovacin poltica que el CRDAse plante, y Joaqun Ascaso pretendi impulsar, adquiri unpapel bsico la autonoma municipal y la organizacincomarcal de cara, sobre todo, a las vertientes econmicas yde servicios. Un municipio que no era un organismo mera-mente administrativo, al servicio del poder central o delgobierno provincial, sino un rgano coordinador y promotor

    de iniciativas y participacin local, con base propia, queintervena y estableca vnculos cada vez ms comprometi-dos con la organizacin comarcal. Esta estructura cambiabalas bases del poder regional, que confera un protagonismoesencial no ya a las personalidades del esquema poltico aluso, sino a las colectividades en las que deberan encua-drarse los perfiles polticos regionales. Ascaso y los dirigen-tes libertarios del CRDA proyectaron una estructura poltica

    de nuestro territorio cuya misin era desarrollar aspectosesenciales de la parte poltica del programa federal liberta-rio.33 La vertiente inicial de este programa de autonomaregional pasaba por la autonoma municipal a base de con-sejos municipales.

    El decreto del Consejo aragons que produjo esta reor-ganizacin abri un perodo de renovacin sobre la base dela colaboracin entre organizaciones polticas y sindicales yde la racionalizacin poltica local, evitando dualidades de

    funciones entre comits de varios organismos en cada pue-blo. En el resumen de datos generales conservados por Joa-

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXXI

    32 Vid. cf. en carta-informe al Comit Nacional de la CNT, Barce-lona, 14 de febrero de 1938, en ibd., film 81, doc. 1.

    33 Reflejado detalladamente en el analtico informe para el Plenode Comarcales que se celebra en Alcaiz el da 11 de diciembre de 1937.En SHM/SGL-M, arm. 47, leg. 71, carp. 4.

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    qun Ascaso,34 de 358 consejos municipales, a falta de 133pueblos, la CNT obtuvo un total de 1183 consejeros, ms

    que el resto del bloque antifascista del Frente Popular, 1010,y casi el doble que la UGT, 618, quedando 118 consejerossin clasificar. Tomamos como arranque [afirm Ascaso] laconstitucin de los Municipios y a ello dedic el presidentedel Consejo sus mayores afanes. Sin un municipio, o comu-na, bien organizado no hay vida posible en los pueblos y sustrminos.35 Para organizarlos de forma slida, Ascaso pro-

    yect, y el Consejo aprob, un decreto de municipalizacin

    de la vivienda en la lnea de otras municipalizaciones, comolas de servicios o tierras del comn, y dentro de un planambicioso por el que se ira ensanchando la plataforma eco-nmica de los municipios.36

    En la vertiente comarcal del programa federal libertario,la estructuracin de los Consejos Comarcalessimplificaba laactuacin del CRDA. No obstante, aunque pudieron produ-cirse repartos de poder entre CNT y UGT, como ilustran lasactas comarcales de la Zona ocupadade Teruel, entre Alia-

    ga y Mora de Rubielos,37 encontraron la oposicin del Fren-te Popular. Aun as no dej de montarse un sistema que evi-taba prdidas de la riqueza regional y eliminaba a los inter-mediarios individuales: con la instalacin de una red deAlmacenes Comarcales.38

    El programa fedolibertario el federalismo ms social y

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXXII

    34 Vid. notas mecanografiadas, IISG-A, CNT, film 331, h. 48-50. Eldecreto de constitucin de los consejos municipales, en Hacia la nor-malizacin de los Consejos Municipales, NA, n.o 1, 20 de enero de 1937,p. 8. Tambin en BdCRDA, n.o 15, 28 de enero de 1937, pp. 1-2.

    35 Cf. en informe cit. ibd.36 Cf. en notas mecanografiadas cit. ibd., h. 84-85.37 Vid. NA, nms. 64 y 66, 3 y 6 de abril de 1937, p. 6.38 Vid. informe cit. ibd.

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    solidario, de colectividades y municipalidades federadasentre s avanz con la experiencia poltica y la cristaliza-cin autonmica de Aragn, a travs de Consejos Comarca-les y de dos proyectos ms, que apenas pasaron de la fasespreliminares, aunque fueron proyectos ms maduros de loque se ha supuesto, para los cenetistas o libertarios: la Asam-blea de Consejos Municipales, un rgano regional con carac-tersticas federales y en la lnea de algunas asambleas comar-cales, que efectivamente se crearon,39 y el Estatuto de Ara-gn, concebido como una carta sociopoltica federal que

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXXIII

    39 Cf. en notas mecanografiadas cit. ibd., h. 86-87.

    2. Vista area del trmino municipal y casco histrico de Fraga (Huesca), conanterioridad a la guerra civil. La pequea ciudad se convirti en centro de

    comunicaciones del Este en Huesca y en sede del Consejo de Aragn hastafinales de 1936.

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    deba ser elaborada por la asamblea de representacioneslocales.40 Al comenzar 1937, estos proyectos constituan una

    alternativa con suficientes apoyos en Aragn para alcanzar laautonoma regional. Pero, al no involucrarse suficientesmedios y compromisos que rompieran reticencias externas,adems de coyunturas adversas, el programa fedolibertariose resinti en su planteamiento poltico.

    Sin embargo, en otras vertientes simblicas y econmicasde aquel programa el despliegue de actividades de los liber-tarios en aquel Consejo, y de Joaqun Ascaso en particular,alcanz algunos resultados, urgidos por lo dems, como loestuvo el presidente aragons, a actuar y romper la amena-za de aislamiento regional y hasta orgnico por parte dela direccin cenetista nacional. En relacin a un objetivoparalelo a la regionalizacin poltica y la autonoma regional,

    Ascaso se propuso aprovechar todas las ocasiones que sepresentaron para dar personalidad a Aragn. No ya cuidar

    y dar contenido a smbolos como la bandera o el emblemaregional y del Consejo aragons, sino dar cobertura y aten-

    cin promocional al territorio y la entidad de Aragn: tantoen el resto del escenario republicano como, sobre todo, conocasin de las visitas y los actos de homenaje habituales enla poca. Como las visitas del ministro de Industria, el cene-tista Juan Peir, a Caspe y a las cuencas mineras turolensesen marzo de 1937; o la del presidente de la Generalitat cata-lana Lluis Companys, en julio, a tierras aragonesas y a Caspe;o bien, el homenaje en esta ciudad a Mxico el 1 de mayo,

    organizado por el Consejo aragons. Incluso la proyeccinde Aragn, ms all de las fronteras nacionales, fue llevadapor una delegacin oficial del Consejo aragons a la URSSpor aquellas fechas, con los consejeros Jos Ruiz Borau y

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXXIV

    40 Vid., entre otros, el ejemplo citado dos notas ms arriba y el deAngs, en CyA, n.o 31, 19 de diciembre de 1936, p. 3 y NA, n.o 22, 13de febrero de 1937, p. 2.

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    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXXV

    41 Vid. informe de Joaqun Ascaso cit. en notas anteriores, desdecinco notas ms arriba.

    42 Vid. informe para el Pleno de Comarcales que se celebra enAlcaiz, el da 11 de diciembre de 1937, en SHM/SGL, arm. 47, leg. 71,carp. 4. Un caso temprano de proyeccin propagandista de la entidad yel territorio aragons, fue la campaa de ayuda a Madrid, en noviembre

    y diciembre de 1936.

    Servet Martnez. Algunas de aquellas visitas a Aragn fueronprecedidas de gestiones personales de Joaqun Ascaso, con

    vistas a establecer relaciones o promocionar la entidad ara-gonesa; lo mismo que el despliegue propagandstico ycomercial del Consejo aragons, que intentaba promocionar

    y revalorizar sus productos y su organizacin cerca de loscentros econmicos y polticos del momento en Barcelona,Madrid y Valencia.41

    Al mes de su formacin, el CRDA no solo pretendiextender su rea poltica fuera del territorio aragons ten-diendo a crear filiales en afecto y ayuda, sino que, adems,el propio presidente del organismo se impuso asimismo,como metas, gestiones persistentes dirigidas a conseguir:

    a) Vincular definitivamente a los distintos grupos disper-sos del Frente Popular al proyecto confederal ya aceptadoen principio, por los indicados ncleos polticos, lo que diolugar a sucesivos pactos y a la integracin de representacio-nes polticas en el Consejo.

    b) Romper el aislamiento regional a que estaba conde-

    nado Aragn, y ms inminentemente su Consejo, medianteuna colaboracin y un reconocimiento efectivo de este, porlos gobiernos cataln y central.

    c) Aglutinar el aragonesismo poltico y los sectores socia-les organizados de la dispora aragonesa fuera de Aragn,especialmente en Barcelona y Valencia, como lneas de exten-sin y apoyo del Consejo aragons en aquellas regiones.42

    En este ltimo objetivo, los resultados apenas alcanzaron

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    a la extensin catalana del Consejo aragons, mediante lavinculacin a este del Centro Obrero Aragonsy la creacinde la Delegacin del Consejo en Catalua; mientras que lacobertura del primer y segundo objetivos produjeron la lega-lizacin republicana del Consejo aragons y su reconoci-

    miento por la Generalitat de Catalua. Esto ltimo no erasino un modesto resultado respecto a la colaboracin estre-cha buscada por el propio presidente aragons desde su

    viaje a Barcelona y Madrid, entre fines de octubre y princi-pios de noviembre de 1936. Momento en que Ascaso decla-r que el Consejo ha nacido para salvar el aislamiento enque se encontraba Aragn respecto a los rganos legtimosde la administracin del pas, para lo que se mostr, inclu-

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXXVI

    3. Acto de homenaje al Consejo de Aragn en el Centro Obrero Aragons deBarcelona (diciembre de 1936). Joaqun Ascaso, segundo por la derecha;

    Miguel Chueca, en cuarto lugar.

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    so, dispuesto a incluir delegados de la Generalitat y delGobierno central.43

    Sin ninguna colaboracin inicial de rganos nacionalesde CNT con el Consejo Regionaly abocados al desacuerdocon las cumbres orgnicas cenetistas, los dirigentes liberta-rios aragoneses, y Ascaso en particular, concentraron todossus esfuerzos en el programa econmico. Esta orientacincontinu siguiendo verdaderos mtodos federales libertarios,mediante los convenios o conciertos econmicos.44 El pro-grama econmico intent articular las relaciones comerciales

    y mercantiles entre las regiones republicanas y el Gobiernocentral, mediante la propuesta de creacin de un ConsejoNacional de Economa. En el caso de que el Gobierno lorechazara, se tratara de establecer un concierto econmicocon Catalua, tratando de armar una plataforma de defensa

    y resistencia ante el Gobierno central.45Ambos objetivos fra-casaron desde enero de 1937, pese a disponer, tericamen-te, el Consejo aragons de algunos elementos a su favor,como la existencia de otras representaciones similares de la

    CNT en los departamentos de Economa o Comercio de Ara-gn, Catalua o el Gobierno central.

    El Consejo Nacional de Economa, aceptado en principiopor Catalua, trataba de vincular e imbricar a las regionesrepublicanas mediante la integracin de las DelegacionesRegionales presentes en l, bajo la presidencia del ministrocentral de Comercio, en slidas lneas econmicas de importa-

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXXVII

    43 Vertiente poltica exterior y orden de objetivos que aparecen for-mulados en las notas mecanografiadas citadas. Vid. doc. cit. ibd., h. 25-26.

    44 Vid. resea y declaraciones en CNT, nms. 444 y 446, 30 deoctubre y 1 de noviembre de 1936, pp. 5 y 1.

    45 En este sentido, es conveniente recordar las precisiones, en losaos republicanos, de Juan Peir, que puntualizaba algunas relacionesintra y extrafederales en la concepcin del federalismo libertario y en elmarco de una posible Repblica Social Federalista. Vid. Sindicalismo,n.o 57, 14 de marzo de 1934, p. 1.

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    ciones, exportaciones, crditos, etc. que regularizaran y estruc-turaran la centralizacin colectivista. As se anulaba el caos for-

    jado con la buena fe de entidades en mutua competencia enla oferta y en la demanda y cortando el comienzo de dictadu-ra que, [con] fatales consecuencias para nuestra organizacin,se vena imponiendo desde el Ministerio de Hacienda.46

    Respecto al concierto y plataforma de interaccin conjun-ta con Catalua, las expectativas y el inters mutuo se vieronfrustradas, entre otros factores,47 por la desigualdad de laspolticas econmicas entre Catalua y Aragn, y por la equi-

    voca concepcin colonial de Aragn del gobierno cataln.De tal forma que, pese a las reiteradas protestas de solidari-dad desde Aragn y a las reuniones conjuntas entre losgobiernos regionales, solo muy tardamente, en julio de 1937,a los pocos das de la disolucin del Consejo aragons, la

    visita de Lluis Companys a Aragn y Caspe apenas pudo dis-frazar la esterilidad final de la propuesta aragonesa.48 En pala-bras de Joaqun Ascaso, se frustraba la posibilidad de formarentre las dos regiones un muro de contencin a las apeten-

    cias absor[b]entes y totalitarias que pudiere abrigar el Gobier-no central.49As, el lder cenetista aragons pudo decir que

    No hubo ocasin de proponer siquiera un concierto

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXXXVIII

    46 Vid. informe para el Pleno de Comarcales, 11 de diciembre de1937, cit. anteriormente, en nota 36.

    47 Informe ibd., sobre las lneas generales del planteamiento eco-nmico en la Generalitat de Catalua, entre octubre y diciembre de 1936.

    Vid. las conferencias del consejero econmico cataln J. P. Fbregas, enCNT, nms. 399, 400, 410, 448 y 454, 9, 10 y 22 de septiembre y 3 y 9de noviembre de 1936, pp. 6 y 7.

    48 Cf. en notas mecanografiadas citadas anteriormente en nota 28,h. 54-60.

    49 Sobre las llamadas aragonesas al entendimiento y los proyec-tos conjuntos catalano-aragoneses, vid. Intereses comunes. Que no todosean palabras, NA, n.o 9, 29 de enero de 1937, p. 1; Catalua y Aragnunidos. Mancomunando anhelos e intereses..., NA, n.o 10, 30 de enerode 1937, p. 10; Catalua contra Aragn, NA, n.o 109, 26 de mayo de

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    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XXXIX

    1937, p. 1; Sobre arbitraria orden de requisa..., NA, n.o 109, 26 de mayode 1937, p. 6; Frente a la agresin catalana, Aragn leccin y ejemplo,NA, n.o 110, 27 de mayo de 1937, p. 1; La Generalidad rectifica, NA,n.o 113, 30 de mayo de 1937, p. 1. Sobre la visita oficial del presidentede la Generalitat a Aragn y Caspe, as como el intercambio de mensa-jes y favorables disposiciones fraternales interregionales entre los presi-dentes de los dos organismos, NA, nms. 152, 153 y 154, 15, 16 y 17 de

    julio de 1937, pp. 3, 1, 8 y 3, respectivamente. No todo fueron, sinembargo, saludos e invitaciones mutuas. Al parecer, despus de variasdiscusiones conjuntas entre los dos organismos, la Generalitat catalanaacept, con condiciones concretas, el programa de concierto econmicopropuesto por el Consejo Aragons, aunque el organismo cataln nolleg a cumplir todos los acuerdos. Vid. notas mecanografiadas, cit. nota28, h. 50-60.

    50 Cf. en doc. cit. en nota 30, ibd., h. 56.51 Cf. en informe para el Pleno de Comarcales, 11 de diciembre

    de 1937, cit. ant. en nota 31.

    econmico entre Aragn y el Estado. Unas veces los conse-jeros de la CNT otras el Comit Regional de Catalua, y

    otros compaeros responsables no queran escucharnos nien esto ni en otros problemas. Se nos tildaba de gobiernillode Fraga y de Caspe despus.50

    Yo la segua [recordara lacnicamente Ascaso en otrolugar, la poltica, central y regional] entre cortinas esperandoque alguna vez surgiera la conjuncin catalano-aragonesacapaz de evitar cierto final catastrfico que flotaba a nuestroalrededor. Mis ilusiones resultaron siempre fallidas. No podaexplicarme tanta incomprensin. Todo arrancaba de una basefalsa: para los polticos [sic] catalanes, la Generalidad comogobierno, en relacin con los aragoneses, no solo tena supe-rior categora, antigedad e independencia, sino que, en suda, estaba llamado a ser el gobierno tutelar de Aragn.51

    Este criterio de superioridad poltica, social y econmi-ca, se reflejaba en todos los sectores polticos y sindicales.Hasta un anarquista utiliz la letra de imprenta para resaltar,con tono algo despectivo, la pequeez que tena en el sen-tir de los prohombres regidores de Catalua el Consejo de

    Aragn.

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    Algunas apariencias externas de la institucin aragonesapodan dejar perplejos a los visitantes de Caspe y otros luga-

    res de Aragn, al comprobar que sola rodearse de distinti-vos alegricos de identificacin regional. Tal era la simbolo-ga que el nuevo organismo aragons y su presidente cuida-ron en la bandera, el emblema aragons o la eleccin de lapropia poblacin de residencia. Aunque estos elementos ale-gricos oficiales produjeron cierta polmica, marginal a lapropia experiencia autonmica del momento, los rechazosque nos han llegado52 procedan de ncleos del aragonesis-mo poltico de Catalua, desplazados por el CRDA.53

    De todas formas, es evidente que en aquellos smbolosse concentraron notas distintivas y elementos propagandsti-cos de una nueva sensibilidad poltica regional. As, elemblema aragons del Consejo contena elementos natura-listas, de identificacin geogrfica: los picos de los Pirineos,el Ebro, vnculo y referencia historicogeogrfica comn delterritorio aragons, el olivo de la produccin agrcola bajoa-ragonesa, etc., todos ellos coronados por un sol naciente

    que simbolizada el nuevo y libre Aragn.54 De la mismaforma suceda con la bandera autonmica: una fusin de loscolores polticos y sociales aragoneses.55 Mientras que la

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXL

    52 Cf. en doc. cit. en nota 23, ibd., h. 60.53 Vid. Estado aragons, NA, n.o 84, 27 de abril de 1937, p. 7.54 Vid. El escudo del nuevo Aragn, NA, n.o 3, 22 de enero de

    1937. El escudo resuma aquellas referencias en cuatro cuarteles, separa-

    dos por la A, inicial de Aragn. Vid. tambin El nuevo escudo de Ara-gn, de Klein (Felipe Aliz), en Acracia, n.o 164, 2 de febrero de 1937,p. 1. Segn Aliz, y pese a no tener cabezas cortadas de moros, comotena el viejo escudo aragons, la disposicin de elementos simblicos delnuevo escudo era complicada, pudindose reducir a uno, el rbol, sm-bolo costista por excelencia, que constitua la promesa de un nuevo Ara-gn, con la promesa en la identidad de florestas y cambio territorial.

    55 Vid. Ascaso (1937b): [] Una bandera que como veis [y Asca-so seal la que presida el acto] recoge en el trazado de sus lienzos, loscolores de las enseas de todas las fuerzas antifascistas.

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    capitalidad poltica del territorio aragons pas a ser la delConsejo: Caspe, en el centro geogrfico de Aragn, frente ala inicial Fraga, centro provisional msfederalque regional.

    El propio Ascaso confes que el emplazamiento en Caspe,desde fines de diciembre de 1936, haba estado supeditadoa la esperanza de que, con la toma de alguna de las capita-les aragonesas, se instalara en ella sin ms eventualidadesel Consejo de Aragn.56

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XLI

    56 Cf. en doc. cit. en nota 28, h. 21.

    4. Instantnea en el balcn del Consejo de Aragn, en la plaza de la Repblicade Caspe, durante los actos de homenaje a Mxico, el primero de mayo de1937. En el centro, Joaqun Ascaso, junto al consejero de transportes Montoliuy al representante de Mxico.

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    Eran aspectos de una clara decisin de regionalizacinpoltica y econmica que Joaqun Ascaso tuvo siempre pre-

    sente. Bloqueada la vertiente econmica exterior del progra-ma fedolibertario aragons, se vieron aplazadas sus expecta-tivas econmicas federales. Reducidos, pues, a nuestraregin [expres Ascaso] y a nuestros propios medios contra-jimos la responsabilidad de contribuir en la cuestin econ-mica a prestar el mayor amparo a las colectividades y a nodescuidar cuanto significaba prosperidad y buena ordena-cin regional.57 Para ello se plante la continuacin, y laprofundizacin, de la poltica econmica regional emprendi-da con la organizacin de los abastecimientos impulsadadesde la consejera de Economa y Abastos. De hecho, afines de abril de 1937 Ascaso seal que entre los proyectosdel Consejo aragons, adems de acabar con las incautacio-nes, estaba el crear un Instituto Regional de Crdito e Inter-cambio, organismo de tipo federalista, con depsitos comar-cales y colectividades locales, junto a una organizacinregional de las industrias existentes en la regin.58 Todo ello,

    con vistas a atender, objetivo bsico del Consejo de Aragn,a la resurreccin econmica de la agricultura y de la indus-tria en la regin, bajo una orientacin bsicamente colecti-

    va pero que respetaba a la pequea propiedad agrcola y alas pequeas industrias que se hallen atendidas directamen-te por sus dueos. En definitiva, segn comentarios de finesde abril de 1937, el presidente aragons se propondra

    Canalizar las actividades de las tres provincias batu-rras, tan ricas y tan descuidadas hasta aqu; limar las riva-lidades que, desde antiguo y por ignorarse separaban unas

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXLII

    57 Cf. en informe para el Pleno de Comarcales, 11 de diciembrede 1937, doc. cit. en nota 31.

    58 Cf. en entrevista de Eduardo Zamacois a Joaqun Ascaso, enSO, 27 de abril de 1937, y NA, n.o 85, 28 de abril de 1937, p. 3.

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    comarcas con otras; desvanecer el turbio recuerdo de los pri-meros das de la contrarrevolucin; establecer entre la van-

    guardia y la retaguardia un ritmo perfecto; he aqu la obraque ha empezado a realizar el Consejo Regional de Defen-sa. [] que aspira a unir, a disciplinar, a dar cohesin, ensuma, a cuantos organismos locales y comarcales vinierontimoneando hasta la hora presente [] las grandes capa-cidades productoras de nuestro suelo. Este Consejo, pla-neado de acuerdo con el ideario de todos los partidos delFrente Popular, se inspira en un rotundo sentido de lasolidaridad en lo concerniente al esfuerzo comn paraganar la guerra y a la futura labor de estructuracin social;[].59

    El programa regional pas por diversas alternativas deaplazamiento, fragmentacin o desdoblamiento a causade lmites y dificultades insalvables. Por un lado, Aragnse encontr en la rbita prxima a los hechos de mayo de1937, en cuyos sucesos no le fue permitida ninguna inter-

    vencin. De aquellos, Ascaso tuvo conocimiento anticipado

    y puntual a travs de una red de asesores y enlaces en Bar-celona y Valencia que la presidencia del Consejo tena cre-ada.60 S fueron eficaces, sin embargo, las gestiones perso-nales de Ascaso en varias ocasiones respecto a una segundadificultad: la crisis poltica latente del propio Consejo de Ara-gn. Finalmente, el lder libertario se encontr superado porun entramado de fuerzas que acabaron por paralizar y des-plazar al Consejo aragons, y con l la influencia poltica dela CNT. El triple frente de accin del Frente Popular regionalcontra el Consejo, termin por paralizar sus iniciativas.

    Adems, no fueron ajenas a esta paralizacin y crisislas propias contradicciones existentes dentro de la duali-dad del cargo de presidente-delegado en la persona de

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XLIII

    59 Vid. informe para el Pleno de Comarcales cit. ibd. en nota 38.60 Vid. informe cit. ibd.

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    Joaqun Ascaso. Los representantes frentepopulistas pre-sentes en el Consejo forcejearon por la posesin del cargo

    de delegado del Gobierno en Aragn. Finalmente, se aa-di la propia divisin de las cumbres orgnicas de la CNTrespecto al problema de Aragny sus vas de superacin.Estas ltimas divisiones determinaron el aislamiento org-nico cenetista de Aragn respecto de su organizacinnacional, as como la del propio Ascaso. Este, a fines dejulio y das antes de la disolucin del Consejo, entreveaconfusamente una fase thermidoraragonesa61 y la liquida-cin de la va de autonoma a la que haba unido su tra-

    yectoria poltica personal:

    El cargo de presidente [comentaba Joaqun Ascaso,sobre sus ltimas alternativas polticas] con el aditamento dedelegado, estimulaba las codicias del Frente Popular y sibien mi dimisin estuvo pronta a cursarse en todo momen-to y en mano del comit nacional y regional, se me conmi-naba a continuar en mi puesto hasta que me echaran cosaque cumpl en demasa no sin haber agotado toda mi capa-

    cidad diplomtica. Es decir que el dilema poltico era un cr-culo vicioso: no se poda dimitir, haba que ganarle la par-tida al Frente Popular, reduciendo los manejos del Gobier-no central; y todo ello sin el auxilio eficaz de nuestrosorganismos confederales.

    Contra todo se poda haber luchado si la visin polticahubiera tenido un poco ms de comprensin. Cuantas vecespropuse la dimisin del cargo de delegado del Gobierno no

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXLIV

    61 Cf. en su alocucin radiada Discurso del Presidente del Conse-jo de Aragn. Texto taquigrfico del discurso pronunciado en Caspe el 27julio 1937, s.a., s.l., pp. 9-11. All se hacan referencias concretas a lasrevoluciones francesa y rusa, as como a las nuevas vas de sus socieda-des respectivas. Tambin aparecan indicaciones sobre las trayectorias dela sociedad espaola y los cambios inminentes, de involucin, de lasituacin revolucionaria en Aragn. El texto taquigrfico tambin apare-ci en NA, n.o 162, 27 de julio de 1937, pp. 1-2.

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    quisieron escucharme sin querer convencerse, de que, consolo este acto, y aunque sobre Aragn pesase la carga de

    otro delegado, no confederal, el Consejo an continuaraactuando con mayor desenvoltura, toda vez que su misinno escapara de la rbita econmica tan reida con la bajapoltica de partido.62

    En cuanto a m [...] hice todo lo que mis fuerzas dieronde s para evitar semejante dislate [la disolucin del Conse-jo de Aragn]. Guiado siempre de un entusiasmo objetivo,senta en mi trayectoria revolucionaria, el intenso dolor deque, al pueblo, precisamente a mi pueblo [...], se le arreba-tase sin ms ni ms el fuero de su autonoma, tan difcil-mente alcanzado.63

    A partir del aquel momento, las vicisitudes personalesllevaran al destituido presidente aragons a distintosmomentos que parecan unir su trayectoria personal con eldesquiciamiento regional. Incluso ya entonces, en agosto de1937, cado en desgracia en su propia organizacin, Joaqun

    Ascaso an despleg facetas de sagaz preparacin y una

    muy documentada percepcin de la situacin regional. Sinembargo, segn comentarios periodsticos, su figura fuesobrepasada por la coyuntura poltica, tanto general comoregional, progresivamente adversa.64

    Mediante la activacin de un sumario durmientede unJuzgado Especial, que precisamente durante la turbulenciapoltica catalana, entre fines de abril y ltimos de mayo de1937 fue abierto por evasin de divisas detectada en Puig-cerd, en la que se vio implicado el Comit Nacional de laCNT, con la inculpacin de su hbil secretario, MarianoRodrguez Vzquez, este a su vez logr escurrir el bulto y

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XLV

    62 Cf. en informe para el Pleno de Comarcales, cit. ibd. en nota 38.63 Cf. en prembulo a notas mecanografiadas, doc. cit. en nota 23.64 Vid. entrevista de Lucien Haussard a Joaqun Ascaso y confe-

    sin de este para Le Libertairede Pars, 18 de marzo de 1937, en NA, n.o

    57, 26 de marzo de 1937, p. 4.

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    traspasar su culpa a Joaqun Ascaso (que ingenuamente, porsu parte, asumi una responsabilidad que no tena, en una

    torpe defensa de la organizacin: aceptando judicialmente,para salvar la solvencia en la gestin de su direccin nacio-nal y la preservacin de ataques polticos externos a lamisma, que las divisas evadidas por aquellos, fueron entre-gadas desde Aragn, para efectuar compras en el extranjeropara la regin). La inculpacin en aquel affaire, de Ascasoprimero un da antes de la orden de ocupacin militar de

    Aragn y del decreto de disolucin del Consejo de Aragny la destitucin del jefe de la 25 Divisin en Hjar, AntonioOrtiz, un mes despus, aunque no dio lugar a ningn pro-cesamiento con cargos concretos otra situacin judicialextraa e inexplicable, aunque aquel auto judicial sirvierapara encarcelar a Ascaso un tiempo oportuno sirvi deexcusa perfecta: para desembarazarse del molesto lder pol-tico aragons y de potenciales apoyos militares, ante unaprevista revuelta libertaria en la regin. Precisamente en elmomento en el que fue ejecutada una planeada dos meses

    antes de llevarse a cabo, el 11 de agosto de 1937 ocupa-cin militar de los centros polticos y sociales de Aragn, eldescabezamiento del Consejo aragons, as como la inutili-zacin poltica de su mayoritaria organizacin anarcosindi-calista, result ser una herramienta ms en la mano de unflamante gobierno de filoestalinistas, republicanos y socialis-tas, capaces de pasar por encima de toda oposicin social ypoltica a sus designios autoritarios (que llegaron a ignorar

    el asesinato fsico de lderes polticos molestos, con menosorganizacin de masas detrs, como result ser la liquida-cin policaca del lder poumista Andreu Nin por una checaen Alcal de Henares).65

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXLVI

    65 Vid. a este respecto, para la recreacin del momento y situa-cin posterior en la regin, nuestra obra, Dez Torre (2003), t. II, Aragn,de la deriva al colapso republicano, pp. 486-509. Respecto a la barbarie

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    Aunque fue aquel un momento que puede seguirse ensus memorias, entrevistas y correspondencia en este libro

    en el que el mismo Ascaso pudo confundir su destino per-sonal con el de la regin, el proceso en el que se vio impli-cado proyect profundos impactos en su vida personal entima, as como largas y penosas repercusiones en su tra-

    yectoria social o militante. Comenz en medios socialesafines, cenetistas y libertarios, y no digamos en crculos desus rivales polticos o sociales que estaban esperando tal

    PROYECTO Y GUA REGIONAL DEL PRIMER PRESIDENTE XLVII

    policaca introducida por la GPU sovitica y actuante en Espaa, juntoa otras policas gubernamentales y extraoficiales, que adoptaron susmtodos y rdenes con el lder poumista Andreu Nin, el comit eje-cutivo y otros dirigentes del POUM, fueron detenidos el 16 de junio de1937 y el ministro de Justicia, Irujo, confesaba el 4 de agosto 49 dasdespus de su detencin la impotencia gubernamental para dar cuen-ta de su desaparicin o liquidacin fsica (cosa que efectivamente tuvolugar, despus de tortura salvaje) en Alcal de Henares (Madrid), en unaprisin privada al servicio de los agentes de Stalin. El 15 de agosto de

    1937 4 das despus de la disolucin del Consejo de Aragn se cre-aba por el ministro socialista Prieto el SIM, que se converta pronto entodopoderosa polica poltica (6000 agentes), manejada por la direccincomunista y bajo control remoto estalinista. Acerca de dichos episodioshay ya una abundante bibliografa, que comenz a testimoniarse sobredichos sucesos en el exilio, aunque solo en las dos dcadas pasadas tuvocurso con acceso a las fuentes judiciales, policiales y recnditasentre historiadores sociales menos prejuzgados. Vid., por ejemplo, JoanEstruch (2000), Historia oculta del PCE, Madrid, Temas de Hoy, pp. 125-130; J. Gorkin (1978), Les communistes contre la rvolution espagnole,

    Pars, P. Belfond, pp. 131-138 (Le plan du coup dtat communiste),pp. 141-159 (Le sacrifice dAndr Nin); pp. 163-172 (Un reflet de laterreur stalinienne); revisin y ampliacin de su precoz testimonio(1941), Canbales polticos. Hitler y Stalin en Espaa, Mxico, Quetzal.Tambin, la obra colectiva (1988), El proceso de 1938 contra el POUM.Barcelona no fue Mosc, Barcelona, Fundacin Andreu Nin; Andrs Su-rez (1974), Un episodio de la revolucin espaola: el proceso contra elPOUM, Pars, Ruedo Ibrico, pp. 83-88 (El golpe estalinista del 16 dejunio contra el POUM); pp. 105-118 (La desaparicin y secuestro delcamarada Andrs Nin).

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    ocasin a circular un mito, como el del tesoro de Aragn,para linchar polticamente o desprestigiar la obra de los

    libertarios en la gestin poltica en la regin. A partir de locual un annimo, precario y nunca rehabilitado Ascaso ascomo el jefe militar y libertario Antonio Ortiz arrastraranuno de tantos lastres personales en sus vidas azarosas de exi-liados y perdedores en todos los sentidos, que sobrevivieronbajo losas de sospecha o imputacin. Pero la leyenda delinventado beneficiopersonal de estos lderes, con ilegitima-cin y fondo de oprobio, se desvaneci pronto para quienesles conocieron y trataron, sabiendo durante largas dcadasde sus vidas laborales y mseras, en pobres oficios y penali-dades, claramente incompatibles con la leyenda de lucroocasional o sostenido, de vidas nunca acomodadas ni mejo-radas en su humilde existencia hasta su muerte (en el casode Ascaso, casi de indigente).

    Fue su inocencia en aquella implicacin judicial, ascomo la ausencia de delito y lucro ilegal y personal de Asca-so, uno de los aspectos ya conocidos con cierta seguridad

    por los historiadores actualmente a travs de pruebasdocumentales todava existentes, aunque nunca sistemtica-mente examinadas hasta hace poco sin que impidiera, nohace muchos aos todava, poder mantenerse alguna incer-tidumbre o incluso nebulosa por los pocos especialistas inte-resados.66 Por otra parte y respecto a la normalidad gestoraen el Consejo de Aragn bajo la presidencia de Joaqun

    Ascaso, hemos documentado en otro trabajo la contribucin

    e ingresos tributarios y obligaciones en manos de ugetis-

    ALEJANDRO R. DEZ TORREXLVIII