Memoria y Heroes

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estudios desde sus orígenes, los grupos guerrilleros colombianos tendieron a adoptar como figuras emblemáticas a personajes prestados del pensa- miento marxista o de los procesos revolucionarios de América Latina y de otros continentes. La apropiación de esas figuras significaba optar por una vía revolucionaria, una metodología o estra- tegia de lucha, un modelo de construcción del so- cialismo o de comunismo, y por consiguiente por el respaldo a uno de los países o revoluciones so- cialistas o comunistas de la época. Las guerrillas colombianas fueron pro-castristas, pro-soviéticas o pro-maoístas. Esto se tradujo en que cada una se sintiera a sí misma como la “vanguardia” del “pro- ceso revolucionario”, que se presentara alguna ri- validad entre las mismas, y que fuera casi imposible que llegaran a acuerdos para enfrentar al enemigo. Si bien en un comienzo cada grupo guerrillero se diferenció por portar distintas figuras emblemáticas que sintetizaban sus ideales revolu- cionarios, hubo ciertos héroes comunes como Marx o Lenin, que han estado presentes en diver- so grado en los orígenes y desarrollo de las guerri- llas colombianas. A esos “héroes clásicos” del marxismo se le fueron sumando, con el correr de los años, varias figuras que antes habían sido aso- ciadas exclusivamente a uno u otro grupo guerri- llero. Así, todos los grupos guerrilleros terminaron por aceptar figuras que antes excluye- ron, volviéndolas indispensables para hacer con su recuerdo la revolución. El Che, Mao y Hô-Chi- Minh se sumaron al grupo de los “héroes clási- cos”; se reconoce hacia finales de los años setenta la necesidad de recoger positivamente las diferen- tes experiencias revolucionarias del mundo y de inventar una vía revolucionaria propia. En ese proceso de aceptar las experiencias del “otro”, las imágenes y los discursos guerrilleros se nacionali- zan, y es cuando se incorporan los “héroes pa- trios” y los héroes que tienen reconocimiento exclusivamente en las filas guerrilleras. La memoria y los héroes guerrilleros * Mario Aguilera Peña Investigador del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, IEPRI y profesor de la Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia ISSN 0121-4705 * La investigación que dio origen a este artículo fue patrocinada por Colciencias. análısıs polítıco nº 49, Bogotá, mayo-agosto 2003: págs. 3-27

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desde sus orígenes, los grupos guerrilleroscolombianos tendieron a adoptar como figurasemblemáticas a personajes prestados del pensa-miento marxista o de los procesos revolucionariosde América Latina y de otros continentes. Laapropiación de esas figuras significaba optar poruna vía revolucionaria, una metodología o estra-tegia de lucha, un modelo de construcción del so-cialismo o de comunismo, y por consiguiente porel respaldo a uno de los países o revoluciones so-cialistas o comunistas de la época. Las guerrillascolombianas fueron pro-castristas, pro-soviéticaso pro-maoístas. Esto se tradujo en que cada una sesintiera a sí misma como la “vanguardia” del “pro-ceso revolucionario”, que se presentara alguna ri-validad entre las mismas, y que fuera casiimposible que llegaran a acuerdos para enfrentaral enemigo.

Si bien en un comienzo cada grupo guerrillerose diferenció por portar distintas figurasemblemáticas que sintetizaban sus ideales revolu-cionarios, hubo ciertos héroes comunes comoMarx o Lenin, que han estado presentes en diver-so grado en los orígenes y desarrollo de las guerri-llas colombianas. A esos “héroes clásicos” delmarxismo se le fueron sumando, con el correr delos años, varias figuras que antes habían sido aso-ciadas exclusivamente a uno u otro grupo guerri-llero. Así, todos los grupos guerrillerosterminaron por aceptar figuras que antes excluye-ron, volviéndolas indispensables para hacer consu recuerdo la revolución. El Che, Mao y Hô-Chi-Minh se sumaron al grupo de los “héroes clási-cos”; se reconoce hacia finales de los años setentala necesidad de recoger positivamente las diferen-tes experiencias revolucionarias del mundo y deinventar una vía revolucionaria propia. En eseproceso de aceptar las experiencias del “otro”, lasimágenes y los discursos guerrilleros se nacionali-zan, y es cuando se incorporan los “héroes pa-trios” y los héroes que tienen reconocimientoexclusivamente en las filas guerrilleras.

La memoria y loshéroes guerrilleros*

Mario Aguilera PeñaInvestigador del Instituto de

Estudios Políticos y

Relaciones Internacionales,

IEPRI y profesor de la

Facultad de Ciencias

Humanas, Universidad

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* La investigación que dio origen a este artículofue patrocinada por Colciencias.

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El presente artículo es una mirada transversalal interior de los grupos guerrilleros intentandoindagar por la construcción y sentido de su ima-ginario heroico. Busca mostrar desde una pers-pectiva histórica las particularidades de lamemoria guerrillera y el uso de arquetipos heroi-cos para lograr cohesión e identidad en sus filas.Se demostrará que el culto heroico de los gruposguerrilleros ha evolucionado con los cambios in-ternacionales, la dinámica del conflicto y la bús-queda de reconocimiento como actor político.

El análisis de la política de la memoria y elimaginario heroico de la insurgencia puedencontribuir a entender por qué los grupos guerri-lleros tan cercanos a los negociantes de la drogay a la manipulación de fuertes sumas de dinero,obtenidas del narcotráfico o de los secuestros, nohan sufrido procesos de fragmentación o noto-rias disidencias que amenacen su estabilidad. Asímismo este ejercicio puede llevar a mostrar losesfuerzos de las guerrillas por “aceitar su máqui-na de guerra” o por construir un discurso políti-co que neutralice los crecientes señalamientosque las presentan como organizaciones bando-lerizadas o sin norte político. De todas maneras,de lo que se trata aquí es de intentar explorar unnuevo sendero para lograr un mejor entendi-miento del fenómeno insurgente y para despejarlos caminos de una solución política al conflictoarmado en nuestro país.

Al examinar la historia del movimiento gue-rrillero se puede advertir la existencia de un cul-to a una familia de héroes revolucionarios. Unprimer nivel del culto es el de los “profetas revo-lucionarios” que plantearon la lucha contra elcapitalismo y alumbraron el camino de la “gue-rra revolucionaria y de clases”. En ese nivel sedestacan las figuras de Carlos Marx y de Lenin,cuyos planteamientos fueron recogidos por todaslas fracciones guerrilleras. En ese mismo nivel,también se halla la polémica figura de Mao Tse-tung, cuyo modelo identificó por algún tiempoal Ejército Popular de Liberación (EPL). Halla-mos igualmente a la figura de Stalin, asociadatambién a la historia de ese grupo guerrillero ensus primeros años. La guerrilla de hoy, si bien sesigue declarando marxista-leninista, expresa unsólido culto revolucionario a la figura del CheGuevara, culto que se hizo fuerte en la medidaen que fue apagándose la intensidad del debateideológico en las organizaciones armadas, enque se hicieron menos radicales las diferenciasentre los grupos guerrilleros, y en el momentoen que se critica el apego a las “iglesias” del mar-

xismo internacional y el uso de una jerga y deunas imágenes foráneas.

En un segundo nivel del culto heroico de laizquierda se hallan los que hemos denominadocomo los “padres fundadores”, es decir los hé-roes que están directamente relacionados o conla fundación del grupo o con un episodio tras-cendental o con una figura a la que se le conce-de un sentido refundacional.

En un tercer nivel se encuentran los “héroespatrióticos”, es decir, los que provienen del exte-rior de la guerrilla. Éstos se refieren a héroesprovenientes de la historia patria del país, comoocurre con el importante culto a Simón Bolívardentro de las filas de la subversión. Igualmenteoriginado en el exterior de las guerrillas es elculto a las figuras patrias regionales o a los perso-najes de las leyendas locales.

En un cuarto nivel encontramos las figuras delos “hermanos revolucionarios”. Se trata por logeneral de “combatientes” muertos, que son re-cordados internamente por cada organizaciónguerrillera.

El uso de episodios y figuras de la historia delmovimiento revolucionario mundial, de la histo-ria colombiana y de la historia de cada una de lasorganizaciones guerrilleras, obedece interna-mente a la búsqueda de cohesión e identidad.Así mismo es un mecanismo para promover laeducación política y para reproducir nociones,virtudes y cualidades que se consideran aprecia-bles y benéficas para desarrollar los propósitosde los grupos insurgentes. La apelación a la his-toria colombiana, tanto de sus héroes nacionalescomo de los héroes populares y regionales, tienecomo objeto legitimar y reclamar la atención so-bre el carácter político de su lucha. Entre la evo-cación del personaje nacional y del local semanifiesta la intención tanto de contar con sím-bolos reconocidos por todos los colombianoscomo de establecer lazos de comunicación conlas regiones y localidades, portadoras de sus pro-pias experiencias históricas e identidades. Las in-terpretaciones y elaboraciones planteadas en losepisodios y los personajes históricos de carácternacional y regional muestran un sentido clasista,dado que se presentan como eslabones de unalarga historia de lucha popular en la que hanpredominado la opresión, la exclusión y las de-rrotas. De cara a esa interpretación histórica, laguerrilla se presenta como heredera de esas lu-chas y portadora de las más reales esperanzas deliberación social.

La formación del imaginario histórico guerri-

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llero es entonces el resultado de su evolución po-lítica-militar, de los contextos internacionales yde los procesos dinámicos de la sociedad colom-biana. Los diversos niveles del culto guerrillero,arriba señalados, se corresponden con momen-tos específicos de la historia de la insurgencia, es-tán marcados con las particularidades de susorígenes, con las especificidades de cada grupoguerrillero, con sus técnicas de educación y consus estrategias de penetración o de proyecciónpolítica local o nacional. A continuación mostra-remos los rasgos de cada nivel del culto revolu-cionario.

LO S P R O F E TA S R E V O LU C I O N A R I O S

En los pequeños círculos estudiantiles y en losgrupos políticos en los que se originaron las gue-rrillas se aprecia la conversión de los fundadoresdel marxismo y de algunos de los líderes de lasgrandes revoluciones socialistas del siglo XX, enverdaderos profetas de una nueva sociedad en laque se iban a realizar todos los sueños que porgeneraciones había anhelado la humanidad. Esaveneración se exteriorizó en sus arengas, en susdocumentos, en los esquemas políticos para in-terpretar la realidad colombiana, en sus ritualesy en diversas formas simbólicas. El culto a losprofetas de la revolución (Marx, Engels, Lenin,Mao e incluso Stalin) se manifiesta con fuerza enlos orígenes del movimiento guerrillero, pero encambio parece debilitarse en el posterior desa-rrollo de la insurgencia. Sin embargo, ese proce-so de declinación no llevó a que las fuerzasguerrilleras que aún permanecen en armas ha-yan desechado el pensamiento marxista; por elcontrario, este pensamiento sigue siendo el nú-cleo central que sustenta su rebelión, sólo queahora el culto a los profetas revolucionarios pa-rece más ausente en sus expresiones escritas,orales y artísticas. ¿Por qué fue más intenso en-tonces el culto a los profetas revolucionarios enlos orígenes del movimiento guerrillero? Sinduda, tal práctica se explica por el impacto y lanovedad que tuvo el marxismo en diversos ám-bitos sociales de la época, y por la formamesiánica como la generación de los años sesen-ta y setenta asimiló dicha ideología.

Hacia los años sesenta y setenta se presentauna apreciable difusión de diversas corrientesdel marxismo en los círculos académicos del

país1 . La divulgación de ese pensamiento, unidoal impacto de la revolución cubana, promovió enbuena medida la reflexión sobre la hegemoníade los partidos tradicionales y los problemas so-ciales colombianos. Esa generación que habíaconocido los rigores de la última parte de la vio-lencia y que experimentaba “el pacto oligár-quico” del Frente Nacional, encontró en elmarxismo una herramienta fundamental paraconsolidar una posición critica frente al Estadoy las relaciones sociales existentes. El impacto delmarxismo y la divulgación de nuevos enfoquesen varias disciplinas (psicología, economía,filosofía, etc.), permitió su desarrollo en el país yla posibilidad de examinar seriamente nuestrasrealidades. El desarrollo de las ciencias socialesse mostró también en la reinterpretación de lahistoria de Colombia, el acercamiento a la cul-tura universal, la apertura de nuevas carreras, larenovación de ideas, un relativo auge editorial yla aparición de nuevas generaciones artísticas yliterarias.

Sin embargo, con pocas excepciones, el mar-xismo que se estudia en esos años es un marxis-mo de segunda mano, pues a cambio delexamen de las obras clásicas se apeló a manualespletóricos de esquemas y de generalizaciones. Aeso se agrega que dicha interpretación de la so-ciedad y de su historia fue tomada como una“verdad revelada”, única y sin errores. Esa formade tomar dicho pensamiento provenía por su-puesto de la visión del propio marxismo que tie-ne ciertos rasgos mesiánicos2 al proponer eltránsito hacia la sociedad perfecta, pero tam-bién fue consecuencia de los esquemas menta-les heredados de nuestra tradición católica.Con ella se introdujo un armazón lógico de ver-dades intocables, esquematismos o definicionesbinarias extremas (buenos-malos; virtudes-vi-cios; verdades-errores, etc.), y se auspició la ex-clusión de otras formas de saber y de conocer.Esa operación mental que dejaba intacto elmolde religioso parece resumirse en los recuer-dos de un viejo militante guerrillero cuando es-cribe: “Al incorporarme a la guerrilla yo estabapredispuesto psíquicamente para aceptar la revo-lución como una religión, al ELN como la nuevaiglesia y a Fabio como un papa”3 .

Por supuesto que el culto a los profetas de larevolución no provino exclusivamente de algu-

1 López de la Roche, Fabio. Izquierdas y cultura política. Oposición y alternativa. Bogotá: Cinep, 1994, p. 324.2 Rizzi, Armido. El mesianismo de la vida cotidiana. Barcelona: Editorial Herder, 1986, p. 161.3 Correa Arboleda, Medardo. Sueño inconcluso. Mi vivencia en el ELN. Bogotá: Findesarrollo, 1997, p. 80.

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nos rasgos de nuestra propia cultura. Fue tam-bién eco del endiosamiento de los padres de larevolución que se produjo en diversas momen-tos de las revoluciones socialistas del siglo XX.Para el caso de la Unión Soviética durante ladictadura de Stalin, B. Baczko4 ha mostradoque la propaganda y el terror se convirtieron enel fundamento de su sistema de dominación to-talitario. La propaganda se encargó de fabricaruna imagen positiva de su personalidad y de sugobierno, que no correspondía con la realidad.Stalin era el “gran padre de los pueblos”, “la lo-comotora de la historia”, el justiciero, el “guía in-falible”, el jefe carismático y sobre todo el genioque portaba la verdad revelada. La propagandatambién se encargó de justificar los dispositivosde terror (purgas, grandes procesos judiciales,campos de concentración, etc.) contra la socie-dad soviética, encaminados a que los individuosadmitieran la existencia de una gran autoridadomnipresente a quien se le debía reconocimien-to, confianza y lealtad hasta llegar al sacrificio.

En la Colombia de los años sesenta, el culto alos profetas revolucionarios se hizo másmanifiesto con la enconada división entre lasguerrillas. La división provenía de la adhesión alas diferentes experiencias revolucionarias o a losprocesos socialistas que se construían por aque-lla época. Las guerrillas de las décadas de los se-senta y setenta fueron guerrillas programáticasque discutieron asuntos trascendentales pero a laluz de realidades ajenas y elevando a textos sa-cros los análisis de los profetas revolucionarios.Se discutían asuntos centrales como el métodopara hacer la revolución, es decir, la disyuntivaentre la lucha electoral o la lucha armada; la ne-cesidad de construir o no un partido de masas;o la relación entre la pequeña minoría o van-guardia con las masas o el partido. Se pretendíaademás determinar cuál era el sujeto social pre-destinado para desarrollar la revolución, y losniveles y momentos de enemistad y de alianzaentre las clases sociales en el proceso de la lu-cha revolucionaria. Así mismo se polemizabaardorosamente sobre lo que iba a suceder luegode la toma del poder; en otros términos, se dis-cutía acerca del modelo de Estado y la vía másaconsejable para alcanzar el socialismo o el co-munismo.

El debate de esos aspectos se hizo condogmatismo, con profundos antagonismos entremarxistas, marxistas-leninistas, maoístas,

estalinistas, etc., y en ocasiones con expulsiones delos militantes hallados culpables de “oportunismopequeño-burgués”, de “infantilismo de izquierda”,de “espontaneísmo”, de “desviacionismo de dere-cha o de izquierda”, de “revisionismo, “arribismo”,“voluntarismo”, etc., todos ellos conceptos de re-chazo y de enemistad para aquellos equivocadosque no tenían la gracia de portar o de compartirla “línea o teoría correcta” para hacer la revolu-ción. Ese rasgo de la discusión se desenvolviócon la pretensión de cada grupo –incluso de losque rechazaban la vía armada–, de ser los here-deros del pensamiento o de la actualización másauténtica del marxismo, lo cual por supuestoacentuaba aún más el culto de los profetas revo-lucionarios y la invocación religiosa de los mis-mos.

Los conflictos ideológicos en el ámbito internose resolvieron a menudo con la expulsión de losmilitantes y combatientes, e incluso, con la aplica-ción de la pena de muerte dentro de los gruposinsurgentes. Para el efecto, el disenso ideológicofue tratado como una falta o delito, y por tantoacreedor a un tratamiento penal. Pese a que taltratamiento disciplinario era contradictorio con elideal de sociedad socialista o comunista, la expul-sión o el castigo se elevó a necesidad política paralograr la estabilidad de las organizaciones de ins-piración marxista. Con ese argumento una de lasorganizaciones de la época, pudo decir: “Comoafirman Lenin, Stalin y Mao Tsé-tung: El partidose fortalece depurándose”.

Los discursos declarativos o los documentosfundacionales de la primera generación de gru-pos guerrilleros –especialmente en el EPL y elELN, y en menor medida en las FARC– muestranuna permanente referencia a los profetas revolu-cionarios. Sin embargo, habría que señalar queel culto a las más encumbradas personalidadesde la revolución “proletaria” unificaba y dividía.Fueron personajes unificadores los grandes fun-dadores de los procesos revolucionarios comoMarx, Engels o Lenin, cuya memoria estaba pre-sente en todas las organizaciones armadas demanera positiva e incuestionable. Pero en cam-bio, hubo personajes como Mao, Stalin o Trotski,cuyo pensamiento dividió y generó vetos e irre-conciliables disputas tanto en la llamada izquier-da legal como en las organizaciones insurgentes.Sin duda la más importante división la generó elculto a Mao Tsé-tung, reflejo en buena medidade la fractura en el comunismo internacional

4 Ídem., pp. 46-50 y 137-152.

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producida por las desavenencias entre China y laUnión Soviética. En Colombia, el culto a Maotuvo su momento fulgurante entre 1965 y 1976,es decir, desde la fundación del PCC (ML)(1965) y con el surgimiento de grupos de iz-quierda legal como el Movimiento Obrero Inde-pendiente Revolucionario (MOIR), en 1969 y deotras agrupaciones maoístas5 , hasta mediados delos años setenta cuando muere Mao (1976).

Durante algo más de una década, el apogeodel maoísmo en Colombia se nutrió de las dife-rencias entre China y la Unión Soviética. Afinales de la década del sesenta los maoístas co-lombianos descalificaban el “socialismo” de laUnión Soviética al considerarlo como un nuevo“revisionismo” que traicionaba los postulados delmarxismo-leninismo y regresaba al capitalismo.Se señalaba que el revisionismo había enterradola teoría revolucionaria al sostener la “emulaciónpacífica” entre el socialismo y el capitalismo, lacoexistencia entre esos dos sistemas y la posibili-dad de una “transición pacífica” entre uno yotro6 . Esa perspectiva política implicaba para losmaoístas que el mundo se hallaba expuesto a laamenaza tanto del imperialismo de los EstadosUnidos como del socialimperialismo soviético.En esa circunstancia China y el maoísmo se atri-buyeron el derecho de proclamarse como el ba-luarte de la verdadera doctrina revolucionaria yde emprender la misión de preservar la unidaddel movimiento comunista internacional7 .

Una de las consecuencias de ese conflicto enel contexto colombiano, y en general en el co-munismo internacional, fueron las simpatías oantipatías frente a la revolución cubana. Las cen-suras de los maoístas contra Cuba y Fidel Castroapuntaban a argumentar que esa revolución esta-ba alienada al lado del “revisionismo”, que nose trataba de una revolución socialista y que el

poder en Cuba no estaba en manos del proleta-riado sino de la pequeña burguesía8 . Las dife-rencias entre amigos y enemigos de Cuba y deFidel Castro fueron, al parecer, más acentuadasen las zonas urbanas y entre los círculos intelec-tuales, que entre los grupos guerrilleros. El Ejér-cito Popular de Liberación (EPL), por ejemplo,pese a ser la expresión armada del PCC (ML),sostuvo una relación de amistad y de colabora-ción con la guerrilla procastrista del ELN. Buenaprueba de ello es que desde sus orígenes, el EPL yel ELN, dejando a un lado el sectarismo, desarro-llaron actividades conjuntas de penetración en al-gunas zonas del país, intercambiaron métodos deacción política, se regalaron armas y se ayudaronen los momentos difíciles. Esa cercanía hizo queentre los dos grupos se trataran como “primos”9 .

El rechazo que despertaba la revolución cuba-na al ser comprendida por algunos sectorescomo una extensión del socialimperialismo so-viético explica que la figura de Fidel Castro no secolocara al lado de los grandes profetas de la re-volución en la América Latina. En cambio, laimagen del Che Guevara logra alcanzar esa ubi-cación luego de su muerte en 196710 . Inclusodesde aquellos años se empezó a considerar queel Che había hecho importantes contribucionesteóricas a la revolución en América Latina, enparticular sus tesis sobre la guerra de guerrillas,la revolución continental, el hombre nuevo, etc.

Los largos debates ideológicos que se suscita-ron a lo largo de la década del setenta mostraronla decisión de abandonar la subordinación a losdictados de las revoluciones alejadas de nuestrocontexto nacional e internacional y el intentode reflexionar sobre nuestra historia, nuestrosproblemas y realidades. La reflexión sobre lasexperiencias latinoamericanas implicó que seredimensionara la figura del Che Guevara y el

5 Proletarización. “¿De dónde venimos, para dónde vamos, hacia dónde debemos ir?”. Editorial 8 de junio. Bogotá,1975, p. 349.

6 S.A. Los fundamentos del revisionismo. Medellín: Ediciones proletarias, Editorial Lealon, 1973, p. 10.7 PC-ML. “Orientación Nº 3 Abril de 1967”. En: Documentos. Combatiendo unidos venceremos. Vol. 2. Medellín: Editorial

8 de junio, s.f., pp. 38 y ss. Véase también Mosquera, Francisco. “Somos los fogoneros de la revolución (MOIR)”.En: Colombia camina al socialismo, s.p., 1976, p. 83.

8 PC-ML. “Orientación Nº 3”. En: Documentos. Combatiendo unidos venceremos. Vol. 2. Medellín: Editorial 8 de junio,s.f., p. 103.

9 Entrevistas a Tobías Lopera y Darío Masa. En: Villarraga, Álvaro y Nelson Plazas. Para reconstruir los sueños. Bogotá:Fundación editorial para la paz, Fundación cultura democrática y Colcultura, 1994, p. 130.

10 Fue su trágica muerte el factor esencial para encumbrarlo como gran profeta de la revolución latinoamericana.Como bien señala Thomas, cuando se ocupa de las muertes que recuperan los vivos como modelo: “Los héroesmuertos se valorizan más que los vivos”. Véase Thomas, Louis-Vincent. Antropología de la muerte. México: Fondo deCultura Económica, 1983, p. 375.

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descubrimiento de otros pensadores del conti-nente. El Che llegó a ser una figura admiradapor todos los grupos revolucionarios luego quela izquierda dejó su pugnacidad doctrinaria y susprevenciones respecto de la revolución cubana.Como lo señala un militante de izquierda, al Chehabía que redescubrirlo abandonando “la reduc-ción foquista de su pensamiento”11 .

Desde finales de la década del ochenta, el cul-to al Che fue favorecido aún más por la crisis delsocialismo europeo occidental y el derrumbe dela Unión Soviética. Al tiempo en que disminuyenlas expresiones del culto por los grandes funda-dores e intérpretes del marxismo, el Che tomaun nuevo aire al ser entendido como el portadorde un marxismo vivo y como un gran constructordel socialismo. Se consideraba que la gran ense-ñanza del Che era haber tenido la capacidad deadmitir las debilidades o los errores en la cons-trucción de un proyecto socialista y de estarabierto a la necesidad de corregir y ensayar nue-vos métodos y propuestas. El Che comienza a servisto como el gran profeta revolucionario querompe con la ortodoxia y sabe ligar la teoría conla práctica en el proceso creativo de pensar el so-cialismo para una realidad concreta.

Del Che también se admira su idea de desa-rrollar una estrategia revolucionaria continentalpara enfrentar al pueblo latinoamericano con el“imperialismo norteamericano” y las clases domi-nantes de los países del área. Por su intención deirradiar la revolución a todo el continente, elChe es comparado con los grandes próceres dela independencia frente a España y es proclama-do como heredero del sueño bolivariano deconstruir la gran nación latinoamericana12 .

El Che encarna, además, al tipo de guerrille-ro ideal. Dentro de la guerrilla, el Che es presen-tado como el modelo por imitar. Es el hombrenuevo y de la transparencia personal; es el hom-bre que renunció al hogar y a las comodidadespara entregarse a la revolución; es el hombre

tierno con sus hijos y amigos; es el guerrillerotriunfante que abandona los honores para prose-guir la lucha; es el guerrero dispuesto a inmolarla vida por la liberación de cualquier pueblooprimido del mundo, etc.13 . Es el maestro y elejemplo que se recuerda para cada ocasión enlas discusiones internas de los grupos guerrille-ros. En el ELN particularmente, el influjo de sufigura se refleja en los años sesenta, en la reco-mendación a los aspirantes a ingresar a sus filas,de leer el “diario del Che” para que entendierantodos los problemas que surgen en la vida guerri-llera; o que hacia finales de los ochenta se reco-nociera que el libro de cabecera del movimientoen mucho tiempo había sido la Guerra de guerri-llas, un método14 . En las FARC, por su parte, esilustrativo que a finales de los años noventa sehable de la ética del Che de “respetar la vida delos prisioneros de guerra”, en momentos en queese grupo alcanza un número importante de pre-sos tomados en combate15 . Por todo esto, no esextraño que un guerrillero de más de 22 años demilitancia en las FARC, hablando sobre su vida,diga con convicción: “Todos queremos ser comoel Che”16 .

El culto al Che se advierte igualmente en lacelebración de fechas especiales en que se re-cuerda especialmente su memoria: en las FARC,en donde sólo existen dos fechas recordatoriascelebradas por todos los frentes, una de ellasestá consagrada al “guerrillero heroico”, cada 8de octubre, día del aniversario de su muerte. Enel ELN, en el que parece existir una mayorritualidad dedicada a conservar la memoria delas grandes figuras y episodios, la del 8 de octu-bre es una de las seis conmemoraciones de di-cho grupo insurgente. En esta misma organizaciónexiste la “orden Ernesto Che Guevara” que es un“estímulo ideológico” que se confiere a la dedica-ción por muchos años a la revolución o a los quehayan hecho un aporte internacionalista a la libera-ción de los pueblos oprimidos17 .

11 Entrevista a Nelson Berrío (A Luchar). En: Harnecker, Marta. Entrevista con la Nueva Izquierda. Editorial ColombiaNueva, 1989, p. 146.

12 FARC-EP. Resistencia. Órgano informativo del frente XXXIII Mariscal Antonio José de Sucre. s.f.13 ELN. Comunicado del Frente Guerrillero Comuneros del Suroccidente, del ELN. s.f.14 ELN. Insurrección, s.f. p. 46. Entrevista citada en Harnecker, Marta. Unidad que multiplica. Entrevista a dirigentes de la

Unión Camilista Ejército de Liberación Nacional. Quito: Ediciones Quimera, 1988, p. 31.15 FARC-EP. Resistencia. Nº 113, marzo de 1998.16 Entrevista a “Julio”, guerrillero de las FARC, marzo de 1999.17 UC-ELN. Estatutos. Ediciones Colombia, julio de 1996; FARC-EP. VIII Conferencia. Abril de 1993.

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La entronización del culto al Che Guevara yla invisibilización del culto a los profetas clásicosdel marxismo no significó que las guerrillas to-maran alguna distancia del pensamiento marxis-ta o revisaran la viabilidad de su aplicación. Pesea la crisis de los modelos socialistas y a los cam-bios registrados en el mundo y en la sociedad co-lombiana, las guerrillas siguen manteniendocomo núcleo básico de su política los principiosdel marxismo-leninismo, tal como se puede apre-ciar en las conferencias y en las políticas de edu-cación interna de las organizacionesguerrilleras18 .

LO S PA D R E S F U N D A D O R E S

Las guerrillas colombianas también le rindenun fuerte culto a aquellas figuras relacionadas ocon su origen como grupo insurgente o con susposteriores procesos de transformación. Por logeneral hay en esos relatos una mitificación delorigen de cada grupo guerrillero y, en conse-cuencia, del padre fundador. En las FARC y en elextinto movimiento Quintín Lame, la proeza delpadre fundador está relacionada con una luchasocial. En ambos el origen de la rebelión guerri-llera se justifica por la agresión del Estado y porla defensa de derechos conculcados. En el M-19,el relato fundacional también se halla relaciona-do con una acción estatal que interfiere en unproceso electoral y las reglas de representacióndemocráticas. En cambio en el ELN, y más en elEPL, el relato fundacional no reposa en un he-cho o conflicto concreto sino que se explica ojustifica en relación con una doctrina o con unproyecto político. Esto no quiere decir, por su-puesto, que no haya ideología en los primeros,ni que exista además un denominador común enconceptos e imágenes (del país, el Estado, elejército, etc.) o una taxonomía común de causasde la rebelión (el cierre institucional del FrenteNacional, la distribución de la riqueza, la falta deoportunidades, etc.). Lo que nos interesa aquí esmostrar los diferentes argumentos fundadores yel lugar en el imaginario guerrillero de los pa-dres fundadores.

El culto más protuberante se halla en lasFARC, en las que la figura de su padre fundadorse enmarca en un relato que justifica la existen-cia de esa guerrilla y que se constituye en unaparticular interpretación de la historia colombia-na de los últimos cincuenta años. En las FARC,

los antecedentes de su fundación se ligan prime-ro a la autodefensa campesina, que surge comorechazo a la violencia generada por el gobiernoconservador de Laureano Gómez, y luego a lacreación de la guerrilla comunista del sur deTolima, uno de cuyos núcleos era una verdadera“familia extensa”, pues fue organizada por Ma-nuel Marulanda Vélez, en compañía de sus “ca-torce primos”19 . En su relato histórico, las FARCplantean que los grupos de guerrilleros comunis-tas crean zonas de autodefensa para defendersede “los bandidos al servicio de los latifundistas”,y generan una organización dentro de los cam-pesinos fundada en el reparto de la tierra, “eltrabajo colectivo y de ayuda a la explotación indi-vidual de parcelas” y la aplicación de justicia pordecisiones nacidas de las asambleas campesinas.

En lo que consideran la tercera etapa de laguerrilla colombiana, nace el gran hito fundadorde las FARC, cuando el gobierno intenta acabarcon las llamadas “repúblicas independientes” ini-ciando la operación militar contra la región deMarquetalia, el 27 de mayo de 1964. La resisten-cia a ese operativo que duró varios meses es con-siderada como un triunfo por cuanto un ejércitode 16.000 soldados no pudo derrotar a un grupoguerrillero compuesto por 48 hombres. En con-cepto de la organización, el “ejército toma sim-bólicamente la región” pero no logra aplastar auna guerrilla “con conciencia política, condefinición clasista, altiva y beligerante”. En me-dio de la lucha armada, el 20 de julio de 1964,una asamblea general de guerrilleros lanza unprograma agrario compuesto de siete puntos enlos que se plantea una reforma agraria que con-templa la entrega gratuita de tierra a los campe-sinos sobre “la base de la confiscación de lapropiedad latifundista y la devolución de las pro-piedades usurpadas a las comunidades indíge-nas”. El “Programa agrario de los guerrilleros” seconvirtió, desde ese entonces, en una banderapolítica fundamental para promover el apoyocampesino.

Otra apelación a las armas, que se justificatambién en una presunta acción dolosa del Esta-do, es la que argumentaba el M-19 respecto aldesconocimiento del triunfo electoral del ex ge-neral Gustavo Rojas Pinilla, en las elecciones pre-sidenciales de 1970. El M-19 no coincidíaideológicamente con la Alianza Nacional Popu-lar (Anapo); sin embargo fue claro en señalar

18 FARC-EP. VIII Conferencia. Abril de 1993.19 FARC-EP. Esbozo Histórico. Comisión Internacional, 1998, p. 14.

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que había sido pisoteado el derecho de los co-lombianos a unas elecciones limpias y que esonuevamente demostraba la imposibilidad del“pueblo” de llegar al poder por la vía electoral.En 1974, el M-19 retomó ese episodio para pro-poner otra opción; en palabras de JaimeBateman, se trataba de invitar al “pueblo” a queejerciera “el derecho elemental de armarse paraenfrentar a la oligarquía que le arrebató su triun-fo mediante un vergonzoso fraude electoral”20 .

A diferencia de los grupos anteriores, ni elELN ni el EPL cuentan en su relato fundacionalcon un motivo concreto que pueda llevar a en-tender que la apelación a las armas es un acto dedefensa frente a la injusticia o la ilegalidad pro-veniente de una acción u omisión del Estado. Enel ELN, el relato fundacional está centrado en lacreación de la “Brigada José Antonio Galán” y enla primera marcha como ELN, pero sobre todo ensu primer acto de guerra, es decir la toma deSimacota, el 7 de enero de 1965. Aunque el nom-bre de la brigada y la idea de presentarse comocontinuadores de un pasado de alzamientos po-pulares en el departamento de Santander les per-mitía mostrar alguna dosis de legitimidad, poco apoco en el relato del ELN se ha hecho fuerte lainvocación del combate de Simacota como sugran episodio fundacional. No es un combate enel que el ELN se precie de haber defendido,como las FARC en Marquetalia, una lucha por latierra o los derechos conculcados de los campesi-nos, sino un combate definido al iniciar el nuevotipo de guerra que se libraría en Colombia: laguerra clasista por la toma del poder, distinta dela simple lucha de resistencia o de laautodefensa21.

En el relato fundacional del PCC (ML) y de subrazo armado, el EPL, se destaca que su origenobedece en primer lugar a la crisis del movimien-to comunista internacional. Una crisis que no erasimplemente la divergencia entre “los chinos y elcampo comunista internacional, sino un clarodeslinde entre revisionistas y marxistas-leninistas,entre contrarrevolucionarios y revolucionarios”22 .Dicha polarización se reflejaría en Colombia en laruptura con el Partido Comunista Colombiano y

la creación del PCC (ML), episodio que es pre-sentado como un hito fundamental en la revolu-ción colombiana, por cuanto a partir de allí seelabora “una línea política con unos planteamien-tos acertados apoyados en una básica caracteriza-ción de la sociedad y de la revolución”; se hace undeslinde con los oportunistas de derecha, los ex-tremo izquierdistas y otros “grupos aventureros”;se crea un partido con una verdadera estructurade clase, y se rescata el papel de ese organismo yde la “violencia revolucionaria” en el movimientorevolucionario colombiano23 .

Comparando los relatos fundacionales, seaprecia que el de las FARC, el del ELN y aun eldel M-19 son los más vivos y recordados en lostestimonios de sus militantes y en sus publicacio-nes. El del EPL, en cambio, se fue apagando odepurándose en sus rasgos radicales, por el acer-camiento de esa guerrilla a otras organizacionesy por su debilidad en la evolución del conflictoarmado. Podría decirse que en medio de la fragi-lidad del imaginario histórico del EPL, se hizomás fuerte la evocación al padre fundador que asu episodio fundacional.

Al comparar las figuras de los padres funda-dores se advierte que si bien existe una figuracentral, se recuerda también con cierto énfasis alos compañeros del padre fundador; es el casode Jacobo Arenas para las FARC o de ManuelVásquez Castaño en el ELN, ambos exaltadoscomo ideólogos por sus organizaciones. En elEPL, al lado de Vásquez Rendón se recuerda aFrancisco Garnica, ex militante del PC, ideólogode la organización y muerto por el ejército antesque su fundador. ¿Cómo se muestra a los padresfundadores en las narrativas oficiales de los gru-pos guerrilleros? Los relatos acerca de los padresfundadores presentan enormes coincidencias;veamos algunas de ellas.

El padre fundador merece reconocimiento y

magnificación por haber gestado a la organización

El episodio de origen o la acción del funda-dor se presenta como un gran acontecimientode la vida política del país, e incluso se realzahasta al punto de considerar que con ello se ha

20 Entrevista a Jaime Bateman. En: Lara, Patricia. Siembra vientos y recogerás tempestades. Bogotá: Editorial Punto departida, 1982, p. 123.

21 Hernández, Milton. Rojo y negro: Aproximación a la historia del ELN. Talleres de la Nueva Colombia, 1998, p. 79.22 PCC-ML. “Tribuna Nº 4. Marzo de 1965”. En: Documentos. Combatiendo unidos venceremos. Vol. 2. Medellín: Editorial

8 de junio, s.f., p. 146.23 PCC-ML. Material de discusión para presentar a la base del regional Enver Hoxha”. En: Documentos. Combatiendo

unidos venceremos. Vol. 2. Medellín: Editorial 8 de junio, s.f., p. 211.

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partido en dos –o que se ha dividido en un antesy en después– toda la historia de la revolucióncolombiana o continental.

Así, de Pedro Vásquez Rendón fundador delEPL, y quien comenzó la organización del PCC(ML) en el X Congreso del partido en 1965, sepredica que por ello había dividido “en dos lahistoria de la Revolución colombiana”24 .

En la historia oficial del ELN, de FabioVásquez Castaño se dice que al fundar una gue-rrilla “no ligada a ningún partido o centro de po-der”, había generado una “ruptura histórica”25

en el proceso de la revolución colombiana. En elmismo ELN, operó un proceso de refundaciónen torno de la figura de Camilo Torres, muertoen sus filas el 15 de febrero de 1966. Esarefundación implicó un cambio en las siglas delELN, pues a partir del 8 de junio de 1987 co-menzó a llamarse Unión Camilista del Ejércitode Liberación Nacional (UC-ELN), en reconoci-miento al “más grande dirigente popular de lahistoria moderna de este país”26 .

La creación del M-19, con sus nuevos discur-sos y métodos, se considera un acierto de JaimeBateman. Sobre el impacto de Bateman y del M-19, se decía que otras organizaciones de izquier-da habían alcanzado “otra visión del país,distinta a la de los años 60”27 .

En las FARC, Manuel Marulanda se considerauna leyenda viva, por ser “el hombre de las gran-des batallas... el combatiente, el mil veces muerto,el campesino, el hombre que ha construido unejército”28 . También en las FARC se decía queJacobo Arenas, el complemento del gran funda-dor, había alcanzado “el tope de la montaña comoejemplo de revolucionario. Su nombre es tan ele-vado como el de Bolívar, Sandino y el Che”29 .

El padre fundador siempre cuenta con cualidades

excepcionales

En el EPL se decía que Pedro Vásquez “era elmás esclarecido marxista-leninista nacido en elpaís y en América, por la causa de la liberación”,y que había pasado a ser “la alta bandera de larevolución colombiana”30 .

A Fabio Vásquez Castaño los “elenos” le admi-raron “su fortaleza física, su malicia innata, el he-cho que el medio rural no le fuera extraño, susencillez y su espíritu de sacrificio y la voluntadde lucha mostrada en aquellos primeros tiem-pos”31 . También en el ELN, Camilo Torres esconsiderado como “un dirigente popular conatisbos geniales en su pensamiento y en supráctica”32 .

En el M-19, se admiraba a Jaime Bateman porser “un personaje mágico” y un hombre fuerade serie que lograba percibir la “esencia denuestra nación”33 .

En las FARC, a Manuel Marulanda se le tienecomo el gran maestro de “la guerra de guerri-llas”34 . A su vez, a Jacobo Arenas, quien fue con-siderado como el complemento de Marulanda,se le conoció como “el político, el que comenzóla estructuración de las FARC, el visionario, el es-tudioso”35 .

El padre fundador no comete errores, pero si incurre

en ellos, sus actos se excusan o se silencian; en

cambio, suele ser despiadado con los errores de sus

subalternos

Esa contradicción parece ser ajena al principio yal ejercicio de “autocrítica” que pregonan los gruposde izquierda como un mecanismo, por lo menos enteoría, de control de los abusos de autoridad y deidentificación de los errores internos y externos.

24 PCC-ML. Liberación Nº 31. Diciembre de 1975.25 Hernández, Milton. Ob. cit., p. 258.26 Entrevista a Alfredo, dirigente del MIR-Patria Libre. En: López Vigil, María. Camilo camina en Colombia. S.P.I., p. 189.27 Entrevista a Carlos Pizarro. En: Becassino, Angel. M-19 El heavy metal latinoamericano. Bogotá, 1989, p. 56.28 Entrevista a Alfonso Cano, citada en: Alape, Arturo. Tirofijo: Los sueños y las montañas. Bogotá: Editorial Planeta,

1994, p. 222.29 FARC. Resistencia Nº 108. Octubre de 1990.30 Entrevista a Darío Masa citada en: Villarraga y Plazas. Ob. cit., p. 51.31 Arenas, Jaime. La guerrilla por dentro. Análisis del ELN colombiano. Bogotá: Tercer Mundo Editores, 1978, p. 23.32 Entrevista a Alfredo. En: López Vigil, María. Ob. cit., p. 190.33 Entrevista a Carlos Pizarro. En: Becassino, Angel. Ob. cit., p. 37.34 Entrevista a Jacobo Arenas. En: Alape, Arturo. Ob. cit., p. 220.35 Entrevista a Julio, guerrillero de las FARC-EP, marzo de 1999.

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Pedro Vásquez Rendón, por ejemplo, no fuedirectamente cuestionado en vida y mucho me-nos después de muerto por su responsabilidaden los primeros pasos del grupo guerrillero,cuando al absolutizarse la lucha armada, el EPLincurre en los errores que criticaba al ELN(foquismo) y a las FARC (autodefensa) hasta lle-gar prácticamente a su aniquilamiento al final dela década del sesenta. En cambio, sí tuvo lasuficiente ascendencia para enjuiciar detallada-mente las conductas “anti-partido” de algunos desus compañeros, conductas que calificó de “cri-minales”, “traidoras”, “fraccionalistas”. Es revela-dor que en uno de sus “juicios” recordara a Maocuando éste enseñaba cuáles debían ser las re-glas de oro de la disciplina de partido: “1. Lasubordinación del militante a la organización”.2. La subordinación de la minoría a la mayoría.3. La subordinación del nivel inferior al supe-rior. 4. La subordinación de todo el Partido alComité Central”36 .

El caso del ELN, la evolución del culto al padrefundador ha pasado por varios etapas: en la prime-ra, la que corresponde a los orígenes del movi-miento y a la comandancia de Vásquez Castaño,reinó el autoritarismo y fue imposible cualquierdiscusión en torno a la orientación que se le estabadando a la organización guerrillera. Los que seatrevieron a disentir o a poner en tela de juicio laautoridad del comandante fueron acusados de trai-ción. Algunos de ellos fueron sancionados con pe-nas menores como el cura Manuel Pérez que “vivíade sanción en sanción”, y otros menos afortunados,como Víctor Medina Morón o Juan de DiosAguilera, fueron castigados con el fusilamiento.

El telón de fondo de la primera etapa delELN, bajo la conducción de Vásquez Castaño, lofue corriendo la misma tensión interna de laguerrilla que se manifestó en la salida del paísdel mencionado comandante, en octubre de1974, y en los impactantes relatos de Jaime Are-nas37 y de Ricardo Lara Parada38 . Ambos fueron

ajusticiados por los “elenos”, sindicados de deser-ción o traición.

En 1986, el ELN quiso reconciliarse con elpadre fundador y lo invitó al I Congreso de la or-ganización en homenaje a Camilo Torres;Vásquez se negó a asistir39 . El ELN en ese eventooptó prácticamente por su expulsión definitiva,argumentando para ello la posición que ésteadoptó entre 1976 y 1986, es decir su “distancia-miento luego de haber abandonado el país” y “sunegativa a asumir la parte que le correspondíaen su pasado histórico en el ELN”40 . La medidase tomaba casi al tiempo que se refundaba esegrupo guerrillero sobre la magnificación de lafigura de Camilo Torres.

Ni su separación del ELN ni las críticas queesa organización en diversas oportunidades haexpresado de su primer comandante han llevadoa su desconocimiento, pues como lo sintetizauno de sus máximos jefes: “Los grandes erroreslos cometen quienes se atreven a las grandes em-presas”41 . De manera que Vásquez Castaño siguesiendo un héroe mítico, y con él esa primera etapafundadora del ELN. Más aún, la fuerza de ese mitosigue permitiendo que en la “historia oficial” de laorganización no haya ningún tipo de justificaciónpara los que atentaron contra su autoridad, quie-nes, como en ese entonces, continúan siendo trata-dos como “desertores” y “traidores”.

En las FARC, la reverencia por el padre fun-dador y su paulatina conversión en leyenda vi-viente ha hecho cada vez más difícil que exista laprobabilidad de identificar sus equivocaciones.Marulanda no ha sido la excepción en cuanto asu dureza para tratar los errores de la tropa. Suspares recuerdan que en sus mejores momentosde combatiente activo aplicó las normas discipli-narias con rigor siempre y cuando se contará conpruebas suficientes contra los acusados. CuentaAlfonso Cano que Marulanda nunca olvida las fa-llas de los demás, lo cual antes que defecto loconsidera como una cualidad, que “le ha permi-

36 PC-ML. “Orientación Nº 6, julio de 1968”. En: Documentos. Combatiendo unidos venceremos. Vol. 2. Medellín: Editorial8 de junio, s.f., p. 312.

37 Véase Arenas, Jaime. Ob. cit.38 Entrevista que Ricardo Lara Parada concedió a María Cristina de la Torre y que fue publicada por la revista

Trópicos en 1980.39 Entrevista a Manuel Pérez, en Arango Zuluaga, Carlos. Crucifijos, sotanas y fusiles. Bogotá: Editorial Colombia

Nueva, 1991, p. 254.40 Hernández, Milton. Ob. cit., p. 379.41 Entrevista con Nicolás Rodríguez. En: Medina, Carlos. ELN: Una historia contada a dos voces. Bogotá: Rodríguez

Quito editores, 1996, p. 140.

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tido sobrevivir y conducir, como hasta hoy lo hahecho, el Movimiento”42 .

Bateman para el M-19 era genial, mágico y unhéroe vivificado con la muerte. Tanto en la imagenque se reproduce de Bateman como en la deMarulanda no se halla un espacio que dé cuentade sus errores, pero a diferencia del segundo y detodos los demás, de Bateman nadie parece recor-dar que haya sido implacable con las equivocacio-nes de sus compañeros de lucha. Seguramenteporque Bateman representa otro estilo de coman-dante y el M-19 otro tipo de movimiento armado.El M-19 consideraba que la base de su funciona-miento como organización eran “los afectos” entrelos combatientes, y que ello se reflejaba en el he-cho de que tal vez era el grupo guerrillero que me-nos había fusilado en el mundo estando ensituación de guerra43 .

La muerte del padre fundador se oculta por algún tiempo

Para no producir la desmoralización de losmilitantes o de su “familia revolucionaria” y paratransmitir internamente un discurso reparadorque facilite el duelo, se recurre al ocultamiento.Esto es también una medida preventiva porquedesde el exterior de la guerrilla se puede lanzaruna reacción dirigida a explotar la debilidad y laconfusión del grupo guerrillero.

A Pedro Vásquez Rendón lo mataron en agos-to de 1968. Fue muerto a machete por dos cam-pesinos, quienes lo decapitaron y le llevaron lacabeza al ejército para cobrar la recompensa. Unaño después, el EPL vengó la muerte del padrefundador “ajusticiando” a los campesinos agreso-res y a otros de sus familiares. Por varios años, elEPL mantuvo la versión de que Pedro Vásquezhabía desaparecido44 .

Vásquez Castaño murió simbólicamente parael ELN, cuando abandonó el país para no regre-sar, en agosto de 1974. La noticia de su salida ha-cia un país europeo y luego su traslado a Cuba semantuvieron en secreto. A los guerrilleros se lescomunicó que por razones de seguridad se habíamudado para otro lugar en Colombia. La verdad

42 Entrevista a Alfonso Cano. En: Alape, Arturo. Ob. cit., p. 212.43 Véanse al respecto las entrevistas de Afranio Parra y Carlos Pizarro. En: Beccasino, Angel. Ob. cit., pp. 46, 31.44 Entrevista a excombatiente del EPL. En: Villarraga, Álvaro y Nelson Plazas. Ob. cit., p. 44.45 Hernández, Milton. Ob. cit., p. 260. Véase también entrevista a Nicolás Rodríguez. En: Medina, Carlos. Ob. cit., p.

134.46 Villamizar, Darío. Aquel 19 será. Bogotá: Editorial Planeta, 1995, p. 306.47 Entrevista a “Julio”, guerrillero de las FARC, marzo 20 de 1999.48 Arenas, Jacobo. Cese al fuego. Bogotá: Editorial Oveja Negra, 1985, p. 84; Arango. Ob. cit., p. 192.

sólo se conoció cuando varias columnas reclama-ron por las razones que la organización teníapara que las orientaciones les llegaran con retra-so y algunas de ellas “alejadas de la realidad”. Losguerrilleros no sabían que Vásquez Castaño dealguna manera continuaba al frente de la organi-zación, pues expresaba sus decisiones a través deradiocomunicaciones45 . Sólo a comienzos de1976 se le comunicó a Fabio Vásquez que la or-ganización guerrillera lo había separado de la di-rección de la misma.

Jaime Bateman murió en un accidente aéreoel 27 de abril de 1983. La noticia del accidentesólo fue confirmada 80 días después. Al comuni-car el insuceso, se indicó quién lo había sucedi-do en el mando y se anunció que el M-19persistiría en sus políticas como cuandoBateman vivía46 . Menos tiempo, 4 o 5 días, tardólas FARC para divulgar la noticia del fallecimien-to de Jacobo Arenas, quien murió de muerte na-tural, el 10 de agosto de 1990.

Los episodios fundacionales y los padres fun-dadores son recordados con bastante fuerza enlos grupos activos, con excepción del EPL, porlas razones que arriba señalábamos. En las FARCy el ELN existen rituales recordatorios.

En las FARC, todos los 27 de mayo se celebra eldía del nacimiento de la organización, día en queel ejército dio inicio a la operación militar sobreMarquetalia. En esa fecha, los frentes guerrillerosizan la bandera nacional, hacen actos políticos,leen comunicados, escuchan el mensaje del “cama-rada Manuel Marulanda Vélez” y disfrutan de unacomida especial y “rumba” en la noche47 .

Como condecoración a los guerrilleros distin-guidos, las FARC otorgan las “Órdenes Marque-talia”. La orden nació poco antes de la muerte deJacobo Arenas cuando los jóvenes que componíanla guardia del secretariado entregaron “sus cadenasy anillos de oro para fundirlos”. A la par, Arenas te-nía lista para ser presentada en la VIII Conferenciaque se realizó en abril de 1993, una resoluciónpara que los guerrilleros se pusieran firmes cadavez que oyeran el nombre de Marquetalia48 .

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Jacobo Arenas, el complemento del padre fun-dador, ha sido objeto de permanentes reconoci-mientos. Antes de su muerte fue homenajeadocon versos que describían su vida, sus quehaceresdiarios y sus cualidades como conductor de lasguerrillas, pero también expresaban los senti-mientos del hijo con respecto al padre. Como ho-menaje póstumo y con su nombre se estrenaronvarias voces y lemas de guerra para ser gritadas enlas formaciones militares. Posteriormente se hanhecho reuniones en su memoria, campañas mili-tares, dibujos y óleos, y sus fotos han aparecido enrevistas y libros de esa organización49 .

El ELN tiene seis conmemoraciones en elaño; dos de ellas hacen referencia a su relatofundacional: el 4 de julio celebran la primeramarcha guerrillera que hicieran en 196450 y el 7de enero, la toma de la población de Simacotaen el departamento de Santander. En el himnode la organización una de sus estrofas recuerdaeste hecho militar.

Camilo Torres, el padre refundador del ELNha sido objeto de un especial culto. En los nume-rosos textos internos de la organización pululanlas referencias sobre ese personaje. Con frecuen-cia sus fotos, sus recuerdos y sus frases inician ocierran comunicados, artículos y libros. Camilotambién es recordado en una de las estrofas de suhimno, no como simple guerrillero muerto encombate sino como “comandante”, distinción pós-tuma militar que le otorgó por “aclamación” la“Asamblea Nacional” de 1986, entre otras razo-nes, por su conversión en símbolo de la “identi-dad revolucionaria de masas”51 . La fecha de sumuerte, el 15 de febrero, hace parte también delas seis conmemoraciones oficiales de los “elenos”.Existe igualmente la “orden Camilo Torres” comodistinción y “estímulo ideológico” para los guerri-lleros destacados. Ésta se entrega a quienes hanhecho importantes aportes a la “construcción deorganización y conducción de masas”52 .

LO S H É R O E S PAT R I OTA S

El punto de intersección entre la memoriahistórica colombiana y las memorias históricasguerrilleras se muestra en lo que hemos denomi-

49 Arango. Ob. cit., pp.125-131; FARC-EP. Resistencia Nº 108. Octubre de 1990; FARC-EP. Esbozo Histórico. 1998.50 Sobre ese episodio, véase “Himno al 4 de julio”. En: UC-ELN. 25 años de Combate. s.f.51 UC-ELN. Conclusiones Asamblea Nacional Camilo Torres. Marzo de 1986.52 UC-ELN. Estatutos. Ob. cit.53 Conversación con Carlos Franco (EPL), Bogotá, octubre de 1991.54 Hernández, Milton. Ob. cit., p. 66. Véase también entrevista a Nicolás Rodríguez. En: Medina, Carlos. Ob. cit., p. 43.

nado el héroe patriota, es decir aquellas figuras yepisodios que hacen parte del discurso históricomás o menos compartido por la mayoría de loscolombianos. Esto quiere decir que los héroespatrióticos no provienen de las luchas generadaspor la acción histórica de las guerrillas, sino queson extraídos de los relatos más conocidos de lahistoriografía colombiana. Sin embargo, esaapropiación que hace la guerrilla del pasado his-tórico es selectiva y ha evolucionado con las es-trategias y los procesos sufridos por lasorganizaciones alzadas en armas.

El acumulado de imágenes “expropiadas” a lahistoria patria (cuadro 1) nos plantea la necesi-dad de responder por lo menos a tres preguntasfundamentales: ¿Qué factores explican la incor-poración a las fuerzas guerrilleras de imágeneshistóricas nacionales y regionales, populares ydemocráticas? ¿En qué momentos, condiciones ysentidos se produce la apropiación de las imáge-nes históricas? ¿Acaso la guerrilla intenta que seestablezca una conexión entre los hechos del pa-sado y su propia existencia?

El proceso de acumulación de un imaginario

patriota

En el movimiento guerrillero originado en lossesenta, las imágenes de la historia colombianaocuparon un lugar secundario frente a lasfiguras del marxismo internacional. La experien-cia y los héroes, asociados con las luchas revolu-cionarias que habían librado otros pueblos delmundo, se consideraron como más significativasque las imágenes que pudieran extraerse de lahistoria nacional. La magnificación de las revolu-ciones inspiradas en el marxismo hacía que sedesconocieran las expresiones revolucionariasllamadas “burguesas” y de paso a los héroes crio-llos de dichas revoluciones.

Sólo unas pocas imágenes colombianas logra-ron colarse en el imaginario guerrillero de eseentonces. Entraron en las representaciones gue-rrilleras las figuras “ejemplarizantes” de MaríaCano (EPL)53 o José Antonio Galán (ELN)54 . In-gresó también en ese cuadro imaginario la refe-rencia a la violencia bipartidista (1945-1965), sin

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la cual no era posible entender la toma de armascontra el Estado. La versión más o menos com-partida de las guerrillas sobre ese episodio de lahistoria reciente del país indicaba que la violen-cia había sido iniciada por las “clases dominan-tes” en su afán de detener las justas aspiracionespopulares. Frente a esa “violencia reaccionaria” yencubierta con un lenguaje “partidista”, el pue-blo no tendría otra alternativa que una violenciadefensiva expresada en organizaciones de resis-tencia campesina. El corolario de ese procesofue la destrucción de las organizaciones popula-res, la expulsión de los campesinos a la ciudad yel despojo de sus tierras. En esa interpretación,las FARC han logrado posesionarse como la gue-rrilla más claramente originada en el atropello yla deslegitimación estatal, de tal manera que laimagen de una guerrilla que representa una deu-da histórica no saldada parece haberse converti-do en el “pecado original” de la historia recientedel país.

En el proceso acumulativo de formación decultos guerrilleros, encontramos una segundaetapa donde se da un proceso inverso al que sehabía dado en la primera. Ya no fueron domi-nantes las referencias a los llamados “profetas re-volucionarios” que pasaron a un segundo plano;lo que comienza a destacarse es el culto del hé-roe extraído de la historia patria colombiana.¿Por qué ese nuevo signo? Éste se relaciona conla crisis que vivió la primera generación de movi-mientos guerrilleros al comienzo de las décadadel setenta. El ELN y el EPL sufrieron rudos gol-pes propinados por el ejército, quedando reduci-dos a un puñado de combatientes. Las FARCtambién recibieron una fuerte arremetida mili-tar, cuando quisieron proyectarse sobre la zonacafetera; sin embargo su crisis fue menos profun-da y pudieron lograr una rápida recuperación amediados de la década de los setenta.

La otra dimensión de la crisis fue la divisióninterna producto del debate sobre las razones desu marginamiento geográfico y social.Geográfico en tanto que las guerrillas se ubica-ban en zonas alejadas y poco significativas eco-nómica y políticamente. Social, porque losgrupos guerrilleros, quizá con excepción de lasFARC, presentaban una débil articulación conlos movimientos sociales de comienzos de losaños setenta. Si bien esa guerrilla continuaba li-gada a las organizaciones campesinas y a proce-sos de colonización, era entonces un grupo sin

iniciativas militares, poco combativo y, en últi-mas, una organización controlable que no cons-tituía una amenaza para el establecimiento.

Además, la crisis de los esquemas y de los mo-delos de otras revoluciones hizo que las guerri-llas voltearan a mirar decididamente al pasadocolombiano y latinoamericano. Éstas comenza-ron a interrogar la historia, particularmente delas guerras y de las rebeliones colombianas enbusca de alcanzar las claves de la movilización so-cial. Se trataba de relanzar la propuesta revolu-cionaria pero anclada en episodios y figurashistóricas y en los valores que identificaban a loscolombianos.

El recién fundado grupo guerrillero M-19también desempeñó un papel significativo en esecambio, al apelar a la figura de Simón Bolívar,hasta entonces considerado como un héroe queno le pertenecía a las clases subalternas. Con Bo-lívar se recuperaba la guerra de independencia,considerada también por las izquierdas orto-doxas como un episodio político de segunda ca-tegoría, porque no había significado unatransformación importante del orden social in-terno.

Así, el M-19 abrió las puertas para que SimónBolívar empezara a ser visto de otra manera porla izquierda y la insurgencia colombiana. Ungran inspirador de esa apelación al gran héroenacional fue Jaime Bateman, al agitar la idea de“nacionalizar la revolución”, es decir de “ponerlabajo los pies de Colombia... de hacerla conbambucos, vallenatos y cumbias, hacerla cantan-do el Himno Nacional”55 .

Los actos fundacionales del M-19 mostraronqué significaba aquella idea de nacionalizar la re-volución. El 17 de enero de 1974, el M-19 sustra-jo de un museo bogotano la espada delLibertador lanzando la proclama titulada “Bolí-var, tu espada vuelve a la lucha”. Días más tarde,el 28 de enero, recogió los pasos de Bolívar conla toma de la Quinta de San Pedro Alejandrinoen Santa Marta, sitio de su fallecimiento. Allí, elM-19 se autoproclamó como el auténtico herede-ro del legado bolivariano al declarar en un co-municado: “La espada de Bolívar está ya enmanos del pueblo”. Nacionalizar la revoluciónfue también apelar en algunas de sus acciones orituales a los símbolos patrios. Significó igual-mente homenajear o citar en su discurso afiguras de la historia colombiana que se hubie-ran destacado en las luchas por la ampliación de

55 Entrevista a Pablo, en Lara, Patricia. Ob. cit., p. 98.

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56 El 9 de abril de 1978, en el trigésimo aniversario de la muerte de Jorge E. Gaitán, un comando del M-19dejó una ofrenda floral en su tumba. En 1988, operaba el frente Jorge E. Gaitán del M-19, en Popayán.

57 El asalto por el M-19 al Palacio de Justicia se llamó la “operación Antonio Nariño por los Derechos Humanos”. ElM-19 bautizó varios comandos con el nombre de héroes de la independencia; por ejemplo Policarpa Salvarrieta yAntonio Ricaurte (1978) y Antonio José de Sucre (1981). Véase Villamizar, Darío. Ob. cit., pp. 118, 218.

58 M-19. Carta abierta a María Eugenia Rojas, s.f.59 M-19. La espada libertadora está ya en manos del pueblo. Enero de 1974.60 Pividal, Francisco. Bolivar: Pensamiento precursor del antiimperialismo. Bogotá: Ediciones Alcaraván, 1983, p. 11.61 M-19. VIII Conferencia. Agosto de 1982.

la democracia, como Jorge Eliécer Gaitán56 oAntonio Nariño57 , que antes eran despreciadas opor su pertenencia a las filas del Partido Liberalo por su “origen de clase”. Nacionalizar la revo-lución fue también introducir la idea de una vía“socialista” en función de construir la “gran pa-tria latinoamericana”58 , dejando de lado los es-quemas revolucionarios que dividían a laizquierda colombiana. Implicó entre otras, el usode nociones que se entroncaban con la culturapolítica colombiana como la oposición “oligar-quía-pueblo” a cambio de la terminología “bur-guesía-clase obrera” o “burguesía-proletariado”.

En Colombia, la figura de Bolívar había servi-do para sacralizar los orígenes de los partidostradicionales y para sustentar algunos de sus pro-yectos o iniciativas políticas. Por eso es importan-te preguntarnos por las libertades interpretativasque se tomó el M-19 con respecto a su figura: Bo-lívar, es presentado como “guerrillero”, aludien-do con ello tanto al uso que hiciera del métodode guerra irregular como a la descalificación quelos españoles hicieron de sus tropasdesharrapadas y mal armadas. El M-19 enfatizótambién la idea de un Bolívar que planteó dosluchas: una contra los “opresores” y otra contralos “explotadores”. Con la primera, el M-19 su-brayó algo que es igualmente válido para todoslos héroes de la guerra de independencia, peromuestra como equivalentes la lucha del pasadocon las del “pueblo contra las oligarquías”. El Bo-lívar defensor de los explotados era una facetaque si bien tenía asidero en algunas de sus inicia-tivas de reforma social, fue secundaria frente a supermanente preocupación por la búsqueda de li-bertad y autonomía política de los pueblos delcontinente.

El otro aspecto que resaltó el M-19, fue el delBolívar “que se enfrenta al yanki”59 o el del Bolí-var “antiimperialista”. Esta imagen es sin duda lade mayor fuerza y respaldo histórico, pero te-niendo claro que en el contexto internacional de

la época no sólo contaban los Estados Unidossino otras potencias europeas y sobre todo losplanes de reconquista de España. Es en ese mar-co que Bolívar plantearía la necesidad de unaorganización política hispanoamericana sólidaque garantizara su estabilidad e independencia.Tales posiciones, unidas a su intención de discu-tir en el Congreso de Panamá la liberación delos esclavos y la prohibición del tráfico negrero,le acarrearon en su momento la antipatía de losEstados Unidos, la cual ha sido magnificada poralgunos historiadores para derivar de ello unacontradicción de mayor proporción. Es desde lahistoria posterior de los Estados Unidos en susrelaciones con América Latina que aquellos he-chos fueron magnificados bajo el entendimientode que “la historia es, fundamentalmente, la in-terpretación del pasado según los reclamos delpresente”60 .

El M-19 recogió la idea bolivariana de llevarla guerra revolucionaria a los países hermanossubyugados por enemigos comunes y de propen-der por la construcción de una gran patria lati-noamericana. Tal iniciativa no sólo estuvopresente en sus grandes eventos ideológicos61 ,sino que se intentó concretar con la fundaciónen 1985 del denominado Batallón América. Esteaparato militar estuvo conformado por miem-bros del M-19 y por el grupo indigenista QuintínLame que operaba en el Cauca, por miembrosdel grupo armado peruano Movimiento Revolu-cionario Tupac Amarú y por el Alfaro Vive,¡Carajo!, del Ecuador. Las dos últimas organiza-ciones conformaron escuadras con nombres dehéroes indígenas y populares, que quedaron ads-critas a las compañías Mariscal Antonio José deSucre, Comandante Pablo, Héroes de Yarumalesy Héroes de Florencia, entre otros. El Batallónasí constituido y conformado por más de 400hombres, desarrolló una ofensiva militar deno-minada como la “campaña paso de vencedores”que tuvo como propósito llegar hasta la capital

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del departamento del Valle del Cauca, partiendodesde el municipio caucano de Jambaló. Sin em-bargo, más que el objetivo militar, el M-19 logróel propósito político de presentar un proyectode ejército que se apoyaba en la historia y demostrar que era viable volver a repetir los cami-nos trazados por los fundadores de las nacionesde la Gran Colombia. Lo que para el gobiernoera la irrupción de una “internacional terroris-ta”, para los dirigentes del Batallón América erauna forma de recordar el viejo dilema de cons-truir la libertad y la democracia en un país o deconstruirlas en una región o un continente62 .

Casi en seguida de la creación del BatallónAmérica, el M-19 comenzó a desarrollar la for-mación de las Milicias Bolivarianas en las barria-das de los sectores populares. Las milicias surgencomo un intento de construir organización ypara responder a los diversos problemas de lascomunidades. Mediante grupos armados se trata-ba de contrarrestar la acción de la delincuencia,pero al mismo tiempo se hacía resistencia frentea las autoridades cuando se consideraba que és-tas agredían con sus medidas o sus omisiones.Las Milicias Bolivarianas buscaron resolverconflictos entre los vecinos, crear embriones depoder popular y organizar diversos grupos cívi-cos en los barrios. A través de figuras tomadas dela historia patria como el “Cabildo Abierto” re-cordaban los pronunciamientos contra Españaen el proceso de independencia63 .

El segundo gran momento de incorporaciónde los héroes de la historia patria a los símbolosde lucha guerrillera se generó a mediados de losochenta cuando se advirtió un crecimiento de laguerrilla rural y un cambio de escenario del M-19, al centrar su lucha en zonas campesinas enbusca de la solución negociada al conflicto arma-do. Para ese entonces, el ELN y las FARC se en-contraban en pleno proceso de crecimientomilitar debido a las nuevas fuentes definanciación, fincadas respectivamente en la ex-torsión petrolera y en los primeros ingresos deri-vados del narcotráfico. Ambas habían perdidogran parte de su influencia política en sectoresurbanos, pero a cambio habían logrado influjoen sectores campesinos en zonas de reciente co-lonización y en varias regiones del país, al

involucrarse en protestas y movimientos regiona-les y al comenzar a presionar sobre la vida políti-ca municipal.

En esta fase de la insurgencia armada, ¿quécambios se perciben en su imaginario? Una no-vedad apreciable es que se consolida una impor-tante evocación al proceso y a los héroes de laindependencia, innovación que permite estable-cer algunas diferencias entre las FARC y el ELN,y entre estos dos y el EPL. Otro elemento bienimportante es que el culto a Simón Bolívar noserá más un rasgo distintivo del M-19, sino quese manifiesta en todo el movimiento guerrillero.Por último, resalta también en esta nueva fase latendencia de la guerrilla a recurrir al héroe o laleyenda de cobertura regional.

La revaloración del proceso de independen-cia y sus personajes fue sobre todo notable enlas FARC y en menor proporción en el ELN. Encambio en el EPL esa tendencia nunca se mani-festó. La apropiación por las guerrillas de eseepisodio se explica, entre otras razones, por laatracción que había desatado el discurso pa-triótico del M-19, por la crisis y las discusionesinternas de las guerrillas que habían llevado areplantear o por lo menos a disminuir el dog-matismo y el culto a los “profetas revoluciona-rios”. Incidió también que a comienzos de losochenta se produjo en el país un vivo interéspor los episodios históricos fundadores de lanación, al coincidir en un espacio muy corto lasconmemoraciones de los bicentenarios delmovimiento de los Comuneros en 1981 y del na-talicio de Simón Bolívar en 1983. Las conmemo-raciones permitieron realzar la importancia de laemancipación y debatir diversas percepciones dela misma. En estos eventos, aparte del acostum-brado ritual patriótico y del debate académicosobre los sucesos, se presentaron con una apre-ciable acogida seriados de televisión sobre aque-llos acontecimientos.

El recuerdo de la emancipación política, quees entendida como un “proceso inconcluso”64 , seexpresa vivamente en los himnos de las FARC yel ELN, pues ambos grupos coinciden en exaltarlas figuras de Galán y Bolívar. Un tercer persona-je que se menciona es el sacerdote Camilo To-rres, pero únicamente en el himno del ELN.

62 Entrevista a Carlos Pizarro. En: El M-19 y la paz. Ediciones Macondo, marzo 15 de 1986, p. 86.63 Entrevista a A. Parra. En: Becassino, Angel. Ob. cit., p. 134.64 Ese concepto pudo ser tomado de Orlando Fals Borda, precisamente de un libro que tuvo cuatro ediciones entre

1968 y 1974. Véase Fals Borda, Orlando. Las revoluciones inconclusas en América Latina 1809- 1968. México: SigloXXI Editores, 1974.

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65 “Estatutos del PC-ML”. En: Marchemos hacia el poder popular. Congreso XIV. s.p.i., 1996, p. 128.66 Entrevista a Julio, guerrillero de las FARC-EP, marzo de 1999.67 Ídem.

En otras estrofas del himno de las FARC seplantea que la lucha de la guerrilla responde auna “opresión secular que se quiere aún acallar”y que se trata de una lucha por el reconocimien-to de “los sagrados derechos del pueblo”. La in-surgencia guerrillera se presenta también comouna lucha “por la patria”, por la liberación de lospueblos del continente y contra el imperialismo.

La correlación entre la historia y el presente,o entre los episodios fundacionales de nuestranación y la luchas actuales por la soberanía y laliberación social, se halla también expuesta en elhimno de la UC-ELN. Sus estrofas, ocho en total,son por demás mucho más claras y contundentesen subrayar un largo pasado de opresión y de re-sistencia, y en mostrar la necesidad de la unidadlatinoamericana y la enemistad con las élitesobsecuentes con los Estados Unidos.

Mientras los himnos de las FARC y el ELN seidentifican en sus figuras y contenidos, en elhimno del EPL no aparece ningún tipo de refe-rencia a la historia colombiana y a las figuras pa-trias. Su himno de tres estrofas es el más pobreen ideas y el que más refleja las concepciones yla terminología de la fase inicial de la guerrillacolombiana, de los años sesenta, rígida, dogmáti-ca y cargada de esquematismos.

Mientras un himno como el del EPL sólo po-día ser comprendido si se conocen las lógicas in-ternas de esa organización, los himnos de lasFARC o del ELN usan imágenes más compartidase incluyentes por la apelación a los episodios ypersonajes de la historia del país. La rigidez, elestancamiento ideológico del PCC-ML, que seexpresa por supuesto en otros planos y aspectos,ha podido contribuir a una incomunicación en-tre sus elites intelectuales y la base de la guerri-lla, lo cual culminó en el fraccionamiento eincluso en la rápida bandolerización de algunosde sus frentes. No obstante esa dinámica, el gru-po del EPL actualmente en armas parece conti-nuar en su rigidez extrema; en efecto en 1996, lafracción dirigida por Francisco Caraballo en suXIV Congreso, revisaría los estatutos del partidoy derogaría de hecho el himno aludido para im-poner que “el himno del partido es la Interna-cional” comunista65 .

La apelación de las FARC a los héroes patriosse asemeja bastante a la de las filas del ejército

colombiano, en donde hay también un particu-lar culto por la independencia, alimentada espe-cialmente por la historiografía tradicional quetiene como intencionalidad extraer del relatohistórico lecciones morales y patrióticas queconduzcan a reanimar entre los colombianos elrespeto por las instituciones y las conductasorientadas a su fortalecimiento y a la unidad na-cional. La convergencia entre las FARC y el ejér-cito se extiende al uso por aquella organizaciónde la bandera de Colombia en su uniforme y enla ceremonia de izada del pabellón, que se efec-túa casi a diario en cada frente según las condi-ciones de seguridad. El escudo de las FARCtambién apela al tricolor nacional, sobre el cualse aprecia un mapa de Colombia, en cuyo centroaparecen dos fusiles entrecruzados debajo de unlibro abierto. En palabras de un curtido guerri-llero, este emblema significa que Colombia está“alzada en armas por la liberación nacional”66 .

Al homenaje a los próceres de la independen-cia en las nominaciones militares y al uso del pen-dón nacional se le agrega la recurrencia a lanoción de patria, que si bien también se halla enotros grupos armados, en las FARC cobra especialsentido tanto por los otros elementos como por lacomposición campesina de la misma. Sin olvidarel significativo nombre de la Unión Patriótica,como expresión política de las FARC a finales delos ochenta, cabe mencionar su invocación en elhimno de esa organización y la consigna más usa-da por los guerrilleros: ¡Por el pueblo, por la pa-tria! ¡Hasta la victoria siempre!67

Una guerrilla que se autodenomina comoEjército del Pueblo, con una profusa invocacióna los símbolos patrios, es una guerrilla que even-tualmente puede ser más atractiva para los cam-pesinos, que una guerrilla que no tenga encuenta formas de representación y fantasías pa-trióticas que se cultivan desde la infancia a travésdel nivel primario del aparato educativo o de lavinculación de los jóvenes al ejército estatal. Sinduda esos elementos hay que tenerlos en cuentaa la hora de explicar la expansión de las FARC ydel ELN, lo mismo que el estancamiento y frac-cionamiento del EPL.

A diferencia de las FARC, en la bandera y elescudo del ELN son menores las referencias a lasimbología de la nación colombiana. En la ban-

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68 UC-ELN. Políticas y criterios. Febrero de 1996.69 Véase al respecto la opinión de Felipe Martínez, miembro de la Dirección Nacional del ELN. En Harnecker, Marta.

Ob. cit., p. 109.70 CGSB. Normas Bolivarianas, s.f., s.p.

dera, el rojo y el negro significan tanto la sangrederramada por los héroes en las luchas de la li-beración como el luto que se guarda por loscombatientes muertos. Esa descripción del rojoes diferente al rojo de la bandera colombiana,porque en ésta se quiere recordar la sangre delos próceres de la independencia en la guerracontra España. El escudo es un círculo que re-presenta la unidad de la organización, en cuyocentro se aprecian de perfil las cordilleras, los va-lles y las llanuras, con lo que se pretende reflejarla orografía colombiana. De las montañas sale unfusil, porque es “allí donde surgió la lucha arma-da”. Al lado del fusil se hallan entrecruzados elmartillo y el machete, los instrumentos de las cla-ses sociales que consideran fundamentales parala revolución, los campesinos y los obreros, quetambién “simbolizan el objetivo estratégico de larevolución”. Con el croquis de América Latina serefleja la “continentalidad de la lucha” e igual-mente “la esencia antiimperialista y anticapi-talista” de la misma. Los colores rojo y negro delescudo expresan “la lucha por la libertad” y auna “Colombia enlutada”68 . La consignaNUPALOM que aparece en el escudo, en el him-no y que se lee al concluir los comunicados delELN, son las iniciales de la frase ¡Ni un pasoatrás! ¡Liberación o muerte!, atribuida en su pri-mera parte al líder popular de la insurgencia co-munera de 1781.

Finalmente, cabe subrayar que a diferenciadel ELN y de las FARC, en la bandera y el escudodel EPL la referencia a la simbología colombianabrilla por su ausencia, lo cual tiene concordanciacon su no apelación a los “héroes estratégicos” ysu poca flexibilidad en el uso de los conceptosdel marxismo-leninismo. La bandera roja con laestrella amarilla, la hoz y el martillo, en el centrode la estrella, son los mismo símbolos creados en1965 y ratificados en 1996, cuando se celebró elXIV congreso del PCC-ML.

M A R X I S TA S - B O L I VA R I A N O S

Bolívar se convirtió en la figura emblemáticade los rebeldes colombianos, cuando los demásgrupos insurgentes reconocieron el éxito políti-co del M-19 y trataron de aprender de dicha ex-periencia. No es ninguna casualidad que en

medio de su radicalidad, el ELN resultara home-najeando al fundador del M-19, llamando con sunombre a una de sus estructuras militares, en re-conocimiento al aporte que le había hecho a larevolución colombiana, por haber logrado cap-tar la atención de importantes sectores sociales ypor haber “nacionalizado” el lenguaje y el idea-rio de la insurgencia69 . Ese proceso de reconoci-miento y acercamiento entre las guerrillas secomienza a generar a mediados de los ochenta,liderado precisamente por el ELN y favorecidopor el desmoronamiento del proceso de paz de-sarrollado en el gobierno de Belisario Betancur.El resultado de los diálogos entre las guerrillas seconcretó con la fundación en mayo de 1985 dela llamada Coordinadora Nacional Guerrillera(CNG), que si bien no contó desde sus orígenescon la participación de todas las fuerzas insur-gentes, se constituyó en el primer intento de en-tendimiento entre los grupos alzados en armasque cargaban con una historia de sectarismo, deincomunicación e incluso de enfrentamientos ar-mados por el control territorial.

Cuando se completaron los grupos guerrille-ros con la presencia de las FARC en la CNG, sur-ge el más serio intento de unidad guerrillerabautizado con el nombre de Coordinadora Gue-rrillera Simón Bolívar (CGSB), en septiembre de1987. El organismo, que es el corolario del pro-ceso de acomodación de Bolívar en el imagina-rio guerrillero, realizó cinco “ConferenciasBolivarianas”, una “Cumbre de Comandantes” ydos “Conferencias Guerrilleras”, entre 1987 y1993, permitió el intercambio de experiencias,la formulación de propuestas políticas y el desa-rrollo de ofensivas militares conjuntas. De lasconferencias realizadas surgió por primera vezen toda la historia reciente de las guerrillas unacuerdo normativo tendiente a regular el com-portamiento de los grupos guerrilleros con la po-blación civil y con los colaboradores de lasfuerzas insurgentes. Todo ese cuerpo normativofue divulgado en una cartilla titulada “NormasBolivarianas”70 .

A partir de 1992, la CGSB como aparato polí-tico militar entraría en declive, pero no así lafigura de Bolívar que pasa a convertirse en unaimagen muy emblemática de las FARC-EP. No

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71 FARC- EP. Pleno del Estado Mayor Central. Mayo 10-17 de 1989.72 Sobre los espacios para la educación en las FARC, véanse Alternativa, Nº 141, noviembre 21-28 de 1977 y entrevista

a Julio, guerrillero de las FARC-EP, marzo de 1999.73 Ídem.

quiere decir esto que el ELN no cultive dichaimagen; lo que queremos destacar es que mien-tras que en el ELN este héroe nacional es objetode un culto más o menos marginal, en las FARC-EP es una figura vital y presente en múltiples for-mas. Podría decirse que las FARC- EP se convier-ten en herederas del M-19, en lo concerniente ala apropiación del culto bolivariano.

En las FARC-EP el culto a ese héroe nacionalaparece con el proceso de la CGSB, pero seacentúa en el mismo año en que el M-19 le diceadiós a las armas. La directriz política que va aechar las bases para que el culto a Bolívar se irra-die de múltiples formas, proviene de la reunióndel Pleno del Estado Mayor Central de dicha or-ganización, celebrado entre el 10 y el 17 demayo de 1989. El Pleno determina la realizaciónde un plan estratégico para desarrollar en los si-guientes ocho años, denominado la “CampañaBolivariana por la Nueva Colombia”. En el ámbi-to organizativo se acordó entrar a través de losfrentes y de los bloques a fortalecer las redes dejuntas comunales, comités de usuarios, sindicatosy otras formas asociativas diversas. Esa tarea notendría nada de particular si no fuera porque setrataba de que a su lado se organizara la “Re-unión Bolivariana del pueblo” que tenía comogrupos de base a los “Núcleos Bolivarianos”, “lasUniones Solidarias”, “las Milicias Bolivarianas” ylas “normas de autodefensa regular”. En el planoideológico se tomó una medida de trascendentalimportancia para la entronización hacia abajo,hacia las bases de la guerrilla, del culto al Liber-tador. El argumento era que las FARC estaban enproceso de cambio y que ahora existía un nuevoestilo de trabajo y de abordaje “de los proble-mas”, que hacía “necesario que los comandantesde Frente estudien literatura relacionada con elLibertador”. Se recomendó, para empezar, el es-tudio de la obra Bolívar día a día. Adicional-mente, se ordenó colocarle a cada frente, apartedel “número correspondiente”, “el nombre deun héroe de la gesta libertadora”71 .

Los rastros de las repercusiones ideológicasde la “Campaña Bolivariana por la Nueva Colom-bia” tuvieron como principal escenario el espa-cio de educación política que mantiene cadafrente o estructura militar dentro de sucotidianidad72 . Esta actividad se aprecia también

en la elaboración de guías de estudio para desa-rrollar tareas de instrucción en los respectivosfrentes. Uno de los objetivos de éstas apuntaba aque se diferenciara “la simple lectura de un libro[...] del Estudio del Libro, que consiste en asimi-lar las ideas fundamentales”. La idea de desarro-llar el culto a Bolívar se muestra igualmente enel efectivo bautizo de algunos frentes con nom-bres de los héroes de la guerra de independen-cia (cuadro 1). En efecto, en el cuadro 1, en elque se consignan los nombres de 26 estructurasmilitares que corresponden a las FARC, 17 perte-necen a héroes vinculados al proceso de inde-pendencia (véanse los números 17, 18, 21, 22,23, 25, 26, 28, 29, 30, 31, 32, 34, 35, 37, 40, 41).

En los años noventa, en las FARC, el culto aBolívar siguió adquiriendo un importante desa-rrollo. En la VIII conferencia, celebrada en1993, se expresa una gran preocupación sobre laeducación del guerrillero debido a la “avalanchade la ideología burguesa y reaccionaria que bus-ca desestimular, confundir y sembrar pesimismo”dentro de los sectores revolucionarios. Para con-trarrestar ese problema, la Conferencia definecomo principales elementos del trabajo ideológi-co en su orden: el “ideario patrióticobolivariano” y el “marxismo-leninismo”. De lamisma manera, se plantean diversas actividadesque comprenden desde la ejecución de tareas dealfabetización, hasta la realización de seis cursosespecializados. Uno de estos cursos es el de “pen-samiento bolivariano”, dirigido a los bloquesguerrilleros y con una cobertura nacional. Paratal efecto se ordenó la publicación de un folletocon el “ideario bolivariano”, la elaboración deuna guía sobre el mencionado curso y la “confor-mación de una pequeña bibliotecabolivariana”73 .

En las FARC, la última expresión de ese cultoal Libertador fue la creación del MovimientoBolivariano. Esta organización política, que co-menzó a desarrollarse paralelamente a los diálo-gos de paz, funciona de manera clandestina. Conello pretenden evitar otro proceso de aniquila-miento similar al sufrido por la Unión Patriótica(UP). El movimiento se declara enemigo delneoliberalismo y presenta una propuesta de 10puntos conocida como Plataforma para un Nue-vo Gobierno de Reconciliación y Reconstrucción

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74 FARC-EP. Ponencia de lanzamiento del Movimiento Bolivariano. Abril 29 de 2000.75 UC-ELN. Poder Popular y Nuevo Gobierno. Conclusiones II Congreso. 1989, p. 90.76 UC-ELN. Pérez, Manuel. “Especial de Aniversario. Treinta y tres años de ‘pedacitos de trapo rojo y negro’”.

En: Correo del Magdalena, mayo de 1997.

Nacional. Se define también como “policlasista”y “bolivariano”. Policlasista, en razón de quehace una convocatoria a todos los que “deseencombatir a la oligarquía colombiana por la de-fensa de la soberanía nacional y a conformar unnuevo gobierno democrático y de profundo con-tenido popular”. Al declararse como boliva-rianos, vuelven a insistir en la fórmula deproseguir con la obra “inconclusa” del Liberta-dor. Las FARC se muestran de acuerdo con elBolívar que redactó la Constitución de Bolivia de1827, en lo referente a la necesidad de construirel Cuarto Poder o Poder Moral “para erradicar lacorrupción y señalarle derroteros éticos ciertos alos administradores y a la misma sociedad”74 .

En el ELN, el culto a Bolívar no ha tenido to-dos los desarrollos que se han mostrado en lasFARC. El culto a Bolívar en el ELN ha tenido lamisma importancia que el expresado en torno ala figura del comunero José Antonio Galán. Lasdos figuras las han articulado a un relato históricosobre la independencia desde una perspectiva po-pular. El objetivo de esa guerrilla al invocar esoshéroes y algunos otros próceres del proceso de in-dependencia (cuadro 1) apunta a redondear uneslabón de una cadena de hitos históricos que for-marían una especie de contra-relato que debeoponerse al relato histórico de la “clase dominan-te”. En 1989, al tiempo que el ELN desarrollabaun papel importante dentro de la CGSB, en elmarco del II Congreso denominado “Poder Popu-lar y Nuevo Gobierno” proponía una acción ideo-lógica tendiente a recuperar elementos de la“cultura popular” que sirvieran de base para “for-jar una identidad nacional popular” planteadacomo “alternativa frente al modelo burgués”. Treseran los ejes básicos de esa recuperación: el pri-mero, la consolidación de ciertos valores como “elmestizaje racial y cultural, el realismo mágico, lareligiosidad popular, la solidaridad y la violenciapopular contra la opresión”; el segundo, la divul-gación de una “historia desde abajo” de Colombiaque tuviera en cuenta las grandes luchas popula-res, y el tercero, la reedición del “camilismo”como un “Frente Unido anti-oligárquico y anti-im-perialista”75 .

En general no existían muchas diferencias en-tre el ELN y las FARC; ambos grupos buscabanrescatar imágenes y valores propios de las “ma-

sas” o del “pueblo” definido en un sentido clasis-ta, para proyectarse y legitimarse o para cultivaruna identidad popular enfrentada a la ideologíade las “clases dominantes”. Quizá ese asunto esta-ba más claro y mejor planteado en los segundosque en los primeros, sólo que la gran diferenciaradicaba en que el corazón de esa fantasía pa-triótica y popular giraba para unos en Bolívar ypara otros en Camilo. En 1997, precisamente alconmemorarse los 33 años del ELN, ManuelPérez, al tiempo que insistía en la importanciaestratégica que tenía el recordar las luchas y loshéroes, recomendaba que el uso de la memoriaera también importante como técnica individualpara sobreponerse a los momentos difíciles. Latécnica para “recuperar fuerzas morales y psico-lógicas para la lucha” pasaba por cinco fases: 1)retomar la motivación individual; 2) repasar lahistoria de la organización, uniendo la memoriacolectiva con la individual; 3) la remembranzade los héroes populares “que marcaron con susangre” y sobre todo los “más cercanos y conoci-dos”; 4) revivir y repensar los hechos revolucio-narios, propios y ajenos en los que se “hayasentido bien”, y 5) repasar las esperanzas y lossueños de una “sociedad solidaria y equitativa”76 .

E L H É R O E R E G I O N A L

En la incorporación de los héroes de la histo-ria colombiana al imaginario guerrillero existetambién la reivindicación, tanto en las FARCcomo en el ELN, de héroes o de leyendas quetienen importantes significados regionales. Esaincorporación responde a la estrategia de articu-lar los frentes guerrilleros con los intereses, lahistoria, las expectativas y los movimientos socia-les regionales. La estrategia se explica por la pér-dida casi total de la influencia de las guerrillassobre aquellos movimientos sociales en los quetradicionalmente había tenido cierta influencia,es decir, sobre la clase obrera y los sectores estu-diantiles. De otro lado, responde también a nue-vas expresiones de movilización social, como losparos cívicos y movimientos regionales que tuvie-ron algún vigor en la década de los ochenta. Laguerrilla de los años ochenta, y particularmentede los noventa, a diferencia de la guerrilla de lossetenta, muestra más influencia y crecimiento enlas zonas rurales que en las urbanas.

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77 Rappaport, Joanne. La política de la memoria. Interpretación indígena de la historia en los Andes colombianos. Popayán:Editorial Universidad del Cauca, 2000, pp. 137-139,160-161, 170, 202.

78 Una variación es el Nº 12 del cuadro 1, al no reivindicar lo histórico sino lo geográfico (esa milicia opera enAntioquia).

Ese proceso de aproximación guerrillera a lavida local y regional se ha hecho extensivo al usode la memoria histórica. En efecto, las guerrillashan tratado de obtener aceptación a través de lacuidadosa apropiación de episodios y personajesde cobertura regional. El cuadro 1 muestra elgrupo de aparatos militares guerrilleros que ha-bían sido bautizados con nombres de personajesexpropiados a la historia colombiana. De un lis-tado parcial, con datos de 1997-1999, se puedeestablecer que de un total de 42 nombres, 14 al-canzan cierto reconocimiento nacional, peroante todo tienen un hondo significado regional.Si bien estas figuras y episodios aparecen nom-brados en algunos textos históricos de difusiónmasiva, no son fácilmente reconocibles, no con-centran la atención de todas las regiones del paíso no pertenecen a esa “historia oficial” más co-nocida de Colombia.

En las 14 figuras, encontramos una intenciónde instrumentalizar el pasado indígena, puesocho nombres de aparatos militares guerrillerosse refieren a caciques o a grupos aborígenes. Losnombres de tales personajes no sólo buscanempatía con la población comprendida en susáreas de influencia sino que tienen correspon-dencia con la forma con que las guerrillas inter-pretan la historia colombiana. Al realzar loindígena en el marco de la conquista y la coloni-zación española se trata de destacar la resistenciade algunas comunidades a la dominación espa-ñola. La apología a la resistencia indígena es rei-terada en el discurso histórico guerrillero, y seaprecia en textos tan importantes como el him-no del ELN o en el discurso interpretativo de lasFARC y el ELN con ocasión de la conmemora-ción de los 500 años del “descubrimiento” deAmérica.

La guerrilla no sólo evoca las luchas indíge-nas seculares sino que también aprecia las lu-chas recientes estimuladas o por ideas liberaleso izquierdistas, y articuladas a las luchas desa-rrolladas por otros grupos sociales. Las FARCreivindican la figura de José Gonzalo Sánchez,un indígena de Totoró que fue secretario deManuel Quintín Lame, el más importante voce-ro de los indígenas colombianos en la primeramitad del siglo XX77 .

Al lado de las luchas indígenas se reivindican

las de los esclavos para obtener su liberación. Asíel ELN cuenta en zonas del Chocó, Bolívar, Cór-doba, Sucre y Antioquia, habitadas por negros,con el frente Benkos Bioho y la compañía Cima-rrones. La primera figura recuerda al negro queen el siglo XVI formó un palenque en cercaníadel pueblo de Mahates con esclavos fugados delas haciendas esclavistas. Las FARC tambiénrememoran las luchas de los negros al bautizar auna cuadrilla con el nombre de José PrudencioPadilla, un mulato que al servicio de los patriotasalcanzó el grado de general en las guerras de in-dependencia y murió fusilado, acusado injusta-mente de participar en la conspiración contraBolívar en 1828.

Otra apropiación ha sido la creación de es-tructuras militares en homenaje a episodios o hé-roes populares de gran reconocimientonacional, para que actúen en las zonas de dondese recuerdan con orgullo esos episodios y perso-najes. Generalmente en la mentalidadpueblerina o parroquial se entienden estos per-sonajes como expresiones de altivez y gallardía,propias de los habitantes e incluso de la “raza”de determinada región78 . Al respecto es ilustrati-vo que opere en Boyacá el “Frente Libertadores”o que exista en el Tolima el “Frente Tulio Barón”de las FARC, que recuerda a ese jefe guerrilleroliberal que desarrolló un papel destacado en di-cha región durante la guerra de los Mil Días. Enese mismo departamento opera el frente“Bolcheviques del Líbano” del ELN, que recuer-da a los militantes del Partido Socialista Revolu-cionario (PSR) que pretendieron iniciar unlevantamiento a mediados de 1929. EnAntioquia, tierra de “María Cano”, la líder socia-lista de los años veinte del siglo pasado, opera unfrente del ELN. En la zona bananera de Urabáopera el frente “Héroes y mártires de lasbananeras”, en homenaje a la masacre ocurridaen 1928. En el mismo sentido hay que señalarque existe en Arauca la cuadrilla de la FARCGuadalupe Salcedo, quien fue el jefe máximo dela guerrilla liberal más organizada que operó porlos años de la violencia bipartidista.

L O S H E R M A N O S R E V O L U C I O N A R I O S

La hermandad revolucionaria entre los gue-rrilleros nace de compartir ideales, experiencias

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79 Entrevista a Julio, guerrillero de las FARC, marzo de 1999.80 UC-ELN. Carta del Militante. Octubre 18de 1990.81 ELN. Insurrección. s.f., p. 32.82 PCC-ML. Folleto de Educación. Nº 2, Línea de masas, s.p.i.83 Sobre discurso véase entrevista a Carlos Pizarro. En: Beccasino, Angel. Ob. cit., p. 54.

y de afrontar en la vida diaria las mismas situacio-nes. Para Julio, un guerrillero de las FARC, elcompañero es más que un hermano, pues el“hermano no está constantemente con uno”,mientras que “el compañero está en todas partescon uno”79 . La hermandad también se originaen la expectativa, el temor o la realidad de lamuerte, como se aprecia de las reflexiones entorno al cadáver del “caído en combate”80 .

Son hermanos porque son hijos del mismopadre fundador, como lo recuerda MiltonHernández del ELN, al titular uno de los capítu-los de su libro clandestino: “Los hijos de Camilosomos de liberación o muerte”. Igualmente, sonhermanos al considerar que los individuos son“hijos” de una clase social, como cuando se diceque en la lucha revolucionaria “muchos hijos denuestro pueblo han ofrecido y seguirán ofrecien-do lo mejor de sí mismos: su vida”81 .

Son hermanos los guerrilleros, pero entreellos son hermanos “mayores” los que merecenrecordarse por siempre como ejemplo para losvivos. La tendencia a rendir homenaje a los her-manos caídos en combate se plantea en los pri-meros años de la insurgencia. El EPL fue tal vezel primer grupo guerrillero en plantearlo comopolítica, a comienzos de los años setenta82 . Enesta guerrilla, el homenaje a los guerrillerosmuertos llegó a ser apreciable desde esos añoshasta la actualidad (cuadro 2).

En el M-19, la magnitud del homenaje a losguerrilleros muertos fue comparable al de los hé-roes patrios y populares. No obstante, el peso en elimaginario del hermano revolucionario tendió aser débil, ocasional y algo trivial. Primero, porquefueron relativamente pocos los muertos en sus filasy corta la vida militar de esa organización compara-da con las que siguen en armas. Segundo, porquela evocación a los muertos tendió a ser transitoria(la del operativo o la campaña) y porque, a dife-rencia del ELN o incluso del EPL, el homenaje nofue selectivo pues no se pensaba tanto en que elmuerto cumpliera con unos requisitos paraoficializar el recuerdo; bastaba sólo el haber muer-to por la causa de la revolución. Todo ello tieneuna explicación: en el M-19, hubo un discurso entorno a no asumir la vida y la lucha con ese sentido

de sacrificio que se advierte en otros movimientosguerrilleros contemporáneos83 .

El ELN sorprende por la proclividad a rendir-le permanente homenaje a sus compañerosmuertos. Podía decirse que el culto a los “herma-nos revolucionarios” es uno de los aspectos másdesarrollados con los que se busca cohesionar yfomentar la identidad del grupo guerrillero. Enel ELN pareciera que el “más allá” de los cristia-nos estuviera localizado en la fuerza del recuer-do que va reposar en los guerrilleros vivos. Elrecuerdo de los muertos y la promesa de no olvi-darlos se muestra en los diferentes rituales, ensus documentos internos, en sus publicaciones.

En el ELN se recuerdan varios de los episo-dios de la historia de la organización. Así, de unamuestra de 53 estructuras militares rurales y ur-banas que existían hacia 1997, 36 hacen alusióna la vida de la organización. De ellos cuatro re-cuerdan hechos fundamentales de su pasado(Simacota, Héroes de Santa Rosa, Anorí y Seis deDiciembre), mientras que 32 corresponden aguerrilleros muertos en combate e individua-lizados unos con nombres y apellidos, y otros,mencionados por sus apodos o por sus nombresde guerra (cuadro 2). De los cuatro episodiosarriba citados, dos se refieren a hechos que mar-can la primera gran etapa de esa organizaciónguerrillera, su primera incursión militar aSimacota (1965) y mayor derrota militar, el cer-co del ejército en Anorí, que diezmó a esa orga-nización y fue uno de los factores quecontribuyeron a que esa organización se hundie-ra en su peor crisis.

Entre los 32 guerrilleros homenajeados por laorganización, encontramos dirigentes provenien-tes de diversos lugares de Colombia y una granvariedad de ocupaciones y profesiones. Entre losrecordados se hallan algunos líderes obreros queno estaban en armas pero que posiblemente per-tenecían a sus redes urbanas. Nos referimos, porejemplo, a Luis Carlos Cárdenas y a Manuel Gus-tavo Chacón, el uno del sindicato de trabajado-res de Antioquia y el otro de la Unión sindicalObrera (USO). Tanto Cárdenas, asesinado en1973, como Chacón, muerto por sicarios en 1987,fueron enterrados por obreros que cantaban la

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84 Hernández, Milton. Ob. cit., pp. 238 y 400.85 Entrevista a Felipe. En: Harnecker, Marta. Ob. cit., p. 109.86 Véase Hernández, Milton. Ob. cit., su estructura y particularmente el capítulo 77. Igualmente, UC-ELN. Políticas y

criterios. Ob. cit.87 Hernández, Milton. Ob. cit., pp. 318, 575, 552.88 UC-ELN. Estatutos. Ob. cit.89 No obstante las tendencias advertidas, consideramos nuestras conclusiones como transitorias hasta tanto no

despejemos los vacíos que tenemos respecto de los restante 6 personajes del cuadro 2.

Internacional comunista. En memoria del prime-ro se creó un frente en 1973 y del segundo, en198884 . Entre los hermanos recordados existe elque podríamos calificar como un “primo revolu-cionario” pues hay un frente con el nombre delpadre fundador del M-19, como reconocimientoa sus aportes a la revolución85 .

En el ELN, a diferencia de las FARC, los nom-bres del culto que componen el nivel que hemosllamado como los “hermanos revolucionarios”permiten dar cuenta de todo el proceso históricodel grupo guerrillero. Sin duda esa organizaciónse ha cuidado por mantener una memoria orde-nada que recopila hechos suscitados en diversasépocas y coyunturas. El repaso de sus muertos ho-menajeados es el repaso de la historia de sus fren-tes o de la historia general del movimiento, comopuede advertirse en los cortos relatos sobre sí mis-mos o en sus historias oficiales86 . En el ELN, elhomenaje a los hermanos muertos puede expre-sarse con una sencilla ofrenda floral, con la salvade cañonazos, con el bautismo de un evento conel nombre del héroe guerrillero, o con el otorga-miento de grados póstumos87 . Hay también en elELN un homenaje para estimular el heroísmo delos guerrilleros vivos; por esas demostraciones seimpone la “orden Manuel Vásquez Castaño”88 .

En las FARC, tomando una muestra de 51 es-tructuras militares, es menor el número de her-manos revolucionarios homenajeados: alcanzanlos 21 (se repiten dos), y no todos ellos fueronguerrilleros o miembros de sus redes urbanas, adiferencia del ELN, en donde suman 32 y predo-minan los nombres de guerrilleros. Dos nombresmás: Héroes del Yari y Héroes de Cusiana, serefieren a episodios de la historia de la organiza-ción no muy conocidos y promocionados. En con-traste con el ELN, en las FARC el homenaje a loshermanos revolucionarios no guarda mucha rela-ción con toda su historia guerrillera, pues el cultoa éstos se concentra alrededor de dos de sus epi-sodios: su mito de origen, es decir el cerco deMarquetalia, y de otro lado, su experiencia con laUnión Patriótica. Del listado del cuadro 2, a 15 se

les pudo ubicar datos personales y políticos. Deellos tenemos que a seis (los números 80, 81, 82,85, 91 y 103) se les recuerda esencialmente porsu participación en el rechazo a la operaciónMarquetalia. Uno más, Jacobo Arenas, se le consi-dera como el complemento del padre fundador;los restantes ocho fueron en su mayoría miem-bros prestigiosos de la Unión Patriótica y del Par-tido Comunista (los números 83, 84, 88, 89, 90,94, 95, 97 o 101). ¿Por qué en las FARC, a dife-rencia del ELN, no hay un culto por guerrillerosrasos con excepción quizá de los marquetalianos?Seguramente en ello ha influido la fuerza de sumito de origen que se expresa permanentementeen sus relatos y que también tiene manifestacio-nes rituales como la existencia de la “ordenMarquetalia” para guerrilleros distinguidos. Esaausencia se explicaría también por el predominioen sus filas de jóvenes campesinos que pueden vercon mejores ojos el culto a los héroes patriotasque el culto a sus iguales muertos en combate,con excepción de los héroes legendarios que fun-daron la organización. La existencia de un cultopor los “mártires” del PC y de la Unión Patrióticaes reflejo del pasado histórico de este grupo insur-gente y de la famosa estrategia de “combinar lasformas de lucha”, la cual justificaba la existenciade una división del trabajo que separaba la activi-dad política de la militar. También puede indicarla intención de subrayar la sistemática elimina-ción de los miembros de la Unión Patrióticacomo un elemento justificatorio para persistir enla guerra o por lo menos para endurecer sus posi-ciones frente al Estado89 .

C O N C L U S I O N E S

El culto guerrillero es ante todo un culto a hé-roes guerreros vivificados con la muerte. Es un he-roísmo trágico en el que subyace una idea estoicade la vida y de la muerte. El culto heroico guerri-llero tiene una estructura circular y cuasi-religiosaconformada por cuatro niveles: uno muy superiorque se configura con los grandes “profetas revolu-cionarios” que crearon los principios doctrinarios

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que conducirán a la sociedad justa y equitativa. Enel segundo nivel, especialmente privilegiado,figuran los “padres fundadores” que gracias a suscualidades excepcionales pudieron iniciar el ca-mino de la guerra liberadora. Esos padres funda-dores de la nueva guerra por la “liberación social”se hallan emparentados con los “héroes patrióti-cos”, es decir, con los héroes fundadores de la na-ción que iniciaron la lucha por la autonomía y laindependencia política del país. En un tercer ni-vel de héroes patrióticos se incluyen también loshéroes populares de la historia patria, que en di-versos períodos de la historia colombiana promo-vieron luchas por los derechos de las clasessubalternas. En el cuarto nivel están los “herma-nos revolucionarios”, conformado por los guerri-lleros muertos que merecen ser recordados ya porsus demostraciones de “entrega y lealtad a la cau-sa revolucionaria”, ya por haber demostrado algu-nos de los “valores del buen revolucionario”(sacrificio, solidaridad, modestia, etc.). Este últi-mo nivel en el “altar” de imágenes guerrilleras esel escalón posible o el paso hacia “el más allá” delguerrillero raso.

La configuración del “altar” piramidal deimágenes heroicas guerrilleras es resultado deun proceso que da cuenta de la misma evolu-ción de la insurgencia en Colombia. De ese pro-ceso habría que considerar dos grandes fases:en un primer momento, cuando la guerrilla notenía historia, prevalecieron los héroes univer-sales o los “profetas revolucionarios”. Luego,cuando las guerrillas entran crisis y se cuestio-nan los esquemas y modelos de otras revolucio-nes, éstas hacen un esfuerzo por nacionalizar sudiscurso, lo cual en gran medida fue abrir laspuertas de su imaginario para que ingresaranlos “héroes de la patria”. Ese cambio implicóque la guerrillera hiciera un ejercicio dereinterpretación de la historia colombiana yque tratara de encontrarle una “tradición” a sulucha, en dos sentidos complementarios: unien-do la historia guerrera fundadora de la nacióncon la existencia de la guerrilla, al señalar unalínea de continuidad entre los héroes de la gue-rra independentista contra España y los actoresinsurgentes que quieren terminar su obra “in-conclusa”, y de otro lado, ligando las historiasde las luchas populares con la historia de la in-surgencia, al reclamarse como legítimos herede-ros de un pasado nacional y local, rico enresistencias y rebeliones protagonizados por lossectores subalternos. Las dos fases aludidas, sibien son sucesivas en el tiempo, se superponen

para configurar una fantasía que es ordenadajerárquicamente a partir de los “profetas de larevolución”.

El “altar” imaginario de la guerrilla refleja eldiscurso político de la insurgencia y condensa unproceso histórico liderado por las elites guerrille-ras que aspiran a constituir una identidad para es-tas organizaciones. Esos elementos de identidadde las guerrillas, que se apoyan en el uso de la his-toria, han contribuido a su existencia y han per-mitido encontrar alguna receptividad en sectorescampesinos y en varias zonas populares urbanas.Internamente, a través de procesos educativos yde prácticas rituales (ceremonias, fiestas, conme-moraciones, etc.), la guerrilla ha logrado ciertacohesión y cierto sentido de pertenencia entre susmiembros. Es decir, el orden interno de la guerri-lla no es resultado exclusivo de la disciplina mili-tar propia de los aparatos de guerra sino tambiénde una peculiar fantasía patriótica. Esa comproba-ción podría contribuir a explicar por qué el ma-nejo de grandes sumas de dinero, producto delsecuestro y del narcotráfico, no han llevado a ladescomposición y fragmentación total de los gru-pos alzados en armas.

C U A D R O 1

HÉROES PATRIOTAS EN LA UC-ELN

Y EN LAS FARC-EP

(listado parcial)

Unión Camilista – Ejército de Liberación Nacional

Personajes o episodios Estructura militar 1. Comuneros Frente

2. Resistencia Yariguies Frente 3. José Antonio Galán Frente 4. María Cano Frente 5. Héroes y mártires de

las Bananeras Frente 6. José María Córdoba Compañía 7. Comuneros del Sur Frente 8. Cacique Calarcá Frente 9. Los Libertadores Frente10. Bolcheviques del Líbano Frente11. Benkos Bioho Frente12. Milicias Populares del Milicias

Sur Oeste Cercano populares13. La Gaitana Núcleo urbano14. Cimarrones Compañía15. José María Carbonel Compañía16. Jorge Eliécer Gaitán Frente

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Personajes o episodios Estructura militar17. Juan José Rondón Cuadrilla18. Antonio Nariño Cuadrilla19. José Gonzalo Sánchez Cuadrilla20. Guadalupe Salcedo Cuadrilla21. José Antonio Galán Cuadrilla22. José Prudencio Padilla Cuadrilla23. Los Comuneros Cuadrilla24. La Gaitana Cuadrilla25. Simón Bolívar Cuadrilla26. Policarpa Salavarrieta Cuadrilla27. María Cano Cuadrilla28. Hermógenes Maza Cuadrilla29. José María Córdoba Cuadrilla30. José Antonio Páez Cuadrilla

Personajes o episodios Estructura militar

31. Mariscal Antonio José de Sucre Cuadrilla32. José María Córdoba Cuadrilla33. Cacique Upar Cuadrilla34. Antonio Ricaurte Cuadrilla35. Atanasio Girardot Cuadrilla36. Cacique Calarcá Cuadrilla37. José Antonio Anzoátegui Cuadrilla38. Resistencia Wayuu Cuadrilla39. Tulio Barón Frente40. Policarpa Salavarrieta Compañía móvil41. Manuela Beltrán Compañía móvil42. Timanco Frente

Fuente: Varios documentos 1997-1999.

Unión Camilista – Ejército de Liberación Nacional

Personajes o episodios Estructura militar43. Diego Cristóbal Uribe Escobar Regional urbana44. Manuel Gustavo Chacón Milicias45. Efraín Pabón Pabón Frente46. Capitán Parmenio Frente47. Antonio Vásquez Castaño Frente48. Armando Cacua Guerrero Frente49. Juan Fernando Porras Martínez Frente50. Claudia Isabel Escobar Jerez Frente51. Domingo Laín Sáenz Frente52. Simacota Compañía53. Manuel Martínez Quiroz Frente54. Luciano Ariza Frente55. Héroes de Santa Rosa Frente56. Carlos Germán Velasco Villamizar Frente urbano57. Luis Fernando Giraldo Builes Regional urbana58. Carlos Alirio Buitrago Frente59. Anorí Compañía60. Bernardo López Arrroyave Frente61. Ramón Emilio Arcila Frente62. Compañero Fercho Frente63. Miguel Enríquez Regional urbana64. Caleb Gómez Padrón Núcleo urbano65. César Flórez Núcleo urbano66. José Solano Sepúlveda Frente67. Seis de Diciembre Frente68. Francisco Javier Castaño Frente69. Manuel Hernández “el Boche” Frente

C U A D R O 1 / C O N T I N U A C I Ó N

Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo

CUADRO 2

HERMANOS REVOLUCIONARIOS EN LAS UC-ELN, FARC-EP Y EPL (listado parcial)

Personajes o episodios Estructura militar

70. Compañero Ricardo Frente71. Omayra Montoya Henao Regional urbana72. Luis Carlos Cárdenas Arbeláez Frente73. Manuel Vásquez Castaño Frente74. José María Becerra Frente75. Óscar Fernando Serrano Rueda Frente76. José David Suárez Frente77. Martha Helena Barón Núcleo urbano78. Jaime Bateman Cayón Frente

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Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –Ejército del Pueblo

Personajes o episodios Estructura militar79. Isaías Pardo Cuadrilla80. Hernando González Acosta Cuadrilla81. Jacobo Prias Alape Cuadrilla82. Leonardo Posada Pedroza Cuadrilla83. Rafael Reyes Malagón Cuadrilla84. Argelino Godoy Cuadrilla85. Armando Ríos Cuadrilla86. Dumar Serrano Cuadrilla87. Pedro Nel Jiménez Obando Cuadrilla88. Alberto Martínez Cuadrilla89. José Antequera Cuadrilla90. Ciro Trujillo Castaño Cuadrilla91. Joaquín Ballén Cuadrilla92. Héroes del Yarí Cuadrilla93. Jaime Pardo Leal Cuadrilla94. Juan de la Cruz Varela Cuadrilla95. Miguel Ángel Bonilla Cuadrilla96. Teófilo Forero Castro Cuadrilla97. Héroes de Cusiana Cuadrilla98. Joaquín Ballén Compañía móvil99. Jacobo Arenas Compañía móvil100. Teófilo Forero Columna móvil101. Abelardo Romero Frente102. Joselo Losada Frente103. Víctor Saavedra Frente

Ejército Popular de Liberación

Personajes o episodios Estructura militar104. Virgilio E. Rodríguez Frente105. Ernesto Rojas Frente106. Francisco Garnica Frente107. Bernardo Franco Frente108. Jesús María Alzate Frente109. Pedro León Arboleda Frente110. Pedro Hernando V.R. Frente111. Elkin González Frente112. Libardo Mora Toro Frente113. Ramón Gilberto Barbosa Frente114. Óscar William Calvo Frente115. Luis Fernando Lalinde Frente116. Aldemar Londoño Frente117. 19 de Abril Frente

Fuente: Varios Documentos 1997-1999

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