Memes, ¿para memos?
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lorena-fernandez -
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Entertainment & Humor
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Transcript of Memes, ¿para memos?
o t o ñ o54
Si sueles frecuentar los mentideros de
Internet, quizás te hayas cruzado en
alguna ocasión con alguien sacándose
una foto simulando estar en plena carrera,
imitando la portada de su vinilo favorito
o twitteando las directrices más repeti-
das por su progenitora bajo la etiqueta
#frasesdemadre. Y es probable, aunque
nos cueste más reconocerlo, que muchos
hayamos participado en estas prácticas.
Meme es el nombre bajo el que se agru-
pan, tildadas por algunos de absurdas y
por otros de creativas.
Pero no tenemos que pensar en los me-
mes como algo nuevo nacido al calor de
Internet o exclusivo del mundo digital.
Son la unidad básica de transmisión cul-
tural (el nombre deriva de la palabra grie-
ga mimema, que significa «aquello que
es imitado»). Información que pasamos
de una persona a otra por emulación (al
vestir, al expresarnos, al gesticular...) con
cierta variación y selección. La parte esen-
cial de la «memética» es la creación de
nuevos memes a partir de otros previos
y su transmisión de una persona a otra y
de una cultura a otra, como si de un virus
se tratase. Esta viralidad se ve potenciada
por las nuevas tecnologías, que han propi-
ciado la ampliación de su radio de acción.
Algunos memes se copian porque son
buenos, útiles o bellos. Otros, aunque no
cumplan ninguna de las condiciones ante-
riores, también se propagan y contagian
dada la sencillez de crearlos (en la mayoría
de casos, con una simple cámara de fotos
o un smartphone nos bastará). Las ganas
de lograr nuestros 15 minutos de fama, tal
y como enunció Andy Warhol en su día,
también ayudan.
Para ilustrar todas esas prácticas, enume-
raremos las más propagadas a través de la
Red. En 1999 surgió la moda del phooning,
fotografiarse en postura de correr en luga-
res relevantes del mundo. Esta tendencia
fue variando y ya no era ni siquiera nece-
sario que apareciera un paisaje o monu-
mento destacado de fondo. De hecho, se
hicieron múltiples grupos en Flickr donde
se podían encontrar hasta a marionetas
haciendo phooning1. Y gracias al éxito de
películas como Amélie, muchos mandaron
a sus peluches o enanitos de jardín a viajar
a países exóticos.
También ha sido mil veces imitado el baile
de Matt Harding, que hizo un viaje alrede-
dor del mundo y se grabó a si mismo y a
otras personas haciendo una coreografía
muy peculiar frente a edificios importan-
tes, escenas callejeras y paisajes naturales.
Tras finalizar su periplo, montó un vídeo
con esos bailes y la canción Sweet Lullaby
de Deep Forest. Tal fue el éxito que obtu-
vo, que millones de personas se lanzaron a
repetir el bailecito en sus propias travesías.
Incluso tenemos versión vizcaína que tam-
bién fue muy popular en 20102.
Después del phooning llegó el planking(tumbarse boca abajo en sitios insólitos fin-
giendo ser una tabla). Esta versión fue evo-
lucionando a otras posturas (cabeza abajo
agarrado solo por los pies en el caso del
batmaning, en cuclillas en el del owlingo haciendo de tetera en el teapotting) y
ganando en originalidad como es el caso
del horsemaning (crear la ilusión óptica
de una cabeza separada de un cuerpo si-
mulando una decapitación).
Pero algunos no son fenómenos nuevos. Por
ejemplo, la práctica del horsemaning ya se
popularizó en los años 20, como homenaje al
jinete sin cabeza de Washington Irving, cuan-
do las fotografías aún eran en blanco y negro
y no existía Internet. De hecho, fue una de
estas imágenes antiguas la que dio comienzo
al meme al ser publicada en la web BuzzFeed
(foto que ilustra este artículo).
También tenemos la práctica del sleeve-face, que consiste en fotografiarse con
portadas de discos de vinilo, creando la
ilusión óptica de continuar la foto original.
Aquí, a la creatividad, se le suman las ga-
nas de homenajear a los artistas de esos
álbumes. Este meme es tan popular que
existen hasta aplicaciones para móviles3
que te permiten hacer tu propia portada
de disco de una manera sencilla.
Igual que se popularizan estas prácticas
mediante fotografías, ocurre lo mismo
con muchos memes que se lanzan a través
de redes sociales horizontales, como es el
caso de Twitter. Alguien, sin esperarlo, pu-
blica una reprimenda de su madre y horas
más tarde la etiqueta #frasesdemadre es
trending topic con miles de personas con-
tribuyendo con su propia variación. Por
tanto, para que algo sea viral, si a la crea-
tividad se le suma una pizca de humor,
tendremos la fórmula perfecta.
Todos buscamos ser originales y distin-
guirnos del resto de alguna manera. Aún
así, es curioso que esta forma de recalcar
nuestro individualismo la llevemos a cabo
dentro de prácticas grupales que también
nos otorgan un cierto sentido de perte-
nencia.
[1] http://blog.flickr.net/en/2010/08/08/phooning-around
[2] http://www.youtube.com/watch?v=iZZ9xNPWqLM
[3] http://itunes.apple.com/us/app/sleevefacer/id471522760?mt=8
Lorena Fernández
Memes, ¿para memos?
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