Meñiquita, ¡tan valiente · de un meñique (sí sí, tan pequeña como el último dedo de nuestra...

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Meñiquita, ¡tan valiente como pequeñita! Por Julia González Barranco y Esperanza Angustias Olmedo Romero Grupo 1.

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Meñiquita, ¡tan valiente

como pequeñita!

Por Julia González Barranco y

Esperanza Angustias Olmedo Romero Grupo 1.

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Esto es verdad y no miento, como me lo contaron, te

lo cuento…

Había una vez, hace mucho mucho

tiempo…

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En un bosque muy bonito lleno de animales y florecitas, vivía una familia que no andaba muy bien de dinero, ya

que era una mala época y había muchas bocas que alimentar en aquella casa.

Hablamos de la familia de una pequeña niña, del tamaño de un meñique (sí sí, tan pequeña como el último dedo de

nuestra mano), llamada Meñiquita.

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Meñiquita vivía con su padre y su madre, dos campesinos que no paraban mucho por casa ya que se llevaban todo el día vendiendo en el mercado para conseguir algo de dinero

para sus hijos. Tenía 3 hermanos y 2 hermanas, todos mayores que ella

pero que no podían igualar su gran valentía

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Aparte de ser muy valiente, era bastante lista, y siempre se las apañaba para ver que tramaban sus hermanos, o que hablaban sus padres sobre las cosas importantes del hogar.

Una tarde, cuando llegaba a casa de dar un paseo con los

animalitos del bosque, escuchó que sus padres hablaban bastante preocupados, por lo que se escondió para oír que

decían…

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La madre y el padre de Meñiquita, hablaban de una desgracia que les había ocurrido en el mercado, así

que ella se acercó más para terminar de enterarse de la historia.

Resultaba que les habían robado el puesto del mercado, toda sus mercancías y todo el dinero que llevaban encima, que al ser el primer día del mes era todo lo que tenían.

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Pero ocurría algo peor, los padres habían planeado disminuir su familia para conseguir llegar a fin de mes

sin tener tantas bocas que alimentar.

Iban a dejar a los hermanos mayores a otra familia a cambio de un poco de dinero, e iban a contarle a las

niñas que habían sufrido un accidente cazando.

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Meñiquita, pensó durante toda la noche qué hacer, pero como no se le ocurría nada fue a consultar a sus amigos animales. Estos no sabían tampoco qué hacer así que decidieron ir a pedirle ayuda al rey del bosque, el Señor Caracol. Meñiquita se encargó de organizar dos grupos, uno dirigido por ella que irían a hablar con el rey del bosque, y otro que seguirían a los padres de la niña para ver dónde dejaban a los hermanos para poder rescatarlos

después.

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Cuando llegaron al palacio, Meñiquita fue la única que subió a ver al rey, ya que era la única de todos los amigos que cabía en la casa del Señor

Caracol.

Tras explicárselo todo, el Señor Caracol consideró necesario el uso de su pequeño genio.

Meñiquita se quedó muy sorprendida ya que no sabía a lo que se refería, porque ella no creía en la

magia.

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El Rey Caracol se dirigió a un pequeño reloj dorado que había en la pared, y después de soplar muy fuerte durante un ratito salió mágicamente un genio que miró al rey y le dijo

–Buenos Días majestad, ¿quiere formular el deseo de este mes?- el rey, asintió mirando a Meñiquita.

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El genio entendió y se dirigió a la pequeña niña: -¿Cuál es tu deseo, pequeña?-

Meñiquita le contó lo que había pasado con sus hermanos y pidió que quería volver atrás en el tiempo para advertirle a sus padres que tuvieran cuidado en el mercado. –“Ese es tu deseo y así te lo concederé, al no pecar de egoísta ni querer nada material para usted”.

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Meñiquita se despertó en su cama, fue corriendo a ver si estaban sus hermanos y al ver que sí, después de darles un gran abrazo, buscó a sus padres para advertirles de que había muchos ladrones sueltos

Los padres, tras escuchar a su pequeña, se fueron al mercado cuidando lo que Meñiquita les había dicho.

por el mercado, que dejaran el dinero guardado en casa

y estuvieran alerta.

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De repente, sonó la puerta. Meñiquita se asomó a ver quién era y encontró una bolsa mucho más

grande que ella llena de monedas de oro.

También había una tarjeta que decía:

“Para ti y toda tu familia, gracias por enseñarnos que hay que hacer lo que sea por la gente que se quiere

y darnos nociones de honestidad. Saludos desde la Corte Real Animal”.

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Meñiquita se puso muy contenta, y guardó el dinero en un lugar seguro junto con el resto de las

monedas de sus papás.

Eso sí, se guardó un poquito, fue al mercado y al volver al bosque organizó una gran fiesta para

toda la familia y sus amigos animales.

Todos fueron muy felices comiendo mucho chocolate y chucherías. ¿Y sabéis qué?

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Pues que me voy por un caminito y tu por otro, si te ha gustado este cuento,

¡mañana te cuento otro!

Y colorín colorado…

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La incansable Meñiquita El pulgar de tu mano no tiene comparación Con la heroína Meñiquita, más pequeña que un botón. Pequeña pero valiente, tan audaz como ninguna, Detrás de la puerta un día, se enteró de la aventura, En el mercado a sus padres, les habían asaltado Llevándose el dinero, dejándoles asustados. Sus padres sin saber qué hacer, a sus hermanos quisieron vender. Ayudada por los animales, Meñiquita un deseo pidió Y el genio del Rey Caracol, gustoso se lo concedió. Despertó en su camita, y vio que todo era un sueño, Todos estaban dormidos, tranquilos y muy serenos. Una fiesta celebró, con dinero que encontró En su puerta esa mañana de parte del Caracol.