Meditaciones diarias del Evangelio de la fiesta de Santa María, Madre de Dios

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www.rosarioenfamilia.org.pe 1 Meditación El texto de esta fiesta de la Madre de Dios forma parte de la descripción más amplia del nacimiento de Jesús y de la visita de los pastores. El ángel había anunciado el nacimiento del Salvador, dando una señal para reconocerlo: “Encontrarán un niño envuelto en pañales, y acostado en un pesebre”. Ellos esperaban al Salvador de todo un pueblo y deberán reconocerlo en un niño recién nacido, pobre, que yace entre dos animales. ¡Gran sorpresa! El plan de Dios acontece de modo inesperado, lleno de sorpresa. Los primeros invitados: los pastores eran personas marginadas, poco apreciadas. Vivían junto con los animales, separados del resto de la humanidad. A causa del contacto permanente con los animales eran considerados impuros. Nunca, nadie les hubiera invitado a visitar a un recién nacido. Pero precisamente a estos pastores aparece el Ángel del Señor para transmirle la gran nocia del nacimiento de Jesús. Ante la aparición de los ángeles ellos se llenan de temor. Oración Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en prácca la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén. Meditación del Evangelio de la Fiesta de Santa María, Madre de Dios Lucas 2, 16-21 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno. PALABRA DEL SEÑOR – Gloria a Ti, Señor Jesús Diciembre 26

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Meditaciones diarias del Evangelio de la fiesta de Santa María, Madre de Dios

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MeditaciónEl texto de esta fiesta de la Madre de Dios forma parte

de la descripción más amplia del nacimiento de Jesús y de la visita de los pastores. El ángel había anunciado el nacimiento del Salvador, dando una señal para reconocerlo: “Encontrarán un niño envuelto en pañales, y acostado en un pesebre”. Ellos esperaban al Salvador de todo un pueblo y deberán reconocerlo en un niño recién nacido, pobre, que yace entre dos animales. ¡Gran sorpresa! El plan de Dios acontece de modo inesperado, lleno de sorpresa.

Los primeros invitados: los pastores eran personas marginadas, poco apreciadas. Vivían junto con los animales, separados del resto de la humanidad. A causa del contacto permanente con los animales eran considerados impuros. Nunca, nadie les hubiera invitado a visitar a un recién nacido. Pero precisamente a estos pastores aparece el Ángel del Señor para transmitirle la gran noticia del nacimiento de Jesús. Ante la aparición de los ángeles ellos se llenan de temor.

Oración

Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

Amén.

Meditación del Evangelio de la

Fiesta de Santa María, Madre de Dios

Lucas 2, 16-21

Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José,

y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer

lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que

lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.

María, por su parte, guardaba todas estas cosas,

y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron

glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído

y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se

cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de

ser concebido en el seno.

PALABRA DEL SEÑOR – Gloria a Ti, Señor Jesús

LunesDiciembre26

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Apostolado del Rosario en Familia Apostolado del Rosario en Familia

MeditaciónLa primera palabra del ángel es: ¡No teman! La segunda

es: ¡Gozo para todo el pueblo! La tercera es: ¡Hoy! Para enseguida dar tres nombres como queriéndonos indicar quién es Jesús: ¡Salvador, Cristo y Señor! ¡Salvador es aquél que libera a todos de todo lo que les ata! A los gobernantes de aquel tiempo les gustaba usar el título de Salvador. Ellos mismos se atribuían el título de Soter = Salvador). Cristo significa ungido o mesías. En el Viejo Testamento éste era el título que se le daba a los reyes y a los profetas. Era también el título del futuro Mesías que cumpliría las promesas de Dios con respecto al pueblo. Esto significa que el recién nacido, que yace en un pesebre, viene a realizar la esperanza del pueblo. ¡Señor era el nombre que se daba a Dios mismo! Aquí tenemos los tres títulos más grandes que se pueda imaginar. A partir de este anuncio del nacimiento de Jesús Salvador Cristo Señor, imagínate alguno con una categoría más elevada. El ángel te dice: “¡Atención! Te doy esta señal de reconocimiento: encontrarás a un niño en un pesebre, en medio de los pobres!” ¿Tú lo creerías? El modo como Dios obra es diverso del nuestro.

OraciónSeñor, Tú que nos diste a María como modelo de mujer creyente, como ejemplo de discípula tuya, como madre de

la Iglesia y como imagen esplendorosa de la misma en su plenitud final, concédenos caminar como ella en la fe y en tu seguimiento, respondiendo fielmente al sí de las promesas cumplidas.

Amén.

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al Niño, le dieron por nombre Jesús, impuesto por el ángel

antes de ser concebido en el seno. La circuncisión era el signo de incorporación al pueblo de Israel. Tenía lugar al octavo

día del nacimiento y dispensaba el reposo sabático. El rito no era de oficio sacerdotal y podía realizarlo cualquier

persona. Podía realizarse en casa o en la sinagoga, ante diez testigos. Al hacerse la circuncisión se pronunciaba una

fórmula, ya hecha, de bendición a Dios. En la época neotestamentaria solía imponerse en este día el nombre al niño.

Era la incorporación real y nominal a Israel. José, de acuerdo con María, debió de ser quien le puso el nombre. Ya el

ángel lo había anunciado. Y se le llamó Jesús: “Dios salva.” Era la misión salvadora que tenía.

OraciónSanta María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño, puro y cristalino como una fuente. Dame un corazón

sencillo que no saboree las tristezas; un corazón grande para entregarse, tierno en la compasión; un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal.

Amén.

Miércoles

Jueves

Meditación

Hay una alabanza a Dios: “Gloria a Dios en las alturas, y en la

tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

El sentido del cántico es la glorificación que tiene Dios, que se lo supone viviendo en el cielo, al comenzar la obra redentora, con el Mesías en la tierra, y por lo cual se sigue la “paz,” que para el judío es la suma de todos los bienes, y aquí es la suma de todos los bienes mesiánicos, que se van a dar a los hombres de “buena voluntad.” para aquellos que van a tomar partido por Cristo cuando aparezca en su vida pública, como “señal de contradicción”.

Los pastores fueron con rapidez. A media hora de camino estaba Belén. El “signo” se cumple al encontrar lo que los ángeles les anunciaron. Los pastores, aquellos días fuertemente impresionados,

lo divulgaron, y la gente se “maravilló”. Los pastores glorificaron a Dios por la obra que les hizo.

Lucas, destaca la firmeza de “todas estas cosas” en el corazón de María, “confrontándolas,” “comparándolas,”

meditándolas.” Era María que observaba, admirada, el modo como Dios iba preparando y realizando la obra de su Hijo,

el Mesías.

Diciembre

Diciembre

28

29

Meditación

La Madre de Jesús, supo escuchar la Palabra de Dios. “Cuando

llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de

una mujer, nacido bajo la ley…”. El texto, evoca la larga historia de las

intervenciones de Dios en “el tiempo” de la humanidad. Esta mujer es

María, colocada en el centro del proyecto salvador de Dios. María es

Madre de Dios. Creer en su maternidad divina, significa proclamar el

infinito amor de Dios a los hombres, manifestado en la encarnación.

Si ser cristianos significa acoger en la propia vida la Palabra eterna de

Dios que se ha hecho carne, María ocupa un lugar singular en la vida

de la comunidad cristiana: ella llevó en su seno a Jesús Mesías y Señor,

lo cuidó, lo educó y lo introdujo en las tradiciones del pueblo elegido,

lo siguió con fe hasta la cruz y llegó a ser así la primera creyente

del nuevo Israel. Lucas describe a María como alguien que vive a la

escucha del Misterio y que, con profunda actitud contemplativa, lee

los acontecimientos para descubrir su sentido más profundo. María

recuerda todo lo que ha acaecido en su vida de parte de Dios y va

descubriendo los caminos del Señor y su voluntad. Esta actitud profundamente contemplativa se realiza en “el corazón”,

sede del discernimiento, del ejercicio intelectual, y sobre todo de la fe abierta a los designios de Dios.

La figura de María, intérprete de los hechos históricos, y contemplativa delante de las acciones de Dios, es modelo

para todo creyente, llamado a descubrir el misterio y la presencia del Dios de la vida en la cotidianidad y lo ordinario de

cada día. María, la madre de Jesús, es maestra de vida interior, de oración y de escucha de la Palabra.

Oración

Madre de Dios, fórmame un corazón manso y humilde, amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro

corazón ante tu divino Hijo; un corazón grande e indomable que con ninguna ingratitud se cierre, que con ninguna

indiferencia se canse; un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con herida que sólo se

cure en el cielo.

Amén.

MartesDiciembre27

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Apostolado del Rosario en Familia Apostolado del Rosario en Familia

Sábado

Domingo

En el Nuevo Testamento no hallamos explícitamente el título “Madre de Dios” dado a María, pero encontramos afirmaciones que, en la atenta reflexión de la Iglesia, bajo la guía del Espíritu Santo, mostrarán, como verdad. María es llamada corrientemente en los Evangelios: “madre de Jesús”, “madre del Señor”, o sencillamente “la madre” y “su madre”. De estos datos partió la Iglesia en el Concilio de Éfeso, en el año 431, para definir como verdad de fe la divina maternidad de María y el título de Theotokos, Madre de Dios. Tal proclamación determinó una explosión de veneración hacia la Madre de Dios que no decayó, ni en Oriente ni en Occidente, y que se traduce en fiestas litúrgicas, iconos, himnos y en la construcción de innumerables iglesias dedicadas a Ella, como Santa María la Mayor en Roma.

La maternidad física o real de María, con la relación excepcional y única que crea entre Ella y Jesús, y entre Ella y toda la Trinidad, es y sigue siendo, desde el punto de vista objetivo, lo más grande y el privilegio inigualable, pero es tal porque encuentra una respuesta subjetiva en la fe humilde de María. María concibió a Cristo por fe en su corazón antes de concebirlo físicamente en su cuerpo. No podemos imitar a María en concebir a Cristo en el cuerpo; sin embargo podemos y debemos imitarla en concebirlo en el corazón, en creer.

OraciónMadre mía, desde que amanece el día, bendíceme; en lo rudo del trabajo, ayúdame; si vacilo en mis buenas

decisiones, fortaléceme; en las tentaciones y peligros, defiéndeme; si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.

Amén.

Diciembre

Enero

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MeditaciónLa acción de Dios, la Palabra de Dios, obliga a meditar.

Nuestra realidad humana no puede intuir todo en un momento, por esto necesitamos reflexión, oración.

María tuvo necesidad de meditar la Palabra de Dios siendo llena de gracia. María iba avanzando en la fe, una fe que era prototipo de la fe de la Iglesia, por medio de esas actitudes humanas auténticas, una de las cuales es la meditación de la Palabra de Dios.

Curioso. María aprende de los pastores. Del arcángel Gabriel no nos extraña. Pero de los pastores... Así es la Palabra de Dios.

Cualquier prójimo es portador de un mensaje de Dios y es instrumento imprescindible para la historia humana y para cada uno de los demás hombres. Amar al prójimo no significa sólo ni principalmente ayudarle cuando necesita de nosotros... El precepto del amor significa propiamente reconocer al prójimo, como lo que es: necesario para nosotros.

Entonces, cuando se encuentre necesitado, no le proporcionaremos solamente una ‘muestra’ de generosidad, sino que le daremos nuestra persona como se la hemos de dar en toda ocasión. María amó así; por esto los pastores y los ‘devotos’ de María encontramos en ella el mejor aliciente para amar a Dios y al prójimo.

OraciónDame tus ojos, Madre, para saber mirar si miro con tus ojos, jamás podré pecar.

Dame tus labios, Madre, para poder rezar, si rezo con tus labios... Jesús me escuchará.

Dame tu lengua, Madre, para ir a comulgar, es tu lengua patena de gracia y santidad.

Dame tus manos, Madre, que quiero trabajar, entonces mi trabajo, valdrá una eternidad.

Dame tu manto, Madre, que cubra mi maldad, cubierta con tu manto al cielo he de llegar.

Dame tu cielo, oh Madre, para poder gozar, si tú me das el cielo, ¿qué más puedo anhelar?

Dame a Jesús, oh Madre, para poder amar, ésta será mi dicha por una eternidad

Amén.

ViernesDiciembre30

MeditaciónMadre de Dios es el más antiguo e importante título de la

Virgen. Es el fundamento de toda su grandeza. Por eso María no es, en el cristianismo, sólo objeto de devoción, sino también de teología; o sea, entra en el discurso mismo sobre Dios, porque Dios está directamente implicado en la maternidad divina de María. Es también el título más ecuménico que existe, en cuanto que es compartido y acogido indistintamente, al menos en línea de principio, por todas las confesiones cristianas.

MeditaciónEl primer día del año la Iglesia celebra la solemnidad de María

Santísima “Madre de Dios”. Título que expresa uno de los misterios y, para la razón, una de las paradojas más elevadas del cristianismo. Ha llenado de estupor la liturgia de la Iglesia, que exclama: “¡Lo que los cielos no pueden contener, se ha encerrado en tu seno, hecho hombre!”.

Con motivo la Iglesia nos lleva a celebrar la fiesta de María Madre de Dios en la octava de Navidad. Fue en Navidad, de hecho, en el momento en que “dio a luz a su hijo primogénito”, no antes, que María se convirtió verdadera y plenamente en Madre de Dios. Madre no es un título como los demás, que se añade desde fuera, sin incidir sobre el ser mismo de la persona. Se es madre pasando por una serie de experiencias que dejan esta huella para siempre y modifican no sólo la conformación del cuerpo de la mujer, sino también la conciencia que tiene de sí misma. Al hablar de la maternidad divina de María, la Escritura pone constantemente de relieve dos elementos o momentos fundamentales que se corresponden, por lo demás, a los que la experiencia común humana considera esenciales para que se tenga una verdadera y plena maternidad. Son concebir y dar a luz. “He aquí que concebirás en tu seno y darás a luz un hijo”. Aquél que se ‘concibe’ en ella procede del Espíritu Santo, y ella “dará a luz” un hijo. Sólo en Navidad, cuando da a luz a Jesús, María se convierte, en sentido pleno, en Madre de Dios. El primer momento, concebir, es común tanto al padre como a la madre, mientras que el segundo, dar a luz, es exclusivo de la madre.

OraciónBajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras

necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

Amén.

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Apostolado del Rosario en Familia

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