Meditaciones 1º Tesalonicenses

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MEDITACIONES 1º TESALONICENSES MEDITACIONES 1º EPÍSTOLA DE SAN PABLO A LOS TESALONICENSES Versículo 1. 1º Tesalonicenses 1:1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor JesucristoSabemos quién es Pablo y quién Timoteo, conozcamos ahora a este hermano Silvano. Se le relaciona con Silas de Hechos capítulo quince, aquel que fue enviado junto con Judas, también llamado Barsabás, desde Jerusalén hasta Antioquía, para hablar y consolar a los gentiles por el conducto obtenido en el concilio de Jerusalén. Son muchos los detalles que podrían servir de argumento para afirmar que se trata de la misma persona; quizá Silvano es el nombre romano adoptado por Silas. Este creyente era parte de la iglesia reunida en Jerusalén, un principal entre los hermanos, instruido bajo la autoridad y sabiduría de apóstoles y ancianos, como Jacobo y Pedro. Sale de su círculo de protecciónpara cumplir una labor estimada, la consolación y enseñanza a los gentiles conversos acerca de la voluntad del Espíritu Santo, y de ellos, de no imponer ninguna carga más que las cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación, de las cuales hacían bien si se guardaban de ellas. Además Silas, era profeta, por lo que confirmaba a los hermanos con abundancia de palabras (Hch.15:22,32). Una vez terminada la encomienda, Silas decide quedarse en Antioquía y más adelante Pablo le escoge como acompañante en su segundo viaje; y así lo hizo, encomendado por los hermanos a la gracia del Señor (Hch.15:40). De allí en adelante podemos leer los lugares, sucesos y tribulaciones vividas, en el mismo libro de los Hechos y en estas dos cartas de Silvano a los Tesalonicenses. El hecho de que la carta esté escrita por los tres en igual condición, nos deja ver que todos sufrieron con la misma intensidad por la predicación del evangelio. Los tres padecieron gran tribulación (1Tes.1:6), fueron ultrajados en Filipos (Hch.16), anunciaron el mensaje en medio de gran oposición (1Tes.2:2), aborrecidos entre su propia nación (Hch.17), expulsados. El Señor tenía en sus propósitos que Silvano viviera todo esto. Su experiencia en Jerusalén fue otra, pero ejerciendo este ministerio sufriría tales afrentas; cada una mostraba más atributos de Dios y era necesario que aprendiese, para entonces escribir palabras de seguridad, confianza y esperanza como las leídas en esta carta: “esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1:10), “vosotros sois nuestra esperanza, gozo y corona en que nos gloriamos delante de nuestro Señor Jesucristo en su venida” (2:19), “para que sean afirmados vuestros corazones,… en la venida de nuestro Señor Je sucristo con todos sus santos” (3:13), “que nadie se inquiete en estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos puestos” (3:3), “no os entristezcáis como los otros que no tiene esperanza, porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él… porque el Señor mismo descenderá del cielo,… seremos arrebatados,… y así estaremos siempre con el Señor” (4:13-18), “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;… mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón” (5:2,4 ). Palabras escritas como siguiendo un dictado, como si fuese la misma voz de Dios hablando; y así fue, cada azote, cada prisión, cada cepo, cada testimonio en falso, cada expulsión, cada turba enseñó a Silas, en carne propia, la esperanza a la que los hijos de Dios somos llamados. Recuerda, leer acerca de los atributos de Dios es muy diferente a conocerlos, y este conocimiento se obtiene únicamente viviendo en primera persona las tribulaciones que prueban nuestra fe, “para ser hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1P.1:7). Por

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Meditaciones por Ana Alejandra Ruiz Jiménez

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    MEDITACIONES 1 EPSTOLA DE SAN PABLO A LOS TESALONICENSES Versculo 1. 1 Tesalonicenses 1:1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Seor Jesucristo Sabemos quin es Pablo y quin Timoteo, conozcamos ahora a este hermano Silvano. Se le relaciona con Silas de Hechos captulo quince, aquel que fue enviado junto con Judas, tambin llamado Barsabs, desde Jerusaln hasta Antioqua, para hablar y consolar a los gentiles por el conducto obtenido en el concilio de Jerusaln. Son muchos los detalles que podran servir de argumento para afirmar que se trata de la misma persona; quiz Silvano es el nombre romano adoptado por Silas. Este creyente era parte de la iglesia reunida en Jerusaln, un principal entre los hermanos, instruido bajo la autoridad y sabidura de apstoles y ancianos, como Jacobo y Pedro. Sale de su crculo de proteccin para cumplir una labor estimada, la consolacin y enseanza a los gentiles conversos acerca de la voluntad del Espritu Santo, y de ellos, de no imponer ninguna carga ms que las cosas necesarias: que os abstengis de lo sacrificado a los dolos, de sangre, de ahogado y de fornicacin, de las cuales hacan bien si se guardaban de ellas. Adems Silas, era profeta, por lo que confirmaba a los hermanos con abundancia de palabras (Hch.15:22,32). Una vez terminada la encomienda, Silas decide quedarse en Antioqua y ms adelante Pablo le escoge como acompaante en su segundo viaje; y as lo hizo, encomendado por los hermanos a la gracia del Seor (Hch.15:40). De all en adelante podemos leer los lugares, sucesos y tribulaciones vividas, en el mismo libro de los Hechos y en estas dos cartas de Silvano a los Tesalonicenses. El hecho de que la carta est escrita por los tres en igual condicin, nos deja ver que todos sufrieron con la misma intensidad por la predicacin del evangelio. Los tres padecieron gran tribulacin (1Tes.1:6), fueron ultrajados en Filipos (Hch.16), anunciaron el mensaje en medio de gran oposicin (1Tes.2:2), aborrecidos entre su propia nacin (Hch.17), expulsados. El Seor tena en sus propsitos que Silvano viviera todo esto. Su experiencia en Jerusaln fue otra, pero ejerciendo este ministerio sufrira tales afrentas; cada una mostraba ms atributos de Dios y era necesario que aprendiese, para entonces escribir palabras de seguridad, confianza y esperanza como las ledas en esta carta: esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucit de los muertos, a Jess, quien nos libra de la ira venidera (1:10), vosotros sois nuestra esperanza, gozo y corona en que nos gloriamos delante de nuestro Seor Jesucristo en su venida (2:19), para que sean afirmados vuestros corazones, en la venida de nuestro Seor Jesucristo con todos sus santos (3:13), que nadie se inquiete en estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabis que para esto estamos puestos (3:3), no os entristezcis como los otros que no tiene esperanza, porque si creemos que Jess muri y resucit, as tambin traer Dios con Jess a los que durmieron en l porque el Seor mismo descender del cielo, seremos arrebatados, y as estaremos siempre con el Seor (4:13-18), Porque vosotros sabis perfectamente que el da del Seor vendr as como ladrn en la noche; mas vosotros, hermanos, no estis en tinieblas, para que aquel da os sorprenda como ladrn (5:2,4). Palabras escritas como siguiendo un dictado, como si fuese la misma voz de Dios hablando; y as fue, cada azote, cada prisin, cada cepo, cada testimonio en falso, cada expulsin, cada turba ense a Silas, en carne propia, la esperanza a la que los hijos de Dios somos llamados. Recuerda, leer acerca de los atributos de Dios es muy diferente a conocerlos, y este conocimiento se obtiene nicamente viviendo en primera persona las tribulaciones que prueban nuestra fe, para ser hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo (1P.1:7). Por

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    tanto, no pienses que Dios no est en la tormenta, sino cree y espera, l se valdr de la tempestad para que veas ms de su amor; y as podrs testificar ciertsimamente sobre su persona. Versculo 2. 1 Tesalonicenses 1:3 acordndonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Seor Jesucristo Los de Tesalnica eran creyentes nobles, pues su conversin fue genuina y probada por la mucha tribulacin y gran oposicin. Llegaron a ser fieles imitadores de los siervos de Dios, del mismo Seor y de las iglesias en Cristo Jess que estn en Judea (1:6; 2:14). La predicacin y enseanza de estos hermanos se extenda por todo el territorio de Macedonia y Acaya, haciendo cada cosa conforme a lo aprendido. Esto era de sumo gozo para el apstol, mantener firme las convicciones en medio de tales circunstancias. Pablo, entonces, les dedica sus mejores palabras y abre su corazn, refirindoles sus sentimientos, porque habis llegado a sernos muy queridos (2:8). Pero qu haban hecho estos creyentes para ganar su afecto y admiracin?: La obra de vuestra fe. Principalmente, Pablo reconoca en ellos una conversin genuina, no una inclusin a una metodologa cristiana, no una simpata con los creyentes, no una confesin robada bajo presin, no una relacin social entre los hijos de Dios. Tristemente, eso vemos ahora, y lo peor es que quienes les hacen caer en el error son los mismos cristianos. Pero la eleccin de los tesalonicenses fue verdadera, confirmada por sus frutos, recibiendo la palabra en medio de gran tribulacin, vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada, porque ellos mismos cuentan la manera cmo os convertisteis de los dolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero. Recibisteis las palabras no como palabras de hombres, sino segn es en verdad, la palabra de Dios, la cual acta en vosotros los creyentes El trabajo de vuestro amor. Ambos grupos se mostraron amor mutuo, los tesalonicenses cuidndoles, acordndose de ellos con cario, imitando su fe y su servicio, deseando verles. Con otros creyentes, se animaban y edificaban unos a otros, acerca del amor fraternal no tenis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habis aprendido de Dios que os amis unos a otros y tambin lo hacis as con todos los hermanos. Luego, el afecto de Pablo y sus colaboradores hacia ellos era evidente, deseando verles; vivan y se regocijaban por su firmeza en el Seor. La constancia en la esperanza. El testimonio acerca de los tesalonicenses era que se haban convertido de los dolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperaban de los cielos a su Hijo, al cual Dios resucit de los muertos, a Jess, quien nos libra de la ira venidera. Para aadir ms aliento a su nimo, Pablo da detalles de esa venida, quines se encontrarn con el Seor, el orden, el lugar, el tiempo. Los tesalonicenses saban estas cosas, estaban convencidos y as vivan, asidos de la esperanza verdadera, eterna y que s merece la pena, acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenis necesidad de que yo os escriba. Porque vosotros sabis perfectamente que el da del Seor vendr as como ladrn en la noche, mas vosotros, hermanos, no estis en tinieblas, para que aquel da os sorprenda como ladrn No era vano el gozo que senta el apstol, su tranquilidad y confianza provena de esa confesin genuina. Ms grande es el gozo de nuestro Seor! cuando el hombre declara una fe no fingida, cuando sirve sin agravios, sin intereses que no son espirituales, en humildad, cuando est dispuesto a mantenerse firme a pesar de las tribulaciones, cuando el evangelio que predica es puro, sano, fiel al original, cuando sul corazn mantiene encendida la llama de la esperanza respecto a la venida del Seor Jess, y as vive, como si l viniese hoy.

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    Versculo 3. 1 Tesalonicenses 1:4 Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra eleccin Pablo se refiere a la conversin de los tesalonicenses. Esta visita se describe en Hechos 17. En la sinagoga de los judos, el apstol declar y expuso por tres das, por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase, y que ese Jess anunciado es el Cristo (v.3). Algunos de ellos creyeron, de los piadosos gran nmero, y mujeres nobles no pocas (v.4). Pero la turba que levantaron los judos incrdulos les hizo salir deprisa hacia Berea, de modo que lo que saba Pablo de los creyentes all era por boca de otros. Incluso, tuvo que adelantarse en ir a Atenas y esperar all a Silas y Timoteo, quienes dieron testimonio, junto con otros, de la eleccin de los tesalonicenses. Ellos se haban convertido de los dolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperaban de los cielos a su Hijo, al cual resucit de los muertos, a Jess, quien nos libra de la ira venidera. Las mismas palabras de predicacin que Pablo tuvo cuando estuvo entre ellos. De modo que la eleccin de estos hermanos era conocida por muchos de los de alrededor, por otros ms lejanos en Macedonia y Acaya, hasta llegar a odos del apstol y los que le acompaaban. Ha cruzada fronteras la eleccin que un da hiciste de Cristo? Lo sabe tu familia, tus amigos, tus compaeros? Cmo eres conocido o conocida en tu entorno, como el gracioso, el cachondo; como la sindicalista, la rebelde, o como cristiano? Pueden esos otros testificar que eres de Cristo? Han llegado a los pies de Cristo atrados por tu testimonio? O Eres invisible para los asuntos espirituales? Ests preparado para presentar defensa cuando se demande de tu fe? Te acomodas en invitarles a asistir a tu iglesia para que escuchen a otros hablar de la salvacin? Padeces por el evangelio? Tus hechos dicen lo mismo que tus palabras? Hablas del pecado, de la condenacin, de la cruz, de la salvacin y la vida eterna? Muchas veces hemos escuchado lo alarmante que debe ser para el creyente estar en el mundo sin padecer burla o rechazo por el nombre de Cristo. Escrito est que los vituperios suyos entonces, son los nuestros ahora. Llevar la cruz de Cristo no son meras palabras, sino una realidad para todo convertido genuino que proclama el evangelio. Tenemos un enemigo principal, Satans, l es el gran opositor de la obra de Dios, cmo no lo ser as de nosotros. Sincrate con el Seor, si es verdad que un da hiciste una eleccin por Cristo, entonces no hay razn para ocultarla, acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? No es para ponerla en el candelero? (Mr.4:21). Versculo 4. 1 Tesalonicenses 1:6a y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Seor Los creyentes en Tesalnica supieron imitar el testimonio del Seor divulgando su palabra, el ejemplo personal de Pablo y sus compaeros, y el congregacional de las iglesias de Dios en Cristo Jess que estaban en Judea (2:14a). Tres fueron los modelos que estos nobles hermanos copiaron una vez convertidos de los dolos a Dios. Respecto al Seor, los tesalonicenses imitaron su amor y atencin a las necesidades de otros. Creyeron en el Dios vivo, no en una imagen de yeso o madera, y en el Dios verdadero, no en quien teniendo odo, ojos, pies, no oye, ve, ni anda. Vivan esperando la venida del Seor resucitado y seguros de ser libres de la ira venidera. Esto anunciaban con fidelidad, de manera que las palabras del Seor haba traspasado su corazn y alcanzado sus almas. En relacin al apstol y sus colaboradores, imitaron la perseverancia, la fidelidad en la predicacin y el gozo en medio de la tribulacin. Conoces a alguien que quiera imitar los sufrimientos de otra

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    persona aunque sta le parezca muy digna? No la hay, porque nadie desea sufrir; sin embargo, esto fue lo que vieron y lo que siguieron, pues hablaron a sus hermanos en Macedonia y Acaya en medio de gran oposicin (2.2). Por ltimo, imitaron a las iglesias de Judea, pues padecieron de su propia nacin los mismos padecimientos sufridos por ellas de mano de los judos (2:14b). Pablo anima a los creyentes en Corinto a ser imitadores de l, as como lo era de Cristo (1Cor.11:1), pero imitar el rechazo, la burla, la tribulacin, la expulsin, no parece ser una invitacin gratificante; sin embargo lo es, pues los imitadores de la fe y la paciencia de aquellos, heredarn las promesas (Heb.6:12). El Seor tambin extendi la invitacin a ser como l, manso y humilde, llevando su yugo sobre nosotros (Mt.11:29). De esta manera, la iglesia universal extendida por toda la tierra, separada por la distancia, por el idioma, por la cultura, por el tiempo, no solamente es una sola, sino que puede llegar a sentir una misma cosa en Cristo, siguiendo una misma regla (Fil.3:16). Versculo 5. 1 Tesalonicenses 1:6b recibiendo la palabra en medio de gran tribulacin, con gozo del Espritu Santo. Hubo resultados favorables para la obra de Dios en medio de tanta afrenta, los tesalonicenses se convirtieron (1:4), tuvieron firmeza en el Seor (3:8), procuraron la salvacin de otros por medio de la divulgacin del evangelio que antes haban odo y en el que crean (1:8). Todo esto lo hicieron sindoles contraria una circunstancia externa terrible y difcil de soportar; pero la interna, la del alma y del espritu, era de gozo. Con lo cual es comprensible lo que leemos del apstol y de muchos creyentes a lo largo de la historia, estar gozosos en medio de las pruebas. Si estos hombres y mujeres, en todo semejante a nosotros en nuestros das, padecieron y salieron aprobados, Por qu pensar que no somos capaces de superar tal sufrimiento? Por qu nos invade la duda? Por qu los cuestionamientos hacia Dios? Pablo no deca me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias porque quera exhibir sus poderes sobre naturales, no se consideraba un sper hroe; su gozo era el resultado de haber entendido que las aflicciones tambin son muestras del amor de Dios, porque cuando soy dbil, entonces soy fuerte (2Cor.12:10). Conclusin, es posible estar gozosos en medio de la prueba, de la dolencia, de la prdida, porque la confianza en nuestro Seor nos sustenta. Por otro lado, Pablo y otros tuvieron denuedo en Dios para anunciar el evangelio en medio de gran oposicin (2:2). Una vez ms, la situacin parece contradictoria. Cuando la persecucin, la blasfemia, el rechazo es lo que prevalece, lo normal es que menge el nimo, las fuerzas y la firmeza. Pero en Cristo no es as! El ejemplo lo vemos otra vez en los mismos personajes. Avanzaron con nimo y perseveraron, por lo que Dios les da almas. El apstol se gozaba en conocer la confesin genuina de los tesalonicenses, las convicciones de estos nuevos creyentes y la proclamacin del evangelio que lleg a tantos lugares por medio de estos hijos en la fe. Si parece que en el lugar donde ests no hay inters por escuchar las buenas noticias de salvacin; si no encuentras la misma entrega o fervor en otros creyentes para hablar el mensaje, recuerda esta experiencia. Es cierto que en Antioqua Pablo sacudi el polvo de sus pies diciendo que iran a los gentiles (13:51), y que en Corinto sacudieron sus vestidos (18:6), pero no olvides que anunciar el evangelio con denuedo, en medio de gran oposicin, puede traer como resultado que otros reciban la palabra con gozo, en medio de la tribulacin.

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    Versculo 6. 1 Tesalonicenses 1:8 Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Seor, en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido Hay creyentes cuyos corazones arden por llevar las buenas nuevas a otros lugares, a familiares que estn lejos, a amistades, que conociendo de su fe, no se deciden todava por Cristo. Por el amor recibido de parte de Dios, desean obedecerle en todo, cumpliendo tambin con la gran comisin de anunciar el evangelio a muchos. Asimismo, leyendo la vida de discpulos y apstoles, anhelan imitar su ejemplo, trabajo y dedicacin. Mas las circunstancias lo han impedido, lo que hace que se consideren intiles en la obra de Dios. Las comillas del texto no son casualidad, cada una tiene su explicacin. Todo lo creado en los cielos y en la tierra, sigue las instrucciones de un Creador perfecto. Todo est ordenado por l y para l. Todo sucede bajo su permiso y su cuidado, mucho ms si tiene que ver con los hijos de Dios. Nos hemos aferrado a la salvacin y a sus promesas, l cumplir, hay evidencias de que as es y ser; adems de que l mismo lo ha prometido. Por tanto, las circunstancias, el destino, la suerte, le pertenecen, son suyas; para que entonces sea su voluntad la que prepare y disponga todo en nuestras vidas. David quiso hacerle casa a Dios, pues no consideraba digno que el arca estuviese en tiendas mientras el rey viva en palacio. Los planes del Altsimo para su siervo era que sometiese a los enemigos de Israel, como as lo hizo en el captulo ocho y diez de segunda de Samuel, hacindoles pagar tributo a los sirios, amonitas, moabitas, edomitas, filisteos. Pablo quiso llevar el mensaje del evangelio a Asia en su segundo viaje y el Espritu se lo impidi dos veces, porque era necesario que fuese a Macedonia; as lo entendi el apstol, pues un varn macedonio le pidi ayuda en sueos, de manera que se establecieron iglesias en Filipos, Tesalnica y Berea. Querida hermana, no fueron las circunstancias las que marcaron sus pasos, fue Dios. Es la manera como trabaja nuestro Seor con los que somos suyos, por sendas que l conoce, para bien nuestro y por amor de su nombre. Por otro lado, ningn siervo con corazn sincero y dispuesto, es intil. Piensa que no trabajamos para el Seor, porque l no necesita de nosotros, sino que l trabaja a travs de nosotros; somos canales, vasos, instrumentos en sus manos, para rodearnos de bienestar y que esas bendiciones sean extensibles a muchos otros. Si lo has entendido as, entonces no cabe duda de que tu conducta, tus palabras y el testimonio de tu fe, est haciendo efecto en algn alma que, deseamos llegue a los pies del Seor. Dios es el primer interesado en que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. l usar personas, situaciones, las Escrituras para alcanzarles; estn lejos o estn cerca. Debemos perseverar en divulgar y desear divulgar las gratas noticias. Mientras velamos en ello con toda perseverancia y splica, confiemos en que nuestro Seor nos ha usado, los est haciendo y har. Finalmente fue el sabio Salomn, el hijo del rey, quien levant casa para Jehov y el elocuente Apolos, quien predic en feso (Asia), en lugar de Pablo. Versculo 7. 1 Tesalonicenses 1:10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucit de los muertos, a Jess, quien nos libra de la ira venidera

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    Los tesalonicenses renen los tres aspectos que deben presentarse en la vida de todo creyente, convertidos de los dolos a Dios, servicio al Dios vivo y verdadero y espera de la pronta venida de nuestro Seor Jesucristo. Convertidos. El primer aspecto es para salvacin. Los de Tesalnica eran idlatras, como casi todos los pobladores de la antigua Macedonia. Bajo la influencia griega, tenan como dioses a diferentes deidades que gobernaban el mar, el amor, el viento, la palabra, etc. Los hombres mortales queriendo ser dioses inmortales y viceversa. Su tiempo estaba dedicado a la adoracin, los sacrificios, la inmoralidad. Otros de sus deseos era alcanzar sabidura, Atenas era claro ejemplo de esto, la ciudad concentraba en un mismo espacio diferentes corrientes filosficas, no importaba qu tan opuestas fueran entre s, lo principal era saber y acumular conocimiento. Tesalnica no difera mucho de Atenas, ni tampoco son muy diferentes los dolos de entonces a los de ahora. Las imgenes y la filosofa son solo dos menciones, pero sabemos que la humanidad hace de cualquier cosa, animal, persona, pensamiento o espacio fsico, un dios. La idolatra es la dedicacin, admiracin y valor que se le da a algo y que llega a ser prioridad en la vida de esa persona, tanto como para usurpar el lugar que por derecho le corresponde a Dios. Cuando los hermanos, escucharon el mensaje y recibieron la luz que es Cristo, volvieron a poner las cosas en orden, Dios el primero en todo. Servicio. El segundo aspecto es para crecimiento. No parece haber transcurrido mucho tiempo entre la conversin y el servicio de estos creyentes. En seguida imitaron al apstol y al Seor, fueron ejemplo a los de Macedonia y Acaya, y divulgaron la palabra del Seor, extendiendo el mensaje en todo lugar. Porque para servir en la obra no hace falta estudios de cuatro o cinco aos en algn reconocido instituto teolgico o evanglico. No necesitas presentar un ttulo de graduado o hacer cursos prcticos. Si hay algn requisito, ese es el paso anterior, la conversin. Es precisamente trabajar en la obra lo que nos ensea, lo que nos hace crecer, lo que edifica, acompaando cada paso con la oracin y con la Palabra, la herramienta que Dios provee como alimento, espada, lmpara, etc.; lo que l utiliza para mostrar su voluntad, para aconsejarnos y guiar nuestros pasos. El endemoniado en Gadara, luego de ser librado del dominio del espritu malo, pidi al Seor que le dejara ir con l, mas Jess no se lo permiti, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuntales cun grandes cosas el Seor ha hecho contigo, y cmo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenz a publicar en Decpolis cun grandes cosas haba hecho Jess con l; y todos se maravillaban (Mr.5:19,20). Claro que aprendera escuchando al Seor, pero su crecimiento espiritual vendra del servicio, que fue tan inmediato como lo hicieron los de Tesalnica. Esperanza. El tercer aspecto es para santificacin. Pablo habl a los tesalonicenses el mensaje del evangelio, no una cuarta parte del mensaje, ni la porcin ms fcil de entender, sino las palabras de salvacin al completo. De qu otra manera pudieron conocer estos hermanos acerca de la venida del Seor Jess? Cmo pudieron vivir esperando ese momento si no se les hubiese enseado la importancia del mismo? Muchas veces hablamos del amor de Dios, de la vida eterna, del reposo y descanso en sus brazos, de la ayuda que l nos quiere dar, de las bendiciones y recompensas, pero sin mencionar el pecado, la muerte, la cruz que trajo tanto dolor, la condenacin, la justicia de Dios. Otros prestan ms atencin al trabajo pblico en la iglesia, sin darle ninguna importancia a la vida privada, porque es en la obediencia a sus mandatos donde reposa la sabidura. Esperar la venida del Seor nos motiva a desechar lo que no conviene de este mundo, nos lleva a limpiarnos del polvo del pecado del desierto, nos hace desear parecernos ms a l, nos mantiene listos a su llamado.

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    Es Cristo tu Salvador y tu Seor? Lo que has conocido de l es de palabra o de hechos? Vives aguardando su pronto regreso? Versculo 8. 1 Tesalonicenses 2:1 Porque vosotros mismos sabis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no result vana Recordemos brevemente cmo llegaron a conocerse Pablo y los tesalonicenses: En el segundo viaje, mientras estaban en la regin de Licaonia, visitando a los creyentes y confirmndolos en la fe, el apstol tuvo la intencin de extender el mensaje por toda Asia, pero el Espritu respondi negativamente en dos ocasiones. En la primera, el deseo era hablar el evangelio en Frigia y Galacia, mas el Espritu Santo se los prohibi (Hch.16:6). Por esta razn continuaron hasta Misia y procurando ir a Bitinia, el Espritu no se lo permiti (v.7). Sin entender los motivos, ni preguntarlos, y tampoco detenindose por estas cuestiones, Pablo contina hasta Troas, lugar donde ve claramente en visin a un varn macedonio pidiendo ayuda, con lo que en seguida procuraron partir hacia aquella provincia, convencidos de la voluntad Divina. Nada de lo sucedido hasta entonces haba sido un error, ni ocurrido por casualidad, estaba en los planes de Dios que fuese as para que el mensaje llegara en ese tiempo a los filipenses, tesalonicenses, a los de Berea y tambin a Atenas, todas ellas ciudades de Macedonia. Si hasta all haban encontrado poca oposicin, no sera igual en Filipos, donde padecieron y fueron ultrajados. Dios haba mostrado claramente su voluntad en esa visin, entonces por qu tanta oposicin y sufrimiento? La respuesta la tenemos en los convertidos. En medio de gran tribulacin y gran oposicin, recibieron el mensaje de salvacin con corazones nobles, es decir receptivos, sin que les espantara la persecucin; antes bien, escogieron imitar a los hermanos y al Seor en sus padecimientos mientras extendan el mensaje, y vivan con la mirada puesta en la pronta venida del Seor, la esperanza que consuela el corazn de los hijos de Dios. Ninguna de las aflicciones por el evangelio son sin razn, todas ellas conducen al gozo, tarde o temprano. As vemos en las Escrituras que la mujer que da a luz , tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero despus que ha dado a luz un nio, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo (Jn.16:21). Pablo dice en su carta a los romanos que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse (8:18). El mismo Seor, se humill a s mismo, hacindose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios tambin le exalt hasta lo sumo (Fil.2:8,9). Nada ha sido, es, ni ser vano, si trae gloria y honra al nombre del Seor. Versculo 9. 1 Tesalonicenses 2:2 pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposicin As como hablamos de tres aspectos que deben estar presentes en la vida de todo creyente, as tambin hay elementos destacables en la vida de un predicador. Pero, antes de continuar, es importante aclarar que no nos referimos a un grupo selecto entre los salvados los que han sido llamados a este servicio, sino que la gran comisin de predicar el evangelio a toda criatura fue dejada por el mismo Seor a todos los que hemos nacido de nuevo. En este segundo captulo, Pablo es ejemplo de afliccin, de fidelidad a la palabra, de conciencia y de amor.

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    Como primer elemento tenemos la afliccin. Si en el primer viaje el apstol fue apedreado y dejado medio muerto fuera de la ciudad de Listra (Hch.14:19), en el segundo no sufre menos, siendo vctima de falso testimonio, azotes y crcel. Fue expulsado de las ciudades como se haca con los leprosos y a la vez, en medio de todo esto, era bendecido por Dios, Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperan y os persiguen, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo (Mt.5:11). Que estas simples preguntas nos hagan despertar: Cmo impacta mi fe en la vida de los que estn a mi alrededor? Conocen al Dios en quien creo? Predicar acerca de Cristo ha generado risas, murmuraciones, desprecio? Los vituperios en nuestra vida son proporcionales al grado de fidelidad con que predicamos las buenas nuevas de salvacin, mientras ms fieles seamos a la Escritura, ms tribulaciones experimentamos; y por el contrario, las persecuciones desaparecen cuanto ms invisible sea la verdad de lo que decimos. No nos confundamos hermanos/as, las grandes promesas de Dios estn reservadas para la vida eterna. El reposo eterno no es para los creyentes mientras estemos en esta tierra, porque no es el lugar ni el momento. Ahora el Seor nos da las herramientas, las fuerzas, el consuelo, el cuidado, la instruccin; quiere preservarnos con un propsito, usarnos en su obra, porque ya poseemos la inmortalidad de nuestra alma. En medio de todo este panorama oscuro, de injusticias, estamos capacitados por l para sentir gozo, confianza, esperanza, paz; somos dotados por Dios para perdonar y amar a quienes se oponen. Esta s es su promesa para el presente. Que el mismo Seor nos ensee y ayude a no temer las persecuciones, son necesarias en nuestras vidas, a pesar de no ser placenteras, porque nos acercan a Dios en oracin, nos hacen dependientes de Su voluntad, nos deja ver Su poder, nos hacen pacientes; por ellas experimentamos Su gracia y misericordia. Las tribulaciones aaden al reino almas que confiesan una fe genuina y duradera. Versculo 10. 1 Tesalonicenses 2:3,13 Porque nuestra exhortacin no procedi de error ni de impureza, ni fue por engao cuando recibisteis la palabra de Dios que osteis de nosotros, la recibisteis segn es en verdad El captulo dos menciona cuatro elementos destacables en la vida de un predicador: la afliccin, fidelidad a la palabra, actuar a conciencia y por amor. Seguimos el orden as como aparece en las Escrituras, sin que uno sea ms importante que otro. Segundo elemento, Fidelidad a la palabra. La mayora de las epstolas de Pablo destacan su afn en preservar el mensaje del evangelio como fue recibido originalmente y en la prctica de la sana doctrina dada por nuestro Seor y confirmada por el Espritu de Dios. Podemos decir que es una de las tareas ms difciles para el hombre, pues cuando el texto llega a sus manos o a sus odos, la persona cambia el contenido segn le sea favorable o agradable, y de la misma manera lo comunica. Esto ocurre cuando hay un corazn cerrado, que por ms que se llame, no atiende, no escucha, no abre; y si lo hace, escoge a conveniencia cada porcin. Por esa razn ocurre que lo ms claro de las Escrituras, es lo que menos se obedece: no os unis en yugo desigual (2Cor.6:14-16), la mujer que ora o profetiza cubra su cabeza como seal de autoridad (1Cor.11:1-16), no amis al mundo, ni las cosas que estn en el mundo (1Jn.2:15), etc. Fijaos que ese corazn es de un convertido, pues el que no es salvo, piensa en las cosas de la carne y no en las del Espritu (Rom.8:5). Si no tiene el Espritu de Dios en l, no puede discernir las cosas espirituales. Sin embargo, sabemos que hay creyentes carnales, que deben ser tratados como tal, o como nios en Cristo, es decir, sin conocimiento (1Cor.3.1). A parte de esto, somos los hijos de Dios los llamados a anunciar el mensaje de salvacin (leed el caso de la muchacha adivina en

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    Filipos, daba voces diciendo: estos hombres son siervos del Dios Altsimo, quien os anuncian el camino de salvacin y Pablo dice al espritu que hablaba: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella Hch.16:17,18-). De manera que podemos ser nosotros mismos los que alteremos la palabra de Dios (2Cor.4.2). Tal desafo es aborrecido y sentenciado por l: Si alguno aadiere a estas cosas, Dios traer sobre l las plagas que estn escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profeca, Dios quitar su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que estn escritas en este libro (Apoc.22:18,19). El consejo amoroso de Pablo a Timoteo, era que retuviera la forma de las sanas palabras (2Tim.1:13), que perseverase en lo que haba aprendido y en lo que fue persuadido (3:14). Si fuimos salvos porque nos atrajo Cristo, su persona, amor, su entrega, su perdn por qu anunciar otro evangelio distinto? Si sus mandamientos son deseables ms que el oro, y dulces ms que miel, por qu somos tolerantes a otros mensajes? Si somos siervos de Dios y Jesucristo es nuestro Seor, como as le llamamos por qu nos creemos con autoridad? Si conocemos las bendiciones que recibiremos siendo fieles y las advertencias si desobedecemos, por qu persistimos en adulterar la palabra? Mas si aun nosotros, o un ngel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema (Gl.1:8). Se hace necesario recordar de forma imperiosa, que el evangelio no es tal si no hablamos del amor de Dios, as como de su justicia, de su misericordia por el pecador y tambin del castigo por el pecado, de su celo y santidad, de la condenacin que ya pesa sobre la humanidad y de la redencin que fue ganada en la cruz, del nico mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo; del arrepentimiento, del cambio de vida, antes amando este mundo, ahora pensando en lo espiritual. Si la santidad de Dios me hizo ver m pecado, si la obra de amor me hizo ponerme de rodillas para arrepentimiento, si la verdad de la condenacin me hizo buscar la nica forma de salvacin, si lo falso y temporal de este mundo me hizo anhelar las cosas espirituales y eternas, eso es lo que debo anunciar! el evangelio de Jesucristo, pues no nos predicamos a nosotros mismos (2Cor.4:5), ni anunciamos palabra de hombres (1Tes.2.13), como para agradar a otros, sino palabra de Dios, segn es en verdad. Versculo 11. 1 Tesalonicenses 2:5,6 Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros, ni de otros, aunque podamos seros carga como apstoles de Cristo De los cuatro elementos destacables en la vida de un predicador, la afliccin, fidelidad a la palabra, actuar a conciencia y por amor, hoy meditaremos en el tercero: Actuar a conciencia. Los tesalonicenses no eran precisamente creyentes conflictivos a los que haba que exhortar para que dieran aportaciones econmicas a la obra, ni a quienes reprender por negarse a hacerlo; y sin embargo, Pablo trabaja para no serles carga. Eran de corazones nobles, no por ser buenos, sino por recibir la palabra con toda solicitud; amaban a Pablo y a sus colaboradores, les recordaban con cario y deseaban verles, y as se lo hicieron saber por medio de Timoteo (1Tes.3:6). El apstol tena claro que el obrero es digno de su salario (Lc.10:7), y que es una ordenanza del Seor que los que anuncian el evangelio, vivan del evangelio (1Cor.9:14), porque, quin planta via y no come de su fruto? o quin apacienta el rebao y no toma de la leche del rebao?, si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, es gran cosa si segremos de vosotros lo material? (1Cor.9:7,11). Es su defensa ante los hermanos de esa ciudad de Acaya, Corinto,

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    delante de quienes Pablo s tuvo que exponer con verdad los asuntos relacionados con la manutencin de los siervos de Dios. Fue en esa ciudad donde el oficio de hacer tiendas se convirti en la fuente de alimento y provisin monetaria. Junto con Aquila, varn judo, natural del Ponto, y Priscila su mujer (Hch.18:2,3), Pablo trabaja y renuncia a su derecho en el evangelio, porque prefiere no ser gravoso, sino morir, antes que nadie desvanezca esta su gloria, para ser libre de todos, y hacerse siervo, y as ganar a mayor nmero (1Cor.9:19). El que predica la palabra de salvacin, confa en su Salvador, Tanto en los asuntos espirituales como en los materiales, y usa de sabidura a la hora de elegir hacer efectivo su derecho. Porque el que es de Dios, tiene la mente de Cristo (1Cor.2:16), lo que significa que sus pensamientos van en la misma lnea que los de nuestro Seor. El creyente recibe ms all que perdn de pecados, recibe tambin vida eterna, el Espritu Santo y la sabidura espiritual para andar como l anduvo, para ser imitadores de su amor, pues l quiere que obremos con toda sabidura. Que nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestras acciones sigan la misma armona que nuestras palabras; y que todo esto en conjunto sea consonante con la persona del Seor Jesucristo. No es congruente decir que Cristo es el Seor de nuestras vidas y tomamos decisiones segn la carne. No es verdad orar por el bienestar de los hermanos y destruirles con mentiras, medias verdades o murmuraciones. As como tampoco era lgico que Pablo anunciara la pureza del evangelio, con un corazn avaricioso. Podemos dar gracias a Dios, y debemos orar, por los creyentes que no son gravosos, ni carga a otros, en ningn sentido, sino que se conducen santa, justa e irreprensiblemente (1Tes.2:10); usando de sabidura y de buena conciencia. Versculo 12. 1 Tesalonicenses 2:8 Tan grande es nuestro afecto por vosotros El amor, es el cuarto elemento destacable en la vida de un predicador. Pablo nunca olvidara de dnde fue sacado. En Hechos de los apstoles narra su conversin dos veces (cap.22 y 26) y no se olvida de mencionarlo en sus epstolas (Glatas, Efesios, Filipenses). Fue salvo por el amor de Cristo y anunciaba esto a muchas naciones. Pero no solo predicaba el amor sino que actuaba en amor con los creyentes, fuesen estos contrarios o no a sus enseanzas. La primera carta a los corintios es prueba de esto. Tuvo que ser escrita a creyentes carnales, que aunque salvos, no actuaban bajo la gua del Espritu, sino ms bien de forma desordenada y mundana, que les haca pecar contra Dios y deshonrar su nombre. Ante tal situacin, el apstol usa la vara de la reprensin; les habla duramente y atiende los asuntos de forma recta, conforme a la rectitud y santidad del Seor. Pero en la segunda, abre su corazn, cuando dice: aunque os contrist con la carta, ahora me gozo, porque fuisteis contristados para arrepentimiento aunque os escrib, fue para que se os hiciese manifiesto nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios (7:8,9,12). Con los tesalonicenses no obra igual, pues estos creyentes fueron fieles imitadores de los padecimientos del Seor, del apstol y de la asamblea en Judea, al ser perseguidos con gran tribulacin, y an as, permanecer fieles y constante, sirviendo en la obra para su crecimiento, Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del seor, habis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han credo Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Seor, en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido (1:6-8).

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    Aunque con los corintios tuvo ser severo en una primera carta y con los tesalonicenses fue tierno, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos (2:7), el amor de Pablo fue igual para con ambos grupos de creyentes. La respuesta a tanto amor, fue ms amor; as result con los creyentes en Tesalnica. Ellos recordaban con cario al apstol y a sus colaboradores, deseando verles, consolndoles por la fe y el amor que mostraban (3:6). Y es posible que este amor sea todava ms grande, orando al Seor para que nos haga crecer y abundar en l, los unos para con los otros, y para con todos (3:12). Y sobre todas estas cosas vestos de amor, que es el vnculo perfecto (Col.3.14). Versculo 13. 1 Tesalonicenses 2:10 Vosotros sois testigos, y Dios tambin, de cun santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes Luego de decir estas palabras, Pablo va a referirse a la exhortacin y consolacin dada a los tesalonicenses, y adems, al encargo de andar como es digno de Dios. Bien seguro deba estar el apstol de su propia conducta, y la de sus acompaantes, para referirse a ella con tanta firmeza. No se trataba de altivez, ni de gloria desmedida. Su vida era un libro abierto, y fue as desde que se conoce su andadura como perseguidor de los creyentes. Muchos saban quin era Saulo y sus intenciones, fue temido por el mismo Ananas (Hch.9:13,14), otros que le escucharon en Damasco se quedaron atnitos al orle predicar a Cristo (Hch.9:21). Cuando lleg a Jerusaln, trat de juntarse con los discpulos; pero todos le tenan miedo, no creyendo que fuese discpulo (Hch.9:26); tanto que tuvo que ser presentado por Bernab a los apstoles (v.27). Saulo pas de ser temido, como perseguidor, a ser conocido y respetado como predicador. La conducta santa se refiere a toda actuacin conforme a la santidad de Dios, ajena a carnalidad y mundanalidad. Hablando bien de l, sin aditivos, sin levadura, sin aadidura; no buscando mi propia conveniencia, sino lo que conviene al Seor. Un comportamiento justo es hacer lo que el Seor hara y para gloria de su nombre. Ser irreprensibles es no tener cuentas pendientes, pecados sin confesar o actuaciones deshonrosas sin desechar. Poseer este perfil en Cristo, autoriza al creyente a instruir a otros, as como reprender con sabidura y en amor, a exhortar el nimo de los creyentes, a consolarlos por medio de la Escritura y de las propias vivencias. La conducta de Pablo respaldaba sus palabras y le abra puertas para encargar a otros lo que, antes, l mismo conoci, experiment y cumpli. Un comportamiento digno del reino al que pertenecemos y conforme a la gloria del Autor de nuestra salvacin. Versculo 14. 1 Tesalonicenses 2:13 cuando recibisteis la palabra de Dios que osteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino segn es en verdad, la palabra de Dios, la cual acta en vosotros los creyentes Los tesalonicenses escucharon el mensaje, fueron salvos y en sus vidas experimentaron el cambio que solo puede producirse por el poder de Dios. Poder en la sangre de Jess para perdn de pecados, y poder para una vida nueva. Antes, de espaldas a Dios, ahora, con la mirada puesta en las cosas de arriba. Hombres y mujeres convertidos de los dolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero (1Tes.1:9). De manera que la palabra tiene ese efecto, un cambio interior manifestado exteriormente; un cambio de destino, en el futuro, que se experimenta desde el presente. Una vivencia personal que termina siendo divulgada y aceptada por muchos.

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    Por eso es tan importante que el creyente hable palabra de verdad cuando anuncia el evangelio, retenga la buena enseanza y doctrina, porque otros sern receptivos al mensaje y buscarn imitar la fe, la conducta, la esperanza. Es verdad que muchos corazones estn endurecidos, pero no olvidemos que hay almas sedientas buscando esa fuente que calme su sed espiritual. Nuestros corazones tienen forma de Dios, por lo tanto, l es el nico que puede satisfacer toda demanda. A esos sedientos pondr Dios en nuestro camino, para unir en un punto al necesitado, con el bendecido. Los creyentes en Tesalnica escucharon un evangelio fiel y arrebataron el reino para s, se apropiaron de l para vida eterna, de manera que toda exhortacin, consuelo y todo encargo para un comportamiento digno de Dios, fue recibido con el mismo apetito y con la misma aceptacin que el propio mensaje. Los hermanos tesalonicenses oan al apstol y a sus colaboradores sabiendo que era Dios hablando a travs de ellos. Por otro lado, Pablo tena como nico propsito predicar a Cristo crucificado, Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a ste crucificado (1Cor.2:2). Versculo 15. 1 Tesalonicenses 2:14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jess que estn en Judea; pues habis padecido de los de vuestra propia nacin las mismas cosas que ellos padecieron de los judos Gran responsabilidad tenemos todos aquellos que anunciamos el evangelio de Jesucristo; un mensaje que no es nuestro, sino de Dios, por lo que hay que anunciarlo con verdad, considerando su totalidad y respetando los derechos del Autor, Jess, el Autor y consumador de la fe (Heb.12:2). Otra de las razones que nos lleva a proclamar las verdades de Dios son los oyentes. Es cierto que algunos rechazarn el mensaje y se levantarn en contra, propiciando turbas y alborotos; pero otros aceptarn las buenas noticias, porque la Palabra es agua de vida que calma la sed espiritual. No deberan sorprendernos los casos de receptividad, pues Dios lo ha prometido, As ser mi palabra que sale de mi boca; no volver a m vaca, sino que har lo que yo quiero, y ser prosperada en aquello para que la envi (is.53:11). Tampoco los de rechazo, pues el dios de este siglo ceg el entendimiento de los incrdulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo (2Cor.4:4). El que oye y cree, obtiene vida eterna, y los primeras pasos de su andar cristiano estn estrechamente vinculados con el testimonio de otros, la entrega, el servicio, las tribulaciones, el da a da. Son llamados nios por el autor a los hebreos, Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es nio (5:13); tambin por el apstol Pedro, desead, como nios recin nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcis para salvacin (1P.2:2). Esta inexperiencia y falta de madurez espiritual, les lleva a poner sus ojos y a copiar el ejemplo de los que ya han sido redimidos. Podemos plantearnos las siguientes preguntas: qu est viendo un nuevo convertido en mi vida? Comodidad, sin rechazo ni tribulacin? Carnalidad, es decir, siguiendo los mismos hbitos, hablando de la misma manera y practicando las mismas costumbres de entonces? Materialismo, en orden con el modelo del mundo, de xito profesional, dinero, reconocimiento? La Biblia llama tropiezo a una vida como esta. Nacer de nuevo, me ha llevado a tener una vida de oracin, de edificacin por la palabra de Dios, proclamacin fiel del evangelio sin miedo a la oposicin, entrega por los dems, estar preparado

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    para la venida del Seor Jess? Si es as, entonces podemos decir como Pablo, sed imitadores de m, as como yo de Cristo (1Cor.11:1). Versculo 16. 1 Tesalonicenses 2:16 Impidindonos hablar a los gentiles para que stos se salven Este es el fin de la persecucin, impedir que el evangelio se extienda para que otros alcancen salvacin. El propsito del diablo es que el hombre deseche a Dios, por eso la lucha es espiritual contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef.6:12). De all el nimo del apstol en que nos vistamos con la armadura de Dios, ceidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvacin, y la espada del Espritu, que es la palabra de Dios. Orando en todo tiempo con toda oracin y splica en el Espritu, y velando en ello con toda perseverancia y splica por todos los santos (Ef.6:13-18). De otra manera, estamos vencidos. Las asechanzas del diablo son ganadas con armas espirituales. Cristo fue quien obtuvo la victoria en la cruz, y ese triunfo nos hizo victoriosos (1Cor.15:55,57). Pablo nos recuerda, con total seguridad, que no hay nada que nos acuse, condene o separe del amor de Dios; ni la tribulacin, ni angustia, ni persecucin, ni hambre, ni desnudez, ni peligro, ni espada. Antes, en todas estas cosas somos ms que vencedores por medio de aquel que nos am (Rom.8:35,37). Entonces, no hay por qu temer, pues sabemos de qu lado estamos; pero s debemos estar preparados, porque los padecimientos vendrn desde adentro, de los de vuestra propia nacin (1Tes.2:14). Si la oposicin de los judos les llev a dar muerte al Seor Jess y a sus profetas, todos los que hemos depositado nuestra fe en Cristo sufriremos igual. Si los siervos de Dios, que predicaron evangelio, fueron expulsados, azotados, apresados, lo mismo ocurrir con nosotros. Se cumplen dos leyes cuando se anuncia el mensaje, la de causa y efecto y la de proporcionalidad. La primera, cuando hablamos a otros de Cristo, inmediatamente se produce una respuesta, muchas veces negativa, de rechazo. Los familiares, amigos o conocidos no quieren saber ms, son palabras de locura para ellos, te advierten que no les vas a convencer, apelan a sus derechos para que su paz no sea interrumpida. Por otro lado, damos gracias a Dios por los que s la reciben, la creen y se convierten. La segunda ley tiene que ver con el grado de tribulacin, mientras ms verdadero y completo es el mensaje que proclamamos, ms oposicin tendremos; lo contrario es no sufrir enemistad, rechazo, burla porque no hablamos de Cristo, o porque lo que decimos de su persona y de su obra es pobre, incompleto, falso. Satans quiere impedir de todas las maneras posibles que el hombre y la mujer se conviertan; pero en Cristo, ya somos vencedores, nada de lo que suceda debe, ni puede, apartarnos de la misin a la que hemos sido encomendados. Versculo 17. 1 Tesalonicenses 2:18 por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satans nos estorb Si hemos mencionado algunos detalles del segundo viaje de Pablo, esta vez acompaado de Silas (Hch.15:40), si hemos hablado de la actuacin del Espritu Santo al prohibir y no permitir que el apstol visitara provincias de Asia, tales como Frigia, Bitinia, Galacia (Hch.16:6,7), si nos hemos alegrado por la visin del varn macedonio, diciendo que pasasen a Macedonia porque

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    necesitaban ayuda (Hch.16:9); entonces debemos detenernos en el estorbo que caus Satans para que los de Tesalnica no viesen el rostro de Pablo por segunda vez en este mismo viaje. Lucas nos cuenta en Hechos 17 que Pablo sale inmediatamente de la ciudad, y lo hace de noche (v.10). Llega a Berea, y los mismos alborotadores de antes turban este otro lugar, haciendo que los hermanos le tomen nuevamente, de forma inmediata, y le trasladen por mar a Atenas (v.14,15). Es Pablo quien escribe en esta carta su apreciacin de lo que haba ocurrido en Tesalnica y Berea, diciendo: pero Satans nos estorb Marcadas diferencias hay en la actuacin del Espritu y en la de Satans. La primera de ellas es que el Espritu es Dios mismo, y todo lo que hace es para bien nuestro, para cumplir sus propsitos, para gloria y honra de su nombre. Para bien nuestro, porque lo que se le dijo a Pablo en visin, en Troas, era que los de Macedonia necesitaban ayuda; y as lleg la buena noticia de salvacin a muchos corazones, a muchos hogares, a muchas ciudades, hasta alcanzar toda Macedonia, Acaya, y otros lugares (1Tes.1:8). Para cumplir los propsitos divinos de Dios, porque el evangelio deba extenderse por Europa oriental antes de llegar a Roma, lugar donde el Seor quera enviar a Pablo, y se lo hace saber despus de su tercer viaje, estando en Jerusaln: Ten nimo, Pablo, pues como has testificado de m en Jerusaln, as es necesario que testifiques tambin en Roma (Hch.23:11). Por lo contrario, Satans no hace nada para el bien nuestro, l no ayuda sino que estorba, impide, levanta contienda, anula a la persona. Tampoco acta con un propsito futuro, porque l no tiene futuro, sino una sentencia condenatoria que pesa eternamente. Su fin es que permanezcamos en tinieblas, ciegos, engaados, en el error. Es cierto que Satans mantuvo separados a los queridos hermanos de Tesalnica de su tutor espiritual, pero la propagacin del evangelio se llev a cabo con poder, alcanzando a muchos. Pablo conoci la fe y la perseverancia de sus hijos amados, y esto le sirvi de consuelo, pues en medio de la necesidad y la afliccin, recibi las buenas noticias respecto a la nueva vida en Cristo Jess de muchos hombres y mujeres (griegos, piadosos, distinguidas y nobles). Satans no es omnipresente como Dios, y mientras se ocupaba en estorbar duramente la estancia del apstol entre los creyentes, y una segunda visita, el evangelio iba ganando almas para vida eterna. Versculo 18. 1 Tesalonicenses 2:20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo El versculo anterior (19) ya ha mencionado algunas de estas palabras, por ejemplo gozo y gloria, pero lo ha hecho en un contexto diferente, aunque relacionados con el mismo sacrificio de Jesucristo. Digo esto ltimo porque lo nico que nos puede dar entrada o acceso a la presencia del Seor es su sacrificio propiciatorio. l es nuestra nica gloria, esto lo sabemos, y no dejar de ser as, sin desmerecer los logros de los siervos de Dios obtenidos por amor a la obra de Cristo y a su persona. Una vez que entendemos que la nica gloria que nos da entrada al reino de los cielos es Jesucristo, entonces podemos indagar la intencin de Pablo al escribir el verso 19 y el 20. La diferencia entre una mencin y otra es el tiempo en que esa gloria y ese gozo se cumplir: el primero habla de la venida del Seor Jesucristo, por lo tanto se refiere al futuro cercano en que el Hijo del Hombre volver en gloria, sin relacin con el pecado, para llevar a los suyos a las moradas eternas que ha ido a preparar. Cada salvado pasar primero por el tribunal de Cristo para recibir las coronas o recompensas por su fidelidad y servicio a l, desde que naci de nuevo. El apstol se traslad a ese momento de galardn, en que estarn tambin los tesalonicenses y ellos sern el aval de su servicio (esperanza), ya nunca ms estar separado de sus amados hermanos (gozo), y ser el tiempo de recibir el pago por su trabajo (corona de que me glore).

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    En el segundo leemos la palabra sois, de manera que se refiere al tiempo presente. El fruto abundante de la semilla sembrada hace que merezca mucho la pena anunciar el mensaje en medio de la oposicin, la persecucin y la tribulacin. Que las almas permanezcan fieles y su conducta sea digna del evangelio, claro que trae gloria y gozo ahora, no solo para quien ha llevado la palabra, sino ms aun para el Seor. En cualquiera de los dos momentos, las personas que han escuchado el evangelio sin aditivos, han confesado creer en el nico mediador y han seguido una vida de ejemplo y testimonio, son el resultado de un trabajo que bien ha merecido la pena. Pablo no se est jactando de sus xitos porque cree que son sus mritos los que han conseguido alcanzar a cada hijo espiritual, todo lo contrario, l sabe a quin se debe, sabe quin es el centro del mensaje, el eje de su vida, el protagonista de la ms hermosa historia jams contada, el que ocupa el trono eternamente, Jesucristo; y a l daremos cualquier corona obtenida el da en que seremos recompensados. Ese debe ser el objetivo de todo siervo de Dios (entindase, todos los creyentes), administrar el bien que tenemos en nuestras manos para luego devolverlo multiplicado. El que est sentado en trono, a l sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos Amn (1p.5:11), Porque de l, y por l, y para l, son todos las cosas (Rom.11:36), desde ahora y para siempre. Versculo 19. 1 Tesalonicenses 3:1 Por lo tanto, no pudiendo soportarlo ms, acordamos quedarnos solos en Atenas, y enviamos a Timoteo El amor que una persona dice sentir por otra se expresa, ms que con palabras, con hechos. La persona objeto de ese amor creer que es verdadero cuando vea las evidencias. Es un sentimiento que nace desde donde no podemos ver, pero llega hasta nuestros ojos, porque el amor y la manifestacin de ese amor van de la mano. El amor no es invisible, ni mudo, sino fuego abrasador, que te arropa, que se siente, las muchas aguas no podrn apagar el amor (Cant.8:7). La Biblia habla del amor de Dios e inmediatamente menciona la expresin de ese amor, es as como leemos: Porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado (Jn.3:16), En esto se mostr el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envi (1Jn.4:9), Y andad en amor, como tambin Cristo nos am, y se entreg (Ef.5:2). Sabemos que Dios nos ama no solo porque l es amor o porque lo dice con palabras; aunque eso sera suficiente para creerle, pues no es hombre para que mienta (Nm23:19), pero l fue ms all, no escatim ni a su propio Hijo, sino que lo entreg por todos nosotros. Muchos no han odo de ese amor, por lo que tampoco lo han experimentado en sus vidas. Otros tantos, y quiz los que ms, lo han escuchado y rechazado. Eso no quita que Dios nos ha amado, dndonos lo ms preciado. Llegar el da en que grandes y pequeos estarn de pie ante el justo Juez, y los libros sern abiertos, y el que no se hall inscrito en el libro de la vida ser lanzado al lago de fuego (Apoc.20:11-15). La inscripcin en dicho libro depender de si acept o no el regalo de amor de parte de Dios al mundo, Jesucristo. El hombre y la mujer estn capacitados para mostrar ese amor gape, nicamente si ha nacido de nuevo, porque es la nueva creacin que Dios hace en el corazn de la persona la que imprime su sello y nos lleva a tener la mente de Cristo, a perdonar como Cristo nos perdon, a amar como l lo hizo. De manera que expresamos ese amor cuando obedecemos su palabra, no cuando la sabemos; cuando cubrimos las necesidades de nuestro prjimo, no cuando nos enteramos de ellas; cuando cerramos nuestros labios y en seal de humildad ponemos la otra mejilla, no cuando abundamos en palabrero que nos lleva a pecar.

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    Todo creyente que murmura, levanta contienda, miente, es indiferente con su hermano, debe examinar su propia vida espiritual, pues no est actuando con verdadero amor si sus hechos contradicen sus palabras. Pablo est lejos de sus hijos amados, los tesalonicenses, y aunque ha querido ir a ellos, Satans le ha estorbado, lo que le lleva a proclamar en dos ocasiones no lo soporto ms (3.1,5). Pero, no conforme con esto, enva a un servidor de Dios y colaborador en el evangelio de Cristo, Timoteo, para confirmar y exhortar. Dios ha enviado a su Hijo al mundo, Cristo se ha dado a s mismo por nosotros, el apstol estaba dispuesto a entregar su propia vida por los hermanos Y t? Y yo? Decimos que amamos o amamos verdaderamente? Hijitos mos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad (1Jn.3:18). Versculo 20. 1 Tesalonicenses 3:2 Para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe Esta era la prioridad para Pablo con respecto a sus hermanos los tesalonicenses, el crecimiento espiritual de ellos. No es que hay asuntos importantes y otros que no lo son en la vida de la iglesia, sino que al enfocarnos en la confirmacin y la exhortacin de la fe, el resto de los temas sucedern como consecuencia de lo primero. No se puede levantar la casa por el tejado, ms bien son necesarios los fundamentos donde luego se apoyar cada cosa. Estoy hablando en trminos espirituales, aunque haga un poco de referencia a la sabidura popular. El tema est en que nos atrae ms lo vistoso y los resultados rpidos. Los creyentes tambin padecemos de este mal y muchas veces anteponemos actividades, intereses, relaciones como miembros de una congregacin, y descuidamos la enseanza y la edificacin. No miremos hacia otro lado, ni nos hagamos odos sordos cuando somos conscientes del estancamiento espiritual de algunos hermanos. No pongamos como excusa que no lo sabamos, pues uno de nuestros cometidos es velar y atender las necesidades, los unos de los otros, primeramente las que se refieren al conocimiento de la palabra y de la persona de Jesucristo; y tambin las materiales. La confirmacin de nuestra fe traer fruto delicioso a la vida de iglesia y a la vida personal. En el primer caso, el Espritu se mover con libertad para bendicin de muchos, habr menos conflictos entre hermanos, el creyente buscar el bienestar de su prjimo anteponindolo al suyo propio, el mensaje del evangelio ser proclamado sin contradicciones ni obstculos y el nombre de Cristo ser glorificado. En cuanto a la confirmacin personal, la tendencia es infravalorar la atencin individual, olvidando que la vida espiritual de cada uno repercutir directamente en el buen funcionamiento de la iglesia. Adems, el creyente no lo es solo el domingo, sino todos los minutos, las horas y los das desde que su alma fue salvada para nueva vida; por lo tanto, cun bueno ser para cada hijo de Dios recibir la exhortacin, crecer en la gracia y en el conocimiento de Dios para, entonces, andar confiado, tomar decisiones con seguridad, cumplir con su trabajo honradamente, dar razn de la fe a todo el que demande de ella, llevar a otros a los pies de Cristo, vivir como si el Seor viniese hoy. El inters de Pablo entonces debe ser el mismo hoy da, el crecimiento espiritual del creyente, firmeza en las convicciones personales y colectivas, edificacin partiendo de la doctrina bsica, no importa que est oculto a nuestros ojos por un poco de tiempo, porque despus se levantar sobre esa base un edificio inamovible, visible, hermoso, que proclame al Salvador y su pronto regreso. As llegaron a ser los tesalonicenses, creyentes confirmados y exhortados, que se conducan como es digno del evangelio.

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    Versculo 21. 1 Tesalonicenses 3:3 A fin de que nadie se inquiete por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabis que para esto estamos puestos Fueron las tribulaciones las que hicieron de Pablo un siervo firme, confiado y esperanzado. Persecuciones no faltaran en toda su vida, los de su propia nacin y otros ajenos a la ley. Los sufrimientos fueron severos, ms all de la burla y el rechazo el apstol fue apedreado, azotado, encarcelado, sin pasar por un juicio previo; presentado delante de autoridades griegas, romanas y judas para ser sentenciado en base a blasfemias y engao. Vivi el abandono de todos los de Asia y de algunos llamados cristianos. Pas por necesidades y escasez. Toda una lista negra de amargas experiencias que le hacan estar gozoso. No consista en encontrar placer en tanta oposicin, sino en entender que estos elementos forman parte de la batalla que hay que librar para obtener el fin que deseamos, y que se nos ha prometido, la vida eterna. Recordemos lo que en otras ocasiones ya hemos estudiado, y es la razn de ser de las tribulaciones: Son necesarias porque forman en nosotros al nuevo ser, producto del nuevo nacimiento en Cristo Jess, semejantes a l. Si nos preguntamos cundo aprendimos la paciencia? cundo empezamos a confiar en que Dios est al control de todo? cundo aument nuestra fe para concebir las cosas futuras como si fuesen a ocurrir en el presente, o para ver por fe lo que es invisible a nuestros ojos? Cundo comenzamos a orar seguros de que Dios nos oye y responde? Todas ellas tienen una misma respuesta, cuando fuimos probados. Tambin son la va para acercarnos a Dios y conocerle personalmente. Sigamos con las preguntas: cundo me di cuenta del poder de Dios? cundo entend su amor? cundo vi su cuidado para conmigo? Cundo su misericordia? cundo su provisin? Esto ocurri cuando la tribulacin llam a la puerta. Adems de ser necesarias y la manera de conocer a nuestro Dios, Santiago (1:2), Pedro (1P.1:6) y, en este caso Pablo (2Cor.4:17), entendieron que todas ellas eran leves y momentneas e incomparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse (Rom.8:18). Esto produca en ellos, as como en todos los que las vivimos, un cada vez ms excelente y eterno peso de gloria. Versculo 22. 1 Tesalonicenses 3:5 no sea que os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano Hace algunas meditaciones atrs (n 17), hablamos acerca de las artimaas de Satans en contra del creyente, como enemigo de Dios que es. l estorba, confunde, arrebata, engaa y desea nuestra cada, poniendo ante nuestros ojos la tentacin. Un dato curioso fue cuando al estudiar el segundo libro de Samuel, captulo 24, me encontr con que Jehov incit a David contra Israel (v.1). Este acto era completamente opuesto a Dios y a David, pues Dios no provoca ni incita al mal, cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni l tienta a nadie (Stg.1:13). Por otra parte, David haba demostrado en multitud de ocasiones que amaba a su pueblo, lo que necesariamente me llev al mismo relato pero en 1 Crnicas 21. All dice que fue Satans quien se levant contra Israel e incit a David a que hiciera censo en Israel (v.1), pecando contra Dios, porque el censo era un mandato divino con dos propsitos principales: conocer con cuntos hombres de espada se contaba para la guerra y para dar el rescate a Dios por cada persona cuando fueren contados, para que no haya en ellos mortandad (x.30:12).

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    Esto s concuerda con ese ser maligno; porque l, por un lado, acta por s mismo tentando al hombre, y por otro, necesita el permiso de Dios para influir negativamente en nuestras vidas. Tenemos como ejemplo lo ocurrido en el huerto del Edn, Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriris; sino que sabe Dios que el da que comis de l, sern abiertos vuestros ojos, y seris como Dios, sabiendo el bien y el mal (Gn.3:4,5). Otro caso fue lo que sucedi con Job, Satans hablando con Dios le dice: extiende tu mano y toca todo lo que tiene y vers si no blasfema contra ti en tu misma presencia (1:11). Su intencin, en ambos ejemplos, fue tentar al hombre para que desobedeciera a Dios, manchar su testimonio y as tener de qu acusarle. Pero la tentacin tambin procede de nuestro interior, del corazn, cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atrado y seducido. Entonces la concupiscencia, despus que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte (Stgo.1:14,15). Es entonces cuando el trabajo se hace vano, no para Dios, sino para la manifestacin de frutos dignos de arrepentimientos. Amado creyente, ya vimos que las pruebas son necesarias para formar el nuevo hombre en nosotros y para conocer ms al Seor; estas proceden de Dios para nuestro bien. No ocurre as con la tentacin, es para deshonra, para vergenza nuestra; su autor es el diablo, actuando directamente o por medio de nuestra propia concupiscencia. Pidamos en oracin no caer en la tentacin y ser librados del mal, as como el Seor ense a sus discpulos cuando aprendieron a orar (Lc.11:4). Versculo 23. 1 Tesalonicenses 3:6 Pero cuando Timoteo volvi de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordis con cario, deseando vernos, como tambin nosotros a vosotros" En Cristo Jess no se contempla otro sentimiento que no sea este, el del amor. Por el momento, el camino de los tesalonicenses estaba separado del de Pablo, pero no as su rumbo. La distancia y el tiempo sin verse hizo aflorar en ellos lo que haba en sus corazones desde que se conocieron; se recordaban mutuamente y deseaban verse. Lo que los uni termin siendo mucho ms poderoso y verdadero que lo que los separ, y en la primera ocasin se dijeron, sin reserva, cunto se amaban. No tena por qu ser de otra manera, el Espritu puso al apstol en medio de hermanos nobles en relacin al evangelio, que terminaron convirtindose de los dolos a Dios. Fue un encuentro de beneficio mutuo, cuyo nico fin fue honrar el nombre del Seor. Durante el tiempo que Pablo estuvo con ellos, compartieron la enseanza, la comunin, el sustento, la esperanza de la pronta venida de Cristo. No se puede calcular quin dio ms, ni quin recibi ms, porque sobre ambos fueron derramadas las bendiciones desde el cielo. Pablo se entreg a ellos, enteramente; ellos amaron a Pablo, fueron colaboradores y compaeros de tribulacin. Ahora estaban separados, pero no olvidados; lejos, pero gozosos en la misma fe; sin verse durante un tiempo, pero anhelando volver a encontrarse en la voluntad de Dios, "Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Seor Jesucristo, dirija nuestro camino a vosotros" (1Tes.3:11). El amor entre hermanos tiene como fundamento a Dios mismo, "el que ama a Dios, ame tambin a su hermano" dice Juan en su primera carta (4:21). Por eso, los asuntos relacionados con Su persona y Su mensaje traan vida a Pablo; "ahora vivimos, si vosotros estis firmes en el Seor" (1Tes.3:8), consuelo, "fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe" (3:7), gratitud, "Por lo cual qu accin de gracias podemos dar a Dios por vosotros?" (3:9), gozo, "por todo el gozo

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    con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios" (3:9), oracin, "orando de noche y de da con gran insistencia" (3:10). Cuando el apstol deja Macedonia, va dirigido por el Espritu hacia Acaya, pues aunque sale de Tesalnica de prisa, sabe que la voluntad divina era llevar el evangelio a toda esa regin. Su ausencia no quit el amor de los tesalonicenses hacia l y tampoco Pablo dej de amarles, todo lo contrario, se recordaban unos a otros y oraban por verse de nuevo, deseando como prioridad que la fe fuese afirmada, se encontraran de nuevo o no. Llegar el da en que nos volveremos a ver, cuando suene la trompeta y todos nos reunamos delante de nuestro amado Salvador. All tambin nos gozaremos en Dios, pues as como ahora, el fundamento del amor es l. Versculo 24. 1 Tesalonicenses 3:13 Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Seor Jesucristo con todos sus santos" Como continuacin de la meditacin anterior, Pablo sigue hablando a sus hermanos en Tesalnica acerca del amor. Les descubre en su carta la oracin insistente que eleva al trono de la gracia a favor de sus amados, pidiendo al Seor que el amor crezca y abunde entre ellos, unos para con otros y para con todos. No significa que estos hermanos no actuasen en amor, ms bien su testimonio abundaba en cuanto al amor fraternal, "que os amis unos a otros; y tambin lo hacis as con todos los hermanos que estn por toda Macedonia" (4:9b,10a); pero el apstol, no conforme con esto, peda para que se extendiese y afirmase, sabiendo, as como escribe Pedro, que el amor cubrir multitud de pecados (1P.4:8). El amor entre los creyentes es seal de la presencia de Dios en nosotros; cuando se expande y se afinca en el corazn, damos evidencias de cun cerca estamos del Seor, porque no es posible amar a Dios y aborrecer al hermano (1Jn.4:20), no es posible recibir el perdn y no darlo. La vida cristiana es una predicacin "a voces" del poder transformador de Dios; el cambio operado en nuestro ser es una de las evidencias de su existencia y tambin de sus propsitos. Para nosotros mismos, la confirmacin de que somos amados por Dios es que podemos amar as como l lo hizo; solo en l, y a partir de recibirle, es que somos capaces de amar santamente, sobreabundando en misericordia, sin juzgarnos, perdonndonos unos a otros. Es el deseo de nuestro Dios que as sea, "De la manera que Cristo os perdon, as tambin hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestos de amor que es el vnculo perfecto" (Col.3:13,14). Lo que har menguar el nmero de nuestras faltas para santificacin (renovacin en el Espritu), despus de haber sido limpiados con la sangre de Cristo para justificacin (lavamiento de la regeneracin), es el ejercicio del amor. Una vez que somos dotados por Dios, practicarlo unos con otros (entre los creyentes), y con todos (con el resto de los hombres, sea cul sea la relacin), nos quita de contiendas, rencillas, juicios continuos, para ser hallados irreprensibles en la venida de nuestro Seor Jesucristo. Versculo 25. 1 Tesalonicenses 4:1 Por lo dems, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Seor Jess, que de la manera que aprendisteis de nosotros cmo os conviene conduciros y agradar a Dios, as abundis ms y ms" "Abundar ms y ms", porque hasta ahora no es suficiente, porque faltan cosas por conocer del Seor y cosas por hacer para la extensin de su reino. Porque el tiempo est cerca, porque el Espritu an vive en nosotros, porque Dios nos anima y da fuerzas. Porque nos queda mucho que

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    aprender, porque todava no se ha completado el nuevo hombre interior, segn Cristo. Porque hay almas por salvar, porque an hay oportunidad. No creamos los hijos de Dios que mientras estemos en el mundo, habremos de completar alguna obra o alcanzar la meta; esa est en el cielo, en la presencia del mismo Seor entronado. Nuestro trabajo no termina en tanto la Iglesia no sea llamada a las bodas del Cordero, "prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jess" (Fil.3:14). El servicio al Seor no tiene como finalidad "pagar" lo que l hizo por nosotros, porque es misin imposible, porque no es su deseo. Pablo explica a los creyentes en Tesalnica el para qu se convirtieron de los dolos a Dios, "para servir al Dios vivo y verdadero" (1Tes.1:9). Las obras no salvan, ni las muchas obras nos hacen ms santos, pero ellas son el fruto de la fe y traen consigo distintos escenarios tiles y necesarios para que el creyente conozca ntimamente a su Seor. Nos ayudan a crecer espiritualmente, reafirma nuestras convicciones, para presentarnos aprobados como obrero que no tiene de que avergonzarse. Trabajar para l nos hace fijar la mirada en las cosas de arriba, trae esperanza a nuestro corazn, nos sirve para superar las pruebas, y nos mantiene ocupados en los asuntos del reino, sin estar ociosos para no ceder a las tentaciones. "Abundar ms y ms" es una forma de expresar la longitud del amor de Dios, su paciencia divina, la fuente inagotable que encontramos en l. Todos los beneficios, como resultado del servicio, son para el creyente, as como para gloria del nombre del Seor. "Y vosotros, hermanos, no os cansis de hacer bien" (2Tes.3:13). Versculo 26. 1 Tesalonicenses 4:2 Porque ya sabis qu instrucciones os dimos por el Seor Jess" Cuando omos hablar de la salvacin a travs de la predicacin del evangelio, ya sea personal o pblica, verbal o no verbal, esos pregoneros de justicia insistieron en resaltar la opinin Dios respecto al mundo. Enfocaron la condicin del hombre desde Su punto de vista, lo horrible que es el pecado delante de Su santidad, y la vida eterna si cree o la sentencia condenatoria si rechaza, como est escrito en Su palabra. No es difcil distinguir dnde est el nfasis o sobre quin recae la accin, en Dios. Por eso, lo primordial es conocer la perspectiva que l tiene de todas las cosas y de mi persona. Todo esfuerzo que busque quitarnos de encima las seales del pecado es vano, y compararnos con otros para creernos "menos malos" no sirve de nada, pues lo que debemos saber es cmo nos mira y qu dice l. De la misma manera ocurre cuando somos lavados por la sangre de Cristo, pasamos de ser esclavos del pecado a ser siervos del Dios altsimo, "Mas ahora que habis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios" (Rom.6:22), y Su punto de vista sigue prevaleciendo. Por eso las decisiones, el trabajo, todo en la vida del creyente debe ser puesto bajo el cristal divino, para llegar a ser como obrero que no tiene de qu avergonzarse. De esta misma fuente procede la instruccin, el consejo y la exhortacin de otros, que entendindolo as, ensean a las almas bajo la gua del mismo Seor Jess, no por capricho, sino conforme a la palabra y por el Espritu. Es cierto que no todas las circunstancias de la vida aparecen detalladas en las Escrituras de forma literal, no tiene por qu ser as. Muchos se excusan diciendo que la palabra no contempla ciertos temas, PERO, y bien grande, nada de nuestra vida diaria y prctica escapa de Su conocimiento y para todo ello l siempre tiene algo qu decir. Pablo lo saba, y las instrucciones dadas por boca suya provenan directamente de Dios, como es el caso. Otras tantas eran personales, pero sin duda, ambas fueron inspiradas por el Espritu Santo.

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    Lo importante es que la voluntad de Dios se conozca, se haga y se ensee, porque para esto fue revelada. La primera pregunta que debemos hacernos es qu dice el Seor? y una vez que lo hemos entendido as, entonces hablamos y referimos a otros. La pregunta surgir en la misma posicin que ocupa el Seor en nuestras vidas, si es el primer lugar en todos nuestros asuntos, entonces ser ella la primera consideracin en nuestra mente y en nuestro corazn. Versculo 27. 1 Tesalonicenses 4:3 Pues la voluntad de Dios es vuestra santificacin" Despus de recordar cunto fueron atribulados, cun grande fue el cambio de los tesalonicenses, cunto haba crecido el nmero de los convertidos, cunto se amaban y recordaban mutuamente, lleg el momento de la exhortacin en relacin a su conducta en la carne; y Pablo la inicia de forma magistral: "la voluntad de Dios es vuestra santificacin". Muchas veces nos hallamos buscando y buscando la voluntad de Dios, en oracin, en la lectura de Su palabra, en el consejo de otros, y nos echamos las manos a la cabeza diciendo que no la sabemos. Hasta nos sentimos vctimas de un "Dios mudo" que tarda en revelarnos lo que quiere para nosotros. Pero Dios no es as, l no se complace en nuestra incertidumbre y menos en la duda concluyente contra Su persona. Claro que quiere mostrarnos Su voluntad, de la misma manera que habl a los tesalonicenses lo hace con nosotros, clara y directamente, con una expresin de sus deseos que abarca todos los mbitos de nuestra vida. La santificacin es separacin, y es la nica referencia en cuanto a distancia que el creyente debe marcar, es decir, mientras la salvacin nos aproxima, nos hace miembros de una sola familia, nos reconcilia con Dios, nos acerca al trono, como dice la Escritura: "Pero ahora en Cristo Jess, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo" (Ef.2:13); la santificacin nos separa del pecado en todas sus formas, nos separa de la tentacin, nos aleja del dominio de Satans, nos libra de la condenacin. Hay una separacin distinta a la santificacin, es la muerte segunda, lejos eternamente de Dios, y que pesa sobre los que aun no son salvos. As como los creyentes en Macedonia supieron cul era la voluntad de Dios, la podemos saber nosotros en nuestros das; y con ms razn, pues nosotros s tenemos la palabra completada y traducida a muchos idiomas, de manera que no hay excusa. Adems, como el inters del Seor es mostrarse al hombre por todos los medios posibles, l nos declarar sus deseos. Su voluntad en cuanto a la santificacin es para todos los hijos de Dios, sean de los tiempos de Pablo o de nuestra poca; separados de fornicacin (v.3), concupiscencia (v.5), engao (v.6) e inmundicia (v.7). Lejos del pecado, se presente como se presente. Versculo 28. 1 Tesalonicenses 4:6 Porque el Seor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado" Dios es vengador cuando acta con justicia, castigando el pecado practicado, reiterado y sin confesar de todo hombre o mujer. Tal es el caso de la lista elaborada por Pablo en estos versculos, que contempla pecados sexuales y/o de inmoralidad, faltando as al propio cuerpo y tambin daando al prjimo, sin olvidar la ofensa contra la santidad divina. Aunque en la mayora de los casos, la palabra "venganza" tiene una connotacin negativa, asociada a una accin cargada de ira, rencor, orgullo, esto no debe llevarnos a conceptualizar a Dios de la misma forma como nos concebidos entre nosotros. No podemos humanizar a Dios, todo

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    lo contrario, sus juicios son justos, su ira santa, su paciencia infinita y alcanzamos perdn por l, quien concibi el plan de salvacin. Entonces, si a parte de todo esto, Dios es amor, cundo acta con venganza? A qu se deben sus juicios? Primero, l es Soberano, quiere decir que posee toda autoridad, de manera que es vano cuestionar sus decisiones, "Dir el barro al que lo labra: qu haces?" (Is.45:9). Segundo, es Santo, no admite pecado en su presencia, va en contra de su naturaleza espiritual; lo que significa que tiene que castigarlo, "Jehov es tardo para la ira y grande en poder, y no tendr por inocente al culpable" (Nah.1:3). Tercero, l es Justo, presenta claramente al hombre las consecuencias de faltar y las de obedecer, y nos declara sus deseos, "Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendicin y la maldicin; escoge, pues, la vida, para que vivas t y tu descendencia" (Deut. 30:19). Cuarto, es el Dios de las oportunidades, pues antes de aplicar castigo, nos muestra la forma de librarnos de l, "Nunca se apartar de tu boca este libro de la ley, sino que de da y de noche meditars en l, apara que guardes y hagas conforme a todo lo que en l est escrito; porque entonces hars prosperar tu camino, y todo te saldr bien" (Jos.1:8). Quinto, l es Amor, y toda accin que el hombre natural haga en perjuicio de los suyos, tiene su pago, "Jehov, pues, ser juez, y l juzgar entre t y yo. l vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano" (1Sa,.24:15). Sexto, es Paciente, y sus juicios no son producto del impulso. No reacciona, sino que espera. Para l, cada asunto tiene su tiempo; tanto que es el nico que conoce el da y la hora en que ha de venir su Hijo, as como el momento del juicio final, "es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca" (2P.3:9). Sptimo, es Fiel, y si ha dicho algo, lo cumplir, "Porque si la palabra dicha por medio de los ngeles fue firme, y toda transgresin y desobediencia recibi justa retribucin, cmo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvacin tan grande? (Heb.2:2,3a). Con Dios no se juega, no es de doble nimo, ni podemos hacer nada para convencerlo en cambiar de idea. Lo que s debemos hacer es escoger por Cristo, en lugar de elegir pecar; or y obedecer Su palabra como garanta de su cuidado y bendicin; creer lo que dice para alcanzar vida eterna. Versculo 29. 1 Tesalonicenses 4:8 As que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que tambin nos dio su Espritu Santo" Ya sabemos que para Dios no hay pecados con diferentes tamaos, ni color; no existen los ms o menos ofensivos, delante de l es aborrecible el pecado sea como sea, aunque el hombre quiera minimizarlo, teirlo de rosa o infravalorar sus consecuencias. Tambin sabemos por las Escrituras que hay pecados de la carne que atentan contra la morada de Dios en la tierra, en el Espritu Santo, y esa morada es nuestro cuerpo, "o ignoris que vuestro cuerpo es templo del Espritu Santo, el cual est en vosotros, el cual tenis de Dios y que no sois vuestros?" (1Cor. 6:19) ). A estos hace mencin Pablo: fornicacin, concupiscencia, inmundicia. Porque cuando Jesucristo ascendi a los cielos, el Espritu tambin, pero la promesa era que el mundo sera visitado por el otro Consolador, y que ste habitara en el creyente hasta el toque de la trompeta. Palabras que se cumplieron cuando los discpulos, estando reunidos en Jerusaln, recibieron el Espritu Santo en pentecosts. De manera que este tabernculo es morada de Dios, y como ya no somos nuestros, l decide el uso santo de nuestros miembros. Los malos pensamientos afectan nuestra mente; un mal sentimiento afecta nuestro corazn; una mentira afecta nuestros labios; una mala conducta afecta el miembro implicado. Cada uno de ellos conforma ese cuerpo fsico, del cual no somos dueos. No olvidemos el estrs, las taquicardias, la

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    hipertensin, el insomnio y las mltiples enfermedades ocasionadas por el factor emocional; ni qu decir de todos los aspectos ticos y morales del ser humano, que luego de ser afectados, son de perjuicio para el cuerpo. Muchos somos los creyentes que no caemos en esta realidad sino hasta que somos provisto de sabidura espiritual para entender lo que antes estaba escrito. Lo que hay que saber es que ya no nos pertenecemos, es el Seor quien tiene la llave (Apoc.3:7), y nuestro cuerpo es Su templo. Los hermanos en Tesalnica tuvieron el gran privilegio de ser instruidos directamente por Pablo, este gran ministro de Dios; hecha con amor, en temor a Jehov. Fueron exhortados para santificacin, es decir, edificacin del nuevo hombre, fundado sobre la principal piedra del ngulo, Jesucristo mismo, para morada de Dios en el Espritu"(Ef.2:20,22). T y yo somos igualmente privilegiados, pues, el mismo Dios que habl a los creyentes en Macedonia a travs del apstol, es el que ahora nos habla, a travs de Su palabra. Ella limpia nuestro camino (Sal.119:9), y nos purifica por el lavamiento, para santificacin (Ef.5:26). Versculo 30. 1 Tesalonicenses 4:9,11,12 que os amis unos a otros,... que procuris tener tranquilidad, y ocuparos en vuestro negocios, y trabajar con vuestras manos... a fin de que os conduzcis honradamente para con los de afuera, y no tengis necesidad de nada" Palabras que abarcan todos los mbitos del creyente: el personal, el hermanable y el colectivo, procurando el bienestar individual cuando dice "tener tranquilidad, trabajar con vuestras manos"; el bienestar entre los hermanos cuando exhorta diciendo "que os amis unos a otros,... y que abundis en ello ms y ms"; y el bienestar con los de afuera, ese es el colectivo, con vecinos, amigos, compaeros, conocidos y desconocidos, todos ellos atentos respecto a la conducta del cristiano, y vaya si nos observan! Los tesalonicenses estaban bien encaminados en cuanto al amor, el testimonio, las ofrendas; pero deban abordar algunos aspectos en su vida de iglesia, quitndolos de en medio, para estar bien con los de afuera, y no tener necesidad de nada. Porque muchos de los que antes estaban del lado afuera de la puerta, pasaron por ella gracias a la conducta notoria de los nacidos de nuevo. Me refiero a la Jess como la puerta, y al lado adentro como la salvacin. En la Biblia encontramos ejemplo de esto, casos que "gritan" la verdad de la conversin; sin ir muy lejos, los mismos tesalonicenses dejaron los dolos, y no lo hicieron secretamente, pues servan al Dios vivo y verdadero (1Tes.1:9). En el tercer viaje misionero de Pablo, estando en feso, despus del sucesos entre el espritu malo y los siete hijos de Esceva, dice que fue notorio a todos los habitantes y, entonces, los que practicaban la magia sacaban sus libros y los quemaban delante de todos. El nombre del Seor era magnificado, creca y prevaleca poderosamente la palabra del Seor (Hch19:13-20). Zaqueo devolvera cuatro veces el dinero a los que haba defraudado y la mitad de sus bienes dara a los pobres (Lc.19:8). La condicin del ciego de nacimiento fue muy distinta despus de su encuentro con el Seor, "habiendo yo sido ciego, ahora veo" (Jn.9:25). Pablo resucita a Eutico, luego de quedarse dormido y caer del tercer piso, y los que estaban con el joven fueron grandemente consolados (Hch.20:12). El endemoniado gadareno, habitaba desnudo en los sepulcros, arrastrando cadenas y hacindose dao a s mismo, pero cuando termina el relato, le encontramos vestidos, en su cabal juicio, sentado a los pies de Jess; y los que le vieron tuvieron miedo (Lc.8:27-35). Qu testimonio es ese de uno que dice ser creyente y que cuando llega el domingo, o entra al lugar de reunin, muestra una conducta "modelo", pero cuando sale, su vida, sentimientos y deseos, apelan al mundo? Acaso ese ambiente eclesial le hace salvo? Cree que nadie le ve? Cuntos "de los de afuera" les han observado y han dado marcha atrs en su decisin por Cristo?

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    Cunta paciencia ha tenido el Seor con estos creyentes, llamando a sus almas y diciendo "Que os comportis como es digno del evangelio"! Para que, entonces, los de afuera, imiten su fe, su conducta, a la iglesia en general: "Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados" (Ef.5:1) "Hermanos, sed imitadores de m, y mirad a los que as se conducen segn el ejemplo que tenis en nosotros" (Fil.3:17) "Porque vosotros mismos sabis de qu manera debis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros" (2Tes.3:7) "Sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas" (Heb.6:12) Versculo 31. 1 Tesalonicenses 4:13 "Tampoco queremos, hermanos, que ignoris acerca de los que duermen" Esta seccin es de los ms curiosa, porque Lucas, el autor de Hechos, no nos da mayor informacin de los sucedido en Tesalnica, pero cuando Pablo escribe la primera carta, estando en Corinto, se extiende en detalles y a travs de su escrito podemos comprender el alcance de su predicacin, que va desde la condicin de pecador del hombre, la salvacin por medio de Jesucristo, la vida santa que agrada a Dios, y el pronto regreso de nuestro Seor. No deja en el tintero ninguno de los temas cruciales del evangelio, pasando por condenacin, muerte, maldicin, separacin, enemistad, hasta llegar a salvacin, oportunidad, bendicin, vida eterna, promesa, esperanza. Ya sabemos cmo era el apstol, dispuesto a darse enteramente y hasta morir por amor a Cristo, de manera que no iba a dejar de anunciar el mensaje, aunque en su contenido hayan declaraciones no gratas a odos del incrdulo. En esta oportunidad, hablar de la resurreccin de los que duermen, en la venida de Jesucristo, sirve de consuelo, y ensear acerca de nuestro encuentro con el Seor reafirma el corazn. No olvidemos, hermanos, en medio de la tribulacin que nos aflige, en medio de las pruebas que nos presionan, en medio de gente querida pero incrdula, que se niega a aceptar la verdad de la salvacin, en medio de problemas econmicos, sentimentales, familiares, en medio de nuestra debilidad, est la confortante noticia del regreso del Amado. Recordar este hecho, calma nuestra intranquilidad, menguan las preocupaciones, desaparecen las tristezas y recuperamos la paz, el gozo; levantamos la cabeza, seguimos nuestro camino hacia arriba, fijamos los ojos en lo verdaderamente importante, recuperamos la fe. Los creyentes en Tesalnica vivieron situaciones similares, aun ms, padecieron persecucin y tribulacin fsica, cosa que muchos de nosotros no hemos sufrido; con lo cual, necesitaban escuchar estas palabras, verdades que les devolvan el nimo, "para que no os entristezcis como los otros que no tienen esperanza" Gracias a Dios por Su palabra y porque podemos presentarnos ante el trono de la gracia en oracin, contando nuestras cuitas, despojndonos de la carga, descansando y esperando en l. No es extrao, para ninguno de los que leis estas meditaciones, lo que escribo; todos los hijos de Dios hemos recobrado nimo, hemos reorientado nuestros pasos, hemos recuperado fuerzas y anunciamos ms fervientemente la buenas nuevas de paz cuando miramos la venida del Seor como lo que es, un acontecimiento cercano, seguro, que traer reposo y recompensa al redimido, " Por lo dems, me est guardada la corona de justicia, la cual me dar el Seor, juez justo, en aquel da; y no slo a m, sino tambin a todos los que aman su venida" (2Tim.4.8). Versculo 32. 1 Tesalonicenses 4:14 "Porque si creemos que Jess muri y resucit, as tambin traer Dios con Jess a los que durmieron en l"

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    Cuando Dios justific a su Hijo resucitndole, se extendi la promesa hasta nosotros, obteniendo justificacin juntamente con el Seor, por medio de Su resurreccin. Tambin era necesario que l fuese el primognito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; Cristo fue hecho primicias de los que durmieron (1Cor.15:20) para asegurar a los suyos que un da seremos levantados, as como sucedi con el Salvador. Pablo tuv