Meditación sobre letras hebreas

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Meditación sobre letras hebreas: Cabe considerar cada letra como una vasija específica para la Luz Divina, una fuerza determinada 1 , pero también un canal específico, uniendo entre sí dos esferas del Árbol de la Vida. Hay, entonces, dos tipos esenciales de meditación en relación con una letra: la contemplación significativa, de modo parecido a como se ha hecho antes con las sefirot, y la proyección activa por sus dimensiones internas (la letra como sendero) En el primer caso, una vez realizadas las preparaciones oportunas, se visualiza la letra, en fuego blanco vibrando con luz blanca, que actuará de vasija para la canalización de su energía atsilútica específica. [También puedes visualizarla delante de tí, como a una distancia de tres o cuatro metros]. Tras la fase de construcción, empieza la de meditación contemplativa en la que se permite que la letra irradie espontáneamente sus contenidos. La forma de la letra permanece como el foco constante de la mente y se ve cómo, en el proceso, pulsa con una Luz vibrante cada vez más intensa. Se atrae esta Luz adentro de uno y se armoniza con el propio ser, permitiendo que nos afecte a su manera. Una vez completamente bañados internamente con la energía de la letra, podemos trabajar la intención específica, visualizándola detalladamente en la luz de la letra como realizada. Tras la fase de compartir y de dedicación del mérito, se reintegra la Luz a la letra, ésta se libera y recede a una distancia hasta desaparecer. Entonces se efectúa el proceso de retorno. En el método de proyección, se visualiza la letra como una puerta delante de uno y se espera a que sufra algún tipo de apertura, que variará según la persona que medita y la propia letra. Entonces uno cruza la puerta y se adentra en los dominios internos de la letra teniendo una serie de experiencias relevantes con su energía. Después hay que volver por el mismo camino de ida y se cruza la puerta. Ésta se cierra, terminando la meditación. En este segundo caso, puesto que es importante conectar con la esencia espiritual de la letra, toda la meditación debe ponerse bajo los auspicios, por así decir, de un Nombre Divino o Atributo asociado con ella. Si por alguna razón sucede un encuentro con alguna entidad, humana o angélica, ésta debe ser puesta a prueba, para lo cual se visualiza sobre ella el Nombre Divino correspondiente y se observa el efecto. Si la entidad se torna más luminosa hay bastantes probabilidades de que sea positiva. Si se produce algún tipo de incompatibilidad o rechazo, se le conmina en el Nombre Divino a que desaparezca (y en última instancia en el Tetragrámaton) Por supuesto, nunca hay que seguir las indicaciones que contradigan la propia conciencia moral, vayan contra la Torá o involucren a otros en contra de su voluntad. Se construye un Nombre Divino añadiendo la terminación Yod He a la letra, por ejemplo: äéà, äéá, äéâ, etc. Para la pronunciación se emplea la llamada vocal natural de la letra, es decir, la de la primera sílaba de su 1 Lo que en un nivel exaltado es vasija, es decir, forma o recipiente, deviene en alma y fuerza para los niveles por debajo de ella.

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Meditación sobre letras hebreas:

Cabe considerar cada letra como una vasija específica para la Luz Divina, una fuerza determinada1, pero también un canal específico, uniendo entre sí dos esferas del Árbol de la Vida. Hay, entonces, dos tipos esenciales de meditación en relación con una letra: la contemplación significativa, de modo parecido a como se ha hecho antes con las sefirot, y la proyección activa por sus dimensiones internas (la letra como sendero)

En el primer caso, una vez realizadas las preparaciones oportunas, se visualiza la letra, en fuego blanco vibrando con luz blanca, que actuará de vasija para la canalización de su energía atsilútica específica. [También puedes visualizarla delante de tí, como a una distancia de tres o cuatro metros]. Tras la fase de construcción, empieza la de meditación contemplativa en la que se permite que la letra irradie espontáneamente sus contenidos. La forma de la letra permanece como el foco constante de la mente y se ve cómo, en el proceso, pulsa con una Luz vibrante cada vez más intensa. Se atrae esta Luz adentro de uno y se armoniza con el propio ser, permitiendo que nos afecte a su manera. Una vez completamente bañados internamente con la energía de la letra, podemos trabajar la intención específica, visualizándola detalladamente en la luz de la letra como realizada. Tras la fase de compartir y de dedicación del mérito, se reintegra la Luz a la letra, ésta se libera y recede a una distancia hasta desaparecer. Entonces se efectúa el proceso de retorno.

En el método de proyección, se visualiza la letra como una puerta delante de uno y se espera a que sufra algún tipo de apertura, que variará según la persona que medita y la propia letra. Entonces uno cruza la puerta y se adentra en los dominios internos de la letra teniendo una serie de experiencias relevantes con su energía. Después hay que volver por el mismo camino de ida y se cruza la puerta. Ésta se cierra, terminando la meditación.

En este segundo caso, puesto que es importante conectar con la esencia espiritual de la letra, toda la meditación debe ponerse bajo los auspicios, por así decir, de un Nombre Divino o Atributo asociado con ella. Si por alguna razón sucede un encuentro con alguna entidad, humana o angélica, ésta debe ser puesta a prueba, para lo cual se visualiza sobre ella el Nombre Divino correspondiente y se observa el efecto. Si la entidad se torna más luminosa hay bastantes probabilidades de que sea positiva. Si se produce algún tipo de incompatibilidad o rechazo, se le conmina en el Nombre Divino a que desaparezca (y en última instancia en el Tetragrámaton) Por supuesto, nunca hay que seguir las indicaciones que contradigan la propia conciencia moral, vayan contra la Torá o involucren a otros en contra de su voluntad.

Se construye un Nombre Divino añadiendo la terminación Yod He a la letra, por ejemplo: äéà, äéá, äéâ, etc. Para la pronunciación se emplea la llamada vocal natural de la letra, es decir, la de la primera sílaba de su nombre. Así, A-lef, Bet, Guimel, etc. Así: Ayah, Beyah, Guiyah, etc. Por supuesto, la terminación Yod He es el Nombre Divino Yah – Nombre de Dios en Jojmá, la esfera de donde emanan las letras – con vocal Kamets (A larga)

En una fase más avanzada, cuando ya la persona haya desarrollado una conexión intuitiva básica con cada letra, se pueden empezar a realizar combinaciones de varias para formar nombres o simplemente construir arquetipos de fuerzas. Empieza entonces todo el proceso de permutaciones, sustituciones, acrósticos, guematriot, etc., según las técnicas de la escuela de Abulafia (y Albotini, entre otros). En su sistema, esas técnicas se usan como preparación para la recepción del Rúaj HaKódesh y la experiencia profética.

Ciertamente también, en toda la tefilá (oración) en hebreo, el conocimiento íntimo de las letras hebreas juega un papel fundamental. Imaginad la potencia espiritual, por ejemplo, de un salmo en el que cada una de sus letras se actualiza con una energía específica.

1 Lo que en un nivel exaltado es vasija, es decir, forma o recipiente, deviene en alma y fuerza para los niveles por debajo de ella.