Medios y Políticas Públicas de Comunicación

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Comunicación, políticas públicas,

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  • Medios y Polticas Pblicasde Comunicacin

    Noviembre de 2008

  • Presentacin ............................................................................................... 003

    Introduccin ................................................................................................004

    Captulo 1 - Medios de comunicacin por la Democracia ................................022Un dilogo relevante ..............................................................031De la comunicacin a la poltica .............................................047

    Captulo 2 - Soportes al desarrollo ........................................................................061Las lgicas de la regulacin ................................................... 072Tecnologas e innovaciones en los medios de comunicacin .......090La regulacin en Brasil y en el mundo .................................... 096La construccin del modelo regulador brasileo .......................103

    Captulo 3 En defensa del inters pblico .....................................................113Modelos a debate ...................................................................123Un breve panorama de las experiencias internacionales ...........145El dilogo posible ...................................................................147La trayectoria de la regulacin en Brasil ..................................161

    Captulo 4 Los medios de comunicacin como foco de atencin........................171Soluciones potenciales ............................................................182

    Bibliografa .................................................................................................206

    Consultores Temticos...................................................................................216

    Ficha Tcnica ..............................................................................................217

    Sumrio

  • 3En ese mbito es en el que se inserta la Agencia de Noticias por los Derechos de la Infancia (ANDI), una or-ganizacin creada en 1993 y que, entre otras acciones, supervisa regularmente y analiza la atencin dedicada por parte de los principales medios de comunicacin impresos brasileos a las temticas relevantes para la agenda social realzando aquellas que resultan pertinentes para el universo infantil y juvenil. Por medio de los diversos anlisis de contenidos que ya ha producido esta organizacin, se hace posible el percibir algunos de los motivos o contextos que influyen sobre las tendencias actuales del trabajo periodstico en Brasil.

    Los resultados de este trabajo resultan fundamentales tambin para definir el desarrollo de las de-ms estrategias de ANDI, con las que se busca movilizar y cualificar a la prensa por lo que atae a la cobertura de las polticas pblicas sociales.

    Posibles respuestas No resulta difcil el enumerar algunas de las hiptesis que contribuyen a explicar el escenario contempor-neo de los medios de comunicacin brasileos. La formacin de los profesionales que actan en esta rea, el contexto social, poltico y econmico en el que est inserto el sector y los perfiles de los dirigentes de las empresas de comunicacin adems de las polticas pblicas que regulan la actividad meditica son algunas de las variables que no se pueden dejar de considerar.

    Por lo tanto, bien sea por su inters terico-conceptual, o bien por razones de carcter pragmtico, cada vez resulta ms importante el comprender las polticas no solamente las gubernamentales, sino tambin las que implican a otros sectores conformadas con el objetivo de garantizar que los medios de comunicacin desempeen, de manera satisfactoria, la funcin que se les ha asignado en las democracias actuales.

    Esta es una empresa que cuenta con una peculiaridad importante. Aunque en muchos estudios, tratados y legislacin se debata sobre las Polticas Pblicas de Comunicacin y a pesar de toda la relevancia de dichos contenidos, producidos por los ms diferentes agentes , todava queda una enorme vaco por completar en lo que concierne a la comprensin del comportamiento de la prensa cuando el foco de las noticias son las comunicaciones y su relacin con el fortalecimiento de los procesos democrticos, en el mbito de la contemporaneidad.

    ANDI comprende que el buscar llenar este vaco, as como el debatir sobre eventuales respuestas a las inda-gaciones indicadas anteriormente, supone un movimiento fundamental en el mbito de los estudios sobre las coberturas periodsticas. Y no es por otra razn por lo que, en colaboracin con la Fundacin Ford, ha coordi-nado la investigacin que constituye el teln de fondo para los debates transmitidos en las prximas pginas.

    Es importante destacar que el presente documento representa an una versin preliminar y, en ese sentido, est abierto a crticas y sugerencias de los lectores. La propuesta reside en que se puedan enriquecer ms todava los contenidos presentados por medio de las posibles contribuciones de los ciudadanos, ciudadanas e instituciones interesados en fomentar el debate sobre las Polticas Pblicas de Comunicacin.

    LOS MEDIOS DE COMUNICACIN TAL Y COMO SON

    Veet Vivarta Secretrio Executivo - ANDI

    Ely HarasawaSecretria Executiva Adjunta - ANDI

    A partir de la comprensin de las potencialidades de los medios de comunicacin a la hora de darle impulso a la democracia, al desarrollo y a los derechos humanos, durante las ltimas dcadas diversas instituciones tanto en el plano internacional como en Brasil han empezado a elaborar estrategias de interlocucin con los medios a fin de contribuir a la mejora y a la efectividad de la labor periodstica.

  • AUTORREFLEXINLos medios de comunicacin desempean hoy en da determinadas funciones esen-ciales para la consolidacin de las sociedades democrticas. Al poseer tamaa rele-vancia, se hace decisivo tambin el que se debata sobre los diferentes mecanismos que contribuyen a la regulacin de las actividades de los propios medios. Y, al mismo tiempo, el investigar cmo ha venido siendo tratada esta discusin en la prensa. Dar respuesta a este desafo ha sido uno de los objetivos de la investigacin que presen-tamos a lo largo de las prximas pginas.

    Est comprobado que se ha estado viendo a los medios de comunicacin como engranajes fundamentales del or-denamiento del debate pblico acerca de las ms distintas cuestiones. Las conquistas tecnolgicas de los ltimos siglos principalmente, el nacimiento de la radiodifusin han extendido todava ms dicha percepcin. Por eso mismo es por lo que se ha pasado a considerar a las empresas de comunicacin de masas como un cuarto poder en la esfera poltica.

    Tal importancia, desde el punto de vista del periodismo, se ha hecho patente cuando se ha comprendido que a la prensa bajo sus diferentes plataformas le corresponda desempear algunos papeles fundamentales para el desarrollo pleno de la Poltica. Entre ellos estn el hacerles llegar informacin contextualizada a los diferentes pblicos, el incluir en la agenda un debate en torno a los temas vitales para las sociedades en los que se insertan y el garantizar que las diversas instituciones democrticas especialmente los gobiernos sean responsables unas ante las otras.

    En un escenario como ese tan relevante como complejo se impone una pregunta esencial: cmo se guar-dan a s mismos los medios de comunicacin, uno de los guardianes de la democracia? Develar los aspectos principales de esta cuestin es el objetivo del presente estudio, coordinado por ANDI, en colaboracin con la Fundacin Ford.

    Tomando como base una muestra de textos periodsticos transmitidos en Brasil a lo largo del 2003, el 2004 y el 2005 acerca de las denominadas Polticas Pblicas de Comunicacin (PPC en adelante), este trabajo pretende describir y analizar el modo como se comportan 53 peridicos oriundos de todas las unidades de la federacin, adems de cuatro revistas que se distribuyen por todo Brasil, cuando los temas que se destacan en sus pginas remiten a cuestiones referentes al propio universo de las comunicaciones.

    Esta Introduccin presenta el perfil general de la cobertura periodstica sobre el asunto, as como los procedimien-tos metodolgicos utilizados para la elaboracin de la investigacin. Sirvindonos siempre, como teln de fondo, de los datos del estudio, en el primer captulo esbozaremos algunas de las principales relaciones entre los medios de comunicacin y la democracia. En el segundo, se abordarn cuestiones relacionadas con la infraestructura ne-cesaria para operar los medios de comunicacin centrndose en temas como la regulacin, las concesiones y la propiedad de los mismos. A continuacin, el tercer captulo destacar algunos debates acerca de la regulacin de los contenidos. Finalmente, volveremos a presentar algunos hallazgos ms generales de este estudio.

    - Introduccin -

  • Introduccin

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    La actuacin de la prensa y de los medios de comunicacin de manera gene-ral siempre ha estado estrechamente conectada, a lo largo de los ltimos siglos, con los procesos de consolidacin de las sociedades democrticas. Exactamente por eso, la existencia de medios libres de informacin y expresin ha pasado a ser, histricamente, uno de los principales fundamentos en la casi totalidad de las definiciones de democracia. A principios del siglo XIX, Thomas Jefferson, uno de los responsables de poner las bases del modelo democrtico en Estados Unidos, lleg a afirmar que, si en un momento dado las sociedades tuvieran que escoger entre poseer gobiernos o prensa, tendran que optar por esta ltima.

    En dicha afirmacin del lder norteamericano, se poda leer entre lneas una concep-cin que dcadas ms tarde reiterara en Brasil el jurista Ruy Barbosa: de todas las libertades, la de la prensa es la ms necesaria y ms conspicua; domina y reina sobre las dems. No es por otra razn por lo que ha ido ganando fuerza durante los ltimos aos, entre diferentes tericos, la idea de que los medios de comunicacin, ms que un agente relevante de la democracia, representaran en teora un cuarto poder.

    Cabe resaltar que tal dimensin que se le atribuye a los medios mantiene una re-lacin directa con la potencial funcin social que han empezado a desempear en las sociedades contemporneas. De los diversos y posibles papeles ejercidos por los medios de comunicacin, podramos destacar su deber de transmitirle informaci-n contextualizada a la poblacin, su capacidad de influenciar a la hora de definir los temas principales de la agenda pblica y su actuacin en la supervisin y con-trol social de los agentes polticos.

    De esa forma, al convertirse en los principales mediadores del debate pblico, influen-ciando directamente a la hora de la construccin del imaginario social sobre las dife-rentes cuestiones en discusin, los medios de comunicacin de masas no pueden pres-cindir de cumplir con responsabilidades que abarcan tambin a otras instituciones de la vida democrtica, como actuar con transparencia y ser responsables ante la sociedad.

    Los medios de comunicacin ante el espejo Tal principio se aplica porque los medios de comunicacin, as como cualquier otra institucin, no siempre consiguen representar un papel independiente en el debate pblico. Por ello es por lo que la evolucin del proyecto democrtico, durante los ltimos siglos, ha llevado al desarrollo de una serie de regulaciones, que establecen los criterios y los lmites legales para la actuacin de los medios de comunicacin a ejemplo de lo que tambin ocurre con el Estado y el sector privado. Entre las diferentes polticas de regulacin destinadas a las empresas de los medios sobre las que se tratar a lo largo de la presente publicacin podramos citar, a ttulo de ilustracin, el control pblico de las concesiones de radiodifusin, la clasificacin por edades de los contenidos de cine y televisin, y el derecho de respuesta.

    Por otro lado, es importante que no se olvide que los marcos regulatorios no son estticos la propia evolucin de la sociedad y, en el caso especfico de la comuni-cacin, los acelerados avances tecnolgicos, conducen a la necesidad de una actu-alizacin/adecuacin constantes de sus parmetros. Lo que implica, es verdad, que haya debates y negociaciones entre las diversas partes interesadas.

    No obstante, este proceso, inherente al propio escenario democrtico, supone un desafo de grandes proporciones para los medios de comunicacin: cmo cumplir de forma adecuada su funcin social transmitir, informar, discutir en situacio-nes en las que estn en juego los intereses del propio sector?

    Artculo 19 Declaracin Universal de los Derechos HumanosTodo hombre tiene el derecho a la libertad de opinin y de ex-presin; este derecho incluye la libertad de, sin interferencias, tener opiniones y la de procurar, recibir y transmitir informacin e ideas por cualquier medio, in-dependientemente de fronteras.

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    La prensa brasilea, como uno de los guardianes de la democracia, est con-siguiendo abordar de forma objetiva cuestiones relacionadas con sus propios deberes y responsabilidades? De qu manera y en qu medida le conceden prioridad las empresas de este sector a informar a sus pblicos sobre los temas que ataen al universo de las comunicaciones? En un intento de develar algu-nas de las respuestas posibles a tales cuestionamientos, la Agencia de Noticias por los Derechos de la Infancia (ANDI) y la Fundacin Ford han elaborado un estudio indito, que procura plantear el tratamiento editorial que se les da a los temas de las Polticas Pblicas de Comunicacin en 53 peridicos impresos (que representan a todos los estados brasileos) y en cuatro revistas que se dis-tribuyen por todo Brasil.

    La investigacin analiz una muestra de 1.184 textos periodsticos, publicados entre el 2003 y el 2005, que incluan contenidos relacionados con el tema princi-pal (los principales resultados del estudio, as como informacin sobre la metodolo-ga utilizada, se describen en la pgina 6).

    Aunque se centre en ofrecer una radiografa de la actuacin tan solo de uno de los agentes del escenario de la comunicacin la prensa , el presente trabajo hace posible poner de manifiesto las diferentes pticas y enfoques construidos por los medios de comunicacin con relacin a su propio campo de actuacin. Sirve de incentivo a este esfuerzo de investigacin el percibir que las polticas de comuni-cacin solamente empezarn a formar parte, de manera ms amplia y efectiva, del juego poltico nacional si llegan a integrarse, con un mnimo de transparencia e imparcialidad, en la propia agenda periodstica.

    LAS FUNCIONALIDADES DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIN Y LAS POLTICAS PBLICAS

    A fin de comprender mejor la relevancia del debate sobre las Polticas Pblicas de Comunicacin en el contexto actual de las sociedades democrticas, es preciso repasar, aunque sea brevemente, algunas de las principales potencialidades de los medios de comunicacin analizadas histricamente por los especialistas en Cien-cias Sociales: inclusin en la agenda y encuadre del debate pblico, construccin de informacin y control social del Poder Pblico.

    El primero de los aspectos guarda relacin con el poder que poseen los medios de comunicacin a la hora de interferir a partir de aquello que transmiten u omiten en los temas que estarn entre los ms importantes de la lista de prioridades de los que toman las decisiones, de los formadores de opinin y, muy a menudo, de la sociedad como un todo.

    Dada la rpida expansin y diversificacin de sus reas de actuacin en gran parte en funcin del proceso de reconocimiento de los derechos humanos de los ciuda-danos y ciudadanas ocurrido en las ltimas dcadas , los Estados nacionales se ven en la necesidad de definir prioridades de accin, entre las diferentes demandas que se plantean de manera cotidiana en el mbito pblico. Incluso los analistas ms desconfiados con relacin al alcance propuesto por las teoras de agenda setting estn de acuerdo hoy en da con que el hecho de que se destaquen determinados temas de forma ms intensa en los medio de comunicacin ayuda a que se incluyan en la agenda de decisiones1.

    1. La teora de la inclusin en la agenda la desarrollaron en un principio McCombs y Shaw (1990).

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    De este modo, la frecuencia con la que la prensa informa sobre los diferentes asuntos se impone como uno de los factores que interfieren a la hora de definir las polticas pblicas a pesar de no ser el nico y, en muchos casos, diste mu-cho de ser el principal. Las cuestiones que afectan de forma directa la vida de los electores, por ejemplo, acaban vindose poco influenciadas por el volumen de informacin que aparece en las noticias: por mucho que los medios de co-municacin insistieran en no cubrir el campo de la salud, los electores continu-aran mostrndoles a sus representantes que este es un asunto de fundamental importancia en sus vidas2.

    Recortes de la realidad No obstante, la influencia de los medios de comunicacin a la hora de incluir en la agenda pblica ciertos temas no tiene lugar de manera homognea. Los diferentes procesos de construccin de la informacin, esto tal y como los diversos tipos de encuadre que se le pueden dar a un asunto determinado, tambin interfieren direc-tamente en la forma como lo comprender el pblico y, en consecuencia, en la fuerza que tendr (o no) en los espacios de debate.

    De esta forma, el tipo de enfoque meditico concedido a un tema puede tener influencia sobre distintas etapas de la construccin de significados por parte de los posibles agentes que participan en la formulacin de una determinada poltica pblica.

    Por lo que concierne al periodismo, ello resulta evidente si se analiza el mayor re-lieve que se les atribuye a ciertas temticas, a menudo en detrimento de otras ms relevantes para el conjunto de la sociedad. En el contexto de la prensa brasilea, la cobertura se centra principalmente en las cuestiones relacionadas con la pol-tica partidaria, legislativa y presidencial asuntos estos que, en general, ocupan espacios exclusivos y permanentes en los peridicos. En un escenario de este tipo, cuentan con una atencin garantizada hechos como los cambios de ministros, las negociaciones entre parlamentarios y los intereses sectoriales en los que se ven im-plicados polticos profesionales, por ejemplo, dado que se los considera elementos de lo que se puede denominar poltica.

    De este modo, por lo general, acaba por drsele una atencin secundaria al debate sobre los aspectos ms generales de las polticas pblicas sirva de ejemplo a este respecto el seguimiento ms sistemtico de sus diferentes etapas (deliberacin, for-mulacin, implementacin, supervisin, evaluacin).

    Por otro lado, cuando buscamos analizar los focos temticos, parece bien delimi-tada la idea de poltica econmica, que tambin cuenta con un espacio garanti-zado y titulares exclusivos en los principales medios de comunicacin brasileos. Sin embargo, no es raro que las dems polticas pblicas dejen de ser reconocidas como pertenecientes al universo cognitivo y de significados de la propia poltica. O sea, reciben espacios diferentes en los medios y se las entiende ms o menos como polticas, dependiendo del periodista encargado del reportaje y de los personajes que componen el hecho sobre el que se va a informar.

    As, pasa a entenderse la violencia como una cuestin de polticas pblicas en la medida en que abandona las pginas policiales y los personajes de la noticia empiezan a ser miembros de los poderes ejecutivos de los estados, municipios o federales, implicados directamente en las polticas de seguridad pblica. O, tam-bin, cuando se entrevista a especialistas que se dedican a este tema y que lo tra-

    2. Para entender las condiciones que interfieren en la forma de la inclusin en la agenda, vase el artculo de Stuart Soroka (la referencia completa est disponible en la Bibliografa, en la pgina 206).

    El estudio realiza-do por ANDI en colaboracin con la Fundacin Ford de-muestra que solo el

    0,3% de los textos se vale de la expresin Polticas Pblicas de Comunicacin, o de otras simi-lares, a la hora de abordar temas relevantes para el amplio univer-so de las comunicaciones. Por otro lado, el 11,8% del material incluye la expresin mercado, lo que sugiere que este asunto se trata mucho ms desde la pers-pectiva del business.

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    tan como un fenmeno social, cultural y poltico. Adems, el asunto sigue siendo explotado en gran medida con un sesgo factual un delito que ha cometido el individuo X contra el individuo Y, por ejemplo. Pero dnde entra la poltica en esa forma de presentar la noticia?

    El control social Las diferentes fases en el desarrollo de una poltica pblica requieren el conoci-miento de variados niveles de informacin estadsticas, legislacin, posturas de agentes diversos, mejores prcticas. Los medios de comunicacin son investiga-dores y suministradores potenciales de esta informacin, dndole voz incluso a fuentes alternativas y de contestacin de datos oficiales.

    Adems, en los regmenes democrticos, toda poltica pblica supone que los agentes responsables de ella han de demostrar que poseen un cierto grado de accountability. No obstante, esta caracterstica resulta tanto ms creble mien-tras ms externos al proceso sean los agentes responsables de ejercer este con-trol. Desde las discusiones entabladas por los Federalistas para constituir la democracia norteamericana, la prensa se entiende como una de las principa-les instituciones de control social de los gobiernos elegidos, as como de otros sectores de la vida pblica que tambin deben recibir la debida supervisin (ONGs, empresas, etc.).

    En ese sentido, el seguimiento no solo del lanzamiento oficial de proyectos, sino de su continuidad, de la idoneidad en su ejecucin y de sus resultados es o tendra que ser una tarea a la que deberan dedicarse con ahnco los profesionales de la noticia.

    Polticas Pblicas de Comunicacin? Este largo prembulo ofrece consistencia, esencialmente, a dos premisas. La primera, segn la que los medios de comunicacin en sus diferentes formas son agentes relevantes para la sociedad contempornea y, por lo tanto, tam-bin deben ser responsables (accountable) y pasibles de control democrtico. La segunda, segn la que las comunicaciones son un tema central para los Estados nacionales y, por ello, tendran que ser objeto de Polticas Pblicas especficas.

    A partir de estas reflexiones, podramos retomar algunas de las preguntas centra-les para la presente publicacin: cmo se comportar el mismo periodismo que ha contribuido al control social de las polticas pblicas y a incluir en su agenda los temas que se destacarn en el mbito pblico cuando los medios de comuni-cacin pasen a ser el centro de atencin? En otras palabras, cmo se vigilan a s mismos los guardianes?

    Es en busca de respuestas a tales preguntas de investigacin por donde nos mo-veremos a lo largo de las prximas pginas.

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    De manera general, los medios de comunicacin brasileos todava le conce-den una atencin selectiva y parcial a los temas ms polmicos de las Polticas Pblicas de Comunicacin como la regulacin de contenidos y la propiedad cruzada. Revertir esta tendencia constituye un autntico desafo para la con-solidacin de la democracia en ese pas.

    Ms all de cul sea la organizacin que se destaque, es bien cierto que no debe-mos considerar una tarea fcil el producir y publicar informacin transparente y cuidada acerca de sus propios temas y actividades. No es de extraar, por lo tanto, que se llegue a observar un panorama similar en el contexto de los medios de co-municacin de masas. Por otro lado, sera ingenuo el dejar de reconocer algo que diferencia claramente a las empresas periodsticas si se las compara con las de otros segmentos: el tener como objetivo principal la generacin de noticias informativas y de una credibilidad efectiva sobre los aspectos ms diversos de la realidad, lo que no ocurre en el caso de las dems.

    As sera de esperar que la cobertura periodstica dedicada por parte de la prensa a las temticas de su propio campo de inters contuviera un nivel razonable de exac-titud y de pulso investigador.

    No obstante, los datos que aparecen a continuacin denotan que los medios de comunicacin brasileos suelen hablar de s mismos de una manera selectiva y dejan de lado temas espinosos, aunque de una importancia fundamental para el desarrollo de las democracias contemporneas. Lo anterior, nos lleva a deducir que, al elegir a los medios de comunicacin como piezas centrales del sistema de construccin de la informacin pblica, los regmenes democrticos terminaron dndole forma a un gran desafo: cmo se puede estimular la reflexin sobre ese importante agente social si l mismo es el responsable de mediar en el intercambio de significados en el mbito de la esfera pblica?

    Medios de comunicacin estudiados La observacin atenta de los perfiles de los medios de comunicacin que han publi-cado ms y menos textos acerca de las Polticas Pblicas de Comunicacin (PPC) y temas congneres resulta una primera medida importante para deducir que los intereses en juego en este debate interfieren directamente a la hora de delinear las tendencias observadas en la cobertura periodstica.

    La muestra recolectada por ANDI a lo largo de tres aos permite identificar que la cobertura global de los temas ms diversos asociados con las comuni-caciones (vanse las palabras clave utilizadas para la seleccin de los textos, en la pgina 20) est muy por debajo de la relevancia de la institucin medios de comunicacin en los regmenes democrticos, conforme hemos destacado an-teriormente. El estudio indica un promedio de 0,19 textos publicados por cada peridico brasileo diariamente o sea, solamente cada cinco das los diarios publicaron un artculo, columna, editorial, entrevista u otros textos sobre el campo temtico analizado.

    Cuando nos centramos en las revistas medio respecto al cual estamos trabajando con el universo total de los contenidos publicados durante el perodo estudiado , llegamos a un promedio de 0,43 textos semanales o prcticamente uno cada 15 das. Si le restamos a esa cifra los datos del el semanario Carta Capital que le

    PERFIL GENERAL DE LA COBERTURA

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    concedi un mayor nfasis a la cobertura sobre las polticas de comunicacin , ese promedio llega a un texto al mes.

    Ante eso, cabe imaginarse un escenario en el que cualquier otra institucin funda-mental para la democracia el Poder Ejecutivo, por ejemplo contara con una co-bertura de proporciones similares. No es difcil deducir las consecuencias de ello.

    No obstante, desde el punto de vista del debate nacional, la situacin resulta un poco menos grave. Esto es as dado que, al contrario de lo que apuntan otros anlisis realizados por ANDI, los medios de comunicacin con mayor influencia en Brasil Correio Braziliense, Folha de S.Paulo, Jornal do Brasil, O Estado de S.Paulo y O Globo son responsables de una parte significativa de la cobertura: el 22% del total (y el 28,3% si consideramos tan solo los diarios). En promedio, cada uno de estos medios contribuy con el 4,4% de los textos de la muestra, mientras que a los peridicos regionales les correspondi una media del 1,1%. Por su par-te, las dos publicaciones especializadas en economa Gazeta Mercantil y Valor Econmico respondieron por el 2,1% cada una, en promedio. Cabe sealar que, en el recorte referente a los peridicos nacionales, la Folha de S.Paulo y O Estado de S.Paulo fueron responsables casi del 66% del material analizado. Finalmente, las revistas representaron el 22,4% de la muestra total y una de ellas Carta Ca-pital reuni ms del 50% de dichos textos.

    Intereses cruzados Otro dato relevante explicitado por el estudio atae a aquellos medios que forman parte de grupos de comunicacin que poseen otros medios (canales de televisin, radios, pe-ridicos, revistas, Internet). Los cuales tienden a publicar muchos menos textos sobre las polticas de comunicacin que sus competidores con el perfil opuesto. Vale la pena observar las cifras: los peridicos o revistas cuyas empresas tambin poseen estaciones de televisin corresponden al 1,5% del material publicado, en media. Los que estn integrados en grupos que cuentan con concesiones de radio son responsables cada uno de ellos de, en promedio, el 1,6%. Por su parte, los que no poseen ni emisoras de radio ni canales de televisin contribuyen, en promedio, con el 6,2% de la cobertura.

    Los medios pertenecientes a grupos que no poseen concesiones de radiodifusin son los que, proporcionalmente, condicionaron menos sus coberturas 70,4% de los ca-sos a la existencia de hechos especficos ocurridos durante un periodo determinado, como el debate sobre el Consejo Federal de Periodismo (CFJ) de Brasil, la Agencia Nacional de Cine y Audiovisuales (Ancinav) y la expulsin de Brasil del periodista Larry Rother. Esta postura denota la existencia de una cobertura ms slida y cons-tante sobre las PPC, menos reactiva a lo factual. Por otro lado, en el caso de los medios pertenecientes a grupos de radiodifusores, el porcentaje de textos que no remiten a los casos ms sobresalientes ocurridos durante un periodo determinado baja hasta el 56%. Adems, la proporcin en la que se presentan opiniones divergentes (el 19,7%) en los textos de los no-radiodifusores tambin resulta superior al promedio general del estudio (el 15,7%). Por aadido, ha de considerarse que esos medios cubren dos veces ms cuestiones relacionadas con la infraestructura de las comunicaciones y 2,75 veces ms, las relaciones entre los medios de comunicacin y la poltica.

    Tomemos algunos ejemplos ilustrativos. De los peridicos brasileos ms impor-tantes, O Estado de S.Paulo (con el 7,8%) public 2,6 veces ms contenidos que O Globo miembro de un holding con un abanico de negocios en el mbito de la co-municacin bastante ms significativo que los del Grupo Estado. A la hora de com-parar las revistas, se percibe que la publicacin Carta Capital tambin transmiti 2,6 veces ms textos que poca. Si se sale del eje Ro-Sao Paulo, la situacin resulta an ms compleja, puesto que las histricas conexiones entre ciertos representantes polticos y la propiedad de los medios de comunicacin acaban reduciendo el foco

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    Trimestres

    2003

    20052004

    de las coberturas periodsticas sobre las PPCs. Mientras que el peridico A Tarde, de Salvador, fue responsable del 2,7% del total de los textos estudiados, su compe-tidor prximo, Correio da Bahia perteneciente a un grupo poltico local, as como a un holding del rea de la comunicacin contribuy tan solo con el 0,8%.

    As, los datos parecen indicar el hecho de que los medios que no estn implicados directamente con grupos polticos y/o no pertenecen a holdings que cuentan con la propiedad cruzada de otros medios terminan publicando ms sobre las polticas de comunicacin. Pero cules sern las posibles causas de la existencia de un panora-ma de este tipo? Los intereses inmediatamente implicados y, por tanto, la dificultad a la hora de encaminarse periodsticamente por asuntos que a menudo contraran las prcticas adoptadas por sus empresas parecen ser algunas de las hiptesis con mayor probabilidad de verificarse empricamente, por lo que se refiere al compor-tamiento de los peridicos y las revistas que son integrantes de los holdings o que mantienen una relacin estrecha con grupos polticos.

    Periodos analizados El grfico que aparece a continuacin permite afirmar que no existe una regulari-dad temporal con relacin a la cobertura de la prensa sobre las Polticas Pblicas de Comunicacin. O sea, falta dedicacin regular al tema. As, una buena parte del material estudiado resulta de momentos especiales, en los que ciertos casos emble-mticos consiguieron captar la atencin de las redacciones. En el ltimo trimestre del 2003 nos encontramos con frecuencia ante la denuncia de que el presentador del programa Domingo guay, de la cadena brasilea SBT, haba puesto en antena a dos supuestos miembros de la entidad criminal Primer Comando de la Capital (PCC), en una falsa entrevista; das ms tarde se desenmascar la farsa. El tercer trimestre del 2004 cont con dos debates relevantes sobre los proyectos de creacin de Ancinav y del CFJ. Ambos emergieron y se los enterr en el mismo periodo.

    Por su parte, el tercer y el cuarto trimestres del 2005 se vieron acaparados por el de-bate sobre el sistema de Televisin Digital que se implantara en Brasil (se presentar ms informacin sobre estos casos en los prximos captulos de la presente publicacin). No se puede identificar a ninguno de estos temas, por muy relevantes que sean, como debates generales acerca del universo de la comunicacin caso, por ejemplo, de la regulacin de contenidos o de la propiedad. En este sentido, los hechos excepcionales que se han destacado a lo largo del periodo analizado no solo acabaron correspon-diendo a una parte significativa de la cobertura, sino que tambin le dieron una cierta lgica a la misma. Estuvieron bastante menos presentes otros temas como: la renova-cin de concesiones, el cumplimiento de las reglas de las concesiones por parte de los operadores de radio y televisin, la situacin de la radiodifusin comunitaria, entre todos aquellos que podran formar parte de la vida cotidiana de los telediarios.

    Distribucin de los textos por trimestre

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    MEDIOS ESTUDIADOS

    Medios por categora Medios

    % dentro de cada categora especfica

    % del total de textos analizados

    Peridicos de influencia nacional

    O Estado de S.Paulo So Paulo 35,4 7,8

    Folha de S.Paulo So Paulo 30,8 6,8

    O Globo Rio de Janeiro 13,5 3

    Jornal do Brasil Rio de Janeiro 10,4 2,3

    Correio Braziliense Distrito Federal 10 2,2

    Total 100 22

    Peridicos regionales

    A Gazeta Mato Grosso 5,9 3

    Hoje em Dia Minas Gerais 5,6 2,9

    Jornal do Commercio Pernambuco 5,4 2,8

    A Tarde Bahia 5,3 2,7

    Estado de Minas Minas Gerais 4,9 2,5

    O Liberal Par 4,8 2,4

    Dirio Catarinense Santa Catarina 4,3 2,2

    Dirio do Nordeste Cear 3,9 2

    O Povo Cear 3,9 2

    Zero Hora Rio Grande do Sul 3,4 1,8

    A Notcia Santa Catarina 3,4 1,8

    O Estado do Maranho Maranho 3 1,5

    Dirio do Amazonas Amazonas 2,6 1,4

    Dirio da Manh Gois 2,6 1,4

    O Popular Gois 2,6 1,4

    Dirio de Pernambuco Pernambuco 2,6 1,4

    Jornal de Braslia Distrito Federal 2,5 1,3

    Dirio de Cuiab Mato Grosso 2,3 1,2

    Folha de Londrina Paran 2,3 1,2

    A Gazeta Esprito Santo 2,1 1,1

    MEDIOS POR CATEGORIAN %

    Peridicos de Influencia Nacional 260 22,0

    Peridicos Regionales 609 51,4

    Peridicos Econmicos 50 4,2

    Revistas 265 22,4

    Total 1.184 100,0

  • Introduccin

    13

    MEDIOS ESTUDIADOS

    Medios por categora Medios

    % dentro de cada categora especfica

    % del total de textos analizados

    O Norte Paraba 2,1 1,1

    Correio da Bahia Bahia 1,6 0,8

    Meio Norte Piau 1,6 0,8

    Jornal da Tarde So Paulo 1,5 0,8

    A Gazeta Acre 1,3 0,7

    Dirio do Par Par 1,3 0,7

    O Dia Rio de Janeiro 1,3 0,7

    Correio do Povo Rio Grande do Sul 1,3 0,7

    Tribuna do Norte Rio Grande do Norte 1,1 0,6

    Jornal do Tocantins Tocantins 1,1 0,6

    Gazeta de Alagoas Alagoas 0,8 0,4

    A Crtica Amazonas 0,8 0,4

    Dirio do Amap Amap 0,8 0,4

    Correio da Paraba Paraba 0,8 0,4

    O Dia Piau 0,8 0,4

    O Rio Branco Acre 0,7 0,3

    Dirio da Tarde Minas Gerais 0,7 0,3

    Correio do Estado Mato Grosso do Sul 0,5 0,3

    Dirio de Natal Rio Grande do Norte 0,5 0,3

    Dirio da Amaznia Rondnia 0,7 0,3

    O Estado do Norte Rondnia 0,5 0,3

    Folha de Boa Vista Roraima 0,7 0,3

    Correio de Sergipe Sergipe 0,3 0,2

    Tribuna de Alagoas Alagoas 0,2 0,1

    Brasil Norte Roraima 0,2 0,1

    Total 100 51,4

    Peridicos econmicos

    Gazeta Mercantil So Paulo 54 2,3

    Valor Econmico So Paulo 46 1,9

    Total 100 4,2

    Revistas

    Carta Capital 49,7 11,1

    Veja 19,6 4,4

    poca 19,2 4,3

    Isto 11,7 2,6

    Total 100 22,4

  • Introduccin

    14

    TEXTOS POR UNIDAD FEDERAL DEL MEDIOUnidad Federal %

    AC 1,0AL 0,5AM 1,8AP 0,4BA 3,5CE 4,1DF 3,5ES 1,1GO 2,7MA 1,5MG 5,7MS 0,3MT 4,1PA 3,1PB 1,5PE 4,1PI 1,3PR 2,8RJ 5,9RN 0,8RO 0,6RR 0,4RS 2,4SC 4,0SE 0,2SP 19,5TO 0,6NACIONAL (Revista) 22,4

    Total 100

    TEXTOS POR REGIN DEL MEDIO

    Regin %Sur 9,2SE 32,3NE 17,6N 7,9CO 10,6NACIONAL (Revista)

    22,4

    Total 100

    Distribucin geogrfica de la muestra Otra forma de verificar si se da un equilibrio o un desequilibrio en la cobertura sobre las Polticas Pblicas de Comunicacin consiste en el anlisis de la distribucin de los textos segn la localidad sede de los medios estudiados. Los datos denotan una gran concentracin la mayor constatada en los estudios realizados por ANDI en Sao Paulo. Los diarios paulistas renen un volumen de textos desproporcionado con rela-cin al resto de la muestra cuando se lo compara con los dems estados brasileos all, la relacin entre el nmero de diarios y de material publicado es casi siete veces superior a la media general por unidad de la federacin.

    En este sentido, aunque la regin Nordeste cuente con ms peridicos entre los inves-tigados, por el hecho de que all se encuentra un nmero mayor de estados, la misma termin resultando subrepresentada. Uno de los factores que posiblemente expliquen esta situacin remite a la elevada vinculacin de los diarios de esta zona con grupos polticos locales lo que limita el inters de sus propietarios por ese tipo de debate.

    Otra manera de verificar la distribucin geogrfica de la muestra reside en analizar a qu localidades se refieren los textos estudiados. Este tipo de lectura de los datos trajo resultados igualmente relevantes y que, en cierto sentido, indican la existencia de un desequilibrio: el 82,8% del material destaca una determinada localidad geogrfica esto es, alude a hechos que tienen lugar en algn sitio especfico. El resto (el 17,2%) present contenidos que estn relacionados con temas ms conceptuales vinculados con las Polticas Pblicas de Comunicacin.

    De los que se centran en alguna localidad, el 79% lo hace exclusivamente en la realidad brasilea, el 7,2% destaca el escenario internacional y el 13,8% relaciona ambos univer-sos. Tiene sentido suponer que la experiencia internacional ha sido poco aprovechada por parte de los medios de comunicacin brasileos a la hora de debatir las PPC casi la totalidad de las democracias ms avanzadas presenta diseos reguladores para las comunicaciones bastante ms consolidados que los brasileos, lo que podra constituir una rica fuente de experiencias (y de temas) para los debates sobre este asunto.

    Por otro lado, cuando los medios se centran en la realidad brasilea, la mayor parte de las veces (un 80%) hablan de Brasil como un todo y dejan el 20% restante para cubrir el contexto de las regiones, estados y municipios. Tal panorama denota una desvincu-lacin de la discusin sobre la comunicacin con relacin a las cuestiones locales y, por lo tanto, con la vida cotidiana de los ciudadanos y ciudadanas.

    Comunicacin por quines y para quines? Esa perspectiva se ve reforzada, de forma preocupante, por otros datos: en el 82,2% de los textos analizados no se hace ni la ms remota mencin a los ciudadanos y ciuda-danas que de manera cotidiana se relacionan con los medios de comunicacin.

    Cuando observamos el parco 17,8% de artculos, editoriales, columnas, entrevistas y reportajes en los que se menciona a la poblacin de algn modo, descubrimos que, en la mayor parte de los casos (el 56,4%), aparece como consumidora. En el 28% se la identifica por medio de expresiones como telespectadores, oyentes, suscriptores, lecto-res, internautas (ngulos diferentes de la idea de consumidores). Tan solo en el 15,6% de los textos estudiados se le concede a la poblacin su ttulo republicano de ciudadanos y ciudadanas y en ningn caso se le atribuye la categora de sujetos de derechos y deberes. Esta postura acaba reforzando la perspectiva del negocio y de una relacin empresa-cliente, semejante a las dems encontradas en los ms variados mercados.

    No obstante, es fundamental recordar que estamos trabajando con un bien bas-tante diferenciado la informacin y, a menudo, con empresas que tiene la concesin de un bien pblico, el espectro electromagntico. En este sentido, ha

  • Introduccin

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    de observarse con especial atencin la negacin de una terminologa relaciona-da con los derechos y la ciudadana. Como consecuencia de dicha postura, han formado parte de la agenda en un volumen inferior a lo que sera de esperar en un pas con las caractersticas de Brasil ciertos temas relevantes para poblaciones espe-cficas como las relaciones entre los medios de comunicacin y la infancia (8,4%), cuestiones de gnero (1,6%), raza/etnia (1,9%), personas con discapacidad (0,6%) y derechos humanos en general (4,6%).

    La televisin comercial: el centro de las atenciones Las Polticas Pblicas de Comunicacin engloban a sectores tan amplios como los de la televisin y de la radio, que, adems, pueden ser comunitarios, estatales o privados. La clara determinacin de la Constitucin brasilea de 1988 de que se deberan estructu-rar tres sistemas de comunicacin uno pblico, uno estatal y uno privado , as como las diferencias no despreciables entre la televisin comercial y la televisin educativa, por ejemplo, indican que es pertinente que se ofrezcan espacios especficos para refle-xionar sobre esos distintos formatos de los medios de comunicacin.

    A pesar de lo complejo de este contexto, el trato que se les da en las redacciones a las PPC destaca, sobre todo, el tema de la televisin comercial. Importantes sectores como los peridicos, la radio y la televisin por cable son objeto de cobertura periodstica en una proporcin bastante menos significativa. Por un lado, la prensa escrita se pone en la cmoda posicin de atribuirle relevancia periodstica a un medio de la competencia: la televisin. En ese sentido, no nos suena a mera coincidencia la constatacin de que peridicos pertenecientes a grupos que tambin cuentan con concesiones de televisin cubran significativamente menos dicha temtica. Por otro, la escasa pluralidad de la reflexin que se entabla con relacin a los sistemas comunicativos posibles impide que se genere una agenda ms rica: el hecho de que se discuta acerca de la potenciacin del acceso y del alcance de los sistemas comunitarios, universitarios, institucionales y educativos resulta de fundamental importancia en la denominada democratizacin de las comunicaciones tema este que parece ir en direccin contraria a la de los intereses privados que dominan este sector.

    Se ha de resaltar, finalmente, que las variables creadas para contabilizar los segmentos y los sistemas mencionados eran de eleccin mltiple, o sea, incluso si los textos se valan de la mencin de dos o ms categoras, tal hecho era recogido en el estudio.

    SEGMENTOS O SECTORES MENCIONADOS

    Segmento %Televisin 59,0Peridico 18,6Radio 18,6Internet 14,5Cine 13,9Publicidad/Propaganda 9,0Otros segmentos de telecomunicaciones (mviles, etc) 7,6Cable 5,0DTH 1,9MMDS 0,8

    Otros 4,4Medios y/o comunicacin en general 17,5

    * Variable de seleccin mltiple, por lo que los resultados puede totalizar ms del 100%

  • Introduccin

    16

    SUBDIVISIONES DE LOS SISTEMAS PBLICO, ESTATAL Y PRIVADO

    Sistema %Privado/Comercial 59,0Estatall 7,5Educativo 3,7Comunitario 2,9Institucional (Tvs legislativas, Tvs gubernamentales, TeleSur, etc.)

    1,8

    Cultural 1,2Universitrio 0,6Segmentada: religiosas 0,5Segmentada: sindicales 0,3Otros 0,3No se pudo identificar 20,7No se aplica 12,1

    *Se trata de una variable de seleccin mltiple, por lo que los resultados pueden totalizar ms del 100%

    Qu se ve por la televisin? Tal como hemos observado, la cobertura sobre el universo de las comunicaciones an se concentra en gran medida en la televisin. No obstante, esta constatacin no revela aspectos relacionados con los temas que son abordados de manera principal en los textos periodsticos.

    De nuevo, nos encontramos ante una limitacin expresiva de los debates llevados a cabo por la prensa: las cuestiones de contenido calidad, por ejemplo son responsa-bles de ms del 50% de la cobertura. Por cierto, los temas que se encuentran ah resultan de gran relevancia para el espacio pblico brasileo. Sin embargo, tambin son la punta de un iceberg bastante ms profundo y complejo. No se les da en absoluto la atencin que se debera en los telediarios a cuestiones de fondo, como las relaciones con la po-ltica (4,6%), la democracia (1,8%) y el poder (0,3%). Sucede otro tanto con aspectos estructurales y reguladores concentracin de la propiedad, sistema de concesiones, entre otros que tambin aparecen con porcentajes bastante inferiores (11,7%). En sntesis, se da un fuerte desequilibrio en la composicin de los contenidos periodsticos sobre las PPC y los temas relevantes de la comunicacin. No se ha de olvidar que dicho desequilibrio se registra en el mbito de una atencin editorial ya de por s reducida, en comparacin con la relevancia de la temtica.

    En una situacin como esa, terminamos ante una escassima capacidad de incluir en la agenda temas absolutamente fundamentales para discutir el perfil del siste-ma brasileo de los medios de comunicacin y para contribuir a que tengan lugar aquellos cambios que puedan hacerse necesarios. No se habla de educacin para los medios de comunicacin (0,4%), de la ley general de la comunicacin de masas (0,3%), de la propiedad de los medios de comunicacin por parte de polticos y sus familiares (0,4%), de la configuracin de la propiedad de este sector (0,3%). Se puede decir que el periodismo est desempeando su papel de guardin de las Po-lticas Pblicas en este caso, las de Comunicacin por medio de una cobertura con tales caractersticas?

  • Introduccin

    17

    CUL DE LOS SIGUIENTES GRANDES TEMAS SE MENCIONA DE MANERA PRINCIPAL

    Elementos destacados N %Cuestiones de contenido (de entretenimiento, periodstico y publicitario)

    594 50,2

    Cuestiones estructurales, de mercado y reguladoras (excepto regulacin del contenido)

    139 11,7

    Cuestiones tecnolgicas 139 11,7Horario de propaganda electoral 71 6,0Medios de comunicacin y poltica 54 4,6Propiedad intelectual 36 3,0Derechos y libertades 23 1,9Medios de comunicacin y democracia 21 1,8Cuestiones generales de la comunicacin 19 1,6Historia de la comunicacin y/o de uno de los sectores/ segmentos/sistemas

    18 1,5

    Discusin general de uno de los sectores/segmentos/sistemas 16 1,4Cuestiones de la burocracia estatal relacionada con las comunicaciones

    16 1,4

    Cuestiones profesionales y sindicales 9 0,8Educacin y comunicacin 5 0,4Ley General de la Comunicacin 6 0,3Medios de comunicacin y poder 3 0,3Otros 17 1,4Total 1.184 100,0

    PARA ENTENDER ESTE ESTUDIOEl objetivo final de este anlisis resida en comprender cmo se trabajan en la prensa escrita temas relativos a la propia actividad de los medios de comunicacin, en diversas esferas la del periodismo, del negocio de la comunicacin, de la tecnologa, de las relaciones con el Estado, de las polticas pblicas, entre otras. Para ello, la primera tarea consisti en definir un conjunto de palabras clave que permitieran obtener una muestra o el universo, en el caso de las revistas lo ms fidedigna posible de textos periods-ticos sobre esa temtica publicados durante perodo que se pretenda estudiar, el cual comprenda del 2003 al 2005 (vase la lista de palabras clave en la pgina 20).

    El sistema de bsquedas que se utiliz seleccion cualquier contenido que contara, por lo menos, con una de las palabras definidas. Adems, el hecho de que el sistema hubiera identificado un texto no implicaba necesariamente que se lo tomara en consideracin en el presente estudio. Se eliminaron los materiales que tenan el siguiente perfil:

    Cartas de lectores.Textos con menos de 500 caracteres.Textos que, aunque contuvieran una de las palabras clave, no versaran sobre alguno de los asuntos de inters de esta investigacin. Por ejemplo, en mu-chos contenidos apareca el trmino censura, pero se lo utilizaba en otro contexto temtico. En estos casos, se los descartaba a travs de nuestro pro-ceso de seleccin del material.

  • Introduccin

    18

    El sistema de bsqueda consider a la mayor parte de las expresiones clave defi-nidas ipsis literis. Por su parte, aquellas expresiones que aparecan acompaadas por la seal (+) indicaban que el texto tendra que contener ambas palabras, aun-que no aparecieran una junto a la otra. A su vez, si una expresin apareca acom-paada por la seal (-), ello indicaba que deberan capturarse todos los textos excepto aquellos que contuvieran la palabra identificada con dicha marca.

    Finalmente, cabe resaltar que, a pesar de su importancia dado el foco central del presente anlisis no se trat sobre asuntos como nuevas tecnologas, ni todo ese amplio universo de las telecomunicaciones e Internet, a no ser que los mismos estu-vieran correlacionados con las cuestiones que abordamos aqu. Por ejemplo: cuan-do se estudi la propiedad cruzada de empresas de telefona y de radiodifusin, los textos que trataron sobre ello se tomaron en consideracin en nuestra muestra; sin embargo, si tan solo se le dedicaba atencin a la relacin de una empresa de telefo-na con sus clientes, se hubiera descartado el material.

    Mtodo de anlisis Por lo que atae a los peridicos, a la hora de definir una muestra analiza-ble, se trabaj con el mtodo de seleccin de contenidos conocido como Mes Compuesto: para cada uno de los aos considerados 2003, 2004 y 2005 se sortearon 31 das, preservando la representatividad de los meses del ao (meses con 31 das contaban con ms unidades en la muestra que aquellos que tienen 28 30 das) y de los das de la semana (se intent obtener un volumen seme-jante de lunes, martes, mircoles, jueves, viernes, sbados y domingos). As, nuestro cuadro de muestras est compuesto por 93 das. Por lo que se refiere a las revistas, en funcin del volumen ms reducido de contenidos a analizar, se consider la totalidad de los textos.

    Se escogi a los medios con el objetivo de permitir la comparacin con otros anli-sis realizados anteriormente por ANDI. En ese sentido, se eligieron cuatro revistas semanales que circulan por todo Brasil y dos de los principales medios de comuni-cacin de cada unidad de la federacin no obstante, estados como Sao Paulo, Ro de Janeiro y Minas Gerais acabaron contando con ms de dos representantes, dada la importancia de dichas localidades en el debate nacional.

    Habiendo sido definidos las palabras clave, los das y los medios, un proceso de bsqueda electrnica eligi un conjunto de textos que, tras un proceso de seleccin manual, result en los 1.184 que se analizaron de hecho en el presente estudio.

    Una vez delineado este universo, se construy un instrumento de investigacin que contuviera las principales categoras que iban a investigarse. Se entren en su utiliza-cin a un grupo de clasificadores, lo que permiti su aplicacin a cada uno de los textos. Dicho instrumento estaba estructurado, en lneas generales, de la siguiente forma:

    1. Identificacin del material: variables que permitan extraer informacin bsica de cada uno de los textos (medio en concreto, ciudad, fecha, ttulo).

    2. Segmentos y sistemas: en ese momento se intent verificar a qu segmentos (televisi-n, radio, etc.) y a qu sectores (privado, estatal, educativo) remitan los textos.

    3. Foco geogrfico: esta seccin del instrumento tuvo por objetivo el capturar las localidades retratadas en el material analizado.

    4. Foco central: el principal tema discutido en el texto estudiado se identificaba en esta seccin del formulario de anlisis de contenidos. Posteriormente, algunos de los temas contaban con un segundo nivel de detallado. Se trataba de: horario de

  • Introduccin

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    propaganda electoral gratuita, medios de comunicacin y democracia, medios de comunicacin y poltica, medios de comunicacin y poder, cuestiones de conte-nido, cuestiones de infraestructura y cuestiones tecnolgicas. Las cuestiones de contenido y las tecnolgicas tambin pasaban por un nivel adicional de anlisis.

    5. Encuadre del foco: una vez demarcado el foco central, los clasificadores empeza-ron a identificar la principal perspectiva adoptada para referirse a ese asunto en concreto determinado por parte de los textos (individual, gubernamental, de la sociedad civil o temtico eran algunas de las posibilidades existentes).

    6. Perspectiva gubernamental: encuadre sometido a un anlisis ms detallado.

    7. Casos especficos: 12 casos que tuvieron lugar durante el periodo analizado me-recieron una atencin especial en la ficha de clasificacin. Se trata de:

    a. Adopcin de un sistema brasileo de TV digitalb. Agencia Nacional del Cine y Audiovisuales (Ancinav)c. Campaa Quienes financian la chabacanera estn contra la ciudadanad. Consejo Federal de los Periodistas (CFJ)e. Clasificacin por edades de obras audiovisualesf. Prstamos concedidos a los medios de comunicacin por parte del BNDESg. Expulsin de Brasil del periodista Larry Rotherh. Clausura de radios comunitariasi. Gugu Liberato (caso PCC)j. Ley de la mordazak. Proyecto de regionalizacin de la programacinl. Regulacin/prohibicin de la publicidad de bebidas alcohlicas

    8. Censura y libertad de expresin y de prensa: a partir de la ficha de clasificacin que se elabor, se pudo describir con detalle la cobertura en la que se mencio-naba al menos uno de estos conceptos.

    9. Cuestiones generales: los clasificadores examinaban una serie de aspectos bina-rios (presencia o ausencia) a travs del formulario que se haba diseado (g-nero, raza/etnia, responsabilidad social empresarial, elecciones o tratamiento dado a la poblacin eran algunas de las categoras que estaban presentes).

    10. Cuestiones periodsticas: sirven de clausura al instrumento de investigacin asuntos relativos a los agentes mencionados en los textos; fuentes de informa-cin; formas de inclusin en la agenda; nivel de contextualizacin; mencin a causas, soluciones y consecuencias, as como los tipos de texto periodstico.

    Se trasladaron las fichas de clasificacin que se haban rellenado a una base de datos que permiti la emisin de frecuencias consolidadas y cruces fundamentados en hiptesis previas. Este material es el objeto de nuestra evaluacin, a partir da meto-dologa de Anlisis de contenidos.

    Cuatro consultores contratados por ANDI especialmente para colaborar en la presente investigacin (vanse sus perfiles en la pgina 216)1 supervisaron la definicin de las palabras clave y del cuestionario. Adems prepararon tres papers. Estos materiales sir-vieron de referencia para la presente publicacin, pues incluan informacin terico-conceptual y anlisis de los datos obtenidos acerca de los siguientes ejes de discusin: Medios de comunicacin y Democracia, Medios de comunicacin y Regulacin de la infraestructura y Medios de comunicacin y Regulacin de contenidos.

    1. Le agradecemos al periodista Mauro Malin, del Observatorio de la Prensa, sus perspicaces y fructferas alertas sobre algunas posibilidades de anlisis de los datos de esta investigacin. Con es habitual, recordamos tambin que cualquier equivocacin es de nuestra entera responsabilidad.

    Anlisis de contenidosA ANDI utiliza el mtodo de an-lisis de contenidos para evaluar distintos aspectos de la cobertura periodstica. Dicha metodologa busca cuantificar las caractersti-cas de determinados contenidos de forma objetiva y sistemtica en el caso de este estudio, los tex-tos periodsticos. O sea, en su da a da, la agencia traza una radiogra-fa de cada noticia publicada sobre la infancia y la adolescencia, a par-tir de los elementos visiblemente presentes en su construccin. En este tipo de anlisis no se trata de identificar la intencin de quienes envan el mensaje, la manera como cada uno lo recibe, ni siquiera qu puede significar (tales cuestiones exigen otros mtodos de investi-gacin para su comprensin). Por medio de este instrumento, eso s, se pueden convertir los diferentes elementos presentes en el texto en datos numricos, lo que hace posi-ble que se los mida y compare.

    RepercusionesSe ha intentado que los datos pro-ducidos por la investigacin reali-zada en el estudio Medios de comu-nicacin y polticas pblicas tengan repercusiones entre los especialis-tas y profesionales de algunos de los principales medios de comuni-cacin brasileos. En este sentido, es importante dejar claro que, por el hecho de que representan uno de los mayores conglomerados de comunicacin en Brasil, ANDI in-tent dar odos tambin a las opi-niones de las Organizaciones Glo-bo con relacin a los resultados de la investigacin. Sin embargo, la empresa prefiri no manifestarse sobre esta cuestin.

  • Introduccin

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    Palabras clave seleccionadas en la investigacin

    Expresiones generales comunicacin de masas1. comunicacin y desarrollo2. comunicacin para el desarrollo3. comunicacin por el desarrollo4. comunicacin social5. concentracin de la propiedad6. concesiones de radio7. concesiones de televisin8. conglomerados de comunicacin9. conglomerados de medios de comunicacin10. control de contenidos11. democratizacin de la comunicacin12. democratizacin de los medios de 13. comunicacin empresa periodstica14. empresas de comunicacin15. empresas de medios de comunicacin16. espectro electromagntico17. grupos de medios de comunicacin18. horario de propaganda electoral19. orario partidario20. industria cultural21. medios de comunicacin y democracia22. medios de comunicacin y poltica23. MMDS24. modelo brasileo + HDTV25. modelo brasileo + televisin digital26. polticas de comunicacin27. polticas pblicas de comunicacin28. Proer de los medios de comunicacin29. propaganda electoral por la televisin30. propaganda electoral por la radio y 31. la televisin propiedad cruzada32. propiedad de los medios33. propiedad de los medios de comunicacin34. propiedad horizontal35. propiedad vertical36. radio comunitaria37. radio digital38. radio pirata39. radiodifusin40. radios comunitarias41. radios piratas42. televisin comunitaria43. televisiones comunitarias44. concesin + conquista45. concesin + otorgamiento46. regulacin + contenido47. regulacin + medios de comunicacin48. regulacin + televisin49.

    renovacin + concesin50. sistema brasileo + HDTV51. sistema brasileo + televisin digital52. SBTVD53. TV digital54. TV educativa55. TV pblica56.

    Derechos y libertades derecho a la voz57. derecho de antena58. derecho a la comunicacin59. derecho a la expresin60. derecho de comunicacin61. derecho de informacin62. derechos de autor63. derecho humano a la comunicacin64. libertad de expresin65. libertad de informacin66. libertad de opinin67. propiedad intelectual68. censura69.

    Legislacin art. 22070. art. 22171. art. 22272. art. 22373. art. 22474. cdigo brasileo de telecomunicaciones75. ley 1035976. ley 1059777. ley 411778. ley 897779. ley 947280. ley 961281. ley de comunicacin electrnica de masas82. ley de prensa83. ley del cable84. ley de la televisin por cable85. ley general de telecomunicaciones86.

    Cuestiones de contenido chabacanera + televisin87. cdigo de conducta + TV88. clasificacin por edades89. estndar de calidad Globo90. produccin independiente (menos) 91. embarazada produccin regional92. prohibicin de la propaganda93. prohibicin de la publicidad94.

  • Introduccin

    21

    propaganda dirigida a los nios95. publicidad destinada a los nios96. ublicidad dirigida a los nios97. publicidad infantil98. calidad de la programacin televisiva99.

    regionalizacin de la produccin100. regionalizacin de la programacin101. restriccin de la publicidad102. restriccin de la propaganda103.

    OrganizacionesAgencia Nacional de Telecomunicaciones104.

    Agencia Nacional del Cine y Audiovisuales105. Asociacin Brasilea de las Emisoras 106.

    Pblicas, Educativas y CulturalesAsociacin Brasilea de Emisoras de 107.

    Radio y TelevisinAsociacin Brasilea de Productores 108.

    Independientes de TelevisinAsociacin Brasilea de Radiodifusin 109.

    ComunitariaAsociacin Brasilea de Radiodifusin y 110.

    TelecomunicacionesAsociacin Brasilea de Radiodifusores111. Asociacin Brasilea de Televisin 112.

    UniversitariaAsociacin Brasilea de TV de Pago113.

    Comit Gestor de Internet114. Consejo de Autorregulacin Publicitaria115. Consejo de Comunicacin Social116. Consejo Federal de Periodismo117. tica en la Televisin118. Foro de lo Audiovisual y del Cine119. Foro Nacional por la Democratizacin 120.

    de la ComunicacinMinisterio de Comunicaciones121. Quienes financian la chabacanera estn 122.

    contra la ciudadanaABEPEC123. ABERT124. ABPI125. ABRA126. ABRATEL127. ABTA128. ABTU129. Anatel130. ANCINAV131. CJF132. CONAR133. Federacin Nacional de los Periodistas134. FENAJ135. FNDC136. Intervoces137.

  • MEDIOS DE COMUNICACIN POR LA DEMOCRACIA

    Se habla mucho sobre el papel que les corresponde a los medios de comunicacin como instrumentos para garantizar la Democracia y conseguir el perfeccionamiento de las insti-tuciones tpicas del Estado de Derecho. Pero estn cumpliendo de verdad esta funcin?

    Para responder a esa pregunta, que orienta la presente publicacin, en un primer momento es preciso que se plantee un debate sobre las diversas concepciones de democracia y sus interfaces con los medios de comunica-cin. Eso es lo que se ha intentado desarrollar en este captulo. Inicialmente se analizarn las interpretaciones de diferentes autores por lo que se refiere a la democracia. Tal como se ver, dicho concepto ha adquirido una naturaleza y amplitud distintas y, a veces, opuestas, dependiendo de quin lo ha interpretado.

    A continuacin, buscamos centrar el debate en los medios de comunicacin de masas y en su relacin con el es-cenario democrtico, al tiempo que se le darn prioridad a algunos de sus componentes ms inmediatos como el debate sobre las libertades de expresin y de prensa. Tal conexin no est relacionada tan solo con el papel de fiscalizacin que asumen o deberan asumir los medios en el contexto de las democracias contemporneas, sino tambin con el uso que pretenden hacer de ella los distintos agentes sociales, principalmente los que tienen que ver con el espacio poltico.

    Tambin se espera que la relacin entre los medios de comunicacin y la democracia tenga lugar en el m-bito de las empresas periodsticas y en el contenido de sus programaciones y publicaciones. As, en este cap-tulo y en los siguientes se analizar la manera como se ve reflejada la discusin democrtica en el material transmitido por los medios de comunicacin.

    - Captulo 1 -

  • Captulo 1 | Medios de Comunicacin por la Democracia

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    Pocas palabras en el contexto poltico parecen tener tantos significados y re-presentar tantos escenarios como democracia y sus derivados (democrtico, de-mocratizar etc.). Presente en los discursos de agentes con posturas ideolgicas de lo ms diferente, dicho concepto adquiere contornos distintos dependiendo de la lnea de pensamiento de quienes lo defienden.

    Desde el principio es importante sealar que la idea de una sociedad democr-tica no siempre ha tenido un valor positivo. En la antigua Grecia, casi haba un consenso contrario a la democracia entre los pensadores polticos, hecho este que aparece mencionado en la obra de Platn.

    As como en la Antigedad, en otros momentos histricos diferentes aquellos go-biernos que contaban con la legitimidad emanada, por lo menos en teora, del apo-yo de la mayora de la poblacin adulta siguieron contando con la oposicin de las lites. En Europa, hasta finales del siglo XIX, lleg a considerarse el sufragio universal que entonces se vea como el smbolo mximo del triunfo de la de-mocracia3 como una amenaza a las libertades civiles, en especial al derecho a la propiedad, que para la tradicin liberal consista en la base de todos los dems derechos y libertades.

    Durante la primera mitad del siglo XX, quienes eran de izquierda clamaban por la dictadura del proletariado, mientras que la derecha tema la incorporacin de las masas a la poltica y articulaba la alternativa fascista. Entre esos dos extremos se turnaban en Occidente experiencias ms o menos autoritarias o democrticas, normalmente inestables.

    La primaca del modelo democrtico Tras la Segunda Guerra Mundial, la idea de democracia empez a llevar a diferentes modelos de organizacin poltica alrededor del mundo. Este tipo de rgimen pol-tico alcanz tamao grado de consenso por lo menos en el plano del discurso , que se puede decir sin exagerar que venci la batalla de las ideas o, como defendi el cientista poltico norteamericano Francis Fukuyama, con la efectiva expansin de las democracias por todo el mundo habramos llegado, ya en la dcada de 1990, al fin de la historia.

    En un contexto como ese, el que se los reconociera como democrticos empez a cons-tituir una preocupacin para diferentes pases, aunque el adjetivo no reflejara la reali-dad. Los regmenes comunistas, liderados por la Unin Sovitica, pasaron a denomi-narse democracias populares, al mismo tiempo que los Estados Unidos se dedicaban a apoyar a dictaduras en diversos continentes alegando que era necesario defender la democracia. El coronel Muamar al-Gadafi se refiri al rgimen libio como democracia islmica. Por su lado, el general y presidente de la Repblica Ernesto Geisel lleg a afir-mar que Brasil haba vivido una democracia relativa durante el rgimen militar.

    Estos ejemplos ponen de manifiesto que, a lo largo de los ltimos aos, dicho con-cepto ha ido dndoles valor a ciertos discursos a menudo contradictorios con rela-cin a los propios principios de la democracia. Vista la existencia de tantas versio-nes del trmino, no se admite la posibilidad de no ser demcrata en el panorama poltico contemporneo conforme ya hemos resaltado, una postura como esa sera suicida para cualquier agente poltico. Una de las preguntas que se podran plantear ante esa falta de rigor sera: pero de qu democracia estamos hablando?

    1. Debe recordarse que, en aquella poca, el sufragio universal era, en realidad, restringido. Tan slo se les permita votar a los hombres alfabetizados y una vez considerados los lmites de edad especficos.

    El estudio realiza-do por ANDI con el apoyo de la Funda-cin Ford indica que el 1,8% del material

    analizado est centrado en temas que conciernen a la relacin entre los Medios de comunicacin y la Democracia tales como el con-trol social de los medios, la demo-cratizacin de la comunicacin y la regulacin. Adems, en el 9,7% de los textos se menciona la expre-sin democracia aunque sin que ello suponga necesariamente un enfoque conceptual. En el caso de las revistas, una nica publicacin brasilea Carta Capital ha re-unido todos los textos que se han dedicado a discutir la relacin en-tre los medios de comunicacin y el rgimen democrtico de gobier-no. Por lo que atae a los peridi-cos, a pesar de que no se percibe dicha concentracin del debate al-rededor de un nico medio, el pa-pel ms destacado le ha correspon-dido al diario carioca O Globo, que es responsable de 1/5 de los textos. Ha de resaltarse a este respecto que el tema Medios de comunicacin y Democracia corresponde al 1,5% de la cobertura de los peridicos y al 2,6% de la de las revistas.

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    En un paper preparado especialmente para esta investigacin, el doctor en Ciencias Sociales y profesor de la Universidad de Brasilia (UnB) Luis Felipe Miguel resume as este imps:

    La Democracia es un concepto en disputa. La vigencia del Estado Democrtico de Derecho y, por consiguiente, el pleno funcionamiento de las instituciones que le son caractersticas (como es el caso de los procesos electorales), ocasiona una amplia percepcin de que la democracia est funcionando y todo lo dems se convierte en detalle. Cuando se entiende por democracia algo ms, es necesario romper con esa visin de mnimos de la democracia, tanto por lo que se refiere al periodismo, como a las ciencias sociales.

    La democracia en la prctica Independientemente de los innumerables matices que caracterizan este debate a los que se referirn, en mayor o menor medida, las prximas pginas , resulta innegable que los acontecimientos polticos, sociales, econmicos y culturales que tuvieron lugar durante los siglos XIX y XX, tanto en el contexto interno de las diferentes naciones, como en el seno de la comunidad internacional, solidificaron la presencia entre los pases del conjunto de elementos institucionales que caracte-rizan a esos mismos regmenes, a pesar de todas las discordancias existentes en el campo conceptual y de las disputas ideolgicas.

    Determinados parmetros como la divisin de poderes, la afirmacin de los derechos civiles entre los que estn la libertad de prensa y de expresin y polticos, la realizacin de elecciones regulares, el fortalecimiento de los mecanismos de control (accountability) del propio Estado y, sin ser exhaus-tivos, la garanta de su actuacin plena por parte de algunas instituciones no estatales, de las que tal vez los medios de comunicacin sean una de las fun-damentales, acabaron formando un conjunto de elementos bastante comn por lo que se refiere a la constitucin de las democracias contemporneas, especialmente las occidentales.

    En efecto, dada la distancia no despreciable que separa los deseos ideales de los pa-dres de la democracia (lo que debera ser) y las formas que adquirieron en la prc-tica estos regmenes (lo que es), no desaparecieron y difcilmente lo harn las preocupaciones por lo que atae al perfeccionamiento de los modelos existentes. No es por otro motivo por lo que, a lo largo de los ltimos dos siglos, por ejemplo, las mujeres han empezado a votar, los mecanismos de control de los gobiernos se han multiplicado, los derechos se han visto ampliados y los sistemas de votacin modificados hechos estos que indican que ha habido un movimiento continuo de mejora de las formas democrticas de gobierno.

    Este contexto no resulta diferente cuando los que estn en el centro del debate son los medios de comunicacin. La importancia histrica de la prensa a la hora de garantizar la consolidacin de las democracias occidentales, as como las for-mas que ha ido adquiriendo el sistema meditico a lo largo del tiempo una de sus caractersticas actuales es la concentracin de poder en manos de poqusimas corporaciones transnacionales de comunicacin , resultan ser focos recurrentes en los estudios sobre el tema. No pocos tericos de la democracia aunque toda-va sean menos de los deseables han empezado a manifestar su preocupacin al entender el carcter bsico del papel desempeado por los medios de comunica-cin en el juego democrtico.

    De hecho, en otros regmenes polticos acaban estando restringidas en gran medida las posibilidades comunicativas. Por otro lado, no hay democracia sin comunicacin, caracterstica esta que, hoy en da, se ve condicionada en gran

    La tercera ola

    En su libro La tercera ola, el cien-tista poltico Samuel Huntington plantea el surgimiento de un nue-vo ambiente en el que multiplica su presencia la democracia. Tras identificar las etapas especficas que retratan el crecimiento de la democracia a lo largo de la historia, el autor defiende que la cada del rgimen salazarista en Portugal, en el ao 1974, da ini-cio al tercer gran ciclo de demo-cratizacin la tercera ola. Segn Huntington, este movimiento en direccin a la democracia fue global y afect al sur de Europa, Amrica Latina, Asia y el bloque sovitico. A modo de ejemplo, en 1974, de diez naciones sudameri-canas, ocho contaban con gobier-nos considerados no democrti-cos. Sin embargo, en 1990 nueve de estos pases escogieron demo-crticamente a sus gobiernos.

    El fin de la historia

    En los aos 1990, el cientista pol-tico Francis Fukuyama defendi la tesis de que, con la hegemona del modelo democrtico, habra llega-do a su fin la historia caracterizada por la lucha entre regmenes polti-cos defensores de distintas formas de organizacin de la sociedad como el socialismo y el comunis-mo . Tambin segn Fukuyama, la constatacin emprica de que las democracias no entran en guerra entre s sera una comprobacin de la prevalencia de tales regmenes, lo cual, entre otros motivos, explicara el modelo que adoptaran inevita-blemente las diferentes naciones. Por cierto, el Choque de las Civiliza-ciones utilizando el trmino acu-ado por el tambin especialista en Ciencias Polticas norteamericano Samuel Huntington , que pusieron en evidencia los acontecimientos posteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, debi-lit los argumentos de Fukuyama.

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    medida por el contexto de las empresas de los medios de comunicacin. Visto esto, ha de reconocerse que el desarrollo de un proceso de reflexin sobre las Polticas Pblicas de Comunicacin implica el comprender las interfaces de ese mismo debate con el relativo a la democracia cuestin que precisamente se va a abordar en el presente captulo.

    En su libro Diccionario de Poltica, publicado en 1983, los autores Norberto Bobbio, Nicola Matteuc-ci y Gianfranco Pasquino buscan definiciones acerca de diversos conceptos que tienen que ver con el Es-tado. El propio Bobbio fue el responsable de la en-trada democracia, en la que confluyen tres teoras:

    a) la teora clsica, divulgada como teora aris-totlica, de las tres formas de Gobierno, segn la cual la Democracia, como gobierno del pueblo, de todos los ciudadanos, o sea, de todos aquellos que gozan de los derechos de ciudadana, se distingue de la monarqua, como Gobierno de uno solo, y de la aristocracia, como gobierno de pocos;

    b) la teora medieval, de origen romano, que se apoya en la soberana popular, con base en la cual tiene lugar la contraposicin de una concepcin ascendente con una concepcin descendiente de

    la soberana, conforme si el poder supremo deri-va del pueblo y se convierte en representativo, o si deriva del prncipe y se transmite por delega-cin del superior al inferior;

    c) la teora moderna, conocida como teora de Maquiavelo, nacida con el Estado moderno en el contexto de las grandes monarquas, segn la que las formas histricas de gobierno son esencial-mente dos: la monarqua y la repblica [...] y el gobierno genuinamente popular se denominaba, en vez de Democracia, Repblica.

    Concluye Bobbio: Por lo que se ve, el problema de la democracia, de sus caractersticas, de su importancia o de su falta de ella es antiguo. Tan antiguo como la reflexin sobre las cosas de la poltica, y ha ido siendo repropuesto y reformu-lado en todas las pocas.

    La democracia segn Norberto Bobbio

    LA TEORA CONTEMPORNEASegn indicaron en el apartado anterior Norberto Bobbio y los dems organi-zadores del Diccionario de Poltica, la construccin y la problematizacin de la idea de democracia son tan longevas como las formulaciones sobre la ciudada-na y la poltica estructuradas por los griegos. Sin embargo, conforme anuncia el ttulo de este apartado, buscaremos centrar nuestro estudio de dichos con-ceptos en las reflexiones que se desarrollaron a partir del siglo XX. Existe un motivo para tal reduccionismo histrico: es exactamente en este periodo cuan-do los medios de comunicacin de masas empiezan a resultar fundamentales, de manera inequvoca, con relacin al debate democrtico.

    Puede servir de punto de partida para entender mejor la discusin contem-pornea que gira en torno a la democracia el libro Capitalismo, socialismo y democracia, publicado en 1942 por el economista austriaco Joseph Schumpe-ter. En tres breves captulos, repasa diferentes concepciones de la teora demo-crtica y una las principales conclusiones a las que llega acaba indicando una

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    contradiccin que puede darse en este tipo de rgimen poltico: la supuesta incapacidad de las masas para autogobernarse e, incluso, para darle un segui-miento sistemtico a la labor de los gobernantes elegidos por ellas. En opinin del economista, la percepcin tradicional de la democracia falla a la hora de sugerir que a la gente normal le interesan las cuestiones pblicas. Por el con-trario, defiende Schumpeter, el proceso electoral tiene lugar, esencialmente, de manera irracional, fruto de la apata y de la desinformacin.

    A principios de la dcada de 1940, la visin de este autor se haba visto alimen-tada por un estudio emprico del tambin austriaco Paul Lazarsfeld y su equipo. Despus de haber realizado entrevistas con electores de una pequea ciudad de Ohio, Estados Unidos, sobre la decisin de voto en las elecciones presidencia-les de 1940 que le concedieron su tercer mandato a Franklin D. Roosevelt , Lazarsfeld y sus colaboradores llegaron a la conclusin de que pocos eran los ciudadanos que se sentan implicados de manera efectiva en la poltica.

    Una gran parte de los votantes no conoca lo suficiente, ni pretenda hacerlo, los programas de los candidatos o los problemas nacionales como para ser capaces de hacer un eleccin consciente.

    Paralelamente a las conclusiones publicadas por Lazarsfeld, Schumpeter pasa a desarrollar otra doctrina de la democracia, que sera emprica, realista y ade-cuada a la situacin de los pases dichos democrticos. En los mismos, el pro-ceso electoral competitivo sustituye a los ciudadanos activos y al gobierno del pueblo. Con ello, para el economista austriaco, debe considerarse a la demo-cracia como un rgimen en el que los votos de los ciudadanos escogen a los gobernantes por medio de la competencia.

    No obstante, concluye que esta eleccin presenta un carcter meramente ritual, ya que no la deciden los electores preocupados se vota de forma aleatoria y, por ello, al votar, no se est indicando a qu tipo de gobierno, de leyes o de polticas se aspira, dado que no se tienen preferencias concretas con relacin a las cuestiones pblicas.

    En otras palabras, la obra de Schumpeter pone las bases definitivamente para un entendimiento formal o procedimental de la democracia, ya no fundamen-tado en el alcance del bien comn rousseauniano, sino fundamentado en un mecanismo institucional de eleccin de representantes.

    A partir de la obra de Schumpeter, ven la luz varias corrientes tericas que se proponen discutir la democracia tomando como lnea de base los referentes concebidos por l. Para el cientista poltico italiano Giovanni Sartori, estas nue-vas visiones empiezan a establecer una divisin entre las teoras prescriptivas de la democracia teidas de utopa y, en ltimo caso, irrelevantes a la hora del debate poltico efectivo y las empricas o realistas, herederas de Schumpe-ter y que, cree, retratan al mundo tal como es.

    La soberana de la voluntad popular? Pese a que las observaciones de Schumpeter estn respaldadas con datos emp-ricos y anlisis cotidianos, si se avala su teora de forma amplia, ha de aceptarse una reduccin de la democracia a este arreglo institucional, as como el proceso de naturalizacin del comportamiento mecnico de los ciudadanos en la pol-tica y una pretensa neutralidad de sus decisiones. El profesor de la UnB Luis Felipe Miguel reflexiona sobre esta contraposicin:

    Cuando Schumpeter dice que la democracia es eso, niega en principio la posi-bilidad de que la democracia real se aproxime al ideal democrtico, bien sea

  • Captulo 1 | Medios de Comunicacin por la Democracia

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    No es despreciable el porcentaje de textos (el 11,1%) que esta-blecen una relacin entre la discusin

    acerca de las comunicaciones y el tema ms amplio de las eleccio-nes, como destaca el estudio Me-dios de Comunicacin y Polticas Pblicas en esta rea. Sin embar-go, la mayor parte (el 50%) de los contenidos analizados sobre estas cuestiones est asociada al horario electoral gratuito y un volumen prcticamente inexpresivo tiene por objetivo discutir propuestas de los candidatos para las Polti-cas Pblicas de Comunicacin.

    El bien comn

    Segn el economista austriaco Jo-seph Schumpeter, la filosofa de la democracia del siglo XVIII que se vio influenciada en gran me-dida por el pensador iluminista Jean-Jacques Rousseau defenda que el objetivo ltimo de los reg-menes democrticos era constituir un sistema decisorio capaz de al-canzar el bien comn. Este bien comn, de acuerdo con Schumpe-ter, consista en algo indescifrable, aprobado por la voluntad comn o por la voluntad general, y corres-ponda, grosso modo, al inters, bienestar o felicidad comunes, tal como haba enunciado siglos antes el propio Rousseau. Para l, esta llamada doctrina clsica de la democracia es absolutamente im-perfecta, entre otros motivos por-que no existira para todos algo as como lo que se conoce por bien comn: para diferentes indivi-duos y grupos, el bien comn pro-bablemente significar cosas muy diferentes, destaca el pensador.

    por medio de la ampliacin de la autonoma colectiva en la vida cotidiana, o bien por medio de instrumentos que cualifican a los electores para que puedan tener una interlocucin mejor con sus representantes, de modo a garantizar que las decisiones de los ltimos respondan con ms eficacia a los intereses de los primeros. No obstante, se puede pensar que los desvos de comportamiento de los ciudadanos comunes con relacin a aquello que recomienda la teora democrtica tradicional su apata, su desinters y su desinformacin son uno de los efectos (y no la causa) de una estructura poltica que desestimula la participacin popular. Si mi participacin no carece de efectividad, si no puedo intervenir a no ser con un voto que se pierde entre millones de otros, entonces es lgico que mi inversin personal en la actividad poltica sea redu-cida, si no inexistente.

    De acuerdo con Schumpeter, as como otros autores que comparten sus ideas del austriaco, no se pone en cuestin el problema de la ampliacin de la participacin popular en la poltica porque la ausencia de los ciudadanos y ciudadanas comunes es un beneficio que ha de preservarse. Cree que la actividad de gobierno requiere competencias propias y que debe ser de responsabilidad exclusiva de los que estn preparados para ello. La interferencia externa molesta. As, la democracia tendra un valor puramente instrumental: sirve para generar un gobierno legtimo.

    Existira un trade-off constatado tambin por otros cientistas polticos, como Giovanni Sartori, Samuel Huntington y Robert Dahl entre el aumento de la participacin popular y la eficiencia del acto de gobernar. De manera general, una mayor participacin redundara en menos gobernabilidad.

    Resulta fundamental que se tenga en cuenta que esa manera de entender la democracia como un mtodo de seleccin de representantes legtimos en ge-neral, por medio de elecciones peridicas, libres y justas (con todas las resalvas con las que se han de ver estos conceptos) todava constituye el principal elemento de la teora democrtica contempornea. Esto es lo que deja claro la breve ilustracin de la teora schumpeteriana que se ha visto antes y tambin insisten en ello otros dos importantes pensadores del siglo pasado: el ya men-cionado Robert Dahl, del rea de las Ciencias Polticas, y el economista An-thony Downs. A pesar de los puntos dbiles que pueda presentar esta percep-cin dominante, se ha de destacar que, aun as, como veremos, los medios de comunicacin desempean un papel fundamental positiva o negativamente. Por lo tanto, el comprender aquellos parmetros que constituyen estas visiones acerca de la democracia se convierte en una condicin indispensable a la hora de entender cmo interfieren en ese proceso los medios de comunicacin.

    El factor informacin Para el politlogo norteamericano Robert Dahl, una de las dificultades a las que todos han de hacerle frente consiste en el hecho de que no existe una teora democrtica existen tan solo teoras democrticas. Esta es una de sus prin-cipales alertas antes de presentar un conjunto de consideraciones acerca del significado de la democracia en dos trabajos bastante conocidos: Un prefacio a la teora democrtica y, posteriormente, Poliarqua.

    Si claramente no forma parte del debate en la teora elaborada por Schumpeter la posibilidad de cualquier tipo de control de sus lderes por parte de los ciuda-danos, para Dahl en aquello que podramos considerar una mejora de las tesis schumpeterianas el prestarle cuentas al electorado sera una caracterstica fundamental de las elecciones peridicas. No obstante, tal concepcin termina-ra perdiendo espacio, ms tarde, en una nueva lectura de su modelo, realizada en el libro Poliarqua.

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    As como Schumpeter, el pensador norteamericano tambin afirma que el pro-ceso inicial de la vida democrtica sigue siendo la disputa electoral. Al refle-xionar sobre esta cuestin, el autor inserta otra discusin: la idea de que, a la hora de escoger, todos los individuos han de contar con informacin idntica acerca de las fuerzas polticas que se presentan en el enfrentamiento. E incluso reconociendo que la potencial existencia de un monopolio en los procesos in-formativos acaba resultando un factor de limitacin de su modelo, Dahl insiste en que es una condicin esencial la existencia de una simetra a la hora de que todos accedan a la informacin.

    Adems, aunque el propio autor destaque la dificultad que supone llegar a esa situacin y comprobar objetivamente cmo se ha llegado a ella , esta reflexin aparece en su obra de manera completamente abstracta y alejada de sus implicaciones prcticas. O sea, no se hace mencin acerca de cmo se produce esa informacin, quin la produce ni cmo se informa a la opinin pblica (al electorado).

    Ante esta laguna, pese a que reconozca la gran relevancia del problema de la informacin y de la libertad de expresin para la democracia, la teora de Dahl termina no avanzando en la realizacin del anlisis de cmo se puede alcanzar la operacionalizacin de estas condiciones. Aparentemente, este pensador tien-de a asumir la tesis de que, por medio de la libre competencia, como tambin indic Schumpeter al comentar el papel de la propaganda, se garantizara la existencia de un rgimen democrtico tal como lo concibi l. No se discute en ningn momento cmo pueden interferir (positiva o negativamente) los me-dios de comunicacin a la hora de realizar esa ecualizacin de la informacin y de dar garantas efectivas de libertad de expresin. Solo se menciona que no puede existir un monopolio de la emisin del mensaje, sin ni siquiera haber una referencia explcita a los medios de comunicacin.

    El concepto de incertidumbre y la relevancia de los medios de comunicacin Contemporneo a Dahl, el economista norteamericano Anthony Downs tam-bin ha dado contribuciones importantes al pensamiento sobre la democracia, entre las que podemos resaltar el detallado ms general que ha elaborado sobre el papel que desempea la informacin en las democracias contemporneas.

    A pesar de que refuerza bsicamente la misma premisa analizada por parte de los tericos citados anteriormente o sea, la centralidad y las condiciones del proceso electoral , Downs termina aadiendo a las reflexiones sobre los sistemas polticos determinados conceptos relacionados con la teora de la eleccin racional formula-da por los pensadores de la microeconoma.

    En ese sentido, la discusin relativa al concepto de la incertidumbre defendido por el autor o sea, el nivel de confianza, razn, conocimiento contextual e infor-macin de los ciudadanos y ciudadanas a la hora de hacer sus elecciones polticas puede llevarnos, aunque sea implcitamente, a una argumentacin referida a la posible influencia de los diseminadores de informacin (incluidos los medios) en el proceso poltico. Por tanto, la incertidumbre y la posibilidad de persuadir al electorado, por medio de diferentes grados de distribucin de informacin, pueden alterar los resultados del proceso electoral y, entonces, del juego demo-crtico. No obstante, al contrario de lo que piensa Dahl, Downs parece creer que eso no es un problema, sino que es algo que forma parte del juego.

    En su reflexin acerca de los sistemas de informacin y de los costes que supo-nen, por ejemplo, Downs presenta ciertos anlisis relevantes a la hora de enten-

    La poliarqua

    En un libro publicado originalmen-te en 1971, Robert A. Dahl presenta el concepto de poliarqua, un tr-mino que llegara a incorporarse a la jerga de las Ciencias Polticas y a ejercer una influencia enorme sobre los anlisis posteriores. Por entender que los regmenes existen-tes en el mundo real se encuen-tran muy lejos de estar plenamente democratizados, el autor opta por no clasificarlos como democra-cias, sino como poliarquas. Las poliarquas