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31. LAS PRIMERAS HEREJÍAS MEDIEVALES El enfrentamiento entre los distintos tipos de imperialismos y dentro de la misma sociedad e Iglesia occidentales, durante el período del 950 al 1250, fue de proporciones tan amplias, y provocó efectos tan hondos, que no podía dejar de tener repercusiones teóricas y prácticas en el entramado social, en la opinión pública y en la vida de la gente. Así, con el inicio del segundo milenio, al tiempo que se producía una recuperación económica, social y cultural, fueron manifestándose, cada vez y con mayor frecuencia, inquietudes, protestas, revueltas y rebeliones en diferentes sentidos. Unas son obra de individuos aislados y otras - las más extendidas- envuelven grupos sociales más o menos amplios. En realidad, no es fácil captar una trama unitaria en las corrientes heréticas y cismáticas que abundaron, como plantas parásitas, en los tres primeros siglos del segundo milenio. Sin embargo se pueden señalar dos tendencias predominantes, en relación con dos tipos distintos de problemáticas, que claramente no habían existido durante el primer milenio de la era cristiana de manera tan explícita y sistemática. La primera – de tipo teórico en medio de tanta actividad teológica – se refiere, al principio del libre examen, es decir, de la libre interpretación, personal o colectiva, de la Sagrada Escritura, la Revelación y la Religión. A esta tendencia pertenecen movimientos como el evangelismo de los valdenses, la apocalíptica del joaquinismo y el averroísmo latino. La segunda tendencia, paralela a la anterior y que refleja muy bien la reacción contra la estructura social y religiosa 1 , es la del anticlericalismo y el laicismo. Los principales representantes son los cátaros, emparentados o quizá derivados de los paulicianos y los bogomilos, existentes ya en el Oriente ortodoxo desde los siglos VII – VIII y que fueron extendiéndose como una mancha de aceite por toda Europa central. Reencarnación del antiguo maniqueísmo y de un dualismo extremo entre el bien y el mal, constituyeron durante mucho 1 La emancipación municipal y la aparición de las ciudades libres tuvo que ver mucho con el nacimiento y sobre todo con el desarrollo de las corrientes heréticas de la época. 187

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HISTORIA ECLESIASTICA ANTIGUA

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31. LAS PRIMERAS HEREJAS MEDIEVALES

El enfrentamiento entre los distintos tipos de imperialismos y dentro de la misma sociedad e Iglesia occidentales, durante el perodo del 950 al 1250, fue de proporciones tan amplias, y provoc efectos tan hondos, que no poda dejar de tener repercusiones tericas y prcticas en el entramado social, en la opinin pblica y en la vida de la gente. As, con el inicio del segundo milenio, al tiempo que se produca una recuperacin econmica, social y cultural, fueron manifestndose, cada vez y con mayor frecuencia, inquietudes, protestas, revueltas y rebeliones en diferentes sentidos. Unas son obra de individuos aislados y otras - las ms extendidas- envuelven grupos sociales ms o menos amplios.

En realidad, no es fcil captar una trama unitaria en las corrientes herticas y cismticas que abundaron, como plantas parsitas, en los tres primeros siglos del segundo milenio. Sin embargo se pueden sealar dos tendencias predominantes, en relacin con dos tipos distintos de problemticas, que claramente no haban existido durante el primer milenio de la era cristiana de manera tan explcita y sistemtica.

La primera de tipo terico en medio de tanta actividad teolgica se refiere, al principio del libre examen, es decir, de la libre interpretacin, personal o colectiva, de la Sagrada Escritura, la Revelacin y la Religin. A esta tendencia pertenecen movimientos como el evangelismo de los valdenses, la apocalptica del joaquinismo y el averrosmo latino.

La segunda tendencia, paralela a la anterior y que refleja muy bien la reaccin contra la estructura social y religiosa, es la del anticlericalismo y el laicismo. Los principales representantes son los ctaros, emparentados o quiz derivados de los paulicianos y los bogomilos, existentes ya en el Oriente ortodoxo desde los siglos VII VIII y que fueron extendindose como una mancha de aceite por toda Europa central. Reencarnacin del antiguo maniquesmo y de un dualismo extremo entre el bien y el mal, constituyeron durante mucho tiempo una fuerza anrquica y subversiva, un radicalismo nihilista con un barniz apenas de cristianismo, un verdadero eclipse de la religin. Los siguieron en parte los patarinos que apoyaron a Alejandro II y a Gregorio VII en la lucha contra el feudalismo, pero amenazndolos con el cisma cuando no los encontraban suficientemente revolucionarios. Y finalmente los arnoldistas, seguidores de Arnoldo de Brescia que se opona al poder temporal de los papas y a toda forma de posesin de bienes por parte de la Iglesia, y que fue ahorcado en Roma en 1155 por orden de Federico I Barbarroja.

Un poco antes de las anteriores, algunos como Berengario y la escuela de Tours en el siglo XI haba puesto en duda la presencia real de Cristo en la eucarista, reduciendo la misa a un acto piadoso que separaba las especies del uso profano y les confera un cierto poder santificador. Tambin Amaury de Bne a finales del XII haba expuesto ideas pantestas, negaban la distincin entre bien y mal, predicaban el amor libre, se rebelaron contra la iglesia y tildaron al papa de anticristo. Fue condenado por el Concilio IV de Letrn.

Captulo especial merecen los fraticelli, los begardos y las beguinas, inspirados primero en el clebre monje calabrs Joaqun de Fiore quien anunci la era del Espritu Santo a partir de 1260 y luego inscritos en la escuela de Francisco de Ass, predicaron la pobreza absoluta, atacaron los bienes eclesisticos, el magisterio episcopal y anunciaron la venida del evangelio eterno con moldes apocalpticos bien definidos. Por siglo y medio apoyados por seores feudales interesados e incluso por Federico II- sufrirn despus la represin y sobrevivirn como tendencia. (La pelcula en el nombre de la rosa ilustra bien el conflicto).

Desde 1184 con el papa Lucio III aparece la primera inquisicin medieval, en vigor en casi todos los pases cristianos entre mediados del siglo XIII y mediados del XVI, ha de distinguirse de la cruzada contra los albigenses y de otras formas de bsqueda y lucha contra los herejes, como la Inquisicin regia francesa, la Inquisicin regia espaola o la Inquisicin romana (este tema se desarrollar en alguna de las exposiciones).

En la Inquisicin medieval se suceden tres etapas:

Una primera, est confiada a los obispos, sobre la base del acuerdo estipulado entre el papa Lucio III y el emperador Federico I Barbarroja en 1184.

Una segunda fase en la que la inquisicin es confiada directamente al Papa y a sus legados entre finales del siglo XII y comienzos del XIII; y

Una tercera fase en la que la que es confiada por el papa a los dominicos y franciscanos de 1231 en adelante y que alcanzar a durar cinco siglos.

La labor de los jueces eclesisticos consista exclusivamente en decidir acerca de la conciencia y conviccin del hereje y, dado el caso, de su reincidencia. Los jueces y autoridades civiles, es decir, las autoridades seculares, hacan lo dems, siguiendo las leyes locales en vigor. Fue un rey como Pedro II de Aragn, en 1197, y un emperador como Federico II, en 1220, los primeros en decretar la condena a muerte en la hoguera para los herejes pertinaces. Inocencio IV, en 1252, autoriz a los inquisidores eclesisticos a utilizar la tortura, ya en vigor en los procesos seculares, contradiciendo as la condena que de este mtodo brbaro haba hecho en el ao 866 su predecesor el Papa Nicols I.

El aspecto ms funesto de la prctica inquisitorial, justificada al principio por la peligrosidad no slo religiosa sino tambin social de ciertos herejes, como los ctaros o albigenses, fue el haberse convertido, de manera cada vez ms clara e indiscriminada, en una lucha sin cuartel contra la disidencia, acabando por perseguir toda doctrina diversa a la oficial, sin tolerar el legtimo pluralismo ideolgico.

A pesar de lo anterior, la renovacin doctrinal, filosfica y teolgica, se produjo gracias a la difusin de las escuelas episcopales y monsticas, y sobre todo de las instituciones universitarias, donde naci lo que se conoce como Escolstica (trabajada en la clase anterior). Es de sealar finalmente, que en el mundo eclesistico y en el mundo caballeresco, entre los clrigos y entre los laicos que vivan en las cortes seoriales y en ambientes populares, surgieron y se desarrollaron, a lo largo de todo este perodo, las manifestaciones ms antiguas de la escritura, la literatura y la poesa en las lenguas vulgares. Races de las divisiones en la Orden Franciscana

Desde los comienzos de la Orden de los hermanos Menores, una parte de sus miembros quiso seguir un camino de arenas movedizas, que slo sirvi para crear malestar y divisiones sin cuento. En la base de todo estaban los siguientes errores:

1: La mitificacin de San Francisco, como modelo a imitar a la letra, ms que en el espritu.2: La sustitucin del "seguimiento" de Cristo por la "conformidad" con l, haciendo del ideal una utopa inalcanzable. Frente al realismo de los expertos, del cardenal Hugolino y de los captulos generales, la Regla se convierte en algo inmutable e infalible, como el Evangelio.

3: La tenaz resistencia a las interpretaciones pontificias de la Regla, ignorando que al principio y al final de la misma se habla de la obediencia y sumisin al Papa.

4: Visin de la pobreza no ya como medio de perfeccin, sino como un fin en s mismo, por encima de la caridad, de la humildad y la obediencia, que son la verdadera pobreza de espritu: "aunque repartiese mis bienes a los pobres, si no tengo amor, no soy nada" (1Cor 13). 5: La conviccin de poder desobedecer en vista de lo que se considera un bien mejor: "Hay religiosos que, con el pretexto de ver cosas mejores de las que mandan los superiores, miran atrs y vuelven al vmito de la propia voluntad" (San Francisco).

6: La intransigencia frente a los que siguen caminos distintos o menos rgidos, de acuerdo con las libertades de interpretacin y adaptacin previstas por la misma Regla.

Los frailes "celantes" o "espirituales"

Las primeras dudas sobre la interpretacin de la Regla surgieron ya en 1230, lo que oblig al

papa Gregorio IX (ex cardenal Hugolino) a aclarar algunos puntos sobre ella en su bula "Quo

elongati" (28-9-1230). Otras dos declaraciones papales ("Quanto studiosus" del 14-11-1245 y "Ordinem vestrum" del 20-2-1247) no bastaron para frenar el fanatismo de algunos y el vagabundeo de falsos minoritas y minorisas. Unos estatutos del 1240 sobre la autoridad de captulo marca el origen de la clericalizacin de la Orden. Algunos los rechazan con la excusa de vivir ms espiritualmente y vagan de un lado para otro haciendo proslitos, con "capas cortas hasta las nalgas". Son los "Celantes" de las Marcas, acallados por el ministro Crescencio de Jesi, que mereci por ello ser elegido ministro general. A las ideas anteriormente expuestas se aaden las profecas apocalpticas del abad Joaqun de Fiore, que alientan la espera de una "era del Espritu", con una Iglesia inmaculada y pobre, con rdenes renovadas como los franciscanos y dominicos, con peligrosas ideas polticas, teolgicas y sociales que preocupaban a la curia de Roma. Joaquinita era incluso el general de la Orden Juan de Parma, depuesto por el Papa por dicho motivo. Entre los aos 1257 y 1274 San Buenaventura supo combinar sabiamente virtud y prudencia. En su primera circular denuncia los abusos, pero evita polmicas y da buenas normas. Denuncia a los soberbios pero anima al estudio, y pone en orden los estatutos reunindolos en las Constituciones de Narbona (1260). "La santidad verdadera -deca- no consiste en ejercicios corporales, sino en las virtudes de la mente". Muri siendo cardenal, durante el concilio de Lyon en 1274. El concilio de Lyon suprimi las rdenes mendicantes, pero respet a franciscanos y dominicos, por su utilidad a la Iglesia. Al general Jernimo de scoli se le concedi la facultad de poder vender cualquier bien que les ofrecieran, sin necesidad de recurrir a la curia. Se corri entonces la voz de que iban a obligar a los Menores a poseer en comn y eso dio origen a la guerra de la pobreza. Las declaraciones de Nicols III ("Exiit qui seminat", 14-8-1279) y de Martin IV ("Exultantes", 18-1-1283) no lograron calmar el celo de algunos. As naci el partido de los "Espirituales".

La cuestin de la pobreza franciscanaLos Espirituales, como la mayora de los Menores en aquella poca, eran del parecer que el papa no puede dispensar el voto de pobreza, porque la Regla equivale al Evangelio. Sintindose perseguidos, recurrieron a Celestino V (1294), que les permiti separarse de la Orden, como "Pobres ermitaos de messer Celestino". Bonifacio VIII (1294-1303) los dispers. En el dbil Clemente V (1305-1314) encontraron nuevo vigor. Juan XXII (1316-1334), ms enrgico conden y persigui todo tipo de oposicin. Fray ngel Clareno tuvo que refugiarse en los montes y observar la Regla franciscana bajo el sayo benedictino.

Una declaracin papal sobre la Regla concluye diciendo: "Grande es la pobreza, pero mayor es la integridad. Lo mximo es el bien de la obediencia" ("Quorundam exigit", 7-10-1317).

Entonces los frailes Menores llamados espirituales" llevaron el problema al campo terico, con un silogismo peligroso: Cristo y los apstoles buscaban la perfeccin y, por tanto, no poseyeron nada, ni en comn ni en privado.Fue el momento ms difcil para una Orden acostumbrada a tener siempre a la Iglesia de su parte. Los frailes haban apelado contra la condena de un beguino por sus ideas sobre la pobreza de Cristo y de los apstoles. Entonces el papa encarg al ministro general Miguel de Cesena (1316-1328) que estudiaran el tema en el captulo de Perusa (1322); pero la asamblea redact una declaracin dirigida a todos los fieles cristianos y otra para el papa, afirmando que la proposicin sobre la pobreza de Cristo y los apstoles no era hertica, sino conforme a la sana doctrina catlica y de la Iglesia romana.

El papa respondi con al bula "Ad conditorem" (8-12-1322), declarando que la perfeccin evanglica consiste bsicamente en la caridad, y que de nada sirve renunciar a los bienes materiales, si se mantiene la preocupacin por ellos. Tambin aada que los Menores, rechazando la propiedad, estn sujetos a la codicia ms que los dems mendicantes, y que la fingida renuncia los llevaba a "gloriarse con petulancia de su altsima pobreza". Por tanto, puesto que el uso de hecho, separado de la propiedad, era algo que repugnaba al derecho y a la razn, Juan XXII renunciaba a la propiedad de los bienes de la Orden y suprima a los procuradores o administradores seglares.

La Orden, con el general al frente, y con la ayuda del hbil y dialctico Bonagracia de Brgamo, trat de hacer cambiar de opinin al papa y acab por declararlo hereje, movilizando a sus mejores cerebros para defender su preciada tesis. El conflicto se agrav cuando el emperador Luis de Baviera tom bajo su proteccin a los Menores. El papa orden a las universidades que se ensease la doctrina promulgada por l, acerca de la pobreza.

La Orden se puso en rebelda. Miguel de Cesena, convocado a Avin, se encar con el Pontfice, y ste di orden al captulo general de Bolonia (1328) de elegir un nuevo general. Pero el captulo reeligi al mismo. Entonces Miguel de Cesena huy con Bonagracia a donde el emperador, acusando al papa de simona y hereja e invalidando su eleccin. Luis baj a Roma y se hizo coronar emperador, promoviendo la eleccin de un antipapa, el franciscano fray Pedro de Corvara, con el nombre de Nicols V.

El general y los principales cabecillas fueron excomulgados por el papa, que puso al frente de la Orden, como vicario, al cardenal Bertrand de la Tour (+ 1332), uno de los pocos doctos de la Orden partidarios de Juan XXII. El captulo de Pars, con escasa asistencia, eligi general a fray Gerardo Eudes (1329-1342), ms amigo del pontfice que del ideal franciscano. Sigui un fuerte debate literario, en el que se distingui Guilermo de Ockham con sus ideas subversivas sobre la potestad del papa.

Haban transcurrido apenas cien aos desde la muerte y canonizacin de San Francisco, y algunos frailes ya no recordaban que, al final de la Regla, l haba escrito: "los frailes sean siempre sbditos y estn siempre sujetos a los pies de la Iglesia romana". Los Espirituales fueron silenciados, bajo pena de crcel, precisamente en virtud del Testamento de San Francisco, al que ellos daban valor jurdico. Otros se dispersaron. Los llamados "Fraticelli de opinione" cayeron en la hereja y se dedicaron a combatir al papa legtimo, a la espera un papa anglico. Los ltimos brotes fueron erradicados por el observante San Jaime de la Marca, en pleno siglo XV.

El movimiento de las beguinas (beguinismo) y, junto a l, el otro menos numeroso de los begardos (begardismo), apareci a finales del s. XII debido a la oposicin de los cistercienses o de los premonstratenses a los monasterios llamados dobles, donde vivan por separado monjes y monjas. De esta manera en torno al 1170, muchas mujeres, sobre todo vrgenes y viudas nobles o burguesas, comenzaron, o solas o en pequeos grupos, a establecerse en torno a las iglesias y hospitales recluidas en casitas dentro de un recinto. Posteriormente, estos grupos se fueron ampliando hasta llegar a formar grandes comunidades llamadas beguinatos (1220). El lugar de origen de este fenmeno religioso es el ducado de Brabante en Blgica. Desde aqu el movimiento se difundi rpidamente por Holanda, Alemania, Francia, Italia, Espaa, Polonia y Austria, convirtindose en un fenmeno europeo. Segn algunos clculos, en la regin brabantina y renana el 6Z0 de la poblacin femenina estara constituido por beguinas. En cierto momento, en Colonia, ciudad con menos de 20.000 habitantes, lleg a haber 1,700 beguinas.

El nombre de beguina se deriva probablemente del hbito de color gris (beige) de lana burda, parecido al de los humillados de Italia. Pero no es excluye que, en labios de la parte clerical opuesta a este movimiento, esta palabra fuera un peyorativo en relacin con los albigenses herejes de Francia, La vida de las beguinas era semi-religiosa. Vivan en el mundo como mujeres religiosas, sin votos y sin regla, pero obligndose a la castidad y a las buenas obras. Se establecan a veces junto a las leproseras y los hospitales para servir a los enfermos. Ganaban el pan de cada da trabajando con sus manos o pidiendo limosna. As pues, formaban parte del gran movimiento evanglico-penitencial-pauperista difundido por toda Europa entre laicos y religiosos con diversos nombres: pobres, penitentes, conversos o -si pertenecan a movimientos- valdenses, humillados, ctaros. Estaban dirigidos con frecuencia por las rdenes mendicantes: en Italia por los franciscanos, en el norte por los dominicos y los agustinos: conocedores del movimiento de las beguinas, han descubierto fuertes relaciones entre el movimiento beguinal primitivo y el franciscano, algo posterior. En electo, la espiritualidad evanglico-apost61ica comn a ambos revela aspectos comunes, como por ejemplo el amor corts apasionado, incluso mstico, el culto trinitario que tiene como centro al Cristo crucificado y eucarstico, la vida de pobreza y - penitencia, el servicio a los leprosos, el trabajo manual, sin olvidar la delicada atencin a la naturaleza.

De este movimiento de las beguinas ha sido sobre todo el dinamismo espiritual e incluso mstico" el que ha dado frutos ms duraderos. Entre stos est, por ejemplo, su aportacin tan femenina a la mstica como experiencia ntima de la vida trinitaria, cristocntrica y humana. La beguina mstica ms famosa es sin duda Hadewych de Amberes (por el 1200- 1240), autora de varias obras en poesa y en prosa, entre ellas varas cartas dirigidas a amigas de toda Europa e inspirndose en el amor corts, en el que es una verdadera maestra, sigue la escuela de Guillermo de san Teodorico e inspir profundamente a Ruysbroek. En Alemania aparece como cumbre de la mstica del amor Matilde de Magdeburgo (t por el 1290), con su escrito La luz que fluye de la divinidad, y que fue condenada por la Inquisicin y muerta en la hoguera (Pars, 1300).

La importancia particular de este movimiento femenino mstico, beguinal y no beguinal, se muestra de forma bastante convincente en el hecho de que los grandes maestros msticos nrdicos como Eckhart, Susn, Taulero, Ruysbroek y otros ensearon, predicaron y escribieron sus libros de alta mstica especialmente para las beguinas y para las monjas, prueba concreta de cmo el mundo femenino se estaba promoviendo irresistiblemente en la Iglesia y en la sociedad de los ss. XII-XIV. El movimiento de las beguinas, al no tener una estructura organizada, se disemin en parte entre las terceras rdenes y en parte entre los movimientos herticos.

32 EL CISMA DE OCCIDENTE

Pocos hechos en la agitada Historia de la Iglesia tan documentados como este, y paradjicamente, tan poco claro. El mismo mtodo procesal se ve afectado por testimonios bien diversos y speramente enfrentados ya desde la poca del evento y en los siglos posteriores, incluso hasta el da de hoy.

Un hecho histrico jurdico y eclesistico en el que la razn del cisma no es el rechazo a la autoridad papal sino un problema psicolgico (libertad de eleccin!) que ni siquiera los Concilios de Pisa y de Constanza pudieron resolver del todo, de modo que el enigma persisti:

Quin es el verdadero Papa?

Para entender los hechos debemos examinar la situacin:

Antes y despus de la muerte de Gregorio XI (1370-1378)

La frgil situacin italiana y romana

La orientacin de los cardenales movidos por intereses econmicos

Gregorio Xl con la bula Futuris Periculis cambi la legislacin del Conclave -intuyendo la presin que vendra al elegir su sucesor pues de 22 entraron 16 cardenales al conclave: 11 eran franceses pero de esos, cuatro formaban partido aparte los italianos 3 y dos independientes. En efecto dispuso la eleccin a puerta cerrada aunque no fuese en el lugar mismo de la muerte del Papa; derog la disposicin de dos tercios y seal la mayora simple, aunque no estuviesen reunidos los dos tercios de los electores.

Durante los novendiales (novenario solemne de misas por el pontfice difunto) comienzan las especulaciones. El pueblo amotinado grita afuera: romano lo queremos o al menos italiano. En el primer conclave celebrado en Roma en 75 aos, los cardenales, sin embargo, en vez de reunirse en la fortaleza del Santo ngel y de haber pedido refuerzos a las tropas francesas acantonadas en las afueras de Roma, se renen en el palacio Apostlico -capilla de san Nicols- sin especiales medidas de seguridad y divididos en cuatro partidos. Algunos en particular si las haban tomado: esconden sus tesoros y asisten a la Misa del Espritu Santo con coraza debajo del ornamento! En la primera votacin los franceses no alcanzan los seis votos y los italianos apenas cuatro. Se busca entonces un cardenal de la misma tendencia del papa anterior o de compromiso. Sugerido el nombre del poco conocido arzobispo de Bari, sbdito del reino de Npoles y amigo de los franceses y adems bibliotecario de la Curia -no era cardenal- Bartolomeo Prignani, de una vez saca 14 votos! solo el cardenal Orsini se niega a dar su voto y otro declaro que era nula porque no haba sido libre. Por seguridad se procede a rehacer la eleccin y de nuevo saca apabullante mayora. En ese momento la turba irrumpe en el aula del conclave y en una ceremonia grotesca corona Papa al anciano cardenal Francesco Tebaldeschi. Los restantes huyen fuera de la ciudad y el escogido avisado de la eleccin se presenta para ser votado de nuevo, esta vez por unanimidad sale electo y es coronado el domingo de Resurreccin con gran jbilo en la ciudad.El elegido no tuvo la moderacin ni la modestia requeridos para un momento tan delicado. En efecto, el da de la coronacin despus de los tres besos mandados (mejilla, mano y pie) el nuevo Papa URBANO VI se niega arrogante a conceder las procuraciones que le fueron indicadas y a firmar las demandas de cargos y dignidades, pedidas por sus electores. Tampoco les retribuy en oro como era la costumbre.

Los cardenales estaban privados de libertad moral para la eleccin?

Santa Catalina de Siena escribe que los cardenales ya hablaban de Prignano antes del Conclave. Raimundo de Capua O.P. en declaracin juramentada asegur que al menos dos cardenales le confiaron su voto por Prignano antes del conclave y de hecho durante varios meses ninguno puso en tela de juicio la eleccin. Los argumentos para refutarla se basaron en la presin psicolgica de la multitud. Pero en el fondo el problema era otro: eligieron a una persona que luego se transform en otra y que extrem actitudes ya conocidas anticipadamente de rigorismo e intemperancia. En efecto, Urbano, sintindose elegido por Dios para reformarlo todo de una vez, se lanza en picada contra los orgullosos y opulentos cardenales, humillndolos de todos los modos posibles. Llega a pisotear la normativa cannica y se siente el primer hombre del mundo.

Escrupuloso y austero en lo personal, no conoce mesura ni consideracin. En un instante desvanece el esquema corporativo de la Iglesia romana para erigirse en un dictador inmisericorde. La misma Catalina de Siena muchas veces intentar persuadirlo de ser menos colrico (lo llama homo terribilis por sus arrebatos de ira!). Era la Iglesia mediadora de salvacin, la que estaba perdiendo: la misma Devotio Moderna empieza a mostrar una tendencia a dirigirse a Dios sin tener en cuenta la mediacin eclesial, desprestigiada por la guerra entre dos papas que pronto estallar!.

32.1 DESARROLLO DE LOS ACONTECIMIENTOS

En agosto 13 cardenales refugiados en Anagni emiten una declaracin desconociendo la eleccin de Urbano por haber sido forzada y por ser el elegido un apstata, demente y tirano. Un mes ms tarde con la noticia de que Urbano ha creado 25 cardenales italianos y hostigados por los franceses y por la casa de Anjou, se renen en Fond cerca de Npoles y en secreto- eligen al cardenal Roberto de Ginebra, primo del rey de Francia y quien toma el nombre de CLEMENTE VII (1378-1394). Ms soldado que sacerdote, despus de varios intentos de tomarse a la fuerza la ciudad, desiste y se radica en Avignon.

Por primera y nica vez en la historia, los mismos electores legtimos eligen a dos papas. A la obediencia urbaniana se adhieren de inmediato el Imperio Alemn, Italia septentrional, Inglaterra (en guerra con Francia), Irlanda, Escandinavia, Hungra, Polonia y los pases eslavos.

A la obediencia Clementina en cambio: Francia, Escocia, Portugal, Aragn, Castilla, Navarra, Italia meridional y Chipre. Se forman entonces dos curias pontificias, dos colegios de cardenales, dos gobiernos en todas las rdenes religiosas, hasta los santos, las dicesis, las abadas y las universidades van a tomar partido por uno u otro contendiente en un escndalo intolerable que permita que los prncipes dejaran de pagar los tributos a Roma a pesar de que se multiplicaron indulgencias, beneficios y dispensas para sostener las dos curias o se apoderaron de bienes eclesisticos y las ordenes religiosas abandonaran a disciplina, la obediencia y la vida comn. Adems el cisma facilito dos tendencias perversas, la espiritualizacin del concepto de Iglesia y la secularizacin progresiva, en conexin con las cuales se desarrollo la apocalptica.

La serie de Papas romanos La de los papas avignoneses

URBANO VI (1378-1389)

CLEMENTE VII (1378-1394)

BONIFACIO IX (1389-1404)

BENEDICTO XIII (1394-1423)

GREGORIO XII (1406-1415)

CLEMENTE VIII (1423-1429)

En 1409 El Concilio reunido en Pisa intenta deponer al Papa y al antipapa y elige al fraile franciscano y arzobispo de Miln Pedro Filargs, con el nombre de ALEJANDRO V. El resultado ser que van a reinar ahora tres papas! La serie de los antipapas pisanos es:

ALEJANDRO V (1409-1410)

JUAN XXIII (1410-1415)

1413 El antipapa Juan, presionado por el emperador Segismundo de Alemania, acuerda reunir un Concilio en Constanza para dirimir de una vez por todas la cuestin que estaba desgarrando la cristiandad y con la secreta esperanza de ser legitimado en la asamblea.

Entre 1414 -1418 El Concilio ecumnico reunido en Constanza procesa y depone en su primer ao al perverso Juan XXIII (mayo); acepta la abdicacin voluntaria de Gregorio XII (julio) y depone y excomulga al ao siguiente al contumaz Benedicto XIII quien se refugia en Pescola (cerca de Valencia) con su corte.

El 11 de noviembre de 1417 es elegido el cardenal dicono Odo Colonna como Papa MARTN V. Gobernar hasta 1431, pero los dos aos primeros despachar desde el convento de los Dominicos en Florencia, antes de poder entrar libremente a Roma.

32.2 BSQUEDA DE SOLUCIN

Para los clementistas un Concilio de unin era imposible, intil e incompetente por razones teolgicas y eclesiolgicas:

Ninguna autoridad puede convocarlo

Hacerlo a travs de Urbano era reconocerlo legtimo

El Concilio es solo un rgano consultivo

Solo el Papa por la plenitudo Potestatis lo hace vlido

El Concilio no puede dar a nadie autoridad sobre el Papa

En definitiva, no puede hacer vlida una eleccin invlida

Una vez los cardenales tomaran la decisin de invalidar la eleccin, se haca obligante una nueva eleccin bajo pena cannica. Pero adems, podan los electores juzgarse a s mismos y reconocer que haban hecho una eleccin invlida?

La respuesta que se formula es la siguiente: En lo Eclesiolgico el colegio cardenalicio con el Papa, sucede a Pedro con los Apstoles. La Iglesia universal se concretiza en la Iglesia romana y esta a su vez se expresa en el colegio de cardenales, su voz es infalible! Sin embargo, se equivocaron? Vicente Ferrer dice que s, pero no hubo contumacia porque luego reconocieron el error y lo enmendaron descalificando a Urbano VI y buscando una nueva eleccin.

Por su parte los Conciliaristas moderados (Cardenales italianos y la Universidad de Pars (tercera fuerza moral en Europa despus del Papa y del Emperador) buscan por todos los medios probar la validez de un Concilio sin la convocatoria papal. Acuden incluso a la epiqueya (en caso de urgencia la ley no cuenta; decidido quin es el Papa legtimo, este asumira el control del Concilio y confirmara las decisiones tomadas previamente a su reconocimiento.

En lo Eclesiolgico afirman que el Concilio como expresin de la Iglesia universal, goza de infalibilidad, no as los cardenales de modo individual. Estamos entonces delante al Conciliarismo puro que no pone en tela de juicio sin embargo, la institucin del papado, pero que busca limitar sus funciones. En efecto, aparecen numerosos escritos eclesiolgicos en este siglo comentando el pasaje en el que Jess entrega las llaves a Pedro, pero se interpreta en varios sentidos: si el Papa hered automticamente todos los poderes y no puede ser juzgado por nadie o si existe una instancia extraordinaria que puede no solo revisar problemas doctrinales y disciplinarios, sin incluso plantear la reforma de la iglesia, en un contexto que valora el individuo, la autonoma del Estado y la importancia de la participacin. All van a aparecer numerosas eclesiologas que seguramente examinaremos en la exposicin.32.3 CONTEXTO POLTICO ECLESIAL DEL SIGLO XV

La nota caracterstica lo constituye la divisin de la Cristiandad y la aparicin de Estados nacionales rivales entre s:

* Como un gran Reino: Francia

* Como Seora autnoma: Venecia

* Como Repblica soberana: Florencia

La tendencia imperante es el ABSOLUTISMO ESTATAL (El rey es emperador en su reino y rinde cuentas solo a Dios). En lo eclesistico se vive el asalto a los bienes eclesisticos y el recorte de la autoridad papal para nombrar dignatarios y adelantar la reforma de las rdenes religiosas. En este contexto se enmarca el Cisma, obra de cardenales que actuaron a nombre de las potencias que representaban en el conclave.

La escandalosa escisin nacida en 1378 va a durar 39 aos y se resolver cuando se comprenda que el bien de la Iglesia est por encima de los intereses polticos nacionales, pero antes de ello, varias vas se exploraron para conjurar la crisis:

El problema de las fuentes es la polarizacin que se da, por ejemplo favorables a Urbano VI los autores alemanes, espaoles e italianos, en cambio los franceses reconocen a Clemente basndose en el problema psicolgico del elegido y en la presin popular que se vivi durante el conclave. Es interesante destacar la posicin del cardenal Pedro de Luna -famoso canonista- quien seala las anomalas del proceso electivo y que despus ser protagonista cuando sea elegido antipapa y se resistir hasta su muerte, a abdicar. Las consecuencias van a ser:

La exasperacin belicosa patente en la guerra de los cien aos entre Inglaterra y Francia. Los pases se dividen y con frecuencia cambian de bando. Las intrigas se vuelven normales e incluso varios cardenales fueron ejecutados por apoyar a Urbano y en Italia reina la anarqua durante todo el periodo. Pero las conciencias mismas se fracturan, la obediencia al papa legtimo y el pago de impuestos generaba muchos problemas entre los prncipes y entre los clrigos; la disciplina pierde coherencia y la relajacin se va a hacer evidente.

La prdida de autoridad del pontificado por las recprocas acusaciones y excomuniones que van a minar la credibilidad de la Iglesia y van a preparar los ataques y rupturas del siguiente periodo.

Se van a dar dos tendencias opuestas, la espiritualizante que rechaza cualquier manifestacin terrena de lo eclesial y la secularizada que deriva en la apocalptica.

Los costos econmicos que dimanan de dos curias fastuosas, obliga a buscar los recursos en impuestos, colectas y favores. Tambin los prncipes aprovecharon para apoderarse de bienes eclesisticos y retener impuestos alegando incertidumbre. La evangelizacin tambin result impactada, pues sin en el siglo anterior los mendicantes haban inventado nuevos mtodos y espacios e incluso se haba constituido una comisin para las misiones que haba creado dicesis en Extremo Oriente, y que ahora se van a debilitar por el descuido.32.4 HACIA EL CONCILIO DE CONSTANZA

LA VIA DE LOS HECHOS: Clemente VII apenas elegido intenta derrotar militarmente a Urbano VI y mutuamente se predican la cruzada armada, durante la cual 5 cardenales que conspiraron contra Urbano fueron ajusticiados y la casa Anjou de Npoles fue puesta en entredicho x apoyar el complot de Clemente. Para 1389 tal solucin se vislumbra imposible.

LA VIA JURDICA: promovida por la Universidad de Pars y apoyada en el bien general, aconsejaba la renuncia de ambos papas en 1394 a fin de posibilitar una nueva eleccin. Ninguno la acept.

LA VIA DEL COMPROMISO: Segn costumbre medieval, si ambas partes no contaban con argumentos contundentes, se reunan por partes iguales y tomaban una decisin inapelable. Tampoco fue posible reunir las delegaciones.

LA CONVENCIN: reunirse los dos papas en lugar neutral para ponerse de acuerdo. Fue propuesta por Pedro de Luna cuando fue elegido en Avignon con Benedicto XIII con el apoyo de la U de Bolonia, pero que no fue aceptada por los papas romanos. EL CONCILIO UNIVERSAL: se vea ilegal pues la convocatoria y presidencia era exclusividad del Papa y no se saba quien era el legtimo.

La idea de Concilio parti de los mismos cardenales italianos desde junio de 1378 pero fue rechazada por los franceses, alegando que no era una cuestin de fe. Gelnhausen en cambio afirma que el Cisma viene siempre acompaado de hereja (interpretando a Agustn) y que adems el Papa como cabeza falible puede ser juzgado por la otra cabeza, Cristo, presente en la Iglesia universal (el autor no distingue el aspecto sobrenatural - mstico del institucional administrativo). El procedimiento sera entonces as: los cardenales convocan el Concilio para definir quin es el Papa legtimo. Una vez resuelto el dilema, se invita al escogido para que presida el Concilio y con su autoridad confirme lo anterior y apruebe lo que sigue. Para la Universidad de Pars el Papa es para el bien de la Iglesia, que no esta en funcin del primero. El Papa es parte mientras que el Concilio es el todo infalible y toma de modelo la sociedad civil: el corpus que es la Iglesia es superior a quien ejerce el poder en su nombre (idea aristotlica trada por el derecho romano)32.5 UN SIGLO MSTICO

Mientras la cristiandad se desgarra en luchas intestinas, florece por todas partes el ansia de las cosas de Dios y aparecen predicadores populares que invitan a la experiencia de Jess en el alma y al recogimiento interior como camino para ser morada de Dios. Entre todos se destaca el Maestro Eckhart, fraile dominico y profesor en Colonia, donde form a sus dos ms famosos discpulos Enrique Susn y Juan Taulero, mximos exponentes de la mstica alemana que busca la direccin espiritual y usa un lenguaje potico lleno de sentimiento y de finura espiritual, lejos de las divagaciones acadmicas de los escolsticos. Dicha forma de expresarse llevar a la sospecha y a la acusacin de pantestas.

Otro aspecto importante es el ansia de reforma a todos los niveles en el papado, la curia, el clero y los laicos, pero el sector mas sensible fue la vida religiosa. Se destacan los cartujos con ms de 150 monasterios nuevos y fundaciones como los olivetanos de lnea eremtica, los mnimos de san Francisco de Paula y los cannicos regulares de san Jorge en Venecia. Pero donde ms se nota el vigor espiritual de la poca es en la reforma de las rdenes monsticas como los benedictinos y los camaldulenses, y en los mendicantes que venan de un siglo de relajacin; se caracterizan por una vida mas austera y retirada, pobreza mas estricta, exigencia de vida comn, clima de oracin entre 9 y 12 horas y una menor estima por los estudios En el caso nuestro, la obediencia Avionense no logro consolidar un movimiento observante a pesar del influjo de Vicente Ferrer, en cambio la romana, gracias a Juan Dominici y a Raimundo de Capua elegido Maestro General en 1380- logr consolidar varias provincias de estricta disciplina como la de Lombarda, la de san Marcos y la de Holanda que difundi el santo rosario33 EL CONCILIO DE PISA

A comienzos de 1408, los colegios cardenalicios de Gregorio XII y de Benedicto XIII se renen en Livorno siguiendo la idea de Vicente Ferrer de que los cardenales son las columnas sobre las cuales Cristo fund la Iglesia- para tomar la decisin de convocar sendos Concilios, juzgar y deponer a cada uno de los papas y despus reunirse todos para escoger al legtimo. En total 24 cardenales bajo la autoridad del arzobispo de Miln y la proteccin de Florencia. Este grupo se siente infalible, toma las ideas de san Vicente Ferrer y aprovechando las teoras conciliaristas se siente con autoridad suficiente para convocar un Concilio sin una cabeza visible.

Concilio Avionense

Nuevo colegio electoral (( Eleccin papal

Concilio Romano

Concilio General

Ambos Gregorio y Benedicto para no ser acusados de contumaces, convocan sus respectivos Concilios y buscan apoyo en los gobiernos aliados. Sin embargo el Concilio de Gregorio, en Pentecosts de 1410 se autoproclam ecumnico y anunci la renuncia si los otros dos papas lo hacan. Suspendido por la presencia de las tropas imperiales, el Papa huye disfrazado de mercader a Ancona!

En Pisa se haban reunido ya los cardenales y obispos disidentes con el apoyo del rey francs. Durante la misa del Espritu Santo, Pedro Filargs franciscano y arzobispo de Miln- resume la eclesiologa que se est manejando en la asamblea en 16 proposiciones:

La autoridad de los cardenales es temporal y como frmula extraordinaria para

Salvar la Iglesia.

Los dos pontfices deben comparecer y someterse so pena de juicio y castigo de

Excomunin y de anatema.

Los reyes y prelados deben asistir o enviar sus delegados so pena de incurrir en

Pecado mortal si no asisten o se lo impiden a otros.

En la soberbia catedral pisana toman asiento desde el 25 de marzo 1409 unos 24 cardenales, 4 patriarcas, 80 obispos y 300 canonistas, abades y telogos, adems de los delegados de las cortes y de 13 universidades, bajo la presidencia del nico cardenal sobreviviente de Gregorio XI. Se destacan los numerosos doctores en Teologa y en Derecho. Se nombran los expertos y se invita a los reyes para que enven sus delegados. Despus de varios das y de largos discursos, el Concilio se autoproclama Concilio General y se procede a leer los cargos contra los papas rivales, 37 en total. La comisin de doctores los declara herticos, cismticos y pecadores incorregibles. Ya estaban condenados por Dios ahora lo sern por la Iglesia! (como la Iglesia antigua al separar a uno de la comunidad pues ya estaba excluido por Dios). Llamados a comparecer en la puerta de la catedral, al no presentarse en persona son juzgados como reos ausentes, depuestos y declarada vacante la sede petrina.

El 26 de junio ambos colegios, con autoridad delegada por un Concilio y ante la vacancia de la sede petrina, entraban en conclave para elegir al franciscano Pedro Filargs, arzobispo de Miln, ALEJANDRO V el 7 de julio - quien paso a la historia por los privilegios que les concedi a los franciscanos y clausurarse un mes ms tarde, notndose desde entonces el poder del astuto Baltazar Cossa que luego ser har elegir Papa.

El nuevo Papa procede a confirmar todo lo hecho por el Concilio hasta ese momento con su AUTORIDAD APOSTLICA y volviendo a la tradicin antigua con el SACRO APROBANTI CONCILIO que quiere decir que est por encima del Concilio si bien cuenta con su aprobacin.

33.1 VALOR DEL CONCILIO PISANOFue til? No, pues agrav la situacin y poco hizo por reformar la iglesia, en tal sentido es un esfuerzo fallido, no por culpa del Concilio mismo, que logr arrastrar a muchos de los seguidores de ambos contendientes, sino de la cristiandad que se encontraba severamente fragmentada por motivos polticos. Era el camino correcto pero el hacerlo efectivo sobrepasaba sus fuerzas, y sin embargo, sin Pisa, es difcil imaginar un feliz trmino del cisma.

Es vlido en el catlogo de Concilios? depende no solo de la normatividad jurdica, sino tambin del grado de representatividad y de la aceptacin en el orbe cristiano. En estos dos sentidos, no es legtimo. Belarmino ni lo aprueba ni lo condena, pero no lo incluy en la lista que an rige. Hoy en da se considera incierta su legalidad.

33.2 ACONTECIMIENTOS QUE SIGUIERONEl concilio pisano determino la celebracin de concilios cada tres aos. El nuevo Papa, Pedro Filargs, de origen humilde y educado por los franciscanos, elegido por no ser ni francs ni italiano, era en ese momento arzobispo de Miln. Un ao va a reinar en Roma antes que el astuto cardenal Baltasar Cossa lo invite a Bolonia, donde muere misteriosamente, y su anfitrin salga elegido de inmediato como Juan XXIII (considerado legtimo hasta cuando ngelo Roncalli asumi el mismo nombre al ser elegido en 1958).

A fines de 1410 Juan XXIII intenta instalarse en Roma para celebrar all un concilio que legitime de una vez por todas su eleccin, condene las obras de Wyclef y para obedecer la normativa de Pisa que los seal cada tres aos, pero la urbe es asediada y el nuevo Papa, hombre ms inclinado a lar armas y a la aventura que a la religin, se ve obligado por el Emperador Segismundo a convocar un Concilio para 1413 donde se dirima de una vez por todas la crisis.

En julio de 1412 se rene un snodo preparatorio, all se alcanz a condenar a Juan Wiclef, pero pronto fue clausurado. Es el llamado snodo de las lechuzas pues una de estas vol sobre el aula conciliar como mal augurio! El Emperador toma la ciudad eterna y el anti Papa huye a Florencia donde no es recibido, prosigue entonces a Bolonia de donde escribe a Segismundo pidiendo otra oportunidad

Las dos delegaciones se renen y la de Juan XXIII creyendo que tiene la sartn por el mango- accede a que el Concilio se rena en Constanza, ciudad perteneciente al imperio. Segismundo de inmediato asume el protagonismo: escribe a los reyes de Europa y al Emperador de Constantinopla invitndolos para el 1 de noviembre del ao siguiente y precisando el tema: Ad pacem, exaltationem et reformationem ecclesiae, ac tranquillitatem populi christiani, es decir, la unidad, la reforma y la paz de la cristiandad.

Sale la bula AD PACEM en la que Juan XXIII se compromete a asistir al concilio (principio del fin de este hombre poco espiritual y oportunista). Anotemos que ninguno de los dos confiaba en el otro y que el Papa promovi secretamente la rebelin de Venecia y de Florencia contra el Emperador para liberarse as del compromiso cuando intuy el peligro.

Dos dificultades se alzaban casi insuperables: la guerra entre naciones, lo que se resuelve temporalmente con treguas acordadas; y la asistencia de los tres contendores:

Juan XXIII ya estaba comprometido a asistir.

Gregorio XII asilado en Rmini prometi enviar delegacin

Benedicto XIII insista en una prrroga para pensarlo!

Juan XXIII lleg a Constanza con numeroso squito casi todo italiano con 3 preocupaciones: ser reconocido como legtimo Papa, confirmar lo operado en Pisa y presidir el Concilio. Para ello busc invalidar las credenciales e los delegados de Roma e insisti en tratar solo el tema de la fe sin contar con que Segismundo tena su propio plan que era deponer a los tres contendores y comenzar desde el principio.

A esta situacin se aade la pretensin de los alemanes de suprimir las reservas pontificias y aumentar los beneficios a favor de los universitarios, adems de otorgar derecho a voto a los abades, doctores y delegados de los prncipes, pues al fin y al cabo todos eran representantes de la Iglesia universal segn el pensamiento de Ockam y para reforzar su posicin, aconsejaron organizarse en naciones y votar como tales:

Francia

Inglaterra (Gales, Escocia e Irlanda)Germania (Suiza, Holanda, Dalmacia, Croacia, Hungra, Bohemia, Polonia y Escandinavia)

Italia (Florencia, Venecia, Chipre, Creta)

Espaa (Castilla, Aragn, Navarra y Portugal).En el Concilio de Constanza van a tomar asiento 29 cardenales, 3 patriarcas, 185 obispos, 100 abades, 587 doctores, 100 duques, 1800 eclesisticos y 2400 caballeros. Entra dominando Juan XXIII por el despliegue de fuerza y el dinero con el que pensaba comprar conciencias. No quera que fueran reconocidas las credenciales de los cardenales romanos, comenzando por Juan Dominici ni que se exigiera su renuncia junto a la de Benedicto XIII. De sobremesa, los alemanes piden la supresin de las reservas pontificias y el derecho a voto de los abades, doctores y delegados de los prncipes, pues siguiendo el pensamiento de Occam todos tenan derecho a voto porque la autoridad se las haba concedido el mismo Dios. En este contexto llega la propuesta de los universitarios de votar no por cabeza sino por nacin, con lo que la mayora calificada de italianos, simpatizantes de Juan XXIII, quedaba reducida a un voto. Preguntas para el dilogo:

1- De qu manera las herejas medievales encuentran eco en tendencias contestatarias que se ventilan hoy dentro y fuera de la Iglesia o son completamente distintas?

2- Encuentra alguna similitud entre los acontecimientos descritos y los hechos ocurridos con ocasin de la renuncia de Benedicto XVI y la llegada del papa Francisco?

3- Qu situaciones extremas podran justificar en nuestra poca, la destitucin de la autoridad eclesistica y la bsqueda de una nueva que goce de legitimidad?34 LA IGLESIA EN CRISIS: CAMINO DE LA RENOVACIN

Son tres los fracasos histricos que se hacen patentes a mediados del s XIII:

El de la colaboracin entre el papado y el Imperio (Federico II muere excomulgado en 1250 y el papado establece una nueva pero frgil alianza con Francia en 1261).

El de los intentos de reunificacin de las Iglesias Occidental y Oriental, separadas en 1054, a pesar de los esfuerzos infructuosos del Concilio de Lyn de 1274.

El de las cruzadas contra el Islam, especialmente desde la muerte de su ltimo promotor, Lus IX de Francia en 1270, a pesar de su pesante amenaza sobre Occidente.Tres fracasos, tres ocasiones perdidas, que muchos interpretaron como tres sentencias de Dios. El resultado ser la perdida cada vez mayor de inters por los ideales del universo cristiano y de la hegemona eclesistica. Maduran -en cambio- otros ideales con los que la Iglesia a partir del siglo XIII tendr que contar:

Las aspiraciones nacionales de los reyes, no dispuestos a tolerar el control supremo de los emperadores o los papas.

El capitalismo incipiente, que aspira -por encima de todo- a conseguir riquezas, arrebatndolas incluso por la fuerza a las iglesias y monasterios.

El individualismo cultural y religioso, que pretende indagar sin cortapisas ni condicionamientos de autoridad tanto en las Fuentes de la Revelacin como en las de la cultura grecorromana o en la naturaleza.

La cristiandad medieval se ve sacudida desde los cimientos hasta sus capas ms altas. Pero ser el mismo cristianismo quien tomar en Occidente las riendas del cambio, orientando la renovacin, no slo en la sociedad sino tambin en la misma Iglesia.

34.1 Iglesia y nacionalismo.

La lucha por la justa colaboracin entre la autoridad eclesistica y el poder laico caracteriz la historia medieval desde las invasiones brbaras en adelante. Pero no fue siempre una contienda amistosa y pacifica, sino que se libr con armas espirituales (excomuniones, entredichos) de una parte, y con armas materiales de la otra. La confusin reinaba tanto en las ideas como en los comportamientos y afectaba a todos los niveles de la sociedad, desde las relaciones entre papa y emperador hasta las relaciones entre los sacerdotes y los nobles locales. Fue una problemtica sustancialmente comn, aunque en formas y ritmos distintos, tanto en Occidente como en Oriente.

Cuando el emperador Federico II muere en 1250, excomulgado en varias ocasiones y depuesto solemnemente por el Papa en un Concilio, la poltica de la Santa Sede dio un giro radical volvindose hacia Francia, al igual que haba ocurrido en el 754 (cuando se solt de Bizancio y se acerc a los Francos). El giro lo dio un Papa francs, Urbano IV y lo complet su sucesor Clemente V, tambin de origen francs, pero seguramente se habra producido igualmente si los papas hubieran sido de otra nacionalidad. En la situacin poltica de entonces, Francia era de hecho la nica potencia con la que poda contar el papado, en su bsqueda siempre infructuosa de encontrar un protector eficaz y poderoso.

Por desgracia, pronto se lleg al enfrentamiento tambin entre el papado y la monarqua francesa, cuando se encontraron cara a cara dos personajes inteligentes y enrgicos, pero sin capacidad diplomtica ni equilibrio espiritual, como fueron el Papa Bonifacio VIII (1294-1303) y el rey de Francia Felipe IV (1285-1314). Al tratar de resolver los problemas financieros del reino con las riquezas de la iglesia francesa, Felipe IV se encontr con las protestas pontificias y no dud en lanzar una campaa de difamacin y desprestigio contra Bonifacio, lo mismo que haba tratado de hacer Enrique IV con Gregorio VII. En este caso, todo se haba resuelto con la humillacin del emperador en Canosa; con Felipe y Bonifacio ocurri lo contrario: el Papa fue ultrajado por los franceses y sus aliados en Anagni en 1303 como ya se vi.Que el rey de Francia fuera en aquellos momentos el verdadero dueo de la situacin lo demuestra el hecho de que el sucesor de Bonifacio VIII, nuestro fraile Benedicto XI, tuviera que negarlo todo, y el siguiente Papa - Clemente V - fuera elegido en Francia, inaugurando el periodo de los papas residentes en Avin (1305-1378)

Ni siquiera con el retorno del Papa a Roma, tan apasionadamente deseado y solicitado por Catalina de Siena, pudo el Papa quitarse de encima la hipoteca francesa. Y as, la primera ocasin se dio bajo el pontificado de Urbano VI, cuando el cardenal Roberto de Ginebra, primo del rey de Francia, se convirti en antipapa con el nombre de Clemente VII. Mientras los papas legtimos residan en Roma (Urbano VI, Bonifacio IX, Inocencio VII, Gregorio XII), los antipapas, de manera significativa, volvan a instalarse en Avin. El concilio de Pisa, en 1409 no hizo sino complicar la situacin dando a la cristiandad otros dos antipapas: Alejandro V y Juan XXIII. Lleg entonces la feliz intervencin de Segismundo de Luxemburgo (1410-1437), quien a travs del concilio de Constanza consigui que volviera a gobernar un nico Papa en la Iglesia en la persona de Martn V (1417-1431). Pero tambin la institucin conciliar haba adquirido una estructura y una fisonoma de carcter nacionalista.

Cuando Martn V entr en Roma en 1420 en medio del entusiasmo de la multitud, acompaado de un largo cortejo en el que no faltaban malabaristas y bufones, hizo tambin su ingreso el papado humanista y renacentista; un papado que, a travs de la reconstitucin de los territorios pontificios, se hizo la ilusin de poder establecer las bases para una nueva accin de mbito internacional. En cambio los papas tuvieron que habrselas con los problemas polticos de la nueva fase que estaba incubndose, caracterizada no ya por ambiciones universalistas, sino por el juego diplomtico y los enfrentamientos militares de carcter regional o nacional. El nacionalismo y el particularismo corroen las antiguas instituciones y las viejas certidumbres. En Occidente, Francia e Inglaterra se desangran entre s con la guerra de los Cien aos, y Alemania e Italia hacen lo mismo en sus luchas intestinas; en Oriente, el Imperio bizantino quedaba hecho migajas ante el avance de los turcos, y las Iglesias orientales pasan ahora al dominio de nuevos seores. En tal sentido es muy significativo que hacia mediados del siglo XV coincidan numerosas fechas que marcan la clausura de sendos ciclos histricos:

En 1452 tiene lugar la ltima coronacin imperial en Roma.

En 1453 termina la Guerra de los Cien Aos entre Francia e Inglaterra.

En 1453 Constantinopla es conquistada por Mahoma II, muriendo en la ocasin el ltimo emperador bizantino, Constantino XI Palelogo.

En definitiva, a mediados del siglo XV se hunden las instituciones medievales supranacionales y se establecen las premisas para consolidar las potencias nacionales que caracterizarn la Edad Moderna hasta el siglo XX. Esta constitucin de las nuevas naciones recibi del cristianismo una especie de bautismo: la controvertida herona santa Juana de Arco (1412-1431) ser expresin de este nuevo entusiasmo patritico nacional. Este sentimiento hizo que en Francia se creara una especie de Iglesia nacional con la Pragmtica sancin de Bourges en 1438. Y este tambin fue el motivo de fondo que impuls al Concilio de Basilea (1431-1449) a ponerse por encima del Papa (conciliarismo) y a elegir al ltimo antipapa de la historia: Flix V (1439-1449).

El cristianismo tuvo que entenderse tambin con otros nacionalismos de carcter geogrfico, que fueron surgiendo a medida que se fueron haciendo los primeros descubrimientos. Como ya hemos dicho, en los primeros decenios del siglo XV los portugueses fueron abrindose camino hacia occidente, llegando en 1419 a Madeira, en 1431 a las Azores, y en 1445 a Cabo Verde. Enrique el Navegante, el prncipe que promovi estas expediciones, al mismo tiempo que buscaba un camino a travs del ocano para llegar a la India y haca que se exploraran las costas africanas, abrigaba el propsito de reiniciar la cruzada contra el Islam, evangelizar los paganos y reconquistar Tierra Santa.

La religiosidad de los siglos XIV y XV estuvo dominada por intereses particularistas y fue subjetivista e individualista hasta en sus expresiones ms logradas, como la llamada y su obra maestra la Imitacin de Cristo. En esta forma de devocin haba un sincero espritu evanglico y humanismo clido. Pero se resenta tambin de un cierto individualismo que subrayaba la relacin del alma con Dios, sin tener en cuenta la otra dimensin de la personalidad cristiana, la dimensin socio eclesial.

Por encima de los nacionalismos, y a pesar de los fracasos dentro y fuera de sus fronteras, la cristiandad de la Baja Edad Media fue capaz de crear para la historia verdaderas obras maestras, sobre todo desde el punto de vital cultural. Fue, en efecto, la poca en que Europa construy las catedrales gticas y dio al mundo un telogo y filosofo universal como Santo Tomas de Aquino, el fruto ms ilustre de las universidades medievales, nacidas sobre todo por obra de la Iglesia. Este gigantesco esfuerzo de sntesis fue posible, gracias a la configuracin de un cierto estilo de vida, de una determinada espiritualidad popular que fragu en instituciones religiosas concretas: la devocin a la humanidad de Cristo, que se expres apasionadamente en san Bernardo y los cistercienses, en san Francisco de Ass y los franciscanos; la devocin a la Trinidad, tpica de un movimiento religioso como el de los trinitarios de san Juan de Mata y san Flix de Valois; la devocin a Mara, que aparece sobre todo en los carmelitas y los servitas; la devocin a la Palabra de Dios y a la Iglesia, maestra de la verdad, que tiene su expresin en santo Domingo de Guzmn y los dominicos.

Toda la sociedad medieval, y en particular la del otoo de la Edad media, se caracteriz por el florecimiento de asociaciones y comunidades en las que las personas de todas las clases econmicas y de todos los oficios se unan para expresar aspectos de su vida en sintona con su fe. Todava hoy las tradiciones populares ms bellas de Europa viven de la herencia acumulada durante los siglos medievales.34.2 Los papas entre el curialismo y el Conciliarismo , entre el

Clericalismo y el laicismo.

En 1245, en el I concilio de Lyon, el papa Inocencio IV denunci cinco llagas existentes en la cristiandad: los pecados del clero, la perdida de Jerusaln y de Tierra Santa, la amenaza monglica, la crisis del imperio latino de Constantinopla, y la lucha de Federico II contra la Iglesia y el papado. Lo nico que logr fue deponer al emperador, con el consiguiente encarnizamiento de la lucha entre ambas partes.

En el II concilio de Lyn, en 1274, presidido por Gregorio X, la amenaza monglica haba desaparecido., el Imperio latino de Constantinopla no exista desde 1261, los dominios cristianos en Siria y Palestina estaban a punto de perderse, el papado estaba ahora aliado con Francia, y las culpas del clero ciertamente no haban desaparecido. Las quejas por los males de la Iglesia, as como las peticiones y propuestas de reforma, se hacan cada da ms numerosas y, por encargo del papa, se present a la asamblea conciliar un informe en este sentido. Pero, una vez ms, la nica iniciativa que lleg a concretarse fue la unin con la iglesia bizantina, promovida por el nuevo emperador Miguel VIII Palelogo que, sin embargo, muy pronto se revel intil a causa de la oposicin popular.

El ambiente de enfrentamiento y contienda estaba difundido por todas partes, dentro y fuera de la Iglesia. El mismo papa Gregorio X haba sido elegido en un cnclave muy movido. Tras la muerte de Clemente IV en Viterbo en 1268, los cardenales no lograban ponerse de acuerdo acerca del nombre del sucesor. Pasaban los das, las semanas, los meses, y el nuevo papa no llegaba. Tuvieron que tomar cartas en el asunto los habitantes de Viterbo y encerrar bajo llave a los cardenales, ponindolos a pan y agua, llegando incluso a quitarle el techo al edificio y arrojar estircol dentro para presionar a los electores!. Hasta el 1 de septiembre de 1271, al cabo de treinta meses, se eligi a alguien, que result ser ajeno al colegio cardenalicio, el placentino Teobaldo Visconti, que era archidicono, y que, despus de ser consagrado sacerdote y obispo, se convirti en Gregorio X. As fue como el sistema del cnclave se convirti, por decreto del concilio de Lyon, en un precepto legal. Pero los problemas seguas pendientes. Se pens necesario tomar alguna iniciativa extraordinaria, algn gesto proftico espectacular. Las profecas de Joaqun de Fiore sobre un vinieron muy a gusto tras la muerte de Nicols IV y despus de un cnclave interminable, que duro veintisiete meses, entre Roma, Rieti, Viterbo y Perugia, se acord la eleccin de un famoso ermitao, Pedro Morrone, que despus de hacerse rogar, acept tomando el nombre de Celestino V - julio de 1294- A los pocos meses , el 13 diciembre del mismo ao, Celestino V abdic, y el 24 de diciembre, tras dos das de cnclave, lo sucedi Benedetto Gaetani, quien tom el nombre de Bonifacio VIII.

El triunfo de Bonifacio VIII, a pesar del xito del Ao Santo celebrado el 1300, fue breve y precario. El desgarramiento ms dramtico tuvo lugar precisamente con su aliada Francia, por las razones que ya hemos indicado. La realidad desgraciadamente era esta: que las relaciones entre la Iglesia y el Estado se haban secularizado hasta tal punto que haban quedado reducidas a una cuestin de dinero y de poder. Por eso el enfrentamiento final fue brutal y vulgar: el metafrico bofetn de Anagni, que dej humillado y herido, ms moral que fsicamente al orgulloso Bonifacio VIII, quien muri al cabo de poco ms de un mes y la institucin pontificia apareci ms desprestigiada que nunca delante de toda la cristiandad

Fue difcil incluso para un hbil diplomtico como Clemente V, que lleg a la sede papal tras el breve pontificado de Benedicto XI, defender el honor del papa Caetani. La cuestin slo se super cediendo en el Concilio reunido en Vienne entre 1311 y 1312 en otra cuestin tambin de dinero, la referente a la supresin de la orden de caballera de los templarios con el fin de que el rey de Francia pudiera apropiarse de sus bienes. Felipe IV no se detena ya ante nada ni nadie. El laicismo y el principio de la razn de Estado empezaban a imponerse, sin que la Iglesia ni el papado se opusiera, y se elaboraba ya, siglos antes de Maquiavelo, una doctrina justificativa a travs de las obras de Marsilio de Padua y de Juan de Jandn.

Entrando por este camino, el papado se mantuvo alejado de Roma durante un buen periodo de tiempo y se estableci en Avion, con la intencin de constituir una estructura de gobierno y una base financiera adecuada para establecer definitivamente el Estado Pontifico segn los nuevos criterios del Estado nacional. Y en este sentido estuvo trabajando en el centro de Italia, entre 1353 y 1367, el cardenal Gil lvarez de Albornoz.

El espritu nacionalista y el apego inmoderado a los privilegios y al dinero fueron los motivos que, por debajo de los distintos pretextos esgrimidos, provocaron la rebelin de los trece cardenales contra el Papa recin elegido Urbano VI, oponindose a este el cardenal francs Roberto de Ginebra, que tom el nombre de Clemente VII. El cisma de Occidente dio lugar a que las distintas naciones apoyaran a uno u otro segn los intereses del momento.

El Papa de la lnea romana, Gregorio XII tuvo el sentido comn de renunciar espontneamente al pontificado para facilitar la eleccin del futuro papa nico. El representante de la lnea avionense, el antipapa Benedicto XIII, nunca renunci y acab muriendo aislado del resto de la Iglesia. Juan XXIII, el antipapa de la lnea pisana, convoc primero el concilio y luego trat de huir de Constanza para evitar ser depuesto. Mientras se decretaba su captura y su efectiva deposicin, el Concilio, durante los meses de marzo y abril de 1415, enunci la doctrina de la superioridad del concilio sobre el papa, es decir, del Conciliarismo; doctrina que, como es notorio, ha de considerarse legitima cuando se aplica en casos de extrema necesidad, como en este caso, pero ha de considerarse ilegitima y heterodoxa si se entiende de manera radical, como una transformacin de la estructura monrquica de la Iglesia en una estructura representativa.

As pues, el concilio, despus de dotarse de plenos poderes, procedi a resolver la cuestin de la unidad eligiendo como nico papa al cardenal Otn Colonia, Martn V el 11 de noviembre de 1417. Con vistas a la unidad de la Iglesia, el 29 de febrero de 1418 se recibi a una delegacin ortodoxa, sin llegar a ninguna conclusin significativa.

Por lo que respecta a la lucha contra las herejas, el Concilio consider competencia suya condenar a la hoguera en 1415 al telogo bohemio Juan Hus, provocando de este modo la rebelin de sus partidarios en la Bohemia, profundamente nacionalistas, que se prolong durante once aos, de 1420 a 1431. Recordemos que el movimiento husita reclamaba la eliminacin de la misa, de la cruz, del padrenuestro y anhelaba la comunin de bienes y de mujeres, as como la libre predicacin y el puritanismo moral, eco lejano del luteranismo.Con los otros nacionalismos, Martn V tuvo que pactar. Se firmaron concordatos con Espaa, con Francia, con Alemania, con Inglaterra. En teora y en la prctica, estos pactos deberan haber servido para acometer la solucin del tercer gran problema, el de la reforma de la iglesia. Pero ni estos ni en los decretos de reforma promulgados por el concilio dieron en absoluto los resultados esperados. Cada uno segua entendiendo la reforma segn sus propios intereses.

El 14 de diciembre 1431 se convoc en Basilea el decimosptimo concilio ecumnico, a pesar de haberse producido ya el enfrentamiento con el nuevo Papa Eugenio IV. Aqu se llega al conciliarismo ms radical.

Alejandro VI se puede considerar el ltimo Papa de la Baja Edad Media y, en ciertos aspectos, supone un regreso a los peores momentos del papado durante los siglos oscuros. Tras l, la Santa Sede iniciar, aunque de manera gradual, el gran cambio y quien visita en el Vaticano las estancias de los Borgia, que pertenecieron a Alejandro VI, y luego las que hizo preparar Julio II, conocidas hoy como las estancias de Rafael, puede darse cuenta fcilmente de la diversidad de atmsfera cultural y religiosa.

Alejandro VI se ha hecho famoso en la historia por tres motivos: por su hijo Cesar Borgia, autentico tirano sin escrpulos; porque tuvo una hija como Lucrecia, graciosa y un poco frvola, que todos se empearon en calumniar convirtindola injustamente en una especie de bruja perversa; y especialmente porque, como hombre y como Papa, represent el momento ms escandalosos del papado a finales de la Edad Media

34.3 La respuesta de la Iglesia en medio de las nuevas corrientes

Culturales, las herejas y las reformas frustradas.

A pesar de la labor de papas, obispos, sacerdotes y religiosos reformadores; de la colaboracin activa de tantos laicos aislados o asociados; de los decretos de tantos snodos locales y de los distintos concilios ecumnicos que fueron sucedindose desde el II de Lyon, a pesar de todos estos esfuerzos, la cristiandad occidental entr, junto con el resto de la sociedad europea, en su otoo, en el que se anunciaba, sin embargo, una nueva primavera.

La conciencia de que el mundo feudal se estaba hundiendo, de que se acercaba la modernidad, de que era menester exorcizar los nuevos demonios del nacionalismo y el capitalismo, del individualismo y del escepticismo cultural y espiritual, aumentaba da a da Son conocidas las denuncias contenidas en las obras de escritores famosos como Dante Alighieri o Francisco Petrarca. Menos conocido, pero no menos importante, es lo que se dice en una obra titulada el Librito de las nueve rocas, que se remonta al 1352 y se atribuye al dominico Enrique Susn, fiel exponente de la mstica renana junto al maestro Eckhart y a Taulero.En esta obra, como en tantas otras semejantes aparecidas desde los comienzos del cristianismo, se pasa revista y se examinan las distintas categoras de cristianos: pontfices cardenales, obispos, abades y abadesas, rdenes mendicantes, doctores, conventos de religiosas, sacerdotes seculares, beguinas, begardos, emperadores y reyes, duques, condes y barones, caballeros y nobles, burgueses, artesanos, campesinos, mujeres de la vida, matrimonios y las quejas son las mismas: actitud disoluta, malversacin de los bienes, bsqueda de honores, etc.

El pensamiento de Hus, tal como se refleja en sus manifestaciones, es extremadamente significativo como reflejo fiel de la crisis de su tiempo: la crisis de su tierra, la de su Iglesia y la de su vida personal. En l se encarnan, como un emblema de la Baja Edad Media, tres contrastes fundamentales: el contraste entre la identidad nacional bohemia y la alemana; el contraste entre la igualdad fundamental de todos los creyentes y las distintas formas de desnivel, tanto en el orden civil y poltico (oposicin a la jerarqua); y sobre todo el contraste entre la verdad de Dios, que para Hus se manifestaba en la predestinacin, y la falsa verdad humana que, tambin segn Hus, se manifiesta en las meras apariencias jurdicas y cannicas.

La consecuencia de este planteamiento es que la autentica (palabra clave del pensamiento de Hus) existe slo all donde la apariencia humana se adecua a la predestinacin divina. Siendo as, parece difcil armonizar ciertas ideas de Hus con la doctrina catlica tradicional, que era clara ya en su tiempo, acerca de las relaciones entre la gracia, la predestinacin, la libertad humana y la teologa sobre la Iglesia. Se comprende fcilmente repasando las treinta proposiciones que se le rechazaron y que el mismo pudo revisar y anotar.

Un fin igualmente trgico fue el del fraile dominico Jernimo Savonarola, quien emprende con ardor incontenible la reforma de la Iglesia y de la sociedad civil. Profeta desventurado y poco realista, muere en la hoguera de su amada Florencia, vctima de su extremismo religioso y de su falta de tacto poltico. Lo cierto es que la sociedad cristiana, especialmente durante la Baja Edad Media, haba engendrado ya en su interior los instrumentos intelectuales y morales necesarios para la renovacin. Como veremos al pasar revista a los representantes principales de la cultura de este periodo, las grandes sntesis de la filosofa escolstica haban dado sus mejores frutos y haban inspirado las mayores realizaciones culturales de la poca, incluyendo la obra maestra mxima, la Divina Comedia de Dante.Y mientras esta filosofa decaa, o mejor, se transformaba y disgregaba en las corrientes del nominalismo, el voluntarismo, el experimentalismo y cierto misticismo subjetivista, llegando casi a una especie de dualismo, iba inicindose la gran poca cultural del Humanismo y del Renacimiento, con la vuelta a las antiguas fuentes griegas y romanas, as como bblicas y sobre todo a la filosofa platnica, ya asimilada y cristianizada por los Padres de la Iglesia.

Tanto la cultura escolstica como la cultura humanista conviene no olvidarlo nacieron en una sociedad cristiana y para una sociedad cristiana. Estas culturas siguieron siendo cristianas y catlicas en la medida en que supieron conservar el sentido de la universalidad, sufriendo en cambio graves desviaciones siempre que se pusieron al servicio de cualquier forma de particularismo, especialmente de tipo nacionalista. Entonces los intelectuales se convirtieron en consejeros del prncipe, manifiesta o subrepticiamente, en maquiavlicas eminencias de la pseudo cultura.

Junto al tema de la fe, se debate en esa poca el asunto del tiranicidio, declarada como doctrina errnea y hertica a pesar del buen ambiente que tena entre los escolsticos, para quienes matar a un conspirador o a un mal gobernante no solo era legtimo sino incluso meritorio, pero Constanza va a tener ms aliento en buscar una reforma de costumbres que no ver muchos resultados: la reunin de concilios cada diez aos (decreto Frequens sesin XXXIX)para hacer seguimiento a lo dispuesto en la sesin XLIII: abolir las exenciones y la unin de beneficios operada durante el cisma, endurecimiento de penas contra la simona, beneficios solo a los que son aptos para las rdenes sagradas, los eclesisticos deben portar el traje talar y hacerse la tonsura y los diezmos papales debern ser limitados y bien administrados34.4 La vida cotidiana de los cristianos en el otoo de la E Media

La atmsfera de disgregacin de la organizacin eclesistica que envolvi a la sociedad cristiana durante el exilio avionense de los papas y durante el largo periodo del cisma, influy de manera negativa en la vida litrgica de los fieles y en las prctica cristiana, tan intensa durante el periodo anterior. Se observa por todas las partes cierto retraimiento respecto de la practica de los sacramentos y la frecuentacin por parte de los fieles de otras formas paralitrgicas de devocin, no ya en el mbito de las dicesis y las parroquias, carentes con frecuencia de verdadero ministerio pastoral, sino formando parte de grupos particulares, como cofradas o corporaciones. Crece la espectacularidad de las fiestas, con un marcado carcter local, y disminuye el autentico espritu de conversin en la fidelidad al bautismo, en la autentica practica penitencial y en la participacin en la eucarista. La piedad se convierte en pietismo, viviendo de formulas u objetivos, rozando casi en los limites de la supersticin.

Las epidemias, el hambre, las guerras van en aumento a medida que se va fragmentando la unidad europea; va decayendo el espritu caballeresco cristiano y van perdiendo credibilidad las instituciones tradicionales; todo lo cual produce en la gente un doble fenmeno, caracterstico de este periodo histrico el miedo generalizado a la muerte y la condena de los que son distintos...

La prdida del sentido cristiano de la vida supone necesariamente la perdida del nico sentido posible de la muerte. El caso ms escandaloso de persecucin fue el de las brujas. Hasta finales del siglo XIII, a las mujeres un poco extravagantes se las consideraba simplemente bonae feminae; a partir del siglo XIV, en cambio, se les empieza a llamar striges, viendo en ellas la encarnacin de la antiIglesia y la antisociedad. La pincelada que remata el cuadro es la de los aquelarres, fantsticas reuniones diablicas en las que se imagina todo suerte de atrocidades y actos repugnantes.

En algunas partes de Europa, como en Irlanda o los pases escandinavos, apenas se dio este fenmeno; en otras, como en Inglaterra, Escocia, Portugal, Espaa o Italia, el nmero de vctimas fue relativamente pequeo: unos cuantos millares, el problema se concentra sobretodo en Francia y en Europa central, que fueron las regiones ms afectadas por la inquietud social y las guerras de religin: aqu, entre el s XIII y comienzos del XVIII, perecieron decenas de miles. En conjunto, en Europa Occidental y sus colonias, se puede calcular que la cifra de vctimas durante este periodo estara en torno al milln. Y esto en el contexto demogrfico de una Europa que entre 1300 y 1700 pasaba, con altibajos, de 45 a 80 millones de habitantes!

La reforma catlica tuvo que superar pues, en el mbito de la vida cotidiana, por una parte, el alejamiento de una buena porcin del pueblo cristiano de las verdaderas fuentes y estructuras de la religiosidad, y por otra, gran cantidad de prejuicios , supersticiones, ignorancias y miedos que haban arraigado con el tiempo. En Espaa el movimiento reformador parti del vrtice, con Isabel la Catlica. En Italia parti de abajo, de grupos de laicos organizados a travs de la prctica de la caridad y sociedades piadosas o compaas del Divino Amor.

Ser el vendaval de la reforma Protestante el que empuje a la catolicidad a volver sobre s misma y plantear cambios profundos en el vrtice y en la base. Este ser el tema del siguiente curso de la Historia de la Iglesia. La emancipacin municipal y la aparicin de las ciudades libres tuvo que ver mucho con el nacimiento y sobre todo con el desarrollo de las corrientes herticas de la poca.

La piedad del pueblo se mantuvo sin embargo intacta. Vale la pena resaltar que ser Clemente quien autorice la exhibicin del santo sudario en 1387 y desde entonces se conserva en la catedral de Turn.

Segismundo fue un hombre de extraordinario tacto poltico: no envi delegados a Pisa, no adhiri a ninguna de las 3 obediencias y solo refrend su corona ante el papa legtimo Martn V.

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