mediacion comunitaria winche

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el winche: mediación comunitaria y pacificaciónguillermina soria Y efraín ruiz

COLECCIÓN

APORTES COMUNES

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contenido

Presentación 7

1. Introducción 9

2. Comenzando el camino: aspectos iniciales 11

3. El Winche: el barrio, su historia, sus identidades… 19

3.1. El barrio: realidad común de nuestra América 19

3.2 El Winche: solidaridad que nace de la exclusión 22

3.3. La participación: un parto de la dignidad colectiva 29

4. Caracterización de la violencia 37

5. Iglesias de base: promotoras de la paz y el diálogo 49

6. Organización comunitaria como estrategia para la mediación de conflictos 55

7. Aprendizajes 61

8. Logros para la construcción de una cultura de paz 69

9. Desafíos para un horizonte posible 71

10. Referencias 73

Ministerio del Poder PoPular Para relaciones interiores y Justicia

Ministro Néstor Reverol

Ministerio del Poder PoPular Para la educación uniVersitaria

Ministra Yadira Córdovaautoridades uniVersidad nacional

exPeriMental de la seguridadrectora

Soraya Beatriz El Achkar GousoubVicerrectora de desarrollo acadéMico

Aimara AguilarVicerrector de creación intelectual

y Vinculación social Antonio González Plessmann

secretario Frank Bermúdez Sanabria

EL WInChE: mEDIACIón COmunItARIA

y PACIfICACIón GuILLERmInA SORIA

y EfRAín RuIz

Producción editorial Vicerrectorado de Creación Intelectual

y Vinculación Social

diseño gráfico de colección John Mendoza

iMPresión Imprenta Unes

uniVersidad nacionalexPeriMental de la seguridad (unes)Dirección: Calle La Línea, zona industrial L, Catia.

Apartado postal: Caracas 1030 Venezuela | Caracas, noviembre de 2012

WWW.unes.edu.Ve

COLECCIÓN

APORTES COMUNES

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Presentación

Experimentar para gobernar de otro modo es uno de los principios

que rige a la Universidad Nacional Experimental de la Seguri-

dad (UNES). A través del Vicerrectorado de Creación Intelectual y Vin-

culación Social (VRCIVS), la Uiversidad busca generar y desarrollar

conocimientos mediante investigaciones y estudios pertinentes que

den respuestas oportunas a las necesidades y demandas sociales, los

cuales siempre deben estar en constante y permanente diálogo con la

sociedad, de manera que las acciones de nuestro Gobierno Bolivariano

en materia de seguridad ciudadana sean diseñadas y problematizadas

desde perspectivas transformadoras y apegadas a la realidad.

La investigación que presentamos tuvo como propósito la sistema-

tización de la experiencia de reducción de la violencia, a través de la

mediación de conflictos y el diálogo con bandas armadas, impulsado

por colectivos organizados de la comunidad de El Winche, de la po-

pulosa parroquia Petare; entre los años 2002 y 2011. Los autores se

aproximan a está experiencia de organización y movilización popular

como una iniciación analítica y reflexiva sobre una temática funda-

mental en materia de seguridad ciudadana, sobre todo, en el contexto

de profundos cambios societales que apuntan, entre otros asuntos, ha-

cia la construcción de poder popular y la creación de una nueva insti-

tucionalidad.

Frente a las graves situaciones de violencia que vivía la comunidad

de El Winche, la identificación del proceso de creación de estrategias de

mediación y pacificación –mesas de trabajo y espacios de diálogo, con-

vocatoria a jóvenes transgresores y captación de sus familiares- con las

bandas armadas de la zona buscando de esta manera reducir los índi-

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ces de violencia y la tenencia de armas en la comunidad. Lo interesan-

te de la experiencia de El Winche es que el proceso tuvo como protago-

nistas fundamentales a los y las integrantes de una iglesia evangélica

del sector y grupos cristianos de base y, a pesar de algunos imaginarios

de un tipo de izquierda, se constituyó como un importante ejercicio de

poder popular. Eso es lo que apuntan los autores.

Nuevos y viejos temas aparecen en este estudio –en la sistematiza-

ción, los hallazgos y las nuevas interrogantes que se abren–. A saber:

la importancia del reconocimiento del otro y del liderazgo natural y el

sentido de pertenencia a la comunidad de quienes participan en el pro-

ceso; el diálogo permanente; los códigos del barrio; el carácter no lineal

y complejo del proceso social; el papel que tiene la participación de las

mujeres. También –como un asunto que consideramos muy atractivo

para futuras líneas y temas de investigación– dos asuntos novedosos:

por un lado, los modos de intervención institucional (desde el campo

del control como de la prevención y atención social); es decir, la cues-

tión del Estado en momentos de transformación revolucionaria y for-

talecimiento del poder popular. Y, por otro, la organización de la iglesia

que se acopla a las necesidades del proceso de mediación y las labores

de prevención; organización que se cruza con su lógica evangelizadora

y perspectiva teológica.

Para finalizar, El Winche: mediación comunitaria y pacificación ilustra

el quehacer investigativo, dibujado desde la Dirección de Investigación

y Desarrollo de Políticas Públicas del VRCIVS – UNES. Parte del múl-

tiple desiderátum de: coadyuvar al diseño de propuestas de políticas

públicas en materia de seguridad ciudadana y convivencia solidaria;

plantear nuevas categorías de problematización para el análisis de la

realidad y sistematizar experiencias sociales y de gobierno; y, en pers-

pectiva ética-política, coadyuvar a la organización popular para el au-

togobierno… interesante veta temática que se conecta con la seguridad

ciudadana, a saber, la construcción de poder popular en el marco del

desarrollo de prácticas organizativas autónomas para la atención de

las necesidades de la comunidad. Vicerrectorado de Creación Intelectual

y Vinculación Social

1. introducción

El análisis crítico del trabajo de una práctica de organiza-

ción comunitaria a la luz de la realidad social, política,

cultural y económica es necesaria y de fundamental importan-

cia para el desarrollo político y organizativo de los colectivos

populares. El visibilizar y poner en común experiencias comu-

nitarias vinculadas, en este caso, con la reducción de la vio-

lencia y la promoción de una cultura de paz es un aporte fun-

damental para la formulación e implementación de políticas

públicas. En este orden de ideas, la presente sistematización es

relevante con relación a la Gran Misión “A Toda Vida Venezue-

la”, la cual cuenta con el vértice de prevención integral y con la

convivencia solidaria como uno de sus ejes de acción estratégica.

La experiencia que esta investigación se propone sistemati-

zar, trata de un proceso de organización comunitaria que pro-

movió, frente a las graves situaciones de violencia que vivía la

comunidad El Winche1, la creación de un grupo de estrategias

de mediación, mesas de trabajo y espacios de diálogo con las

bandas armadas de la zona, buscando de esta manera reducir

los índices de violencia y la tenencia de armas en la comuni-

dad. Este proceso que tuvo como protagonistas fundamenta-

les a los y las integrantes de la Iglesia y grupos cristianos de

1 El barrio El Winche es una comunidad establecida en el extremo suroriental de la pa-rroquia Petare, en el kilómetro 17 de la carretera de Fila de Mariches, municipio Sucre, estado Miranda.

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base, permitió reducir los niveles de violencia, constituyéndose

además en un importante ejercicio de poder popular y en un

aprendizaje colectivo sobre la construcción de nuevas formas

de organización y convivencia solidaria, en el marco del desa-

rrollo de prácticas organizativas autónomas para la resolución

de las necesidades de la comunidad.

Sistematizar esta experiencia implica una apuesta a organi-

zar en un proceso teórico y metodológico, a partir del ordena-

miento, el análisis, la interpretación y la reflexión crítica, un

conocimiento que permita recuperar la memoria y aprender

de la práctica, comunicando a la vez los aprendizajes, tensio-

nes y desafíos que conllevó el proceso de pacificación de bandas

armadas en el sector El Winche.

2. comenzando el camino: asPectos iniciales

Un aspecto fundamental para comenzar este recorrido

tiene que ver con clarificar qué entendemos por siste-

matización y cómo llevarla a cabo desde una lógica participa-

tiva y protagónica. La sistematización de experiencias es “una

modalidad de investigación cualitativa que busca reconstruir e

interpretar experiencias privilegiando los saberes y el punto de

vista de los participantes” (Rodríguez, 2004: 12). Su búsqueda

está centrada en comprender los sentidos que subyacen a las

prácticas, produciendo un conocimiento que tenga como hori-

zonte la cualificación, reorientación y mejora sustancial de las

experiencias abordadas, entendiendo y asumiendo la consus-

tancial importancia que tienen la participación y formación

de los y las protagonistas, elementos ambos que se constitu-

yen en aspectos fundamentales de la propuesta. Estas mane-

ras de conocer generan la posibilidad de desarrollar “espacios

de reconocimiento e interlocución entre diferentes actores del

proceso; de complejizar la lectura de la realidad y potenciar ca-

pacidades conceptuales, metodológicas y organizativas de las

personas y las organizaciones e instituciones involucradas”

(Op. cit.).

La sistematización es una manera científica y organizada

de comprender nuestras realidades en un contexto social, po-

lítico, económico y cultural determinado. En este sentido, se

trata de un proceso de conocimiento que no sólo reconstruye

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12 | Comenzando el camino: aspectos iniciales El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 13

y ordena la práctica de manera integral, sino que también la

interpreta. Esto permite que quienes participaron de las expe-

riencias aprendan de ellas, generando un conocimiento propio

que les permita mejorar su praxis en un sentido transformador.

Oscar Jara establece una diferenciación entre la sistemati-

zación de información y la sistematización de experiencias. En

el primer caso, se trata de “el ordenamiento y clasificación de

datos e informaciones, estructurando de manera precisa cate-

gorías, relaciones, posibilitando la constitución de bases de da-

tos organizados, etc.” (Jara, 2001: 2) La segunda opción es la

más compleja y la menos común, desde aquí se propone “mirar

las experiencias como procesos históricos, procesos complejos

en los que intervienen diferentes actores, que se realizan en un

contexto económico-social determinado y en un momento ins-

titucional del cual formamos parte” (Op.cit.).

Se trata de procesos vitales y únicos que expresan una

enorme riqueza acumulada de elementos inéditos e irrepeti-

bles. Así, la sistematización se constituye en una instancia de

interpretación crítica de experiencias sociales, que a partir de

su reordenamiento, muestran la lógica de lo vivido, los factores

que han intervenido en dicho proceso, cómo se han relaciona-

do entre sí y por qué lo han hecho de esa manera.

Existen varias posibilidades para la realización de una siste-

matización; siguiendo a Luz Dary Ruiz Botero pueden identifi-

carse tres modalidades de acuerdo con los sujetos que intervie-

nen en el proceso:

›› ›Personas que participan o participaron en la práctica, quie-

nes se formulan preguntas y están interesados e interesadas

en comprenderla y mejorarla.

›› ›Un equipo de sujetos que participaron en la práctica con

personas externas que asesoran, apoyan o facilitan el pro-

ceso.

›› ›Unas personas externas contratadas o interesadas en siste-

matizar una práctica concreta; en este caso quienes viven-

ciaron la práctica actúan como informantes y pueden apo-

yar los contactos con personas clave para la reconstrucción

de la práctica. (Ruiz Botero, 2001: 4)

Según esta autora, la segunda modalidad, donde están pre-

senten sujetos que vivenciaron la práctica con apoyo de un

equipo externo “es la ideal en los procesos de sistematización

en tanto EMPODERA2 a los sujetos y les permite repensarse en

relación con su práctica” (Op. cit.). Sumado a esto, el agente

externo brinda aportes importantes a la producción de cono-

cimiento histórico y sistemático, “con niveles de rigurosidad

metodológica en el proceso, especialmente cuando se recons-

truyen prácticas comunitarias con líderes populares donde sus

acciones se fundamentan desde el sentido común en la mayo-

ría de los casos” (Ruiz Botero, 2001: 5).

Este tipo de investigaciones se diferencian radicalmente de

las visiones tradicionales de construcción de conocimientos,

vinculadas sobre todo con el paradigma positivista. Por el con-

trario, está fuertemente vinculada con la investigación acción

y la investigación participante, ya que su punto de partida es

la práctica permitiendo rescatar la experiencia por sus propios

actores, recuperando, de esta manera, una tradición de trabajo

relacionada con la educación popular, que apuesta a la cons-

trucción dialéctica y dialógica del conocimiento. En este senti-

do, Diego Palma afirma que las distintas vertientes en las cua-

les se ha desarrollado la sistematización en América Latina,

tienen un sustrato teórico-epistemológico común (si bien no

siempre explicitado), una concepción que entiende a las prác-

2 Mayúsculas en el original.

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ticas como fuente de conocimiento, en interrelación dialéctica

con la teoría (Palma, 1992).

Oscar Jara en su texto Para sistematizar experiencias (1998)

establece algunas características de la sistematización, entre

las que podemos mencionar que se trata de una forma de pro-

ducir un conocimiento nuevo desde las experiencias particula-

res, con el fin de comprenderlas y transcenderlas en su propia

práctica. Otro aspecto es que atiende a las interpretaciones de

sus principales actores, generando un espacio para la crítica y

el debate de ideas desde una mirada transformadora, sin redu-

cirse a la pura narración descriptiva de los sucesos. Además

permite una reconstrucción histórica de las vivencias, iden-

tificando, clasificando y ordenando sus elementos, con el ob-

jetivo de poner en orden los pensamientos y las percepciones;

valoriza los saberes de las personas que protagonizaron la ex-

periencia, revelando un saber inédito que se mantenía oculto

para ellos y ellas mismas. Por otra parte, la sistematización de

experiencias permite identificar los principales cambios que se

dieron a lo largo del proceso y por qué se dieron, tomando una

distancia necesaria de lo experimentado.

Finalmente, y en estrecha vinculación con los aspectos me-

todológicos, Oscar Jara (1998) establece cinco momentos o di-

mensiones en torno a los cuáles deberá organizarse el proceso

de sistematización, los cuáles al ponerse en práctica en un sen-

tido dinámico pueden ser cuestionados, modificados, enrique-

cidos y adaptados a situaciones particulares. De esta manera

tenemos:

› El punto dE partida: vivir la experiencia, esto significa que

aunque haya personas externas que participen de la siste-

matización, los principales protagonistas serán quienes ha-

yan formado parte activa de la experiencia. Aquí es impor-

tante recuperar todos los registros que las personas tengan.

Los registros nos permiten ir a la fuente de los distintos mo-

mentos que se llevaron a cabo a lo largo de la experiencia,

con lo que será posible reconstruirlos.

› las prEguntas inicialEs: son aquellas interrogantes orienta-

doras que nos van a ubicar de forma objetiva en los pro-

pósitos de la sistematización, entre ellas se encuentran:

¿para qué sistematizar? Aquí se pretende establecer el ob-

jetivo de la sistematización, poniendo en evidencia la utili-

dad que ésta podría brindar. ¿Qué queremos sistematizar?

En este punto se busca delimitar el objeto a sistematizar. Y

finalmente ¿qué aspectos centrales de la experiencia intere-

sa sistematizar? Aquí se ubica el eje de la sistematización,

delimitando el aspecto central que se pretende sistematizar

para evitar dispersiones.

› rEcupEración dEl procEso vivido: en este punto se reconstru-

ye de forma ordenada lo que sucedió, tal como aconteció,

clasificando la información disponible e identificando las

etapas del proceso.

› la rEflExión dE fondo: es el momento más importante ya que

se realiza la interpretación crítica, fundamentada en una

serie de procesos como el análisis y la síntesis que permiten

observar las relaciones estableciendo sus tensiones y con-

tradicciones.

› los puntos dE llEgada: es la instancia de formulación de con-

clusiones y comunicación los aprendizajes.

Desde esta perspectiva, la metodología utilizada para rea-

lizar la sistematización de la experiencia de mediación en El

Winche es de tipo cualitativa; se basa en herramientas que pre-

tenden recuperar la percepción, opinión y explicación de las

personas involucradas en el proceso. Por tal motivo, se trabaja

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con el universo de significados, motivos, aspiraciones, creen-

cias, valores y actitudes, lo cual se corresponde a un espacio

más profundo de las relaciones.

Las estrategias empleadas para la recolección de datos par-

ten de una concepción participativa de la investigación social

como herramienta de construcción de conocimientos, así que

se utilizaron las técnicas de observación, las entrevistas en pro-

fundidad y grupos de discusión focalizados. Los datos cualita-

tivos se sistematizaron mediante categorías, sin perder de vista

que se está trabajando con relatos o datos que tienen relación

con una historia socio-personal particular, y un contexto espe-

cífico donde interactúan las personas que serán parte de este

proceso de sistematización.

Para esto se desarrolló una serie de conversaciones indivi-

duales con quienes participaron directa o indirectamente en

la experiencia. Asimismo, se realizó un conjunto de visitas a

la comunidad El Winche y reuniones con los principales ac-

tores vinculados a la mediación de los conflictos, con el fin de

presentar la propuesta y desarrollar un proceso de recupera-

ción colectiva de la experiencia. Para el rescate de la memoria

común se llevaron a cabo talleres de reconstrucción histórica.

Los procedimientos para la recolección de la información se

ejecutaron como se detalla a continuación:

› rEvisión y análisis dE los datos dEl contExto: esta herramien-

ta apunta a la problematización y comprensión contextua-

lizada de las experiencias que fueron objeto de la sistemati-

zación, recopilando información acerca de los antecedentes

históricos, políticos y organizativos que posibilitaron el de-

sarrollo de esta experiencia en la comunidad de El Winche.

› EntrEvistas individualEs: se realizaron con las personas que

participaron de alguna manera en el proceso de mediación,

de acuerdo con los siguientes criterios:

– Personas que actuaron como mediadores o media-

doras, integrantes de las iglesias y grupos cristianos de

base.

– Personas que actuaron como mediadores o mediado-

ras que formaban parte de misiones sociales, como por

ejemplo Misión Ribas, Barrio Adentro, entre otras, así

como también cooperativas, colectivos del movimiento

popular e integrantes de consejos comunales del sector.

El listado de personas entrevistadas al igual que la con-

vocatoria a talleres y reuniones se realizó de manera

conjunta con las organizaciones de la comunidad, de

manera que sintieran confianza e implicación con el

proceso de investigación.

› grupos dE discusión focalizados: se llevaron a cabo con la

modalidad taller, para recoger el relato de la memoria his-

tórica colectiva de la experiencia. Se aplicaron los mismos

criterios de selección que en el caso de las entrevistas indi-

viduales.

› comunicación dEl procEso: todos los resultados del proceso

de sistematización fueron presentados y discutidos de ma-

nera permanente con los actores comunitarios de la expe-

riencia, siendo a su vez insumos para la profundización de

la reflexión y práctica organizativa de los mismos.

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El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 19

3. el Winche: el barrio, su historia, sus identidades…

3.1. El barrio: rEalidad común dE nuEstra américa

Quiso venir a Caracas vino a Caracas Ruperto lo ayudó el capitalismo

lo ayudó a construir su rancho

Alí PRimeRA

Iniciar el camino para la reconstrucción de la experiencia

vivida por los y las habitantes El Winche implica una re-

flexión sobre los barrios caraqueños, su aparición, su historia,

su crecimiento. Asumimos en primera instancia caracterizar el

barrio como un espacio de construcción de identidades colecti-

vas, con características comunes definidas por la exclusión que

generan, reconociendo en la especificidad de cada espacio una

realidad compartida en toda América Latina.

El barrio es el lugar privilegiado de identidad, recursos y socializa-ción de los grupos vulnerados. Es donde la realidad se vive en for-ma más cercana, manejable y comprensible: es el último recurso de sus habitantes, donde se sienten más cómodos, en su “ambien-te”, con códigos, formas de vida, historias y culturas locales que les dan pertenencia. (Vanderschueren, et al., 2010: 8)

El barrio entendido no sólo como un espacio físico que ro-

dea cierto grupo de viviendas, sino también como el lugar de

encuentro y construcción colectiva de las clases populares, es

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20 | El barrio, su historia, sus identidades El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 21

el ámbito donde se tejen las relaciones, se construye la políti-

ca y la cultura, definiéndose también la identidad del pueblo.

Esta identidad colectiva surge del equilibrio entre lo público y

lo privado, del encuentro de las culturas y la convivencia en los

modos de hacer comunidad, de generar los vínculos y relacio-

nes que definirán las características del barrio, la forma como

se estructura el poder y las maneras de asumir su relación con

otros barrios.

Como espacio entre lo privado y lo público, el barrio es escenario de la creación y reproducción del tejido social de los habitantes. Se generan pautas de convivencia relacionadas con la forma de transformación y utilización del espacio, relacionarse sobre la base de confianzas y de crear una territorialidad definida (Op. cit.: 10)

La situación de exclusión y pobreza que viven nuestros ba-

rrios está marcada por las profundas diferencias de clase pre-

sentes en todas las grandes ciudades de América Latina. Ca-

racas es una muestra significativa de esta realidad en la que

se superponen la ciudad planificada, con servicios y recursos

donde habitan las clases dominantes y la conformación de sus

barrios en la periferia de la misma, donde habitan las grandes

mayorías empobrecidas.

En su gigantesca mayoría los barrios carecen de los servicios fun-damentales, desde un acceso cómodo y rápido, hasta cuestiones mucho más urgentes como cloacas y agua corriente; en ciertos barrios los “ranchos” trepan en el cerro lo que equivaldría a cua-renta pisos de escaleras. Se estima que en la actualidad 51 por ciento de la población de Venezuela vive en barrios, aproximada-mente 12 millones de personas (Calvo, 2010: 1)

Inmensas mayorías que viven en profundas condiciones de

exclusión y pobreza marcadas por la carencia de servicios y la

negación al disfrute de los más básicos derechos humanos, ge-

neran un ambiente propicio para el surgimiento de un profun-

do nivel de conflictividad social, en el que se inscribe como un

elemento central la violencia armada.

Los cerros de los municipios Libertador y de Sucre, en Caracas, son como una inmensa cordillera de desigualdad que nació durante la IV República para opacar la verde majestuosidad de El Ávila: montañas de sueños truncados, niños sin vacunas ni escuelas, jo-vencitas que tuvieron su primer hijo antes de los 15 años, desem-pleados y adolescentes empujados al sórdido mundo de las dro-gas, las pandillas y el crimen... Seres humanos que crecieron sin asistencia médica, hacinados y en la desesperanza; mientras en los exclusivos barrios ricos, los “amos del valle’’ y los privilegiados de una tecnocracia petrolera en extinción viven todavía en la opu-lencia y el derroche (Misión Médica Cubana en Venezuela, 2009: 1)

Es a partir de esta caracterización del barrio, la conforma-

ción de su cultura y su realidad material que podemos enten-

der el contexto en el que surge la violencia armada en nuestros

sectores populares. No podemos analizar el tema de la violen-

cia en los barrios, sin tomar en cuenta las causas estructurales

que originan esta situación.

Esta superpoblación construye un denso, complejo e intrincado tejido urbano y social de donde emergen infinidad de situacio-nes dramáticas, desde cuestiones familiares hasta el narcotráfico, pasando por toda la paleta de tonalidades posibles. Lo que hace que Caracas tenga uno de los más altos índices de criminalidad de Latinoamericana (Calvo, 2010: 1)

De igual manera, el barrio también se reivindica como un

espacio para la vida y la dignidad, es allí donde se teje la cul-

tura y la identidad de nuestro pueblo. No todo es violencia y

exclusión, frente al desconocimiento sistemático que históri-

camente sufren nuestros sectores populares, por parte de las

clases dominantes, las comunidades asumen la importancia

de reconstruir su historia, de reconocerse en los procesos or-

ganizativos y de resistencia que los constituyen como actores

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22 | El barrio, su historia, sus identidades El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 23

protagónicos en la construcción y transformación de sus rea-

lidades.

Es en este marco que surge la iniciativa de impulsar un pro-

ceso de visibilización de la historia de El Winche, barrio popular

ubicado a las afueras de Caracas que no escapa a esta realidad

de pobreza, violencia y exclusión, pero que al mismo tiempo

asume desde su conformación, un profundo sentido de ejerci-

cio de poder popular y organización comunitaria, elementos

que en su conjunto posibilitaron el desarrollo de experiencias

como la reflejada en este material.

3.2 El WinchE: solidaridad quE nacE dE la Exclusión

Gente de barrio el corazón de un mundo que late, gente que lucha al no querer que su esperanza la maten,

personas que combaten en la calle a diario gente que sí quiere vivir

gente de barrio, gente guerrera que lucha bañada por el sudor de esta noble lucha

lucha que es constante de una idiosincrasia en donde el perseverante acorta las distancias

gente de barrio que no sufre de arrogancias gente dispuesta a combatir

a sus sueños conseguir pa’ una mejor vida vivir

ÁReA 23

Son quienes habitan la comunidad El Winche los partici-

pantes activos del proceso de mediación de conflictos que des-

cribe este ejercicio de recuperación de la memoria; los y las

encargadas de reconstruir la historia de su barrio en una re-

flexión profunda que nos lleva a comprender cómo, desde el

surgimiento del barrio y las causas que lo originan, se expresa

una profunda violencia estructural que determina la dinámica

propia la comunidad. Es de igual modo la historia del barrio,

una reivindicación y reconocimiento de la capacidad organi-

zativa y de ejercicio del poder popular presentes en todas las

luchas que se libran en la comunidad por generar condiciones

colectivas de vida digna en el sector.

Hablar de la historia El Winche es hablar de la historia de

todos nuestros barrios caraqueños, desalojos a la fuerza, re-

presión, racismo, discriminación, indiferencia y abandono del

Estado, ausencia de políticas de prevención de desastres, dam-

nificados, indocumentados, persecución indiscriminada a los

inmigrantes, negación de los servicios básicos, explotación la-

boral, ausencia de vías y medios de transporte accesibles, des-

empleo, carencia de infraestructuras, inexistencia de políticas

de planificación, de espacios públicos para la recreación, de es-

cuelas, de centros de salud, de hospitales, proselitismo político,

promesas electorales incumplidas, desconocimiento, pobreza

crítica, marginalización e invisibilización.

El Winche, como tantos otros barrios, nace de una sistemá-

tica política de exclusión, de la feroz guerra emprendida, en la

segunda mitad del siglo XX por las clases dominantes de nues-

tra sociedad con poder económico, político y social en contra

de los sectores populares de nuestro país. Es ésta la principal

causa de la violencia estructural presente en nuestros barrios.

El origen de un barrio, como en toda organización humana, lo marcará por muchos años, con sus aspectos positivos y negati-vos, dejando potencialidades y dificultades instaladas. Si surgió de una toma de terrenos, de una organización de sincasas o de allegados, si fueron desplazados, erradicados o llegaron en forma individual, por ejemplo, son aspectos que quedarán en el espíritu del barrio, en su identidad, condicionando su forma de relacionar-se, la sicología y cultura local. Entonces, debemos saber cuál es el origen y su influencia en el barrio como un elemento fundamental a considerar al adecuar o desarrollar una política de prevención para el barrio. (Vanderschueren, et al., 2010: 47)

En los relatos narrados por diferentes habitantes del sector

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24 | El barrio, su historia, sus identidades El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 25

El Winche, se cuenta la historia del surgimiento del barrio,

cómo se va poblando progresivamente y cómo la gente se or-

ganiza desde la característica solidaridad de nuestro pueblo, a

partir de sus propias necesidades, potencialidades y capacida-

des para la resolución de problemáticas concretas. En un ejer-

cicio de autogestión y poder popular lograron proveerse de los

servicios e infraestructura requeridos para vivir. Según Pedro

Díaz3, activador político cercano a la comunidad, testigo a la

vez que acompañante del proceso de mediación y principal

motivador de la importancia de sistematizar esta experiencia,

cuenta en relación con la historia del barrio lo siguiente:

La parroquia filas de Mariches, que debe tener unas ciento cin-cuenta mil personas, no es más que una carretera con alrededor de ocho núcleos urbanos informales. El Winche es uno de esos nú-cleos urbanos y dentro de El Winche coexisten 17 comunidades y alrededor de unas tres mil familias. Estamos hablando de entre diez mil y doce mil personas, así está estructurada la población de El Winche:

El Winche y en su generalidad todo Mariches es una ocupa-ción de data reciente, podemos decir que la comunidad más vieja que existe allí, en la que incluso viven sus fundadores, que es la comunidad del Plan de la Avioneta ubicada en una zona llamada Santa Isabel no tiene más de 35 años. Es en la década de los años setenta que comienza la población del Winche y Mariches y co-mienza en ese tiempo por dos razones fundamentales:

1. Mariches se convierte en los años 80 en un polo de desa-rrollo industrial del plástico y de la madera, entonces tanto los carpinteros como los trabajadores del plástico se van a la zona a trabajar y lo más común es que las personas conviertan ese espa-cio de trabajo en lugar de residencia puesto que irse desde Petare hasta El Winche o a cualquier lugar de Mariches sin transporte era bien complicado.

2. Sistemáticamente, como todas las barriadas de Caracas, se fue poblando por ocupaciones espontáneas. Primero, la parroquia

3 En adelante, los nombres con los que identificamos a las personas entrevistadas de la comunidad son ficticios.

Dolorita y después se fueron creando varios núcleos importantes de población en la fila de Mariches.

Progresivamente la zona se fue poblando y específicamente en 1982 tuvo un crecimiento exponencial impresionante cuando se desalojaron de los contenedores donde vivían anteriormente todas las familias de origen colombiano que residían donde hoy está la urbanización Manuel Rodríguez Carvajal en Negro Primero, los bloques de Caucagüita, esas personas que vivían allí, fueron desalojados para construir la urbanización pero como eran ex-tranjeros y no tenían documentos fueron llevados en camiones volteo y depositados literalmente en la falda de un cerro que hoy día es el barrio Las Malvinas, que es una de las comunidades que está dentro de El Winche y se llama así precisamente porque en 1982 mientras a ellos los estaban desalojando, se estaba dando la guerra de Las Malvinas en Argentina. (Pedro Díaz)

En estos relatos puede apreciarse cómo la exclusión y la vio-

lencia se constituyen en elementos fundadores del barrio y sus

sectores aledaños, como así también la displicencia por parte

del Estado frente a situaciones de negligencia gubernamental

e impericia a la hora de resolver problemáticas comunitarias.

El 29 de junio de 1982, un conjunto de 26 familias damnificadas, que perdieron sus todos sus enseres tras unos fuertes aguaceros que flagelaron la capital, fueron trasladadas por las autoridades competentes a los terrenos que hoy conforman este barrio. Luego en 1992 la Alcaldía de Sucre ubicó en esta zona a un total de 400 familias que fueron desalojadas por la Guardia Nacional del sector Las Vegas de Petare.

De esta forma El Winche se fue poblando con más fuerza, luego, cuando se da la tormenta Brecht, es otro momento importante, ya que el barrio se fue poblando como por oleadas. Cuando aparece la tormenta las personas damnificadas de los diversos lugares de Filas de Mariches fueron llevadas, tanto por el gobernador Arnal-do Arocha como por el gobernador Enrique Mendoza, también a diversos espacios en El Winche. Como resultado de esto tenemos las Terrazas de El Winche, que es donde luego se hace un proyecto habitacional bandera, donde anteriormente existía una urbaniza-ción de bloques trabados sin columnas, llamada Arnaldo Arocha

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y también nace la urbanización San Lázaro que es resultado de la gestión de Enrique Mendoza con casas de bloques trabados que luego fueron reconstruidas por Fundabarrios. (Pedro Díaz)

En otro fragmento puede apreciarse el análisis que Ernesto

López, activador político de la comunidad quien junto con dos

personas más inicia en el año 2005 el proceso de mediación,

con lo cual se generaron los primeros acercamientos con las

bandas armadas. Facilitador principal del proceso, integrante

para la fecha del Centro Cristiano Getsemaní4, actualmente es

miembro fundador de la AC Diakonía Real5:

El Winche nace con las situaciones de exclusión, de la forma como se trabajaba el asunto, políticamente hablando de los damnifica-dos. Había gente que estaba en la zona de Caucagüita y vivían en algo que se llamaba trailer, pero había la necesidad de desalojar-los de allí, y los ubicaron, los desalojaron y enviaron con camiones hacia la zona boscosa, específicamente las Malvinas, ya el Winche tenía algunos habitantes pero lo que tiene que ver con la pobla-ción de la zona donde yo vivo, los enviaron allá y los colocaron en esa zona boscosa y comenzaron a talar árboles, a hacer banqueo y a construir ranchos, y empezó a hacerse la comunidad a través del trabajo conjunto, a hacer las escaleras, las vías de comunicación. Un tiempo muy difícil, muy difícil en cuanto a que prácticamente se comenzó a vivir en la intemperie.

Siempre se usó políticamente la metodología de los conceja-les, que para ganar votos llevaban una lámina de zinc, o llevaban unos sacos de cemento, o aportaban algo pero, generalmente era

4 Congregación evangélica pentecostal fundada en la comunidad de El Winche en 1997, trabaja al margen de la ciudad en zonas populares, desarrollando estrategias de trabajo comunitario, como parte de la concepción cristiana de la evangelización, vinculada a la Teología de la Liberación. En 2005, esta Iglesia asume como una de sus líneas de trabajo fundamentales el proceso de pacificación y mediación de conflictos con las bandas armadas del sector.

5 Asociación Civil, en proceso de creación conformada por un grupo de líderes co-munitarios que fueron parte del Centro Cristiano Getsemaní, durante el proceso de mediación. Luego de separarse de la Iglesia, por diferencias en cuanto a la concepción política del trabajo de las Iglesias de base deciden conformar este colectivo, centrado en el servicio a la comunidad, desde una perspectiva crística, asumiendo como pro-yecto fundamental dar continuidad al trabajo generado por el proceso de mediación.

la propia comunidad la que cubría sus necesidades, cualquiera que fuera. Hasta que después fue tomando otro carácter, se fue poblando, paulatinamente fueron llegando los servicios, pero ha sido un proceso. (Ernesto López)

Aquí puede observarse la identificación de la relación clien-

telar que la política institucional de la IV República planteaba

con los sectores populares, como estrategia para el sosteni-

miento de relaciones de poder desiguales, que profundizaban

las situaciones de exclusión y carencia material vividas por los

y las habitantes de la comunidad de El Winche. Un elemento

también presente es la fuerte existencia de desplazados y des-

plazadas de Colombia, lo cual significó una razón más de dis-

criminación. Como expresa María López, joven de la comuni-

dad vinculada con diversos actores del conflicto y del proceso

de mediación, comunicadora social con trabajo comunitario

en el sector y facilitadora de procesos de organización juvenil

en la zona:

Mis abuelos llegaron desplazados de la comunidad de Caucagüi-ta; ellos eran una comunidad colombiana y llegó un proyecto para hacer unos edificios allá, pero era para personas de nacionalidad venezolana. Las personas que eran extranjeras tuvieron que des-plazarse y se vinieron a la parte baja del sector en la carretera de tierra y allí fueron estableciéndose, construyendo y se creó el sec-tor que se llama Las Malvinas. (María López)

En una búsqueda permanente de resolver las necesidades

básicas, actuando de manera colectiva y recurriendo a los sa-

beres populares en materia de construcción, los y las habitan-

tes del sector El Winche, realizaron las edificaciones primarias,

generando a la vez, las condiciones básicas para la habitabili-

dad del espacio, auto gestionándose, entre otras cosas los ser-

vicios básicos:

Los servicios al principio como en todo espacio de alguna manera fueron autogestionados. Filas de Mariches tiene la particularidad

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de que posee un depósito de agua que funciona como reservorio de agua potable de Caracas, el embalse La Pereza. (...) Entonces, lo que hay en Mariches es un gran tubo matriz y lo que hizo la gente fue abrir huecos en el tubo matriz, poner “ladrones” e ir ba-jando la densidad y el diámetro de los tubos en la medida que llegan al barrio. La construcción de la carretera, la construcción de las escaleras, así como los diversos servicios, la energía eléctrica fue tomada directamente de las torres de alta tensión por perso-nas de la comunidad que eran electricistas y fueron bajando las cargas con transformadores hasta llevar la electricidad al barrio. Así cada quien o cada comunidad, en su nacimiento, se proveyó a sí misma con un elemento; claro que era la solidaridad: si todos tenemos las mismas necesidades todos tenemos que colaborar para cubrir las necesidades. Después cuando el barrio fue crecien-do en población y se fue consolidando, la alcaldía, la gobernación y los diversos entes del gobierno central se dieron cuenta de que esa comunidad existía por lo que tuvieron que atender o sacar provecho político a la situación y así se pavimentaron las calles, se mejoró el servicio de agua potable, se instaló el servicio de aseo urbano, se colocaron postes eléctricos de la misma manera que sucede en cualquier barrio de Latinoamérica, la gente con su pro-pia creatividad e inventiva se ha auto-gestionado los recursos, las formas y los elementos técnicos para poder proveerse de servi-cios. (Pedro Díaz)

Ahora sí hay servicios, antes no, no había sistema de cloacas, no había luz eléctrica formal, era luz que se robaba, se tomaba, el agua era por cisterna, no había agua corriente, una carencia total de cosas, pero ya paulatinamente el gobierno fue tomando de-cisión en las necesidades y empezaron a cubrir las necesidades. (Ernesto López)

Históricamente El Winche ha sido una comunidad desa-

sistida, con múltiples problemáticas sociales, amplios niveles

de exclusión, deficiencias en los servicios y un alto índice de

violencia comunitaria lo cual, entre otros múltiples conflictos,

implicó la proliferación de bandas armadas, trayendo graves

consecuencias para la vida cotidiana del sector. La violencia

armada en nuestros barrios tiene entre sus causas estructu-

rales la pobreza y la exclusión social, generando como conse-

cuencia una ruptura en los tejidos sociales comunitarios y una

naturalización de las prácticas violentas como estrategia para

la resolución de conflictos. Hacia finales de los años noventa

y la primera década del dos mil, en El Winche surgen como

manifestación concreta de esta violencia las bandas armadas

llegando a los picos más altos de tensión para los años 2004

y 2005. Frente a una realidad cada vez más dura y compleja,

desde el Centro Cristiano Getsemaní, surge la iniciativa de co-

menzar un proceso de mediación de conflictos y pacificación,

que permitiera la reconstrucción del tejido social quebrado por

las situaciones de violencia extrema.

3.3. la participación: un parto dE la dignidad colEctiva

Venezuela sigue su marcha, en lo político: democracia partici-pativa. Como esto que vemos aquí en el Winche. el pueblo asu-miendo, asumiendo sus responsabilidades. Democracia no sólo formal sino de contenido. Un estado responsable, un estado de justicia, además de derechos. en lo social allí vamos, continua-mos con este esfuerzo de devolverle la vida a los venezolanos elevando su nivel de vida, apreciablemente a través del hábitat, los proyectos sociales, la recuperación del empleo, la recupera-ción de la vivienda, de la salud, de la educación”.

HUGo CHÁVez. “Aló PResiDente” 111 - el WinCHe

A partir de 1997, un conjunto de actores sociales y políticos

de El Winche vinculados a iglesias populares y grupos cristia-

nos de base comenzaron un proceso organizativo en la comu-

nidad, que luego del inicio del proceso bolivariano, se vio for-

talecido con el desarrollo de un cúmulo de políticas sociales en

la zona y el acercamiento de un conjunto de programas asis-

tenciales impulsados por la nueva institucionalidad, pero que

siempre estuvieron protagonizadas por expresiones colectivas

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de construcción de poder popular. Carlos Molina, sociólogo y

presidente de Fundasucre6, comenta sobre la experiencia orga-

nizativa de los Consejos de Desarrollo Comunitario7, llevada a

cabo en el sector El Winche:

Conocimos a la gente de El Winche porque iban a pedir ayuda y decidimos visitar la comunidad con el equipo. El Winche era como un campo de concentración (...) pudimos convertir esta situación en una oportunidad participativa y transformadora.

Diseñamos unas líneas gruesas desde el punto de vista me-todológico, conversamos con la gente, activamos un proceso de divulgación con la comunidad de lo que llamamos los consejos de desarrollo comunitario del municipio Sucre. Partimos de la pre-misa de que frente a una realidad tan atomizada, fragmentada y transversalmente atravesada por la violencia horizontal y vertical había que recuperar el sentido de comunidad. (Carlos Molina)

Comenzando por reconocer la importancia y el papel pro-

tagónico de los liderazgos naturales de la comunidad, esta pro-

puesta de los Consejos de Desarrollo Comunitario se proponía

la construcción de políticas públicas desde lo local para solven-

tar las demandas colectivas.

Empezamos a articular a líderes de la comunidad en torno a la idea, primero divulgamos la propuesta, la metodología de los Consejos, incentivamos a los habitantes de El Winche, luego se constituyó un grupo promotor de la misma comunidad y con ellos se organizó una gran asamblea eligiéndose 33 voceros consejis-tas. Inmediatamente de que se conforma el consejo iniciamos el

6 La Fundación para el Desarrollo Integral de los Servicios Públicos del Municipio Sucre (Fundasucre) es una institución adscrita a la Alcaldía del municipio Sucre, creada con el objetivo de promover la participación activa y protagónica de las organizaciones comunitarias para el desarrollo de acciones mancomunadas dirigidas al bienestar so-cial en el municipio. En el año 2000, el alcalde José Vicente Rangel Ávalos designó como presidente de esta institución a Carlos Molina, sociólogo que asume como línea fundamental de trabajo el impulso de los Consejos de Desarrollo Comunitario en el municipio.

7 Experiencia organizativa con vocación consejista y asamblearia, cuyo eje central es la formación para el ejercicio de la democracia local, con el protagonismo de los actores comunitarios.

diagnóstico participativo y la construcción del proyecto de vida para El Winche. Aquí empieza el tema de la mediación de los conflictos en el momento de tomar la decisión de lo que se iba a hacer. La gente no tenía vivienda; vivían en una situación infrahu-mana, sin ningún tipo de servicios, hacinados y frente a eso llegó el momento de decidir entre la vivienda y la escuela, porque los niños tampoco tenían escuela, esos eran los dos proyectos de la planificación participativa. (Carlos Molina)

Esta experiencia junto con otras que se desarrollaron poste-

riormente dieron muestras de los altos niveles de organización,

participación y conciencia política de la comunidad de El Win-

che, en el ejercicio de la democracia participativa:

Se activó un proceso participativo muy amplio. El proceso que se vive con la gente es lo importante porque permite potenciar las capacidades y conduce a la liberación, esto es uno de los apren-dizajes de la corriente de educación popular que impulsamos en este trabajo en El Winche. Posteriormente se logra un “Aló Presi-dente” en la comunidad y posteriormente el avasallamiento ins-titucional debilitó el proceso organizativo de la gente. (Carlos Molina)

En el año 2002, luego del golpe de Estado en Venezuela, el

presidente Hugo Chávez realizó dos visitas a la comunidad de

El Winche. La primera en el mes de julio y la segunda en el mes

de noviembre, impulsándose diversas instancias de fortaleci-

miento de la organización comunitaria y el desarrollo de pla-

nes sociales en la zona. En una entrevista realizada por Martha

Harnecker en el año 2002 al presidente Chávez, aparecen los

planteamientos referidos a sus visitas a la comunidad, donde

se relata la importancia estratégica que este proceso tuvo para

el modelo organizativo que se vive en el país:

El otro ejemplo fue en El Winche (...) Esa es una de las zonas más deprimidas, allá en Petare. Ahí hicimos recientemente el progra-ma “Aló Presidente” y participó en el programa una dama, la pre-sidenta del Consejo de Desarrollo de la Comunidad que existe en

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32 | El barrio, su historia, sus identidades El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 33

dicho lugar. Y yo le pregunté: “¿Tú eres la jefa?”. Y ella me dio una respuesta extraordinaria: “No, yo no soy la jefa. Aquí no hay nin-guna jefa, Presidente. Aquí tenemos una organización horizontal”.

En la reunión que se hizo para formar este consejo participa-ron unas 700 personas, una cantidad importante para ese barrio, y fueron ellas las que nombraron su directiva. Ellos están organi-zados respecto a las viviendas que se están construyendo; opinan sobre su diseño. También fueron ellos los que buscaron la solu-ción para algo gravísimo como es el problema del agua. Allí no tienen agua, un camión sube cada 20 días para darle un chorri-to de agua a cada familia, que la guarda en un pipote. A ellos se les ocurrió que podía hacerse llegar a ese lugar el agua de una represa cercana (...) La alcaldía ya cuenta con recursos y dentro de un año se podrá terminar esa obra y ese barrio tendrá agua. Y también tendrá escuela, cancha deportiva. Es decir, tú ves allí un planteamiento constitucional puesto en práctica; la participación, hecha realidad. (Harnecker, 2002: 102)

A partir de la visita del Presidente al barrio El Winche y su

referencia a la importancia del proceso organizativo que allí se

gestaba, se inicia una etapa caracterizada por una fuerte pre-

sencia institucional en el sector, que articulada a la participa-

ción, politización y fortalecimiento organizativo de la comuni-

dad, generó el surgimiento de un conjunto de obras y procesos

de empoderamiento que influyeron significativamente en la

dinámica del sector y aportaron a mejorar las condiciones de

vida de sus habitantes.

Entre los años 2002 y 2005 el Ministerio del Poder Popular

para la Educación formaliza y asigna un nuevo nombre a la

escuela recuperada por el Consejo de Desarrollo Comunitario

con el apoyo del Fondur8. En el mismo período el Ministerio

8 El Fondo Nacional de Desarrollo Urbano fue creado en 1975 para el desarrollo de planes de vivienda impulsados por el Estado. Para el año 2002 estaba adscrito al Minis-terio del Poder Popular para las Obras Públicas y Vivienda, siendo el ente financiador del proceso de recuperación de la escuela de El Winche y la rehabilitación de vivienda a través del Plan Reviba.

del Poder Popular para el Ambiente impulsa el proyecto de lle-

var agua potable a la comunidad desde el cercano Embalse La

Pereza, constituyendo a su vez, las Mesas Técnicas de Agua9.

Asimismo, la Superintendencia Nacional de Cooperativas pro-

mueve la creación de 50 cooperativas, fundamentalmente en

el área de la construcción, que apoyan planes de vivienda y re-

cuperación de infraestructura, dentro y fuera del barrio. Para

la misma época se crea a través del convenio Cuba-Venezuela

la Misión Médica Barrio Adentro, instalándose progresiva-

mente en El Winche 15 módulos para la atención primaria

de la salud, creándose al tiempo, los Comités de Salud como

instancias organizativas promovidas por esta Misión. De igual

manera surgen las misiones educativas, Robinson, Rivas y Su-

cre, las cuales tienen núcleos de formación en la comunidad de

El Winche.

Entre los logros alcanzados luego de este proceso se destacan:

›› ›Construcción del complejo habitacional Terrazas de El Winche, donde habitan 1500 personas con la partici-pación activa de cooperativas de la zona.

›› ›A través de la Misión 13 de Abril10, se transfirieron 3 mi-llones 248 mil con 410 bolívares fuertes a ocho conse-jos comunales11 del sector como expresión de poder po-

9 Instancias comunitarias impulsadas por el Ministerio del Poder Popular para el Am-biente, a través de las empresas hidrológicas públicas regionales, que promueve la contraloría social de la gestión social y el diseño de políticas para la mejora de los servicios de agua y saneamiento.

10 La Misión 13 de Abril fue lanzada en 2008 por el presidente Hugo Chávez Frías, en el marco de la conmemoración del 13 de abril de 2002. Esta misión nace con el objetivo de fortalecer el poder popular a través de la creación de las comunas socialistas.

11 Según el artículo 2 de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales, en el marco cons-titucional de la democracia participativa y protagónica, los consejos comunales son instancias de participación, articulación e integración entre los ciudadanos, ciudada-nas y las diversas organizaciones comunitarias, movimientos sociales y populares, que permiten al pueblo organizado ejercer el gobierno comunitario y la gestión directa de

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pular. Esta inversión estaba dirigida a la construcción de la escuela Chaguarama Pueblo; colector de aguas servidas en el sector Los Mangos, parte alta; construc-ción de escaleras y caminerías en el sector 13 de Abril; pavimentación de 320 metros de carretera; mejora de la red de tuberías de aguas blancas en el barrio Las Lomas; tanques de agua potable para viviendas; re-modelación de 184 casas en el sector Loma Linda y la continuación de la red de aguas blancas en el sector El Rinconcito12.

›› ›También se conformó la Sala de Batalla Social de El Winche13, organizada por los consejos comunales del sector, la cual ha generado enlaces con los represen-tantes del municipio Sucre y del Ministerio del Poder Popular para las Comunas y Protección Social, confor-mándose la secretaría municipal de voceras y voceros del Consejo Federal de Gobierno. Desde aquí se han impulsado proyectos vinculados principalmente con la mejora de viviendas, obras que se han realizado con la mano de obra de los vecinos y vecinas.

Al mismo tiempo que se fortalecía la presencia institucional

las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades, potencia-lidades y aspiraciones de las comunidades, en la construcción del nuevo modelo de sociedad socialista de igualdad, equidad y justicia social.

12 Fuente: http://movil.vtv.gob.ve/index.php/nacionales/20269-Gobierno%20Boliva-riano%20transfiere%20recursos%20al%20Poder%20Popular

13 Las Salas de Batalla Social, creadas en 2009, son una herramienta de articulación en-tre el pueblo organizado y el Estado, representado por el Ministerio del Poder Popular para las Comunas y Protección Social. En este espacio confluyen consejos comunales, misiones sociales y organizaciones comunitarias que hacen vida en una determinada parroquia, sector o comunidad, donde participarán distintas instituciones de rango local, regional y nacional que tienen competencia directa en la concreción de acciones dirigidas a la transformación integral del hábitat y la construcción conjunta del plan comunal.

en la zona y se buscaban colectivamente respuestas a proble-

máticas estructurales del barrio relacionadas con la infraes-

tructura, el acceso a los servicios básicos y el ejercicio de de-

rechos como la salud y la educación, paradójicamente, seguía

profundizándose la problemática de la violencia armada y la

consolidación de bandas delincuenciales.

A causa de esta realidad los grupos cristianos, específica-

mente, el Centro Cristiano Getsemaní comienza a plantear

otras formas de intervención en la comunidad. Si bien la iglesia

no se articulaba orgánicamente con los procesos organizativos

y de participación que fueron surgiendo, algunos de sus líde-

res y voceros se vincularon al trabajo de las cooperativas y las

misiones educativas lo que conllevó a una mayor politización

que, vinculada a la metodología propuesta por la iglesia corea-

na antes mencionada, permitió que en el año 2005 el Centro

asumiera un papel más activo en el trabajo comunitario ini-

ciándose el proceso de pacificación y mediación de conflictos.

Una de las experiencias más significativas generadas en este

proceso de organización comunitaria fue la creación de un

grupo de estrategias de mediación, mesas de trabajo y espacios

de diálogo con las bandas armadas de la zona con la finalidad

de reducir los índices de violencia y la tenencia de armas de

fuego en la comunidad.

Este proceso de mediación impulsado por voceros y voceras

de la iglesia y grupos cristianos de base presentes en la comu-

nidad, permitió reducir significativamente los niveles de vio-

lencia en la zona, constituyéndose además en un importante

ejercicio de poder popular y en un aprendizaje colectivo sobre

la construcción de nuevas formas de organización y conviven-

cia para una vida más digna en toda la comunidad.

Aunque con características particulares, no se trata de una

experiencia aislada de intervención comunitaria para la reso-

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36 | El barrio, su historia, sus identidades El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 37

lución de conflictos. Se desplegaron otras, como por ejemplo el

centro de rehabilitación para personas con problemas de dro-

gadicción “Clamor en el barrio” ubicado en Mariches. Con este

espacio se realizaron algunas actividades conjuntas. También

se encuentra el trabajo del colectivo “Generación de Conquis-

ta” en Petare, donde se desarrolla una labor con niños, niñas

y adolescentes vinculado principalmente al desarrollo de las

artes audiovisuales. Estas experiencias organizativas, a su vez,

desarrollaron en barrios cercanos otros procesos de diálogo y

mediación de conflictos desde la óptica del trabajo cristiano de

base y son referencias importantes en sus sectores.

Estas iniciativas germinaron al calor del contexto venezo-

lano asociado con las problemáticas de seguridad. La comu-

nidad de El Winche, al igual que otras zonas populares, se ha

visto fuertemente asolada por la violencia producto del enfren-

tamiento entre bandas armadas; esto sumado al hecho de ser

aceptada la tenencia y uso de armas, permisada y estimulada

en los hombres, como consecuencia de los procesos de sociali-

zación, en una forma de organización social patriarcal, en la

cual la masculinidad es definida en torno al ejercicio del poder

y la violencia. Las armas de fuego se han convertido en el nue-

vo símbolo de poder, proveedoras de respeto pero también de

riesgo a su portador y a las personas que forman parte de su

entorno directo. La posesión de armas por parte de los hombres

miembros de bandas armadas se constituye como mecanismo

para la valoración social, la obtención de respeto por parte de

la comunidad y sus grupos de pares.

La experiencia de mediación en El Winche se caracterizó

por promover un proceso de pacificación de los enfrentamien-

tos entre bandas armadas, generando espacios de diálogo,

aportando, de esta manera, a la construcción de una cultura

de paz.

4. caracterización de la violencia

estamos aquí sentados, mirando cómo nos matan los sueños.

eDUARDo GAleAno

La violencia urbana es un fenómeno muy complejo con

múltiples dimensiones que se entrecruzan y combinan,

generando un considerable incremento de la agresividad y del

uso de armas de fuego en delitos y conflictos, sin la existencia

de las armas, las fricciones se resolverían con muchas menos

muertes (Bandeira-Bourgois, 2006,: 38). En las últimas dos

décadas, esta violencia cotidiana se ha incrementado de ma-

nera considerable en las ciudades latinoamericanas, siendo

los jóvenes de sectores populares los más afectados. Una de las

personas que participó en el proceso de mediación en la comu-

nidad El Winche, define la violencia de la siguiente manera:

La violencia se diversificó, o las formas de delinquir se diversifi-caron, drogas, robo, hurto. En casi todos los géneros que se pu-diera ver de delincuencia, robos de autos, venta de partes, y fue tomando fuerza, se hizo una norma, de depender... la posibilidad de ser quien tuviese el control les produce dinero, cada sector se fue organizando, o cada sector no, individuos de cada sector se fueron organizando para tener el control de la venta de drogas o de la venta de armas y sobre todo “el quien manda a quien” la ne-cesidad de sentirse valientes, superiores, entonces todos los sec-tores fueron tomando la misma característica, al punto que una gran comunidad con muchos sectores, pero entra ya el problema de rivalidades expresamente por el control y la manifestación de

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38 | Caracterización de la violencia El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 39

cada una de estas formas. La violencia dejó de ser focalizada. (Er-nesto López)

Uno de los elementos señalados en cuanto a la proliferación

de las bandas armadas se vincula con la necesidad, en un pri-

mer momento, de la defensa frente a agresiones externas:

La violencia en El Winche surge como proceso de organización de la gente para defenderse. Aunque defendiéndose terminan agrediendo. Las bandas en su primer momento se formaron para defenderse de lo externo, es decir los de fuera de El Winche iban a robar al Winche, entonces la gente de El Winche tenía que organi-zarse para defenderse de los que venían. (Pedro Díaz)

En un contexto marcado por la desigualdad y la exclusión,

se hacen cada vez más fuertes los problemas vinculados con los

robos y las asociaciones entre grupos de jóvenes para cometer

delitos. Esto también habrá de expresarse en la cultura machis-

ta que impera en nuestras sociedades, en las que el hombre

construye su identidad a partir del ejercicio de la violencia; lle-

gando a sentirse con mayor poder y estatus si posee un arma de

fuego, asumiendo que es el mecanismo para imponerse en sus

espacios y adquirir respeto por parte de sus grupos de pares,

pero también de las mujeres de su entorno.

Luego las bandas ven el filón económico y la posibilidad de con-vertirse en aparato de poder. Es decir la posibilidad de tomar de-terminaciones dentro del espacio físico en el que habito a través de la defensa del territorio. La banda presta el servicio de defen-derte pero en contraprestación la comunidad le debe obediencia.

En el transcurso del tiempo una de las bandas, específica-mente la del sector de San Lázaro, comenzó a robar el transporte público que iba hacia Las Casitas (Terrazas El Winche). En ese sen-tido los de arriba se organizan y comienzan a dar respuesta. Y la respuesta por supuesto es violencia contra violencia porque plan-teaban que no era posible que se estuviera robando a su gente, “yo también tengo pistola y también te puedo caer a tiros”. (Pedro Díaz)

Porque no los ven como los malandros malos que mataban a las personas sino que ven que son valientes, bravos, chéveres y por eso quieren ser como eran ellos y tener sus puestos. (María López)

Aunque no se trataba de bandas con una estructura organi-

zativa consolidada, las situaciones de violencia se presentaron

con mayor frecuencia, en un ejercicio de memoria histórica,

los y las habitantes ubican el recrudecimiento de este proceso

a partir del año 2002. Así lo narra Julio López activador polí-

tico de la comunidad, parte del liderazgo del Centro Cristiano

Getsemaní para el momento, fue junto con dos de sus compa-

ñeros precursor del proceso de mediación, posteriormente fue

fundador de la AC Diakonía Real, en la cual participa hasta la

actualidad:

En El Winche, entre el año 1999 y el 2002 recrudecen los niveles de violencia, del 2002 hasta el 2006 la violencia era generalizada, sobre todo, por la guerra que había entre diferentes grupos, había personas sanas que no se metían y podían bajar a otras zonas. El conflicto se personalizó, buscaban a personas específicas, en lu-gares específicos, pero, producto de la mediación se logró romper con las bandas que sembraban el terror o ajusticiaban a todo el mundo. Nosotros conversamos que no era justo que el problema afectara a los vecinos. (Julio López)

En el 2005 la comunidad era violenta y no importaba si formabas parte del conflicto o no, con que fueras parte del sector ya eras enemigo de ellos, sin embargo, las personas de las Casitas tenían sus problemas y trataban de proteger la comunidad. Aquí la gente por las dificultades de transporte ya, a las cuatro de la mañana, está saliendo a trabajar, las personas de Las Casitas se montaban a proteger a la comunidad porque en cualquier momento podían aparecer los de la otra banda a hacer disparos porque sí, entonces estaba la zozobra de que en cualquier momento podía pasar lo peor, había mucho de eso. (María López)

Los enfrentamientos entre las bandas se volvieron algo co-

tidiano en la comunidad, afectando la vida de sus habitantes,

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40 | Caracterización de la violencia El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 41

quienes comenzaron a experimentar una congoja y un temor

permanentes:

Cualquier persona que viva aquí te puede contar de tiroteos en los que estuvo presente, fueron muchas, muchas ocasiones; era algo normal entre semana, los fines de semana, todo el tiempo se en-frentaban. Llegaban los otros y disparaban y de Las Casitas respon-dían. Muchos disparos llegaban a las casas, recuerdo que muchas personas decían que en las camas encontraban balas. (María López)

La violencia en El Winche como en todas las comunidades pobres está marcada porque siempre hay problemas con bandas, la dro-gadicción, algunos muchachos violentos. Sin embargo, la época del 2005 fue demasiado fuerte. Yo estaba en la adolescencia y también viví toda esta problemática porque era peligroso despla-zarse, subir a otros sectores daba miedo y yo veía a los miembros de las bandas de los sectores y yo me quitaba de por allí porque me daba pavor. (María López)

La violencia puede ser también considerada como una for-

ma de relación social, una práctica que regula la relación entre

las personas, un mecanismo de poder que condiciona la convi-

vencia. Frente al desconocimiento de otros modos de resolver

los conflictos en la comunidad y con la ausencia casi absolu-

ta de los órganos de seguridad del Estado en el sector, quienes

además carecen de legitimidad por la impunidad que reina en

los sectores populares en términos de aplicación de justicia, la

violencia se convierte en la forma naturalmente asumida por

los y las habitantes del sector para relacionarse.

Desde esta perspectiva, la violencia se inserta en la estructura de una formación social y espacial dada, de una comunidad o de un país, de un territorio donde la violencia es una forma legítima de resolución de conflictos. Este acercamiento entendería la violen-cia en su dimensión relacional, es decir, como fenómeno social que expresa una relación más que expresar un conflicto (Vanders-chueren, et al., 2010: 13)

En los relatos de los y las habitantes de El Winche, podemos

observar claramente como la violencia termina naturalizán-

dose y asumiéndose como una forma cotidiana de resolver los

conflictos entre los vecinos, la realidad de las bandas armadas

más que una situación extraña o focalizada pasa a ser parte de

la dinámica comunitaria del sector y la gente más que com-

batirla comienza a organizar sus formas de vida a partir de las

circunstancias determinadas por esta violencia.

Yo recuerdo que por aquí, por esta entrada hay un abasto y los

muchachos no dormían y los veías arriba en el techo vigilando

que los del sector de San Lázaro no se fueran a meter, los veías

con sus tremendas pistolas y las paredes tenían sus huequitos

para pasar las pistolas y disparar. Tú pasabas y ya era normal ver

a los muchachos armados. Todo podía estar tranquilo y tú salías

afuera y cuando regresabas estaba todo armado y se había dado

un tiroteo. Veías a los muchachos corriendo y tenías que apartar-

te porque estaban armados esperando que vinieran los otros. Era

difícil, disparos en todos lados. Y en esta curva se hacían enfrenta-

mientos y desde mi casa podíamos ver a los muchachos disparán-

dose unos a otros y se lanzaban por los cerros, era algo así como

estar en el lejano oriente en vivo y directo. (María López)

Esta naturalización de la violencia está profundamente li-

gada a causas estructurales relacionadas con la pobreza y la

exclusión, a elementos culturales que conforman la identidad

del barrio y que son determinantes a la hora de resolver los

conflictos cotidianos de la convivencia.

Esta violencia de carácter urbano se expresa de distintas maneras:

en la relación entre las personas, en la esfera íntima del hogar, en

el espacio público, en las zonas centrales de la ciudad, en los ba-

rrios, en particular en aquellos pobres y periféricos. La violencia

también es multidimensional en sus causas, se relaciona con la

desigualdad, con la exclusión, con los problemas étnicos y racia-

les, con el tráfico de drogas, con otros ilícitos y asociaciones delic-

tuales, la falta de acceso al sistema educacional y a los servicios

urbanos, las carencias de las instituciones de socialización como la

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42 | Caracterización de la violencia El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 43

familia, la escuela y el barrio mismo entre otros. (Vanderschueren, et al., 2010: 11)

Este relato sobre las causas de la violencia en el barrio

ejemplifica las consecuencias que conlleva la manera como se

enfrentan los conflictos cotidianos de la convivencia, generán-

dose espirales profundamente violentos, que son legitimados

desde la imposición de unos valores culturales surgidos de la

exclusión.

En cierta ocasión dos parejas jóvenes de muchachos adolescentes del barrio alquilaron dos casitas que estaban pegadas una arri-ba de la otra en una especie de escalera, en estas casas no había espacio para tender la ropa y entonces la muchacha saca unas cuerdas y cuelga la ropa, en los barrios para secar la ropa hay que ponerla al sol, saca la ropa bastante húmeda la cuelga y empieza a destilar agua y esta cae al techo de la casa de abajo. La casa de abajo tenía una gotera entonces el agua cayó sobre la gotera, esta filtró y cayó dentro de la casa, la muchacha sale y con violencia re-clama, como es posible que me vulneres, la de arriba con violencia contesta que ella no tiene donde tender su ropa que la va a tender allí y que vea que es lo que hace.

Allí comienza de alguna manera el pique entre las dos mujeres (...) hasta que llegó un día en que la de arriba en una acción de ca-lle le da una cachetada a la de abajo, entonces la de abajo le dice al esposo, el compañero sube y le reclama a la de arriba y le da tam-bién una cachetada (palo por palo no es trampa), entonces por supuesto el marido de la de arriba se cae a golpes con el esposo de la de abajo y comenzaron con ese asunto. Todo terminó meses después en que el de abajo le metió un escopetazo en el pecho al de arriba y la familia de los de arriba le quemaron la casa a los de abajo y la muchacha murió quemada. Entonces dos muertos, dos viudos o viudas por una gotera.

El asunto es como el conflicto deviene en violencia, porque la violencia no es extraña, el conflicto es una excusa para desatar todo lo que se va creando dentro de la situación. La violencia está naturalizada, es legítima y es un deber. (Pedro Díaz)

Por otra parte la influencia de los medios de comunicación,

la implantación del modelo de consumo, la desestructuración

de las familias y la falta de propuestas para la participación de

los jóvenes de la comunidad, son caldo de cultivo para la in-

corporación de éstos en las bandas armadas que surgen en el

sector, las cuales se convierten en un espacio de reconocimien-

to, construcción de afectos y socialización para los mismos. Así

caracteriza la situación un joven de la comunidad vinculado a

las bandas armadas y a la dinámica de violencia en el barrio,

quien, luego, a partir del proceso de pacificación se vincula al

centro cristiano Getsemaní

Los jóvenes para sentirse en ambiente y aceptados tienden a que-rer hacer este tipo de cosas que hacen los demás para sentirse reconocidos. Si tu no fumabas, si tu no bebías, si tu no rumbeabas, si te acostabas temprano eras un chigüire, un nerd, un gallo, un so-metido. Cuando pisas la etapa de la adolescencia lo que quieres es libertad y cuando no estás bien supervisado por tus padres y decides dejar los estudios, la atención se atrapa con otras cosas. Lo que empiezas a ver son amigos que empiezan a invitarte, que si mira la jeva, que si esto, que aquello. Mi mamá tenía que salir tem-prano a trabajar y a veces no podía atenderme. (Wilmer Rojas).

Estas identidades de los sectores juveniles construidas alre-

dedor del sentido de pertenencia a las bandas armadas, consti-

tuyen una de las causas de la masificación del problema de vio-

lencia en el barrio, los enfrentamientos dejan de ser focalizados

y se convierten en parte de su dinámica cotidiana.

Las bandas se convierten en un asunto de camaradería, “si el papá y la mamá salían a trabajar quien criaba al hijo es la calle, y en la calle los muchachos se encuentran con sus pares y van creando lazos de camaradería en el transcurso del tiempo y van definien-do, desde el punto de vista físico e intelectual, de mañas, quien despunta como líder potencial. Esas pequeñas organizaciones de amigos, esas patotas, que le tiran piedras a los pajaritos, o que ba-jan juntos a la quebrada, o le hacen maldades a loco del barrio, van desarrollando la posibilidad de crear entre ellos lazos afecti-

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44 | Caracterización de la violencia El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 45

vos y se convierten en una gran familia y se crean lazos más fuer-

tes inclusive que los lazos familiares. (Pedro Díaz)

Como respuesta a esta generalización de la violencia y al

fortalecimiento de las bandas armadas en la zona y, frente a

la fuerte visibilización que comienza a tener El Winche como

referente de ingobernabilidad en materia de seguridad, pese

al surgimiento de proyectos sociales y obras impulsadas por el

Gobierno Nacional, los órganos de seguridad del Estado quie-

nes, hasta 2005 se mantenían ausentes de esta realidad, ins-

talan un Módulo permanente de la Guardia Nacional en la es-

tructura de un centro de salud, que se encontraba abandonado

en una de las zonas del barrio más afectadas por los enfrenta-

mientos armados.

Cuando llegó la Guardia se tranquilizó mucho porque ellos llega-

ron, salían y como ya sabían que la guardia estaba por allí cami-

nando, rondando, mirando, entonces no salían con las pistolas,

sino que si salían sabían que no podían andar así armados. No an-

daban como antes pendientes de cualquier cosa sino tranquilos.

Al principio cuando llegó la Guardia había enfrentamientos entre

las bandas y la Guardia, sin embargo la Guardia logró establecerse

como autoridad, ya respetaban esta parte, con el trabajo de las es-

cuelas, fue un proceso en el que todo fue cambiando, mermando,

algunos líderes se fueron a otros sectores y eso cambio la situa-

ción. (María López)

Sin embargo, la presencia de la Guardia en la comunidad

llevó al surgimiento de otras problemáticas sociales causadas

por un conjunto de irregularidades cometidas por los funcio-

narios asignados a la zona.

Fue de mucha ayuda la instalación de un módulo de la Guardia

en el Pantanal, eso ayudó a que las personas no entraran a ma-

tar, pero trajo un problema más grande. Empezaron a salir con

las muchachas, fragmentaron las familias y al final hicieron más

daño. Se generó una pérdida de credibilidad de la comunidad y

hubiese sido mejor que no vinieran con esos nuevos problemas. (Julio López)

En la medida que se fue consolidando la presencia de la

Guardia en el lugar, surgieron situaciones de corrupción que

no fueron atendidas ni canalizadas por ningna vía formal. Una

de las expresiones que marcó una imagen negativa en torno a

la presencia de la institución armada en el sector, fue la proli-

feración de embarazos tempranos producto de relaciones in-

formales entre los funcionarios y las jóvenes de la comunidad,

quienes en la mayoría de los casos tuvieron que asumir solas

la maternidad.

Las personas de la comunidad no querían a la Guardia porque, si bien es cierto que cuando ellos llegaron establecieron un orden y se establecieron como autoridad con respeto, luego por el tiempo que vivieron aquí se hicieron como un miembro más y tenían más confianza. Se hicieron novios de las muchachas y eso a la gente no le gustaba. Porque no sé que tendrá el uniforme que a las mucha-chas les atrae, entonces había muchas relaciones con los guardias y a la gente no le fue gustando. Como todo ser humano, los guar-dias son corruptibles y en algunas ocasiones hicieron cosas que dentro de la ley y la función que ellos cumplen no debían hacer y a la gente le molestó. (María López)

Según diversos testimonios, la Guardia actuó con absoluta

impunidad en la zona, comenzaron sistemáticas violaciones a

los derechos humanos y una fuerte represión a los jóvenes de

El Winche, lo cual generó un profundo rechazo en la comuni-

dad. El responsable del trabajo con jóvenes del Centro Cristiano

Getsemaní, vecino de una de las zonas de origen de las bandas

y facilitador del proceso de mediación explica la situación de la

siguiente forma:

Hacían “Noche de Brujas”, es decir, traían a alguien que de repente andaba en una moto sin papeles, lo metían al jeep y lanzaban una bomba lacrimógena y lo dejaban allí hasta que... Maltrataban a

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la gente, extorsionaban a la gente allí mismo en la comunidad. Al final nadie quería que estuvieran allí, dejaron muchachas em-barazadas, la gente veía cuando entraban y cuando salían. (...) En vez de ser un apoyo fue peor la cosa. Negociaban con las mismas personas de allí. (Alex Montes)

Lo que se dice es que ellos agarraban a un muchacho con dro-gas o armas y en vez de entregarlo lo tenían dos o tres días allí y les decían que tenían que traer tantos millones y los entregaban. Empezaron a ocurrir cosas en la comunidad y ellos ni pendiente, más bien había protección, les daban cancha para que ellos hicie-ran lo que iban a hacer. (María López)

La sumatoria de estas situaciones irregulares luego de la

llegada de la Guardia en el 2005, así como al asesinato de un

joven de la comunidad en un sector cercano al módulo, provo-

có una fuerte reacción mediante la movilización de parte de los

habitantes de El Winche. Posteriormente, se produjo la salida

de la Guardia Nacional en el año 2011.

La comunidad dijo que iba a quemar el módulo porque hubo una situación en la que un chico de Las Casitas asesinó a un muchacho dentro del sector y la gente quedó molesta porque la Guardia no hizo nada, ellos estaban allí casi al frente y eso molestó a la gente. Ese mismo día querían quemar el módulo, otros los detuvieron pero ya no los querían hasta que los sacaron. (María López)

El cuerpo policial degeneró en un problema mucho más grave. No eran los grupos sino ellos mismos los que generaban temor. Agarraban a una persona, lo requisaban y lo robaban. Golpearon a personas inocentes, no les importaba, se hicieron guapetones. Hasta que la comunidad empezó a presionar y a denunciar, los mudan a un sector más afuera, dejaron el módulo, el cual fue in-vadido, y nunca más pudieron entrar. Esa es la forma en que la Guardia sale de allí. (Julio López)

Aunque valorada en un primer momento, la intervención

de los órganos de seguridad del Estado, creó un escenario fa-

vorable para la construcción de alternativas autónomas, para

enfrentar la violencia armada y sus consecuencias. Eviden-

ciándose que la represión como herramienta de control lejos

de resolver la problemática, sumaba elementos negativos para

la vida en comunidad.

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El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 49

5. iglesias de base: Promotoras de la Paz y el diálogo

Históricamente un importante sector de las iglesias cris-

tianas ubicadas en sectores populares ha desarrollado

como parte de su trabajo de evangelización y vinculación con

las comunidades diversas metodologías y prácticas de trabajo

social, impulsándose en múltiples lugares experiencias de edu-

cación popular, propuestas de participación y fortalecimiento

de la organización comunitaria a partir de la activación de

grupos cristianos. El Winche no es ajeno a esta realidad, el

Centro Cristiano Getsemaní, desarrolló, desde su concepción

religiosa, un conjunto de propuestas para acercar la iglesia a

la comunidad vinculándolo directamente con los procesos de

organización y participación que allí se generan.

Luego cuando comienza todo el Proceso, nosotros hacíamos tra-

bajo social dentro de la comunidad, hacíamos educación popular

sin saber que hacíamos trabajo social y educación popular porque

de alguna manera todo el trabajo que se hace para poder sacar a

muchachos y muchachas de situaciones de droga, delincuencia,

deserción escolar, embarazos a destiempo y este tipo de cuestio-

nes, al fin y al cabo es un trabajo sistemático de educación popu-

lar y trabajo social para la construcción de unas nuevas oportu-

nidades, aunque nosotros no lo hiciéramos específicamente con

esa intencionalidad política porque la intencionalidad política era

meramente religiosa (Pedro Díaz)

Un elemento que debe ser mencionado, es la influencia

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50 | Iglesias de base: promotoras de paz y el diálogo El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 51

ejercida por la teología de la liberación, esta corriente de pen-

samiento se plantea como una reflexión crítica de la praxis

histórica, una teología de la transformación liberadora. Una

teología que constituye una opción para los sectores empobre-

cidos de la sociedad, opción que se constituye en el horizonte

y en el quehacer concreto de esta forma de practicar la espi-

ritualidad religiosa, denunciando a su vez a los responsables

del despojo. Esta línea, alimentada por la educación popular

y el marxismo, tuvo un fuerte desarrollo en América Latina.

Asimismo, podría ser definida como una reflexión crítica sobre

la praxis o como una lectura de la realidad histórica de los em-

pobrecidos a la luz de la Palabra de Dios. En palabras de uno de

sus fundadores:

La teología de la liberación está estrechamente ligada a esta nue-va presencia de los que siempre estuvieron ausentes de nuestra historia. Ellos se han convertido poco a poco en sujetos activos de su propio destino, iniciando un proceso que está cambiando la condición de los pobres y oprimidos de este mundo. (Gutiérrez, 1988: 16)

Esta perspectiva del trabajo eclesial de base ha sido determi-

nante en proyectos de mediación de conflictos y pacificación

en toda América latina, no sólo en contextos de confrontacio-

nes armadas sino en el combate a la violencia estructural cau-

sada por la pobreza y la exclusión presente en los barrios de

nuestros sectores populares.

A los que dicen que las iglesias no deben inmiscuirse en las cues-tiones de seguridad pública cuando no se está en guerra, recordé-mosles que las cifras de muertos en algunos países que no están en guerra, como Venezuela, Sudáfrica, El Salvador y Brasil, son de conflicto bélico. Más allá de esto, la paz no reside simplemente en la ausencia de guerra, sino en la ausencia de violencia (Bandeira-Bourgois, 2006: 54)

En este sentido la Conferencia Nacional de los Obispos Bra-

sileños14 realizada en agosto 2004 posiciona el papel de las igle-

sias de base en los procesos de pacificación promoviendo vías

centradas en el diálogo y la mediación de conflictos en contra-

posición con las políticas represivas, asumidas por los cuerpos

de seguridad en nuestros barrios. En nuestro caso, el Centro

Cristiano Getsemaní, asume el proceso de mediación desde

una profunda visión cristiana, una espiritualidad que conduce

a la opción por los y las pobres propuesta por la Teología de

la Liberación y a las búsquedas de transformaciones comuni-

tarias que conduzcan al pueblo a desarrollar procesos organi-

zativos para una vida más digna. “Entonces, eso, tuvimos que

nosotros sacarlo a la calle, nosotros tenemos una metodología

que salimos a calle y hacemos presencia cristiana en las calles”

(Ernesto López).

Se crea una metodología de trabajo centrada en el diálogo y

el reconocimiento del ser humano como premisa fundamental

y centro del hacer cotidiano.

Los campamentos son un proyecto que a nivel de la iglesia lati-noamericana ha dado muchos frutos, hay un pastor que se llama David Yonggi Cho en Corea15, que tiene la iglesia más grande del mundo; tiene más de dos millones de miembros, y en Latinoamé-

14 La Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) es una institución de carác-ter permanente, que consiste en la Asamblea de los Obispos del Brasil. Fundada en el año 1952, luego que la Iglesia Católica realizara el Concilio Vaticano II. La CNBB se ha convertido en una referencia del proceso de constitución y legitimación de la co-rriente de la Teología de la Liberación y sus múltiples Asambleas y documentos hacen importantes aportes en cuanto al papel de las iglesias de base en la construcción de una cultura de paz y justicia social, la vinculación de la iglesia con los procesos de orga-nización y lucha del pueblo, los pacificación en los barrios y la mediación de conflictos armados en el continente.

15 La Iglesia del Evangelio Pleno de Yoido, es una Mega-Iglesia situada en la Isla de Yoido, en la ciudad de Seúl, Corea del Sur. Fundada en 1958 por el pastor evangélico David Yonggi Cho y su suegra, Choi Ja-Shil. En la actualidad, con más de 830.000 miem-bros -reuniéndose en un solo lugar-, es la mayor congregación cristiana no católica de Corea del Sur y del mundo. Se caracteriza por haber desarrollado la exitosa estrategia de los grupos celulares. Las visitas a los hogares por los líderes del grupo celular, prove-yeron de un método efectivo para atraer a miembros nuevos a la iglesia.

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rica se ha hecho muy fuerte y ha dado resultados, el sistema celu-lar, las pequeñas células que tienen que ver con pequeñas iglesias dentro de una iglesia, cada líder tiene la posibilidad de pastorear, de involucrar a la gente, de saber cuáles son sus necesidades, y la necesidades de sacar a la gente del entorno por unos tres días para tener la posibilidad de interactuar con ellos, de entrar, de compartir, de divertirse; se hace una preparación primero a través de una enseñanza, para qué van a estar allá, qué estamos buscan-do, por supuesto, nosotros somos cristocéntricos, (Ernesto López)

Los llamados campamentos, son una suerte de retiro es-

piritual, en el cual pueden participar quienes ya han venido

desarrollando un trabajo en las células, se trata de espacios de

encuentro y reflexión espiritual, con el objetivo de promover

un mayor acercamiento con la Iglesia y generar procesos de

auto-conciencia y transformación personal y espiritual. Por

otro lado, el trabajo de la Iglesia también se vincula con una

serie de procesos socio-comunitarios que impulsan una prác-

tica movilizadora que se integra en la dinámica propia de la

comunidad. Se impulsan proyectos culturales y se ocupa el es-

pacio público de forma permanente generando opciones dis-

tintas para los jóvenes del barrio y llegando a los sectores más

aislados y excluidos.

Yo digo que es la falta de un liderazgo que los mueva, que ayu-de a organizar, los tome en cuenta. Dentro de la iglesia hay jóve-nes que realizan trabajos, sin embargo una sola organización no puede abarcarlo todo, ahorita estamos trabajando en un mapeo. Queremos hacer un mapa de todo lo que es El Winche para llegar a cada sector para llegar más a las personas. Tenemos organizacio-nes de rap, de pantomima, de teatro, de danza, pero el trabajo no ha sido tan efectivo porque teníamos el error de que llegábamos a los sectores, pero solo a la zona central, sin meternos al callejón, a las escaleritas, a ver quién está más abajo para involucrar a todos. Ahora estamos trabajando así para llegar hasta el último rincón, hasta el último joven para trabajar. (María López)

Esta forma de trabajo posibilita un profundo sentido de per-

tenencia e identidad en los jóvenes, factor clave para el proceso

de mediación realizado en El Winche, se promueve un cambio

en las formas de mirar la vida, de asumir el mundo y concebir

el papel protagónico de la propia comunidad en la transforma-

ción de la realidad.

Ya el centro cristiano estaba haciendo un trabajo en terrazas de El Winche y yo fui producto de ese trabajo, poco a poco me fui acercando al centro cristiano del cual soy parte, también soy par-te de un trabajo que aún no ha culminado, que aún continúa en terrazas de El Winche y en todo el sector. Seguimos todavía tra-tando de hacerle ver a la juventud que hay otras formas de vivir la vida. En aquella generación éramos nosotros, pero ahora hay que guiar a las nuevas generaciones para que no caigan en ese tipo de delincuencia. El trabajo es continuar con lo que se comenzó acercando nuevos jóvenes. (Wilmer Rojas)

Sin embargo, este compromiso asumido desde la Iglesia

reconoce la necesidad de que otras formas de organización se

incorporen en la búsqueda de transformaciones integrales de

la comunidad, no busca fanatismos ni adeptos a una religión,

sino que promueve espacios de articulación y trabajo conjunto

que permitan fortalecer los niveles de participación y organi-

zación del pueblo.

Que se levanten líderes que busquen la transformación, porque mientras más ocio tengan los muchachos más van a adentrarse a ese mundo. Proyectos, como aquí hay muchos subsectores hay muchos consejos comunales, al principio había proyectos depor-tivos, culturales, los jóvenes se estaban moviendo, se estaban in-volucrando, sin embargo fue como una emoción del momento porque no avanzó más de allí. Entonces, que esos líderes comuni-tarios se levanten involucrando a los jóvenes en más actividades. Antes había actividades de futbolito, las muchachas eran las ani-madoras, se organizaban, armaban bailes, se reunían allí los fines de semana. (María López)

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Los protagonistas de este trabajo han sido los pastores del centro cristiano Getsemaní que siempre han estado allí, ahora también los consejos comunales se han agregado a realizar otro tipo de trabajo como deportes, fútbol, béisbol, básquet, para combatir la violencia. (Wilmer Rojas)

El trabajo propuesto por el Centro Cristiano y la Asociación

Civil Diakonía Real está planteado desde una profunda creen-

cia en el ser humano, es un proyecto que promueve la espe-

ranza activa y militante por una vida distinta, una apuesta

movilizadora en la construcción de otro mundo posible desde

la investigación y la práctica concreta de otras formas de rela-

cionarnos que nieguen el fatalismo y la resignación de nuestra

clase popular.

6. organización comunitaria como estrategia Para la mediación de conflictos

Un elemento que atraviesa todo el proceso de mediación

desarrollado en El Winche, está vinculado con la hu-

manización y reconocimiento del “otro”, en un esfuerzo por

reconstruir el tejido social roto por las fuertes situaciones de

violencia apelando al diálogo y a la conciliación pacífica como

elementos transversales de la práctica.

Yo les dije de una manera jugando, para poder ganármelos, por-que son personas que están acostumbrados a la violencia yo lle-gué de una manera sabia y comencé a decirles que la cuestión tenía que cambiar, que si ellos tenían un problema con los mucha-chos de aquí del barrio que los buscaran a ellos pues, que no era necesario que se cayeran a tiros y le pegaran o mataran a otra per-sona que no tenía nada que ver en el problema. Que si ellos que-rían yo armaba, echando broma ¿no? no es lo que yo quiero, yo ar-maba en el estado que está aquí un campamento de un lado y del otro lado y que se cayeran a tiros, y que hicieran un curso de tiro al blanco, porque estaban cayendo... los muchachos se escondían allá y entonces los tiros estaban cayendo por acá. Claro, entonces ellos comenzaron a reírse, cuando comenzaron a reírse quiere de-cir que fue una apertura, que estaba llegando; entonces ellos de una manera dijeron que iban a tratar de tener más cuidado pero que ellos eran su culebra y que si ellos no lo mataban a ellos, ellos los iban a matar a ellos, era una guerra. (Rubén Márquez)

Los primeros acercamientos con los integrantes de las ban-

das armadas se realizaron de manera informal, en las esquinas

donde regularmente los jóvenes se reúnen.

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Los conocemos de trato, primero hablamos con los de nuestra co-munidad, les explicamos que no estaba bien que ellos por sus pro-blemas expusieran a toda la comunidad. Estaba D. y yo tomamos la decisión de hablar, de ser los voceros, fue informal, nos vimos allí en el sitio, nos acercamos al lugar donde ellos siempre esta-ban y empezamos a explicarles la necesidad que teníamos de que ellos tenían que cambiar su conducta, que nosotros no aspirába-mos a que ellos dejaran de hacer lo que estaban haciendo pero que fuesen responsables por lo menos de que si iban a dirimir sus conflictos que buscaran la manera de dirimirlo de que ellos mis-mos fueran los afectados, no podían colocarnos a nosotros como escudos humanos, para ellos entonces poder seguir haciendo lo que estaban haciendo, se encerraban dentro de la comunidad y allí los tiros para acá y los tiros para allá. (Ernesto López)

...pero en este caso el pastor y mi papá subieron y trataron de es-tablecer una relación, empezaron hablándoles allí donde ellos se reunían, llegaban y les hablaban en el kiosco donde ellos se la pa-saban. (María López)

Luego de estos primeros acercamientos, el grupo que con-

formaba el liderazgo de la iglesia, a través de un ejercicio de

reflexión interna, se da cuenta de la necesidad de entablar un

proceso de vinculación con las bandas armadas, que les permi-

tiera llegar a unos acuerdos de convivencia pacífica. A su vez,

se refuerza el trabajo comunitario con los familiares y vecinos

y vecinas de las bandas armadas, mediante diversas activida-

des de calle que convocaran a la comunidad a encontrarse y

compartir.

Llegó a la iglesia una persona que era familiar de uno de los vio-lentos, y entonces por medio de ella yo le propuse tener una reu-nión con ellos. Que si ellos querían que les habláramos, que les dijéramos algunas cosas, que les explicáramos algunas cosas; en-tonces la persona hizo el trabajo y ellos accedieron a reunirse en la casa de ella. Bajo la responsabilidad de que cualquier cosa que aconteciera, ella era la responsable porque estábamos en la casa de ella. En la primera reunión, nosotros subimos había 17 chicos, dejaron dos afuera cuidando la puerta, porque ellos en el primer

contacto no dicen su nombre, no se identifican con nada, no con-fían en nadie, eso en el primer contacto. (Rubén Márquez)

Se llevaron a cabo una serie de reuniones donde pudieron

establecerse un conjunto de convenios, en aras de reducir y

solventar los conflictos entre las bandas y las acciones delin-

cuenciales:

La propuesta que nosotros les hicimos fue que los tiroteos tenían que cesar y segundo, los asaltos porque estos éstos para poder proveerse de armamento y municiones, como no trabajan pro-ducto de que tienen situaciones que no pueden salir a la calle, se montaban en los autobuses a atracar, atracaban a la gente, tanto los de aquí como los de allá, entonces cuando estos atacaban a los de allá, aquellos venían a vengarse, entonces tenían que cesar los atracos, tanto de estos como de aquellos, porque cuando encon-traban alguien del sector también lo atracaban, como una forma de venganza, lo primero que propusimos fue que debían cesar los atracos y los tiroteos, ellos estuvieron de acuerdo, dijeron “si ellos no siguen atracando a nuestra gente, no vamos a seguir haciendo eso, y si ellos no nos atacan cuando nosotros pasamos, (porque tienen que pasar por esa vía obligatorio)” les pareció bien la idea. (Ernesto López)

En un segundo momento, se consolidó el trabajo en lo que

se denomina células, una exitosa metodología desarrollada

por las iglesias evangélicas que surge en Corea, que propone

la creación de pequeños núcleos de trabajo permanente foca-

lizados en el acompañamiento comunitario y la formación,

generando vínculos afectivos a partir de la cotidianidad . Esta

forma de abordaje para sumar gente a las iglesias es muy uti-

lizada también América Latina, sobre todo entre los sectores

populares.

...el sistema celular, las pequeñas células que tienen que ver con pequeñas iglesias dentro de una iglesia, cada líder tiene la posi-bilidad de pastorear, de involucrar a la gente, de saber cuáles son sus necesidades, y la necesidades de sacar a la gente del entor-

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no por unos tres días para tener la posibilidad de interactuar con ellos de entrar, de compartir, de divertirse, se hace una prepara-ción primero a través de una enseñanza, para qué van a estar allá, qué estamos buscando, por supuesto, nosotros somos cristocén-tricos, (Ernesto López)

Las células son pequeños núcleos de reunión que se hacen en una comunidad que no son directamente de la iglesia, con todo un programa de formación, que tiene una lógica de trabajo. Entonces tiene un primer programa de formación de tres meses, se prepara a las personas para un Encuentro, ese encuentro es una especie de campamento, de retiro, donde se dan conferencias. Luego co-mienza la escuela de líderes, que dura nueve meses de formación, y una vez culminados comienzan los participantes a ser parte del liderazgo de la iglesia. Esa es más o menos la lógica del trabajo con las células, que es el trabajo del grupo de los doce, que es una metodología de multiplicación del trabajo de la iglesia. (María López)

Es importante señalar que tanto la metodología que se

adoptó para el proceso de mediación, como su estructura or-

ganizativa surgen de los liderazgos naturales de la comunidad,

que en ese momento formaban parte de la iglesia, quienes tam-

bién participaban en otras instancias políticas, sociales y co-

munitarias:

Pero había una serie de dinámicas que se estaban moviendo allí, que ellos conocían y asumieron la cosa. R. específicamente se reu-nió con la gente de San Lázaro, y Ramón y su esposa se reunieron con la gente de Las Casitas. D. y A., que son esposos, eran facilita-dores de la Misión Ribas y es por eso que se da el asunto, la idea era crear la posibilidad de una tregua mientras se daban clases de la misión en las tardes. Esa fue la primera apuesta que se hizo, no surge desde la iglesia. Surge desde una gente que está en la iglesia pero no surge desde la iglesia, no es que la iglesia se sentó y pensó el asunto.

Lo que sucede es que todas estas personas eran parte del li-

derazgo de la iglesia de C. y una vez que la cosa da resultados, lo

ponen a favor de la iglesia, exponen ante la iglesia, “mira aquí

tenemos esto, vamos a montarlo a través de esta lógica”, que es

la lógica que maneja la iglesia que tiene que ver con los grupos

celulares, las células (Pedro Díaz)

En cuanto al trabajo de mediación con las bandas surge cuan-do algunos actores del centro cristiano tomamos la decisión de, aparte de las células, comenzar un proceso de pacificación. Nos reuníamos aparte con los grupos de las bandas, la metodología que utilizamos era la misma de las células. Por ser conocedores de la zona, no necesitábamos investigar las características de la co-munidad porque de forma empírica la conocíamos. (María López)

Otro elemento significativo, que forma parte de la metodo-

logía de trabajo de la iglesia y que fue utilizada para la labor

con las bandas armadas, son los Encuentros, una suerte de

campamento o retiro espiritual, donde se profundiza el trabajo

iniciado en las células, apostando a consolidar la pertenencia

a la Iglesia y afianzar las relaciones personales.

...en ese mismo año en el 2007, nos enfocamos a tratar de llevar muchachos con problemas de conducta, allí hicimos tres campa-mentos donde logramos llevar a estos muchachos. En ese tiempo nosotros logramos llevar como unos 60, 70 muchachos con pro-blemas de violencia. Ya cuando llegaban a ese nivel, ya ellos tenían cierto nivel de conciencia, al punto que no llevaban cigarrillos ni nada de esas cosas por el estilo, ellos ya sabían, ya estaban com-prometidos, el campamento no era simplemente un viaje, a través del trabajo que veníamos realizando ya ellos tenían un compro-miso, ya ellos comenzaban a ver la posibilidad real de establecer ciertas cosas que los iban a hacer cambiar. Tuvimos mucha gente de mala conducta dentro del proceso pero que nunca llegaron a ir a un encuentro producto de que no tenían todavía la intención o la disposición de cambiar, o de por lo menos ir mejorando su condición, sin embargo asistían, asistían a la escuela conmigo, o con los otros líderes, anotaban, llevaban sus cuadernos... como no era obligado sino simplemente una decisión personal, también logramos llevar a las parejas de esas personas, y eso nos daba una gran ventaja. (Ernesto López)

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Estos espacios de acercamiento y convivencia, permitieron

comprender los múltiples elementos que atraviesan las prác-

ticas delincuenciales de los jóvenes de los sectores populares,

donde además de las carencias materiales y las condiciones

estructurales de exclusión, hay una fractura en la estructura

familiar, también afectada por múltiples situaciones de violen-

cia en su interior.

...pero usted lo veía jugando, recreándose, haciendo la pirámide en la piscina, sin temor, sin nada, sintieron una seguridad, me imagino que en ese momento ellos sentían que estaban seguros, por lo estábamos haciendo y por las personas que estaban allá, porque son personas muy inseguras, desconfiados, desconfían hasta de su sombra, eso sí, el primer día estaban desconfiados y bueno como hay un tema que se llama, sanidad del alma, que son los maltratos que tienen, el papá que lo agarraba con una man-guera y les pegaba con una manguera porque a él lo criaron así, esas heridas sabes que se borran externas pero no internas, in-ternamente quedan en el corazón, y gente, muchachos abando-nados, muchachos abusados, maltratados, tantas cosas. Y vimos que se abrieron bastante, estaban contentos, hasta el punto que... (Rubén Márquez)

La constitución de vínculos de cercanía y confianza, de re-

conocimiento del otro como cercano, la apuesta permanente

al diálogo como herramienta fundamental para la resolución

de conflictos son los elementos que atravesaron este proceso.

En esa interacción nos encontramos metidos en el conflicto don-de ellos exponían el por qué de la violencia. El por qué de cómo ellos decían las culebras, cómo y por qué nacieron. Hablándoles, logramos que ellos entendieran que era posible convivir; que asu-mieran que si eran de la misma zona lo mejor que podían hacer era dialogar y, a través del diálogo, establecer parámetros de con-vivencia donde existiera el respeto ya que no se estaban afectan-do solo ellos sino que, también, atentaban contra las esposas, los hijos y las familias (Julio López)

7. aPrendizajes

los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

eDUARDo GAleAno

Para las personas que participaron en esta experiencia

de mediación comunitaria el proceso se convirtió en

una escuela permanente, una cotidiana evaluación para pro-

fundizar el trabajo y lograr mejores resultados, los errores que

se cometieron y las carencias que se presentaron, al igual que

los aciertos permiten plantear hoy un conjunto de reflexiones

que aportarán elementos para consolidar futuros procesos en

la comunidad y generar aportes a quienes desarrollen proyec-

tos similares en otros sectores, teniendo claro que no es posible

copiar modelos ya que los mismos dependen de un conjunto de

características propias de cada realidad.

Son experiencias que nos han ayudado a analizar para lograr un trabajo más sólido en la comunidad, hoy día venimos reunién-donos para eso, estamos creando una organización que nace de estos debates para profundizar este trabajo. Darnos cuenta de los avances, de los defectos, de los errores que cometimos y la razón por la que los cometimos nos va a ayudar a evitar que no sea solo una actividad sino un estilo de hacer el trabajo. (Magali de Már-quez)

La mediación comunitaria sólo es posible a partir del re-

conocimiento del otro, en este sentido es esencial el liderazgo

natural y el sentido de pertenencia a la comunidad que deben

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62 | Aprendizajes El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 63

tener quienes asumen el proceso. Este liderazgo no puede ser

impuesto, tiene como puntos de partida el respeto mutuo, el

diálogo permanente, la capacidad de sentir que el otro no es un

enemigo, el combate a las prácticas y no a las personas en su

condición de seres humanos. El barrio tiene códigos propios y

quien impulsa la pacificación no debe estar ajeno ni descono-

cerlos, al mismo tiempo debe ser un referente para la comu-

nidad sin caer en la búsqueda de seres perfectos o de super-

héroes, existiendo coherencia entre práctica y discurso para

quien facilita un proyecto de esta naturaleza.

Si tú lo piensas como política pública yo dijera lo siguiente, por ejemplo, si yo estoy aquí en Catia y quiero hacer un proceso de mediación entre bandas o mediación en conflictos comunitarios, debo, primero buscar a los mediadores naturales de la comuni-dad. Es decir la gente que tiene ascendencia, la gente que ha ve-nido haciendo un trabajo. No necesariamente en nombre de la seguridad ciudadana, porque cuando tu metes el nombre de la seguridad ya la gente se timbra en el barrio. Pero el pastor de la iglesia, es un mediador natural, el cura de la iglesia es un media-dor natural, la partera, el brujo, el entrenador deportivo del barrio, son mediadores naturales. Esos mediadores naturales deberían ser tomados en cuenta por la institución que quiera hacer una po-lítica pública, o por cualquiera que quiera hacer una política pú-blica en materia de mediación de conflictos y pacificación de los espacios. Hacerlo de otra manera es una imposición, en cambio lo que hacen los mediadores naturales es exponer, eso sería impor-tante replicarlo. (Pedro Díaz)

La primera recomendación es que las mediaciones las impulsen líderes que representen en el barrio un estatus de conducta in-tachable. Que sepa interponer su personalidad sobre la de ellos, conocerlos, no temerles, respetarlos. La segunda es que estos pro-cesos no pueden ser llevados por personas de otros sitios. Si son de otros sitios no los van a recibir y van a verlos como extraños. Tienen que ser personas de la misma comunidad que realmente sean respetables y honorables en su sector. No es sin errores, por-que ellos saben que todos somos humanos y cometemos errores.

La tercera es que, a pesar de que son personas que están fuera de la ley, son personas que se les debe respeto como seres hu-manos, no verlos como escoria. Cuidar el lenguaje que se utiliza, saber cuando están dispuestos a conversar y cuando no. Hay que tener mucho cuidado y mucha visión para ver cuándo se va a dar el acercamiento. (Julio López)

La pacificación en una comunidad como cualquier otro

proceso social no es lineal, tiene avances y retrocesos, etapas y

momentos determinantes. La constancia y la paciencia activa

son fundamentales, la flexibilidad y la comprensión de esta di-

námica permitirá que el proyecto se desarrolle con sus ritmos

propios.

Los problemas se suscitaban por los muchachos, se buscaban problemas y luego como uno era de acá y otro de allá cada uno buscaba sus grupos. Eso nos causó conflictos porque no quitó el trabajo que hacíamos pero si lo retrasó. (Alex Montes)

Además, es necesario por parte de las instituciones del Esta-

do, evaluar sus modos de intervención en los sectores popula-

res; en muchas oportunidades llegan atropellando los procesos

propios de los mismos y aún con buenas intenciones terminan

generando un daño terrible a las comunidades. En El Winche

según algunos de los y las participantes de la experiencia, la

fuerte presencia institucional tuvo expresiones contraprodu-

centes para la comunidad debilitando el proceso organizativo

que venía surgiendo.

Otra cosa es el daño casi fatal que hace la sobre respuesta institu-cional a una comunidad. Esto ahoga los procesos organizativos de la comunidad y eso no permite que lo que se va gestando como una bandera de lucha tenga frutos. (Pedro Díaz)

La formación y la investigación fueron determinantes para

este proceso, aunque su inicio más que obedecer a un proyec-

to planificado, respondió a una coyuntura concreta de la co-

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64 | Aprendizajes El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 65

munidad, el hecho de tener una metodología clara de trabajo

comunitario y desarrollar espacios de formación para quienes

facilitaban los espacios influyó en gran medida en los logros

alcanzados. Entender el profundo sentido político que posee

una experiencia como la que se desarrolló en El Winche, es-

tudiar las causas estructurales de la violencia presente en el

barrio, evaluar constantemente el trabajo y la forma como este

se desarrollaba fueron importantes herramientas de esta paci-

ficación

Nosotros tuvimos dos nacimientos: el primero cuando descu-brimos a Jesucristo; el segundo fue cuando el resurgimiento de la propuesta revolucionaria. Ganamos mucha más confianza, se abrieron muchos más espacios, se aprendió mucho en el cono-cimiento de las cosas. Anteriormente no teníamos acceso a los libros de Paulo Freire, a la educación popular, al conocimiento del socialismo, a ver lo nefasto del capitalismo. El estudio de esos libros nos ayudó a conocer elementos teóricos que fueron fun-damentales para el trabajo. Libros como el “Capital al alcance de todos” de Cafeiro nos ayudaron a entender como era eso de la ex-plotación del hombre por el hombre, la teología de la liberación nos hizo tener una visión crítica, estos libros nos abrieron el deseo, el conocimiento y las herramientas para abordar el trabajo. (Julio López)

Sin embargo, la ausencia de un modelo de formación es-

tructurado y la falta de herramientas conceptuales, prácticas

y metodológicas tuvo costos muy altos para algunos facilita-

dores y facilitadoras del proceso de mediación y para todo el

colectivo en general.

Un error que cometimos es que no todo el mundo está en la ca-pacidad de intervenir en procesos de mediación de bandas en los barrios, tiene que ser liderazgos consolidados y creíbles. Algunos amigos quisieron mediar sin ningún tipo de credibilidad y esto les costó la vida. (Julio López)

Contar con el soporte organizacional en términos materia-

les, logísticos, económicos y organizativos será determinante

para el sostenimiento en el tiempo del proceso de pacificación

y para el logro de los objetivos planteados. Tomar en cuenta la

importancia de una planificación estratégica, la consecución

de los recursos requeridos y el fortalecimiento de la estructura

organizativa y las formas de relacionarse a lo interno del equi-

po de trabajo influirá significativamente en la dinámica social

que se promueva.

Los principales errores fueron personales, la institución también era muy débil, no es solo lo espiritual sino el contexto social, cul-tural y económico. La institución fue muy débil en el respaldo económico, también porque era muy nueva, pero nos sirvió como experiencia para saber qué cosas no se deben hacer. Un error fue proyectar personas dentro del trabajo y lo que hace falta no es un líder sino un cambio cultural. (Magali de Márquez)

Como se ha demostrado en otras experiencias de mediación

exitosa, vinculadas fundamentalmente al desarme de bandas

por ejemplo en el caso de la ciudad de Río de Janeiro en Brasil,

las investigaciones han evidenciado que si bien, por un lado, las

mujeres, incluso las madres, están involucradas en la violencia

armada, por el otro, son percibidas como “una fuerza motora

en la prevención de la violencia” (Mariconi, 2006: falta pági-

na). Esta situación puede explicarse porque, al ser las mujeres

afectadas en su entorno cercano producto de las situaciones

de violencia y victimización, se presentan también como las

principales interesadas en iniciar los procesos de desarme de

sus comunidades. En el caso de la experiencia de El Winche,

las familias, compañeras, esposas, hijas, hijos, madres y seres

queridos de los jóvenes vinculados a bandas armadas fueron el

motor más importante para el logro de la pacificación. El traba-

jo desarrollado con las mujeres de la comunidad permitió con-

solidar la propuesta, su acompañamiento fue determinante en

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66 | Aprendizajes El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 67

múltiples situaciones para generar transformaciones profun-

das en la realidad de la comunidad.

Una vez que comenzamos el trabajo, algunas de las novias y es-posas comenzaron a trabajar con nosotros, después algunos de ellos se mudaron con sus esposas, estaban en un proceso de res-tauración, luego que comenzaban en la iglesia ya no estaban en la anda en el sentido que ya no se la pasaban con ellos como an-tes, sino que trabajaban en Caracas, en otras zonas. Después que conseguían un empleo se mudaban de allí porque estando allí era mucho más difícil el proceso de cambio. Se ponían a pensar en sus familias y sus hijos y no querían que les aconteciera nada y para ello tenían que salir. Estando allí eran muy vulnerables. Se mudaron, tenían, su carro, su casa, su familia, una estabilidad. Que es lo que se quiere a través del trabajo de la iglesia. (Alex Montes)

La violencia en el barrio tiene causas estructurales vincula-

das con la exclusión integral que viven los sectores populares

empobrecidos por parte de las clases dominantes de la socie-

dad, el reconocimiento de esta realidad nos permitirá asumir

búsquedas que combatan estas causas y no a quienes están

inmersos en esta realidad. Ni la represión indiscriminada, ni el

sistema judicial tradicional transformarán esta situación, sino

que en muchos casos la profundizará. Es a través de procesos

de diálogo y reconocimiento que esta transformación será po-

sible. Desde el ejercicio de los inmensos poderes creadores del

pueblo se generarán cambios estructurales que llevarán a una

verdadera transformación integral de nuestra sociedad.

...lo que denominamos delito son conflictos sociales, problemas, catástrofes, riesgos, casualidades. Como diría gráficamente Stei-nert «Los problemas son reales, el “delito” es un mito». Pretender tratarlos con el derecho penal significa incrementar el problema en vez de solucionarlo; el derecho penal no evita los delitos, no ayuda al delincuente, no atiende a las necesidades de la víctima. Por consiguiente, la mejor respuesta pasa por una política orienta-da a solucionar los conflictos mediante la negociación de todas las partes involucradas en el problema. (Larrauri, 2000: 198)

El problema de la violencia armada en nuestras comuni-

dades populares no es un asunto que competa únicamente

al Estado, la iglesia o algún sector específico de la sociedad; se

trata de una situación que atraviesa transversalmente la vida

toda y afecta integralmente a la comunidad en su conjunto,

por lo tanto, la respuesta que demos a esta problemática será

responsabilidad de todas y todos en la apuesta y el combate

permanente por construir una vida más digna y humana para

nuestro pueblo.

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El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 69

8. logros Para la construcción de una cultura de Paz

El proceso de mediación de conflictos desarrollado por el

Centro Cristiano Getsemaní generó un cúmulo de re-

sultados concretos y tangibles en términos de una significativa

reducción de los enfrentamientos armados y las víctimas por

armas de fuego en la comunidad. La situación de violencia en

la comunidad disminuyó y, se generaron otras condiciones de

vida, aunque permanezcan las bandas armadas en el sector.

Fue una experiencia muy bonita, la violencia de ahorita es la ge-neración a la que no se le ha dicho esto, de la generación vieja no todos están desligados pero si bajo mucho la violencia. Ya no se escuchan los tiroteos, ahora las personas viven con las puertas abiertas, son las once de la noche y la gente está en la calle. Antes tenías que acostarte antes de las ocho, todas las noches se escu-chaban tiros, ahorita no, ha bajado mucho el terror psicológico que tenía la gente, se puede caminar al otro barrio sin miedo, an-tes no se podía. (Magali de Marquez)

Igualmente la metodología utilizada impactó positivamente

en la dinámica organizativa de la comunidad. La gente tomó

conciencia de que era posible, desde la participación y la or-

ganización, resolver problemáticas y generar espacios para la

vida y la dignidad: se ocupó el espacio público y se potenció la

identidad y el arraigo por el sector.

El proceso fue bien positivo, tuvimos una receptividad mayor de la que esperábamos, la gente tenía una necesidad. Por causa del

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70 | Logros para la construcción de una cultura de paz El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 71

temor de perder sus vidas la gente callaba, no decía lo que estaba pasando y vivían atemorizados. Cuando comenzamos el trabajo, comenzaron a hablar, comenzaron a participar, a hacer eso dife-rente. Muchos de los jóvenes que crecían en ese mundo estaban con nosotros y sus familias también estaban con nosotros. (Alex Montes)

La percepción de seguridad de los vecinos y las vecinas en

su espacio cotidiano es mayor y han surgido nuevas organiza-

ciones y colectivos que hacen vida en el barrio promoviendo

actividades y procesos organizativos que, a su vez, se consti-

tuyen en un desafío para la continuidad y profundización del

ejercicio del poder popular en la comunidad.

Hoy día hay un nivel de violencia pero es más controlable que el de esa época, son dos etapas, hoy día hay mucha gente que mete las manos, los consejos comunales, la iglesia y otros grupos del sector. Un 60 % de los vecinos conocieron la experiencia y este resultado ayuda a que se le dé más valor a la formación espiritual, muchos nos conocieron a nosotros y las cosas que se hicieron han permitido que la violencia no llegue al nivel que tiene en otros barrios. (Magali de Márquez)

9. desafíos Para un horizonte Posible

Hoy surgen nuevos retos, renovados desafíos que per-

mitirán dar continuidad al proceso desarrollado en la

comunidad El Winche: aprender de los errores cometidos, re-

tomar y profundizar la experiencia de mediación de conflictos

en el sector, impulsar un trabajo organizativo con las nuevas

generaciones que van surgiendo y promover, desde el análisis

de esta experiencia, la replicación de procesos de mediación de

conflictos armados en otras comunidades

Gente que cambió su manera de pensar, que ha cambiado su ma-nera de vivir, y nosotros estamos convencidos de que si logramos masificar esto, masificarlo y alcanzar una generación, de gente que... porque cuando ya están en un nivel es complicando devol-verlos de un sendero, pero si logramos tomar la generación que viene, a través de trabajar con ellos, muchas cosas pueden cam-biar. (Ernesto López)

Uno de los principales desafíos planteados apunta a la ge-

neración de alternativas y espacios de socialización y partici-

pación para los jóvenes de la comunidad. Vivenciar otras ex-

periencias que promuevan un modelo distinto para las nuevas

generaciones permitirá fortalecer una cultura de paz y vida

digna en el barrio.

Pero si mostramos que hay un mundo diferente, de repente con actividades que promuevan arte, cultura, deporte, van a tener al-ternativas y podrán tomar la decisión que les parezca. Tal vez al-

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72 | Desafíos para un horizonte posible El Winche: mediación comunitaria y pacificación | 73

gunos optarán por la violencia pero ya no van a ser tantos porque los otros al estudiar y capacitarse van a fortalecer la organización.

Sacar a los jóvenes de las esquinas y los matinés y desarrollar sus capacidades para hacer cosas buenas, los jóvenes tienen de-masiado talento y no lo saben hasta que llega alguien y los ayuda a descubrir. Cuando los jóvenes se descubren saben que pueden hacer otras cosas y cuando les ofrecen drogas o pistolas piensan que al hacer esto no alcanzarán lo que quieren. (María López)

En esta búsqueda de alternativas se hace imprescindible la

reconstrucción de nuestras identidades, diseñar métodos que

nos permitan fortalecer los valores y promover prácticas coti-

dianas de revalorización de nuestro pueblo y sus esencias. Es

un reto para la construcción de un modelo que impulse la vida

y la esperanza en nuestras comunidades.

Este trabajo tiene continuidad eterna, porque son nuevas gene-raciones que vienen. Hay una garantía: a medida que vamos tra-bajando con estos muchachos, ellos a su vez van transmitiendo lo que les vamos dando a la nueva generación que va creciendo. En este sentido va a ser mucho más fácil sembrar esos valores lo-grar que estas nuevas generaciones miren la vida de una manera diferente a través de esos valores que se enseñan. (Alex Montes)

Esta perspectiva de participación y activación comunitaria

deberá contemplar transversalmente la formación permanen-

te y politización de nuestras prácticas cotidianas. En la medida

que se eleve la conciencia política de nuestras comunidades, se

fortalezca la autonomía y se inscriba el proceso en un proyecto

de vida colectivo con una visión de continuidad centrado en el

ejercicio del poder popular, la reflexión crítica y la formación

de multiplicadores se consolidarán las experiencias de pacifica-

ción y se lograrán transformaciones reales de las condiciones

de nuestros barrios.

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Page 39: mediacion comunitaria winche

OtROS títULOS DE LA COLECCIóN aPortes coMunes

Serie PUNtO DE PARtIDAINStItUCIONES DE FORMACIóN POLICIAL EN VENEzUELA

LA POLítICA PúBLICA DE JUVENtUD EN VENEzUELA. Recorridos, enfoques y desafíos, de red de la calle - irama la rosa

REFORMAS PENALES Y PROCESALES DURANtE EL GOBIERNO BOLIVARIANO. Cuadros comparativos

VIOLENCIAS EN 10 LICEOS CAtIENSES, de lilian Montero y ana castellanos

Serie CRítICAEL SIStEMA PENAL VENEzOLANO CONtEMPORáNEO. tendencias y propuestas de elsie rosales

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LA LEGItIMACIóN DEL DELItO, de Mario Millones espinosa

CUAtRO DéCADAS DE PREVENCIóN DEL DELItO EN VENEzUELA, de dorennys angulo

LA PRODUCCIóN DISCURSIVA DE LA VIOLENCIA, de nairbis sibrian

JóVENES, INSEGURIDAD Y VIOLENCIA DESDE EL qUEhACER DE LOS MOVIMIENtOS CRIStIANOS. tecnologías sociales en tres iglesias de Caracas, de luisa fernanda Zambrano d.

INtERVENCIONES URBANAS EN EL ESPACIO PúBLICO Y PERCEPCIóN DE (IN)SEGURIDAD. El caso del Bulevar de Catia, de Pavelyn Márquez

EL DELItO DE CUELLO BLANCO EN VENEzUELA, de luis salas rodríguez y Bárbara corteza calderón

CONStRUCCIóN DE LA IDENtIDAD PROFESIONAL DE LOS EStUDIANtES DE PNF POLICIAL, de luis díaz y carolina sayago

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Esta edición de el winche: mediación comunitaria y pacificación

se terminó de imprimir el mes de noviembre de 2012, en los talleres de la Imprenta de la Universidad Nacional Experimental

de la Seguridad (UNES) y consta de 500 ejemplares.

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