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EL 15 DE ENERO DE 1861, SALE A LA LUZ EL LIBRO DE LOS MÉDIUMS

Llevamos 150 años de estudio metodizado sobre Mediumnidad y colocando en las Instituciones Espíritas este gran documento, producto de las investigaciones hechas a los propios habitantes del mundo espiritual por el codificador de la Doctrina Espírita el pedagogo Allan Kardec.

Los Espíritus nos revelan una ciencia, con leyes desconocidas que permitirían al hombre pensador e inquieto comprender nuestra vida inmortal, nuestra situación después del fenómeno denominado “muerte”, las relaciones entre ambos planos (físico y espiritual) y las leyes que rigen estas relaciones. Relaciones que se realizan mediante ciertos mecanismos específicos.

MECANISMOS DE LA MEDIUMNIDAD

La Mediumnidad, ese conjunto de facultades del ser humano que le permite penetrar las esferas espirituales; tiene sus parámetros de comportamiento, mediante recursos sólidos resistentes y fluidos móviles que se adaptan, según las circunstancias que ofrezcan bajo leyes inmutables, sutiles y reales que nos obligan a cultivarla, utilizando los recursos precisos del conocimiento de nosotros mismos.

Nuestro planeta, considerado por los sabios intelectuales encarnados en el mundo, es un magneto de gigantescas proporciones y posee un campo electromagnético que lo caracteriza en la inmensidad del cosmos.

Está compuesto de energías condensadas y energías en expansión, donde la vida genera agitación y toda agitación genera ondas, y las ondas se propagan a través de los diferentes reinos de la naturaleza, manifestándose en sonidos, color, calor, rayos (cósmicos, gamma, X) etc.

Y el hombre colocado entre las bandas de ese inmenso dominio de fuerzas en temporaria asociación, solo detecta las ondas que afinizan con su modo de ser.

André Luiz, nos informa que el hombre respira en un vastísimo imperio de ondas y sus percepciones dependen del progreso que haya alcanzado, el cual revela lo que la vida le dio “Tiempo de evolución” y lo que el mismo le dio a la vida “Tiempo de esfuerzo personal en la construcción de su destino”.

Para el enriquecimiento del camino que le toca recorrer, recibe, de esa misma vida, lo que lo ampara y a la cual debe servir, el Tesoro del Cerebro. Por medio de ese cerebro exterioriza las ondas que lo identifican en su individualidad. Por medio de ese cerebro absorbe las ondas con las cuales entra en sintonía, ampliando los recursos de su caudal de conocimientos que debe aprovechar en el perfeccionamiento propio mediante el trabajo íntimo de sublimación.

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Intentando analizar cuidadosamente el fenómeno de la transmisión mediúmnica, André Luiz define al medio sutil en el que el Universo se equilibra, que es el Fluido Cósmico o Hálito Divino, como la fuerza que sustenta la Creación y base de todas las asociaciones.

En los fundamentos de la Creación vibra el pensamiento inmensurable del Creador y sobre ese Plasma Divino, vibra de igual forma, el pensamiento mesurable del ser humano, constituyéndose así en vasto océano de fuerza mental en donde las facultades del Espíritu se manifiestan.

La materia mental de los seres creados, conforman el pensamiento o flujo energético del Campo espiritual de cada uno de ellos. Alcanzando los diversos tipos de ondas- desde los rayos superultracortos- con que se expresan las legiones angelicales,-pasando por las oscilaciones cortas, medias y largas con que se exterioriza la mente humana.

Los Espíritus denominados como Potencias Angélicas del Amor Divino, actúan en el micro y en el macrocosmos, en nombre de la sabiduría excelsa, expandiendo, sustentando y proyectando la vida.

La mente de los hombres -indirectamente controlada por el comando Superior- interfiere en los recursos del Planeta- buscando el camino hacia los planos angélicos. Reconocemos así el pensamiento como agente esencial, siendo materia, materia mental.

Debemos considerar a los átomos, tanto en el plano físico como en el plano mental, en diferentes condiciones vibratorias, como asociaciones de cargas positivas y cargas negativas.

De tal manera que el hálito vital o Aura de cada ser humano, es un tejido de corrientes atómicas sutiles de los pensamientos que le son propios o habituales, dentro de las normas y principios de la mecánica ondulatoria, que son los que imprimen la frecuencia y el color peculiares.

Esas fuerzas en constante movimiento sincronizado, o estado de agitación por impulso de la voluntad, establecen en cada persona una onda mental propia.

En condiciones normales, en la esfera de los pensamientos, se producirán ondas largas (muy largas); en condiciones especiales, tales como la atención, concentración, meditación, oración, el campo de los pensamientos se expresaría mediante ondas medias y cortas que corresponden a la producción de luz interior.

En condiciones extraordinarias de la mente, como las emociones profundas, dolores inenarrables y los sufrimientos aflictivos entre otros, el dominio del pensamiento emitirá rayos muy cortos y de inmenso poder transformador del campo espiritual.

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Esas corrientes se exteriorizan de cada espíritu con la cualidad de inducción mental, tanta mayor cuanto más amplia es la facultad de concentración y el tenor de la perseverancia sobre los objetivos propuestos.

La inducción significa el proceso a través del cual un cuerpo que posee propiedades electromagnéticas puede transmitir a otro cuerpo, sin contacto visible, y por eso es susceptible de reproducir sus propias cualidades en otra corriente mental que sintonice con ella.

El fenómeno obedece a la conjugación de ondas, mientras perdure la sustentación del flujo electromagnético. (Manutención vibratoria)

La materia mental es el instrumento sutil de la voluntad, y actúa sobre la materia física generando las motivaciones de placer o disgusto, de alegría o dolor, de optimismo o desesperanza, que representan las tantas fuerzas que el alma crea con sus propios estados de mentalidad inductiva, atrayendo hacia sí los ajustes de luz o sombra, victoria o derrota, desdicha o felicidad.

Pensemos en el flujo de energías mentoelectromagnéticas o sostén de ondas de la entidad comunicante y del médium, como dos campos distintos, asociando cargas positivas y negativas respectivamente, con una diferencia de potencial. (Diferencia que resultaría de los diferentes niveles evolutivos entre la Entidad comunicante y el médium).

Establecido el hilo conductor del uno hacia el otro, que representa el pensamiento de aceptación o afinización del médium, la corriente mental se establece en un régimen de acción y reacción alcanzando el necesario equilibrio entre ambos y anulándose la diferencia de potencial en su punto de afinidad.

Si se mantiene la conjugación de corriente mental, que es el pensamiento constante de aceptación o afinidad del médium - estas corrientes circularían por el conducto mediumnico en razón del campo de energías existentes entre la entidad comunicante y la individualidad del médium.

Este proceso no debe sufrir interrupciones intempestivas o violentas, siendo necesario atenuar la intensidad en la fase final para impedir desajustes y perturbaciones físicas, periesperíticas o emocionales con resultados imprevisibles para el médium y la entidad comunicante.

Entendemos entonces que la corriente mediumnica establecida posibilita la sintonía psíquica, la atención del médium y para obtener la garantía de la cadena mediumnica en la anulación de las deficiencias del intercambio, es preciso que el médium o los médiums, se consagren a la manutención del pensamiento constante de aceptación o afinidad, con el plano de la entidad o

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las entidades de la esfera superior que se hayan propuesto utilizarlos para el servicio de socorro o de elevación.

Los médiums deben alimentar el pensamiento con valores de tiempo, condición, sentimiento y cultura además de la alta comprensión de las bondades que ofrece la educación de la Mediumnidad.

Hay situaciones en que la corriente mental no puede expresarse y expandirse, como:

1. Personas entregadas a la ociosidad espiritual2. Perturbaciones de orden obsesivo3. Enfermedades oriundas del abandono de la persona en el cuidado de su propio cuerpo

La corriente mental se expresa sobre el universo celular a través del arco espinal, los centros neurofluidicos y vías de coordinación superior:

Y recorriendo el arco espinal vibra:

1. En las fibras aferentes, en los ganglios y nervios craneanos2. En las fibras conectoras en la columna intermedia lateral3. En la fibras motoras que se originan en los ganglios

La corriente mental vitaliza todos los centros del Alma, todos los núcleos endocrinos, los plexos y los centros nerviosos.

Allí el espíritu dispone de los recursos para las funciones de emisión, recepción y exteriorización de sus propios pensamientos y asimilación de los pensamientos ajenos.

El Aura, con sus irradiaciones condensadas hasta cierto punto, donde se muestran las imágenes que configuran los deseos de su mundo íntimo, actúa sobre todos los que con ella sintonizan y recogen las manifestaciones de aquellos que le son simpáticos. Su influencia disminuye con la distancia del Espíritu Emisor.

Y para manejar las corrientes mentales, en función de la proyección de sus propias energías y de la asimilación de las energías ajenas, dispone el alma, en sí misma, de la fuerza de la voluntad, edificada por ella lentamente a través de los milenios de la Evolución.

Quien avanza en el peregrinaje hacia Dios, como todo perfeccionamiento, precisa exigirse en esfuerzo y disciplina.

Quien avanza se encuentra entre la vanguardia y la retaguardia, en consecuencia, todos somos médiums, pues a cada paso reflejamos las fuerzas que asimilamos por la fuerza de nuestra voluntad y mediante el enfoque de la energía mental.

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Concluimos con el impositivo de preservar en el bien, pues la complacencia que sentimos con actitudes, compañías, lecturas o conversaciones poco edificantes, establece en nosotros el reflejo condicionado por el cual, inconscientemente nos inclinamos hacia las corrientes invisibles que los representan.

De este modo vamos formando hábitos indeseables por los cuales nos convertimos en alimento de entidades vampirizadoras, representando el papel de cadáveres vivos.

Pensando o conversando sobre acusaciones indebidas, las críticas destructivas, el libertinaje o la crueldad, incorporamos de inmediato la influencia de seres que también cultivan esos hábitos, automatizándonos la capacidad de transmitir esos agentes mórbidos, causantes de enfermedades y desequilibrios.

Quien disciplina sus energías mediúmnica, conforme a las directrices morales de la Doctrina Espírita, trabaja en la solución de los problemas del ser, de su entorno (físico y espiritual) y de su destino.

Recogerá a través de la oración, las oscilaciones mentales de las Entidades desencarnadas que comulgan con sus ideas y sentimientos, ayudándole a enriquecerse con la virtud y el conocimiento.

CARMEN CARDONA.