Me Cuesta Tanto Olvidarte - Mariela Michelena

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8/20/2019 Me Cuesta Tanto Olvidarte - Mariela Michelena http://slidepdf.com/reader/full/me-cuesta-tanto-olvidarte-mariela-michelena 1/203  Me cuesta tanto olvidarte Mariela Michelena   A don Santos Michelena  y a doña Gladys Paggioli,  que no pudieron olvidarse.  

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Me cuesta tanto olvidarte

Mariela Michelena

 

 A don Santos Michelena y a doña Gladys Paggioli, que no pudieron olvidarse.

 

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Agradecimientos

 

A las lectoras de Mujeres malqueridas, cuyos correos y comentarios me hansugerido la necesidad de este libro.  A mis pacientes, a los que han conseguido olvidar y a los que aún están en ello.  A Darian Leader y su libro The New lac!, porque hay libros que pertenecen a la bibliografía y otros a los agradecimientos.  A Mnica Liberman, mi editora de cabecera, firme, brillante y cari!osa, por haberconfiado en mí más que yo misma, por llevarme de la mano y protegerme de los pla"os.  A mis amigas #eanette, $ichusa, Marina, Marucha, %eresa y &ecilia, por esos ratosinolvidables de risas y confidencias. A 'lina, por su lectura generosa. A &laudia, por sus buenas ideas. ( a )ole, )usana y *ego!a, por sus palabras.  A 'lías, $atricia y %amara, por confiarme sus penas y sus aciertos.  (, como de costumbre, a +ernando, por lo de siempre, pero más y cada ve" meor. 

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 -ntroduccin

 

A raí" de la publicacin de Mujeres malqueridas, he tenido la suerte de recibircantidad de correos sobre todo de mueres que me escribían para contarme sushistorias, para agradecerme haberlas ayudado a comprender lo que les estaba pasando y para retribuirme, con sus palabras, lo que sentían que habían recibido de las mías. /ran parte de ellas me pedía ayuda, porque se sentían incapaces de romper con una relacin

enfermi"a.  /racias a esas historias, descubrí las incontables formas que pueden adoptar elsufrimiento y el mal amor y los e0tremos a los que se puede llegar con tal de mantenercerca a una parea. Me llamaba la atencin cmo, a pesar de las enormes diferencias quehabía entre un relato y otro, las cuestiones de fondo se repetían. &omprob1 que mi libro Mujeres malqueridas, efectivamente, generaba más preguntas que respuestas, y que lamayoría de esas mueres me escribía buscando una solucin a su caso particular. 23%e parece que lo puedo cambiar45, 236ay algo que yo pueda hacer para que siga conmigo45,23%endría que dear de verlo45, 237u1 hago si me busca otra ve"4, 3Lo perdono denuevo45. Las mismas preguntas una y otra ve" apuntaban a algo más profundo, a unadificultad que no se resolvía con una prescripcin concreta y mucho menos con un conseo

virtual vía correo electrnico. Lo cierto es que cada una de ellas buscaba, a su manera, elconsuelo que mitigara su dolor o al menos la lu" suficiente para comprenderlo y, además,una 2buena compa!ía5 que las ayudara a desembara"arse de la 2mala compa!ía5 que tantolas hacía sufrir. +ue mucho lo que aprendí de esos correos, que me sirvieron para pensar ycomprender meor a tantas mueres que pasan por situaciones parecidas.  De todas las cuestiones posibles que cada historia particular generaba, hubo una quese repiti en casi todos los casos, a veces en forma de pregunta, a veces en forma de peticin, casi siempre en tono de súplica. 8na de mis lectoras lo resumi a la perfeccin92:ale, comprendo lo que dices en tu libro. $ero ahora, dime, 3dnde puedo aprender cmodear de llorar45.  'n su te0to reconocí el eco de lo que había leído y escuchado tantas otras veces9

2:ale, soy una muer malquerida, lo recono"co, y ahora, 3cmo hago para dear de llorar por una ruptura4 3&mo rompo con 1l si todavía lo quiero4 3&mo me recompongo43&mo me invento una vida nueva4 3%engo que renunciar o debo insistir4 3&mo hago para sobrevivir a esta horrible sensacin de vacío45.  De alguna manera, yo sentía cierta responsabilidad por haber contribuido a poner atodas esas mueres en el punto de partida de un tortuoso camino de separacin y de duelo. (tambi1n me veía comprometida a darles algo más que palabras de cari!o y consuelo. 'radifícil consolarlas, yo sabía que dear de llorar solo vendría despu1s de haber llorado

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mucho. Las rupturas siempre son dolorosas y no se liquidan del todo, a menos que se puedaatravesar ese desierto que los psiclogos llamamos duelo. Más allá de lo mucho quehayamos sufrido por una relacin, si queremos liberarnos completamente de ella, es precisoque nos ocupemos de ella sin 1l por algún tiempo.  $ara dear de llorar es importante comprender por qu1 estamos llorando. ( ese es el

obetivo de este libro. -ntenta ser un mapa del duelo que hay que atravesar despu1s de unaruptura, un álbum fotográfico de las diferentes caras que adopta la separacin, unacartografía del dolor y de la recuperacin de ese dolor; de la pena, del alivio y delreencuentro con uno mismo. 8n cuaderno de bitácora del sufrimiento y de lareconstruccin, de la obsesin por el otro y de la liberacin. 8na mano que acompa!e a lolargo del túnel y de su oscuridad hasta que apare"ca de nuevo la lu". Además del consuelo,de mi solidaridad y mi cari!o, esto es lo que quiero ofrecerles a mis lectoras. 

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 'l barranco 

'n :ene"uela llamamos 2barranco5 a ese momento de desesperacin que sigue a undesenga!o amoroso. 8n 2barranco5 es un despecho en toda regla. Angustia, triste"a, rabia ydesconsuelo remoados en aguardiente o ron. $ara un 2barranco5 sería más adecuada una

<oc=ola de cantina que un i$od %ouch, porque las noches largas de un 2barranco5 reclamanun bolero, una ranchera o un tango. La meor definicin de lo que es un 2barranco5 laencontr1 en la página de +aceboo= de 2Le *arranco +ratrie59 

Asume tu barranco dice y participa en la página de 2Le *arranco +ratrie5, laúnica 26ermandad del *arranco5 cuyo obetivo es permitir la libre e0presin de celos,rabias, llantos, emociones viscerales que te atormentan en la soledad. (a no estarás sola>o,aquí te ofrecemos un espacio para el desahogo. &omparte con nosotros, aquí tendrás unhombro virtual que liberará tu alma. ?o importa la naturale"a de tu barranco. *arranco es barranco. 

'l caso es que este barranco virtual y metafrico me record a otro barranco estave" uno verdadero que tuvo una gran importancia en mi ni!e". &uando yo era peque!a, para llegar andando a la avenida principal había que bordear un peque!o barrancoverdadero de unos cincuenta metros de e0tensin y una profundidad completamenteinsondable para mis oos infantiles. @8n precipicio, vamos Muchas veces hice el trayectoacompa!ada de mi madre y muchas otras con mi abuela. Ambas estaban al tanto de miterror a esos cincuenta metros de abismo, pero tenían m1todos muy diferentes de encararlo.A mis cinco a!os, mi madre quería hacer de mí una muer de mundo, segura, autnoma eindependiente; así que se colocaba en un e0tremo del barranco y me hacía caminar sola al borde del precipicio entre los coches y el abismo mientras me animaba con frases delestilo9 2@?o seas tonta que no pasa nada5, 2@&amina sin chistar5, 2@%odo el mundocamina por aquí y no le pasa nada5. Mi abuela, en cambio, a esos mismos cinco a!os, meseguía tratando como a un beb1 y no permitía que ningún miedo me ro"ara. $ara eso estabaella, para interponerse entre mi miedo y yo. 'ntre cualquier barranco de la vida y yo. Así,cuando teníamos que ir a la gran avenida, dábamos un larguísimo rodeo para que yo notuviera que acercarme @ni de leos a mi peque!o abismo. Lo cierto es que a ninguna de lasdos se le ocurri darme la mano y cru"ar el barranco conmigo. A ninguna de las dos se leocurri reconocer mi miedo y acompa!arlo.  Los duelos son esos barrancos que nos sorprenden en el camino de la vida y que danv1rtigo. *arrancos que, nos guste o no, tendremos que atravesar para continuar el recorrido. ?egarnos a pasar por ellos, no nos salvará del barranco, sino que nos detendrá en su orilla.Atravesar ese terreno escarpado y bordear el precipicio no es agradable, a nadie le gusta, pero la alternativa es quedarnos parali"ados. $uede que hagamos grandes esfuer"os, puedeque pongamos todo nuestro empe!o con tal de no atravesarlo, pero si no avan"amos, escomo si estuvi1ramos pedaleando y pedaleando sobre una bicicleta estática9 @sudaremosmucho, pero no llegaremos a ninguna parte  'l obetivo en la vida no es permanecer parali"ados donde estamos ni regresar a lacasilla número cinco, aquella en la que estábamos antes de la ruptura o de la p1rdida; elobetivo es avan"ar, atravesar el 2barranco5 y llegar lo más sanos y salvos posible a lacasilla número ocho, que será la que siga a la elaboracin del duelo. 'n la casilla númeroocho, no seremos los mismos que 1ramos en la cinco. &uando lleguemos allí, sabremos más

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de nosotros, sabremos más de la vida, del duelo y del dolor y, @lo más importante, noshabremos demostrado a nosotros mismos que podemos sobrevivir a la agonía que suponeun abandono y al desconsuelo de una p1rdida. 'l 2barranco5 es un camino con diferentesescalones. ?inguno de ellos es, ni puede ser, para siempre. La consigna es habitar cadaescaln, sin saltarnos ninguno, y pasar al siguiente. ( así con uno, otro y otro, hasta que

volvamos a pisar tierra firme y el mal amor sea un buen recuerdo y poco más.  6ay libros que parece que se inspiran en mi madre y que te dicen9 2&amina tú sola. ?o tengas miedo, que no es un precipicio, es un peque!o barranco. %odo el mundo pasaalguna ve" por aquí y no hay ra"n para asustarse. @?o seas tonta @?o es para tanto@Levántate y anda @?o pasa nada5. Btros libros da la sensacin de que toman sus conseosde mi abuela, esos dan rodeos y evitan el duelo negándolo9 2@Divi1rtete @Disfruta Al barranco del duelo ni mirarlo, @es tan horrible que meor no te acerques a 1l @La vida es bella @A rey muerto, rey puesto5.  (o, que tengo e0periencia en duelos y en barrancos Cpropios y aenos, reales ymetafricos, s1 que asustan, s1 que son difíciles de atravesar, pero s1 tambi1n que hay que poder pasar por ellos. &on este libro he buscado darle la mano a cada lector paraacompa!arle a transitar su 2barranco5 particular y ayudarle a llegar sano y salvo a la granavenida donde la vida continúa. 6e intentado ir a su lado con una linterna, para arroarcierta lu" en el camino y avisarle9 2Ahora hay piedras, ahora hay tierra, el camino por aquíestá asfaltado, cuidado a la derecha que vienen coches5, para que, al final, cada quien pueda tomar las riendas de su propia vida y decidir si quiere seguir andando solo oacompa!ado.  $ero no atraves1 solamente barrancos infantiles; durante mi adolescencia EcomotodasF sufrí toda suerte de torturas de amor. @)e sufre tanto a los quince Menos mal queallí estaba mi amiga 'no1 con un bolero perfecto que resumía y aliviaba mi dolor uvenil.'n aquella 1poca ugábamos a 2hablar en boleros5 y nos consolábamos cantando. 2( afulanito, 3tú qu1 le cantarías45. 2$ues9 G)in ti, qu1 me puede ya importarHI5. 2?o, túmeor cántale9 G%e vas porque yo quiero que te vayasI5. ( siempre terminábamos cantandoa dúo y a vo" en cuello9 2$ero el negro de M-) oos que no muera, y el canela de M- piel sequede igualH5.  Así que este libro de despechos, duelos y despedidas tenía que venir acompa!ado dela banda sonora de los boleros de siempre, que tanto saben del amor y del dolor. 

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 Me cuesta tanto olvidarte 

Btras preguntas que escucho con frecuencia se refieren a la avalancha desentimientos que se suceden despu1s de la separacin9 23's normal que lo eche tanto demenos45, 23's normal que todavía lo desee45, 2@?o puedo dear de pensar en 1l5, 23's

normal que nos hayamos acostado esta ma!ana cuando vino a buscar a los ni!os45. (o lesdiría9 3es que hay algo 2normal5 despu1s de un terremoto o de un tsunami4 's difícilclasificar como 2normales5 o 2anormales5, 2buenos5 o 2malos5 los actos de supervivenciaa los que nos vemos impelidos despu1s de una catástrofe. ( cr1anme, aunque sea para bien,una separacin es siempre una catástrofe.  %omar la decisin de separarse es muy difícil, de ello dan cuenta las cientos demueres que siguen aferradas a relaciones destructivas y sin futuro, que no se atreven a darel paso a pesar del calvario que es su vida cotidiana. $ero es que despu1s de la separacin,todavía queda por delante el trabao del duelo y de la reconstruccin, el trabao del olvido.  )i en Mujeres malqueridas hablábamos de mueres enganchadas a relacionesimposibles, esta ve" hablaremos de mueres abatidas por la ruptura. Mueres que permanecen aferradas al recuerdo de un hombre, da igual el tiempo que haya pasado desdela última ve" que se vieron. $uede que hayan pasado meses, a!os, pero ellas siguendedicándole parte de su tiempo, parte de sus pensamientos y de su vida. (a sea para odiarleo para hacerle la vida imposible, ellas siguen amarradas a 1l con la"os invisibles que nosaben o no quieren romper. (a no son esclavas de su amo, ahora son esclavas del recuerdo,del despecho o del rencor, pero lo importante es que todavía no son due!as de sus vidas. 

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 'l duelo 

&on el paso del tiempo, con la e0periencia, cada ve" estoy más atenta a los duelos postergados de mis pacientes, a lo difícil que es reconocerlos y atravesarlos. 'sta 2sociedadde la felicidad5 no nos dea estar tristes. La pena no tiene ningún glamour, actualmente se

considera descort1s para con los demás mostrarse d1bil, porque se teme que la triste"a seacontagiosa, y se tiene pavor a que el dolor aeno despierte al propio. La pena no vende, la pena asusta tanto como el )-DA, y a los afectados por el 2virus5 del duelo se les aísla, seles mantiene a raya. 'n el meor de los casos, sin duda con muy buenas intenciones, se lescolma de mensaes del tipo9 2(a está bien5, 2:enga, tampoco es para tanto5, 2'so pashace ya mucho tiempo5, 2Mírale el lado bueno5, 2@'spabila5, 2@Anímate5. ( asíH en lanegacin del duelo, hay algo de9 2@$or favor, por favor, no despertemos a la bestia del dueloque me puede pillar a mí tambi1n5, pero esa bestia es de las que crece mientras duerme. 'lduelo se apropia sibilinamente del afectado y es enorme la cantidad de energía queinvertimos para negarlo, para darle la vuelta a una tortilla que sabe amarga, se la mire pordonde se la mire.  :eremos cmo negar un duelo es un mal negocio. )ale muchísimo más a cuentareconocerlo, aceptar la pena, sufrirla, llorarla todo lo que haga falta y concederle un lugaren nuestro interior, donde permane"ca bien despierta y empaquetada, para entonces poderdearlo definitivamente en el trastero. $ero en el trastero, no en el saln. ( en la cocina. (en la cama. ( en la entrada. ( en la alfombraH  'l duelo es un proceso normal, doloroso, largo a veces @muy largo, pero pasaero. La depresin, en cambio, es un estado alterado de la afectividad. 's importante noconfundir duelo y depresin; confundirlos, igualarlos, lleva a consecuencias perudiciales para el interesado9 medicali"acin de un sufrimiento que es normal, uso inadecuado defármacos que no pueden desbloquear problemas abordables en un tratamiento psicolgicoo, en el otro e0tremo, triviali"acin de una patología empleando m1todos psicolgicos encuadros psiquiátricos que precisan tratamiento farmacolgico.  Me gustaría sumarme a ese coro de voces que dicen que no pasa nada, que, poniendo un poquito de nuestra parte y de buena voluntad, esto se supera en un par demeses. 7ue siguiendo unas cuantas reglas y suetándonos a unos cuantos pensamientos @positivos, siempre positivos, saldremos indemnes del sufrimiento que nos provoca unaruptura. Me gustaría, digo, porque así este libro estaría más a la moda y más acorde con lostiempos que corren, en donde se nos vende la ilusin de omnipotencia de que todo está ennuestras manos, de que no hay más que querer para poder, de que solo es preciso seguir lasinstruccionesH Me gustaría porque eso tiene meor prensa, porque es un mensae másreconfortante. 'sa lectura serviría de alivio a quienes me leyeran; de alivio pasaero, tipoaspirina, pero alivio al fin. Me gustaría, pero no puedo. 'se libro ideal me dearía fuera amí, a mis pacientes y a muchísima gente que sufre despu1s de una p1rdida y que noentiende muy bien por qu1 sufre tanto. Dearía fuera a quienes, despu1s de a!os de unaseparacin, siguen enganchados en peleas encarni"adas con abogados. 7uiero dar cabida eneste libro a aquellos que despu1s de mucho tiempo de haberse separado no consiguenretomar las riendas de su vida, a todos aquellos a quienes les cuesta tanto olvidar.  'n cualquier caso, veremos que olvidar es posible, que la vida no termina con eldolor del duelo, sino que en muchos casos empie"a allí. :eremos que la reconstruccin dela propia identidad despu1s de una ruptura es una aventura que vale la pena disfrutar porqueaún queda mucho por descubrir y mucho por vivir, independientemente de si la vida se

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rehace en parea o en solitario.  ( una aclaracin final. &omo siempre, hablaremos de mueres, aunque tambi1nest1n incluidos los hombres. &omo siempre, sabemos que las generali"aciones son pecado.&omo siempre. $ero tambi1n sabemos que hay pecados inevitables que acortan loscaminos. $ecados veniales que se cometen en aras de la comodidad y de la simplicidad del

te0to. Dicho esto, ya no me sentir1 obligada a incluir una y otra ve" el 2ellos5, 2ellas5, el2no todos5, 2algunos5, 2a veces5, y ese largo etc1tera de coletillas que caracteri"an a lo políticamente correcto y que interrumpen la fluide" de la lectura.  'spero que este libro no dee indiferente al lector, pero, sobre todo, confío en que nole va a dear desamparado. 'ste libro le va a acompa!ar, no solo durante su lectura, sino alo largo de la vida. Los duelos forman parte de la vida, y cuando pase usted por otro2barranco5, o por cualquier otro duelo, lo que ley en estas páginas volverá a servirle deconsuelo, y qui"ás de linterna de emergencia.

 

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 &apítulo J

  3$B< 78K &8')%A %A?%B BL:-DA<4

"lvidarte me cuesta tanto#

  M'&A?B

 

 No e$iste momento del d%a en que pueda apartarte de m% 

  &B?%-/B '? LA D-)%A?&-A

 

La mayoría de los correos que recibo pertenecen a mueres que no han podido pasar página. &omo si sus dedos estuvieran adheridos al papel, presos de una suerte de rigide" post mrtem, no son capaces de moverlos para que la página de ese mal amor quede atrás.'s como si hubieran deado una parte de su vida en una casa de empe!o. 'se tro"o de suvida es suyo, sí, pero no pueden usarlo. $asa como con el relo del abuelo9 lo que se ha

empe!ado no está al alcance de su due!o y no se puede usar. )u vida es suya como lasortia de la abuela, pero un aeno la tiene secuestrada aunque a 1l no le sirva para nada.'so que es tan valioso para ella y que ha cuidado durante tantos a!os, el otro lo tienearrinconado en un armario oscuro de su casa de empe!o, no le hace ni caso y ni siquierarecuerda muy bien dnde está. &omo ocurre en todas las casas de empe!o, la muer quequiera recuperar ese tro"o de su propia vida tendrá que pagar un precio. A quienes vemos la película desde fuera nos parece que vale la pena pagarlo. @'s tanto lo que está en uego @'stanto lo que se está perdiendo @'s tanto lo que sufre y lo que podría ganar a cambio )inembargo, a la interesada, el precio del olvido le resulta e0cesivo.  'scuchemos algunos testimonios9 

 Adela  'l dolor se aplaca con el tiempo. $ero no es suficiente. 7uisiera que /abrieldesapareciera para siempre. 7uitarle las cosas que yo misma le puse y verlo como es, comorealmente fue conmigo. 's raro que todavía me afecte tanto, porque ni muchísimo menosvolvería con 1l. ?o es amor lo que me une a 1l, es que a mí siempre me ha costadodesprenderme de las cosas inservibles. %engo la sensacin de que si tiro algo, pongamos,unos apuntes del colegio o unos vaqueros de cuando era adolescente, pierdo algo de mí. 'scomo si, conservando todo lo que conservo, me conservara a mí misma. &omo si todo lo

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que he tenido alguna ve" fuera yo misma. 'so es lo que me debe de pasar con losrecuerdos. 

%iene ra"n Adela, y su argumento e0plica parte de la dificultad que tenemos paraolvidar un mal amor. De alguna manera, estamos modelados por lo que hemos vivido y,

sobre todo, por aquellos a quienes hemos amado. Dice Leader CN que así como 2eres loque comes5, tambi1n 2eres aquello que has amado5. 'n esa medida, aferrarnos al recuerdode un amor perdido es una forma de preservar una parte de nosotros mismos, más allá decualquier deseo de regresar unto a ese hombre que nos quiso tan mal. 

 &eticia  ?o quiero seguir sufriendo por 1l, no quiero que me siga afectando, quiero que seaun cero a la i"quierda en mi vida. $ero, despu1s de dos a!os, sigo pensando en 1l, pregunto por 1l, busco encontrármelo en alguna reunin de trabaoH <econo"co que yo sigoenganchadaH 

'n ocasiones, el doliente llora, y no sabe muy bien por qu1 llora. )ufre y no sabequ1 es lo que le hace sufrir tanto. Algo ha perdido, pero no tiene muy claro qu1 fue lo que perdi. Lo cierto es que 2seguir enganchada5 como Leticia y mantener vivo el recuerdo esuna manera de preservar un cierto vínculo con el ausente.  Btras veces, a la pena se le suma el castigo que el sufriente se propina a sí mismo,como en el caso de Maite9 

3&mo puedo estar sufriendo tanto por ese sinvergOen"a4 @Despu1s de todo lo queme hi"o $or supuesto que estoy furiosa con 1l, pero, sobre todo, estoy furiosa conmigomisma. ?o s1 cmo pude aguantar su maltrato. ?o me lo perdono. Más que echarlo demenos o recordarlo, lo único que pienso es9 @soy idiota @Debo de ser muy idiota ?o deode torturarme por no haber terminado esto mucho antes. 

&omo si el sufrimiento del abandono o de la despedida no fuera suficiente, eldoliente padece tambi1n el dolor de la humillacin a la que 1l mismo se somete. &on laquea y con el reproche hay que tener buena puntería y dirigirla en la direccin correcta.8na cosa es reconocer nuestra participacin en los hechos que hemos vivido y otra muydistinta torturarnos.  &uando los psicoanalistas nos encontramos ante un duelo imposible de manearsospechamos que el sufriente no solo ha perdido a un ser amado, sino que, además, ha perdido una parte importante de sí mismo. 'sa parte que le había regalado a su amor, eseaspecto de sí mismo del que se había desprendido y que había puesto como una ofrenda alos pies del amado. <ecordemos que durante el enamoramiento la entrega pretende sertotal. )e entrega la voluntad y el deseo, los sue!os, el futuro, los oos y las manos. 'lenamorado es un esclavo a merced de los deseos de su amor. )in que nadie nos lo pida, nosvamos regalando a gaos a la otra persona y, en el meor de los casos, se produce unintercambio con los gaos que el otro nos ofrece. Así, cuando el amor se acaba, cuandoalguno de los dos parte o cuando ambos deciden que no es posible continuar, la sensacinde p1rdida puede ser muy intensa, y no solo concierne al que se va, no solo lo perdemos a1l, sino que afecta tambi1n a esos aspectos nuestros que en su momento ofrendamos alamado y a esos aspectos del amado que hacen de nosotros quienes somos. &omo dice el

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 bolero9 2&on qu1 triste"a miramos un amor que se nos va. 's un peda"o del alma que searranca sin piedad5.  'l 2amor que se nos va5 no solo nos arrebata su compa!ía y su calor, no se llevaúnicamente a su persona, sino que tambi1n arrastra a parte de la nuestra, un mendrugo denosotros mismos se va con 1l. $or eso nos sentimos mancos, vacíos, incompletos, sin ese

2peda"o del alma5 que nos hemos arrancado en la despedida y que el otro se ha llevadocomo por descuido en los bolsillos.  &uando el ser amado se ha ido, de 1l no nos queda más que su recuerdo y su sombra pesando sobre nuestros hombros, ti!endo de oscuridad la vida que tenemos alrededor. )usombra cae sobre nosotros como un nublado y ensombrece todo a nuestro alrededor; lo quehacemos, lo que pensamos. Btro bolero lo dice meor que yo9 2)ombras nada más, entre tuvida y mi vida. )ombras nada más, entre tu amor y mi amor5.  ( sumido entre las sombras, el futuro se vislumbra fatal. ?o se distinguen loscontornos del camino y todo alrededor nos resulta turbio, oscuro y peligroso.  <ecuerdo a una paciente que describía muy bien el sentimiento 2sombrío5 delduelo. María pecaba de intermitencia, y su relacin estaba sueta a los baches y a lossubidones que le son tan propios a ese pecado. 'l 2Ahora te quiero, ahora te deo y ahora tevuelvo a querer5 era el pan nuestro de cada día en su relacin de parea. $ara ustificar susregresos me e0plicaba9 

&uando me separo de 1l es como si la vida transcurriera en blanco y negro. /risclaro, gris oscuro, algo de blanco por allí, mucho de negro por alláH ?o s1, todo se vetriste, feo, apagado. )í, es como una película en blanco y negro. 'n cambio, cuando vuelvocon 1l, mágicamente la vida recobra sus colores, todo se ve precioso, como con más brillo,con más lu". 

6ay que decir que su 2vida en colores5 parecía un cuadro de $olloc=, muy colorido,sí, muy intenso, pero tremendamente atormentado. )in embargo, la ausencia de su adoradotormento lo oscurecía todo y deaba su vida en blanco y negro, como a media lu".  Btras veces el autorreproche ese 2)oy tonta, cmo me puede haber pasado5 noes más que el reverso de lo que sería el reproche al otro9 2's que es tonto, cmo me pudohaber deado5. 3$or qu1 nos resulta imposible formularlo como reproche4 $orque, enalguna parte, no reconocemos la separacin. &omo todas las operaciones misteriosas delalma, esta consiste en que, aunque una parte de nosotras sabe y reconoce que nuestroamado se ha aleado, otra parte siente y sobre todo se comporta como si 1l no hubiera puesto el rtulo de 2+-?5 a nuestra historia, sino como si nosotras colocáramos el cartel de2&B?%-?8A<P5. La separacin parece poner de manifiesto cuánto de nuestra historia deamor se había construido sobre una impostura. ?o estábamos viviendo una historia de amor con una persona corriente, sino con un se!or al que habíamos entregado 2hacienda y vida5,con la única condicin de que aceptara interpretar de ve" en cuando el papel quenosotras habíamos escrito para 1l.  )i pensamos9 2Kl no se ha ido, es que yo he for"ado que me dee porque soydemasiado egoísta, estricta, celosa, responsable, desordenada, fría o cari!osa, sincera oimpacienteH5. La pelota estará en nuestra cancha y seguiremos siendo soberanas, aunquesea a costa de 2hacienda y vida5. )oberanas, aunque nuestra autonomía se redu"ca aadministrar cmo y cuándo perderemos la dignidad, cmo y cuándo perderemos nuestralibertad. ?osotras somos las únicas directoras de la película que nos montamos. Al

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 protagonista le pagamos honorarios desorbitados que sacamos de nuestra propia hucha9dignidad, libertad, respeto, cari!o. 'l problema es que cuando hemos invertido tanto ennuestra superproduccin, no es fácil abandonar el proyecto solo porque el protagonistatenga dudas, porque no se quiera comprometer, porque tenga estallidos de clera o porqueest1 dispuesto a escuchar otras ofertasH -nsistiremos9 23&uánto más tendr1 que pagar4 @Lo

 pago @Me da igual @'mpe!ar1 mis ahorros, mi seguro de vida, las oyas de la familia, los bonos del estado y los fondos de pensiones @Lo que haga falta5. &uando, a pesar de todolo que le hemos dado y de haber complacido sus caprichos desorbitados de  superstar, comprobamos que nuestro protagonista ya no está con nosotras y vemos su foto en el cartelde una película serie * unto a una actri" de segunda, entonces trasladamos el rodae anuestro interior. A nuestro estudio particular de filmacin. 3)in el actor4 @?o importa @?ifalta que hace @La imaginacin al poder La discusin que antes se dirimía fuera, entreactor y directora, ahora se solventará dentro, entre la directora y su dolor. 'ntre la directoray su sensacin de abandono. 'ntre la directora y todas las prendas propias con las que habíaadornado al actor principal para el espectáculo.  -nsistimos en recordar, en rumiar los recuerdos, en repasarlos y en multiplicarlos.Mantenemos el vínculo a trav1s del recuerdo, aunque sea imaginario, aunque sea paraodiarle o para odiarnos. <ecordar es encerrarnos en nuestra habitacin a proyectar, una yotra ve", las tomas falsas, a editar y a montar las películas que hicimos con 1l, o que nohicimos. -ncluimos fotogramas, cambiamos los diálogos y las bandas sonoras. 3( si elguin hubiera sido otro4 3( si le hubi1ramos dado todavía más protagonismo4 3( si lacámara se hubiera detenido más en los close ups4 $odría decirse que el recuerdo es una delas formas que tenemos de postergar el duelo y el dolor del vacío. Aferrada al recuerdo, alas vieas cintas de película, la directora, al menos, está aferrada a algo.  Lo llamamos recuerdo, pero esta actividad fren1tica y aislada del resto de la vida yde la realidad no es el recuerdo corriente, no es la memoria, sin la que no seríamos quienessomos, sin la que no podríamos vivir. 'sta actividad que nos atrapa no es un salvavidas quese hincha en un momento de necesidad y nos ayuda a salir a flote, sino la pie"a más pesadadel naufragio. Abra"adas a ella nos hundiremos sin remedio. 'l 2barranco5 del duelo y lasensacin de soledad absoluta es una travesía larga y difícil; por eso debemos cuidarnos decargar con esos pesos el menor tiempo posible.

 

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 &apítulo

 <AQB?') )8*#'%-:A)  $A<A ?B )'$A<A<)'

 

'Ay, amor(, ya no me quieras tanto)

  'Ay, amor(, no su*ras m+s por m%)

  ?B M' 78-'<A) %A?%B

 

)epararse es difícil. @:aya descubrimiento %anto, que a pesar de lo deteriorada que pueda estar una relacin, hacemos lo indecible para no pasar por ese trance y esgrimimosun montn de buenas ra"ones para mantener unida a la parea. Desde las ra"ones afectivas,hasta las econmicas, pasando por las religiosas o las familiares9 2's que yo lo quiero5, o2(o s1 que 1l me quiere5 son las más socorridas, seguidas de9 2Los ni!os todavía son peque!os5, o 2Me da pena hacerle da!o5, 2?o voy a echar por la borda los a!os quellevamos untos5, para cerrar con las más crudas9 2's que me da miedo quedarme sola5, 2A

mi edadH5.  %odas estas ra"ones son más o menos obetivas y tienen su cuota de verdad, todasellas valen, y cada una por separado puede ser motivo para reconsiderar la situacin eintentarlo de nuevo. %odas ellas, aunque sean e0cusas, son buenas ra"ones por las cualesuna parea decide no separarse.  )in embargo, cuando el amor se ha ido y el respeto hace mucho que desapareci,cuando la convivencia es insostenible, o cuando el enga!o y el maltrato son la moneda decambio entre dos personas, esas buenas ra"ones resultan insuficientes para entender por qu1se prolonga una situacin tan infeli".  &uando hablamos de las ra"ones subetivas para no separarnos, me pregunto9 3qu1es lo que nos impide separarnos de alguien que nos hace la vida imposible4 3$or qu1

insistimos infinitamente en una relacin desgraciada4 3$or qu1 perdemos nuestro tiempointentando resucitar una convivencia que hace mucho que está obetivamente muerta4 3$orqu1 perdonamos y perdonamos y perdonamos lo imperdonable con tal de mantener al otro anuestro lado4 'n resumen, 3por qu1 una muer malquerida tiene tanto miedo de perder a sumalqueredor4 

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 3A cualquier precio4 

 ?o es lo mismo comprarse un Mercedes que un $anda, lo s1, cada uno de ellos tienesu precio. 'l que quiera un Mercedes tendrá que estar dispuesto a pagar el precioelevadísimo de un Mercedes, pero no más. %enemos que saber qu1 queremos y qu1 precio

estamos dispuestos a pagar por lo que queremos. $ero sin perder de vista que 2cualquier precio5 por un coche, por unos "apatos o por una historia de amor es siempre @siempre  un mal negocio. 2&ualquier precio5 es, sin e0cepcin, un precio demasiado alto. 'nalguna parte tiene que haber un límite. 'n algún momento hay que poder decir9 2$or ahí no paso5, 26asta aquí hemos llegado5 o 2A esto no estoy dispuesta5.  'sto me recuerda un chiste9 uno que tiene su primera tareta de cr1dito descubre que puede comprar con ella todo lo que quiere y se dedica @a pagar y a pagar, @a comprar y acomprar A fin de mes lo llaman del banco9  Biga, @que está usted en números roos  3( aceptan tareta de cr1dito4 responde 1l.  $ues algo así nos pasa cuando pagamos precios desmesurados por mantener vivauna relacin y no llevamos la cuenta de lo que estamos gastando. )iempre es meor pagar alcontado, comparar precios y revisar cada tanto el e0tracto bancario para saber cuánto nosqueda y cuánto hemos gastado, y no recibir sorpresas desagradables. $orque el e0tra, ele0ceso, el -:A o los intereses los pagaremos a costa de nuestra dignidad, de nuestraautonomía, de nuestras relaciones familiares, de nuestro trabao, de la consideracin denuestros hios, de la posibilidad de una relacin meorH A veces, trágicamente, a costa denuestra propia vida.  )i alguien nos preguntara, a priori y en teoría, si seríamos capaces de mantener unarelacin 2a cualquier precio5, todas contestaríamos al unísono un clamoroso @no 'nnuestro sano uicio, la respuesta normal es que a cualquier precio no estaríamos dispuestasa casi nada. )in embargo, si alguien te preguntara si serías capa" de dear de ponerte falda para evitar que tu novio se ponga de morros; o si pondrías una e0cusa a tu hermana para noir a merendar los ueves con ella, como han hecho siempre desde que ella se cas, con tal deque tu marido no dee de hablarte dos días; o si estarías dispuesta a abandonar los partidosde pádel de los sábados por la ma!ana con tus amigas del colegio para estar a disposicinde tu nuevo novioH entonces, muchas, demasiadas, vacilaríamos. 'n los detalles peque!os,en las minucias, es donde renunciamos a nosotras mismas y vamos pagando poco a pocoese elevadísimo 2cualquier precio5 que habíamos urado no pagar. 'scuchemos a &arola,una abogada matrimonialista de cincuenta y dos a!os9 

 ?unca pens1 que esto podía pasarme a mí. $or eso perdon1 tantas cosas, porquecreía que lo tenía todo controlado. @6e visto tantos casos y estaba tan segura de que a mí nome iba a pasar 'so le sucede a las otras, a mis clientes, no a mí. @?o a mí @?o puedo creer que yo haya llegado a este e0tremo 

B a -sabel, enfermera de cuarenta y siete a!os, acostumbrada a consolar a propios ye0tra!os, que se lamentaba de su situacin con estas palabras9 

A mis amigas les doy conseos estupendos que yo misma soy incapa" de seguir. :eomuy claro lo que le pasa a los demás, pero yoH @$are"co ciega cuando se trata de mímismaH

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 B a <ebeca, una funcionaria de tráfico, quien, a sus veintinueve a!os, afirma9

 &uando escuchaba los casos de maltrato por televisin, me daba rabia y no entendía

 por qu1 una muer deaba que la situacin llegara hasta esos e0tremos. 6oy me veo a mí

misma y no me recono"co. 3&mo no me di cuenta a tiempo4 Algunas de estas frases las he escuchado en la consulta y otras las he leído en los

correos que recibo. &omo vemos, el sano uicio, en cuestiones de amor, se tambalea. 'nasuntos del cora"n, la ra"n tiene poco que decir. La locura de amor, cualquier locura,suele obedecer a ra"ones que no controlamos conscientemente. $or eso es difícil entender por qu1 nos cuesta tanto decir @basta  'n este capítulo me gustaría que revisáramos algunas de las ra"ones que hedenominado 2subetivas5 y que nos acechan aga"apadas desde el inconsciente. 'n Mujeresmalqueridas dedico un espacio considerable a e0plicar esa característica que tenemos loshumanos de contradecir nuestras palabras con nuestros actos. Decimos que queremos unacosa, mientras que ponemos todo nuestro empe!o en hacer otra. Allí hablábamos de 2laagenda oculta5, esa en donde el orden del día se escribe a nuestras espaldas, desde lahistoria infantil de cada quien, desde las relaciones tempranas y las e0periencias másremotas. Ahora hablaremos de la resistencia inconsciente que mostramos ante cualquiercambio, de la angustia de separacin y de la ideali"acin. :eremos tambi1n cmo, si biennadie es indispensable, nadie puede reempla"ar a nadie. %ambi1n e0aminaremos qu1 se uega detrás de la coartada del 2Más vale malo conocido que bueno por conocer5. (, paraterminar, nos acercaremos a los misterios de la arrogancia. 

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 <esistencia al cambio 

'n general, nos resistimos a cualquier cambio. ?os aferramos a lo que somos, a loque conocemos y a lo que tenemos, aunque sea malo. $erpetuamos situaciones srdidas queterminan por resultarnos cmodas, porque son conocidas. 'ncontramos ventaas

ine0plicables de las costumbres más disparatadas. )abemos a ciencia cierta que nos perudican. )abemos que lo que 1l hace demasiado a menudo no se llama 2ponersenervioso5 sino colocarse, insultarme y "arandearme, pero es como fumar, da igual lo quesepamos, un e0tra!o placer nos alienta a ustificarle, nos ayuda a contarnos que en realidadlo hace porque le importamos demasiado, o porque algo habremos hecho mal. #ustificamostercamente cada uno de sus desprecios, cada uno de sus insultosH aunque nos mate. 'scomo si fu1ramos adictos a nuestros síntomas, como si nos uniera a ellos un cari!o y unalealtad fero", y no estamos dispuestos a abandonarlos así porque sí, solo porque alguien nosdiga que es 2por nuestro bien5. 37ui1n puede saber meor que uno mismo lo que a uno leconviene4 'l resultado es que en ciertos ámbitos de nuestra vida nos cuesta más cambiarque sufrir. Aunque pare"ca e0tra!o, es así, cuando se trata de ciertos temas, o de ciertas personas, preferimos sufrir que cambiar.  La resistencia al cambio es una de esas cuestiones de la naturale"a humana quesolamente pueden e0plicarse si reconocemos que no estamos hechos de una sola pie"a, sinoque tenemos dobleces y que la mayoría de nuestros pliegues se nos escapan porque pertenecen al reino del inconsciente. Las consultas psicolgicas se nutren de personas que buscan ayuda con esfuer"o y determinacin para llevar una vida meor y quesimultáneamente parecen dominadas por ese e0tra!o poder obstinado en mantener vivo elsufrimiento. &ualquier profesional del ramo conoce la e0periencia de ver cmo sus lúcidosconseos van a parar a un mar de buenas intenciones en el que su paciente no es capa" de pescar lo que realmente le conviene. De hecho, antes incluso de acudir a ese profesional,los familiares, los amigos o los libros de autoayuda han puesto a disposicin del interesadoun arsenal de soluciones y de posibles estrategias para salir del bache. )oluciones,estrategias y conseos que el paciente aprob y agradeci, pero que fue incapa" de seguir.  Me curo en salud, y les advierto que nada que tenga que ver con el inconsciente esfácil de e0plicar ni de entender, así que, como siempre, me valdr1 de eemplos de la vidacotidiana y de la clínica para e0poner este fenmeno humano con la mayor claridad posible.'n algunos de ellos no se trata de alguien que sufre por un mal amor, pero en todos se tratade alguien que e0perimenta miedo al cambio. 

So*%a est+ triste porque es *eli

 )ofía emigr a 'spa!a cuando su único hio apenas tenía un a!o. )u vida no fue

fácil. $as muchos a!os trabaando duro y ocupándose sola de su hio. &uando este era yatodo un adolescente, )ofía conoci a Miguel, separado tambi1n, que la adoraba y quego"aba de una holgada situacin econmica. 'l día en que )ofía se fue a vivir con Miguel,deaba atrás la soledad de los a!os difíciles, para volver a vivir en parea. Deaba atrás unavida llena de sacrificios y de penurias econmicas y la cambiaba por una vida cmoda y sin preocupaciones. &ambiaba una vivienda muy modesta por una casa amplia y luminosa conla terra"a llena de flores que siempre había so!ado. )in embargo, el día del cambio, cuando

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la mudan"a estuvo completada, )ofía busc el rincn más oscuro y el banquito más triste detoda la inmensa casa nueva y allí se sent y se ech a llorar desconsoladamente. Miguel noentendía bien por qu1 lloraba tanto, y ella misma tampoco era capa" de e0plicarlo. @$ero si por fin lo tengo todo para volver a ser feli" 3&mo se puede llorar por una viea casa,oscura y estrecha4 37ui1n puede echar de menos una vida áspera y complicada4 ?adie

dudaba de que aquel cambio era favorable para ella y para su hio; sin embargo, le costmeses adaptarse, aceptar las bondades de su nueva vida y disfrutarla como propia. 

-A .armen le gusta su*rir/

 &armen acude desesperada a la consulta de un psiquiatra. 'stá muy triste, tristísima

y muy angustiada. Duerme mal y no tiene ganas de nada. ?ecesita salir cuanto antes de estasituacin porque la vida está perdiendo sentido para ella. 'l psiquiatra le pauta unamedicacin y le e0plica9 2$ara que el tratamiento surta efecto, tiene usted que seguir misinstrucciones. ( mantener el tratamiento al menos por seis meses5. &armen accede,esperan"ada por esas pastillitas que prometen devolverle la alegríaH A los veinte díasempie"a a sentirse meor y tambi1n empie"a a saltarse las recomendaciones del psiquiatra.'lla sola decidi que a partir de ahora las tomaría un día sí y otro no. ( al poco tiempo lasde definitivamente. A los tres meses estaba otra ve" triste, otra ve" deprimida. De nuevoacude al psiquiatra, muy arrepentida, y con el firme propsito de que esta ve" sí seguirá al pie de la letra sus instrucciones porque no quiere volver a pasar por ese infierno. 'l psiquiatra la medica y pacientemente le vuelve a e0plicar lo importante que es mantener eltratamiento. 2)í, doctor. )í, doctor. )í, doctor5, dio ella. 'sta ve", tard un mes más envolver a hacer con la medicacin lo que quiso y, por supuesto, en volver a recaerH 

'0uan echa de menos el c+ncer(

 Despu1s de muchos, muchos meses de guerra a muerte contra un cáncer de colon

Cvarias operaciones, quimioterapia, #uan regresa a su vida cotidiana sano y salvo. Duranteel tratamiento estuvo fuerte y animado y se gan la admiracin de quienes le rodeaban. ?oobstante, ahora que se ha curado, está deprimido. ?i su familia ni el m1dico lo entienden.Ahora que #uan tendría ra"ones para estar contento, no puede levantar cabe"a. Acude atratamiento psicolgico y, poco a poco, reconoce que parte de lo que le ocurre es que echade menos su enfermedad. '0tra!a los cuidados constantes que recibía de su familia y de susamigos mientras estaba enfermo. 'stá contento de estar vivo, pero ahora ya no recibe lasllamadas que recibía, siente como si ya no se preocupara nadie por 1l. 6a regresado altrabao, donde vuelve a ser sencillamente uno más. 'stá deprimido porque ha perdido los privilegios y el halo de proteccin que le daba la enfermedad. 

 1lene -escucha o no escucha a Mi!el/

 

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  'lene y Mi=el empe"aron siendo muy buenos amigosH y siguen siendo solo muy buenos amigosH Mi=el la quiere mucho, pero le ha e0plicado hasta la e0tenuacin que noestá enamorado de ella, que le tiene mucho cari!o, pero que no siente por ella lo que ellasiente. 'lene está convencida de que Mi=el sí está enamorado de ella, pero que no lo sabe y piensa que lo único que le hace falta es un poco más de tiempo, un poco más de paciencia,

 para que 1l se d1 cuenta de lo que realmente siente y est1n untos para siempre amás. A lolargo de estos die" a!os, 'lene ha conocido a otros hombres y los ha descartado uno trasotro esperando por Mi=el contra toda esperan"a. 'lene necesit verle salir del armario con paso firme e inequívoco para creer en sus palabras. ( aun así, a pesar de que Mi=el vivehace meses con <icardo, de ve" en cuando 'lene vuelve a intentarloH 

 Marina tropiea una y otra ve contra la misma piedra

 Marina está enganchada a una de esas relaciones intermitentes como las que

describimos en Mujeres malqueridas) 8na de esas relaciones on 2 o**  que se rompe, sereanuda y se vuelve a romper, y que le procura muchísimo sufrimiento. Aun en los periodosen los que parece que hay tranquilidad, Marina sufre esperando el siguiente bache, la pr0ima infidelidad. &on cada ruptura, Marina se promete a sí misma que será la última. 'ncada ruptura, Marina vuelve mansamente, una y otra ve", a los bra"os de su verdugo. )abede antemano que la historia se va a repetir, es consciente de que no tiene salida, pero unafuer"a más potente que ella misma la obliga a volver allí, donde tiene el maltratoasegurado.  37u1 tienen en común estos casos4 3'n qu1 se parecen #uan, 'lene, )ofía, Marina y&armen4 )ofía echa de menos su soledad y su pisito oscuro. &armen dice que quiere estar bien, pero se las arregla para seguir deprimida. #uan e0tra!a los estragos de la quimio.'lene se resiste a aceptar la realidad, está tan empecinada con Mi=el que no toma en cuentani sus palabras ni los hechos. ( Marina se empe!a a toda costa en mantener una relacininfeli". )i les hubieran preguntado antes de que les pasara, )ofía hubiera dicho que ellasiempre quiso mudarse; &armen, que lo que ella teme, más que a nada, es estar deprimida;#uan, que no tenía otro obetivo que curarse; 'lene hubiera afirmado que ella lo que másdesea es formar una familia; y Marina hubiera asegurado con conviccin que ella está muycansada de sufrir. )in embargo, los hechos, sus actos, contradicen lo que todos ellos piensanconscientemente y lo que dicen. De nuevo parece que el espíritu burln del inconscientehace de las suyas y nos dificulta cualquier cambioH aunque sea para bien. A todos ellos lavida les ha abierto un camino para poder meorar su situacin, pero les estaba costandoenormemente emprenderlo y disfrutar de esa posible meoría. 

 3reud e$plica

 )igmund +reud, en la :iena de principios del RR, tambi1n se top con casos

semeantes. )us pacientes llegaban llenos de sufrimiento y deseosos de hacer lo que hicierafalta para liberarse de sus síntomas, pero una y otra ve", paciente tras paciente, 2laresistencia al cambio5 tomaba el mando. Al principio, +reud atribuy este obstáculo al

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m1todo que utili"aba en sus comien"os. 'n esos primeros a!os, instaba al paciente,mientras que estaba bao los efectos de la hipnosis, a abandonar aquello que le hacía sufrir.%ras un largo proceso, abandon la hipnosis y la sustituy por el m1todo que se sigue en psicoanálisis hasta la actualidad9 la 2asociacin libre5, que consiste en solicitar al pacienteque diga 2lo primero que se le pase por la cabe"a5. +reud pensaba que si los pacientes

estaban despiertos cuando hablaban de sus síntomas y eran conscientes de sus propias palabras, no tendrían más alternativa que hacerse responsables de sus historias; pero laresistencia al cambio, la to"ude" que seguían mostrando sus pacientes en mantenerseaferrados a sus síntomas, siguieron siendo las mismas. 'ntonces, harto de lucharinútilmente contra esas resistencias como habían hecho todos sus predecesores, +reud opt por aquello de9 2)i no puedes contra 1l, únete a 1l5, y decidi tomar en cuenta esadificultad como parte del m1todo psicoanalítico. +reud dea entrar a las resistencias al bailedel análisis, las dea bailar a sus anchas, las detecta, las pone sobre la mesa y las interpretadesde la historia infantil de cada quien. Las resistencias toman la palabra, ante la miradaatnita del paciente. La pregunta dea de ser9 237u1 hace la vida con este pobre pacienteque sufre tanto45. Ahora la pregunta será otra9 237u1 ventaa inconsciente saca este paciente al mantenerse atrincherado en sus vieos patrones4 3A qu1 oscura fuer"a interiorobedece4 3'l paciente es o no es consciente de su propia contribucin a su sufrimiento45.  'n el tema que nos ocupa, la primera ra"n para no separarnos de alguien que noshace sufrir ?B es ese alguien. 'se alguien es, como mucho, la segunda ra"n. La primerara"n, la más tena", somos nosotros mismos; nuestra propia dificultad para abandonar lomalo conocido, así sea una enfermedad.  ( es que cambiar es difícil, aunque sea para bien. ?os aferramos a lo queconocemos como si fuera lo único que e0iste; a!oramos nuestras vieas ma!as como si nossirvieran para algo; nos adherimos a los vieos amores como si todavía pudi1ramos e0traeralgo de su pulpa seca; nos escondemos tras nuestra enfermedad como si el triste beneficiode que nos cuiden, de que nos compade"can, fuera suficiente para sustentarnos. ?osentregamos al sufrimiento como si tuvi1ramos que pagar una cierta culpa que no sabemosqu1 implacable ue" interior nos impone. ?os empe!amos en repetir una y otra ve" unaviea historia infantil cuyo final siempre es el mismo9 nosotros siempre salimos perdiendo.( todo esto lo hacemos sin darnos cuenta, con la misma esperan"a ciega del ludpata deque una de las muchas veces en las que repetimos, ganaremos la mano y la historia saldrá bienH 

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 La ideali"acin 

'l enamoramiento @se ha dicho tantas veces es una deliciosa enfermedad de laque nadie querría curarse. 'ntre otras cosas, se caracteri"a por una curiosa profusin dealucinaciones. Me e0plico9 en una conversacin sosa o normalita, el enamorado escucha un

verbo e0celso. Ante un ser humano de aspecto más bien corriente, el enamorado admira una belle"a e0tica o peculiar. 'l relato de una vida catica se convierte para el enamorado enla prueba de que está en presencia de un espíritu libre y sin ataduras. 'n una e0istenciaterriblemente convencional, el enamorado reconoce a una persona segura de sí misma y defirmes convicciones. La enumeracin de los repetidos fracasos del amado conmueve alenamorado y le convence de la mala suerte y de la inusticia con la que la vida ha tratado asu tesoro. 'l enamoramiento es así, nos trastorna los sentidos; nos hace generosos yregalamos virtudes a manos llenas, decoramos al otro por aquí y por allá hasta convertirloen un ser e0cepcional. @%enemos tanta suerte de habernos topado con 1lH @%enemos tantasuerte de que nos mireH  A fin de cuentas, para el enamorado, lo de menos es la persona verdadera que tienedelante. 23&mo4 se preguntarán algunos. 3&mo que es lo de menos4 @)i la otra persona es Glo de másI @@$ero si no puede pensar en otra cosa @)i todo el día estáhablando de 1l5) Lo s1, a primera vista parece que no hay nada ni nadie más importanteque ese ser; pero si nos acercamos y observamos la trama con detenimiento, descubrimosque en realidad no se trata de 2ese5 ser. 2'se5 ser, el verdadero, el de carne y hueso, no pinta casi nada en esta historia. )e trata de 2otro5 ser. 23De otro4 3De cuál4 3De qui1n45, preguntarán) $ues de un personae de ficcin, de un ser deslumbrante que el enamorado hafabricado a su medida.  $or suerte, con el paso del tiempo, se aclara el entendimiento y la mirada puede posarse sobre el ser humano real que tenemos delante. 'n el meor de los casos, la realidadaparece paulatinamente y, poco a poco, nos hacemos con sus defectos y disfrutamos de susm1ritos. $oco a poco, diferenciamos nuestra invencin de la realidad. 2?i 1l es tanmaravilloso, ni yo soy tan poquita cosa5. Da penaH @era tan emocionante cuando era perfecto $ero en el fondo es más descansado estar con un ser humano que con un dios.  De todos modos, por mucho que recono"camos la realidad, siempre mantenemos unresquicio de ideali"acin que nos facilita la convivencia. )iempre estaremos dispuestos aenga!arnos un poco respecto a las cualidades de quien tenemos a nuestro lado.  -deali"ar al otro es un arma de doble filo. $or una parte, engrandeciendo al otro nosinflamos nosotros tambi1n9 2@Algo bueno tendr1 yo para que este se!or asombroso se fieen mí5. $ero a la ve" lo hacemos tan inmenso, que nosotros terminamos sinti1ndonos muy peque!os, porque las cualidades con las que adornamos al otro las hemos sacado de nuestro bolso, a costa de nuestro amor propio, por así decir, y le hemos dado tanto, que nuestro bolso se queda casi vacío. 237u1 puede haber visto en mí4 @)i yo no valgo la pena5. Antetanta grande"a, corremos el riesgo de sentirnos insignificantes. Además, es probable quenuestro ideali"ado se crea tan maravilloso como nosotras lo vemos y se hinche de altive" ysuperioridad, y será más probable cuanto más infantil y malcriado sea en el ámbito privadoe íntimo. %otal, @si su madre siempre lo ha visto perfecto; nosotras no hemos hecho másque reconocer esa perfeccin en la que 1l y su madre siempre han confiado.  Lo cierto es que, cuando nos separamos, nos cuesta renunciar no solo a la personareal con la que hemos pasado parte de nuestra vida, sino tambi1n a ese aspecto ideali"ado,endiosado que hemos inventado nosotros mismos y que a menudo tiene poco que ver con

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quien solemos compartir el desayuno.  $arte de lo que se pierde en una separacin es esa inversin a fondo perdido quehicimos cuando nos enamoramos. Lloramos por el hombre verdadero que se va, pero, sobretodo, lloramos porque perdemos al ser imaginario que nos habíamos inventado.Snicamente cuando lo vemos caer del pedestal que habíamos construido para 1l, lo

contemplamos en toda su humanidad y descubrimos la estafa que nos hemos infligido anosotros mismos. @)omos nuestro propio Lehman *rothers, y sufrimos la debacle denuestra economía interna particular. @?uestra inversin se ha ido al garete @'ra todo producto de una burbua imaginaria 'l problema es que nunca es fácil aceptar la ruina. 'smuy duro admitir que la única forma de tener al menos una posibilidad de salir de la ruinasea empe"ar por reconocerla y aceptarla. $ara tener otra oportunidad, primero tenemos quedeclararnos en suspensin de pagos y someternos a lo que estable"ca la ley para estoscasos. 'l otro camino es convertirnos en un *ernard Madoff sentimental, entramparnos enuna loca carrera piramidal en la que el único timado es uno mismo. 

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 2)i te vas, me muero5 

 1spera un poco, un poquito m+s,

   para llevarte mi *elicidad)

   1spera un poco, un poquito m+s,

  me morir%a si te vas)

  LA ?A:' D'L BL:-DB

 2)i te vas, me muero5 es una frase que todos los enamorados, unos más y otros

menos, hemos pronunciado, pensado o sentido alguna ve". &uando lo sentimos, no es undecir, no es una manera de hablar ni una metáfora; es que la angustia ante la separacin noshace batir el cora"n de tal manera que, literalmente, sabemos con certe"a que esa tarde nosvamos a morir.  'l 2)i te vas, me muero5 nos trae a la mente de un golpe seco la única situacin enla que un ser humano no puede sobrevivir si el otro se va9 un beb1 morirá, con todaseguridad, si su madre o un adulto que le cuide no están cerca de 1l, atendi1ndolo. 8n beb1necesita que alguien se ocupe de sus necesidades básicas, pero esas necesidades básicas nose limitan al alimento y al cuidado corporal, sino que incluyen hablarle, acariciarle,abra"arle, ugar con 1l, que la madre le haga sentir su calor, el latido de su cora"n, de surespiracin, su risa, su mirada, sus ritmosH 'n fin, todo aquello que constituye el contactoafectivo con un ser humano que lo cuida. %odo aquello que, con el tiempo y el desarrolloemocional del propio beb1, le permitirán primero sentirse y luego saberse parte delteido sentimental de otro ser humano.  'l periodo del desarrollo humano conocido como la 2angustia ante el e0tra!o5 o2angustia de separacin5, que ocurre entre los siete y los nueve meses, consiste en que el beb1, que ha sido hasta entonces sociable y risue!o con todo el mundo, de pronto empie"a adesconfiar y a mirar de reoo a cualquier desconocido que se le acerque. 'l verdaderosignificado de esa desa"n no es otro que 2la angustia a que mamá se vaya5. A partir deesta edad, los ni!os empie"an a ser conscientes de que la mamá viene y va. (a sus reclamosno son atendidos de inmediato, porque mamá ha tenido que salir a trabaar, porque está con papá, o simplemente porque está hablando por tel1fono. @'l beb1 acaba de descubrir quemamá tiene vida propia @6orror Ahí empie"a el miedo, ahí se empie"a a cavar ese precipicio con el que tenemos que convivir, que tenemos que decorar con optimismo y quehemos de atravesar con dignidad. Aquí y ahora termina el paraíso terrenal y empie"a elvalle de lágrimas que supone la autonomía del otro, o sea, el resto de la vida.  $ero si los seres humanos nos resignáramos a una e0pulsin irreversible y perpetuadel paraíso, nuestra e0istencia no sería muy diferente de la de un animal, una máquina biolgica entregada a la conservacin de la vida. 8na vida sin ningún sentido de e0istencia,sin relato histrico, sin referencia a un pasado diferente al presente. $or el contrario, loshumanos lo somos porque hemos desarrollado una cierta habilidad, que es la de recrear el paraíso terrenal cada ve" que podemos. Lo inventamos, lo decoramos con hábitos, conobetos, con lugares, con música, con libros, con "apatos, con barras de labios, con coches,

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con casas, con arte, con conocimientos, con ropa, con pasiones, con tel1fonos de últimageneracin, con i$ads. Lo animamos con familiares, con amigos, con pareas, con hiosH@<edecoramos una habitacin, y allí está el paraíso terrenal @'l primer turrn de ?avidadsabe a paraíso terrenal @%enemos una amiga nueva, y eso es el paraíso terrenal@'scuchamos las 4ariaciones Gold5erg , y hummm, así suena el paraíso terrenal 8n gin6

tonic o un 5loody mary pueden ser el paraíso terrenal. @La emocin de un primer beso es elcora"n del paraíso terrenal 37u1 otra cosa nos ofrece la publicidad4 @$araísos terrenales para todos los gustos, a todas las medidas )umergidos en nuestros paraísos particulares,todo es seguro, todo es para siempre y nada malo nos puede ocurrir. @'stamos a salvo 'lrecuerdo del paraíso perdido, el anhelo de su reencuentro, nuestra memoria de su contrastecon cada instante del presente nos impulsa a crear, a trabaar, a esperar, a esfor"arnos, aseguir buscando. 'n esto consiste el uego. 8n uego al que ugamos todos los humanos,que nos ayuda a vivir, nos prepara para lo que vendrá a continuacin, nos ayuda a e0plorarel futuro con la cartografía de nuestro pasado. ?o será la cartografía más precisa delterritorio por e0plorar, pero es meor que nada. 'n el peor de los casos, nos hace compa!íay nos consuela. ?os ayuda a planificar nuestra vida, a reformularnos relaciones, prioridadesy compromisos. $ero el uego solo funciona como tal mientras lo usemos e0actamentecomo eso, como un uego, como una actividad tentativa, transitoria, por un rato, para unode esos ratos en los que las demás e0igencias de la vida nos permiten ugar. 'l uego valemientras que sea una actividad que sabemos que hay que restringir. )i no lo mantenemosdentro de esos límites, el uego se transforma en una actividad maligna, que nos aliena, quesecuestra nuestra voluntad, que congela las demás cosas que nos importan de nuestra vida,nos empobrece, nos atonta, nos debilita. $ero los paraísosH son terrenales y, pordefinicin, efímeros. Los "apatos nuevos nos aprietan, el coche es incmodo para trayectoslargos; el helado de chocolate engorda; la amiga no es tan buena persona como parecía; laseguridad del hogar pasa de ser un refugio a convertirse en una cárcel; el primer besoestuvo muy bien, pero 1l no quiere comprometerseH @'ntonces tenemos que inventar otro paraíso ?os pasamos la vida reproduciendo un paraíso mítico que en realidad nuncae0isti, pero cuya imagen ideali"ada nos sirve de refugio mental para so!ar, para creer quehay un lugar verdaderamente seguro en el que todo es amable y todos nuestros posiblesdeseos serán rdenes cumplidas de antemano C@así que ni siquiera nos tomaremos lamolestia de desear, un lugar en el que nunca nos va a faltar de nada, ni vamos a sufrir, ninos vamos a enfermar, ni mucho menos nos vamos a morir.  'n fin, que siempre habrá unos paraísos más importantes que otros. 6ay paraísos enlos que hemos invertido mucho esfuer"o y sobre todo muchísima ilusin. &uando eldecorado de nuestra ilusin se resquebraa, cuando se abre una grieta en el cartn piedra denuestro paraíso portátil, asoma otra ve" ese horrible vacío, el terror a la soledad y el abismode la muerte.  La diferencia entre el uego, necesario, y una actividad alienante, parásita, es larenuncia, o no, a la omnipotencia; la aceptacin, o no, de que se es un ser humano corriente,un ser humano más; la aceptacin, o no, de que no somos creadores de dioses, o de que podemos ser dios por un ratito nada más y en la ficcin. De la ficcin tambi1n se vive, escierto, ahí están los creadores, los escritores, los cineastas, pero quien convierte su vida enuna ficcin únicamente consigue vivir en soledad, aislado del contacto humano real.  Ahora bien, todos los recursos tienen su precio. 'l peae de la recreacin de paraísosterrenales es que cuando un ser humano se enfrenta a una separacin, aunque el calendariodiga que tenemos más de cuarenta a!os, durante un tiempo más o menos largo, volvemos a

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tener siete meses y a sentirnos indefensos, vulnerables, frágiles. 'se miedo que se apropiade nuestra respiracin, ese esperpento que nos habita, es una angustia de muerte en todaregla. 'stamos convencidos de que, sin el otro, nos vamos a morir, y punto.  ?o me refiero al miedo que puede sentir una persona a empe"ar a vivir sola despu1sde una separacin. 6ay mueres casadas que no son capaces de dear al amante; otras que

viven con amigas en un piso compartido y no abandonan al novio que las maltrata; oquienes viven en la casa familiar y mantienen relaciones infelices durante un tiempo prolongado. Bbetivamente ninguna de ellas está sola y, sin embargo, no se atreven a dar el paso por miedo a la soledad. La soledad que tanto nos inquieta es de otra naturale"a, muchomás misteriosa, más temida y a la ve" más conocida, es la soledad del desamparo y de ladependencia e0trema del beb1. Ante el terror que nos despierta esta soledad ancestral,ningún argumento racional es suficiente. 'sta 2supersoledad5 está vinculada aldescubrimiento infantil de la autonomía de la madre.  La p1rdida de un ser querido cualquier separacin nos pone delante de los oosuna de las peores realidades con las que tenemos que convivir los seres humanos9 laautonomía del ser amado. La autonomía de la vida, que no nos pide permiso para darnos ni para quitarnos nada. 'l otro puede ir, venir, regresar, escaparse, enfermarse, quedarse,morirse, no aceptar irse. 'n nuestro mundo emocional persiste siempre @bendito seaun nivel infantil de fenmenos. 'n ese nivel infantil, no necesariamente queremos tener alotro siempre a nuestro lado, lo que pretendemos antes que nada es tener al otro a nuestradisposicin. 'l ni!o que todos llevamos dentro desea controlar a ese otro a su antoo, ponerlo y quitarlo según le venga bien. Apartarlo con indiferencia cuando nos sobra, yabra"arlo con desesperacin cuando oscurece; como hacíamos de peque!os con nuestroadorado osito de peluche. Durante el resto de la vida, la autonomía del otro nos acecha9nadie es due!o de nadie.  :ivimos de espaldas a esta verdad, como vivimos de espaldas a la muerte, porque esla única manera de vivir. Llenamos el vacío que esa verdad supone con seres queridos, conamigos, con la parea, con la pasin que sentimos por la ardinería o por la literatura delsiglo R-R. ?os resguardamos de sus efectos gracias a esa barandilla prodigiosa que teemosalrededor del abismo y a la que llamamos rutina de la vida cotidiana. $or eso es tanespantoso el sufrimiento que supone una separacin. $orque en un segundo, sin preguntarnos, sin pedirnos permiso, la vida nos dea a la intemperie.  'se hombre desalmado, soso, sinvergOen"a, aburrido, gordito o flaco, calvo o peludo, infiel o dependiente, que tanto nos hi"o sufrir y que acaba de hacernos el favor deabandonarnos, no ustifica tanto dolor. 'se ser en particular no merece tantas lágrimas.$erder de vista a ese se!or en concreto no e0plica esta angustia, este miedo a despertarnos por la ma!ana o a tomar el metro. @$ero si ni siquiera era tan bueno en la cama @$ero si notomaba en cuenta nuestros sentimientos y nos trataba fatal @$ero si la vida unto a 1l era uncalvario @$ero si era aburrido y solo sabía hablar de sí mismo 3&mo es que ahora lededicamos tantas horas al día de pensamientos y de recuerdos4 3&mo es que por su culpasufrimos esta horrible sensacin de que ni nuestra ra"n ni nuestro sue!o nos pertenecen yde que nunca más podremos ni dormir ni concentrarnos debidamente en una tarea4  ?o se entiende. $ara comprender todo ese dolor desbordado, esa bota que nosoprime el pecho y nos impide respirar, ese terror de vida o muerte, toda la medida dele0ceso de dolor, toda la dimensin de angustia que no se puede e0plicar racionalmente,tenemos que saber que no es únicamente 2ese5 abandono o 2esa5 separacin particular loque nos está destro"ando, sino la capacidad que tiene 2esa5 ruptura para revivirnos de un

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 pluma"o %BDA) las p1rdidas anteriores y sumirnos en el lecho infantil de soledadancestral, con sus miedos, con todos sus monstruos, y sin ningún osito de peluche a la vista. 

 Pilar, treinta y ocho años, pro*esora de instituto

 $ilar lleg a mi consulta meses despu1s de separarse de Antonio. +ue ella quien

decidi separarse y sabía que había tomado la decisin correcta. 6acía mucho que sabíaque no lo quería y, además, estaba harta de sus celos y del control que pretendía eercersobre ella. Aun así, se preguntaba si no sería meor volver con 1l, porque la angustia quesentía desde que 1l se había ido de casa no la deaba vivir. %enía miedo de volver con 1l ode aferrarse al primero que le pasara por delante, como solía hacer, solo para noangustiarse. &uando le pedí que me hablara un poco de su angustia, me dio9 2&uando estoysola, es como cuando te asomas a un precipicio, que tienes miedo de tirarte. )i estoyacompa!ada, aunque sufra, no me da miedo5.  'ntendimos que Antonio, que cualquier Antonio, hacía las veces de una rea firme al borde de ese abismo que es para ella la vida con autonomía, y a la que $ilar, por su particular historia infantil, tanto teme. ?o le echaba de menos a 1l, sino a la funcin que 1lcumplía en su vida. La presencia de un hombre, a modo de rea firme, le proporcionaba lasensacin de control, vigilancia y alerta que habían venido eerciendo, de forma sucesiva,una madre tempranamente fallecida, una abuela que la cri, una hermana mayor que la prohi, y luego un efe y un par de novios. 'sa presencia le permitía pasearsedistraídamente al borde de cualquier abismo porque sabía con certe"a que no iba asucumbir al vacío. Ahora que no había rea, la vida se le había vuelto peligrosa y teníamucho miedo. 'l obetivo del tratamiento consisti en que $ilar pudiera levantar su propiarea para resguardarse; así podría elegir una parea y no aferrarse al primero que le pasara por delante, y sería capa" de establecer relaciones de igual a igual y no de 2ni!a aterradacon rea protectora5. 

 &os peluches de &uc%a

 Ahora voy a contarles la historia de Lucía, una ni!a que atendí en la consulta y de la

que aprendí el verdadero significado de la palabra desamparo. )u historia nos servirá demetáfora y nos permitirá comprender por qu1 nos afecta tanto la p1rdida de un ser querido y por qu1 ponemos todo de nuestra parte para evitar tomar verdadero contacto emocional conesa p1rdida.  Lucía es una ni!a de siete a!os que viene a mi consulta porque el miedo no la deadormir. ?aci en 'tiopía y sus padres la adoptaron con die" meses. &uando la conocieron,Lucía tenía unos surcos en carne viva, infectados, a cada lado de la cara, desde el e0tremoe0terior del oo, hasta la orea correspondiente. 'ran los surcos que, silenciosamente,habían forado sus lágrimas. 8na tras otra, tras otra, tras otra, sus lágrimas fueron2haciendo camino al llorar5. 3&uántas lágrimas hacen falta para horadar la piel4 ?o lo s1, pero seguro que fueron muchas las lágrimas de Lucía que nadie sec, que nadie consol.  ?unca olvidar1 nuestro primer encuentro. (o salí a recibirla a la sala de espera, la

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invit1 a pasar al cuarto de uegos e intercambiamos las frases suficientes como para que lani!a advirtiera mi acento latinoamericano. 'ntonces me mir inquisitivamente a los oos ysentenci9  @%ú no eres de aquí  (o le devolví la mirada y le respondí9

  @?i tú tampoco  ?os reímos con complicidad9 ya teníamos algo en común, y ese fue el comien"o deuna gran amistadH  De Lucía llamaban mucho la atencin sus oos enormes rodeados de unas oerasadultas, oeras de quien ya lleva mucho sufrido y llorado en la vida. ( es que Lucía nodormía. )e pasaba la noche comprobando si sus padres estaban vivos, si no había entradoningún ladrn en la casa, y si la puerta de la entrada seguía con el cerroo echado, como lohabía deado su padre delante de ella antes de irse a dormir. Lucía usaba todos los recursosa su alcance con la intencin de asegurarse de que esta ve" estos padres nuevos no la iban adear; de que esta ve", si ella lloraba, alguien secaría sus lágrimas. Lucía me cont que paraconciliar algunas horas de sue!o, tenía un truco9 llenaba su cama de peluches. A los padresles pareci que no era suficiente con que ella me lo contara para que yo entendierae0actamente a qu1 llamaba la ni!a 2llenar la cama de peluches5, y un día la madre meofreci una foto que le habían tomado mientras dormía. 'n un principio me pareci unae0ageracinH @hasta que vi la foto 8n ardín de felpas de colores, una selva de animalesapretados, unos encima de los otros y todos arracimados en torno a una carita negra, a unos pelitos negros que debían ser de Lucía. ?o eran cinco o seis peluches, ni die" ni doce; eraimposible contar uno por uno todos los mu!ecos que Lucía tenía hacinados en su cama ycon los que se acompa!aba para aplacar su miedo y conseguir dormir por unas horas.  Lucía me cont que con cada peluche mantenía una relacin peculiar. )abía elnombre y la procedencia de cada uno de ellos y no los quería a todos por igual. 6abía unoscuantos, muy pocos, unos tres, que resultaban indispensables; eran los que coronaban lacabecera de la cama, a los que se abra"aba para dormir. 'sos tenían que ir con ella sidormía alguna noche en casa de la abuela. 6abía otros muchos más muy queridos; conesos ugaba. 'ran peluches tan importantes como la persona que se los había regalado. (despu1s estaban 2los demás5, que no eran tan buenos guardianes, pero, aun así, noconsentía en desprenderse de ninguno. )u cama tenía que estar alicatada de peluches. )i un par de centímetros de la cama quedaba a la intemperie porque algún mu!eco estuviera fuerade lugar, a Lucía le entraba el pánico y nada la podía consolar.  Al conocer la historia de los peluches de Lucía, comprendí hasta qu1 punto, enalgún momento de nuestra vida, todos somos Lucía. &omprendí que eso, e0actamente eso,que hacía ella con sus peluches es lo que hacemos todos Clos grandes y los peque!os connuestros miedos y con nuestras relaciones. -ntentar1 e0plicarme9 cuando Lucía era todavíaun beb1, e0periment de la forma más cruel y en carne viva el terror a morirse. ( así comosus lágrimas habían hecho surcos en su piel, tambi1n el terror de estar sola había deadohuella en ella. 

8nos más, unos menos, todos convivimos con un cierto abismo, como Lucía, como$ilar, pero la inmensa mayoría de nosotros no tuvo más que fugaces, @fugacísimase0periencias de ese abismo. Apenas retrasos, distracciones, no ya de la presencia concretade nuestra madre, sino de su contacto emocional. %odos nosotros tenemos constancia del

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abismo, pero solo unos pocos, como Lucía, como $ilar, estuvieron engullidos por 1l, más omenos tiempo. Así, las relaciones que foramos a lo largo de nuestra vida cumplen la mismafuncin que cumplían las pareas de $ilar y los peluches en la cama de Lucía9 cada uno denuestros familiares, de nuestros amigos, de nuestras pareas, de nuestros hios o nuestroscompa!eros de trabao nos protegen del abismo, nos acompa!an, hacen una barrera que nos

resguarda del v1rtigo. &ada una de las relaciones significativas que establecemos ocupa unlugar en ese lecho imaginario del vacío y está representada por su peluche correspondiente.&omo en el caso de Lucía, hay unos peluches más queridos y más importantes que otros.'stán los indispensables, los que marcan el norte y sin quienes nos sentimos completamentea la intemperie Cla parea, los padres, los hios, los amigos íntimos. ( están los otros, un poco más intercambiables, pero que, al igual que los mu!ecos de Lucía, reconocemos,valoramos y preservamos con cari!o.  %ambi1n nosotros ocupamos el lugar de un peluche en el lecho de soledad de cadauna de las personas con las que nos relacionamos. $ara algunos, somos uno de los pocos peluches indispensables; para otros, solo somos necesarios y, para el resto, seremos peluches intercambiables, pero con alguna funcin que cumplir.  &uando se produce una p1rdida o una separacin, cuando uno de nuestros peluchesimportantes desaparece, perdemos muchas cosas con 1l. $ara empe"ar, su ausencia nos deade nuevo sin reas, ante el temido precipicio de la 2supersoledad5. 'l orden que habíamosconseguido se ha roto, literalmente se nos mueve el suelo y perdemos pie. 'sa sensacin, ensí misma, ya sería suficiente para llorar, para asustarnos y para quitarnos el sue!o, como le pasaba a Lucía, o para angustiarnos como hace $ilar.  $ero no es solo eso lo que perdemos; además, la funcin que esa persona eercía ennuestra vida queda desatendida, el lugar e0acto que ese peluche ocupaba en nuestro lechoqueda al descubierto. )i es una amiga que solía llamarnos los domingos por la tarde,siempre para contarnos sus penas, 3qui1n nos va a llamar ahora los domingos por la tarde para contarnos sus penas, 2las de ella54 37ui1n nos proporcionará esa ocasin de sentirnos buenas, comprensivas y capaces de consolar4 3A qui1n vamos a preguntarle9 237u1 me pongo454 37ui1n nos va a acompa!ar a comprar tonterías indispensables en -=ea4 3A qui1nvamos a contarle la última reconciliacin con el marido o la primera pelea con la nueva efa4 )i con una amiga la lista puede ser interminable, la lista de la parea, de los padres, esinfinitaH ( cada ve" que nos topemos con uno de esos terribles agueros que nos ha deadoel que se fue, cr1anme, tenemos derecho a llorar, a patalear y a asustarnos como lloraba y pataleaba Lucía.  %engo una amiga que acaba de perder a su padre. A pesar de que ya era muy mayory llevaba tiempo enfermo, y que su muerte se esperaba de un momento a otro, mi amigaestá desolada y le parece que cada día lo lleva peor, cada día descubre una nueva faceta porla que le echa de menos. La última ve" que habl1 con ella me lo contaba con estas palabras92's como si antes hubiera habido un árbol frondoso y firme. 8n árbol en el que te podíasrecostar y en el que podías confiar para resguardarte. Ahora me talaron el árbol y estoy a laintemperieH5.  Además de quedarnos sin ese árbol, sin su tronco firme y sin su sombra, y de perder el peluche y la rea, cuando alguien se nos va, nos dea desempleados de las funciones quenosotros cumplíamos respecto a 1l; deamos de ocupar nuestro sitio de osito de peluche enel lecho del ausente. Deamos de ser 2ese5 que solía recostarse de tarde en tarde en eltronco firme de aquel árbol. 37ui1n va ahora a hacernos sentir solícitas4 37ui1n va ahacernos sentir atentas4 3A qui1n vamos a hacer reír4 37ui1n nos hará sentir divertidas4 3A

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qui1n vamos a abra"ar por las ma!anas entre dormidas y despiertas4 37ui1n nos hará sentircari!osas4 37ui1n nos hará sentir atractivas, se0is y capaces de despertar pasin4 (a noseremos más 2mi flaca5, 2la gorda5, 2bonita5 o 2mi bella5 para nadie. @Btro aguero @Btrafalta que nos remite, cmo no, al aguero y a ese abismo primitivoH &ada p1rdidaamena"a la imagen que tenemos respecto a qui1nes 1ramos nosotras para el ausente y lo

que significábamos para 1l. 'ste aspecto de la p1rdida supone que tendremos quereconstituir, en otros t1rminos, con otros personaes, lo que fuimos para el ausente. 8n proceso difícil y doloroso que implica poner sobre la mesa, al descubierto, las presuncionesinconscientes de cmo nosotras imaginamos que nos ven los demás. 'ntonces, 3cmo novamos a llorar4, 3cmo no vamos a asustarnos4, 3cmo no vamos a postergar lo más posible cualquier separacin4  'sta parte del proceso del duelo queda bien representada con lo que se conoce comoel 2síndrome del nido vacío5 que aparece en algunas mueres cuando sus hios se hacenmayores y se van de casa. 7uedan despoadas de su identidad de madres cuidadoras,desempleadas de sus funciones del 2Abrígate5, del 2<ecoge los "apatos5 y del 2)írvetemás tortilla, que te estás quedando en los huesos5. $ara estas mueres es muy importante lallegada de los nietos, porque las rescatan de la 2cola del paro5 de la maternidad y lesofrecen un empleo como abuelas, a tiempo parcial y muy bien remunerado por los peque!os.  'l miedo ancestral a quedarnos solos, el miedo a la 2supersoledad5, remite a aquelmomento de la infancia, cuando quedarnos solos podía significar la diferencia entre la viday la muerte. 8n miedo que en la vida adulta mantenemos sepultado en el inconsciente yque, en el meor de los casos, se despierta con los duelos, con los cambios, con lasseparaciones. 'ste miedo tiene su cara amable, porque es lo que nos empua a2pertenecer5 , a crear, a buscar9 el sentimiento de pertenencia es un buen antídoto contraeste temor. 2$ertenecemos5 a una familia, a una parea, a una saga, a un grupo de amigas, aun país, a un equipo de fútbol, a la promocin de un colegio, a la facultad de unauniversidad, a una empresa o a un grupo de chat  en el ThatsAppH 'sas pertenencias nosconforman y hacen de nosotros quienes somos. &ada una de esas pertenencias son los hilosque nos mantienen hilvanados al suceder de la vida, más allá del vacío, de la soledad y delmiedo. %ambi1n teemos redes con los hilos de las actividades creativas. 6ilos deconstruccin, de búsqueda. Aficiones, proyectos, actividades lúdicasH @&ientos de estoshilos nos sostienen y nos mantienen a salvo del abismo  &uando alguien nos dea o se nos va, rompe algunos de esos hilos; es por eso que nosolo sentimos dolor, la pena por la ausencia no lo es todo. Lo peor, lo que nos hace la vidainsufrible, es que, además del dolor, nos atena"an el v1rtigo y una angustia de muerte. ?o podemos respirar con normalidad, la boca del estmago es un hervidero de grillos, lasmanos dean de ser nuestras y tiemblan sin permiso. @6orror @8n peluche ha desaparecido@)e ha roto el equilibrio entre el abismo y las reas que nos protegían del vacío Ahora bien,hay personas que tienden a teer demasiados hilos en un único peluche. 8n pelucheUdiosque creamos nosotros y del que colgamos peligrosamente ante el abismo. Además, esaincmoda posicin nos impide vernos como lo hacen los demás. )i pudi1ramos vernosdesde fuera, podríamos apreciar que tenemos recursos; sabríamos que, si pedimos ayuda, vaa venir alguien a salvarnos y que no nos vamos a tirar por la ventana. )i pudi1ramos vernosdesde fuera, seríamos capaces de rescatar de nuestra propia e0periencia, o de la del resto delos peluches que conocemos, que lo más prudente que podemos hacer es desprendernos denuestro pelucheUdios, convertido en fascinante demonio, que infecta al resto de los peluches

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y carcome nuestro lecho y nuestro pecho. )i pudi1ramos, por un momento, abandonarel v1rtigo del abismo y vernos desde fuera, confiaríamos en que despu1s de la ruptura nosespera otra manera de vivir, seremos más libres, más livianos y teeremos otra red connuevas pertenenciasH 

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 ?adie es indispensable, nadie es sustituible 

Aunque s1 por e0periencia que nadie es indispensable, tambi1n estoy convencida deque nadie puede sustituir a nadie. $erdemos un novio y a los seis meses tenemos otro, vale, pero será 2otro5 novio. 'l que perdimos, con sus peculiaridades, ya no está con nosotros.

$erdemos a una amiga, @qu1 más daH @%otalH @%enemos tantas amigasH $ues no. &adaamiga es única. ( esa que se mud a vivir a ?ueva (or= nos priva de sus manías, de suforma de querernos y de hartarnos, de los momentos vividos, que solo compartíamos conella. $orque otra amiga siempre será 2otra amiga5, otro peluche. $erdemos un país y nosmudamos a otro; sí, y el otro nos recibe con generosidad, y estamos muy agradecidos deencontrar un lugar, y hacemos de ese lugar nuestra casa, y lo adoramos, tanto, que puedeque nunca regresemos al original. $ero ese nuevo país nunca podrá sustituir al propio. ?ingún país del mundo olerá como el nuestro ni tendrá los colores del anterior, ni sussabores. 6ay otros amigos, volveremos a formar una parea, habrá otros hombres y otrasmueres, la vida continúa, sí, pero ya nunca será lo que fue. $uede incluso que sea meor, pero será otra. La vida habrá de continuar )-? mi abuela, )-? #uan <amn y )-? losverdes de &aracas.  &uando nos separamos y alguien nos dice9 2?adie te va a querer como yo tequiero5, lo primero que pensamos es9 2@'so espero5, pero lo cierto es que tiene toda lara"n. ?adie nos querrá como 1l nos quiso; el siguiente nos querrá más, nos querrá menos,nos querrá meor o peor, pero siempre nos querrá distinto. &ada quien quiere o malquiere  a su manera, como cada uno se cepilla los dientes a su modo.  @Atencin (o no digo que en el cambio solo hayamos perdido. $erder de vista a unmaltratador siempre es lo meor que nos puede pasar en la vida; poder salir de un paísconvulsionado en el que reina una dictadura es una suerte. $ero necesitaremos un tiempohasta acostumbrarnos a vivir con el aguero que el cambio dea tras de sí y poder acogernosa sus ventaas. 'se tiempo es el que necesitamos para el duelo, que es lento, que se toma su propio tiempo para pasar, pero que pasa. &errar un duelo no significa olvidarcompletamente al novio que abandonamos o al amante que nos de en la estacada, comoemigrar no significa renegar del país del que venimos. Más bien al contrario, cerrar unduelo significa que podremos volver a recordar a ese novio, a ese amante, sin rencor, sinurgencia, sin temor, sin dolorH ( poder seguir viviendo sin ese novio, sin ese amante, enotro país, pero seguir viviendo. 

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 Más vale malo conocidoH 

A lo largo de mi vida profesional he escuchado la desgraciada historia de amor demuchísimas mueres. Desde fuera, resulta ine0plicable la paciencia que muestran algunasde ellas para sufrir, para esperar el milagro. )orprende la tenacidad con la que insisten en

recibir malos tratos Cno solo psicolgicos, la inocencia con la que vuelven a confiar en suagresor, en su verdugo. Desde fuera, repito, es difícil e0plicarse que no corran a pedir asiloa la embaada más cercana para ser evacuadas como si fueran víctimas de una catástrofenatural, uno no entiende por qu1 no e0igen una orden de aleamiento radical que pongatierra de por medio entre ellas y su maltratador; entre el sufrimiento y ellas; entre ellas y eldolor de soportar inurias; entre ellas y su insistencia ciega en mantener una relacindesgraciada. De las muchas mueres que cono"co, a más de una la he escuchado esgrimir elvieo argumento del 2Más vale malo conocido, que bueno por conocer5. $ero, de todas, fueLuisa quien encarn ese dicho popular de la forma más nítida y más trágica. 

Luisa lleg a mi consulta envuelta y sumergida en un gris reversible9 gris por fuera,gris por dentro. Detrás de la bruma de su pena, detrás de los =ilos que me cont que habíaganado en los últimos a!os, se adivinaba a una muer hermosa. 6ablaba poco, lento, baito; pero, cuando lo hacía, cuando se animaba a contar, uno sabía que estaba delante de unamuer inteligente y con un finísimo sentido del humor. Luisa había alcan"ado un puesto deresponsabilidad en la empresa en la que trabaaba y podía aspirar a más, lo sabía, perollevaba unos a!os estancada. Sltimamente no solo no ascendía, sino que temía ser relegadade sus funciones por su falta de concentracin. 'l caso es que descuidaba su trabao porqueen realidad no le interesaba nada de nada y había cometido un par de errores imperdonablesque hicieron saltar las alarmas. De hecho, el motivo de su consulta tenía más que ver consus preocupaciones laborales que con su vida personal.  )in embargo, a los dos minutos de entrevista, su vida personal tom la palabra yLuisa me cont que llevaba catorce a!os enamorada de #avier, un hombre casado. Kl era susubalterno cuando empe" la relacin y, gracias a ella, había escalado posiciones hasta estar muy por encima del estatus que ella ocupaba. $or lo que me cont, parecía que Luisa abría para 1l las puertas que se cerraba a sí misma. ?o le importaba, 1l merecía estar dondeestaba, aunque hubiera llegado allí no solo gracias a ella, sino a su costa. ?o era ese el problema. 'l problema era que la relacin se enfriaba con el paso del tiempo, que 1l noencontraba nunca un buen momento para separarse de su muer, que sus hios ya estabanemancipados y que 1l todavía los usaba como e0cusa para seguir en su casa. &ada ve" seveían menos, pasaba días sin llamarla, iba a su casa muy de tarde en tarde para un 2polvofuga"5 y luego se marchaba, y cada ve" que lo hacía, ella se quedaba sola, seca y triste9gris. Mucho más gris que antes de verle, porque antes de verle se ilusionaba esperando nosabía bien qu1 cambio o qu1 milagroH  Me cont que cuando ya llevaban cinco a!os de relacin C2@6ace ya nueve5, decíacon horror, ella había intentado cortar porque veía que no tenía nada que esperar y estabaharta de la clandestinidad. 'ntonces 1l no la de marchar. $ara mantenerla a sudisposicin, renov sus promesas de amor eterno, le puso fecha a su separacin, y le urque en seis meses, como mucho, estarían definitivamente untos y a la vista de todos.237u1 son seis meses más se dio Luisa, si ya he esperado cinco a!os4 %otal, más valemalo conocido que bueno por conocer. 's un buen hombre, y me gusta, yo lo quiero, y conun poco más de pacienciaH5.

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  'ntonces, ella era nueve a!os más oven, doce =ilos más delgada y no llevaba másque cinco a!os esperando. @)olo cinco, como si fueran pocos. Así que Luisa volvi con su2conocido5 particular y allí sigue, nueve a!os despu1s, esperando por 1l cada semana, a ver si le concede alguna tarde. )ola todos los fines de semana, sola en su cumplea!os y en ?avidad y en el verano y en )emana )anta. )ola cuando enferma, sola cuando vuelve de

trabaar, sola los mi1rcoles, los martes y los domingos. )ola despu1s de hacer el amor consu 2conocido5. )ola, sin amigas, porque las fue perdiendo en el camino, primero porque noquería descubrir la relacin para no comprometerle, y más adelante porque le daba pudorcontar una y otra ve" la misma historia. )ola, porque es hia única y sus padres viven fuerade Madrid y no saben qu1 es lo que pasa 23$or qu1 la ni!a no acaba de encontrar parea45, y ella no quiere decirles por qu1 sufre tanto, por qu1 está tan triste, por qu1cada ve" tiene menos ganas de vivir.  Ante este panorama, yo no pude menos que preguntarle9  8sted dice MP) :AL' malo conocido. ( cu1nteme, este 2malo conocido5, austed, 3para qu1 le vale4  ?o lo s1 me dio. A veces yo tambi1n me lo pregunto, pero, 333cmo voy acambiar a esta edad444  (a se sabe que al 2Más vale malo conocido5 solo se puede enfrentar el 2Más valesola que mal acompa!ada5, pero Luisa no quería ni oír hablar de quedarse más solatodavía. $aradicamente, #avier llenaba con su ausencia las noches y los días de Luisa, que pensaba en 1l continuamente9 23$or qu1 no viene4 3$or qu1 no me llama4 3$or qu1 noresponde a mis mensaes4 3$or qu1 no se separa4 3$or qu1 no cumple sus promesas4 3$orqu1 no me visit en el hospital cuando me operaron4 3$or qu14 3$or qu145. Las cuestionesque Luisa se planteaba respecto a #avier nadie las podía responder. ?i yo, ni ella, ni siquiera#avier.  'l propsito del tratamiento consisti en cambiar el centro de gravedad de sus preguntas. %rasladamos el foco de atencin desde ese #avier tan ausente y tanomnipresente a la ve" hasta ella misma. 'l sueto de sus preguntas ya no sería la segunda persona del singular, sino la primera9 23$or qu1 (B he soportado esta situacin durantetanto tiempo4 3$or qu1 (B sigo esperando4 3$or qu1 (B no lo deo4 3$or qu1 (B tolerosus desplantes como si fueran normales4 3$or qu1 (B tengo tanto miedo a quedarmesola45. Aunque tampoco estas preguntas tuvieran una respuesta evidente, podíamos intentar dilucidarlas entre ambas. Aferrarse a lo malo conocido supone renunciar a lo bueno deantemano.  'l vieo refrán del 2más vale conocidoH5 resume aquello a lo que se aferranmuchas mueres en situaciones desesperadas. &ada una de ellas elabora una larga lista dera"ones que aconsean mantener la relacin, pase lo que pase. La mayoría de susargumentos son motivos conscientes, que pertenecen a la esfera de lo obetivo9 2?o es paratanto5, 2&on un poco más de pacienciaH5, 28na crisis la tiene cualquiera5, 2's queestamos pasando un mal momento5, 2'l pobre está estresado5, 2Los hios, ya se sabe,separan a las pareas5 o 28n hio nos uniría y resolveríamos nuestras diferencias5, 2's queyo lo quiero5, 2(o s1 que 1l me quiere5, 2's que no sabe demostrar sus sentimientos5, 2Kl,en el fondo, es una buena persona5, 2's que uramos en la salud y en la enfermedad5, 2Losni!os todavía son muy peque!os y necesitan una familia5. &ada una de estas ra"ones tienesu cuota de verdad, pero muchas de ellas son e0cusas. )epararse es horrible, demoledor, los1, es lo que e0plica el que haya tantas pareas que se mantienen unidas a lo largo deltiempo a pesar de las desastrosas relaciones en las que están sumergidas. )ufren untos,

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 pero ese es un sufrimiento conocido y compartido. 'l otro, el sufrimiento que les esperadespu1s de la ruptura, 3cmo será4 36abrá vida despu1s de la vida de parea4 'l terror a lodesconocido les atena"a, el miedo a la soledad les parali"a y les lleva a soportar situacionese0ecrables, atrincherados en la esperan"a de que las circunstancias cambiarán, en la ilusinde que tampoco lo que están viviendo es tan horrible, en el consuelo de tontos de que hay

muchos que atraviesan escenarios peores que el propio, y en el enga!o de que 2Más valemalo conocido que bueno por conocer5. $or eso las separaciones llevan tiempo, se cuecenen el secreto de la almohada, se hilvanan en las noches de insomnio, se rumian, se postergan, se niegan, van y vienen.  *arruntamos la soledad que nos espera y nos da miedo, y el horror a lo desconocidonos hace regresar unto a nuestro verdugo, porque 3cmo puede acabarse un amor que eraeterno4, pensamos. $edimos perdn y perdonamos y rogamos una última oportunidad y ladamos. &ontra todo pronstico, desde la certe"a de su inutilidad, pero la damos, y uramosen vano9 @'sta ve" sí será la última, porque esta ve" sí va a funcionar5. 3@$or cuántotiempo4 3@6asta cuándo4 

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 La arrogancia 

 Aunque t7 tengas la culpa#

  8o te perdono de veras

   sin recordar tu traici9n)

  (B %' $'<DB?B

 Te vas, porque yo quiero que te vayas)

   A la hora que yo quiera te detengo)

  LA M'D-A :8'L%A

 

La arrogancia tenía que haber sido uno de los pecados capitales descritos en Mujeres malqueridas. Debía haber sido el pecado mayor, porque es el más común, el quesubyace a todos los demás pecados, la base del amor loco, el horno donde se cuece aquellode9 2's que yo lo quiero5, 2(o lo voy a cambiar5, 2$obrecito5, 2&onmigo este gato serádiferente5 y 2'sta ve" sí que va a funcionar5.  6ablamos de ese pecado que hace que una sierva arrodillada, amoratada, mire porencima del hombro a su maltratador. ?o lo trata de igual a igual, siente una e0tra!acompasin por su amo, se dirige a 1l con condescendencia y termina por perdonarlecualquier cosa. Desde abao desde el fondo de la suela de la bota de su maltratador,ella lo trata desde arriba, @al pobre Lo ustifica y lo compadece porque ella es muy buena yestá por encima del bien y del mal. )u altive" le permite tragarse la rabia a bocados. 'n ve"de manifestar y encau"ar la rabia hacia el maltratador, la buena muer la mastica poquito a poco, se la traga, se la queda dentro y la dirige contra sí misma.  La arrogancia es ciega, como el amor, pero es todavía más pegaosa, más adictiva;de manera que es mucho más fácil olvidar un mal amor que curarse de una soberbia perniciosa, porque es sutil y suele pasar inadvertida, aunque sus efectos sean devastadores.  &uando el orgullo no puede tomar la forma de respeto por uno mismo se convierteen arrogancia C*ion, JVWX. $ensar que uno está por encima del bien y del mal no esadmirable9 es pat1tico. 

 Marcos y :iana

  Diana lleg a mi consulta remitida por el )ervicio de Bncología del hospital en elque la habían tratado de un cáncer de mama, porque su m1dico pensaba que necesitabaayuda psicolgica despu1s de la mutilacin que había sufrido. 'staba deprimida. &uando laconocí, todavía estaba deforme, calva, hinchada, y con unos dolores horribles en las piernas, arrastrando los efectos secundarios de la quimioterapia. )in embargo, su aspectoe0terno no era lo más impresionante. 'l relato de los últimos meses de su relacin de parea

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Co de aquello que Diana creía que era una relacin de parea asustaba mucho más que su palide" y que su calvicie. &uando lleg ya estaba separada de Marcos, pero Diana estabamuy dolida con 1l.  Me cont que vivía con Marcos desde hacía unos cuatro a!os. Marcos no habíaquerido ni casarse ni tener hios, a pesar de que Diana deseaba ardientemente ambas cosas,

 pero no quería ni obligarlo ni contrariarlo. Marcos siempre tuvo mal carácter, pero ellasabía llevarlo con paciencia. ?o le hacía mucho caso a sus enfados y esperaba a que se le pasara la rabieta. $arecía que todo iba bien cuando a Diana le diagnosticaron el cáncer demama. +ue un duro golpe para ambos. Le quitaron un pecho. &uando la operaron, su madre pas un par de semanas cuidándola.  $or entonces, Marcos estaba de mal humor Cella lo comprendía porque el pobreestaría angustiado. 'ra maleducado con su suegra CDiana lo ustificaba porque el pobrehabía perdido intimidad. &uando la madre se fue de vuelta al pueblo y Diana empe" conlos ciclos de quimioterapia, Marcos habl con ella y le e0plic que 1l no quería seguir enesa relacin, que todo eso era muy complicado para 1l. Diana tuvo paciencia e intentconvencerle con buenas maneras y tristes argumentos9 estaban los dos muy estresados, ellossiempre se habían querido mucho, tendrían que darse un tiempo, elle entendía que suenfermedad lo hubiera puesto muy nervioso. ?ingún argumento suet a Marcos. $ero esono importaba, nada importaba, porque Diana estaba dispuesta a esperar a que 1l entrara enra"n. 'l caso es que Marcos no acept ningún tiempo, y decidi separarse. Diana locomprendi. %al y como había quedado su cuerpo, sería difícil para 1l volver a desearlaHAsí que se separaron. 3)e separaron4 'ra una manera de decir, puesto que la separacinconsisti en que Marcos se fue a la habitacin de al lado, se desentendi de Diana y de sutratamiento y empe" a hacer vida de hombre libre. Marcos entraba y salía de casa con loshorarios de un adolescente y procuraba no mirar los estragos que el tratamiento estabacausando en Diana. $ero Diana volvi a comprenderlo, y le permiti que permaneciera baoel mismo techo, porque el pobre 2no quería volver a casa de sus padres, sería humillante para 1l y, además, no encontraba ningún piso que le gustara5. Diana entendía que Marcosno la cuidara durante la semana mortal de la quimio; y que ni siquiera la acompa!ara alhospital, porque sabía de sobra lo poco que le gustaban a 1l las enfermedades y loshospitales. $or otra parte, ahora que estaban separados, tampoco estaba obligadoH 2(o soyfuerte pensaba Diana. (o puedo sola5. 'l problema era que, como 1l seguía viviendoallí, tampoco consentía que nadie viniera a cuidar de Diana más que cuando 1l estabatrabaando, porque el piso era muy estrecho y cada uno de ellos ocupaba una de las doshabitaciones. Diana acept en silencio. 2*astante tengo con lo que estoy pasando   pensaba Diana, no quiero más líos, ya se irá5. 2La situacin entre nosotros está muytensa como para que haya un tercero sufriendo las consecuencias decía Diana a susamigas que la cuidaban y que no entendían ese arreglo ten desventaoso para ella. (aencontrará algo que le guste y se irá5. Así pasaron no uno, ni dos, ni tres meses, sino losseis meses que dur la quimioterapia. @)'-) M')')  Diana sobrevivi a la quimioterapia. ?o sola, sino muy mal acompa!ada.  Durante meses, revisamos en la consulta toda esta situacin y alguna otra en la queDiana mostraba la misma actitud condescendiente con familiares, amigos y compa!eros detrabao. ?o fue fácil hacerle ver que detrás de tanta bondad, detrás de tanta comprensin,detrás de tanto sacrificio, se escondía una actitud altiva, omnipotente, de quien no se deaafectar por nada, ni por el cáncer, ni por la p1rdida de un pecho, ni por la quimio, ni por elmaltrato continuado del que había sido obeto.

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  8na tarde, cuando ya Diana tenía pelo y volvía a estar guapa y deshinchada, quedcon Marcos a tomar un caf1. 'sta ve" Diana no se de intimidar y no se hi"o cargo de lasculpas que 1l intentaba echar sobre sus hombros. A pesar de todo, esa conversacin, y losmuchos meses de terapia, le permitieron a Diana preguntarse qu1 hubiera pasado si ellahubiera sido un poco menos 2buena5, si hubiera comprendido menos y se hubiera

defendido más, si se hubiera mostrado un poco más frágil y no hubiera perdonado tantascosas. Lleg a la conclusin de que probablemente el final hubiera sido el mismo, pero eltrayecto hasta el final no habría sido ni tan escabroso ni tan humillante para ella. 

4i!y, treinta y nueve años. ;n año despu<s de separarse  ?o s1 qu1 me pasa, pero ahora tengo rabia, estoy con ganas de pelearme, me daigual con qui1n, solo s1 que tengo ganas de pelearme. 7uiero vengarme, no s1 de qu1, peroquiero vengarme. Antes siempre hablaba bien de Miguel, pero estoy harta de seguirsalvándole el pelleo. )e port fatal y tengo ganas de contarle a los amigos cmo fueron lascosas en realidad y que los amigos sepan que no es tan bueno como 1l se pinta, ni tanmosquita muerta. 'staba con la otra hacía tiempo. &reo que me he baado de un golpe deesa actitud bondadosa y ahora estoy en el suelo, tirada, pero acompa!ada con todos loshumanos. (a no estoy por encima del bien y del mal, ni quiero estarlo. Ahora siento rabiacomo los humanos normales y tambi1n soy capa" de pedir ayuda y compasin de misamigos. 

Durante su matrimonio, y a lo largo del proceso de separacin, :i=y mantuvo unaactitud arrogante, perdonando y protegiendo a su marido, aun despu1s de saber que hacíatiempo que 1l llevaba una doble vida. :i=y es una muer de su tiempo, muy progre, y sabeque con frecuencia las relaciones empie"an y terminan. ?o es de esas que va a perseguir almarido, ni a ponerle un detective, ni a rogarle que se quede a su lado. 'lla no se va a rebaar ni va 2a montar un numerito5. 'l caso es que, desde esa actitud, ni siquiera había podidoenfadarse con 1l ni reclamarle por su enga!o. &uando finalmente la rabia tom el mando,:i=y se sinti muy aliviada y sobre todo @muy humana 

 Mar%a 1ugenia, tres años despu<s de ha5er sido a5andonada por su marido  'stuve pensando en la arrogancia. %ú me lo has dicho muchas veces, pero, al principio, no entendía bien lo que me decías. ?i siquiera me acordaba de la palabra. )alíade aquí pensando9 237u1 fue lo que me dio4 3$repotente4 ?o, creo que fue otra palabra5.( me quedaba dándole vueltas a la palabra que habías dicho, pero no a su significado.Ahora lo entiendo perfectamente. Ahora que ya me he caído de bruces con todo el equipo yque no encuentro ra"ones para ser arrogante, lo entiendo perfectamente y me recono"co enesa actitud. 'ra muy agradable la arrogancia porque yo siempre tenía ra"n, aunque mesaliera todo mal. 'ra como que yo sabía que, en el fondo, yo tenía ra"n. La realidad seequivocaba, pero yo no. @'so estaba muy bien @7u1 tonta 3?o4 

Las palabras de María 'ugenia se e0plican por sí mismas. <econocer el e0ceso desuficiencia y deponer sus armas supone tambi1n una renuncia. María 'ugenia ha tenido querenunciar, por eemplo, a 2tener ra"n siempre5. @8na pena $ero ahora está más cerca dela realidad aunque no le guste y la toma más en cuenta, que es la única manera decambiarla. 

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 .ontra la arrogancia, hay que ponerse en sinton%a con el otro

 )i la arrogancia consiste en colocarse unos escaloncitos por encima del otro, la

manera de combatir este pecado consiste en ponerse en igualdad de condiciones. ?i más nimenos que el otro, ni más alto ni más bao, en sintonía con la situacin, con el otro y con larealidad.  2'ntonces se preguntarán, si 1l me grita, 3yo tambi1n le tengo que gritar45. ?o. )i 1l te grita, das por terminada la conversacin porque no estás dispuesta a que nadiete levante la vo". $ero escuchas los gritos, los tomas en cuenta y actúas en consecuencia.  2)i 1l me insulta, 3yo le tengo que responder con otro insulto45. ?o, si 1l te insultate vas del lugar o lo echas de casa porque no te mereces que nadie te insulte. $eroreconoces un insulto y no lo disfra"as de 2efectos del estr1s5, ni lo suavi"as pensando queen realidad 1l dio cosas que en el fondo no sentía, y que seguro que está muy arrepentido.  )i Diana hubiera estado en sintonía con su propia situacin vital, hubiera podido poner su enfermedad y su necesidad de ser cuidada por encima de todo, y si Marcos noestaba dispuesto a cuidarla, ella se habría deado cuidar por una amiga o por su madre.:i=y, por su parte, se sinti muy aliviada al permitirse sentir rabia y reconocer que sumarido le había hecho da!o y que a ella no le daba igual que la ruptura se hubiera producido por una infidelidad. )er la más fuerte ya no la consolaba. María 'ugenia, a suve", ha tenido que renunciar a tener siempre ra"n, y ahora le da la ra"n a la realidad, quees cruda, y a veces cruel, pero que nunca se equivoca.  'sta actitud de sintonía nos ahorraría un montn de sufrimiento inútil, un montn deafrentas. )i a la primera, o a la segunda, uno dea muy clara su posicin y dice9 2?o. $oraquí no estoy dispuesto a pasar5, el otro puede que tome nota y que se lo piense dos vecesantes de maltratarnos de nuevo. %al ve" el otro sea un cafre incapa" de tomar nota de nada, pero nosotras, a la segunda, ya estaremos a buen resguardo, a muchos =ilmetros dedistancia del gato malqueredor. )ufriendo horriblemente por 1l, echándole muchísimo demenos, pero sanas y salvas. @Dignas Deponer una actitud altiva mal entendida no nos va agaranti"ar la continuidad de una relacin, pero nos va a ahorrar un montn de sufrimientoinútil.

 

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 &apítulo Y

 )'$A<A<)'

 

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 La gota que colma el vaso o tocar fondo 

 Porque el tiempo tiene grietas,

   porque grietas tiene el alma,

   porque nada es para siempre,

  el amor aca5a)

  'L AMB< A&A*A

 

2%odas las familias dichosas se parecen, y las desgraciadas lo son cada una a sumanera5. Así empie"a %olstoi su monumental novela Anna =arenina. Lo mismo ocurre conlos amores. Los amores felices se parecen, mientras que las historias desdichadas toman lasformas de sus protagonistas. (a hemos hablado de las ra"ones subetivas para no separarse.'sas son universales y nos conciernen a todos. Las ra"ones para separarse, en cambio, sone0clusivas de cada quien.  &on todo, hay situaciones que claman por una separacin9 el maltrato cualquiertipo de maltrato, la p1rdida del respeto, las infidelidades continuadas, el desencuentro yla pelea como única moneda de cambio, la insatisfaccin y el desamor o estar enamoradode otra personaH son todas situaciones que ustifican una separacin. Lo cierto es quesepararse es tan difícil que nadie se separa porque sí, sin haberlo pensado mucho antes dedar el paso definitivo.  A veces parece que las separaciones ocurren a partir de los hechos más peregrinos, oaparentemente más triviales. 8na mala contestacin, un retraso, una discusinintrascendente por una película o ni siquiera por la película, sino @por el asiento en la saladel cine para ver la película 'se detalle sin importancia se convierte en la gota que colmael vaso9 apenas una gota. 2Me voy a separar porque a mí me gusta el teatro y a 1l el fútbol5,2?os separamos porque no quiso venir el domingo a comer a casa de mis padres5, 2Mede porque le pregunt1 si ya había hecho las cuentas del negocio5, 2Lo voy a dear porquese ha pasado la tarde pegado al ordenador5 o 2Lo de1 porque no me regal nada por ?avidad5.  %odas estas frases suenan a nimiedades convertidas en e0abruptos. 's lo que tienenlas gotas, que parecen inofensivas y pueden ser letales. 'n el caso de una separacin, esagota encubre el sufrimiento de muchos meses de incertidumbre y de cavilaciones. 'l problema no es 2esa5 gota, sino la acumulacin de gotas. 8na tras otra, tras otra, tras otragota, hasta que hay una, una sola gota, igual que todas las demás, que se derrama y noshace ver que el vaso de la paciencia ya no da más de sí, que ya no hay manera de estirarlo.'ntonces parece que la decisin se toma sola, que nos viene dada, y en ese momento sedeclara clausurado el vaso, y alguien dice9 2@?i una gota más5.  Las gotas que llenan nuestros vasos respectivos se parecen, lo que suele variar es eltama!o de los vasos. 6ay vasos que son como dedales. )on los que se ven desbordados a lasegunda gota. Los vasos de quienes reaccionan a la primera como si fuera la última. A estas personas les cuesta emparearse porque no toleran las peculiaridades del otro, porque

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necesitan imponer su voluntad. $ríncipes o princesas que viven bao el influo de laideali"acin. &onsideran una afrenta cualquier gesto de independencia de su parea. )onquienes creen que ellos sí saben cmo hay que hacer las cosas, y si las cosas no se hacencomo ellos piensan, o su parea no reacciona como ellos esperan, o difiere de sus gustos, osus inclinaciones, entonces se marchan, abandonan. &on ellos, el que se mueve no sale en

la foto. $refieren vivir solos, mantener relaciones a distancia o del tipo 2%ú en tu casa y yoen la mía5. Así consiguen que las gotas del otro vayan a parar al vacío y mantienen su vasoimpoluto.  6ay otros vasos de formas irregulares que parece que se han colmado, que ya nocabe más y que, no obstante, de la noche a la ma!ana, van y se tragan un montn de otrasgotas. %iempo despu1s, vuelve a dar la impresin de que el vaso otra ve" se ha colmado, deque esta ve" sí es verdad que ya no aguanta ni media gota más y 2@'sto sí que es elcolmo5. $ero a la semana siguiente, o a los tres días, vuelven a tragar. 'stos son los vasosde los amores intermitentes, de los que se dean y regresan una y otra ve". :asos que sedesbordan y se vacían cada mes, cada semana, cada tarde. 'stos vasos parece que tienenuna salida de emergencia, cuya llave está en manos del amante. 2@)i tú me dices ven, lodeo todo5 y 2@8na palabra tuya bastará para vaciar mi vaso5. 8na llamada, un gesto,unas flores, un mensae oportuno, una promesa de amor eterno y la secreta compuerta delvaso se abre, las gotas se desli"an, @y el vaso vuelve a estar vacío y reluciente, dispuesto para la pr0ima gota, que, por desgracia, no tardará en caer )on los vasosU$en1lope que sellenan durante el día y se vacían durante la noche para estar otra ve" dispuestos a recibir susgotas de dolor por las ma!anas.  6ay vasos anchos, e0tensos, condescendientes, en los que caben millones ymillones de gotas. :asos sin fondo que da igual el caudal que les caiga encima, ellos no sedan por aludidos y siempre tendrán espacio para una gota más, para un chorreo más. 'stosson los vasos arrogantes de los amores incondicionales. Da igual lo que les echen, siempreestarán allí, dispuestos a soportar una afrenta más, otra mala contestacin, otro grito, otrainfidelidadH  6ay quienes parece que ni siquiera tienen vaso. 'n el lugar donde tendría que estarun vaso, disponen de un oc1ano infinito al que da igual las gotas que le caigan. %odoaguacero es poco. %odo lo reciben en su seno, lo aceptan y lo perdonan. Mar de los)arga"os, cementerio de los barcos perdidos adonde todo puede ir a parar. Las mueresmalqueridas, las maltratadas, todas aquellas que soportan estoicamente la lluvia dedesprecios y ultraes que reciben cada día, como si no hubiera otra manera de vivir, sone0ponentes de esta configuracin oceánica de un vaso que no se llena nunca.  Las due!as de estos vasos infinitos tratan a cada gota como si fuera la única. Lamiran, la inspeccionan, @y la pasan por alto $orque, @total @por una gota )i los vasosUdedal se suetan en la ideali"acin y el narcisismo, los vasos infinitos suelen ensancharsegracias a la arrogancia.  Lo mismo ocurre con los po"os. 'l fondo del po"o de cada quien está a una alturamuy diferente. Las hay que tocan fondo con el primer cumplea!os sin flores, mientras que aotras el fondo les queda mucho más leos y, por mucho que caigan, aguantan y aguantan ysiempre les queda po"o por donde descender. Btras, las más sufridas, se arman de pico y pala y horadan su propio po"o su propia fosa, para que d1 más de sí y el fondo no setoque amás. La pregunta es siempre la misma9 3qu1 precio está pagando y cuánto más estádispuesta a pagar4, y sobre todo, 3con qu1 obeto paga usted ese precio4  $ero 3qu1 permite que una gota sea la última4 3&uándo consideramos que hemos

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tocado fondo4 'sto tampoco tiene una medida obetiva. Desde fuera, el fondo del po"o o el borde del vaso de una amiga, por eemplo, nos puede parecer infinito. Desde fuera, noentendemos cmo no le de hace dos a!os, o por qu1 soporta tanto o a qu1 espera. Desdefuera es fácil detectar los infiernos aenos9 2(o no hubiera aguantado ni la mitad5, 2(o lohubiera deado antes de serle infiel5, 2(o nunca sería la amante de un hombre casado5, 2's

evidente que esa relacin está acabando con su vida5 o 2'stá perdiendo sus meores a!os unto a 1l5, etc., etc., etc. Desde dentro, el panorama no es tan nítido.  $ara dar una relacin por terminada, para pronunciar las fatídicas palabras92%enemos que hablar5, la persona tiene que estar convencida de que ya no le compensa pagar el elevado precio que ha estado pagando, que prefiere quedarse sola a mantener lasituacin actual. 'n algún momento reconoce que es preferible aceptar la pena que leespera durante el duelo que mantener una mentira o seguir invirtiendo a fondo perdido en elnegocio ruinoso de 2a cualquier precio5 de una relacin que no va a meorar. $or eso lasseparaciones a veces tardan en llegar, porque el que toma el mando y propone separarse hanecesitado de un tiempo para hacerse a la idea y para imaginar que hay vida despu1s de lavida que ha tenido unto a esa persona.  &uando la relacin va mal, muy mal, el fantasma de la separacin acecha y tiendeemboscadas. ?o obstante, a pesar del sufrimiento, hacemos todo lo que está en nuestrasmanos para esquivar ese fantasma y conurarlo con promesas de cambio y buenasintenciones. &on frecuencia, si la situacin de fondo no ha cambiado, el fantasma de laseparacin insiste y se instala a vivir con la parea. Dea de ser un fantasma y cobra cuerpo, parece que se materiali"a y nos lo trope"amos a cada momento, hagamos lo que hagamos.)abemos que ya no hay nada más que hacer y que cada quien tendrá que irse por su lado yque habrá que decir adis para siempre amás, por mucho que nos duelaH $ero todavíanecesitamos un tiempo para hacernos a la idea. 'mpe"amos a despedirnos en silencio, poquito a poco, en los gestos más nimios. ?os vamos haciendo a la idea de cmo seránuestra vida sin 1l mientras que nos tomamos el primer caf1, bao la ducha o al regreso deuna tarde de trabao. ?os preguntamos9 3a qu1 sabrá este caf1 cuando no estemos untos4 (si hacemos el amor, pensamos9 3será la última ve"4 ( cuando hacemos la compra nosabemos si comprar la mitad de todo o si comprar el doble. ?os imaginamos cada gesto desu vida sin nosotros y cada aspecto de la nuestra sin 1l. 'mpe"amos a separarnos del otrocon el otro delante. $ostergamos una despedida que sabemos inevitable, mientras noshacemos a la idea. 6asta que un buen día, sin más, una gota cualquiera colma el vaso de la paciencia, o el po"o del amor ya no da más de sí, tocamos fondo, y alguno de los dos seatreve a decir9 2@6asta aquí hemos llegado5.  ?o todas las separaciones cumplen con un único patrn. &ada parea tiene su forma personal de poner fin a una relacin; pero, @no hay duda, hay estilos más dignos, másrespetables y más elegantes que otrosH

 

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 &apítulo Z

 +B<MA) D' )'$A<A<)'

 

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 Dear o 2%enemos que hablar5 

 Ati<ndeme,

  quiero decirte algo

  que qui+s no esperes)

   :oloroso tal ve#

  ?B)B%<B)

 8o siento en el alma

  tener que decirte

  que mi amor se e$tingue

  como una pavesa)

  ?B M' 78-'<A) %A?%B

 

&uando ocurre una separacin, uno quisiera poder pasar una línea divisoria ydistribuir a los personaes del drama como en las vieas películas del Beste9 de un lado los buenos9 allí colocamos a la víctima, al abandonado que pasivamente no tuvo másalternativa que tragarse la decisin del otro. Del otro lado ponemos a los malos9 alinsensible que tom la decisin, al despiadado que pronunci las palabras asesinas quenadie quiere oír9 2(a no te quiero5.  Me temo que la vida suele ser más complicada que las películas de vaqueros, asíque no se trata de defender a unos y demoni"ar a los de enfrente. 'l amor es caprichoso yviene y se va sin avisar. Las relaciones son complicadas, y a veces no es fácil mantenerlas aflote, a pesar del amor. ?o digo yo que al que dea siempre haya que ponerle una medalla;se trata de comprender a los dos polos de este drama, y de reconocer que unos y otrosdesempe!an un complicado papel en el espanto que supone una ruptura. 8na separacin essiempre dolorosa, como diimos, nadie se separa porque sí, casi nadie abandona sin sufrirsu parte y, por supuesto, nadie es abandonado de gratis. 

 :ejar es muy di*%cil 

 (a ni siquiera me atrae se0ualmente. ?o siento nada. Lo tengo a mi lado y no siento

nada. 's muy triste, pero no me atrevo a hablar con 1l. Me da pena. Me da pena y me damiedo lo que me espera. 

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  La mayoría de las mueres que viene a mi consulta despu1s de haber leído Mujeresmalqueridas, lo hace porque se ha visto refleadas en el libro. )uelen ser mueres que llevanmuchísimo tiempo sufriendo los embates de una relacin adictiva, t0ica, que en ve" dehacerlas crecer, las empeque!ece. Muchas de ellas llegan desesperadas, buscan unarespuesta a sus preguntas, una salida a su situacin, o al menos eso es lo que

conscientemente piden en una primera entrevista. 'n realidad, vienen buscando un milagro,el milagro de la resurreccin podríamos decir, el milagro de9 2( serán felices comiendo perdices5, que sue!an alcan"ar con dos o tres conseos, con dos o tres indicaciones mágicasque las devuelvan a la situacin inicial, al momento en el que todo era posible y la vida unto a sus pareas prometía ser e0traordinaria.  )i alguien e0aminara obetivamente la situacin de la mayoría de estas mueres,llegaría a la conclusin de que lo más sensato que podrían hacer, lo único sano, sería dearla relacin y empe"ar una vida distinta. $oner tierra y tiempo de por medio, recuperarse a símismas y no volver a permitir amás que alguien las trate de esa manera. 8no piensa queesas mueres deberían sacar fuer"as de donde fuera para atreverse a dear a sus pareas, peroeso que desde fuera pensamos con tanta claridad no es nada fácil de llevar a cabo. Llegar aesa conclusin y ponerla en práctica es un camino duro de emprender, que además no sesabe muy bien adnde conduce. A menos que e0ista una tercera persona, se trata de uncamino en el que uno se adentra en la oscuridad y sin cobertura9 a ciegas. 37u1 nosdeparará el futuro4 3:olveremos a vivir en parea4 3?os quedaremos solos por siempre amás4 37u1 pasará con los ni!os4 37u1 será de la familia4 3$odremos sobrevivireconmica y afectivamente sin el otro4  'l que dea no solo ha tomado una decisin y hace su santa voluntad, el que deatambi1n ha perdido mucho, se ha sentido igualmente traicionado por su parea, porque elotro no ha cumplido con las e0pectativas que 1l o ella se habían forado. 'l otro traiciona enla medida en la que no ha podido austarse a lo que se esperaba de 1l, a lo que se quería quefuera, a lo que se necesitaba. 'n ocasiones, el 2abandonador5 se siente el abandonado, leecha en cara al otro que la situacin haya llegado a ese punto en el que ya no hay retorno posible. 6ay ocasiones en que no se puede hablar de malos tratos, pero así como el pecadode la omisin tambi1n es un pecado, postergar, dear estar, la pasividad e0trema sontambi1n una forma de hacer, de interrumpir el progreso o la evolucin de una relacin.  'l que dea tiene sobre sus hombros la responsabilidad, el miedo y el sentimiento deculpa, y sufre asimismo la incertidumbre de no saber si está dando un paso en falso. 'ldeado es la víctima no es poco, sin duda, pero a 1l le viene todo hecho para bien y para mal, a ambos les queda por delante la enorme tarea de reconstruir sus vidas. 'labandonado habrá de esperar a perder la cara de desconcierto que se le queda para empe"ara recoger los reta"os de la e0plosin, no lo niego, pero hay toda una parte del trabao sucioque alguien ha hecho por 1l. Btra ve" nos encontramos ante el par pasividadUactividad, antelas bondades y los inconvenientes que cada uno de estos polos supone.  &ono"co muchos casos en los que son ellas quienes toman la iniciativa. &uandoellas deciden separarse lo hacen porque no están dispuestas a soportar ciertas situaciones, nia vivir una mentira. La vida que llevan no las satisface y quieren algo distinto nonecesariamente algo más, puede ser algo menos, lo cierto es que no quieren ')B quetienen ahora unto a su parea y están dispuestas a pasar por el dolor de una ruptura con talde recuperar la sensacin de que son due!as de su vida. La mayoría de las mueres que seseparan, al contrario que los hombres, no necesariamente cuentan con un sustituto en elmomento de separarse muchas de ellas pasan a!os hasta poder entablar otra relacin.

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)e separan a pelo, a tumba abierta, a ciegas, en nombre de una cierta honestidad con ellasmismas, con su propia vida. 

 0oana, treinta y ocho años) Tres meses despu<s de separarse  (o sufrí más antes de la separacin. Ahora estoy más tranquila. Más triste, pero más

tranquila con la decisin que tom1. A mí tambi1n me han deado alguna ve" y s1 que esohace muchísimo da!o y que #uano tiene ra"ones para estar muy cabreado; pero lo que yohe sufrido hasta tomar la decisin no lo sabe nadie. Lo que he pasado hasta tenerlo claro primero y decírselo despu1s no se lo deseo a nadie. 's verdad que cuando te dean se tequeda cara de tonta, porque por mucho que sepas que la relacin no va, como que no lo vesvenir. $ero tomar la decisin es muy duro.  )1 que lo que me espera no será fácil. %engo una hia peque!a y plantearme la vidacomo una familia monoparental es muy duro. $ero la incomodidad y la angustia que sentíacuando vivíamos untos era mucho más insoportable. Ahora me preocupa mi hia. Ahora pienso más en ella que en mí. (a habrá tiempo para pensar en tener o no tener una nuevarelacin. Ahora ni me lo planteo. $refiero la pena a la angustia. $refiero la soledad a la"o"obra de no saber si esa noche vendría o no vendría a dormir. Ahora s1 que no vendrá, s1que solo estamos en casa mi hia y yo, un día y otro día. ?o es muy diferente a lo que había, porque #uano apenas estaba con nosotras. %odo el día trabaando, de viae o haciendo suvida cuando estaba en Madrid, como si nosotras no fu1ramos su vida. &omo si noe0isti1ramos. )1 que todavía me queda mucho por sufrir y por vivir, pero no tengo ningunaduda de que hice lo que tenía que hacer. ?o volvería a la situacin anterior por mucho queme sienta sola y por mucho miedo y mucha pena que sienta en este momento. 

#oana pas muchos meses padeciendo las infidelidades de #uano y sus desplantes.Durante ese tiempo, pens que se le pasaría, que entraría en ra"n y que todo volvería a sercomo era antes del nacimiento de su hia. #oana sabía que nada de lo que la esperabadespu1s de la separacin sería fácil. La vida no suele ser amable con una muer de treinta ymuchos que levanta sola a una hia de dos a!osH )in embargo, en un momento, la gota dela infidelidad y el desamor colm su vaso, y decidi que era meor ponerse de pie paraenfrentarse a la vida sola que vivirla de rodillas, humillada. )us predicciones se cumplieron.La separacin fue difícil y quedarse sola lo fue más aún; no obstante, #oana nunca dud deque había hecho lo que tenía que hacer, y a pesar del dolor, se sentía orgullosa de sí misma por haber sido capa" de tomar la decisin que correspondía. 

 >gnacio y &ara

  Lara no sabe si tiene un ni!o o dos. ?o es que sea despistada hasta ese e0tremo, esque -gnacio adorable para un montn de otras cosas se comporta con frecuencia comosi fuera un ni!o más, incluso menor que ese peque!o de tres a!os que corretea por los pasillos, que se llama -gnacio como 1l y que tambi1n es hio suyo. -gnacio no es ambicioso,ni se ilusiona con facilidad, ni tiene inquietudes intelectuales o artísticas como Lara. )econforma con ir y volver del trabao, pasar un rato frente al ordenador y fumar porros;fumar muchos porros.  C6e comprobado en mi práctica clínica que así como el alcohol produce seresviolentos, descontrolados, que dificultan la convivencia, los porros desgastan a los seresque los consumen hasta hacerlos desaparecer. &on ellos tampoco hay convivencia posible,

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 porque el de los porros no comparece. 'stá de cuerpo presente, pero no está disponible parala vida.  &on el tiempo, ese rato que -gnacio pasa frente al ordenador se ha hecho cada ve"más largo, y ese 2porrito despu1s de cenar5 se ha multiplicado, así que Lara lleva muchotiempo sinti1ndose sola, sin interlocutor, sin parea, sin un padre para su hio con quien

compartir las obligaciones y las preocupaciones que genera un ni!o de tres a!os.)eguramente -gnacio podría hacer feli" a muchísimas mueres, pero no a Lara. 'lla lo sabe, protesta, se quea, pide. -gnacio intenta complacerla, adaptarse, pero su ilusin renovada ysu disposicin a hacer buena letra no tardan más de uno o dos fines de semana endesaparecer.  Mientras -gnacio se esfuma tras la pantalla del ordenador, envuelto en la bruma deun porro, todo lo que concierne a la vida familiar es un 2no sabe, no contesta5; Lara estácada día más mustia, más triste, más insatisfecha @y más gorda La cama ha deado de serun lugar de encuentro y de pasin, -gnacio no entiende por qu1 ya no follan como antes y sequea de que su muer es más madre de su hio que muer de su marido. 2$uede ser diceLara, pero es que alguien tiene que hacerse cargo del ni!o, alguien tiene que llevarlo al parque, alguien tiene que ugar con 1l. Además agrega, yo no puedo follar y punto. )illevamos tres días casi sin hablarnos, sin compartir nada, si se le olvida todo lo que le digo,si no me toma en cuenta y veo que nada de lo nuestro le importa, 3cmo voy a estardispuesta y con ganas de acostarme con 1l si estoy furiosa45.  Mientras Lara deshoaba la margarita del 2Me separo, no me separo5, empe" asufrir terribles dolores de espalda. ?otaba como si el peso de un enorme piano de cola se posara sobre sus hombros, y era difícil emprender la vida cotidiana cada ma!ana, con ese piano a cuestas. A estas molestias, que la perseguían durante el día, se sum el insomnioque no la deaba descansar por las noches. Miraba dormir a -gnacio a pierna suelta, loescuchaba roncar a mandíbula batiente, aeno por completo al desierto que ella atravesabasola cada noche mientras cavilaba, mientras rumiaba por igual su dolor y su miedo. Lara,además de llorar, comía; así que en poco tiempo gan un montn de =ilos y con ellos, unmontn de mal humor.  8na noche pensaba9 2?o puedo soportar esta situacin por más tiempo. 'stamosviviendo una mentira. Ma!ana hablo con -gnacio y nos separamos5. ( a la noche siguiente923&mo me voy a separar4 3&mo le voy a hacer eso al ni!o4 Aguanto. Aguanto un par dea!os más, a ver si las cosas cambian y el ni!o es un poco más mayor5. ( dos días despu1s923&mo voy a pasar dos a!os más en esta situacin4 7uedarme otra ve" sola, y esta ve"sola y con un hioH @otra ve" sola no %otal, no se puede tener todo. -gnacio es un buenhombre y nos quiere. Además, yo no quiero tener un hio único, tal ve" es el momento detener otro hio5. ( al otro día9 2@Btro hio con -gnacio 3$ero cmo puedo pensar en tenerotro hio con -gnacio4 @Lo mataría @%ambi1n eso me lo ha quitado @La posibilidad deso!ar con tener otro hio @'s que lo mataría5.  Así de contradictorios eran sus pensamientos en las noches de insomnio. A lama!ana siguiente, su piano de cola la encontraba oerosa y cansada para clavar todo su pesootra ve" sobre sus hombrosH ( así un día y otro día, una noche tras otra. Lara pas muchosmeses sumergida en una ensalada de sentimientos opuestos9 el cari!o, la culpa, la preocupacin por su hio, el miedo a quedarse sola, la rabia, el mal humor, la esperan"a, @ylos =ilos $or supuesto que su ensalada estaba convenientemente adere"ada con unavinagreta de incertidumbre. 3Me estar1 equivocando4 3)erá que soy muy e0igente4 3'star1echando todo por la borda4 3Me arrepentir1 cuando me vea sola4 'n cuanto parecía que

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había tomado una decisin, pongamos por caso 2Lo deo, nos separamos, ya no aguantomás5; miraba a su hio, o -gnacio vaciaba el lavavaillas, o se encontraba con una amigaseparada hacía a!os que seguía sola y que le decía9 2$i1nsatelo5, y entonces le hacía caso ala amiga, le hacía caso a su propio miedo y se echaba atrás. 'se día, como por arte demagia, le parecía que -gnacio era un buen hombre, que no era tan malo compartir la vida

con 1l, que tendrían que recuperar la pasin, que tal ve" un viae sin el ni!o, que totalH6asta que una semana despu1s, por eemplo, -gnacio olvidaba que esa tarde 1l debíarecoger al ni!o en la guardería y llegaba a las tantas, sin el ni!o y sin otra e0plicacin que92@&uánto lo siento @)e me pas por completo5.  A Lara le daba rabia pensar que si se separaban, tambi1n en esto, como siempre, ellatendría que llevar las riendas. 7ue de la misma forma que ella tenía que decidir qu1 pisocomprar, cuándo había que cambiar de coche, a qu1 banco había que pedirle el cr1dito,adnde podían ir de vacaciones o a qu1 guardería iría el ni!o y en qu1 colegio reservabanuna pla"a para 1l, tambi1n sería ella quien tendría que decir9 2*asta ya5, porque -gnacioestaba demasiado ocupado con la pantalla del ordenador, demasiado abstraído en sus pensamientos y en sus videouegos como para perder su tiempo en esas minucias. 'ntoncesvolvía la rabia. %ambi1n en la separacin se topaba Lara con los rasgos pasivos de -gnacioque tanto odiaba en su vida cotidiana.  Así lleg Lara a mi consulta y así transcurri un a!o eterno. Durante ese a!o deterapia, Lara ba algo de peso Cbao el peso del piano, sufri, llor, dud, hasta quefinalmente tom la decisin de separarse. La ruptura fue mucho menos traumática de lo queanticipaba y, desde luego, menos dolorosa que la incertidumbre. <esult mucho más difícildecidirse a dar el paso que darlo. -gnacio, el padre, se fue como había estado9 sin pena nigloria. ?o reclam, no se que, no intent recomponer la situacin ni puso ningún pero ala decisin que Lara había tomado. -gnacio, el hio, recuper a su padre de las fauces delordenador y cada ve" que se veían, -gnacioUpadre era mucho más padre de -gnacioUhio delo que nunca había sido cuando convivían. Lara, por su parte, a pesar del miedo y de la pena que le producía la separacin, recuper el sue!o y la dignidad y, poco a poco, el pianoque pesaba sobre su espalda de paso a la levedad de la ilusin.  Ahora han pasado tres a!os desde que se separaron. (a sin el dolor agudo de laruptura, Lara se alegra de haberse decidido. -gnacio ha formado otra parea y ella siguesola, pero su carrera se ha relan"ado, ha descubierto una vena para los negocios que la llenade satisfaccin y alivia mucho su situacin econmica. 2'sto nunca habría podido hacerlosi hubiera seguido con -gnacio5, dice cada ve" que se topa con uno de sus logros. 

 Adriana

  6ace muchos a!os que Adriana vive con #orge y desde hace dos mantiene unarelacin clandestina con un compa!ero de trabao. Lo que era una vida cotidiana amable seha transformado en el ardín de los horrores. %odo lo que hace #orge le parece insulso. (ano recuerda qu1 le gustaba de 1l. ?o puede soportar otras manos que las manos del amantesobre su cuerpo, de manera que la vida se0ual entre Adriana y #orge es, en el meor de loscasos, un recuerdo borroso, y, en la realidad, un espacio para los reproches, para lainsistencia de #orge, para el recha"o de Adriana y sobre todo para su sentimiento de culpa.  Adriana se quea de no poder ser como los hombres que llevan una doble vidadurante a!os, no sufren y encima consiguen que nadie se entere. 'lla no puede fingir. 'llallora de noche porque echa de menos al amante y porque sabe que está haciendo sufrir a

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#orge inustamente. -ntenta convencer a #orge de que sufre por una crisis de la edad, otra deidentidad, una de fe y alguna vocacional. @&ualquier cosa antes de confesar su infidelidad  37u1 será lo meor para cada uno de los tres4, se pregunta. 37u1 será lo meor paraella4 37u1 será lo más honesto4 3( lo más racional4 &on #orge tiene una buena relacin yel amante no parece dispuesto a ser nada más que un amante. 3( si dea a #orge y se queda

sola4 3( si sigue así y #orge se entera4 3( si le cuenta la verdad a #orge y a ver qu1 pasa43( si se muda a vivir a /recia o a &hecoslovaquia y se olvida de todo y de todos4  Al final, Adriana lleg a la conclusin de que aunque su decisin no fuera la más2conveniente5, ella tenía que ser íntegra consigo misma y con sus propios sentimientos.#orge no se merecía estar con una muer que no estuviera enamorada de 1l y de la que no lellegaran más que reproches inustos, indiferencia y algunas migaas de cari!o. ( ellatampoco se merecía esta doble vida que la hacía sentir tan inquieta y tan incmoda en sus propios "apatos.  )e separ de #orge. &omo estaba previsto, el amante de de serlo y desapareci desu vida, pero, aun así, Adriana no se arrepinti de su decisin. &on el tiempo, entabl unarelacin con un hombre que combinaba meor los papeles de amante y de marido. 

%omar la decisin de dar por terminada una relacin es algo muy difícil. Las dudasde si 23'star1 haciendo lo correcto45, 23Me estoy precipitando45, 2?o quiero hacerlesufrir5, 2?o quiero sufrir5, 2?o quiero hacer sufrir a los ni!os5, 2's que me da pena que lonuestro no haya funcionado5 o 2's que no me resigno5, o el miedo al duelo y a la soledad,suelen postergar ese momento. De hecho, con frecuencia, la separacin empie"a muchoantes de la fecha en la que se pronuncia esa temida frase del9 2%enemos que hablar5. &omoocurre con los enfermos terminales que pasan meses adheridos a una vida artificial, lamuerte anunciada de una relacin tambi1n nos permite empe"ar a despedirnos mientras quetodavía estamos untos, vivos; hacernos a la idea cuando el otro todavía está presente. 8nave" pronunciadas las palabras, tampoco suele ser inmediata la separacin. 'ntre lo que sedice y lo que se hace tambi1n pasa un tiempo. 'l otro tiene que encaar el golpe y hacer loque buenamente pueda.  Lo cierto es que las personas que cono"co que tomaron la decisin de separarseestán satisfechas de haber podido hacerlo. ?inguna de ellas se arrepiente y la mayoría se pregunta por qu1 esper tantoH 

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 )er deado 

Sin ti

  qu< me puede ya importar,

   si lo que me hace llorar est+ lejos de aqu%)

  Sin ti

  no hay clemencia en mi dolor)

   &a esperana de mi amor te la llevas

   por *in.

  )-? %-

 De todas las situaciones posibles, de todos los escenarios imaginables, el peor, no

hay duda, es ser deado. 'n un capítulo anterior hablábamos de lo difícil que es separarse,del miedo que da y de la sensacin de vacío que produce. 'sto es así para ambos, pero alabandonado no se le ha permitido ni siquiera acostumbrarse a la idea. Kl va como la&aperucita <oa, tarareando una cancin por el bosque, recogiendo florecitas de colores, yel otro Cya sabemos que en estos cuentos el que abandona siempre hace de lobo, de buenasa primeras, le da un empun por la espalda y, @@@""aaassss, lo lan"a al precipicio. Así, sinaviso y sin anestesia. @@%ooooma @Al vacío )in paracaídas, sin red, sin pasae de vuelta.@Al vacío @Directo al 2barranco5  'l abandonado tiene ante sí una tortuosa tarea, lleva una triple carga sobre susespaldas9 1l, como el otro, para empe"ar, ha de sobreponerse a las consecuencias propias decualquier separacin9 tendrá que inventarse una vida nueva, cambiar sus planes de futuro,empe"ar otra ve". $or otro lado, deberá curarse del efecto traumático de la sorpresa Ceseinesperado empun por la espalda que lo lan" al vacío. $or último, habrá de reconstruirsea sí mismo desde los despoos en que le ha convertido esa herida de muerte que el otro leinfligi9 la herida al amor propio que le parte la vida en dos.  La primera de las tres tareas del abandonado, lo que concierne a rehacer la vidadespu1s de una separacin, es ustamente el tema de este libro y compromete por igual a lasdos partes de lo que hasta ayer fue una parea. Ambos habrán de acomodarse a una vidadistinta sin el otro. Los dos tendrán que olvidar. %anto si la separacin es elegida, como sino lo es, esta es una labor que tendrán que emprender por separado. )erá para bien. Auncuando nos pare"ca un castigo, recomponer la vida y adaptarla a la realidad, por cruda queesta sea, siempre es para bien. @'s lo que hay )i alguien que no te quiere te abandona, @teestá haciendo un favor 3$ara qu1 quieres estar con alguien que no te quiere4 Lo horrible noes que te abandone, sino que no te quiera, y en eso nadie puede mandar. $odrías mantenerloa tu lado con amena"as, por los ni!os, con chantae emocional, pero no puedesobligarlo a que te quiera. )i alguien te abandona porque quiere a otro, por mucho que nosduela, a la larga es meor. ?o te mereces formar parte de un trío que no has elegido, ni vivir 

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con alguien que ama a otra persona y que solo piensa en ella. 'n fin, que si seguimos poreste camino parece que vamos a tener que mandarle un ramo de flores de agradecimiento aldesalmado que acaba de abandonarnos. ?o es así. La pena y el desconsuelo no se mitigantan fácilmente. Lo que quiero decir es que al final solo contamos con la realidad y que,cuanto más pronto la recono"camos y nos acostumbremos a ella, más pronto podremos

rehacer nuestra vida, solos o acompa!ados.  La segunda tarea supone recuperarse de la sorpresa, del hacha"o imprevisto de unabandono. $erder la e0presin de perpleidad o 2la cara de tonto5 que se nos queda cuandoalguien nos abandona, cosa que tambi1n lleva su tiempo. 

 1l e*ecto sorpresa

 'l que dea, lo hemos visto, tiene la sart1n por el mango. 8na sart1n que quema y

que se quiere soltar @cuanto antes meor )í, es horrible llevar el peso de esa sart1nhirviendo sobre los hombros, pero el que dea, por muy mal que lo pase, siempre tiene algode control sobre la situacin. Mientras tanto, al abandonado le cae el sartena"o en la cabe"ay no sabe ni cmo, ni de dnde, ni por qu1 le cay. Aunque lo sepa, aunque lo est1esperando de un momento a otro, no es consciente del todo. 'l abandonado sufre pasivamente la decisin del otro y sus consecuencias. Al abandonado nadie le pidi suopinin, nadie le pregunt9 23%e viene bien que te dee la semana que viene45.  ?o e0iste tal cosa como 2un buen momento para ser abandonado5. $or esoescuchamos frases del tipo9 2@&mo pudo dearme antes de las ?avidades5. #unto conotras tales como9 2@'s un hipcrita. 'sper a que pasaran las ?avidades para dearmeH5.  'l 2(a no te quiero5 es )-'M$<' una pu!alada a traicin. Da igual el tiempo quellevemos sufriendo los efectos del desamor, da igual lo mucho que nos lo hayandemostrado. ?o cono"co a nadie preparado para escuchar esas palabras. $or mucho queuno se las barrunte, por mucho que uno est1 de acuerdo y tambi1n haya deado de querer alotro, el 2(a no te quiero5 siempre nos pillará desprevenidos.  6ay algo en la situacin traumática, en cualquier situacin traumática, que estádirectamente relacionado con el factor sorpresa. $or eso el síndrome por estr1s postraumático se caracteri"a, entre otras cosas, por una anticipacin e0agerada de lo que pueda ocurrir. 'l afectado entra en un estado permanente de alerta roa con el que es muydifícil convivir. -maginemos a alguien que ha sido víctima de un asalto9 pasará tiempo hastaque el susto le dee volver a su rutina habitual. Al principio, únicamente se atreverá a saliracompa!ado. $oco a poco empe"ará a aventurarse solo por las calles, preferirá el coche altransporte público y andará con miedo, mirando a un lado y a otro y cambiándose de aceracada ve" que le parece que ha visto algo sospechoso. ( en ese momento @todo le resultasospechoso 3De qu1 le sirve ese estado de alerta4 $uede que no le protea contra otro robo, pero, al menos, le deará la sensacin de que lo tiene todo bao control y la ilusin de queasí podrá evitar otra desagradable sorpresa.  'l abandonado, además de la angustia horrible del vacío, pondrá todo de su parte para evitar otra sorpresa. )e esconderá detrás del miedo, acurrucado como un animal herido para protegerse de otra relacin, de otro abandono. )on los que engrosan las filas del 2Másvale solo que mal abandonado5.  Ahora veremos tres casos que atendí en mi consulta y que ilustran, cada uno a sumanera, el desconcierto por el que ha de atravesar el abandonado.

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  Aurora

  %odavía recuerdo a una de las primeras pacientes que tuve en los a!os ochentacuando llegu1 a Madrid. 'ra una muer de cuarenta y muchos. De pelo muy corto, más que

entrada en a!os, yo diría que estaba entrada en =ilos. 8na de tantas, una de esas muchasmueres annimas que han dedicado su vida a cuidar de tres hios, de una casa y de unmarido. Aurora venía triste, deprimida, abatida. 6acía más de un a!o que su marido lahabía deado por otra muer con menos a!os, con menos =ilos, con menos canas, con menoshios9 una oven profesional e0itosa. A pesar del tiempo que había transcurrido, Aurora noconseguía levantar cabe"a. 'conmicamente, su e0marido se hacía cargo de sus gastos ydos de sus hios se habían independi"ado. ?o se llevaba mal ni con los unos ni con el otro, pero insisto no levantaba cabe"a. 'n las primeras entrevistas me inclin1 a pensar en unduelo enquistado, mal resuelto. )í, probablemente no me equivocaba, pero en su lamentohabía algo más, algo que a mí me llamaba la atencin, algo que yo no había escuchadoantes y que, entonces no lo sabía, escucharía unas cuantas veces más.  'n la quea de Aurora había mucho de sorpresa, demasiado de perpleidad9 2's queno lo entiendo decía una y otra ve", es que todavía no me lo puedo creer5.  )1 que la mitad del efecto que convierte a un hecho en traumático está constituido por la sorpresa. Lo s1, ya entonces lo sabía y, sin embargo, había algo en la sorpresa deAurora que e0cedía la situacin por la que había pasado. $or supuesto que ser abandonada por el marido es espantoso, por supuesto que si encima el abandono es por otra muer, tanto peor. ( si es más oven, ni que decirlo. %odo eso es así y no pretendo minimi"arlo. $ero esla vida, son cosas que pasan, y me refiero a los dos sentidos de la palabra 2pasar5; soncosas que suceden y son cosas que a la larga se olvidan o al menos se dean atrás. $eroAurora era incapa" de olvidar.  'ntonces caí en la cuenta de que a Aurora la había sorprendido la transicinespa!ola haciendo la colada, una transicin de la que todos hablaban Cde la que todavía sehabla y de la que, por entonces, nadie le había contado en qu1 consistía, cmo funcionaba por dentro y cuáles serían sus consecuencias. )e acababa de aprobar la ley del divorcio sin preguntarle, sin su consentimiento, y lo que es peor, sin prevenirla.  La aprobacin del divorcio encontr a Aurora en "apatillas, desarmada para laguerra. 'l divorcio entraba en los planes de la reci1n adquirida democracia, pero no en lossuyos. Aurora sabía por los peridicos de la pol1mica ley, pero no conocía a nadie que sehubiera divorciado y nunca imagin que esa lista empe"aría por incluir su nombre.  Aurora se había casado para toda la vida. $ara ella, el matrimonio era como haberaprobado una oposicin a funcionario del estado. @8n puesto asegurado en laAdministracin y nunca más había que preocuparse por el asunto laboral De manera que preocuparse por conservar una parea no entraba en su vocabulario. @$ero si ella ya se habíacasado @$ero si ese era su marido y ella era la muer de ese hombre @$ero si tenían treshios @$ero siH  /racias al tratamiento, Aurora empe" a usar su tiempo libre a su favor, y llegincluso a agradecer ciertos giros de libertad que nunca se hubiera permitido de seguircasada. $as el dolor, pas la pena, el miedo a la soledad tambi1n pas. Lo que permaneciimpert1rrito en el discurso de Aurora fue el asombro. 

 Amelia

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  $ocos a!os despu1s de conocer a Aurora, recibí a Amelia. Amelia no tenía nada quever con Aurora. Amelia venía de una familia bien, casada con un marido bien, con dos hios perfectos. ?unca había tenido que hacer ni la comida ni la compra ni las camas de su casa, porque para eso contaba con suficiente servidumbre. )alía con las amigas, ugaba con ellas

a las cartas, viaaba, iba de compras, de museos, de t1 con pastas. Amelia era una muerguapa y muy cuidada que iba a misa todos los domingos, pero tambi1n a Amelia la habíadeado su marido. ?o por una más oven, sino por una amiga viuda de la misma edad. )ushios le habían insistido en que buscara ayuda porque consideraban que tanto encono no podía ser normal. Amelia vino a la consulta indignada, furiosa, despotricando contra sumarido. 'l problema es que no despotricaba únicamente en la consulta, donde está permitido decirlo todo, sino que había empe"ado a desprestigiarle entre sus amigos, y loque era más importante, entre sus colegas de profesin. )u odio y su resentimiento no ladeaban disfrutar de nada de lo que sí tenía9 de su vida holgada, de unos hios sanos que laadoraban, de su primer nieto que venía en camino o de sus amigas. La vida se le había dadola vuelta como un calcetín y todo lo que había sido lu" ahora era sombra.  Amelia no venía a buscar ayuda, estaba acostumbrada a dar rdenes, no a pedirapoyo, solo necesitaba mi aprobacin. 7uería que yo le diera la ra"n en todo, a ciegas.Acostumbrada al trato que recibía en las tiendas de firma que frecuentaba, en las que, cmono, 2el cliente siempre tiene la ra"n5, no daba cr1dito a que yo discrepara, a que pensara por mi cuenta, o me atreviera a preguntarme sobre la conveniencia para ella de algunas desus batallas campales contra su e0marido. La veracidad de su versin de los hechos nuncala puse en cuestin. Mi labor no es la de un notario que certifica la realidad, eso no meincumbe; lo que yo cuestionaba era el peso y el origen de su encono, sus malos modos, sulucha ciega y sus rabietas infantiles. 'lla reconocía que hacía a!os que su relacin estabaacabada, que hacía a!os que no mantenían relaciones se0uales, que hacía a!os quediscutían por cualquier cosa, pero aquello no tenía por qu1 terminar en una separacin; esmás, pasara lo que pasara, una separacin no era algo que estuviera contemplado en suvida. $unto.  Además de la sorpresa del divorcio, a Amelia se le sumaba su formacin religiosa yla firme conviccin de que a Dios uno no le promete cosas en vano, que cuando se le promete algo a DiosH se le cumpleH pase lo que pase. Así que su promesa ante el altar erauna garantía de eternidad, independientemente de que la parea funcionara, o no funcionara.  &omo era de esperar, Amelia no dur más que unos pocos meses en tratamiento.  A pesar de las muchas diferencias entre Amelia y Aurora, la una me hi"o recordar ala otra y no sabía muy bien por qu1. 'sa evocacin me sirvi para comprender meor aAmelia. 

 Alicia

  Alicia no recordaba en nada a ninguna de las otras dos. 'ra profesional, teníacuarenta y muchos a!os y fue una de esas mueres pioneras en compaginar la vida laboral yla vida familiar. %ambi1n era un poco bohemia e indiscutiblemente progre. $ia y progre.Las dos cosas muy bien combinadas, muy bien engranadas gracias a una inteligencia nadacomún, a una cultura de profundas raíces familiares y a un espl1ndido sentido del humor.Así que en nada me hacía pensar en ninguna de mis dos pacientes anteriores, la una tan amade casa y la otra tan se!ora de sociedad. 'n nada, e0cepto en que el marido de Alicia

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tambi1n había decidido separarse de ella.  'n este caso no había una tercera persona; sencillamente las cosas ya no eran lo quehabían sido, 1l ya no estaba enamorado, y el cari!o que le tenía a Alicia no era suficientecomo para seguir a su lado. 'l marido de Alicia tambi1n era progre y aut1ntico y no estabadispuesto a vivir una mentira.

  Alicia sí sabía pedir ayuda, así que empe" un tratamiento y trabaamos varios a!os untas. Me gusta pensar que yo hice algo por ella, lo cierto es que he de reconocer que ellahi"o mucho por sí misma. %ambi1n Alicia estaba más que dolida sorprendida. Más quee0presin de pena, en su duelo predominaba la e0presin de asombro; su boca permanentemente abierta, su incredulidad. Alicia había forado su relacin de parea en launiversidad, animados por los mismos ideales progresistas. 'n la segunda o terceramanifestacin estudiantil contra el r1gimen en la que coincidieron, su marido y ella seenamoraron. Ambos estudiaron arquitectura y untos armaron muchos edificios y armaron,sobre todo, una familia feli". Alicia trabaaba codo con codo con su marido y además de los proyectos de otros, compartían proyectos personales. )us hios, sus intereses políticos yculturales; en fin, que nada hacía presagiar el desenlace de esta historia. 

Aurora confiaba en las instituciones, Amelia creía ciegamente en el carácterindisoluble de un sacramento y Alicia tenía una fe ciega en el compromiso personal. A cadauna de ellas la vida la sorprendi tirando por tierra sus profundas convicciones. A estas tresmueres no solo les había cambiado la vida, sino que estaban obligadas asimismo a revisarsus certe"as y sus perspectivas.  'l duelo en el caso de estas tres mueres no consistía solamente en llorar por unamor perdido o por el fin de una situacin familiar confortable; en ellas, el duelo másimportante era el que las obligaba a llorar por sus creencias, por sus convicciones políticaso religiosas, por la caída de aquellos pilares, de aquellos ideales sobre los cuales habíanconstruido sus vidas. La perpleidad con la que las tres habían recibido la noticia de laseparacin era un indicio de que en esas rupturas no solo estaba en uego la parea, sino quese rompían tambi1n otros vínculos menos visibles, menos evidentes, pero tal ve" másslidos que los vínculos contractuales o afectivos. )e rompían los vínculos con suscreencias y con sus certidumbres. 

 &a herida al amor propio

 La última de las tareas que ha de enfrentar el abandonado es la más dura de las tres,

la más dolorosa y la que lleva más tiempo.  Las peores palabras que alguien puede escuchar Cquitando 2's maligno5 son9 2(ano te quiero5. 'stas son las palabras que más tememos y que esquivamos desde quedescubrimos que el otro no está obligado a querernos, que puede elegir, que puede quedarseo alearse cuando le pare"ca. &uando descubrimos la autonomía del otro, somos capaces decualquier sacrificio con tal de que nos quieran, o con tal de que nos hagan creer que todavíanos quieren. $rimero con la madre, luego con los hermanos, con la maestra, con los ni!osdel patio del colegio, con los amigos, con la parea, con los hios y con los nietos. 6acemostodo lo que hacemos para que nos quieran.  Muchísimas veces, en nuestra búsqueda del tesoro del amor, emprendemos uncamino equivocado, somos torpes y al final despertamos sentimientos disparatados, que

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nada tienen que ver con la devocin que queríamos inspirar. 'se es el nudo de este drama9que el otro sigue siendo libre de sentir o de hacer lo que quiera, independientemente de loque nosotros hayamos hecho por o para 1l. 'l berrinche de un ni!o de dos a!os que buscarestaurar el control que meses atrás todavía ostentaba sobre sus padres generalmente loúnico que consigue es un tirn de oreas y un castigo. Así somosH A veces, de mayores,

insistimos en el berrinche, y nos llevamos el tirn de oreas de la vida. ( es que somoscapaces de cualquier sacrificio incluso del sacrificio del ridículo o de postergar nuestra propia vida con tal de no escuchar amás ese 2(a no te quiero5 que tanto nos aterra.  Aunque ya no nos quieran, aunque la relacin vaya fatal, aunque el sufrimiento nosdesgaste y sepamos a ciencia cierta que es meor escuchar de una ve" por todas las palabrastemidas a seguir esperando por no s1 qu1 transformacin sobrenatural, lo cierto es que lamayoría de nosotros estaríamos dispuestos a inmolarnos, con tal de no escuchar ese 2(a note quiero5 que suena como una sentencia de muerte.  6ay momentos en los que la herida narcisista que esas palabras producen es tandevastadora que el afectado no piensa más que en vengar su orgullo herido. $ara algunos, elúnico consuelo posible es ver sufrir al otro tanto como el otro le ha hecho sufrir a 1l. 8nconsuelo perturbado y perturbador, un consuelo que no acepta un no por respuesta y que noatiende a ra"ones. 8n consuelo infantil, loco y desesperado como la pataleta de un ni!o dedos a!os, pero que en casos e0tremos, si se da en un adulto, puede tener consecuenciastrágicas. Los dictadores dom1sticos son ni!os peligrosísimos de dos a!os que no puedensoportar la afrenta a su amor propio. De dignidad dudosa y frágil, los asesinos la pierden por completo ante un ?B y buscan recuperarla matando al mensaero de ese no.  'n fin, que de todas las ra"ones por las que aceptar un abandono es muy difícil, lamás importante es la herida que el abandono amoroso inflige a nuestro amor propio9 2@'sque no puede ser verdad que no me quiera5.  'n ocasiones, es más sencillo aceptar la muerte de la parea que un abandono.$rimero, porque la muerte es contundente y no tiene vuelta atrás, no nos dea ningunaalternativa, mientras que en la ruptura siempre nos queda la esperan"a de la reconstruccin,de volver a intentarlo, de una segunda o una última oportunidad. $or otra parte, la muertedel otro, que nos destro"a la vida, no nos pone en entredicho. 'l otro no se muere solamente para nosotros. 7uien muere nos dea, pero dea tambi1n todo aquello que lo unía a la vida,sus relaciones, sus pertenencias. ?adie se muere para nadie en particular a menos que setrate de un suicidio dedicado; en cambio las separaciones, como las cartas, tienen nombrey apellido, remitente y destinatario. )er el destinatario del 2(a no te quiero5, del 2%e quierosolo como amiga5, del 2?o te quiero suficiente como para dear a mi muer5 o del 2%equiero, pero no estoy enamorado de ti5 supone un torpedo en la línea de flotacin yentonces el hundimiento del barco que somos es inevitable. $ero @solo durante un tiempo@?o para siempre @Más tarde o más temprano saldremos a flote 

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 6acerse dear u 2Blvídame tú que yo no puedo5 

"lv%dame t7,

  que yo no puedo#

  BL:[DAM' %S

 T9mame o d<jame,

   pero no me pidas que te crea m+s)

  %\MAM' B DK#AM'

 Llegaba tarde todos los días y una noche no vino a dormir. 'ntonces yo le puse un

ultimátum9 2Las cosas no pueden seguir así5, le die. ( 1l se fue. (o me qued1 con cara detonta, no entendí nada. ?o me lo podía creer. &uando intent1 hablar con 1l tranquilamentesolo me dio9 26as sido tú. %ú lan"aste un rdago y te estall en la cara. (o no queríasepararme. %ú lo quisiste. 7ue sepas que has sido tú5. 

 ?ieves se arrepiente de su ultimátum. 'stá desolada. Aunque reconoce que larelacin iba fatal, ahora piensa que preferiría seguir con 1l tal y como estaban, a quedarsesola con una ni!a de nueve meses. ?unca pens que su amena"a tendría estasconsecuencias y que su marido le tomaría la palabra al pie de la letra y se marcharía de casaesa misma noche. Ahora comprende que 1l simplemente estaba esperando ese rdago quehoy le echa en cara; que todo lo que hacía estaba encaminado a presionarla para que fueraella quien diera las palabras fatídicas que 1l no se atrevía a pronunciar. ?ieves estabadesvenciada de dolor y encima se repetía9 2@6e sido yo 3&mo he podido4 @$ero si hesido yo5. $or supuesto que no fue ella, pero tal y como se sucedieron los acontecimientos,era difícil hac1rselo entender y perdonar. 

 &as ventajas de ?hacerse dejar@

 7uienes se suman a esta iniciativa quieren separarse Cgeneralmente ya cuentan con

un sustituto para el cargo, pero no se atreven a enfrentarse a todo lo que supone proponeruna ruptura y poner las cartas sobre la mesa sin ambages. 'ntonces, a cambio de palabras,aparecen los actos. 'n sus actos queda claro que no están interesados en mantener larelacin. &on sus actos se dedican a hacerle la vida imposible a su parea oficial. )e olvidande cuidar las formas y optan por la desfachate", por la falta de respeto y por el desamor.)uele ser una escalada cruel, cuyo único tope es que el agraviado hable y tome la decisinde romper el pacto. 'l pacto de la vida en parea y el pacto de silencio que el artífice del2Blvídame tú5 ha impuesto entre los dos.  'ntonces, en algún momento se escucha una vo" tímida que dice9 2(o así no quieroseguir5. ( otra vo" que se hace la resignada y que responde9 2*ueno, si eso es lo que tú

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quieres, vale, lo deamos5. &omo si el inmolado, el mártir, fuera 1l.  $ara los que optan por la alternativa del 2Blvídame tú5 todo son ventaas9 ni deanni, en sentido estricto, son deados. )on ahorradores natos9 se ahorran la agonía de laincertidumbre que atraviesan los que se deciden a dear; se ahorran la culpa por abandonaral otro; se ahorran el peso del piano de cola sobre los hombros y las noches de insomnio; se

ahorran el mal trago del 2%enemos que hablar5, que tanta desa"n produce a quien lo pronuncia; se ahorran pronunciar ese espantoso 2(a no te quiero5, que a nadie le gustadecir y muchísimo menos escuchar. )e ahorran el papel desagradable de ser el malo de la película, porque dean el trabao sucio a cargo del otro. %ampoco pasan por la humillacinde sentirse abandonados, porque, en el fondo, no han sido abandonados sino liberados./eneralmente se sienten muy aliviados cuando el otro cumple a cabalidad con suse0pectativas. 'llos son los autores intelectuales del crimen, pero la mano eecutora es la delotro.  'l reparto aquí es muy inusto, porque el que pronuncia las palabras quecorresponden a los actos de su parea, el 2obligado a abandonar5 Cla verdadera víctima,además del maltrato del que ha sido obeto antes de la separacin, se lleva el peso de unaculpa que no le correspondeH Kl ha sido el vapuleado y ahora pasa por ser el verdugo. Kles el maltratado y encima ha de cargar sobre sus hombros con la responsabilidad de haberechado por la borda los proyectos de parea o los a!os de matrimonio. 'n estos casos, la perpleidad adopta formas retorcidas. (a no se trata únicamente de la sorpresa ante las palabras del otro, ni del horror de escuchar ese 2(a no te quiero5, o la pena por el abandonoque vimos en el capítulo de 2)er deado5. 's que a todo esto hay que sumarle la e0tra!e"aante las propias palabras. Lo siniestro que resulta dictar la propia sentencia de muerte923&uándo lo die4 3&mo pude proponerlo4 3$ero si yo no quería separarme4 37u1 pas4$ero 3por qu1 nos separamos si yo todavía lo quiero45. 'l artífice del 2Blvídame túH5 esel verdadero due!o de la pelota y es, además, un trilero que la esconde y la muestra cuandoy como le parece, ante la mirada atnita del otro que no alcan"a a entender la ugada.  'l 2obligado a abandonar5 sufre la misma sensacin traumática de la sorpresa quesufre el abandonado y encima se pregunta9 23&mo pude empuarme yo a mí mismo, por laespalda, a este abismo4 3)erá que me desdobl14 3)erá que sufro un trastorno de personalidad múltiple4 3)erá que por un lado me aferro desesperadamente y por otro meempuo al vacío4 37u1 pas45.  Lo que ocurre es que al pronunciar unas palabras con las que ni siquiera está deacuerdo, el 2obligado a abandonar5 encarna el papel que le tocaba interpretar a su pareaHsuponiendo que su parea tuviera la valentía de hacerse cargo de sus propios deseos, de sus propias contradicciones, de sus dudas, de su desamor. 'l 2Blvídame tú5 escribe el guin aescondidas y, cuando le parece, cambia los nombres de los personaes, de manera que el2obligado a abandonar5 dice aquello que debería decir el otro, y viceversa.  A continuacin, veremos algunos casos en los que el protagonista de la historia selas arregl para hacerse dear. 'sta ve" hablaremos de dos hombres. 8no que se vioobligado a dear y otro que se hi"o dear.  'n muchas de las entrevistas que me han hecho en torno a Mujeres malqueridas,hay una pregunta que se repite9 23( solo hay mueres malqueridas4 3( no hay tambi1nhombres malqueridos45. )uelo contestar siempre lo mismo9 @por supuesto que sí ( remitoal entrevistador a las páginas de Mujeres malqueridas en las que e0plico ese continuo queva desde lo femenino a lo masculino, desde la pasividad a la actividad en el que todoselegimos colocarnos en algún punto, independientemente del g1nero y de la orientacin

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se0ual que manifestemos. De manera que un hombre, heterose0ual, ubicado más cerca del polo femenino que del masculino, siempre estará más predispuesto a sufrir por amor queuna muer ubicada más cerca del polo masculino. 'l caso de Alberto es una muestra de unhombre malquerido en toda regla.  Alberto es un profesional e0itoso. Kl y su muer tienen una ni!a y una relacin

e0tra!a. :ino a mi consulta dispuesto a hacer lo que hiciera falta con tal de mantener elmatrimonio en pie. $or lo que me cont desde el minuto cero, me pareci evidente que sumuer le era infiel, pero mi papel no consistía en hacerle ver la realidad, sino enacompa!arlo hasta que 1l pudiera verla por sí mismo si podía. A los meses de empe"arel tratamiento, las supuestas cenas con amigas de su muer pasaron a ser noches fuera decasa. )u adiccin al tel1fono y a los )M) empe" a ser e0cesiva y sospechosa. 8nas fotos ala vista en las que ella aparecía con otro hombre, unos billetes de avin que desmentían eldestino oficial que ella había argumentado para faltar de casa un fin de semana empe"abana ser pruebas difíciles de ignorar, @incluso para Alberto, quien todavía tard un tiempo enreconocer que todos esos indicios apuntaban a una sola cosa9 su muer le era infiel y nisiquiera se tomaba la molestia de ocultarlo.  A pesar de saber lo que sabía, Alberto hi"o cuanto estuvo a su alcance pararecuperar a su muer. Le hi"o regalos de amante, la invit a viaar sin la ni!a, empe" ahacer dieta y se apunt en un gimnasio. )e aferraba a la ilusin de que la situacin podíaestar en su mano.  Mientras que 1l se deshacía en detalles, ella parecía estar cada ve" más ausente.'ntonces, Alberto empe" a dormir mal, a no tener ganas de nada y a arrastrar una triste"acrnica. ?o solo se sentía abandonado por su muer, sino humillado. La situacin fue a másy lleg un momento en el que ya no pudo mantener el propio enga!o por más tiempo.  'l detonante Cla gota fue un supuesto viae a *arcelona por trabao, que en realidadresult ser un viae a $arís por placer. Durante la conversacin que sigui aldescubrimiento, su muer no hi"o ningún esfuer"o por negar lo que Alberto le planteaba. Loescuch con serenidad, y cuando 1l termin de hablar, dio muy ofendida9 2:ale. )i eso eslo que piensas de mí, si es eso lo que quieres, entonces será como tú digas. (o me quedocon la casa y con la ni!a y tú te puedes ir a vivir a mi apartamento de soltera que ahora estávacío5.  ?o se defendi, no argument. )u respuesta fue tan contundente y tan firme, que parecía ensayada. %al ve" llevaba meses esperando a que Alberto pronunciara de una buenave" las palabras mágicas9 2%enemos que hablar5.  De la noche a la ma!ana, Alberto pas de ser la víctima de una infidelidad a ser elmalo de la película; de ser el agraviado a ser el insensible que no tenía ningún escrúpulo enromper una familia. De ser el humillado, a ser el malvado. Alberto no se anim a contar laverdad, toda la verdad y nada más que la verdad de los motivos de su separacin, demanera que al final fue criticado por los amigos, enuiciado por la familia política yrecriminado por la suya propia por no pensar primero en el bienestar de su hia y en sucompromiso matrimonial y separarse de su muer sin e0plicaciones. Alberto tuvo quecargar con el dolor de ser deado y, a la ve", con el peso de la culpa de dear. 

Ahora veremos en detalle el caso de Darío, que presenci1 de cerca. 'n su historia puedo asegurar que, a pesar de sus sue!os, que interpretamos, y a pesar de sus palabras, queno deaban lugar a dudas, Darío estaba convencido de que había sido su muer quien habíatomado la decisin de separarse, y de que 1l no había hecho más que acatar sus rdenes.

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)olo el tiempo y la distancia de la situacin le permitieron reconocer que 1l había abonadoese terreno con generosidad, que había puesto las semillas y que, en usticia, únicamenterecogía lo que había sembrado haci1ndose el distraído. 

Darío lleg a mi consulta con cincuenta y pocos a!os a raí" de un infarto que a

 punto estuvo de costarle la vida. +ísicamente estaba bien, pero su cabe"a había dado unvuelco. Mientras estaba convaleciente, record el pasae de una novela de Marai9 unm1dico se pregunta unto a la cama de un moribundo cuál sería la mentira que le enferm.La frase cay como un rayo sobre la vida de Darío y fue lo que le anim a buscar ayuda.<econoci que la insatisfaccin recorría su vida. 'staba cansado del estr1s del trabao, pero,sobre todo, estaba cansado de una relacin de parea seca, en la que ya no había nada querascar. 'ntre 1l y su muer quedaba el cari!o, sí, la costumbre y un cierto hábito de preparar el desayuno. 6acía mucho que @ni siquiera se peleaban 'l se0o no era se0o, sinocostumbre, y sus hios ya eran mayores. Darío empe" a ugar con la idea de separarse. 2Lavida es corta decía. Ahora s1 por e0periencia que te puedes morir en cualquiermomento y claro que no me quiero morir, pero sobre todo lo que no quiero es estar muertoen vida, ni vivir una mentira5.  (o tuve la impresin de que había llegado a la consulta con la decisin de separarseya tomada y que solo necesitaba el visto bueno de una vo" autori"ada. 6abía tenido más deuna aventura, alguna más seria que las otras, ninguna capa" de poner en peligro sumatrimonio. $ero eso no era lo que 1l quería para su vida; ahora que la valoraba tanto noquería una doble vida, sino una sola vida que valiera el doble y le devolviera el doble desatisfaccin. %enía claro lo que perseguía, pero la culpa no le deaba ni tomar una decisin,ni sentarse a hablar con su muer sobre el tema.  Durante esa 1poca so! varias veces que su muer tenía un accidente, o que semoría, o que se iba con otro o, simplemente, que desaparecía sin dear rastro ni dare0plicaciones. 'ran sue!os en los que 1l sufría mucho, y la buscaba inútilmente. 'n algunode ellos se veía a sí mismo llorando, rodeado de la compasin de amigos y familiares.  ?o es que Darío le deseara ningún mal a su muer, es que quería que la situacin sesolucionara sin su participacin, sin tener que pasar 1l por el trago de poner sobre la mesa eltema de la separacin. )i ella desaparecía, como en el sue!o, entonces 1l estaría autori"adoa empe"ar una nueva vida sin ella, sin necesidad de hacerle da!o, sin someterse al horror dedearla. $or otro lado, en ve" de miradas de desaprobacin, recibiría como en los sue!os  la compasin de sus allegados. &uando intentábamos desentra!ar el significado de sussue!os, Darío concluía9 2)í, yo no quiero que le pase nada. Lo meor sería que fuera ellaquien planteara la separacin, así parecería que es ella la que toma la decisin, y no sesentiría abandonada por mí. (o aceptaría muy obediente lo que me propusiera y todos tancontentos5.  )e puede decir más alto, pero no más claro.  'l desinter1s de Darío por su muer fue en aumento. Durante un tiempo ella le perdonaba su hosquedad, achacándola a los efectos del infarto, al estr1s, a la angustia demuerte por la que había pasado. 'n cierto sentido tenía ra"n9 el cambio de actitud de Daríotenía mucho que ver con el infarto y con los efectos de haber estado tan cerca de la muerte, pero no de la manera que ella suponía.  Lleg el momento en el que cmo no fue ella quien dio9 2Así no quieroseguir5, y 1l quien respondi9 2:ale, como tú quieras, cari!o5.  Le tom la palabra, 3pero qu1 palabra4 8na palabra dicha sin querer y escuchada al

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 pie de la letra por un Darío que no había sido capa" de pronunciarla.  A la semana siguiente estaban separados.  Kl se qued muy aliviado. )upe por Darío que ella no. A su muer le fue difícilcomprender lo que había ocurrido. 3)eparados4 $ero 3por qu1 se habían separado si ellatodavía lo quería4 )i su única intencin había sido poner a su marido contra las cuerdas

 para que reaccionara, ustamente para salvar la relacin, 3cmo es que ahora estabanseparados y cmo es que, además, había sido ella quien había terminado la relacin4  'ntiendo la rabia del 2obligado a abandonar5, entiendo su pena y su sensacin deinusticia. ?o hay consuelo ni alternativa. 7uien pone en palabras el silencio del otro no seequivoca. 37u1 remedio le queda4 37u1 tendría que haber hecho ?ieves4 3Aceptar que sumarido no fuera a dormir a casa como algo normal o como si a ella no le importara4 37u1alternativa le quedaba a Alberto4 3( a la muer de Darío4 Mantener una relacin a2cualquier precio5 no tiene demasiado sentido; ya sabemos que 2a cualquier precio5 nuncaes un buen negocio. 6ay situaciones intolerables que no tiene sentido prolongar y en algúnmomento alguien tiene que decir @basta  ?o digo ni pienso que siempre se trate de una estrategia calculada con frialdad por parte del 2Blvídame tú5. $uede que quien se haya hecho dear se sorprenda y se ofenda conestas afirmaciones y las niegue. 's muy probable que ni siquiera sea consciente de todo elda!o que produce y piense que todo lo hace 2por su bien5. ?o tienen en cuenta elsufrimiento e0tra que tiene que padecer el otro gracias a sus tretas para hacerse dear; ni eldesconcierto con el que se quedan, que es muchísimo peor que un 2Lo siento, pero ya no tequiero5 dicho a tiempo, con valentía y con dignidad.  &on frecuencia, estas observaciones solo se pueden hacer a posteriori, cuando ya laseparacin se ha producido y se intenta reconstruir la historia para entenderla. )i repasamosla película a cámara lenta, podemos ver dnde estuvo escondida la pelotita del trilero encada instante. 'ntonces, unto al cartel que dice 2+-?5, aparecen los cr1ditos y sabemoscon certe"a qui1n escribi el guin original, y cuál era su verdadero te0to; sin tachaduras,sin cambios de última horaH )abemos qui1n mont el decorado y qui1n hi"o el casting) 7ui1n reparti los papeles y qui1n se llev la meor y la peor parteH 

 "lv%dame t7)

   No, yo no, t7#

 &ono"co casos en los que ambos participantes de la parea quieren hacerse dear.

<epito, no es una decisin consciente, pero, de alguna manera, ambos saben que la pareaestá terminada; sin embargo, ninguno de los dos se atreve a dar el paso. Ambos saben queya no hay modo de salvar la relacin, pero ninguno quiere ser el mensaero de las malasnoticias. 'ntonces se en"ar"an en una espiral mortífera de peleas, desplantes, insultos ymalos tratos, a ver cuál de los dos consigue que sea el otro el que diga primero9 26asta aquíhemos llegado5.  )on el negativo de esas pareas de enamorados que no se animan a colgar eltel1fono y pasan quince o veinte minutos con aquello de9  &uelga tú Ccari!o.  ?o, yo no, cuelga tú Cmi vida.  ?o. ?o puedo, anda, @cuelga tú Cbonita.

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  ?o. %ú Cmi amor.  ( así, hasta que llega la madre de alguno de los dos y le arranca el tel1fono a su hioy resuelve la discusin en un segundo.  $ues lo mismo hacen nuestras pareas del 2Blvídame tú que yo no puedo5; pero alrev1s. )e pasan meses dici1ndose con los hechos9

  D1ame tú C@imb1cil.  ?o, anda, d1ame tú a mí C@desgraciado.  ?o. (o no quiero dearte, d1ame tú C@irresponsable.  ?o. @%ú C@idiota.  ( el resultado es ''&a guerra de los Bose(( $or supuesto que quien primero aceptela derrota y tome la palabra será el más digno de los dos. 

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 Los evaporados o 2Me voy a por tabaco5 

 &a puerta se cerr9

  detr+s de ti

   y nunca m+s

  volviste a aparecer .

  LA $8'<%A

  Por si volvieras,

   por si volvieras

  la puerta la dejo a5ierta

   para que puedas pasar .

  $B< )- :BL:-'<A)

 &uando hablo de 2los evaporados5, no me refiero a una marca de helados, ni a una

 película de cienciaUficcin. )e trata de un segmento de la poblacin generalmentemasculina compuesto por seres que no solo no son capaces de dear a sus pareas, sinoque ni siquiera tienen la paciencia de esperar hasta hacerse dear por ellas. ?i dean ni sondeados y, no obstante, no están. 3&mo se las arreglan entonces4 $ues sencillamentedesaparecen, @se evaporan %al y como se evapora el agua hirviendo, que ahora está y siuno se despista unos minutos dea de estar y no hay forma de recuperarla, @pues así 'n unacto cobarde de prestidigitacin 2@?ada por aquí, nada por allá5, nuestro protagonistase va a por tabaco y simplemente no regresa. )e despista, no se da cuenta, se le pasa la horay no vuelve a llamar en veinte a!os. ?o me refiero al destino de los encuentros esporádicos,sino al final de relaciones establecidas durante un tiempo prolongado, meses, a!os, queterminan sin una e0plicacin; sin una despedida en condiciones, sin una mínimaconversacin que ayude al abandonado a poner las cosas en su sitio. 'n esta horriblecategoría, tambi1n se enmarcan los que abandonan por tel1fono Ccasi nunca lo hacen deviva vo", los del )M), a trav1s de +aceboo=, por %]itter o por correo electrnico.  $ara reconocerlos, e0pongo a continuacin un par de casos. 

&arla, treinta y dos a!os, cuatro a!os de relacin con Andr1s. )e posponen los planes de boda porque Andr1s se va en septiembre a Londres con una beca posdoctoral. ?o pasa nada, serán apenas nueve meses y Andr1s vendrá a verla en diciembre. Al principio seechan muchísimo de menos. 6ablan todos los días por tel1fono y por )=ype porque see0tra!an. %ienen muchísimas cosas que contarse. A las pocas semanas de la estancia deAndr1s en Londres, las llamadas empie"an a espaciarse sin e0plicacin aparente. &ada ve"

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es más difícil coincidir con 1l. &arla pregunta9 23%e pasa algo4 3%odo va bien45. 2)í, no te preocupes, es que tengo muchísimo trabao5. $oco a poco Andr1s dea de responder a lasllamadas, y cada ve" es más difícil encontrarlo conectado en )=ype. &arla insiste, le escribeun mail  pidiendo e0plicaciones y recibe una escueta contestacin del tipo9 2'stoy bien, bonita, no te preocupes, es que estoy muy agobiado con el trabao. $or cierto, no podr1 ir en

diciembre, tengo una entrega en enero y me resulta imposible5. &arla empie"a a angustiarsey decide que si 1l no viene, ella irá a verle por ?avidad. ?o es que el tiempo o el dinero lesobren, pero esos silencios, @tan prolongados, la tienen angustiada y necesita aclarar lasituacin. Andr1s acepta el cambio de planes, pero no vuelve a dar se!ales de vida. 'llallama, insiste, un correo, otro, otra llamada. ?ada. 8na noche lo encuentra conectado en)=ype, @al fin ( le pregunta9  37u1 te pasa, Andr1s4 ?o entiendo nada. 36as conocido a alguien4 Dime laverdad. 37uieres que vaya a Londres o no4  Lacnico y condescendiente, le responde9  &omo tú quieras.  &arla decidi ir a verle con la esperan"a de recuperar la relacin o al menos derecibir una e0plicacin personalmente. 'lla llega, pero 1l no va a recibirla al aeropuerto.&arla lo llama y no hay respuesta. :a a la direccin conocida, nadie responde. 6acía dossemanas que se había mudado sin dear una nueva direccin. Al día siguiente, en un hotelcualquiera, perdida, sola, &arla recibe un correo electrnico9 2$erdona lo malo, bonita. ?ecesito tiempo para pensar. $or favor, si no te importa, recoge todas mis cosas de tu casaen Madrid, que mi hermano pasará a buscarlas esta semana. %e deseo lo meor. @%e lomereces @+eli" ?avidad5.  A &arla la conocí cuando llevaba apenas tres meses sufriendo por Andr1s. 'ntoncesera el espectro de una muer, un suspiro, un hilito de muer con oeras. 6abía perdido nueve=ilos y vino a pedir socorro para que alguien la suetara y le diera una buena ra"n paralevantarse cada ma!ana. +ue muy difícil. Al final consigui odiarlo como merecía y, con eltiempo, lleg incluso a perdonarlo desde la compasin, desde el desprecio. ?o era ni buenoni malo, era un cobarde, un incapa" de hacerse cargo de las consecuencias de sus actos.$as mucho tiempo hasta que &arla recuper la confian"a, no solo en sí misma, sino en laespecie humanaH 

'mma, veintiocho a!os. )eis meses de relacin con $aco. %odavía no viven untos, pero ya se han presentado a los amigos. Kl se va un mes por trabao a M10ico. )ecomunican con cierta asiduidad. ?o todos los días, porque la diferencia horaria no ayuda, pero sí dos o tres veces por semana. La última ve" fue en pleno agosto, $aco estaba todavíaen M10ico y telefonea para avisarle que regresaría a Madrid en dos días y que la llamaríacuando llegara. 'mma estaba de vacaciones en la &osta *rava, pero tenía tantas ganas deverle que no duda en interrumpirlas para recibirlo en Madrid. 'l día antes del regreso de$aco, 'mma ocupa la ornada en peluquería, depilacin, manicura, pedicura y un poco derebaas. @%odo a punto 'l día 2D5 está pegada al tel1fono para darle la sorpresa de que estáen Madrid y de que pueden verse de inmediato; pero $aco ni llama, ni responde llamadas. ?o sabe nada de 1l el día de su regreso, ni al otro, ni al otro. 36abrá perdido el avin4 3Bhabrá sido otra víctima del cartel de )inaloa4 Al cuarto día 'mma le escribe un correo923'stás bien4 3%e pasa algo4 ?o entiendo nada5. 8n a!o despu1s, todavía está esperandorespuestaH C$or cierto, sabe que todavía está vivo porque su cuenta de %]itter sigueactiva.

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)epararse es difícil, poner las cartas sobre la mesa y hablar claro parece quetambi1n. )er consecuente con uno mismo, con los propios sentimientos y con los propiosactos, requiere valentía. ?adie está obligado a permanecer con nadie. &ualquiera puede

romper sus promesas de amor eterno. &ualquiera puede enamorarse locamente de otra persona, o descubrir que prefiere estar solo a continuar embarcado en una relacin que no ledice nada. &ansarse, aburrirse, desilusionarse, desenamorarse o amar a otroH todo está permitido; solo hay un precio que pagar9 dar la cara. Dar la cara y decir9 2'stoy cansado,aburrido, ya no te quiero, he perdido la ilusin, ya no me gustas o quiero a otra5. Lo únicoque hay que hacer es dar la cara y despedirse. Dar la cara y aguantar el chaparrn. ?o esdemasiado caro. 's simplemente un acto de decencia, un último gesto que @supone tanto para el abandonado  'scuchar esas palabras no le va a evitar al otro el dolor de la ruptura; ese golpe,nada ni nadie podrá ahorrárselo, pero, al menos, el abandonado contará con unas últimas palabras que recordar, con unas últimas palabras que pueda repetirse en play 5ac!  una yotra ve" hasta hacerse a la idea. $or otro lado, esas palabras le darán derecho al recursofinal del pataleo. 'l pataleo no le valdrá para retener a su parea, pero supone un gran alivioel haberlo intentado, el haber podido participar activamente de la ruptura, aunque sea paradecir9 2:ale, lo entiendo5. 2@?o sabes cuánto lo siento5. $or supuesto que a nadie le gustani decir ni escuchar eso de 2(a no te quiero5, pero es más honesto decirlo que demostrarlosin palabras. 's más honesto decirlo en vo" alta que dear que el otro lo adivine mientrasestá solo, en caída libre, en pleno abismo.  7uienes optan por la evaporacin lo único que consiguen es evaporarse ellos de lasituacin. Ante el otro no desaparecen, no se evaporan, al contrario, se petrifican en la vidadel otro con su ausencia. &uanto menos están, más presentes se encuentran. 'l 2evaporado5se va con una leve sensacin de que 2Aquí no ha pasado nada5 y con toda la tranquilidaddel mundo se da permiso para el 2A rey muerto, rey puesto5. Al 2evaporado5 no le importaque esa evaporacin que protagoni"a sea mucho más dolorosa para el otro que unadespedida en plan bolero en condiciones; con su llanto, su drama y su 2?o te vayas todavía,no te vayas por favor5, y su 2:olvamos a intentarlo, te lo ruego5, y su rabia, y su 2%e odio,eres un hio deH5, y su insulto proca" correspondiente y su 23&mo has podido hacermeesto a mí, con lo que yo te he querido45.  'l 2evaporado5 no solo se quita 1l del medio, sino que le roba al otro su derecho alduelo. $orque todas esas conversaciones horribles que se suceden despu1s de unaseparacin, todas las peleas, los llantos, el reparto de las pocas o las muchas pertenencias;los intentos de reconquista, la lucha por la custodia de los hios, por el patrimonio, por la pensin alimenticia, por el perro o por la cámara de fotos, los reencuentros se0ualesocasionales sin futuro, todos esos momentos son maneras de ir haci1ndonos a la idea de laruptura definitiva; son formas de darle forma al dolor. &omo sucede con los floreros y conlos cuadros en una casa nueva, gracias a esos momentos vamos colocando al dolor endistintos lugares de la vida. 3Dnde lo pongo4 3'n el armario de la esperan"a4 3'n la paredde la rabia4 3'n el rincn de la pena4 Así, vamos cambiándolo de sitio hasta que encuentrasu puesto definitivo en la habitacin del duelo, en el trastero del pasado. 's así como se valibando la pena. $oquito a poco se van despegando los cuerpos y las almas, hasta que, unama!ana, uno se levanta ligero, sin el peso del recuerdo del otro sobre los hombros. Lasvíctimas de los 2evaporados5 tienen que hacer todo ese trabao en solitario. )in tregua, sin

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 palabras que enmarquen y e0pliquen el dolor, sin palabras que lo bauticen y le pongan unnombre propio para denominarlo y diferenciarlo de cualquier otro dolor.  )i se pudiera recuperar a los 2evaporados5 de su estado de evaporacin y preguntarles qu1 les llev a una huida tan cobarde, seguramente esgrimirían ra"ones varias, pero siempre ra"ones en las que solo cuentan ellos9

  's que no quería verla llorar. C@7u1 sensible @&laro que, así, %S no la vas a verllorar; pero que sepas que ella va a llorar el triple, aunque tú no la veas.  's que sabía que ella iba a insistir en seguir untos y yo lo tenía muy claro. C$uessí, por supuesto que iba a insistir, a eso se le llama derecho al pataleo, y si tú lo tenías tanclaro, ya tendrías tiempo de hac1rselo ver.  's que no sabía cmo decírselo. C)i no tienes mucha imaginacin, hay una listade frases hechas que se vienen usando desde el principio de los tiempos9 2?o lo tengoclaro5, 2%engo que pensarlo meor5, 2:amos a darnos un tiempo5, 2?o sos vos, soy yo5,2?o estoy preparado para el compromiso5 o simple y llanamente9 2(a no te quiero5.  's que prefería evitarle el dolor de la despedida. C3A ella o a ti4 @&aradura$orque sabrás que sin una despedida, el dolor se multiplica y se estira por unos periodos detiempo inhumanos.  's que no quería que se llevara un mal recuerdo de lo nuestro y cuando la gentese separa dice cosas horribles. CLlevarse un mal recuerdo es por lo menos llevarse algo. Lotuyo es dear al otro solo y perdido con todo el sufrimiento y sin ninguna e0plicacin. 7uesepas que esas 2cosas horribles5 que se dicen tambi1n sirven para separarse.  's que ya estaba decidido y no había nada que decir. C3?o había nada que decir4A lo meor no había nada que hacer, pero decirloH @qu1 te costaba.  'stas separaciones son especialmente traumáticas ustamente porque no hay trauma, porque no hay golpe, porque en sentido estricto ni siquiera hay separacin. 'n el lugar delgolpe una ausencia que uno no sabe muy bien cmo interpretar. 8n vacío hueco que lollena todo. La esperan"a toma su forma más mortífera, y la espera, con su horrible lentitud,se convierte en el personae principal.  'n estos casos, el enamorado pierde un tiempo precioso esperando el regreso, ytodos sabemos que cuando se espera, solo se puede esperar. ?o es que uno coma y ademásespere, es que uno espera y, si hay suerte, come de ve" en cuando. ?o es que uno duermamientras espera, es que cuando se espera uno no puede dormir porque tiene miedo de perderse el momento del regreso mientras está dormido. &uando se espera, uno no puedetrabaar porque está demasiado ocupado en esa pavorosa pasividad que es la espera. Laespera es espesa, y densa. Agotadora. %odo el cuerpo pesa y uno no consigue moverse porque está calcificado por la espera. &omo bien saben los deportistas, la espera es un2tiempo muerto5, por eso el tiempo no transcurre mientras se espera, porque está muerto. (así un día, y otro día, y otro y otro. 'n estos casos atravesar por el proceso del duelo es prácticamente imposible, porque no ha habido entierro y no puede haber entierro porque nohay muerto. 'n el lugar del muerto no hay más que vacío y espera. 'n 'spa!a estálegalmente estipulado que hacen falta tres a!os de ausencia continuada para dar por muertoa un desaparecido. Afectivamente, 3cuánto tiempo se necesitará4  <ecuerdo a una paciente que había sido abandonada por el m1todo rápido y eternode la evaporacin. Meses despu1s de emprendido el silencio, encontr en el +aceboo= de unamigo común una foto de su e0parea con una nueva novia. Al principio llor a gritos,aull. ( despu1s decidi poner la horrible foto como fondo de pantalla en su ordenador. A primera vista podía parecer morboso y cruel, sin embargo, fue la única manera que

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encontr de romper con las cadenas de ese 2tiempo muerto5 que la mantenían atada a laespera. Así, cada ma!ana, cuando lo primero que se encontraba era la horrible foto, pensaba9 2Ah (a me acuerdo. Ahora lo entiendo. ?o va a volver. ?o tengo nada queesperar, el muy hio de puta está con otra y ni siquiera fue capa" de despedirse5. 'sa fotohorrible y su peque!o ritual matutino, su diminuto funeral, fueron la puerta por la que mi

 paciente consigui al fin salir del cuarto oscuro de la espera.  6ay otra modalidad de 2evaporados5. )on los que están convencidos de perteneceral grupo de los valientes que dan la cara y se despiden, pero no lo son. 6acen el parip1, unaespecie de simulacro de despedida, pero se evaporan igual que quienes se alean en silencio,sin hacer mucho ruido. 'l caso de Mercedes y <afa ilustra bien esta variedad. 

Mercedes llevaba más de veinte a!os casada con <afa. ?o habían tenido hios porque <afa aport al matrimonio dos hios adolescentes y ya no quería tener más. 6acíamucho que su vida se0ual había muerto, pero Mercedes lo atribuía al delicado estado desalud de <afa, que hacía un par de a!os había tenido un infarto. $or lo demás, Mercedes pensaba que eran una parea como tantas otras, que se llevaban bien sin demasiadoentusiasmo, que discutían de ve" en cuando, pero que se querían mucho y eran muy buenoscompa!eros. @Más que suficiente para ella 8na tarde cualquiera, cuando Mercedes regresdel trabao, <afa la estaba esperando en el saln y dio aquello de9 2%enemos que hablar5, pero lo dio en sentido figurado, porque en la realidad solamente habl 1l. 2Me voy de casa le dio. (a tengo las maletas listas. (a tengo un piso alquilado. (a cambi1 las cuentasde los bancos y mis domiciliaciones. 'sta ma!ana vino el camin de la mudan"a y ya mellev1 lo que considero que es mío. 'l resto te lo puedes quedar. Aquí te deo las llaves de lacasa. Ma!ana te llamará mi abogado para que firmes los papeles del divorcio5. Le dio dos besos y se fue.  Al principio, Mercedes pens que era una broma. Aquello solo podía ser una bromaH &uando lo vio partir, cuando vio que se llevaba las maletas y se top con lasmanchas en las paredes de los cuadros que ya no estaban y con su armario vacío, y con lasmarcas en la alfombra que había deado su silln, y con un único cepillo de dientes en el ba!o, entendi que si aquello era una broma, era una broma muy pesada que había idodemasiado leosH -ntent llamarlo para hablar con 1l, para pedirle alguna e0plicacin, pararogarle, para insultarlo, para lo que fuera, pero le respondi una se!orita muy amable quesolo sabía decir9 2'ste abonado ha cambiado su número5. 'ntonces comprendi que másque una broma, aquello era una burla, la peor burla que la vida le había hecho.  @7ue alguien me e0plique si esto es, o no es, evaporarse  Me parece que estaremos de acuerdo en que <afa es un evaporado en toda regla.Marcharse de la noche a la ma!ana, sin e0plicaciones, es evaporarse; aunque al2evaporado5 se le pueda ver partir mientras escuchamos el rodar de sus maletas. 

Mi e0periencia como terapeuta me ha ense!ado que, cuando se anali"an con calmalos meses previos a la evaporacin, en la mayoría de los casos encontramos indicios de quela relacin no atravesaba por su meor momento. 'l otro estaba más ausente que decostumbre, más escurridi"o. 'l 2evaporado5 no se desvanece el día en el que desaparece,sino que empie"a a dar signos de evaporacin en presencia de su víctima meses antes dedesaparecer. 'mpie"a a no mirar al otro, a no desearlo, a postergarlo, a ignorarlo. ?o esfácil distinguir los síntomas previos ni mucho menos anticipar una evaporacin; pero, con

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frecuencia, la víctima de una evaporacin lleva meses aferrada a la venda apretada con laque se cubre los oos para no ver que el final está cerca; vive bao el embruo del pensamiento mágico, convencida de que si no mira la realidad, si no la nombra, esto no está pasando. 

 1vaporados C)D 

8na nueva modalidad de 2evaporados5 son aquellos que se valen de las nuevastecnologías para terminar una relacin. 'stá el que solo es capa" de escribir9 2Lo  snt   sta nch n voy a drmr  a cs ni mñn ni nnc %7M5. @A ese no vale la pena tenerlo ni como amigoen +aceboo= B el que, sin mediar palabra, se conforma con cambiar su estado en +aceboo= y pasa de 2%iene una relacin con5 a 2)oltero, libre y sin compromiso5. B el que tiene ladesfachate" de terminar una historia de amor con apenas ciento cuarenta caracteres a trav1sde %]itter. 'ste, no es que tenga mucha capacidad de síntesis, sino muy poca vergOen"atorera.  6ay otro grupo @numerosísimo de quienes se borran despu1s de una noche de pasin. )on los que dicen9 2(a, si eso, te llamo yo5. 'sos son multitud y no se merecen unapartado propio en este libro, @con un párrafo tienen bastante 'sos no dean a una muer,esos solo dean en la muer un mal sabor de boca. 'sos no cuentan, a menos que se cuentenentre sí, que se sumen en la vida de una muer y terminen por formar un equipo de baloncesto, uno de fútbol, @o llenen un estadio 'n cuyo caso, esa muer tendrá que preguntarse por su marcada inclinacin a encontrar 2gatos calleeros5, y a abrirles la puertade su casa y de su cama sin conocerlos. De los 2(a, si eso, te llamo yo5 lo que de verdadduele es la repeticin. Duele el chichn que se va formando en la frente cuando uno se daun golpe, más de una ve", en el mismo lugar y con la misma piedra. A esos los conocemos.(o diría que les vemos venir y, libremente, elegimos ser otra muesca en el revlver de unseductor desconocido y poner otra muesca apasionada y fuga" en el nuestro. 'sosconstituyen los amores eternos de una noche, y terminan en separaciones inmediatas, deuna ma!ana. 'sos son aire y en aire se convertirán.

 

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 &apítulo W

 'L %<A*A#B D'L D8'LB

 

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 La negacin o 2'sto no puede ser verdad5 

 Eay golpes en la vida,

   yo no s<)

  Golpes, como del odio de :ios)

  &K)A< :ALL'#B

  No, no soy yo la que llora,

   yo no podr%a su*rir tanto)

  A??A A#MP%B:A

 

2'sto no puede ser verdad5 es una frase que repetimos en situaciones de duelo yque todos reconocemos haber pronunciado alguna ve". Da igual si es una muerte o unaenfermedad, si lo que se pierde es un puesto de trabao o una parea, el caso es que laincredulidad es la primera reaccin ante un golpe de la vida de esos 2como del odio deDios5.  &on los tranca"os del destino, nos comportamos como cuando nos parece que uncompleto desconocido nos saluda por la calle9 que miramos e0tra!ados a un lado y a otro para ver a qui1n iría dirigida esa mirada o ese saludo, porque, para nosotros @seguro que noes $ues lo mismo hacemos con la vida que, si nos trata mal, le damos la espalda, miramosen otra direccin y no nos damos por aludidos; porque ese golpe @no puede estar destinadoa nosotros @+altaría más  'l recurso de la negacin es una fase, un escaln inevitable que hay que atravesar ydel que en algún momento tendremos que salir para enfrentar la p1rdida, dolernos por ella ydigerirla. 'n esa medida la estrecha medida de apenas un escaln, la negacin tiene elsentido de permitir al doliente una tregua, un respiro. 'n 'spa!a, los ni!os dicen9 2?ovale5 para interrumpir un uego cuando les parece que algo ha salido mal, en :ene"ueladecimos9 2%aima5, en una muy libre adaptacin del time out  anglosan. Lo cierto es queen la vida muchas veces es necesario parar el uego; pedir un tiempo muerto, retroceder,volver al punto de partida, a la línea de saque, para organi"ar la defensa y continuar.  'l momento de negacin por el que atraviesa un doliente es su manera de decir92@%aima5, 2@?o vale5, porque cuando la vida nos coloca en una situacin de duelo, lo primero que pensamos es que alguien nos está haciendo trampa, que alguien o algo nos estáhaciendo una falta personal que siempre es muy inusta9 2@?o vale, no hay derecho, vamosa repetir la ugada5 , y repetimos la ugada mentalmente una y otra ve" esperando que enalgún momento la situacin tomará el curso que deseamos, el curso que consideramos quenos merecemos, @nosotros, @que siempre hemos ugado limpio con la vida 'n fin, quenegar es una manera de decirle a la realidad que nos espere, que todavía no estamos preparados ni para estar enfermos, ni para perder a un ser querido, ni para terminar con una

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relacin. ?ecesitamos un tiempo para entender el significado de las palabras 2%ienes uncáncer5, 26a muerto tu madre5 o 2:amos a separarnos5. 'l impacto de la noticia es tanapabullante que embota nuestros sentidos, y deamos de escuchar, de entender, de pensar.'n un primer momento ni siquiera podemos sentir. )olo decimos9 2@'sto no puede serverdad @'sto no puede ser verdad @'sto no me puede estar pasando5.

  $edimos tiempo, @un poco de tiempo, por favor, y 3por qu1 no4 @%enemos derechoa hacerle trampa al calendario )i, al fin y al cabo, @tiempo es lo que nos va a sobrar deahora en adelante para hacernos a la idea 'l tiempo con el tiempo nos va a obligar aenterarnos de la verdadera dimensin del golpe. @%iempo habrá para que realicemos el largoy penoso trabao del duelo $or ahora, todavía, no podemos hacernos a la idea.  'n ocasiones, cuando la muerte de un ser querido sobreviene, no solo hay 2unmomento5 de negacin, sino que se instala a vivir entre nosotros una secreta corriente denegacin, una certe"a loca de que el ser perdido volverá. )e trata de una conviccin queconvive, como si nada, con la certe"a de la p1rdida. 'ste estado de divisin interna, desaber y no saber algo al mismo tiempo, lo describe de forma sobrecogedora #oan Didion en 1l año del pensamiento m+gico, el libro que escribi la autora norteamericana a raí" de lamuerte repentina de su marido. (a el título del libro nos anuncia el contenido9 para negar es preciso echar mano a manos llenas del pensamiento mágico.  #oan Didion no tenía ninguna duda de que su marido había fallecido de un infartoaquella noche. 'lla personalmente lo había acompa!ado al hospital, había reconocido elcadáver, ley el acta de defuncin y dio la orden de que fuera incinerado. )in embargo, una parte de sí misma se resistía a aceptar que esa fuera la única realidad posible, y, como losni!os, que entienden la muerte como un estado transitorio del que se puede regresar, ellatambi1n aguardaba el retorno de su marido. ?o es que lo esperara con flores, ni quecolocara un cubierto en la mesa para 1l no estaba loca, pero unas semanas despu1s desu muerte, cuando se dispuso a desocupar el armario de su marido, se dio cuenta de que noera capa" de tirar su par de "apatos preferidoH y se sorprendi a sí misma pensando F 2@?o puedo tirarlos 3&mo va a salir a caminar si los tiro45. Allí descubri lo poco dispuestaque estaba a aceptar que su marido no volvería amás.  6e tenido ocasin de presenciar muchos estilos de no pasar por el aro de la crudarealidad, he visto algunos más elegantes que otros, unos más toscos y otros más elaborados.De todos ellos, uno me conmovi especialmente. )e trata de un caso que rese!1 en otrolibro y que ilustra la diferencia entre creer algo y saberlo a ciencia cierta; o entre saber algoa ciencia cierta y hacer como si no se supiera. ( es que para llegar a enterarnos realmentede lo desagradable que la realidad nos impone hemos de pasar por sucesivos estadios del nosaber, del no poder creer, del saber y no saber al mismo tiempo; en definitiva, hemos decru"ar el escaln de la negacin. 

's lunes JW de mar"o del Z por la noche. )olo han pasado cuatro días desde elatentado que sacudi a Madrid el JJ de mar"o, estoy en un hospital de esta ciudad en el quecolaboro por esos días como voluntaria. 8na enfermera viene alarmada y me pide que vayaa hablar con una persona que está en estado de shoc=.  2's Ana me e0plica la enfermera, una víctima del atentado, que acaba de ver por televisin la foto de su marido en la lista de los muertos5. &uando llego a la habitacinel reportae ha terminado, pero la televisin sigue encendida sin que nadie la mire.  Ana es una muer latinoamericana, menuda, que en este momento está ausente, conlos oos muy abiertos, mirando a ninguna parte. Desde ese lugar de la nada en el que se

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encuentra, empie"a a contarme como en trance lo que acaba de ver9 2's que han pasado la foto de mi marido por la televisin, y dicen que es uno de los muertos. (o no s1qu1 creer. 'n un canal dicen que está entre los heridos y en otro dicen que está muerto.&reo que se equivocan. A $erú lleg la noticia de que yo estaba muerta, y fíate, estoy viva.'s que no s1H 'n Antena Y, en cambio, no lo ponen en la lista de los muertosH A veces en

la televisin se confunden y yo no s1 muy bien qu1 pensarH5.  La situacin es dramática y, como Ana, yo tampoco s1 muy bien qu1 pensar. 3'lmarido de Ana estará vivo o estará muerto4 3&mo es posible que Ana se haya enterado dealgo tan terrible así, sola y viendo la televisin4 $ienso que tengo que hablar con los)ervicios )ociales para que una situacin como esta no se repita.  Decido esperar. 'n ve" de inquirir acerca de los detalles del reportae o de intentar precisar qu1 es lo que Ana sabe y qu1 es lo que Ana cree, me acerco a ella desde otroángulo, desde nuestro origen común de latinoamericanas y sí, tambi1n, desde miformacin como psicoanalista, le pido que me cuente un poco de su vida, cmo lleg aMadrid, qu1 hacía en $erú, qu1 hace aquíH &on esta conversacin no pretendo distraerladel horror que está viviendo, sino acompa!arla en la reconstruccin de una historia queempe" muchísimo antes del JJUM, una historia que en este momento está desintegrada por el efecto de las bombas, pero que poco a poco habrá de armar otra ve" para continuarla. 'sasí como Ana empie"a a contarme cmo fue que ella se vino a Madrid antes que su marido92(o quería una vida meor. 'n $erú estudi1 contabilidad y trabaaba como contable. Aquítrabao como empleada de hogar, pero gano más y tengo meores condiciones de vida5.  Me cont que llevaban ocho a!os viviendo en Madrid, que tienen una hia de una!ito que naci con una afeccin pulmonar y que se acababan de comprar un piso. 2A pesar de todo lo que ha pasado, yo me quiero quedar en 'spa!a porque aquí mi hia tendrá unameor atencin m1dica5.  Despu1s de decir esto, Ana se queda en silencio, parece que pierde el hilo de lo queme estaba contando y regresa a ese rincn de la nada en el que vagaba cuando yo llegu1 a lahabitacin. (o tambi1n guardo silencio y acompa!o su dolor. 'ntonces, Ana suspira profundamente y continúa9 2De hecho, ayer, cuando vino mi cu!ada con la funcionaria dela &omunidad de Madrid para preguntarme dnde quería enterrar los restos de mi marido si repatriábamos el cadáver o lo enterrábamos en Madrid, yo decidí que loenterráramos aquí. Mi hia y yo vivimos en Madrid, y será en Madrid donde vayamos lasdos a visitar su tumba5.  'n ese momento me enter1 de que Ana sabía desde el día anterior que su maridoestaba muerto. 'lla misma había decidido enterrarlo en Madrid. $ero igual de perfectamente que Ana sabe hoy que su marido está muerto, al mismo tiempo lo ignora. )umente funciona como una televisin con canales distintos, en la que aparecensimultáneamente informaciones contradictorias. 'n un canal de su pensamiento ella sabeque su marido está muerto. $ero en otro, ella se resiste a enterarse de ese horror, lo niega ydecide que no, que seguramente está herido, y que en cualquier momento vendrá con suhia a acompa!arla a salir de este hospital, que todo esto es una pesadilla de la que unama!ana ella se va a despertar en su cama, unto a su marido, como se despert el JJ demar"o por la ma!ana, antes de tomar aquel tren. 'lla sabe que a veces las televisiones, lascu!adas, las funcionarias de la &omunidad de Madrid y ella misma pueden darinformaciones equivocadas, confundirseH Ana hace una especie de apping  mental y pasade un canal a otro; del canal en el que está esa informacin horrible que ella conoce, a uncanal más benevolente en el que ella se niega aceptar lo que sabe y todo volverá a ser como

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antes. 'ntre uno y otro canal, Ana 2no sabe muy bien qu1 creer5, como me dio cuandollegu1 unto a su cama.  Deliberadamente, decido no hacer ningún comentario en el sentido de9 2*ueno, pero entonces tú sí sabías desde ayer que tu marido había muerto en el atentadoH5, porqueme parece inútil y porque respeto el derecho que tiene Ana a 2creer5 lo que a ella le pare"ca

y a postergar el horror hasta estar un poco más fuerte incluso físicamente para soportar la noticia y sus consecuencias. Me parece suficiente con que Ana se haya escuchado a símisma contar una historia que empie"a en $erú, que incluye el atentado y la muerte de sumarido, pero que no termina allí, una historia que continuará en Madrid unto a su hia, conquien visitará no solo la tumba de su marido, sino el <etiro, el "oo y el parque deatracciones.  Ana sabe, pero todavía no puede creer en lo que sabe. $or ahora, lo único que puedehacer es negarlo. ?ecesita una tregua. %iempo habrá, el tiempo largo que se toma el duelo para hacer su trabao minucioso de orfebre.  'l caso de Ana es muy claro y muy conmovedor, pero hay otros estilos de negar.$or eemplo, quienes pretender dar por "anado el duelo en dos o tres días tambi1n estánnegando. 'sos son quienes demasiado pronto se pertrechan tras el estandarte de 2La vidatiene que continuar5 y continúan con ella como si nada, sin escuchar su pena, a costa de su propia pena. <ecuerdo a Andrea, una viuda que vino a verme seis a!os despu1s de habermuerto su marido. 'staba deprimida y no entendía cmo podía estar tan triste ahora, tantotiempo despu1s, con lo bien que ella había llevado su muerte. %odavía recuerdo sus palabras9 2(o lo llev1 muy bien. $ens19 si se ha muerto, vale. )e ha muerto y punto. A lasemana siguiente recogí toda su ropa, regal1 lo que era de regalar y me fui a la modista condos chaquetas suyas que apenas había usado y me las hice arreglar a mi medida. Mi hiamayor se horrori"aba, pero yo soy así, muy de coger al toro por los cuernos. )i esto es loque hay, pues mientras más pronto empiece mi vida sin 1l, más pronto me acostumbrar1 asu ausencia5.  :arias cosas hacía Andrea con esa actitud. Aparentemente, aceptaba la muerte de sumarido, pero negaba su dolor. ( es que al toro del duelo no se le puede coger por loscuernos, al toro del duelo no hay más remedio que dearle pastar a sus anchas y torearlo, ydear que nos embista y volver a torearlo hasta dearlo e0hausto y quedar nosotrose0haustos y rendidos a sus pies. 'n la actitud de Andrea había algo de 2Aquí no ha pasadonada5 que no se correspondía con la realidad. Algo sí había pasado, algo muy importanteque iba a cambiar su vida de una manera radical.  6acerse arreglar aquellas chaquetas cumplía varias funciones. $ara empe"ar, Andrease identificaba con su marido, allí estaba ella, llevando su ropa para encarnarlo ydemostrarse a sí misma que 1l no había muerto. Además, cubierta tan de cerca con esas prendas, austadas a su medida, podría sentirse arropada por 1l. 37uedaría algo de su oloren aquellas chaquetas4 3)e encontraría con algún mensae cifrado en sus bolsillos4  7uienes intentan aceptar la crude"a de la realidad de inmediato creen que puedensaltarse el primer paso del camino del duelo, el de la negacin. ?o niegan la p1rdida,niegan el dolor que la p1rdida les produce, pero niegan. )on quienes se imaginan que alsaltarse una casilla acortan el camino, no saben que el trabao del duelo no tiene ataos yque generalmente esos saltos, como en el uego de la oca, no hacen más que llevarnos deregreso a la casilla número uno. Los duelos no perdonan y, más tarde o más temprano,vuelven para cobrarse su cuota de sufrimiento por el amado ausente sea un marido, unode los padres, un amigo, la parea o un hermano.

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  %res viudas, tres maneras distintas de encarar el duelo. #oan Didion espera elregreso de su marido a trav1s de unos "apatos vieos; Ana se resiste a aceptar lo que sabe yAndrea niega su dolor. &ada una de ellas ha de tomarse el tiempo que necesite parareconocer la p1rdida y continuar la vida a pesar de esa horrible ausencia.  Las consultas de los psiclogos, psiquiatras y psicoanalistas se nutren, entre otros,

de esos duelos postergados y no reconocidos que aparecen despu1s de los a!os en forma deuna ine0plicable depresin, de un desinter1s inconcebible por la vida o de una lista defracasos afectivos o laborales que vienen a ser el precio secreto que se está pagando acambio de no atreverse a ocupar la habitacin del duelo.  <ecuerdo que hace mucho recibí en la consulta a una muer de setenta y dos a!os.Me cont que arrastraba desde hacía a!os una triste"a sorda, como una pena rara que noalcan"aba a e0plicarse porque ella había sido una muer con mucha suerte en la vida.Despu1s de muchísimos a!os de casados, todavía mantenía una muy buena relacin con sumarido y sus cuatro hios estaban sanos. @?o se podía pedir más &omo hago siempre conmis pacientes, independientemente de su edad, e0plor1 un poco en su infancia. Me contque su madre había muerto de parto cuando ella tenía apenas un a!o. Llor como si acabarade ocurrir. Mientras lloraba por su madre, me e0plic que tambi1n lloraba por un beb1 quese le había muerto a ella a los dos días de nacido. ?inguno de los cuatro hios que tuvodespu1s, ninguno de sus once nietos había borrado ese recuerdo ni esa pena. 'sa abuelitaadorable, a sus setenta y dos a!os, necesitaba llorar por su madre ausente @qui1n nonecesita hacerlo, y, cuarenta y dos a!os despu1s, por su hio muerto. 6asta entonces,había estado muy ocupada en sobrevivir, en levantar una familia, haciendo esfuer"os por no pensar, por no sentir.  Algo parecido le ocurri a $atricia, una muer que hacía tres a!os había perdido a suhio de veinte en un accidente de tráfico. Me cont que en su momento lo había llevadomuy bien, que a la semana siguiente se había reincorporado al trabao, pues, al tratarse deun negocio familiar, no podía descuidarlo; tambi1n tenía que ayudar a su hia mayor, quetenía una ni!a a la que $atricia cuidaba mientras sus padres trabaaban. %odo iba bien, hastaque, recientemente, la nieta de $atricia entr en la guardería. 2@?o lo pude soportar5, dice.Desde entonces llora día y noche y solo piensa9 2@Me han quitado mi vida @Me han quitadomi vida5. $or supuesto que el duelo de $atricia no es por su nieta, a la que sigue viendocon frecuencia, sino por su hio. La vida del hio es la vida que la vida le arranc a $atriciaa destiempo. Lo que $atricia no pudo sentir en su momento, la asignatura pendiente que sede para septiembre, es el duelo por la muerte del hio, revivido dramáticamente ahora,con la leve ausencia de la nieta.  's lo que tienen los duelos, que pueden esperar el tiempo que haga falta, pero quesiempre regresan para cobrarse su tributo.  Mientras estamos en la sala de espera de la negacin, nos acurrucamos a las puertasde la habitacin del duelo y no queremos saber nada de esa realidad antipática que nos llevala contraria y que insiste en demostrarnos la ausencia, la falta, la muerte o el abandono.$orque a la habitacin del duelo no se entra de bruces, ni mucho menos se sale de allí de undía para otro.  &uando lo que nos duele es una separacin, la antesala del duelo nos puede deteneren sus fauces toda la vida. Los estragos que puede causar la negacin, y una esperan"aretorcida, merecen en este libro todo un capítulo dedicado al tema. Lo cierto es quecono"co mueres que dedican su e0istencia a esperar por un hombre que no las quiere, conla esperan"a de que algún día entrará en ra"n y volverá a su vera. &ono"co hombres que

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no entienden el significado de la palabra ?B y se dedican a perseguir a su víctima paraconvencerla de que comete un grave error si no vuelve mansamente unto a ellos.  8na paciente lo puso en palabras de una forma muy clara. &arlota lleg a miconsulta despu1s de haber leído Mujeres malqueridas, y en la primera entrevista me cont923%e acuerdas de esa habitacin del duelo de la que hablas en tu libro4 *ueno, pues lo que

a mí me pasa es que yo me asomo por la puerta y lo veo todo quemado, destro"ado, hechoceni"as. Lo miro y pienso9 bueno, esto hay que empe"ar a recogerlo, esto habrá quelimpiarlo. $ero 3por dnde empie"o4 'ntonces cierro la puerta y me voy. ?o quiero entrarallí5.  @?adie quiere entrar en esa habitacin @?adie querría visitarla por pura curiosidadLo que ocurre es que a veces la vida nos coloca a sus puertas sin remedio y, si queremosllegar a salir de ella, no nos quedará otra alternativa que baar la cabe"a y entrar. ?o pasanada porque nos detengamos en el umbral de esa puerta por un tiempo, no pasa nada porque necesitemos respirar hondo hasta que nos hagamos con el ánimo y con la fuer"anecesarias para entregarnos al arduo trabao del duelo Cempe"ar a recoger y a limpiar, comodice &arlota, no pasa nadaH )iempre y cuando sepamos que en algún momento tendremosque entrar y comprendamos que en la sala de espera de la negacin lo único que hay es unasillita incomodísima, y ese no es lugar al que uno pueda mudarse a vivir para siempre. 

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 La rabia 

'Ah, el odio, el odio(

  nica pasi9n que so5revive a la esperana)

  AL+<'D D' M8))'%

 Te odio tanto

  que yo mismo me espanto

  de mi *orma de odiar)

  *<A:B

 8na ve" que abandonamos la salita de espera de la negacin, cuando ya la

esperan"a no tiene nada que esperar y el dolor más agudo cede, aparece la rabia. @&laro quetenemos derecho a sentir rabia <abia contra la vida que nos hace sufrir de formainmerecida, contra el destino que se ha llevado de nuestro lado a una persona muyimportante para nosotros, contra quien nos abandon o al menos no cumpli con nuestrase0pectativas, o rabia por lo que nos parece que es un tiempo perdido a su lado.  Lo primero que hay que hacer con la rabia es reconocerla. Aceptarla y sacarla a lalu". %oda la rabia que se queda dentro, sin usar, toda la rabia que negamos o que nosempe!amos en esconder y en ignorar es un tiro que siempre saldrá por la culata y que nosmatará sin remedio. La rabia que no somos capaces de dirigir contra el blanco adecuado nosconvertirá en terroristas suicidas, haciendo estallar bombas en nuestra propia casa. Dehecho, con frecuencia, el origen secreto de algunos estados depresivos es una rabia noreconocida contra otro, que fatalmente lan"amos contra nosotros mismos en forma deautorreproches.  La rabia puede tomar muchas formas y dirigirse, como una flecha envenenada,contra los más diversos blancos9 la vida, el destino, la otra, el e0. <ecoo a continuacinunos cuantos testimonios vivos de esa rabia. Algunos los he escuchado en la consulta, otroslos he entresacado de los correos que recibo de las lectoras de Mujeres malqueridas; encualquiera de ellos puede verse refleado alguien que atraviesa un duelo. 

Silvia, treinta y cinco años, inspectora de Eacienda  )olo recuerdo lo negativo, lo que más me molestaba, las cosas que me enfadaban de1l. 's la única manera que encuentro de mantenerme en mi decisin y de comprender porqu1 estoy donde estoy y cmo estoy. @Lo odio 

A )ilvia, por eemplo, la rabia le sirve para no correr a llamar por tel1fono a sue0novio como hi"o tantas veces; la rabia la protege de rendirse de nuevo a sus pies o entresus bra"os. 'sta es una de las utilidades de la rabia, que nos hace sentir fuertes en elmomento de mayor fragilidad, que nos hace sentir capaces de mantener nuestra palabra y

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nos ayuda a defender nuestra dignidad. 

 Hngeles, cuarenta y dos años, administrativa  Lo que más rabia me da es sentir que he perdido el tiempo a su lado. (a s1 que todolo que se vive es una e0periencia, pero si hubiera terminado la relacin la primera ve" que

nos separamos, hoy estaría en otro lugar, con otra persona y tal ve" hubiera podido tenerhios. 3&mo pude perder tanto tiempo con 1l sin darme cuenta4 

Pngeles no es la única que se revuelve furiosa contra el paso del tiempo. A casinadie le gusta enveecer, o perder la uventud, pero los a!os nos parecen más amablescuando sentimos que los estamos usando a nuestro favor o que vamos acompasados con loque se supone que nos toca vivir en cada momento. La rabia ante el paso del tiempo es unaconstante. )obre todo cuando la alarma del relo biolgico ha sonado. &ono"co a muchasmueres que, despu1s de haberse resistido durante a!os a abandonar una relacin, se preguntan9 23$or qu1 esper1 tanto4 3$or qu1 insistí tanto4 3$or qu1 perdí todo ese tiempo precioso unto a alguien que no compartía conmigo un proyecto de vida45. &uando unamuer ha dedicado largos a!os de su vida a esperar, o a insuflar vida a una relacin queestaba muerta y que no ha conseguido resucitar, suele sentir mucha rabia por no haberdesistido a tiempo del boca a boca. 

 &orena, treinta y seis años, diseñadora  ?o quiero llorar por alguien que no vale la pena. Ahora s1 que no me quería, quenunca me quiso. ( me da mucha rabia. &uando alguien te quiere al menos lo intenta, y 1lno ha hecho ningún esfuer"o, casi diría que está contento, aliviado de que yo hayaterminado la relacin. ( a mí lo único que me queda es la rabia por el tiempo que perdí a sulado pensando que los dos estábamos en el mismo barco. 'n ese barco estaba yo solaremando como una esclava, y 1l tambi1n iba en barco, sí, pero de pasaero, en primera clasey en un crucero por el &aribe. $or eso no quiero llorar, porque no se lo merece. )olo semerece mi rabia, así que tambi1n lloro de rabia. 

Lorena describe de una forma muy plástica esa rabia que se impone cuandofinalmente cae el velo y descubrimos la cruda realidad. &uando tenemos que reconocer queaquella maravillosa relacin de parea por la que habíamos apostado tanto no era más queuna mueca, una pantomima de lo más inusta, en la que los verbos dar y recibir estabanmuy mal repartidos9 uno de los dos siempre y solo daba y el otro siempre y solo recibía.  )1 que la rabia no tiene buena prensa, s1 que a nadie le gusta verse cautivo de unsentimiento tan ruin y que preferiríamos elevarnos unos centímetros por encima de losmortales para sobrevolar la me"quindad de espíritu y aceptar lo malo que nos sucede con lamisma elegancia con la que aceptamos lo bueno. $ero la rabia tiene una ra"n de ser. Larabia es un arma para la supervivencia. La rabia está emparentada con la ambicin y nosanima a avan"ar, a subir otro escaln, a probar otros caminos. &uando estamos en el fondodel aguero negro, la rabia nos hace pisar fuerte para tomar impulso y salir a flote. &uandoel agua de la melancolía nos llega hasta las ceas y nos ahoga, es el sentimiento de rabia elque nos hace sacar la cabe"a con fuer"a para respirar. La rabia es pedir au0ilio, revolvernoscontra nuestra suerte y dar una última bocanada de dignidad. La rabia es abrir bien los oosy no dearnos pisar ni un día más. La rabia es aprender a defendernos @con u!as y dientes yno volver a perdonar lo imperdonable. 'n fin, la rabia es 'scarlata B^6ara y su solemne

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 uramento9 2@A Dios pongo por testigoH5. 

 Ba5ia y vengana

  &uando transitamos por el escaln de la rabia, es normal que nos invada el sue!o dela vengan"a9 2@7ue al menos una ve" lo pase mal5, 2@7ue alguien le haga sufrir tantocomo me hi"o sufrir 1l a mí5, 2@7ue alguien le haga lo mismo que 1l me hi"o5, 2@7ue por lo menos pase una noche de insomnio sinti1ndose culpable por lo que me hi"o5, 2@7uevuelva arrepentido y me encuentre con otro5. $onemos a trabaar a nuestra imaginacin yempe"amos a desearle cosas bonitas9 

7ue se quede impotente para siempre.  7ue se arruine sin remedio.  7ue se quede solo para el resto de la eternidad.  7ue le detecten una enfermedad lenta, dolorosa y mortal.  %odo lo anterior. 

B como dice la letra descarnada de un vals peruano9 2Iue su*ras mucho > pero quenunca mueras. > 'Ay( Aurora, te quiero todav%aH5.  $ero una cosa es 2el sue!o de la vengan"a5 y otra, muy diferente, 2tomarnos la usticia por nuestra mano5. 'n un ensayo reciente sobre la vengan"a, %. *_hm CJJafirma que 2quienes perpetran un acto de vengan"a, sufren una vulnerabilidad interna queles impide diferenciar entre fantasear con hacerle da!o al otro y hacerle da!o en larealidad5. 'n efecto, despu1s de una despedida traumática, es normal que al otro ledeseemos, desde el fondo de nuestro cora"n herido, lo peor. 8na cosa es deseárselo y otramuy distinta infligírselo. 8na cosa es este nivel rabiosoUfestivo de consolarnos imaginandocastigos terribles, y otra, muy diferente, llevar esta vengan"a al terreno de la realidadconcreta. $erseguir al otro, pincharle las ruedas del coche, intervenir sus cuentas,denunciarlo inustamente, prohibirle o dificultarle ver a los ni!os, desprestigiarlo entre suscolegas, dearle en la calle, enfrascarnos en litigios eternos o ponerle unos cuernos máscontundentes que los cuernos que nos pusieron son actos que, más allá del consueloinmediato, nos dearán más solos, más tristes y más hundidos, porque ninguno de ellos va adevolvernos lo que tuvimos. Desplegar la rabia en actos concretos no nos ayuda adesprendernos de ella, ni a superar el duelo. $or el contrario, pasar de la fantasía de lavengan"a a la realidad del auste de cuentas, nos obligará a vivir por tiempo indefinido enese escaln de la rabia, y nos impedirá pasar página y seguir adelante con nuestra vida. 

-"jo por ojo/

 La ley del %alin, comúnmente conocida como el 2Bo por oo y diente por diente5,

a pesar de su aspecto punitivo, fue el primer intento de equiparar el da!o producido con elcastigo recibido. )e basa en un principio de reciprocidad que pretende poner freno a lafuer"a devastadora de la vengan"a. )i la usticia se deara en manos del agraviado, el que ha

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 perdido un oo estaría dispuesto a arrancarle a su agresor no solo los dos oos, sino tambi1nlos bra"os, una pierna, el hígado y los pulmones. La ley del %alin viene a decir algo asícomo9 2)olo te quitaron un oo, cari!o, así que tienes permiso de arrancarle nada más queun oo a tu agresor5. :ale, entiendo lo del oo y lo del diente, pero 3cmo cuantificamosuna pena de amor4 3&mo ponemos precio a las noches de insomnio4 3&mo se mide la

angustia4 3&mo contamos las lágrimas derramadas por un amor perdido4 3'n qu1 libretaapuntamos nuestra entrega4 37ui1n nos devuelve el tiempo desperdiciado4 )eguramente por la dificultad que supone sacar estas cuentas, hay tantas pareas enfrascadas en a!os ya!os de pleitos legales por una casa o por un párrafo en la sentencia de divorcio. 6ombres ymueres que están dispuestos a 2llegar hasta el final5 como en la película  &a guerra de los Bose, en la que 2llegar hasta el final5 supuso la muerte de ambos.  2Llegar hasta el final5 es tan mal negocio como 2a cualquier precio5. %odasituacin que se salte la realidad de nuestras limitaciones es, repito, @un p1simo negocio$or mucho que nos duela, al final nos saldrá mucho más barato reconocer que tantonosotras como ellos solo somos capaces de pagar un precio restringido y que tantoellos como nosotras apenas podemos llegar hasta donde buenamente nos alcancen lasfuer"as. De estos duelos eternos en los u"gados, de estos litigios a muerte, los más beneficiados son los abogadosH  La sed de vengan"a y la rabia desatada del abandonado es lo que e0plica losmuchísimos crímenes pasionales de los que somos testigos. 'l mismo ser al que hasta ayerse adoraba es obeto ahora de todo el odio posible. La herida al amor propio del maltratador es tan demoledora que el agraviado necesita volver a tener a su amadoUodiado bao uncontrol contundente, indiscutible. 'se afán de controlarlo todo es lo que ha caracteri"ado larelacin, suele ser el motor del maltrato y el motivo de la separacin de una muermaltratada que opta por su autonomía y abandona a su amo. 'l controladorUabandonado nose rinde y busca apoderarse de su presa de la forma más radical posible9 2Mientras que estáviva, puede respirar sin mi permiso. )olo muerta será completamente mía5. (a sabemosque el 2La mat1 porque era mía5 no es más que una envoltura que esconde el verdaderomotivo9 2La mat1 porque descubrí que ?B era mía5. 'l orgullo herido puede convertir a unsimple ser humano en una bestia.  La usticia divina no e0iste. 's un ideal al que tenemos que tender, pero hemos deaprender a convivir con esa certe"a. ?o es usto que los ni!os enfermen, ni que se muerande hambre, ni que haya dictadores y dictaduras. ?o es usto que una muer muera a manosde un e0marido celoso, ni es usto que no nos ame aquel a quien amamos. ?o, no es usto, y2tomarnos la usticia por nuestra mano5, imponer lo que imaginamos que sería lo equitativodesde nuestros deseos, no restaurará la usticia divina que a!oramos. &on el mismoentusiasmo con el que tenemos que abogar por alcan"ar ese ideal de usticia allí donde es posible, tenemos que aprender a convivir con las inusticias que la vida comete connosotros. 

 Ba5ia y mal humor 

 La manera que tiene la rabia de salir a escena y de decir @presente, en el día a día,

es a trav1s del mal humor. &uando atravesamos el 2barranco5 de un duelo, estamosenfurru!ados con la vida y nada de lo que la vida nos propone nos hace gracia. A todo le

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falta o le sobra algo. &ualquier cosa nos supone un engorro y nos estorba. 6ablar, lo que sedice hablar, hablamos poco, y únicamente pronunciamos palabras para aburrir al vecino conel relato pormenori"ado de nuestra pena; por lo demás, cuando no estamos llorando,@ladramos  'se mal humor perenne tambi1n tiene un sentido, porque a trav1s del mal humor

conseguimos que nadie se nos acerque y que nos deen un poquito en pa", que nos deen asolas con nuestra pena, con nuestro dolor, con nuestra rabia, porque estamos furiosos contodo y con todos; cuando atravesamos un duelo no nos importa si hace buen tiempo, ni si lavida es bella; no nos importa si no s1 qui1n tuvo un hio, o si fulanita se va a casar; no nosimportan las buenas noticias de los demás. 3$or qu1 no4 @'stamos indignados con la vida,la vida se ha portado fatal con nosotros y simplemente le respondemos con la mismamoneda.  ?uestra rabia y nuestro mal humor tienen un sentido, sí, pero en ningún casoestamos autori"ados a tratar mal a quien quiera que tengamos al lado. )aber que el malhumor forma parte del proceso nos puede servir para identificarlo y estar atentos a susefectos en los otros, que, al fin y al cabo, no son los responsables directos de nuestro dolor. 

 &as J: para so5revivir a la ra5ia

 J. D'&-<LA

  A la rabia no hay que tenerle miedo. 6ay que poder reconocerla, sentirla y pensarla.$ero, sobre todo, a la rabia hay que poder decirla, hablarla. $onerle palabras a la rabia nosayuda a sacarla fuera, a darle forma y a distinguir que no es que toooooddddoooo nos d1rabia por igual. Aunque al principio la rabia pare"ca indiscriminada, cuando la nombramos,cuando la bauti"amos, descubrimos que nos da rabia esto concreto, o aquello, o lo otro, yese eercicio nos proporciona un marco en el que la rabia puede habitarnos sin quecorramos demasiado riesgo de quedar atrapados en sus redes por siempre amás. $or eso estan importante contar con un interlocutor en los momentos de duelo. A veces el interlocutores la misma parea, a quien se le pueden echar en cara unas cuantas cositasH 'n otrasocasiones es una amiga, un familiar cercano o un terapeuta. $ero, si no se cuenta conninguna de estas posibilidades, en última instancia, un diario siempre puede servirnos deayuda. <edactar la rabia es un buen recurso para acotarla, sin necesidad de negarla. 'ldiario tiene la ventaa de que podemos sacar a relucir lo peor de nosotros mismos sin da!aral de al lado. Así, el veneno de la rabia ya no está dentro eerciendo su efecto letal, perotampoco está completamente fuera, matando a quienes nos rodean; se le mire por donde sele mire, @escribir siempre es una bendicin 

. D-<-/-<LA  A la rabia hay que poder dirigirla contra el culpable de nuestra pena9 el otro, eldestino, la vida, y no contra nosotros mismos. 'n el apartado dedicado a la culpa me refieroa esos casos en los que nos tragamos la rabia y nos envenenamos con ella martiri"ándonos por nuestros errores, por haber sido demasiado blandos, demasiado duros, demasiadocomplacientes o demasiado e0igentes, como si fu1ramos los únicos artífices de losacontecimientos. &omo si hubiera una clave, un truco, para mandar en los sentimientos delotro o en sus capacidades. 8na cosa es la refle0in que nos permite reconocer nuestra

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 participacin en los hechos, y otra muy distinta es cargar a cuestas con %BDB el peso delos acontecimientos, @desde la caída del -mperio <omano hasta el calentamiento global, pasando, por supuesto, por esta ruptura tan dolorosa. 

Y. D')$'D-<LA

  (, por último, a la rabia hay que dearla ir. 'l peligro de la rabia, como pasa con lanegacin, con la pena o con el miedo, es quedarnos detenidos en ese escaln como si fuerael único. 'l problema con la rabia no es sentirla, ni decirla, es 2hacerla5, llevarla a cabo yembarcarnos en una cru"ada de odio y de rencor en nombre de una merecida vengan"a, ennombre de una usticia restaurada que solo nos deará más cansados y más vieos. 'stamosfuriosos, sí, nos hemos sentido inustamente tratados por la vida o por el e0, sí, pero eso noes toda nuestra vida. )omos más que rabia, somos más que una muer enga!ada oabandonada, somos una muer en la vida, en el trabao, en la familia, entre amigas. Ademásdel obeto de una traicin, somos @un montn de otras cosas estupendas 'n algún momentola rabia debe diluirse en el caudal del resto de nuestra vida hasta hacerse inofensiva, comogotas de ars1nico en el mar. 

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 'l miedo 

 Miedo, de volver a los in*iernos)

   Miedo a que me tengas miedo, a tenerte que olvidar)

   Miedo, de quererte sin quererlo,

  de encontrarte de repente, de no verte nunca m+s)

  M-'DB

  No s< qui<n eres t7, y no interesa)

  Solo s< que mi tristea necesita de tu amor)

  'M*B<<P&6AM' D' AMB< 

 'l miedo es como un perro fiel que nos acompa!a antes, durante y despu1s de una

separacin. 'l miedo es uno, pero, como el animal mitolgico, tiene mil cabe"as; de maneraque cuando nos parece que @finalmente le hemos vencido, descubrimos que hay otracara del miedo al acecho y otra y otra, esperándonos en la oscuridad para asustarnos consus dientes transparentes y afilados.  )on muchos los miedos que se despiertan en torno a una separacin9 23'star1cometiendo un error45, 23Me quedar1 sola para siempre45, 23$odr1 con la cargaeconmica o con la responsabilidad de educar sola a mis hios45, 23$odr1 recuperarmealguna ve" de esta pena45, 23)abr1 elegir la pr0ima ve"45. De entre todos, vamos acentrarnos en los dos miedos más contundentes y más universales9 por una parte, está elmiedo a la soledad y la incertidumbre ante el futuro9 23:olver1 a encontrar una parea45,23:olver1 a ser feli" aunque me quede sola45. (, por otra, su contrapartida9 el miedo avolver a equivocarnos y a cometer el mismo error, bien retomando la relacin con lae0parea, a pesar de que sabemos que nos hace infelices, o eligiendo al siguiente compa!erodesde el mismo criterio desatinado que nos llev al fracaso anterior. 'stos dos miedos, muyreales y muy contundentes, pueden atena"arnos o llevarnos a tomar decisiones impulsivas.$or último, pero no menos importante, hablaremos tambi1n del miedo concreto a lasrepresalias que pueda tomar la e0parea, cuando se trata de un maltratador. 

 Miedo a la soledad 

 )on muchos los testimonios que he escuchado o que he leído de mueres torturadas

 por el terror a quedarse solas para siempre. %ranscribo algunos de ellos porque s1 quecualquier persona que est1 atravesando una separacin podrá verse refleada en estas palabras9

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 La vida se me ha partido en dos y yo solo cono"co cmo se vive en esta mitad. La

otra mitad, la que me espera, no la cono"co y no quiero ni pensarlo. Ahora mismo sientomás el miedo que el dolor. 

La incertidumbre ante el futuro, la interrogante de cmo se vive en la otra mitad dela vida que todavía no se conoce, es una constante despu1s de una separacin. 'l2barranco5 y su abismo correspondiente se caracteri"an por esa terrible sensacin de vacío.3&mo se muda uno a vivir en el vacío4 3&mo redecoro mi vida en la nada4 @7u1 me pongo 's como si se nos olvidara que antes de conocer a nuestro amado tambi1nestábamos vivas. &omo si la vida hubiera empe"ado y terminado con 1l. 'l miedo seguirásiendo el mismo, pero buscar un poco de perspectiva y mirar nuestra vida de formalongitudinal, como un continuo en el que pasan tanto cosas buenas como cosas malas, nos permitirá salir de ese corte frío y transversal de un duelo que nos parte la vida en dos. 

Me da miedo no poder superarlo, me da miedo encontrarme cada ve" peor. 3)eráque lo peor está todavía por venir4 3)erá que voy a vivir amargada el resto de mi vida4 3Balguna ve" podr1 recuperar mi bienestar4 (a no digo ser feli", solo pido un mínimo detranquilidad para que el trayecto del metro no sea tan duro. 

3&uántas personas que atraviesan un duelo no firmarían este párrafo como propio4( es que, cuando la angustia aprieta, perdemos la dimensin temporal y nos parece que yanunca más podremos recuperar, ya no digamos @la 2felicidad5, sino una cierta tranquilidad,que, como dice mi lectora, nos permita subirnos al metro como una persona normal. Ahora,con todas las heridas abiertas, no es fácil reconocer que hay vida despu1s de unaseparacin, pero es bueno no perder de vista que el tiempo pasa y que siempre ugará anuestro favor.  ?o obstante, cuando el tiempo ha pasado y el dolor permanece terco, imperturbable,cubriendo todo lo que toca, entonces es el momento de pedir ayuda profesional, paraentender la pena, para digerirla y sobre todo para poder dearla atrás. 

/racias por tu libro. (a era hora de escuchar que 2)í pasa algo5, que el 2?o pasanada5 que nos quieren vender no es cierto, que la vida cambia, que es muy doloroso y quehay momentos en los que el miedo y la soledad se agarran a uno como garrapatas. /racias atu libro @ya no me siento un bicho raro 

Btro de los miedos que se cuece en la soledad del duelo que sigue a una separacines el miedo a ser 2un bicho raro5, a ser la única muer del universo que nunca podrá superar esta pena. 'l miedo a ser 2una queica5 e0agerada, porque 2@%otal @)i todo el mundo diceque no pasa nada, será que no pasa nada 'ntonces, 3por qu1 yo siento que a mí me está pasando %BDB45. @&laro que pasa, y mucho @&laro que la vida cambia @&laro que nadavolverá a ser lo que fue $uede que despu1s de un tiempo, cuando escampe, la vida seameor, tal ve" entonces solo nos lamentemos de no haber concluido antes con esa relacin; pero hasta que eso suceda, el miedo y la soledad serán nuestros fieles compa!eros delcamino. ( a nadie le gusta ni tener miedo, ni sentirse abandonado. 

A veces pienso que estoy a punto de entrar en una profunda depresin porque me

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 paso el día llorando. La verdad es que tengo un miedo terrible al futuro, a estar sola, a novolver a tener una parea. 

)i te sucede como a nuestra lectora, y tienes miedo a 2entrar en una profundadepresin5, @busca ayuda $iensa que si una ruptura amorosa te lleva a esa situacin,

 probablemente no solo est1s llorando por ese amor perdido, sino por heridas antiguas quesiguen abiertas y que supuran todas untas ante una situacin de p1rdida. @?o pasa nada por pedir ayuda :ale muchísimo la pena conocernos meor y cerrar situaciones difíciles del pasado que en su momento no pudimos dar por terminadas. 

6e leído tu libro Mujeres malqueridas, me he reído, he llorado, he compartidomomentos increíbles conmigo misma, pero, sobre todo, me he sentido tristementeidentificada. &reo que he aprendido a respirar, aun cuando 1l no me quiera bien, y tal ve" pueda vivir sin 1l y ser feli". Aunque el miedo a quedarme sola es superior a todo eso. 

'sta lectora agradecida ha podido disfrutar y sufrir cada página de  Mujeresmalqueridas. )in embargo, parece que su miedo sigue en pie de guerra y la acompa!a comoun fantasma obstinado. &uando el miedo la ataca por la espalda, borra de un pluma"o todossus esfuer"os y se hace más fuerte que ella misma. *orra sus refle0iones, su capacidad paramirarse a sí misma, sus intentos por recuperar su autonomía para 2respirar5; en definitiva,el miedo borra a la muer adulta que ella es, y, en su lugar, aparece una ni!a peque!aaterrada por el monstruo que se esconde debao de su cama. 

&uando Aleandro me de, sentí lo mismo que cuando mis padres me mandaban al pueblo de peque!a. %odo alrededor me resultaba hostil. &onocía a mis tíos y a mis abuelos, pero me sentía sola, perdida sin mis padres, que eran mi referencia. %engo la mismasensacin física de miedo y de desvalimiento. 

'sta paciente es capa" de hacer ella sola el camino directo entre su miedo actual alabandono y aquel miedo infantil que e0perimentaba cuando sus padres la llevaban al pueblo con los abuelos. /eneralmente, el e0ceso de miedo Ccasi me atrevería a decir quecualquier e0ceso suele hundir sus raíces en la historia infantil. 's allí donde tendremos quehurgar para comprender el miedo actual. 

 1l miedo a la soledad -es ps%quico o *%sico/

  ?o s1 si lo que tengo se llama miedo o se llama angustia. )1 que es como si tuviera

un pulpo en la boca del estmago que me aprisiona y me retuerce las tripas. ?o es solo unasensacin psicolgica. 's que el miedo me duele físicamente. 

A veces el miedo parece que se solidifica. )e hace carne y se convierte en unasensacin corporal de la que es difícil escapar. 'se terror nos devuelve a situaciones muytempranas, cuando se piensa y se siente con el cuerpo, cuando no se está triste, sino que sellora. &uando no se siente el miedo, sino que el cuerpo se retrae, se encoge sobre sí mismoy se hace un nudo9 28n nudo en la garganta5 o 2una bola en el estmago5.

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  'n mi libro ;n año para toda la vida e0plico cmo, durante los primeros meses devida, lo físico y lo psíquico están íntimamente conectados. Así, cualquier padecimientofísico hambre, frío, sue!o, dolor se convierte en miedo, en angustia; y, de la mismamanera, cualquier angustia tendrá su correspondiente manifestacin corporal. )erá con eltiempo y gracias a la palabra de la madre, que nombra y que distingue una cosa de otra, que

cada sensacin ocupará el lugar que le corresponde. 'ntonces, al pan de lo físico lollamaremos pan y llamaremos vino al vino de la esfera emocional. &on el tiempo podremosdiferenciar un dolor de oídos del miedo y discriminar entre la rabia y un retortin de barriga. 'l caso es que esto, que ya es bastante, no será suficiente ni definitivo. 'n adelante,cada ve" que nos topemos con situaciones que nos desborden, que nos sorprendan y que nosepamos cmo manear, volveremos a me"clar una cosa con la otra. :ino convertido en pany viceversa. )in ir más leos, @no cono"co a nadie más malhumorado que mi hermanocuando tiene hambre )u hambre, que es una sensacin física, se transforma en un estadode ánimo que se apodera de 1l y lo transmuta; dea de ser ese hombre divertido yencantador y se convierte @en el monstruo de las galletas Lo mismo pasa con la angustia,que es una sensacin psíquica, pero que cuando se desborda toma cuerpo y se vuelvefísicamente insufrible. 3&uántos ataques de angustia no se han confundido con infartos43&uántos moribundos agoni"antes no van a urgencias dispuestos a decir sus últimas palabras y regresan a casa esa misma noche, sanos y salvos, gracias a una pastillita deansiolítico4  7uienes estamos fuera podemos distinguir que el hermano malhumorado lo únicoque tiene es hambre y que el que sufre de ansiedad no se va a morir de un ataque alcora"n. )abemos que sufrirá, que llorará, que va a pasarlo fatal, pero que en algúnmomento retomará la vida y, si los astros se colocan en una correcta alineacin, inclusollegará a olvidar. Lo que ocurre es que la angustia nos hace reproducir una e0perienciainfantil que no pasa por la cabe"a, que no se dea pensar, ni nombrar, sino sentir.  Lo que revivimos es la sensacin de soledad de cuando estar leos de los rostrosconocidos nos convertía en Lucía, la ni!a de los peluches y nos hacía sentirirremediablemente perdidos, sin asideros, suetos a un 237u1 será de mí45 sin respuesta ysin hori"onte. )i un ni!o peque!o, pongamos por caso, se despierta en una casa aena y noreconoce los rostros que le rodean Caunque sean los rostros conocidos de los abuelos, lloraangustiado mientras espera el regreso de su madre; en ese momento no le vale escuchar92?o te preocupes que no pasa nada5. 23@@@&mo que no pasa nada4 pensará 1l.@@&laro que pasa @)i me voy a morir de un momento a otro5. B9 2?o llores que mamáregresa ma!ana5. 2$ero 3qu1 es ma!ana4 3Dnde queda ma!ana4 33@&uánto falta445. Lomismo ocurre con el dolor del duelo, con la angustia indescifrable de la soledad. @6astacuándo @?o puedo ni un minuto más @&uando llegue el alivio será tarde @(a me habr1muerto @?o podr1 sobrevivir hasta entonces @?o puedo esperar  ?o es casual que los cuentos infantiles insistan en la imagen del ni!o perdido en el bosque para poner al peque!o que lo escucha en una situacin de desamparo e0tremo ysumergirlo, con una sola palabra, en una e0periencia aterradora. $ara 1l no puede habernada peor que estar solo en el bosque, en un lugar desconocido y misterioso, plagado de peligros. 'n el bosque y solo; solo y sin recursos, solo y sin cobertura, solo y sin tel1fonomvil para llamar a urgencias y pedir una ambulancia. 'n el bosque se está sin perspectiva,no se puede ni ver el árbol, ni atisbar nada que est1 más allá de las peque!ísimas narices deun ni!o. La angustia que se siente tras un amor perdido nos obliga a revivir esa primeraangustia infantil9 la del bosque y el abismo que separan la vida de la muerte. 'l bosque es

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 peligrosísimo sin la mano tranquili"adora de un adulto de mamá, de papá o de la parea , que son los únicos que saben cmo funcionan las brúulas y los /$), que son los únicosque pueden conducir al ni!o Co al enamorado de vuelta al mundo conocido y controlablede su habitacin, de la cocina de su casa, de su cuna, de su osito de peluche o de la vidacotidiana. 'n el bosque de la soledad todo es noche; en su abismo no e0iste más que un hoy

eterno sin futuro, ni pasado, ni ma!ana, ni tarde.  @%odo esto es lo que sentimos antes, durante y despu1s de una separacin ( hayque ser muy valiente para enfrentarlo, para ponerle nombre y para esperar a que pase lo peor sin correr a refugiarnos en los bra"os equivocados.  7uienes estamos alrededor, como en el caso de los ni!os, o el m1dico de guardiaque recomienda el ansiolítico, sabemos que lo que se está atravesando no es un abismo,somos conscientes de que no es más que un 2barranco5 que con un poco de tiempo y en buena compa!ía se pasará. )abemos que esa arboleda espesa no es un bosque y, encualquier caso, sabemos que ese bosque tiene caminos despeados de regreso a la vida. 

 Miedo a repetir la misma historia

 $ero el miedo a la soledad que acabamos de revisar no termina en sí mismo, sino

que tiene consecuencias. 'scuchemos el caso de esta lectora9 

'stoy consumida por el miedo que me hace sentir d1bil e indefensa; esto me generauna dependencia que s1 que me hará aferrarme al primer carcamal que se me acerque, y esotambi1n me da miedo. 

'n efecto, cuando la escena está dominada por el miedo a la soledad y lo único quenos importa es volver a estar acompa!ados, es muy fácil equivocarse y elegir 2al primercarcamal que nos pase por delante5. 'n casos desesperados, los criterios de seleccin ya noserán9 2Me gustas porque me haces reír5 o 2Me gustas porque eres cari!oso y detallista5 o2Me gustas porque despiertas mi pasin5 o 2Me gustas porque eres interesante y culto5,sino que será más que suficiente con9 2Me gustas porque pasabas por aquí5, 2@'ure=a @6eencontrado una rea para mi abismo5. ( estarán de acuerdo conmigo en que ese criterio deseleccin solo es válido para repartir publicidad por la calle o para vender =leene0 en lasesquinas. Así las cosas, comprendemos a nuestra lectora. )u miedo a la soledad provoca y ustifica su temor a otra eleccin fallida.  De hecho, otro tipo de miedo que se repite en la mayoría de las mueres que acudena consulta despu1s de una ruptura traumática es el temor a volver a elegir mal y a repetir latriste historia. 'l miedo a trope"ar contra la misma piedra de un mal amor y emprender unanueva relacin con un se!or con otra cara, con otro nombre, pero, en definitiva, otro2gato5, tan dispuesto a devorar ratitas como el anterior, es un miedo que está ustificado.  Los curiosos caminos del inconsciente nos llevan a repetir ciegamente las historiastraumáticas, con la ilusin de que alguna ve" terminarán con un final feli". (a en Mujeresmalqueridas hablamos de la importancia de poder respondernos al 237u1 he hecho yo paramerecer esto45 y desentra!ar nuestra participacin en las situaciones que vivimos. $orsupuesto que no somos las únicas responsables de lo que nos pasa, pero, en algún momento,accedemos libremente a representar un cierto papel en esta película. $uede que nosotras no

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hayamos escrito el guin, pero nosotras aceptamos el papel que nos propusieron y, en lamayoría de los casos, encarnamos con entusiasmo el personae hasta el final. <econocernuestra participacin es el único camino que cono"co para no volver a aceptar nunca másun papel semeante, para agudi"ar el olfato y olernos a tiempo las trampas del guionista.)olo si conocemos y asumimos nuestras limitaciones y comprendemos cmo participamos

nosotras en el fracaso anterior, estaremos más atentas la pr0ima ve" y podremos dearle lascosas muy claras al encargado del casting  desde el principio9 2@?o pienso aceptar el papelde segundona ni el de amante De ahora en adelante, solamente participo en las películas enlas que yo soy la única protagonista5. B9 2)i en esta película el protagonista masculinohace su vida y mi personae es esa que todo lo acepta y que todo lo perdona, @búscate a otra para el papel5. B9 2)i para estar en esta película tengo que aguantar gritos, malos tratos yfaltas de respeto, @conmigo no cuentes5. 'n fin, que si no reconocemos que en algúnmomento, ante el guin de ese horrible papel de malqueridas, nosotras diimos9 2)í,acepto5, corremos el riesgo de conformarnos con un papel semeante la pr0ima ve"; esmás, nos e0pondremos a convertirnos en actrices especiali"adas en ese tipo de personaesque tanto dan de comer a los culebrones @y que tanto hacen sufrir a la muer que los practica  'scuchemos algunos testimonios de quienes han sentido y e0presado el temor arepetir el mismo patrn9 

6e leído su libro y me ha gustado mucho C.... 7ui"ás el título Mujeres que se hacenmalquerer  definiría meor el contenido del libro. 3&mo no ser tu peor enemiga4 3&moeliminar el miedo a perder el rol de víctima que todo lo puede4 3&mo perder el miedo aentablar otra relacin tan perudicial como la anterior4 

&onfieso que este testimonio ha venido conmigo allí donde tengo que dar algunaconferencia sobre el tema, porque muestra con precisin y profundidad el drama en el quese encuentra enredada una muer malquerida. 2:íctima que todo lo puede5 es unadefinicin perfecta de esa e0tra!a combinacin que reúne en una misma persona al amo yal esclavo. $erder ese poder que engrandece tanto da miedo, pero elegir desde ese poder@debería asustarnos muchísimo más 

Acabo de terminar de leer tu libro Mujeres malqueridas) @/racias por escribirlo6ace un a!o que salí de una de esas relaciones que describes en tu libro y ahora sientomiedo a comen"ar otra relacin y a volver a equivocarme. 6asta ahora, todas las relacionesque he tenido acaban en desastre y yo lo paso fatal. 

)i a usted le ocurre como a nuestra lectora y todas las relaciones que ha tenidoacaban en desastre, ya es hora de preguntarse por qu1. 'n estos casos, el miedo a que lasiguiente relacin se pare"ca peligrosamente a las anteriores está más que ustificado. ?odigo que estemos obligados a repetir una mala eleccin. Lo deseable es que poUdamosaprender de la e0periencia. La repeticin no es una estrategia planificada conscientemente,sino un plato que se cocina en los oscuros fogones del inconsciente, en su núcleo duro, yque nos impele a repetir situaciones traumáticas, animados por la loca esperan"a de que2'sta ve" todo será diferente5, 2'sta ve" la piedra se apartará y yo podr1 proseguir micamino feli"mente5, 2'sta ve" la piedra será de goma y no me causará dolor5, 2'sta ve" yoser1 más fuerte que la piedra y la har1 cambiar con mi amor y mi paciencia5. $ensamos

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cualquier cosa, con tal de no buscar un camino alternativo para esquivar la dichosa piedracontra la que llevamos a!os trope"ando.  'l miedo es una reaccin de proteccin. )entir un miedo e0cesivo nos domina, y puede parali"arnos o llevarnos a reali"ar una accin precipitada, pero una cierta cantidad detemor nos hará más prevenidos, más cuidadosos y nos vendrá bien para protegernos de

nosotros mismos y para estar atentos a los desniveles del camino y eludir esa piedra contrala que parece que nos encanta trope"ar. 

 Miedo al maltratador 

 Btro miedo, esta ve" absolutamente ustificado, es el que se tiene a la reaccin

violenta, loca, de un maltratador. Miedo al acoso, al maltrato físico y al maltrato psicolgico que puede infligir un maltratador. Miedo a que tome represalias con los ni!os, aque los utilice de cebo para hacer sufrir a la madre. Miedo de estar al alcance de su sed devengan"a, miedo a los efectos de su amor propio herido y a su manera violenta derestaurarlo.  'l simple hecho de sentir este miedo, de sospecharlo, es un indicativo de que se está unto a una persona potencialmente peligrosa. $ara estos miedos solo hay una salida9@buscar proteccin ?o únicamente de los amigos y de la familia. 6ay que buscar proteccin en una autoridad superior9 la policía, la usticia. 'n estos casos, siempre esmeor que la proteccin sobre a que nos falte. 's preferible parecer una hist1rica e0ageradaque aumentar la lista de las víctimas de maltrato dom1stico. ?o vale ustificarlo y pensar92?o, 1l a mí no me haría da!o5 o 2)i alguna ve" me grit es porque estaba nervioso, peroahora ha aceptado que ya todo acab5 o 2Me quiere demasiado como para hacerme sufrir5o 2Kl es violento, pero es muy buena persona y en el fondo es muy noble5. ?inguna deestas ustificaciones está permitida, todas ellas están destinadas a protegerle a 1l, o a laimagen que nos empe!amos en mantener de 1l, y ahora es ella quien necesita proteccin. 

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 La pena 

 :ime c9mo me arranco del alma esta pena de amor)

  D-M'

  M+s *uerte que el dolor 

   se a*erra nuestro amor, como la hiedra)

  LA 6-'D<A

  ?o ha sido fácil escribir este capítulo. Me hubiera gustado poder pasarlo por alto,

 poner un asterisco unto al título y copiar un lin! , la letra de un bolero o recomendar unlibro que haya escrito otro. 37u1 les voy a decir de la pena4 3&mo voy a contarla sin quese me parta el alma4 3&mo consolarlas4 3&on qu1 palabras les e0plico, sin que les duela,que de este dolor horrible se sale, sí, @claro que se sale, pero que, para salir, hay que pasar por 1l4 Algunos de los testimonios conmovedores que he recogido en la consulta hablan por sí solos9 

 Manuela  Ahora s1 el significado de la frase 2llorar desconsoladamente5. ?o s1 cmo llorabaantes, pero ahora lloro desconsoladamente. $aso todo el día con ganas de llorar, con lalágrima boba. Me aguanto como puedo, y por la noche lloro desconsoladamente. ( es quees eso, nada me consuela. ?o hay ningún pensamiento que me sirva para dear de llorar,ninguna imagen, nada. Lo único que quiero es llorar y llorar y llorarH 

.ristina  ?o es que llorar me alivie la pena, es que no lo puedo evitar. :oy en el coche ylloro, y hago la compra llorando y me despierto llorando y me vuelvo a dormir llorandoH 

( es que la pena es la pena, y nada tiene que ver con las ra"ones racionales que noshan llevado a una ruptura. Lo mismo ocurre con la rabia, con el miedo o con la esperan"a.)on parte de un proceso afectivo que desconoce la racionalidad y que no se detiene aconsiderar qu1 es lo que nos conviene. &uando una parea toma la decisin de separarse,seguro que hay ra"ones que ustifican sobradamente la ruptura; sin embargo, esas ra"onesobetivas nunca son suficientes para aliviarnos, ni sirven para evitar o disminuir eldesconsuelo.  'n la banda sonora de un duelo, la pena es el tema principal. )uena en losmomentos culminantes, se tararea de fondo, unas veces aparece con más ímpetu y otrascomo una leve melodía. 6ay variaciones la duda, la rabia, el miedo o el recuerdo, pero, repito, en la banda sonora del duelo, el tema central siempre es la pena.  %odos sabemos que el duelo duele, que a nadie le gusta sufrir, que preferiríamosquedarnos dormidos hasta que escampe y que alguien viniera a despertarnos cuando eldolor ya se haya ido y la pena no sea más que un pálido recuerdo. 's probable que,

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mientras sufrimos, alguien venga con su meor intencin a decirnos que no hay nada quetemer, que esto es un túnel, que al final encontraremos una salida y que la lu" volverá. :ale, pero mientras tanto, desde el fondo de las tinieblas, 3cmo sabemos que avan"amos4,3qui1n nos dice que no estamos dando vueltas en círculos y que cada ma!ana noempe"amos el recorrido del túnel desde cero4 @( sobre todo, 3qui1n conduce4

  $ara ponernos es situacin y comprender las dimensiones y el sentido delsufrimiento, las invito a recrear dos imágenes cinematográficas recientes9 

$rimera película de Se$o en Nueva 8or! 9 A lo largo de la serie sabemos que &arrielleva ya muchos a!os sufriendo los embates de una relacin intermitente con Mr. *ig.Ahora sí, ahora no y otra ve" sí. @+inalmente, deciden casarse. Durante la mitad de la película acompa!amos a la feli" novia en los preparativos9 la nueva casa, el trae, el lugar perfecto, los invitadosH La ilusin de &arrie es desbordada y los muchos a!os que llevaesperando el milagro la ustifican. %odo está a punto. 'l día de la boda, el mismísimo día dela boda, Mr. *ig se lo piensa meor y decide no presentarse. &arrie es abandonada al pie delaltar. 'stá destro"ada y arropada por sus amigas, quienes, con la meor de las intenciones,deciden llevársela a M10ico para distraerla, para hacerla olvidar. A ella ya no le quedanfuer"as ni siquiera para oponerse. %otal, lo mismo le da estar en Manhattan, en Albacete oen una playa de la <iviera Maya; se dea llevar. Durante los primeros días en el maravillosohotel me0icano, &arrie solo es capa" de dormir. Las escenas se suceden en un cuartocerrado a cal y canto, a oscuras, con las persianas baadas, con las puertas echadas. 'l pasode los días únicamente se reconoce porque las bandeas con la comida, sin tocar, se mudandel desayuno a la comida, y de la comida a la cena, un día, y otro día, y el siguiente.Mientras que fuera de su habitacin pasan los días, y dentro pasan las bandeas, &arrie permanece vestida, con la misma ropa, en posicin fetal, tumbada sin vida, sobre la cama. ?o quiere comer, no quiere hablar, ni respirar, quiere dormir, quiere no estar. A veces abrelos oos y ve a una de sus amigas. 'lla pregunta9 23Lo so!145, y la amiga dice9 2?o5.'ntonces, si no fue una pesadilla, si la realidad no tiene otra cosa que ofrecerle, meorseguir durmiendo. ?o le interesa saber ni qu1 hora es, ni cuánto tiempo lleva durmiendo yllorando, lo único que quiere es poder seguir llorando y durmiendo. 'star viva le resultainsoportable, como insoportable le resulta cualquier cosa que le recuerde que lo está.  8n día cualquiera, sin saber muy bien ni cmo ni por qu1, &arrie consiguelevantarse, y la vida empie"a desde cero. 'n adelante, todo lo que haga se hará por primerave". 2La primera ve" que come5, 2la primera ve" que se ríe5, 2la primera ve" que lee el peridicoH5. %endrá que inventarse una vida nueva. &omo ya no irá a vivir a sumaravillosa casa nueva unto a Mr. *ig, necesita recuperar su antiguo piso que acaba devender. %endrá que pagar un alto precio para recuperarlo, como un precio hay que pagar para reconciliarse con la realidad.  &arrie regresa a ?ueva (or= aturdida. Lo que está por vivir es una incgnita, y le damiedo o, en el meor de los casos, ya no le quedan fuer"as para apostar por el futuro. 'l pasado le recuerda el amor perdido, el futuro sin 1l no le gusta y el presente se reduce a una baldosa tambaleante al borde del abismo en la que solo caben su miedo y su pena. 

 Anatom%a de Grey9 -""ie es una de las residentes de cirugía que ha entablado unarelacin con Denny, un enfermo del cora"n que lleva tiempo ingresado en el hospital.Denny ha estado varias veces al borde de la muerte, hasta que recibe un transplante y por primera ve" su cora"n empie"a a marchar bien. Le pide a -""ie que se case con 1l y ella

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acepta. 'sa misma noche se celebra un gran baile de gala en el hospital. -""ie llega ataviadacon su meor trae de fiesta, como una princesa, como una diosa, y antes de baar a la fiesta, pasa por la habitacin de su prometido y lo encuentra muerto. )in más. ?o dice nada, solose acuesta con naturalidad unto a su muerto, como si estuvieran durmiendo la siesta, comosi estuvieran descansando despu1s de hacer el amor, como siH &omo si cualquier cosa,

menos que 1l está muerto y que ella sigue viva. )us amigos intentan convencerla sin 10itode que ya no hay nada que hacer, hasta que uno de ellos consigue arrancarla de esa camitaestrecha de hospital mientras ella se resiste y llora a gritos. Antes de salir del hospital, -""ierenuncia a su pla"a de residente.  (a en casa, -""ie cambia una e0tra!a cama por otra tan inquietante como la anterior9se instala a vivir sobre el frío suelo de su habitacin y se tumba allí, vestida de princesa,vestida de novia, como un fantasma. )in hablar, sin comer, sin vivir. 'n adelante, suscompa!eros de residencia, como perros fieles, se echarán uno tras otro a su lado aacompa!arla en su dolor, e0clusivamente a acompa!arla en su dolor; sin cuestionarlo, sinapurarlo ni detenerlo. ?adie le dice9 2?o es para tanto5, ni9 2La vida es bella5, ni9 2%ú eresmuy oven y podrás rehacer tu vida5. 'n este momento ninguna de esas palabrassignificaría nada para ella. 'n ese momento, lo único que ella quiere es morirse unto a sumuerto y estar con 1l donde quiera que est1. 

 :ice 3reud 

 &arrie e -""ie hacen e0actamente lo que describe )igmund +reud en su ensayo

 :uelo y melancol%a CJVJW. $ara empe"ar, se alean del correr de la vida. Ante la disyuntivaentre seguir con la realidad o acompa!ar al ser amado, el doliente @cmo no se quedacon el ser amado, aunque est1 muerto. &on su renuncia al hospital, -""ie renuncia a seguirviviendo; y &arrie se ausenta de su propia vida, como se ausent de ella Mr. *ig. &uandoalguien se nos muere, nosotros tambi1n morimos un poco con el difunto. ?os mudamos con1l al reino de los muertos. &on las separaciones pasa lo mismo. )i 1l se va, nosotrostambi1n nos vamos. Aunque seguimos en nuestra cotidianidad, en realidad estamos decuerpo presente, como están los muertos en las funerarias. Deamos el envoltorio allí,disponible, como para que pare"ca que seguimos respirando, pero lo cierto es que noestamos.  'l doliente está indignado con la vida y opta por darle la espalda, se tumba en elsuelo de una casa o en la cama de la habitacin de algún hotel me0icano y apaga todaslas luces, cierra todas las ventanas, porque no está para nada ni para nadie. ?i &arrie ni-""ie se cambian de ropa mientras acunan su pena y ninguna de las dos quiere comer. ( esque ropa y alimento son necesidades de los vivos, y ellas solo respiran para llorar, pararecordar al ser amado, para nombrarle. %al ve" haya algo de anestesia en esta manera desufrir, porque en esos momentos se sufre tanto @tanto que ya ni siquiera se puedesentir el dolor.  'l ser amado ocupa todo el espacio; y cuando digo %BDB el espacio es que aldoliente le resulta imposible apartarlo, empuarlo un poquito para poder comer, para mirarla tele un rato, para ducharse o para salir a trabaar, no digamos ya olvidar o sustituir al ser perdido. 'l que sufre por la muerte o por la p1rdida de un ser querido se entrega en cuerpoy alma a su dolor, solo se consuela si está cerca del ausente, y no hay otra manera de estarcon un ausente más que evocándolo.

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  'l doliente busca acercarse a su ser querido en el único lugar en el que puedeencontrarse ya con 1l9 en su memoria. Lo nombra continuamente y repasa sus recuerdosdesde todos los ángulos posibles. <ecuerda al ausente dormido, recuerda su manera deandar y de pasarse la mano por la cabe"a. <ecuerda lo mismo una an1cdota simpática queun mal día. Lo recuerda en el cine y aparcando el coche, enumera sus platos preferidos, sus

chistes malos. <ecuerda su olor y el sudor de su cuello, lo evoca comiendo naranas con lasmanos y pelando patatas. %umbado en el sofá, haciendo la compra o austándose el nudo dela corbata. )e relata una tarde e0acta y una ma!ana cualquiera y un viae a ?ueva (or= y suforma minuciosa de hacer las maletas. <ecuerda su sonrisa y sus matices, las canciones quesolía tararear y su debilidad por <oth=o. 'l doliente solo quiere recordar al ausente, hablarde 1l, pensar en 1l. <ecrea partículas diminutas del que se fue9 un rincn de su orea, un pliegue preciso en las rodillas, la forma absurda de sus "apatos vieos. 's como si permanentemente estuviera rebobinando la película de los momentos compartidos9rebobina, mira un tro"o, pausa, rebobina, mira otro tro"o y pausa, rebobinaH ?o quiere nioír hablar de que el espectáculo debe continuar, de que la filmacin de la película de la vidadebe seguir adelante sin la participacin del ser amado. 'l doliente solo recuerda, recuerday recuerda. <epone sin parar rollos y rollos de las diferentes películas en las que su amado particip.  Dice +reud que uno de los aspectos más llamativos de un proceso de duelo consiste ustamente en esa manera minuciosa que tiene la memoria de fragmentar los recuerdos queligan al sueto a la persona perdida. 8na visita al supermercado despu1s de una ruptura yano es una simple visita al supermercado, es que cada detalle cobra una gran importancia9hacer la lista, subirse al coche, aparcar, coger el carrito, seguir o no seguir los mandatos dela lista, llenar o no llenar el carro, permitirse o no permitirse un capricho; cada detallefragmentado, pormenori"ado, nos recuerda a cuando hace tres semanas, dos días y sietehoras, hacíamos la compra en compa!ía. ( a la ve", esa manera de descomponer y dividirlos recuerdos tambi1n sirve para desactivarlos, para que poco a poco vayan perdiendo vigor y un buen día podamos ir a hacer la compra sin darnos cuentaH  Desgastar los recuerdos de tanto usarlos es el obetivo de esta actividad monográficade la mente. )obarlos, desmenu"arlos, nos hace acostumbrarnos a ellos y perderles elmiedo. )i, por el contrario, nos prohibi1ramos recordar, si nos empe!áramos en negar lahuella que el otro ha deado en nosotros, tendríamos que mantener los recuerdos a distanciay tratarlos con suma precaucin, como si fueran !riptonita verde ante la que estaríamoscompletamente desprotegidos y vulnerables. De nuevo, evitar el 2barranco5 no aligera eltrayecto. ?o hay caminos cortos, no hay ataos ni secretos mágicos que eviten el dolor. Lavida tambi1n es dolor, y las separaciones siempre suponen una p1rdida y un duelo por elque hay que pasar lo meor posible, de la manera más humana que sepamos. (, además, esla única manera de que algo que nos duela no nos mate en vida, sino que nos haga máscapaces de enfrentarnos al dolor en adelante.  <ecomendarle al doliente que piense en otra cosa es, para empe"ar, inútil. 'l quesufre no elige. Al que sufre el recuerdo se le impone, y ni querría ni sabría hacer otra cosaque recordar. 'l duelo es así, hace su trabao mientras nos duele, sin que nos demos cuentade que lo hace, y mientras nos obliga a recordar, nos enfrenta a la p1rdida. &on cadarecuerdo constatamos la ausencia y nuestra imposibilidad de hacer regresar al ser amado ode devolverle la vida al difunto. La cruda realidad de nuevo nos obliga a elegir9 2La vida ola bolsa de los recuerdos5, 2La vida o la muerte5. De esta forma, aunque en un principio-""ie parece elegir quedarse muerta unto a su muerto, y &arrie, empe" su duelo

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ausentándose de su vida, como su ausente; con el tiempo, y con un trabao psíquico a favorde la vida, al final, ambas eligen vivir, consiguen elegir la realidad y seguir adelante con susvidas. 'l duelo consiste entonces en un proceso gradual, durante el cual la persona pasa demorirse unto a su muerto a empe"ar lentamente a vivir de nuevo sin 1l. %odo esto suponeun gran gasto de energía psíquica, de manera que, al final, la persona quedará libre de la

carga del duelo, pero e0hausta. Libre de las ataduras que la amarraban al ausente y leobligaban a morirse con 1l, pero agotado por este proceso de duelo al que, no en vano,+reud denomin 2trabao del duelo5.  'n estas circunstancias, los típicos consuelos de la sabiduría popular de 2A reymuerto, rey puesto5, 2La vida sigue5, 2%ú eres muy oven todavía5 o 2'sta separacin es por tu bien5 no entran en el vocabulario del doliente, no los escucha, no los entiende. 'scomo si el otro hablara en un idioma desconocido o en otra frecuencia. Durante los primeros días de su duelo, -""ie no consiente que ninguno de sus amigos le hable. )oportaque est1n tumbados en el suelo unto a ella, pero en silencio. $ero esto no es un caprichodel guionista, sino que reflea una verdad profunda del proceso de duelo en el ser humano.:erdad que queda de manifiesto en la etiqueta prescrita por algunas culturas o religiones.'n este caso, podemos fiarnos en el ritual del duelo del udaísmo, en el que durante los primeros días está prohibido ofrecer palabras de consuelo al doliente. %al ve" porquetodavía no es momento para el consuelo sino para el dolor. 

.ontar la pena

 23A qui1n confiar mi pena4

  'sas cosas hay que contarlas con calma, tomándose su tiempoH 's preciso relatarcmo enferm el hio, cuánto sufri, lo que dio antes de e0pirar, cmo muriH 6ay quedescribir el entierro y el viae al hospital para recoger la ropa del difunto CH. Además, eloyente debe suspirar, gemir, lamentarseH5.  'stas palabras podrían formar parte de un manual sobre el trabao del duelo, sinembargo, están sacadas de Tristea, un cuento de Antn &h1ov que relata la historia de unhombre que acaba de perder a su hio y que necesita contarlo a toda costa. Ante laindiferencia de quienes le rodean, el hombre termina por contárselo a su caballoH ( es que para poder hacernos con la pena, como dice &h1ov, tan imprescindible es poder contarlacon calma como tener a alguien que la escuche, que suspire, que gima y que se lamente pornosotros. $or eso son tan importantes los rituales del duelo, los velatorios, los entierros, losfunerales a los que acuden los amigos del doliente, pero, en especial, es importante ladisponibilidad de semeantes que est1n allí para acompa!ar, y para certificar que quieneslloran tienen derecho a llorar, porque han sufrido una terrible p1rdida.  ?o se trata simplemente de que necesitemos que nos compade"can, es que esacompasin aena, e0terna, cumple una funcin simblica notarial. $recisamos de un testigo para nuestra pena, alguien que certifique9 2)í, yo estuve allí y doy fe9 esta muer, estásufriendo mucho, y su sufrimiento está ustificado5. 

 &as amigas

 Los casos de -""ie y de &arrie reflean lo importantes que son las amigas en

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momentos de duelo. 'n uno y otro eemplo, son las amigas quienes se hacen cargo dedevolverles la vida a las protagonistas. 'n Se$o en Nueva 8or!, )amantha le da de comer a&arrie su primer desayuno, con una cuchara, en la boca, poco a poco, como a los ni!os peque!os.  'n el momento de la ruptura, cuando nos duelen hasta las pesta!as, cuando nos

 parece que la vida nunca volverá a ser vida, hay que dearse querer y dearse cuidar por lasamigas. 7ue nos mimen, que cocinen para nosotras, que nos saquen como sacarían a pasear a sus hios peque!os. 7ue nos lleven de la mano al cine, que se queden con nosotras en casael fin de semana, en plan manta y sofá. 7ue nos tengan paciencia y nos escuchen poren1sima ve" la misma historia, porque necesitamos contarle a las amigas, @mil veces y contodo luo de detalles, el te0to del guin de la ruptura, la coreografía, el vestuario, eldecorado, los personaes secundariosH La secuencia e0acta de lo que se dio, y de lo que elotro respondi a lo que se dio, y de lo que no dio, y lo que no respondi. Dnde estaban,qui1n lleg primero, qui1n empe" la conversacin, qu1 llevaba puesto cada uno. )e cuentala despedida una y otra ve". &mo y cuándo me enter1 de que estaba con otra; el te0to del)M) que descubrí por descuido en su tel1fono; el 2asunto5 del mail  acusador, su contenido.  A pesar de todo, las frases de alivio que conocemos de sobra para acompa!ar unfallecimiento no son tan obvias cuando se trata de una ruptura. 37u1 hacemos4 3?os ponemos ciegamente del lado de la amiga y hablamos pestes del e04 3( si una semanadespu1s se reconcilian4 @?o es sencillo 3$odemos, debemos, ponernos de su parte sintomar partido en contra del e04 3&mo se hace eso4 ?o lo s1, pero la mayoría de las amigaslo consigue, y están presentes cuando se las necesita, para darnos de comer en la boca,como hi"o )amantha con &arrie, o para escuchar y consolar nuestro dolor. De hecho, elritual de duelo udío incluye la prescripcin de llevarle comida al deudo durante la primerasemana que sigue al entierro, porque entiende que quien acaba de perder a un ser queridono puede ocuparse ni siquiera de lo más elemental.  $ero así como cada cultura tiene su propio manual de cmo acompa!ar y cuidar elduelo del otro, o cmo consolarle cuando pierde a un ser querido, no ocurre lo mismocuando se trata de una ruptura amorosa. 's el caso de una paciente que me cont lo que lehabía dicho una vecina cuando supo que acababa de separarse9 

 ?o s1 qu1 decirte. &uando alguien se muere, uno sabe que hay que dar el p1same;cuando alguien se casa o tiene un hio, @hay que felicitarle $ero, cuando alguien se separa,yo nunca s1 si tengo que felicitarle por haber dado el paso, o si tengo que compadecerle porque todavía le quiere, o qu1 es lo que tengo que decirH 

'l dilema de esta vecina está plenamente ustificado. 8na separacin no es unmotivo de celebracin aunque sea un triunfo, y quien acaba de separarse o de serabandonado merece un tiempo de luto. 'n cualquier caso, y aunque no tengamos muy claroqu1 decir, es importante estar allí disponibles, dearnos utili"ar por la amiga que sufre,escucharla, hacerle saber que cuenta con nosotros para lo que haga falta.  Las amigas acompa!an, y son una red que protege contra la sensacin de vacío.6acer planes con ellas, por tontos que sean, nos distrae del horror. $ero, además de lasfunciones de apoyo moral, habremos de contar con ellas para acompa!arnos en el cuidadode los hios. Las madres de los compa!eros del cole de los ni!os suelen ser una buenacompa!ía; comparten edad y preocupaciones, y si practican el 26oy por ti, ma!ana pormí5, pueden turnarse para organi"ar las horas libres9 26oy meriendan y hacen deberes en tu

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casa y el fin de semana se vienen a dormir a la mía5. La presencia de los hios hace máscomplicada la e0teriori"acin de los sentimientos propios del proceso de duelo. Las amigas,los abuelos, tambi1n pueden brindarle a la reci1n separada algunas horas libres para llorar, para meterse en la cama y darse un atracn de pena. 

 &a *amilia 

&uando se produce un divorcio o una separacin, la familia cumple una funcin desost1n muy importante. &ada integrante de la parea rota espera que su propia familia sealinee con 1l como un solo hombre, sin fisuras, que le comprendan, que le acoan con sumanto de afecto y proteccin, y que se comporten como un clan incondicional. 'l apoyoque se espera de la familia es, sobre todo, moral. $ero la familia no debe olvidar laimportancia de la ayuda en el día a día. Las comiditas de mamá, los tupper  de la abuela, elhermano que te hace de conductor cuando puede, el cu!ado manitas que se pasa una tardehaciendo chapu"as en casa, la hermana que se queda una tarde con los ni!os. 'n fin, que elapoyo logístico es tan importante como la contencin emocional. Btras veces, la familiasirve para poner pie en tierra y arroar un poco de sentido común sobre la situacin cuandolo que abunda es el resentimiento y el rencor.  'l lugar de la familia no es fácil. Mantener una actitud solidaria con el propio y a lave" ecuánime y neutral con el e0 supone un verdadero malabarismo para algunos. 'l tratoentre cada uno de los cnyuges y su e0familia política es delicado. 6ay familiares que seniegan a romper con el cu!ado o yerno correspondiente y, en nombre de una supuestanaturalidad, dificultan las labores de rescate del propio, la elaboracin del duelo y la posibilidad de pasar página. )on familias que se sienten agraviadas con la separacin, comosi les hubieran arrancado algo a ellas, y no están dispuestas a renunciar ni a perder. 's elcaso de &ecilia, que e0plica su situacin de esta manera. 

(a estoy harta de que mi familia trate a 'nrique como si no hubiera pasado nada. ?o puede ser que en todas las reuniones familiares 1l est1 allí, como si fuera un miembromás de la familia. La semana que viene mi hermana celebra su cumplea!os y le pedí que por favor no lo invitara. 3$uedes creer que no lo entendía4 ?o es normal que sea (B la queme sienta incmoda en una reunin de M- familia. @7ue 1l está con otra y yo estoy sola@7ue se supone que mi familia me tiene que apoyar a mí 

'n el e0tremo opuesto, están las familias que se comportan como verdaderasfamilias de la mafia, y van a muerte contra el enemigo, a hacerle la vida imposible. $uedeque no lleguen a ponerle la cabe"a de su mascota favorita entre las sábanas, pero se dedicana hacer comentarios tendenciosos, faltas de respeto, ugarretas sucias de fechas y horarioscon los ni!osH &uando hay ni!os, el reparto entre uno y otro padre es lo suficientementecomplicado como para que encima entren los abuelos en la contienda. Los abuelos tienenque estar ahí, dispuestos a echar una mano, a veces econmica, a veces en forma de tiempo, para ayudar a levantar lo que de ahora en adelante será una familia monoparental. 

 Mal de muchos#

 

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  ?o s1 si mal de muchos es consuelo de tontos. )1 que, mientras estamos sufriendo,nuestro mal, el que sea, nos parece el peor, el más encarni"ado y el más inusto de los malesde toda la humanidad. 'l dolor abre agueros en la tierra, la taladra, a ratos como unatuneladora, sin piedad; a ratos con las u!as, poquito a poco, despacio pero sin descanso, a pelli"cos. &uando alguien llora, su pena es la única pena que campa sobre la fa" de la tierra,

entre otras cosas porque, cuando se sufre, la tierra está desolada, devastada, y solo quedanel doliente, su dolor y un perro flaco a lo leos que los acompa!a. La pena nos ensordece, por eso las palabras de consuelo no llegan, no se escuchan.  &uando alguien llora la muerte de un familiar o una ruptura de amor, no es tiempode recordarle lo mucho que han sufrido los ni!os en las matan"as de <uanda, ni ladesgracia de los miles de venes que padecen alguna enfermedad mortal. ?i la suerte quetenemos de ser venes, y de tener un trabao en tiempos de crisis, y una familia estupenda.Lo s1. )in embargo, en algún momento, con el tiempo, se llega a relativi"ar el propiosufrimiento y a ponerlo en perspectiva. 8n buen día nos damos cuenta de que la vida esmucho más larga, más ancha y más honda que nuestro dolor. ?uestro dolor dea de ocuparel centro del universo, dea de ser el único dolor, el más grande, el más cruel, y se convierteapenas en nuestro último dolor, el más reciente.  $ara entender en qu1 consiste la relativi"acin del dolor, voy a usar el mismoeemplo que utili"a Leader en su libro &a moda negra CN. 'l autor e0pone y e0plicauna obra de la artista francesa )ophie &alle, bauti"ada con el nombre de  :olor e$quisito.La historia de la obra comien"a porque )ophie y su parea se habían visto obligados asepararse durante unos meses por motivos de trabao. 'l reencuentro de los amantes tendríalugar en una romántica habitacin de hotel cinco estrellas en ?ueva Delhi. La nocheconvenida, )ophie llega al hotel y, en ve" de encontrarse con un amante ansioso, recibe unallamada telefnica. 'ra 1l, que llamaba para avisarle que no iría a su encuentro ese día, ni alsiguiente ni ningún otro día, porque daba la relacin por terminada. Así, sin más, con dos palabras, a larga distancia y por tel1fono. $ara no morir de dolor en ese mismo momento, laartista ech mano de su capacidad creativa y de su tabla de salvacin9 @su cámarafotográfica %om cientos de fotos de los más ínfimos detalles de esa noche, de esaluosísima habitacin de hotel, súbitamente transformada en patíbulo. De vuelta a su país,de entre todas las fotos eligi noventa y nueve. 'ntonces, pidi a noventa y nueve personasdistintas entre amigos, familiares, conocidos y amigos de amigos de amigos queeligieran una de esas noventa y nueve fotos y que la acompa!aran con el relato del peormomento de sus propias vidas, de la situacin que más les había hecho sufrir a cada uno deellos. Así, esas voces annimas redactaron noventa y nueve penas, noventa y nuevedesesperaciones distintas, noventa y nueve horrores9 desde la muerte de un hio, la ceguerade una hia, una ruptura, un abandono cruel, una falsa acusacin, una enfermedad terminal,un abortoH De esta manera, el dolor de )ophie quedaba diluido entre los muchos otrosdolores de otras vidas; su sufrimiento era apenas uno más, probablemente no era más que elsufrimiento número cienH  'l título de la obra, :olor e$quisito, es una clara referencia a la t1cnica literariautili"ada en los a!os veinte por los surrealistas, que consistía en escribir un te0to a variasmanos, a ciegas. )e reunía un grupo de escritores, uno escribía unas líneas de te0to, lotapaba y pasaba el papel al de al lado, que escribía su te0to sin saber lo que había escrito elanterior ni lo que escribiría el siguiente, y así sucesivamente. 'l resultado podía sercualquier cosa, y funcionaba con la coherencia descabellada de los sue!os. Así funcionaesta obra. 'l dolor descompuesto en sus mínimas partes, en sus miles de caras, dolerá un

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 poquito menos. 'l resultado onírico del dolor e0quisito lo convierte en una pena que se puede simboli"ar y trabaar. 

;no m+s#

  )aberse simplemente uno más puede ser un consuelo muy sanador, y lo digo pore0periencia. 8na de las veces que la vida me llev contra las cuerdas, con un cáncer fero" yun tratamiento a su medida, de todos los consuelos posibles, lo único que me calm laangustia, la rabia y el miedo fue saberme una más. ?i la cancerosa más valiente, ni la másdesgraciadaH, simplemente una más.  &omo apunta Aleandro /ándara CJ, nuestra cultura nos incita a considerar quelos duelos no forman parte de la continuidad de la e0istencia, sino que constituyen unae0periencia aparte, un accidente, y se nos acostumbra a separar la p1rdida de la vida misma.)olo así se comprende el mati" de sorpresa que a menudo acompa!a a nuestra refle0insobre una p1rdida propia, una separacin o una muerte9 23$or qu1 yo45, 23$or qu1 a mí45. ?os e0tra!amos, como si la vida nos hubiera elegido adrede para hacernos sufrir. $ensamosque únicamente nos merecemos lo que 2sí5 y no tenemos recursos para enfrentarnos a loque 2no5. 'n nuestro relato lineal de la vida, no tenemos incluidos ni la frustracin ni elfracaso. )entirse 2uno más5 es una manera de devolver el duelo a su lugar y trabaarlocomo un aspecto más de la e0istencia, de ese proceso en el que reconocemos que tambi1nla p1rdida forma parte de la vida y que continuamente perdemos uventud, autonomía,salud, perdemos lugares, seres queridos, costumbres y relaciones.  )1 por e0periencia que no se puede empuar a nadie al puerto de la serenidad del2)oy uno más5. )e puede acompa!ar al otro mientras que el otro llega por sus propios pies, pero a ese lugar se accede con el tiempo, cuando el resto de los sentimientos se ha vividocon la intensidad que la situacin requiere.  'l dolor compartido es muchísimo menos dolor, de ahí la importancia de los ritosfunerarios tan vigentes, aun en culturas así llamadas primitivas y que han perdido protagonismo en este Bccidente nuestro tan avan"ado, tan innovador, tan optimista y tanfrágil, donde la congoa está prohibida y donde, según la Brgani"acin Mundial de la )alud 3por qu1 no recordarlo4, despu1s de las afecciones cardíacas, la depresin es el mayor problema que encara la sanidad pública. De una manera o de otra, @al final, unos y otros,todos sufrimos del cora"n 

.onvalecencia

 La autocompasin tiene muy mala prensa, y no s1 muy bien por qu1. Lo cierto es

que la tenemos prohibida. La autocompasin no es otra cosa que cuidar de nosotras mismasdurante un tiempo, como si fu1ramos nuestro propio beb1. 'n  Mujeres malqueridas, comento que, con frecuencia, las mueres usamos el músculo de la maternidad para tratarentre algodones al rústico que tenemos por parea o por marido. Ahora propongo queusemos ese mismo músculo para cuidar de nosotras mismas, mimarnos y atendernos concari!o. A menudo observo mueres que, así como son capaces de cualquier sacrificio por elser amado, en su trato consigo mismas se comportan como unas verdaderas madrastras. )eculpan de la separacin y se torturan. &omo si no fuera bastante con el dolor que les

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 produce la ruptura, como si ese castigo no alcan"ara para saldar su cuenta con el pecado deno haber sido capaces de salvar 2una relacin tan bonita5, se dedican a propinarse todasuerte de castigos físicos y morales9 2@&ome, come, es lo único que sabes hacer 3A qui1nle importa que engordes4 %otal, más fea de lo que estás es imposible...5. 2@*ebe, eso, sigue bebiendo, a ver si así eres capa" de olvidar tu incapacidad para mantener a un hombre a tu

lado5.  's preciso reconocer la necesidad de dedicar un tiempo a curarnos de la p1rdida,tenernos en cuenta, tomarnos en consideracin y aceptar que estamos convalecientes, queestamos atravesando, como podemos, un proceso de duelo. )i nos hubieran operado de unaapendicitis aguda y el m1dico nos hubiera prescrito un tiempo de reposo, lo entenderíamos.'s más fácil comprender los dolores del cuerpo, porque esos se ven y casi pueden tocarse.'n cambio, los dolores del alma, los males del cora"n, no son tan evidentes, aunque susefectos sean devastadores.  Durante la convalecencia prevalece el aburrimiento, todo nos fastidia, nada nos haceilusin y no hay nada que queramos hacer. $revalecen el retraimiento, la desidia y eldesinter1s. %odo nos resulta inútil, no hay ningún plan que nos pare"ca divertido y solosentimos un cansancio inhumano. (o creo que el cansancio tambi1n tiene un sentido. 'lcansancio del duelo es la manera que la naturale"a tiene de hacerse solidaria con el dolientey de permitirle dormir, descansar, retirarse un poco de la vida activa y tener sus ratos deestar consigo mismo.  )i nosotras mismas nos negamos la legitimidad de nuestro luto, su valor, su pertinencia, y lo pasamos por alto, nos privaremos de un tiempo imprescindible deconvalecencia, de nuestro poco de sofá y manta, de nuestro derecho a las rancheras, a los boleros, a la televisin y @algo de helado 8na cosa es que no nos guste despertarcompasin sobre todo del e0, pero sentir un poco de misericordia por nosotras mismasy tratarnos con piedad, cuidarnos, complacernos, mimarnos, no estaría nada mal. 'n ve" decastigarnos, bien podríamos mirarnos al espeo y decirnos a nosotras mismas9 2@&uídate@7ui1rete @%ienes todo el derecho @$orque tú lo vales5. 

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 La aceptacin 

 &a renuncia es el viaje

  de regreso del sueño#

  A?D<K) 'LB( *LA?&B

  Eay que sa5er perder)

   &o mismo pierde un hom5re

  que una mujer)

  6A( 78' )A*'< $'<D'< 

 La aceptacin es un último paso en el trabao del duelo. 3<enunciar4 3Aceptar4

3<esignarse4 ?o s1 bien qu1 es lo que se hace y qu1 es lo que se debería hacer. 3<econocerla realidad4 Los entendidos en el tema suelen llamarlo 2aceptacin5. 'n Anoche soñ< queten%a pechos, el libro que escribí cuando yo misma me vi enfrentada a un dolorinsoportable, die que no estaba de acuerdo con el t1rmino 2aceptacin5. 'ntoncesargument1 que solo se 2acepta5 algo cuando se tiene la alternativa de recha"arlo y, noobstante, se elige aceptar. 8no 2acepta por esposoH5, 2acepta una propuesta de trabao5 o2acepta una invitacin5 porque sabe que, si quiere, en el último momento, siempre puederecha"ar el trabao, el marido o la invitacin. 'n aquel momento, me parecía que uno no2acepta5 la muerte de un familiar cercano, que uno no 2acepta5 una enfermedad, sino queuno, como mucho, reconoce la contundencia de su presencia y carga con su cru"H Denuevo, @es lo que hay Así pensaba entonces. )in embargo, una ve" que el tiempo ha pasado, una ve" que mi rabia y mi dolor han menguado, puedo pensar con claridad y medesdigo. @:ale 2@Acepto pulpo como animal de compa!ía5. *ao la cabe"a, y aceptoHque la 2aceptacin5 es el último escaln del duelo.  Me e0plico. )i lo miramos detenidamente, podemos reconocer que todos tenemos amano la alternativa de 2no aceptar5 incluso lo inevitable. 8no puede mudarse a vivireternamente en la salita de espera de la negacin y no aceptar la contundencia de unamuerte o de una enfermedad. )e pagará un alto precio, pero se puede. 8na muer que senota un bultito en un pecho puede pasar meses sin volver a tocarse ese pecho, mirando enotra direccin, esperando pacientemente los siete meses que faltan para su revisin anual,mientras el cáncer avan"a. 8n hombre diagnosticado de insuficiencia respiratoria puedeseguir fumando como si fuera inmortal. 8na madre que ha perdido a un hio puede ponerun cubierto en la mesa para 1l durante a!os. 8na muer que ha perdido al marido puededear su vo" grabada en el mensae del contestador, como si el difunto pudiera escuchar elmensae y devolver una llamada.  La aceptacin no ocurre de un momento a otro; las separaciones y los duelos primero los rumiamos, tal cual como los animales, que mastican, tragan y vuelven amasticar; así nosotros, poco a poco, los vamos triturando, los pasamos de un lado a otro, los

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distraemos, hasta que finalmente los hacemos nuestros. ?o hay duda, llegar a ese puntorequiere de un gran trabao. )e trata de poder integrar en el te0to de nuestra propia vidatambi1n las e0periencias negativas y no dearlas como una nota a pie de página, de2aceptar5 que las piedras del duelo tambi1n forman parte del caudal de este río de la vida.  ?unca es fácil aceptar que lo que se perdi se perdi y punto, que no hay regreso ni

vuelta atrás. )i el escaln de la aceptacin es difícil de alcan"ar en cualquier p1rdida,cuando hablamos de una ruptura amorosa es todavía más complicado, porque el ausentesigue vivito y coleando, porque en alguna parte, a alguno de los dos, puede quedarle laesperan"a de un reencuentro. $orque a veces el rencor une más que el cari!o y las pareasse pasan a!os enfrascadas en litigios eternos que los mantienen unidos en la enfermedad yles dificultan cerrar definitivamente el duelo. 

;n *uneral 

 Las pareas tendrían que ser capaces de hacer una especie de funeral en el que los

deudos ellos dos se reunieran rodeados de amigos y familiares en torno al ataúd dondedescansarán por siempre los restos de la relacin. &on una caita de cartn que contenga un par de fotos, unas cuantas cartas Co copias de correos o mensaes y dos o tres regalos seríamás que suficiente. $ropongo un funeral tipo americano, de esos de película, en los que losamigos toman la palabra y hablan del difunto. La familia del e0novio, la familia de lae0novia, los padrinos del divorcio, las damas de honor de la abandonada, los hios deambosH 8nos y otros tendrían que pronunciar unas palabras de despedida, algunas dereproche y muchas de consuelo. %odos se pondrían de acuerdo para llorar por ladesaparicin de la parea, por el amor, por los planes de futuro inconclusos, por la familiaque no pudieron formar, por el segundo hio, por los viaes, por la pasin perdida, por la promesa de enveecer untosH 'n fin, por todo aquello que se pierde con una ruptura. 8nritual así, con una fecha precisa en el calendario, marcaría un antes y un despu1s, supondríauna especie de punto final a lo que fue una relacin. La falta del ritual dificulta laaceptacin del fin, lo que puede dar lugar a situaciones trágicas. 

 &a gorila /ana

 <ecientemente vi por televisin unas imágenes conmovedoras y a la ve"

espelu"nantes9 se trataba de Gana, una gorila de un "oolgico alemán que se negaba adesprenderse del cuerpo sin vida de su cría. )u beb1 de tres meses muri por causasdesconocidas. Durante varios días, Gana intent reanimar al peque!o con sacudidas y concaricias. %an pronto lo acunaba entre sus bra"os, como lo "arandeaba con violencia paradespertarlo. %odo fue inútil. Desde entonces, Gana deambula con el cadáver de su cría a lasespaldas. La foto muestra el cuerpo enorme, de pelo negro brillante y vivo de Gana, encontraste con el cuerpo diminuto, seco y grisáceo de su cría que cuelga sin vida a susespaldas.  $ens1 que esa imagen e0presaba de manera gráfica lo que hacemos cuando nosnegamos a ver y a aceptar la realidad. 6emos puesto todo de nuestra parte para reanimaruna relacin9 amena"as, caricias, gritos, se0o y mimos son intentos desesperados derevivirla; pero sucede que la relacin lleva un tiempo muerta, como la cría de Gana, aunque

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nosotros insistamos en llevarla a cuestas. 7uienes lo miran desde fuera se horrori"an, porque nosotros, como Gana, seguimos haciendo nuestra vida con naturalidad, aenos a lamuerte, inmunes a la ausencia. Abstraídos, sin aceptar que lo que llevamos a la espalda noes una cría, no es un beb1, no es una parea, sino el cadáver de una cría, el cadáver de unarelacin.

  7uienes se dedican al estudio del comportamiento animal aseguran que la actitud deGana forma parte del duelo de la gorila por la cría muerta y de los ritos fúnebres que siguena la p1rdida de un miembro del clan. Lo cierto es que, en algún momento, Gana tendrá quedesprenderse del cadáver de su beb1, renunciar a 1l y llorarlo en ausencia, como nosotrostendremos que rendirnos a la evidencia de que la relacin ha terminado, de que falta un peluche en nuestra cama y hay un aguero. 'ntonces podremos organi"ar nuestro peque!ofuneral mental para despedirla y enterrarla. $uede que Gana pensara que, mientras ella nola diera por muerta, quedaba una esperan"a, y que darla por muerta era lo mismo quematarla.  A veces pensamos, como Gana, que la vida y la muerte están en nuestra mano,como las rupturas y las reconciliaciones. 'n esos casos, nos parece que si nos permitimosaceptar la muerte del difunto y seguir con nuestra vida, somos nosotros quienes le estamosmatando. B si reconocemos el final de la relacin, somos nosotros quienes le estamosnegando una última oportunidad. Lo cierto es que para cerrar un duelo es preciso quematemos al muerto y que demos por terminada la relacin) 

 Matar al muerto

 .omo al ca5allo 5lanco

  que le solt< la rienda,

  a ti tam5i<n te suelto

   y te me vas ahorita)

  %' )BL%K LA <-'?DA

 37u1 son las 2almas en pena5 sino esos muertos que no han terminado de morirse

 porque algún vivo no los dea partir4 37u1 es el purgatorio sino ese lugar intermedio entrela vida y la muerte4 37u1 es el limbo4  La muerte, las separaciones, son algo que ocurre entre dos. 6ay uno que se muere yotro que confirma su muerte, que se despide y le da permiso a irse para siempre. ?o essuficiente con que el muerto se muera. $ara retomar la vida sin 1l, con todo lo que suponela ausencia de un ser querido, es preciso que quienes continuamos en esta aventura de vivirle concedamos al muerto su derecho a descansar tranquilo y a estar muerto.  &uando dos se separan, generalmente, hay uno que se va y otro que acata laseparacin y dea partir al ser amado. $or mucho que nos duela, por mucho que un peda"ode nuestra vida se vaya con 1l, por mucho que nos haya partido en dos el cora"n, por muyinusto que nos pare"ca, en algún momento tenemos que 2soltar la rienda5 y dearle partir,

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no solo físicamente.  'n la serie de televisin 1ntre *antasmas CGhost Khisperer , la protagonista tiene lacualidad de comunicarse con los muertos, pero no con todos los muertos, únicamente conesos espíritus que vagan indecisos, los que esperan, los que aun despu1s de muertos seresisten a morir porque tienen cuentas pendientes en el mundo de los vivos. La misin de

Melinda /ordon consiste en conectar al muerto con el vivo que no le ha deado morir yconvencer a este de que el muerto estará meor muerto que merodeando sin rumbo comoalma en pena.  %odos los capítulos de la serie tienen el mismo final9 el muerto ha saldado susdeudas con la vida, su vivo correspondiente le permite morir y entonces, solo entonces, puede atravesar la lu" blanca de la muerte definitiva para tranquilidad de todos9 del muertoque al fin puede descansar en pa", y de los vivos que pueden empe"ar a elaborar la p1rdida.  Me parece que la serie recoge al menos dos fantasías universales9 la primera es quela muerte del otro siempre nos dea con la palabra en la boca. )iempre hay una cosa másque hubi1ramos querido decirle, una cuestin fundamental que hubi1ramos queridoconsultarle, o preguntarle, una verdad que confesarleH @)olo una ve" rogamos, ydaríamos lo que fuera por esa sola oportunidad de encontrarnos de nuevo con 1l. @Die"minutos más significarían tanto @$odríamos decirle tantas cosas en esos die" minutos  La segunda fantasía que ilustra la serie concierne a lo importante que es parareali"ar el trabao de duelo dear morir al muerto. 'n la serie, parece que es el muerto quiennecesita que le deen morir del todo para poder descansar. %iene sentido que el más beneficiado de esta segunda muerte sea el muerto, porque es la única manera de que eldeudo acepte dearle morir sin sentirse culpable. (o no s1 si habrá vida para los muertosdespu1s de la vida; pero creo que tiene que haber vida para los vivos despu1s de la muertede un ser querido, así que pienso que quien necesita de ese cierre definitivo es el que siguevivo.  8n doliente no se puede sanar, a menos que permita que su muerto 2descanse en pa"5. ?o me refiero al 2A rey muerto, rey puesto5, porque ya vimos que nada ni nadie puede sustituir a un ser querido, pero creo que hay que reconocer la ausencia como lo quees y, no obstante, seguir adelante con la vida. &omo en la serie, el muerto tiene que morirdos veces, sufrir dos muertes9 la muerte real y la muerte simblica, que consiste en laaceptacin de esa muerte por parte de sus deudos. Acceder a esa muerte simblica muchasveces nos hace sentir que somos nosotros quienes matamos al muerto, y 3como vamos aquerer matarle, ahora que lo echamos tanto de menos4 $or supuesto que al ser querido hayque recordarlo, pero no mantenerlo con vida, ni hacer como si siguiera vivo, como hi"oGana. 'l recuerdo nos permitirá reorgani"ar nuestra vida aceptando su ausencia, colocandoal ausente en un espacio simblico diferente al que nosotros habitamos CLeader, N. 'lrefranero popular tiene una forma cruda de e0presarlo9 2'l muerto al hoyo y el vivo al bollo5 suena mal, lo s1, pero es lo que hay. 'n este devenir de la e0istencia cada cualdebería poder ocupar el lugar que le corresponde. 'l muerto, descansando en pa" en ellugar de los muertos, y el vivo en sus quehaceres de la vida.  Así como al muerto hay que dearle morir, a las relaciones fallidas hay que dearlasmarcharse para siempre. 7ue atraviesen la lu"H B lo que sea que tengan que atravesar losamores perdidos, pero que no se queden rondando en nuestra vida como alma en pena,como espíritus burlones que nos interrumpen la e0istencia. 

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 'l trabao del tiempo 

 Beloj, no marques las horas#

  <'LB#

 @Ah, el tiempo, el tiempo. 3&mplice o enemigo4 Lo mismo le recriminamos su

 pere"a que sus prisas. 'l tiempo es chicle que se estira o se encoge según lo masticamos. 'ltiempo pesa o vuela, transcurre ine0orablemente o se detiene; lo pone todo en su sitio, otodo lo cura. Al tiempo lo mismo lo matamos que lo aprovechamos, lo perdemos que loganamos. &onfiamos en 1l, deamos nuestros asuntos en sus manos y, ya puestos, le damostiempoH Lo cierto es que si no podemos contra 1l @y no podemos, lo meor es unirsea sus filas, convertirlo en aliado y usarlo a nuestro favor. 

Teresa, cuarenta y dos años  6ace más de un a!o que nos separamos y sin embargo este verano lo pas1 peor queel anterior. ?o echo de menos a Antonio. 'cho de menos el tener una familia. 'l darle a mishios una familia como la que yo tuve. Del a!o pasado lo único que recuerdo es que estabadesconcertada, estaba tan triste que solo podía llorar. 'ntonces, los ni!os y yo pasamostodas las vacaciones untos. <ecuerdo ir llorando las tres horas mientras conducía hasta lacasa de mis padres en el pueblo. 'ste a!o, por primera ve", partimos las vacaciones, yAntonio se llev a los ni!os quince días. +ue lo peor. ?unca he pasado tanto tiemposeparada de mis ni!os. @)obre todo el peque!o me partía el cora"n @)i solo tiene cuatroa!os 3&mo va a entender que yo no est14 Antonio dice que ellos estuvieron bien. 'speroque sea verdad. 'n cambio, yo no estuve bien. (o no solo estaba triste, tambi1n estabaangustiada. 

%eresa lleva más de un a!o separada, pero este ha sido el primer verano sin sushios. 'l verano anterior, ambos estuvieron de acuerdo en que era meor que los ni!osestuvieran con ella en casa de los abuelos como hacían todos los a!os. $ero si ya ha pasadoun a!o, 3es que %eresa está peor4 $ero si no quiere volver con 1l, 3por qu1 está tan triste4Lo que ocurre es que el tiempo y el duelo son así. La primera ve" que pasa algo despu1s deuna p1rdida da igual el tiempo cronolgico que haya transcurrido siempre se recrudeceel dolor y se constata la ausencia con la frescura cruel del primer día. 'n un cierto sentido,%eresa no solo se separ el a!o pasado, sino que se separ otra ve" quince meses despu1s,esa tarde en la que su marido se llev a sus hios de vacaciones.  'l primer fin de semana sin 1l o ella, la primera ?avidad, el primer verano, la primera enfermedad, el primer cumplea!os Csuyo o nuestro, el primer día de losenamorados, el primer viae, el primer día de la madreH 'l duelo se va libando a gotas,fecha a fecha, por eso el primer a!o es tan duro, porque está lleno de recordatorios, defechas aguereadas, de calendarios acribillados por la ausencia. 

 >nma, treinta y nueve años  'ste verano ha sido distinto al anterior. 'n un sentido meor, porque me lo mont1 bien y me reí mucho con mis amigas; pero en otro sentido peor, porque cuando estaba solalloraba sin parar y la sensacin de vacío fue mucho más intensa. (a naci la hia de

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Mauricio. 3&mo pudo4 3&mo pudo estar con otra y tener un hio en tan poco tiempo4 ?unca me quiso. ?o he parado de pensar en el aborto. (o sí quería tener a mi hio y debíseguir adelante con mi embara"o, quisiera 1l o no quisiera. 6oy estaría sin 1l, pero tendríaun hio de tres a!os y cinco meses. @'s increíble cmo puedo llevar la cuenta con tanta precisin ?o me duele por 1l, no lo quiero ni regalado. )1 que no volvería a vivir con 1l.

Me duele por mi beb1 y por verlo a 1l tan contento, como si nadaH con el suyo. @?o es usto Me da pena; pero, sobre todo, me da rabia. 

A -nma le pasa lo mismo que a %eresa, ella tambi1n se sorprende de verse másdolida este verano que el verano anterior cuando la separacin acababa de producirse. 3)eráque no es verdad que 2el tiempo todo lo cura54 A -nma le ocurre que tiene dos duelos pendientes, el de la relacin con Mauricio y el de su aborto. ( el tiempo no le permitesaltarse ninguno. De la separacin parece estar recuperada, tiene claro que la relacin conMauricio no tenía ra"n de ser, pero el nacimiento de la hia de Mauricio, a menos de una!o de la separacin, le obliga a sacar otras cuentas. 'se beb1 evoca al otro que ella no pudo tener y otra ve" el tiempo toma la palabra9 -nma sabe con e0actitud los meses quetendría a día de hoy aquel beb1. -nma es consciente de que, de un pluma"o, perdi a unmarido, a un hio, a una familia y un proyecto de futuro.  Lo que ocurre en estos, y en todos los casos, es que el duelo es terco. 'l duelorecuerda con precisin de reloero sui"o los aniversarios y no tiene piedad para cobrarse sutributo sin saltarse detalle. $or eemplo, para mi amiga )ilvia, el aniversario de suseparacin no acontece cada a!o como ocurre con todos los aniversarios, sino cada cuatroa!os. )u marido se fue de casa en pleno mundial de fútbol. Así, )ilvia se salva de revivirloentre mundiales, pero cuando llega el siguiente mundial, ine0orable, )ilvia se encuentra conque el dolor está crudo y le parece mentira sentir lo mismo ocho a!os despu1sH 3's meoro peor4 ?o lo s1. 36an pasado ocho a!os4 3B solo han transcurrido dos4 6an pasado ochoa!os en muchos sentidos, pero a pesar de que )ilvia tiene otra parea y a todas luces haolvidado a #avier, en la cuenta que lleva su calendario particular, no han pasado más quedos aniversariosH  Las separaciones no tienen fecha fia. 'loísa no se separ el día en el que tuvo una bronca monumental con su marido, ni cinco meses despu1s, cuando @al fin su maridose fue de casa. ?i casi un a!o despu1s de haberse ido, cuando ella quiso hablar con 1l cara acara, de 2hombre a hombre5, para decirle todo lo que pensaba de lo que había pasado y ponerle unos cuantos puntos sobre unas cuantas íes. %al ve" se separaron una ma!ana en laque quedaron a tomar un caf1 para hacer cuentas y ella no sinti nada por 1l y ya no estuvodispuesta a escuchar otra ve" sus disparates. &uriosamente, esa ma!ana, los disparates yano le hicieron gracia, esa ma!ana simplemente escuchaba las típicas tonterías de un pseudoadulto pat1tico. %al ve" se separaron dos meses despu1s de aquel caf1, la noche en laque coincidieron con amigos comunes tomando una copa y 1l se insinu y ella no tuvoningún problema en ignorarlo, porque ya no lo deseaba como antes. Así es el tiempo,indulgente y a la ve" despiadado, elusivo y f1rreo.  )in embargo, el tiempo no arregla las cosas por sí solo; el tiempo necesita la ayudadel trabao del psiquismo en su ardua y silenciosa labor de asimilacin del duelo. 's comomadurar; por supuesto que cumplir a!os ayuda, @pero no es suficiente )i todo quedara enlas manos del tiempo, no e0istirían los duelos patolgicos que entorpecen la vida deldoliente y que lo atascan en oscuros calleones sin salida durante a!os y a!os; ni e0istiríanesos adolescentes de cuarenta y tantos que no acaban de crecer y que no quieren ni oír

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hablar de un compromiso. 's verdad que ese trabao psíquico necesita tomarse su tiempo para llevarse a cabo; es verdad que tiene distintos escalones por los que hay que pasar y quecada escaln tarda lo suyo; es verdad que una muerte o una separacin no se superan de lanoche a la ma!ana, pero no es cierto que el tiempo, con su simple paso, lo pueda curar todo.'s más, cuando un duelo se posterga y no se enfrenta en su momento, el tiempo no solo no

nos cura con su transcurso, sino que @encima nos reserva la pena en su odiosocongelador y espera con paciencia otra ocasin para volver a servirnos el plato del dolorintacto, crudo, como si fuera el primer día. 's lo que ocurre con lo que he dado en llamar el2efecto die" minutos5. 

 1l ?e*ecto die minutos@

 'l 2efecto die" minutos5 no es una crema milagrosa que nos devuelve die" a!os en

die" minutos, @oalá 'l 2efecto die" minutos5 es un uego que el tiempo entabla connosotros y que nos hace sufrir una p1rdida, quince a!os despu1s, como si solo hubieran pasado die" minutos. 'l tiempo se vale de los detalles más triviales para devolvernos a esosdie" minutos e0actos, sin avisarnos. A veces un duelo reciente, la muerte de la suegra, poreemplo, que parece más intrascendente, reaviva un duelo anterior, mucho mássignificativo, que en su día deamos pendiente, como puede ser la muerte de la propiamadre. 'ntonces, la persona no entiende la desproporcin entre una pena y otra, porquecree que llora a una muer, y en realidad está llorando a otraH  'l 2efecto die" minutos5 es el que nos hace regresar a la casilla número uno,digamos, cuatro a!os despu1s, el día en que volvemos a un lugar significativo sin aquella persona. B el día en que volvemos a escuchar una cancin que creíamos olvidadaH 

.oncha

  6ace tres a!os que &oncha se separ de #aime. +ue ella quien puso sobre la mesalas horribles palabras del 2%enemos que hablar5. 'lla habl, #aime habl y un mes despu1shablaban los dos con un equipo de mediacin familiar para ponerse de acuerdo en lost1rminos de la separacin y en la custodia del ni!o. ?o hubo divorcio porque no habíahabido boda, así que fue una separacin bastante civili"ada. &oncha acudi a consultamientras atravesaba su peque!o infierno particular por la partida. La acompa!1 en el dueloy mientras se hacía con la logística de su nueva vida de familia monoparental. 8nos mesesdespu1s, nos despedimos.  6ace unos días volvi a llamarme. ?o sabía qu1 le pasaba, pero se sentía fatal ynecesitaba aclarar sus ideas. )u hio atravesaba por una edad difícil y no conseguía hacersecon 1l. Le chillaba, lo castigaba y, aun así, no encontraba la forma de entenderlo ni de hacer valer su autoridad. 'staba comiendo ávidamente y, por si fuera poco, llevaba una semana perdi1ndolo todo9 las llaves, la agenda, el tel1fono mvilH )e decidi a llamarme el día enel que ella misma se había perdido; tenía una cita de trabao con un cliente importante pero,a pesar de haber puesto el /$), se perdiH 'stuvo una hora y cuarenta y cinco minutosdando vueltas en el coche, completamente desorientada, hasta que tuvo que llamar paracancelar la cita y regresar a su casa llorando. 'staba aturdida y preocupada porque noentendía lo que le estaba pasando. Le pregunt1 si había ocurrido algo en su vida que ustificara el desastre y no se le ocurría nada9 2Mmmm, 3en mi vida4 ?o, no s1, en mi vida

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todo sigue igualH5.  'ntonces, como al pasar, me cont que hacía dos semanas que #aime le habíacomunicado que iba a casarse con la chica con la que lleva más de un a!o viviendo. @/lup3A casarse4 3$ero si 1l siempre había estado en contra del matrimonio4 @@@( por la-glesia 37ue #aime se va a casar por la -glesia con otra4

  Desde que había recibido la noticia, &oncha se había ocupado Csin darse cuenta deque la película de su vida se llamara9 2#aime se va a casar con otra y yo estoy sola5. Montel escenario y lo puso todo a punto para representar lo que eso significaba para ella9 todoslos obetos que perdi a lo largo de esa semana representaban su relacin perdida y su proyecto de familia truncado; su sensacin de descontrol respecto a su hio ponía demanifiesto que se sentía sola frente a la responsabilidad de educar al ni!o, aunqueconscientemente sabía que no lo estaba, ni lo había estado durante los últimos tres a!os. )e perdi en la MUZ como se perdieron 6ansel y /retel en el bosque cuando los abandonarona su suerte y no pudieron encontrar el camino de vuelta a casa @ni con el /$)  -nmediatamente todo cuadraba, y &oncha entendi lo mucho que le dolía esta boda.Más allá de que ella llevara tres a!os separada y contenta de haber podido dar el paso, másallá de que estuviera satisfecha con su vida, era como si todo acabara de ocurrir en la últimamedia hora y ella necesitara recrearlo, repetirlo, hacer cosas en la realidad que ustificaransu sensacin de desconcierto y de abandono. &uando propuse la metáfora de la películatitulada 0aime se va a casar con otra y yo estoy sola que ella estaba filmando, &oncha lacomplet diciendo que, 2$or si fuera poco, @esta es la única película en cartelera 7uiera ono quiera, la tengo que ver. :aya al cine que vaya, no hay ninguna otraH5.  <econocer que no es que estuviera peor, sino que estaba circunstancialmente bao el2efecto die" minutos5 tranquili" mucho a &oncha, porque esa e0plicacin le ofreci unmarco y una aclaracin plausible a lo que hasta ese momento era el puro descontrol.&oncha logr recuperar para la cartelera de su vida una programacin más completa, conestrenos inesperados y 10itos de crítica y público que la llenaron de úbilo y de confian"a ensí misma, pero, durante aquellas dos semanas, vivi bao el 2efecto die" minutos5, y deforma concentrada, la soledad, la sensacin de abandono y el desconcierto propios de unaseparacin reciente. 

 &os aniversarios

 8na de las circunstancias que invariablemente nos coloca, a traicin, bao el 2efecto

die" minutos5 son los aniversarios. 'l aniversario de una muerte, el aniversario de unaseparacin, aunque no llevemos la cuenta precisa en el calendario, nos sorprende con unasemanita de pena que no teníamos prevista. 8na semanita de incomodidad, de desa"n, queno relacionamos conscientemente con el aniversario y que solemos achacar a las hormonas,al cambio climático o a una mosca que pasaba por ahíH 's como si tuvi1ramos uncalendario secreto en el cora"n que se escribe solo, que apenas lleva la cuenta de tres ocuatro fechas significativas. )i los calendarios reales los colgamos en la cocina o en algúnlugar visible y los usamos para no olvidar un compromiso, una cita con el dentista o uncumplea!os, el calendario interno se cuelga solo y suele esconderse en la trastienda denuestra mente, en el silencio. ?o hace falta que lo miremos; se comporta como unasecretaria eecutiva de primera línea, y nos recuerda cada una de sus fechas, nos toca en elhombro sin hacer ruido y nos dice9 2@$psss, que hace ya cinco a!os que muri tu padre5,

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26ace dos a!os, por estas fechas, tu marido hacía las maletas para irse5 o 2)í, fue en estemes, de hace tres a!os, que te fuiste de casa5.  'n cuanto al efecto de los aniversarios de un duelo, el caso de Mariana siempre meconmovi. 

 Mariana  Mariana vino a mi consulta porque intentaba quedarse embara"ada y, hasta elmomento, ningún m1todo de reproduccin asistida había surtido efecto. Los ciclos defecundacin in vitro eran difíciles y estresantes, y los fracasos sucesivos la deprimían. $orsi fuera poco, esta situacin empe"aba a minar su relacin de parea. (a en tratamiento,Mariana me cont que cuando era casi una adolescente se había quedado embara"ada deuna parea ocasional, y que había abortado. 'n su momento no le tembl el pulso. ?o habíanada que pensar ni que considerar. )e trataba de un desgraciado error que había quesubsanar de inmediato. De hecho, el padre ni siquiera se enter de lo ocurrido. 6asta allítodo normal o previsible. &on lo que Mariana no contaba era con que cada mes de octubreCla fecha en la que supuestamente hubiera nacido su beb1, ella sacaba la cuenta de los a!osque tendría el ni!o si hubiera nacido. &uando lleg a mi consulta, sus cuentas iban ya pordoce a!os, @doce a!os Mariana nunca había llorado por su beb1, y, sin embargo, cada mesde octubre llevaba la cuentaH ?i que decir tiene que esta secreta situacin de la queMariana apenas era consciente se había recrudecido con sus problemas de fertilidad. &on eltiempo, Mariana consigui llorar por su beb1 perdido y cerrar ese duelo. $erdonarse la deen libertad para poder quedarse embara"ada y tener, esta ve" sí, un hio que cumpliera a!osy que creciera con cada uno de los a!os que cumplía. Mariana consigui tener una parea demelli"os que le llenaban la vida y que la mantenían muy ocupada; aun así, cada octubre,con un poco menos de miedo, con un poco menos de culpa, con más dul"ura, volvía a sacar las cuentasH

 

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 Momento clavo9 28n clavo saca otro clavo5 o aferrarse a un clavo ardiendo 

.omprende que mi amor 5urlado *ue

   ya tantas veces#

  T7 tienes que ayudarme a conseguir 

  la *e que con engaños yo perd%)

  $B78-%A +'

 

 ?o hay duda9 despu1s de una ruptura quedamos maltrechos, estropeados y hacemoslo que podemos para sobrevivir y resta!ar nuestras heridas. 8na de las salidas por las quese puede optar de manera inmediata consiste en lo que he dado en llamar el 2momentoclavo5, que ofrece varias opciones9 

8n clavo saca otro clavo.  Aferrarse a un clavo ardiendo.  %odo lo anterior. 

)alir de copas con unos y con otros, entregarse al se0o indiscriminado, beber parano llorar, follar para no sufrir, pareas efímeras, relaciones calmantes y un largo etc1tera sonestrategiasUclavo que funcionan como postergadores del dolor.  Aunque todos podemos echar mano de los clavos, esta estrategia antidolor suele seruna actitud más masculina que femenina. Las mueres, generalmente, necesitamos de untiempo mayor de recogimiento antes de embarcarnos en una nueva relacin. De hecho,algunas se quean de lo rápido que un hombre puede rehacer su vida en parea encomparacin con el tiempo que tardan ellas en recomponerse. Muchos de ellos sabenescribir sus historias de amor en la arena. 'l viento y las olas las pueden borrar sin dearrastro. ?osotras, en cambio, nos tomamos el trabao de cincelarlas en piedra y de tatuarlasen la piel, de manera que da igual el tiempo que transcurra, siempre nos dean una huella.  'n cualquier caso, estos 2clavos5, como bien sabe el dicho, casi siempre son2clavos ardientes5 en todas las acepciones del t1rmino. )e trata, por una parte, de medidasdesesperadas. 2?os aferramos a un clavo ardiendo5, es decir, a lo que sea, con tal de nocaer en el vacío. (, a la ve", son clavos 2ardientes5, en donde suele haber muchodesenfreno y poco compromiso; mucha pasin y menos planes de futuro. 'l clavo que sacaotro clavo intenta sin 10ito arrancar de cuao al verdadero protagonista que es el clavoanterior, que es el que en realidad nos está haciendo sufrir. $or eso las relacionesUclavosuelen ser relaciones transitorias, efímerasH Aunque duren mucho tiempoH 

 Belaciones6clavo

 

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  .lara y Tony

  &lara, treinta y seis a!os, acaba de divorciarse de su marido despu1s de once a!osde matrimonio. Durante los duros momentos de hacer efectiva la separacin, &lara se aferr como a un clavo ardiendo a %ony, un compa!ero de trabao bastante más oven que

ella que siempre la había tratado con un inter1s especial. $uede que %ony hubiera estadoenamorado de &lara desde hacía tiempo y viera en esta separacin su oportunidad deacercarse. 'l caso es que, de destapar caas durante la mudan"a pasaron a destaparse; y decolocar la ropa en el armario, pasaron a arrancársela mutuamenteH Durante unos mesesmantuvieronH 3cmo decirlo4 más que una relacin apasionada, una pasin se0ualcon alguna que otra conversacin. La uventud de %ony marcaba el ritmo y &lara se deaballevar.  A los pocos meses, %ony ya no podía negarse a la evidencia9 1l estaba enamorado de&lara y ella seguía pendiente de su e0. &lara no lo incluía en su vida cotidiana y solo seencontraban en la cama. Lo hablaron y &lara no se sentía capa" de ofrecerle otra cosa quesu cuerpo, porque su mente, el resto de su vida, estaban en otro sitio9 llorando en silencio por su amor perdido. &uando %ony se fue, a &lara se le vino el mundo encima. De pronto sequed sin el clavo original su marido y sin el clavo ardiendo que era %ony. (a nada podía suetarla, estaba en plena caída libre, y todo a su alrededor era abismal. 'staba triste,deprimida, pero, sobre todo, estaba muy angustiada. 'l cuerpo de %ony, su amor, su pasinhabían sido una manta que la había protegido durante los primeros meses de la intemperieque suponía para ella estar sin su marido. 8na barandilla provisional que la cuidaba delabismo. )igui sola y, con el tiempo, la vida en soledad le result menos aterradora y másdulce de lo que había imaginado.  %ony cumpli una funcin de paliativo en la vida de &lara. +ue una aspirina. Lecalm la fiebre por unos días, le quit el malestar general, pero el proceso infeccioso estabaen marcha. Ahora tocaba hacer supurar la herida, sacar el dolor, vivirlo, atravesarlo ysuperarlo desde dentro. %odo esto fue posible gracias al tiempo, que hi"o su trabao, graciasal tratamiento, que hi"o el suyo, gracias a las amigas de &lara, que acolchonaron su día adía para que la caída no fuera estrepitosa, y en especial gracias a &lara, que no estabadispuesta a dearse vencer. 

 :aniel y varias

  A Daniel, de cincuenta y un a!os, su muer lo separ de ella, de sus hios y de su propia vida, sin previo aviso. 'l desconcierto le durH no s1, 3una semana4 A la semanasiguiente se había enrollado con Lola, una atractiva administrativa de su empresa, separadatambi1n, que se mostr muy dispuesta a sanar sus heridas. Lola era una buena compa!era.Daniel podía llamarla o escribirle a cualquier hora del día o de la noche para presentarle susqueas respecto a lo malísima que era su e0muer. $ero Lola quería más. 'n esas estaban,Daniel queándose de su e0muer y Lola esperando por Daniel, cuando apareci Lourdes.)oltera, divertida y sin muchas ganas de compromiso. Lola se qued esperando.&ompuesta, sin novio y pagando unas cuentas de tel1fono estrambticas por aquellasconversaciones eternas que tenía con Daniel y que, en su momento, le parecieron una buenainversin para el futuro.  Daniel sigui queándose de su e0muer, y a Lourdes al contrario que a Lola le pareci aburridísima tanta quea y tanta e0igencia de cuidado, así que en la primera

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oportunidad le dio a Daniel dos besos de despedida y desapareci para seguir pasándoselo bien unto a otro, cualquier otro que fuera menos queica que Daniel.  3Btros cuatro días de horrible soledad4 *ueno, puede que cinco. 'l caso es que muy pronto Daniel había encontrado a :irginia, una e0amante que corri a consolarlo cuando seenter de su separacin. A :irginia le apremiaba el relo biolgico y a Daniel le apremiaba

la pensin que tenía que pasarle a su e0muer por sus dos hiosH $or lo que supe de 1l, asísigui. De clavo en clavo, de relacin en relacinH 

A &lara le había bastado con el clavo de %ony para saber que cada clavo es cadaclavo y que cada clavo tiene su vida propia y sus tiempos; en cambio Daniel estabadispuesto a cualquier cosa antes de quedarse solo, antes de sentir la pena de la separacinde su muer, de su familia, de su vida tal y como la conocía hasta entonces. )u vidaamorosa qued aguereada por los muchos clavos a los que se aferr despu1s de suseparacin. &lavos y clavos que intentaban sacar a otros clavos y a otros y a otrosH @'lresultado se parecía más a un colador que a una historia de amor $ero 1l estaba encantado porque había sufrido lo menos posible.  'l fallo que tienen los clavos es que detrás de cada uno de ellos suele haber una persona ilusionada, enamorada como %ony, como Lola que puede sentirse con ra"n  utili"ada. 's el caso sangrante de +ederico y Laura9  +ederico se qued viudo a los cuarenta y cuatro a!os. De la noche a la ma!ana, pasde tener una 2familia feli"5 a verse solo, y con dos hios preadolescentes desconcertados, alos que apenas conocía. Laura, por su parte, estaba separada, pero no había tenido hios ydeseaba formar una familia. Laura se enamor de +ederico, de su triste historia, de sus hiosy se puso manos a la obra para reconstruirlos a su medida. ?o vivían untos, pero Laurahacía la compra, llevaba a los ni!os al colegio y busc una psicloga para el mayor. 'n fin,que durante tres a!os fue amorosa y diligente, generosa y paciente con una vida familiarque podía ser cualquier cosa menos fácil. %odo parecía ir bien, cuando al cabo de esos tresa!os +ederico empe" a desaparecer de la vida de Laura sin e0plicaciones, le daba largascon e0cusas pueriles, hasta que un día opt por el m1todo de la evaporacin y le escribi unThatsApp9 2@&uánto lo siento, cari!o. Lo nuestro no puede ser. Muchas gracias por todo,has sido un encanto con nosotros. $erdona lo malo. $uedes venir a recoger tus cosas cuandoquieras. %e deseo lo meor5. 'n efecto, todas sus cosas estaban convenientementeguardadas en una caa que le entreg el portero con mucha pena y con un poco devergOen"a. Lo busc, lo llam, y un día se present en su casa sin avisar y se encontrfrente a frente con la ra"n de la ruptura9 era baita, tenía el pelo largo y varios a!os menosque ella.  'stá claro que +ederico atravesaba un duelo muy importante y que no estaba en elmeor momento ni en la meor disposicin para entablar una nueva relacin. $ero tambi1nes verdad que 1l se de querer y que permiti que Laura le hiciera la vida más cmoda a 1ly a sus hios. Laura, por su parte, conocía de sobra la situacin de +ederico, pero confiabaen que su disposicin y su buen hacer le convencerían de que ella era la muer que 1lnecesitaba. &uando todo acab, y de una manera tan cruel, Laura no podía concebir que sehubiese equivocado tanto con +ederico. Además del dolor propio de cualquier separacin,Laura lloraba de perpleidad, de sentirse usada, de haber perdido su tiempo con alguien queno solo no la valoraba, sino que era incapa" de mostrar un mínimo de respeto y decompasin para, al menos, terminar la relacin con dignidad. 

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  'l otro día escuch1 un monlogo por televisin que me hi"o pensar en el caso de%ony y en el de +ederico9 el monlogo lo protagoni"aba una muer que renegaba de lamaternidad. 6acía un recuento muy divertido de los inconvenientes que suponía para unamuer tener hios y se burlaba de una amiga que hablaba maravillas de su beb19 

237ue a ti te parece maravilloso dormir con uno que llora toda la noche, que solo secalma si le das el pecho y que despu1s no te hace ni caso4 @$ero si eso es lo que hacen losdivorciados5. 

$ues sí. 'so es lo que hacen los divorciados y algunos viudos como +ederico,demostrando tambi1n en esta ocasin que los hombres se comportan como beb1s y quenosotras estamos dispuestas a acunarlos como si fu1ramos sus madres, a escuchar susqueas y a darles el pecho a cambio de nada.  @&uidado con nuestra vena maternal Bo con el 2momento clavo5 de quienes nosrodean, que a las mueres nos encanta un desvalido para demostrarle lo comprensivas que podemos llegar a ser. ?os encanta un enga!ado para dear constancia de que nosotras sísomos buenas y valoramos la fidelidad. ?os encanta disfra"arnos de clavo del otro, y elclavo, ya se sabe, tiene un destino ineludible9 siempre termina con un martilla"o en lacabe"a.  Los clavos sirven para suetar, para aferrarnos a ellos aunque escue"an, paraabrocharnos a la vida mientras podemos hacernos con sus riendasH Las relacionesUclavoson puentes que ayudan a cru"ar el abismo. &reo que queda claro que, con frecuencia, losclavos son transitorios y están destinados a esconder el dolor. A taparlo por un tiempo, atransformarlo en su contrario hasta que podamos hacernos con 1l, hasta que podamossufrirlo y convivir en armonía con el estrago sin que nos mate.  $or otra parte, la e0altacin propia de la etapa de 28n clavo saca otro clavo5 es, punto por punto, el negativo del duelo. Lo que en el duelo es pena, en esta etapa es euforia;lo que es triste"a, se transforma en alegría; el desánimo y la abulia del desaliento semanifiestan como actividad desenfrenada. $ero @lo siento Los duelos son to"udos y nosesperan con paciencia a la vuelta de cualquier esquina para hacer en nosotros su trabao.'ntonces, cuando finalmente podemos prescindir de los 2clavos5 y adentrarnos en la p1rdida, nos parece que hay un retroceso. 8n buen día empe"amos a sentirnos tristes y nosabemos por qu1. 8n buen día amanecemos angustiados y no encontramos e0plicacin92@&on lo bien que estaba 3&mo puedo estar peor ahora que hace un a!o cuando nosseparamos45. ?o es que est1 peor, en cierta medida ha avan"ado y ha e0perimentado unameoría, porque ahora está lo suficientemente fuerte como para poder atravesar el2barranco5 por sus propios pies, sin necesidad de aferrarse a un clavo ardiendo paraencubrir el duelo. 

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 'l +engUshui emocional 

Se nos rompi9 el amor, de tanto usarlo#

  8 una mañana gris, al a5raarnos,

   sentimos un crujido *r%o y seco)

  )' ?B) <BM$-\ 'L AMB< 

 'l 3eng6shui es una disciplina china milenaria. )e basa en la creencia de que, de la

misma forma en la que el aire fresco y el agua limpia alimentan nuestros cuerpos, tambi1nlo hace el chi Cenergía limpio y fresco que nutre nuestros hogares y nuestra vida. )egúnesta filosofía, cuando el chi que atraviesa nuestros espacios está bloqueado, estancado, esd1bil o fluye con demasiado ímpetu es porque está mal encau"ado y puede perudicarnuestra salud, el trabao, las relaciones personales o laborales, el dinero o la creatividad. 'l 3eng6shui propone que la manera en la que se reparten las habitaciones en una casa o enuna oficina, la forma de colocar los muebles y de distribuir los colores y las te0turas,influye en nuestro 10ito y en nuestro bienestar.  ?o puedo asegurar la eficacia del 3eng6shui. (o misma no s1 dnde me queda elnorte Cni en sentido real ni en sentido figurado, @como para saber hacia dnde debe mirarmi cama o de qu1 color debe ser el silln para que mi lectura sea más productiva ?oobstante, recono"co que algunos de sus conseos están llenos de sentido común. $oreemplo, la prohibicin de tener espeos en las paredes de la habitacin es un sabio conseo9@y es que podemos desmayarnos del susto si lo primero que vemos en la ma!ana es nuestracara de reci1n despertados Btra cosa será despu1s de un caf1 caliente, entre las brumas delcalor de la ducha, y en el espeito del ba!o. $ero no vamos a hablar de los espeos ni de loscolores, hoy tomaremos como punto de referencia otro conseo del 3eng6shui, que paso acitar te0tualmente9 

2La limpie"a y el orden son imprescindibles, pues permiten que la energía Lchi fluya con libertad. Brdene los trasteros y evite acumular obetos inservibles que ocupan elespacio destinado a los obetos nuevos, útiles5. 

 ?o hace falta ser chino ni tener una cultura milenaria, ni siquiera hace falta unmanual de 3eng6shui para saber que este conseo es de una lgica aplastante. $or muydesordenados que seamos, a todos nos encanta estar en un ambiente limpio y ordenado, nohay duda. $ero como a nosotros los humanos la lgica nos trae sin cuidado, y una cosa es loque oficialmente nos gusta y otra muy distinta eso que nos gobierna más allá de nuestrosdeseos confesos, en general solemos escuchar con atencin el sabio conseo, pero no lehacemos ni caso.  's así cmo, con el malísimo argumento del 2por si acaso5, nuestros armarios,nuestras cocinas, nuestras mesillas de noche, nuestros estantes y nuestra vida en generalestán llenos de obetos inservibles que ya nadie podría ni sabría reparar, de tonterías vieasde origen desconocido que se han ganado un puesto en nuestra casa a fuer"a de costumbre,y que solo sirven para acumular polvo y para deslucir los obetos valiosos que poseemos.

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/uardamos un montn de ropa en la que hace ya muchos =ilos que no entramos, 2por sialgún día baamos de peso o vuelven las hombreras5, mientras que las prendas de nuestratalla, la ropa que nos gusta, está amontonada, arrugada y perdida, imposible dediferenciarse y de salir indemne del revoltio. Acumulamos torres de papeles hu1rfanos, quese dedican a tener hiitos por la noche y que se multiplican mientras dormimos.

&onservamos recuerdos de viaes que ya no nos sirven ni para recordar, porque esimposible saber de dnde era esa iglesia gtica, ese puente o esa torre. La lista esinterminable, lo s1.  ( ustedes se preguntarán, 3a qu1 viene esta arenga maternal4 $ues no es más queuna manera de ponernos en situacin para ilustrar cmo, si nos cuesta tanto desprendernosde obetos físicos inútiles, vieos e inservibles, @cuánto más nos costará deshacernos de losafectos, de los amores, de los recuerdos  'l conseo del 3eng6shui para mantener a raya el síndrome de Digenes sirvetambi1n para los amores rotos9 si tenemos la mente, el cora"n y la vida ocupados en a!orar a un amor perdido e inservible, arrugado, pasado de moda, maltrecho y vieo, no habrámanera de que otro amor fresco y lo"ano venga a ocupar su lugar, ni tendremos espacio para e0playarnos cmodamente en nuestra nueva vida.  $asa con la vida como con el cuento &a casa tomada de #ulio &ortá"ar9 en 1l senarra la historia de una parea de hermanos que vive en la antigua casa de la familia. 8ndía, el hermano escucha unos ruidos e0tra!os y le dice a la hermana9 2%uve que cerrar la puerta del pasillo. 6an tomado la parte del fondo5. ( la hermana responde9 2'ntonces,tendremos que vivir de este lado5. ( así van prescindiendo de habitaciones y cerrándolasuna a una, hasta que tienen que marcharse de casa. 8n duelo mal elaborado tambi1n ocupaun espacio, más inquietante que el de los trastos vieos, porque ni siquiera se ve; un espaciofantasmal, como fantasmales son los espíritus de &a casa tomada. 8n amor perdido que nosresistimos a enterrar se convierte en una presencia misteriosa que e0tiende sus tentáculosinvisibles a lo largo y ancho de nuestra vida y que de alguna manera nos obliga amarcharnos de ella, porque todos untos Clos espíritus del pasado y el presente no cabemosen la misma casa.  'n Mujeres malqueridas hablo de una suerte de mando a distancia desde el cualnuestra parea nos controla sin necesidad siquiera de estar presente. )i nos llama, estamosvivos y dispuestos Cen on, si no nos llama, podemos pasar dos semanas apagados Cen o**  oen modo 2pausa5, hasta que vuelve a llamar, y entonces parece que revivimos. 's horribleestar a e0pensas de un mando a distancia que controla otro, es horrible no ser due!o de la propia vida y no tener ninguna ingerencia en el estado de ánimo o en el canal que nosapetece ver esa ma!ana. $ero, al menos, en esta ocasin, el due!o del mando tiene cara y presencia. 'n el caso de un duelo estancado, estamos a e0pensas de los vaivenes de unespíritu burln, mucho más arbitrario, que se apropia de nuestra vida y que nos controla ina5sentia)  A veces, tenemos la vana ilusin de que somos nosotros quienes controlamos al otrocuando le perseguimos, cuando le buscamos e intentamos saberlo todo sobre 1l, 2todo sobresu madre5; todo sobre su nueva vida; si gasta o no gasta; dnde y con qui1n se va devacaciones; qu1 hace los fines de semana; con qui1n habla; a qui1n escribe )M), en fin,que en ese empe!o de controlarle, somos nosotros quienes deamos de ser libres. :olvemosa estar a su disposicin para amargarle la vida, pero pat1ticamente a sus pies. ?uestrotiempo es suyo, nuestros pensamientos le pertenecen. )igue teniendo en sus manos elmando a distancia que nos domina, aunque lleve más de dos a!os sin vernos, aunque 1l

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mismo no lo sepa y ni siquiera tenga ningún inter1s en hacerlo funcionar.  &omo bien dice el título de uno de los libros que consult1 antes de escribir este9 >ts.alled rea!up ecause >ts ro!en C &o llamamos ruptura porque est+ roto) ?o es porcapricho, es que algo, entre esas dos personas, se ha roto. Aceptar que el amor se rompi estriste, lo s1, escuchar ese 2cruido frío y seco5 del que habla la cancin produce el mismo

efecto que una u!a ara!ando una pi"arra9 da grima.  A veces nos aferramos a un amor roto y a sus vestigios como a una ta"adesportillada, con la esperan"a de que la porcelana o la pasin puedan regenerarse y enalgún momento la ta"a vuelva a ser una ta"a y la relacin vuelva a ser una relacin. 8nata"a desportillada, por mucho que peguemos los pedacitos, siempre será una ta"adesportillada9 remendada, cutre y hasta peligrosa. 'stá permitido guardarla en una vitrinacon los recuerdos solo si en tiempos perteneci a una abuela muy querida. $ero está prohibido utili"arla. )e volverá a romper, el caf1 tendrá sabor e0tra!o a pegamento y sucontacto nos hará sangrar los labiosH  $erder el tiempo procurando recomponer una relacin terminada, reuniendo losa!icos esparcidos por el suelo, es, efectivamente, tiempo perdido. )1 que contamos conmuchas ra"ones para intentar untar los pedacitos9  's que yo todavía la quiero. C)í, pero ella ya no te quiere a ti.  's que fue que la otra se le meti por los oosH C)í, pero 1l le hi"o caso a la otray ya no quiere estar contigo.  's que yo s1 que nosotros nos queremos. C)í, pero es que el sufrimiento queconlleva esa relacin ya no compensa.  6ay un momento en el que ese intento es una obligacin, y otro en el quemantenerse en el empe!o es un acto suicida. Btra ve" distinguir una ocasin de otra es elgran reto y el peligro.  'l 3eng6shui no ha de ser únicamente emocional. ?o será suficiente condespearnos la cabe"a y los sentimientos de un amor inútil; el 3eng6shui físico, el concreto,tambi1n es importante. &on la misma conviccin con la que nos despoamos de unayogurtera rota, es conveniente deshacernos de las pertenencias del e0. Del a*ter shave quede olvidado en el mueble del ba!o, de su ropa viea que no ha venido a recoger todavía,de las fotos de sus compa!eros de facultad, de la cmoda de su abuela y de su coleccin deTint%n. 'n fin, de todas esas cosas que nos lo recuerdan, que nos interrumpen el libre fluirde nuestra vida y que no nos dean seguir adelante.  Los autores del libro que acabo de mencionar, con muchísima gracia, aconseanhacer tres montones con los obetos del e09 el primero, con las pertenencias del e0 que hayque devolverle; el segundo, con las que hay que tirar directamente a la basura sinconsultarle, y el tercero, con los recuerdos de ambos que queremos conservar paraense!arle a nuestros nietos. 'ste último deberá ir precintado con un anuncio en letra clara,legible e inconfundible que diga9 2?o abrir hasta llevar die" a!os casada con otro5. Lodivertido, lo interesante, lo doloroso será decidir qu1 cosas colocamos en cada montn. $oreemplo, la coleccin de Tint%n, 3en el segundo o en el tercero4 

Amparo llevaba casi un a!o separada y decía9 

'lías todavía me duele. )eguro que llegará el día en que me dee de doler, pero, adía de hoy, todavía me duele. 'stoy harta de seguir viendo sus cosas en mi casa. Ahora, estacasa es solo M- &A)A y todavía está llena de sus cosas. Así no hay quien olvide ni quien

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rehaga su vida. Kl está tan contento en un piso nuevo, todo nuevo, 1l sí ha podido2redecorar su vida5, mientras que yo sigo en el espacio que era de los dos y encima contodas sus cosas. Ayer le die que tenía una semana para llevarse todas sus pertenencias, y loque siga aquí la semana que viene @lo tiro 

María 'ugenia, por su parte, está separada de su primer marido desde hace a!os.Ambos tienen otra parea y, sin embargo, su casa sigue llena de trastos que le recuerdan a sue0. 'n una sesin reciente decía así9 

@%engo muchas ganas de tirar cosas vieas ?o solo es hacer hueco en la casa; esmás que eso. 's como si, por no deshacerme del pasado, por no perder cosas de mí, no pudiera avan"ar. &argar con el pasado a cuestas pesa demasiado. ?unca me he parado a pensar lo que me aportan los recuerdos. ?o me aportan nada alegre, eso lo s1. %endría quehacer una limpie"a de la casa. &oger una caa, no demasiado grande, y guardar allí las cosasverdaderamente importantes y tirar todo lo demás. &onservar solo lo que salvaría en casode incendio o lo que me llevaría en una mochila a una isla desierta, nada más. 

Las palabras de María 'ugenia son un eemplo de una clara disposicin a practicarel 3eng6shui emocionalH y el otro. 'l obetivo es pasar página. Dear que el pasado ocupesu lugar de pasado, en el trastero de la vida, en su baúl de los recuerdos y que no nos pese,que no nos impida avan"ar.  Mi amiga Maribel conserv durante más de dos a!os una inmensa cmoda antigua,una oya que pertenecía a la familia de su e0parea y que 1l nunca pas a recoger a pesar dela insistencia de ella en deshacerse del mamotreto. La cmoda ocupaba muchísimo espacio,interrumpía el paso y ni siquiera servía de contrapunto al estilo minimalista de ladecoracin de su piso. 8n buen día decidi regalarla. &omo pasa con los malos amores, fuemucho más difícil liberarse de ella de lo que había sido aloarla entre sus pertenencias. (ano recordaba cmo había podido entrar semeante mastodonte en su piso diminuto, pero locierto es que no podía salir. %uvo que pagar para que se la llevaran y fue precisodesmontarla y cortarle las patas para que pasara por una de las puertas.  'sa tarde Maribel me llam9  Acabo de separarme de )ebastián.  3&mo que acabas de separarte de )ebastián4 le pregunt1. @$ero si hace másde un a!o que ni siquiera lo ves  ?o, más de un a!o no, @más de dos Acaban de llevarse la cmoda y no sabes elalivio y la pena. Las dos cosas a la ve". Me doy cuenta de que en el fondo la guardaba paramantener algo de )ebastián conmigo, para no olvidarlo. &reo que hasta ahora no había podido deshacerme realmente de 1l y de su recuerdoH &on esa cmoda se fue @al finde mi vidaH  %ambi1n está el testimonio de Laura, que me parece que es otro buen eemplo de losefectos del 3eng6shui emocional y del virtual9 

Anoche borr1 de mi +aceboo= a todos los contactos que me unían a Allan. Lo borr1a 1l y a sus amigos. (a s1 que han pasado cuatro a!os, que me debería dar igual, pero se veque no. )i los hubiera borrado al principio, habría sido como una rabieta. Además, siempresentía curiosidad por saber qu1 hacían, dnde quedaban, mirar las fotosH Ahora ya no.Ahora me sobran y se me llenaba el +aceboo= con un montn de informacin que me es

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totalmente indiferente. Así que me di el gusta"o de borrarlos uno por unoH )eguro que nise darán cuenta ni les importará, pero como no lo hago para molestarlos, tampoco a mí meimportaH 

<egalar cmodas, borrar contactos de +aceboo=, hacer limpie"a de caones y de

libretas de direcciones, despoar la casa del pasado, olvidar, pasar páginaH 37u1 será loque hay que hacer primero4 La eterna paradoa9 3el huevo o la gallina4 Mi amiga Maribel3se habría 2separado5 antes, si antes hubiera regalado la cmoda4 3$or qu1 Amparo espertanto tiempo para obligar a 'lías a llevarse sus cosas4 3?o estaría esperando secretamente aque regresara y a que todo volviera a ser como fue4 Laura, mi paciente, 3tuvo que esperar a pasar página para poder borrar esos contactos inútiles de +aceboo=4 3B fue que gracias aque borr esos contactos pas página4 -mposible de dilucidar; lo cierto es que son doscorrientes que van untas y que se retroalimentan. $or eemplo, recuerdo a una paciente que borr de su i$hone el número de su amante y pas dos noches en vela repiti1ndose una yotra ve" el numerito para no olvidarlo. Al final, decidi copiarlo de nuevo en la agenda para poder dormir. 'stá claro que le salía más a cuenta dear la responsabilidad de conservar esenúmero en manos del tel1fono y no de su memoria.  $uede que una limpie"a prematura sea inútil, hacer como si 2aquí no ha pasadonada5 antes de tiempo no resuelve la situacin. $ero durante un proceso de duelo tenemosque estar atentos a esa disposicin viscosa que a veces se nos impone y que nos obliga amantenernos adheridos al pasado, incapaces de dear ir al otro, incapaces de deshacernos delas ta"as rotas, de las cmodas aenas, de esos recuerdos que nos pesan y de aquellosamores inserviblesH 

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 %erapia ocupacional 

)upongo que llegará el día en el que todo esto me dee de doler. Mientras estoyocupada, trabaando, haciendo cosas, no me doy cuenta, pero en cuanto me paro, me dueley lo paso fatal. A veces me pongo a hacer cosas que no necesito para no pensar, para que no

me agarre la triste"a. Brdeno armarios, tiro papeles, coso botones, arreglo ropa. Mi madreestaría orgullosa de míH a, a. 

Durante las 1pocas de mayor desesperacin, hay quienes optan por una suerte de2terapia ocupacional5. %eer, bordar, pintar, encuadernar libros antiguos, poner orden en eltrastero, especiali"arse en un determinado videouego, engancharse a -nternet, montar pu"les, hacer bricolage o maquetas de avionesH 6ay toda una retahíla de trabaosmanuales que acompa!an, que suetan por los pelos con un hilo para prevenir que elafectado se precipite escaleras abao o salga despedido por la primera ventana que le prometa alivio a su tormento. &uando recorro las ferias y los mercadillos de artesanía, me pregunto cuántos de esos ceniceros, portarretratos, pa!uelos pintados, lámparas o adornosdesbordados le deberán su vida a un duelo, a un abandono que busc consuelo en el papelmach1, en las aguas de hacer punto o en la repostería. 'l fieltro, las lenteuelas, lacerámica, el cincel son cmplices; son 2sanaUsana5 que alivian el dolor.  /ibbs, el personae que hace de efe en la serie de televisin N.>S , ha perdido a sumuer y a su única hia. 'n el trabao es un hombre serio, pero muy eficiente. 'n su casa, encambio, el escenario es desolado y desolador. ?o hay nada allí que recuerde a un hogar./ibbs se pasa las noches en vela en un stano oscuro, construyendo un barco que no piensausar. )u obetivo no es terminar el barco, sino hacerlo, ocupar sus horas, sus noches, susmanos en algo que lo distraiga del horror.  <ecuerdo a una paciente que me contaba cmo había resuelto ella una tarde horriblede verano, sola en Madrid, reci1n abandonada por su novio. &omo está mandado, estabatumbada en el sofá, y alternaba el llanto con alguna película de vaqueros, y otra ve" elllanto. De pronto, mientras se secaba las lágrimas en uno de los coines del sofá @se le hi"ola lu"9 23&uánto hace que no lavo las fundas y los almohadones del sofá45. )e puso manosa la obra9 cuatro lavadoras y un par de horas de plancha. 's verdad que el fin de semanasiguiente volvi a llorar en el sofá, pero esta ve" disfrutaba de los coines con orgullo. 2?oes el fin del mundo pens entonces. 'stoy viva, el saln de mi casa me gusta y ademáshuele bien5.  Mi amiga #eanette, por su parte, recomienda con entusiasmo la plancha como elmeor antídoto contra los males de amor9 2%e pones a planchar una camisa con volantes, por eemplo, y tienes que estar pendiente de tanto detalle, que se te olvida por qu1 estabasdeprimida. 's más, @se te olvida que estabas deprimida #a, a, a. (, burlándose de mí,concluye9 <econcelo9 es muchísimo más barato que un psicoanálisis y al final te luce5.  Dice &ortá"ar que 2las mueres teen cuando han encontrado en esa labor el gran prete0to para no hacer nada5, y es que cuando se camina por el borde del 2barranco5 delduelo, efectivamente, no se está en condiciones de hacer nada. ?o se puede leer, no se puede estudiar, no se puede pensar. Lo que consiguen nuestras tareas es ocupar esa parte dela cabe"a que de estar disponible solo serviría para darle vueltas a los pensamientosuna y otra ve", como si fueran caramelos. :ueltas infructuosas, sin otro propsito que el detener la sensacin de estar haciendo algo, sin hacerlo, pedaleo de bicicleta estática que ni vani puede ir a ninguna parte. De no ser por el )udo=u o por el punto de cru", pasaríamos las

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noches y los días preguntándonos9 23( por qu145, 23$or qu1 me enga!45, 23$or qu1 mede45, 23$or qu1 yo45, 23$or qu1 a mí45. ( otra ve"9 23$or qu145, 23$or qu1 muri tan oven45, 23$or qu1 no me quería45, 23$or qu1 me hacía sufrir45, 23$or qu1 bebía45, 23$orqu145. :ueltas y vueltas, pedaleos y pedaleos que nos dean clavados en el mismo punto de partida y de cuyo trayecto lo único que nos quedará será el cansancio. $ara rescatarnos de

esa tortura del autointerrogatorio inútil están disponibles esas tareas repetitivas querequieren de un tipo determinado de concentracin. $ara que cumplan su cometido, estaslabores nos obligan a ser muy minuciosos, muy cuidadosos, como si la vida dependiera decontar puntos, de apretar un tornillo, de milimetrar una madera o de que ese palillo ocupeun lugar e0acto y no otro. 'stas tareas tienen la virtud de requerir toda nuestra atencin y deocuparnos el pensamiento por completo. @?os sirven para no pensar @?os sirven para nollorar @?os sirven para sentirnos productivos más allá del dolor 

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 Blvidar  

 1l olvido es una *orma de li5ertad)

  6AL-L /-*<A?

 Se me olvid9 que te olvid<,

  a m% que nada se me olvida)

  )' M' BL:-D\ 78' %' BL:-DK

  Alejandra, cuarenta y siete años

  $arece mentira que uno pueda llegar a olvidar hasta ese punto. A veces me tengoque preguntar9 y si estuviera con <oberto, 3qu1 estaría haciendo en este momento4 'so,despu1s de diecis1is a!os de matrimonio, es muy fuerte. Despu1s de sentir que me moríacuando se fueH ?i yo misma me lo puedo creer. 

Sara, cuarenta años  Me da pena, pero ya no me acuerdo de cmo era mi vida con /uillermo. &uandoestaba sufriendo tanto, lo único que quería era olvidar, que pasara el tiempo lo más rápido posible para olvidar. $ero ahora que lo estoy olvidando me da muchísima pena. 3&mo es posible que alguien que ha sido tan importante en tu vida llegue a borrarse de esta manera4 

 ?o hay duda, Aleandra y )ara han podido olvidar. )in darse cuenta, sin propon1rselo, ha venido el olvido a rescatarlas. $orque por mucho que hayamos amado,cuando el trabao del duelo está bien hecho, en algún momento vendrá el olvido aredimirnos y a darnos otra oportunidad, a dearnos descansar. B, como dice mi amiga#eanette Cla misma que mitiga sus penas de amor planchando9 2@)iempre nos quedará elAl"heimer5.  <ecuerdo que la primera ve" que se lo escuch1 decir me qued1 espantada. 3@'lAl"heimer4 2)í me e0plic, es un horror para los que te rodean, pero si tienesAl"heimer ya no te acuerdas de nada ni nada te importa. 'stás viea y fea y te crees quetienes diecis1is a!os y si, por casualidad, te cru"aras con ese hombre sin el que hoy te parece que no puedes vivir, ni siquiera te acordarías de cmo se llama. 3)e te ocurre unestado meor45.  ?o s1 si lo del Al"heimer será una buena idea, seguro que no, pero en algúnmomento, y por mucho que nos cueste, tenemos que poder olvidar y continuar con nuestravida. %omar la decisin de 2?o volver a saber más de 1l5 es tan difícil como aquel propsito del 2?o al primer caf15 del que hablábamos en Mujeres malqueridas como únicoantídoto para el pecado de adiccin. &omo los alcohlicos, como los adictos al uego o a lacocaína, quienes sufren una adiccin por otra persona no tienen más remedio que sometersea una cura de abstinencia y decir ?B a la primera llamada o al primer caf1. 2?o llamar y punto5 es la consigna. 2?o quiero volver a saber de 1l5 es el primer paso en el camino delolvido. Snicamente el primer paso. %enemos que luchar contra nosotros mismos, contra la

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desesperacin por seguir controlando su vida9 3qu1 come4, 3qu1 dice4, 3qu1 se compra4,3qu1 colonia usa4  $ero olvidar, lo que se dice olvidar, no se consigue a base de empe!o ni de fuer"a devoluntad. 'l olvido es muy independiente y llega con su goma de borrar cuando le parece,sin pedir permiso y sin avisar. Da igual lo mucho que lo invoquemos, 1l se tomará su

tiempo. Da igual lo mucho que lo evitemos, el olvido es implacable y más tarde o mástemprano llegará. 'l olvido es arbitrario, de manera que borrará lo que le pare"ca y dearáintactos fragmentos enteros de e0periencia, sin ton ni son. 7uienes nos dedicamos a estosasuntos del psiquismo sabemos que nada ocurre tan 2sin ton ni son5 como parece. 'n todoslos procesos de la memoria y del olvido, en esa seleccin caprichosa que hace que algunoshechos se borren y otros se queden grabados para siempre, hay una cierta lgica, un hiloroo conductor que no alcan"amos a discriminar, pero que recorre escrupulosamente cadauno de los recuerdos que conservamos y que se engar"an en el hilo de la memoria como enun collar. 'se hilo temporal nos hilvana y hará de nosotros quienes somos.  A pesar de que hoy nos pare"ca imposible dear de pensar en esa persona, dear desufrir por ella, una ma!ana nos daremos cuenta de que llevamos más de dos días sinrecordarla, y una tarde estaremos tan enfrascadas en el trabao, o tan distraídas con unaamiga, que dearemos escapar una fecha significativa que en otro momento hubiera sido elcentro de nuestra preocupacin. La vida tiene tanta fuer"a que, si le permitimos hacer connosotros su trabao, iremos desatando los nudos que nos mantienen atados al pasado yestaremos más ligeros. ( un buen día, como Aleandra, como )ara, nos sorprenderemos aldescubrir @lo bien que hemos olvidado 

"lvidar con 3ace5oo! 

 "jos que no ven, 3ace5oo! que te lo cuenta)

  L'[DB '? %T-%%'< 

 'sto de olvidar sonaba meor, o al menos más sencillo, hasta mediados del siglo

RR; entonces, solo teníamos que confiar en nuestra fuer"a de voluntad y en la suya, ennuestra determinacin a dearlo atrás y en la suya. 'n el tiempo. Ahora, a principios delRR-, en plena era de +aceboo=, olvidar es mucho más difícil. Al amado lo tenemos ahí, auna tecla de distancia, con toda su vida a nuestro alcance. 'stamos ahí, a una tecla dedistancia, con toda nuestra vida a su disposicin.  +aceboo= es una maravilla, lo s1. %antos millones de usuarios no podemosequivocarnos. 3B sí4 @&laro que podemos &omo todas las maravillas, +aceboo= tiene susreveses y puede llegar a ser muy peligroso. ?o voy a referirme a la enorme cantidad de pareas que se han desmoronado gracias a un e0novio que pidi regresar Cla revista.y5erPsychology and ehaviour 0ournal  calcula que la cifra puede estar en torno a unos@@veintiocho millones, sino a sus efectos despu1s de una separacin.  'l problema de +aceboo= no es que nuestra vida est1 e0puesta ante todo el mundoni que hurguen en ella los desconocidos, ni siquiera es de gran inter1s poder hurgar en lavida de desconocidos. 'l problema de +aceboo= son los conocidos, los muy conocidos, loscercanos, los que pueden calibrar el significado de un 2estado5, de un 2me gusta5 o de 2un

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toque5. Los que descubren secretos en los cambios de las fotos del perfil y buscan claves enlo que se dio, en lo que no lleg a decirse y en la letra de la cancin que amaneci colgadaesta ma!ana en el muro de fulanito o sutanita.  +aceboo=, que se supone está pensado para crear la"os y para unir a unos con otros,es un perfecto escaparate de e0clusin. A trav1s de +aceboo= contemplamos qui1n está con

qui1n, qui1nes quedaron a tomar un caf1 sin nosotros, qui1nes se fueron de fin de semanasin avisarnos, qui1nes se intercambian fotos y comentarios sin nombrarnos. :emos por unaguerito la fiesta del otro, y sufrimos horriblemente, convencidos de que la verdaderafelicidad estuvo en esa fiesta a la que nadie nos invit. :emos las fotos de la boda de la queuna ve" fue nuestra meor amiga, y a la que se le pas por completo invitarnos a compartircon ella esa fecha. :emos la fiesta de la vida y nos quedamos del otro lado, peque!itos,como cuando pensábamos que lo verdaderamente importante ocurría en la habitacin de los padres a la que teníamos prohibido entrar despu1s de cierta hora.  <ecientemente Cel JJ de diciembre de JJ apareci un reportae en la revista Magaine de 1l Mundo dedicado a +aceboo= y a sus efectos en la vida de parea. La periodista tom como referencia el libro 3ace5oo! and 8our Marriage, en el que losautores tratan este tema desde muchos puntos de vista. 'ntre algunos de sus conseosencontramos uno e0presado con especial hincapi19 *B<<' -?M'D-A%AM'?%' A )8$A<'#A &8A?DB <BM$A &B? 'LLA.  'ste conseo le hubiera venido muy bien a 'lena, la paciente de la que hablaremos acontinuacin9 

'lena sali a trompicones de una relacin desastrosa y lleg a mi consulta tras elimpacto de una gran patada, moral, pero una patada9 el golpe seco de una despedida sindespedida. )u parea se acogi al m1todo de la 2evaporacin5 y sac sus pertenencias de lacasa que compartían, aprovechando que 'lena estaba de viae. -mposible ponerse encontacto con 1l. 'lena no sabía adnde se había mudado ni dnde podría encontrarlo. ?osolo la había borrado de su lista de amigos de +aceboo=, sino que la había bloqueado.  'l proceso de reconstruccin fue lento, no me voy a detener en los detalles,simplemente decir que sí, que hubo reconstruccin, que 'lena sali victoriosa deldesastreH B eso creía, hasta que una tarde un amigo de un amigo de su e0 fue la puertafalsa a trav1s de la cual volvi a toparse con 1l. ?o en persona, no directamente, sino atrav1s de +aceboo=. 'l amigo del amigo había colgado unas fotos del verano. Más allá desu voluntad y de su cordura que aconseaban pasar de largo y no ver ninguna de esas fotos,un impulso la oblig a mirar, a buscar, de manera que hurg en las imágenes y en loscomentarios. 6abía otra muer. &on el argumento del 2(a que5 como quien está a dieta yempie"a por una patata y termina "ampándose la bolsa entera, no conforme con lo quehabía visto en +aceboo=, lo busc tambi1n en Lin=edin y tambi1n lo encontr. Así, graciasa su morbosa e insaciable curiosidad, casi supo más cosas de 1l en dos horas de las quehabía conocido durante los dos a!os que dur la relacin. 

 eatri  Ayer me metí en +aceboo= y lo busqu1. Lo tenía bloqueado; es un modo que hay en+aceboo= que uno no recibe nada de lo que el otro escribe a menos que escriba un mensaedirecto. 'l otro no se entera de que está bloqueado, pero para mí era una tranquilidad novolver a saber de 1l, o al menos no con tanta frecuencia. Ahora que ha pasado tanto tiempoy que me siento más fuerte, se me ocurri ver su página y me encontr1 con lo que cabía

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esperar. %iene parea desde por lo menos seis meses despu1s de haberlo deado conmigo.'staban en la playa y nosotros lo deamos al final del invierno. @?i siquiera me guard un poco de ausencia &omo cuando vivía con 1l, otra ve" me chup toda la energía y otra ve"me de e0hausta, me qued1 pegada al sofá sin poder moverme. Me imagin1 que alguna ve"volvería a saber de 1l, me imagin1 que ya estaba fuerte para hacerlo, pero no. %odavía soy

vulnerable y es muy difícil contenerse y no mirar. ( es muy difícil mirar y no llorar. )i nos duele que los amigos nos e0cluyan o que las primas no nos inviten a un

 bauti"o, @cuánto más nos dolerá ver a un e0 en otros bra"os Averiguar que sigue con suvida prescindiendo completamente de nosotros, aunque nosotros hayamos seguido con lanuestra y estemos cmodamente instalados en unos bra"os nuevos, supone una situacinmuy dolorosa.  Blvidar siempre ha sido difícil, pero olvidar en el siglo RR- es un horror. 'sperar elcorreo era más sosegado y menos esclavi"ante en el R-R que esperar un )M) en el RR-.'ntonces se podía, más o menos, vivir hasta la llegada del correo porque sabíamos deantemano que, aunque siempre llama dos veces, el cartero solo venía una ve" a la semana.Ahora llevamos al cartero en el bolso y podemos asomarnos cada tres segundos, cada dos, aver si hay un mensae o si el correo que escribimos anoche a las tres de la ma!ana,insomnes y doloridas, borrachas de dolor, ha merecido una respuesta.  's terrible estar adheridas al tel1fono como si fuera una bombona de o0ígeno de laque depende nuestra vida. 8na bombona de un o0ígeno envenenado a la que recurrimos para sobrevivir y que nos mata. <ecuerdo a una paciente que decíaF 2@$or favor @?ecesitoun ue" que ponga una orden de aleamiento entre mi tel1fono y yo @7ue alguien mesecuestre el tel1fono por una semana Al menos así podr1 dormir5.  :ivimos en una 1poca marcada por la inmediate". @%odo tiene que ser ya ?osabemos esperar. ?o hemos tenido tiempo de aprenderlo, hemos estado muy ocupadosaplicándonos en hacer cosas que nos ahorraban tiempo para poder perderlo. 'sta filosofíade la inmediate" está en las antípodas del tiempo que se necesita para hacer un trabao deduelo que es un tiempo decimonnico que ha de pasar lento, como es lento el olvido. $eromás tarde o más temprano el tiempo habrá de pasar, el dolor menguará y el olvido vendrá para salvarnos de las garras del pasado. 

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 $erdonar  

 1l perd9n llega cuando los recuerdos ya no duelen)

  B)&A< T-LD'

 8o no ha5lo de venganas ni de perdonesO

  el olvido es la 7nica vengana y el 7nico perd9n)

  #B</' L8-) *B</')

  Perd9n, vida de mi vida)

   Perd9n, si es que te he *altado.

  $'<D\?

 A veces, la meor salida para olvidar es el perdn, y discúlpenme, pero no pretendo

recomendar una actitud beatífica, religiosa ni bienintencionada. )e trata ni más ni menosque de una cuestin práctica. ?o somos due!os de la memoria, ni del olvido, no somosdue!os del dolor; en cambio, el perdn es lo único que está en nuestras manos. $odemoseercitarlo y usarlo como la puerta por la que el olvido tambi1n entrará, sin hacer muchoruido, sin hacerse notar. Del olvido solamente sabremos que ha pasado por la puerta del perdn cuando ya est1 instalado.  La vida nos presenta una disyuntiva y nos permite elegir entre la vengan"a o el perdn. La vengan"a nos asegura mantenernos unidos al ser querido Cque ahora es el seraborrecido, a trav1s de ese vínculo de odio y con la coartada de que no hacemos más quetomarnos la usticia por nuestra mano. 'l perdn, por el contrario, nos separa del otro, nosayuda a dear marchar al otro y nos permite partir a nosotros mismos de la escena delcrimen. A veces, ese perdn es el precio del rescate, la fian"a que hay que pagar a cambiode la propia libertad.  &uando hablo de perdn, no solo me refiero a conferir un perdn beatífico desde lasalturas del Blimpo al pobre ser que nos inuri; no me refiero a perdonar desde una infinitamisericordia que atribuimos a Dios y que no puede ser humana. &uando hablo de perdn,me refiero tambi1n a perdonarnos a nosotros mismos y a ubicar al otro en su lugar dehumano lleno de defectos, de imperfecciones, de incapacidadesH Así somos, 1l y yo,limitados; así estamos en la vida, un poco perdidos, equivocados.  Me parece que el perdn está emparentado con la aceptacin. )in embargo, mientrasque aceptamos pasivamente aquello que la vida nos impone, el perdn nos coloca en una posicin activa9 elegimos perdonar @y perdonamos 'l que perdona siente que tiene algoque decir, hay un cierto acto de voluntad, aunque sus últimas palabras sean9 2:ale, @te perdono5. 7uien perdona se pone a salvo de la corriente arrasadora del rencor, y es comover correr el río desde un puente. $uede que el agua nos salpique, pero podremos cru"ar al

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otro lado sin ahogarnos. ?o perdonamos por bondad, sino por inter1s, porque haymomentos en los que perdonar es la única manera de poder continuar adelante con nuestravida, sin quedarnos anclados en el pasado. 

 1lena

  ?o quiero perdonarlo. 7uiero que desapare"ca de mi vida, y si para quitármelo de lacabe"a tengo que perdonarlo, lo intentar1H @$ero es que me hi"o tanto da!o 7uiero quedesapare"ca de mi vida, de mi mente, que su presencia ya no est1. $ero todavía me resultacomplicado no sentir rabia. 

'lena libra una batalla entre su rabia y su necesidad de libertad. ?o quiere perdonar, pero a la ve" reconoce que solo perdonando podrá salir más liviana del combate. )u orgulloherido no desiste tan fácilmente y quiere verse resarcido; todavía hay algo en ella queclama vengan"a. 'l problema es que en esta guerra la única que comparece es 'lena y, asílas cosas, si alguien dispara, será ella quien lo haga; y si la bala alcan"a a alguien, la únicaque estará allí para recibirla será ella. $erdonar no parece una estrategia muy valiente, lo s1, pero es una manera digna de abandonar el campo de batalla del pasado, para ocuparnos enasuntos más creativos, más productivos, para concentrarnos, por eemplo, en nuestra propiavida.  &ono"co luchas encarni"adas por la custodia de los hios, por una casa, por uncoche o por una cuenta de tel1fono en las que pierden los dos; peleas eternas en las queninguno ha sido capa" de perdonar al otro y ambos buscan a un ue", y a otro ue", a unainstancia y otra y otra hasta encontrar a una que les d1 la ra"n. 3A costa de qu14 3A costade qui1nes4  $erdonar al otro es importante y perdonarnos a nosotras mismas lo es más aún. Deese perdn que tanto nos cuesta concedernos hablaremos en el apartado del sentimiento deculpa. 

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 <ecordar  

Ser< en tu vida lo mejor 

  de la ne5lina del ayer 

  cuando me llegues a olvidar,

  como es mejor el verso aquel 

  que no podemos recordar)

  :'%' D' M[

  &o que yo tuve contigo

   *ue un enredo tan divino

  que ya nunca lo podr< olvidar)

   3ue la gloria y *ue un in*ierno,

   *ue tan loco, *ue tan tierno

  que se su*re cuando ya no est+)

  LB 78' (B %8:' &B?%-/B

 )e preguntarán cmo es posible que le dedique un apartado al recuerdo. 3?o se

supone que debemos ser capaces de olvidar4 $ara e0plicarlo es preciso diferenciar losrecuerdos propiamente dichos los que permanecen a pesar del paso de los a!os de esaterrible obsesin por el otro que no nos dea espacio para pensar en otra cosa y que inundaesos primeros momentos que siguen a una separacin.  Al principio, despu1s de una p1rdida, no se puede pensar en otra cosa. &omosabemos, los días y las noches están repletos de la presencia del otro. $arece que cadaobeto, cada hora, cada rincn, están ahí únicamente para recordarnos al otro. Lo quehubiera hecho, lo que hubiera dicho, lo que hi"o o lo que dio. Lo que debi decir y nuncadio. Lo que desayunaba, su manera de leer el peridico, de tomar el caf1, de vestirse, dedesvestirse, el olor de su colonia y el de su cuerpo, el peso usto de sus manos sobre elnuestro. 6asta aquí solo he descrito lo que ocurre hasta las ocho y media de la ma!ana, yesto es así @tooooodooooo el día y toooodaaaa la noche, porque ni siquiera nos atrevemos adormir, no sea que baemos la guardia y olvidemos algún detalleH  &on frecuencia, separarse completamente del otro y quedarse solo es tan dolorosoque es preferible sufrir a su lado, o a los pies de su imagen, de su recuerdo, que olvidar.'ste es el 2Me cuesta tanto olvidarte5 propiamente dicho. 8n periodo inevitable que puede

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durar meses, incluso a!os. )in saberlo, sin propon1rnoslo, hacemos un trabao deresistencia en contra del olvido, lo mantenemos a raya, impedimos activamente que elolvido nos consuele. @?o queremos olvidar @7ueremos revivir @7ueremos volver a lo quefuimos o intentar por en1sima ve" lo que pudimos haber sido La película que protagoni"amos unto a 1l pasa una y otra ve" delante de nuestros oos, aunque nos haga

llorar y nos llene de angustia.  Durante esas noches de dolor, si alguien nos preguntara, diríamos que @por supuestoque queremos olvidar @+altaría más @&laro que queremos descansar de esa tortura $erono es del todo cierto. 8na parte consciente de nosotros quiere olvidar, pero una enorme porcin Cmucho más poderosa que la anterior no se resigna a despedirse definitivamente,ni está dispuesta a abandonar su lucha por restituir la situacin anterior para que las cosassigan siendo como fueron o como queremos que sean. 

 :ice 3reud 

 'n su ensayo :uelo y melancol%a CJVJW, +reud e0plica que al principio del proceso

de duelo cada uno de los recuerdos y esperan"as que vinculaban al sueto con la personaamada cobran una relevancia inusitada. La vida está toda subrayada en amarillo para llamar nuestra atencin y recordar al ausente. 6ay post6it  por todas partes que llevan su nombre.&on todo, el duelo está haciendo su trabao. 'ste es el momento del 2trabao de duelo5, enel que optamos por morir con el muerto y permanecer aferrados al ausente. 'ste tramo del2barranco5 es necesario para poder, eventualmente, soltarnos de sus amarras y dearlo partir. $ara aceptar quedarnos sin el ausente, pero del lado de la vida.  Al principio, revivimos al otro con desesperacin en un intento vano de controlar larealidad, de transformarla, de obligarla a ser lo que queremos. 2?o. ?o se ha ido. Lo tengoaquí, en mi cabe"a, y si está presente en mi cabe"a, está presente5. 'se viene a ser el tratoque hacemos con ese tipo de pensamiento obsesivo, lo usamos para prolongarle la vida alausente. $asamos por alto lo que nos dice la realidad Cque ya no está, que se fue con otra,que no nos quiere o que ha fallecido y que lo enterramos la semana pasada, nos da igual,no le hacemos ni caso. &omo los locos, nos creemos que lo que pensamos nosotros es laúnica verdad. De manera que nos da igual si hace meses que no sabemos nada de 1l, porquenosotras lo nombraremos con más insistencia que antes y así lo haremos presente. )abemosque hace un par de semanas le enterramos, pero un día, sin darnos cuenta, marcamos sunúmero de tel1fono como si pudiera respondernos. ?ada de esto es recordar, al menos no enel sentido que quiero darle en estas páginas. 'sto no es e0actamente recordar, esto es unesfuer"o por no olvidar, que es diferente. 'sto es alicatarnos la cabe"a con la presenciaefímera, ilusoria, del ausente.  )i hemos sobrevivido al dolor y no nos hemos vuelto completamente locos, sihemos sido capaces de perdonar y perdonarnos, y nos sentimos libres para continuarmirando hacia delante, entonces esa realidad que hoy repudiamos y que es mucho másto"uda que la pena volverá a ocupar su lugar, esa realidad que es la única promesa de vidaacabará por imponer su ley. <etomaremos el trato con la cotidianidad y aprenderemos avivir con el aguero que el otro nos ha deado, sin esa loca necesidad de taparlo a la fuer"a.7uienes no pueden tramitar un duelo se aferran al dolor, o al recuerdo del otro, para nosentir que algo les falta. ?ada en el trabao psíquico del duelo ocurre de un día para otro.)erá a sorbos, a poquitos. La vida se colará primero por las rendias, entrará por debao de

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la puerta en forma de un olor conocido, y una ma!ana, sin saber bien por qu1, el caf1volverá a tener gusto a caf1. Btro día habrá que atender a los ni!os y los ni!os noscontagiarán de vida con su vida. 8na tarde, despu1s del llanto, un gran suspiro, y en elsuspiro entrarán en nosotros el aire y la lu" y de pronto nos escucharemos pensar9 2@:aya,si no s1 cuándo se acab el invierno y ya es verano5. ( así irá la vida, reconquistándonos

 para sus filas, aleándonos del bando de los ausentes. Atray1ndonos con sus cuentas decolores. &oloni"ándonos y obligándonos de nuevo a vivir la vida de los vivos, que es laúnica vida verdadera. 8n día, sin saber ni cmo ni por qu1, llevaremos una semanahaciendo vida normal, llevaremos dos semanas sin llorar y un mes durmiendo a piernasuelta. 8n díaH el duelo habrá hecho su trabao y ya no estaremos bao el yugo del dolor,aplastados por la imposicin de mantener al otro presente a costa de nosotros mismos. 8ndía recuperaremos nuestra sagrada libertad, estaremos agotados por el esfuer"o, sí, peroseremos libres. 'se día habremos deado atrás el v1rtigo del 2barranco5 y volveremos aandar por senderos más amplios, más seguros, más amables.  $ensando en la diferencia entre la obsesin de los comien"os y el recordar propiamente dicho, me vino a la memoria un te0to de <il=e. 'n los .uadernos de Malte &aurids rigge, a propsito de cmo surge un poema, el poeta escribe9 

2( tampoco basta con tener recuerdos. 's necesario saber olvidarlos cuando sonmuchos, y hay que tener la paciencia de esperar a que vuelvan. $ues los recuerdos mismosno son aún esto. 6asta que no se convierten en nosotros, sangre, mirada, gesto, cuando yano tienen nombre y no se les distingue de nosotros mismos, hasta entonces no puedesuceder que en una hora muy rara, del centro de ellos se eleve la primera palabra de unverso5. 

A estos recuerdos, a los que se han convertido en nosotros mismos despu1s de quehemos perdonado, despu1s de que hemos olvidado, me refiero en este capítulo. <ecordar,en este sentido, solo es posible si se ha pasado página. <ecordar es cuando uno puede echar mano de algo que ya pas. 'l olvido llegará con el tiempo a merendarse todo aquello quetuvimos9 lo que fue aquel amor, los gestos del pasado, las costumbres. Al olvido le gustaarrasar sobre todo lo malo y nos dea, en el fondo de la nevera, casi congelados, unosrestos9 lo bueno. Los recuerdos son las sobras del olvido. Las sobras que nos sorprenderáninesperadamente y ante las que podremos e0clamar9 2@Ah @$ero si esto fue lo que sobr deaquella cena @De aquella magdalena de la infancia lo único que queda es el olor @De aquelamor eterno que parecía perfecto, queda esta foto @( de aquel hombre de mi vida, estacancin5.  &ada quien tiene un eemplo en su vida de los efectos tersos del recuerdo. 'l casode ?orma y <ocío nos puede servir de ilustracin9  ?orma y <ocío se reencontraron muchos a!os despu1s de haberse despedido. Laseparacin fue dolorosa para ambas, no hay duda. %al ve" <ocío lo tuvo peor, porque ella sequed sola, mientras que, despu1s de la ruptura, ?orma regres al armario y a la vida quellevaba hasta entonces unto a su marido y a su hio. 'l caso es que los más de tres a!os derelacin que mantuvieron a escondidas las habían llenado de vida, de alegría, de pasinHmientras dur; y de pena, de angustia y de miedoH cuando acab. Las dos sufrieronmucho, las dos lo intentaron, ninguna de las dos pudo. Muchos a!os despu1s, cuando lasheridas habían sanado, volvieron a encontrarse para conversar, se pusieron al día como dos buenas amigas y descubrieron que ambas conservaban un recuerdo muy dulce de lo que

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habían vivido.  @&uánto nos hemos querido dio ?orma.  ( esas palabras marcaron la tnica del encuentro. ?inguna de las dos hubieraquerido regresar a las emociones fuertes de entonces, ninguna echaba de menos a la otra, pero las dos podían reconocer el gran amor que habían tenido entre manos cuando

estuvieron untas. 'ste recuerdo amable que comparten ?orma y <ocío solo es posible cuando el dolor 

y el resentimiento ya han pasado. &uando el olvido ha podido hacer su trabao y ha borradolo que tiene que borrar y ha deado lo que tiene que dear. <ecordar, despu1s de haberolvidado, es como releer un vieo libro. Las páginas no están en blanco, por escribirse, ninos van a sorprender con su lectura. Las páginas ya están pasadas, ya están leídas, pero, detanto en tanto, podremos regresar a esos rincones dulces y amables del te0to, a las frasessubrayadas, a lo que una ve" fue un gran amor y que hoy forma parte de quienes somoscomo si fuera nuestra propia 2sangre, mirada o gesto5, que dice <il=e.  (a diimos que en algún momento del trabao del duelo es importante renunciar alser amado y dearlo morir, dearlo partir; de la misma manera, con el tiempo,conservaremos de 1l una imagen que permanecerá viva en nuestro interior @su meor foto8n retrato que habremos dibuado nosotros con reta"os de los buenos momentos, de losrecuerdos dulces del pasado. 

Todo tiempo pasado *ue mejor#

  1n un rinc9n del alma

  donde tengo la pena

  que me dej9 tu adi9s,

  con las cosas m+s 5ellas

   guardar< tu recuerdo,

  lo guardar< hasta el d%a

  en que me vaya yo)

  '? 8? <-?&\? D'L ALMA

 Btra manera que tenemos de tratar con el pasado consiste en ideali"arlo9 todo

tiempo pasado siempre fue meor, todo amor perdido fue el verdadero. %odo pret1rito es, por definicin, pluscuamperfecto.  )in ir más leos, hoy mismo, yo he comprobado en carne propia esa verdad. Lescuento9 esta ma!ana me despert1 muy temprano para escribir. ?o me atrevo a decir queestaba 2inspirada5. ?o s1 si alguna ve" lo he estado; mis libros son más producto del

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trabao de hormiga que del rayo divino de las musas. $ero tengo que reconocer que estama!ana escribí y escribí y escribí y todo lo que escribí era genial. 8nas cuantas ideas queme daban vueltas en la cabe"a desde hacía algunos días esta ma!ana encontraron forma,eemplos acertados para ilustrarlas y, sobre todo, las palabras e0actas para decirlas. @8nama!ana productiva ?o. @+ue muchísimo meor @Muy productiva 3)e puede pedir más4

La hora del desayuno me encontr satisfecha, casi feli". %anto que me di el resto de lama!ana libre. (a por la tarde, quise volver sobre mi te0to para releerlo y disfrutarlo, pero@@@oh, sorpresa @?o estaba Lo busqu1 inútilmente. ?o, no estaba. 'n ese momentodescubrí que en el i$ad los documentos no se guardan solos. $arece ser que uno no puedeleer el peridico en el aparatito por la ma!ana y volver a su te0to tranquilamente por latarde, a menos que lo haya guardado palabra por palabra bao llave. @8n horror -ntent1reconstruirlo, volví a escribir, lo reescribí, pas1 horas, @muchas más horas de las que habíanecesitado la primera ve" *orr1, cort1, copi1, hice memoria, pero todo fue inútil, no era lomismo. ?unca sería lo mismo. 'l de esta ma!ana era un te0to bello y a la ve" hondo yademás claroH 'l de esta ma!ana era perfecto. 2&omo es meor el verso aquel que no podemos recordarH5. ?ingún te0to podría competir o emular al que escribí esta ma!ana yque se borr para siempre del i$ad. @?ada que hacer @La humanidad había perdido parasiempre las meores páginas de este libro @8na pena  A cambio, mi te0to, al desaparecer, había pasado a formar parte de una categoríamuy e0clusiva y de ahora en adelante competiría en la liga de los te0tos elegidos9 era ya unte0to mítico. De aquí en adelante, yo siempre podr1 decir que yo, una ve", una ma!ana,escribí un te0to perfecto. )i el i$ad lo hubiera conservado, cualquiera podría leerlo yestropeármelo para siempre; alguien podría argumentar que no era tan perfecto como yocreía, que a mi te0to le sobraban adetivos, que los eemplos eran muy manidos, que lascomas parecían cambiadas de lugar, o que era pretencioso, oscuro o simple. $or elcontrario, desde el paraíso de los te0tos míticos, 3qui1n se atreve a discutirme que lo que yoescribí esta ma!ana era un te0to perfecto4  Lo que pas con mi te0to es lo que suele pasar con los amores perdidos y con el pasado en general9 en cuanto desaparecen, se convierten en amores perfectos, inigualables,míticos. 's lo que tiene el paraíso terrenal, que, una ve" perdido, como mi te0to, como el pasado, como el amor o como la madre de la infancia, se colocan solitos en un altar en elque lo único que podemos hacer por o con ellos es rendirles tributo. A ese 2rincn delalma5 lo podríamos llamar 2el altar de los obetos perdidos5.  'l caso es que cuando volvemos a la cruda realidad, tendríamos que reconocer queseguramente mi te0to no era tan maravilloso como yo lo recuerdo; que el amor que se fuehi"o meor en irse que en quedarse; que es probable que la madre de los comien"os se hayaequivocado tanto como la madre de la adolescencia. 'n fin, que @puede incluso que el paraíso terrenal no haya e0istido nunca y que los <eyes MagosH  $ero, como no podemos vivir tan atiborrados de realidad, @por suerte, contamoscon ese rincn del alma, con ese altarcito particular de los obetos míticos perdidos, de esosrecuerdos embellecidos con esmero. ?ecesitamos el amor, la pasin, el arte, la amistad, laliteratura, el cine, en definitiva, necesitamos la ilusin, que es el aceite de los dioses con elque lubricamos las aspere"as de la vida. $or eso es tan importante conservar un recuerdodulce de una relacin perdida, porque en la foto de esos momentos compartidos que sea!oran, nosotros tambi1n salimos bien retratados, gracias el Photoshop de la memoria quetodo lo embellece, salimos guapos, buenas personas, merecedores del amor del otro,capaces de despertar pasiones. 'n algún lugar de ese rincn, nosotros tambi1n fuimos

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 perfectos, 2como es meor el verso aquel que no podemos recordar5, como es perfecto elte0to que escribí esta ma!ana.

 

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 &apítulo X

 $'&ADB) &A$-%AL')

 

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 La esperan"a, la insistencia, el acoso 

Si negaras mi presencia en tu vivir,

  5astar%a con a5raarte y conversarO

  tanta vida yo te di,

  que por *uera llevas ya, sa5or a m%#

  )A*B< A M[

 S< que a7n nos queda una oportunidad,

  con los años que me quedan por vivir 

  demostrar< cu+nto te quiero)

  &B? LB) AB) 78' M' 78'DA?

 

&omo ya coment1 en Mujeres malqueridas, la esperan"a, en una dosis usta, casisiempre homeopática, puede ser sanadora; pero hay que ser prudentes, porque esa mismaesperan"a, en dosis elevadas, es venenosa y produce una ceguera y una sordera peligrosísimas. &eguera para mirar la realidad, sordera para escuchar al otro.  A veces, como en la cancin, el amor 2se rompe de tanto usarlo5, otras, al contrario,se desvanece por falta de uso. 'n ocasiones, se rompe por over5oo!ing , como en el caso deLady Di, que defini su relacin con el príncipe &arlos como ?Too crowded@, porque,desde el principio, estuvo @más concurrida que el camarote de los hermanos Mar0 <a"ones para terminar una relacin hay muchas, y es importante saber por qu1 se ha roto esarelacin en la que habíamos puesto tanto empe!o, sobre todo para entender lo ocurrido, para no repetir, para organi"ar el dolor y darle algún sentido a la e0periencia. $ero lo ciertoes que una ve" que se ha roto, @lo más prudente es reconocerlo  *ien es verdad que hay veces en las que el amor parece que está desvenciado, perotiene arreglo. 'sas son las ocasiones en las que la parea puede salir fortalecida despu1s desuperar una crisis. 'so tambi1n ocurre, y, como de costumbre, el arte, la destre"a vital,consiste en saber diferenciar un caso de otro, para no dar por terminada una relacin hastano haber agotado todos los recursos, pero, y con la misma contundencia, para no seguirinsistiendo con tesn, una ve" que ya se han agotado todos los recursos.  A veces, la esperan"a se convierte en una insistencia desbordada. 'ntonces, aquelhombre o aquella muer a la que simplemente se había deado de querer se transforma en unser insoportable que despierta recha"o. 'n el peor de los casos, cuando no se respeta ningúnlímite, la insistencia se transforma en acoso y quien lo practica pasa a convertirse en un serviolento y peligroso que da miedo y de quien uno solo quiere escapar y protegerse. 

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   &a esperana o la ?Penelopeman%a@

 La 2$enelopemanía5 no consiste en coleccionar fotos y entrevistas de $en1lope

&ru", sino en esperar, contra toda esperan"a, a que la situacin de parea vuelva a ser lo que

fue. 2&laro dirán algunas, es que $en1lope Cla $en1lope original nos dio un maleemplo, porque gracias a que ella esper a 8lises veinte a!os, 1l regres mansamente a sus bra"os5. *ueno, pues tengo noticias para ustedes, estas cosas no pasan más que en las películas de cienciaUficcin o en la caprichosa mitología griega, donde, además de lo de$en1lope y 8lises, las hias, como Atenea, nacen de la cabe"a de sus padres. @Lo siento, pero la vida real no funciona así  Las víctimas de la 2$enelopemanía5 suelen teer sus argumentos racionales duranteel día, al hilo de lo que escuchan de sus amigas o de su terapeuta; entonces entienden perfectamente lo que pasa, reconocen la realidad y la aceptan con una gran cordura yentere"a de espíritu. 2)í, es verdad, tienes ra"n. 'sta relacin está terminada, lo s1. ?adava a cambiar5. 2)í, tengo que olvidarlo. )1 que no va a volver conmigo5. %odo estodiscurren durante el día, pero en cuanto llega la noche, hacen como $en1lope y desteentodas sus buenas intenciones y deciden esperarle un poco más porque9 2's que mi amiga nolo conoce tanto como yo5, y es que9 2?o puede ser que un amor así haya terminado5 o92@&on lo bien que nos llevamos en la cama5. De esta forma, en medio de la noche, a esode las tres de la ma!ana, deslumbradas por la revelacin, se levantan de un golpe paraescribirle un mail  ardiente al interesado. 8na semana despu1s, cuando todavía no hanrecibido ningún tipo de respuesta, teen de nuevo la mortaa para el amor perdido9 2)í,ahora sí es verdad que no me vuelvo a rebaar. (a no lo llamo ni le mando másmensaesH5. ( así van, como $en1lope, teiendo y desteiendo intentos y esperan"asH6ay casos en que nuestra $en1lope imagina que la ruptura no es más que un periodo derefle0in, y que tarde o temprano el otro entrará en ra"n9 2Despu1s de haber pasado todoeste tiempo sin mí, me habrá echado de menos, querrá intentarlo de nuevoH 6abráaprendido a valorarmeH5. 'ntonces vuelven a la carga. &on frecuencia, quienes estánaqueados de la 2$enelopemanía5 tienen una única respuesta para todos los argumentos quela realidad les impone; diga el otro lo que diga, haga lo que haga, ellas siempre van aresponder9 2?o importa, yo lo espero5. 

 Me dio que la relacin entre nosotros ya había terminado.  ?o importa, yo lo espero. 

 ?o va a volver.  ?o importa, yo lo espero. 

 (a no me quiere.  ?o importa, yo lo espero. 

 'stá viviendo con otra.  ?o importa, yo lo espero. 

 6ace seis meses que no responde a mis mensaes.  ?o importa, yo lo espero.

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  :a a tener otro hio con su muer. ?unca la va a dear.

  ?o importa, yo lo espero. 

 Me está maltratando.

  ?o importa, yo lo espero. &uando escuchamos 2(o lo espero5, sabemos de qu1 estamos hablando, pero 3qu1

significa la frase que lo precede4 3A qu1 se refiere nuestra $en1lope cuando dice9 2?oimporta54 37u1 es lo que 2no le importa54 ?o le importa la realidad, no le importa la palabra del otro, ni sus actos. 'n definitiva, le importa un bledo el otro. )olo le importa esaloca conviccin delirante que la gobierna de que, pase lo que pase, en algún momento, lavida va a rectificar su error y va a darle la ra"n.  $ongamos los pies sobre la cruda realidad9 en la mayoría de los casos, cuandoalguien nos dice9 2(a no te quiero5, lo que quiere decir es9 2(a no te quiero5. &uandoalguien dice9 2Me voy para siempre5 y da un porta"o, generalmente no regresa amás, pormucho que esperemos. 's la vida, de nuevo es lo que hay. Las relaciones comien"an, sedesarrollan, a veces se reproducen y otras veces, muchas veces, mueren. Lo peor de estetipo de esperan"a es que no dea a su víctima seguir adelante con su vida. 

 &a insistencia

 6ay quienes se empe!an en insistir, insistir e insistir sin descanso; a pesar de que su

 parea haya deado meridianamente claro que no quiere continuar la relacin.Aparentemente, todo lo que hacen Cllamar, perseguir, insistir lo hacen por amor al otro,@porque le quieren muchíííííísiiiimooooo (, sin embargo, si nos fiamos más de cerca,veremos que son incapaces de practicar el primer gesto que define al amor9 el respeto. Alotro no le tienen en cuenta para nada, no le escuchan; les da igual lo que diga, lo que hayadecidido, lo que sienta o lo que haga; ellos saben meor que el otro lo que al otro leconviene y le persiguen sin parar para hacerle entrar en ra"n Cen su ra"n y obligarle avolver. 's el caso de Miguel y ?elly9 

Miguel y ?elly se conocieron en una chat  de solteros. Miguel estaba reci1nseparado y ?elly no se había casado nunca. )e cayeron bien. :olvieron a quedar yvolvieron a quedar y volvieron a quedarH hasta que, pocas semanas despu1s, Miguel habíaencontrado una compa!ía agradable en ?elly, y ella había encontrado al hombre y a lafamilia de su vida y ya estaba lavándole la ropa a Miguel y cocinando los fines de semana para 1l y para su hio de ocho a!os. ?elly nunca había estado tan feli" y estaba convencidade que Miguel tampoco. )in embargo, pocas semanas despu1s, Miguel empe" a sentirseagobiado por tanta solicitud, por un compromiso y una e0clusividad que más que halagarlolo ahogaban.  'n esas estaban, cuando Miguel empe" a poner e0cusas destinadas a espaciar losencuentros. 2'sta semana va a ser difícil que quedemos, tengo que concentrarme en eltrabao5, 2'ste fin de semana me voy con el ni!o y con mis padres al pueblo5. $ero ?ellyno se daba por aludida; al contrario, durante las ausencias de Miguel, ella cogía impulso y

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volvía a la carga con más ímpetu.  Mientras más agobiado se deaba ver Miguel, más solícita se deaba ver ?elly.&uando Miguel vio que ?elly pasaba por alto sus e0cusas y sus indirectas, hablfrancamente con ella. La conversacin transcurri más o menos así9  ?o s1 qu1 me pasa, pero no podemos seguir así. %enemos que terminar la

relacin.  3&mo que no podemos seguir así4 @&laro que podemos  *ueno, lo siento, pero yo no puedo. %ú eres maravillosa, lo s1. 'stoy seguro deque encontrarás a otro que te mere"ca más que yo.  (o no quiero a otro, te quiero a ti. 3?o te parece que si vivi1ramos untos lascosas irían meor entre nosotros4 %ú lo que necesitas es más estabilidad. 37u1 te parece sinos casamos4  $ara ?elly como para tantas otras personas la negacin no era una etapa, ni un paso, ni un escaln a trav1s del cual, más tarde o más temprano, podría llegar al final del proceso de duelo. $ara ?elly, la negacin era una morada definitiva. ?o podemos decir queestaba 2cmodamente instalada5 en esa casa, porque vivir '? la negacin requiere asumirciertos compromisos. Bbliga a llevar los oos vendados, los oídos taponados y a decorar lashabitaciones con enga!os. ?elly decía adorar a Miguel, pero su amor loco, su insistencia, leimpedían escucharlo y respetarlo. 'l amor de ?elly era ciego para mirar la realidad y sordo para escuchar la despedida. 

 1l acoso

 %odos conocemos Csalen continuamente en los peridicos el caso de hombres

obsesionados por una muer, que son incapaces de aceptar que la relacin ha terminado y la persiguen sin tregua. La llaman veinte o treinta veces al día, la acribillan a mensaes, acorreos. Le envían fotos de recuerdo, aparecen en su casa o en su lugar de trabao, laamena"an con hacerle da!o a ella o a los ni!os, la intimidan, amena"an con suicidarse, laespían, en fin, @la acosan 'n estos casos, lo único que puede hacer la víctima es denunciary ponerse a salvo. $or muy adorable que haya sido su 8lises durante la relacin, por muynobles sentimientos que se le supongan, alguien que desatiende la realidad hasta esoslímites, alguien que impone su presencia de esa manera puede cru"ar otras barreras y hacercosas más peligrosas con tal de conseguir su obetivo.  La incapacidad para aceptar la vida como viene, la imperiosa necesidad dedoblegarla @cueste lo que cueste, se hace a costa de la propia salud mental; se paga el precio de la ra"n y del contacto con la realidad. 'n los casos e0tremos, cuando vemos queun hombre o una muer se suicidan por amor, o sabemos que un hombre o una muer matanen nombre del amor, unos y otros están a merced de esa necesidad narcisista de obligar a larealidad a que les obede"ca, hacen cualquier cosa antes que reconocer la derrota y pasar por el duelo de la p1rdida, sin importarles que el precio sea una vida. 

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 'l sentimiento de culpa 

 No quiero arrepentirme despu<s

  de lo que pudo ha5er sido y no *ue#

  AMA< ( :-:-< 

 8no de los factores que con más empe!o nos impide olvidar es el sentimiento de

culpa. @*icho malo @Muy malo 'l sentimiento de culpa es un animal sigiloso que seapodera de nosotros y de nuestro discernimiento para minarnos la moral y obligarnos a pagar unas condenas desproporcionadas que ningún ue" sensato aprobaría. %rabaa ensecreto, en silencio, desde el inconsciente, y utili"a toda suerte de argumentos absurdos,como si fueran racionales e incontrovertibles. <ecoo algunos testimonios con los que másde una podrá sentirse identificada9 

 Ana  ?o me puedo perdonar el haber caído en una trampa tan burda. (o, que me acto deconocer muy bien a los maltratadores y que siempre les recomiendo a mis amigas salvarsecuando todavía están a tiempo. 3De qu1 me han servido todos los libros que he leído43&mo pude volver con 1l despu1s de haber descubierto sus mentiras no una, ni dos, sino@tres veces4 

Ana se siente culpable por haber estado enamorada de un hombre que la habíaenga!ado con unas cuantas; siente vergOen"a ante sí misma y ante los demás por no haber podido reaccionar a tiempo y se tortura sin cesar9 2@&mo pude @$or qu1 lo permití @$orqu1 volví con 1l @%onta, más que tonta5. ?o se perdona y no dea de darle vueltas a lacabe"a una y otra ve" sobre lo mismo. 

 Miren  %odo lo demás se me ha pasado, la rabia, la pena, el enfado. %odo se ha diluido conel tiempo menos la culpa por el da!o que yo misma me hice. La culpa es el únicosentimiento que no he podido digerir. ( sigo pensando, 3cmo pude ser tan tonta4 

Miren, por su parte, parece que ha podido superarlo todo menos la culpa. La rabia yla pena fueron poquita cosa comparadas con el poder de este látigo fustigador. )usentimiento de culpa es lo único que la mantiene atada al pasado y no la dea pasar página.  Algunas de las mueres que llegan a mi consulta, como Ana, como Miren, vienencon los peda"os rotos de una historia terminada, con flecos de un sentimiento que se resistea abandonarlas. &uando se sientan en la consulta y empie"an a hablar, es como siempe"aran a sacar del bolso en desorden todos esos pedacitos desmembrados de sí mismasy de su historia de amor; a veces los sacan de uno en uno, a veces a pu!ados. Llegan con laintencin de rearmar su propia historia y de rearmarse para seguir adelante con sus vidas.&uando empie"an a desplegar su historia, no solo me la están contando a mí, sino que, dealguna manera, tambi1n se la cuentan a sí mismas. )e escuchan relatar el horror, y seestremecen. 'n muchos casos es la primera ve" que asisten esta ve" de espectadoras a

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su propia película, al drama del que son protagonistas. &on frecuencia, el relato secondimenta con frases del tipo9 2?o me lo puedo creer5, 2@&mo no me di cuenta atiempo5, 2@$ero si es de libro5, 2@'s que hubiera tenido queH5, 2@)i yo hubieraH5,2)i cualquier amiga mía me hubiera contado algo asíH5.  'scuchar la propia historia es importante, abandonar la posicin de víctima pasiva y

deslindar nuestra propia participacin en los hechos, tambi1n; siempre y cuando esaescucha y esa responsabilidad no se conviertan en armas secretas, en bombas de tiempo queen cualquier momento pueden e0plotarnos en las manos. 

 1l tiempo ?desperdiciativo@

 Total,

   si me hu5ieras querido,

   ya me ha5r%a olvidado

  de tu querer)

  %B%AL

 $uestos a torturarnos, somos muy creativos. ?o tenemos un único látigo, ni una sola

manera de martiri"arnos. 8no de los m1todos más socorridos es el 2pret1rito pluscuamperfecto del subuntivo5, una denominacin muy rimbombante para una prácticatan est1ril. $refiero sumarme a las voces que lo definen como el 2tiempo desperdiciativo5 ) 's muy frecuente que una persona que se ha separado nos cuente cmo el dolor de la p1rdida se acompa!a de la tortura del9 2)i yo hubieraH5, 2)i 1l hubieraH5, 26ubi1ramostenido queH5. ?o hay duda, perdemos, desperdiciamos nuestro tiempo Cno solo el verbalmortificándonos por lo que pudo haber sido y no fue. 's el caso de 'mma, que me escribiun correo contándome sobre su estilo particular de practicar esta tortura9 

Desde que me abandon, me arranco la piel a tiras torturándome con todos esos 2(siH5, 2( siH5, 2( siH5 que me hacen sentir tan culpable por lo que hice, por lo que nohice, por lo que tenía que haber hecho, por lo que no tenía que permitir. Despu1s de leer tulibro, me parece que cualquier cosa hubiera dado igual. &on esa relacin, con esa persona,no había nada que hacer, y saber eso me dea mucho más tranquila. 

$or suerte, 'mma ha encontrado una forma de salir de ese círculo est1ril y viciosodel tiempo 2desperdiciativo5. &ualquier cosa que hubiera hecho daba igualH Lo que nohicimos ya no lo hicimos. Lo que hicimos mal ya está hecho. 7uedarnos anclados en elautorreproche no conduce a nada. Lo único que tenemos en nuestras manos es el presente y,como mucho, el futuroH poco más. Lo que fue, fue, y solo hay que visitarlo para romperla"os, para despegarnos de su embruo, para perdonarnos y, sobre todo, para no repetir.

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  Los enfrascados en el tiempo 2desperdiciativo5 se dividen entre los que culpan alotro y los que se culpan a sí mismos. %odos persiguen, sin saberlo, un mismo obetivo9mantener vivo el vínculo con esa relacin a cualquier precio, y nosotros nos preguntamos92$ero 3qu1 vínculo @alma de cántaro, si hace más de un a!o que no se ven45. 8nvínculo imaginario y maligno, ya no con la persona con la que formaron una parea en

tiempos, sino con ese tiempo verbal est1ril; con el pasado, para lamentarse por 1l, paraculparlo, por no haber transcurrido a nuestro gusto.  'ntre los que culpan al otro y los que dirigen la culpa contra sí mismos, ya sabemosque es mucho más pernicioso el autorreproche que el reproche que se le hace al contrario.-nsisto9 con el autorreproche tenemos al culpable más a mano, podemos torturarnos adiscrecin Co más bien sin ninguna discrecin, @a mansalva, somos los due!os de una sillael1ctrica que tortura sin matar, para poder electrocutarnos una ve" más. 'n cambio, sidecidimos que el culpable es el otro, nuestro poder sobre 1l está mucho más restringido, porque el otro siempre se puede alear, siempre puede levantarse de la silla del reproche ymarcharse, deándonos con la sillita el1ctrica desenchufada. 'l otro puede escaparse.@?osotros no A cambio de sentirnos los due!os de la silla y del enchufe, nos quedamos ahí,sentaditos, recibiendo las descargas de nuestra propia ira, chamuscados y tristes. 37u1sacamos a cambio4 @'star muy ocupado @)er el promotor de algo @Mandar @Mantener elescenario activado @)er el artífice de cualquier cosa aunque duela y no solo el cautivoque mira pasivamente cmo el otro se levanta del escenario y se alea 

?-Iu< he hecho yo para merecer esto/@

  Paula

  Ahora me doy cuenta de que eso que dices en tu libro de preguntarse 237u1 hehecho yo para merecer esto45 tiene que servir para aprender y no para pagar por el pecado,que es muy distinto. 

'n Mujeres malqueridas recomiendo hacernos la consabida pregunta del9 237u1 hehecho yo para merecer esto45, porque me parece que su respuesta puede ayudarnos a norepetir la misma historia. 6ay un mínimo e0amen de conciencia que es útil, que nos puedeservir para entender la propia participacin en las cosas que nos suceden. $ero ese 2e0amende conciencia5 no tendrá sentido ni habrá cumplido su funcin, a menos que vengaapareado de su 2perdn de los pecados5 correspondiente. ?o vale quedarnos adheridas al2cumplir la penitencia5. 'l reproche es otra forma de no despegarnos del otro. 7uedarnosatascados en el sentimiento de culpa no es responder a la pregunta 237u1 he hecho yo45,sino prolongar la tortura.  37u1 ventaa tendría el culparnos a nosotras mismas de la ruptura4 $ues eso nos permite mantener la ilusin de que todo cuanto ocurre está en nuestra mano. %odo, lo buenoy lo malo, correría de nuestra cuenta. $ensamos que lo hubi1ramos podido hacer meor, conun poco más de esfuer"o, poniendo un poco más de nuestra parte, con una estrategia másdepurada, en fin, que somos due!as y amas de nuestro destino, pero no solo de nuestrodestino, sino tambi1n del destino de nuestra parea y, ya puestos, casi, casi, del destino detoda la humanidad. ?o está mal, así debe sentirse Dios, 3no4 @Muy poderoso Lo malo esque ser Dios es agotador @hasta para el mismo Dios %anto que el mismo Dios se ha puestouna coartada para descargarse de tanta responsabilidad y con frecuencia nos dea a solas

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con nuestro libre albedrío, que viene a ser algo así como9 2@)e siente )i las cosas te vanmal, no es culpa mía, será que tú te equivocaste, que utili"aste mal tu libertad y que elegisteel camino equivocado5. @Dios es listísimo )e lava las manos y, como mucho, comparteresponsabilidades con el usuario. 'n cambio, nosotras ni siquiera nos permitimos esalicencia. ?osotras queremos sentirnos mucho más dios que el mismo Dios y nos hacemos

responsables de %BDB.  Perdonarnos a nosotros mismos

 $uestos a parecernos a Dios, 3qu1 tal si practicamos de ve" en cuando la

misericordia con nosotras mismas y nos perdonamos4 'n efecto, uno de los perdones másimportantes y a la ve" más difíciles de conceder es el que nos debemos a nosotros mismos.De nada nos sirve perdonar al de enfrente, si nuestras armas siguen en pie de guerra encontra de nosotros. 'n ocasiones, he observado cmo aquello que fue una clara escenasadomasoquista entre un maltratador Co un malqueredor y su víctima, se reproduce y seconvierte en una escena igual de sadomasoquista, pero esta ve" interna; en una escena queocurre entre una parte sádica de la víctima y otra parte de ella misma, que sigue estandodispuesta a sufrir y a recibir su penitencia. Me e0plico9 imaginemos a la mitad de esa muerenfundada en un trae de cuero, con botas altas de tacn y empu!ando un látigo; ahoraimaginemos a su otra mitad asustada, de rodillas, o en cuclillas, dispuesta a recibir uncastigo que supuestamente se merece.  @'res idiota @'res d1bil chilla la del látigo.  @)í, lo siento, es verdad, soy idiota le contesta baito la otra mitad.  'scapar de este sufrimiento es mucho más difícil y generalmente lleva más tiempoque escapar de un mal amor. 's posible que el temor a la furia que podemos desatarnosotras mismas sea una de las ra"ones que nos mantengan atadas a relaciones desastrosas, porque así, al menos, el due!o del látigo está fuera y nosotras todavía tenemos la posibilidad de escapar. $orque, 3cmo ponemos una orden de aleamiento entre una partede nosotras y nosotras mismas4 37u1 policía puede venir a protegernos de los castigos y delas reprimendas con las que somos capaces de machacarnos4  'sto del látigo y del autorreproche me recuerda a un chiste, un chiste cruel, pero unchiste. 8no llega a su casa muy agitado y le cuenta a su muer9  &uando venía para casa me encontr1 en la calle con una pelea. 6abía dos tiposenormes pegándole a otro. ( yo dudando9 23Me meto o no me meto4 3Me meto o no memeto4 3Me meto o no me meto45.  3(4 @37u1 hiciste4  Al final me metí.  3(4 37u1 pas4  @@@?o te imaginas la pali"a que le dimos entre los tres  $ues me parece que nosotras hacemos con nosotras mismas como el del chiste. ?oconformes con la pali"a que hemos recibido del otro, nos metemos en la pelea, sí, pero no para defendernos, no para protegernos sino para aumentar la tunda de palos. A veces, eltratamiento psicolgico consiste en poner esta situacin inconsciente de manifiesto, paraque el paciente pueda ser un espectador de su propio espectáculo sadomasoquista yreconocer la situacin en la que está inmerso. )aberlo, reconocerlo, será el primer paso paradesactivar al maltratador interno y, sobre todo, para perdonarse y dear en libertad ese

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aspecto suyo que se coloca siempre en el lugar de la víctima. Algo parecido le pas a)onsoles9 

Lo único que me alivia es pensar9 2'sto solo es una historia en mi vida. 'sto no esmi vida entera5. 'se pensamiento, al menos, me permite perdonarme a mí misma. )upongo

que como primer paso no está malH Lo que pas, pas, y ya no lo puedo cambiar. Lo que puedo cambiar es lo que va a pasar de aquí en adelante, y como siga fustigándome ymachacándome, creo que no me va a pasar nada bueno. 

)onsoles empie"a tímidamente a perdonarse. Al menos ya ha reconocido que no%BDA su vida es un desastre @por su culpa, por su culpa y por su grandísima culpa'mpie"a a aceptar el hecho de que un fracaso amoroso lo tiene cualquiera, y de que es soloeso9 un fracaso amoroso y no una catástrofe nuclear. )abe, además, que martiri"ándose porel pasado no va a conseguir cambiarlo, que lo pasado ya pas y que lo que importa ahora eslo que tiene entre manos9 su propia vida, su futuro, @ella misma 

 Perdonar al pr9jimo como a nosotros mismos

 Btra de las peculiaridades de esta tortura es que no administramos usticia por igual,

ni usamos la misma vara para medir nuestros pecados y los pecados de los demás.'scuchemos a Deborah9 

'sto es un sentimiento de culpa un poco tramposo, porque no hay forma decompensarlo ni de repararlo. Da igual lo que haga. &omo yo permití que todo eso pasara yno me separ1, a pesar de que todo el mundo me lo decía, pues entonces tengo que pagar de por vida. &ono"co a otras personas a las que les ha sucedido lo mismo o cosas parecidas, yen ellas sí lo comprendo y las compade"co; @pobrecitas 'n cambio, a mí no podía pasarme.Me cuesta verme como tantas otras mueres. 

)omos mucho más benevolentes con una amiga que con nosotras mismas. A unaamiga le damos palabras de consuelo, ella sí merece nuestro perdn. @?osotras no 3$orqu14 3$or qu1 podemos ser tan comprensivas con el de al lado y tan implacables connosotras mismas4 's como si pensáramos9 2'lla es humana, la pobre, habrá que perdonarla,es d1bil, no puede dar más de sí. 3$ero yo4 @(o no @(o soy )uperfulanita @La de lareluciente capita @6ay ciertas cosas que a una persona como yo no se le pueden perdonar5. $arece que una muer así, tan completa, tan perfecta, no merece perdn, sinocastigo.  $ues tengo una mala noticia y una buena. La mala es que tú tambi1n eres humana,@lo siento, es lo que hay ( la buena es que no es tan espantoso ser humano, que a la postrees mucho más descansado que llevar una vida secreta de superh1roe. 37ue elegimos maluna ve"4 @(a elegiremos meor 37ue aguantamos mucho4 (a habremos aprendido de lae0periencia y tendremos encendido el radar para no aguantar tanto la pr0ima ve". 37uenosotras permitimos el maltrato4 (a estaremos atentas de ahora en adelante para protegernos. 37ue no pudimos defendernos a tiempo4 $ues a partir de ahora nos trataremosmeor a nosotras mismas y nos haremos tratar con más cuidado. @?unca más 

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  ?.apita y l+tigo@

 'n Mujeres malqueridas, les recomendaba que escondieran en el fondo del armario

aquella capita de supermuer que a veces nos enfundamos para creernos todopoderosas y

capaces de soportar lo que nos echen. &on la misma contundencia hoy les digo9 @hay quesoltar el látigo @6ay que tirarlo al fondo del abismo @Allí donde nunca más podamosencontrarlo %enemos que deshacernos de esa ropa austada de cuero negro y regalar laropita triste de víctima, @ni lo uno ni lo otro 's preciso que nos permitamos respirar sinasfi0iarnos, que nos concedamos el perdn de los pecados horribles que supuestamentehemos cometido. Aunque pare"can contrapuestos, capita y látigo están emparentados. Lacapita nos hace sentir perfectas, completas y todopoderosas, y el látigo es el usto castigoque nos merecemosH por no serlo. /uardar la capita de superheroína y enfundarnos ennuestros vaqueros de mortales, sin más, nos ayudará a prevenir y a reconocer a tiemponuestra fragilidad9 2'sto me duele, aquello no me gusta, por aquí no pasoH5. )in las botasaltas de cuero negro nos veremos menos sugerentes, pero iremos mucho más cmodas porla vida.  Lo que pas, pas, y ya no tenemos forma de transformarlo. &eder al torrente deautorreproches no sirve más que para eterni"ar el duelo, para estancarnos como un discorayado en una frase repetitiva que ni es música ni es nada. @A otra cosa @$asemos a otracancin &ambiemos el disco y entonemos la melodía de la reconstruccin y del encuentrocon nosotras mismas. 'mpecemos por perdonarnos nuestra pobre humanidad. @'s lo quehay 

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 Medea o amargarle la vida al e0 

diame por piedad, yo te lo pido)

  diame sin medida, ni clemencia)

  "dio quiero m+s que indi*erencia,

   porque el rencor hiere menos que el olvido)

  \D-AM'

 .uando la injuria que reci5e una mujer 

  a*ecta a su t+lamo nupcial,

  no hay nadie m+s cruel)

  '8<[$-D') LMedea

 &omo vimos en el capítulo dedicado a la rabia, es normal que durante el proceso de

duelo so!emos con una vengan"a ugosa y despiadada. De acuerdo, la rabia, como unescaln más, es inevitable. Ahora bien, si al pasar del tiempo seguimos enfrascados en esaactitud, @nos costará muchísimo olvidar y pasar página De hecho, otra de las maneras quetenemos de permanecer adheridos al pasado consiste en dedicar toda nuestra energía aamargarle la vida al e0. 'l obetivo es hacerle pagar por sus pecados, que se vea obligado a pensar en nosotras, que nos tenga presentes, @que sufra )í, pero lo cierto es que, mientrastanto, quien así peca se hace la vida imposible a sí mismo, no puede pensar en otra cosa,tiene al otro presente todo el día y @sufre Desde ya lo digo, @no tiene gracia, y de nuevo,@este tambi1n es un p1simo negocio  'stos pecadores se entregan al placer efímero @y eterno de la vengan"a; @un plato que se sirve frío 'l problema es que mientras que el plato se enfría, el vengador estáatado de pies y manos unto a su plato, esperando a que el hervor se pase, sin poderdedicarse a su propia vida de una forma más útil y creativa.  Amargarle la vida al e0, perseguirle, acosarle, no nos lo va a traer de vuelta.'ntiendo que hay quienes tienen ra"ones de sobra para estar furiosos con su e0parea, por laforma de dearles, por la forma de tratarles, lo s1, pero en algún momento habrá querendirse y decir9 2:ale, tú ganas5. A veces, el puente de plata es la meor salida, la máslimpia. $erder esa batallita nos permitirá, eventualmente, ganar la guerra, esa que se libra alargo pla"o, la guerra de la vida.  7uienes han sido maltratadores a lo largo de una relacin suelen ser vengadorescuando la relacin se termina, y pasan a engrosar la fila de los acosadores. $ero no solo loshombres usan estas tácticas. %ambi1n nosotras somos capaces de olvidarnos de nuestra propia vida y de pasar por encima del bienestar de nuestros hios con tal de vengarnos de unmarido que nos de o de un hombre que no nos quiso bien.

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  Medea

 Medea personae de la mitología griega es una muer con mucho carácter y

determinacin, que se enamora locamente de #asn. )í, locamente, y, desde esa locura deamor, está dispuesta a hacer por 1l y hace lo que haga falta. A cambio, Medea solo le pide a #asn su 2amor eterno5. (a se sabe que para los personaes de la mitología griega 2loque haga falta5 suele significar enga!ar, traicionar, matar o descuarti"ar a quien interfieraen los propios planes, y Medea hace un poquito de cada. A #asn, por su parte, lo de2eterno5 le dura dos fines de semana, y en cuanto tiene ocasin, se enamora de otra y estádispuesto a casarse con ella. @%ragedia servida Medea decide vengarse, y en su vengan"aciega, acaba por matar entre muchos otros tambi1n a sus propios hios. &ono"co a muchasmueres que se comportan, a su medida, como Medea, mueres que se quedanencasquilladas en el odio y que se regodean en amargarle la vida al e0, sin reparar en elda!o que le pueden hacer a sus hios con esta actitud.  's el caso de esta muer que iba por el mundo pisando fuerte, como una reina9  ?uestra reina se dedicaba a conquistar pueblos perdidos, uno tras otro, y secomplacía en coleccionarlos. 6asta que un día, nuestra reina decidi que quería tener hios,y se cas con uno de sus pueblos sometidos. %uvo un hio, tuvo dos, tuvo tres hios. 8n buen día, aburrida ya de su vida cotidiana, dio por terminada la relacin, ech al marido, yni que decir que la reina se qued con la casa, con los ni!os y con una asignacin mensualque escandali" al ue" que hi"o la reparticin. 3?uestra reina se qued satisfecha4 @?o$orque es que a veces las reinas son así. ?o se conforman con nada. ?ada les basta, nadalas llenaH  3( colorín colorado4 @Btra ve" no Ahora es cuando empie"a nuestro cuento. $aselo que pase, haga ella lo que haga, a Medea no se le puede quebrantar la promesa de amoreterno sin consecuencias, ni se le puede llevar la contraria, eso lo sabe bien #asn y ahoratambi1n ese súbdito reci1n emancipado. Así que cuando aquel hombre, denostado por lareina, se mud y empe" a hacer su vida, a hacer planes para sus hios, a tener amigos, arecuperar a su propia familia, a ir al gimnasio, a viaar y a vivir con una princesa nueva, lareina mont en clera y mand al escuadrn más sanguinario de su e1rcito a sofocar lasublevacin. 37ue cmo lo hi"o4 $ues empe" a hacerle la vida imposible a su e0 de la peor manera que sabía, en plan Medea y a trav1s de los ni!os. )e saltaba las fechas devisita; durante el periodo de las vacaciones que le correspondía a 1l, se los llevaba a losabuelos sin avisar; le impedía hablar con los ni!os cuando estaban con ella; lo demandinustamente por impago de pensin y un largo etc1tera que a punto estuvo de culminar conuna denuncia infundada por malos tratos que habría arruinado la carrera del oven puebloreci1n emancipado y que no prosper gracias al abogado de ella que consigui a tiempo  hacerla entrar en ra"n.  3Acaso se había dado cuenta de la importancia estrat1gica del pueblito oprimido4 ?o. 3Acaso había descubierto cuánto le quería4 %ampoco. 3Acaso echaba de menos susfavores y los impuestos que obtenía a su costa4 @$uede que ni siquiera eso, porque ellaganaba más dinero que 1l 's que hay reinas que son así, necesitan tener al otro sometido yno toleran ningún movimiento en falso.  ?uestra Medea se movía por amor, no hay duda, pero no por amor al otro, sino porel único amor que ella había conocido en su vida9 el amor propio. 'l amor de Medea por sí

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misma no tenía límites @eso sí que era un 2amor eterno5, se amaba a sí misma sincondiciones y su amor ustificaba cualquier acto por perverso o desatinado que este fuera.Los amigos comunes intervinieron, incluso su propia familia u"g e0ageradas algunas desus reacciones, las denuncias, la guerra sin cuartel; pero nuestra Medea fue implacable. 'llano tenía nada que escuchar, ni nada que reconsiderar, así que, como la Medea de 'urípides,

esta tambi1n arremeti en contra de todos aquellos que estorbaban su concepcin de lo quetenía que ser la vida9 ella era la reina indiscutible, tenía carta blanca para hacer lo que se leantoara, y sus súbditos el resto de la humanidad solo e0istían con el fin de obedecersus rdenes y de cumplir sus deseos.  Medea ha rehecho su vida, está casada con otro, pero ni siquiera ahora estádispuesta a olvidar. La afrenta narcisista que ha sufrido le resulta del todo imperdonable yno tiene ningún prurito en seguir inmolando a sus hios, en nombre de esa noble causa queella defiende, y que no es otra que ella misma. &uando alguien la critica o pone en cuestinsu actitud, ella responde que para eso son )8) hios, que para eso 'LLA los pari. &omoMedea, sigue convencida de que tiene derecho a usarlos y a obligarlos a dar la vida pormamá.  'l pueblito emancipado es hoy un hombre feli" unto a otra muer. Le ha costado ungran esfuer"o, pero ha conseguido mantener una buena relacin con sus hios. )u Medea,siempre que puede, encuentra la forma de incordiarle y de hacerse notar como una piedraeterna, indeleble, en el "apato.  7uienes suelen sufrir más las consecuencias de esta actitud desquiciada son loshios. 'llos son las verdaderas víctimas de estas batallas encarni"adas en las que ninguno delos dos miembros de la parea tiene ?ADA que ganar y mucho que perder. @&on lo sano quesería pasar página @&on lo aliviados que se van a quedar todos los personaes de esta película si se deciden a colgar de una ve" por todas el cartel que diga 2+-?5 

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 Bbsesin por la otra o #uana la Loca 

-8 c9mo es <l/

  -A qu< dedica el tiempo li5re/

  3( &\MB ') KL4

  Pensando que hay otra

  que pueda 5esarte,

   se llena mi pecho

  de ra5ia y rencor .

  %' BD-B ( %' 78-'<B

  Mi mayor vengana ser+#

  que te quedes con <l)

  M- MA(B< :'?/A?QA

 'n Mujeres malqueridas dedicábamos un espacio importante a hablar de lo que

significa para una muer la figura de 2la Btra5, así, con mayúsculas. 6ablábamos delsíndrome de <ebeca, ese que hace que otra muer, a la que puede que no hayamos vistonunca, ocupe más espacio en nuestras casas, en nuestras mentes y en nuestras vidas, quenosotras mismas, como ocurre en el caso de la película homnima de 6itchcoc=.  A partir de esa primera relacin con la madre, las mueres siempre nos estamosmidiendo y comparando con otra muer. $or eemplo, cuando un hombre ve pasar a una parea, se fiará en la muer para comprobar si le gusta. 'n cambio, si una muer ve pasar ala misma parea, por muy atraída que se sienta hacia el hombre, ella @tambi1n, se fiará enla muer; no porque le atraiga se0ualmente, sino para estudiarla, para adivinar su secreto yver si @al fin puede responder a las grandes preguntas9 237u1 tiene de especial esamuer45, 237u1 tiene que tener una muer para llevar a un hombre a su lado45, 23'n qu1consiste ser una muer45, 23A qu1 muer me debo parecer para despertar el deseo de unhombre45, 23A mi madre, a alguna de sus amigas45, 23A alguna de mis amigas45 CLeader,JVV`. De hecho, muchas mueres reconocen que, cuando se arreglan, piensan más en laopinin que van a despertar en otras mueres que en la impresin que causarán en loshombres. 'n una fiesta, por eemplo, un hombre suele fiarse en el largo Cmás bien en elcorto de una falda, o en lo pronunciado de un escote, pero no en si repetimos unacombinacin, si vamos 2adecuadas5 para la ocasin o si estamos o no a la moda; esosdetalles los cuidamos las mueres, en eso nos fiamos más nosotras, mientras que hacemos

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un barrido general comparándonos con todas y cada una de las presentes y sacamos cuentasde cmo se distribuyen y a qui1n van dirigidas las miradas masculinasH  %odas tenemos una 2Btra5 en la cabe"a que va cambiando de identidad según elmomento de nuestra vida Cla primera maestra de la guardería, la meor amiga de mamá, lavecina, nuestra meor amiga del patio del colegio o la enemiga del institutoH y, como he

dicho, todas, alguna ve", hemos ocupado el lugar de 2la Btra5 en la imaginacin de algunamuer. A 2la Btra5 se la admira porque se la supone due!a del misterio de la feminidad,due!a del secreto de la seduccin. 'ntonces, 2la Btra5 por e0celencia será aquella que hayaconquistado a nuestro hombre. 37u1 B%<A puede haber más importante para una esposaque la amante de su marido4 37u1 muer va a despertar más la curiosidad en la amante quela esposa oficial4 'n esta cadena de 2Btras5, la emperatri" de las 2Btras5 será la e0 denuestra actual parea, o la muer por la que nos abandonaron. @@@8fff @7u1 lío de 2Btras5Lo s1. $ero es que las mueres no somos fáciles, ni siquiera para encontrar un modelo alcual queramos parecernos ni para elegir nuestra propia identidad.  -magino que a estas alturas ya se han dado cuenta de adnde quiero ir a parar. )í, enefecto, 2la obsesin por la Btra5 es una de esas ra"ones de peso por las que algunas vecesnos cuesta tantísimo olvidar. 'stoy segura de que todas conocemos a alguna muer que noha podido desprenderse del pasado porque sigue amarrada con la"os de acero @no al hombreque amaba, no, sino a la necesidad compulsiva de saber cosas de la nueva muer. 'se es elcaso de *ego!a, que, despu1s de casi dos a!os de separada, todavía sufría y se lamentabade esta manera9 

Me acuesto a dormir y pienso9 2'stá en la cama con ella. La está tocando donde amí me gustaba que me tocara. Le está haciendo ahora las cosas que a mí me gustaba hacer.3&mo puede45. @'ntonces me paso las noches sin dormir 'stoy obsesionada con la otra. ?o la cono"co, solo s1 que es baita, así que si veo a una muer baita a cualquier muer baita en el autobús, en un caf1, o en el supermercado, me imagino que es ella. ( me laimagino con 1l. 

&uando la separacin se produce por una tercera persona, saber de 2la Btra5 seconvierte en el cora"n de la obsesin. 23A qu1 olerá45, 237u1 tiene ella que no tengayo45, 23$or qu1 la prefiere45, 237u1 me falta45, 23Dnde se comprará esa guarra la ropainterior45, 238sará encaes o hilo dental45, 23%acones o bailarinas45, 23$or qu145, 237u1le vio45, 237u1 es lo que ella le da que yo no le di45. ?os preguntamos, literalmente, lomismo que en la cancin9 23( qui1n es ella4 3( a qu1 dedica el tiempo libre45.Aparentemente, nuestras preguntas están destinadas a encontrar una e0plicacin, como silas pasiones pudieran e0plicarse o enamorarse estuviera ustificado. @)i supi1ramos 2su5secreto Cel de 2la Btra5, 1l seguiría a nuestro lado @)i solo pudi1ramos descubrir elmisterioH  Aparentemente buscamos una e0plicacin, y la e0plicacin más plausible suele sermuy triste y muy simple9 2La vida es así, y es lo que hay. ?adie decide de qui1n seenamora, ni cuándo dea de querer5. )eguramente que nuestra maravillosa 2Btra5 tambi1nestá llena de defectos como nosotras, y lo que es peor Co meor, es muy probable queella tambi1n est1 muy interesada en conocer nuestro secretoH De alguna manera, la nuevamuer tambi1n compite con la e0. 

?Ser+ *eli con otra#@

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 Bscar Tilde decía9 2De cuántas cosas nos desharíamos si no pensáramos que otro

 puede venir y apropiarse de ellas5. $ues ese pensamiento tan 3eng6shui es el que muchasveces nos impide a las mueres separarnos de una parea que nos hace infelices. )omos

capaces de mantenernos unto a un hombre que ya ni siquiera nos gusta con tal de que novenga 2Btra5 a ocupar nuestro lugar.  2)erá feli" con otra5, 2)erá feli" con otra5, 2)erá feli" con otra5 es una letanía quenos tortura y que con frecuencia nos impide pasar página, seguir adelante y olvidar. 2LaBtra5 del futuro, esa que todavía no conocemos ni nosotros y ni siquiera 1l, es una pesadacarga difícil de arrastrar. &on los a!os, y la e0periencia, hemos aprendido a llevar y aaligerar las cargas del pasado, pero las cargas del futuro, 3qui1n puede con las cargas delfuturo si ella todavía no tiene rostro, ni nombre ni estatura4 'sas cargas fantasmalesadquieren unas dimensiones inconmensurables y nos hacen sufrir muchísimo más que lascargas conocidas.  2La Btra5 del pasado le hi"o feli" antes que nosotras, y sí, claro que queremos saber de ella; y preguntamos y curioseamos, pero podemos perdonarla porque 1l todavía no nosconocía. )in embargo, a 2la Btra5 del futuro la elegirá despu1s de habernos conocido,despu1s de habernos probado, despu1s de habernos deadoH  'l 2)erá feli" con otra5 obsesivo, reiterativo y montono era el pan nuestro de cadadía en las vidas de Ligia y de (olanda, como veremos.  Ligia había pasado dos a!os en una relacin clandestina con un hombre casado, que @cmo no había prometido mil veces dear a su muer para poder estar con ella.Durante esos dos a!os, la presencia de 2la Btra5 oficial tortur a Ligia, quien se consolabade su e0clusin pensando9 2@Dormirá con ella, pero se acuesta conmigo5. $or suerte paraella Clas hay que se pasan toda la vida esperando, esos dos a!os de espera le parecieron un pla"o más que suficiente y, con muchísimo esfuer"o, consigui terminar la relacin. %odoiba bienH hasta queH  H6asta que, cuatro a!os despu1s de haberle deado, cuando todas las heridas sehabían cerrado, y ella tenía otra parea, alguien le cont que su adoradoUhombreUcasado, delque no había vuelto a saber nada, finalmente había cumplido su promesa. @)í, acababa desepararse de su muer y estaba viviendo con otra. 2@&on B%<A5. 2@&on otra B%<A5.Mientras Ligia lo imaginaba cobardemente unido a su muer Cla 2Btra5 oficial, ella podíavivir tranquila y ni siquiera se acordaba de 1l. $ero cuando supo de esa nueva relacin, deesa 2?ueva Btra5 con la que no contaba, se reabrieron todas sus heridas y el 2efecto die"minutos5 la asalt de lleno. La 2?ueva Btra5 había conseguido, sin esfuer"o, lo que ella nohabía logrado en esos dos a!os de amor y de pasin.  'l que ella tambi1n fuera 2feli" con otro5 no disminuía en lo más mínimo su dolor.Descubri cuánto le había servido, para no sufrir, el pensar que 1l era un cobarde y quenunca sería capa" de separarse, ni de ser verdaderamente feli". &on esta nueva noticia, todosu argumento se desmontaba, y Ligia quedaba a merced de un dolor nuevo para el que noestaba preparada. )egún su nueva versin de los hechos, toooddaaassss las otras mueresdel mundo habían sido capaces de conquistarlo, menos ellaH 

(olanda, por su parte, estaba feli" porque había encontrado, @al fin, a ese hombreque los anglosaones han bauti"ado como Mr. <ight. @'l hombre perfecto :ivían untos,

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viaaban untos, se lo pasaban bien untos. @?o se podía pedir más 3B sí4 $arece que sí, porque (olanda pidi más9 pidi compromiso, pidi boda, pidi hios, pidi y pidi y pidiH ( no fue complacida. )u príncipe perfecto no quería ni comprometerse ni tenerhios. La familia no estaba hecha para 1l, que se consideraba un alma libre y sin atadurasHAsí que (olanda, que sabía a ciencia cierta que ella sí quería formar una familia, tenía que

tomar una decisin y la tom9 con todo el dolor del mundo, y todavía enamorada de Mr.<ight, se separ de 1l. Llor antes, durante y despu1s de la separacin, pero al final siguiadelante con su vida. )e recuperaba bastante bien, hasta que su príncipe encantado, suespíritu libre y sin ataduras, aquel Mr. <ight que odiaba las convenciones sociales, un día, atrav1s de +aceboo=, comunicaba a todos la buena nueva9 @esperaba su primer hio para elverano, y preparaba su gran boda formal, @de velo y corona, para la primaveraH  'l 2)erá feli" con otra5 le cay a (olanda como una bofetada. &omo el pu!ado dearro" de una boda aena en los oos.  %odo lo que Mr. <ight le había negado a ella con indiferencia, ahora se lo daba a 2laBtra5 con muchísima ilusin. 'se fue el momento en el que (olanda busc ayuda. (olandahabía podido enfrentarse sola y defenderse de la falta de compromiso de su parea; (olandano se de avasallar ni convencer de algo que estaba en contra de sus deseos; ella pudoencarar la separacin y seguir con su vida sin grandes desventuras. Lo que no pudo soportar sola fue el dolor que la presencia de esa 2Btra5 embara"ada, comprometida @y vestida denovia suponía para ella. 2La Btra5 se le aparecía en sue!os como un fantasma, so!aba conel ni!o, con la boda, con )8) amigos presenciando ambos acontecimientos, so!aba que lanovia era ella, que la madre era ella, @y más de una ve" se despert llorando en medio de lanoche 

 0uana la &oca

 Si :ios me quita la vida antes que a ti

  le voy a pedir ser +ngel que cuide tus pasos,

   pues si otros 5raos te dan aquel calor que te di

   ser%a tan grande mi celo, que en el mismo cielo

  me vuelvo a morir .

  )- D-B) M' 78-%A LA :-DA

 Iue all+ en el otro mundo

  en ve de in*ierno encuentres gloria

   y que una nu5e de tu memoria

  me 5orre a m% .

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  K&6AM' A M[ LA &8L$A

 La figura de #uana la Loca nos puede servir de advertencia, ella es el vivo eemplo

de lo que ?B hay que hacer con un amor perdido. #uana era la tercera hia de los <eyes&atlicos. &asada con +elipe el 6ermoso, hombre infiel por naturale"a, vive consumida por la pasin y por los celos. 'n vida lo persigue y lo acosa a 1l y a sus amantes hasta lae0tenuacin. &uando 1l muere se sospecha que envenenado C2)i no es mío, no será para nadie5, conserva su cadáver unto a ella y cada día pide a los mones que le abran elataúd para acariciar a su marido, porque necesitaba constatar que su cuerpo seguía estandoallí. 'n avan"ado estado de gestacin, y en medio de un durísimo invierno, #uana comien"auna travesía loca que durará ocho meses, para trasladar andando el cadáver de +elipe el6ermoso desde *urgos hasta /ranada. 'l espectáculo de verla vagar con el ataúd a cuestasha servido de inspiracin a los poetas @y de funesto eemplo para muchísimas mueres  )1 de sobra que no es fácil salirse de esa competencia. )1 que no es fácil abandonarel campo de batalla y deponer las armas, pero 3qu1 papel desempe!amos en esta película4 ?i más ni menos que el de @#uana la Loca Locas de amor, locas de celos, vagamos por elmundo aferradas al ataúd de un amor muerto que nos resistimos a enterrar. 'n la soledad dela noche y rodeadas de espectros, acariciamos el cadáver de una relacin que ya no es, paraconstatar, como #uana, que sigue allí. ?o nos importa el rigor mortis y pasamos por alto elolor putrefacto que desprende el cadáver de nuestra relacin. $at1ticamente nosconformamos con ser las due!as del difunto. 'n ocasiones nos enfrascamos encompetencias desquiciadas con mueres gigantescas, que no son más que molinos de viento, producto de nuestra imaginacin. ( allá vamos, espada en ristre, vagando solas, locas, porlos campos desiertos y secos de &astilla, acompa!adas del peor enemigo9 nosotras mismasy nuestros peores fantasmas.

 

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 &apítulo N

 D'&-)-B?') )ALBM\?-&A)

 

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 $erder la casa o 2<edecora tu vida5 

 Porque yo ya no soy yo,

  ni mi casa es mi casa)

  +'D'<-&B /A<&[A LB<&A

  &a casa es cuerpo y alma)

  /A)%B? *A&6'LA<D

 ;na casa no se levanta so5re el suelo,

   sino so5re una mujer)

  $<B:'<*-B M'R-&A?B

 

)i los enamorados dicen9 2Mi casa está donde estás tú5, los separados tendrían quedecir9 2)i tú no estás, no tengo casaH5.  'n &a  po<tica del espacio CJVWX, /astn *achelard nos lleva de la mano por unacasa imaginaria y nos devuelve a cada lector, uno por uno, al espacio mítico de la propiacasa. ?o de cualquiera, sino de la primera casa de la infancia. 'sa que supone una prolongacin del claustro materno. La casa es el primer escenario de la memoria. Los primeros recuerdos están ligados a una casa en particular. La casa alberga los recuerdos, pero tambi1n los pensamientos y los sue!os. De ahí en adelante, todas las casas quehabitemos serán para nosotros apenas variaciones de esa casa original.  'n un cierto sentido, cualquier casa que ocupemos por suficiente tiempo setransforma en la casa de la infancia, en el hogar que nos permite volver a sentirnos peque!os, vulnerables, porque allí estamos a resguardo, @nada malo nos puede ocurrir,todo es conocido y nada puede sorprendernos.  ?o hay duda, la casa es importante para todos los implicados en una separacin; sinembargo, en el caso de la muer, hay algo de su propio ser que está en uego en esa casafamiliar. La muer está destinada a ser ella, de una forma concreta, la casa de sus hios. 8nave" que el hio ha nacido, ella e0tiende su vientre y se ocupa de decorar, humani"ar yconvertir en nido esa e0tensin. 'lla convierte cuatro ladrillos en un espacio habitable yamable para sus hu1spedes. 'lla convierte una casa en un hogar.  'sa condicin de morada que caracteri"a a la muer está plasmada en la serieescultrica Mujer6casa, de la artista francesa Louise *ourgeois. 'n cada escultura, la artistaescenifica la conuncin de la muer y de la casa en una misma imagen9 vemos mueres queempie"an siendo mueres y que terminan convertidas en casas; tanto como casas quearrancan siendo casas y que a mitad de camino se transforman en mueres. $or momentos,no sabemos si la muer está presa en esa casa que la envuelve o si está refugiada en un

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remanso de pa".  'n &a guerra de los Bose, una película de Dani de :ito de JVNV, a la que ya hemosaludido varias veces, vemos a una parea perfecta, que se enamora, se casa, tiene dos hios perfectos y una casa hecha a medida. &uando ella decide separarse, ambos se en"ar"an enuna pelea a muerte por conservar la casa. La casa es tan importante para ellos que están

dispuestos a llegar hasta el final, y llegan. @Literalmente, llegan hasta el final9 despu1s deuna lucha sin cuartel en la que se hacen la vida imposible mutuamente, ambos mueren en elcombate final, colgados de la ara!a de cristal que ilumina la casa, colgados y aplastados por el mismo cora"n de esa casa. 3's una e0ageracinH4 $uede. Lo que es verdad es que paracualquiera de los dos perder la casa era como perder la vida y a ninguno le import moriren nombre de aquella casa. ( es que, para quienes la habitan, la casa, cualquier casa, esmucho más que cuatro paredes y un techo.  &ono"co muchas pareas que están tan dispuestas como los <ose a dar la vida acambio de la casa, y que se empe!an en librar batallas legales que pueden durar d1cadas. ?o mueren, no, pero hipotecan la propia vida durante muchos a!os, que es otra manera demorir.  Desmontar una casa y dividirla en dos @es horrible Los platos y los vasos, las ollasy los cubiertos, el sofá y las cortinas, las sábanas y las toallas pueden ser motivo de disputa, pero duelen menos. 6ay cosas más peque!as que duelen muchísimo más9 3qui1n se quedacon los álbumes de fotos4 3A qui1n pertenecen los &D que compraron untos4 3( las películas que solían ver los domingos por la tarde4 'n fin, esa reparticin rompe el2nuestro5, y lo convierte dolorosamente en 2tuyo5 o 2mío5.  'l fin de la convivencia generalmente supone que uno de los dos se va de casa y queel otro se queda. Los dos tienen algo que perder y algo que ganar, pero cada uno tendrá quev1rselas con su propio dolor, a cada uno le dolerán cosas distintas y le aliviarán tambi1n sus propias circunstancias. 

 1l que se va#

 )egún las estadísticas, la segunda causa de estr1s la constituyen las mudan"as Cla

 primera es la p1rdida de un ser querido, ya sea por una muerte o por una separacinH.&ualquier mudan"a por deseada que sea supone un periodo de adaptacin y una 1pocade desconcierto inevitable. <ecordemos el caso de )ofía, que estaba contenta de mudarse avivir con su nueva parea y que lloraba sentada en un rincn por su antigua casa oscura yestrecha. La casa es el hogar, el refugio donde encontramos abrigo, el escondite donde nossentimos resguardados. La casa es como una segunda piel que nos envuelve y en donde nossabemos seguros, a salvo de las inclemencias de lo aeno. La casa marca el límite entre lointerno y lo e0terno, entre lo que cono"co y lo que me es e0tra!o. Así que una mudan"asiempre supone una p1rdida temporal de esa casa conocida, perdemos pie y nostambaleamos hasta que la nueva morada consiga hacerse a nuestra imagen y semean"a ycumplir otra ve" su funcin de hogar. %odo eso lleva un tiempo, aun en los casos, repito, enlos que la mudan"a es elegida. &uando la mudan"a ocurre a raí" de una separacin, ladesubicacin física se suma a la emocional y es difícil deslindar una de otra, como en elcaso de $aloma.  $aloma se había ido a vivir con 'lías, a la casa de 1l. A pesar de que ya llevabanmucho tiempo con problemas, se separaron de un día para otro, o al menos esa fue la

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sensacin que le qued a $aloma. $ara ella, que seguía enamorada, la ruptura habíaocurrido de la noche a la ma!ana, y no había podido hacerse a la idea, ni tomar medidas prácticas de cara a una posible separacin. Así que, cuando rompieron, $aloma tuvo queirse temporalmente a casa de sus padres. A nadie le sorprendi la separacin Csolo a ella, ysu familia la esperaba con los bra"os abiertos y fue un soporte muy importante durante esos

 primeros meses de duelo. &on estas palabras me comentaba $aloma lo que sentía9 La casa de 'lías, donde he vivido los últimos cuatro a!os, ya no es mi casa, aunque

todavía est1n allí mis cosas, parte de mi ropa, mis trastos de cocina, pero ya no es mi casa.Mi apartamento, donde viví sola desde que salí de la casa de mis padres hasta que me mud1con 'lías, está alquilado; de manera que esa tampoco es mi casa. Los pisos que veo paramudarme son horribles. ?inguno es mi casa. Me imagino que me está costando tantodecidirme por un piso porque todavía estoy aturdida y no me quiero mudar. La casa de mis padres, que ha sido mi casa durante más de veinte a!os, ya no es mi casa, aunque ahora est1viviendo allí. 's raro, porque todo en casa de mis padres se supone que debe ser muyconocido, pero es nuevo. )algo de casa por una calle que cono"co, mi calle, con los lugaresde toda la vida, pero me parece que todo es raro. 'sto de tener tres casas y no tener ninguna@@es horrible 

$aloma está perdida y sus palabras nos dan una pista del desconcierto geográficoque produce una separacin. (a no es únicamente la pena y la soledad, es que, además,quien se muda a raí" de una ruptura queda desorientada en lo más elemental. 3Dnde está el ba!o4 3Dnde puedo comprar el pan4 3'n qu1 caa perdida estarán mis "apatos marrones4@3( el cepillo de dientes4 %odo, hasta la casa conocida de los padres, se vuelve e0tra!o.  'l que se va, inevitablemente, se siente echado, perdido y desamparado debao deun puente, aunque no sea verdad. 3B de dnde creen que viene la denominacin homeless4'l 2sin hogar5 siempre es el hu1rfano. A pesar de que haya salido por su propia voluntad,aquel que se va reencarna a Adán y 'va y recrea, en su peque!a mudan"a, la e0pulsin del paraíso terrenal.  Ambos pierden, no hay duda, pero el que se va, además de una relacin, pierde suscuatro paredes conocidas. )us rutinas del barrio, un suelo donde plantarse en la vida conambos pies y un techo donde guarecerse. ( es que la casa, cualquier casa que habite unreci1n separado, es la única casa del mundo que no aparece en los mapas de /oogle, es unacasa a la que no se sabe cmo llegar, de la que no se sabe cmo salir. ?o hay /$) quevalga. La casa de un reci1n separado uega con su inquilino a la gallinita ciega9 le escondela ropa, le cambia las puertas de lugar y le pierde las llaves.  $ero no todo son inconvenientes para el que se muda, 1l cuenta con la ventaa deque de ahora en adelante todo será nuevo. Desconocido y raro, sí, pero nuevo. @?i tra"as dele0 'l proceso de redecoracin de la vida será obligado. )erán otras las paredes, lasventanas mirarán en otra direccin, y el espacio en la cocina estará distribuido de otraforma. La vida nueva será un duro deber que no le permitirá distraerse de su cruda realidad9la separacin ha ocurrido, no hay duda. $ero es más fácil olvidar acurrucado en un sofánuevo que en aquel que todavía guarda en sus coines la forma del e0 @y su olor  6acerse con la nueva morada llevará su tiempo, como todo. -mprimir la propia personalidad al feudo es una tarea pendiente que servirá para reconectar al doliente consigomismo, con sus propios gustos, con su propia identidad y con la vida9 2'sta mesa me gusta,esta silla no, estoy harta de las paredes blancas, @quiero colores @?ecesito mantas y

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coines @( por ahora no quiero tener televisin5. 'l tiempo ugará a su favor, y esa casa,esa vida redecorada, tomará la forma de su due!o, refleará sus gustos y sus inclinaciones yvolverá a ser un hogar. 

 1l que se queda#

 .atalina

  Así no es posible ni olvidar, ni empe"ar una nueva vida. %engo toda la casa llena decaas. (o le empaqu1 sus cosas porque 1l no venía a buscarlas, pero no s1 qu1 es peor. )í, esverdad que ahora tengo más sitio en el armario, pero menos sitio en los pasillos y en elsaln. $ara 1l nunca es un buen momento para llevarse sus cosas, 2'sta semana no, queestoy muy liado5, 2Ahora no, porque estoy con la ni!a5, 2'l pr0imo fin de semanaseguro5. ( así llevamos casi dos meses. 

&atalina no puede arrancar con una nueva vida porque un montn de caas apiladasse lo impiden. )u e0marido se fue ligero de equipae y, a la ve", mientras sus cosas sigan enla casa común, 1l puede mantener la ilusin de que nada ha cambiadoH, ella no; para&atalina todo ha cambiado, ahora está sola con su hia, rodeada de caas y, un espacio llenode caas no es una casa, ni muchísimo menos un hogar, sino un almac1n o un trastero.&omo ella dice9 2Así 3qui1n puede olvidar45  'l que se queda en la casa común tiene la misma tarea del otro, pero habrá deconfrontar otras dificultades. &onserva las rutinas y las estancias, mantiene sus costumbres.Aunque lo más importante haya cambiado, su cotidianidad seguirá siendo más o menos lamisma y por un tiempo podrá funcionar con el piloto automático. &omo un "ombi, másmuerto que vivo, pero podrá prepararse un bocadillo a medianoche con los oos cerrados, porque el amn y el queso seguirán estando en el lugar de siempre.  'l inconveniente es que tambi1n tendrá que convivir con los rincones que hasta ayer habitaban los dos, con las cosas que todavía el otro no se ha llevado, con su aroma, con surastro. 'l que se queda parece que tambi1n hace una mudan"a y está condenado a vivir enel pasado. %endrá que hacer algo nuevo con lo vieo, reinventarse la vida en el mismo lugar.Lo conocido, lo de siempre se hará tan e0tra!o que le producirá una inquietante sensacinde algo siniestro.  2<edecorar la vida5 es un esfuer"o que, en un principio, parece imposible; s1 queserá duro para cualquiera de los dos, pero tambi1n es una apuesta por la propia vida, unailusin y una esperan"a de futuro. A trav1s de la puesta a punto del nuevo lugar deresidencia se puede transformar el abandono en e0presin de libertad. 

 M+s sitio en el armario#

 8no de los consuelos más socorridos @y más tristes que se ofrece a quienes se

separan es el de9 2@7u1 suerte @Ahora tendrás más sitio en el armario5.  'l armario, el armarioH @cuántas cosas se uegan en un armario Allí se escondenlos ni!os para ugar, los amantes para burlar a los maridos y los homose0uales para no ser públicamente reconocidos como tales. De todos los armarios cuelga algún cadáver, elesqueleto seco de ese abrigo o de esos pantalones que hace a!os que no llevamos y que

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nunca más podremos utili"ar. 'l armario recibe la ilusin de la nueva temporada, ya sea enforma de un pa!uelo o de una camiseta. 'n el armario se amontonan los "apatos y losvaqueros, los bolsos y algún vestido que en su día nos hi"o sentir la más guapa de la noche.8n armario api!ado suele ser el teln de fondo de esa frase que invent 'va y queseguimos repitiendo las mueres sin cesar9 2@?o tengo nada que ponerme5. ?ada nos

acerca tanto a ese 2Las vueltas que da la vida5 o a aquello de que 2La historia se repite5como un armario del que podemos rescatar unas hombreras, un pantaln pitillo o una faldade piel que llevan d1cadas esperando pacientemente su oportunidad de volver a brillar,@como reci1n salidos del horno  %odas hemos e0perimentado en carne propia @sobre todo en carne propia lahabilidad que tienen los armarios para estrechar la ropa durante la noche y convertirla enimposible de llevar en las ma!anas. 'l armario conserva nuestros tesoros, nuestrosrecuerdos y, casi, casi, es un espeo del alma que reflea nuestra identidad; de hecho, uno puede abrir la puerta de un armario cualquiera y, con un solo vista"o, afirmar9 2'sta es delas que siempreH5 o 2'sta es de las que nunca... 5. 8n armario, literalmente, nos desnuday nos disfra"a. )i la casa nos acoge, el armario nos esconde.  Llenar un armario o vaciarlo son hitos que marcan el comien"o y el final de unatemporada y, sobre todo, de una relacin. 2<edecorar la vida5, la propia y la de la parea,casi siempre empie"a por el cepillo de dientes y el armario. 3Dnde se nota más laausencia4 3'n el alma4 3'n la cama4 3B en el armario4 3Dnde se sufre más4  ?o estoy segura de las bondades inmediatas de recuperar espacio en el armario, solos1 que, hasta que somos capaces de ocuparlo, un armario vacío es un espectáculo lúgubre,una imagen sombría, el refleo de la propia vida sin el otro, sin el barullo y el desorden quesupone compartir espacios, tiempos, vidas. &omo diría #. #. Millás, las perchas que cuelganinútiles, como costillas sin carne, de un armario vacío, dan miedo. A un armario vacío loúnico que le queda de vida es el olor, el sudor.  $ero, despu1s de un peque!o funeral ante el abismo del armario vacío, no hay duda,un armario vacío tambi1n es una tentacin y una proposicin desde el futuro9 @habrá quellenarlo $ara empe"ar, con nuestra ropa de siempre que ahora podrá respirar con holgura y, para continuar, con la que tendremos que adquirir para encarar la nueva temporadaH ( nome refiero a la temporada oto!oUinvierno, sino a la nueva temporada vital que nos espera.@A llenar ese armario 

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 Los hios 

 &lorando junto a la cuna

  me dan las claras del d%a)

   Mi niño no tiene padre,

  qu< pena de suerte m%a)

  ( )-? 'M*A</B %' 78-'<B

 )i una separacin siempre es difícil, cuando hay hios implicados, todo se vuelve

más compleo y mucho más delicado. ( es que los hios son las grandes víctimas de lasseparaciones de los padres. @$or supuesto que los padres sufren Llevamos todo un librohablando de lo mal que lo pasan los adultos envueltos en una separacin. @$or supuesto quecuando una parea con hios se separa es porque están convencidos de que no había otraalternativa $ero, a fin de cuentas, los mayores han tomado la decisin, o cuando paraalguno de los dos no es el caso, el abandonado ya es un adulto, ya está hecho y tiene másrecursos a su alcance para enfrentarse con las dificultades de la vida que el peque!o.  'l primer sentimiento de un ni!o ante una separacin es el desconcierto y elsegundo @la culpa Muchos padres no entienden por qu1 sus hios insisten en sentirseculpables, a pesar de que se les ha e0plicado que ellos no son los responsables del divorcio,y de que les han deado claro que esto es un asunto e0clusivamente de mayores, entremamá y papá. 3$or qu1 entonces se siguen sintiendo culpables4 37u1 les lleva a pensar quela reconciliacin depende de ellos4  $ara e0plicarlo es preciso reconocer, primero, que el ni!o suele sentirse @el ombligodel mundo B como mínimo el ombligo del mundo de sus padres, de manera que todo loque aquellos hagan según esta fantasía ni!oUcentrista lo hacen con, por, o para 1l.Además, en todos los ni!os conviven el amor y el odio hacia ambos padres; el apego y larabia, en fin, la ambivalencia. Dependiendo de la edad, del se0o y, casi, casi, del momentodel día, los ni!os pasan de adorar a la madre y recha"ar al padre a todo lo contrario. 'stá lani!a enamorada de papá que hoy no quiere saber nada de esa tonta que la obliga a cepillarselos dientes; o el peque!o que venera a su madre y compite con el padre por su amor; o elni!o que quiere parecerse a su padre y que lo único que quiere es estar con 1l para ugar alfútbol y aprender de papá todo lo que papá sabe. B la ni!a que quiere ser como mamá y se pintarraea con sus pinturas y se pone sus "apatos altos @para quitarle el marido en cuanto sedescuide 'n fin, que más de una ve" por semana los ni!os piensan, sin saberlo, el 2%eadoro5 o el 2Balá te mueras5 respecto a alguno de los padresH, y viceversa. Más de unave" por semana, sin darse cuenta, quisieran tener para ellos en e0clusiva y, sin compartirlocon nadie, a alguno de los padres; y en esa foto, el otro padre está de más.  'l caso es que todas estas pasiones ocurren gracias a que el ni!o se mueve en unambiente controlado, conocido y seguro. 'n un ambiente en el que9 2$or mucho que yoquiera a mamá, ella no se va a casar conmigo, porque ya está casada con mi padre5 o 2$ormucho que yo est1 enamorada de papá, 1l prefiere dormir con mi madre que conmigo5. 'scomo practicar bo0eo en un gimnasio9 es un deporte peligroso, sí el amor siempre es un

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deporte de riesgo, pero allí hay unas reglas del uego que se respetan, hay un entrenadory hay un árbitro que no permiten que nadie se haga da!o, ni salga demasiado perudicado.La vida familiar es ese cuadrilátero seguro del gimnasio que admite que las fantasíasinfantiles puedan salir a ugar sin correr demasiado peligro. Allí el ni!o 2uega5 a odiar y2uega5 a enamorarse. ( tambi1n es donde el ni!o aprenderá a querer y a defenderse. 8na

separacin entre los padres hace saltar el gimnasio por los aires, y es como obligar a losni!os a ugar al 2bo0eo5 en una peligrosísima calle de 6arlem. @6orror @Las secretasfantasías inconscientes se han hecho realidad @7u1 emocin @7u1 susto @7u1miedo @7u1 peligro 'l ni!o queda a merced de sus propios impulsos. 37ui1n lo protegerási en esa calle nadie respeta las reglas del uego4 'l seguro cuadrilátero de la cocina de sucasa se ha desvenciado, las cuerdas que lo delimitaban ya no están, últimamente el árbitroy el entrenador, que eran los encargados de mantener el orden, se están peleando entre ellosy ya no hacen ni caso a los peque!os; las reglas del uego se han quebrantado, nadie lascumple, y así 3qui1n se atreve a ugar4  'n el fondo, hay algo de triunfo9 2@/an1 yo @Ahora mamá es solo mía5; sí, algo detriunfo y mucho de terror9 23)olo mía4 3( nadie va a protegerme de esta pasin45. 'stoe0plica por qu1 tantísimos ni!os están convencidos de que son ellos los responsables de laseparacin de los padres, y por qu1 creen, con la misma conviccin, que está en sus manoshacer algo para reunirlos otra ve". )e sienten culpables de las 2patadas5 y de los2derecha"os5 que han propinado 2ugando5 a la relacin de sus padres y, por su propio bien, quieren ser buenos, deshacer el entuerto y que todo siga siendo como fue. 

-Iui<nes son los padres/ -Iui<nes son los hijos/

 &uando los límites del cuadrilátero ya no son lo que eran, los lugares que cada quien

debía ocupar en este uego tambi1n se trastocan y puede ocurrir que los aprendices se veanobligados a desempe!ar la labor de los árbitros y al contrario. )abemos que los padresseparados atraviesan por un difícil bache; que sufren tanto que con frecuencia sienten queson ellos los más desprotegidos; entonces, puede ocurrir que los ni!os, por eemplo, pasen aocupar el sitio del progenitor que se ha marchado. &ono"co muchos casos de mueresseparadas que, para no sentirse solas y con la e0cusa de que lo hacen pensando en los ni!os,duermen con sus hios en la misma cama. 37ui1n cuida a qui1n4 37ui1n consuela a qui1n4&ono"co otros casos en los que los hios dean de ocupar su lugar de hios y se conviertenen confidentes de los padres, en depositarios de sus penas, de sus queas y de los reprochesque dirigen al otro progenitor. 37ui1n debería escuchar a qui1n4 37ui1n debería reconfortar a qui1n4 <ecuerdo a un paciente adulto que comentaba lo que había significado para 1l laseparacin de sus padres cuando tenía quince a!os9 

 0orge  &uando mi padre se fue, como yo era el mayor, me toc a mí ser el árbitro de las peleas entre mis dos hermanos peque!os y entre mi hermana preadolescente y mi madre,que se llevaban fatal. (o tenía que poner orden y, además, escuchar y entender las queas demi madre que me usaba como confidente. 3( a mí qui1n me escuchaba4 3A mí qui1n me ponía orden4 A partir de la separacin pas1 de ser un buen estudiante a ser un p1simoestudiante. (o tambi1n estaba perdido, pero todos estaban demasiado ocupados en sus problemas como para ver lo mal que yo lo estaba pasando.

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 Btra ni!a, en plena 1poca de rivalidad con la madre, decidi que la verdadera

víctima de la separacin era su padre. @'l pobre se había tenido que mudar de casa a un pisoestrecho por culpa de la brua de su madre Así que, a sus doce a!os, se preocupaba por elestado calamitoso de la nevera de su padre, porque su ropa estuviera bien limpia, por sus

rutinas cotidianas9 236as comido bien45, 236as dormido bien45. 37u1 papel desempe!abala peque!a en esta película4 3'l de muer de su padre4 3'l de abuela de su padre4&ualquiera, menos el de hia de su padre.  Btras veces, algunos padres utili"an a sus hios de aliados y, sin necesidad de ponerlo por escrito, les obligan a tomar partido. 8na cosa es que el ni!o 2uegue5 a querery a odiar alternativamente a cada padre, y otra es verse obligado, en la realidad, a defendera un bando en contra del otro. 'n esos casos, cualquier cosa que haga el ni!o con uno u otrode los progenitores puede hacerle sentir tan pronto un h1roe como @un traidor 's tentadorutili"ar a los ni!os de portadores de mensaes de ida y vuelta; se recurre a ellos tanto comomensaeros, como de espías de la nueva vida del otro progenitor.  6ay muchas maneras de hacer esto, unas más elaboradas que otras. 6ace unos días,mi amiga )ole me cont que sus hias Ane y Marina le habían ganado bochornosamente ugando a las damas. ?unca antes lo habían hecho, o al menos no con tanta destre"a, y ellase qued muy sorprendida. 'ntonces Ane y Marina le confesaron el secreto de su 10ito92?os ense!a el aita Cdicho con orgullo y picardía, y así podemos ganarte5. 'ntonces, )olerecord que, cuando estaban casados, su e0 marido solía ganarle en los uegos de mesa. Lehi"o gracia, y le pareci bien que 1l deara a sus hias el legado de su destre"a. ?o meatrevo a decir que sea deliberado, en cualquier caso, ganarle a las damas que es un uegode caballeros a trav1s de las ni!as, parece una forma muy creativa de librar esa eterna batalla y de ganarla en ausencia.  <ecuerdo, en cambio, a un peque!o paciente de padres separados que, sin propon1rselo, había tomado partido por la madre. Mentía en las cosas más nimias para nohacerla quedar mal y ni siquiera se atrevía a reconocer que se lo pasaba bien cuando estabacon su padre, porque le parecía que eso era traicionar a mamá.  La hia de unos amigos, por su parte, a pesar de haber sido víctima de un divorciotormentoso, a sus siete a!os, sorprendi a su padre con un curso acelerado de 2&mo ser un buen padre separado5. 8n fin de semana, despu1s de que el padre había complacido cadauno de sus caprichos, la ni!a le e0plic9 

$apá, no tienes que comprarme todo lo que yo te pida, ni tienes que decirme que sí atodo lo que yo quiera hacer. 'res demasiado bueno conmigo y así no me puedo enfadarnunca contigo porque me siento mala. Me puedes decir que no, que yo no me voy a enfadar y te voy a seguir queriendo porque tú eres muy bueno. 

@)í @Lo s1 @'0traordinaria la claridad de la ni!a, sorprendente su empe!o porrecolocar el 2cuadrilátero5 del gimnasio familiar en un lugar seguro y por volver a situar acada uno en su lugar. 'n esta leccin, la ni!a parece decirle al padre9 2%ú eres mi padre yyo necesito que te comportes conmigo como un padre y no como una abuela o como una tíaque todo me lo consiente. %ú eres mi padre y tienes que ense!arme que en la vida hay cosasque sí y hay cosas que noH5. ?o todos los ni!os tienen las ideas tan claras, ni la suficienteconfian"a con los padres como para quearse y decirles aquello en lo que se estánequivocando.

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  Lo cierto es que a los padres se les debe dar por sentados. &on ellos se debe podercontar a ciegas, y esa certe"a de que siempre estarán ahí es parte de lo que da seguridad alni!o para poder ugar y fantasear a sus anchas) &uando ocurre una separacin, los ni!ostoman conciencia prematura de que los seres queridos pueden faltar, pueden irse @deverdad, aunque luego vuelvanH un fin de semana sí y otro no. $ero lo cierto es que, una

ve" que se han ido, ya nada volverá a ser lo que fue. La vida se ha partido definitivamenteen dos y, si llevamos tantas páginas dedicadas al sufrimiento de sus padres ante unaseparacin, @imagínense cmo será el sufrimiento de los peque!os Los ni!os son nuestraresponsabilidad, de manera que no hay que echarles en cara ni sacar las cuentas de lomucho que hacemos por ellos, ni culparlos de lo que deamos de hacer en nuestras vidas por atenderles. @'s lo que toca 

 Pena, miedo, ra5ia#

 's normal que los chicos est1n tristes; s1 de muchos que lloran a escondidas, a

veces porque sí, sin entender por qu1 les asalta la pena. A veces, cuando el padre les dea encasa el domingo en la noche, o cuando alguno de los dos tiene una nueva parea y se sientenmás relegados todavía. %odo lo que vuelva a poner sobre el tapete la cruda realidad de laseparacin les pone tristes y les hace vivir el 2efecto die" minutos5 del que ya hemoshablado. Las vacaciones compartidas, el cumplea!os con dos celebraciones distintas, la primera comunin que se convierte en un campo de batalla, o un hermanito nuevo, regalode cualquiera de los dos padres; son todas ocasiones que generan 2efecto die" minutos5 enlos hios. -ncluso ya de adultos, la propia boda, el repartir las fechas se!aladas de los nietoscon unos y otros abuelos, el cuidar de los padres ya mayores, obliga a los hios a decidir, aelegir.  's normal que los ni!os se asusten, que se les vea temerosos, desconcertados. Lasensacin de transitoriedad Cayer con tu padre, hoy con tu madre, ma!ana otra ve" con tumadre y el sábado con los abuelosH 3con qu1 abuelos4 les descoloca, más allá de que se puedan sentir bien con unos y con otros. De alguna manera, acaban de perder una familia,acaban de perder la cotidianidad con uno de los padres. 3( si pierden al otro4 's normalque est1n rabiosos y enfadados. A ellos nadie les consult, y no suelen estar de acuerdo conesa decisin. $or si fuera poco, uno de los padres está físicamente ausente y el otro estátriste, enfadado y desconsolado. 3'n qui1n pueden confiar4 3'n qui1n se recuestan4 3'nqu1 ventanilla ponen su reclamacin4  ( es normal tambi1n que se enfaden, que se opongan, que lo critiquen todo, quetodo lo censuren, que se conviertan en ueces implacables de sus padres y que no hayaforma de complacerlos ni de conformarlos. 's su manera de hacer huelga, de demostrar un poco de su poder y de su disconformidad con una situacin que ellos no han elegido y queles afecta y les duele, mucho más de lo que esas peque!as fieras enfurecidas estándispuestas a reconocer.  6abrá que hacer acopio de paciencia, buscar ayuda, solicitar conseo a quienes yahan pasado por ahí o a algún profesional. 's una 1poca de crisis para todos y hay ocasionesen que hace falta que una persona e0terna, imparcial, ponga un poco de orden en lasituacin y en los sentimientos de esa familia rota. 

-No pasa nada/

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 8na de las estrategias que suelen utili"ar los padres cuando le e0plican a los ni!os

una separacin es la de tratar de convencerles, en contra de toda evidencia, de que 2no pasanada5 , de que su vida seguirá siendo la misma. 6ay algo de fondo que tendría que ser así9

el amor de los padres por sus hios es lo que debe permanecer inalterable. $ero @cambiatanto la cotidianidad 3&mo que no pasa nada4 3( eso lo dice una mamá que se pasa el díacomo ausente, triste y llorando por los rincones4 3B un padre que hace un mes que ya noduerme en casa y que ya no desayuna con los demás, o que de de llevarles al colegio porlas ma!anas4 @&laro que pasa @$asa mucho ?o pasa %BDB, es verdad, pero es importantereconocer unto con el ni!o que la familia, tal y como había funcionado hasta ahora, se haroto, y que eso duele mucho y da muchísima pena, no solo a ellos, como ni!os, sinotambi1n a sus padres, aunque sepan que han tomado la meor decisin posible y que no hayvuelta atrás. 

 Poner orden

 Lo cierto es que más allá de los aspectos emocionales, la vida del hio de una parea

de separados es un peque!o desastre lleno de incertidumbres. Los padres tienen que procurar organi"arlo todo lo meor posible para que sea un desastre predecible.Dependiendo de la edad, la temporalidad todavía no está bien integrada, de manera que para un ni!o 2dentro de quince días5 no significa nada. $uede ser eterno, o puede serma!ana. 8n gran calendario en la cocina puede resultar de gran utilidad; es convenientehacerlo con el peque!o y marcar en colores visibles los días de la semana que ven a papá,los fines de semana que toca con mamá o con papá, las clases de natacin y las de ballet,los cumplea!os y las fechas significativas. Mi e0periencia me dice que, en muy pocotiempo, los ni!os ya tienen integrado el calendario en sus vidas y, como dice 1l principito, @empie"an a ser felices desde las tres, es decir, anticipan con alegría el día que vuelven aver a su padre, por eemplo. Aunque en cada casa tendrán una vida distinta, es importanterespetar la rutina de los ni!os, sus gustos, sus horarios, sus inclinaciones.  'n cuanto a los padres, de ahora en adelante tendrán que responder a un montn de preguntas que no se hace una parea que está unida9 3qui1n compra los uguetes de <eyes43&on qui1n pasa la ?avidad4 3&on qui1n recibe el a!o4 3DndeH4 3&on cuál de los doscelebra el cumplea!os4 

;n hom5re y una mujer# -o unos padres/

  ?i que decir tiene que, mientras más conscientes sean los padres de su funcin de

 padres, mientras más capaces sean de olvidarse de sí mismos y de posponer sus interesesinmediatos por el bien de sus hios por mucho que el orgullo apriete, meor irá todo para los ni!os. 6ablar mal del otro delante de los ni!os, denigrarle o ridiculi"arle o utili"arfrases del estilo9 2%u madre no se ocupa suficiente de ti, mira cmo te lleva5 o 2%u padresolo te da dinero, todo lo demás te lo doy yo5, es muy frecuente y pernicioso.  Deslindar el papel de hombre o de muer del papel de padres es una tarea hartodifícil que hay que practicar y mantener al día con muchísimo cuidado. <ecuerdo a dos

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amigas que se separaron por la misma 1poca, cada una por ra"ones distintas; una, por propia iniciativa, y la otra, por iniciativa de la amante del maridoH Ambas tenían ni!os peque!os y, en la misma semana, escuch1 a una decir F 23$uedes creer que solo pregunta por los ni!os4 3$uedes creer que no le importa nada saber cmo estoy yo, despu1s de lo queme ha hecho45. ( a la otra9 2@'s el colmo )olo está pendiente de mí, y ni siquiera ha

mencionado a la ni!a5. @?o hay manera de acertar, hubiera podido decir cualquiera de losdos maridos. @$ues claro que no 'n el fondo, ambas se quean e0actamente de lo mismo9ya las cosas no son lo que eran, ya la vida no es como fue. &uando uno convive conalguien, uno no le 2pregunta5, sino que 2sabe5; uno se entera del día a día con el roce, en laconvivencia, y no necesita de un informe notarial, porque está al tanto. &uando se vive en parea, en familia, lo normal es que uno forme parte de la salud y de la enfermedad de lossuyos, y no tenga que preguntar.  'n el mismo sentido, una paciente, cuyo e0marido se había mudado a vivir fuera de'spa!a, me contaba9 

Me doy cuenta de que voy por la calle mirando padres para -sa. ?o busco unhombre para mí, sino un padre para ella. 'stoy más sola que la una y, sin embargo, no pienso en pareas, pienso en qu1 va a pasar con mi hia. 3:a a crecer sin un padre4 3&mome las voy a arreglar sola con ella4 

3Madre o muer4 36ombre o padre4 ?o es fácil. Aunque no estamoscompartimentados por dentro, nuestras funciones sí lo están, y nuestro hacer en el mundotambi1n. Diferenciar y ocupar el lugar que corresponde en cada situacin es un arte quenuestros hios van a agradecer. 

 Mediaci9n *amiliar 

 'sto es como cuando yo era peque!o y me peleaba con mi hermano y teníamos

 uguetes compartidos. 37ui1n se los queda4 3)on todos suyos4 3)on todos míos4 3Mitad ymitad4 37ue decidan los uguetes4 ?o siempre hay espacio para meditar esta decisin, perosi lo hay, yo, como hio, prefiero que al menos escuchen mi opinin. 

Así hablaba #avier, un chico que, a sus catorce a!os, sufría los embates del tortuosodivorcio de sus padres y que había sido llamado a declarar ante el ue" respecto a un proceso de custodia compartida. )us palabras son el refleo de lo que tantos otros ni!os ochicos de su edad viven y sufren pasivamente sin poder protestar. #avier se siente como el uguete roto de un par de ni!os traviesos, y 1l quiere hacer valer su mínimo derecho aopinar, aunque sabe que la decisin final no está en sus manos.  $ara buscar ayuda respecto a la meor manera de llevar a los hios, la forma dehacerles el menor da!o posible, e0iste en 'spa!a, como en muchos países anglosaones, lafigura del 2mediador familiar5. &onsiste en que un especialista imparcial Cabogado, psiclogo, trabaador social escucha por igual a las dos partes y les acompa!a a llegar almeor acuerdo posible para los ni!os respecto a la custodia, las visitas, la pensincompensatoria, las vacaciones. 37ui1n se queda con la casa4 37ui1n pagará el alquiler43&mo se comparten los gastos e0traordinarios4 37ui1n organi"a la primera comunin4  'n contraposicin a las decisiones salomnicas de un ue", que tiene la última

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 palabra y muy poco tiempo para escuchar a las partes, el mediador se reúne con ambos padres Cindividualmente o en parea una media de seis a die" sesiones en las que cada unoe0pone sus dificultades, sus opiniones, sus e0pectativas, sus resentimientos y sus dudas,hasta alcan"ar una solucin consensuada que redunde en beneficio de los ni!os. )e llega aun acuerdo, 2acuerdo parental5, y este se lleva a un único abogado, quien lo convertirá en

2convenio regulador5 y lo entregará al ue".  6e tenido en la consulta a quienes recurren al mediador y a quienes recurren a losabogados. $uede que quien acuda al mediador ya tenga, de entrada, una actitud y unaintencin conciliadora, y puede que aquel que acude directamente a un abogado est1mostrando su disposicin al litigio y a llegar hasta el final, cueste lo que cueste, puedeH Locierto es que, mientras que los primeros llegan a acuerdos beneficiosos para los ni!os y loscumplen, los segundos se en"ar"an en luchas encarni"adas que pueden tardar a!os endespearse. La mayoría de las veces parece que lo único que está sobre la mesa es el dinero, pero debao de la mesa se mueven todo tipo de pasiones9 el odio, el amor, el resentimiento,los rencores del pasado, la vengan"a, el despecho, el dolor, la pena, la rabia, los celos. %al ycomo apuntaba #avier, mi paciente, parecen ni!os en un patio de colegio peleando por un uguete, con la diferencia de que los ni!os tienen en torno a los cuarenta a!os, el patio decolegio es el u"gado y el uguete suele ser el hio que sufre pasivamente los tirones de un bando y del otro. %odos sabemos de algún divorcio que ha durado más a!os que elmatrimonio. Los padres sufren mucho, no digo yo que no, pero de nuevo las verdaderasvíctimas son los hios, que a veces se ven muchísimo más perudicados con esos litigios quetardan a!os en resolverse que con la separacin propiamente dicha.  (o recomiendo vivamente la figura del mediador familiar. Lo que esas dos personasno pudieron resolver como parea para mantener la relacin es posible que lo puedandilucidar como padres para salvaguardar en lo posible el bienestar de sus hios. Más allá deldolor que nos produce cualquier separacin, ambos se quedarán con la sensacin de haberhecho lo meor por sus hios, a pesar de las circunstancias, y con una cierta dignidad.  $or supuesto que esto tampoco les va a evitar ni a los padres ni a los hios eldolor de una ?avidad destro"ada, de una cotidianidad desperdigada o de unas vacacionesfragmentadasH $ero, al menos, se habrá respetado el mínimo derecho de los ni!os de saber a qu1 atenerse y más o menos qu1 esperar en cada momento. 

.ustodia compartida

 'n cuanto a la conveniencia de la custodia compartida, como siempre, cada caso es

diferente y me parece que no se puede tener un único criterio. &ono"co familias en las quelos ni!os se cambian de casa cada dos semanas o cada mes; otras, en las que son los padresquienes se mudan a la casa familiar cada tanto; otros han decidido que los hios pasen una!o con mamá y un a!o con papá, y hay muchos otros que eercen una custodia compartidade facto, aunque no apare"ca reconocido en una sentencia, porque, entre los días de visita ylos fines de semana, los padres pasan con los hios el mismo tiempo que las madres. 6ay detodo, y con los resultados más dispares. 8na frmula que funciona para unos no vale paraotros. Lo cierto es que es un tema lo suficientemente delicado como para merecer su propioespacio y que no se puede tratar con ligere"a en el espacio reducido de un capítulo.  )in embargo, si sabemos la trascendencia que tiene la casa para todos, como lovimos en el capítulo anterior, pienso que es importante que los ni!os puedan reconocer una

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de las casas como )8 casa, aun cuando sepan y comprueben que la otra tambi1n es suya, yque en esa otra casa tambi1n hay un espacio pensado para ellos. $or otra parte, me pareceque los lapsos de tiempo demasiado cortos dan como resultado una mayor dispersin.23Dnde están las "apatillas de deporte45, 23( el cuaderno de matemáticas45. 'n esascircunstancias, el ni!o se ve obligado a llevar su casa a cuestas en la mochila. &reo que a la

salida de un colegio podemos reconocer a los hios de padres separados por el peso de susmochilas. ?i!osUcaracol que arrastran su morada sobre sus hombros.  $ensemos que cada uno de los padres tendrá a su disposicin un espacio propio pararearmarse y para untar los peda"os de sí mismo que han quedado desperdigados despu1s dela separacin, y aun así, esa recomposicin será difícil y llevará su tiempo. Mientras tanto, pretendemos que los ni!os se recompongan por su cuenta, a pesar de que no solofragmentamos su vida afectiva, sino que segmentamos su cotidianidad.  $or supuesto que los hios necesitan por igual a su madre y a su padre y que cadauno de ellos cumple una funcin diferente en su formacin. 'n esa medida, es importanteque cada uno de los padres pueda pasar tiempo a solas con cada uno de los hios, porseparado. @Atencin personali"ada 8n poquito de e0clusividad en medio del desastre. ?ohay otra manera de entablar una relacin fructífera, ni hay otra manera de conocer al otro,de saber lo que piensa, lo que siente, lo que le pasa y escuchar lo que tiene que decirnos.  De la misma forma que cada uno de los integrantes de la parea tendrá que v1rselascon su circunstancia geográfica quedarse en casa o marcharse, tambi1n vivir o no vivir con los ni!os trae sus propias peculiaridades9 según el )ervicio de Mediacin +amiliar,citado por *ego!a /on"ále" en su libro :ivorcio y separaci9n, el padre que comparte conlos ni!os su vida cotidiana suele sentirse abrumado por el reto de la responsabilidad de serun padre solo, porque ya no hay reparto de tareas. 's la persona que educa y la que ha demantener la disciplina; en esa medida, puede convertirse en 2el malo de la película5 de caraa los peque!os. 's probable que el resentimiento respecto al otro padre aumente, no solo por todo lo anterior, sino porque le será más difícil empe"ar una vida nueva, formar otrafamilia o contar con algún tiempo libre para sí mismo. Mientras tanto, el padre que se va puede ser que se sienta como un e0tra!o, ha perdido la cotidianidad de la vida en común ysu influencia en la educacin de los ni!os disminuye. )uele e0tra!ar a sus hios y sentirse o bien triste y abandonado e0cluido, porque 1l vive solo mientras 2la fiesta5 de la vidafamiliar está ocurriendo en otro sitio y sin su presencia, o culpable precisamente por lomismo.  Los ni!os de padres divorciados que he atendido en consulta han agradecido profundamente el haber tenido un espacio en el cual poder hablar de su e0periencia, de sudolor, de sus sentimientos contradictorios, de sus miedos y de su rabia. 8n espacioimparcial, en el que el terapeuta no está ni de parte de mamá ni de parte de papá, comoestán las familias, o los abuelos, sino de parte del ni!o. 'n ocasiones, ha sido suficiente conunas cuantas entrevistas que redundan en beneficio de toda la familia. Btros, que heconocido de mayores, echan de menos el haber podido go"ar de esa ayuda en el momentode la separacin; piensan que hubieran comprendido a tiempo aquellas situaciones quetanto les hicieron sufrir en aquel momento, y cuyo dolor arrastraron durante tantos a!os. 'nfin, que hay que estar muy atentos a los ni!os y a las consecuencias que la separacin puedatener en su desarrollo emocional. *uscar ayuda profesional en tiempos de crisis no es unsigno de debilidad, sino de sensate".

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 &apítulo V

  @BL:-DA< ') $B)-*L'

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 Lo que se gana 

Te voy a olvidar, te voy a olvidar,

  aunque me cueste la vida)

  8 aunque me cueste llanto,

   yo te juro que te tengo que olvidar)

  %' :B( A BL:-DA< 

  A pesar de lo mucho que te am<,

  te puedes t7 creer,

   se me olvid9 tu nom5re)

  )' M' BL:-D\ %8 ?BM*<'

 

6ace ya muchas páginas que intentamos olvidar, @y al fin lo hemos conseguido@Blvidar es posible ( no solo es posible, sino que, una ve" que hemos olvidado, nosotrasrecuperamos nuestra vida y la vida recobra sus colores. @'stamos vivas @La vida sigue@Ahora nos sentimos más ligeras, y somos más due!as de nosotras mismas @Ahora, ustoahora, estamos llenas de posibilidades <einventarnos nos obliga a conocernos meor y adescubrir rincones nuestros en los que nunca antes habíamos reparado9 aficiones,inclinaciones, talentos, gustos que no sabíamos que teníamos.  6ay quienes dicen que el ideograma chino que designa la palabra 2crisis5 es unaconuncin de 2peligro5 y de 2oportunidad5. Aunque los entendidos en la lengua milenariacontradicen esta afirmacin, me parece que en la vida esos dos polos pueden encontrarse.La adolescencia, por eemplo, es una buena demostracin de este momento en el que unacrisis supone a la ve" 2peligro5 y 2oportunidad5. La seguridad de la infancia queda atrás, yla vida adulta, llena de posibilidades, nos espera. 'ntre una y otra, la ruptura con todo loanterior es el único camino para que se produ"ca el encuentro con una nueva identidad.&recer obliga a romper el cascarn. 'n cualquier caso, a partir de que el cascarn se haroto, ya no hablaremos de una etapa que termina @sino de una etapa que comien"a  )on muchas las cosas que una separacin nos quita, sí, pero @son muchísimas máslas que nos da 3/anamos o perdemos4 3&mo podemos ganar gracias a lo que hemos perdido4 La clave de esta paradoa está concentrada en la sentencia de mi amiga Loreto92@@/anamos muchísimo cuando perdemos peso5, y estoy segura de que todas estamos deacuerdo con esa má0ima. A mí, por lo pronto, me parece una buena metáfora de cmo es posible ganar con la p1rdida. ?o hay duda, alearnos de una relacin enferma, oinsatisfactoria, @tambi1n supone quitarse un gran peso de encima $erdemos gru!idos ymalas caras, perdemos incertidumbre, queas, críticas y e0igencias. 'ntonces, 3perdemos o

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ganamos4 

 &a verdad 

 

&reo que la ganancia más significativa despu1s de una separacin es la verdad. )í,ya s1 que hay veces en que la verdad, la realidad, no nos gusta, pero, por mucho que nosduela, @siempre es meor que la mentira &omo dice mi amiga *ego!a, la verdad duele, pero la mentira enferma, y permanecer en una relacin que no funciona es vivir en unamentira. 37ue la relacin funcionaba para ti pero no para 1l4 $ues entonces no funcionaba.8na relacin es cosa de dos, o funciona para ambos o no funciona. 37ue la relacinfuncion durante a!os, y que por qu1 no iba a seguir haci1ndolo ahora4 ?o cono"co lasra"ones, pero el hecho de que haya funcionado durante a!os no garanti"a que tenga quehacerlo por siempre amás. 37ue tú todavía le quieres4 :ale, pero 1l ya no te quiere a ti, ytú mereces estar con alguien que te quiera por lo menos tanto como tú le quieres a 1l.'n este momento no cuenta lo que fue, sino lo que es. 'sa es la verdad, y hacernos con ellaes lo único que nos garanti"a que tendremos los pies bien plantados sobre la tierra paraseguir andando. La mentira, cualquier mentira, es un terreno resbaloso que nunca conduce aun buen camino.  ?o pretendo minimi"ar los efectos de una separacin, ni siquiera pretendo deciraquello de que 2?o hay mal que por bien no venga5. $ero incluso en el peor de losescenarios, cuando alguien nos dea de la noche a la ma!ana y de mala manera, hay unmomento en el que tenemos que reconocer que el malvado nos hi"o un favor. De hecho, heescuchado decir más de una ve", a quienes en su momento sufrieron horriblemente por unaseparacin9 2Divorciarme ha sido una de las meores cosas que me han sucedido5. ?o propongo que le mandemos un ramo de flores a su casa como un gesto de agradecimiento,no, tampoco es eso, pero 3qui1n quiere tener cerca a una persona en la que no se puedeconfiar, en la que no se puede creer4 38sted dearía sus ahorros en un banco que acaba dequebrar4 3B sus inversiones en manos de Murdoch4 $ues tampoco es muy recomendabledepositar su vida y su confian"a en alguien que ha demostrado sobradamente suincapacidad para sostenerse en la vida con una cierta dignidad. 8na persona así no es un buen compa!ero; la vida es muy larga y por momentos complicada, por eso es meor sabera tiempo con qui1n se puede contar y con qui1n no. 3De qu1 nos sirve mantenernos fieles,atadas de pies y manos, a un fantoche, a un espeismo4 $ues de muy poco. 'so es unailusin que se evapora como lo que es y que no pasaría ninguna prueba de control decalidad.  )1 que las ventaas de vivir en la verdad solo se reconocen con el paso del tiempo oa la lumbre de una nueva relacin que sea más sana y más satisfactoria que la anterior; perocuando al fin se acepta, cuando podemos ver con claridad que en realidad nos hemoslibrado de un destino aciago, nos parece que la película es otra completamente distinta.'ntonces nos cuesta entender cmo pudimos sufrir tanto a manos de alguien que no era tanmaravilloso como le imaginábamos. 'n ese momento, lo que sentimos es @@un enormealivio 'n efecto, @nos hemos quitado un gran peso de encima 

 A uno mismo

 

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  8na de las cosas más importantes que recuperamos despu1s de una ruptura es @anosotras mismas $arece una obviedad, pero, en esas relaciones tormentosas, solemos perdernos de vista, como se pierde de vista a un ni!o distraído en un parque de atracciones.Durante la relacin nos adentramos en el túnel del terror, nos despistamos por sus pasillososcuros, y @@@cmo nos cuesta encontrarnos y recuperarnos 's lo que le ocurri a ?oemí,

que contaba, aliviada, lo siguiente9 Despu1s de la separacin me he recuperado a mí misma. Lo puedo decir ahora,

cuando ya lo peor ha pasado. &uando estaba sufriendo tanto, no podía ni pensar, pero sihubiera sabido que iba a llegar a sentirme tan bien, @me hubiera separado mucho antes ?ome separ1 para recuperarme, porque no tenía ni idea de lo perdida que estaba. 6a ocurridoasí, pero recono"co que ahora he descubierto cosas de mí que no sabía, o que habíaolvidado y que me gustan. 

&ada historia es cada historia y cada cual tiene su manera personal de atravesar porsu 2barranco5; sin embargo, lo que dice ?oemí es una opinin que la mayoría de las personas que han pasado por el mal trago de una separacin repite9 2@?o s1 por qu1 esper1tanto5, 2@?o s1 por qu1 aguant1 tanto5, 2@?o s1 por qu1 perdí tanto tiempo a su lado5,2@)i hubiera sabido antes lo bien que iba a estar5.  %ambi1n Laura reconoce que despu1s de la separacin se siente más due!a de símisma. )u forma de e0presarlo es muy gráfica9 

(a s1 que a veces perder al otro es como perder un bra"o o una pierna, pero a mí meha pasado lo contrario. 's como si antes mis bra"os y mis piernas fueran suyos, y despu1sde separarnos siento que al fin los he recuperado. 

 ?o creo que sea necesario e0tenderme en las bondades de poder ser due!as denuestros propios bra"os y de nuestras propias piernasH )eguro que cuando donamosnuestros rganos en vida a alguien que ni los necesita ni los usa para nada no somosconscientes de todo lo que ponemos en uego con esa donacin. 'sos impulsos e0tremos desacrificio y de generosidad que a veces nos entran a las mueres suponen la locura derenunciar a lo más irrenunciable de un ser humano9 su propio ser, sus peculiaridades, susrasgos distintivos, sus deseos, sus atributos, @y hasta su salud %odo esto perdemos en unarelacin fusional, y todo esto recuperamos despu1s de una separacin.  La recuperacin de nosotras mismas incluye tambi1n el reencuentro con losnuestros, con la familia y con las amigas, a quienes puede que hayamos deado de lado acambio de una dedicacin e0clusiva a la parea. Durante los horribles momentos de unaseparacin, cuando más solas nos sentíamos, seguro que había una amiga solidaria cerca,cuidando de nosotras, y cuando deamos finalmente de llorar y levantamos la cabe"a, allíestaba ella, dispuesta a prestarnos sus "apatos y a llevarnos de fiesta y salir de compras o decopas con nosotras y con una lista de amigos de su marido disponibles para presentarnos.$ero no solo recuperamos a las amigas para contarles nuestras penas y para apoyarnos ensus hombros, sino que volvemos a eercer de amigas, volvemos a estar en activo,disponibles para ellas cuando son ellas las que nos necesitan. $oder salir del encierro denuestra propia pena y ocuparnos de otros siempre es una buena se!al de que la recuperacinsigue su curso. 

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   &a li5ertad 

 Btra de las grandes ganancias que obtenemos despu1s de una separacin es la

libertad. <econo"co que, al principio, hasta la libertad se vive como abandono y no se

 puede disfrutar. 'n los primeros momentos, confundimos el aire fresco de la libertad con la pesade" de la soledad y, en esas condiciones, ese 2estar por tu cuenta5 no tiene muchagracia. Algo parecido pensaba Daniela cuando hablaba así9 

)í, sí, tienes mucha libertad, mucha libertad, pero 3de qu1 te sirve si no puedeselegir4 Aquí estoy, muy libreH sí, para quedarme en casa el fin de semana. #a, a, a. $eroahora lo recono"co, es tiempo para mí. $ierdo el tiempo a mis anchas sin echarle de menos.$uedo quedarme con los compa!eros de trabao a tomarme una ca!a y no tengo que avisar.@)oy due!a de mi tiempo, aunque sea para ir a la peluquería, para quedar con una amiga o para ver películas en el sofá de mi casa 

$ara :anessa, en cambio, la libertad tenía otra cara, 3otro loo!/ 

Lo primero que hice cuando lo de1 con mi novio fue ir a cortarme el pelo. Mi peluquero llevaba a!os dici1ndome que me lo cortara, porque dice que yo tengo 2cara de pelo corto5, pero como a Mauricio le gustaba el pelo largo, pues no le hacía caso. Así quefui y le die9 2@&rtame el pelo @D1ame guapísima5. ( me dio9 2@Lo deaste con tunovio5. ?o sabía si reírme o llorar de ser tan previsible, pero estoy contenta con elresultado y es una forma de pasar página. De verme distinta. 

Durante su relacin de parea, :anessa pecaba de sumisin y, a pesar de lo bien quele quedaba el pelo corto, se sentía obligada a llevarlo a gusto de su novio. )u gesto deliberacin empe" por algo aparentemente tan trivial, y a la ve" tan importante para unamuer, como su propia imagen. 'sta es otra de las actitudes que se repiten despu1s del duelo por una separacin9 @el cambio de loo!  &orte de pelo, gimnasio, dieta, colores nuevos,nuevo estilo, desenfado, maquillae atrevido, faldas en lugar de pantalones, tacones en ve"de "apatos planos, o al rev1s. @&asi que da igual 6ay un afán de reconstruccin, dereparacin de los da!os causados por el desastre, que tambi1n pasa por el aspecto e0terior yque suele tener e0celentes resultados. $ara todas estas operaciones est1ticas con o sin bisturí las amigas son una compa!ía fundamental. 37u1 supera a una tarde de rebaas conlas amigas4 37u1 puede haber más emocionante y más peligroso que probar a un peluquero nuevo4 Dearse aconsear, dearse llevar de la mano por las amigas es lo meorque podemos hacer en estos momentos.  6e escuchado a muchas mueres asegurar que nunca se hubieran atrevido a hacer loque hoy hacen si siguieran casadas o en parea. 's como si despu1s de la ruptura sehubieran dado a sí mismas @licencia para cambiar 

 &a dignidad 

 37u1 decir de la dignidad4 )egún el diccionario, se trata de un valor inherente al ser 

humano, inalienable, que no viene dado por factores e0ternos. &omo vemos, se nos supone

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dignos desde el mismo momento en que nacemos y, sin embargo, con qu1 facilidadentregamos nuestra dignidad y permitimos que otro la pisoteeH  'sto no se hace a conciencia, lo s1, nadie dice en vo" alta9 2@%ú trátame mal que amí no me duele5. ?adie decide deliberadamente tirar al suelo la propia dignidad, sino quela va soltando de a pocos, en un gesto, en un renuncio, en una mala contestacin. Ahora

 bien, si no nos dimos cuenta de cuándo, cmo y dnde perdimos nuestra dignidad, una ve"recuperada, hay que cuidarla y protegerla. @?unca más  &uando conseguimos levantar la cabe"a dignamente despu1s de una ruptura, es posible que desarrollemos un cierto sentido para detectar situaciones parecidas a aquellasque acabamos de superar. $or supuesto que, como de costumbre, siempre es más fácil ver la paa en el oo aeno que la viga en el propio. 'n cualquier caso, ese radar que hemos puestoen funcionamiento es lo único que puede prevenirnos de repetir relaciones desgraciadas,destinadas a fracasar. Alicia es un buen eemplo de esto último9 

:eo a mis amigas con sus maridos y algunas están viviendo cosas muchísimo peoresque lo que estoy viviendo yo; entonces pienso9 2%ú solo te has separado, no es tan horrible.'ra peor cuando estabas con 1l y te trataba así5. 6oy por hoy, no me cambiaría por ningunade mis amigas, de verdad, están soportando las mismas cosas que yo soport1 durante a!os.$ara mí es un alivio verme mucho más digna que antes. )ola, sí, pero @digna 

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 'l olvidoH 

Al final, aunque nos pare"ca mentira, olvidar es posible. Llega un momento en elque el otro dea de eercer control sobre nosotros y sobre nuestra vida. &omo si el mando adistancia desde el que nos maneaban hubiera quedado desactivado para siempre; da igual

lo que el otro diga o haga con su vida, que nada nos conmueve, ni nos preocupa y, lo que esmeor, @nada nos hace sufrir Así me contaba $aula lo que sentía @o lo que ya no sentía  respecto a Antonio9 

(a no me toca nada de lo que tiene que ver con Antonio. Kl sigue en su línea, perosoy yo la que ha cambiado de lugar. 's como si yo hubiera abandonado el escenario quecompartíamos y me hubiera ido a un escenario distinto, en el que Antonio no tiene ningún papel. 

La má0ima libertad posible, la má0ima dignidad, consiste en hacernos due!as delescenario que pisamos, due!as del papel que representamos. A veces, parece que el cambiode escenario ocurre de un día para otro, pero siempre es el resultado de un trabao psíquicoque ha llevado su esfuer"o y su tiempo y que @por supuesto vale muchísimo la penareali"ar. ?unca más aceptaremos un papel con el que no estemos de acuerdo; de ahora enadelante, el guin y el casting  corren de nuestra cuenta.

 

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 &apítulo J

 <'6A&'< LA :-DA

 

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 )olo no significa abandonado 

 &a vida es eso que pasa

  mientras estamos ocupados

  haciendo otros planes)

  #B6? L'??B?

  1n plena muchedum5re,

  a pleno cielo,

  nos recordamos a nosotros mismos)

   Al %ntimo, al desnudo,

  al 7nico que sa5e c9mo crecen sus uñas)

  $A*LB ?'<8DA

 8a no soporto la terri5le soledad)

  8o no te pongo condici9n)

  Iuiero ser tuya sea por 5ien o sea por mal)

  '?%<'/A %B%AL

 

&ada ve" que escucho aquello de que 2+ulanita rehi"o su vida5 entiendo que quienlo dice quiere contarme que nuestra 2fulanita5 tiene otra ve" una parea y puede que inclusoest1 dispuesta a formar una nueva familia. 'ntonces, yo siempre me pregunto9 3es queacaso quienes siguen solos despu1s de una separacin no están vivos4 3's que la vida quellevan no es vida4 3's que no se puede 2rehacer la vida5 más que en parea4  Me parece que 2rehacer la vida5 despu1s de una separacin consiste en dear dellorar, en dear de recordar y de lamentarse por lo que se ha perdido y en empe"ar a sacarcuentas de lo que se puede hacer con lo que se tiene y lo que se va a ganar a partir de ahora.<ehacer la vida significa dear de torturarse por el pasado y vivir y disfrutar el presente;dear de mirar hacia atrás, y mirar hacia delante; rehacer la vida consiste en pasar página y,sobre todo, en hacerse con las riendas de la propia e0istencia, ya sea solo o bienacompa!ado. ( ese es el tema que va a ocuparnos en este capítulo.  Las separaciones y los divorcios son un signo de los tiempos que corren, y no todos

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desembocan en la formacin de una nueva parea. :ivir solos es, hoy por hoy, unae0periencia que, muy probablemente, tengamos que atravesar todos los adultos en algúnmomento de nuestra vida. Así que es meor estar preparados para coger al toro de la soledad por los cuernos de la autonomía, dispuestos a hacernos con esa vida en solitario, y adisfrutarla, en ve" de quedarnos atascados en el lamento por lo muy desgraciados que

somos o empe!arnos en maldecir la malísima suerte que hemos tenido. @7uienes vivensolos son multitud Así que @no están tan solos  6ay quienes entienden su soledad únicamente como un lugar de tránsito, como laantesala que tienen que habitar para encontrar otra parea; esos se e0asperan, seimpacientan, ponen su vida en 2pausa5 hasta nuevo aviso y tienen la impresin de quetodos los que les acompa!aban en esa salita de espera van pasando al saln de la 2vidaverdadera5 y 2rehacen su vida5 antes que ellos. Les parece que todas las amigas estáncasadas, que todas tienen hios, que todas encuentran un nuevo novio, un segundo marido oun buen amante antes que ellas; en fin, 2@6asta cuándo tendr1 que esperar5 y 2@&uándoserá mi turno5 es lo único que se preguntan. Mientras tanto, la vida, que 2es eso que pasamientras que ellas esperan por la vida5 que diría Lennon, se les escurre entre lasmanos. @)ufren tanto por lo que no tienen que les cuesta disfrutar aquello que sí tienen 

Todos estamos solos

 La soledad ancestral del ser humano, su desamparo radical, es y ha sido siempre un

tema que ha preocupado a la humanidad. Dice $ere!a CJ que fingimos, que en la vidacotidiana mantenemos nuestros rituales ordinarios para disimular, para hacer como si nosconoci1ramos los unos a los otros, para mantener el disimulo y el malentendido de unaanhelada compa!ía que en realidad es imposible. ( precisamente porque en el fondoestamos todos solos, es que la soledad tiene tan mala prensa. $orque cualquiera que se nosmuestre desamparado nos confronta sin remedio con nuestro propio desamparo. $or eso nosempe!amos en 2rehacerle la vida5 en parea a los demás, como si no hubiera otra manerade vivir. 'n el fondo, no nos preocupa tanto su soledad como la nuestra.  'n estos tiempos se considera que aquel que está solo ha fracasado, que se haequivocado en algo, que no ha puesto suficiente empe!o en 2rehacer su vida5 y se leaugura un camino que no puede más que conducirle a la desdicha. Ahora se pretende borrar del mapa a esa terrible soledad y se nos vende la ilusin de que @no estamos solos @Alcontrario 'stamos todos untos, cerquita, a un clic!  de distancia del resto de la humanidad;@toda la humanidad sentada en el saln de nuestra casa @37u1 más quieres4 &uando, enrealidad, estamos apenas acompa!ados por un teclado y por una pantalla del ordenador, por la *lac=*erry o por el i$ad @y estamos más solos que nunca 'n esta especie de farsa de lahiperconfraternidad, no se valora la aut1ntica compa!ía que cada uno puede hacerse a símismo, no se valora la vida interior, ni los pensamientos, ni las fantasías, ni los momentosde sosiego, y mucho menos se valoran esos ratos tan importantes de @poder hablar solos, sí,como los locos, @solos, cada uno consigo mismo, tratándonos de tú, para poner los pensamientos en orden o para sopesar los pros y los contras y tomar decisiones. Demasiadoruido. &on tanta gente en el saln, en la cocina, en la cama y en el cuarto de ba!o, @esimposible tener un momento de quietud para escucharnos a nosotros mismos, para preguntarnos baito9 2( a ti, 3qu1 te apetece hacer hoy45, 23&mo te sientes45, 23&moamaneciste45. 'l que no sabe estar consigo mismo malamente podrá estar con el otro y

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apreciarlo en toda su diferencia.  $uede que nadie 2decida5 quedarse solo adrede; a veces la vida decide por nosotroso, como mucho, nosotros decidimos dear de estar mal acompa!ados y preferimosquedarnos solos, al menos @hasta nuevo aviso Lo cierto es que con la proliferacin deseparaciones, cada ve" son más las personas que viven solas y, entre ellas, sin duda, hay

muchas más mueres que hombres. De todo esto, como siempre, lo más importante esreconocer cuál es la situacin vital en la que estamos y plantarnos en ella de la meormanera posible, en ve" de estar mirando con envidia y a!oran"a otras vidas, mientras se nosescapa la nuestra sin que nos demos cuenta.  $or supuesto que la soledad tiene momentos difíciles; vivir solos nos priva inclusodel 2disimulo de la compa!ía5. )1 que no es fácil el día a día para quien no puedecompartir las tareas cotidianas más que consigo mismo; s1 que es difícil pasar una nochetras otra, ya no sin se0o, sino sin un abra"o, sin un hombro donde recostar el peso de lavida. 'l miedo puede asaltarnos, lo s1; pero la soledad tambi1n ofrece oportunidades. Lasoledad nos brinda las condiciones propicias para desarrollar la creatividad, para mirarse enun espeo y conocerse meor, un lugar para el reposo de las e0igencias de los otros. %engola impresin de que vivir la soledad de una manera o de otra depende más del usuario y desu historia infantil que de las circunstancias e0ternas actuales. 

Sa5er estar solo

 Dice Donald D. Tinnicott, un reconocido psicoanalista ingl1s, que uno de los

indicadores de salud mental, un signo de madure" dentro del desarrollo emocional de unindividuo, consiste en haber desarrollado una cierta capacidad para estar solo, la posibilidadde disfrutar de la propia compa!ía. $ara alcan"ar este logro es preciso haber tenido, durantela infancia, la e0periencia de haber estado solo en compa!ía de la madre. 's decir, de haberestado acompa!ado y solo a la ve". )e preguntarán9 3en qu1 quedamos4 3)olo oacompa!ado4 $ues las dos cosas simultáneamente. )e trata de una paradoa; el ni!o ha deestar acompa!ado, pero libre, gracias a una madre capa" de contener sin agobiar, de estar presente sin estorbar, una madre que permite a su hio ugar tranquilo y recrearse en su uego porque la certidumbre de su compa!ía es lo único que no está en uego. &uando elni!o tiene la certe"a de que cuenta incondicionalmente con su madre puede entregarsetranquilamente a sus propias fantasías y al placer de ugar y de estar consigo mismo.  &onocemos las consecuencias que un abandono definitivo verdadero podríatener en la vida de un peque!o, de manera que si el ni!o no está demasiado seguro delcari!o y de la presencia de la madre, si tuviera miedo de perderla, si no puede confiar enella cien por cien, si queda confrontado prematuramente con esa soledad radical del serhumano de la que hablamos, no puede permitirse el luo de disfrutar de estar consigomismo. Desde su punto de vista, lo más urgente es velar por su propia supervivencia y esolo obliga a estar pendiente de la madre, a saber dnde está en cada momento. 'l ni!o estarámás preocupado de complacer a mamá, para no perderla de vista, que de ugar a su aire;más pendiente de llamar su atencin, para asegurarse de que no se va a alear demasiado,que en dear vagar su imaginacin y recrear sus fantasías en libertad. $orque cualquierretraimiento de la madre o sensacin de soledad será vivido por el ni!o como un abandonodefinitivo con las consecuencias terribles que 1l imagina.  $ara Tinnicott, esa misma calidad de 2soledad en compa!ía5 es la que e0perimenta

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una parea despu1s de un orgasmo, en ese momento de infinita soledad, en el que cada cualestá e0clusivamente consigo mismo y con el propio placer, aun a sabiendas de que ese placer se ha alcan"ado en compa!ía del otro. 'sa 2soledad en compa!ía5 está a la vista detodos cuando observamos a una parea en una terra"a de domingo9 una mesa, dos caf1s, dostostadas, y dos adultos en silencio, enfrascado cada cual en su propio peridico. )i uno de

los dos fuera un celoso compulsivo, por eemplo, incapa" de confiar en su parea y queteme que se le escape con el primero que le pase por delante, no podría tener el sosiegonecesario para leer la nota editorial, las noticias internacionales, la columna de su escritorfavorito y los deportes a sus anchas, sino que, cada tanto, tendría que levantar la cabe"a para comprobar qu1 está haciendo el otro, si está mirando a la chica de la mesa de al lado osi está flirteando con el camarero.  7uienes no pueden disfrutar de su soledad sino que se limitan a padecerla suelen ser  personas que dependen en e0tremo de la compa!ía del otro y de su aprobacin parasobrevivir al día a día. ?ecesitan asegurarse un público, saberse mirados, se acoplan al otrocomo se acopla un desahuciado a un respirador. Literalmente, @necesitan al otro pararespirar )i están solos se ahogan de angustia, porque reviven aquella e0periencia infantilaterradora.  'sto tiene terribles consecuencias. $rimero, porque esas personas que padecen esteterror a la soledad no tienen mucha cintura para elegir una parea, les da igual a qui1ntienen al ladoH con tal de tener a alguien al ladoH &omo dice la letra de la ranchera,cuando alguien está acosado por 2la terrible soledad5 está dispuesto a soportar lo que hagafalta, 2sea por bien o sea por mal5, con tal de no quedarse solo. 37ue cuáles son lascualidades que e0igen de una parea4 @$ues que respire @&on eso les basta $ara ellos,@cualquier cosa les vale con tal de estar acompa!ados 7uien toma al otro, a cualquier otrocomo un respirador, no podrá conocerle, ni respetarle, ni escucharle, porque le tratará comoa una prolongacin de sí mismo, como a una prtesis conveniente y no como a un serhumano distinto y singular. $or eso le necesita tanto, y a la ve", por eso mismo, le escuchay le conoce tan pocoH  8n proceso parecido tuvo que superar /raciela, una lectora que me escribía losiguiente9 

6ace apenas un a!o, yo era una de esas mueres malqueridas que describes en tulibro. Me aterraba pasar la vida sola y so!aba con tener un hombre que me quisiera, y nome importaba aguantar lo que hiciera falta con tal de estar acompa!ada. Actualmente, heconseguido superarlo, he aceptado la soledad y ya no me da miedo. Ahora me siento muchomeor que cuando estaba con mi 2gato5. 

'legir desde la desesperacin no es elegir. 'sto sería aferrarse a un clavo ardiendo yconformarse. 'sa desesperacin es la que abona el camino para entablar relacionesdestructivas, con poco amor, algo de maltrato y mucho de resignacin. 

 Ea5itar y decorar la soledad 

 'ntre las mueres que viven solas hay muchas chicas solteras que esperan encontrar

una parea y formar una familia; es el caso de &lara, que tiene más de treinta a!os. Lamayoría de sus amigas están casadas y muchas de ellas ya van por el segundo hio. 'n

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&lara todos los reloes empie"an a sonar con insistencia, y, animada por el tronar de esasalarmas, entabl una relacin con un hombre que parecía @al fin el adecuado. ?o erasu tipo, pero tampoco estaba mal. ?o era muy apasionado, pero bueno, el se0o no lo es todoen la vida. 'ra muy mirado con el dinero, pero bueno, seguramente cuando se casaran lascosas serían diferentes. )i alguna ve" discutían, 1l desaparecía sin dear rastro hasta que ella

llamaba a pedir e0plicaciones, o a pedir perdn. 'n realidad, llamaba a pedir un poco decompa!íaH Al final, aquello que mantenían entre los dos y que parecía tan 2conveniente5 para ambos no dio más de sí. Al principio, y a pesar de que aquella relacin nunca lasatisfi"o, &lara cay presa de la pena y del desconsuelo. Luego, pas a lamentarse por suterrible mala suerte, y no paraba de compararse con cada una de sus amigas, las casadas, lasembara"adas, las enrolladas, las reci1n comprometidas, etc., etc., etc. 8n buen día, animada por una compa!era de trabao que estaba en sus mismas circunstancias, se apunt en ungrupo de singles. $or primera ve", cay en la cuenta de que ella, en este momento, era una persona sola. Lo que tanta angustia le generaba, aquello de lo que huía y a lo que no seresignaba le result muy tranquili"ador y muy esclarecedor9 empe" a llevar su propia vida,una vida de persona sola. 'ntonces, por eemplo, en ve" de viaar con su grupo de amigosde siempre @todos en parea menos ella, @todas embara"adas menos ella, empe" ahacerlo sola, con otros solos y con otras solas, con quienes en este momento tenía muchomás en común que con sus amigos de toda la vida. Asistía a encuentros de domingo por lama!ana para andar por la sierra o de sábado por la noche para ir a bailar. @'staba encantada&onoci a personas muy interesantes. 6i"o dos amigas que piensa conservar toda la vida yque nunca hubiera conocido en otro ámbito y descubri una secreta vocacin y aptitud parala fotografía que no sospechaba que tenía. 'n definitiva, de de lamentarse por su vida desoltera y empe" a disfrutarla. &lara, @al fin, descubri que una parea no es la única forma posible de compa!ía. Describía su gran descubrimiento de esta manera9 

Antes buscaba con quien quedar todos los días al salir del trabao para no llegar solaa casa. Ahora me siento más tranquila. <econocer que vivo sola y que estoy sola me haayudado. Antes tambi1n vivía sola, pero estaba todo el tiempo queriendo tapar esa soledad.Ahora puedo ir sola de compras y lo disfruto, no estoy obligada a quedar con alguien. Mevoy sola al cine y ni me pesa ni me siento 2pobrecita yo, que tengo que ir sola al cine5.$uedo hacer vida de single y disfrutar sin sentirme abandonada ni agobiada. %ampoco estoydispuesta a conocer a alguien porque sí. 'l otro día me iban a presentar a uno, pero 1l no podía más que tomar un caf1 el sábado a no s1 qu1 hora rara, y le die a mi amiga9 2Así noquiero, ya quedaremos cuando tengamos tiempo los dos5. 

?:<jala sola, sola, solita#@

 'n Am1rica tenemos un uego infantil que consiste en hacer una ronda en la que una

de las ni!as baila sola, y las otras le cantan9 2La se!orita GfulanaI Caquí se dice el nombrede la ni!a va entrando en el baile, que lo baile, que lo baileH5. La ni!a baila a su aire yluego tiene que sacar a bailar a otra, mientras el coro le canta9 2D1ela sola, sola, solitaH5.'ntonces, la primera regresa al corro y la ni!a elegida baila 2sola, sola , solita5, se luce,hace sus meores pasos, disfruta de su momentoUreina y de @sus dos minutos de gloria  Muchas historias de amor que cono"co parecen bailar en el patio del colegio de lavida esa misma cancin. Ambos entran en el corro de las relaciones de parea con ilusin,

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 bailan el baile todo lo meor que pueden, ponen mucho de su parte para bailaracompasados; cambian de paso, siguen el ritmo, aprenden o inventan pasos insospechados.Algunas, con tal de seguir bailando con una parea, son capaces de perdonar pisotones, deolvidar empuones, hasta que un día, a pesar de lo mucho que han aguantado, la vida decideque han de quedarse 2solas, solas, solitas5. A veces por eleccin propia, a veces porque el

compa!ero de baile abandona el uego, lo cierto es que la mayoría de las rupturas conducena ese campo tan familiar y tan desconocido, tan temido y tan íntimo de la soledad, y nosobligan a bailar en el corro del 2sola, sola , solita5.  's cierto que, en principio, la soledad no es un estado que se suela buscaractivamente, sino el resultado de los vaivenes de la vida. $ero soledad no significaabandono. Aunque la soltería no sea elegida, lo importante es que sea reconocida yaceptada. )oledad puede significar libertad, independencia y, sobre todo, un espacio parareconocer la propia identidad.  La mayoría de las mueres que cono"co, a diferencia de los hombres, suelen darseun respiro entre una relacin y la siguiente. %al ve" tengan una mayor capacidad paratolerar el duelo y eso les permite esperar hasta volver a formar una parea. Algunas tienenclarísimo que prefieren estar acompa!adas y se ponen activamente a la tarea de encontrarun nuevo compa!ero, mientras que otras están contentas con su situacin. &onfían en símismas y en su propia vida, y dean que la vida vaya llevando su curso.  Muchas de ellas se descubren a sí mismas, y sus propios gustos, gracias a esa nuevasoledad, como le pas a Alicia, que me e0plicaba con este eemplo tan cotidiano el alivioque sentía de estar consigo misma9 

$or primera ve" me doy cuenta de que me gusta desayunar en silencio. Mi maridosiempre ponía la radio y preparábamos el desayuno con /abilondo. A mí me parecía queeso era normal, pero ahora que decido yoH @no sabes qu1 placer me produce tomarme elcaf1 a solas, en silencio y mirando por la ventana 

Alicia concentra su reencuentro consigo misma en ese primer caf1 de la ma!ana,muchas mueres descubren su se0ualidad despu1s de una ruptura, otras desarrollan algunahabilidad; en todos los casos, cuando se puede habitar la soledad con un poco de sosiego,sin demasiada angustia, la soledad se convierte en una pausa, en un espacio para reunirsecon los peda"o de la propia vida y reconstruirse.  -sa se separ de su marido despu1s de die" a!os de una relacin con momentosestupendos y momentos terribles, marcada por las subidas, los declives y lasincertidumbres. &omo poco, fue un matrimonio @intenso, @muy intenso Aunque -sa sequed viviendo en la casa que compartían, se sentía completamente perdida. #ordi habíasido su novio desde el instituto, de manera que le costaba recordarse a sí misma sin 1l.3&mo podría vivir sin #ordi4 37u1 sería de sus días y de sus noches sin 1l4 3&on qui1n ibaa comentar las noticias, una ma!ana horrible en el trabao o el atasco eterno en la MUY4 A pesar de los muchos problemas que había en la relacin, nunca se imagin que algún díallegarían a separarseH +ueron tiempos difíciles, pero despu1s de ocho meses ya podíadecir9 

Alterno buenos y malos momentos. (a no son todos malos como al principio.'mpie"o a tener momentos buenos solo momentos, en los que vivir sola no me parecetan malo. (o no diría que es bueno, pero al menos no es como al principio. A veces incluso

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es un alivio. Antes de que se fuera era casi peor la angustia, la incertidumbre, el 23)e irá ono se irá4 3$odremos o no podremos arreglar lo nuestro45. Ahora ya s1 con lo que cuento.(a s1 que se fue y que no va a volver, y saber eso no es tan malo como la "o"obra de antes.Me recuerda a cuando muri mi padre. )u agonía fue tan larga que su muerte tambi1n fueun alivio.

  Le empie"o a ver ventaas tontas a la separacin; no tengo que consultar ni queinformar a nadie de lo que hago. 6ago lo que quiero, me tomo las ca!as con miscompa!eros de trabao hasta la hora que quiero, voy al cine a ver la película que meapeteceH Al final, uno se encuentra consigo mismo en estas tonterías. 'so sí, @me da pánico que se me estropee la televisin @?o podría sobrevivir sin la televisin 3( qui1n laarreglaría si se me estropea4 #a, a, a. 

-Se$o/ 'Seguro(

 8na de las preocupaciones más genuinas despu1s de una ruptura es la que concierne

a la vida se0ual. 3:olver1 a tener se0o alguna ve" en la vida4 3:olver1 a gustarle a alguien43:olver1 a sentir con otra persona lo que sentía por>o con 2ese5 que se fue4 3's que hayse0o despu1s del 2barranco54 )i la vida se0ual con la parea estaba muerta, es normal quese pregunte 3me acordar14 3)abr14 3$odr14 $ues, @por supuesto que sí De hecho, cono"coa muchas mueres que han descubierto su propia se0ualidad a raí" de un divorcio; lacoreografía mil veces practicada y predecible del se0o con el marido de toda la vida abre paso a la sorpresa y al suspense. 8n nuevo compa!ero de sábanas puede ayudar a unamuer a descubrir unos cuantos puntos 2/5 diseminados a lo largo de toda su anatomía, enlugares que nunca había e0plorado y que ni siquiera sabía que e0istían.  Las hay que optan por el 2momento clavo5 para borrar en otros bra"os el recuerdodel e0 tan pronto como les es posible; sin embargo, lo más frecuente es que despu1s de unaruptura, y mientras se atraviesa por el terreno escarpado del 2barranco5 , no estemos paramuchas fiestas. ?o pasa nada, es normal. &uando alguien está convaleciente de una fiebrealta o de una operacin de hernia tampoco tiene muchas ganas de accin. @%iempo habrá  8na persona en duelo es transparente, parece que nadie la ve. -dentificada comoestá con el ausente, ella tambi1n se ausenta de su propio cuerpo y pasa inadvertida. ?o está,no sabe, no contesta, nadie la advierte, nadie la sigue con la mirada. $ero una ve" superadoese periodo de convalecencia, que en cada persona tiene una duracin particular, la sangrevuelve a entrar en ebullicin y la persona vuelve al ruedo. ?o es que se lo proponga, no esque una tarde decida9 2Desde ma!ana me pongo manos a la obra5. 's que un día, sin sabermuy bien ni cmo ni por qu1, vuelve a habitar su cuerpo y le da vida; entonces, la nubecitaque hasta ayer la acompa!aba allí por donde iba se disipa. 'l peso de esa sombra que leoscurecía las facciones desaparece y, de pronto, se la empie"a a ver iluminada, radiante,guapa, y vuelve a mostrarse deseable para el se0o opuesto, @para el propio se0o @y para símisma  8na cosa curiosa que suele ocurrir cuando una muer se separa es que de prontosurgen de la nada un montn de almas caritativas Cgeneralmente pertenecientes a hombrescomprometidos, que se sienten en la obligacin de socorrerla y de brindarle un poco decalor humanoH )olo un poco, y siempre de la misma formaH  6ay quienes tienen que conformarse consigo mismas durante un tiempo. ?o estámal. $uede ser ocasin de conocerse meor y una manera de mimarse. )iempre es un buen

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refugio saber que nos tenemos. $ero a veces no es suficiente. %engo una amiga que,despu1s de un divorcio sorpresivo y atormentado, no estaba preparada para una nuevarelacin sentimental, pero necesitaba vivir su se0ualidad en compa!ía. Me cont querecurría a páginas de contactos e0clusivamente para tener algún encuentro se0ual sinconsecuencias, sin implicaciones emocionales. A ella le funcion. :ivi sola muchos a!os,

y mucho tiempo despu1s volvi a la vida en parea con un hombre que todavía laacompa!a.  %odo es posible, todo está permitido con unas cuantas reglas básicas9 seráúnicamente cuándo, cmo y con quien usted decida. ?adie está obligado a 2pagar5 unacena o unas copas con se0o. &ada uno tiene sus tiempos y hay que hacerlos respetar desdeel principio. @7ue espere ?o le va a pasar nada al chico si tiene que posponer susurgencias. ( aun a riesgo de sonar maternal, @por favor, @se0o seguro ?o es un buenmomento para un embara"o no deseado, y muchísimo menos para una complicacin quecomprometa su salud se0ual. $or lo demás, @la vida empie"a ahora @A disfrutarla 

?T7 ser+s mi baby#@

 7uienes se separan y tienen hios tienen sus propias ventaas y sus propios

inconvenientes. $or una parte, no se quedan completamente solos. Los ni!os, sus rutinas,sus necesidades, les obligan a manear de otra manera su dolor y a dearlo de lado porque esla hora de la cena, porque hay que hacer deberes y porque hay que levantarse temprano para ir al colegio. Los hios son testigos de la propia vida que organi"an la pena con sutorrente de vitalidad. @Los hios son una bendicin porque sobrevuelan nuestro 2barranco5y nos conectan con el suceder de la cotidianidad  )in embargo, uno de los peligros que corren algunas mueres despu1s de unaseparacin, consiste en colocar sobre los hombros de sus hios la responsabilidad deacompa!arlas para no sentirse solas. &ono"co casos de madres que infantili"an a sus hios,que los obligan a permanecer en estado de dependencia perpetua beb1s eternos, con talde que la necesiten a ella por siempre amás y que nunca la abandonen. Madres que, cuandose separan del marido, duermen en la misma cama con sus hios independientemente delse0o y de la edad para no sentirse solas, sin respetar el derecho a la intimidad que tienenlos chicos y saltándose las mínimas reglas culturales contra el incesto que separan a unageneracin de otra. Madres entregadísimas que se olvidan de sí mismas por cuidar a sushios, que renuncian a su propia vida y que, a cambio, e0igen reciprocidad9 2@(o herenunciado a mi vida por ti. De ahora en adelante, tú tendrás que renunciar a la tuya pormí5.  'stas mueres parece que susurran al oído de su ni!o Caunque el ni!o tenga más decuarenta el 2%ú serás mi 5a5y5 como una condena. Madres que hablan del hio con unsentido de posesin M- 6-#B que dea poco espacio al ni!o para crecer, paradesarrollarse y defenderse por sí mismo en la vida. 3&mo va a traicionar el peque!o detreinta y cinco a!itos a su pobre madre que está sola4 3&mo la va a dear de su cuenta undomingo por la tarde para salir 1l con los amigos4 3&mo va ella a tener un novio si mamála necesita tanto4 3&mo se va a ir de compras con las amigas y no con ella4 3&mo se va air a estudiar fuera deando a mamá, con todo lo que ella se ha sacrificado4 Ahora, 3qui1ndepende de qui1n4 37ui1n necesita más de qui1n4 'l hioUreh1n, el recluso, se siente preso,sí, pero a la ve" se siente muy importante9 @es indispensable para la madre 'n estas

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condiciones, es muy difícil defenderse de ese poder omnipresente de una madre que lo datodo 2por el bien del hio5, y que a cambio 2solo5 le pide que 2sea su 5a5y5 por los siglosde los siglos.  )uscribo por completo al poeta liban1s halil /ibran cuando dice9 2%us hios noson tus hios, son hios de la vida C.... %ú eres el arco del cual tus hios, como flechas vivas,

son lan"ados5. @'l arco @?ada más que el arco A la flecha hay que lan"arla en sumomento y a conciencia, desprenderse de ella para dearla volar libre en la vida.  6ay padres que van con la flecha del hio abra"ada al pecho y la llevan de la manoallí donde ellos quieren llevarla. )e sienten los due!os de la flecha, la usan como unamuleto que los acompa!a y los libra de sentirse solos. 'stos padres no están dispuestos adear que la flecha el hio cumpla su destino de flecha de hio, que no es otro queser lan"ado a la vida de la meor manera posible, con las meores herramientas de quedisponemos para que pueda defenderse con autonomía y abrirse su propio camino.  ?o es fácil seguir la vida en soledad, y entiendo que es una enorme tentacin usar alos hios de compa!ía, pero los padres son los responsables de sus hios, no sus due!os, yuna de sus responsabilidades consiste en ayudarlos a crecer y permitirles serindependientes. &ada cosa que hagamos por y con los hios habremos de preguntarnos 3estolo hago por el bien de qui1n4 3'n qui1n estoy pensando4 3A qui1n beneficia esto o aquello4 

 M+s vale solo que mal a5andonado

  ?o es el caso de -sa, que está muy dispuesta a ligar y a encontrar otra parea, pero

cono"co a muchas personas que, despu1s de una ruptura, prefieren refugiarseindefinidamente en la soledad por miedo a un nuevo desenga!o. 'sas son las que piensan92Más vale solo que mal abandonado5. 7uedan tan dolidas, tan maltrechas despu1s de unaseparacin, que el miedo a repetir la e0periencia las domina y lo único que quieren es protegerse y esconderse de otro posible fracaso. $uede que estable"can relacionesesporádicas, pero guardarán sus sentimientos a buen recaudo para no correr riesgos. Auncuando la herida est1 cerrada, queda la cicatri", que escuece cuando hace mal tiempo y quees un recordatorio de ese momento duro de la vida que no quieren volver a atravesar.  'l argumento de 2Lo peor que te puede pasar es que te quedes como estabas5 no lesfunciona. ?o es tan simple. &uando alguien opta por estar solo, controla la situacin. 6ay,en esa soledad, algo de eleccin, algo de una cierta decisin voluntariosa. 'n cambio, esaotra soledad, la que sobreviene a una ruptura, se vive como impuesta, como un abandono; yes posible que el agraviado se sienta mucho más solo que antes, porque, además de solo, sesentirá dolido, traicionado y desilusionado. 

-Solas/ 'Pero si no est+n solas(

 Antes de escribir este capítulo, además de la bibliografía y del testimonio de mis

 pacientes, consult1 con la fuente de informacin más confiable que una persona como yo pueda encontrar9 @el oráculo de mis amigas A estas edades, muchas de ellas ya han pasado por sucesivas relaciones, rupturas y reencuentros, y algunas hace ya muchos a!os que vivensolas, a este o al otro lado del oc1ano. Así que les pedí ayuda, y allí que estaban ellas comosiempre9 dispuestas, generosas, adorables y divertidas. 'n &aracas, nos reunimos en casa de

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mi amiga #eanette con Marucha y %eresa para almor"ar las delicias que amorosamente#eanette nos había preparado. 'l internacionalmente reconocido 5loody mary de #eanettenos daba la bienvenida para abrirnos el apetito y soltarnos la lengua. (a no recuerdo hastaqu1 hora estuvimos; lo único que s1 es que se hi"o de noche, @muy de noche, y que de allínadie se iba. 'n *arcelona, tuvimos una cena de chicas en casa de $ichusa9 Marina prepar

la pasta, $ichusa la ensalada, yo puse el ]his=y y &ecilia llev el postre. ?o nos encontr elalba conversando, porque era pleno invierno y el alba tard mucho en llegar, peroH 'nambos encuentros nos dispusimos a la confidencia, lloramos, nos consolamos mutuamente,nos dimos toda suerte de conseos, de esos que se austan más a los problemas de quien losda que a las dificultades de quienes los reciben. ?os burlamos las unas de las otras,hablamos bien y mal de los hombres y, sobre todo, @nos reímos a carcaadas  &ada una de estas mueres está plantada con firme"a en su propia vida. %odas ellasson árboles que dan flores y frutos a granel, y todas dan sombra y cobio a quien se acerca.%odas tienen más de sesenta a!os, algunas están separadas despu1s de un matrimonio largoy en algunos casos tortuoso, otras han tenido una o varias relaciones duraderas a lo largo delos a!os y una de ellas está viuda. Algunas tienen hios a su cargo, los de la mayoría yaestán emancipados y otras nunca tuvieron hios.  A continuacin, transcribo algunas de sus frases, que hablan por sí solas. Me"clo&aracas con *arcelona, y *arcelona con &aracas para proteger la intimidad de mis amigas.8na conclusin a la que se lleg tanto en &aracas como en *arcelona fue que la soledad nose elige, 28no no decide quedarse solo, uno se va quedando soloH5. La vida las coloc acada una de ellas en esa circunstancia, y todas, unas antes, otras despu1s, la han aceptado ysacan el meor partido posible de lo que tienen. Btra constante fue que todas, incluidasaquellas que sufrieron, conservan un recuerdo dulce de la vida en parea. Aunque ambasveladas transcurrieron de una forma peculiar, en las dos orillas del Atlántico se tocarontemas muy parecidos. 3&mo llega una muer a vivir sola4 37u1 ha ganado4 37u1 pierde437u1 se echa de menos4 37u1 se hace con la vida se0ual4  'llas dicen9 

4ivir solas

  2&on las pareas pasa como con la economía, despu1s de una crisis, nada volveráa ser como antes y hay que estar dispuesto a adaptarse a los nuevos tiempos5.  2?o estoy de acuerdo con que Gmás vale soloHI. 8no no está solo porque seamalo estar acompa!ado, sino porque la vida lo ha llevado a esa situacin. ?o tengo nada encontra de estar acompa!ada, ni me cierro a esa posibilidad5.  2(o no estaría dispuesta a conformarme con un Gpeor es nadaI solo por estaracompa!ada5.  2(o no me siento una val=iria o una heroína por vivir sola. ?o lo elegí. 's eldestino, y lo único que te queda es embellecerlo y habitarlo lo meor posible5.  2:ivir solo no es una maravilla de entrada. 'so no es verdad. 'so se vuelveverdad con los a!os, con el tiempo, con la costumbre, cuando uno ha sido capa" de hacer desu vida algo creativo, a pesar de estar solo, y es capa" de llenar la cotidianidad con cosasagradables y duraderas. Ahora no puedo dear de preguntarme qu1 pasaría con todas esascosas si volviera a vivir con alguien. 3'staría dispuesta a renunciar45. 

Se$ualidad 

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  2%ardíamente descubrí que el se0o podía separarse del amor. %uve un amantedurante mucho tiempo con quien me veía únicamente para el se0o. ( despu1s yo quería que1l se fuera para su casa y seguir con mi vida, y 1l se iba5.  2(o echo de menos el momento Goso de pelucheI, el abra"o de la noche, no el

se0o. 'cho en falta alguien a quien cuidar y a quien abra"ar, no con quien follar5.  2(o descubrí mi vida se0ual despu1s de separarme5.  2Despu1s de mi última relacin, me cerr1 a cualquier encuentro se0ual. %eníamucho miedo. 6oy mantengo una relacin con un amigo. )e0o y amistad. ?o es una parea, pero no está mal. (o no quiero vivir con 1l, lo único que quiero es pasármelo bien5.  2(o tuve un amante mucho más oven que yo. Dur hasta que 1l se cas con otra, porque empe"aba a mirar el relo mientras estaba conmigoH 'ntiendo a las mueres que pagan a un gigol; uno paga para que el otro no mire el relo5. 

 &o que han ganado

  2(o no hubiera crecido lo que crecí si hubiera seguido casada con mi marido. (oera muy dependiente de 1l y la separacin me ha hecho crecer y sentirme mucho meorconmigo misma5.  2&uando me separ1, era un problema de supervivencia. B 1l, o yo, y @elegí yoAhora he llenado mi vida de tal forma que no hay espacio para una parea, ni siento que mehaga falta una parea5.  2&uando se acerca la vee", lo meor, lo más maravilloso, es apoderarse de la propia vida, yo no s1 si hubiera podido hacerlo acompa!adaH5. 

 &o que se echa de menos

  2$ara mí fue muy difícil darme cuenta de que a partir del divorcio yo era cabe"ade familia y todas las decisiones importantes tenía que tomarlas yo5.  2$ara mí lo más duro fue tener que v1rmelas con las cosas cotidianas de las quese hacía cargo mi marido, bancos, electricistasH5.  2(o echo de menos una conversacin con un hombre, el punto de vistamasculino. @6ay demasiadas mueres en mi vida5. 

"tra pareja

  2%ener una parea es una oportunidad de crecer, de conocerse, que te obliga a pensar en el otro. &on lo que yo s1 hoy, mis pareas anteriores habrían sido muydiferentesH5.  2(o soy una muer de parea, pero creo que una parea es algo que requieretiempo y dedicacin. 's algo que se construye con los a!os, @y no s1 si a esta edad me darátiempo #a, a, a5.  2La mayor parte de mi vida la he pasado en parea, no con la misma persona, pero siempre en parea. :erme ahora sola se me hace raro5.  2A mí, vivir en parea me gust, sobre todo compartir el día a día. ?o meimportaría tener otra parea, pero tampoco quiero renunciar a todo lo que tengo ni a miforma de vida actual5.

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  2La reencarnacin es una buena alternativa. &on lo que yo s1 hoy, estoy preparada para reencarnarme y vivir una vida en parea de otra manera5. 

'starán de acuerdo conmigo en que se trata de mueres e0cepcionales que,independientemente de los caminos que las condueron a cada una de ellas a vivir solas, han

sabido habitar su soledad. 3)u soledad4 &uando las escuchaba contar sus historias y reírsede sí mismas, cuando veía sus vidas con admiracin, me preguntaba si sus testimoniosservirían para el propsito del libro. @$ero si no están solas pensaba. @&ada una deellas se tiene a sí misma ( cr1anme, @no hay meor compa!ía Además, se tienen entreellas, @y no saben lo bien que se lo pasan @$or supuesto que agrade"co sus testimonios$ero lo que más le agrade"co a la vida es poder contar con ellas y tenerlas como amigas.@/racias, chicas @:a por ustedes 

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 Btra parea 

Iu< ser+, ser+,

  Khatever will 5e, will 5e)

  78K )'<P, )'<P

 Durante los peores momentos del duelo, mientras el otro ocupa todo nuestro

 pensamiento y su ausencia llena nuestra vida, no es posible pensar en nada ni en nadie queno sea el que se fue. $ero, con el tiempo, esa presencia se disipa y, poco a poco, quedareducida al estatuto de recuerdo. 'ntonces, solo entonces, volvemos a estar disponibles para pensar en otra relacin. %ímidamente, salimos otra ve" al ruedo, volvemos al baile de lavida y buscamos con qui1n bailar una pie"a, dos, tres, @toda la vida  &alibrar cuándo se está preparado para una nueva relacin y cuándo no, es todo unarte. (a vimos que hay quienes se lan"an de cabe"a al momento clavo y, cuando todavíaestán abiertas todas las heridas, se abra"an al primero que pasa por delante, rogando un poco de consuelo, un respiro, antes de sumergirse en el dolor. 'so no es encontrar una parea, eso es otra cosa, eso suele ser un apa!o, funcionar como un apa!o y fracasar comoun apa!o.  $ero 3qui1n dice cuándo estamos preparados para entablar una nueva relacin4 3'nqu1 libro pone cuánto tiempo hace falta para restablecerse de un desenga!o4 ?o losabemos, cada caso es cada caso, cada quien necesitará el tiempo que necesite, lo cierto esque se trata de un momento delicado.  Mi e0periencia me dice que las mueres solemos permanecer más tiempo que loshombres en ese limbo entre una parea y la siguiente. (a sabemos que cuando un hombretoma la decisin de separarse, generalmente cuenta, al menos, con un clavo para capear eltemporal, y cuando ha sido abandonado, no tarda en encontrar otros bra"os dispuestos aconsolarle. ?osotras, en cambio, podemos separarnos a pelo9 porque así no queremosseguir, porque así no nos gusta la relacin, porque no somos felices y esperamos otra cosade la vida y, aun en esos casos, tardamos en recuperarnos, @ni que decir cuando nos handeado $arece que el olor del anterior en nuestro cuerpo tarda más en e0tinguirse quenuestro olor en el cuerpo del otro; y a nosotras, ya se sabe, nos cuesta me"clar olores ysabores.  Despu1s de haber sufrido tanto, es normal que necesitemos un tiempo derecuperacin y es normal que un cierto instinto de animal herido nos protea de una recaída.A veces el miedo nos asalta por la espalda. 3)erá que vamos a repetir la misma historia43)erá que nunca vamos a encontrar a alguien que nos quiera bien4 Los fantasmas del pasado acechan, solo la realidad de otra relacin más placentera los dispersa. 

 Miedo a repetir 

 Lo cierto es que el miedo a trope"ar con la misma piedra está más que ustificado.

@'s nuestra especialidad $arece que una de las cruces con las que los humanos tenemosque cargar consiste en empe!arnos en repetir situaciones desagradables. <epetimos porque

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somos to"udos, porque, en ve" de baar la cabe"a y de abandonar la contienda con larealidad, nos empe!amos en insistir una y otra ve" en la misma historia con el propsito dedoblegar a esa realidad y de obligarla a darnos la ra"n, para así salirnos @al fin con lanuestra.  )alimos despeinadas de una película desastrosa, @fracaso rotundo de crítica y

 público <eunimos fuer"as para una nueva superproduccin, volvemos a hacer un casting ,y esta ve" parece que hemos elegido a un buen actor; peroH si le pedimos que represente elmismo papel y si el guin sigue siendo el mismo, lo siento, pero me temo que la historia seva a repetir. 37ue qui1n es el guionista4, pues la historia infantil, los padres, los hermanos,la 2agenda oculta5 de la que hablábamos en Mujeres malqueridas. ( es un guin difícil decorregir, porque no está escrito a lápi", ni en una pantalla de ordenador que se dee borrarcon una tecla, sino en una de esas pi"arras mágicas de la infancia Co al menos de la infancialeana de algunos, aquellas de cartn hechas con dos láminas de plástico que se untaban para escribir y que al separarse se borraban; de esas en las que por mucho que se borrara,siempre quedaban marcadas las huellas de lo que se había escrito. )i el guin insiste y nosdamos como contra una pared, lo meor es buscar ayuda para desentra!ar el nudoinconsciente que nos impide escribir y participar en una historia nueva, diferente y más placentera.  8na de las claves para que la pr0ima película salga meor que la anterior, ademásde cuidarnos del guin y de afinar el oo en el casting , consiste en cambiar nosotras de papel. @$rohibido volver a aceptar el papel de la actri" secundaria $rohibido volver a hacerde la amiga buena de la protagonista, de la muer sacrificada o de la amante escondida delgalán. De ahora en adelante, o protagonistas o nada. @Divas ?unca más postergarnos ennombre del otro. Ahora cambiaremos de lugar, y ocuparemos el primero, ahora nostomaremos más en cuenta.  )i de algo tiene que servirnos el sufrimiento del 2barranco5 que acabamos derecorrer es para aprender de la e0periencia. Los duelos forman parte de la vida por dosra"ones9 porque, nos guste o no, los vamos a encontrar en el camino y tendremos queatravesarlos, y porque, una ve" atravesados, nos conforman, pasan a formar parte denuestro bagae emocional y de nuestras herramientas para seguir adelante, siempre ycuando hayamos podido aprender algo de ellos. 

 Miedo a no gustar 

 Btro de los temores más e0tendidos concierne a la capacidad para volver a despertar 

una pasin. 7uien ha salido escaldada de una relacin fallida se pregunta si merece serquerida, si tiene lo que hay que tener para que un hombre se enamore de ella. )i no serádemasiado alta o demasiado baa; si no será demasiado mayor o si tendrá muy poco pecho,mucha celulitis o muchos =ilos; si no será muy 2neura5 o muy hist1rica como para que unhombre, en su sano uicio, quiera estar con ella.  :uelve el fantasma de 2la Btra5, y decidimos que hay una manera precisa de seruna muer deseable. &omo vimos en el capítulo de 2Blvidar es posible5, aquí empie"a laoperacin 2cambio de loo! 5, con sus aciertos y con sus desatinos. %odo lo que seacuidarnos y sentirnos meor con nosotras mismas siempre está bien; el problema es quecorremos el riesgo de transformarnos en alguien que no somos, con tal de parecernos a eseideal. 7uien quiera que venga a acompa!arnos en nuestra vida tendrá que querer a la que

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somos, tal cual somos, y no a la que 1l tiene en la cabe"a. %endrá que aceptar y querer a laque es demasiado alta o demasiado baa, a la gordita, a la que tiene poco pecho y muchoculo, a la obsesiva por el orden, a la que cocina fatal, a la despistada, a la madre de doshios y a la miope.  &uidado con el 2síndrome de &enicienta5 que vimos en Mujeres malqueridas) 

&uidado con cortarnos los talones o rebanarnos los dedos de los pies con tal de encaar enel "apatito de cristal que el príncipe nos impone. La vida es muy larga y para andarla a plenitud tenemos que estar cmodas en nuestro ser y en nuestros propios "apatos. 8no nose define por la persona que tiene a su lado, sino por la persona que uno es y por lo quehace en su vida. 

 1legir 

 A la hora de elegir una nueva parea, esto del casting  tiene su importancia. 'n la

medida en que nos hayamos concedido un tiempo para hacernos due!os y responsables denuestra propia vida, nuestra eleccin será más acertada. )i durante el duelo no hemos tenidotiempo suficiente para forar a solas nuestra propia barandita contra el abismo de la vida y,como dice el bolero, no soportamos 2la terrible soledad5, necesitaremos una rea que nos protea a toda costa, y no podremos elegir. 'staremos tan angustiados, que nos dará igualqui1n ocupe ese lugar, con tal de que el lugar no est1 vacío. Le daremos el papel al primerode la fila, aunque se pare"ca muchísimo al último protagonista o, lo que es peor, correremosen busca del último protagonista a devolverle su papel, a pesar de que haya demostradosobradamente su incapacidad para desempe!arlo con dignidad, con tal de no quedarnossolas.  's importante saber que, bien o mal, elegimos, siempre elegimos. Aun cuando pare"ca que solo nos deamos querer, estamos eligiendo. Aunque digamos9 2)1 que no tienefuturo, pero, total, es mientras tanto5, estamos eligiendo. A ciegas y sin criterio, peroelegimos.  $ilar, aquella paciente que vimos en el capítulo de 2)i te vas, me muero5, no podíasoportar estar sola. &ualquier hombre de los que ya conocía, o de los que acababa deconocer, le parecía el candidato perfecto para pasar con 1l el resto de la vida. /uapa yencantadora, no tenía ningún problema para ligar, así que con mucho cari!o y un poco desentido del humor, yo solía recordarle antes de salir de la consulta9 2@?o se case este fin desemana5. ( ella regresaba a la siguiente sesin con la buena nueva9 2@?o me cas1 @'lsábado estuve a punto, pero no me cas15. ( nos reíamos.  Durante las sesiones, cada ve" hablábamos más de su infancia difícil y menos de susconquistas. )emana a semana, se fue haciendo cada ve" más consciente de su necesidad decompa!ía, y de de confundirla con amor; ahora podía distinguir la diferencia que habíaentre un hombre y una barandita.  8n día, como si fuera la primera ve" que hablara del tema, dio9 

@%engo tantas cosas que recordar, tantas cosas enterradas en las que no quería pensar ?ecesito poner orden en mi cabe"a, pensar en mí. ?ecesito llorar y sacar toda estarabia. $oder pensar y hablar de todo lo que pas1 cuando era peque!a es lo más importanteque me está pasando ahora, y no quiero que un hombre me distraiga. 

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  'l trabao de $ilar se prolong durante muchos meses. 'ntretanto, conoci a suactual parea, y parece que esta ve" eligi bien. %engo entendido que despu1s de dos a!ossiguen untos y que han decidido tener ni!os. -r de rea en rea, de baranda en baranda, dedesenga!o en desenga!o no había sido un buen negocio para $ilar. :ali la pena darse untiempo para pensar en sí misma, para conocerse meor y comprender qu1 la empuaba a

esas elecciones desesperadas.  &ono"co a muchas personas que, como $ilar, arrastran duelos no resueltos que pretenden meter debao de la alfombra con la esperan"a de que el tiempo los desintegre sintener que mirarlos. $ero pasa que, desde el fondo de la alfombra, desde el último rincn, losduelos vuelven a cobrarse su tributo, y estorban el correr de la vida. Lo dicho, enfrentarlosy pasar por ellos, llorarlos y dearlos atrás nos hará más libres y dispuestos para un viaemeor. 

 >nternet 

 Me parece obligado dedicar un apartado a esa cantera infinita de pareas posibles

que es -nternet, y a sus muchísimas páginas de contactos. 6oy por hoy, -nternet hace lasveces del bar, del coro, de la parroquia o de la facultad, donde encuentran parea quieneshan salido de una relacin y no tienen ni vo" para cantar en un coro, ni edad para asistir a lafacultad. ?o es un secreto que cada ve" hay más personas que se atreven a buscar parea atrav1s de -nternet y que cada ve" hay más personas que lo consiguen. ?o obstante, todavíahay reparos. 8na paciente pas unos cuantos meses dudando si entraba o no en una de estas páginas, hasta que un amigo le dio9 2)i tú te apuntas, será que hay gente como tú que seapunta5. Btra, que se avergon"aba de estar en una de esas páginas, tard mucho encontárselo a su meor amiga. )u gran sorpresa fue cuando su amiga le dio una larga lista deamigos y conocidos que estaban anotados9 2%e lo aviso por si te los encuentras, para que note lleves el chasco de quedar con el compa!ero chulito del instituto5.  'stas páginas y su oferta ilimitada de posibilidades uegan con la ilusin del almagemela, con la fantasía adolescente de que, en alguna parte, en algún lugar, hay un príncipee0traordinario esperando por nosotras, un ser ideal que nos va a completar. Al fin,encontraremos esa otra mitad que nos falta para estar repletas, pletricas y satisfechas. )oloes preciso rellenar una lista de compatibilidades. 'ntonces, la pie"a e0acta que nos faltallegará navegando por -nternet en canoa, en trasatlántico o en velero, y encaará a la perfeccin en el pu"le de nuestra vida.  La profusin de 2flecha"os5 que se recibe desde estas páginas puede levantarle elánimo hasta al más melanclico. ?unca, nadie, en la vida real, recibe tantas miradas deadmiracin como 2flecha"os5 recibe quien se apunta a una página de contactos en -nternet.'s como ser la más guapa de la noche y andar por una alfombra roa imaginaria, levantando pasiones a su paso. @( eso desde casa @'n chándal @Berosas y despeinadas 37u1 másqueremos4 'mpie"a entonces el proceso de deshoar la margaritaF 2Mmmm... 3)erá este43)erá aquel45. $or suerte, Dar]in viene al rescate, la seleccin natural hace su trabao yfacilita muchísimo la tarea. Algunos se borran solos, otros no pasan la prueba del primerchat , algunos llegan hasta la conversacin telefnica y muy pocos al encuentro en vivo y endirecto. 'n ocasiones, algunos príncipes encantados pueden convertirse en sapos y algunascarro"as en calaba"as. Btras veces, la magia continúa y se producen encuentrose0traordinarios que se transforman en relaciones duraderas. 6e sido testigo de más de una.

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 "tra pareja

 -ndependientemente de la vía por la que cono"camos a esa persona, en algún

momento la nueva parea ya es un hecho. @Btra ve" la ilusin @Btra ve" el amor, la pasiny el embruo ?ada reuvenece tanto como estar enamorado. @:olvemos a tener quincea!os &ualquiera que est1 enamorado tiene quince a!os, y no puede trabaar ni atender losreclamos de la vida adulta. &ualquiera que est1 enamorado está abducido por su amor ysolo está disponible para nombrarle o para estar con 1l.  'n ocasiones, es la relacin con una nueva parea lo que realmente pone el puntofinal a la relacin anterior. :olver a la vida de parea con 2otra5 persona es un punto deinfle0in que nos coloca ante el final irrevocable con la parea anterior.  Ahora estamos con alguien que besa distinto, que nos llama de otra manera, que nostoma o no nos toma de la cintura mientras andamos, con alguien a quien le gusta o no legusta el cine, la música o los viaes. $uede que en esa constatacin haya momentos denostalgia. $uede que en esos momentos nos pare"ca que el pasado está crudo y que es presente. 's normal, el otro, ese que tanto nos cost olvidar, merece sus minutos dea!oran"a. )olo minutos.  Ahora hay que estar dispuesto a descubrir a la nueva persona que tenemos delantesin someterle al escrutinio est1ril de la comparacin con el pasado. 8na relacin está porestrenarse. %odo lo que fue rutina, ahora es sorpresa. %odo lo que fue costumbre, esasombro. @%iempo habrá para que una nueva rutina y unas nuevas costumbres searraiguen Mientras tanto, y por mucho que lo hayamos deseado, hay que acostumbrarse ala nueva situacin. Mi amiga Mar se plantea volver a vivir en parea despu1s de cuatro a!osde separada, y me contaba así lo que sentía9 

)i dear de vivir con alguien es una crisis, volver a vivir con alguien tambi1n es unacrisis. )i recuperar espacio en el armario es un alivio, volver a compartir el armario es unagobio. @&on lo feli" que estoy, nunca me imagin1 que me iba a costar tanto @?ecesito otroarmario urgente #a, a, aH 

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 Los tuyos, los míos y los nuestros 

Muchas de las personas que intentan hacer parea despu1s de una ruptura llevanmochila incorporada no solo en forma de e0periencia de vida, sino de carne y hueso, enforma de hios de todas las edades. )i encontrar acomodo entre dos personas adultas que se

quieren es difícil, @cuánto más lo será cuando hay que incluir en el pu"le la vida cotidianade los ni!os  $ara empe"ar, es difícil hacer vida de single   single significa solo cuando no seestá solo. Los padres separados son singles de calendario en mano9 28n fin de semana sí yotro no; este mi1rcoles puede que sí, el pr0imo seguro que noH5. ( esto sin contar con elcaso de9 2'ste fin de semana no me tocan los ni!os, pero la peque!a está enferma y sequeda conmigo5. Los 2flecha"os5 de -nternet tienen que esperar a que los ni!os est1n en lacama y la urgencia de los amantes a que los ni!os est1n con el padre. 7ueda muy pocomargen para la espontaneidad y el fluir natural de los acontecimientos. 'l amor tiene queencaar en el espacio estrecho de un calendario, que será cualquier cosa menos privado yque ninguno de los amantes interesados controla por completo. &uando ambos participantesde la posible parea están en la misma situacin, el encae de bolillos que tienen que hacercon las horas y con los minutos es digno de admiracin.  De todas formas, quienes se separan y tienen hios han de contar con esos hios pararehacer su nueva vida. 'n ningún caso el 2borrn y cuenta nueva5 debe incluir a los hios.7uien quiera que acompa!e su vida de ahora en adelante tendrá que hacerlo aceptando elequipae completo9 parea, sombra de la e0parea e hios. &on la sombra de la e0parea se puede negociar. Los hios no son negociables, son nuestra responsabilidad y siempre tienenque ocupar un lugar preferencial.  A pesar de todas las dificultades obetivas con las que se encuentran quienes llegana una relacin con hios de una unin anterior, cada ve" son más las familias recompuestasque aúnan 2los tuyos, los míos y los nuestros5, lo que habla en favor de la necesidad quetenemos de vivir en familia y de forar la"os significativos. 

;n lugar que ocupar 

 8no de los aprendi"aes más difíciles y más importantes de la vida consiste en saber 

qu1 lugar hay que ocupar en cada momento. $or eemplo, un beb1, mientras que es un beb1,ocupa el lugar más importante de la casa y sus horarios se imponen al resto de la familia.&uando empie"a a crecer, debe cambiar de lugar, primero físicamente; ha de salir de lahabitacin de los padres y ocupar su propia cama y su propia habitacin, y luego, tendráque aprender a obedecer las normas y los horarios que marquen los padres. 'l padre tieneque ocupar ahora su lugar de padre y de marido, separar el idilio entre la madre y el beb1.La madre seguirá haciendo de madre, pero volverá a hacer de muer y renunciará al vínculoe0clusivo y privilegiado que tenía con el beb1, y este empe"ará a eercer de ni!o, será unomás en la familia y, en la mayoría de los casos, será uno menos, el e0cluido. 'l crecimientoobliga a todos los integrantes de la familia a cambiar de lugar. Ahora los padres no estánsolamente para complacer al peque!o, sino para educarle y ense!arle a convivir.  Los padres están obligados a ocupar su lugar de adultos, a se!alar los límites y amarcar la diferencia entre generaciones. 's la 1poca en la que se impone el 2$orque lo digoyo, que soy tu padre5, esa frase que tiene ahora tan mala prensa y que tanto alivia y

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acompa!a a los peque!os porque les permite ocupar únicamente su lugar de ni!os y noverse abrumados por esa loca pretensin de ocupar toooodoooos los lugares.  <ecibo en la consulta a muchos padres desesperados porque no saben cmoenfrentarse a un peque!o monstruito de dos a!os. )uele suceder que ellos no supieroncambiar a tiempo de lugar, no supieron renunciar a ser los padres de un beb1 y a ocuparse

del arduo trabao que supone ser los padres educadores de un ni!o peque!o. Lo mismoocurre con el advenimiento de la adolescencia, los padres han de ocupar su lugar de padres,no el de amigos ni el de colegas, pero, a la ve", han de reconocer que ya no son los padresde un ni!o al que se puede controlar, sino de un ser 2en vías de desarrollo5; por tanto,tendrán que respetar el nuevo lugar que ocupa el hio, que ha deado de ser un ni!o y al quehabrá que escuchar y cuya intimidad ha de ser tenida en consideracin.  A lo largo de nuestra vida participamos en muchas películas simultáneamente. )aber en cada momento cuál es el personae que nos toca interpretar e interpretarlo es una de lasclaves para que la película salga bien. )i no sabemos qu1 papel nos toca representar, puedeque usurpemos el de otro personae y nos peleemos por decir sus frases, en ve" de decir bien las nuestras. $uede que estemos perdidos y seamos Personajes en 5usca de autor, oque nos d1 por improvisar y decir frases sueltas en esta o en aquella película, o que pretendamos desempe!ar el mismo papel en todas las películas, y ser la princesita lo mismoen el cuento de hadas que en &a matana de Te$as o en &a chaqueta met+lica) 'n todos loscasos anteriores, nuestra participacin en la película sería un verdadero desastre. 'n eltrabao, en la vida de familia, con las amigas, con la parea, en el ámbito social, nos tocaocupar un puesto determinado que nos conviene respetar, y cuando el papel que nosadudican no nos conviene, @lo meor es cambiar de película  *ueno, pues si esto de ocupar el lugar que nos corresponde es un arte difícil dedome!ar en una situacin más o menos conocida, cuando se trata de familias recompuestas,de 2los tuyos, los míos y los nuestros5, la situacin se vuelve muchísimo más complicada.  %us hios, 3son mis hios4 Mis hios, 3son tuyos4 ?uestros hios, 3son hermanitos o primos de sus hermanos4 $uedo cuidar a tus hios como si fueran míos, pero 3puedocorregirlos4 %ú eres la muer de mi padre 3o mi cuidadora4 3%engo que peinarme como túme peinas o como me peina mi madre4 %ú eres el marido de mi madre 3o mi padre y miguía4 'l reparto de todos estos papeles tiene que establecerse con la mayor claridad posibledesde el principio. 3'n qu1 consiste ser una 2madrastra54 3'stoy obligada a ser una brua otengo que ser un hada madrina4 3( cmo se debe comportar un padrastro4 3$uedo imponermi criterio en esta familia que no es mía4 3$uedo sentirme en mi casa y marcar las normas4( los hios, 3a qui1n tienen que pedir permiso para salir4 3$ueden llevar amigos a casacomo hacían antes4 3A qui1n tienen que obedecer4  2%ú no me mandas a mí5 es una frase que todos hemos dicho en algún momento denuestra vida. 'l caso más claro de este grito de libertad es el de #ulia, la hia de mi amiga-sabel, que con tres a!os, solía chillarle a su madre cada ve" que se sentía contrariada92@@@#8L-A ') M[A @@@#8L-A ') M[A5, como una forma desesperada de marcar suterritorio. &uando esta frase se dice ante los padres biolgicos no tiene demasiadasconsecuencias, el problema puede surgir cuando se dice ante un padre o una madresustitutos, que no tienen muy claro qu1 papel les ha tocado desempe!ar en esta nueva película y pueden sentirse heridos o maltratados.  7ue cada uno encuentre su propio lugar en esta historia llevará su tiempo, y me parece que quien tiene que adudicar los papeles es el padre biolgico correspondiente. $aralograrlo es importante plantear la situacin con la mayor claridad posible desde el principio.

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  *lanca estaba encantada de tener una amiga mayor tan guapa y tan simpática que lededicaba muchísimo tiempo, con la que se sentaba a hacer collares y a dibuar, y que se ponía de su parte si papá decía que ya era hora de cenar o de dormir. ?o entendía muy bien por qu1 esa amiga prefería irse a dormir en la cama de papá, en ve" de dormir con ella en lacama nido, @con lo bien que se lo podrían pasar untas

  *lanca estuvo encantada, hasta que descubri que su amiga no era su amiga, sino lanovia de papá, y que la novia de papá iba a tener un hio. 8n beb1 que, no sabe bien porqu1, dice papá que será su hermanito. 'ntonces *lanca se sinti traicionada por partidadoble, por su padre y por su nueva amiga. )e sinti mucho más e0cluida de lo que hubiera podido sentirse si le hubieran e0plicado la verdadera situacin desde el principio, y si laamiga de papá hubiera sabido ocupar su lugar de muer, en ve" de insistir en ganarse a lani!a haciendo ella tambi1n de ni!a y de cmplice de la peque!a.  Ana, en cambio, se sinti muy contenta una noche que vio cmo su madre searreglaba y se ponía muy guapa para salir y empe" a cantar a vo" en cuello9 2@Mamá tienenovio @Mamá tiene novio @Le van a dar besos @Le van a dar besos5.  Más allá de su identificacin con una madre atractiva y deseable, Ana estabaaliviada de que mamá tuviera con quien compartir su vida y de verse liberada de cargar ellasola con todo el peso de la vida afectiva de su madre. De ahora en adelante, ella solo tendríaque ocupar su lugar de hia de mamá y no el de amiga, confidente, novio y compa!era. ?osabemos si Ana seguirá igual de contenta cuando mamá vuelva a quedarse embara"ada, ocuando su nuevo novio venga a vivir a casa con sus dos hiosH $ero, por ahora, el que unadulto ocupe la vacante que de papá supone una gran tranquilidad para la peque!a. 

-Preguntar o in*ormar/

 8na persona separada tiene derecho a tener todas las relaciones que quiera hasta

encontrar a alguien que encae en su vida, pero me parece que a los hios hay quemantenerlos al margen de la vida amorosa de los padres, al menos hasta que esa vidaamorosa se afiance y pase a formar parte tambi1n de la vida de los hios. ?o hace faltasometer a los hios a los sucesivos novios o novias de los padres. 'so forma parte de laintimidad de los mayores, y un hio, en su lugar de hio, no tiene por qu1 servir deconfidente ni de 2colega5 de ninguno de los padres, independientemente de la edad quetenga.  8na ve" que la relacin está suficientemente consolidada, hay que informar a loshios, repito, informarles, no pedirles opinin. 'so es tratarles como hios. 7uienes tienenque hacer el casting  y elegir nueva parea son los adultos. Así como a los ni!os no lesconsultamos la hipoteca, tampoco les preguntamos sobre la pertinencia de una nueva parea. &ompartir con ellos, incluirlos en la vida en familia vendrá con el tiempo y,dependiendo de la edad de los ni!os, en cada momento habrá que @enfrentar la tormenta decelos, de la rabia y de la e0clusin lo meor posible 

 Perder la e$clusividad 

 8na de las primeras consecuencias de rearmar familias es que los hios pierden

aquella ilusin de e0clusividad que habían adquirido despu1s de la separacin. 'n su

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momento habían perdido a una familia, pero habían ganado a un padre y>o a una madre solo para ellos. 'se será uno de los mayores reclamos con el que los padres tendrán que lidiar.Así lo atestiguan estos dos testimonios que escuch1 de una ni!a de once a!os y de unachica de diecis1is9 

Al principio, despu1s de la separacin, yo tenía en e0clusiva para mí a mi madre y ami padre, y podía tener lo meor de los dos mundos. $ero cuando &arlos vino a vivir a casacon su hio, todo eso cambi, y ahora tenía que compartir a mi madre no solo con su parea,sino con otro ni!o que ni siquiera era mi hermano. 

Desde que mi padre se ech novia, mi relacin con 1l cambi totalmente. A partir deentonces, tenía que compartirlo con otra muer, y lo peor fue cuando naci mi hermanita;ahora sí que había deado de ser su princesita para siempreH @Demasiada competencia encasa $refería estar en casa de mi madre, que seguía sola, aunque fuera más aburrido. 

 ?o solo se pierde, tambi1n se puede ganar una familia que se había desperdigado.)e ganan hermanos, se ganan amigos y madrastras o padrastros que pueden eercer muy bien su funcin materna o paterna más allá de lo que marque la biología. 

 &a som5ra de la e$

 &uando uno de los dos intenta recomponer su vida antes que su e0, es muy posible

que la familia tropiece a cada momento con el fantasma o no tan fantasma del e0 encuestin.  $uede que lleven mucho tiempo separados, da igual. &uando la posibilidad de unanueva familia aparece en el hori"onte, el 2efecto die" minutos5 toma el mando, la sensacinde e0clusin es enloquecedora y la 2sombra5 de una e0 puede solidificarse y encarnarse enMedea, aquella muer que, con tal de conseguir sus obetivos, no le importaba hacer sufrir asus propios hios. Mientras intenta atormentar la vida al e0, y sobre todo a la nueva pareadel e0 a su nueva 2Btra5, Medea le amarga la vida a toda esa familia en la que tambi1nestán sus hios. )on esas mueres que empie"an a poner todo tipo de inconvenientes cuandosaben de la e0istencia de una nueva parea; cambian fechas, mandan a los ni!os sin ropasuficiente, llaman sin parar, impiden que los ni!os vean al padre, malmeten contra la nuevamuer y se instalan a vivir en todos los rincones de la nueva familia en calidad de sombra9critican la comida que les dan a los ni!os, las costumbres que adoptan, los horarios desue!o, los comentarios, las salidas, el destino de las vacaciones, la ropa que les compran.$or supuesto que todo les resulta inadecuado, porque, para ellas, lo inadecuado está en elfondo de la situacin y consiste en que ellas ya no están y que aquel lugar que fue suyoahora lo ocupa otra muer.  )i uno les preguntara9 237uerrías volver a vivir con tu e0marido45, el V por cientode ellas contestaría9 2@?i loca5. ?o es que lo quieran para ellas, es que no quieren que otravenga a disfrutarlo. 6acen con el marido como los ni!os con sus uguetes. $uede que nuncahayan reparado en un coche o en una mu!eca determinada hasta que mamá decide hacerlimpie"a de armario y regalar el coche o la mu!eca a un primito menor. @-mposible 'n esemomento descubren su pasin por la mu!eca o por el coche y no aceptan que nadie se losquiteH Aunque vuelvan a dear el uguete arrinconado al fondo de un can.

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  ?o es fácil para ningún e0 ver cmo el otro puede rearmar una familia mientras que1l o ella siguen intentando recomponer los pedacitos de su sola e0istencia. Lo s1. )1 que enesos momentos la rabia y el resentimiento comandan la situacin, s1 que la sensacin deinusticia arrasa con todo y que es insoportable ver desde fuera una fiesta de felicidad a laque uno no ha sido invitado. $ero nada de eso da derecho a amargar la vida a los hios, que

son quienes más van a sufrir las consecuencias de la contienda porque se sentirán a la ve"traidores y traicionados. Da igual la sensacin de inusticia que sienta el e0, nada le daderecho a perturbar la vida de sus hios, que, repito, son las verdaderas víctimas.  <ecuerdo el caso de Manuel, un ni!o de cinco a!os, de padres separados, que vivíacon su madre en casa de los abuelos. 'n este caso, la lucha por el poder se había establecidoentre el padre de mi paciente y el abuelo materno. La lealtad del ni!o estaba comprometidaentre esas dos figuras tan importantes para 1l. 'n la consulta repetía siempre el mismo uego9 armaba un campo de fútbol en el que solo había dos porteros y una pelota. Kl mismoidentificaba a los porteros como su padre y su abueloH ( no hacía falta ser muy intuitivo para saber que la pelota era 1lH  ?o había duda, la verdadera víctima de esa contienda, el que al final recibía todaslas patadas, era mi pacientito, quien sentía que querer o respetar a cualquiera de los dossuponía traicionar al otro, y no tenía salida. 7uería muchísimo a ambos y no queríadecepcionar a ninguno. 'staba demasiado ocupado en dilucidar sus afectos, en esconder sus preferencias, en esquivar patadas y no le quedaba espacio para funcionar cmodamentecomo un ni!o de su edad, tal ve" por eso su fracaso escolar era rotundo y a su edad,todavía, no podía controlar sus esfínteres.  'n estas situaciones de familias recompuestas, las dos mueres implicadas tienenque aprender a convivir con su 2Btra5, sin que esa convivencia sea un infierno para el restode la familia. La antigua muer tiene que renunciar al trono, y respetar que, al menos cadaquince días, sus hios están al cuidado de otra, con la que inevitablemente competirán porser la meor madre del mundo. La nueva, por su parte, tiene que ganarse un lugar yocuparlo, sentirse con derecho a su sitio, sin necesidad de humillar a la e0muer, ni demenospreciar a los ni!os. ?inguna de las dos debería imponer su presencia a toda costa. Lae0 es la madre biolgica de los ni!os y eso le da ciertos derechos. La nueva muer es la parea oficial del padre y eso le da otros privilegios. 'n cualquier caso, tanto la una como laotra tendrán que renunciar a ser la única, porque ninguna lo es, y ambas deberían anteponerel inter1s de los hios al suyo propio. 

 Algunas recomendaciones

  ?o hay duda, cada caso es único y cada familia tendrá que v1rselas con sus propias

 peculiaridades; sin embargo, hay unas cuantas pautas universales que puede que ayuden seacual sea la situacin. 's importante que los padres biolgicos hayan rehecho o no su vida  dispongan de un tiempo cada semana para estar a solas con cada uno de sus hios. (a s1que no es fácil, pero el ruido que hace la nueva familia, los tiraUyUafloa de las nuevasrelaciones, los malabarismos con el e0, las e0igencias de los hios del otro, las e0igenciasdel otro, pueden enturbiar las relaciones con los propios hios, y el de los hios es el únicolugar indiscutible en toda esta historia. Tus hios biolgicos siempre serán tus hios, y esohay que cuidarlo y atenderlo.  's importante darse un tiempo de auste a todos los nuevos cambios de lugar que

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supone rearmar una familia con tantos participantes diferentes. ?o es fácil, pero es posible;muchísimas pareas lo han conseguido con mayor o menor dificultad, pero lo hanconseguido. )i la situacin parece insostenible, siempre se puede pedir ayuda a un profesional que no tome partido ni por unos ni por otros y que pueda pensar libremente yayudar a los miembros de esta e0tra!a familia a encontrar su nuevo lugar y a ocuparlo.

@)uerte

 

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 Btra despedidaH

 

 1sto tam5i<n pasar+#

  $<B:'<*-B &6-?B

 

Llevamos todo un libro hablando de la importancia de pasar página, y ahora, ustedestá a punto de pasar tambi1n la última página de este libro. )in embargo, a diferencia deaquella relacin que termin, y cuya despedida tanto la ha hecho sufrir, a estas páginas podrá volver cada ve" que lo necesite, porque este es un libro que se dea releer y que puede acompa!arla en otros momentos difíciles de su vida.  'n la *iblia C'clesiast1s Y, J se dice que bao el sol hay tiempo para todo. ( enestas páginas hemos descubierto que tambi1n hay un tiempo para amar y un tiempo parasepararse. 8n tiempo para ideali"ar y un tiempo para poner los pies sobre la tierra. %iempo para necesitar al otro y tiempo para independi"arse de 1l. %iempo para hablar y tiempo paracallar. %iempo para despedirse y tiempo para abandonar. %iempo para negar y tiempo para

reconocer la verdad, aunque nos duela. %iempo para enfadarse y para odiar y tiempo paraentender y perdonar. 8n tiempo para asustarse mucho y un tiempo para tomar con firme"alas riendas de la propia vida. %iempo para llorarH. C'ste es lento, pero tambi1n pasará. 8ntiempo para aceptar la realidad y un tiempo para adaptarnos a ella. %iempo para tomarse untiempo y para darle tiempo al tiempo. %iempo para distraernos del dolor y tiempo paraatravesarlo. %iempo para limpiar la vida del polvo del pasado. %iempo para perdonar ytiempo para recordar. %iempo para esperar, en contra de toda esperan"a, y tiempo paradesistir. %iempo para culparnos y tiempo para perdonarnos. %iempo para olvidar y tiempo para volver a amarH ( para empe"ar otra ve" el ciclo del tiempo y de la vida.  ?o se desespere y @dese un tiempo  Me he esmerado en escribir un libro dulce sobre un tema tan amargo como las

separaciones y el duelo. @'spero haberlo conseguido Así que confío en que usted hayaencontrado en estas páginas una mano amiga, firme y confiable para estos días en los que elsol no sale; espero haber sido una buena compa!ía para esas tardes eternas de no entenderqu1 fue lo que pas, cmo pudimos llegar hasta este punto y qu1 va a ser de mí. $uede que, por momentos, la lectura le haya resultado dolorosa. @Me hubiera encantado ser portadoraúnicamente de las buenas noticias y ahorrarle este dolor $ero tenía que ser honesta,honesta con usted como lectora, y honesta conmigo misma como muer y como psicoanalista. Me daría por satisfecha si con este libro usted ha sentido que no estaba sola

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en esta dura travesía y se ha sentido comprendida y acompa!ada.  ?o es fácil atravesar el 2barranco5, ya lo sabemos, pero no hay más remedio. (,además, @vale la pena Del otro lado nos espera la vida, como nos espera el verano a lavuelta de la esquina, aun en estos días de febrero en los que parece que el frío del inviernonunca va a terminar. &uanto más pronto nos pongamos manos a la obra, antes saldremos

del dolor. &uanto antes deemos atrás al pasado, antes tendremos todo nuestro serdisponible para la vida que hay delante, esperándonos.  37u1 podemos aprender de una separacin4 )ería todo un logro si salimos del2barranco5 con el firme propsito de no trope"ar de nuevo con la misma piedra. 37u1 podemos aprender del duelo por un amor perdido4 7ue somos capaces de atravesarlo sinmorir en el intento. 'n Mujeres malqueridas hablábamos de la tendencia que tenemos lasmueres a tratar a los hombres como si fueran unos beb1s desvalidos que necesitan denuestros cuidados para sobrevivir. *ueno, si algo debemos aprender despu1s de una resacade dolor es a usar, para con nosotras mismas, esa capacidad maternal que hemos utili"adocon la parea. 'mpe"ar a cuidarnos, a mimarnos, a tratarnos bien, a mirarnos concompasin y no con e0presin de reproche o de e0igencia. )i de algo debe servir el dolor deuna ruptura será para aprender a protegernos de nosotras mismas y de cualquiera que noest1 dispuesto a querernos como merecemos. (a saben, hay que guardar la capita desupermueres y @esconder ese látigo  'stoy segura de que este proceso le ha servido para conocerse meor y perdonarse lahumanidad que la recorre. 'stoy segura de que la vida que le queda por delante puede sermeor que la que dea a sus espaldas. 'stoy segura de que esta reedicin, corregida yaumentada, de sí misma deará un eemplar meor perfilado y más completo, en el quetambi1n habrá cabida para los malos ratos, porque ahora sabe que no son eternos, que esos,como los otros, tambi1n pasarán y forman parte de la vidaH 'stoy segura de que en algúnmomento mirará con ternura su pasado y con ilusin y esperan"a su futuro.  @%iene usted el resto de su vida por delante @*uena suerte

 

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$rimera edicin en libro electrnico Cepub9 mayo de J  -)*?9 VXNUNZUVVXUXXJU` Cepub  &onversin a libro electrnico9 #. A. Dise!o 'ditorial, ). L. 

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