Maxwell, Grover - El Estatus Ontológico de Las Entidades Teóricas

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  • EL ESTATUS ONTOLGICO DE LAS ENTIDADES TERICAS *

    GROVER MAXWELL

    El hecho de que cualquiera pueda hoy sostener seriamente que las entidades a las que se refieren las teoras cientficas son solamente ficciones convenientes, o que lo que se dice de dichas entidades es completamente traducible en trminos de puros contenidos sensoriales o de objetos fsicos cotidianos, o que el hablar de dichas entidades se deba considerar como parte de un mero dispositivo de clculo y, por lo tanto, sin contenido cognoscitivo, todo esto me parece tan incongruente con la actitud y la prctica cientficas y racionales, que siento que este artculo debera considerarse como un combate contra molinos de viento. Pero son de sobra conocidos los puntos de vista instrumentalistas de fsicos sobresalientes como Bohr y Heisenberg (ni hace falta citarlos), y en un libro reciente altamente calificado, el profesor Ernest Nagel concluye que la oposicin entre las concepciones [realista e instrumentalista de las teoras] es un conflicto entre formas preferidas de hablar y el problema acerca de cul de ellas es la posicin correcta tiene slo inters terminolgico.1 Al parecer el ave Fnix no descansar en paz.

    La literatura sobre el tema es, por supuesto, voluminosa y el tratamiento comprehensivo del problema est mucho ms all del mbito de un solo ensayo. Me limitar a un pequeo nmero de argumentos constructivos (a favor de una interpretacin de las teoras

    * T he Ontological S ta tu s of T heoretical E ntities" apareci en H. Feigl y G. Maxwell (eds.), Minnesota Studies in the Philosophy of Science , voi. III (Scienti fic Explanation, Space and T im e), M inneapolis, U niversity of M inneso ta Press, 1962. Se publica en espaol con licencia de la editorial. La tra duccin es de M arcela C inta, Len Oliv y A na R osa Prez R ansanz.

    1 E. Nagel, The Structure of Science , Nueva York, H arcourt, Brace and W orld, 1961, cap. 6. [Traduccin al espaol: La estructura de la ciencia , Buenos Ares, Paids, 1968.]

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    radicalmente realista) y a un examen crtico de algunas de las suposiciones ms cruciales (a veces tcitas, a veces explcitas) que parecen haber generado la mayor parte -de los problemas en esta rea.2

    EL PROBLEMA

    Aunque este artculo tiene un alcance limitado, aspira por lo menos a ser autocontenido. Dar, entonces, una introduccin seudo- histrica al problema con un relato de ciencia ficcin (o ciencia ficticia).

    En tiempos anteriores al advenimiento del microscopio, viva un cientfico del estilo de Pasteur a quien, siguiendo la costumbre, llamar Jones. Reflexionando sobre el hecho de que ciertas enfermedades parecan transmitirse de una persona a otra por contacto corporal o por contacto con artculos previamente usados por la persona afectada, Jones empez a especular acerca del mecanismo de la transmisin. Como muleta heurstica, record que hay un mecanismo observable obvio para la transmisin de ciertas afecciones (como los piojos del cuerpo), y postul que todas, o la mayor parte, de las enfermedades infecciosas se propagaban de manera similar, pero que en la mayora de los casos los bichos correspondientes eran demasiado pequeos para ser vistos, y posiblemente, algunos de ellos vivan dentro de los cuerpos de sus huspedes. Jones procedi a desarrollar su teora y a estudiar sus consecuencias

    2 Estoy en d euda con diversas fuentes en cuan to a la gnesis y p a r te del contenido de a lgunas de las deas aqu expresadas; a lgunas de las que m s influyeron son H . Feigl, E xistentia l H ypotheses , Philosophy of Science , 17:35-62 (1950); P. K . Feyerabend, An A ttem p t a t a Realistic In te rp re ta tio n of Expe- rience , Proceedings of the A ciato te lian Society , 58:144-170 (1958); N. R . Han- son, P a te m e o f Discovery, C am bridge, Cam bridge U niversity Press, 1958, [traduccin al espaol: Patronee de eecubrimiento, M adrid , A lianza E dito rial, 1977]; E. Nagel, loe. cit.; K arl Popper, The Logic of Scieniific Diecovery, Londres, H utchinson, 1959 [traduccin al espaol: La lgica de la inveeiigacin cientfica, M adrid , Tecnos, 1967]; M. Scriven, D efinitions, E xplanations and T heoris , en M innesota Stvdiee in the Philosophy of Science, vol. II, H. Feigl, M. Scriven y G. Maxwell (eds.), M inneapolis, U niversity of M innesota Press, 1958; W ilfrid Sellara, Em piricism and the Philosophy of M ind , en Minnesota Studies in the Philosophy of Science, vol. I, H. Feigl y M. Scriven (eds.), M inneapolis, U niversity o f M innesota Press, 1956, y T he Language of Theories , en Current Isev.es in the Philosophy of Science, H. Feigl y G . Maxwell (eds.), Nueva York, H olt, R inehart and W inston, 1961.

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    contrastables, algunas de ellas parecan ser de gran importancia para evitar la propagacin de la enfermedad.

    Despus de aos de lucha contra una incredulidad recalcitrante, Jones logro que se adoptaran algunas de sus medidas preventivas. Se evit el contacto con, o la proximidad a, personas enfermas cuando esto era posible, y los artculos que utilizaban eran desinfectados (trmino acuado por Jones) por medio de altas temperaturas o tratndolos con ciertas preparaciones txicas a las que Jones llam desinfectantes. Los resultados fueron espectaculares: en diez aos el ndice de mortalidad haba disminuido 40%. Jones y su teora lograron el bien merecido reconocimiento.

    Sin embargo, los crobios (trmino terico acuado por Jones para referirse a los organismos productores de enfermedades) despertaron gran inquietud entre muchos de los filsofos y de los cientficos con inclinaciones filosficas de ese tiempo. La expresin de esa inquietud empezaba por lo regular aproximadamente as: Para dar cuenta de los hechos, Jones debe suponer que sus crobios son demasiado pequeos para ser vistos. Entonces los postulados mismos de su teora excluyen el que sean observados; son en principio inobservables. (Hay que recordar que nadie haba concebido algo como un microscopio.) Esta comn observacin preliminar era seguida por diversos anlisis e interpretaciones de la teora de Jones. Segn una de ellas, los pequeos organismos eran meramente ficciones convenientes fagons de parlei extremadamente tiles como mecanismos heursticos para facilitar (en el contexto de descubrimiento) el pensamiento de los cientficos, pero no deban tomarse en serio en la esfera del autntico conocimiento (en el contexto de justificacin). Un punto de vista estrechamente relacionado con ste era que la teora de Jones era meramente un instrumento til para organizar enunciados de observacin y (por ello) para producir resultados deseados, y.que por lo tanto no tena sentido preguntar cul era la naturaleza de las entidades a las que se refera, como tampoco lo tendra el preguntar cul es la naturaleza de las entidades a las que se refiere un martillo o cualquier otra herramienta.3 S , podra haber dicho un filsofo,

    3 Tom p re s tad a la analoga del m artillo de E. Nagel, Science and (Feigl's) Sem antic R ealism ", Pkilosophy o Science, 17:174-181 (1950), pero debe sealarse que el profesor Nagel d e ja claro que no necesariam ente se adhiere al pu n to de v is ta que e s t explicando.

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    las expresiones tericas de Jones son slo sonidos o marcas sobre el papel que no tienen sentido y que al correlacionarse con enunciados de observacin, por medio de reglas sintcticas apropiadas, nos permiten predecir con xito y adems organizar los datos de manera conveniente. Estos filsofos se llamaron a s mismos ins- trumentalistas .

    Segn otro punto de vista (que, sin embargo, pronto pas de moda), aunque las expresiones que contienen los trminos tericos de Jones eran enunciados genuinos, eran completamente traducibles a un conjunto (tal vez infinito) de enunciados de observacin. Por ejemplo, se deca que Hay crobios de la enfermedad X en este artculo era traducible a algo similar a esto: Si una persona toma este artculo sin tener ciertas precauciones, contraer (probablemente) la enfermedad X\ y si a este artculo se le somete primero a una alta temperatura, entonces, si un persona lo toma despus de esto, antes de que tenga contacto con otra persona con la enfermedad X (probablemente) no contraer la enfermedad X ; y . . . .

    Prcticamente todos los que sostenan cualquiera de estos puntos de vista admitan, e incluso insistan en que las teoras tenan un papel til y legtimo en la empresa cientfica. Su preocupacin era la eliminacin de seudo-problemas que podan surgir, digamos, cuando uno empezaba a preguntarse por la realidad de la entidades supraempricas, etc. Sin embargo, haba tambin una escuela de pensamiento, fundada por un psiclogo llamado Pelter, que difera de manera interesante de posiciones como sta. Sus miembros sostenan que, mientras que los crobios de Jones podan muy bien existir y ser completamente reales, no deberan ser en absoluto una preocupacin de la investigacin mdica. Insistan en que si Jones hubiera utilizado la metodologa correcta, habra descubierto, aun antes y con mucho menos esfuerzo, todas las leyes observacionales relacionadas con la adquisicin , transmisin, etc., de enfermedades, sin tener que introducir eslabones superfluos (los crobios) en la cadena causal.

    Ahora bien, por temor a que se impaciente el lector, me apresurar a recalcar que no pretendo que esta cruda parodia convenza a nadie, ni siquiera que arroje serias dudas sobre las sofisticadas variedades de cualquiera de las posiciones reduccionistas que se caricaturizan (algunas de ellas no muy severamente, afirmara yo) en

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    el prrafo anterior. Estoy consciente de que hay distintos tipos de entidades tericas; el estatus conceptual y terico de algunas de ellas difiere en aspectos importantes de los crobios de Jones. (Discutir algunos de ellos ms tarde.) Permtaseme entonces concluir rpidamente este preludio (la historia de Jones) a nuestro examen de observabilidad.

    Jones tuvo la buena suerte de vivir para ver el descubrimiento del microscopio compuesto. Sus crobios fueron observados con gran detalle, y fue posible identifican el tipo especfico de microbio (as empezaron a ser llamados) que era responsable de cada enfermedad diferente. Algunos filsofos admitieron su error sin ms y se convirtieron a concepciones realistas de las teoras. Otros recurrieron al idealismo subjetivo o a un extremo fenomenalismo, del que haba dos variedades principales. Segn una de ellas, el lenguaje de observacin legtimo tena como trminos descriptivos slo los que se referan a datos sensoriales. La otra sotena la tesis ms fuerte de que todos los enunciados factuales eran completamente traducibles al lenguaje de datos sensoriales. En ambos casos, dos cosas cualesquiera que no sean datos sensoriales (por ejemplo, una entidad terica y lo que generalmente se llamara un objeto fsico observable) seran realmente del mismo estatus. Otros se las ingeniaron para modificar sus puntos de vista menos drsticamente. Un grupo sostuvo que los crobios de Jones nunca haban sido de hecho inobservables en principio, porque, decan, la teora no implicaba la imposibilidad de encontrar un medio (por ejemplo, el microscopio) para observarlos. Una afirmacin ms radical fue la de que los crobios no se observaban; se argumentaba que lo que se vea por el microscopio era slo una sombra o una imagen ms que un organismo corpreo.

    LA DICOTOMA TERICO-OBSERVACIONAL

    Dejemos de lado estas ficticias posiciones filosficas y consideremos algunas de las posiciones sostenidas de hecho que les corresponden burdamente. Empezando por la ltima, es interesante hacer notar el siguiente pasaje de Bergmann: Pero es justo sealar que si nos adherimos estrictamente a este [...] anlisis metodolgico y terminolgico [de la tesis de que no hay tomos] [... ] incluso las

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    estrellas y los objetos microscpicos no seran cosas fsicas en un sentido literal, sino slo por cortesa del lenguaje y la imaginacin pictrica. Esto puede parecer extrao. Pero cuando veo a travs de un microscopio, lo nico que veo es una mancha de color que se desliza por su campo como una sombra sobre una pared. Y una sombra, aunque real, ciertamente no es una cosa fsica.4

    Quisiera sealar que tambin se dara el caso, si nos adhiriramos estrictamente a este anlisis, de que no podramos observar cosas fsicas a travs de binoculares, o incluso a travs de anteojos ordinarios, y uno empieza a preguntarse acerca del estatus de lo que vemos a travs del simple cristal de la ventana. Y qu pasa con las distorsiones debidas a la variacin de temperatura no importa cun pequeas, y por ello siempre presentes en el medio ambiente? En verdad suena raro decir que cuando la gente que usa lentes describe lo que ve, habla de sombras, mientras que los que utilizan su visin directa hablan de cosas fsicas o que cuando vemos por una ventana, slo podemos inferir que est lloviendo, mientras que si abrimos la ventana, podemos observar directamente que llueve. La tesis que quiero sostener es que hay, en principio, una serie continua que empieza con ver a travs de un vaco y que contiene los siguientes elementos: ver a travs de una ventana, ver a travs de anteojos, ver a travs de binoculares, ver a travs de un microscopio de bajo poder, ver a travs de un microscopio de gran poder, etc., en el orden dado. La consecuencia importante es que, hasta ahora, no tenemos criterios que nos permitan trazar una lnea no arbitraria entre observacin y teora . Ciertamente, a menudo nos parecer conveniente trazar esa lnea arbitraria-hasta-cierto-punto; pero el lugar donde se trace variar ampliamente de contexto a contexto. (Por ejemplo, si estamos determinando las caractersticas de resolucin de un cierto microscopio, seguramente trazaramos la lnea ms all de los anteojos ordinarios, probablemente ms all de las lupas, y posiblemente m all de otro microscopio con un poder ms bajo de resolucin.) Pero qu tipo de corte ontolgico hace una mera dicotoma terico-observacional que sea metodolgicamente adecuada?

    4 G . B ergm ann, O utline of an Em piricist Philosophy of Physics , A m e rican Journal of Physics, 11:248-258; 335-342 (1943); reim preso en Readings in tke Philotophy of Science, H. Feigl y M. Brodbeck (eds.), N ueva York, A ppleton-C entury-C rofts, 1953, pp. 262-287.

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    Alcanza una entidad el estado de cosa fsica y/o de existencia real en un contexto, para perderlo en otro? O, podemos preguntar, recordando la continuidad de lo observable a lo inobservable, lo que se ve a travs de anteojos es un poco menos real o existe en un grado ligeramente menor que lo que se observa por medio de la visin directa?5

    Sin embargo, podra argumentarse que las cosas vistas a travs de lentes y binoculares se ven como objetos fsicos ordinarios, mientras que los vistos a travs de microscopios y telescopios se ven como sombras y manchas luminosas. Slo puedo contestar que no me parece que se sea el caso, particularmente cuando se ve a la Luna, o incluso a Saturno, a travs de un telescopio o cuando se ve un objeto fsico pequeo, aunque directamente observable, a travs de un microscopio de bajo poder. As, otra vez, aparece una continuidad.

    Pero , podra objetarse, la teora nos dice que lo que vemos por medio de un microscopio es una imagen real, que ciertamente es distinta del objeto en la platina. Antes que otra cosa, debe hacerse notar que parece raro que alguien que adopta un empirismo austero que requiere de una distincin muy clara entre el lenguaje de observacin y el lenguaje terico (y en el que el primer lenguaje goza de una condicin privilegiada) necesite de una teora que le diga lo que es observable. Pero dejando pasar esto, qu nos impide decir que observamos el objeto en la platina, aun cuando esto involucre una imagen real? De lo contrario, estaramos fuertemente tentados por los demonios fenomenalistas, pero en este momento estamos considerando un lenguaje de observacin de objetos fsicos y no uno de datos sensoriales. (Considrense los acertijos tradicionales: Veo un objeto fsico o dos cuando me presiono el globo del ojo? Se divide un objeto en otros dos? 0 veo un objeto y una imagen? Etctera.)

    5 No a trib u y o al profesor B ergm ann los absurdos pu n to s de v ista que sugieren estas p regun tas. l parece to m ar un lenguaje de datos-sensoriales ( sen se - ia tu m language) como su lenguaje de observacin (la base de lo que l llam la je ra rq u a em prica), y en c ie rta m anera esa posicn es m s difcil de re fu ta r que u n a que p re ten d a a d o p ta r una perspec tiva objeto-fsico- observable . Sin em bargo, creo que dem oler a los e sp an tapjaros con los que ah o ra estoy tra ta n d o equivale a una te rap ia " prelim inar deseable. A lgunas in terpretaciones no-realistas de las teoras que incorporan la presuposicin de que la distincin terico-observacional es n tid a y ontolgicam ente crucial me p a rece que d a n lu g ar a posiciones que se parecen m ucho a dichos espan tapjaros.

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    Puede darse otro argumento para la transicin continua de lo observable a lo inobservable (terico) a partir de las consideraciones tericas mismas. Por ejemplo, la teora contempornea acerca de valencias nos dice que hay una transicin prcticamente continua desde molculas muy pequeas (como las del hidrgeno), pasando por unas de tamao mediano (como las de los cidos grasos, po- lipptidos, protenas y virus), hasta algunas muy grandes (como las de los critales de las sales, diamantes y trozos de plstico po- limrico). Las molculas de este ltimo grupo son macro-objetos fsicos directamente observables , pero, no obstante, son genui- nas molculas singulares; por otra parte, las mencionadas en el primer grupo tienen las mismas propiedades que nos causan perplejidad que las partculas subatmicas (ondas de De Bro- glie, indeterminacin de Heisenberg, etc.). Debemos decir que una molcula de protena (por ejemplo, un virus), que slo puede ser vista con un microscopio electrnico es un poco menos real o existe en grado menor que una molcula de un polmero que puede verse con un microscopio ptico? Y participa una molcula de hidrgeno de slo una porcin infinitesimal de existencia o realidad? Aunque ciertamente hay una transicin continua de la obser- vabilidad a la inobservabilidad, cualquier discurso sobre una continuidad desde la existencia plena hasta la inexistencia es, claramente, una tontera.

    Consideremos ahora la penltima posicin modificada que adoptaron nuestros filsofos ficticios. Segn ellos slo presentan problemas especiales las entidades que son imposibles de observar en principio. A qu clase de imposibilidad se alude aqu? Sin entrar en una discusin detallada de los distintos tipos de imposibilidad, sobre los cuales existe abundante literatura, sin duda familiar al lector, asumir aquello que parece aceptar la mayora de los filsofos que hablan de entidades inobservables en principio, a saber, que la(s) teora(s) misma(s) (yo aadira, asociada(s) a una teora fisiolgica de la percepcin) implica(n) que dichas entidades son inobservables.

    Deberamos notar inmediatamente que si se acepta este anlisis de la nocin de inobservabilidad (y, por lo tanto, de observabili- dad), entonces parece excluirse su uso como un medio para delimitar el lenguaje de observacin, para aquellos filsofos que ven a las expresiones tericas como elementos de un dispositivo de clculo

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    como series de smbolos sin sentido. En efecto, supongamos que quieren determinar si electrn es un trmino terico o no lo es. Primero deben ver si la teora implica el enunciado Los electrones son inobservables. Hasta aqu no hay problema, puesto que se supone que sus dispositivos de clculo son capaces de seleccionar enunciados genuinos, siempre y cuando no contengan trminos tericos. Pero qu pasa con el propio enunciado seleccionado? Supongamos que electrn es un trmino de observacin. De ah se sigue que la expresin es un enunciado genuino y arma que los electrones son inobservables. Pero esto implica que electrn no es un trmino de observacin. As, si electrn es un trmino de observacin, entonces no es un trmino de observacin. Por lo tanto, no es un trmino de observacin. Pero de ah se sigue que Los electrones son inobservables no es un enunciado genuino y no afirma que los electrones sean inobservables, puesto que es una serie de marcas sin sentido, y no afirma absolutamente nada. Por supuesto, podra estipularse que cuando una teora selecciona una expresin sin sentido de la forma Los X son inobservables, entonces debe tomarse a X como un trmino terico. Pero esto parece ser bastante arbitrario.

    Pero suponiendo que las expresiones tericas bien formadas sean enunciados genuinos, qu diremos acerca de la inobservabilidad en principio? Comenzar arriesgando mi cabeza argumentando que el estatus actual de, digamos los electrones, es en muchos sentidos similar al de los crobios de Jones antes de que se inventaran los microscopios. Estoy consciente de los numerosos argumentos tericos a favor de la imposibilidad de observar electrones. Pero supongamos que se descubren nuevas entidades que interactan con los electrones de una manera tan dbil que si un electrn est, digamos, en un cierto estado propio de la posicin (Eigenstate), entonces bajo ciertas circunstancias la interaccin no lo altera. Supongamos tambin que se descubre una droga que altera en gran medida el aparato perceptual humano quiz, incluso, que activa capacidades latentes de modo que surja una nueva modalidad sensorial. Finalmente, supongamos que en nuestro estado alterado podemos percibir (no necesariamente de manera visual) por medio de estas nuevas entidades, de una manera anloga a la que ahora vemos por medio de fotones. Para hacer esto un poco ms plausible, supongamos que los estados propios de la energa de los electrones

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    en algunos de los componentes presentes en el rgano perceptor correspondiente, son tales que incluso la dbil interaccin con las nuevas entidades los altera; y tambin supongamos que las secciones transversales relativas a las nuevas entidades de los electrones y de otras partculas de los gases del aire, son tan pequeas que la posibilidad aqu de cualquier interaccin es insignificante. Entonces podramos observar directamente la posicin y, posiblemente, el dimetro aproximado y otras propiedades de algunos electrones. De ah se seguira, por supuesto, que debera alterarse la teora cuntica en varios aspectos, puesto que las nuevas entidades no se someten a todos sus principios. Pero por improbable que esto parezca, afirmo que no implica ningn absurdo lgico ni conceptual. Ms an, la modificacin necesaria para la inclusin de las nuevas entidades no cambiara necesariamente el significado del trmino electrn.6

    Consideremos un ejemplo menos fantstico y que no implique ningn cambio en la teora fsica. Supongamos que nace un muante humano que puede observar las radiaciones ultravioletas, o incluso los rayos X, de la misma manera que nosotros observamos la luz visible.

    Ahora bien, creo que es altamente improbable que alguna vez lleguemos a observar directamente los electrones (es decir, que alguna vez llegue a ser razonable afirmar que los hemos observado de esa manera). Pero para los fines de este artculo no es necesario tomar una posicin; no es su propsito predecir el desarrollo futuro de las teoras cientficas, y por lo tanto, no debe tratar de decidir lo que es realmente observable y lo que llegar a serlo (en el sentido ms o menos intuitivo de observable con el que ahora trabajamos). Despus de todo, trabajamos aqu con la suposicin de que es la teora y, por lo tanto, la ciencia misma, la que dice lo que es o no observable en este sentido (el que sea en principio parece ahora superfluo). Y este es el meollo del asunto, porque de ello se sigue que, por lo menos para este sentido de observable, no hay criterios a priori o filosficos para separar lo observable de lo inobservable. Al tratar de mostrar que podemos hablar de la posibilidad

    6 A rgum entos a favor de que es posible a lte ra r u n a teora sin a lte ra r los significados de sus trm inos se encuentran en mi a rtcu lo M eaning P o stu la tes in Scientific T heories", en Curre n t Issu es in the Philoiophy o] Science, Feigl y Maxwell (eds.).

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    de observar electrones sin cometer errores lgicos o conceptuales, he tratado de apoyar la tesis de que cualquier trmino (no-lgico) es un candidato posible para ser un trmino de observacin.

    Se puede considerar otra lnea para la delimitacin del lenguaje de observacin. Segn sta, el trmino apropiado que debe usarse no es observa&e sino observado. Entonces inmediatamente viene a la mente la tradicin que comienza con Locke y Hume (No hay idea sin una impresin previa!), que pasa por el atomismo lgico y el principio del conocimiento directo, y que termina (tal vez) con el positivismo contemporneo. Me limitar a una sntesis a travs de unas cuantas observaciones, puesto que las diversas facetis de esta tradicin han sido ya extensamente estudiadas y criticadas en la literatura filosfica.

    En relacin con este punto consideremos de nuevo slo los lenguajes de observacin que contienen trminos de objetos-fsicos ordinarios (por supuesto, junto con predicados de observacin, etc.). Segn esto, todos los trminos descriptivos del lenguaje de observacin deben referirse a aquello que ha sido observado. Cmo debe interpretarse esto? Supuestamente, de manera no muy estrecha, pues de otra forma cada usuario del lenguaje tendra un lenguaje de observacin diferente. El nombre de mi ta Clara, que vive en California y a quien nunca he visto, no estara en mi lenguaje de observacin, ni nieve sera un trmino de observacin para muchas de lis personas que viven en Florida. Por supuesto uno podra estipular esta restriccin absurda para el lenguaje de observacin, pero entonces, obviamente, el no ser referente de un trmino de observacin no tendra nada que ver con el estatus ontolgico de mi ta Clara o de la nieve.

    Tal vez se pretenda que los referentes de los trminos de observacin deban ser miembros de una clase, algunos de cuyos elementos hayan sido observados, o casos de una propiedad, algunas de cuyas instancias hayan sido observadas. Pero esto nos lleva a dificultades conocidas. Por ejemplo, dada cualquier entidad siempre podemos encontrar una clase cuyo nico miembro sea dicha entidad; y ciertamente debera considerarse observacional una expresin como hombres que miden ms de 4 metros, aunque no se haya observado ninguna instancia de la propiedad de ser un hombre de ms de 4 metros. Parecera que este enfoque debe recurrir entonces a alguna nocin de determinables vs. determinados. Pero

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    esto lo salva? Si se sostiene que slo son trminos de observacin aquellos trminos que se refieren a los observados (determinables o determinados), basta con recordar el famoso ejemplo de Hume del tono de azul faltante. Y si se afirmara que para ser un trmino de observacin, una expresin debe referirse por lo menos a un determinable observado, entonces siempre podramos encontrar un determinable cuyo alcance sea suficientemente amplio como para incluir cualquier entidad. Pero aunque pudieran evitarse estas dificultades, vemos que este enfoque (como lo hemos sabido todo el tiempo) lleva inevitablemente al fenomenalismo, que es una concepcin que no nos ha interesado discutir.

    Este artculo no tiene el propsito de hacer una crtica detallada del fenomenalismo. Sencillamente doy por hecho que es insostenible, al menos en cualquiera de sus versiones de traducibilidad.7 Sin embargo, de haber algn fenomenalista obstinado entre los lectores, se habr logrado en gran medida mi propsito, en lo que a l concierne, si acepta lo que supongo que de todos modos tendra que sostener cualquier fenomenalista, a saber, que las entidades tericas no se encuentran en peor situacin que los llamados objetos fsicos observables.

    No obstante, unas cuantas consideraciones acerca del fenomenalismo y cuestiones relacionadas con l, pueden arrojar alguna luz sobre la dicotoma terico-observacional y, tal vez, sobre la naturaleza del lenguaje de observacin. Como prembulo, permtanseme algunos comentarios, que deba haber hecho antes, sobre esto ltimo. A pesar de que he defendido que la lnea entre lo observable y lo inobservable es difusa, que cambia de un problema cientfico a otro, y que se desliza constantemente hacia el extremo inobservable del espectro al haber mejores medios de observacin (mejores instrumentos), sera sin embargo absurdo minimizar la importancia de la base de observacin, porque es absolutamente necesaria como base de confirmacin para enunciados que s se refieren a entidades que son inobservables en un cierto momento. Pero deberamos tomar como unidad fundamental de dicha base, no al trmino ob- servacional , sino ms bien al enunciado que sea rpidamente de-

    7 Sin d u d a el lec to r est fam iliarizado con la ab u n d an te lite ra tu ra con respecto a este asunto . Vase, po r ejem plo, el artcu lo de Sellars: Em piricism and the Philosophy of M ind , que tam bin contiene referencias a otros trab a jo s pertinen tes.

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    cidible. (Agradezco a Feyerabend loe. cit., esta terminologa.) Un enunciado rpidamente decidible (en el sentido tcnico aqu utilizado) puede definirse como un enunciado singular, no-analtico, tal que un usuario del lenguaje, que sea confiable y razonablemente sofisticado, pueda decidir muy rpidamente3 si afirmarlo o negarlo al informar sobre una situacin que ocurre. Puede ahora definirse trmino observacional como un trmino descriptivo (no-lgico) que puede ocurrir en un enunciado rpidamente decidible, y enunciado observacional como un enunciado cuyos nicos trminos descriptivos son trminos observacionales.

    Volviendo al fenomenalismo, deseo enfatizar que no estoy entre los filsofos que sostienen que no hay contenidos sensoriales (ni siquiera datos sensoriales sense data), ni creo que no jueguen un papel importante en nuestra percepcin de la realidad. Pero queda el hecho de que los referentes de la mayora de los enunciados del marco lingstico (aunque no de todos) que se utilizan en la vida cotidiana y en la ciencia, no son contenidos sensoriales sino objetos fsicos y otras entidades pblicamente observables. Exceptuando los dolores, los olores, los estados internos , etc., habitualmenie no observamos contenidos sensoriales; y aunque hay buenas razones para creer que tienen un papel indispensable en la observacin, habitualmenie no estamos conscientes de ellos cuando observamos (visual o tctilmente) objetos fsicos. Por ejemplo, cuando observo una imagen distorsionada, oblicuamente reflejada en un espejo, puede parecer que estoy viendo un pequeo elefante parado de cabeza; luego descubro que es una imagen de mi to Carlos durmiendo la siesta con la boca abierta y la mano en un posicin peculiar. 0, al pasar por la casa de nii vecino a alta velocidad, observo que est lavando un coche. Si me pidieran que informara sobre estas observaciones, rpida y fcilmente podra informar acerca de un pequeo elefante y del lavado de un coche; probablemente no podra informar, sin subsecuentes observaciones, acerca de los colores, formas, etc. (es decir, acerca de los datos sensoriales).

    En este momento surgen naturalmente dos preguntas. Cmo es que (a veces) podemos decidir rpidamente acerca de la verdad o falsedad de un enunciado de observacin pertinente? Y qu pa- 8

    8 Podem os decir; decidir no-inferencialm ente , siem pre y cuando se in- terp re te de u n a m an era lo suficientem ente liberal como p a ra ev ita r que vuelva a em pezar to d a la controversia acerca de la observabilidad.

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    pe juegan los contenidos sensoriales en la afirmacin apropiada de dichos enunciados? El meollo del asunto es que estas preguntas son bsicamente cientfico-tericas ms que puramente lgicas , puramente conceptuales o puramente epistemolgicas. Si estuvieran suficientemente avanzadas la fsica terica, la psicologa, la neurofisiologa, etc., podramos dar respuestas satisfactorias a estas preguntas, utilizando seguramente el lenguaje de objetos-fsicos como lenguaje de observacin y tratando a las sensaciones, a os contenidos sensoriales, a los datos sensoriales y a os estados internos como entidades tericas (s, tericas!).9

    Es interesante e importante notar que,- aun antes de dar respuestas satisfactorias a las dos preguntas anteriormente formuladas, podemos capacitarnos, con el esfuerzo y la reflexin debidas, para observar directamente lo que antes eran entidades tericas los contenidos sensoriales (sensaciones de color, etc.) implicados en nuestra percepcin de las cosas fsicas. Como se ha sealado antes, tambin podemos llegar a observar otro tipo de entidades que alguna vez fueron tericas. Las que vienen a la mente de manera ms inmediata implican la utilizacin de instrumentos como ayuda a la observacin. Ciertamente, utilizando nuestro conocimiento terico del mundo, adquirido dolorosamente, llegamos a ver que observamos directamente muchos tipos de las llamadas cosas tericas. Despus de escuchar un discurso aburrido sentados sobre una banca dura, empezamos a volvernos agudamente conscientes de la presencia de un campo gravitacional considerablemente fuerte y, como le gusta sealar al profesor Feyerabend, si estuviramos cargando una maleta muy pesada en un campo gravitacional cambiante, podramos observar los cambios del G/jo del tensor mtrico.

    Concluyo que el trazar la lnea terico-observacional, donde quiera que se trace, es un accidente y una funcin de nuestra cons

    9 Cj. Sellara, Em piricism and the Philosopliy of M ind . Como seala el profesor Sellars, ste es el pu n to crucial del p roblem a de o tras m entes . Las sensaciones y los esledos in ternos (relativos a un lenguaje de observacin in tersubjetivo , a ad ira yo) son entidades tericas (y realm ente existen ) y no son m eram ente un com portam iento reai y /o posible. Seguram ente es la reticencia a acep ta r las entidades tericas la esperanza de que cada enunciado sea traducib le no slo a un cierto lenguaje de observacin sino al lenguaje de cosas fsicas lo que es responsable del conductism o lgico" de los neo- w ittgensteineanos.

  • 130 EL ESTATUS ONTOLGICO DE LAS ENTIDADES TERICAS

    titucin fisiolgica, del estado actual de nuestro conocimiento y de los instrumentos que en ese momento nos sean accesibles y, por lo tanto, que no tiene ninguna significacin ontolgica.

    QU PASARA SI PUDIRAMOS ELIMINAR LOS TRMINOS TERICOS?

    Entre los candidatos que se han propuesto como mtodos para eliminar los trminos tericos, tres han recibido la mayor parte de la atencin actual: la definibilidad explcita, el enunciado de Ram- sey,10 y las implicaciones del teorema de Craig.11 Hoy en da existe el acuerdo casi universal de que no todos los trminos tericos pueden ser eliminados definindolos explcitamente por medio de

    trminos observacionales. Parece haberse pasado por alto que aun si esto pudiera lograrse, no necesariamente evitara la referencia a entidades inobservables (tericas). Un ejemplo debera hacer evidente esto. Dentro de la teora cintica de los gases, podramos definir molculas como partculas de materia (o material) que no son lo suficientemente grandes como para ser vistas ni siquiera con un microscopio, que estn en rpido movimiento, chocando frecuentemente unas con otras y que son los constituyentes de todos los gases. Todos los trminos (no-lgicos) en el definiens son trminos observacionales y, sin embargo, la definicin misma, como tambin la teora cintica (y otras consideraciones tericas), implica que las molculas de los gases son inobservables (por lo menos hoy en da).

    Me parece que un gran nmero de trminos tericos (ciertamente no todos, por ejemplo, fotn, campo electromagntico, funcin-"0) | podra ser definido explcitamente de manera completa por medio de trminos observacionales, pero esto de ninguna manera evitara la referencia a entidades inobservables. Al parecer, este importante hecho se ha pasado por alto muy frecuentemente. Es una inadvertencia grave, ya que los filsofos actualmente estn prestando mucha atencin al significado de los trminos tericos

    I (sin duda un problema crucial), mientras que los dolores de cabeza ! ontolgicos en relacin con las teoras (por supuesto, injustificables

    10 Frank P. Ram sey, The Foundaiions of Afa.tkema.tics, Nueva York, Hum an ices, 1931.

    11 W illiam C raig, R eplacem cnt of A uxiliary E xpressions , Pkilosopkicat Reuiew, 65:38-55 (1956).

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    en ltima instancia), parecen haber surgido del hecho de que son las entidades y no los trminos las que son inobservables. Por supuesto, est implcita la errnea suposicin de que los trminos que se refieren a entidades inobservables no pueden estar entre aquellos que ocurren en el lenguaje observacional (y tambin, tal vez, la suposicin de que el referente de un trmino definido, siempre consiste en el mero paquete de las entidades que son los referentes de los trminos del definiens).

    Sorprendentemente, tanto el enunciado de Ramsey como el teorema de Craig nos proporcionan mtodos genuinos (en principio) para eliminar trminos tericos, siempre y cuando slo nos interesen las consecuencias observacionales que se pueden deducir de una teora axiomatizada. Tanto Hempel como Nagel12, han sealado claramente que ninguno de los dos puede constituir un mtodo viable para evitar la referencia a las entidades toricas. Discutir slo brevemente estos mecanismos.13

    El primer paso para formar el enunciado de Ramsey de una teora es tomar la conjuncin de los axiomas de la teora y unirla con las llamadas reglas de correspondencia (enunciados que contienen tanto trminos observacionales como tericos los nexos entre lo puramente terico y lo observacional). Esta conjuncin puede representarse de la siguiente manera:

    P Q . . .

    donde los guiones representan las matrices enunciativas (los axiomas y las reglas C) que contienen los trminos tericos P , lQ \

    (que por supuesto son casi siempre predicados o trminos de clase); los trminos tericos se eliminan entonces sustituyndolos por variables cuantificadas existencialmente. El enunciado de Ramsey que de ello resulta se representa entonces por:

    ( 3/ ) (3g ) . . . ( _ / _ * _ . . . ) .

    12 C ari G, H em pel, T he T heore tic ian s D ilem m a , en M innesota Studies in ihe Pkilosophy oj Science, vol. II, Feigl, Scriven y M axwell (eds.). Nagel, loe. cit.

    13 Un exam en m s extenso del enunciado de R am sey se encuentra en el ensayo del profesor W itliam Rozeboom The Factual C onten t of T heoreti- cal C oncepts", en M innnesota Studies in the Pkilosophy of Sciencie, vol. III, H. Feigl y G. M axwell (eds.), M inneapolis, U niversity of M innesota Press, 1962.

  • 132 EL ESTATUS O NTOLGICO DE LAS ENTIDADES TERICAS

    Consideremos un ejemplo informal. Representemos esquemticamente una axiomatizacin muy simplificada de la teora cintica:

    Todos lcg gases estn compuestos exclusivamente de molculas. Las molculas estn en rpido movimiento y chocan frecuentemente, etctera, etctera.

    En aras de la simplicidad supongamos que molculas es el nico trmino terico. El enunciado de Ramsey sera algo parecido a lo siguiente:

    Existe un tipo de entidades tal que todos los gases estn compuestos exclusivamente de estas entidades. Estn en rpido movimiento y chocan frecuentemente, etctera, etctera.

    Ahora, es una cuestin simple demostrar que cualquier enunciado que contenga slo trminos observacin ales (y lgicos) y que sea una consecuencia deductiva de la teora original, tambin es una consecuencia deductiva de su enunciado de Ramsey; as, por lo que se refiere a cualquier sistematizacin deductiva, podra eliminarse cualquier teora y utilizarse en su lugar su enunciado de Ramsey. Sin embargo, es tambin fcil probar (si es que no es obvio) que si una teora dada (o una teora junto con otras consideraciones, tericas u observacionales) implica que existen ciertas clases de entidades inobservables, entonces el enunciado de Ramsey correspondiente tambin implicar que existe el mismo nmero de clases de entidades inobservables,14 Aunque, en lo que se refiere a

    14 Se puede esquem atizar la p rueba siguiente: supongam os que X designa la teo ra (un ida, si fuera necesario, a otros enunciados del cuerpo aceptado de conocim iento) que im plica que las clases de entidades C t D t. . . no son observables, es decir, X im plica que

    (3 r ) ( 3 y ) . . . (C x D y . . . r no es observable -y no es o b se rv ab le .. . )

    que a su vez im plica que

    (3 /)(3 y ) .. . ( 3 r ) ( 3 y ) .. . ( J x gy ... x no es observable y no es observable).

    A hora bien, el resu ltado de Ramsey se aplica a cualquier divisin a rb itra ria de los trm inos no-lgicos en dos clases, as podem os poner observable cu la clase de los trm inos de observacin de m anera que el til tim o enunciado form alizado pueda tra ta rse como un consecuencia observacinal" de T (tran- sitiv idad de la implicacin). Pero entonces tam bin es u n a consecuencia del enunciado de Ram sey de T. Q. E. D.

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    la sistematizacin deductiva, el enunciado de Ramsey puede evitar la utilizacin de los trminos tericos, no puede ni siquiera a la letra, y mucho menos en su espritu (Hempel, loe. cit, fue demasiado caritativo), eliminar la referencia a las entidades inobservables (tericas).

    El resultado de Craig, como el enunciado de Ramsey, proporciona un mtodo para reaxiomatizar un conjunto de postulados de manera que cualquier clase de trminos arbitrariamente seleccionada puede ser eliminada, siempre y cuando a uno slo le interesen los teoremas que no contienen ninguno de estos trminos. Sus ventajas sobre el enunciado de Ramsey son que no cuantifican sobre los predicados ni sobre los trminos de clase, y que su re- axiomatizacin final elimina la referencia, tanto a la letra como en espritu, a las entidades inobservables. Sin embargo, sus limitaciones (para el presente propsito) lo hacen intil como instrumento de la prctica cientfica real, y tambin impiden que tenga, incluso 'i en principio, alguna implicacin para la ontologa. El nmero de ? axiomas que resulta ser, en general, infinito, y particularmente en 1 el caso de las ciencias empircas, ser de hecho inmanejable.

    Pero si las objeciones prcticas para la utilizacin del mtodo de Craig como medio para eliminar los trminos tericos son del todo insuperables, hay objeciones de principio que son an ms formidables. Tanto el mtodo de Craig como el de Ramsey deben operar sobre teoras (que por supuesto contienen trminos tericos) que ya estn ah . Eliminan los trminos tericos slo despus de que stos ya han sido utilizados en pasos intermedios. Ninguno proporciona un mtodo para la axiomatizacin ab initio o una receta o gua para la invencin de nuevas teoras. Consecuentemente, ninguno de ellos proporciona un mtodo para la eliminacin de los trminos tericos en el importantsimo contexto de descubrimiento .15 Podra argu

    15 El enunciado de R am sey es de m an era in tu itiv a lo suficientem ente ma- nejable com o p a ra que se p uedan inventar teoras" muy sencillas que sean au tnticos enunciados de Ram sey sin usar trm inos interm ediarios. Sin embargo, el teorem a de Craig no proporciona los medios p a ra operar ab initio. C raig seala (/oc. ci.) que una vez que la teora original e s t ah " , puede elim inarse lite ra lm en te la referencia a las entidades tericas al ap licar su m todo, u tilizando los nom bres de los trm inos tericos en vez de u tilizar los trm inos m ismos (es decir, m encionando los trm inos tericos en vez de usarlos). Pero seguram ente slo u n in strum en talista in transigente puede ob tener de esto algo m s que u n pequeo consuelo. Seguira en pie la pregunta: de dnde vino en un principio la teora y por qu los nom bres de estos trm inos particu lares,

  • mentarse que esta objecin no es tan importante despus de todo, puesto que tambin carecemos de receta alguna para la invencin de las teoras mismas, y es lgicamente posible que pudiramos descubrir, sin utilizar a las teoras como intermediarias, enunciados de Ramsey o productos finales de Craig que fueran tan tiles para la explicacin y prediccin de observaciones como las teoras que de hecho (contingentemente) se han utilizado. Podra aadirse que tambin es lgicamente posible que pudiramos descubrir justo slo aquellos enunciados de observacin (incluyendo predicciones, etc.) que son verdaderos, sin la utilizacin de ningn intermediario instrumental.

    Debemos responder que el hecho es que con este propsito se han inventado teoras, que se refieren a inobservables, y que muchas de ellas lo cumplen admirablemente; este hecho, por s mismo, exige una explicacin. Decir que las teoras se disean para lograr esta tarea no es respuesta, si no se da por lo menos el esquema de una receta instrumentalista para realizar tal diseo. Hasta donde s, esto no se ha hecho. La tesis de que las entidades tericas son realmente slo un manojo de objetos observables o de datos sensoriales, proporcionara una explicacin si fuera verdadera; pero actualmente la mayora de los filsofos no la toman muy en serio, por la muy buena razn de que parece ser falsa. La nica explicacin del xito de las teoras que me parece razonable es que las teoras bien confirmadas son conjunciones de enunciados genuinos bien confirmados y que, con toda probabilidad, las entidades a las que se refieren existen. Se explica que sea psicolgicamente posible inventar dichas teoras por el hecho de que muchas de las entidades a las que se refieren son semejantes, en muchos aspectos, a las entidades que ya hemos observado (aunque puedan diferir en otros radicalmente).

    Debera recordarse en este punto que las teoras, incluso como instrumentos, son importantes no slo para la sistematizacin deductiva sino tambin para la inductiva (vase Hempel, loe. cit). A menudo razonamos tericamente utilizando la induccin, y las conclusiones pueden ser observacionales o tericas. As, podramos

    arreglados de esta m anera de term inada, son instrum en tos ta n adm irables p ara la explicacin y prediccin de las observaciones? C ualesqu iera que sean las implicaciones ontolgicas de esta m odificacin del m todo de Craig, parecen ser exactam ente las m ismas que las del propio instrum entalism o.

    13 4 EL ESTATUS ONTOLGICO DE LAS ENTIDADES TERICAS

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    inferir de los hechos que cierta sustancia era paramagntica, que catalizaba la recombinacin de radicales libres y que probablemente contena un enlace de un electrn; y podramos continuar infiriendo, otra vez inductivamente, que probablemente catalizara la conversin de ortohidrgeno o parahidrgeno. El resultado de Craig se aplica slo a la sistematizacin deductiva y as, ni aun en su modalidad pickwickeana, podra eliminar los trminos tericos cuando est contenido'un razonamiento terico inductivo. Aunque el teorema de Craig es de gran inters en la lgica formal, debemos concluir, usando las palabras mismas de Craig (loe. cit.) que [en cuanto] al significado [y yo aadira a los referentes] de tales expresiones [expresiones auxiliares (trminos tericos)].. ., el mtodo... no logra ofrecer clarificacin alguna .

    Hemos visto que la eliminacin de los trminos tericos, aun por definicin explcita, no necesariamente eliminara la referencia a las entidades tericas (inobservables). Hemos visto tambin que aunque pudiera eliminarse la referencia a las entidades tericas despus de que se hayan utilizado las teoras mismas en tal eliminacin (por ejemplo, por un mtodo como el de Craig), no por ello se cuestiona la realidad (existencia) de la entidades tericas. Pero el punto crucial es el siguiente: aunque logrramos tener una artimaa una mquina de predicciones o caja negra a la que pudiramos alimentar con datos y obtener todas las predicciones observacionales completamente verdicas que quisiramos, quedara todava la posibilidad debera decir la probabilidad de la existencia de causas inobservadas para los eventos observados, ya. que la tarea de la ciencia estara an incompleta a menos que se ofreciera una explicacin del porqu de cualquier mquina de predicciones o de cualquier dispositivo de clculo , en trminos de las reglas establecidas de explicacin, confirmacin, etctera.

    Esto nos lleva a otra errnea suposicin que ha sido responsable de mucho dao en las consideraciones referentes al estatus cognoscitivo de las teoras: la suposicin de que la ciencia slo se ocupa de la organizacin fructfera de los datos observacionales o, ms especficamente, de la prediccin exitosa. Seguramente las principales preocupaciones, digamos, de un fsico terico, incluyen cosas como las propiedades y las variedades reales de las partculas subatmicas, ms que las meras predicciones acerca de dnde estar una cierta lnea espectral y qu tan intensa ser. El instrumen-

  • 136 EL ESTATUS ONTOLGICO DE LAS ENTIDADES TERICAS

    talista tiene un enfoque completamente inverso: en cuanto a la ciencia pura se refiere, la mayor parte de los datos de observacin la mayor parte de las predicciones son meros instrumentos y slo tienen "valor por el papel que juegan en la confirmacin de principios tericos. Aunque obtuviramos la mquina de predicciones, muchas de las teoras existentes en la actualidad estn lo suficientemente bien confirmadas como para argumentar fuertemente a favor de la realidad de las entidades tericas. Adems, estas teoras son mucho ms satisfactorias intelectualmente puesto que explican la ocurrencia de los eventos observacionales que predicen; igualmente importante es que esto trae consigo "la explicacin del hecho de que las teoras funcionen tan bien como lo hacen: sta es simplemente, como vimos, que las entidades a las que se refieren las teoras existen.

    CRITERIOS" DE REALIDAD E INSTRUMENTALISMO

    Se seal al principio de este artculo que el profesor Ernest Nagel considera que la discusin entre los realistas y los instrumenta- listas es meramente verbal.16 A continuacin har una breve, y espero no muy inexacta, sntesis de su argumento. Los cientficos, filsofos, etc., utilizan varios criterios de real o de existir (dice el argumento) en sus consideraciones acerca del problema de la realidad . (Entre estos criterios algunos opuestos y otros compatibles entre s estn la perceptibilidad publica, el ser mencionado en una ley generalmente aceptada, ser mencionado en ms de una ley, ser mencionado en una ley causal , y ser invariante bajo algn conjunto estipulado de transformaciones, proyecciones o perspectivas .)17 Entonces (contina) puesto que cualesquiera dos contendientes seguramente utilizarn real o existir en dos sentidos diferentes, tales disputas son meramente verbales. Alguien podra anticipar las objeciones obvias a este argumentos sealando que la palabra criterios es problemtica y que, tal vez, para Nagel la conexin entre criterios y realidad o existencia es contingente y no est basada en el significado. Pero un poco de reflexin muestra que el argumento de Nagel, para tener fuerza, obviamente

    16 Op. cit., pp. 141-152.17 Nagel, op. cit., pp . 145-150.

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    debe tomar criterios en el ltimo sentido; y en efecto, Nagel habla explcitamente a favor de la conexin entre los criterios y los sentidos (sic!) de real o existe.18 Antes de proceder a la crtica de estos argumentos quisiera sealar que el profesor Gustav Berg- mann, de manera totalmente independiente, trata los problemas mitolgicos de modo semejante. En vez de criterios habla de patrones , aunque dice que podra en vez de ello haber hablado de criterios , y hace referencia explcita a varios usos de existe.19

    Quisiera hacer dos observaciones importantes con respecto a este tipo de enfoque de los problemas ontolgicos. Primero, me parece que comete el viejo error de confundir significado con evidencia. Ciertamente, el hecho de que un tipo de entidad se mencione en leyes bien confirmadas, o de que tales entidades sean perceptibles pblicamente, etc., son hechos que constituyen evidencia (muy buena evidencia!) a favor de la existencia o realidad de las entidades en cuestin. Pero no veo cmo puede defenderse prima facie, o de cualquier otra manera la idea de tomar a tales condiciones como caractersticas definitorias de existencia.

    El segundo punto es an ms serio. Se esperara (no obstante lo que dice el profesor Norman Malcolm) que ms de novecientos aos de debate y anlisis hayan dejado claro que la existencia no es una propiedad. Ahora, ciertamente las caratersticas de ser mencionado en leyes bien confirmadas, de ser perceptible pblicamente, etc., son propiedades de clases; y si stas incluyeran parte del significado de existe, entonces existencia sera un predicado (y la existencia una propiedad).

    Se ve as que la disputa entre el instrumentalismo y el realismo puede interpretarse como meramente verbal slo si se cambian los significados de existencia y realidad, no slo ms all de su significado ordinario , sino tambin mucho ms all de cualesquiera significados razonables que se les pudieran dar a estos trminos. De hecho, parece que no sera mucho decir que tal interpretacin del problema de la realidad comete una falacia muy semejante a la del argumento ontolgico.

    Qu puede decirse acerca de los significados de real y existe? Mi propuesta es que en el lenguaje ordinario , los usos ms frecuentes de estos trminos son tales que

    18 Op. cit., p. 151.19 Physics and O ntology , Philosophy of Science, 28 :1 -14 (1961).

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    los , son reales d los y que los significados de estos definiens son lo suficientemente claros como para que no sea necesaria mayor explicacin. (En la mayora de los lenguajes construidos Hay se expresara, por supuesto, por (3s)($x).) As, si tenemos un conjunto de afirmaciones bien confirmadas (leyes o teoras, ms condiciones iniciales) que impliquen la afirmacin Hay

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    que introduce las entidades .22 Esto significa simplemente que para entender las consideraciones que se refieren a la existencia de cualquier tipo de entidades, uno debe entender los significados de las expresiones lingsticas (enunciados y trminos) que se refieren a ellos y que dichas expresiones tienen significados slo si se les da un lugar en un marco lingstico, el cual habla acerca del mundo y que tiene por lo menos un mnimo de comprehensin. (Puesto que aqu me interesa primordialmente la ciencia emprica, dejo de lado universos de discurso que contengan slo entidades puramente matemticas o puramente lgicas.)

    A pesar de que se permite un amplio margen en la eleccin y construccin de los marcos, cualquier marco satisfactorio contendr, por lo menos, los siguientes elementos: 1] las reglas usuales de formacin-L(gica) y de transformacin-L, as como el correspondiente conjunto de enunciados verdaderos-L que generan; 2] un conjunto de reglas de confirmacin, cuya naturaleza no discutir aqu, pero a las cuales supondr muy semejantes a las que de hecho son usadas en las ciencias; 3] un conjunto de enunciados cuyo valor de verdad sea rpidamente decidile sobre bases que no sean puramente lingsticas estos corresponden a enunciados singulares de observacin , pero, por supuesto, como hemos vjsto, no es ni necesario ni deseable que dichos enunciados sean incorregibles o indudables, ni que se trace una distincin clara entre observacin y teora, y 4] un conjunto de enunciados legaliformes que, entre otras cosas, proporcionen ese componente de significado no ostensivo, para cada trmino descriptivo (no-lgico) del marco. (He argumentado, en las referencias que se dan en la nota 22, a favor de la tesis de que cada trmino descriptivo tiene un componente de significado que no es ostensivo.23 Incluso un trmino como rojo tiene

    22 U na discusin m s d e ta llad a de los m arcos lingsticos y de su relevancia p a ra los p roblem as ontolgicos, se encuentra en C am ap , ibidem, y en G. M axwell, T heories, Fram ew orks, and O ntology , Philosophy of Science , vol. 28 (1961). U na elaboracin de las tesis lingsticas p resupuestas p o r este ltim o artcu lo y, h a s ta cierto punto , p o r este ensayo, se en cu en tra en G. M axwell y H. Feigl, W hy O rd inary Language Needs Reform ing , Journal of Philosophy , 58:488-498 (1961); en G. M axwell, M eaning Postu la tes in Scientific T h eo ries , en Curreni Issues in ihe Philosophy of Science, Feigl y Maxwell (eds.); y en mi breve artculo T h e Necessary and the C ontingent , en Minnesota Studies in the Philosophy o f Science, vol. III.

    23 Cf. tam bin los escritos de W ilfrid Sellars, po r ejem plo, Some Reflec- tions on L anguage G am es , Philosophy of Science , 21:204-228 (1954).

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    dada una parte de su significado por, digamos, el siguiente enunciado legaliforme: Ninguna superficie puede ser totalmente roja y totalmente verde a la vez. Tal punto de vista a veces se estigmatiza mediante el epteto holismo. Pero si es que hay algn holismo en la concepcin que defiendo, es completamente conceptual o epistemolgico y no ontolgico. Cules son exactamente las relaciones presentes o ausentes entre las entidades actuales del mundo real es una cuestin emprica y debe decidirse por consideraciones den- tro de un marco lingstico descriptivo ms que por consideraciones acerca de tales marcos.)

    Pueden mencionarse aqu dos puntos de vista. Omitir la consideracin de los trminos explcitamente definidos, puesto que son, en principio, siempre eliminables. Segn uno de los puntos de vista, siempre es un subconjunto propio del enunciado legaliforme que contiene un trmino dado, el que contribuye al significado del trmino. Los enunciados de este subconjunto son A- verdaderos24 (analticos en sentido amplio) y estn totalmente desprovistos de cualquier contenido fctico su nica funcin es proporcionar parte del significado del trmino en cuestin. La situacin se complica enormemente por el hecho de que cuando se considera el uso real, un enunciado que es A-verdadero en un contexto puede ser contingente en otro, y que aun en un contexto dado con frecuencia no es muy claro, a menos que el contexto sea una reconstruccin racional, si un enunciado dado est siendo usado como A-verdadero o como contingente. Puede evitarse esta confusin comprometindose a hacer una reconstruccin racional, es decir, estipulando bajo ciertas limitaciones amplias y muy liberales cules enunciados deben considerarse como A-verdaderos y cules como contingentes. No es necesario decir que ste es el punto de vista al que me adhiero.

    Sin embargo, la complicacin que acabamos de mencionar ha llevado a muchos filsofos al otro punto de vista, incluyendo al profesor Putnam,35 por no mencionar a W. V. Quine. Segn esta concepcin no debera intentarse una segregacin de los enunciados

    2< Vase R . C arnap , "B eobachtungssprache und theoretische Sprache% Dialctica, 12: 236-248 (1957); as com o las referencias en la n o ta 22.

    2i Vase al artcu lo de P u tn a m T h e A nalytic and the Synthetic en H. Feigl y G . M axwell (eds.), M innesota S tu i ie s in the Philosophy o/ Science , vol. III,

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    relevantes legaliformes en A-verdaderos y contingentes; cada enunciado legaliforme juega un doble papel: 1] contribuye a los significados de sus trminos descriptivos y 2] proporciona informacin emprica. Afortunadamente aqu no tenemos que elegir entre estos dos puntos de vista, pues la tesis realista que defiendo se adapta casi igualmente bien a cualquiera de los dos.

    Ahora bien, cuando hacemos cualquier tipo de consideracin acerca de cualquier tipo de entidades y, a fortiori, acerca de la existencia de las entidades tericas, acudimos a los enunciados legaliformes que mencionan a las entidades para las entidades tericas stos son los postulados tericos y las llamadas reglas de correspondencia. Estos enunciados nos dicen, por ejemplo, en qu son similares y en qu son diferentes las entidades tericas de un cierto tipo y las entidades que nos son ms familiares. Y el hecho de que muchas entidades tericas, por ejemplo las de la teora cuntica, difieran en gran medida de nuestros ordinarios objetos fsicos cotidianos no es razn alguna para atribuirles un cuestionable estatus ontolgico o para afirmar que son meramente dispositivos de clculo. Despes de todo, el mismo aire que respiramos al igual que cosas como las sombras y las imgenes de los espejos son entidades de un tipo muy distinto al de las sillas o mesas, pero esto no ofrece bases para impugnar su estatus ontolgico. El hecho de que a las molculas, a los tomos, etc., no pueda atriburseles color en ningn sentido no-pickwickeano, ha sembrado escrpulos on- tolgicos en algunos filsofos. Pero, por. supuesto, el aire no tiene color (a menos que nos refiramos al color del cielo); y un objeto transparente cuyo ndice de refraccin fuera el mismo que el del aire sera completamente invisible, aunque tendra todas las otras propiedades de los objetos fsicos ordinarios. Las molculas, por ejemplo, pertenecen a una categora ms o menos parecida; son cosas fsicas que tienen algunas propiedades de las cosas fsicas cotidianas, aunque no todas.

    A: Existen las molculas?B: Ciertamente. Tenemos una teora extremadamente bien confir

    mada que en conjuncin con otros enunciados verdaderos, como por ejemplo Hay gases, implica que hay molculas.

    A: Pero son reales?B: Qu quiere usted decir?A: Bueno... no estoy seguro. Para empezar: Son objetos fsicos?

  • B: Ciertamente lo son las ms grandes. Considere, por ejemplo, el diamante de su anillo. En cuanto a las que son submicroscpicas pero a la vez suficientemente grandes como para tener nmeros cunticos"' grandes, parece que en casi cualquier reconstruccin razonable quedaran clasificadas como objetos fsicos. Parecera injustificable negarles este estatus simplemente porque no puede decirse de ellas, de manera directa, que tienen color. De hecho, hasta me inclinara a llamar objeto fsico a la ms pequea, a la molcula de hidrgeno. Tiene masa, un dimetro razonablemente determinado y usualmente algo que se aproxima a la localizacin simple, etctera.

    A: Y los electrones?B: Aqu la decisin es ms difcil. Podramos encontrar que es ne

    cesario intentar varias reconstrucciones tomando en cuenta muchas facetas de la teora fsica contempornea, antes de que llegramos a la ms satisfactoria. Tambin ayudara tener en mente un problema ms especfico que el que ahora examinamos. De cualquier modo, podramos empezar sealando que los electrones s tienen masa, incluso masa en reposo. Pueden localizarse de una manera simple, siempre y cuando renunciemos a atribuirles un momentum determinado. Puede decirse que interactan causalmente con objetos fsicos autnticos , incluso lo diran aquellos que tienen una nocin de causalidad basada en el modelo de las bolas de billar. El punto importante es que la pregunta Son los electrones objetos fsicos? exige una reconstruccin racional muy completa y minuciosa. Para casi todos los propsitos, una reconstruccin racional no tendra que contestar esta pregunta. En cuanto a sus preocupaciones por qu no conformarse con saber en qu son similares y en qu diferentes los electrones de lo que usted llama objetos fsicos ordinarios? Esto le permitir evitar errores conceptuales.

    A: Tal vez tenga usted razn. Sin embargo, estoy genuinamente intrigado por los campos, y aun por los fotones.

    B: Empecemos por los ltimos. Probablemente nunca los llamaramos objetos fsicos. Por ejemplo, no tienen masa en reposo y sera un error conceptual preguntar, excepto en un sentido pickwickeano , cul es su color. Sin embargo, sera razonable decir que son un tipo de entidades fsicas; y hasta pueden interactuar con electrones a la manera de las bolas de billar.

    1 42 EL ESTATUS O NTO LGICO DE LAS ENTIDADES TERICAS

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    De cualquier forma, debemos reconocer, hablando vagamente, que son tan reales como los electrones. Los conceptos de las teoras de campo tienen un textura tan abierta que es difcil decidir qu tipo de reconstruccin es la ms conveniente en este caso. Y es virtualmente imposible encontrar tipos similares de entidades con las que uno est familiarizado precientficamente. Tal vez algn da se enriquezcan estas teoras hasta un punto en que resulte ms fcil tomar decisiones acerca de cules son las reconstrucciones racionales ms apropiadas. Tal vez no. Pero incluso ahora, los significados de los trminos involucrados estn, por lo general, lo suficientemente claros como para evitar errores conceptuales e inquietudes ontolgicas. Podra usted querer considerar las lneas de fuerza , de las cuales se habla a menudo en relacin con los campos. Estas se utilizan con frecuencia como paradigma de ficcin conveniente por quienes sostienen este punto de vista acerca de las teoras.26 Pero, aunque convenientes, las lneas de fuerza no son ficciones. Existen realmente . Djeme tratar de hacer esto ms plausible. Consideremos las isbaras en meteorologa, o los isogramos que conectan puntos de igual altitud sobre el nivel del mar. Ahora, en este mismo momento, la isbara de 1017 milibares, es decir, la lnea sobre la cual la presin baromtrica es de 1 017 milbares, existe aqu en Estados Unidos. Inclusive se puede determinar su localizacin

    26 Cf. B . M ayo, T he E xistence of T heoretical E n titie s" , Science News, 3 2 :7 -18 (1954), y M ore ab o u t T heoretical E ntities , ibidem, 39:42-55 (1956). U na c rtica a estos artculos y excelentes observaciones constructivas con respecto A las en tidades tericas, se encuen tran en J. J. C. Sm art, T he R eality of T heore tical E n titie s , Ausralasian Journal of Pkilosophy, 3 4 :1 -12 (1956). En relacin con las ficciones convenientes podram os considerar entidades como gases ideales y cuerpos no som etidos por fuerzas ex ternas. E stos son, de hecho, ficciones. Pero n in g u n a teora (o teora m s enunciados verdaderos) im plica que hay tales cosas. P a ra en tender su funcin, slo necesitam os recu rrir a la nocin de lm ite, u tilizad a a m enudo en m atem ticas. H ablando aprox im adam ente , lo que en rea lid ad hacem os cuando utilizam os teoras que incluyen tales ficciones es suponer, p o r ejem plo, que la influencia de las fuerzas ex ternas sobre el cuerpo en cuestin es muy, m uy pequea, o que el com portam ien to del gas al que nos referim os e s t dado aproxim adam ente po r P V = n R T \ o, en u n a de las p rim eras form ulaciones de la teo ra cintica, que el d im etro de una m olcula es muy, m uy pequeo, com parado con la d istanc ia en tre las m olculas. Ntese que si Van der W aals hubiera adop tado el punto de v is ta del dispositivo de clculo o de la ficcin conveniente, probablem ente no hu b iera desarrollado su ecuacin que contiene u n a correccin p a ra el efecto debido a l d im etro finito (m ayor que cero) de las molculas.

  • operacionalmente. Y todo esto es cierto aunque nunca nadie trace, o haya trazado, un mapa meteorolgico. Puesto que una teora bien confirmada implica (quiz junto con otros enunciados bien confirmados) que hay lneas de fuerza, las lneas de fuerza existen. (Estas son, ciertamente, muy distintas de los objetos fsicos cotidianos.) Pero mientras esto no quede claro, qu problemas metafsicos qu problemas ontolgicos nos quedan?Uno de los aspectos emocionantes del desarrollo de la ciencia

    ha sido la referencia a tipos totalmente nuevos de entidades. Esto es particularmente cierto en las teoras de campo y en la teora cuntica. La gran diferencia entre stas y las viejas categoras familiares parece haber tenido como efecto que muchos filsofos y muchos cientficos con inclinaciones filosficas abandonaran el intento de hacer un anlisis conceptual satisfactorio de estas nuevas y poderosas herramientas conceptuales. Con demasiada frecuencia, la actitud ha sido la de sostener lo siguiente: Utilicemos esos nuevos dispositivos y, si es necesario por razones heursticas, comportmonos como si estuvieran constituidos por enunciados genui- nos que se refieren a entidades reales. Pero recordemos que, en ltima instancia, son slo dispositivos de clculo carentes de significado, o cuando mucho que slo hablan de ficciones convenientes. Las nicas entidades reales sondas viejas y conocidas entidades que percibimos directamente todos los das. Invirtiendo casi por completo el sentido de un dicho de Bertrand Russell podemos decir: tal punto de vista tiene ventajas, las mismas que tiene robar en vez de trabajar honestamente. La compulsin hacia la asepsia metafsica que parece haber sido el motivo para adherirse a muchas de estas filosofas reduccionistas, parece haber surgido ella misma de una preocupacin por seudoproblemas metafsicos, como por ejemplo, la conviccin de que hay muy pocos tipos de entidades ontolgicamente legtimos, tal vez slo uno.

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