Maximato y fin del caudillismo

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Diez años después Podemos entender que la Revolución Mexicana no es un evento que inició súbitamente y terminó tajantemente; podría decirse que la Revolución Mexicana es la continuación y la consecuencia de la Independencia y no hubo un cambio verdadero y de fondo en cuanto a la situación social y política. Situación que aún 205 años después sigue vigente: el proletariado sigue padeciendo una sociedad de acaudalados extranjeros y nacionales explotándolos; el gobierno sigue negociando y/o peleando con ejércitos civiles que ahora se dedican a la delincuencia organizada para subsistir (ya no al asalto de ferrocarriles como Villa); incluso aún con la existencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional con sus territorios autónomos en donde el Estado teme intervenir… La Revolución Mexicana dejó un México con una población que disminuyó por distintos factores que a continuación enumero: -1. El saldo de muertos que dejó la guerra civil; -2. Las epidemias de tifo, fiebre amarilla e influenza española; y -3. La migración a Estados Unidos que de 1910 a 1930 se cuadriplicó a 800 mil mexicanos, cifra que actualmente se ha multiplicado de forma vertiginosa con demasiadas consecuencias políticas, sociales, económicas y culturales. No sólo hubo bajas en la población sino también en la economía pues, como consecuencia de la poca estabilidad nacional, la inversión extranjera mostró un decremento inmenso y la producción en el país se frenó, excepto en cuando a la industria petrolera que se aceleró increíblemente un 43%, constituyéndose desde Díaz hasta nuestras fechas como el motor principal de la economía mexicana para el beneficio del sector privado extranjero. La Ciudad de México continuaba urbanizándose y agarrándose como podía al progreso tecnológico y modernizador. Por otro lado, y en contraste, el norte seguía siendo fundamentalmente rural pero con ese conveniente vecino del norte con el cual se apoyarían después para progresar, a diferencia de los estados del sur tan siempre olvidados.

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Breve análisis sobre el fin del caudillismo y

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Diez años después

Podemos entender que la Revolución Mexicana no es un evento que inició súbitamente y terminó tajantemente; podría decirse que la Revolución Mexicana es la continuación y la consecuencia de la Independencia y no hubo un cambio verdadero y de fondo en cuanto a la situación social y política. Situación que aún 205 años después sigue vigente: el proletariado sigue padeciendo una sociedad de acaudalados extranjeros y nacionales explotándolos; el gobierno sigue negociando y/o peleando con ejércitos civiles que ahora se dedican a la delincuencia organizada para subsistir (ya no al asalto de ferrocarriles como Villa); incluso aún con la existencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional con sus territorios autónomos en donde el Estado teme intervenir…

La Revolución Mexicana dejó un México con una población que disminuyó por distintos factores que a continuación enumero: -1. El saldo de muertos que dejó la guerra civil; -2. Las epidemias de tifo, fiebre amarilla e influenza española; y -3. La migración a Estados Unidos que de 1910 a 1930 se cuadriplicó a 800 mil mexicanos, cifra que actualmente se ha multiplicado de forma vertiginosa con demasiadas consecuencias políticas, sociales, económicas y culturales.

No sólo hubo bajas en la población sino también en la economía pues, como consecuencia de la poca estabilidad nacional, la inversión extranjera mostró un decremento inmenso y la producción en el país se frenó, excepto en cuando a la industria petrolera que se aceleró increíblemente un 43%, constituyéndose desde Díaz hasta nuestras fechas como el motor principal de la economía mexicana para el beneficio del sector privado extranjero.

La Ciudad de México continuaba urbanizándose y agarrándose como podía al progreso tecnológico y modernizador. Por otro lado, y en contraste, el norte seguía siendo fundamentalmente rural pero con ese conveniente vecino del norte con el cual se apoyarían después para progresar, a diferencia de los estados del sur tan siempre olvidados.

Los gobernantes

Después de que el aguaprietismo, encabezado por Adolfo de la Huerta (presidente interino de México del 10 de junio al 1º de diciembre de 1920), desplazara a Carranza, se convocó a elecciones presidenciales el 5 de septiembre de ese año y ganó el genio militar Álvaro Obregón, quien ya venía persiguiendo la silla presidencial desde hace años. Gobernó cuatro años (1921-1924) y posteriormente vino Plutarco Elías Calles a adueñarse no sólo de la silla presidencial con miras a la reelección sino de los hilos de la política mexicana, influyendo “tras bambalinas” en sus sucesores Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio (primer candidato presidencial de PNR y quien renunció al no estar de acuerdo con la influencia de Calles) y Abelardo Domínguez. A este periodo se le conoce como Maximato y representó el fin del caudillismo en México y el inicio del institucionalismo en el gobierno que estrena Lázaro Cárdenas.

Durante el Maximato el país se estabilizó y esto trajo mejoras en la economía pero México seguía siendo un país de trabajadores agrarios y pocos profesionistas. Calles frenó la reforma

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agraria de Carranza; se instauró una oligarquía acaudalada que se dedicaba a negocios ilícitos; especulación comercial; despojo de tierras; gordos subsidios públicos a empresas privadas; redes de prostitución manejadas desde el gobierno; y mucha corrupción. Fueron estas las antesalas del PRI.