Maturo Graciela El Realismo Magico

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  • 166 LA LITERATURA HISPANOAMERICANA: DE LA UTOPIA AL PARASO

    l mismo cuando repite los "slogans" de su oficio de vendedor, o cuando arroja de su cuarto a los visitantes con una frase ambigua que pertenece a la farsa pero se dirige a stos? Y Susana, como reina destronada, o cuando seala su condicin de mujer seductora y fat-dica, se refiere al personaje de ficcin o a la mujer que es?

    LA POLMICA ACTUAL SOBRE EL REALISMO MGICO

    EN LAS LETRAS LATINOAMERICANAS*

    BIBLIOGRAFA: R. H. Castagnino: El teatro de Roberto Arlt, Nova, 1970, 2da. ed., Buenos Ai-

    res, 1970. Ral Larra: Roberto Arlt, el torturado, Ed. Futuro, floenos Aires, 1950. Nira Etchenique: Roberto Arlt, La Mandragora, Buenos Aires, 1962. Osear Massotta: Sexo y traicin m Roberto Arlt, 3. Alvarez, Buenos Aires,

    1965. Carlos Mastronardi: "Roberto Arlt", en Formas de la realidad nacional. Biblio-

    teca del Sesquicentenario, Buenos Aires, 1961. H. A. Murena: "El sacrificio del intelecto. 2. Roberto Arlt", en El pecado ori-

    ginal de Amrica. Sur, Buenos Aires, 1954. Adolfo Prieto: "La fantasa y lo fantstico en la obra de Roberto \Arlt",

    Boletn de Literaturas Hispnicas. Rosario, 1963. Eduardo Gonzlez Lanuza: Roberto Arlt, CEDAL, Buenos Aires, 1971. Jaime Giordano: Roberto Arlt o la metafsica del siervo, Revista Atenea, Nro.

    419, Concepcin, Chile, enero-marzo, 1968. Mara Elena Legaz: "Roberto Arlt o la prdida del centro". Revista Megafn,

    Nro. 7, Buenos Aires, junio de 1978. David Maldawsky: Las crisis en la narrativa de Roberto Arlt, Escuela, Buenos

    Aires, 1968.

    Algunos trabajos recientes de crtica literaria hacen inevitable un replanteo de las arduas cuestiones relativas a la funcionalidad gnoseolgica de la creacin artstica, y en ltima instancia a la cons-titucin misma de la realidad. La vieja polmica entre realistas y no-minalistas vuelve a emerger con nuevos bros alentada de un lado por las especulaciones de Foucault, Derrida y Lacan, y por una con-siderable corriente en la crtica literaria, y del otro por un resurgi-miento de la visin religiosa y la aparicin de una crtica que preten-de hacer suyas las categoras de la creacin.

    Intentar aqu la ordenacin de algunos datos y reflexiones ati-nentes a esta problemtica, que est reclamando una seria y deferente atencin.

    Realismo filosfico y literario Anotaremos ante todo una nocin que no por consabida deja de

    ser necesariamente tenida en cuenta para todo planteamiento del te-ma: la diversidad de concepciones que se amparan anlogamente ba-jo la denominacin de realismo, y por lo tanto la pluralidad filosfi-ca que se abre a la sola mencin de este vocablo: el realismo inge-nuo, basado en la captacin de la realidad fenomnica por medio de los sentidos; el realismo idealista de Platn, que otorga realidad al plano de las Ideas; el realismo emprico, construido a partir de la experiencia aunque pueda dar a sta un sentido ms amplio que el de la captacin sensorial inmediata; el realismo racionalista, que parte de la abstraccin matemtica; el realismo de las formas, que otor-

    * Publicado por Editorial Tekn, Coleccin "Temas Literarios", 1979.

    Marzo de 2012

    Materia: Literatura argentina e iberoamericana Profesor: Pablo Alejo Carrasco

    Tema: Invencin en la historiografa latinoamericana

    Curso: 5 ao

    Gua de lectura

    APUNTES

    Por la Dra. Graciela Maturo

  • 168 LA LITERATURA HISPANOAMERICANA: DE LA UTOPIA AL PARASO

    ga valor significativo a las imgenes; el realismo existencialista, que condena las distintas formas de idealismo, etctera. Evidentemente, todo concepto de realismo va ligado a una forma de conocimiento de la realidad que se considera decisiva o privilegiada, sea sta pro-vista por el aparato sensorial, por la lgica discursiva, por la intui-cin afectiva o intelectual, por la facultad imaginaria o visionaria. Las tradiciones atribuyen al "intelecto", que llaman con diversos nombres, la capacidad de coordinar los datos provenientes de dis-tintos canales en un nivel superior del conocimiento, el que dara acceso a la verdadera realidad. La filosofa moderna reivindica a la intuicin como clave del encuentro profundo con esa entidad poli-mrfica que se designa metafricamente como "lo real".

    Pero atengmonos al uso de la palabra realismo en el campo de la representacin esttica, y ms especficamente en la literatura. El artista se mueve generalmente en una zona crepuscular del conoci-miento, accediendo en instantes privilegiados a ciertos niveles de ex-periencia que podran ser considerados como el autntico origen y justificacin de la expresin del arte. Esos niveles de experiencia, que cabe calificar como de encuentro mstico, son buscados ince-santemente a travs de la experiencia sensorial corriente, a travs del buceo imaginario, a partir de la vivencia onrica, y transferidos, in-excusablemente, por intermedio de un lenguaje simblico. Se crea as la fluidez del medio esttico para expresar una realidad que evi-dentemente sobrepasa an en los casos en que aparentemente se atiene a ellos los datos de la mera percepcin ordinaria. Todo rea-lismo artstico es siempre una superacin del realismo fotogrfico, del realismo sensible puro no sometido a elaboracin alguna, del empirismo absoluto. Pese a ello, la historia de las artes nos permite apreciar una evolucin del concepto de realidad. En trminos muy generales, podramos llegar a aceptar que ese concepto, en el arte, se manifiesta generalmente a travs del smbolo, tanto en el mundo oriental y occidental clsico, como en el mundo primitivo; en tanto, el Occidente moderno parecera destinado a desarrollar, en un corto perodo cuya culminacin se da en el siglo XIX, un realismo empri- co que llega incluso a pretender ciertos visos de cientificidad, de ab-solutez, de comprobabilidad. Entre el realismo simblico, siempre indirecto, mediato, ms preocupado por la inteligibilidad del mundo que por su real imagen irreductible, y el realismo sensible, inmedia-to, que aspira a la fijacin de percepciones concretas y a la elimina-cin de la zona intermedia, podramos decir que se mueve con total

    LA POLMICA ACTUAL SOBRE EL REALISMO MGICO

    fluidez todo el arte occidental moderno, reflejo de una conciencia en permanente bsqueda de nuevas formas de conocimiento.

    He aqu sin embargo que nuestro siglo traer simultneamente nuevos enfoques cientficos, nuevas actitudes filosficas, e incluso renovadas experiencias de tipo mstico o potico, convergentes en la creacin de una nueva imagen del mundo y por lo tanto en la nece-sidad de apelar a formas nuevas de representacin.

    Quiebra del realismo positivista Si somos justos, toda la historia literaria nos est dando elemen-

    tos en direccin de esta "novedad" que afronta la conciencia de nuestro siglo, y que hace estallar en mil pedazos la seguridad mate-rialista, la visin esttica y limitada de lo humano, y la considera-cin tradicional del tiempo y del espacio. Sin embargo, los hombres siguen creciendo y formndose en las coordenadas del conocimiento racional, abroquelados en la falsa salvaguarda de conceptos que han perdido real vigencia. Es esto lo que crea sin duda alguna el casi in-salvable abismo entre los grandes artistas contemporneos a quie-nes resultan familiares la fsica einsteniana, la nueva biologa, la revelacin de las leyes estructurales del universo y el hombre co-rriente, inocentemente mecido en la rutina, o el acadmico lleno de fatuidad que inconscientemente defiende su propio "status" mental del huracn transformador que crece en nuestro tiempo.

    Los grandes genios romnticos superaron sin duda el acceso sim-blico para entrar en la zona de contacto con realidades no para to-dos evidentes; antes que ellos hubo santos y msticos que hablaron solitariamente de "otra realidad" no conceptualizada ni aludida sino vivida y conocida por un salto algico, por un abordaje no siempre gobernable, a veces fruto de la disciplina y de la ascesis. El mayor esfuerzo de ciertos msticos es el de intentar convencernos de la ver-dad de su experiencia, de la realidad de zonas no frecuentadas en nuestra vida ordinaria. El escritor, en ciertos casos, aborda tales ex-periencias, las incorpora a su caudal, y enriquece con ellas el espec-tro de su creacin. En esos casos le es difcil eludir, ante el hombre moderno positivista, la imputacin de "fantstico". De nada valen los esfuerzos de Baudelaire para convencernos del poder "revela-dor" de la imaginacin. De nada la preocupacin de Nerval por fun-damentar un realismo ampliado, un "supernaturalismo". En la mis-

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    ma lnea buscar Rimbaud dejar de lado el smbolo tradicional que en ltima instancia es cifra de esa misma experiencia, la anti-cipa y provocar expresamente la "videncia", la experiencia de lo Real en todas sus dimensiones y ms all del condicionamiento de nuestra sensibilidad ordinaria. Los artistas contemporneos, desde Apollinaire a Bretn, desde Cortzar a Garca Mrquez, se vuelcan asimismo a la instauracin de nuevas formas de realismo que no pueden quedar confinadas en el juego esttico sino que responden a formas concretas de experiencia y significan en definitiva el acceso a una "Sper-realidad".

    El Poeta-Vidente no es ciertamente un "soador" en el sentido de creacin gratuita de un mundo inmanente, sino un hombre que abre las puertas de la percepcin a realidades habitualmente veladas. Sea por el esfuerzo metdico o por la irrupcin espontnea en nues-tro campo sensible de realidades transempricas, el margen de lo real se ampla considerablemente.

    Rimbaud llama "funcionarios de la literatura" a los escritores que no aplican sus facultades superiores (para el lenguaje de ciertos estu-diosos, "paranormales"). "El primer estudio del hombre que quiere ser poeta dice en su famosa Carta es su propio conocimiento en-tero. El busca su alma, la inspecciona, la tienta, la comprende. Desde que la conoce debe cultivarla; esto parece simple; en todo cerebro se cumple un desarrollo natural; tantos eglatras se proclaman autores!... Digo que es preciso ser vidente, hacerse vidente. El poeta se hace vidente por un largo, interminable y razonado desarreglo de los sentidos. Busca todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; exprime en l todos los venenos para no guardar de ellos sino la quintaesencia. Inefable tortura para la cual se tiene necesidad de toda la fe, de toda la fuerza sobrehumana, en la que l llega a ser entre todos el gran enfermo, el gran criminal, el gran maldito y el supremo sabio!"1

    Es que el poeta es real y verdaderamente el sabio, como lo dije-ra Emerson, porque ha sido y sigue siendo quien alcanza los ms al-tos niveles del conocimiento, poniendo a prueba su razn, arriesgan-do su equilibrio psquico. Estamos hablando, claro est, de las ms hondas y autnticas experiencias poticas, de las que slo asoman atisbos en gran parte de lo que suele aceptarse como poesa.

    Es razonable pensar que esta experiencia de ruptura de niveles se haya producido en todo tiempo y en distintas atmsferas cultu-

    rales. Pero es sin duda en el seno de la cultura occidental moderna, que paradjicamente protagoniza la ms evidente y espectacular de-sacralizacin de la vida, donde se genera una aguda toma de con-ciencia de este poder revelador de la experiencia potica. Los ro-mnticos despliegan la conciencia crtica de lo que antes fue tradi-cin aceptada e incuestionable, promoviendo la indagacin de zonas marginales y oscuras tanto del mundo fsico como del psiquismo y an de las realidades espirituales negadas de plano por la mentalidad positivista. Desde all en adelante los poetas inician un alucinante ca-mino. Pero es ms importante an constatar cmo sus intuiciones privilegiadas se abren camino en el campo mismo de la ciencia, gene-rando las hiptesis intuitivo-racionales en que se fundamenta la fsica moderna y la nueva tecnologa.

    Las vanguardias, el simultanesmo, la experimentacin cubista, el abstraccionismo, el "realismo mgico", el surrealismo, son mani-festaciones ciertamente dismiles que sin embargo acusan una im-pronta comn: la implantacin progresiva y dinmica de una nueva imagen del universo. Ella comporta la percepcin concreta de lo otrora especulativo o imaginario, la ampliacin del conocimiento hacia zonas insospechadas, la apertura a una Superrealidad que no es sino la "realidad real" acechando con sus misterios y haciendo es-tallar la cscara confortable del positivismo y del racionalismo.

    Literatura fantstica y juego revelador La irrupcin de esta nueva imagen del mundo pone en crisis no

    solamente al realismo "tridimensional" ordinario, sino y ms agu-damente a la concepcin de la literatura como ficcin gratuita y no comprometida.

    Si, como dijimos, toda la tradicin literaria provee elementos para fundamentar una visin de lo "maravilloso-real", tambin e> cierto que esa misma tradicin va creando, por la naturaleza misma del juego esttico, cierta fruicin por el juego mismo, cierto encan-tamiento que es inherente al mundo de la "fantasa" sin exigir a ste fidelidad alguna al mundo real. El divorcio, siempre virtual, entre ambos, se hace ms evidente en el siglo XIX, que ve surgir y desarro-llarse con inusitada fuerza el gnero fantstico. Dos grandes corrien-tes filosficas parecen ser las responsables de ello: de un lado el re-surgimiento del ocultismo en el seno de la mentalidad romntica; del

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    otro, el auge positivista, que confna a las "letras" y las artes todo buceo metafsico o simblico, y lo aplaude por tratarse de una inda-gacin inofensiva, sin pretensin de verdad. El escritor "fantstico" se mueve en una zona de ambigedad. Habra que realizar un fino rastreo para demostrar, si fuera posible, en qu medida esconde una intuicin religiosa en formas imaginariamente seductoras, des-valorizando a medias su realidad, o bien hasta qu punto recorre el camino inverso, explotando estticamente un campo de posibilidades que no comprometen su creencia ni su voluntad. Afinando estas actitudes posibles, surge sin embargo una constatacin que resulta de la funcin imaginaria misma. Como lo expresara Baudelaire, la imaginacin es una facultad del conocimiento. Bachelard afirma a su turno que el hombre slo puede imaginar lo existente, y por lo tanto la funcin de la imaginacin es la de "descubrir" realidades no percibidas. Lo fantstico sera pues un sucedneo, cuando no un an-ticipo, de lo maravilloso-real. Ciertamente a veces asume formas de-gradadas en que la irona y la voluntad de desmitificar atomizan la fuerza reveladora de lo imaginario, desembocando en un entreteni-miento de saln.

    Contra tales degradaciones lucha, precisamente, el escritor rea-lista, dueo de una visin ampliada del mundo, y empeado en que su lector comparta, ms all de la pura fruicin esttica, su personal aventura de conocimiento. Maurice Blanchot puntualiza con acierto estas diferencias, que escapan a un crtico como Todorov, moldeado en el formalismo. Afirma Blanchot2 que lo que provoca maravilla o un grado superior de admiracin ha sido siempre el mbito del mila-gro, de lo sobrenatural, de lo ferico. Se trata de lo "sobrenatural", familiar al mbito religioso; pero la progresiva "desmitificacin" y racionalizacin de la fe ha trado una aceptacin desvada de suce-sos que parecen no tener relacin alguna con nuestra vida cotidiana. He ah que los surrealistas siempre defendidos de una posible im-putacin religiosa traen nuevamente a la luz el concepto de lo "so-brenatural", y lo llaman "lo real-maravilloso". Bretn, en el Primer Manifiesto del Surrealismo, proclama que no existe ya lo fantstico; slo existe lo real. La literatura de lo maravilloso es, por lo tanto, una literatura realista, en tanto su comunicacin se verifique dentro de un circuito de aceptacin de lo real como lo real-maravilloso.

    No olvidemos que la actividad surrealista, antes que esttica, es experimental y gnoseolgica, cientfica. Los promotores de este mo-vimiento se forman en muchos casos en el campo de la ciencia; tal

    LA POLMICA ACTUAL SOBRE EL REALISMO MGICO

    el propio Andr Bretn; tales, en la Argentina, los integrantes del grupo Qu (1926-1929). Haciendo un balance del surrealismo nos atreveramos a coincidir con Fierre Mabille cuando lo sindic como un llamado de atencin, un donner voir, en medio de la atmsfera conformista que ciertas vanguardias cristalizadas no alcanzaron a conmover. Su afn inagotable traicionado a su vez por inevitables derivaciones artsticas y preciosistas fue sealar la existencia real de fenmenos inexplicables y la posibilidad concreta de un acceso a formas ms amplias y profundas de conocimiento.

    Desde luego, muchos artistas usufructan del juego de lo ins-lito, de la combinacin hedonista y sorpresiva de lo dispar, de la in-dagacin de lo fortuito, sin que ello comporte necesariamente una fe en lo maravilloso-real. Acaso sea sta la especificidad de lo arts-tico, el moverse en una zona crepuscular, ambigua, en que se crea el atractivo de lo misterioso sin agotarse una adhesin a su verdad intrnseca. Pero cada vez que el escritor, a partir de una experiencia personal profunda, redescubre el trasfondo oculto de esa maravillo-sa realidad, vuelve a presentarse la insuficiencia de los clichs arts-ticos, de las denominaciones literarias, y a imponerse la urgencia de un nuevo estilo capaz de generar nuevamente la admiracin o el te-rror que emanan del mundo desconocido real.

    Nos atreveramos a postular de modo muy esquemtico, que las distintas corrientes modernas tendientes a potenciar una visin am-pliada del mundo el "esprit nouveau", el realismo mgico, el su-rrealismo, el realismo maravilloso abren la revalidacin concreta de las verdades que en forma indirecta y velada eran alcanzadas por la tradicin mtica. Por tal razn, la literatura contempornea entre-cruza el campo simblico tradicional con la experimentacin de lo inslito, mgico y maravilloso cotidiano, entrecruzando con liberali-dad recursos de una u otra extraccin que hacen de la obra literaria un fecundo reservorio de intuiciones e incitaciones tendientes a la recuperacin de una realidad total.

    (...)

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  • Gua de lectura Leer detenidamente el texto que precede y responder a las siguientes consignas:

    1. Subrayar las ideas principales del artculo. Remarcar con color las palabras cuyo significado desconocemos y buscarlas en el diccionario. 2. Realizar un mapa conceptual en el que se presenten adecuadamente las ideas que entran en juego. 3. Existen conceptos contrapuestos? Existen otros conceptos que sirven para complementar su desarrollo? 4. Ten en cuenta lo que se dice sobre estos temas. Vas a escribir sobre cada uno de ellos un texto explicando con tus palabras lo que se quiere

    decir en el artculo: a. El poeta vidente. b. Realidad inmanente contra realidad sobrenatural. c. La imaginacin como facultad del conocimiento. d. Realidad total frente a la realidad parcial. e. Diferentes tipos de realismo.

    5. Investigar y caracterizar los siguientes movimientos literarios: a. Qu es el surrealismo. b. Qu es el romanticismo. c. Qu es el realismo. d. Qu es el simbolismo.

    6. Aparecen en el texto las definiciones de cada uno de estos movimientos? Qu se dice sobre ellos?