Más "etiquetas" y menos "carpetas"

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Menos carpetas y más etiquetas Bienvenidos a nuestra fiesta de casamiento. Está comprobado metodológicamente que soy un tipo que le gusta hablar (ya van a ver los resultados de las encuestas), pero voy a tratar de ser breve y oportuno con este mensaje. Los que conocen mis gustos tecnológicos me habrán escuchado alguna vez dar alguna perorata innecesaria sobre las ventajas de usar el servicio de mail de Google en lugar del de Microsoft 1 . Osea, Gmail en vez de Hotmail. Una de las ventajas que siempre destaco es que en Gmail uno no coloca los e-mails en carpetas sino que simplemente usa etiquetas, y esto sirve después para recuperar lo que uno necesita o quiere ver. ¿Cuál es la diferencia? Bueno, una carpeta es un compartimento estanco. No se puede estar en dos carpetas a la vez. Además tienen una jerarquía: van de lo general a lo particular. En cambio las “etiquetas” son nombres que uno va utilizando para designar cosas. Uno puede poner una, dos o cuarenta etiquetas si fuera necesario. Mi amigo Jorgito, que es muy buen tipo, decía hace poco en su casamiento que lo estaba viviendo como un tiempo de mucha gratitud, de agradecimiento. Es una perspectiva cierta y muy significativa. Pero hay un paso previo, o simultáneo, que es el de recuperar, el de “buscar” en nuestras vidas, en nuestra memoria, todo aquello que tenemos guardado: proyectos, personas, recuerdos, momentos, etapas, situaciones, imágenes, relatos. Con Anita sentimos que casarnos es en gran medida ese ejercicio. Es pararnos sobre todo eso, o rodearnos de todo eso, para seguir hacia adelante juntos. Como cuando uno busca un mail viejo, la clave está en buscar con flexibilidad, sin limitaciones. Hoy es un día en el que queremos dejar de lado las carpetas y folios, para poder jugar con las etiquetas. Todos los que están acá nos son cercanos por múltiples motivos. Si bien podríamos encastrarlos a todos en algún 1 En este sentido vale aclarar que el comentario se refiere pura y exclusivamente a los servicios de “webmail” y no sostengo una posición contraria a la empresa Microsoft ni a ninguno de sus otros productos.

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Menos carpetas y más etiquetas

Bienvenidos a nuestra fiesta de casamiento. Está comprobado metodológicamente que soy un tipo que le gusta hablar (ya van a ver los resultados de las encuestas), pero voy a tratar de ser breve y oportuno con este mensaje.

Los que conocen mis gustos tecnológicos me habrán escuchado alguna vez dar alguna perorata innecesaria sobre las ventajas de usar el servicio de mail de Google en lugar del de Microsoft1. Osea, Gmail en vez de Hotmail. Una de las ventajas que siempre destaco es que en Gmail uno no coloca los e-mails en carpetas sino que simplemente usa etiquetas, y esto sirve después para recuperar lo que uno necesita o quiere ver. ¿Cuál es la diferencia? Bueno, una carpeta es un compartimento estanco. No se puede estar en dos carpetas a la vez. Además tienen una jerarquía: van de lo general a lo particular. En cambio las “etiquetas” son nombres que uno va utilizando para designar cosas. Uno puede poner una, dos o cuarenta etiquetas si fuera necesario.

Mi amigo Jorgito, que es muy buen tipo, decía hace poco en su casamiento que lo estaba viviendo como un tiempo de mucha gratitud, de agradecimiento. Es una perspectiva cierta y muy significativa. Pero hay un paso previo, o simultáneo, que es el de recuperar, el de “buscar” en nuestras vidas, en nuestra memoria, todo aquello que tenemos guardado: proyectos, personas, recuerdos, momentos, etapas, situaciones, imágenes, relatos. Con Anita sentimos que casarnos es en gran medida ese ejercicio. Es pararnos sobre todo eso, o rodearnos de todo eso, para seguir hacia adelante juntos.

Como cuando uno busca un mail viejo, la clave está en buscar con flexibilidad, sin limitaciones. Hoy es un día en el que queremos dejar de lado las carpetas y folios, para poder jugar con las etiquetas. Todos los que están acá nos son cercanos por múltiples motivos. Si bien podríamos encastrarlos a todos en algún compartimento (PRIMO HERMANO – PADRES DE UN AMIGO – SACERDOTE – AMIGO DE LA FACULTAD – COMPAÑERO DEL COLEGIO), vamos a preferir no hacerlo. Al fin y al cabo, todos jugamos varios roles simultáneamente o en distintos momentos, y en todos ellos lo común es la cercanía, la fortaleza del vínculo. Creo que muchos hemos percibido, por ejemplo, que un hermano nos puede servir de guía e inspiración profesional. De igual manera, que un jefe o compañero de trabajo pueden ser una inspiración de vida. Qué bueno también que en la casa de un amigo uno se sienta en familia. Qué bueno que si Anita es madrina, yo pueda ser madrino. Qué bueno que haya amigos que no son otra cosa que hermanos de la vida. Qué bueno divertirse con alguien 20 o 30 años mayor como si fuéramos pares, y qué interesante encontrarse con que al final, todos somos personas y vivimos cosas similares.

Y lo compartido también se puede volver a enfocar: el trabajo puede ser comunidad, la amistad puede orientarse a un proyecto, las situaciones vividas transformarse en relatos.

1 En este sentido vale aclarar que el comentario se refiere pura y exclusivamente a los servicios de “webmail” y no sostengo una posición contraria a la empresa Microsoft ni a ninguno de sus otros productos.

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Como habrán visto en toda la comunicación de nuestro casamiento – que no es un alarde profesional sino una propuesta genuina – hemos querido exponerlos a nuestro mundo, a nuestra forma de entender la vida. Hoy cada invitado llega con distintas etiquetas y desde distintos lugares. Algunos conocen mejor a Anita, otros tal vez a mí, o incluso puede que conozcan solo alguna faceta de los dos: la Anita psicóloga, el Tom goleador implacable, etc. La ilusión que tenemos en este casamiento es redondear todas esas percepciones ofreciéndoles la versión más actualizada y más genuina de nosotros y de nuestro proyecto.

Para mí, Anita es lo transversal, lo que atraviesa, conoce, transforma y carga de sentido toda mi vida. Convengamos que hace ocho años que viene escuchándome, que no es poco, y ordenando mi relato verborrágico de mi vida pasada, del presente y del futuro.

Tiempo de recapitular, tiempo de agradecer y finalmente tiempo para confiar. Casarse significa casi siempre independizarse por completo, asumir responsabilidades y tomar decisiones de peso. Hay “preparativos”, cosas para resolver, para armar y para comunicar. Uno y los demás, todos, queremos saber cómo va a ser esa nueva etapa, y entonces preguntamos, o nos preguntamos. Al intentar despejar dudas, yo suelo sobreabundar en detalles, con lo cual le complico la vida bastante a la gente. Mejor pregunten a Anita. Cuando decidimos casarnos con Anita, y a contramano de lo que puede ser una decisión razonable, no fue porque las cosas parecieran especialmente resueltas. Por el contrario, casi todo se veía bastante borroso. No necesariamente “mal”, pero ciertamente poco nítido. Vivimos en un tiempo, creo yo, bastante dinámico, informal, incierto en algunos aspectos. Los trabajos para toda la vida o no existen o no nos los ofrecieron, aunque para ser justo tampoco sé si los aceptaríamos.

Lo que era nítido, era justamente nuestra relación. Y pensamos que tal vez fuera mejor asumir todos esos desafíos entre los dos. Así que hacia allá vamos. Bueno, cuando digo allá, no sé bien a dónde, pero confiamos en que será un lugar feliz.

En esta gran celebración nos toca oficiar de punto de conexión, estar en el centro entre todos ustedes. Entonces, ahora sí, decimos que es tiempo de celebrar y de disfrutar de esta gran red de personas que conformamos, todas en el mismo gran juego de la vida. Nuestra propuesta – para hoy y porque no para la vida – es vivir en comunidad y abolir la propiedad privada. No, hablando en serio, nuestra propuesta es perder de vista las definiciones más rígidas y privilegiar la alegría de compartir la vida. Gracias.