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JUAN CARLOS GONZÁLEZ CALDITO
Más de treinta noches para decirte adiós
PRIMERA EDICIÓN
Editorial Bubok
Juan Carlos González Caldito
Más de treinta noches para decirte adiós
Diseño de la cubierta:
Juan Carlos González Caldito
© Bubok Publishing S.L., 2013
1ª edición
ISBN:
Impreso en España / Printed in Spain
Impreso por Bubok
Índice
Prólogo ............................................................................. 3
Non ce la faccio più ! ................................................................. 5
Treinta noches tristes para una canción ................................. 6
Sabor amargo .............................................................................. 8
Ni Romeo ni Julieta ................................................................. 10
No me quería ver sufrir y agonicé ......................................... 12
Il tragico addio ......................................................................... 14
Y que vuelva a suceder ............................................................ 15
Este absurdo otra vez .............................................................. 17
Despedida sin adiós ................................................................. 19
El deseo del niño muerto........................................................ 21
Où sont mes amis?................................................................... 22
No hables de mí ....................................................................... 23
Volver ........................................................................................ 25
Estoy deseando una criatura .................................................. 26
Jamás creí .................................................................................. 31
Si tú te vas ................................................................................. 32
La abandoné, ahora la olvidaré .............................................. 34
Llegó ella tras de ti ................................................................... 36
Amor, tanto amor y al final un crudo adiós ......................... 38
Esos momentos mágicos ........................................................ 40
Los labios del olvido ................................................................ 42
Se me fue ................................................................................... 44
Lejos, extraña, tela de araña .................................................... 45
Prima di morire ......................................................................... 46
La consolación .......................................................................... 48
Creí perder la soledad .............................................................. 50
Cuando te canses de llorar ...................................................... 52
La venganza imposible ............................................................ 54
Ebrio expreso y desespero ...................................................... 55
El horizonte y tú detrás ........................................................... 57
Ahora mismo no sé nada. ....................................................... 58
Te adoré, te perdí, ya me fui ................................................... 60
Un último y eterno adiós ......................................................... 62
3
Prólogo
El autor de la presente obra � si así se la puede llamar � ha querido reunir estos versos en poemas, y estos poemas en un poemario, quizás con la intención de despedirse de alguien, o de él mismo; tal vez quiso alejarse de su antigua vida y saludar una nueva vida; quizás quiso desangrarse, vomitar cuanto le dolía; ser compasivo consigo y con su amor o tal vez buscó la compasión entre sus allegados, o la venganza hacia quien amó; a lo mejor tan sólo desahogarse o combatir el dolor, el aburrimiento o incluso el cansancio con algo tan común y personal como la poesía. Quien lo sabe. Tampoco este prologuista, que se esconde bajo un nombre que no es el suyo, lo sabe.
¿Pero qué importa todo esto? ¿Qué importancia puede tener lo que el autor de estos versos nos quiso decir? ¿Es él quien lo hizo, o fue la otra persona? ¿Y si no hizo nadie? ¿Y si todos lo hicimos? Tampoco lo sabemos. Tan sólo que el autor de la presente obra los recogió y presentó sin explicar nada de ellos. Tal tarea se la respetaremos y dejaremos a cargo del lector, que será quién con sus ojos y su voz dé vida a las palabras, entonando el ritmo y el timbre de dichos versos.
Aunque sí que es cierto que aquí este prologuista desearía hacer un alto y advertir al lector que nada de lo que en estas hojas se dice � si es que algo se dice � es ni falso ni real: ni fue, ni pasó ni tampoco tendrá que ser. En todo caso nos podemos adelantar y decir que todo cuanto aquí se versifica es tal y cómo el autor quiso que fuera, es decir, que no dice lo que fue sino cómo él lo quiso ver. ¿Por qué puso estos y no otros? ¿O acaso no tenía más? ¿Decidió presentar sólo estos o quería presentar más? ¿Se acabarían aquí sus versos? ¿Por qué más de treinta noches?
4
Tal vez la obra esté acabada, o quizás quede aquella hoja en blanco para el poema que tiene esta por llegar. En todo caso, hallaremos aquí los miedos, temores, deseos, rabias, odios y rencores, las nostalgias y pasiones de quién haya escrito tales versos, pero sobre todo encontraremos los pensamientos del autor, su última intención, recogiendo aquello que él vio, y eternizándolo para, quizás, decirle adiós.
De alguna manera este prologuista quiere, si el autor se lo permite, versar lo que éste creer que el autor ha querido expresar:
�Y cuanto deseo abrazarte
pero te quiero lejos, muy lejos,
donde no nos hagamos más daño
que ya sangro demasiado.
Así cree este vuestro presente redactor que puede resumir � si resumir se puede � este poemario, en el que el autor del mismo rozó, a pesar de todo, la felicidad, aunque ésta fuera dura, cruel, lastimosa, pero no por ello indigna de ser vivida. Tal es la creencia de este prologuista, al igual que también cree, sin duda alguna, que el autor desearía volver a repetir sus poemas otra vez, volver a llorar por lo que aquí se ha despedido tras tanto amor. Quizás para eso dice adiós a quien se lo diga, o quizás lo diga para no vivirlo nunca jamás. Pero ya no les quito ya más tiempo y les doy paso a la obra, que ni se empieza ni se acaba por donde parece y dónde el lector es más intérprete que el autor. ¡Disfrútenlo!
Giovanni di Tempo
2013
5
Non ce la faccio più !
Basta !
Resonaba tu voz
por la habitación.
Non ce la faccio più!
Y yo contigo
me desmoronaba.
Tú llorabas,
yo me ahogaba.
Quizás cobarde,
no aguanté más.
Me uní a tu voz
y con soltura dije
lo que jamás creí.
Basta!
Non ce la faccio più!
Me ne vado a casa
e non ti vedo più !
6
Treinta noches tristes para una canción
Ya no me importa mi ruta de viaje.
Duermo en el infierno desde que me fui.
Será porque he dejado de amarte
tras treinta noches de decirte adiós.
Me fui de tu vera cuando no quería.
Treinta veces te dije que me quedaba.
Fue más fuerte tu resistencia que la del poeta
muerto en el paredón.
Treinta veces me dijiste que no.
Treinta despedidas sin decirnos adiós.
Treinta noches tristes para una canción.
Han pasado tantas horas del último beso.
Más de treinta lunas, de una esperanza.
Me acuerdo de las noches lloradas,
treinta justas para decirte adiós.
El resto ha pasado narcotizado
por la melancolía, el recelo y el sudor.
Será que no quiero darte
más noches de las veces que me dijiste que no
7
Treinta veces insistiendo.
Treinta veces deseando volver.
Treinta veces ilusionado otra vez.
A las faltas del odio
y el exceso del orgullo
nunca me acostumbré.
Y tú sin medida sin vergüenza
me quisiste matar
cómo se mata a un perro guardián.
Treinta noches para decirte adiós.
Treinta veces sí, treinta veces no.
Treinta versos para una canción.
Y allí quedó la flor de la pasión,
allí los besos de nuestro amor,
en esos feos días de olvido
para aprender a decir adiós
durante treinta noches de desolación,
treinta signos de interrogación
y más de treinta noches para decirte adiós.
8
Sabor amargo
Luz de luna
que se apaga.
Cristales sucios,
cristales secos.
El crujir de la madera
en esta casa de hormigón.
Las sábanas frías,
sabor amargo.
Vi el amor,
Vino y se fue.
Encontré lo que buscaba,
¡ojalá no lo vuelva a ver!
Se irá el invierno,
se irán los besos
y los suspiros.
Se irán susurros y miradas,
las esperanzas que regaban
las flores y sonrisas.
Se irá la luna
y la noche aquella.
10
Ni Romeo ni Julieta
Ella se cansó,
le dijo que se fuera.
Él no se lo pensó,
se fue sin mirar atrás.
Entre ambos quedó
la esperanza atada,
un largo letargo
que les hizo sangrar.
Ella le dijo
cuando esté preparada
hablamos.
Él le contesté que sí
pero hizo que no.
Pensó en ir a verla,
darle una sorpresa.
Aquello fue la tragedia
que mató su amor.
Se desnucaron por teléfono,
mensajes y palabras,
un adiós de odio,
un hasta nunca jamás.
11
Él no le supo dar
el tiempo que pidió
y ella se dejó llevar
por su rabia y su temor.
Y se enterró el amor,
los recuerdos se envenenaron,
se quemaron los dos
y en cenizas quedó
el amor que los unió.
12
No me quería ver sufrir y agonicé
Acabó de una vez,
con sólo dos golpes.
Primero dijo adiós,
luego hasta nunca.
Fue mi amor cruel,
no supo verla
más allá de mi pasión,
más allá de mi condena.
La injuria me clavó
sin ninguna compasión,
y todo por querer
volver a nuestro amor.
Cuando el miedo es el señor
que ocupa el lugar del amor,
ya todo está enfermo,
demasiado dañado.
Acabó de una vez,
con sólo dos golpes.
Primero dijo adiós,
13
luego hasta nunca.
Su malestar le acechó,
no supo verlo.
Con su odio me atacó
y nos mató.
Más no pude aguantar
su falta de dolor
y con mis manos cavé
la tumba de nuestro amor.
14
Il tragico addio
Él se cubría de mierda,
y tú le llorabas las penas.
Ellas se volvían tristeza
y la tristeza riñas diarias.
Él asomó el adiós
y tú le saludaste impaciente.
No hubo reacción extraña,
esta vez os entendisteis.
Él se fue por su vera
sin tu mano ni tus besos.
Tú enterraste los sueños
que junto a él habías creído.
Ahora todo aquel ruido
ya no es más que silencio.
Las sábanas mojadas son ahora
un pañuelo de lágrimas solitarias.
15
Y que vuelva a suceder
Fue en una noche negra.
Tú me dijiste adiós,
yo abracé el camino.
Y cogidos de la mano
paseamos la última vez
las penas y los temores
que no volveremos a ver.
No nos miramos ya nunca
sin lágrimas en los ojos
pero los dos nos dijimos
que volveríamos a amar.
Y que no se aborrezca el corazón,
que no se acaben las penas
si son por la pasión.
Que volvamos a soñar
en la esperanza una vez más,
que bailemos otra vez
al son de los besos del amor.
Que el adiós esté siempre presente
17
Este absurdo otra vez
Descorazonada, desgarradora,
maldita víbora traidora.
Creí oír un día
jurarme que no me dañarías,
pero has sacado tu lengua,
tu odio, tu rabia,
y cuando yo tambaleaba
me has empujado de tu cama.
Otra vez mirando
a un horizonte absurdo,
infinito, parisino,
otra vez llorando
tus faltas y venganzas
sin saber si te quiero
cerca de mis venas
o enterrada en el olvido.
Sucia tramposa,
vengativa y rencorosa.
Vuelvo a la soledad yo sólo,
sin esperanzas ni recuerdos
que no provoquen náuseas,
18
que no enciendan mis venas.
Otra vez contigo y sin ti,
otra vez con la soledad,
otra vez vuelta a empezar.
19
Despedida sin adiós
Se ha roto el ayer,
ya no hay mañana,
siguen las luces haciendo
las sombras de tu recuerdo.
Me largué sin rechistar,
nos dimos el universo.
Aquello me gustó,
supimos verlo.
Hay noches y mañanas
que sueño contigo
y forcejeo con mis sentimientos
para no volverte a llamar.
Me largué sin rechistar,
nos dimos todo el tiempo.
Aquello me gustó,
padecimos de nuevo.
Ahora, guardado todo en los versos,
sigo queriéndote,
a pesar de que está roto
20
y no voy a buscarte.
Me largué sin rechistar
a ninguna parte,
cambié las lágrimas del odio
por las de la nostalgia.
Me vestí de azul marinero
y zarpé a la mar nueva,
allí donde las olas
me golpean de nuevo en el pecho.
21
El deseo del niño muerto
El sueño de un niño
se va flotando hacia la nada,
sólo queda el recuerdo
de haberlo deseado
con la persona amada.
Los claveles y los besos
que nos hemos dado
ahora han quedado sepultados
en el cementerio infantil
donde habitan el tiempo,
el rencor y el olvido.
Y si siento la risa de un niño
jugando y bailando
viene a mí el dolor
de tus besos perdidos,
las esperanzas matadas
de tu hijo conmigo.
22
Où sont mes amis?
Una absurda mañana
despunta y entra por la ventana.
Las montañas, en el horizonte,
son ahora mi compañía.
Juego de amores,
melancolía de pasiones.
Un cigarro por encender,
una botella vacía.
Ya salen las lágrimas
y no tienen compañía,
sólo este cuaderno de viaje
que lleno de versos tristes
llorando lo que fue
el ocaso de nuestro enlace.
Dónde están mis amigos
para llorar con ellos
y olvidar mi desgracia
de estas noches de olvido.
23
No hables de mí
Cuando hables del amor
vívelo otra vez.
Vuelve a sentir
tu sangre hervir,
no hables de mí
para volver a reír.
Tuvimos un adiós
muy desgraciado,
que no se contaminen los besos
que están por llegar.
Di que no conociste el amor,
que nunca lloraste,
guárdalo en tu corazón,
que vuelva a ser
otra primera vez.
Habla del amor,
vívelo otra vez,
cómo si yo hubiera sido
sólo un largo juego.
Vuelve a reír,
a sentirte de nuevo latir,
25
Volver
Separado uno del otro
y los pensamientos volviendo
con amargo sabor y pena
para acostarse conmigo.
Este andar que hacemos solos,
este despertar sin ti
pero siempre contigo...
por qué no cruzar juntos
este camino de tempestad.
Fui feliz�
Tengo el corazón herido,
las vestiduras rasgadas,
la boca sellada
pero si pudiera decirte hola
y borrar el adiós
de nuestros ojos y memoria
desharía esta historia absurda
para cruzar contigo de nuevo
y volver a ser feliz.
26
Estoy deseando una criatura
Estoy deseando una criatura
pero no me la da su madre.
Ha cerrado la puerta,
ha besado mi cara,
me ha dicho que me vaya.
Que mañana tan absurda,
voy cargado de esperanzas
para tirarlas a la basura.
Unas saetas me acompañan,
están firmadas con lágrimas
de adiós y desgracia.
Deseo una criatura,
pero no me la da su madre.
Me ha dicho que la busque
en otros besos, otros mares.
Que busque bien, sin enfadarme,
allí donde el sol alumbre las velas
para poder iluminar la criatura
que no me quiere dar su madre.
27
Perderé el camino
Hay una vela en la puerta.
Baila la llama
al son de la brisa.
Si se abre de golpe
se apaga.
Si se cierra,
arde.
Se oye el bramido de un niño
al fondo del pasillo.
Está llorando,
está muriendo.
Yo encendí la vela
y vi la puerta.
Si apago la llama,
perderé el camino.
¡Perderé el camino, amor,
perderé el camino!
Yo encendí la vela
y me quedaré con ella.
28
¡Está tan desprotegido!
Con sus manos
golpea al aire.
Si me acerco,
no lo veo,
pero lo escucho
gritando al cielo.
¡Que con sus manos golpea
al aire negro!
¡Que con valor
lo dejo solo!
Yo cogeré la vela,
iluminaré el pasillo.
Me llevaré al niño
hasta la puerta.
Se apagará la llama,
perderé el camino.
¡Perderé el camino, amor,
perderé el camino!
Pero me llevaré al niño
hasta la puerta
para que viva
aunque se queme todo.
29
Consuélame esta noche
Consuélame esta noche, amigo,
dime que yo seré invencible.
Que siempre seré
su amor eterno.
No me quieras ayudar,
no me digas la verdad,
sólo dime lo que
esta noche quiero escuchar.
Que fui yo su amor,
que siempre me amará
y nunca me olvidará
aunque se vuelva a enamorar.
Hazme este favor
amigo mío.
¡Qué me importa la verdad
en esta absurda noche!
dónde habito en la derrota
del corazón sangrado.
Dime que jamás
me podrá perdonar
el que me haya ido
de su lado sin mirar
30
sus ojos una vez más.
Que su boca,
aunque no me bese,
siempre me pertenecerá.
Miénteme sólo una vez más
y dime que la amé
tanto como puede
un hombre amar a una mujer.
Consuélame esta noche,
no me digas la verdad.
¡Ay amigo mío,
abrázame y ya!
Que duerma esta madrugada
pensando que hice bien.
31
Jamás creí
Nos despedimos tantas veces�
¡Jamás creí
que nos diríamos adiós!
La boca y las manos
llenas de sangre
y siempre muy cerca
el cuerpo tendido
de nuestro amor muerto
atado con una cuerda,
tirando del cuello:
nos dijimos adiós,
nos fuimos corriendo
y el amor muerto
se quedó a nuestro lado.
Nos despedimos tantas veces�
¡Jamás creí
que nos diríamos adiós!
32
Si tú te vas
Si tú te vas
me iré muy lejos.
Al otro lado del mundo
y de tus besos.
Se irán todos los recuerdos
a la caja y al consuelo
de lo que fue una vida
hermosa y amarilla
donde reinaba el fuego
de tus besos y mis caricias.
Si tú te vas
me despediré del llanto
de tener tan distante
la falta de tus besos.
Lloraré mis penas
con extraños y poetas,
dormiré en camas ajenas
donde habite el olvido.
Si tú te vas
me quedaré ciego.
Ya no veré el camino,
33
la luz de mi deseo
y moriré de pena
hasta otro nuevo día.
Si tú te vas
me quedo en el olvido
para empezar de nuevo
lo que se fue contigo.
Si tú te vas, mi amor,
me voy contigo.
34
La abandoné, ahora la olvidaré
Estoy olvidándome de esa mujer
mientras aprendo a olvidar
las tardes grises
en las que acariciábamos juntos
nuestra piel.
Ahora llora
la desgracia de la ausencia,
la olvido poco a poco
mientras aprendo a olvidar.
La abandoné, me hizo sufrir,
monstruo y loco llamó
a quién tanto la amó.
Aquella mujer hundió
su odio en mi pecho,
me empujó del altar
al suelo sucio del desprecio.
La tuve que abandonar.
Ofendió mi corazón,
lo destrozó sin compasión.
Me fui muy lejos,
35
llorando la dejé
y me llevé su mirada
a la cama donde duermo
y en la que aprendo a olvidar
olvidándome de aquella mujer.
36
Llegó ella tras de ti
Se ha corrido mi sangre
y mis lágrimas
en estos versos tristes,
buscando de nuevo
los labios del amor,
aquellos que una vez
me desearon tanto.
He arrastrado el cincel
del odio y el olvido,
la traición del delirio
del amor huido
y desgraciado.
Soledad tras los recuerdos,
ausencia de tus besos.
Gritan los ecos sin parar.
Es la soledad
que me viene a visitar.
Y con ella escribo estos versos,
con ella vuelvo a empezar.
Me fui de tu lado
38
Amor, tanto amor y al final un crudo adiós
Terminaste de una vez,
morí poco a poco.
Tu cruel adiós
fue mi año nuevo,
este amor que nos mató
que casi me ahogó.
Un día sabremos
que lo que dejamos
era lo más bonito,
pero ya no habrá remedio.
Me dijiste adiós,
suerte que estaba calzado.
Cogí la maleta y me fui
llorando sin mirar.
Espero que pasen muchas cosas,
que nos arrepintamos,
lloraré como un cobarde
aunque ya sea en balde.
Me dijiste adiós,
40
Esos momentos mágicos
Mi vida por esos momentos mágicos
en los que el tiempo se funde
con los sueños,
los ojos se miran, entrecerrados.
No se sabe lo que sucede,
se es capaz de olvidar cualquier pena.
Algunos lo llaman felicidad,
otros enamorase,
a mí me gusta verlo
como esos momentos mágicos
en que dos personas se ven desnudas
sin tocarse, sin dañarse,
sólo dando paso
a que el sueño crezca
y el tiempo se aglutine
en un círculo de encanto.
¡Mi vida por esos momentos mágicos!
Si algo tiene de bello vivir, mi amor,
es pensar que
después de haberte dicho adiós
todavía puedo volver a descubrir
42
Los labios del olvido
El olvido es mío,
sólo mío
y de nadie más.
Duerme conmigo
y planeamos juntos
un futuro seguro
en el que vivimos felices
y morimos juntos.
Es mío el olvido,
ahora es mío.
Se enamoró de mí,
me prendé de él.
Platicamos juntos
el rechazo amargo
de los recuerdos crueles
que sin permiso vienen.
El olvido es mío,
tan mío que soy suyo
y ya no soy para nadie,
ni para quien me odia
ni para quien me abandona.
43
Beso los labios del olvido
para borrar el sabor de los tuyos
y dejar de morir recordando
que un día fui tuyo.
44
Se me fue
Me quise acercar
y se me fue.
Abrazarlo con todas mis fuerzas
fue la muerte más fuerte.
Clavó sus largas garras
y lo mató.
No supimos verla venir,
de las manos se nos escapó
y ahora desconsolado
lloro mi perdición.
Me quise acercar
y se me fue.
Que maldita crueldad
no poder estar
contigo otra vez.
Las manos se nos llenó
de la sangre de nuestro amor.
La muerte le llegó
y se lo llevó.
Me quise acercar
y ya se me fue.
45
Lejos, extraña, tela de araña
Extraña como las cosas que no conozco.
Lejos, muy lejos, allí donde ni mi corazón
puede rozarte, dónde mis ojos
ya no quieren mirarte.
Me enredo entre los pensamientos
que cada noche vienen a visitarme
antes de entregarme a los sueños
del enamorado abandonado.
Y tejo gigantescas telas de araña
en las que por tocarlas me pierdo
buscando una respuesta a las preguntas
que me hago al acostarme,
repitiéndome por qué abandonamos
el amor que tanto esperamos.
46
Prima di morire
Ya me he ido,
ya no se pierde nada,
lo poco que quedaba
creo que ya sólo está
volando por los aires
y sujeto en el recuerdo.
Espero de algún modo
que llegue a tus oídos
la voz que clamo
como un loco.
Nunca te he renegado,
siempre te he esperado.
Un mal, una venganza
jamás te he deseado
hasta este momento dado.
Tus ojos eran la luz
de las estrellas que me guiaban,
tu boca, perla,
los labios por los que moría.
Y ahora, antes de morir
47
cuando se ha ido
todo cuanto amaba
espero que sepas de algún modo
que nunca te he renegado,
que yo por ambos
vivía ilusionado.
48
La consolación
Un descuido,
luego un insulto.
Ya no aguantamos más,
nos cansamos.
Tú me diste la espalda,
yo hice la maleta,
me pediste que me largara
y me fui de tu casa.
Todo estaba gastado,
nada quedaba en el horizonte
mas que la nada
y con ella la novedad
de un nuevo día,
de una nueva esperanza.
Y allí, en aquel momento,
acabó todo.
Tú llorando en la puerta
y yo bajando,
con la maleta a cuestas,
por el ascensor que esperaba
hasta la calle donde
50
Creí perder la soledad
Contigo creí
estar acompañado.
Tanto lo creí
que incluso dejé de estar a solas
con la carne y el hueso
para estar con tu piel
y tu sangre
cada vez que nos amábamos.
Se perdió la soledad,
no sé a dónde fue.
Era un devoto
de tus sacrificios.
Hasta los huesos
llegué a acompañar,
cuando tu cuerpo se abría
y me recibía,
repiqueteábamos con ellos
la canción de la pasión.
Contigo creí
estar acompañado.
51
Tanto lo creí
que olvidé mi soledad.
Ahora ha vuelto,
tú te has ido
y junto al olvido practico
acostarme con ella.
52
Cuando te canses de llorar
En la avenida del ayer
donde los sueños ya no son
la esperanza de seguir hasta el final,
las luces siguen allí
encendidas para alumbrar
los escaparates del recuerdo
y los besos fotografiados.
Lucen de rojo las doncellas que
se agacha al pasar
al lado del soñar
cansadas de esperar
al caballero azul
que se quedó en el altar.
Cuando te canses de llorar
haz la maleta y ve
allí donde puedas volar
con tus pies y tu verdad.
Las aceras teñidas de dolor,
la pasión que se fugó,
el adiós que vino a ver
53
los ojos del ladrón.
Allí está el autobús
que te llevará en dirección
al Hotel Le Vallon
para dormir antes de ir
al aeropuerto a despedir
la avenida del ayer
donde habita aquel amor
agotado de sufrir.
Cuando te canses de llorar
sube en ese autobús
y márchate sin dudar
al aeropuerto para ir
a la travesía del porvenir
donde encontrarás el nuevo amor
y te dará, sin dudar,
lo que te dio aquel ayer.
Sonreirás de felicidad
cómo hiciste allí,
dejarás atrás
lo que te hizo marchar,
cuando te canses de llorar.
54
La venganza imposible
No pude vengarme de ti,
empezar el año nuevo
sin hacerme llorar.
Irme de tu lado,
decirte adiós sin dolor,
hacerte creer que tú
no eras nada para mí.
A cambio lloré,
Desgarré mi corazón.
Me quería ir
sin que vieras las lágrimas caer
por la piel que ayer
besabas sin cesar.
No me pude vengar,
no fui capaz de decirte
que me dabas igual,
irme sin llorar,
hacerte creer
que lo nuestro era nada ya.
55
Ebrio expreso y desespero
Vete de mí
para siempre
pero quédate un poco
para despedirme.
Te echo de menos
y te tiro a los demonios.
Me abandonaste
cuando me fui
al valle del olvido,
del deprimido abatido.
Eres rencorosa
con mis venganzas.
Maldita sea la estampa
de mi memoria
que viene, injustamente,
a desvelarme la noche
con la luz de tus ojos
clavados en mis pupilas.
Vete lejos,
56
tan lejos como mi esperanza.
Vete lejos,
que no quiero vivir como la cigarra.
Estoy siendo un desgraciado,
sin saber de ti
ni de tus besos,
ya ajenos,
quizás de otros labios.
Pero ahora poco importa,
voy ebrio y desesperado,
tanto que me olvido
hasta de mis palabras.
57
El horizonte y tú detrás
No sé si te amé
cómo creía,
tampoco sé si es cierto
que te olvido,
si los besos que te di
eran míos
o si esos besos
caerán en el descuido.
Quizás decirte adiós
es una mentira
y quedarme a tu lado
un martirio.
A lo mejor volver a ti
es una locura,
tal vez no verte
sea mi condena.
58
Ahora mismo no sé nada.
Sólo veo humo
y un horizonte
que se abre ante mis ojos.
Tú detrás, muy presente,
y delante un llano
todo por hacerse.
�y a pesar de todo�
Más de treinta veces
te diré adiós
pero ninguna de ellas
me despedirá de ti
para olvidarte jamás.
Más de treinta noches
sin el abrigo de tu piel
y sigo esperando
los labios que en las noches
me hacían soñar.
Más de treinta versos
que escribo
para decirte adiós
y en ninguno de ellos
59
digo la verdad.
Que no te quise
decir adiós,
que se rompió
lo que más amé
y que no quiero
despedirme de ti.
Que sólo te digo adiós
para hacer más soportable
mis más de treinta noches
de tanta soledad.
60
Te adoré, te perdí, ya me fui
Ya salieron las lágrimas
que querían despedirse de tus besos.
Ya salieron las voces ocultas
que se escondían en mi corazón.
Fue Vargas y sus penas,
fue su ojalá quien me dijo
que te vaya todo muy bonito
tras treinta noches de olvido.
Escribo esta canción
con lágrimas desgarrando
la piel que hace no mucho
tus manos acariciaban.
Ya nunca más volveré a molestarte.
Dejaste luces encendidas
y no sé cómo voy a apagarlas.
Ojalá que mi recuerdo sea bonito,
que algún día deje de dolerte.
Ojalá que otra vez se llenen tus venas
y conozcas personas más buenas,
aunque yo haya sido tu vida.
61
Y aquí me quedo con Chavela,
agotando las que no serán
las últimas lágrimas.
Sabor amargo y dulce recuerdo,
deseando que se acaben mis penas.
Ojalá que te vaya bonito,
ojalá que te vuelvas a enamorar.
Y que nadie ose llamarme cobarde
pues jamás antes dije que amé.
62
Un último y eterno adiós
¿Y dónde está el olvido?
¿Y dónde los versos?
¿Y dónde tú cariño?
A ti te lo digo
Dame esos versos que no escribo