Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 1/27 artículos ptiUlicados en la Nueva Gacera del l in" en 1849, sobre la base de los guiones que arx hizo para una s e r ~ de conferencias q e dictó en lJl'uselas n 1847. En estos articul~s arx c o n d e n ~ a las primeras conclusiones de sus estudios econo- micos qtte más tarde profundizaría en la Contribuci6n a la crlfü~ de la Economía política 1859) y en El Capital 1867). El análisis de las relaciones entre el trabajo y el capital que se hace en estos artículos desbarató, hace ya un slg~o la teoría de la tercera posici6n. entre el capital Y el traba¡o, al mostrar la irreductibilidad del antagonismo de ambos fac- tores y la necesidad de un nuevo ordenamiento social para eliminar realmente la explotación del hombre por el hombre. La versión que aquí publicamos de dichos artículos fue revi- sada y corregida por Federico Engels, amigo y colaborador de Marx, para ponerla a tono co11 las precisiones posteriores de éste. En cuanto a Salario, precio y ganancia, se trata de la con- ferencia dictada por Marx en dos sesiones del Consejo General de ill 1 Internacional, los dfas 20 y 27 de funio, de ·1865. En ella Marx recusa las concepciones que tratabaJ de introducir en la Internacional otro miembro de su Consefo General, John Westo11, quien sostenía la tesis de_ que la elevación de lo.v sala- rios 110 podíci mejorar la sítu_ lci6n de Tos trabafadores y ponía en tela de fuiclo la ra: Ólí de ser de los sindicatos. Es decir, las mismas tesif que hoy tratan de difundir e el movimiento obrero cie1·1os pe1·soneros patronales, para los que las respuestas de Marx conservan absoluta vigencia. Este traba/o de Marx ayuda a comprender la real proyección de la lucha de los traba/adores por la elevación. de los salarios y pone de relieve que esta lucha es, en todos los casos, una resistencia a la explotación del capital. Si la clase obrera renun- ciase a esta lucha se convertiría en una masa indiferente de inválidos doblegados. Pero al mismo tiempo Marx previene contra la tendencia a desplegar la lucha económica y reivindi- cativa -que es una lucha contra los efectos de la explotación- sin desnudar y enfrentar al mismo tiempo las causas de la explotación, es decir, sin una perspectiva de cambios revolu- cionarios. La reedición de estos trabajos resulta, por lo dic110, suma· mente o¡iortuna. i r V t 1 TRABAJO ASAI.ARIADO Y CAPITAI INTRODUCCION DE F. ENGELS El trabajo que .reproducimos a continuación se pu blicó, bajo la forma de una serie de artículos editoria les en la Nueva Gaceta del Rin 1 a partir del 4 de abril de-  849: resrrvieron fe base las confereñcias áaaas por Marx,--en 1847 eñ-la AsociacionObrera--· Alemana de Bruselas. La publicacron de estos ar tkulos-quedó mcompleta; el 1<Se continuará» con que termina el artículo publicado en el número 269, no se pudo cumplir, por haberse precipitado por aque llos días los ácontecimientos: la invasión de Hungría por los rusos, las insurrecciones de Dresde, Iserlohn, Elberfeld, el Palatinado y Baden, y, como consecuen cia de esto, fue susp<mdido el propio periódico 19 1 Nueva Gaceta del Hin Neue Rhelnlsche Zeitttng) se public6 en Colonia desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19 de mayo de 1849. Marx fue su redactor jefe Ed.). f{) .

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 1/27

artículos ptiUlicados en la Nueva Gacera del

l in"

en 1849,

sobre

la

base de los guiones que

arx

hizo para

una s e r ~

de

conferencias q e dictó en lJl'uselas

n

1847. En estos

a r t i c u l ~ s

arx c o n d e n ~ a

las

primeras conclusiones de sus estudios econo-

micos qtte más tarde profundizaría

en

la

Contribuci6n a la

c r l f ü ~

de

la

Economía política 1859) y en

El

Capital 1867).

El análisis de las relaciones entre el trabajo y el capital

que se hace en estos artículos desbarató, hace ya un

s l g ~ o

la

teoría de

la

tercera posici6n. entre el capital

Y

el traba¡o,

al mostrar la irreductibilidad del antagonismo de ambos fac-

tores y la necesidad de

un

nuevo ordenamiento social para

eliminar realmente

la

explotación del hombre por el hombre.

La versión que aquí publicamos de dichos artículos fue revi-

sada y corregida por Federico Engels, amigo y colaborador

de

Marx, para ponerla a tono co11

las

precisiones posteriores

de éste.

En

cuanto a

Salario, precio

y

ganancia,

se trata de la con-

ferencia dictada por Marx

en

dos sesiones del Consejo General

de

ill

1 Internacional, los dfas 20 y 27 de funio, de ·1865. En

ella Marx recusa

las

concepciones

que

tratabaJ

de

introducir

en la Internacional otro miembro de su Consefo General, John

W

esto11,

quien sostenía

la

tesis

de_

que

la

elevación

de

lo.v

sala-

rios

110 podíci

mejorar la sítu_ lci6n de Tos trabafadores y ponía

en tela de fuiclo la ra: Ólí de ser de los sindicatos. Es decir,

las mismas tesif que hoy tratan de difundir e el movimiento

obrero

cie1·1os

pe1·soneros patronales, para los que las respuestas

de

Marx conservan absoluta vigencia.

Este traba/o de Marx ayuda a comprender la real proyección

de la lucha de los traba/adores por

la

elevación. de los salarios

y pone de relieve que esta lucha es, en todos los casos, una

resistencia a la explotación del capital. Si

la

clase obrera renun-

ciase a esta lucha se convertiría en una masa indiferente de

inválidos doblegados.

Pero

al mismo tiempo Marx previene

contra la tendencia a desplegar

la

lucha económica y reivindi-

cativa -que es una lucha contra los efectos

de

la

explotación-

sin desnudar y enfrentar al mismo tiempo las causas de

la

explotación, es decir, sin una perspectiva

de

cambios revolu-

cionarios.

La

reedición de estos trabajos resulta, por lo dic110,

suma·

mente o¡iortuna.

i

r

V

t

1

TRABAJO ASAI.ARIADO Y CAPITAI

INTRODUCCION DE

F. ENGELS

El trabajo que .reproducimos a continuación se pu

blicó, bajo la forma de una serie de artículos editoria

les

en

la Nueva Gaceta del Rin

1 a partir del 4

de

abril de-

  849: resrrvieron fe

base las confereñcias

áaaas por Marx,--en 1847 eñ-la AsociacionObrera--·

Alemana de Bruselas.

La

publicacron de estos ar

tkulos-quedó mcompleta; el 1<Se continuará» con que

termina el artículo publicado en el número 269, no

se pudo cumplir, por haberse precipitado por aque

llos días los ácontecimientos:

la

invasión de Hungría

por los rusos, las insurrecciones de Dresde, Iserlohn,

Elberfeld, el Palatinado y Baden, y, como consecuen

cia de esto, fue susp<mdido el propio periódico 19

1

Nueva Gaceta del Hin Neue Rhelnlsche Zeitttng) se

public6 en Colonia desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19

de mayo de 1849. Marx fue su redactor jefe

Ed.).

f{)

.

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de mayo de 1849). Entre los papeles dejados por

Marx no apareció el manuscrito de la continuación.

De Traba¡o asalariado y capital han visto la luz

varias ediciones de tirada aparte bajo la forma de

folleto; la última, en 1884 (Gotinga-Zurich, Tipogra

fía Cooperativa suiza). Todas estas reimpresiones se

ajustaban exactamente al texto del original. Pero la

presente edición va a difundirse como folleto de pro

paganda, en una tirada no inferior a 100.000 ejem

plares, y esto me ha hecho pensar si el propio Marx

habría aprobado, en estas condiciones, la simple re

impresión del texto, sin introducir en él ninguna

modificación.

En la década del cuarenta, Marx no había termi

nado aún su crítica de la Economía política. Fue

hacia fines de la década del cincuenta cuando dio

término a esta obra. Por eso, los trabajos publicados

por él antes de la aparición de la Contribuci6n a l

Crítica de

l

Economía política

( 1859),

el primer fas

cículo de su obra grande, difieren en algunos puntos

de

los

que vieron la luz después de aquella fecha;

contienen expresiones y frases enteras que, desde el

punto de vista de las obras posteriores, parecen poco

afortunadas y hasta inexactas. Ahora bien, es induda

ble que en las ediciones corrientes, destinadas al pú-

blico en general, caben también estos puntos

de

vista

anteriores,

que

forman parte

de

la trayectoria espiri

tual del autor, y que tanto éste como el público tie

nen el derecho indiscutible a que estas obras anti

guas se reediten sin ninguna alteración. Y a mí no se

me hubiera ocurrido, ni en sueños, modificar ni una

tilde.

.Pero

la cosa cambia cuando se trata de una reedi

ción destinada casi exclusivamente a la propaganda

entre los obreros. En este caso, es indiscutible que

Marx habría puesto la antigua redacción, que data ya

8

de

1849,

a tori.o con su i'mevo punto de vista. Y estoy

absolutamente seguro

de

obrar tal como

él

lo habría

hecho introduciendo en

esta edicíón

las escasas mo

d i f i c ~ c i o n e s y adiciones que son necesarias para con

seguu- ese resultado en todos los puntos esenciales.

De antemano advierto, pues, al lector

que

este folleto

no es el que Marx redactó en 1849, sino, sobre poco

mas o menos, el que habría escrito en 1891. Además

texto original circula por ahí en

tan

n u m e r o s o ~

e¡emplares, que por ahora basta con esto, entre tanto

que yo pueda reproducirlo sin alteración más ade

lante. en una edición

de

las obras completas.

Mis modificaciones giran todas en torrio a un pun

to . Según el

t ~ x t o

original, el obrero vende al capi

talista, a camb10 del salario, su trabajo; según el tex

to a ~ t i ; i a l ~ e n d e su fuerza de trabajo. Y acerca de esta

~ o d 1 f i c a c 1 o n tengo

que dar

las necesarias explica

Ciones.

Tengo que darlas a los obreros,

para que

vean

que no se trata. de ninguna sutileza de palabras, ni

mucho menos; smo de uno de los puntos más impar·

tantes de toda la Economía política. Y a los burgue

ses, yara que se convenzan de cuán por encima están

los .1?cultos o b r e r o ~ a quienes se pueden explicar con

facilidad las cuestiones económicas más difíciles de

e ~ o s p e t u l a n t ~ s hombres «Cultos», que jamás,

m i e ~ t r a s

vivan, llegaran a comprender estos intrincados pro

blemas.

La Economía política clásica 2 tomó de l práGtica

2 por Economía política clásica

--<3scribe

Marx en l

Capital- entiendo toda la Economía política que, comem:ando

por W. Petty, investiga la conexión interna de las relaciones

burgúésas ·

e

·producción (Carlos Marx l Capital tomo I

sección I, capítulo I, nota 32). Los rep;esentantes más d e s t a ~

cados de la Economía política clásica en Inglaterra fueron A.

Smith y D. Ricardo. Ed.).

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industrfal

l

id.ea,

en

boga entre los fabricantes, de

que éstos compran y pagan el tr b jo de sus obreros.

Esta

idea

servía perfectamente a los fabricantes para

la práctica

qe

los negocios, para la contabilidad y el

cálculo

de

sus precios. Pero, trasplantada simplista-

mente a la Economía política, causó

aquí

extravíos

y embrollos verdaderamente notables.

La Economía política se encuentra con

el

hecho

de

que

los precios de todas las mercancías, incluyendo

el

de aquélla a que da el nombre de «trabajo», varían

constantemente; con

que

suben y

bajan

poJ.· efecto de

circunstancias muy diversas, que muchas veces :no

guardan relación alguna con la fabricación de la m e r ~

canda misma, de tal modo que los precios parecen

estar determinados generalmente por

el

azar. Por eso,

en

cuanto

l

Economía política se erigió

en cienciaª,

uno de los primeros problemas que se le plantearon

fue el

de

investigar

la ley oculta

detrás

de

este azar

que parecía gobernar los precios

de

las mercancías,

y que en realidad lo gobierna a

él.

Dentro de las cons-

tantes fluctuaciones

en

los precios de las mercancías,

que tan pronto suben como bajan, la Economía se

puso a buscar el punto central fijo

en

torno al cual se

movían es.tas fluctuaciones. En una palabra, arrancó

de

los precios

de

las mercancías

para

investigar como

ley

reguladora de éstos

el

valo · de las mercancías,

valor

que

explicaría todas las fluctuaciones

de

los

prncios y al cual, en último término, podrían redu-

cirse

todas

ellas.

S

La Economía política,, en el. sentido estricto de la palabra,

aunque hubiese surgido a fines del siglo

XVII

en las cabezas

de algunas personalidades geniales, tal como fue formulada

en las obras

de los

fisiócratas y

de

Adam Smith es, en esencia,

hija del

siglo

XVIII .

(F. Engels,

Antl-Dühring

sección

II,

cap. I).

Ed.

10

Así, la Economía dásica encontró que el valor de

una mercancía se determinaba por el trabajo nece-

sario para su produceión encerrado

en

ella. Y se con-

tentó

con

esta

explicación.

También

nosotr.os

pode-

mos detenernos, provisionalmente, aquí.

R e c o r d ~ r é ~ ~ n

sólo,

para

evitar eqüívocos,

que

hoy .

~ t a

explicamon

es del todo insuficiente. Marx inveshgo

de un

modo

minucioso

P or

vez primera

la

propiedad

que

tiene el

trabajo de fuente

de

valor, y descubrió que no

todo el trabajo aparentemente

y

aun realmente nece.

sario

para

la producción

de una

mercancía

añade

a

ésta en todo

caso

un

volumen de valor equivalente a

l cantidad

de

trabajo consumido. Por tanto, cuando

hoy decimos simplemente, con economistas como Ri-

cardo, que el valor.de una mercancía se determina por

el

trabajo nece5ario para su producción, damos por

sobreentendidas siempre las reservas hechas por Marx.

Aquí, basta con dejar sentado esto; lo

demás

lo

e x ~

pone Marx en su

Contribución a l Crítica de la Eco

nomía política

(1859), y

en

el primer tomo

de El

Capital.

Pern, tan pronto como

los

economistas aplicaba.ri

este

criterio de determinación del valor

por el

traba10

a la mercancía «trabajo», caían

de

contradicción en

contradicción. ¿Cómo se determina el «valor

del

tra-

bajo»? Por el trabajo necesario encerrado en

ét

Pero,

¿cuánto trabajo

se

encierra en

el

trabajo de u ~ 1 obrero

durante un

día una semana, un mes, un año?

El

trabajo

de un

dÍa,

una

semana,

un

mes,

un

año.

Si

e]

trabajo es

la

medida de todos

los

valores?

el

. valor

< lel trabajo» sólo

podrá

expresarse en

traba10.

Sm em-

bargo, con saber que el valor de una hor.a de t r a ~ a j o

es igual a una hom de trabajo, es como

s1

no .sup1ese-

mos

nada

acerca

de

él. Con esto, no hemos avanz;ndo

.ni

im pelo hacia nuestra meta; no hacemos mns

que

.dar vueltas en

un

círculo vicioso.

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La Economía clásica intentó entonces buscar otra

salida. Dijo: el valor de una mercancía equivale a su

coste de producción. Pero ¿cuál es

el

coste

de

pro

ducción del trabajo? iPara

poder

contestar a esto los

economistas vense obligados a forzar

un

poquito la

lógica. En vez del coste de producción del propio

trabajo que desgraciadamente no se puede averi

guar investigan el coste

de

producción del obrero

Este sí que

puede

averiguarse. Varía según los tiempos

y las circunstancias pero dentro

de un

determinado

estado de

la sociedad

de

una determinada localidad

y de una rama de producción dada constituye una

magnitud también dada a lo menos dentro de ciertos

límites bastante reducidos. Hoy vivimos bajo el do

minio de la producción capitalista

en

la

que una

cla

se numerosa y cada vez más extensa de la población

sólo puede existir trabajando a cambio de un salario

para

los propietarios

de

los medios

de

producción:

herramientas máquinas materias primas y medios

de

vida. Sobre la base

de

este modo

de

producción el

coste de producción del obrero consiste

en

l suma de

medios de vida o en su correspondiente precio en

dinero necesarios por té:i;mino medio para que· aquél

pueda

trabajar

y

mantenerse

en

condiciones de segufr

trabajando y

pára

sustituirle

por un

nuevo obrero

cuando muera o· quede inservible

por

vejez o enfer

medad es decir

para

asegurar la reproducción de l

clase obrera

en

la medida necesaria.

Supongamos que el precio en dinero de estos me

dios de vida es

por

término medio de tres marcos

diarios. En este caso nuestro obrero recibirá del capi

talista

para

quien trabaja un salario de tres marcos al

día. A cambio de este salario el capitalista le hace

trabajar digamos doce_ horas diarias. El capitalista

echa sus cuentas sobre poco más o menos del modo

siguiente:

12

Supongamos

que

nuestro obrero mecánico

ajustador tiene que hacer una pieza

de una

máqui

na que acaba

en un

día. La materia prima hierro y

latón en el estado de elaboración requerido cuesta

supongamos 20 marcos. El consumo

de

carbón

de

la

máquina de vapor y el desgaste ele ésta del torno y

de

las demás herramientas con

que

trabaja nuestro

obrero representan digamos calculando Ja parte co

rrespondiente a

un

día y a un obrero·-- un valor de

un marco. El jornal

de un

día es según nuestro cálcu

lo de tres marcos. El total arrojado para nuestra pieza

es de 24 marcos. Pero el capitalista calcula que su

cliente le abonará

por

término medio

un

precio

de

27

marcos; es decir tres marcos más del coste

por él

desembolsado.

¿De dónde salen estos tres marcos que

el

capita

lista se embolsa?

La

Economía .clásica sostiene

que

las mercancías se venden unas

h

otras

por

su valor

es decir por el precio

que

corresponde a la cantidad

de trabajo necesario encerrado en ellas. Según esto

el precio medio de nuestra pieza o sea 27 marcos-

déb-ería ser igual a su valor al trabajo encerrado en

ella. Pero de estos 27 marcos

21

eran valores que ya

existían antes de que nuestro ajustador comenzara a

trabajar 20 marcos se contenían en

la

materia prima

un marco

en

el carbón quemado durante el trabajo o

en las máquinas y herramientas empleadas en éste

y cuya capacidad

de

rendimiento disminuye

por

valor

de

esa suma. Quedan seis marcos que se añaden al

valor de las materias primas. Según Ja premisa

de que

arrancan nuestros economistas estos seis marcos sólo

pueden provenir del trabajo añadido a la materia pri

ma

por

nuestro obrero. Según esto sus doce horas de

trabs.jo han creado

un

valor nuevo de seis marcos.

ü decir

que

el valor de sus doce horas

de

trabajo

¡ ¿ ~

13

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equivale a esta cantidad. Así habremos descubierto,

por fin, cuál es el

«Valor

del trabajo».

--¡Alto ahíl -grita nuestro ajustador--. ¿Seis mar·

cos, decís? ¡Pero a mí s6lo

me

han entregado tres

Mi capitalista

jura

y perjura.

que el

valor de mis doce

horas

de

trabajo son sólo tres marcos,

y

:J:l le reclamo

seis, se reirá de mí. ¿Cómo se entiende esto?

Si antes, con nuestro valor del trabajo nos movía

mos

en

un círculo vicioso, ahora caemos

de

lleno elil .

una

insoluble contradicción. Buscábamos el valor

del

trabajo, y hemos encontrado más de lo

que

quería

mos. Para el obrero, el valor de un trabajo de doce

horas son h'es marcos; para el capitalista, seis, de los

cuales paga tres al obrero como salario

y

se embolsa

los tres restantes. Resulta, pues,

que

el trabajo no tiene

solamente un valor, sino dos,

y

además bastante dis

tintos.

Más absurda aparece todavía la contradicción

si

reducimos a tiempo de trabajo los valores expresados

en

dinero. En las doce horas de trabajo se crea

un

válor nuevo de seis marcos.

Por tanto,

en

seis horas serán tres marcos, o sea

lo

que el obrero. recibe .por un trabajo de doce horas.

Por .doce horas

de

trabajo se le entrega

al

obrero,

como valor equivalente, el producto

de un

trabajo

seis horas. Por tanto, o el trabajo tiene dos valores;'·

uno de los cuales es doble de grande que el otro, ¡o

doce son igual a seis En ambos casos, estamos dentro

del más puro absurdo.

Por más vueltas

que

le demos, mientras

b a b l e m ~

de compra y venta del trabajo

y

de valor del

t ~ ~ b a j o

no

saldremos

de

esta contradicción.

Y

esto

lo que

les ocurría a los economistas.

El

últhno brote' de fa

Economía política clásica, la escueia

de

Ricardo,

fra

casó

en

gran parte

por

la imposibilidad

de

resolvel'

esta contradicción. La Economía política

c ~ ; í s i c a

.se

14

habfa metidó éJ 1 Ufi éal1ej6n sin salida. l hombre que

encontró la salida

de

este atolladero fue Carlos Marx.

Lo que los economistas consideraban como coste de

producción «del trabajo» era el coste de producción,

no del

trabajo, sino

del

propio obrero viviente.

Y

lo

que este obrero vendía al capitalista no era su traba

jo.

ccAllí donde comienza realmente su trabajo

-dice

Marx..:..,

éste ha dejado ya de pertenecerle a él y no

puede, por tanto, venderlo». iPodrá, a

lo

sumo, vender

su trabajo

futuro;

es decir, comprometerse a ejecutar

un determinado trabajo

en un

tiempo dado.

Pero

con

ello no vende el trabajo (pues éste todavía está por

h a c e r ~ sino

que

pone a disposición del capitalista., a

camb10 de una determinada remuneración su fuerza

e trabajo, sea por un cierto tiempo ( sÍ trabaja a

¡orna}) o

para

efectuar una tarea determinada (si

trabaja

a

destajo): alquila

o

vende su fuerza de

tra-

bajo

Pero esta fuerza de trabajo está unida orgánica

mente a su persona

y

es inseparable de ella.

Por

eso

su c ~ ~ t e de

p r o d u c ~ i ó n

coincide con el coste de pro

ducc1on

de

su propia persona; lo que los economistas

Jlamaban coste de producción del trabajo

es

el coste

de producción del obrero,

y,

por tanto, de

la

fuerza

de trabajo.

Y

ahora, ya podemos pasar del coste de

producción de

Ja

fuerza de trabajo al valo1 de ésta

y

determinar la cantidad de trabajo socialmente nece

sario

que

requier? para crear una fuerza de trabajo

de det,ermmada cahd.ad, como lo

ha

hecho Marx en

el

cap1.tulo

sobre

la

compra y la venta de la fuerza

de trabajo

El

Capital tomo

I,

capítulo

4,

apar-

tado 3 . .

Ahora bien, ¿qué ocurre, después

que

el obrero

vende al capitalista su fuerza de traba1'0· es decir

l

1 ' '

C1espues que

a pone a su disposición, a cambio del

s ~ l a r i o convenido, por jornal o a destajo " l capita

lista lleva al obrero a su taller o a su fábrica, donde

15

1- 7

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se encuentran ya preparados todos los elementos ne·

cesarios

para

el trabajo: materias primas y materias

auxiliares ( carb6n, materias coforantes, etc .), berra·

mientas

y

maquinaria. Aquí, el obrero comienza a

trabajar. Supongamos que su salario es, como antes,

de tres marcos al día, siendo indiferente qtie los ob

tenga como jornal o a destajo. Volvamos a suponer

que en doce horas el obrero, con su trabajo, añade a

las materias primas consumidas un nuevo valor de

seis marcos, valor que el capitalista realiza al vender

la mercancía terminada. De estos seis marcos, paga

al obrero los tres

que

le c_orresponden

y

se guarda los

tres restantes. Ahora bien,

si

el obrero, en doce horas,

crea un valor de seis marcos, en seis horas creará un

valor de tres. Es decir, que con seis horas que trabaje

resarcirá al capitalista el equivalente de los tres

m r ~

cos que éste le entrega como salario. Al cabo

de

seis

horas de trabajo, ambos están en paz y ninguno adeu

da un

c é n ~ i m o

al otro,

-¡Alto ahí -grita ahora el capitalista-. Yo he al

quilado al obrero por

un

día entero, por doce horas.

Seis horas no son más que media jornada. De modo

que ¡a seguir trabajando, hasta cubrir las otras seis

horas, y sólo entonces estaremos en pazJ

-.

Y

en

efecto, el obrero no tiene más remedio que someterse

al contrato que «voluntariamente» pactó, y en el que

s obliga a trabajar doce horas enteras por un pro

ducto de trabajo que s6lo cuesta seis horas

Exactamente lo mismo acontece cpn el salario a

destajo. Supongamos que nuestro obrero fabrica en

doce horas doce piezas de mercancías, y que cada una

de ellas cuesta, en materias primas

y

desgaste de ma·

quinaria, dos marcos y .se vende a dos medio. En

igualdad de circunstancias con nuestro e1empl? ante

rior el capitalista pagará al obrero 25 pfenmgs por

p i e ~ a

Las doce piezas arrojan un total de tres m r ~

16

cos, para ganai· los cuales el obrero tiene que traba·

jar doce horas.

El capitalista obtiene por las doce

piezas treinta marcos; descontando veinticuatro mar

cos para materias primas y desgaste, quedan seis

marcos, de los que entrega tres al obrero, corno sala

rio, y se embolsa los tres restantes. Exactamente lo

mismo que arriba. También aquí trabaja el obrero

seis horas para sí, es decir, para reponer su salario

(media hora de cada una de las doce) y seis horas

para el capitalista.

La dificultad contra la que se estrellaban los me

jores economistas, cuando partían del valor del «tra

bajo», desaparece tan pronto como, en vez de esto,

partimos del valor de la «fuerz de trabajo», La fuer

za de h·abajo es, en nuestra actual sociedad capitalista,

una mercancía; una mercancía como otra cualquiera,

y sin embargo

mur peculiar.

Esta mercancía tiene,

en efecto, l especial virtud de ser una fuerza creado

ra

de

valor, una fuente

de

valor;

y,

si se la sabe em

plear, de mayor valor que el que en sí misma posee.

Con el estado actual

de l

producción, la fuerza hu

mana de trabajo no s6lo produce en un día más valor

del que ella misma encierra y cuesta, sino que, con

cada nuevo descubrimiento científico, con cada nuevo

invento técnico, crece este remanente de su produc

ción diaria sobre su coste diario, reduciéndose, por .

tanto, aquella parte de la jornada de trabajo en que

él· obrero prnduce el equivalente de su jornal, y alar

gándose; por otro lado, la

paite de

la jornada de tra

bajo

en

que tiene

que

reg l r

su trabajo al capitalista,

sin que éste le pague nada.

Tal es el régimen económico sobre el que descansa

toda la sociedad actual: la clase obrera es la que

produce todos los valores, pues el valor no es más

que un término para expresar el trabajo, el término

con que en nuestra actual sociedad capitalista se de-

1" 80

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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signa

la cantidad

de trabajo socialmente necesario

encerrado en una determinada mercancía. Pero estos

valores producidos por los obreros, no les pertenecen

a ellos. Pertenecen a los propietarios de las materias

primas,

de

las máquinas y herramientas y

de

los re

cursos anticipados

que permiten

a estos propietarios

comprar la fuerza de trabajo de l clase obrera.

Por

tanto,

de toda l

masa

de

productos creados

por

ella,

la

clase obrera sólo recobra

para

una

parte. Y,

como acabamos

de

ver,

l otra

parte, la

que

retiene

para

la

clase capitalista, viéndose a lo sumo obli

gada

a compartirla

con la

clase

de

los terratenientes,

se acrecienta con

cada

nuevo invento y

cada

nuevo

descubrimiento, mientras

que la parte

correspondien

te a la clase ob1era (calculándola por persona , sólo

aumenta muy lentamente y en proporciones insigni

ficantes, cuando no se estanca o incluso disminuye,

como acontece

en

algunas circunstancias.

Pero estos descubrimientos e invenciones, que se

desplazan

rápidamente

unos a otros, este rendimien

to

del

trabajo

humano

qtie va creciendo

día

tras día

en

proporciones

antes

insospechadas,

acaban

por

crear un conflicto, en el que forzosamente tiene que

perecer

la

actual economía capitalista.

De un

lado,

riquezas inmensas y una plétora

de

productos que

rebasan

l capacidad de

consumo

del

comprador.

Del otro, la gran masa de la sociedad proletarizada,

convertida

en una

masa de obreros asalariados, e

incapacitada con ello

para

adquirir aquella plétora

de

productos.

La

división

de

la sociedad

en una

reducida clase fabulosamente rica

y

una

enorme

clase

de

asalariados que no poseen nada, hace que

esta sociedad se asfixie

en

su propia abundancia,

mientras

la gran

mayoría

de

sus individuos están

apenas garantizados, o no lo están en absoluto, cond

tra

la más extrema penuria. Con

cada día

que pasa,

18

éste estado d€l

CóSáS

va haciéndose más

absur<l.o

y

más innecesario. _

Debe

eliminarse, y

puede

eliminar

se.

Es

posible un nuevo orden social

en

el

que

<les-

a parecerán las actuales diferencias de clase y

en el

que

--tal vez después de

un

breve período de tran

sición, aco llpañado

de

ciertas privaciones,

pero en

todo caso

muy

provechoso :moralmente-, niediante

el aprovechamiento

y el

desarrollo con arreglo a

un

plan de

las inmensas foerzas productivas

ya

existen

tes

de

todos los individuos

de la

sodedad e impo

:iiendo el deber general de trabajar, se dispondrá por

igual

para

todos,

en

proporciones

cada

vez mayores,

de los medios necesarios

para

vivir,

para

disfrutar

de

la

vida y

para educar

y ejercer todas

las

facultades

físicas

y e s p i r i t u a l e ~ Que los

obreros van estando

cada vez más resueltos a conquistar, luchando, este

nuevo orden social, lo patentizarán en ambos lados

c l ~ I

Océano, el

día de

mañana, 19

de

mayo,

y el do

mmgo,

3 de

mayo 4.

Londre11, 30

de abril de 1891

Escrito por

F.

Engels para

.la

€dición en folleto aparte de a

obra de

C.

Marx

Tmbafo asa-

lal iado

y

capital, que se pu

blicó en Berlín en 1891.

Federico Engels

Se publica de acuerdo con la

edic.ión de 1891. Traducido del

alemán.

4

Las tradeuniones inglesas celebrnban

la

Jornada Interná

cional del Trabajo el primer domingo después del 1

de

mayo,

que en 1891 correspondió al día 3. (N.

e

fa Edit. .

19 8

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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TR B JO S L RI DO Y C PIT L

[

e

diversas partes se nos

ha

reprochado el que no

·¡·

hayamos expuesto

fas relaciones económicas que

for

man

la

base

material de la

lucha de clases y

de. las

luchas nacionales de nuestros días.

e un

modo

sistemático,

sólo

hemos examinado

estas

relaciones

aHí

donde se imponían

directamenl.e en las

colisiones

políticas. . ·

. Tratábase, principalmente,

de

seguir

la

lucha

d e ~

clases en

la

historia diru·ia, y demostrar empírica

mente, con los materiales

h i s t q r i c o s ~ e i l T e ñ f e i j __

los que· 1oáii ·-ápareciendo Tcxfos

jQs

d í ª ~ - _ q y ~ - ~ Q e)

so1uzgámTeñfüdeTaclaseo0rera, protagonista de

Fe:: ·

füefi:ry-

M·a:i-zti-i

; füeroñ ·vencfclosaJ propio

tieriipo süs

·

aaversal: iósi--en Francia, los

r e p u b l l c a n o s f ü g u e s e s ~

eñtoaoet-cornirrem:e_europeo,-ras-c1as·es]Jür@

12

sas_

y-campesinas,

en

ludia

~ s 1 u t i s m o feudal;

q u e - ~ t - m u n f o - d e l a R e p ú b 1 i c a

l f o n e s t a ~ á ñ C i á

·· ·

~ · - - · · - ' - · ~ · - · - . _....._ .

-

. .__.____ ·

........

....__.

. .. . · ·

i

O sea, la revoÍución del 23

y

24 de febrero de 1848 en

París, la del 13 de marzo en Viena

y

la del 18 de marzo en

Berlín.

N.

d.i

la Edlit.

.

21

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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1

fue, al mismo tiempo, la derrota

de

las n a c i o n e s - ~

habfan respondido n1a· evolucfón-ae

Febrero

cem

hermcas

guerras

aelñcrepemleñcm;

y,

fmáliiienTu--;- que

con la derrota

ae fos

obreros

revoiücWnlllios; Europa

ha vuelto acaerlJajo:·5uanflgüiCesclavifüci-j5or-par

tidaclolite:

.1a-esciavltu<r . n g l o ~ r ü f ü ; . - · - ' t ; ~ 1 - b a t a U a d e

Jümo

en "'aríS,""Ia ciiliTiide-Viefü¡:-,_:-Ia trafiícü'mefüadei

ño.··vieñilJreoeillilés"élel.848,ToS

s f u ~ z o s

desespera-

· · ·

dos

de

.Polonia, Italia y Hungría, el sometim1entcn e

I ~ ~ ? - ~ ~

..;(>01=-enifün ?_Tii:· t a . I ~ s

~ ~ u e ? . P

_los a c o n t _ é c l m l ~ i . .

tos principales en

que

se resum10 la lucha europea

de-clases

entreTa-6ürgues1aylaclase

obrera,

·y

a

traVés-c:re-1os-cuales

l i e m o s · a e m Q . ~ _ t _ r a : d 9 _ : _ q . i J f ~ - t o ~ 1 2 J e , :

v ~ ~ : i . f i \ _ ~ 1 ~ e n f o · · 1 ~ e v o l i f ü i o n a f i O , p 0 r -

muy alejada

que

pa

rezca

esta1;

sü""meta de la luchaae df.1 :Ses;

tiene

úece

sariamenfeqiie

"fracasar

"Iñleiiliruf"nó uifü'ife la

clase

o l i : i - e r a - r e v o t u c i o n a r i a ~ · - : g u e -füda - refofina··soc.la.1--TiO

s é r « ~ m ~ s < i i l e - l : i ñ a u t o p í a

mieñtrás-lai'evOfuciOñ

pro·

_____ . __ =: i : :

-----------------

letarfa

i1a

--¡fo-:-iifrarrevolución

reuualista no

midan

sus

ariñas

en-"li.m1.

fil0?Frr.l-11úíñilfll[--Eiinuesira

__

ciescrip-

'\

. r

ción, io rmsmo

que en la

realidad,

Bélgica

y

Suiza

eran estampas

<le

género, caricaturescas y tragicómi

cas,

en

el gran cuadro histólico: una, el Estado mo

delo

de

la monarquía burguesa; otra, el Estado

modelo

de fa

república burguesa,

y

ambas, Esta

dos

que

se hacen

fa

ilusión

de

estar

tan

libres

de

la

lucha'

de

clases como de la l'evoluci6n europea.

Ahora que nuestros lectores

han

visto

ya

desarro

Uarse fo lucha de clases,

durante el

año 1848,

en

for

mas políticas gigantescas,

ha

llegado el momento

de

analizar más

de

cerca las mismas mlaciones econó

micas '.m

que

descansan

por

igual la exist.encia de la

burguesía

y

su dominación de clase

y

la esclavitud

de os obrero:;.

Expondremos

en

tres grandes apartados:

1) La

re

lación

entre

el

traba/o a Yal ariado y

el capital,

la

es-

.;" ..___

. ~ ~ ~

22

c 1 a y i ~ C . , _ < l . ~ l

o h ~ E _ ~

la

- ~ . 9 _ m i l ~

del capitalista.

2 La

inevf

a b . l . e _ _ ~ ' . f _ _ Z 1 _ _ < : _ : _ 1 _ a . j o

el sistema-

actual,

de

l s

º'as.es medias

- ~ t l , . " f 5 _ 1 e s a s yaer

tama iúiestáilo cam

' 1 ~ ~ 1 1 0 . _ 3

_l

_ o j u z g a m 1 ~ i i _ ' ? - ~ l q _ ~ ~ ~ l f f e t a d 6 n - comei·-

czal áe fos clases burguesas

ae

l<U< d:

-¡--t-· - -- ., ... ··-

. · · · . -· . ::P .. ···

iuozn

as

naciones

europeas por e

uesnotaaeef-n1e .:r::c-----,:i;--1 ·-¡· - r=··-

---

; . . . . . . ·-·--·-----.::.<;'. ____ .

_

- - - - - ~ ~ ~ u : ? _

munuia:

ngw

tena.

---------------

.

~ o s

esforzaremos

por

conseguir

que

nuestra expo

sic1on sea lo

m ~ s

s e n c i l l ~

y popular

posible, sin

dar

eor

supi;estas 'm

las

nomones más elementales

de

la

. l : ; c o n o ~ 1 ~

pohtica. ,

Q u . : ~ r ~ n : i _ Q ~ - - h l ~ ~ ~ n o s entender por

los obrn1or Ademas e Al ·

··

--..--- ··-------,.------

- - - - · · . · · · ·

-A. ·

,

n

emama reman una

1gno-

l'ancia

_Y u.na

confusión

de

conceptos verdaderamente

ª.sombrnsas acerca

de

las relaciones económicas más

simples,

que.

van desde los defensores patentados de]

º.rden

de

cosas existente basta los

taumaturgos socia-

¡ista s

y

los

genios políticos incomprendidos aue

en

l

a

~ ; s m d e m b r a d a

Alemania

abundan todavía'más que

os pa

res

de la

Patria".

l

~ a ? s e m o s , .

pues, al primer problema:

¿Qué es el

sa-

~ ~ ~ Q . ¿Cómo se determina? - . .

..

Si

p r e g ü ñ i a ñ i Ü s ~ - I o s

obreros

qué

salario perciben

uno

n o ~

contestará: "Mi patl'Ón

me paga un

m a l ' c ~

por Ja

,}ornada

de'

trabajo"; el otro:

"Yo

recibo dos

marcos ,

~ t e . ~ e g m ~ _ ~ ~ i ~ ~ ~ t i 1 E _ . J : ? . r r ~ - ~ e l

trabajo

· ª que P ~ I t e _ : 1 : . : ' . z c a ~ - ~ ° - ~ m.i: _1?arán

las distintas-cañfi

dad_e_s d ~ . - ~ n e r o

~ : ~

_ I o _ s _ ~ u r g u - e s e s

respectivos-les-pa

gan_ _ ~ . . . ~ ~ e ~ ' : c ~ o n de una farea determinada-

v. g·

r

por

te1er

una

vara

de-1·---- -

---

-

---

- ' .,

. ienzo o

por

componer

un

plie-

go

de

m_1pr.enta.

Pero, pese a

la

diferencia

de

datos

t ~ d o ~ c ~ m c i d e n

en ui;i

P1;1nto:

el salario es

1a

cantidad .

dmedo

que

eJ

c ~ ~ 1 t a h s t a p_aga

pqr:

_ut _

¿ e_tenpinado

1

t

. ~ º d e

t r ~ h a J Q __

Q

por_la_eje_cuci6n.de

_

una

tarea

de-

}

e_. _Il lEa.

_a. ---- - -------

Por

tanto, al P.arecer,

el

~ a } ; l i t a ~ s t a

les

com 1'a

a los

obreros su trabaJo con dinero. - E l r · - · · r · - - - - ~ ~ = - - - · - · ·-·-·

- · · - - - ~ - · - · - · · - - - - - · - - · - · · - ~ · - - - · - - - · - - º ~ - U e . 1 1 ~ . 1 l . , . l l i ? L , _

23 8

Page 10: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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dinero su trabajo. Pero esto

es m ~ s que la

apa·

r i é ñ 0 0 i ~ -  Coqµ8

en realiOaa v e n d ~ ~ _ ~ _ s - ~ o ~ r ~ r 9 s : a f

<RíinTta11sta

"{¡or

dhiero es ·su ttierzií de trabajo El ca-

1 ; . 1 i 1 H s t a - : C o i ñ p r a . e s i a - I i i e r i a d 1 3 ~ _ t ~ ~ ~ a f c i _

J ? ~ {

u r i ~ - - ~ 1 ~ 1 .

una semana, unñies, -e-re. ·y;· una vez comprada, la

consume;

n a c i e n d o ~ q u e

los O f ü e r o s · · u p J i - . ~ f i - a i . f r a i i f e "

~ L t i e m P º - - - _ _ e s t i p u l a a O : - C o r i el

-:mismo_ dinerocou··

que

)es compró su fuérza de-trabajo;-pof

ejefüpki;

coñ-:Ios_

dOS--má:cos;ef capitalista

po-día" hal:ier

comprado dos

lilli'a-s-·ae-·azucar ·o--ur1adetefriiínadacanfídaa-o.e-otra

mercancía cualquiera.-:Los 00s1Ilarcos·9ort

·1os que

compra dos ·Horas Cle azúcar son el

precio

de las dos

l i b r ~ s de azúcar. Los dos marcos con los que compra

dooe horas de uso de la fuerza de trabajo son el pre

cie de

un

trabajo de doce horas.

La

fuerza de

tra:·,

bajo es, pues, una mercancía, ni m ~ s ni menós- q u ~ -

1

1

el a Z . i : < : : ~ - t : ' : : A g : ~ - ~ . I ~ ~ - ~ ~ - ~ 1 - " i l " í d e con el reloj, é s t ~ , _ci:>n _l_i

oalanza. -- -- -- - -

Los obreros cambian su mercancía, la fuerza de

tu.bajo,

püi;

·1a.··

mércañ.cfa_: r : - ~ J ? i f o l i ~ t _ a ; : J ? < i ~

el di

r i e i o ~ y e s t ~ l: ªlllbio se r ~ a l i z a -gpardªgc}_o__

una

d e t e r ~

minada proporción: tanto dinero por

tant¡;is

horas de

u;o de la

fu§ '.?;.ª_d.tL.tr.ab lj_Q,.

Por tejer durante doce

lío1'as, dos-·;;:;arcos. Y estos dos marcos, ¿no represen

tan todas las demás mercancías que

puede11

adqui

rirse por la misma cantidad

de

dinero?

En

realidad,

el obrero ha cambiado su mercancía, la fúerza

·ae

tra

o<ljo, por ótras" n1ercañcfas de" fodó g ~ n e r o , y siempre

eh

una

determinada

p r o p o r c i ó n ~

A_l

e ~ ~ r -

cos;·-el capifalísta le entrega, a cambio de su jornada

détñiliajo,

t a · - c v m t d 1 r d - - c O " r 1 ~ 1 : m m l i e m e a e came;ae

ropa;cfe--leña, delliz,"efC:---Por

"füñfo-;-Ios

~ ° . s . _ x p ~ f c ó s · ·

e x ~ : i ñ ~ f a j ; m m m : Q Q i i

e ñ ~ ~ ~ ~ ~ = l l i 1 } i _ t i _ ~ : ~ ~ _e __

r a b ~ j o

se cambia por otras mercancias, o sea el vafor _de

cambio<le1a-füefiii d·e· tt@ª[O:--A.ñonl" bien, - e l i ' . _ a ~ ~ r .

de-cambfo- de

uñi 'iñer.cani;:ía,

expresado en

d _ i i í i _ . ' f > . L ~ -

  -- · ·

·-·

.. _,_.

___

·-

.

1

¡,

1

precisamente su

precio.

Por consiguiente, - ~ _ _ _ s a ~ r i E _ 1

no es

mas-que

un nombre especial con

que

se de-

si á ~ i : " a l - récfo ·de la""füei'z1Cde-ffaoa}o,"·<rlo-qué-suele··

l l : m a í ' s é ~ 1 ' e c i 0 - a e l friibafá; el"iióml:fré s p e e i ~ f " d e - e s a

pecüliar -mercancía que s010 toma-cuerpo--e11-lii-carrie-

f-fasangre -t:ierl:iombre. ,:

-

Tomemos un obrero cualquiera, por ejemplo, un

tejedor. El

capih=i.lista

le suministra el telar

y

el hil9.

El t e j e d o ~ e - 1 2 - o i i ~ . : a t r a f ü ~ . j á r y él

fiilo

se "Callvferte

t f ü . 1 i e ñ z o ~ " E I capitalista seaatleña-ae1-tienzcr··y-Io

veride

_en

v e h ~ t e marcos; por _ i l e " i ' n p ~ ~ ¿ A e a s o ~

lano aél tejedor representa -una parte-- del lienzo, de

los

veinte marcos, del producto

de

su trabajo? Nada

de eso. El tejedor recibe su salario mucho antes de

venderse ei-neñZo; iaTVeZ

i n ~ c h ó

antes de"

q o o ~ y a -

a ~ e l ~ t e j i d ó ; ·

1

Por tañto, e l ~ . Y ~ ~ ¡

este salarió del dinero·Qüe1laae obtener del l í e n ~ º " ' 1 '

s1ñ0Cfeliñ10ndo de dinero

que

tiene

en

r e s e r v ~ . . : ,

Las '

inel'cancias entregadas al tejedor a cambio

ae la

suyh ;:

óe afuerza de traDajó; no son p r o d u c t o s ~ ] ~ ~ s ü - = a : :

oajü,CíerrñlSiño

m-odo

_que n o _ : Q ~ 9 J . i . : : " © r t ~ I ª r _ y__Ell hH9_

que el

burguesíe ha

suministrado.

P':l_ª "faLQQ1:1 i '

que

ef1irirgues "ño

e n c o n t r a s e m ~ u ñ

comprador para

,

su1lei.lzD.-P-OClffa

ocurrfrtaiíib en qÜe--no-se

reemooI-

sase con el

prodUctode

su venta l L ~ l safü 1.Q:p_;:ig·ª°ªª°:-

y _E.uede_ ocurrir también

que

lo v e : l ~ ¿ u y y ~ n t a j < _ > - __

samente, en comparación _con e ~ ¿ _ a l a ~ i o ~ ~ : ~ . J ~ j ~ < f . 1 : ~ E :

Artejedor,todo.esto le_ tienesíñ cuiaacfo.

El

cap ::__

ta1ista, con una parte

delaiortuna

de-que

dispone,

de su capital, -compra la fuerzaCleti:iha} odel-feje:

cíor:exactamente 10

1 s n ~

q u e _ 2 ~ 1 . " ~ q a ~ . [ á , i J é ~ : < : ~ ] ª - ~

fortüna ----na-compraCfi?:

~ ~ 1 . ~ . l ~ i l l - ª . . : H i U M . ..::-

  l _ _ ~ - ~ = -

Y r l , l r i i i ; i i i t c i

d e ~ t r a b a j o ~ . , , , , , e l - ~ - t e l a l ' = . _ J J J 1 ¡ ¡ . _ = ~ z

he

chas i;;i°stas compras, entre las que figura la de la fuer

zaaetraoajonecesana

para e l i i l i o r a r · e r · · n e ñ z o ~ - e r

c ~ p i t a U s t a - ' - p r o t l ü c e · · y a c o 1 i - m a t e i i a s p - 1 ' i m a s - - e - i n s t r u . :

- --

--

- - - -   ~ ¿ j

;-··-··-····-..

,••----··-··-·'··-·

7

25

Page 11: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 11/27

J

mentos de

traba. jo _ 5 ~ e x . ~ l u . ~ v · a · p ~ . ; _ t . e i . i ~ ~ . c . _ . i q . : l f o . ~

os-instrumetm:Hr-ae tralfaJo va

mclmao

tamfüen, na-

tüfalfüente, i1üesff61J-ueñ-

Tejecto:r;-qüe

. participa ,

en

,

et--produt too-enerprecfo

CleI-pi:oaücto·

e ~ · 1a misma

medioaque éltefar;"es-aecir;

absoli:ifarnenteennaüa.

'

r ? ' p ; ; ¡ . , · 1 - : i ; : ¡ ; ; ~ ; z , ; ~ r ; ; ~ i ~ - ; ; ~ - ; . ; - 1 a ; a - ; : ; ; a & ' " ó ' b J . e r ü e n z a

t

mercancía

po1

él

producida.

El salario, es

la parte

de

~ t

la mercancía y · existente, con la que

el

capitalista l\·

compra

un

determinada

cantidad

de

fuerza

de

tra- '

bajo productiva.

La fuerza de. tra bajo es, pues una mercancía que

su 'própíetario, el o b r ~ r o asalarfailo, venae'aT:. caI ilill·

~ ~ r a ~ ~ ~ ñ a e ? · · ·

~

.,

·Ahora bien, la fuerza

de

traba¡o

en

acc1on, el tra

bajo mismo, es-lá P ~ acfiViclad v1talae o0rero,

ia-manífestaCiónmiSma

de Sll vJda-:-·y·esfa· actfoid t l

ó f ü : _ ¡ [ } ~ ñ e _ ~ e ~ ~ ~ j l a :

_

Q t r o _ : : : p " ~ - ~ ~ - ~ l t s e g u n m ; ~ 1 ~ i f

medios de vida

necesarios. Es decir, qife- su·-acñv1-

ªªª-·\i.ITaCnoes más.-qú.e

un

medio para

poder

exis

tfr.

T r a b a J a - - p a r a · - v i v f r ~ -

El

obfercr·ni

·siquiei'a

c o n s i ~

deí·a

e r l i a f ü i j o ' i ) i ¡ ; t ' e ~ d e

Sl.1 vida; para él es más bien

un

sacrifició -<le -¡¡u-vida.

Es

una

mercancfa que na

a ? j ~ ~ i ~ a d g ~ ~ j r f i J _ e _ r ~ ~ r o f

P o ~

eso

el

ptod?é.fo 'dé

sii""

actividad no es tampoco

el

fm

de

esta actividad. Lo

t

q u ~

el obrero

produce para

mism?

no .es

la s e d ~

que

teje ni el oro

que e x t i · a ~ de la mma,

m l ~

queecmica.

Lo que produce para

sí m i s ~ ' : : - - ~ ~ - . : . t l . .

sakiiio;

y

la

seoa, el oro y--erpa:lacio-sereoucen para

él

a

una determinada

cantiCla:d-de mei:liós

-ae·

v i d a ; - · ~

acasoaliiiil

haqueta

-

de a T g o d 6 n ~ - - u ñ a ' i r

m o r i e ~ a s

---d.<J./.

cOfife

y iin

cuarto

eii"-iiñ-·

sotario.

y

para

el obrero

que

¡

t e 1 é - : - ' 1 í l r a t a i a c t i a ; - T o r i i e a ~ - écfostruye, cava, machaca

piedras,

~ a r g a ,

etc., por espacio

de

doce horas

al día, \

• ·son estas doce horas

de

tejer, hilar, taladrar, tor· \

~ e a r , construir, cavar y machacar piedras la manifes- \\

tación de su vida, su vida misma? Al contrario.

Para

26

fI, la vida comienza allí donde terminan estas act1v1-

dades,

en

la mesa

de su

casa,

en el banco de

la

ta

berna,

en

la cama. Las doce hoxas de trabajo no tie

nen para

él

sentido·· alguno

en

cuanto a tejer:-liiiaí

- ~ ~ ~ ~ m ; ~ ~ o r r r o - - m e t ü o par; gana;

el C IYRlru

qm

le permHe sentarse a la

mesa o en

e]

banco de la

taberna y

meterse

en la

cama. Sí

el

gu-S-año

de

seoa hílase para

ganarse

ersüSteñto cómo

ofüga,--seríi:Ceraüténffo)

óhi·ei.)

8sálariadó.

La

foerza

de

t r ~ E ~ j ~ - n o

-ha

sido

siempre

tiná

iri.e1 cáncía.

El

t r á . : ~ ·

~ ~ j o - ~ ~ - ~ ª - · s f ª 9 ~ : S . i ~ n i ? ? . . 1 i : ~ - ~ i i ; l ~ ~ g [ a J : f ü ª ~ ; e s

aear,

~ r a b a ¡ o J i b r e . El

esclavo

no vendía su fuerza de--tra:-

~ a j _ o

- ~ - - c - ~ c ~ : " ~ ~ - ~ ~ :

·<' _e .

~ ~ ~ ~ -

modo 9.1: .tL el "PiillJCnQ

Vende su· fraba10 ·al lafüai:lor.

El

esclavo es vendido

~ e s ~ ~ ~ : ~ : ~ - f s ª ü n ~ ~ i ü ~ ~ ~ ñ ~ f ~ - ~ ~ u ; ~ ; J t ~ ~ : : ~ ~ ~ ~

manos de· un· dueño ·a-manos i f é - · O t r o - : · - · E l ~ e-ituiia-nier

~ d a , ·pero fuerza

de

trabajo no

és

~ m e r o ~

c1a_suya:-El8iervo d ~ _ Y l . _ g l ~ J z t J : . . . ~ § ) g _ v ~ n d e umi_.J ?.Jté.

cJ:e _sl

..

t ~ r ~ < l . ~ c ~ E ~ ? . f l i < > . ·

N'o

es él

quien obtie11e

i.lñ

~ a l a r í . ( )

<:J.el

P . r ~ p i ~ t a r i o

·del .

·üelo;

por'

éf"

o n J i r 9 , ~ _ e s

~ f } ~ ~ J ~ J ~ E _ o p i e m n ~ e l suelQ,

~ ~ l . . . 1 2 ~ ~ ~ - ~ e

él l 1 ~ _ . : .

. E : . . ~ j ~ ~ · Y - ~ - - ~ ~ J ?

..

~ . P - ª - ~ L Q _ l ~

- . ~ W h J J t . Q _ . . d ~ L s J J i l i _ y

J·mde

frutos

al dueño de

éste.

En .

cambio· el

ob1;ero

l ~ l ? i f . .

~ ~ v e ~ e ~ l _ E _ l _ ~ i l o _ , _ J ' 1 _aaerñai;"'"se- veñ-áe eñ-par:

t e ~ S u b a s ~ a ,

?,.

lJ)_, 12, 15 lioras--ue-su-vida- dfa ·tras

día,,__ m r ~ g á n d g l a s _ . ár m ~ 1 º - L i w s t o _ t , ~ t r i o

éle

las materias primas, instrumentos de-·trabajo . ; , - ~ ~ d Í Ó s

~ : . ~ ~ g ~ i - ~ - ~ - - c r ~ c . ~ r , _ a 1 9 a p i t a l 1 s t : a : ~ E I ó b f " e r ~ - - - ~ ~

v ~ ; t e ~

nece a

ningún

propietario

ni

está" aClscr.ffo

ál .

uelo

per0

r a s s ; - r o : - r 0 5 n o r a s - d e ~ s i 1

vldicütf<liana

per:

tenecena-qu1eñ-sela-S-compra.

--:El obrei·o

-én cuanto

q ~ º " i l , J ? _ u e c t ~ ~ ~ j ~ _ i : _ - ~ T ~ . ' 1 P ~ ~ ? ~ a a·quie_Il l á ~ a i q ü i - ·

~ ~ ~ ~ - ..?1

__ ~ p _ 1 t ~ 1 ~ - ~ ~

le despú:le. cuando se

e

antoja,·

cuando ya no le saca provecho alguno o no le saca

. ·-· ------------·------·

··---

---·- - . . ' 8(>-.

27

Page 12: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 12/27

el

provecho

que h a ~ a l c u ~ d o . ~ e r 9 ei J?breró,

-cüyirUñiCañle'ñféTeingresos es la venta

de

su fuerza

· d t r 1 r ~ ü é 0 e · ª e ~ r e n ? e r s e - a e · · t o a i r l n - c l a s < n l ~

t ós cüriipraaores;-¡;5--déc1r; a<.r1a

.

ClasC de lo§cii1iífii

listas - ·sin-renuñdar·a.- sü-ex:rsrn·ncí1r;--No.---p-e-rfeiiece a

tal-·o-cual capífallsta-;- s 1 ~ 0 · · · hi

clase capitalista en

i

conjunto, y es incumbencfa suya encontrar quien le

¡

 

quiera,

es

decir, encontrar dentro de esta clase capi--

talista un comprador.

Antes de pasar a examinar más de cerca

1a

rela

ci6n entre el capital y el trabajo asalariado, expon

dremos brevemente los factores más generales que

intervienen en la determinación del salario.

1

.

l salaria.. es como hemos visto,

eJ__Erecio

de una

d e % i . ' f u 1 ú ~ _ l P ' e ~ ñ c i a ~ - a e i a - ~ ~ 3 " . ~ ~

trabajo

• "POr

t . ~ . f

o . ; : f . . ~ l l ª r i o

se halla d e t e r ~ i n a d o por las, nusmas

~ M l i ] ~ ~ ~ el

p r ~ ~ ~ C § c u a l q u 1 ~ ~

i n ~ mercanq.ia. Ahora bien, nos preguntamos,

¿como se

detefiñiñ a.

el precio de una mercancía?

¿Qué

~ ~ - 1 2 . _ g u e

d e t e r r n i n ~ ~ p l ' e c ~ . - - ~ - ~ - } 1 . ~ a

...

cancTár -. · · ·

,.Es-fa competencia entre compradores y vendedo

res la relación entre la demanda y las existencias,

entre la apetencia

y

la oferta. La com¡ietencia que

determina el

predo

de una meréancía tiene

t r e ~

as-

·

·--r ·····---·

.. .-.· .... - - - - - ~ · · ..

.

p-1'.:i7nisma mel'cancia es ofrecida por diversos

en

d e d Q r e ~

··Qmen---vénd;-mercanClas·ae"TgUal calida?

a· precio más barato puede estar seguro de que eli

mina del campo de' batalla a los demás vendedores

y se asegura mayor ve 1ta. Por tanto, los vendedores

se

disputan mutuamente

la

venta, el mercado. Todos

28

q u i ~ r é n vender, vender lo más que 'puedan, y, si es

posible, vender ellos solos, eliminando a los demás.

Por eso unos venden más barato que otros. Tenemos."'

pues, u.na competencia éntre vendedores, que aba.ratd }

el prec10 de las mercancías puestas a la venta.'

Pero hay también una

competencia entre compra- )

d o 1 · e ~ , que, a su vez, hace subir el precio de las mer

cancias puestas a la venta.

Y, finalmente, hay la competencia entre compra

dores y v?ndedores; unos quieren comprar lo más

barato posible, otros vender

lo

más caro que puedan.

El resultado de esta competencia entre compradores

Y vendedores dependerá de

1a

relación existente en-

t r ~ los

.dos

aspectos de la competencia mencionada

n;as arnba; es decir, de que predomine la competen

cia entre las huestes de los compradores o entre las

huestes de los vendedores. La industria lanza al""\

campo de batalla a dos ejércitos contendientes n

11

las filas de ?ªªª uno de los cuales se libra

a d ~ m á s

una batalla

1 1 1 t ~ s t i ~ a .

El

e j é r c i ~ o

cuyas tropas se pe

gan menos entie s

es

el que tnunfa sobre el otro.

Supongamos que en el mercado hay 100 balas de-:\

algodón

y

que existen compradores para 1.000 balas. ~

En este caso, la demanda es, como vemos, diez veces

mayor que la oferta. La competencia entre los com

pradore: será, por tanto, muy grande; todos querrán

c?nsegmr a t ~ d o trance una bala, y si

es

posible las

cien: Este eiemplo no es ninguna suposición arbi

tra1:1a. En la historia del comercio hemos asistido a

periodos de mala cosecha algodonera, en que unos

cuantos .capitalistas .coligados pugnaban por comprar,

no ya

.cien

b las, smo todas las reservas de algodón

de la t i e ~ r a . .en el caso que citamos, cada comprador

proc?rara, 1 ~ o r tanto, desalojar al otro, ofreciendo un

p ~ e c 1 0 relativamente mayor por cada bala de algo

don. Los vendedores, que ven a las fuerzas del ejér-

. 86

29

Page 13: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 13/27

d en una rabiosa lucha intes·

cito enemigo. empena la vénta de sus cien balas,

Hna

y que,

tienen segur

h

d irse a las manos

para

se guardaran

muy

I;-1ucdo1 ~ g o d ó n en un momento

hacer bajar los prec10s ed. a. en p'or -hacerlos subir.

emigos se esv1v • d

en que sus en •

1

paz

eñtre las huestes e

S

l

P

ues a escape, a

e iace,_ - ,

e

rrentan como un so o

los vendedores. E s t o ~ . .,e . ~ e cruzan olímpicamen-

homhre con los_ c o m p r n ~ m e . Í a ~ no

tendrían

límite si

te

de

brazos.

y

sus

e x 1 g e n ~ e t o

hasta

las ofertas

de

lo

tuvieran,

y

muy

conc , .

no

' · · tentes

los compradores mas ms1s

. . ' es

d l oferta

de

una mernancia

' . . P o ~ tanto, duan ~ a la competencia entre los ven-

infenor a su

e ~ a n

a d ~ o

reducida

al mínimo.

y

en

de<lores queda anul

t

nüa esta competencia, crece

la medida en. que s ~ l ade entre los compradores. Re

la competencia ~ n t a a a nsiderabl e de los pre

sultado: alza mas o menos co

cios de las mercancías. b d el

, f . da como es sa 1 o,

Con mayor -recue?c1a se re-s'ultados· exceso con-

. so y con mversos ·

caso mver '

f -

sobre la

demanda;

competen

siderable

de

la o ena dedores falta

de

com,

cia desesperada

~ n ~ e J º s 1 a ~ e : 1 e r c a n c í ~ s

al malbarato.

pradorcs; l a n z a m 1 ~ n . o e

I l .

la

b;tja

de

lbs

p

sigmfica eso

de

a za y . .

e.ro,? ¿q¿Qué quiere decir precios altos f prel

prec10s. . d es alto si se lo

mua

a

m1-

bajos? Un grano e ardena montaña una toue

. compara a con una ,

1

roscop10, y, . l .

otá

determinado por a

resulta baja. Si ~ - y ~ c i l ~ ~ m a n d a qué es

lo

_que

ielación entre

t ro .

rerfa

Y

~ ¡ · · f ~ t ~

L-1,.--d.-emañaar

- _ ; ; ; : , , , , , , = ~ - z ¡ ; i : - r , : ¡ ; " t : : - c i o n entre a o eI a ª

f.tetermma e _ s _ ~ . ~ E : . - - . ~ - - - - - .

l

a--a-1--

  l pnmer ~ u e n o s -sa g .

Preguntemos a ' -1ed1't 'r

n1 un

instante, smo

N parara a n <• d

paso. o se . 1 M t10 coitará este nu o

ue cual nuevo Ale1anc

ro

ag . .

N

d

. si

q ' 1

t

bla

de

mult1phcar. os ira.

metafísico con ª ª , v ~ n d o me ha costado

el fabricar la mercancm

que

. l año, se

~ i e n marcos y la vendo por no -pasa< o un

30

entiende-,

esta ganart'cia.; es una

g a n a n ~ i a

modei'áda,

honesta y prudencial. Si obtengo, en cambio

de

esta

mercancía, 120, 130 marcos, será ya una ganancia

alta; y si consigo hasta 200 marcos,

Ia

ganancia será

extraordinaria, enorme. ¿Qué es o que Je sfrve a

nuestro

burgués de

criterio

para

medir 1a ganancia?

EI oste de

produ wn

de su mercancía. Si a cambio-.,

tle"esta mercancía ooüene una

cantiC aaC e

otras mer

candas

cuya producción

ha

costado menos, pierde.

Si a cambio

de su

mercancía obtiene

una

cantidad

de

otras mercancías cuya producción

1Ja

costado más,

gana.

Y

calcula la baja o el alza de su ganancia por

los grados que el valor

de

cambio

de

su mercancía

acusa por debajo o por encima de cero, por debajo

o por encima del oste de p r o d u c c ú 5 1 ~ .

Hemos visto cómo

la

relación variable

de la

oferta

y fa demanda lleva aparejada tan pronto e1 alza como

la baja

de

los

precios, determina tan pronto precios

altos como precios bajos. Si el precio

de

una

mer.

cancía sube considerablemente, porque la oferta baje

o porque crezca desp.roporcionadamente la demanda,

con ello necesariamente bajará

en

proporción

el pre

cio

de

cualquier otra mercancía;

pues

el precio

de

una mercancía QO hace más que expresar

en

dinero

1a

proporción

en

que otras mercancías se

entregan

a

cambio de ella. Si, por ejemplo, el precio de una

vara de seda sube de cinco mai:cos

a

seis, bajará

el

precio

de

Ja

plata en

relación con Ja seda, y asimis

mo disminuirá, en proporción con el1a, el precio

de

todas las demás mercancías

que

sigan costando igua]

que

antes. Para obtener

Ja

misma cantidad

de Ja

mercancía seda ahora

habrá

que dar a cambio

una

cantidad

mayor

de

aquella s oh·as mercancías. ¿Qué

ocurrirá al subir el precio

de

una mercancía? Una

masa de capitales afluirá a

1

a rama industrial flore

ciente, y esta afluencia de capitales al campo

de

la

8

31

Page 14: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 14/27

industria favúrecida durará hasta

que

árroje las ga

nancias normales; o más exactamente hasta

que

el

precio

de

sus productos descienda empujado po r la

superproducción por debajo del coste de producción.

Y viceversa. Si el precio

de

una mercancía des·

ciende por debajo de su coste de producción íos

capitales se retraerán de la producción dtl esta mer-

\ cancía. Exceptuando el caso

en

que

una

rama indus

trial

no

llene

ya

las necesidades de

la

época y por

tanto tenga que desaparecer esta huida de los capi

tales irá reduciendo la producción de aquella mer

cancía es decir su oferta hasta que corresponda a

la demanda y por tanto has ta

que

su precio vuelva

a levantarse al nivel de su coste

de

producción o

mejor dicho hasta

que

la

oferta sea inferior a la

_de-

manda; es decir hasta que su precio rebase nueva

mente su coste de producción

pues el precio

C01 rie11-

te

e una mercancía es siempre inferior o superior

a

su coste de producci6n.

Vemos cómo

los

capitales huyen o afluyen cons

tantemente del campo de

una

industria al

de

otra.

Los precios altos determinan una afluencia excesiva

y los precios bajos una huida exagerada.

Podríamos demostrar también desde otro punto

de

vista cómo el coste de producción determina no

sólo la oferta sino también la demanda.

iPero

esto

nos desviaría demasiado de nuestro objetivo.

Acabamos de ver cómo las oscilacioi1es de la ofer

ta

y la demanda vuelven a acoplar siempre

el

precio

de una mercancía a su coste de producción. Es

cierto

que el precio real de una mercancía es siempre supe-

rior o inferlor al coste e producción pero el alza y

la.

baja se compeMan mutuamente de tal modo que

dentro de un determinado período de tiempo englo

bando en el cálculo el flujo y el reflujo de la indus

tria puede afirmarse que las mercancías

se

cambían

3

unas por otras con arreglo a su coste

de

producción

y

su precio se determina consiguientemente por

aquél.

Esta determinación del precio por el coste de pro

ducción no

debe

entenderse en el sentido

en que

la

entienden los economistas. Los economistas dicen

que el p1·ecio medio de · las mercancías equivale a]

coste de producción;

que

esto es la

ley.

Ellos consi

deran como obra del azar el movimiento anárquico

en que el alza se nivela con la baja y ésta con el alza.

Con el mismo derecho podrí a considerarse como lo

hacen

en

efecto otros economistas que· estas oscila

ciones son la ley

y

la determinación

del

precio

por

el

coste de producción fruto del azar.

n

realidad estas

oscilaciones que si se las examina

de

cerca se ve

que

acarrean las más espantosas desolaciones y son

como terremotos

que

hacen estremecerse los funda

mentos

de

la sociedad burguesa son las únicas

que

en su curso determinan el precio por el coste

de

pro

ducción. El movimiento conjunto

de

este desorden es

su orden. En el transcurso de esta anarquía indus

trial en este movimiento cíclico la concurrencia se

encarga de compensar como si dijésemos una extra

vagancia con otra.

Vemos pues que el precio de

una m e r c r ~ c í

se

determina por su coste de producción de modo

que

las épocas en que el precio de esta mercancía rebasa

el coste de producción se compensan con aquéllas en

que queda

por debajo

de

este coste

de

producción

y

viceversa. Claro está que esta forma no rige

para

un

producto industrial concreto sino

para

la rama

industrial entera solamente. No rige tampoco por

tanto

para

un

solo industrial sino únicamente para

la clase entera de

los

industriales.

La

determinación del precio

por

el coste de pro

ducción equivale a la determinación del precio por

88

33

Page 15: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 15/27

el tiempo de trabajo necesario para ia producci6n

de una mercancía, pues el coste de producción está

formado: l) por las materias primas y

el

desgaste

de los instruméútos, es decir por productos indus-

. triales cuya fabricación ha costado

una

determinada

cantidad

de

jornadas

de

trabajo y que representan,

por tanto, una determinada

cantidad

de tiempo de

tiabajo, y 2) por trabajo directo, cuya medida es

también el tiempo.

Las

mismas leyes generales

qu e

regulan el precio

de las mercancías en general

regulan

también, natu

ralmente, el s_alarío el precio del trabajo.

La remuneración del trabajo subirá o bajará según

la

relación entre la demanda

y

la oferta, según el ca

riz que presente la competencia entre los comprado

res de

la

fuerza

de

trabajo, los capitalistas, y los

vendedores de Ja fuerza de trabajo, Jos obreros. A

las oscilaciones de los precios

de

las mercancías en

general, corresponden las oscilaciones

del

salario.

Pero

dentro de estas oscilaoiones, el precio del

t r a ~

.bafo se hallará detel minado por el coste de produc

ción, por el tiempo de trabafo necesario para producir

esta mercancía, que es la fuei·za de trabajo.

hom

bien, ¿cuál es el coste de producción de la

faerza de trabajo?

Es lo qtte cuesta sostener al obrero como tal obrero

y

educarle para este oficio.

Por tanto, cuanto menos tiempo

de

aprendizaje

exija

un trabajo, menor será el coste

de

producción

del obrero, más bajo el precio de su trabajo, su sala

rio.

En

las ramas industriales

que

no exigen apenas

tiempo de aprendizaje, bastando con la mera existen

cia corpórea del obrero, el coste de producción de

éste se reduce casi exclusivamente a las mercancías

necesarias para que aquél pueda vivir en condiciones

<le trabajar. Por tanto, aquí el

precio de su traba/o

é ~ t a í : ~

d ~ t e r m i n a d o

por el

precio

l

vida indispen{)ables. de os

médios

P ~ r o hay

q u ~ tene.r presente, además

..

tancia. El fabrwante al I 1

'

otra cucuns-

.' , ' ca cu ar su coste

d d

c10n, y con arreglo a él el . . . . e

pro

uc-

incluye en el cálculo el d e s f a ~ ~ c 1 o d del l o ~ productos,

de trabajo. Si una ma'g . 1 e e . os mstrumentos

·1 mna e cuesta · l

m1 marcos y esta n , · . , por eJemp

0

, ' 1aqurna se agota e

d.

'agregara cien marcos

c a d ~

- -

l

n Iez años

(

'ª , f b

<l

ano a precio d 1

ncms a ricadas pa . l b e as n1er.

poder

sustituir la ~ á a ca o de los diez años

v D 1

quma ya agotada po . tr '

a. e nusmo modo ha

r

• • ' r o a nue-

producción de

1

f .

3

.

que incluir

en

el coste de

l a ue1za de traba· ·

1

.

e e procreación que per·nite .. i

1

O s1mp e

el

coste

condiciones

de n m l t i t J l i ~ a r s e

d.

~ e c

ase obrera estar en

agotados por otros YEI reponer los obreros

entra, por tanto

en

l n u e ~ o I s. 1 :i desgaste del obrero

1 d ' .os ca

cu

os ni más .

e

esgaste de

fas

máquinas. . '

m

menos que

P o ~

tanto,

e.1

coste

de

producci6

d ·\

traba10 simnlese cif.

:·-..

. n e la fuerza d _·.

. · a s1emnre

en ros

· ~ ~ - ·

tencta 11 r e n r o ~ c c ; o nl · ~ _<J1

J5 :§f:f s

ae exis-

·.

· - - · '

•· .e o

rero

El

coste

de

existenci; y .

:---d-

- ..; precio

de

este

· - ; 1 ~ . ·

.

.. Iep10 uc.c1on. es.i··-q = · ·

er

s a r ~

E

s a l a r ( - ~ . . . . . . , . _ _ . ue rorma

Uama el s a l i r i ~ ~ - : r ~ r m m a a o ~ e s ' f o · ·

qúe

..se

·

CíóñrJerr;reCíüñsio. .t'l.l

i g i ~ a T q ü e · 1 a - a e f e i ñ i i ñ á -

mercanc1as en ge

1

·

coste de producción ec ·e sal .· , . nera por eJ

1

el

individrw,

sino

par;

Ja

<e:no

.munmo no rige

para

;

Bones

de

obrems

0

,

pecie.

Hay obreros,

mi- ,

d . . . , ue no ganan fo necesario ,

po e1 v1.vu y procrear- 11ero

el l

. para

1

11·e

• . ' · sa

ario de

L

l

(.

m en con¡unto

se .

l

a

«

..

ase

nes, sobre 1a base

<le

ens1t e e

a, ' '

.entro

de

sus oscilacio-

. mm1mo.

Ahora, después de

hab

g ~ n e r a l e s que regulan el = ~ I . f i : ~ i e s t o

:faro

las leyes··

1

c10 de cualquie•· otra ?· a igual que el pre

de un modo m i ~ con. nt1ercancrn, ya podemos

entrar

ere o en nuestro tema.

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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/

m

El capital . está

? E l l l ~ 9 - P ? ~ I D < l t i } ~ ~ p ~ ~ - ~ ~ ~ 1 i n ~

trummitéis--de -ffábajo

y

mt3d1os

de

v1ªa

d ~ q d o ge-·

ñero---que i ~ - e j l i p j e a n para producir

n u e v ~ s . 111.ª 3-rias

p g ~ < l ~ · n l ~ \ 1 ( ) . § t n s ~ r 1 1 I e : º J ( ) ~

...

r ª ~ ª Í < : l

y

t _ 1 . ~ 1 : w o s

medios de vida. Todas estas partes mtegrantes del

ca.pmrr--sóñ

lii]ás del trabajo, productos del trabajo,

trabajo acumulado.

E;l

_ rabajo acumulado

que

sirve

de medio de nueva producción es el capital.

Así dicen los economistas.

¿Qué es

un

esclavo negro? Un hombre de

la

raza

negra. Una explicación vale tanto como la otra.

Un negro es un negro. Sólo en determinadas con

diciones se convierte en esclavo. Una máquina de

hilar algodón es una máquina para hilar .algodón.

Sólo en determinadas condiciones se convierte en

capital.

Arrancada de .estas condiciones, no tiene

nada

de

capital, del mismo modo

que

el oro no es

de por sí dinero ni el azúcar el precio del azúcar.

.,.,. En la producción, los hombres no

1

actúan s o ~ m e n

te sobre la naturaleza, sino que actuan tamb1en los

unos sobre los otros. No pueden producir sin aso

·ciarse de un cierto modo, para actuar en común

y

establecer

un

intercambio

de

actividades. Para pro

ducir los hombres contraen determinados vínculos

y

relaciones, y a través de estos vínculos y

r e l a c i o ~ e s

sociales

y

sólo a través de ellos, es como se relaCio

nan co¿ la naturaleza

y

como se efectúa la produc

ción.

Estas relaciones sociales que contraen los produc

tores entre sí las condiciones en

que

cambian sus

actividades y toman parte en el proceso conjunto de

la producción variarán,

n a f o r a l m . ~ n t e ,

según ca

rácter de los medios

de

producc10n. Con la mven·

~ i ó n

de un nuevo instrumento

de

guerra, el arma de

36

\

fuego, hubo

de

cambiar forzosamente toda la organi- •

zación interna de los ejércitos, cambiaron las relacio

nes dentro

de

las cuales foúnaban los individuos

ún

ejército

y

podían actuar como tal,

y

cambió también

la relación entre los distintos ejércitos.

r

 

Las relaciones sociales en que los individuos pro

ducen,

las relaciones sociales de producción cambian

por

tantC1

se transforman al cambiar y desarrollarse

los medios materiales de producción las fuerzas pro

ductivas. Las relaciones

e producción forman en su

conjunto lo que se llaman las relaciones sociales la so

ciedad y concretamente una. sociedad con un deter-·

minado grado e desarrollo histórico una sociedad

de carácter peculiar y distintivo. La sociedad anti

gua

la sociedad

feudal

la sociedad

burguesa

son

otros tantos conjuntos de relaciones de producción,

cada uno de los cuales representa, a la vez,

un

grado

especial

de

desarrollo en la historia de

la

humanidad.

También el capital es una relación social

de

pro-

)

ducción. Es una relación bu4·guesa e producción

una relación de producción de la sociedad burguesa.

·-Los medios

de

vida, los instrumentos

de

trabajo, las -¡

materias primas

que

componen el capital, ¿no han

sido producidos y acumulados bajo condiciones so

ciales dadas,

en

determinadas relaciones sociales?

¿No se emplean pará un nuevo proceso de produc

ción bajo condiciones sociales dadas, en determinadas

relaciones sociales?

¿Y

no es precisamente este ca

rácter social determinado el

que

convierte

en

capital

los productos destinados a la nueva producción?

El capital no se compone solamente de medios de

vida, instrumentos de trabajo y materias primas, no

se compone solamente de productos materiales; se

compone igualmente

de valores e cambio.

Todos los

productos que lo integran son mercancías. El capital

no es, pues, solamente una suma de productos mate-

·

p

7

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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de los medios de vida que éste le entrega. Al ce

, derla, se queda, pues, sin ella.

Pongamos un ejemplo.

_El

arr.endatario de una

fi,n-

ca abona a su jornalero Cinco silb.ergroscben por. dia.

Por los cinco silbergroschen el 1ornalero traba1a

la

tieri-a del arrendatario durante

un día

enter?, asegu

rándole con su trabajo un ingreso de diez s1lbergros

'h 'n El arrendatario no sólo recobra los valores

que

~ ; e d e . al jornalero, sino que los duplica. Por tai:ito,

invierte consume de

un

modo fecundo, productivo,

Jos

c i n ~ o · silbergroschen que paga al j o ~ n a l e r o . Por

estos cinco silbergroschen compra precisamente el

trabajo y la fuerza del jornalero, que crea°: produc·

tos del campo por el doble de valor

y. o n v 1 ~ r t e n

los

cinco silbergroschen en diez.

En

camb10, el Jornalero

obtiene en vez de su fuerza productiva, cuyos frutos

ha cedido al arrendatario, cinco silbergroschen, q ~ e

cambia por medios

ele

vida, los cuales consume mas

0

menos prnnto. Por tanto, los cinco silber?roschen

se han consumido de dos modos: reproductivamente

para el capital, puesto que éste l o ~ caT?bia por una

fuerza de trabajo 2 que produce diez s1lbergroschei:i;

improductivamente para el obrero,

pues

l o ~

cambia

por medios

de

vida que desaparece:i. para siempre .Y

cuyo valor sólo puede recobrar repitiendo el camb10

anterior con el arrendatario. Por consiguiente, el ca-

pital presupone el trabajo

asala1 iado

y és:e el capital.

Ambos se condicionan y se engendran reciprocamente.

Un

ohrero de una fábrica algodonera ¿produce.

so-

lamente tejidos de algodón? No, produce capital.

Produce valores que sirven de nuevo para mandar

2 En

este lugar el término fuerza

de

trabajo no fue ~ n t r o -

ducido por Engels. sino que figura ya

en

el texto . p ~ i b h c a d o

por Marx en ia Nueva Gacet<i del Rin.

N.

e la Ed1t.).

40

sobre su trabajo y crear, por medio de éste, nuevos

valores.

': ' El

capital sólo puede aumentar cambiándose

por

'

f u e r z ~ de trabajo, engendrando el trabajo asalariado.

Y la

f u e r ~ a de

trabajo del obrero asalariado sólo pue

d_e

cambiarse por capital acrecentando éste, fortale

ciendo la potencia de

que

es esclava.

El aumento del

capital es, por tanto, aumento del ptoletariado es de-

cir, de la clase obrera. '

' .·

interés

de.l c a p í t ~ i s t & . y

del obrero es, por con-

  t

s1gm.ente,

m 1 ~ n w afirman los burgueses

y

sus eco

nomistas.

En

efecto, el obrero perece si el capital no

le

da

e m p l ~ o . El capital perece

si

no explota

la

fuer-

za

de t r a b ~ J O , y,

para explotarla, tiene que comprarla.

Cuanto mas velozmente crece el capital destinado a

la . pr?ducción; el , a p ü ~ l productivo, y, por consi

g ~ 1 e m e , c ~ a n t o mas prospera es l industria, cuanto

m ~ s

se e ~ n q u e ~ e la burguesía, cuanto mejor marchan

los negoCios, mas obreros necesita el capitalista

y

más

caro se vende el obrero.

-t

¡ _Por c ~ n s i g ~ 1 e n t e , la condición imprescindible para

q

11e

la

s1tuac10n

del obrero sea tolerabie es

aue crez

ca con

la 1ru;yo_r.

rc:r:idez posible el capital p r ~ d u c t i v o .

Pe.ro, ¿ q 1 ~ e ~ 1 ? n i f 1 c a el crecimiento del capital pro

du?t1vo? S1gnif1ca el crecimiento del poder del tra

ba10 a c ~ m u _ l ~ d o

sobre el trabajo vivo. El aumento

de

dommac10n

de

la burguesía sobre la clase obrera.

Cuando el trabajo asalariado produce

l

riqueza ex

t r a ~ a que le domin,a, la potencia enemiga suya, el

c a p i t ~ l , refluyen a el, emanados de éste medios de

traba10,_

es decir, medios

de

vida, a

c o 1 1 d i ~ i ó n

de

que

se convierta de nuevo en parte integrante del capital,

en palanca que le haga crecer de nuevo con ritmo

acelerado.

Decfr que los intereses del capital

y

lo& intereses

de los obreros son los mismos, equivale simplemente

41

9,2

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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a decir

qu

eí capital y l t1 abajo asalariado son dos

aspectos de la misma y única relación. l uno se

halla condicionado por l otro, como el usurero por

el del 1 ochador,

y

viceversa.

Mientras el obrero asaial'iado es obrero asaiariado,

U suerte depende del capital.

He

ahí

la tan

caca

reada comunidad de intereses

entre

el obrero y el

capitalista.

rv

r Al crecer el capital, crece la mas:i del tra.bajo asa

lariado, crece

el

número de obreros a s a l a r n . ~ d o ~ ;

en

una palabra, la c.lominación del capital se ~ x t i e n d e

a una

masa

mavor de individuos.

Y,

supomendo el

caso más favoni'ble: al crecer el capital p r o ~ u c t i v o ,

crece la demanda de trabajo y crece tambien, por

tanto, el precio del trabajo,

el

salad.o. .

Sea grande o pequeña

una

casa, mientras as q ~ 1 e

la

rodean son pequeñas, cumple todas las exigencias

sociales

de una

vivienda, pero, sí . unto a

una

casa

pequeña

surge un

palado, la que

h ~ ? t a entonces era

casa se encoge hasta quedar convertida

en una

choza.

La casa

pequeña

indica ahora

gue

su morador n?

debe tener exigencias, o debe tenerlas muy r e d ~ c ~ -

das; y, por mucho que, en el transcurso de

la c ~ v 1

lización, su casa gane en altura, si el palacio vécmo

sigue creciendo en la misma o incluso e? mayor pro

porción, el

habitante

de la

casa. relativamente pe

queña

se irá sintiendo

cada

vez mas desazonado, más

descontento, más agobiado entre sus cuatro paredes.

Un a ~ m e n t o sensible del salario presupone un cre

cimiento veloz del capita l productivo. A su vez, este

veloz crecimiento del capital pniductivo, provoca un

desarrollo no menos veloz de riquezas, de lujo, de

42

t

1

1 necesidades

y

goces sociales.

Por

tanto,

aunque 1os

g o ~ e s del obrero hayan aumentado,

la

satisfacción

social

que producen

es ahora menor,

comparada

con

los goces mayores

del capitalista, inasequibles para

el o b r . e r ~ l , y comparada con el nivel

de

desarrollo

de

soCiedad general. Nuestras necesidades y nues

t1.os

goces

~ 1 e n . e n su fuente

en

l

sociedad y los me

<lnnos, c o n s 1 g m e n t e ~ e n t e por ella, y no por los obje

tos. con

que

los sahsfacemos Y como tienen caráct er

soCial, son siempre relativos

..._ El

salario no

se

determina solamente en genera]

\

por

la

~ a i 1 t i d a d

de mercancías

que pueden

o b t e n e r s ~

a

camb10 de él. Encierra

diferentes relaciones.

Lo que el obrero percibe, en

primer

término, por

su

Tu?rza de tral5a10,es-·üfüi-aeEem1ínaclacañHdacr

~ ~

el salari? se l ~ U a < l e t e n n i n a 0 o

excms1vamente por este prec10

en d111ero?

En el

sí,gl.o

XVI, a consecuencia del descubrimien

Lo

en Amenca

de minas más ricas

y

más fáciles de

e ~ p l o t a r

aumentó

el

volumen

de

oro

y

plata que

c l l ~ , u l a b a

en

Europa. El valor del oro y la plata

b;tJO, por tanto, en relación con las demás mercan

cias. .Los o ~ r e r o s seguían cobrando por su fuerza

cíe

trabaJo

l

misma

cantidad de plata

acuñada.

El

precio

e?

dmero de

su

trab¡:i.jo

seguía siendo el mismo

y

embargo su sa:lario

había

disminuido, pues a

c ~ m -

bio .de esta c:ant1dad

de

plata,

obtenían

ahora

una

~ a n t i d a d

. menor

de

otras mercancías. Fue ésta una

de

las .i:.;ircunstancias

que

fomentarnn el incremento

lel

capital y el

auge

de la burguesía

en

el siglo XVI.

T o m e m o ~

otro caso.

En

el invierno

de

1847, a

consecuencia de

una

mala cosecha, subieron consi

derab emenle los precios de los artículos de primera

necesidad, el trigo,

a carne

la manteca el ·

t

s ·

d · ' , . queso,

e c. 'upomen o

que

los obreros hubiesen seguido

cobrando por

su fuerza de trabajo la misma cantidad

C 3

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7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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de dinero

que

antes, ¿no habrían disminuido sus sala

rios? Indudablem'ente. A cambio

de la

misma

cantidad

de dinero obtenían menos pan, menos carne, etc. Sus

salarios bajaron, no porque hubiese disminuido el

valor de la plata, sino porque aumentó el valor de

los víveres.

Finalmente, supongamos

que

el precio

en

dinero

del trabajo siga siendo el mismo, mientras

que

todas

las mercancías agrícolas y manufacturadas

bajan

de

precio,

por la

aplicación

de

nueva maquinaria,. por

Ja

estación más favorable, etc. Ahora,

por

el mismo

dinero los obreros podrán comprar más mercancías

de todas clases. Su salario, por tanto, habrá aumen

tado, precisamente por no haberse alterado su valor

en dinero.

Como vemos, ~ e c i o

én

dinero

d ~ L . : ~ i l : Í 9 . L . ~

samrío-

nominal

no coinciae con el salario real, es

ciecrrCOñ4a

c a ~ f í c l a a c r e - m e i c ' a ñ C i a s '

que

se

obtienen

r e a i ~ e ñ f e - ' i f " cambio det· salado. Por consiguiente ;

cuando-hablamos·

e l ~ ·alza

ó de-la baja

del salario,

no debemos fijarnos solamente

en

el precio en dinero

del trabajo, en el salario nominal.

Pero ni el salario nominaJ, es decir , la. u m ~ . d ~ .

dinero

por la g u e . e C o b 1 : ~ ~ ~ _se_ ~ d . < 3 al - c ~ . J Z ~ _ a l i ~ _ t a ,

ñíeTSaTa.rto-teaI-· o sea

la cantidad de

mercancías

q u é ' j ) ú ' e d e ' " c o m i i ~ · a r

cpn este,, dinero,' a g o t a ü ' i a s " i · e í a ~

éitfirns

que

cónfiei1eii

é n ~ l - · s a l a r i o : ·

..... -·

. --  

..

-El salario se haila determiI ado, adémás Y sobrel ·

t o c r o ; - ~ - ~ - E e l a c i ó n ~ ó ñ ~ E ; ~ ~ ~ ~ ~ c i ~ _ c o ~ ~ " : : ~ § < ?

615fe:iUOo por

·-ei-ca-pitrrhsm:

es un salano relativo,

¡:froporcfoúáT: ---

·---------  · - · - - · · - - :

\

- -Eí'saliüToi-=éal expresa el precio

del

trabajo

en

rela

.

cióiic::6_ñ_ el prec10 de las demás mercancías; s a l a ~ i ( _ ) _

¡ re1a:TIVOacusa,_QOr el c o n t r a n o , - J ~ Ú ª ~ j ; ~ : l l ~ _se con-

é ~ e : : á Í

- ~ r a b a ) _ ~ ~ ~ e ~ ~ - : ~ ~ ~ ~ o s = ~ a o r e s c : e ' - 1 _ º - ~ - p ~ 1 ~ ~ ~ -

l

,

.

R ~ º P º ' : : . c i 6 n

a la

parte _gue

se reserva

el

trabajo

'acumtiiaoo, el capital. · - ~ - - - - - - - ~ - - - - .............

--

D e ~ h n o s - - m á s a r i 1 o a , en

la página 26: "Ei salario

no es

parte

del obrero en la mercancía por él

producida. El salario es la

parte

de

la

mercancía

ya . x i ~ t e n t e , con.

la que

el capitalista compra una

~ e t ~ ; · m m a d a cantidad

de

fuerza

de

trabajo produc

tiva . , Pero el

c a p í t a l i ~ t a

tiene

que

reponer nueva

mente este salario del precio

por

el que vende el

producto creado por el obrero; y tiene

que

reponerlo

de ta.I, modo, que,

1

después

de cubrir

el coste de pro

~ u c c 1 0 n

desembo,sado, le

quede

además, por regla

general,

un

remanente,

una

ganancia. El precio de

v ~ n . t ~

de

la mercancía

producida

por el obrero se

d1v1de

para

el capitalista

en

tres partes: la

primera

pm:a

r e p ~ n e r

el

~ 1 r e c i o

desembolsado

en

comprar

ma:

tenas

p n m ~ s

as1

como

para

reponer el desgaste

de

las herramientas, máquinas y otros instrumentos de

trabajo

~ d e l a n t a ? o s

por

él;

la

segunda

para

reponer

los salanos

por el adelantados,

y

la

tercera que es el

r e m a n e n t ~

que

queda después

de

saldar las dos par

tes anten?res, la ganancia

del

capitalista. Mientras

que

~ n m e r a p ~ r t e se limita a reponer

valores

que

y exzstian es evidente

que

tanto la suma destinada

a reembolsar los salarios abonados como el remanen

te q ~ e forma la i;,anancia

del

capitalista salen en su

t o t ~ l ~ d a d

d_el

r:uevo valor c r ~ a d o por el trabajo del

º b1 e1 o y

anad1do a

~ a s matenas

primas.

n este sen-

tido

P?demos considerar tanto el salario como

fo

ganancia,

para

9ompararlos

entre

sí, como partes del

J?roducto del obrero. ·

Puede

ocurrir que el salario real continúe siendo

el mismo e incluso

que

aumente, y no obstante dis

minuya el salario relativo. Supongamos, por ejemplo,

que el precio de todos los medios

de

vida baja en

dos terceras vartes, mientras

que

el salario diario sólo

9 1

5

Page 21: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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disminuye

én un

tercio,

<le

tres

mai: Qos a dos,

11.

gr.

Aunque ei obrero, con estos dos

m a r c o ~ podrá

com

prar una cantidad mayor

de

mercancías qu,_e antes

con tres,

su

salario habrá disminuido, en relación con

l

ganancia obtenida por el capitalista.

La. ganancia

.del capitalista

(por

ejemplo, del fabricante) ha au

mentado en un marco; .es decir, que ahora

el

obrero,

por

una cantidad menor

de

valores

de

cambio,

que el

capitalista le entrega, tiene que producir una cantidad

mayor

de

estos mismos valores.

La

parte

obtenida

por el capital aumenta, en proporci6n a la del t r b ~ -

jo. La

distribución

de l

riqueza

social

entre el cap1-

lal

y el trabajo es ahora todavía

más

desigual

que,

antes. El capitalista manda con

el

mismo capital

sobre

una cantidad

mayor .,de trabajo .

El poder de

la clase

de

los car)italistas. sobre

l

clase obrera

ha

'

d

crecido, la situación social del obrero

ha

empeora o,

ha descendido un grado más debajo

de la

del capi- j

falista. ,

¿Cuál es la ley general que rige el alza

y

la baja

del salario

y

e

la

ganancia en sus relaciones mutuas?

e hallan en razón inversa. J_ a parte del capital

la ganancia aumenta en

la

misma proporción en que

disminuye

la

·parte del traba;o el salario y viceversa.

Lq ganancia aumenta en

la

medida en que disminuye

el salario y disminuye en la medida en que éste

aumenta.

\ objetará acaso que el capital puede obtener

ganancia cambiando ventajosamente sus productos

c

i

otros capitalistas, cuando

aumenta la

demanda

de us mercancías, sea mediante l apertura

de

m,e.

vos ercados, sea al aumentar momentáneamente las

nece

~ · d a d e s en

los mercados antiguos, etc.; que, por

tanto, as ganancias

de un

capitalista pueden· aumen·

lar a c ista

de

otros capitalistas, independientemente

del alza o baja del salario, del valor

de

cambio

de

46

la fuerza

de

trabajo; que las ganancias

del

capifaHstá

pueden aumentar también mediante el perfecciona

miento

de

los instrumentos

de

trabajo, la nueva apli

caci6n de las fuerzas naturales, etc.

En

primer lugar, se reconocerá

que

el resultado

sigue siendo el mismo, aunque se alcance por u

camino inverso. Es cierto

que

l ganancia

no

habrá

aumentalo

porque haya

disminuido

el

salario, pero

el salario habrá disminuido por haber aumentado la

ganancia. Con la misma cantidad

de

trabajo ajeno

el capitalista compra ahora

una

suma mayor

de

v l o ~

res de cambio, sin

que

por ello pague el trabajo más

caro; es decir,

que

el trabajo resulta peor remune

rado, en relación con los ingresos netos que arroja

para el capitalista.

Además, recordamos que, pese a las oscilaciones

de

los precios

de

las mercancías, el precio medio

de

cada mercancía, la proporción en

que

se cambia

por

otras. 11ercancías, se determina

por

su

coste de pro-

d u c ~ w r : .

Por

tanto, los lucros conseguidos

por

unos

ca1?1tahstas a costa

de

otros dentro

de

l clase capi

tahsta se nivelan necesariamente entre sí. El perfec

cionamiento

de

la maquinaria, la nueva aplicaci6n

de las fuerzas naturales al servicio de la producción

permiten crear

en un

tiempo

de

trabajo

dado

y

c o ~

la misma cantidad

de

trabajo y. capital una masa

maym• de productos, pero no, ni mucho menos, una

masa mayor de valores

de

cambio. Si l aplicación

de la máquina

de

hilar me permite fabricar

en

una

hora el doble

de

hilado

que

antes

de

su invención;

por ejemplo cien libras

en

vez

de

cincuenta a cambio

de estas cien libras

de

hilado no obtendré a l larga

más mercancías

que

antes a cambio

de

las cincuenta,

porque el coste de producción se ha reducido a la

mitad

o porque, ahora, con el mismo coste

puedo

fabricar el doble

del

producto.

47

Page 22: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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Finalmente, cualquiera

que

sea

la

proporci611 en

que la clase capitalista, la burguesía, bien la de un

solo país o la del mercado mundial entero, se reparta

los ingresos netos

de

la producción, la suma global

Je estos ingresos netos no será nunca más que

la

suma

en que el trabajo vivo incrementa en bloque el tra

bajo acumulado. Por tanto, esta suma global crece

en la proporción en

que

el trabajo incrementa el

capital;

es

decir, en la proporción en

que

crece la

ganancia, en comparación con el salario.

Vemos, pues, que, aunque nos circunscribimos

l s relaciones entre el capital y el trabajo asalariado

los intereses del trabajo asalariado y los del capital

son diametralmente opuestos.

Un aumento rápido del capital equivale a un rápi

do aumento de la ganancia.

La

ganancia sólo puede

crecer rápidamente

si

el precio del trabajo, el sala·

río relativo, disminuye con la misma rapidez. El

salario relativo puede disminuir aunque aurne:rite el

salario real simultáneamente con el salario nominal,

cori

el valor en dinero del trabajo, siempre que éstos

no suban -en la misma proporción que la ganancia.

Si, por ejemplo, en una época de buenos negocio >,

el salario aumenta en un cinco por ciento y la ganan

cia en un treinta por ciento, el salario relativo, pro

porcional, no habrá

aumentado

sino

disminuido.

Por tanto, si, con el rápido incremento del capital,

aumentan los ingresos del obrero, al mismo tiempo

se ahonda el abismo social

que

separa al obrero del

capitalista, y crece a la

par

el poder del capital sobre

el trabajo, la dependencia de éste con respecto al

capital.

. Decir

gue

el obrero está interesado en el rápido

mcremento de] capital, sólo significa

que

cuanto más

aprísa

i n c r ~ m ~ n t a

el obrero la riqueza ajena, más

sabrosas

m1ga1as

le caen de su mesa, más obreros

48

etn leo

y

ser echados al

~ u n d o ,

la

~ l a s a

de

los esclavos su1etos al

uedert encontrar

más

puede

crecer

capital.

· t ues· 1

Hemos

VIS

o, P l . . . ,

n más favorable

para a

Que, incluso

ell;

ª situacw , rápido posible del

clase obrera, el

i n c r e m e : ~ · = s l a

vida material de1

capital

por ~ u . c h ~

; = r : n t a g ~ n i s m o

entre sus i n t e r e s ~ s

obrero, no suprim , los intereses del cap1·

Y

los intereses del

b u r ~ u e s

. hallándose exac

. salario

seguuan

talista. G a n m ~ c i a y antes en razón invetsa

tamente lo mismo q

ue

: damente pueden au-

Que si el capita crece .rapi aumentarán

memar .

a m ~ i é n

los .

i : : : ~ t ~ e : a y ~ r

las ganancias

con rapidez

m c o m p a ~ a b

.6

material del obrero ha

del capitalista. La

s1tuac1

;

de

su situación social.

brá

mejorado,

pelro

a ~ ~ s

:epara

del capitalista

se

El abismo

so01a que

habrá ahondado.

Y,

finalmente: 1 d. ión más favorable para

1

~ : b : ~ ~ r ~ : ~ l a C : ~ d o

ª

~ º ~ 1

~ n c r e m e n t o

.

m ~ ~

r á p i ~ ~

e bl

)del

capita l productivo, sólo significa q

pos1

e , , . . la clase obrera a aumentar

cuanto mas se aprndme ·go de ella la riqueza

y

acrecentar el

P er : : ~ : : U e j o r e s s e r ~ n

las condi

ajena que la

d o m d ~ ~

se uir laborando por el incre

ciones en q u ~ P

0

rnb g por el acrecentamiento

: r e t ~ o g : r d : { ~ ~ ~ ~ ~ a l l ~ ; : ~ s ~ t a con forjar ella

mrm:

1:S

cadenas de oro con las

que

le arrastra a remo

qu

la burguesía.

l

toductivo

y

el aumento

El incremento del capit dp

sas

tan

inseparable-

del salario

¿son realmente

os

co 9 6

49

Page 23: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

http://slidepdf.com/reader/full/marx-trabajo-asalariado-y-capital 23/27

ml:li:lte enlazadas como afirman los economistas

bur·

gueses? No debemos creerles simplemente por sus

palabras. No debemos siquiera creerles que cuanto

más engor<le

el

capital, mejor cebado estará el escla-

vo. La burguesía es demasiado instruida, demasiado

calculadora, para compartir los prejuicios del señor

feudal, que alardeaba con el brillo <le 'lUS servidores.

Las condiciones

de

existencia

de

la burguesía l obli-

gan a ser calculadora.

Deberemos, pues, investigar más

de

cerca

cómo

influye el crecimiento del capital productivo sobre el

salario.

Si crece el capital productivo de la sociedad bur-

guesa en bloque, se produce

una

acumulación

más

variada

de trabajo. Crece el número de capitalistas

y

alimenta el volumen de sus capitales.

l aumento

del número de capitales hace aumentar la

concurren-

cia

entre los capitalistas. l mayor volumen

de los

capitales permite

lanzar al campo

de

batalla indus-

trial

e;ércitos obreros· más potentes, con armas de

guerra más gigantescas.

Sólo vendiendo más barato pueden unos capitalis-

tas desalojar a otros y conquistar sus capitales. Para

poder vender más barato sin arruinarse, tienen que

producir más barato; es decir, aumentar todo lo posi-

ble la fuerza productiva del t r b j o ~ Y lo que sobre

todo aumenta esta fuerza productiva es

una mayor

división del trabajo,

la aplicación en mayor escala y

él constante perfeccionamiento de la

maquinaria.

Cuanto mayor es el ejército

de

obreros entre los

que

se divide el trabajo, cuanto más gigantesca

es

la esca-

l 'en que se aplica la maquinaria, más disminuye

r e ~ i v m e n t e el coste

de

producción, más fecundo

se hace el trabajo. e aquí que entre los capitalistas

se desarrolle una rivalidad en todos los aspectos para

50

incrementat fa divisUm del trabajo 1a maquinaria

y explotarlos en la mayor escala posible.

Si un capitalista, mediante una lnayor división del

trabajo, empleando y perfeccionando· nuevas máqui-

nas, explotando

de

un modo más provechoso

y

más

extenso las fuerzas naturales, encuentra los medios

para fabricar, con l misma cantidad de trabajo o de

trabajo acumulado, una suma mayor

de

productos,

de mercancías,

que

sus competidores; si por ejemplo,

en el mismo tiempo de trabajo en que sus competi-

dores tejen media vara de lienzo, él produce una vara

entera, ¿cómo procederá este capitalista?

Podría seguir vendiendo la media vara de lienzo

al mismo precio a que venía cotizándose anterior-

mente en el mercado, pero esto no sería el medio

más adecuado para desalojar a sus adversarios de

]a

líZa

y extender sus propias ventas. Sin embargo, en

la misma medida en que se dilata su producción, se

dilata para él la necesidad

de

mercado. Los medios

de producción, más pot{)ntes y más costosos

que

ha

puesto en pie, le

pe1 miten

vender su mercancía más

barata, pero al

:Mismó

tiempo

le obligan a tJender más

mercancías,

a conquistar para éstas

un

mercado in-

comparablemente mayor; por tanto, nuestro capitalis-

ta, venderá la media vara de lienzo más barata que

sus· competidores.

Pero, el capitalista no venderá una vara entera

de

lienzo por el mismo precio a que sus competidores

venden la media vara, aunque a él la producción

de

una vara no le cueste más que a los otros la media.

Si

lo hiciese así, no obtendría ninguna ganancia ex-

traordinaria; sólo rncobraría por el· trueque el coste

de producción. Por tanto, aunque obtuviese ingresos

mayores, éstos provendrían de haber puesto en movi-

miento un capital mayor, pero no de valorizar su

capital más alto que los otros. Además, el fin que

;

5 11

Page 24: Marx - Trabajo Asalariado y Capital

7/25/2019 Marx - Trabajo Asalariado y Capital

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p e r s i ~ u e lo alcanza fijando el precio de su meréancfa

tan. solo unos puntos más bajo que sus competidores.

Ba¡ando el precio,

los desaloja

y

les arrebata por o

menos una parte ~ e l m e ~ · c a d o

Y,

finalmente, recor

? a m ~ s

que el prec10 corriente es siempre

superior

0

inferior al coste de producci ón, según que la venta

de una mercancía coincida con la temporada favorable

o

d e s f a v o r ~ b l ~ de

una rama industrial. Los puntos

que

.el capitalista

que

aplica nuevos y más fecundos

med10s de Rroducc1?.n puede añadir a su coste real

de produ;c10n, al fi1ar el precio

de

su mercancía

dependeran de que el precio de una vara de l i e n z ~

en el m e ~ c a d o sea superior o inferior a su anterior

coste habitual de producción.

Pero el

'f 'foilegio de

nuestro capitalista no

es

d

larg:1 ~ u r a c ~ o n ; otros. a p i t a l i s ~ a s

en

competencia c o ~

él, mtioducen las mismas maquinas la

mi }

·

ó

d l b . , sma e1v1-

s

n e tra

a10,

y las introducen en una escala igual

o

1_11ayor,

hasta

que

esta innovación acaba

por

gene

r a h z ~ r s e tanto, que el precio del lienzo

queda

.

deba¡o, no ya del antiguo,

sirio incluso

de su

n u : i ~

coste de producción.

Los c a ~ ~ t a . l i s t a s vue ven encontrarse, pues, unos

frente a Ul OS, en la misma situación en

que se

encon

traban

antes

de introducir los nuevos medios d

d 'ó . e pro-

ucc1 n; . y

s1,

c o ~ estos medios, podían suministrar

por .el mismo p r e ~ 1 0 el doble de producto

que

antes.

ah01

a se ven obligados a entregar el doble de p r o ~

dueto por

menos

del precio antiguo

y ·

l· h · . · comienza a

misma _ stona, sobre la base de este nuevo coste de

producción. Más división del traba1'0 má .

. l . , e ' s maquma-

na, e.xp ~ t a C i o n de la división del trabajo y

de la

maqumana

en una escala mayor. y la competencia

Vuelve a reaccionar, exactamente icrual que antes

contn:1 este resultado

0

'

r emos, pues, c ó m ~ se subvierten, se revolucionan

52

incesantemente el modo de

produéd6n y

los medios

de

producción, cómo l división del trabajo

acarrea

necesariamente otra división del trabajo mayor, la

aplicación de la maquinaria, otra aplicación de

la

maquinaria mayor, la producción en gra.n escala, una

producción en otra escala

mayo1·.

Tal es la ley que saca constantemente de su vie10

cauce a

la

producción burguesa y obliga al capital

a tener constantemente

en

tensión las fuerzas pro

ductivas del trabajo,

por

haberlas puesto antes

en

tensión; la ley que no le deja punto de sosiego y le

susurra incesantemente al oído: )Adelante ¡Adelante

Esta ley no es sino la que, dentro de las oscilacio

nes de los períodos comerciales,

rifoela

necesariamente

el precio de una mercancía con su coste de producción.

Por potentes

qüe

sean los medios

de

prodµcción

que un capitalista arroja a la liza, la concurrencia

se encargará

de

generalizar el empleo

de

estos medios

de

producción, y, a pai;tir del momento en que se

hayan genernlizado, el único

frufo

de

la

mayor

fe-

cundidad de su capital es que ahora tendrá que dar

por el mismo precio

diez, veinte, cien veces más

que

antes. Pero como, para compensar con la masa mayor

del producto vendido el precio más bajo de v.enta,

tendrá que vender acaso mil veces más, porque ahora

necesita una venta

en

masa, no sólo para ganar más,

sino para reponer el coste de producción, ya que los

propios instrumentos

de

producción van siendo, como

hemos visto, cada vez más caros, y como esta venta

en masa no es una cuestión vital solamente para él,

sino también para sus rivales, la vieja contienda se

desencadena con tanta rn aJOr violencia cuanto más

fecundos son los medios de producción ya inventados.

Por tanto,

la

división del trabafo y la aplicación e

111aquinaria seguirán desarrollándose e nuevo,

en

una

escala incomparablemente mayor,

98

53

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Cualquiera que sea Ja potencia de los medios de

producción empleados, la competencia procura arre

batar

al. capital los frutos

de

oro

de -.esta

potencia,

reduciendo el precio

de

las mercancías al coste

de

producción,

y;

por

tanto, convhtien<lo en

una

ley

imperativa el que en la

medida

en que pueda pro·

<lucirse más barato, es decir,

en que pueda

producirse

más con la misma c ~ m t i d a d de trabajo, haya que

abaratar

la producción,

que

suministrar cantidades

cada vez mayores

de

productos

por

el mismo precio.

Por donde el capitalista, como fruto

de

sus propios

desvelos, sólo saldría

ganando

a obligación

de

rendir

más

en

el mismo tiempo

de

trabajo; en

una

palabra,

condi dones más difíciles para

la

valo-rizacióre

de

su

capital. Por

tanto, mientras

que Ja

concurrencia le

persigue constantemente con su ley del coste de pro·

ducción, y todas

las

a¡;rí as

que

forja contra sus rivales

se vuelven

COQtra

él mismo,

el

capitalista se esfuerza

por

burlar constantemente

la

comnetencia introdu- ·

ciendo sin descanso, en lugai·

de

las- antíguas, nuevas

máquinas, que, aunque más costosas, producen más

barato e ir.nplantando nuevas divisiones del trabajo

en sustitución

de

las antiguas, sin esperar a

que

la

competencia liaga envejecer los nuevos medios,

Representémonos

esta

agitación

fobrH

proyectada

al mismo tiempo sobre todo el mercado mundial y

nos

formaremos una idea de cómo el

incremento, fa

acumulación y concentración del capital, trae consigo

una

división

del

trabajo,

una

aplicación

de

maquina

ria nueva y

un

perfeccionamiento de

fa

f\lltígua

en

una

carrera atropelfada

e inintenumpida en

escala

cada

vez más gigantesca.

A J ~ o r a bien ¿como influyen estos factores insepa·

rnbles del incremento del capital productitlo

en

la

determinación del salario?

Una mayor división

del

tmbajo permite a

un

obrero

5

realizá1 el ttabajo

de

cmco, diez o veinte; aumenta,

por

tanto,.

la

competencia entre los obreros

en

cinco

diez o veinte veces. Los obreros no sólo compiten

entre

sí vendiéndose unos más barato que otros, sine

que

compiten también cuando

uno solo

realiza el

trabajo de cinco, diez o veinte; y la división del tm-

bajo

implantada

y constantemente reforzada por

}

capital, obliga a los obreros a hacerse esta clase

de

competencia.

Además,

en

la medida en

que aumenta la

d i o i ~ n

del trabajo el trabajo se simplifica. La pericia espe

cial del obrero no sirve ya

de

nada. Se le convierte

en una

fuerza productiva simple y monótona,

que

no

necesita

poner

en juego ningún recurso físico ni espi

ritual. Su trabajo es ya

un

trabajo asequible a cual

quiera. Esto hace que afluyan

de

todas partes com

petidores; y, además; recordamos que cuanto más

sencillo y más fácil de aprender es un trabajo, cµanto

menor coste

de

producción supone el

a s h ~ 1 i l á r s e l o

más disminuye el salario,

ya: que

éste se halla deter

minado, corno el precio

de

toda mercancía,

por

el

coste

de producción.

Por tanto a medid qu e el trabajo v haciéndose

más desagradable más repelente aumenta la compe·

tencia y disminuye el salario.

El

obrero se esfuerza

por sacar a flote

la

masa

de

su salario trabajando

más; ya sea trabajando más horas al

día

o produciendo

más

en cada

hora.

Es

decir,

que

acuciado

por la

necesidad, acentúa todavía más los fatales efectos

de

la

división

del

trabajo.

l

result.ado es que, cuanto

más trabaja menos jornal gana; pm la sencilla razón

de

que en la

misma medida hace

la

competencia a

sus compañeros, y convierte a éstos,

por

consiguiente,

en

otros tantos competidores suy(}s,

que :;a

ofrecen

al patrono en condiciones tan malas como él; es decir,

¡e¡

55

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que bastar para sostener a

Jos

tres niños y a la mu-

jer? ¿No tenía que bastar el salario mínimo para con-

servar

y

multiplicar el género? ¿Qué prueba, enton-

ces, este favorito tópico burgués? Prueba únicamente

que hoy, para pagar el sustento de uaw familia obre-

ra, la

i n d u s t ~ · i a

consume cuatro vidas obreras

por

una

q

t1e

consum1a antes.

. HesuT?iendo: cuanto más crece

el

capital produc-

twu_

m s

se

extiende la división

del

trabajo

y

la apli-

c ~ c º . 1 1 ; de

rnaquinmía. Y cuanto mcís se extiende Za

d z ~ i s z o n del

t1-;ibajo y

la aplicación de la. maquinaría,

m ~ s se

ac_entua la

competencia entre los obreros

y

mas se reduce

su

salario.

A d e m á ~ Ja clase obrera se recluta también entre

capas m s altas

de

la sociedad. Hacia ella va des-

c e n ~ i e n d o m;ia masa de pequeños industriales y pe-

q ~ e n o s rentistas, para quienes lo más urgente es

o f r e ~ e r sus brazos junto a los brazos de los obreros.

as1 .

el bosque de brazos

que

se extienden y piden

t r ~ b a 1

es cada ~ e z más espeso, al paso que los brazos

nusmos que lo forman son cada vez más flacos.

. No necesario pararse a demostrar

que

el pequeño

mdustnal no puede hacer frente a esta lucha una

de cuyas primeras condiciones es producir una

escala cada vez mayor, es decir, ser precisamente

un gran y no un pequeño industrial.

Que el interés de capital disminuye a medida que

aumentan la masa y el número

de

capitales, a medida

que

crece el capital, y que,

por

tanto, el pequeño

rentista no puede seguir viviendo de su renta y tiene

que

lanzarse a la industria, ayudando <le esle modo

a engrosar las filas de los pequeños ind¡;¡striales, y

con ello las de

los

candidatos a proletarios es cosa

:1

ue no r e q ~ i e r e tampoco más explicación. '

.Fin.aJmente, a medida que los capitalistas se ven

:mzados, por el proceso que exponíamos más arriba,

a explotar

en

una escala cada vez

_mayor los_

,gigan·

tescos medios de producción ya existentes, v1endose

obligados para ello a poner en juego. todos los res9r-

tes del crédito, aumenta la frecuencia de los

t e r ~ e -

motos industriales, en los

que

mundo come.rciai

sólo logra mantenerse a flote sacrificando a los dioses

del averno una parte

de

la riqueza, de los productos

y

hasta de las fuerzas productivas;

a u ~ e n t a n en_

una

palabra, las

crisis.

Estas se hacen mas

f r e c u e n t e ~

y

más violentas ya

por

el solo hecho de que, a medida

que crece ia masa de producción

y,

por tanto, la

necesidad de mercados más extensos, el mercado

mundial va reduciéndose más

y

más, y quedan cada

vez menos mercados nuevos que explotar, pues cada

crisis anterior somete al comercio mundial m ~ r -

cado no conquistado todavía o

que

el

c ~ m e r c 1 0

s?lo

explotaba superficialmente: Pero el c . a p 1 . t a ~ no vive

s ólo

del trabajo. Este amo, a la

par d 1 s t m g u ~ d o

y

bárbaro, arrastra consigo a la tumba los cadaveres

de

sus esclavos hecatombes enteras

de

obreros

que

sucumben en l a ~ crisis. Vemos, pues, que,

si: el

capital

crece rápidamente, crece

con

rapidez incom1Jarable-

mente mayo1·

todavía

la

c o m p e t e n c i ~

entre

_los

obre-

ros es decir, disminuyen tanto n_1as r e l a ~ w a m e n t e

los medios de e?npleo y los medios de vida de la

clase obrera; y, no obstante esto, el rápido incremento

del· capital

es la

condición

más favorable

para el

trabajo asalariado.

(

Conferencias pronunciadas

por

C. Marx del 14 al

30

de

di··

ciembre de 1847.

Publicadas por vez primera eu

la Nu.eva Gaceta del Hin del

5, y

de

abril

de

1849.

Publicadas en folleto aparte,

bajo la redacción y con una

introducción

de

F. Engels, en

Berlín, en 1891.

Se publica

de

acuerdo con el

texto del folleto.

Traducido del alemán.

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