Marie Antoinette, Serial Killer

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The story of a killer.

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  • 2

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  • 3

    Staff Diss Herzig Nora Maddox Apolineah17 CoralDone

    Drys Valentine Rose Diana Kells

    Diss Herzig

    Nora Maddox

    Drys

    Valentine Rose

    Blaire!

    Moni

    Cynthia

    Delaney

    Eni

    Polilla

    ElyCasdel

    Florbarbero

    Sofa Belikov

    Mel Wentworth

    Gabriela

    Val_17

    ashmcfly

    *~ Vero ~*

    Ankmar

    SnowQ

    America

    Elena Verlac

    Valentina D.

    Lililamour

    Edilmary

    Aa.tesares

    Liz Holland

    Jasiel Odair

    Marie.Ang

    CoralDone

    Melii

    Dafne

    Sofa

    ElyCasdel

    Mel

    Key

    Gaz

    Victoria

    Carol

    Alexa

    MichiiD

    Daniela

    Agrafojo

    Gabriela

    AriannyG

    Clara Markov

    Alysse Volkov

    Marivalepz

    Cami G.

    Amanda

    Merlos

    SammyD

    Helenl

    Paltonika

    Gabbita

    Meliizza

    Mire

    Jasiel Odair

    Diss Herzig

    Diana

    Geraluh

    Nora Maddox

    Vane hearts

    Valentine Rose

    Kristew Stewpid

  • 4

    ndice Sinopsis

    I

    Captulo 1

    Captulo 2

    II

    Captulo 3

    Captulo 4

    Captulo 5

    Captulo 6

    III

    Captulo 7

    Captulo 8

    Captulo 9

    Captulo 10

    Captulo 11

    Captulo 12

    Captulo 13

    Captulo 14

    IV

    Captulo 15

    Captulo 16

    V

    Captulo 17

    Captulo 18

    Captulo 19

    Captulo 20

    Captulo 21

    Captulo 22

    Captulo 23

    Captulo 24

    Captulo 25

    Captulo 26

    Nota Histrica

    Agradecimientos

    Sobre el Autor

  • 5

    Sinopsis Las cabezas rodarn!

    Paris, Francia: una ciudad de moda, croissants de chocolate y chicos

    lindos. Colette Iselin est encantada de estar all por primera vez en sus

    vacaciones de verano.

    Pero una serie de horribles asesinatos se estn llevando a cabo

    alrededor de la ciudad, poniendo a todos al borde. Y mientras recorre los

    lugares de inters, Colette sigue viendo una extraa visin: una mujer

    plida en un vestido de fiesta y una peluca empolvada que se parece a

    Mara Antonieta.

    Colette pronto se obsesiona, sus amigos no le creen, as que busca

    la ayuda de un encantador chico francs. Juntos, descubren que las

    vctimas de los asesinatos son todos descendientes de las personas que

    causaron la decapitacin de Mara Antonieta. El fantasma de la reina ha

    sido despertado, y ahora est infligiendo su venganza sanguinaria.

    Y Colette puede ser uno de los descendientes lo que significa que no podra salir de este viaje con vida.

    De la aclamada autora Katie Alender trae suspenso en esta historia

    de traicin, encanto, misterio, historia y una reina asesina.

  • 6

    I Traducido por Diss Herzig

    Corregido por Melii

    En su apartamento por encima de las calles de Pars, Gabrielle Roux se par frente

    al espejo del bao, todava con su vestido prpura atrevidamente corto y tacones de

    plataforma altsimos. La luz repercuta en su pelo dorado mientras lo cepillaba, y volvi a

    pensar en la brillante fiesta de la que acababa de llegar.

    Hubo por lo menos veinte chicas all, y Gabrielle tuvo la certeza de que ella haba

    sido la ms hermosa y admirada por todos. Seis chicos, al menos uno de los cuales tena

    novia, rogaron por su nmero de telfono.

    Por supuesto, no contestara los mensajes de ninguno. Sin ms no eran lo suficiente

    buenos para alguien como ella. Despus de todo, con slo diecinueve aos, ya era una

    modelo casi famosa. No necesitaba recurrir a robarle el novio, ni tan lindo ni rico, a una

    chica fea. Una vez que su portada de la edicin italiana de Vogue saliera, naturalmente

    comenzara a salir con gente que era ms digna de su tiempo y atencin.

    Gabrielle humedeci una toallita y retir el maquillaje con suavidad, acariciando

    sus altos pmulos. Al llegar al gabinete por su crema para los ojos (pues nunca era demasiado pronto para proteger su piel de porcelana), frunci el ceo al ver su brazo.

    Haba una mancha oscura justo por encima de la mueca. Se frot el antebrazo con jabn

    hasta que la piel alrededor de la mancha era de color rosa. Cuando aquello no funcion,

    us alcohol. Pero aun as la mancha oscura permaneci intacta.

    Con un refunfuo, Gabrielle sali del bao y se congel.

    Todas las luces estaban encendidas.

    Pero ella no haba encendido ninguna; sin duda no la luz de la cocina.

    Mam? Pap? grit con irritacin. Se supona que sus padres haban salido de la ciudad. Sera su naturalidad si regresaran a casa antes de lo esperado, y

    arruinaran su fin de semana.

    Pero volveran, en realidad, a las dos de la maana?

    No hubo respuesta.

    Bien. Enderez los hombros, lanz su brillante cabello por su hombro, y se dirigi

    a la sala de estar. Gabrielle no le tema a nada.

  • 7

    Sin embargo, al llegar a la entrada arqueada de la lujosa sala de estar, la piel de su

    nuca empez a sentir un hormigueo

    Y supo que no estaba sola.

    Con mucha lentitud, se dio la vuelta, esperando ver a un acosador (de preferencia

    un hombre enamorado, joven y guapo que haba entrado a su casa as podra proclamar

    su amor eterno).

    Pero no era un loco admirador.

    Una mujer yaca de pie frente a ella, con un vestido largo de color rosa plido con un cuello de encaje muy abierto. Tena el pelo blanco y apilado en rizos voluminosos, que

    se extenda casi un metro por encima de su cabeza.

    Gabrielle se qued mirando. Claramente, su apartamento haba sido invadido por

    una especie de loca o era una de sus molestas amigas en un traje, jugndole una broma?

    Los fros ojos de la mujer parecan brillar desde adentro.

    Y Gabrielle se dio cuenta de que algo andaba muy mal.

    Quest-ce que vous voulez?! susurr Gabrielle. Qu quieres?.

    El silencio de la mujer succion el calor de la sangre de Gabrielle. Por fin, habl en

    un diminuto siseo. La nia de la familia Roux.

    Gabrielle abri la boca para prometerle algo a la intrusa: todo el dinero que tena,

    la joyera de su madre, las llaves del auto de su padre.

    Antes de que pudiera hablar, un agudo CRACK llen el apartamento. El espejo en la pared detrs de la mujer se rompi en fragmentos irregulares.

    Los ojos de Gabrielle se abrieron cuando la pieza ms grande vol por la

    habitacin en su direccin.

    Y luego su cabeza cay de su cuerpo.

  • 8

    1 Traducido por Nora Maddox

    Corregido por Dafne2

    Pensaras que sera imposible perder una gran maleta dentro de un

    apartamento que era, en s, aproximadamente del tamao de una gran

    maleta.

    Te equivocaras.

    Haba buscado en mi habitacin, en la habitacin de mam, y en el

    cuarto de mi hermano pequeo, Charlie, (donde tuve que entrar a

    hurtadillas, pues las cosas an seguan bastante tensas despus del

    incidente del panquecillo de arndanos de la maana), y haba

    excavado en las cajas sin embalar en la sala de estar, sin tener suerte.

    Mam! grit. Acaso pap tom todas las maletas?

    Mi madre se hallaba en su dormitorio, tratando de guardar toda su

    ropa en su nuevo closet, que tena apenas un metro de ancho. No respondi. Tenemos la grande azul y la ms pequea de color marrn.

    He buscado en todos lados. Me apoy en el marco de su puerta. No puedo encontrarlas.

    Mam suspir. Tena crculos oscuros bajo los ojos, y todava deba

    trabajar en el turno de cierre en Macys esa noche.

    No importa le dije. Llamar a pap.

    Yo s dnde estn.

    La voz vena de detrs de m. Volte para ver a Charlie de pie al final

    del pasillo, sonriendo.

    Dnde? pregunt.

    Por qu debera decrtelo?

    Porque le respond, si no tengo una maleta, no podr ir a Pars maana, y entonces me tendras que aguantar toda las vacaciones de

    primavera, en vez de tener tranquilidad sin tu hermana por nueve das.

    Buen punto replic. Estn en el garaje.

    Entrecerr los ojos, intentado averiguar si bromeaba conmigo.

  • 9

    En el armario de almacenamiento agreg. En la esquina posterior.

    Mi corazn se agit.

    Que te diviertas dijo, dirigindose a su dormitorio.

    Espera! Me interpuse en su camino. Alguna vez te he dicho lo buen hermano que eres?

    Buen intento. Se movi a m alrededor. Ten cuidado con las araas.

    Charlie! me quej. Por favor, hazlo. Yo lo hara por ti.

    Se enderez con su metro setenta, unos centmetros ms alto que yo,

    pese a que yo tena diecisis aos y l tena catorce aos. De repente, se

    vea como un hombre, y no slo un muchacho tonto. Y cuando habl, su

    voz son hastiada, como si fuera el hermano mayor. No lo haras, Colette.

    Bueno, est bien, no; es posible que no lo hara. Pero admitirlo no

    ayudara. Lamento haberme comido tu panquecillo, de acuerdo? Te comprar ms en cuanto vuelva de Francia. Por favor

    Charlie se encogi de hombros, pasndome para ir a su habitacin.

    No es mi problema que le tengas miedo a la oscuridad.

    No le tengo miedo a la oscuridad! le grit a la puerta cerrada. Entonces me qued en silencio en el pasillo durante un minuto, formulando

    un nuevo plan. Oye, mam?

    Olvdalo, Colette replic. Vas a estar bien. No es tan oscuro ah abajo.

    La ira estall en mi interior como una explosin. NO le tengo miedo a la oscuridad!

    En serio. No le tengo miedo a la oscuridad. Le temo a un montn de

    lugares que resultan ser oscuros. Lo que me da miedo lo que detesto es sentirme encerrada. Ascensores, stanos sin ventanas, espacios pblicos

    de aglomeracin...

    Y armarios de almacenamiento.

    Cinco minutos ms tarde, me par frente al garaje subterrneo,

    mirando el conjunto de puertas.

    El techo era bajo y pareca hundirse; de hecho, todo el garaje se

    senta como si estuviera presionndose sobre m. El sonido del goteo de

    agua cayendo en pequeos charcos se hizo eco en los confines de la

    estructura, y los autos aparcados lucan como monstruos durmientes

    protegiendo la oscuridad.

  • 10

    Un silbato del tren son en las vas que se encontraban cerca de

    cien metros de nuestro edificio. El sonido, bajo y lastimero, le dio una

    soledad escalofriante a mi entorno.

    La llave estaba clida y resbaladiza en mi hmeda mano.

    Se racional, Colette dije en voz alta.

    Eres una estudiante de preparatoria. Estars por nueve das en Pars,

    sin tus padres. Puedes manejar un absurdo armario.

    Sabes cmo, en los cuentos de hadas, el prncipe corta el camino a

    travs de las espinosas vides mortales, pasando montones de esqueletos,

    para llegar al dragn?

    Me sent como uno de los esqueletos.

    La tercera puerta de la izquierda tena 203 escrito en l con lo que

    pareca esmalte de uas negro. Una capa arenosa de xido en el pomo

    de la puerta, convirti mi mano en un color rojizo, y la puerta chill en

    protesta cuando la abr y ech un vistazo.

    El rea de almacenamiento era de un metro de ancho, y dos metros

    y medio de profundidad, con paredes de bloques de cemento inmundos.

    Los lados tenan cajas apiladas y tubos de plstico, dejando un estrecho

    camino hasta llegar a la parte de atrs. Mir fijamente las maletas, las

    cuales se encontraban muy lejos en la parte baja de una pila al final.

    Bueno, no.

    Slo tendra que empacar todo lo que pudiera en mi bolso de mano,

    y excluir algunos artculos extraos. Como, ya sabes, los zapatos.

    Consider rogarle a mam que bajara, pero sera bastante intil.

    Comprenda mi claustrofobia hasta el punto en que decidi que trabajaba

    por nada.

    Pap la sacara por m. Sent una pequea punzada de culpa al

    pensar en mi padre. Todava no le daba la noticia a mam de que

    planeaba pasar el verano en Nueva York con l... y quiz quedarme all

    durante mi ltimo ao de secundaria, tambin.

    Y entonces o un ruido detrs de m.

    Scritch, scritch, scritch...

    Me di la vuelta y busqu la fuente; por primera vez en mi vida

    deseaba mucho ver un roedor de cualquier tipo. Pero no hubo nada, y de

    inmediato imagin que alguien me haba seguido hasta aqu y se esconda

    entre los coches aparcados, mirndome... esperando atacar.

    Apenas poda respirar.

  • 11

    Scritch, scritch, scritch.

    Hola? dije en voz alta. Quin anda ah?

    Y entonces o una respiracin. Suave pero inconfundible, haciendo

    eco ligeramente por el garaje.

    Slo el miedo de ser asesinada pudo haberme obligado a que

    hiciera lo que hice despus: me met al armario y cerr la puerta detrs de

    m. Luego me qued de pie en la oscuridad, aferrndome al pomo de la

    puerta y preguntndome si haba una manera de bloquear la puerta

    desde el interior. Si no, acababa de empeorarme las cosas.

    Una oleada de nuseas me golpe, y me dobl en dos. Destellos de

    luz parecieron estallar en mi visin perifrica, un sntoma conocido de lo

    que senta en ese momento: pnico puro.

    Afuera, los pasos se acercaban. Alguien jal de la puerta desde el

    otro lado.

    Me ech para atrs con fuerza.

    Colette?

    Hice una pausa. Era una trampa?

    Charlie? le contest.

    Qu ests haciendo? pregunt.

    Dej que abriera la puerta, y entonces hui con rapidez de la

    oscuridad, estrellndome contra l. Me encontraba al borde de las

    lgrimas, hacindome difcil respirar.

    Ten cuidado le dije. Hay alguien aqu abajo.

    Es una broma? resopl.

    Fue ah cuando me di cuenta de que no era ningn psicpata libre,

    sino que haba sido mi hermano todo el tiempo. Yac quieta a sus brazos.

    Por Dios, fue slo una broma dijo, sostenindome. Descubr por el sonido de su voz que se senta culpable. Bueno, bien. Debera sentirse

    culpable. Vine a ayudarte.

    Ahora que el miedo haba pasado, me sent humillada. Un poco de ayuda murmur.

    Hazte a un lado dijo, colocndose en la estrecha abertura. Cuando lleg a la parte de atrs, comenz a sacar cosas de encima del

    equipaje.

    Ten dijo, y me entreg una vieja caja de cartn. Me temo que se romper.

  • 12

    La agarr, y observ como encontraba la maleta grande azul y lo

    sacaba del armario, arrastrndola.

    Volvi a cerrar la puerta. Vas a quedarte ah toda la tarde? Vete.

    Me fui. Has sido muy amable al venir.

    Se encogi de hombros.

    Te lo compensar pronto dije, sonrindole. T me rascas la espalda, yo rasco la tuya.

    Su boca se torci con disgusto. No lo comprendes, verdad?

    Qu cosa?

    El traqueteo de las ruedas de la maleta se qued en silencio cuando

    Charlie se detuvo, y me mir. No haces cosas amables por la gente para obtener algo a cambio. Haces cosas amables de buena persona.

    S le dije. Y t eres amable, as que la gente ser amable contigo. As es como funciona el mundo, hermano.

    T mundo, quiz. Rod sus ojos y comenz a moverse de nuevo. Conociendo a tus amigos, supongo que no me sorprende.

    Me enfad ante la mencin de mis mejores amigos, Hannah Norstedt

    y Pilar Sanchez.

    Por lo menos mis amigos tienen vidas que no giran en torno a video juegos le espet.

    Oh, cierto. Las vidas de Hannah y Pilar slo giran en torno a sus autos y sus tarjetas de crdito sin fondo.

    Podra haber dicho a sus amigos estpidos podran reunir todo el

    dinero posible y, tal vez, podran comprar el ornamento del cap del

    Mercedes de Hannah.

    Pero no lo hice, en parte porque vino a ayudarme, y en parte

    porque, ahora que ramos pobres, las bromas de pobreza no parecan tan

    graciosas. Adems, mi insistencia en permanecer en la escuela privada

    para nias de la Academia de Santa Margarita, fue posible slo porque

    Charlie se haba ofrecido a abandonar su escuela privada y asistir a la

    escuela pblica (que es donde se enamor de las personas de la Guerra

    de Brujera1, o como se llamara).

    Lo segu por las escaleras. As que dices que has venido hasta aqu debido a la bondad de tu corazn? En realidad, es un poco

    1War of Witchcraft: Esta es una historia de la brujera y de la guerra.

  • 13

    Charlie me observ por encima del hombro. No por ti. Por mam. Comenz a sentirse culpable.

    Oh.

    No es que tuviramos la mejor relacin entre hermanos, pero me

    gustaba ms cuando pensaba que Charlie haba venido a ayudarme por

    m, no por nuestra madre.

    Recuerda enviar una postal a mam en cuanto aterrices dijo.

    Lo har.

    En serio. No creo que entiendas la importancia de este viaje.

    Me volte hacia l, sorprendida. Este viaje es la cosa ms importante del mundo. Cmo no voy a entender?

    No not, por un segundo, la manera en que estuve el ao pasado

    pensando y sin hablando de otra cosa? Cmo me cambi a francs

    despus de tomar cuatro aos de espaol, comenzando desde el principio

    con un extrao idioma extranjero, slo para licenciarme para ir?

    Quiero decir para ella dijo. No todo gira a tu alrededor. Es su manera de tratar de compensarte por todo lo que ha pasado.

    Eso es absurdo. Como si culpara a mam de que pap tuviera una crisis de mediana edad y la abandonara. Como si la culpara que

    nosotros tuviramos que dejar nuestra antigua casa y mudarnos a un

    pequeo y enigmtico apartamento. Nada de eso era su culpa... tal como

    mi deseo de ir a vivir con mi padre no era mi culpa, cierto? En primer

    lugar, dada la opcin, quin en su sano juicio elegira Toledo, Ohio, sobre

    Manhattan? En segundo lugar, en realidad le hara un favor a mam y a

    Charlie: tendran ms espacio si slo hubieran dos personas viviendo en el

    apartamento.

    Es la verdad. En la cima de las escaleras, Charlie dej caer la bolsa con un golpe. Hace lo imposible para que te diviertas.

    Bueno, ya somos dos. Abr la puerta del apartamento. Tambin hago lo imposible.

    Arrastr la maleta todo el camino hacia mi cuarto. Cuando se iba,

    baj la mirada. Todava ests sosteniendo esa caja.

    Lo haca. Y era una sucia y vieja caja, tambin. El cartn se haba

    vuelto aceitoso y suave con el tiempo.

    Djala en tu habitacin, y la devolveremos cuando pongamos la maleta de regreso dijo.

    Vale le dije. Y, Charlie

  • 14

    Iba a decir gracias.

    Pero ya haba cerrado la puerta de su dormitorio.

    No es por presumir ni nada, pero soy una ninja cuando se trata de

    elegir qu vestir y empacar. Por lo que en unos veinte minutos ms tarde,

    haba terminado. Llev la maleta a un lado de mi habitacin y empec a

    preparar mi equipaje de mano. En primer lugar, me encontr con la copia

    impresa de nuestro itinerario de viaje y la le por billonsima vez.

    Da 1 Tarde: Llegar al Aeropuerto Internacional Charles de Gaulle.

    Registrarse en el Hotel Odette.

    8:00 p.m.: Cena en Caf Odette

    Da 2 9:00 a.m.: Da de excusin en Chteau de Versalles.

    Da 3 9:00 a.m.: Le Louvre.

    Tarde: Tiempo libre.

    Da 4 9:00 a.m.: Basilique de Saint-Denis.

    1:00 p.m.: Notre Dame.

    Da 5 10:00 a.m.: La Conciergerie.

    1:00 p.m.: Champs-lyses.

    Da 6 9:00 a.m.: The Catacombs.

    1:00 p.m.: Muse Rodin.

    Da 7 9:00 a.m.: Muse d'Orsay.

    1:00 p.m.: La Torre Eiffel.

    Da 8 9:00 a.m.: Sacr Coeur.

    Tarde: Tiempo libre.

    Da 9 4:00 p.m.: Partida hacia al Aeropuerto Charles de Gaulle.

  • 15

    Sent una rfaga de emocin mientras doblaba la hoja y la esconda

    en mi equipaje de mano. El vuelo era a la maana siguiente, y no poda

    esperar.

    La vieja caja de cartn yaca en mi escritorio y cuando me acerqu

    por la batera de mi cmara, alcanc a ver la escritura en un lado:

    COLETTE PARA LUCILLE LEO

    Colette era la abuela de mi padre; me haban nombrado as por

    ella. Lucille era la madre de mi padre. Y Leo era mi pap. Por lo que esta

    caja haba sido dada a mi abuela por su madre, pese a que pareca que

    la abuela nunca lo haba abierto. Y luego, cuando muri hace cinco aos,

    consigui pasrsela a pap, que nunca encontr el momento para abrirla,

    tampoco.

    Me pregunt si debera llamar a mi padre, y obtener su permiso para

    rebuscar en la caja, pero entonces supuse que no le importara si le

    echaba un vistazo en busca de algo interesante.

    La decepcin me invadi con rapidez. Al parecer, la bisabuela

    Colette haba sido medio grandiosa, haba salvado un montn de

    recuerdos: volantes de discotecas, servilletas de restaurantes, y montones

    de boletos de obras en Broadway. Pero eran tipo de cosas de "tenas que

    estar all". Casi me di por vencida, pero me encontraba muy cerca del final

    como para rendirme. Levant una pila de folletos de viaje y los dej a un

    lado.

    Lo ltimo que quedaba era una caja plana de joyera.

    El exterior, una vez de seda de un lujoso color rojo oscuro, ahora

    tena un aspecto desgastado e irregular, dejando una rojiza pelusa fina en

    la punta de mis dedos. Con lentitud abr la tapa, luchando contra la rigidez

    de las viejas bisagras.

    El interior estaba forrado con terciopelo negro, todava grueso y

    suave despus de quin sabe cuntos aos.

    Sobre el terciopelo resida un medalln de plata, que brillaba con

    una pequea vid intrincada alrededor de su borde. En la cima del

    medalln haba un simple agujero donde un lazo negro lo atravesaba, y en

    el centro se hallaba una llave grabada, del tipo pasado de moda, con los

    dientes cuadrados grandes. La parte circular de la llave tena un corte en

    forma de una flor, con seis ptalos puntiagudos.

    Levant con delicadeza el medalln y mir la escritura, que se

    encontraba en el otro lado. Lo sostuve cerca de la luz, pero todo lo que

    pude entender era una palabra:

  • 16

    Iselin.

    Mi apellido.

    He pasado bastante tiempo pasendome por las tiendas de

    antigedades y de poca para saber que haba encontrado algo nico:

    el tipo de cosas que mantienen encerradas en una vitrina de cristal por el

    registro, y no slo puestos con los viejos cinturones y bisutera.

    Esto, obviamente, haba pertenecido a alguien muy importante, o

    por lo menos muy rico.

    Descansaba en el centro de mi palma, del tamao de una moneda

    de cincuenta centavos, pesado y fro.

    Saba que la familia de mi padre provena de Francia. Gran cosa;

    todos vienen de alguna parte. Pero tal vez el que sea de una importante

    familia francesa me conseguira suficientes puntos de frescura para

    compensar el hecho de que, de repente, haba cado en una vida de

    desdichada pobreza.

    Tuve una visin de m misma visitando un museo de Pars, y un

    antiguo comisario detectando el medalln colgando en mi cuello. Se

    emocionara y luego me dira que mi familia haba sido noble y

    prominente. Y el resto de las chicas en el viaje se acercaran, y pese a que

    seran demasiado geniales para actuar impresionadas, en el interior, todas

    lo estaran en secreto.

    Incluso Hannah.

    Apenas la semana pasada haba encontrado el perfecto vestido

    blanco de primavera en Salvation Army2. Planeaba usarlo con mi saco

    negro y un par de muy buenas botas de vaquero que haba conseguido

    en una venta de garaje. Lo nico que el atuendo necesitaba era una

    pequea pieza para combinarlo todo.

    Y en ese momento, sostena esa pieza en mi mano.

    2Salvation Army: Organizacin que ha estado apoyando a los necesitados en su nombre y sin discriminacin por 130 aos en los Estados Unidos.

  • 17

    2 Traducido por Drys

    Corregido por Sofa Belikov

    Ests segura de que llevas todo? Mam sostena mi brazo con tanta fuerza que me dej los dedos entumecidos. Las tarjetas telefnicas? La tarjeta de crdito de emergencia? Pasaporte?

    Con cuidado, afloj su agarre. Lo revis tres veces antes de que nos furamos.

    La zona de descarga bulla de viajeros. La cabeza de mam se

    mova de atrs hacia delante mientras observaba moverse a la multitud.

    Aprovech la distraccin para alejar su mano por completo. Vamos, mam. Has tenido diecisis aos para prepararme para el da en

    que tuvieras que dejarme caminar sola quince metros por el aeropuerto sin

    vigilancia.

    Qu pasar si no puedes encontrar a tu profesora?

    Est justo ah. La seal a travs de la ventana. Ves? Rodeada de esas chicas cuyas madres las dejaron entrar.

    La frente de mam se arrug. Lo siento, cario.

    No lo sientas le dije. Slo sultame, mujer.

    Intent contarle de que pasara mis vacaciones de verano con pap

    la noche pasada, pero el momento indicado no lleg. As que pas todo el

    camino al aeropuerto con las palabras en la punta de la lengua,

    intentado evitar comportarme como un beb, y dejarlas salir.

    Y aqu se encontraba mi oportunidad. Abr la boca para hablar.

    Mam me interrumpi, sus ojos marrones brillando. Oh, Colette. Estoy tan emocionada por ti. Una semana en Pars Slo piensa en la gran cantidad de cosas que vivirs.

    Casi le contest algo sarcstico sobre lo tonta que actuaba, pero

    me tragu las palabras de nuevo. En lugar de ello, la envolv con mis brazos

    y bes un lado de su cabeza. Para mi horror, las lgrimas picaban en la

    parte trasera de mis ojos.

    Te amo mucho me dijo.

  • 18

    Tambin te amo Ahora ve, antes de que recibas una multa por el estacionamiento! le di un suave empujn en direccin al auto y me di la vuelta antes de que se marchara.

    Tragando el nudo en mi garganta mientras pasaba a travs de las

    puertas automticas, pens en el entusiasmo de mam, teniendo la

    certeza de que este viaje iba a superar mis expectativas.

    Cursi o no, estaba segura de que era verdad.

    Justo entonces tuve el presentimiento en la base de mi estmago, o sobre mi corazn o sobre algo de que ir a Pars iba a cambiar el modo en que vea el mundo

    Que incluso podra cambiar mi vida. Para siempre.

    Me registr con Madame Mitchell, nuestra profesora de francs y

    acompaante del viaje, y despus busqu a mis amigas.

    Hannah y Pilar pasaron a primera clase dijo Madame Mitchell al verme escanear el grupo. Pasaron por la lnea de seguridad de prioridad, y estn esperando en Starbucks.

    Asent, tratando de ocultar mi decepcin. No me sorprenda.

    Hannah y Pilar nunca se preocupaban por su situacin econmica, y no

    poda esperar que lo hicieran por m. Simplemente era algo fastidioso, pues

    tendra que estar sentada al fondo del avin con un grupo de personas a

    las que no conoca muy bien.

    Una vez que pasamos por la seguridad, todos nos dirigimos hacia

    Starbucks. Hannah y Pilar se encontraban en una pequea mesa, absortas

    en sus telfonos. En cuanto a fsico se trataba, mis amigas no podan ser

    ms diferentes. Hannah era alta y delgada (del tipo de delgada que

    pregunta: Est seguro de que no hay un tamao doble cero en la tienda?), con el pelo rubio claro y liso, una nariz perfectamente

    respingada, y verdes ojos de ensueo. Pilar era baja, tena el pelo rizado y

    negro, y grandes y ansiosos ojos marrones.

    Ambas vivan en casas lo suficientemente grandes para hacer que

    mi apartamento luciera como una de sus habitaciones. En sus

    decimosextos cumpleaos, a ambas le regalaron coches alemanes. Las

    dos tenan armarios tan grandes para mantener la mercanca de una

  • 19

    tienda de ropa (excepto que nunca compraran algn sitio para personas

    normales).

    El padre de Hannah era el director financiero de una empresa

    gigantesca que venda maz a grandes tanques. Haba fotos en la pared

    de su saln de l con presidentes y senadores. Siempre "conoca a alguien

    que conoca a alguien", por lo que Hannah nunca escuch la

    palabra no en su vida.

    La madre de Pilar era Mariana Sanchez, una famosa estrella del pop

    que haba tenido un montn de canciones nmero uno cuando mis

    padres estuvieron en la escuela secundaria, y que despus se march a

    Ohio con una gran cantidad de Grammys y tropecientos millones de

    dlares. Pilar, a quien me gustaba llamar "Peely ", para fastidio de Hannah,

    hered el talento musical de su madre. Poda tocar cualquier instrumento,

    y tena un gran odo musical. Lo nico que le faltaba era el cuerpo

    delgado de una estrella de pop, algo que la seora Snchez nunca la dej

    olvidar.

    En cuanto a lo social, eran la crme de la crme de la Academia de

    Santa Margarita. Yo? Haba sido una don nadie hasta el final de segundo

    ao, pero al inicio de tercer ao de secundaria, de alguna forma logr

    convertirme en amiga de Pilar. Despus de eso, en los siguientes meses,

    Hannah me haba aceptado. Para las vacaciones de Navidad, era una

    ms de su grupo. Ahora todo el mundo en el instituto pensaba en nosotras

    como el tro inseparable

    Excepto yo. Haba algo a cerca de Hannah que te haca sentir

    como si tuvieras un contrato que pudiera cancelar en cualquier momento.

    Pero pese a esa incertidumbre, los beneficios de ser su amiga le ganaban

    a lo negativo.

    Racionalmente, saba que era un buen partido para ellas. Ms

    inteligente que Pilar, pero no tanto como Hannah. Ms delgada que Peely,

    pero no tanto como Hannah (nadie era tan delgada como Hannah). Mi

    ondulado cabello rubio rojizo caa sobre mis hombros y mis ojos azules se

    encontraban enmarcados por cortas y ordinarias pestaas. Mi cara tena

    forma de corazn, con un puado de plidas pecas esparcidas a travs

    de mi nariz y mis mejillas. La gente acostumbraba a catalogarme como

    linda que hermosa. En resumen, era lo suficientemente bonita como para estar con Hannah pero no lo suficiente bonita para eclipsarla.

    Damas, vamos a permanecer juntas como un grupo, empezando ahora dijo Madame Mitchell. En la escuela siempre llevaba un moo, pero ese da, su cabello marrn grisceo se sala del moo, y sus gafas de

    lectura se deslizaban por su nariz. Luca como si hubiese estado siguiendo a

  • 20

    un grupo de adolescentes durante una semana. Todo el mundo encuentre un compaero.

    ramos nueve chicas, y, obviamente, Hannah y Pilar iban juntas. Mir

    a m alrededor y mis ojos se clavaron en los de Audrey Corbett; gem en mi

    interior.

    Audrey era agradable, pero si tena que ser su compaera, Hannah

    nunca volvera a hablarme. Audrey no se preocupaba mucho de su

    vestuario, por lo que era algo que molestaba mucho a alguien tan

    elegante como Hannah. La chica iba a viajar a Pars, Francia, por Dios, y

    llevaba un par de pantalones de chndal gris y una sudadera de la

    Universidad de Ohio. Su piel marrn oscura no necesitaba corrector, pero

    la hubiera matada haberse puesto un poco de brillo labial? Su pelo se

    divida en dos coletas de estilo africano, lo que pudo haber sido lindo si lo

    hubiera hecho para parecer irnica siendo consiente o si tuviera siete aos. Pero no, slo lo hizo porque era el mtodo ms rpido para

    recogerse el pelo. Llevaba unas gafas de plstico de estilo granjero, y, lo

    ms espantoso, unas zapatillas de tamao descomunal.

    Pero si nos tenamos que quedar atrapadas la una con la otra,

    entonces que as sea. Estuvimos juntas en el equipo de Juegos

    Acadmicos el primer ao, as que saba que la personalidad de Audrey

    era mejor que su sentido de la moda.

    Oye, Aud, quieres ser mi compaera? Brynn Peterson, que llevaba el pelo recogido en dos trenzas marrones, se acerc sigilosamente

    a su lado.

    Algo cruz por los ojos de Audrey cuando se encontraron con los

    mos Era eso orgullo? Desafo?

    Lo que sea. Dej que ella y Brynn fueran por Pars pareciendo de

    segundo grado.

    Me volv para buscar a alguien mejor.

    No hubo suerte.

    Audrey y Brynn anot Madame Mitchell en su libreta y me mir. Supongo que somos compaeras, Colette.

    Oh, Dios dije. Y luego me di cuenta cmo debi haberse escuchado, y abr mi boca para retractarme.

    No te molestes. Su voz era plana mientras cerraba su pluma de golpe y la pona en su bolsillo. Lo llevas escrito en toda la cara.

    Camino a las puertas de embarque, Pilar y Hannah se acercaron y

    me rodearon.

  • 21

    Ten. Pilar me dio una taza. Te traje un caf con leche.

    Es una trampa dijo Hannah. Est tratando de llenarte de cafena para que no te duermas en el avin.

    Es la mejor manera de superar el jet lag! protest Pilar. Permanecer despiertas durante el vuelo es la nica manera de sentirnos

    humanas cuando aterricemos.

    Le ech un vistazo a Hannah, quien sacudi la cabeza; sus verdes

    ojos abiertos de par en par con alarma.

    Gracias le dije, tomando el caf.

    Oh, puedo asegurar no te lo bebers. Pilar agarr el vaso de nuevo y lo dej caer en el bote de basura ms cercano.

    Me re, pero por dentro me senta un poco horrorizada del hecho de

    que acabase de tirar un perfecto caf de seis dlares.

    Enganch su brazo al mo. No ests emocionada? En serio es tu primera vez fuera de Estados Unidos?

    S, lo esle respond.

    Cmo es posible? pregunt Hannah. Pens que tu familia fue a Italia durante las vacaciones de invierno.

    Al final fracas le dije.

    Lo que no dije fue que nuestro viaje a Italia fracas justo el da en

    que el matrimonio de mis padres fracas.

    Nunca en toda mi vida tuve que pensar en el dinero, pero tras el

    divorcio de mis padres, de repente fue algo muy importante. Cuando

    pap se fue y mam se vio obligada a conseguir un trabajo en el centro

    comercial, acababa de empezar a pasar mi tiempo con Hannah y Peely, y

    en ese momento me senta demasiado avergonzada para decir algo al

    respecto. Luego, cuando tuvimos que vender la casa y mudarnos a

    nuestro apartamento del tamao de una caja de zapatos, an no les

    haba mencionado nada al respecto a mis amigas. La parte ms dura

    era que haba pasado tanto tiempo que sera raro decir algo ahora.

    Mam pas todo el ao ahorrando y trabajando turnos extras solo para

    enviarme a Pars, y tuve que fingir que no era la gran cosa.

    Ningn viaje a Italia y ningn auto dijo Hannah. Creo que tus padres intentan torturarte.

    Podemos dejar de hablar de mis padres? Quiero pensar en Pars. Nos encontrbamos, literalmente, a minutos de embarcar. Mi estmago se estremeci por la anticipacin.

  • 22

    Exacto dijo Hannah. De todos modos, quin quiere viajar con su familia? Tendremos mucho ms diversin nosotras solas.

    Sonri con esa sonrisa de mil voltios que te haca sentir como si

    estuvieras siendo baada por el calor. Hannah era la combinacin ms

    increble de hermosura, ingenio y amabilidad o sea, cuando ser amable trabajaba a su favor. Fue lo que la hizo tan popular y envidiada.

    Y llegu a ser su amiga. A veces el pensamiento me dejaba

    alucinada.

    Nos detuvimos en las puertas de embarque con nerviosismo, y Pilar

    empez a citar todas las cualidades de los hombres franceses que estaba

    segura que nos encontraramos: artstico, sensible, amable, y, lo ms

    importante, increblemente hermoso con un hermoso acento.

    Los haces sonar como vampiros le dije. De verdad crees que tendremos la oportunidad de conocer a chicos?

    Tienes que crearte tus propias oportunidades dijo Hannah.

    En realidad dijo Peely, Madame Mitchell dijo que tendremos un nuevo gua de turismo este ao desde que el antiguo se jubil, y est en

    la universidad, y se supone que es bastante lindo.

    Hannah la mir, incrdula. Confas en el gusto de la profesora para los hombres? Tiene como cuarenta aos.

    El hecho de que sea vieja no significa que no pueda distinguir entre lindo y no lindo resopl Pilar. Mira. Estar abordo.

    En ese caso, me lo pido dijo Hannah. Hannah siempre se los peda.

    Se pueden quedar con los hombres, no voy a Pars para conocer a nadie le dije. Voy por el francs.

    Entonces todos los hombres se sentirn atrados por ti, dada tu actitud distante y cautivadora. Pilar levant su barbilla y lanz sus rizos sobre su hombro.

    Hannah la mir ligeramente molesta por la sugerencia de que

    alguien ms, adems de ella, pudiera cautivar a un hombre. Ser mejor que nos vayamos. Acaban de llamar a la primera clase.

    Pilar sonri y se inclin para darme un beso en las mejillas. Buen viaje, Colette! Nos vemos en Pars!

  • 23

    II Traducido por Valentine Rose

    Corregido por Mel Wentworth

    Pierre Beauclerc yaca en el exterior de la cafetera, golpeando sus dedos contra la mesa mientras su padre le daba el discurso sobre el honor familiar, orgullo, y mantener las

    apariencias. Al parecer, tomar prestado un auto policial estacionado y conducirlo por toda la ciudad no formaba parte de la idea de su padre acerca de en qu debera gastar su

    tiempo el heredero de la familia Beauclerc.

    Su corbata pareca estrangularlo, y la afloj con un suspiro. Ya haba sido

    sermoneado esta maana por el juez (quien, despus de aceptar el soborno del Monsieur

    Beauclerc para facilitrselo a su hijo, decidi, por lo menos, obligar aparentar ser duro con

    el jovencito). Por qu esa gente inservible crea que sus palabras tendran alguna

    importancia para alguien como l?

    Tena veinte aos, era alto y de contextura delgada, con un sedoso cabello oscuro.

    Luca como una estrella de cine, y no solo lo saba sino que tomaba ventaja de ello en algunas ocasiones.

    Volvi a prestar atencin cuando su padre dej de hablar. Todo lo que el veterano

    peda a Perrie era unas cuantas disculpas y la promesa de que nunca ocurrira de nuevo.

    Han pasado por esto por una docena de veces, por una docena de diferentes motivos, y a

    pesar que su padre siempre amenaz con quitarle su mesada, nunca haba pasado y nunca pasara. Perrie saba que su padre, en realidad, admiraba su desfachatez, y,

    despus de todo, toda la ley poda ser siempre comprada.

    Ahora le sonrea altaneramente, llamndole pap, y haciendo una broma que

    provoc una sonrisa en el hombre frente a l al recordarle su propia juventud.

    Padre e hijo terminaron su taza de caf con leche, y dejaron unas monedas en la mesa. Con un buen abrazo natural, se separaron. Perrie se detuvo a inspeccionar su reflejo

    en la ventana, complacido con su apariencia excepto por la oscura mancha en la piel su

    mueca; alguna inmunda persona debi haberlo rozado en la corte. Ya lo lavara

    despus.

    Camin a travs de un callejn hacia el estacionamiento donde haba dejado su

    moto, silbando a medida que caminaba, limpiando alguna basurilla que tena su

    pantaln y despus imaginando cuan apuesto pareca hacerlo. Si tan solo hubiese habido

    una chica bonita para verlo.

  • 24

    No haba notado a la mujer que se encontraba de pie hasta que lanz una botella

    vaca en su direccin.

    Oh! exclam, preparndose para gritarle por ser tan descuidada.

    Pero entonces, not dos cosas a la vez: primero, la mujer usaba un gran y

    elaborado vestido, como algo sacado de un libro de historia, y segundo

    que la botella que previamente haba pateado, pas a travs del final del vestido, descendiendo en un lugar detrs de ella con un chasquido.

    Qui tes-vous3?Demand con miedo. En su miedo, grit: Vous avez lair ridicule4!

    Ella no respondi, tan solo se dedic a mirarlo. Haba estado equivocado, por

    supuesto; por si acaso, era lo contrario de ridcula.

    Perrie sinti un escalofri recorrer su columna, y por razones que no pudo entender,

    dese no haberla insultado. Su silencio era aterrador, y aun as Perrie sinti que si ella

    hablase, sera mucho ms aterrador.

    Entonces, al fin, habl.

    Le fils de la famille Beauclerc susurr.

    Confundido, Perrie dijo: Oui? Era el hijo de la familia Beauclerc. Pero, qu tena de extrao que la mujer lo supiera?

    Retrocedi un par de pasos, chequeando sobre su hombro para ver si era un fcil

    lugar para huir. Tena que alejarse de ella. Tuvo suerte. Justo a su izquierda haba una

    vieja escalera de emergencias en caso de incendios, yaciendo en el lado abandonado del

    edificio. Corri hacia l con el propsito de saltar y agarrar un peldao. Pero su pie

    aterriz en la botella que haba pateado, resbalando y cayendo de espalda. Se encontr

    yaciendo en el suelo, observando con impotencia a la mujer del vestido.

    Despus de bajar la mirada a l, se alej.

    Perrie suspir con alivio antes de notar que la escalera de escape encima de l,

    haba sido arrebatada del edificio. Y slo tuvo un momento para darse cuenta qu pasaba

    antes que el viejo pedazo oxidado de metal cayera justo en l y separara su cabeza de su cuerpo.

    3 Quin eres?

    4 Te ves ridcula!

  • 25

    3 Traduccin por Blaire!

    Corregido por ElyCasdel

    Estoy en Paris.

    Solo pensar las palabras me haca sentir como si hubiera estado

    esperando toda mi vida para ser capaz de decirlas. Determinada a

    saborear cada detalle del viaje, tom una larga y profunda respiracin...

    Por desgracia, mientras estbamos de pie en la parada de autobs

    en el aeropuerto, consegu una bocanada de humo de escape francs.

    El vuelo haba sido tan angustiosamente largo como supuse que

    sera. Haba estado atrapada en un asiento entre una chica que tom

    cerca de quince salidas para ir al bao y Madame Mitchell, quien roncaba

    como un tren de carga. No fui capaz de cerrar los ojos por ms que veinte

    minutos a la vez.

    Pero nada de eso importaba. Habamos aterrizado sin problemas,

    me abr paso entre la multitud en la recogida del equipaje, e bamos a

    comenzar nuestro viaje en coche directo al corazn de Pars.

    Ahora dijo Pilar, ahogando un bostezo, dnde estn mis deliciosos hombres franceses?

    Oh, mira, aqu hay uno para ti dijo Hannah. Delicioso.

    El hombre en cuestin era el conductor de nuestra furgoneta, quien

    no era ni alucinante ni retorca el alma. Tena unos novecientos aos,

    arrugado y con una enorme y esponjosa barba. En la cabeza llevaba una

    gorra de lana, y sus pequeos y brillantes ojos nos observaban con una

    fuerte dosis de cautela a medida que nos subamos a la camioneta.

    Todo el mundo est en el vehculo? pregunt.

    Un coro de ses le respondi.

    S, muchas gracias dijo Madame Mitchel en su voz ms clara de profesora de francs, dndonos a todos una mirada asesina.

    Como era un viaje para los estudiantes de las distintas clases de

    francs, escoltados por la profesora de francs, se supona que

    estuviramos sumergidos en el lenguaje. Pero todos nos encontrbamos

  • 26

    demasiado cansados incluso para pensar o hablar en espaol, mucho

    menos en francs.

    Las puertas de la furgoneta se azotaron al cerrarse.

    Ests bien, Colette? pregunt Hannah. Te ves un poco plida.

    Me senta un poco plida. Los efectos combinados de la falta de

    sueo, un sndwich de pavo con la calidad del avin, y estar

    empaquetada en una camioneta llena de gente, provocaba que mi

    cuerpo zumbara con ansiedad.

    Por qu no cambiamos asientos? pregunt Pilar. He visto Paris antes.

    Me hallaba apunto de aceptar cuando Hannah habl: No es como si ella no tuviera nueve das aqu. Nadie puede estar tan

    emocionado por ver un lado de una carretera.

    S, gracias de todas formas le dije a Peely. Pero cambiarnos lugares sera una pesadilla logstica.

    Mientras seguamos conduciendo, pareca que Hannah tena razn,

    por lo que pude ver, la carretera era bastante parecida a una autopista

    en Estados Unidos, completa con pocas vistas impresionantes de edificios

    de aspectos normales, laderas cubiertas de hierba desatendida.

    Pero cuando nos introdujimos dentro de la ciudad, todo el mundo

    cambi. Por un momento, me olvid de sentirme mal, estirando el cuello

    con la esperanza de vislumbrar algunas atracciones francesas.

    A la derecha, el Sena dijo en voz alta Madame Mitchell desde el asiento delantero. Todos miramos por el lado derecho de la furgoneta,

    donde el ro Sena atajaba a travs del centro de la ciudad. Lo haba visto

    un milln de veces en las pelculas, por lo general en una escena donde los

    dos protagonistas toman un paseo romntico nocturno. Pero eso no era

    nada como verlo en persona, la forma en la que la luz se reflejaba en la

    agitada agua, socavada entre paredes de piedra de dos siglos de

    antigedad, y cruzada por magnficos puentes con barandas de piedra

    tallados y adornadas esculturas.

    Y a la izquierda, la Catedral de Notre-Dame.

    A la izquierda se alzaba Notre Dame, la enorme catedral. Sus dos

    torres se extendan a travs de un poco de neblina hacia el cielo nublado.

    La furgoneta se detuvo con brusquedad, envindonos a todos a

    estrellarnos unos con otros.

  • 27

    Trat de mirar por la ventana, pero haba demasiadas cabezas en el

    camino. Las chicas en las filas delante de nosotros se esforzaban por mirar,

    y finalmente Audrey se dio la vuelta.

    Es un control de carretera dijo. Autos policiales.

    Oh, estupendo dijo Hannah. Atascados como sardinas en lata. Qu manera de pasar nuestra primera noche en Paris!

    Nos moveremos de nuevo pronto dijo Madame Mitchell.

    Pero no lo hicimos. Por cerca de media hora, estuvimos estancadas

    en el mismo lugar. El aire dentro de la furgoneta era sofocante. Mi

    respiracin aumentaba con rapidez, y mis dedos se helaron.

    Madame Mitchell se vea un poco verde, tambin. Se inclin hacia

    delante. Perdn, Monsieur le dijo al conductor. Sabe por qu nos detuvimos?

    La palabra asesinato se asent en la furgoneta por un momento,

    hasta que Hannah rompi el silencio.

    Espera... otro asesinato? pregunt. Cundo fue el primero?

    Anoche dijo el anciano. Dice mi esposa que este es igual.

    El tono indiferente en su voz envi un escalofri que me recorri la

    espalda.

    Igual, cmo? En su curiosidad, Madame Mitchell olvid hablar en francs.

    Igual, por la cabeza replic con alegra.

    La furgoneta se silenci.

    Qu pasa con la cabeza? pregunt Hannah finalmente.

    La cabeza. Pas un dedo por su garganta, como un cuchillo cortndola. Ella las corta.

    Mi corazn dej de latir por un segundo.

    Los ojos de Pilar se hicieron tan grandes como pelotas de tenis. Ella? pregunt dbilmente.

    Hannah, que haba acarreado su telfono y buscaba en lnea,

    gracias a los tropecientos dlares del plan de datos que su padre le haba

    pagado. Ella y Peely eran las nicas chicas en nuestro grupo con telfonos

    funcionando.

    Oh, aqu est dijo Hannah y ley en voz alta: Asesino en serie anda suelto en Pars... Gabrielle Roux, modelo emergente... Pierre

  • 28

    Beauclerc, hijo de... algunos-franceses-cuyo-nombre-no-puedo-pronunciar

    Beauclerc.

    Una modelo? pregunt Pilar. Eso es horrible.

    Audrey nos mir, con una ceja levantada. Slo las personas feas merecen ser asesinadas?

    Hannah hizo caso omiso.

    Las alarmadas voces se elevaron como un montn de cachorros

    aullando. Brynn tena una expresin de incrdula preocupacin. Vamos a conseguir... como... que nos asesinen? susurr.

    Madame Mitchell se dio la vuelta. Clmense, damas. Estoy segura que estamos todas muy a salvo. Sin embargo, este es un buen recordatorio

    de lo importante que es permanecer como grupo.

    O te asesinarn aadi Hannah.

    No! replic la profesora. Sinceramente, Sta. Norstedt.

    Hannah me dio una sonrisa maliciosa, y no puede evitar sonrerle en

    respuesta.

    Esa es la cosa sobre Hannah, podra ser bastante divertida.

    Pero eso era la cosa sobre m cuando me encontraba alrededor de

    Hannah. Me rea de sus chistes, incluso cuando una profunda, oscura parte

    de m no pensaba que eran muy divertidos.

    Al final, nos desviamos por un puente y giramos por un camino que

    nos condujo a Saint-Germain-des-Prs, el barrio donde nos quedaramos.

    Se compona de docenas de pequeas avenidas, todas conectadas

    como una telaraa.

    Era todo lo que haba imaginado que Paris sera, elegantes tiendas

    de moda, pequeas cafeteras, floristeras, y puestos abiertos vendiendo

    baguettes. Las estrellas y empedradas carreteras bullan con las personas

    que brincaban a la pequea acera para evadir nuestra furgoneta.

    Nos detuvimos en una pequea parada en la calle lateral, apenas

    un poco ms que un callejn.

    Hotel Odette anunci el conductor con un suspiro de cansancio.

  • 29

    Entiendes la idea de que stas horas fueron las peores de su vida dijo Pilar.

    Apuesto que preferira renunciar que llevarnos de regreso al aeropuerto dije.

    S que estar en la furgoneta es fantstico y todo eso dijo Hannah. Pero, podras moverte?

    Despus de tomar mi maleta, me detuve a echar un vistazo.

    Los edificios eran de piedra o yeso liso y realzaban pequeas tiendas

    bajo los apartamentos con cortinas ondeando en sus ventanas. Nunca

    haba estado en una ciudad real donde podas bajar corriendo las

    escaleras y encontrar tiendas de comestibles o una cafetera. Se senta tan

    conectado, tan vivo, como si el lugar estuviera alimentndose de la

    energa de la gente que viva all.

    Y la gente era mgica.

    Podra haberme sentado en un banco y observarlos por horas, haba

    algo tan perfectamente parisino en ellos. Incluso las viejecitas paseando a

    sus pequeos perros tenan "algo" extra, una bufanda, un par de botas

    color rojo, o una gabardina celeste. Las mujeres se vestan con gran

    cuidado, pero sin el ms leve rastro de escrupulosidad; nunca parecan

    exageradas o como si estuvieran esforzndose demasiado. De inmediato,

    me encontr inspirada y recorr una lista mental de ropa que haba trado,

    planificando las modificaciones que parecan menos como una chica de

    Ohio y ms como una joven seorita de sexto distrito.

    Bonito, verdad? Pilar alz la mirada a los edificios que nos rodeaban. Este es mi vecindario favorito en la ciudad entera.

    Me encanta dije. Era mediado de marzo, y el aire an era vigorizante y fresco, con una fuerte brisa viniendo del ro. Revolva mi

    cabello y rozaba mis mejillas.

    Saba que te encantara dijo, apoyando su cabeza en mi hombro. Siempre pens que eras como una francesa. Tienes ese no s qu.

    Me sent como una francesa. Cerr los ojos e inhal el aroma que se

    mezclaba con las flores de primavera y la dulzura de la tienda de t dos

    tiendas ms abajo. A pesar de que me hallaba en un pas extranjero del

    otro lado del mundo, senta que, de una extraa manera, perteneciera

    aqu... como si hubiera vuelto a casa.

    Entremos, chicas dijo Madame Mitchell. Vamos a instalarnos.

    Pasando por una elaborada puerta de hierro forjado, entremos al

    pequeo hotel. Dentro eran suelos de mrmol y sofisticadas sillas viejas. A la

  • 30

    derecha haba un pequeo restaurante con un cartel que deca CAF

    ODETTE, y a la izquierda la recepcin. Madame Mitchell fue directo all.

    Norstedt, Sanchez, Iselin! grit un minuto despus. Vengan por sus llaves de la habitacin.

    ramos las nicas que se quedaban tres en una habitacin, pero eso

    fue porque el padre de Hannah decidi que solo la suite del pent-house

    era lo suficientemente buena para su pequea princesa. Yo estara

    durmiendo en un sof cama, pero no me importaba. No pagu ningn

    extra, por lo que no tena ninguna razn para esperar una habitacin

    propia.

    El encargado tendi un pequeo sobre marcado con el nmero 501,

    con tres tarjetas magnticas en el interior, y Hannah se lo arrebat.

    -Nos vemos en el caf a las ocho para cenar dijo Madame Mitchell. Peterson y Corbett, vengan a conseguir sus llaves.

    Hannah, Pilar y yo fuimos al elevador, algo que no haba

    considerado. El pent-house se encontraba en la quinta planta. Mi mente se

    apresur por una excusa para tomar las escaleras, pero no poda pensar

    en una.

    Finalmente, la puerta se abri. Mi corazn se hundi ms, era el

    ascensor ms pequeo que haba visto nunca, cerca del tamao de un

    cubculo de bao.

    Vamos dijo Peely. Estaremos aplastadas.

    Dud.

    Colette? dijo Hannah.

    Justo en ese momento, o voces detrs de m. Audrey y Brynn

    rodaban sus maletas, hablando con entusiasmo sobre la ciudad. Di medio

    paso fuera de su camino, y entraron en el ascensor antes de darme cuenta

    que permanec parada all.

    Oh, lo siento dijo Audrey, mirndome. Saldremos y esperaremos.

    Na, olvdalo. Rod mi maleta y la met con la de ellas. Puedes tomar mi maleta, Peely? Ir por las escaleras.

    Claro dijo Pilar.

    Tom un segundo para recuperar el aliento, y luego comenc mi

    larga subida.

    Cuando llegu a lo alto, Pilar asom su cabeza por la puerta y

    salud. Haba dejado mi maleta en el pasillo, cerca del ascensor, as que la

    llev conmigo. Todava jadeando, me dej caer en el sof.

  • 31

    Por eso ests tan delgada, Colette dijo Hannah con aprobacin. Eso, y que no tomas un aperitivo de cualquier cosa.

    Pilar ya haba desenvuelto un pedazo de chocolate de la cesta de

    bienvenida de lujo de la mesa de caf. Cuando Hannah se dio la vuelta,

    arroj en el chocolate al cubo de basura. Vamos a explorar dijo.

    El pent-house era precioso, digno de un presidente o una reina.

    Haba dos dormitorios, cada uno con una cama king-size con montones de

    almohadas mullidas y abundantes cobijas, y su propio cuarto de bao,

    modernizado con relucientes azulejos blancos y accesorios de cromo

    modernos. La sala de estar era enorme, con un bao adicional a un lado y

    un hermoso sof floreado que se converta en una cama plegable, la cual

    usara.

    Era increble. Ana y Pillar, acostumbradas a ser fabulosamente ricas,

    se movan alrededor como las dueas del lugar.

    Mientras que yo, como siempre, me senta como un completo

    fraude.

    El coste del viaje inclua comidas en el men prix-fixe (precio fijo) en

    la cafetera del hotel. Me convena mucho, pues no tena que gastar nada

    en comida. Por lo que para Hannah, quien nunca se ha parado a pensar

    en el precio de nada, mucho menos si era fijo o no, esto era un dicho

    digno por el cual suspirar.

    Nombra a una persona que no querra ahogarse en grasas y carbohidratos? dijo, mirando con desanimo al men. Entonces qu?

    Estoy segura que puedes pedir del men normal dije.

    S, si un camarero incluso se molestara en venir contest. Quise advertirte, Colette. El servicio en Francia es psimo. Y los camareros odian

    a los americanos.

    Nuestro camarero no era sombro, ni pareca odiarnos; aquello dur

    hasta que Hannah empez a darle rdenes. Luego baj la mirada hacia

    nosotras con desdn y tom nuestros pedidos sin el menor indicio de

    sonrisa. Cuando nos dej los platos con una serie de procedimientos poco

    ceremoniosos, mir fijamente la comida.

  • 32

    Haba ordenado unas espinacas y queso quiche. Mam haca

    quiches porque eran bastante simples, un montn de huevos en una

    corteza de pastel.

    Pero, con el debido respeto a la cocina de mi madre, sus quiches no

    eran nada como el que tena delante de m. Este era anaranjado oro, su

    superficie marrn quemada a la perfeccin, salpicada con el verde de la

    espinaca. La corteza era crujiente, pero grasosa. Cort un trozo y le di un

    mordisco.

    Oh dije, mi boca llena de comida. El rico salado sabor a queso golpe mi lengua. Oh, dios mo.

    Est bueno? pregunt Pilar, con sus ojos muy abiertos. Haba dejado que Hannah le metiera presin para ordenar su ensalada.

    Saqu un mordisco en mi tenedor y se lo tend. Cuando se lo meti

    en la boca, con los ojos cerrados, hizo un pequeo zumbido feliz.

    Actas como si nunca hubieras visto comida antes dijo Hannah, escarbando en el pescado a la plancha en su plato.

    No dije. No comida como esta.

    Me observ con aire de superioridad. Solo ten cuidado, no quieres volar a casa con tu vientre sobre la cintura.

    Mi vientre ya se cierne sobre mi cintura dijo Pilar. Puedo tomar otro bocado?

    Puse la mitad de quiche en un plato de pan y se la entregu, y

    comimos casi en silencio, saboreando. Era obvio que Hannah lo

    desaprobaba, pero no dijo otra palabra al respecto.

    Incluso ella no pudo resistirse a la placa de postre hecha con galletas

    y macaroon5, colorida pastelera francesa con un relleno dulce entre dos

    esponjosos discos. Delicioso y adictivo en su totalidad. Luego el camarero

    trajo una bandeja de queso, suave, fundido y cremoso queso que

    prcticamente se deshaca sobre s mismo cuando lo cortabas en

    rebanadas, y comimos todas de eso, tambin.

    En el momento que terminamos de comer todo, Hannah tena la

    misma mirada de llena que Pilar y yo.

    No lo lamento ni en lo ms mnimo dije, regresando hacia las escaleras.

    Yo tampoco dijo Peely. Pero tomar el ascensor.

    5 Macaroon: Los macaroons son dulces densos hechos con almendra y clara de huevo o con una pasta de almendra gruesa.

  • 33

    A quin estoy engaando? dijo Hannah, riendo. No lo lamento, tampoco. Comenzar mi dieta maana.

    Cuando llegamos a la habitacin, Hannah sugiri que, a hurtadillas,

    consiguiramos unos cafs locales. Pero Pilar ya se cambiaba el pijama, y

    yo no poda dejar de bostezar. Por lo que decidimos dar por terminada la

    noche, y unos pocos minutos ms tarde, me acurruqu bajo las sbanas

    del sof-cama.

    A pesar de que no haba dormido en ms de un da, me qued

    despierta por un rato, mirando fijamente el techo. Techo francs, pens.

    No quiero pasar ni un minuto ms de mi viaje recordando que me

    encontraba en Pars, y que la comida que com era comida parisina, y que

    las personas que conoc eran franceses reales, y que anduve en el suelo

    que era el ms mgico y romntico del mundo.

    La nica cosa que no era absolutamente perfecta era un pequeo y

    molesto sentido de inquietud acerca de algo, pero no poda entender qu

    era. As que gir a un lado y cerr los ojos, revolviendo las preocupaciones

    identificadas y arrojndolas de mi mente por los prximos ocho das.

  • 34

    4 Traducido por Moni & Cynthia Delaney

    Corregido por Key

    A quines estamos esperando? pregunt Madame Mitchell.

    Estbamos en el vestbulo del hotel, listas para encaminarnos a la

    estacin Saint-Michel, donde tomaramos un tren hacia nuestro oficial

    primer destino francs: el palacio real de Versalles.

    A Hannah y Pilar dijo Audrey. Qu sorpresa.

    A pesar de la manera en la que Audrey se presentaba ante el

    mundo era fsicamente vergonzosa, tenas que admirar la forma que deca

    lo que pensaba, sin preocuparse a quin molestaba.

    Madame Mitchell se volte hacia m, subiendo sus lentes de lectura

    sobre el puente de la nariz. Alguna idea de a qu hora bajarn?

    Como si tuviera alguna influencia en ellos? Me encog de hombros.

    Me haba tomado quince minutos estar lista: usaba un suter gris,

    una enagua de pana de color crema, un par de medias grises, y botas de

    color caf oscuro a la altura de las rodillas. Basada en lo que haba

    observado ayer en la calle, dej mi cabello simple, recogido en un moo

    bajo, y mi maquillaje al mnimo: sombra de ojos de color marrn plido, un

    poco de rubor, y labios rosa, sin rmel. Mis nicos accesorios eran un par de

    aros plateados y un medalln que haba encontrado en una vieja caja en

    casa. Colgaba de su cinta en mi cuello.

    Haba tratado de convencer a Hannah y Peely de que las mujeres

    francesas se preocupaban menos que la tpica estudiante de preparatoria

    en Ohio, pero insistieron en representar sus usuales y elaborados rituales de

    higiene.

    Versalles ha estado all por casi cuatrocientos aos dijo Hannah, conectando su alisador mientras me daba prisa a cargar mi mochila. Estoy segura de que puede esperar otros cinco minutos.

    Al final, me di por vencida y las dej, as podra desayunar y

    encontrar al resto del grupo a las nueve.

  • 35

    Caminaban juntas por el vestbulo justo faltando un minuto para las

    nueve y cuarto. Hannah haba planchado su cabello meticulosamente y

    usaba una pequea cantidad de maquillaje. Vesta uno de sus indudables

    vestuarios de marca, un mini vestido de color azul oscuro con una falda

    acampanada y con mangas anchas, en conjunto con un par de zapatos

    de tacones de cuatro pulgadas y un bolso marca Marc Jacobs del

    tamao de un auto pequeo.

    Pilar puso gel en su cabello rizado haciendo un montn de rizos

    brillantes y usando unos vaqueros apretados con una voluminosa blusa de

    color rosa brillante tipo poncho. En sus pies usaba un par de zapatos de

    plataforma de tres centmetros.

    Van a ser capaces de caminar con esos zapatos, chicas? pregunt Madame Mitchell, levantando una ceja.

    Eso espero dijo Pilar. Estos son los zapatos con tacones ms pequeos que compr.

    Hannah nos sonri con altanera. Puedo caminar con lo que sea.

    Pero despus de dos cuadras, todas tuvimos que detenernos y

    esperar diez minutos mientras Hannah iba a una zapatera y compraba un

    par de botas de color piel a la altura de la rodilla. Al menos despus de eso

    pudimos caminar a paso normal.

    Esto es ridculo dijo Hannah, llegando a mi lado. Necesitan repavimentar estas calles as las personas podran usar zapatos reales.

    Oh claro dije. Cientos de aos de historia se cubriran por completo para que puedas usar tus Jimmy Choos.

    Lo haba dicho en broma, pero su mirada mordaz me punz como

    un aguijn.

    No eran Jimmy Choos, Colette dijo Pilar, con una gentil reprimenda en su voz. Eran Louboutins.

    Al menos con Pilar no lucimos como si acabramos de salir de la cama dijo Hannah con hostilidad.

    No permit que el comentario me molestara demasiado. Slo se

    encontraba enojada porque haba sido obligada a admitir que se haba

    equivocado. Echando un vistazo a nuestro alrededores, era obvio que yo

    encajaba, mientras que Pilar y Hannah sobresalan como un par de

    caniches demasiado arreglados en un sendero.

    Como sea, a dnde vamos? La voz de Hannah era amarga.

    Hacia la estacin de trenes dijo Pilar. No es demasiado lejos.

  • 36

    Hannah rod los ojos. Bueno, tengo mis zapatos rsticos puestos, as que no importa.

    Le ech un vistazo a los zapatos rsticos de Hannah, los cuales era probable que hayan costado cien dlares.

    Creo que deberamos doblar a la izquierda all dijo Audrey. Ella caminaba junto a la profesora, justo frente a nosotras.

    Madame Mitchell sigui el consejo de Audrey sin dudar en lo

    absoluto, lo cual hizo que Hannah murmurara en voz baja: Perdedora. Pilar solt una carcajada, y me qued en silencio, pero pude notar por la

    manera en la que los hombros de Audrey se pusieron rgidos, pues haba

    escuchado lo que Hannah dijo.

    La estacin de Saint-Michel serva tanto al subterrneo de Pars como

    a las lneas del tren. Nos detuvimos cerca del anuncio artstico antiguo de

    METRO mientras Madame Mitchell buscaba a nuestro gua turstico.

    Alguien me toc el hombro, y me encontr mirando los ojos azules

    brillantes de un chico un par de aos mayor que yo.

    Perdneme, pero este es un grupo de estudiantes extranjeros de una visita guiada dijo.

    Qu? pregunt. Quiero decir perdn?

    Sus cejas se elevaron con sorpresa. Oh, t ests con el grupo. Pens que eras francesa. Te deca que estabas mezclada con un montn

    de americanos.

    Me qued mirndolo, sin saber qu decir. Pensaba que era

    francesa! Un francs de verdad pens que yo era francesa. Me dio una

    rpida sonrisa y camino hacia Madame Mitchell.

    Chicas! dijo ella. Agit un pauelo rojo sobre su cabeza. Escuchen! Aqu est su gua!

    Ese es? Ese es nuestro caliente gua turstico francs? La expresin de Hannah cay. Quiero mi dinero de vuelta.

    Era cierto que este chico no se vea para nada de la manera en que

    imaginaras a un deslumbrante estudiante universitario europeo. Creo que

    todas habamos esperando al vampiro de Pilar, alguien alto y delgado,

    con una mandbula angular y sexy, con cabello descuidado. Alguien

  • 37

    plido y artstico. Alguien de aspecto francs. Nuestro gua tena la piel

    bronceada y cabello rubio oscuro perfectamente peinado. Usaba una

    chaqueta roja, camiseta negra y vaqueros. Sus zapatos, Pumas grises, no

    eran voluminosos zapatos deportivos blancos, pero tampoco eran Oxfords

    de cuero liso exactamente.

    Seoritas dijo Madame Mitchell, les presento a Jules Martin.

    Jules Martin. Slo que ella pronunci su nombre Zhool Mar-tahn. Lo

    cual, tena que admitir, pareca un poco extico para el chico que estaba

    frente a nosotros.

    En particular, no haba nada mal con l. Es slo que se vea un

    poco americano.

    Hannah cruz los brazos, enojada. Que prdida de tiempo.

    Hola, seoritas dijo Zhool.

    Por lo menos su acento es lindo susurr Pilar.

    Oh, entonces se supone que recorramos Pars con los ojos cerrados? replic Hannah.

    S, definitivamente dijo. Esa es la mejor manera de mirar la ciudad.

    Zhool nos mir, y su expresin de pronto me avergonz. Fue esa

    mirada brillosa que me asegur que no nos vea como personas, sino

    como el estereotipo de adolescentes tontas. Medio gir, alejndome de

    mis amigas, pero pareca un poco tarde.

    Nos gui dentro de la estacin. Me puse nerviosa cuando vi que

    tenamos que ir bajo tierra, pero pronto nos encontrbamos en el terminal

    abierto de par en par. Madame Mitchell nos pas nuestros boletos, y todos

    nos sentamos juntos en el nivel principal del tren.

    Hannah tom el asiento junto a la ventana (otra regla silenciosa de

    Hannah: si haba un asiento junto a la ventana, era suyo) y Peely se sent a

    su lado. Fui a la siguiente fila de atrs y me sent, tomando un peridico

    que algn viajero haba dejado.

    Mientras lo desdoblaba, observ con rapidez un encabezado:

    BRUTALIDAD! ASESINAN A DOS ADOLESCENTES DE FAMILIAS DISTINGUIDAS!

    Por supuesto. Los asesinatos que nuestro chofer haba mencionado.

    Me dieron escalofros cuando observ las fotos de dos vctimas, Gabrielle

    Roux y Pierre Beauclerc. Gabrielle era hermosa y Pierre era atractivo de la

    manera en que esperbamos que lo fuera nuestro gua. Entrecerr los ojos

    para ver sus caras por un momento, tratando de ver por qu me parecan

    familiares.

  • 38

    Luego Pilar se volte. Cmo est usted? trin.

    Ella est bien dijo Hannah, volvindose hacia nosotras. Cmo ms estara?

    Trat de sonrer. Muy bien.

    Pero sent como si las caras en el peridico doblado estuvieran

    mirndome, durante todo el trayecto hacia Versalles.

    Fueron dos cuadras desde la estacin del tren hasta el palacio. Jules

    pas la mayor parte del camino caminando de espaldas, hablando sobre

    la monarqua francesa. Al principio, Versalles fue un lugar embrujado, hasta que el Rey Luis XIV, el Rey del Sol, traslad a la corte real y al

    gobierno francs aqu en 1682.

    Tengo lpiz labial en los dientes? pregunt Hannah, tirando de mi manga.

    Claro, la monarqua fue abolida durante la Revolucin, comenzando en el ao de 1789, cuando los Jacobinos, defensores de la

    soberana popular, asaltaron el palacio y capturaron a la familia real.

    Pilar se detuvo por un segundo. Espera, hay un trozo de grava en mi zapato.

    El Rey Luis XVI y su reina, Mara Antonieta, fueron encarcelados

    Pilar, alguna vez habas estado aqu? pregunt Hanna.

    No, yo

    Shh les dije, y se quedaron quietas.

    decapitados dijo Jules. Hizo una pausa. Alguna pregunta?

    En serio no te importan todas estas cosas aburridas, verdad, Colette? resping Hannah. No se supone que estemos aprendiendo.

    Jules sigui hablando, pero me di por vencida en tratar de

    escucharlo. En vez de eso, dej que Pilar se apoyara en m, pues sus pies ya

    estaban adoloridos, y sostuve el bolso de Hannah mientras buscaba en l

    sus lentes de sol de ochocientos dlares.

    Pero cuando doblbamos en la esquina y el palacio apareci, hasta

    Hannah se qued muda. Era tan grande como un centro comercial y

    cubierto de ornamentos de piedra y acentos metlicos, con alas del

  • 39

    tamao de centros comerciales ligeramente ms pequeos a cada lado.

    En el centro, haba un patio de adoqun gigantesco que una vez, segn

    Jules, se haba abarrotado con las actividades de la corte real.

    Separndonos de los terrenos del palacio, se hallaba una cerca de oro

    amarillo y brillante, increblemente intenso contra el cielo azulado.

    Mir de un lado al otro y pens: Mi familia pudo haber venido aqu. Tal vez incluso caminaron en el mismo patio de adoqun.

    Frente a nosotros est el palacio principal dijo Jules. Detrs de l estn los jardines mundialmente famosos. Ms all, encontrarn las

    residencias privadas del rey y la reina, Le Grand Trianon y Le Petit Trianon.

    Despus de Le Petit Trianon

    Su voz se desvaneci en mi mente mientras trataba de imaginar

    cmo sera cruzar el patio disparejo en un carruaje tirado por caballos,

    sabiendo que cuando el carruaje se detenga, habra un ejrcito de

    sirvientes para ayudarme a salir cargar las cosas inclinndose por ti

    Fue tan as que casi pude sentir el peso del vestido en mis caderas,

    una peluca polvorienta en mi cabeza.

    Tierra a Colette dijo Hannah. Tenemos que ir por nuestros boletos.

    Oh, claro dije, despertando del sueo.

    Despus de que cruzamos por los detectores de metal, Madame

    Mitchell nos dio el visto bueno para dividirnos, pero nos amenaz con

    matarnos si no logrbamos cumplir con encontrarnos en la entrada a las

    cinco de la tarde en punto.

    Escucharon, Hannah y Pilar? dijo ella.

    No dijo Hannah en voz baja. Pero Pilar asinti y le levant el pulgar a la profesora.

    Entonces estuvimos por nuestra cuenta. Hannah declar que primero

    deberamos caminar por la casa principal (slo ella poda ver este lugar y

    llamarlo casa), y luego nos aventuraramos por los terrenos cuando el da se pusiera ms clido.

    Las alas contenan una serie de habitaciones, una que conduca a la

    siguiente como enlaces en una cadena. Podas imaginar a alguien

    pasando toda una maana descansando en los sofs de tela de seda

    tejida y sillas de satn mientras esperaban su audiencia con el rey. Las

    paredes eran cubiertas de paneles de tonos perlados de seda, con

    enormes pinturas de leo y bustos de mrmol tallados por todas partes.

  • 40

    Hannah no se entretuvo; entr en la habitacin, mir alrededor, y

    luego se dirigi a la salida al otro lado. Trat de tomar unas cuantas fotos,

    pero era difcil hacerlo con su ritmo.

    Por fin, nos detuvimos en la entrada a una gran extensin de un

    pasillo.

    El Saln de los Espejos dijo Pilar, leyendo su mapa.

    El cuarto era tan grande como un campo de ftbol, bordeada con

    espejos gigantes, altsimas ventanas arqueadas, y estatuas clsicas.

    Debieron haber sido cuarenta lmparas de cristal colgando del techo.

    Pensar en el trabajo que debi haber llevado el crear semejante lugar me

    hizo sentir tranquila y calmada.

    Era una obra de arte, una obra maestra en la que, en realidad,

    podas ser parte. Y hace algn tiempo, personas vivan aqu, entraban

    mientras discutan sobre sus perros, o sobre lo que iban a tener en la cena,

    o quin se haba visto gorda en su vestido la noche anterior.

    Sent una opresin en el pecho, una fuerte punzada de tristeza

    intensa, casi como nostalgia, excepto que era de una vida que nunca he

    vivido.

    Entonces dijo Hannah, de pronto voltendose hacia nosotras, no quise decir nada antes, pero habl con mi pap esta maana, y todo

    est resuelto.

    Resuelto?

    Le ech un vistazo a Pilar, para ver si saba algo de esto, lo que sea

    que esto fuera. Pero, tambin se vea perdida.

    Hannah tena el indicio de una sonrisa increblemente satisfecha

    consigo misma. El prximo sbado se detuvo por lo que parecieron cinco minutos, vendremos a una fiesta aqu.

    Una fiesta? Aqu?

    La fiesta de quin?pregunt Pilar.

    La embajada dar la fiesta dijo Hannah. Y un amigo de pap nos meti en la lista. Slo nosotras tres.

    No puede ser dijo Pilar. Luego dio un pequeo salto y luego un montn de saltos que terminaron con sus brazos alrededor de los hombros

    de Hannah en un apretado abrazo. No puede ser, no puede ser, es en serio?

    Hannah se apart de su abrazo. No, estoy bromeando. Por supuesto que es en serio. Es el sbado en la noche, y es un baile de

  • 41

    disfraces, y vamos a tener una limosina que vaya y nos recoja en el hotel,

    quiero decir, lo que sea que los franceses consideren una limosina.

    Pilar la mir fijamente, con la boca abierta.

    Hannah se volvi hacia m. Bien Colette? Es normal que tengas algo que decir en tu defensa.

    Es increble. An estaba en shock. Mi voz sonaba como si alguien me hubiera dejado sin respiracin. No lo puedo creer.

    Hannah, gratificada por mi reaccin, se dign a darme una clida

    sonrisa.

    Y slo para mis mejores amigas dijo. Recuerden eso. Porque ustedes son especiales.

    Escondida en su cumplido, haba una amenaza. Ser especial, a los

    ojos de Hannah, era algo que poda ser arrebatado con tanta facilidad

    como haba sido concedido.

    Una cosa era segura: pasara la semana comportndome como se

    deba.

    Continuamos a travs del Saln de los Espejos. Sabiendo que

    volveramos a Versalles para un evento de gala, provocaba que cada

    espacio brillante resplandeciera an ms. Mi piel se erizaba de emocin.

    En un momento, me encontr sola en un tramo tranquilo de la

    habitacin, lejos de Hannah, Pilar, y los grupos de turistas. Me detuve y mir

    el espejo, preguntndome cuntas innumerables personas se miraron a lo

    largo de los siglos. Dej que mis ojos se enfocaran en su superficie nublada

    en vez que en mi propio rostro, y, por un momento, me invadi un mareo,

    una sensacin de desorientacin.

    Un destello de movimiento detrs de mi reflejo me trajo de vuelta al

    presente, y alcanc a ver a una mujer con un traje de poca entre la

    multitud. Su vestido de color rosa plido era casi ridculo en sus

    proporciones: ancho en la parte delantera y estrecho a los lados. Era

    adornado impecablemente con volantes y lazos y pliegues y encajes. Su

    cabello estaba recogido en lo alto de su cabeza; pequeos zarcillos

    colgando, con un pequeo sombrero en forma de V colocado de tal

    manera que tres masivas plumas blancas se arqueaban sobre su hombro

    derecho.

    Vaya susurr, voltendome para contemplarla mejor.

    Pero cuando oje el cuarto, no se vea por ningn lugar.

    Luego una ola masiva de turistas se acerc como un muro de agua.

    Pude imaginar a la pobre mujer atrapada en el centro del grupo, asediada

  • 42

    por personas deseosas de aadir una foto con un personaje disfrazado a su

    lista de logros franceses, como si se tratara de Disney World.

    Pilar me llam desde la puerta de la salida, y me apresur para

    alcanzarla.

    No pude dejar de pensar en la mujer mientras continubamos

    recorriendo el resto del palacio. E incluso, aunque saba que Hannah me

    dira que me olvidase de ella, segu ojeando detrs de nosotras para ver si

    reapareca.

    Quera poder verla de cerca, casi con desesperacin. No slo por su

    ropa, la cual me encantara ver de cerca

    Sino porque tena la certeza que, alrededor de su cuello, haba

    visto

    Un medalln, justo como el mo.

    Los exuberantes jardines verdes eran tan impresionantes como el

    palacio mismo. Se extendan hasta lo mximo que podas ver. Un amplio

    camino de grava recorra el centro, rodeado por rboles cuyas ramas

    fueron arregladas en imposibles lneas rectas verticales. La vista era

    dividida por fuentes rociadoras y enormes estanques reflejando el cielo.

    Nos detuvimos para almorzar en un pequeo restaurante al aire libre,

    junto a la piscina reflectante. Orden un baguette aliado, con queso

    cremoso y jamn salado colocados entre dos piezas de pan tan crujientes

    que raspaban mi paladar. Mientras comamos, vimos al resto de nuestro

    grupo pasarnos y comenzar a recorrer el camino que conduca al Grand

    and Petit Trianons: las residencias privadas de la reina y el rey.

    Voy al bao dijo Hannah.

    Pilar se puso de pie, tambin. Y luego me esperaron, como si

    estuviramos encadenadas.

    De hecho, necesito preguntarle algo a Madame Mitchell digo. Intentar alcanzarlas, de acuerdo? Luego volver.

    Deben estar a mitad de camino, ahora dijo Hannah. Solo espranos en el Gran Trianon.

    Est bien dije, a pesar de que ni siquiera era donde quera ir. Pero, qu pasa si no las encuentro?

  • 43

    Me har pis en mis pantalones solt Pilar. Creo que beb mucho caf.

    Hannah luca exasperada. Collette, vamos o verte all o no. Ahora, si nos disculpas, Pilar necesita ir al bao.

    Asent y empec a seguir el camino, intentando aparentar que me

    apresuraba para encontrar a nuestra maestra.

    Pero tan pronto como Hannah y Peely no estuvieron a vista, reduje la

    velocidad y sent un pequeo y brillante triunfo.

    Porque no trataba de alcanzar a nadie. Solo intentaba alejarme de

    mis amigas. Intentar hacerlo con el rpido permiso de Hannah fue como

    una ventaja.

    No poda explicar por qu, pero quera estar sola.

    Y ahora tena toda la tarde para m.

    Segu el largo camino rodeado de rboles hacia Le Petit Trianon. El

    edificio era precioso, pero era pequeo y cuadrado, y casi sencillo. Quiero

    decir, claro no pequeo como donde ahora viva, pero para gente como

    Hannah y Pilar, este lugar podra no ser impresionante en su totalidad.

    En el interior, tuve la misma impresin. Comparado con la suprema

    opulencia del palacio principal, se senta acogedor e ntimo. Todava se

    hallaba un montn de grandeza esculturas de yeso en las paredes, pisos de tableros de ajedrez en baldosas de mrmol, y un candelabro colgando

    por encima de la gran escalera, pero tambin una pisca de privacidad y cercana. Podas ver como una persona se senta ms en casa aqu, como

    si tuviera su pequeo propio espacio.

    Casi no se encontraban turistas, por lo que tuve tiempo para

    quedarme merodeando, detenindome en cada puerta para echar un

    vistazo alrededor antes de deambular a la siguiente habitacin. El aire

    estaba tranquilo, pero haba una energa subyacente. Se senta tranquilo pero no vaco.

    Los reyes y las reinas caminaron por aqu, pens, mirando lo que

    haba sido una vez una sala de billar. Cuando me volte para seguir

    caminando, vi un destello por el rabillo de mi ojo: una silueta movindose

    fuera de la ventana.

  • 44

    Me asom a travs del cristal, pero no vi nada excepto un rebao de

    ovejas pastando en un lejano pastizal, y un par de ancianas paseando por

    un sinuoso camino de tierra.

    Pero podra jurar que vi un vestido rosa plido.

    Cuando retroced de la ventana, me di cuenta de que sta tena

    una elaborada manilla de metal con una cerradura.

    Y tallado en la cerradura, se hallaba la misma flor puntiaguda que

    haba en la llave de mi medalln. Al chequear las otras ventanas, revel

    que cada una tena la misma lujosa cerradura, y en cada cerradura

    estaba la misma flor tallada.

    Sent mi garganta cerrarse casi con suavidad.

    Me dirig al segundo piso, siguiendo un camino a travs de una serie

    de pequeos cuartos comedores, salas de juegos, salas de msica, y me detuve en la recamara de la reina.

    Cada pieza de tela las cortinas en las ventanas, el cubrecama, las cubiertas alrededor de la cama, e incluso las sillas presentaban un fondo blanco con pequeos ramilletes de florecillas azules; cada ptalo

    terminando en una delicada horquilla puntuda.

    No era exactamente el mismo diseo del medalln; faltaba la llave.

    Pero la flor siendo presentada tan prominente elev mucho mi curiosidad.

    Tena la familia Iselin, mi familia, alguna conexin verdadera con la

    realeza?

    A mi izquierda, una puerta a conduca a una pequea habitacin

    con paredes celestes, decorada con diminutas esculturas blancas como

    una cereza en un pastel. No pareca haber ninguna ventana, pero en

    cada pared se hallaba un gran espejo con monturas doradas.

    Entr a la habitacin y me vi reflejada un milln de veces. Gir con

    lentitud sobre mis talones, percibiendo el olor de la madera pulida y

    esencia tan difcil de procesar, que simplemente significaba antiguo. Cuando complet m vuelta y ech un vistazo a mi reflejo, me congel.

    El rostro en el espejo no era el mo.

    Los ojos eran un poco ms amplios, haba un pico de viuda en

    centro de la frente, y los labios eran ms carnosos. Me encontraba tan

    cautivada por la extraa vista, que apenas tuve tiempo para darme

    cuenta que no slo la cara era diferente, sino que nada de lo que se

    reflejaba era yo, a menos que, de algn modo, me hubiera cambiado a

    un vestido negro, tapndome los pies.

  • 45

    Tropec, y por un momento la sala de espejos era como una casa

    de la risa. Perd mi orientacin y no poda asegurar cul era una pared y

    cul no.

    Justo cuando mi mente comenz a dar vueltas, pisadas vagaron

    detrs de m; un tour guiado reson por el edificio.

    Aqu tenemos a Le Cabinet des Glaces... La voz de la gua era plana y aburrida, y me devolvi a la realidad. Estaba ms que feliz de

    hacerme a un lado, as las personas en el tour podran venir y observar los

    alrededores. Esta habitacin fue diseada de manera especfica, por lo que las ventanas pueden ser cubiertas, como ven, por los paneles desde el

    piso al techo, as podan levantarse o bajarse.

    Cul sera su propsito? pregunt.

    La mujer me frunci el ceo por entrometerme sin permiso en su

    preciosa gua.

    Privacidad dijo. Y para tener mejor iluminacin por las noches.

    Para secretos clandestinos dijo una de las ancianas del grupo, y sus amigas rieron.

    Qu asqueroso. Ancianas y secretos devaneos eran dos temas que,

    definitivamente, no necesitaba mezclar en mi cerebro.

    Me volte para irme cuando uno de los turistas levant su cmara y

    sac me tom una foto.

    Miren, es la chica de la foto! apunt, mostrando la imagen a su amiga. La amiga contest con un: Oh!

    Qu foto? De qu hablaban? Sent un nudo de inquietud en mi

    vientre, pero antes de que pudiera reunir el valor para preguntarle a la

    mujer porque me haba tomado una foto al azar, el grupo continu.

    No poda esperar a decirle a mam que las personas ms extraas

    que conoc en Paris, fueron ancianas estadounidenses en un bus de tour.

    Volv por el dormitorio de la flor y baj las escaleras. En las afueras,

    me encontr con una entrecruzada red de peatones. Un mapa en la

    pared, me mostr que eran llevados a algo llamado La Aldea.

    Una caminata de cinco minutos me dej posicionada en el borde

    de un pequeo pueblo soado. Haba casas y molinos y un pequeo

    estanque de patos, arbustos de flores rosadas, y pasarelas con pasamanos

    de spera madera. Bsicamente, era la ltima cosa que uno esperara

    encontrar en los jardines de Versalles: el polo opuesto del propio palacio.

    Camin hasta el edificio ms grande. Sus ventanas eran bloqueadas

    con malla de alambre, y la puerta pareca que no haba sido abierta

  • 46

    durante aos. Ech un vistazo a travs del sucio cristal: apenas pude

    distinguir un piso de baldosas en blanco y negro.

    Detrs de la casa, haba un jardn con regordetes repollos creciendo

    en ordenadas filas. El jardn estaba recin cortado, casi como si alguien

    estuviera viviendo all. Tambin haba una torre redonda junto a la casa,

    con una barra de metal bloqueando la entrada.

    Tena la extraa sensacin de que, de alguna manera, haba

    viajado en el tiempo. Casi esperaba ver a una mujer campesina saliendo

    de la casa con un cubo de madera pesado para ir a buscar agua al pozo.

    Cuando ech un vistazo al jardn, la sensacin extraa se cerni sobre m

    como un velo; se oy un ruido:

    Creeeeeeeak.

    Sonaba como algo muy antiguo y muy rgido abrindose por primera

    vez en cien aos.

    Y volviendo a echar un vistazo, me di cuenta que la puerta de la

    torre se abri unos centmetros, revelando la escalera de caracol en el

    interior.

    Las cerraduras se hallaban ah por una razn muy especfica: para

    impedir que los turistas entren. Esto fue slo un golpe de suerte, causada

    por un cambio en la presin atmosfrica, o algo as, y no era mi casa como

    para explorar el interior del frgil y viejo edificio. Sintindome muy casta, di

    un paso adelante con la intencin de cerrarla y luego reportarle al prximo

    empleado que viera el mal funcionamiento.

    Pero a medida que iba ms me acercaba a la puerta abierta, mi

    nuca se eriz. Sent una atraccin casi magntica hacia la escalera en el

    interior.

    En realidad, no hara ningn dao ir un segundo y ver el lugar desde

    una perspectiva diferente... o s?

    Empuj la puerta otros dos centmetros y me introduje a la torre,

    detenindome en la base de la escalera. Los rayos del sol, partculas de

    polvo brillando por estos, se entrometan a travs de las pequeas

    ventanas rectangulares. Un pequeo techo redondo se extenda casi seis

    metros por sobre mi cabeza, con el apoyo de vigas de madera como los

    radios de una rueda. Y tallada entre cada par de vigas, haba una

    puntiaguda flor con ptalos azul plido, casi demasiado dbil para

    distinguirlo despus de siglos de existencia.

    Versalles estaba convirtindose en un lugar ms espeluznante de lo

    que imagin. Sintindome un poco nerviosa, extend mi mano y juguete

    con mi medalln. Era como hielo contra mi mano.

  • 47

    O unas pisadas detrs de m y volte, preparada para disculparme y

    tratar de escabullirme a mi manera de la situacin

    Pero me encontraba sola.

    Y la puerta se haba cerrado cuando yaca de espaldas.