María de los Ángeles Sanz - Historia del cine para niños

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Historia del cine para niños en la Argentina Del cine mudo al Festival de Mar del Plata María de los Ángeles Sanz El cine en la Argentina comienza a fines del siglo XIX. En 1900 se inauguró la primera sala cinematográfica, el Salón Nacional (Maipú 471-479), con capacidad para doscientos cincuenta espectadores; hasta ese momento generalmente se efectuaban las proyecciones en teatros, circos, cafés o restaurantes. Al alejarse definitivamente Lepage en 1908, Max Glücksman compra la firma y le da un gran impulso a este comercio abriendo más salas para la exhibición cinematográfica, no sólo en Buenos Aires sino en el interior del paí¬s y en Montevideo. Pero entonces, no se pensaba en una expresión nueva como el cinematógrafo, en diferenciar entre espectadores de diferentes edades, ya que ante la sorpresa y la novedad todos ellos se comportaban del mismo modo, con el asombro ante lo desconocido, como niños frente a un acontecimiento que parecía del registro de lo fantástico.

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Historia del cine para niños en la Argentina Del cine mudo al Festival de Mar del Plata

María de los Ángeles Sanz

El cine en la Argentina comienza a fines del siglo XIX. En 1900 se inauguró la primera sala cinematográfica, el Salón Nacional (Maipú 471-479), con capacidad para doscientos cincuenta espectadores; hasta ese momento generalmente se efectuaban las proyecciones en teatros, circos, cafés o restaurantes. Al alejarse definitivamente Lepage en 1908, Max Glücksman compra la firma y le da un gran impulso a este comercio abriendo más salas para la exhibición cinematográfica, no sólo en Buenos Aires sino en el interior del país y en Montevideo. Pero entonces, no se pensaba en una expresión nueva como el cinematógrafo, en diferenciar entre espectadores de diferentes edades, ya que ante la sorpresa y la novedad todos ellos se comportaban del mismo modo, con el asombro ante lo desconocido, como niños frente a un acontecimiento que parecía del registro de lo fantástico. Es conocida la anécdota de la proyección de La llegada del tren:

La primera exhibición pública se llevó a efecto el 18 de julio de 1896 en el céntrico Teatro Odeón de Buenos Aires, organizada por el empresario de esa sala, Francisco Pastor, y el periodista Eustaquio Pellicer, más tarde uno de los fundadores de las revistas Caras y Caretas y Fray Mocho. Entre las vistas proyectadas figuraba “La llegada del tren”, del sello Lumiére, (…) “provocó el pánico entre algunos espectadores de la tertulia alta, uno de los cuales al ver la locomotora que avanzaba se lanzó a la platea, lastimándose.”(Couselo, 1992, 11)

Por otra parte, el incipiente cine nacional tenía dificultades para concretarse como una realidad propia:

En la época del cine mudo nacional hubo una serie de circunstancias que dificultaron que las películas argentinas prendieran en el público local. Los cineastas nacionales estaban en un país sin tradición cinematográfica. No había maestros que enseñaran los secretos del oficio. Solamente dependían de lo que fueran capaces de observar de películas extranjeras. Por otro lado debían manejarse por medio de la intuición. Además había una fuertísima competencia del cine extranjero y la vigencia notable del sainete y el teatro gauchesco en las preferencias de los sectores trabajadores. Además de la precariedad técnica y económica, estaba la inocultable antipatía de los medios de comunicación y la crítica. Por ejemplo: la primera publicación especializada en la materia informaba escasamente sobre filmografía hecha en el país. Había una objeción sistemática a los temas abordados por el temprano cine argentino. (“Los porteños y el cine mudo: un amor a primera vista”, Nacho Diana, 2011, online)

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Por lo tanto, la pregunta que debe realizarse esta investigación es por un lado: ¿Cómo estaba compuesto el público que asistía al cinematógrafo, y si la asistencia al mismo por parte de espectadores niños era habitual? Por otra parte, cabe preguntarse si algunas de las películas que no estaban pensadas expresamente para un destinatario infantil tenían, sin embargo, una función similar al teatro en cuanto a su didactismo es decir, ¿Los filmes mudos que realizaba el italiano Gallo sobre la historia argentina, serían vistos por un espectador niño, en un momento en que desde la educación y el Estado se buscaba la consolidación a través de la exaltación de la patria, de una subjetividad única, como sucedía con las obras teatrales? ¿Serían estos llevados al cine para lograr a partir de estos filmes una conciencia cívica y patriótica? Son preguntas que merecen una respuesta exhaustiva. Gallo produjo entre otros los siguientes filmes referentes a la Historia Argentina -Guëmes y sus gauchos" (1909), "La creación del Himno" (1910), "La batalla de San Lorenzo" (1912) y "La batalla de Maipú" (1912) En sus películas participaron como actores los prestigiosos Blanca, Pablo y Arturo Podestá, Alberto Ballerini, Enrique de Rosas, Enrique Muiño y el siciliano Giovanni Grasso; y como guionistas Vicente Martínez Cuitiño, José González Castillo, Joaquín de Vedia y Belisario Roldán, respetados dramaturgos. Este director de origen italiano como un precursor que, después de dedicarse a la realización de cortos documentales, “se lanzó a filmar la primera película argentina argumental (…) con actores personificando a nuestros próceres”. Antes de poder resolver este tema, podemos hacer una pequeña cronología de lo que fueron los primeros intentos de una cinematografía con destinador infantil. Según la reseña que aparece en el anuario de cine de 1938, (El libro de Oro de la Cinematografía Argentina) y como además afirma el historiador Roberto Di Chiara, el primer filme hecho para un destinatario niño fue La niña del bosque:

El jueves 12 de julio de 1917 se estrenó en el Splendid theatre La niña del bosque: era una película para niños, interpretada por la “niña prodigio” Tití Garimaldi y la actriz Carminatti. La dirigió la señora Emilia Saleny y lo destacamos porque fue la primera cinta que se hizo para niños y con alumnos de la también primera Academia Cinematográfica montada en el país, para la formación de actores mismos, por iniciativa de la nombrada señora Saleny. Academia y películas, (filmó otra, Clarita); no pasaron de intentonas pero todo comienzo lleva un mérito implícito cuando la intención es honesta, lo malo fue que las Academias proliferaron como una plaga muchas de ellas con fines inconfesables y ribetes tenebrosos. (Anuario, 1938, 14)

El pañuelo de Clarita es de 1919, y narra la pequeña historia de una niña que consuela a un hombre que llora, secándole las lágrimas con un pañuelito. “Se nota un sincero deseo de hacer arte en los jóvenes intérpretes, mereciendo todos ellos un aplauso”, dijo la revista Excélsior de la época sobre la película. Algunos investigadores consideraban que era la primera película muda, así aparece en el libro Los medios para chicos: una historia centenaria (2010), editado por el programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación; sin embargo, La niña del bosque tiene una factura anterior. En cuanto al tema de las “academias” que aparece en la cita tomada del Anuario, no pasaba inadvertido para aquellos que trabajaban en el campo cultural de la época. Años más

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tarde en una de sus crónicas, “Las academias cinematográficas” de 1931, Roberto Arlt crítica el funcionamiento de estos establecimientos que según sus palabras surgen como las “polillas”; lugares a los cuales los estudiantes acuden entusiasmados y sorprendidos en su buena fe para aprender los gestos de los actores del cine mudo, tema que ya había mencionado en otra aguafuerte: “¿Soy fotogénico?”:

“Los gastos para instalarlas son escasos. Se necesita un elenco de profesores caraduras, un megáfono que sale barato haciéndolo fabricar de hojalata por un estañador, un aparato fotográfico descompuesto, varias bambalinas, y unas viseras de hule verde y los correspondientes arcos voltaicos en el ‘estudio’” (“¿Soy fotogénico?”, Fontana, 2009,121)

“¿Quiere usted enriquecerse sin trabajar, aunque no sepa leer ni escribir? Organice una ‘academia’ cinematográfica, ponga avisos en los diarios, y a la semana tendrá cuenta corriente en más de un Banco: tal será la cantidad de chifladas y chiflados que irán de buen modo a entregarle el dinero” (“Las academias cinematográficas, Fontana, 2009,121)

El año que se filmó La niña del bosque, 1917, fue un año de abundante producción cinematográfica, se estrenaron en la capital 30 filmes, lo que da cuenta de la pasión que había despertado el nuevo lenguaje. Emilia Sanely quien también era actriz fue una de las incipientes mujeres dedicadas a la dirección en el cine, en la década del veinte; la otra que no realizó filmes para niños fue María V. de Celestini, quien realizó la película Mi derecho (1920) La segunda película de que se tenga registro para un público específico data del año 1933. Realizada en 16mm, se basaba en el cuento tradicional Caperucita Roja1, y así se titulaba; fue auspiciada por el Cine Club Argentino y también dirigida por una mujer, Elvira Amaral de Méndez Delfino. Rodada en julio de 1933, en color y con sonoridad, se estrenó en 27 de julio de ese año, en la sección matinée del cine Versailles, y como afirma el suelto periodístico, a sala llena. Luego de leer la ficha técnica se puede afirmar que fue un emprendimiento familiar, ya que la mayoría de los responsables, incluida la propia protagonista, pertenecían al clan. 1- Filmes de Dibujos Animados para niños En 1939, Juan Oliva1a (realizador argentino de origen Catalán), funda su estudio de animación llamado C.A.D.D.A. (Compañía Argentina de Dibujos Animados), realizando varios cortos entre los que se destacan La casa del Puma (1940) y Filipino el Pistolero (1942), que era un pajarito que se metía en problemas y surge para intentar la misma suerte que tuvo el corto de Dante Quinterno Upa en Apuros del mismo año. Oliva comenzó con cortos comerciales animados en 1932, siguiendo los pasos de Cristiani1b con quien había trabajado para la animación de El mono relojero (1933). Este filme sobre los cuentos de Constancio C. Vigil fue el único que se salvó de los incendios que sufrió el

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estudio de Cristiani, uno en 1957 y otro en 1961. La mayoría de su producción era de carácter político, ya que a través de ella realizaba una crítica social aguda. Un comentario aparte merece el clásico dibujo animado sobre el personaje de Patoruzú, Upa, Upa en apuros2, y que se presenta como el primer corto en el medio local y en Technicolor. Se estrenó precediendo a la película La guerra gaucha, el 20 de noviembre de 1942 en el cine Ambassador. De una duración de 12 minutos dirigida y producida por Dante Quinterno3, que era admirador de Walt Disney, quien en su oportunidad luego de conocer la película quiso llevárselo a los estudios de California, pero éste no aceptó. El corto le debe a la estética de Disney muchos de sus recursos, el clima, las acciones y el personaje del villano. 2-Películas que tienen temática para jóvenes y niños, sin ser específicamente pensadas para ese espectador. Tal vez, la primera película silente que trate el tema de la adolescencia, sea Palomas rubias (1920), conceptuada como comedia estudiantil dirigida por el negro Ferreyra3a (José Agustín Ferreyra), con libro de Leopoldo Torres Ríos y fotografía de su hermano Carlos Torres Ríos. El elenco contaba con la actriz preferida del director Lidia Liss, a quien acompañaban Jorge Lafuente, Rodolfo Vismara, Modesto Insúa, Enrique Perigi, José Pla y Mary Clay. Ya en el período del cine sonoro, una producción de René Múgica Adolescencia (1942) trataba sobre una temática que comprendía a los jóvenes. El otro filme que un año después trabajó sobre el tema fue Juvenilla (1943), película que reproducía el texto de Miguel Cané de 1882, y descubría para la pantalla el mundo del Colegio Nacional de Buenos Aires y la vida en él de los adolescentes que venían a estudiar de las diferentes provincias del país y se encontraban con los alumnos porteños, siendo el marco de una discusión y un enfrentamiento de larga data. Edmundo de Amicis había escrito su novela Corazón, en 1886, y es uno de los grandes éxitos de la literatura juvenil de todos los tiempos. Ambientada en la ciudad de Turín y narrada en primera persona, a modo de diario escolar, el libro retrata la vida de Enrico, un niño de doce años, y sus compañeros de escuela. La novela supone, en segunda instancia, un fresco de la sociedad italiana de finales del siglo XIX, tras la unificación de Italia. La novela fue editada numerosas veces en el país, una de las más recordadas es la que tuvo en la colección “Robin Hood” en 1966, pero su primera aparición fue en la colección Biblioteca del diario La Nación en 19093a. La filmación que Carlos Borcosque realizó en 1947, fue protagonizada por Narciso Ibáñez Menta, y el niño Juan Carlos Barbieri, se llamó Corazón: Diario de un niño. El pequeño actor que iniciaba una trayectoria en el cine, fue también protagonista de El tambor de Tacuarí (1948), y de otros filmes que lo reunieron con lo más destacado del cine nacional, en la década del sesenta participó de una de las películas de Alberto Olmedo como el Capitán Piluso, Las aventuras del Capitán Piluso en el castillo del terror (1963) Fue un actor infantil y juvenil que marcó una época en la filmografía del país, radicado en Los Ángeles, Estados Unidos desde la década del ’70, muere en diciembre de 1996. Lo descubrió el director en 1945, antes de cumplir los doce años cuando participó en Eramos seis. El actor no era el único niño que actuaba en el filme estaba acompañado por un extenso elenco:

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El joven actor Juan Carlos Barbieri se desempeña, asimismo, con todo acierto, con naturalidad y expresividad. Dentro de un mismo plano de eficiencia actúan los niños Salvador Lotito, Félix Gil, Luis Zaballa, Alberto Contró, Enrique Llerós, Oscar

Walter Derbes y los actores Carmen Llambí y Carlos Daniel Reyes. (La Prensa, 31 de enero de 1947)

La película si bien tuvo éxito de público y logró la empatía del espectador, no fue tratada del mismo modo por la crítica que comparándola con el libro de De Amicis la encontraba sensiblera y que apelaba al golpe bajo:

La película ha sido dignamente realizada, con mesura, con precisión en algunos detalles, notas de aliento humano y, siempre, en un plano elevado de calidad artística, pero el director Carlos Borcosque no acertó esta vez a imprimir y reflejar toda la emoción que el libro incomparable encierra. Logra la repercusión dramática en el público, pero para ello tiene que acudir, insistentemente, a un recurso poco recomendable, como es presentar a niños que sufren y que lloran largamente ante las cámaras. Esta es la falla, la única señalable, dentro del correcto y levantado panorama general de la película, que deja en conjunto una muy satisfactoria impresión. (La Prensa, 31 de enero de 1947)

3-Los niños en el cine mudo: actores y personajes involuntarios

Al igual que en el teatro tanto para niños como para adultos, los niños actores formaron parte de los elencos; algunos porque ya pertenecían a familias de cómicos, como los pequeños del clan Podestá o porque integraban familias que provenían del circo, como la actriz Olinda Bozán. También en cuanto a las filmaciones de cine mudo de carácter documental, los niños intervenían en el rodaje sin ser actores profesionales, o en vías de serlo. Se conserva actualmente un noticiero realizado por la firma Max Glücksmann -comprador del negocio de Lepage- acerca de la ascensión del globo "Huracán" (1908). El film permite apreciar un correcto trabajo fotográfico y constatar el interés que despertaba la presencia de la cámara (un niño y un adulto se obstinan en colocarse dentro del encuadre, haciendo el niño un histórico corte de manga). Por otra parte, la figura del niño o la niña “prodigio” era común en un universo que imitaba al star system norteamericano4. Como mencionábamos anteriormente, la pequeña actriz que trabajó en La niña del bosque, estaba incorporada a este registro por la crítica cinematográfica. Otra película que en 1935 tuvo un niño como protagonista fue Pibelandia, filmada en blanco y negro, dirigida por Augusto César Vatteone y estrenada el 20 de septiembre, lamentablemente sus copias desaparecieron en un incendio; el filme tuvo en los personajes adultos principales a Elsa O'Connor, Marcelo Ruggero, Paquita Vehil y al entonces niño Guido Gorgatti, en un papel protagónico. El actor que había nacido en Italia en 1919, llegó al país a los diez años. Inició su carrera en el Teatro Infantil Lavardén, donde tuvo de profesora a la escritora Alfonsina Storni cuando fue parte de Blanco, negro, blanco.5 A la edad de 12 años fue convocado por Claudio Martínez Payva para hacer un monólogo en Radio Municipal. Luego continuó en Radio Belgrano (llamada anteriormente LR3), Sténtor, Mayo, Mitre y Porteña. Se integró en 1932 al elenco de jóvenes en la

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Pandilla Marilyn y debutó en Radio Splendid participando en ciclos como Ronda policial, de hechos policiales y La familia de Pancha Rolón. Otra presentación de una niña como prodigio del cine, es la que presenta la compañía Alianza Film Sdad en Cdta; presentada en 1918 como la “joyita argentina” no era otra que la cantante de tangos, tan talentosa como enigmática, Ada Falcón. La pequeña actriz participó en la primera película filmada por la empresa El festín de los caranchos, dirigida artísticamente por Luis A. Ramossotto y la visión técnica de Carlos Aymosso.

4- El espectador de cine de la época – Testimonios

Para entender porque el cine nacional para un destinatario niño tuvo poco desarrollo en el periodo estudiado es interesante ver los testimonios de aquellos cuya niñez transcurrió entre la magia del cine y la radio. La llegada de las películas norteamericanas tanto de humor como de aventuras eran las más vistas por la platea infantil sin discusión.

Yo era un loco del cine. Iba a la escuela, hacía la tarea y me iba al cine. ¿A que no saben cuántos días por mes iba al cine? 30 días. Una barbaridad. ¿Y a qué no saben cuánto valía la entrada? 10 centavos. También podías juntar los envases de cierto tipo de mercaderías del almacén y te regalaban entradas para el cine. Por ejemplo, tenías que juntar papeles de yerba o de manteca de equis marca. Estoy hablando de cuando yo tenía 10 años. En Boedo estaba el Cine "Moderno", "Alegría", el "Nilo", "Los Andes" y el "Cuyo". Los buenos eran: "Los Andes", el "Nilo" y "El Cuyo". Los baratos, que eran de medio pelo para abajo, donde se hacía mucho barullo y no te costaba nada la entrada eran el "Moderno" y el "Alegría". Pasaban películas de cowboys y de pistoleros.” (…)Yo veía muchas películas del far west. Estas películas me acuerdo que se daban en 10 o 12 episodios: lunes, miércoles y viernes. Valían poco pero te enganchaban. Tres veces por semana tenías que ir de cajón. Eso movía mucho a la gente y si te perdías algún capítulo le pedías a alguien que te lo contara. Las películas eran más cortas que ahora, duraban una hora más o menos. Por ejemplo, cuando vi "Lo que el viento se llevó" ese día dieron una sola película porque era muy larga. Esa la vi como tres veces. También vi muchas películas mudas, películas de Carlitos Chaplin y Los Tres Chiflados. Pasaban escritura pero si no sabías leer, mirando los gestos y los movimientos entendías todo. De las argentinas una que me acuerdo es "La guerra gaucha". Otra: "Todo un hombre" con Amelia Bence. También las de Niní Marshall como "Catita" y "Puertas cerradas" con Libertad Lamarque, y entre los artistas estaban Luis Sandrini, Hugo del Carril, Zuly Moreno y Carlos Gardel. Nunca había escenas de obscenidad ni desnudos. Tampoco existía como ahora que ponen si es prohibida para 18 o para 13. Todos podían verlas. Eran buenísimas. Yo no sé por

qué no pasan esas películas ahora. (www.latinpedia.net/Artes/cine/El-cine-los-medios-y-las...)

Desde la literatura también podemos encontrar estas mismas afirmaciones en escritores para quien el cine representó una materia prima indispensable para la conformación de su escritura; Manuel Puig recuerda sus pasos junto a su madre por el cine de su pueblo y como fomentaba su imaginación, no precisamente viendo películas para niños sino

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aquellas que para todo público le fascinaban de la misma manera que a los adultos. En la biografía que escribiera sobre el autor Suzanne Jill-Levine para Seix Barral, afirma: “Incluso antes de empezar la escuela a los cuatro años, en 1936, Coco era un aficionado al cine que veía todo lo que había por ver en “el único teatro del pueblo con un programa distinto cada día: en su mayor parte americano.” (2002, 39) De la lectura de los dos testimonios, se puede deducir como era el espectador niño que asistía al cine, sin límites impuestos todavía por la censura moral, ya que ésta se ejercía sobre los filmes, con los códigos existentes de filmación donde estaba estipulado que se podía decir y mostrar, cuál era el imaginario social que a través del cine se quería conformar. La estructura de folletín en que aparecían las series que más interesaban al espectador infantil también favorecía su presencia, ya mantenía la tensión hasta el próximo filme como sucedía con las novelas. El bajo costo de la entrada también hacía que la participación fuera fluida, y por último la llegada de cintas americanas de todo metraje y tema obstaculizaba la realización de un cine específico para distintas edades, ya que se buscaba atraer a la mayor cantidad de público posible, sobre todo porque la prensa especializada, como había hecho anteriormente con el teatro nacional, prefería el cine extranjero consagrado, ya que les daba la seguridad a los empresarios de una rentabilidad segura, y a los críticos la posibilidad de contactarse con lo que consideraban un arte incipiente pero de calidad debido a los medios económicos con los que contaban en los estudios americanos. Si no fuera por la voluntad de nuestros artistas y directores como el Negro Ferreyra y muchos otros de persistir en la producción cinematográfica a pesar de las contrariedades y la indiferencia de los medios, no tendríamos un cine nacional. Volviendo al interrogante que nos hicimos al principio, es poco probable que una herramienta poco estimada por la crítica y el campo intelectual fuera pensada como medio idóneo para la construcción de una subjetividad nacional para niños y adolescentes. A pesar de las temáticas encaradas desde un principio, en las cuales estaba presente el discurso histórico, no se consideraba al cine un elemento confiable, como si lo era la literatura y el teatro.

Una sala teatral con un espectador específico: el niño

En 1936 se inaugura el cine Baby en la calle Paraguay 1918, en las memorias de Gloria Machado Botana, sobrina de Salvadora, la autora narra su presencia al Baby junto a su hermana Mireya de la mano de la escritora. Cine Baby" (programa infantil los domingos a la mañana en el cine Metro). Los domingos de mañana comenzaba con un sorteo, conducido por FOFORITO. Se vendían además golosinas en la entrada de la sala; maní con chocolate Ricard, caramelos Zabala Lo mas hermoso de ese cine eran las alfombras y el baño de damas que era muy lujoso. Por primera vez en la ciudad de Buenos Aires, se dedica una sala a películas de cine para niños. El primer dato cierto con el que contamos es de 1971, año en el que Alejandro Romay lo alquila hasta 1975. Su estructura original se mantiene hasta 1981 en el que se remodelan los halles y se reubica la escalera del pullman. El encargado de esta primera gran obra fue Carlos Rottemberg quien alquiló el teatro a partir de 1975 y lo compró en 1980. No hay información precisa de cuándo la sala recibe el nombre de cine teatro Ateneo6. En 1945 se inaugura el cine Los Ángeles, ubicado en la Avenida Corrientes 1764, estaba dedicado

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exclusivamente a los filmes de Walt Disney, con 1300 localidades, actualmente está convertido en un multiteatro.

5- Festivales de cine para niños

En el marco del X Festival de Cine en Mar del Plata, comenzada la década del setenta, se inaugura una sección dedicada exclusivamente al cine infantil. La Revista Talía, recoge la información en un destacado dentro del espacio dedicado al Festival en general:

Una de las variantes más interesantes introducidas en el X Festival de Mar del Plata la ha constituido sin duda alguna la Muestra de cine para Niños que tuvo por marco, en forma simultánea o alternada, el Atlas, Auditórium, Ocean Rex y el Anfiteatro del Puerto. El mismo se constituyó en todo un suceso por la repercusión que alcanzara, lo cual se ha reflejado en la afluencia de público infantil…y del otro que aún guarda algo de ser niño. (Talía, 1970, 30)

La nota destaca la importancia del evento, sobre todo en un país como el nuestro donde al cine para niños no se le ha dado su verdadera dimensión, y donde se destaca la llegada de numerosos filmes con prohibiciones etarias para menores de 14 y 18 años. Con un jurado de niños que fue el que consideró y otorgó los premios, el Festival se proponía como un primer paso necesario para la realización de una tarea muy larga y difícil de resolver. Desde el año 1945 a 2008 se produjeron en la Argentina aproximadamente 2.217 largometrajes. De ese total, sólo 77 (el 3,47%) estaban destinados al público infantil. A partir de 2008 se produjo en la Argentina el inicio del club de cine para chicos, La linterna mágica, la propuesta es de carácter internacional para niños de 6 a 12 años:

Único en su género su interés es transmitir a los más jóvenes, desde 1990, el placer de descubrir el cine y de aportar los mejores medios para comprender las imágenes, en un concepto adaptado a su edad y a sus inquietudes. Una vez por mes, todos los miembros del club reciben en su casa una revista que les invita a descubrir en una verdadera sala de cine una película de calidad adaptada a su edad. Así los niños se familiarizan con las grandes emociones cinematográficas, que son también las de la vida: la risa, el sueño, con la dosis justa de miedo y de tristeza. Y viven la experiencia inolvidable de compartir estos momentos privilegiados con compañeros de su edad, pero también la de aprender a leer las imágenes gracias a un espectáculo pedagógico que precede a la película y pone en evidencia una o varias de sus peculiaridades. Comenzó en Suiza y ha continuado su desarrollo a nivel mundial. Hoy día ya está presente en doce países: Suiza, Francia, Italia, España, Marruecos, Senegal, Argentina, México, Emiratos Árabes Unidos,

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Gran Bretaña, Alemania y Líbano; y ha sido reconocida por numerosos especialistas internacionales de educación en la imagen (La linterna mágica, blogspot)

En la Argentina, dentro del marco del club, se desarrolla también una escuela de espectadores. Cuenta con tres sedes en el país, Córdoba, Mar del Plata, y la ciudad de Buenos Aires, donde cuenta con 600 socios. Cada proyección tiene primero una pequeña obra de teatro. Más de diez años lleva ya el Festival de cine Nueva Mirada, este año 2012 es su número once, y es el único Festival Internacional en Argentina para la infancia y la Juventud.

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Bibliografía: Acosta Barroca, Pablo, 2009. “Colección Mosaico criollo: el cine mudo argentino se hace escuchar para Grupo Kane, agosto. Arlt, Roberto, 1931. “Las Academias Cinematográficas” en el diario El Mundo, 30 de junio. Couselo, Jorge Miguel y otros, 1992. Historia del cine argentino. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina. De los Ríos, Valeria. “El cine y la invención de la vida moderna en las crónicas de Roberto Arlt. Universidad de Chile. Fontana, Patricio, 2009. Arlt va al cine. Buenos Aires: Libraria. González Velasco, Carolina, 2012. Gente de Teatro. Ocio y espectáculos en la Buenos Aires de los años veinte. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI. Hill-Levine, Suzanne, 2002. Manuel Puig y la mujer araña. Buenos Aires: Seix Barral. King, John, 1994. El carrete mágico. Bogotá, Colombia: Editorial Tercer Mundo. Libro de Oro de la Cinematografía Argentina, 1938. Buenos Aires: Talleres Gráficos “Damiano” de Antonio Zea. Machado Botana, Gloria, 2011. Los Botana. Testimonios y recuerdos desde la misma sangre. Buenos Aires: Editorial Dunken. Mayr, Guillermo, 2008. “Mario Gallo y el cine mudo argentino”, febrero, para El jinete insomne. Clarín digital, 24 de diciembre de 1996. “Murió Juan Carlos Barbieri, actor de los años 40. Aquel pibe famoso. La Prensa, 31 de enero de 1947. “Labor de intérpretes destácase en “Corazón”.

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Notas

1 La película tenía la siguiente ficha técnica: Fotografía y escenografía: Jorge Méndez Delfino. Dirección

artística y vestuario de Elvira Amaral de Méndez Delfino. Ayundantía de escenografía: Simón Voltés. Ayundantía de electricidad: Pío Gómez. Elenco: Inesita Méndez Delfino, María Mercedes Giménez Zapiola, Elvira Amaral de Méndez Delfino, Juana Sánchez y Alf von der Konigslust (como el lobo). 1a

Años antes, Oliva realizaba cortos como complementos del noticiero "Sucesos Argentinos",con la serie gauchesca Julián Centeya (1937) y el cortometraje Desplumando avestruces (1938)

1b Cristiani llegó a Argentina con 4 años de edad en el 1900; desde pequeño mostró gran habilidad por el

dibujo, de manera que siguió sus estudios en la Academia de Bellas Artes. Mientras tanto, otro italiano emigrado a Argentina, Federico Valle, empezó a producir sus propios noticiarios y documentales de actualidad; Valle había sido colaborador de la empresa de los Lumiére en Europa y su depurada técnica hizo que sus noticiarios Actualidades Valle adquiriesen cierta popularidad. Valle contrató a Quirino Cristiani para realizar una aportación en dibujos animados para uno de sus noticiarios; Cristiani aprendió los rudimentos a partir de unas cintas de Émile Cohl que Valle tenía entre sus posesiones; Cohl era un pionero de la animación de origen francés con el que Valle había tenido cierto contacto en su estancia en Europa. La aportación de Cristiani para el noticiario de Valle duraba dos minutos y medio y recibió el título de La intervención en la provincia de Buenos Aires. En ella se reproducía con marcado carácter de sátira política la diatriba del presidente del momento, Irigoyen, contra el gobernador de Buenos Aires, Marcelino Ugarte. Irigoyen era un político de pasado revolucionario y con cierta tendencia a la demagogia, admirado por el pueblo llano y despreciado por los conservadores. Ni a Valle ni a Cristiani les interesaba excesivamente la política, pero a los argentinos si, y el pequeño corto fue todo un éxito, dado que la popularidad de Irigoyen estaba en entredicho por culpa de sus encendidas diatribas contra la corrupción; así pues, Valle propuso realizar una sátira política animada sobre el presidente. El resultado fue El Apóstol, la primera película animada de la historia, cuyo guión visual, diseño, dibujos y dirección fueron obra de Quirino Cristiani; la película fue un éxito rotundo, y en ella se emplearon unos 58.000 dibujos hechos a mano y rodados en fotograma de 35 mm. El nombre de la película era una ironía sobre las promesas de acabar con la corrupción de Irigoyen, que aparecía representado como un santurrón que lanzaba rayos contra los malvados y acababa destruyendo la ciudad de Buenos Aires .En 1931, tras numerosos cortos y algún largo animado mudo, volvió a adelantarse a la Disney haciendo el primer film animado sonoro: Peludopolis, que también atacaba al reelecto presidente Irigoyen; la película mostraba aspectos muy crudos de la sociedad y la política de entonces, hasta tal punto que resultó ser un fiasco entre el público y un escándalo entre la clase dirigente; a partir de entonces, el trabajo de Cristiani fue más irregular y distanciado en el tiempo. Entre otros logros, Cristiani fue jefe de publicidad de MGM en Argentina, patentó una mesa para realizar dibujos animados e incluso fue tentado por Walt Disney en persona en los años cuarenta para detentar un cargo en su estudio; Cristiani no aceptó la oferta de Disney para no descuidar su propio laboratorio fotográfico, el más importante de Argentina en aquel entonces. Desgraciadamente, una serie de catastróficos incendios en sus almacenes destruyó casi toda su obra, quedando conservada tan solo El mono relojero de 1938. Por este hecho, Cristiani se retiró del mundo del cine a principios de los 60. (“El primer largometraje de dibujos animados de la historia”, 2006 para Este curioso mundo blogspot.)

2 Upa en apuros: director: Tito Davison. Jefe de producción y supervisor de la tarea de los dibujantes. Oscar

Blotta como animador principal. Dibujantes: Eduardo Ferro, Jaime Romeau, José Paz Gallo, Roberto Bonetto, y Luis Destvet. El pintor alemán Gustavo Goldschmidt, en los decorados y el propio Quinterno en los “story-boards”. Fondo musical de Melle Veersma. 3 Dante Quinterno, (ciudad de Buenos Aires, Argentina, 26 de octubre de 1909 - ciudad de Buenos Aires, 14

de mayo de 2003). Creador de cómics, empresario editorial, agropecuario y productor y director del primer

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dibujo animado en colores de Argentina "Upa en Apuros" en 1942, célebre por sus personajes Patoruzú, Isidoro Cañones, Patoruzito, Don Fierro y Pepín Cascarón. En 1924 comenzó a enviar sus dibujos a varios diarios porteños y en 1925 publicó su primera tira, Panitruco, en El Suplemento. Más adelante llegaron Andanzas y desventuras de Manolo Quaranta (1926); Don Fermín (después llamada Don Fierro, 1926), y Un porteño optimista (luego Las aventuras de Don Gil Contento, 1927), para diferentes diarios. En la última serie mencionada, en 1928, dio a conocer su personaje Curugua-Curuguagüigua, quien luego fue rebautizado como Patoruzú Junto con Patoruzú aparecieron otros personajes como Isidoro Cañones y Patoruzito, quienes luego también supieron ser publicaciones independientes. Desde 1936, la revista Patoruzú se transformó en una publicación independiente, que en sus mejores momentos llegaría a vender 300.000 ejemplares semanales. Ese mismo año, el autor fundó la Editorial Dante Quinterno. Posteriormente aparecieron otras publicaciones: Patoruzito (1945), en el que colaboraron Eduardo Ferro, José Luis Salinas y Alberto Breccia entre otras figuras; Andanzas de Patoruzú (1956), Correrías de Patoruzito (1958), Pepín Cascarón(1960), Locuras de Isidoro (1968) y Patoruzito Escolar (1971). (Wikipedia) 3a

“Ferreyra es el gran capítulo del cine mudo argentino. Los que precedieron ingresaron al cine por inquietud técnica, una inclinación literaria, el deseo de perpetuar la representación teatral, la figuración, el snobismo o la apetencia comercial. El “Negro” Ferreyra (se lo llamaba así por su condición de mulato) tuvo un punto de partida distinto. Pintor y escenógrafo, su visión del cine comenzó por ser la de un plástico.” (Couselo, 1992, 30) 3a

En 1901, durante la segunda presidencia de Julio A. Roca, el periódico La Nación de Buenos Aires adquiere linotipos, capaces de componer líneas enteras de caracteres al mismo tiempo. Los tipógrafos, que hasta ese momento se encargan de la composición manualmente, quedarán en la calle; para darles trabajo y evitar su desempleo, la dirección del matutino porteño crea una colección de libros. Este es el relato de corte filantrópico que el propio diario ofrece a sus lectores en un suelto del 4 de noviembre de 1901 como motivo para crear la colección, llamada “La Biblioteca de La Nación”. A lo largo de más de dieciocho años –entre noviembre de 1901 y enero de 1920, con frecuencia semanal –, el matutino edita la colección en dos presentaciones, rústica y tapa dura, “La Biblioteca de La Nación”. 4 La mayor parte de los estudios fueron a Hollywood (Fox, Universal, Paramount) controlados por (Darryl F.

Zanuck, Samuel Bronston, Samuel Goldwyn, etcétera), y miraban al cinematógrafo más como un negocio que como un arte. Lucharon entre sí con tesón, y a veces, para competir mejor, se fusionaron: así nacieron 20th Century Fox (de la antigua Fox) y Metro-Goldwyn-Mayer (unión de los estudios de Samuel Goldwyn con Louis B. Mayer) Estos estudios buscaron controlar íntegramente la producción fílmica. Así, no sólo financiaban las películas, sino que controlaban a los medios de distribución, a través de cadenas de salas destinadas a exhibir nada más que sus propias películas. También contrataron a directores y actores como si fueran meros empleados a sueldo, bajo contratos leoninos; fue incluso común la práctica de prestarse directores y actores entre sí, en un pasando y pasando, sin que ni unos ni otros tuvieran nada que decir al respecto, amarrados como estaban por sus contratos. Esto marcó la aparición del star-system, el sistema de estrellas, en el cual las estrellas del cine eran promocionadas en serie, igual que cualquier otro producto comercial. Sólo Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y Mary Pickford se rebelaron contra esto, pudiendo hacerlo por su gran éxito comercial, y la salida que encontraron fue sólo crear un nuevo estudio para ellos solos: United Artists. Se habla así, de la producción hollywoodense entre las décadas de 1910 y 1950, como de cine de productor, donde contaba más el peso del productor que conseguía el financiamiento, que el director encargado de plasmar una visión artística. (Wikipedia)

5 Guido Gorgatti a la edad de 12 años fue convocado por Claudio Martínez Payva para hacer un monólogo en

Radio Municipal. Luego continuó en Radio Belgrano (llamada anteriormente LR3), Sténtor, Mayo, Mitre y Porteña. Se integró en 1932 al elenco de jóvenes en la Pandilla Marilyn y debutó en Radio Splendid participando en ciclos como Ronda policial, de hechos policiales y La familia de Pancha Rolón. Realizó radioteatros, y no volvería al cine hasta la década del ’50.

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Durante su gestión se ponen en cartel obras como Equs, Parra, La cocina, Absurda persona singular, Cena de matrimonios, Historia del Zoo. Después de su remodelación la sala reabre sus puertas con Thelma Biral en la Zapatera Prodigiosa y luego continúa su actividad con éxitos inolvidables como Taxi, Made in Lanús, Una Margarita llamada Mercedes. Fiebre de heno, Ha llegado un inspector, El viejo criado, La noche de la iguana, hasta llegar a la recordada pieza teatral Brujas que se estrena en el año 1991 y finaliza en 2000. En el año 2002, inicia su tarea la actual dirección del teatro a cargo de Enrique Albistur, donde la música pasa a ser la actividad central. Artistas nacionales y una exquisita selección de músicos internacionales son los protagonistas de este nuevo período. En el año 2008 es la segunda gran reestructuración de la sala incorporando nuevos camarines, recuperando las butacas originales y modificando nuevamente la escalera al pullman. En 2012 cumplimos 10 años y los celebramos no solo con una exclusiva programación sino también con mejoras edilicias que permitan ofrecer un lugar agradable al público y a nuestros artistas.