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    Los nuevos productivismos

    Marcelo Expsito

    El libro que el lector tiene en sus manos constituye la edicinimpresa de las conferencias impartidas durante el seminario Los

    nuevos productivismos, que tuvo lugar en el Museu dArtContemporani de Barcelona (MACBA) durante los das 28 y 29de marzo de 2009. Ligado a los cursos Imaginacin poltica quehan tenido lugar en el Programa de Estudios Independientes (PEI)del MACBA desde el ao 2006, en relacin asimismo con unaexposicin de gran envergadura celebrada pocas semanas antesen el mismo museo, Archivo universal. La condicin del docu-

    mento y la utopa fotogrfica moderna,1

    el seminario Los nuevosproductivismos formaba parte, por tanto, de una constelacinde actividades que observaban el proceso de radicalizacin simul-tneamente poltica y artstica de algunos sectores de las vanguar-dias ruso-soviticas como un momento fundacional del tipo dedesbordamientos de la institucin artstica que han generadoarticulaciones complejas entre el arte, la poltica, el activismoy la comunicacin de masas a lo largo ya de un siglo.

    1 Sobre el curso Imaginacin poltica, vase http://marceloexposito.net/pdf/exposito_pei1.pdf y http://marceloexposito.net/pdf/exposito_pei3.pdf;sobre el seminario Los nuevos productivismos, http://marceloexposito.net/pdf/exposito_nuevosproductivismos_es.pdf; sobre Archivo universal, ellibro homnimo publicado por el MACBA y la entrevista a Jorge Ribaltarealizada por Miguel Lpez, Ver la modernidad desde la fotografa escomo entrar a la historia por la puerta de servicio, en la revista ramona,

    n 88 (marzo de 2009) (http://www.ramona.org.ar/node/25193). En laweb http://www.macba.cat se pueden escuchar las grabaciones completasdel seminario.

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    El arte revolucionario ruso-sovitico producido entre lasdcadas de 1910 y 1930 sigue ejerciendo un influjo poderososobre numerosos aspectos de nuestros modelos culturales. Sinembargo, a la hora de evocarlo se ha oscilado histricamenteentre la fetichizacin de sus invenciones formales y la exaltacino denigracin de su idealismo, mostrado como un voluntarismoimposible de cumplir dentro de una quimera ms general (larevolucin, representada a imagen y semejanza de un monstruomitolgico que siempre acaba supuestamente por devorara sus hijos). Ciertas visiones dominantes sobre las vanguardias

    ruso-soviticas han sofocado, asimismo, su carcter de aconte-cimiento, la potencia de su irrupcin como una singularidad yuna diferencia irreconciliables con el devenir estable tanto de lahistoria del arte como de la poltica de masas. De la mismaforma, con frecuencia se ha obviado la fuerte resonancia quedicho acontecimiento ha tenido mucho ms all de su acotacinhistrica, en muchas de aquellas experiencias que han acometi-

    do, en dcadas posteriores, la exploracin de una politicidaddel arte en el deseo de abrazar procesos de transformacin socialprofundos.

    Frente a todo lo anterior, el seminario y este libro planteancon toda claridad la pregunta sobre la actualidadde dichoacontecimiento, siempre y cuando entendamos esa pregunta enun doble sentido un doble sentido foucaultiano, si se quiere:una exploracin de cules son los aspectos de las prcticas del

    presente en los que ese acontecimiento reverbera, esto es, lasformas en las que ese acontecimiento es de manera manifies-ta o velada constitutivo del momento presente; as como unainterrogacin por las condiciones bajo las cuales la potencia delacontecimiento originario pudiera ser reactivada. En este ordende cosas, el seminario se propuso un triple acercamiento a esaexperiencia histrica. En primer lugar, se trataba de articular

    unagenealoga; en segundo lugar, de aplicar una lectura crtica;y en tercer lugar, de rastrear las pistas de la actualidadde dosde los ejes ms importantes a travs de los cuales discurri el

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    antedicho proceso de radicalizacin poltica y artstica de lavanguardia ruso-sovitica: elproductivismo y la factografa.

    En ninguna de las versiones finales de las conferencias queaqu reproducimos queda incorporado un reconocimiento que sfue expresado en varios momentos de las ricas discusionesque provocaron las diferentes intervenciones. Se trata del reco-nocimiento al trabajo de recuperacin crtica de la vanguardiaruso-sovitica acometido por el historiador germano-estadouni-dense Benjamin H.D. Buchloh a comienzos de la dcada de losochenta. La tarea de Buchloh, con toda seguridad, ha posibili-

    tado que los contenidos de un seminario como el nuestro y lasinvestigaciones posteriores ms amplias de historiadores y crti-cos del arte entre los que se cuentan algunos de los invitadosa nuestro encuentro de Barcelona hayan podido desarrollarseen las condiciones de complejidad actuales.2 Es sin duda espe-

    2 Voy a enumerar algunos aspectos de aquellas investigaciones historio-

    grficas que directamente han inspirado y orientado el planteamiento deeste seminario y la edicin de este libro colectivo. El reconocimiento dela importancia que tuvo la tendencia productivista del constructivismoque ofreca Christina Lodder en Russian Constructivism. New Haven:Yale University Press, 1983 (edicin en castellano: El constructivismoruso. Madrid: Alianza, 1988). La funcin que cumpli la fotografa en lasuperacin de la fase especulativa de la vanguardia y en la masificacinde sus artefactos e hiptesis experimentales, tal y como explica Marga-rita Tupitsyn en The Soviet Photograph, 1924-1937. New Haven: YaleUniversity Press, 1996. El concienzudo desmenuzamiento de la diversidadinterna del proceso productivista que Maria Gough aplica en The Artist asProducer. Russian Constructivism in Revolution. Berkeley: University ofCalifornia Press, 2005. La luz que arroja Christina Kiaer sobre las prcticasextraartsticas de produccin de objetos para la transformacin de la vidacotidiana tras la superacin de la fase de laboratorio del constructivismo,en Imagine no Possessions. The Socialist Objects of Russian Constructiv-ism. Cambridge, Mass.: The MIT Press, 2005. Los ensayos de Devin Fore,

    acompaados de la edicin en ingls de los textos de Sergui Tretiakovdonde se definen los principios de una escritura factogrfica (vase TheOperative Word in Soviet Factography, October, n 118 [invierno de

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    cfico el marco de discusin en el que Buchloh eligi inyectarun cido cuestionamiento: se podra decir, en pocas palabras,que impugnaba con contundencia la manera en que Alfred Barr,el fundador material e ideolgico del Museum of Modern Art(MoMA) de Nueva York, hizo lo posible por negar o relativizarhistoriogrficamente la virulencia poltica en la que se precipi-taron algunos sectores del constructivismo proceso que lmismo pudo constatar durante su visita a la Unin Sovitica en1927 con el fin de instaurar y exportar un discurso interna-

    2006]). La articulacin de los modelos de radicalizacin de la vanguardiaruso-sovitica con otros momentos de concatenamiento del arte y la pol-tica, especialmente con experiencias contemporneas de las dos ltimasdcadas, que propone Gerald Raunig en Art and Revolution. TransversalActivism in the Long Twentieth Century. Los ngeles: Semiotext(e), 2007;y Tausend Maschinen. Eine kleine Philosophie der Maschine als sozialerBewegung. Viena: Turia+Kant, 2008 (edicin en castellano: Mil mquinas.Breve filosofa de las mquinas como movimiento social. Madrid: Trafican-

    tes de Sueos, 2008). Finalmente, el libro editado por Jorge Ribalta, queparte precisamente del lugar donde desemboca la narracin de Buchloh, losprimeros pabellones de propaganda que por encargo del gobierno soviticorealiz El Lissitzky: Espacios fotogrficos pblicos. Exposiciones de propa-

    ganda, de Pressa a The Family of Man, 1928-1955. Barcelona: MuseudArt Contemporani de Barcelona, 2009). No es por azar que se citenen esta nota ensayos publicados exclusivamente durante las ltimas dosdcadas: una de las tesis que articulaban el seminario propone identificaren el actual ciclo histrico de conflicto formas singulares de anudamientoarte/poltica que pueden considerarse en parte una actualizacin de losmodelos de radicalizacin ruso-soviticos. Investigaciones historiogrficascomo las citadas y esas nuevas experiencias artstico-polticas han venidodiscurriendo en paralelo durante los ltimos veinte aos, aunque casi nuncarelacionadas entre s. Este proyecto de seminario y libro plantea explcita-mente la necesidad de efectuar articulaciones novedosas entre unas y otras,para superar la habitual desconexin. Algunas de estas reflexiones estnexpresadas con algo ms de detalle en mis textos Prcticas artsticas / de

    comunicacin audiovisual y transformaciones sociales (http://marceloex-posito.net/pdf/exposito_bogota.pdf) y Walter Benjamin, productivista(http://marceloexposito.net/pdf/exposito_benjaminproductivista.pdf).

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    cionalista despolitizado sobre el arte moderno, que ms tarderesult funcional al modelo liberal de sociedad en las luchas porla hegemona cultural en el seno de la Guerra Fra. Pero msall de los condicionantes de ese marco de discusin historio-grfico, lo que los textos originales de Buchloh evidenciaban escmo esa virulencia poltica adoptada sobre todo a travs de lashiptesis productivista y factogrfica iba de la mano de undesbordamiento de los marcos establecidos heredados de lainstitucin artstica. Desbordamiento que, al contrario de lo queel sentido comn acadmico, historiogrfico, artstico e inclu-

    so poltico ha venido dictaminando, no supona un abandonosino, bien al contrario, una profundizacin de la fase de labo-ratorio o especulativa de las vanguardias plsticas, literarias yteatrales. Dicho de una manera brusca, aunque necesariamentedirecta: lo que la experiencia productivista y factogrfica mues-tra es que la politizacin del arte y su desbordamiento hacia laproduccin o el activismo social no es bice para la compleji-

    zacin de las hiptesis y herramientas tcnicas y formales delarte. Sin espacio, en esta breve introduccin, para la exgesis delos argumentos de Buchloh, proponemos un sencillo ejerciciode lectura. Tomemos sus dos textos publicados en 1984, FromFaktura to Factography y Since Realism there was... (On thecurrent conditions of factographic art).3 En los prrafos preli-

    3 From Faktura to Factography fue publicado en el nmero 30 de larevista October y ha conocido varias reediciones (entre ellas, la versincastellana incluida en el volumen de Buchloh: Formalismo e historicidad.Modelos y mtodos en el arte del siglo xx. Madrid: Akal, 2004), mientrasque Since Realism there was... (On the current conditions of factographicart) apareci en el catlogo colectivo Art & Ideology, publicado con moti-vo de la exposicin homnima en The New Museum of Contemporary Artde Nueva York, con edicin de Marcia Tucker. Buchloh, en este segundoensayo, va ms all de la narracin historiogrfica, pasando a interpretar

    la prctica fotogrfica contempornea de Allan Sekula y Fred Lonidiercomo una actualizacin del debate sobre el realismo planteado por lafactografa en los aos veinte, mediante el uso de la fotografa como un

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    minares de ambos ensayos, al ofrecerse una caracterizacinsumaria del clima de poca de la Rusia sovitica en los iniciosde los aos veinte, unas pocas lneas se repiten: Exista laconciencia general entre artistas y tericos culturales de estarparticipando en una transformacin final de la esttica moder-na de vanguardia, dado que se estaban transformando, de mane-ra irrevocable, aquellas condiciones de la produccin y de larecepcin artstica heredadas de la sociedad burguesa y susinstituciones.

    Esta interseccin de ambos ensayos constituye la sntesis de

    un programa artstico y poltico que ha buscado peridicamen-te ser reiniciado a lo largo del ltimo siglo, exactamente elmismo a cuya actualizacin querramos contribuir mediante esteproyecto seminarial y editorial: consiste en efectuar desborda-mientos de la institucin artstica, a partir del anlisis de lasmodificaciones que en esas instituciones se operan como resul-tado de dinmicas ms generales de transformacin de la

    composicin material, tcnica y poltica de nuestras sociedades.Que esos desbordamientos se efecten coadyuvando a orientarlos cambios hacia procesos de emancipacin colectiva, o biencontribuyendo a reproducir y perfeccionar la sofisticacin delos dispositivos de sujecin social, depende en gran medida decon qu voluntad poltica se decida actuar, no tanto en el sectorespecfico del arte o la cultura entendidos como campos

    paradigma de oscilacin entre tres vrtices cuestionados, cada uno a travsde los otros: el arte de vanguardia, el positivismo documental y el activis-mo social. Quisiera proponer que este planteamiento de Buchloh podraconstituir un punto de partida desde el que entender la radicalizacin deesa hiptesis sobre las condiciones contemporneas en que se actualizael modelo factogrfico, tal y como dicha radicalizacin se hace evidenteen la proliferacin del activismo artstico que desde finales de la dcadade los ochenta ha echado mano no solo de la fotografa, sino tambin de

    otras tcnicas contemporneas de representacin visual y comunicacin demasas. Algunas de esas experiencias ms cercanas de activismo artstico sepresentan en este seminario y en este libro.

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    escindidos y separados de la actividad social, sino ms bien yesta es sin duda otra de las grandes lecciones histricas de lastendencias factogrficas y productivistas en el interior de lamquina social que Marx denominara intelecto general, eldominio de la intelectualidad de masas. El lector o lectora habrcaptado la evocacin: reactivar la memoria del productivismo yla factografa en el presente es una manera de actualizar tambinla interpelacin insoslayable que contienen dos ensayos funda-cionales de Walter Benjamin, escritos en los aos treinta a modode hiptesis de intervencin terica en las tensiones de entregue-

    rras: La obra de arte en la poca de su reproductibilidad tcni-ca y El autor como productor. Las tesis de Benjamin que sealojan en esa pareja de ensayos sobrevuelan el conjunto de esteproyecto de seminario y libro. Constituyen sin duda uno de losprincipales telones de fondo terico-crticos frente al que semiden los ensayos a los que este breve texto sirve de introduc-cin, y en los que vamos a detenernos a pensar de inmediato.

    La divisin en dos jornadas del seminario original parecareproducir la clsica triparticin entre prctica historiogrfica,artstica y crtica. Sin embargo, el despliegue de los contenidosconcretos buscaba dinamitar ese sentido comn acadmico. Sibien las conferencias de Christina Kiaer y Devin Fore estaban ala altura de sus importantes investigaciones historiogrficas deaos recientes, sus hiptesis de lectura de aspectos concretos dela experiencia de radicalizacin de la vanguardia ruso-sovitica

    estn sustentadas en herramientas de interpretacin compartidascon lo que podramos llamar el giro terico de ciertas prc-ticas artsticas de las ltimas dcadas. En reciprocidad, no menoshistoriogrficas fueron las aportaciones de Dmitry Vilensky,Hito Steyerl, Marko Peljhan y Doug Ashford inspiradas en supropia prctica artstica. Y la necesidad de establecer articula-ciones complejas entre los diferentes campos que resultan de esa

    triparticin fue una propuesta programtica de la intervencinde Brian Holmes, elaborada a modo de recensin final del semi-nario.

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    Kiaer aplica su lente al trayecto seguido por el grupo cons-tructivista de Mosc, en lo que toca principalmente al progre-sivo abandono de los espacios de la institucin artstica paraabrazar la produccin industrial de masas. Una lectura de sesgofeminista permite a Kiaer diferenciar entre el modelo aparente-mente fuerte de productivismo, de acuerdo con el cual elobjetivo a perseguir por el artista debera ser la disolucin desu prctica en la produccin fabril, reforzndose as el imagina-rio masculinista del proletariado que ha sido hegemnico en elmovimiento obrero de masas del siglo pasado; y aquel otro

    modelo suave, segn el cual las experimentaciones construc-tivistas en el dominio de la percepcin y la modelacin cons-tructiva de imgenes y objetos podra expandirse hacia laproduccin masiva de artefactos tiles, los cuales permitiranuna transformacin del dominio de la vida cotidiana al promo-ver una nueva relacin que podramos calificar de no capita-lista entre el sujeto y las cosas. Me atrevera a decir que, de

    acuerdo con la interpretacin retrospectiva de Kiaer, aniquilarla cosificacin mercantil del sujeto y de la vida social, tal y comobuscaba el productivismo no masculinista, consistira no tantoen establecer un nuevo tipo de relacin transparente y directadel sujeto con las cosas una idea controvertida que sin dudaentrara en contradiccin con la base psicoanaltica que sostie-ne el mtodo de lectura feminista de Kiaer, sino ms bien enentender este otro proyecto productivista como una bsqueda

    de nuevas formas de subjetivacin individual y colectiva que,teniendo por horizonte la construccin del socialismo, pasaranpor una gestin colectiva del deseo y las pulsiones diferente dela instaurada durante la modernidad capitalista y profundizadaen las sociedades de consumo de masas.

    Aunque en una parte importante de la obra de Dziga Vrtovpesa el imaginario que ha sido hegemnico en la conformacin

    de la identidad proletaria clsica, la lectura que del film Entu-siasmo (1931) ofrece Devin Fore muestra cmo el proyectovertoviano consista en realidad no tanto en utilizar el cine como

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    un espejo de la realidad, sino ms bien en plantear la hipte-sis de la prctica cinematogrfica como un agenciamientomaqunico entre sujeto y tcnica. Ese agenciamiento se proyec-tara (literalmente, dado que de prctica flmica hablamos) enla conformacin de dispositivos, en el seno de los cuales elespectador atravesara una experiencia de resubjetivacin enrelacin ntima con el desarrollo tcnico. El cinematgrafo resul-tara ser, por tanto, el lugar privilegiado donde mostrar el esta-do de la produccin social poniendo en prctica al mismo tiem-po una tecnologa de produccin de la subjetividad socialista;

    tesis que recoge literalmente Benjamin en su ensayo sobre lareproductibilidad tcnica de la obra de arte. Ese tipo de agen-ciamiento maqunico imaginado y practicado por Vrtov es sinduda ms complejo, en lo que respecta a la articulacin delsujeto y el objeto por mediacin de la tcnica, que la mera rela-cin de solidaridad o camaradera del individuo con los objetossocialistas que propona Rdchenko. Pero sin duda no se

    encuentra tan alejado del modus operandi deseado por este parasu Club Obrero construido en Pars en 1925, proyecto en el queintersecan los ensayos de Kiaer y Dmitry Vilensky. El ClubObrero no buscara ser otra cosa que una mquina de subjeti-vacin poltica. De la lectura que aplica el texto de Vilensky sededuce asimismo otro aspecto crucial a la hora de atajar elsentido comn historiogrfico sobre las relaciones entre el artey la poltica en el rea de las vanguardias ruso-soviticas. Lo

    que este y otros ensayos de este libro muestran es que la funcinpoltica del arte planteada por los modelos productivista y facto-grfico no consiste o no consiste siempre ni exclusivamenteen la agitacin y la induccin a la toma de conciencia, sino msbien en la produccin de mecanismos ydispositivos de subjeti-vacin poltica que no necesariamente coinciden con la figuraclsica de la obra de arte como objeto de contornos definidos

    o portador de una condicin esttica esencial y reconocible. Elagenciamiento maqunico del cinematgrafo vertoviano, el ClubObrero de Rdchenko y el Pabelln de Pressa coordinado por

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    El Lissitzky muestran, todos ellos, ms all de sus diferenciasformales y tcnicas, las antedichas cualidades. Los dispositivoscolaborativos de produccin simultneamente poltica y arts-tica orquestados por Vilensky y el grupo al que pertenece, ChtoDelat?, tanto como las diferentes versiones del proyecto Makro-lab promovido por Marko Peljhan, traslucen una comprensinprecisa y constituyen una actualizacin sofisticada de aquelloshistricos artefactos experimentales.4

    Al comienzo hablbamos de un triple acercamiento a laexperiencia histrica propuesta, y hasta ahora se ha hecho

    hincapi en cmo el seminario acometa la construccin de sugenealoga y planteaba varias experiencias de su actualizacin.Aplicar una lectura crtica al proceso de las vanguardias ruso-soviticas resulta irrenunciable para evitar el ensimismamientode una apologa idealizadora o la inutilidad de un revivaldescontextualizado. En este sentido, nuestro proyecto semina-rial/editorial no puede sino contener tantas preguntas como

    certezas se han expresado hasta ahora. Cul puede ser la actua-lidad de un arte de la produccin cuando est en curso unarevolucin del modo de produccin capitalista que extiende laexplotacin del trabajo al dominio de la subjetividad y alconjunto de la vida cotidiana? Cul sera, en consecuencia, elprograma posfordista de un arte de la produccin actualiza-do? Cmo se puede poner en prctica una articulacin de artey produccin que no contribuya a las formas estetizadas de la

    poltica o el consumo de masas?Frente a la pregunta: qu sentido tiene ahora un arte dedi-

    cado al registro de los hechos, qu funcin cumple la utopa

    4 Marko Peljhan particip en el seminario pero su contribucin no pudoser incluida en esta publicacin. Sugerimos consultar el texto de BrianHolmes: Utopa codificada. Makrolab o el arte de la transicin (versin

    castellana en la revista Brumaria, n 7. Arte, mquinas, trabajo inmaterial(diciembre de 2006). Online: http://marceloexposito.net/pdf/trad_holmes_makrolab.pdf).

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    documental producir un lenguaje universal que d cuenta detodos y cada uno de los momentos de la vida cotidiana en elseno de las sociedades de control?, la respuesta ofrecida porHito Steyerl en nuestro seminario fue bien sencilla: la funcinde la documentalidad en las sociedades de control es, precisa-mente, controlar. Steyerl es contundente a la hora de plantearcun siniestra resulta la dimensin totalitaria en la que conflu-yeron histricamente el proyecto de planificacin absoluta dela subjetividad y la utopa de una tecnologa aplicada al registrocompleto de la vida cotidiana. Tanto como Doug Ashford lo es

    cuando nos advierte del peligro de aceptar el dogma del realis-mo como modo de expresin privilegiado del activismo artsti-co, en cuanto lenguaje de comunicacin directa y transparen-te, por as decir; sobre todo cuando las formas realistascooptadas sirven al proyecto de anclar los significados en elinterior de estructuras e instituciones sociales artsticas y noartsticas donde la funcin del arte debera ser desestructurar

    los significados antes que reproducir la estabilidad de los signos.Quiz tambin en ese sentido Brian Holmes propone que lafidelidad al proyecto histrico de la vanguardia ruso-soviticaradicalizada pasa en algunos aspectos por invertir sus trminos,en este momento en el que, dadas las condiciones del modo deproduccin capitalista, lo que necesitamos es subvertir y escaparprecisamente del dominio totalitario de la produccin sobre elsujeto.

    Puede que la perspectiva del proyecto de articulacin entrearte y poltica heredado de la experiencia de ciertas vanguardiashistricas haya dejado de ser la construccin del socialismo.Pero basta con dirigir la mirada al actual estado de las cosas ydel sujeto para entender que el horizonte de esa articulacin nopuede sino seguir siendo el de contribuir al proceso de unaemancipacin colectiva.