Maravilla villa de leyva

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La Mara Villa El epicentro es la ciudad maravillosa, encantadoramente tradicional, a la vez que moderna, cosmopolita, próspera y pujante, reconocida como el gran destino turístico de Colombia en el interior, equivalente a Cartagena en la costa. Villa de Leyva, sin embargo, no está sola; es el nombre más conocido de una paradisiaca región que se articula en las cuencas de tres ríos principales, -el Sutamarchán que recoge los ríos que vienen de la Candelaria, Ráquira, Tinjacá y Sáchica; el Río Cane, que bajas las aguas de la Sagrada Iguaque; y, el Pómeca que se descuelga desde el Alto del Sote y Arcabuco por las laderas de Togüí para reunirse todos en las aguas del Suárez, que se desprenden desde la vecina laguna de Fúquene, límite del ESPECIAL territorio de Ráquira. Villa de Leyva, la ciudad que comparte la extraordinaria y enigmática belleza de las tierras áridas del desierto de la Candelaria, testimonio del mar interior que hace millones de años cubrió estas tierras, con la cálida y verde porción del Bajo Ricaurte, la tierra del olor a la guayaba y al bocadillo y la panela. Villa de Leyva, la ciudad–región de extraordinario potencial económico en un circuito entre Ráquira y Santana, que debe convertirse en el principal destino turístico de Colombia en el interior, cuyo potencial agrícola y agroindustrial seguirá como auténtica opción de oportunidades y riqueza. Número 2

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El territorio boyancense

La MaraVillaEl epicentro es la ciudad maravillosa,

encantadoramente tradicional, a la vez que moderna, cosmopolita, próspera y pujante, reconocida como el gran destino turístico de Colombia en el interior, equivalente a Cartagena en la costa.

Villa de Leyva, sin embargo, no está sola; es el nombre más conocido de una paradisiaca región que se articula en las cuencas de tres ríos principales, -el Sutamarchán que recoge los ríos que vienen de la Candelaria, Ráquira, Tinjacá y Sáchica; el Río Cane, que bajas las aguas de la Sagrada Iguaque; y, el Pómeca que se descuelga desde el Alto del Sote y Arcabuco por las laderas de Togüí para reunirse todos en las aguas del Suárez, que se desprenden desde la vecina laguna de Fúquene, límite del

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territorio de Ráquira.

Villa de Leyva, la ciudad que comparte la extraordinaria y enigmática belleza de las tierras áridas del desierto de la Candelaria, testimonio del mar interior que hace millones de años cubrió estas tierras, con la cálida y verde porción del Bajo Ricaurte, la tierra del olor a la guayaba y al bocadillo y la panela.

Villa de Leyva, la ciudad–región de extraordinario potencial económico en un

circuito entre Ráquira y Santana, que debe convertirse en el principal destino turístico de Colombia en el interior, cuyo potencial agrícola y agroindustrial seguirá como auténtica opción de oportunidades y riqueza.

Número 2

Boyacá desde siempre ha sido reconocido territorio de historia y tradición. Desde las montañas, páramos y mesetas las cristalinas aguas de los ríos bañan los campos de la tierra pródiga y reverdecida de la zona cafetera del departamento, que se mezclan con las tierras desérticas de Villa de Leyva, Ráquira y municipios aledaños que despliegan un escenario de misterios prehistóricos.

Hacia el occidente de Tunja, a sólo 40 minutos, se encuentra esta Villa, municipio reconocido por una oferta turística que incluye atractivos naturales, históricos, arqueológicos y una agenda de festivales tradicionales que alberga anualmente a pobladores y viajeros provenientes de todas las

regiones del país y del exterior.

Este lugar marca el inicio del recorrido, por una de las maravillas boyacenses. A 10 minutos, se ubica Sáchica, reconocida por la conservación de expresiones tradicionales, que van desde lo religioso, hasta lo gastronómico: la Semana Santa en vivo y la preparación de la gallina criolla le han dado reconocimiento nacional a esta población. Hacia el occidente, varias poblaciones sirven de estación al recorrido cultural, ecológico y de entretenimiento.

Sutamarchán, famosa por la longaniza, los vinos del Marqués de Villa de Leyva y porque allí en una de sus fincas permaneció hace cuatro siglos el

La zona del Alto Ricaurte posee un misterioso encanto y una mezcla de gusto e incertidumbre al recorrer los amplios patios y pasillos de los monasterios construidos en la época de la conquista española. Ese es el caso de la Iglesia y Convento Santo Ecce Homo, que fue erigida en 1620 y que impacta a los turistas por la sublime arquitectura, del que fue el centro de evangelización de esta región.

Santo Ecce Homo

Gondava

cuadro de la Virgen del Rosario.

El camino continúa en Tinjacá, que tiene la única y cierta condición del mejor clima del país y expone la elaboración de artesanías de tagua, que, según los conocedores, son las más pequeñas del mundo. Tinjacá, el municipio de la longevidad y la paz, donde la gente se muere, llegando, o más allá de los cien años.

Y enseguida está Ráquira, pueblo que se caracteriza, por el trabajo artesanal con el barro, heredado de la tradición precolombina; en Ráquira está la Candelaria, el mejor testimonio de la evangelización española en los tiempos de la colonia, con el monasterio construido por los Agustinos; hoy Ráquira es el sitio obligado de visita de todos los que llegan a la región, completando el recorrido desde Villa de Leyva o conectando con Chiquinquirá, la puerta de la maravilla de Occidente.

La hermosa y siempre deseada Villa de Leyva, población que no opaca la belleza y emoción que despiertan los municipios vecinos, pero sobresale por su historia, sus investigaciones y riquezas arqueológicas y paleontológicas y sus particularidades arquitectónicas, es la ciudad región como marca que representa las dos provincias de Ricaurte. Villa de Leyva no es una maravilla, son cientos de maravillas compactadas en una sola.

La región de Ricaurte también es tierra de civilizaciones ancestrales, comunidades establecidas que dieron origen a los 13 municipios de la provincia, que deben sus nombres a esa historia aborigen del territorio; además de pinturas rupestres, centros ceremoniales y lugares sagrados que se cuentan a su paso por el recorrido regional. Paisajes, gastronomía y artesanías propios de cada municipio se mezclan en un recorrido en el que siempre está presente la ecología, la historia y las tradiciones.

Arcabuco

El gran Ricaurte

Partiendo desde Ráquira y terminando en Santana, una experiencia de paisajes, clima y cultura.

La inversión de 48 mil millones de pesos en esta carretera integrará la región de Ricaurte para aprovechar plenamente, a partir del turismo, sus extraordinarias potencialidades en lo económico, ecológico y cultural.

El gran Ricaurte

La visión del gobernador Juan Calos Granados es la correcta; impulsar la economía desde todas sus posibilidades, partiendo de adecuar, primero, las condiciones de conectividad y movilidad de cada región en particular.

Bajo el justo y preciso nombre de las siete maravillas, que son siete magníficas regiones del departamento, se identifican otras tantas obras que son el eje de articulación para lograr los objetivos propuestos del plan de desarrollo del actual gobierno.

En este caso es la recuperación de la carretera Villa de Leyva, Santa Sofía, Moniquirá, como el gran eje articulador de toda la provincia de Ricaurte, una vía que estará en perfectas condiciones antes de dos años, gracias a los recursos garantizados dentro del Contrato Plan que, a su vez, es el programa de inversiones más ambicioso que se ha logrado por gobierno alguno para Boyacá, con recursos del gobierno nacional y propios.

La inversión de 48 mil millones de pesos en esta carretera integrará la región de Ricaurte para aprovechar plenamente, a partir del turismo, sus extraordinarias potencialidades en lo económico, ecológico y cultural.

Cerca se encuentra Santa Sofía, adornado por los cultivos de curuba, visibles a lo largo y ancho de su territorio; de las áreas de cultivo, a las zonas de recursos hídricos, Gachantivá es el siguiente escenario, allí las cascadas formadas por los afluentes del río La Cebada, albergan a cientos de viajeros y lugareños que llegan para refrescarse con las aguas cristalinas que descienden desde el río.

La maraVilla de Villa de Leyva se ha ganado un lugar en la historia colombiana por ser tierra y albergue de héroes y poetas; allí nació en1786 el militar Antonio Ricaurte, inmolado en San Mateo durante la guerra de independencia. Antonio Nariño, fue acogido por esta tierra hasta su muerte, el 13 de diciembre de 1823. Más tarde, en la segunda parte del siglo IXX, acogió al célebre José María Vargas Villa; y, en la actualidad, es el lugar preferido para tener casa y vivir allí por parte de las más ilustres familias del país.

La magia de la ciudad aporta al turismo con el Festival Astronómico, el de Viento y las Cometas, y el de Luces. En Sáchica una mezcla de religión, cultura y festejo, hace sonar sus campanas con la Semana Santa en Vivo, mientras que Moniquirá vive días de carnaval en el Festival de Verano, agradeciendo a sus tierras el clima y la siempre permanencia del sol; Santana por su parte celebra el Festival de la Panela en julio y Togüí realiza la conmemoración de la fundación del municipio en septiembre.

Fiestas, tradiciones y ecología exaltan a cada municipio, tan distinto cada uno, y a la vez tan completos y tan boyacenses.

La carretera que comunica a la capital de la república con la Costa Atlántica, obliga su paso por los municipios de Arcabuco y Moniquirá; la carretera de occidente que une a Tunja con la zona esmeraldera, lleva un recorrido por Villa de Leyva y Sáchica. Dadas las condiciones de seguridad que caracterizan a la región, cualquier mes del año es apropiado para disfrutar de la historia, cultura y naturaleza que envuelve la escena de la Villa.

En cada uno de los 13 pueblos de la provincia, las paredes de adobe y las tejas de barro evocan la época colonial y las historias de libertad que han quedado guardadas en las calles, las iglesias, los conventos y las casonas, historias que traen a la memoria la valía de quienes han habitado esta tierra. Allí los pueblos han sido puestos con gran cuidado sobre las montañas, valles y desiertos, para alegrar la vista y el corazón de quien tiene la suerte de caminar por su territorio.

Sobre el Valle de Sanquecipá se estableció en 1572, la Villa de Nuestra Señora de Santa María de Leyva, declarada monumento nacional en 1954. La hoy Villa de Leyva se caracteriza por la conservación de su arquitectura colonial, por la oferta de hoteles, hostales, casas de descanso, zonas de camping, restaurantes, el hipódromo, campos de golf, viñedos, criadero de avestruces,

Iglesia de Moniquirá

Panorámica de Sáchica

La Candelaria

Santa Sofía

museos, festivales y celebraciones tradicionales que complementan este escenario turístico reconocido a escala nacional. Además a sólo 13 km se encuentra el Convento de Santo Eccehomo, monumento situado en Sutamarchán.

La majestuosa Villa de Leyva cuenta con una gran variedad de lugares para visitar. La plaza principal totalmente empedrada y considerada la más grande de Colombia, el Museo del “Fósil”, que alberga los vestigios de un reptil marino que habitó la zona. Villa de Leyva es una maravilla inigualable imposible de olvidar. La Reserva de Iguaque está compartida con Tunja y Arcabuco, un escenario de cuya cima nacen las aguas que surten a estas ciudades, constituye el epicentro de biodiversidad y conservación ambiental.

Ráquira, que en lenguaje muisca significa “ciudad de las ollas”, se ha caracterizado por las expresiones artesanales presentes a lo largo de su territorio. Tejidos de sacos, canastos, vestidos, hamacas, trabajo en arcilla, alfarería y olleros tradicionales se cuentan entre los elementos más representativos de la cultura raquireña. Galardonado por la Corporación Nacional de Turismo como uno de los pueblos más

lindos de Boyacá en 1994, cuenta con el Monasterio de la Candelaria, primero de Agustinos Recolectos en América, en pleno desierto del mismo nombre.

Otra de las visitas obligadas en la zona es Sáchica, un pueblo de estilo colonial llamado “la Jerusalén de Colombia”, al ser considerado como epicentro de concentración católica. Recinto de oración, festivales de música sacra y esculturas en honor al sol y la luna, adorados por las comunidades indígenas, sustentan la tradición religiosa de la localidad. Allí se encuentra la ‘Piedra del Castigo’, que se utilizó para reprender a los opositores del adoctrinamiento y la ‘Cruz Atrial’, usada para acercar a los aborígenes a los centros de adoración católica.

El mejor clima del mundo, paisajes ondulados y un río bañado por más de 120 micro cuencas son las características que en sí mismas, representan un atractivo natural de Tinjacá, que a su vez se conecta con Sutamarchán, el cual fue fundado en 1556 y que debe su nombre a un mezcla de un vocablo indígena y un apellido español, lo que simboliza la mezcla cultural del municipio que se refleja en santuarios, templos y conventos. Pero no sólo la arquitectura ha definido los rasgos característicos de la localidad. La gastronomía como expresión tradicional, ha ganado terreno en el panorama

Sutamarchán

Iglesia de Santa Sofía

Comida Típica

La región de Ricaurte es considerada como el epicentro del turismo arquitectónico y antropológico de la región,

que reúne algunos de los pueblos más bellos y mágicos

del territorio, en los que sobresalen su arquitectura y pasado colonial visibles. Un sitio ideal para disfrutar de desiertos, páramos, bosques y además conocer un poco del pasado indígena de la región.

turístico local; se destaca por la presencia de escenarios naturales, las areniscas líticas y los ecosistemas de montaña representan una alternativa turística para todos los excursionistas.

Moniquirá fue erigido villa republicana en 1825. Los valles, llanuras y praderas de esta zona de la Cordillera Oriental han facilitado las condiciones de la caña de azúcar, maíz, fríjol, café, naranja y guayaba que la han hecho llamarse ‘la Ciudad Dulce’; ha desarrollado la industria panelera junto con San José de Pare, y la de bocadillos, que dejan su olor en la capital de la Provincia de Ricaurte. Con la Serranía El Peligro, une un escenario de biodiversidad y conservación ambiental. El destino ideal para los amantes de la ecología es Gachantivá, por sus pisos térmicos, ecosistemas de montaña y zonas desérticas, bosques nativos, lagunas, ríos y colinas, como la conocida cascada La Periquera.

Para quien desea refrescarse, no hay nada mejor que Chitaraque, los imperdibles ríos Pómeca, Huertas, Lenguaruco y el Río Togüí. Una mezcla de culinaria, historia, ecología, deporte y fiestas hacen de Villa de Leyva y sus vecinos, la maravilla boyacense perfecta para perderse en sus montes y llanuras e iniciar una aventura con clase boyacense.

Sáchica

La Candelaria

Tinjacá