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Walter Fuidio Choca sdb II MARÍA NOS ENSEÑA A EVANGELIZAR LA CULTURA El Acontecimiento Guadalupano es un hecho de tradición histórica, de fe y de identidad. Trataremos, pues, de captar algunos aspectos del men- saje que nos deja María en los signos de su presencia en el mundo cultural azteca, para iluminar y animar con Øl la evangelización nueva de nuestro actual contexto histórico. Para estudiar y profundizar su pedagogía en la inculturación del Evangelio. 1. El mito del sol y María de Guadalupe Al principio de la conquista espaæola, el trabajo de los misioneros, no lograba frutos significativos. Los indígenas vivían en una situación de desesperanza. No sólo rechazaban el mensaje cristiano los principa- les dirigentes de los alrededores de MØxico; sino que tambiØn el azteca en general pensaba que toda su razón de ser estaba cumplida.

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Walter Fuidio Choca sdb II MARÍA NOSENSEÑA A

EVANGELIZAR LACULTURA

El Acontecimiento Guadalupano es un hecho detradición histórica, de fe y de identidad.

Trataremos, pues, de captar algunos aspectos del men-saje que nos deja María en los signos de su presencia en elmundo cultural azteca, para iluminar y animar con él laevangelización nueva de nuestro actual contexto histórico.Para estudiar y profundizar su pedagogía en la inculturacióndel Evangelio.

1. El mito del sol y María de Guadalupe

Al principio de la conquista española, el trabajo de losmisioneros, no lograba frutos significativos. Los indígenasvivían en una situación de desesperanza.

No sólo rechazaban el mensaje cristiano los principa-les dirigentes de los alrededores de México; sino quetambién el azteca en general pensaba que toda su razón deser estaba cumplida.

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¿Qué vieron los indígenas en esa imagen, que losllevó al cristianismo?

Al leer el relato la primera cosa que llama laatención es que Juan Diego oyó música. Para ellos, lamúsica era el medio de la comunicación divina. Por lotanto, esto estaba significando el origen divino de laSeñora.

�En nuestros pueblos, el Evangelio ha sido anunciado,presentando a la Virgen María como su realización másalta. Desde los orígenes en su aparición y advocación deGuadalupe, María constituyó el gran signo, de rostromaternal y misericordioso, de la cercanía del Padre y deCristo con quienes ella nos invita a entrar en unión. Maríafue también la voz que impulsó a la unión entre loshombres y los pueblos, como el de Guadalupe, los otrossantuarios marianos del continente son signos del en-cuentro de la fe de la Iglesia con la historia latinoameri-cana�.(9)

2. La Madre de Dios en la colina sagradade Tepeyac

La Señora se apareció en la colina de Tepeyac, unode los cuatro lugares sagrados de sacrificio en AméricaCentral. Allí estaba el santuario de Tonantzin, la Tierra.Aquella que, según el mito, era la madre del Sol, la quepaseándose sobre aquel cerro quedó embarazada del Sol.

Por lo tanto, es un lugar religioso clave para elpueblo azteca.

Pero ahora, la realidad de este lugar es reinterpretada,y se llena de un significado nuevo, con su aparición. Estolo captaron muy pronto los aztecas, y también, aunquemás adelante, los españoles.

Porque para ellos, no tenía sentido su historiay su existir, ya que según el mito del sol habíaterminado el ciclo de la historia y su destino no eraconvertirse a quien no era su Dios, sino caer enla muerte.

En esta situación nos preguntamos: ¿cómofue que, sin embargo, se obró la conversión,incluso masiva de los indígenas, hasta tal puntoque los misioneros del Valle de Anahuac no dabanabasto para bautizar a tantos?

A la motivación histórica de este cambio culturalmilagroso hace referencia el documento de Puebla,cuando dice de María de Guadalupe: �El Evangelioencarnado en nuestros pueblos los congrega en unaoriginalidad histórica cultural que llamamos Améri-ca Latina. Esa identidad se simboliza muy luminosa-mente en el rostro mestizo de María de Guadalupeque se yergue al inicio de la evangelización latinoa-mericana�.(8)

Cuando Juan Diego llegó al cerro de Tepeyacescuchó que lo llamaban: �Juanito, Juan Dieguito�;y dice Antonio Valeriano en el Nicán Mopohua: �Elsubió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehuma-na grandeza, cuyo vestido era radiante como elSol...� La imagen de María de Guadalupe es unaevangelización del núcleo de nuestra anterior cul-tura solar.

Para poderlo entender es indispensable tenerpresente la cosmogonía solar azteca y su diccio-nario: el calendario azteca. En este mito existeuna �semilla del Verbo�, que María de Guadaluperelaciona con Jesucristo. El era el verdadero Solque de ahora en adelante daría vida al pueblo.

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La Señora del Cielo era familiar a su mundo cultural,aunque traía una misteriosa novedad. Pero veamos algode lo que ellos vieron en esta imagen:

1. El vestido de la Señora era de un rojo pálido; el colorde la sangre derramada en los sacrificios y el colorde Huizilopochtli, el dios que daba la vida y laconservaba; rojo era también el color del orientedel que sale el Sol victorioso, después de habermuerto durante la noche.

2. El color predominante del cuadro es el verdeazulado del manto, color regio de los diosesindios, color de los principales del pueblo; eratambién el color de Hometeoltl, el origen detodas las fuerzas naturales.

En la sicología cromática del mundo nativo, elverde azulado se encontraba en el cruce de lasfuerzas opuestas: significaba así la fuerza queunifica las tensiones opuestas que actúan en elmundo.

3. La Señora llevaba ceñida a la cintura una bandanegra, cinturón y moño, signo de embarazo ymaternidad; si era Tonantzin, Nuestra Madre,su embarazo era el Sol.

4. La Señora era mayor que el más grande de losdioses indios, el Sol; pues lo ocultaba sin extinguir-lo. Ella era más fuerte que él. Era también mayorque la Luna pues estaba en pie sobre ella. Con todola Señora no era una diosa pues no llevabamáscara, su rostro era afable, no como las diosasque pedían sacrificios.

Si en el cerro del Santuario de �nuestra madre�se aparece ahora la Madre de Dios, es para revelar-les que en ese lugar del alumbramiento del Sol, seproduce ahora la presencia del nuevo Sol: Cristo, elverdadero Dios por quien se vive.

Y donde había un Santuario a Tonantzin, ahorala Madre de Dios, pide un templo, una casa, unhogar, para �...en él mostrar todo mi amor, compren-sión, auxilio, defensa, pues yo soy vuestra piadosaMadre...�.

A partir de ese momento, el nuevo Santuario deGuadalupe se convirtió en la matriz religiosa y cultu-ral que engendró un pueblo y un continente nuevo.

Desde allí un nuevo Sol ilumina y da vida alpueblo azteca y americano: Cristo, el hijo de Maríade Guadalupe. La cual a su vez se convierte,también, en nuestra madre porque con ella nace unpueblo nuevo, que resurge a la esperanza.

3. María, presencia cercana y familiar

Para enseñarnos que es necesario evangelizarla cultura, María se aparece, en Guadalupe, consignos cercanos y familiares al contexto religioso-social mexicano.

Primero su imagen quedó impresa en la túnica deun integrante del mundo cultural mexicano: JuanDiego, un indígena cristiano de unos cincuenta años.

En segundo lugar, su hermosa figura maternase expresaba a través de signos y colores culturalesy religiosos que podían ser leídos e interpretados porel pueblo.

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El mismo Juan Diego tiene profunda con-ciencia de ser un hombre pobre y sencillo; así selo dice a la Virgen en su segunda aparición: �teruego, encarecidamente, Señora que le encar-gues a alguno de los principales, conocido, res-petado y estimado, le encargues que lleve tumensaje para que le crean; porque yo soy unhombrecillo, soy un cordel, soy una escalerillade tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda,y Tú, Niña mía, la más pequeña de mis hijas,Señora, me envías a un lugar por donde no andoy donde no paro�. Pero sin embargo un futuro deesperanza nace en Juan Diego, hijo de un pueblopobre, conquistado y desalentado. Porque tam-bién a él, le corresponde transitar por los cami-nos bíblicos del Siervo. �He aquí mi siervo a quienprotejo, mi elegido, en quien mi alma se compla-ce�. (Is. 42,1). Por ese camino paradójico, llegala poderosa gracia de Dios: �...pero es de todopunto preciso que tu mismo solicites y ayudes ycon tu mediación se cumpla mi voluntad�, leresponde la Virgen María. �Yo te he tomado dela mano y te he formado, te he puesto comoalianza del Pueblo y luz de las naciones...� (Is. 42,6-8).

Y es a través de este pobre �hombrecillo� queMaría evangeliza a la raza indígena y a los conquis-tadores. En efecto, a partir de este acontecimientose realiza una conversión masiva de los aztecas yun despertar cristiano de los españoles.

Además María habla la lengua de Juan Diego,con lo cual está revalorizando a un pueblo con-quistado y sumido en el pesimismo fatalista.

5. También el deseo de un templo tenía sentidopara el indígena. En sus anales jeroglíficossobre la Conquista, un templo destruído oquemado era signo del fin de una civilizacióny modo de vida. Por tanto, el templo deseadosería todo un nuevo estilo de vida, continui-dad pero trascendencia con el pasado. Signi-ficaba la aparición de una nueva era.

6. Las rosas, como la música, eran para losindígenas un modo supremo de comunica-ción: si la música creaba una atmósferadivina, las rosas significaban una vida másallá de la vida. Por que la verdadera Realidadsólo se podía conocer, para ellos, a través de�las flores y los cantos�. El hermoso rostromestizo de María de Guadalupe es pues, tanfiel a la cultura azteca que cuando los indíge-nas la vieron se sintieron identificados enElla... y con gran resonancia bíblica, nos diceel relato �que la ciudad entera se conmovió�.Se convirtió en un acontecimiento que sacu-dió la vida del pueblo. Lo despertó a la fecristiana.

4. María elige a un pobre y habla suidioma

Ella elige a un conquistado que vive humilde-mente en la periferia de la cuidad. A él se lemanifiesta y le comunica una noticia y misiónesperanzadora. �Mira que has oído mi mandato, hijomío, el más pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo�.

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Señora les traía un tiempo nuevo, y no la muerteo el fin de su historia.

Se le abría así una esperanzadora y sorpren-dente posibilidad: la aurora de una era nueva. Laesperanza volvía, los misioneros se encargaban derelacionar ese nuevo Sol con Jesucristo, de ahí losbautismos en masa y el comienzo de la evangeliza-ción del continente. Tal fue la �relectura indígena�de la imagen de Guadalupe.

Su conexión con el mito solar, que era el idiomareligioso en América, llevó a Guadalupe a muchospaíses del continente. El español vio en Guadalupeuna imagen de Nuestra Señora que no le eraextraña: son parecidas a ésta varias AsuncionesEspañolas del siglo XVI.

Además, adopta un nombre español: Guadalupe.Su raigambre bíblica es evidente en el Apocalipsis,capítulo doce: �Apareció en el cielo una señalgrandiosa: una mujer, vestida de Sol; con la Lunabajo los pies...� (Ap. 12,1).

La predicación del fraile y el obispo completa-rían el mensaje. Y va a ser a partir de esta luz deCristo, que se inicia una constante renovación ytransformación evangélica del hombre y de la cul-tura azteca.

Transformación e idioma de fe que luego irárecorriendo toda América, hasta marcar el rostroamericano con los valores cristianos.

�De tal modo que en esa maravillosa apariciónqueda cristalizada una síntesis del México nuevo y susdestinos universales, en la conexión, precisamente,con la línea salvífico-escatológica de la mujer del

Con este signo, Juan Diego y su pueblo eraninvitados nuevamente a creer en su historia, alevantar el ánimo y a recuperar la alegría de la vida.

Y para el español creyente, era un llamado areconocer la dignidad humana del indígena y arespetarlo. Así lo indicaba claramente la Señora dela aparición. Ella adopta un nombre mexicano:Coatlallope; y que el Obispo Zumárraga entendiócomo Guadalupe; así tanto los aztecas como losespañoles se sintieron interpretados.

En este contexto cultural, la Virgen, se pre-senta como la Madre del Dios de la vida que estájunto a los pobres y necesitados, �dispuesta amostrar todo su amor, pues yo soy vuestra piadosamadre�.

También anuncia una nueva raza de hijos deDios y de hermanos. En efecto, ella es Madre de losconquistados y de los españoles y por lo tanto todosson hermanos.

Con esto le está diciendo a los conquistadoresque la �Madre del verdadero Dios�, quiere a losconquistados, que éstos tienen igual dignidadhumana que ellos. ¡Por lo tanto tienen que serrespetados y tratados como personas!

5. María anuncia a Jesucristo, “sol” porquien se vive

La conclusión es evidente: los indígenas, al verla imagen de Guadalupe y al escuchar el relato dela aparición, relacionaban a la Señora con un nuevoSol. El pueblo azteca seguiría viviendo porque esa

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aparición de la Madre de Dios y la llama familiar-mente: �Niña Mía�.

Experimenta la cercanía de Dios y de suMadre, que a través de su humilde mediación, semanifiesta a sus hermanos para salvarlos.

Esto hace posible el paso de una fe religiosadébil a una fuerte fe cristiana. De una religiosi-dad popular ambigua a una religiosidad popularprofunda, marcada por el Evangelio de Jesucris-to. El descubre al hombre americano, represen-tado en ese inicio por el pueblo azteca, su digni-dad humana en �presencia� del español.

7. María, guía de la nuevaevangelización

Guadalupe es clave para la lectura de lahistoria de la evangelización en el continenteamericano. Ella nos enseña con su presencia, lamanera cómo predicar el Evangelio en nuestratierra.

Siguiendo la ley de la encarnación de Cristo,su Hijo, nos hace comprender que lo que no esasumido por el evangelizador no es luego redimi-do.

Manifiesta así, el modo de obrar de Dios, supedagogía salvadora; llena de amor y siempredispuesta a consolar y ayudar al pueblo.

Por eso María se convierte, nuevamente, enla guía que nos acompaña a predicar el Evangelioen América; en la estrella de la nueva evangeli-zación.

Como Madre-misionera, ha precedido siem-pre a la llegada de Jesucristo a los corazones.

Apocalipsis: María. Así, Santa María de Guadalupees signo evangelizador, presencia salvífica, no sólopara México, sino para todo el continente.� (10)

6. María rechaza el fatalismodesesperante

La cosmovisión cultural y religiosa aztecahabía caído en un fatalismo desesperante. Elpueblo ya no creía en su historia. María vence latentación del fatalismo y abre para ellos el hori-zonte de una nueva era.

Su mensaje transforma la religiosidaddeshumanizante, que llegaba hasta ofrecer fre-cuentes y diarios sacrificios humanos, siguiendo elmito del Sol, por el cual éste, necesitaba alimentarsecon la sangre de las víctimas humanas, para tenerla fuerza suficiente para amanecer e iluminar al díasiguiente.

María la Madre del verdadero Dios, Jesucristo,al traer su palabra, rompe ese círculo fatal del�eterno retorno�, iluminando el �corazón azteca� yhaciendo de su decadente y derrotada historia, unahistoria de salvación; una historia nueva llena defuturo.

La historia, que sus sacerdotes y adivinoshabían profetizado que terminaba en 1519, recibeahora la iluminación salvadora. Ha sido superadala historia fatalista que responde a ídolos �sinojos, ni oídos, ni boca� ya que no tienen vida nifuturo; por una historia animada por latransformante presencia del verdadero Dios connosotros. Tan real es esta presencia, que JuanDiego se llena de confianza y cariño con la

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En �sus ojos� parece revelarse el Pentecostésamericano, por el cual la Iglesia nace en torno aMaría, la Madre del Cielo, presidida por unsucesor de los Apóstoles, en un nuevo cenáculode discípulos, como nueva familia �universal�integrada por diferentes razas y culturas.

María se presenta como la primera misione-ra que reune con su amor materno a los discípulosde su Hijo en el inicio de la evangelización y enel comienzo de la nueva identidad históricaamericana.

Así reunida en comunión por una fuerza queviene de lo alto, esta nueva familia es transfor-mada por la acción del Espíritu en el nuevo pueblode Dios en América.

8. Una evangelización en y de lacultura

�Juan Pablo II y la IV Conferencia episcopallatinoamericana reconocieron que en Santa Maríade Guadalupe, a través del indio Juan Diego, seofrece un ejemplo de evangelización perfectamenteinculturada. En �Ecclesia in America� el SantoPadre la llama �Madre de América�, y en su cuartavisita a México declaró el doce de diciembre comofiesta litúrgica de María de Guadalupe en todaAmérica�.(12)

El milagro de Guadalupe supera el horizonteamericano y tiene una proyección universal;María, en efecto, nos dice: �Yo en verdad soyvuestra madre compasiva, tuya y de todos loshombres que en esta tierra están en uno (juntos)y de las demás

Esta manera inicial de evangelización ha sidoverdaderamente una muy honda encarnación delmensaje en la cultura indígena. No se ha tratadode escandalizarse frente al mito, o desecharlocomo demoníaco o supersticioso, sino que se lo haasumido; y desde él se ha dado una evangelizaciónprofunda, que no aparece como dominación, sinocomo culminación de etapas anteriores: como cul-minación de una expectativa. Esta evangelizaciónfue así, una buena noticia, y de una postura de totalderrota y muerte se llegó al inicio de un tiempo devida y liberación.

Guadalupe ha sido un verdadero ejemplo deevangelización de la cultura, que no se queda en unbarniz superficial, sino que llega a las auténticasraíces culturales del pueblo.

Hoy� �toda la Iglesia es invitada a vivir másprofundamente el misterio de Cristo... Esto lo hacecon María y como María, su madre y modelo: es ella,María, el ejemplo de aquel amor maternal con quees necesario que estén animados todos aquellosque en la misión apostólica de la Iglesia, cooperana la regeneración de los hombres. Pero en estecamino la Iglesia procede recorriendo de nuevo elitinerario realizado por la Virgen María.�(11)

La investigación de la tela de la imagen de laVirgen de Guadalupe, con medios de tecnologíamoderna, ha permitido descubrir en la pupila de losojos de María, al parecer, la escena de las rosas yhasta doce figuras humanas como diciéndonos:que su mensaje continúa abierto a la profundizaciónde nuestra fe y que su ojo sigue �vivo� sobre larealidad americana en este tiempo de la evangeli-zación nueva.

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variadas estirpes de hombres... para reme-diar, para curar todas sus diferentes penas, susmiserias, sus dolores� (13)

�Hace quinientos años parecía darse un abis-mo infranqueable entre lo que significaba lo mexi-cano y lo europeo; parecía irreconciliable la reli-giosidad natural ancestral de los unos con lareligiosidad positiva revelada de los otros... Elacontecimiento guadalupano es el cómo y el cuán-do de la encarnación del Verbo que hace encon-trarse lo distante y lo irreconciliable: María deGuadalupe se presenta con flores y cantos, mane-ra indígena de percibir a Dios; se rodea de símbolosque hacen entender a Juan Diego y a los suyos queno hay contradicción entre una cultura y la otra;ella se identifica como Madre del Dios único, del�arraigadísimo Dios� de sus antepasados; pide untemplo para ahí entregárnoslo, lo que en contextoindio equivalía a restaurar la nación, la cual, sinembargo, ya no será tribal y limitada, sino univer-sal y total, pues ella es Madre de todos; iguala endignidad a indios y españoles, confesándose Ma-dre de todos los humanos�.(14)

( 8) Puebla, obra citada, Nº 440.

( 9) Puebla, obra citada, Nº 282.

(10) J. M. Galaviz, El hecho Guadalupano, V. Pastoral 28, México,

1979.

(11) Juan Pablo II, Carta Encíclica �Redemptoris Missio� sobre: La

permanente validez del mandato misionero, 1990, Nº 92.

(12) El Acontecimiento Guadalupano hoy, L'Osservatore Roma-

no, 7/12/2001, 15.

(13) Antonio Valeriano, Nican Mopohua, 29-32.

(14) Los obispos de México: El Acontecimiento Guadalupano, 12

de octubre de 2001. L�Osservatore Romano, 7/12/2001,15.