Maqueta libro la rueda

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Maqueta libro la rueda

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Portada revista La Rueda N°2Obra original: xxxxx xxxxxxPopayan 1983

LA RUEDA 2

Número 2 – 11 épocaApartado aéreo 755Popayán, Abril de 1983

Consejo editorial:

German MendozaGonzalo BuenahoraOscar HernándezCristóbal Gnecco

Obras de:

José María SerranoJuan Manuel RiocaGerman MendozaCristóbal GneccoGiovanni QuessepCasrlos FajardoGustavo WilchesGonzalo Beunahora

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PAISAJE CON MUJER

De entre los intrincados espacios, con el viejo silabeo de los enanosdecrépitos, desde la lejana distancia de la anciana sentada en el café, por lasmentidas catedrales, del lado desconocido de los alambiques. En la manouna sombra vaga, descolorida por las tristes embestidas de los hombres. Lafalda en un mapa de cuadros, barrotes; báculos el espeso sabor de los senos sedesborda e incita. La clara boca, la suave curva del vientre. De los asaltoshan quedado huellas: la triste manera de mirar, de inclinar confusamente lacabeza; la forma vaga de llevar al hecho, la risa nevada para beber el semen.De tanto trasegar poco ha quedado: tal vez el rastro difícil de un caracol enLa arena, la apresurada cópula. La voz no habla; se ha negado a seguir el azar,Los grises devaneos de la certeza. Solamente espera el encuentra repentino,No pensado, en la esquina donde podrá lanzarse plena como dentro de unOcéano en tinieblas. Un marino salobre ha de esperarla al borde de las Sábanas;le tendrá un bote que se interne suavemente en ebrios alcoholes.

In memoria A gusto Rivera Garcés

LA RUEDA N° 2

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LA RUEDA N° 2 | Poesía

OSCAR GARCÉS ARIAS

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"TREINTA POEMAS A LA LUCHA SIN CUARTEL” (1969)

I

Comandantesde América Latina,con nombres de luchaen cada letra,manos de sangre en los fusiles,pies de arcilla en los caminos.

Comandantesdel verde de los camposdonde cada disparoes canciónde recuerdosy esperanza.

II

(a Tania)

Eres toda la sangrevestida de fusiles,tienes rojos los labios,cintura de aire roto,pies de huesos cantandopara todo camino;en tus manos hay dedosampollados de tiempo,y en tus ojos suspirosque luego se extroviertenal compásde metralletasy fusiles.

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OSCAR GARCÉS ARIAS

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III

Casandra, ¿recuerdas?Llevabas pintura roja para los muros,pancartas sobre las mesas policromadas,en tus ojos angustiay en las paredes, letras-moldepintadas con color de rebeldía.

¡Casandra! Ahora tenemos en las manos

ampollas de tiempo,muertes que nos esperan…sigamos el caminocon nuestros piesde arcilla.

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LA RUEDA N° 2 | Narrativa

Para Genaro Jordán, la contemplación ensimismada del espejo debíaconstruir una suerte de paliativo al tedio abrumador de los días de lluvia.Verloallí, concentrado, mirándose sin verse, buscando más allá de su imagen repetida,con los puntos cardinales este y oeste trastocados, algo misterioso e irrecuperable,era imaginarse un jugador eterno de ajedrez dando vueltas simbólicas por entrelas fichas. Y como esta práctica insólita no tenía espectadores -Esperanzatrabajaba todo el día - podía fácilmente dejar pasar las horas sin percatarse delcambio paulatino en el ángulo del sol y laintensidad de la luz en la pieza, como si el espejo tuviera una noción propiade la iluminación o como si dentro de su faz argentinada se desarrollara otraconcepción de la realidad, velada a todos aquellos que no tenían la pacienciade mirarlos hasta lograr encontrar el sitio exacto en que se daba a conocer.Un chasquido de llave en la cerradura de la entrada rompía el encanto. El relojde la sala daba las seis de la tarde y los papeles se intercambian esperanzallegaba del trabajo y sin más contacto que un leve roce de labios, Genarocumplía su cometido de cuidador nocturno en una lejana y solitaria factoría,no sin mostrar la inquietud de una esposa bella dejada sola seis noches a lasemana. Mientras imaginaba su cuerpo desnudo acomodarse bajo las sábanas,mas allá, a salo de esa intemperie oscura y observa, Comenzaba a rememorarlas historias sobre espejos leídas con minuciosa disciplina en las últimas horas.Los egipcios construían en sus pirámides un laberinto de espejos pulimentadosde tal manera que la luz que incidía en ellos se reflejaba completamente. Enuna compleja e interminable espiral, iba llevando el rayo desde la superficiehasta las tinieblas profundas, donde cansado de tanto reflejarse disminuiría suvelocidad y se transformaba en oro. El secreto de los alquimistas. Se prometíaintentarlos en la primera oportunidad. Tal vez su naturaleza introspectiva ysu paciencia inusitada darían resultado.

GERMÁN MENDOZA

EL LADO OSCURO DE LOS ESPEJOS

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1. Notas al pie de página si las hubiera, este sería el formato.2. Fuentes , fechas, contextualizaciones.

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No era ciego a ese deseo lujurioso de esperanza pro las joyas y la vida fácil.Aunque ella se cuidase de dejar salir una palabra de reproche, su reclamo eratan sutil que una mente menos abierta que la suya no hubiese podido captarla exacta dimensión de sus palabras. Los domingos, liberados de la calcinanterutina del trabajo, solían salir a la calle gritando de júbilo con el sonido de lascampanas, o chapaleando en la rumba feliz de encontrarse sin obligaciones,sin tener que dejar relegados los besos por hacer el almuerzo o sin suspenderel desafuer o febril porque era la hora de entrar a la oficina. Por una vez a lasemana. Genaro se olvida de los espejos aturdido por el perfume sensual deEsperanza y la promesa de besarse más allá de la esquina, sin que el tiempo searrastrara pacientemente y sin que el atardecer no representara la convicciónde terminar otra vez con el paraíso. Desde hacía unas semanas, sin embargo,un leve pensamiento, imperceptible como el ruido de las hormigas al atardecer,le molestaba en el fondo del cerebro. Un gesto de ella, displicente, un rechazofugaz a sus caricias, que no eran más que treguas momentáneas a la felicidad,comenzaron a moldear una pregunta escalofriante: ¿No podría suceder queEsperanza, cansada de deslomarse diariamente para conservar estable sueconomía, aburrida de tener que contar los centavos estirándolos durante lostreinta días de su eterno calvario, decidiera de alguna maneraincrementar esasentradas con un amante ? La idea quedo sofocada por el amor intenso y losaños de felicidad interrumpida, pero a medida que pasaba el tiempo se fuehaciendo más latente y a finales de Octubre se convirtió en una obsesión muchomayor que la de los espejos. A las cinco de la mañana, ahora de fin de turno,se desesperaba en el bus tratando de llegar a su casa para entrar como un locoen el cuarto, esperando en cualquier momento sorprenderla en la materializaciónde la sospecha. -¿Qué te pasa? - decía ella entonces, con tan expresión desorpresa que borraba de inmediato cualquier pensamiento negativo o lo impedíaa pasear sus manos pro la exquisita geografía de su cuerpo, sintiendo como supiel respondía a la caricia anhelada y a los besos desaforados, hasta cuando elparoxismo de la pasión hacía estallar de indignación a los vecinos. Lacontemplación del espejo fue desde entonces más que una encanto maravilloso,una puerta de escape al embate de los celos que empezaba a quebrantarle elsosiego, un punto de contacto con un tiempo y un espacio distinto. Se inventómiles de formas de mirarlo, conciente de estar llegando al sitioexacto en que se abriera la puerta hacia ese otro Universo, como Aliciapenetrando en la certidumbre del absurdo. Y lo logró, la tarde del 9 deNoviembre en que, colocándose en cierto ángulo casi imposible del espejo,pudo entrever otra escena: ese mismo cuarto, pero de noche y en la cama,retozando como conejos, Esperanza y un hombre desconocido,grabada para siempre en el tiempo infinito del siglo y en ese otro lado, el ladooscuro de los espejos.

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GERMÁN MENDOZA