“Cada momento

es de oro, para

los que los saben

ver como tal”

Henry Miller

Mi primer momento de oro,

hace casi 29 años, un 23 de

noviembre del año en el que

El Salvador estaba recién

estremecido por un

terremoto de gran magnitud.

Realizando el aterrizaje en

esta tierra donde Dios me

ha enviado, sin nada de

nada…

¿Nada de nada? Corrección…

Todo lo necesario para salir

adelante… una familia cristiana

en la que ha tocado hacerla de

primogénito, marcando paso y

abriendo brecha para mis dos

hermanos.

Una gran responsabilidad

definitivamente, pero sobre todo

apoyo mutuo para poder ser el

orgullo de nuestros padres que

con mucho sacrificio nos sacaban

adelante con lo mejor que

pudieran darnos.

A medida crecía, el

deporte por excelencia

marcó un ciclo de mi

infancia, dedicándole

tiempo al futbol como

entretenimiento.

Los primeros

acercamientos a la

tecnología fue por medio

de los videojuegos,

pasando muchas horas

tratando de superar

obstáculos en los distintos

juegos, resolviendo

acertijos y perseverando

en cada nivel.

Una cosa lleva a la otra, y

el inglés fue entrando por

esos videojuegos, lo que

comenzó por un “quisiera

entender que dicen”, se

convirtió en una lengua de

mi gusto y de mejor

asimilación durante el

aprendizaje.

Todo esto sin dejar de lado los

estudios, pues no basta con sólo

ir avanzando los niveles, sino

hacer lo mejor que se pueda,

con mucho sacrificio, pero con la

satisfacción siempre de haber

dado el todo por el todo.

Y es así que gracias

a Dios se cumple un

logro, no sólo

personal, sino

familiar.

¡Un Ingeniero en

computación en la

familia!

Casi que al mismo

tiempo se abrieron

las puertas para

comenzar una nueva

etapa: el trabajo.

Decidido a recorrerla

de la mejor manera

para ser un gran

profesional.

¿Y por qué detenerme

acá?

¡Quiero tener mi estudio de

postgrado antes de los 30!

Y es así como se arranca

esta siguiente etapa de

estudios universitarios con

especialidad en comercio

electrónico.

Teniendo muy claro

que quiero algo

diferente y mejor

para mí y los míos,

eso es la gasolina de

mi motor.

Es por eso que estoy

decidido a dejar huella, pues

no quiero que mi paso en

esta tierra pase

desapercibido, quiero

contribuir a dejar algo

positivo como legado.

¿Un proyecto? ¿Una familia?

¿Una empresa?

¿Por qué no todo eso y más?

¡Todos nuestros

momentos son de oro!