Manuel Monereo. La Gran Transición Geopolitica

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LA GRAN TRANSICIÓN GEOPOLfTICA. CRISIS CAPITALISTA, CICLOS HEGEMÓNICOS Y DISTRIBUCIÓN DE PODER* El propósito de esta reflexión se configura en torno a 1 a) En las.rclacinnes"trasnacionalesJa..economía-mundo ca- pitalista vive una mutación, L1na [eordenaciánsistémica. Mrontamos transición .. dimensiQnes, su fundamento es la redistribución sustancial del poder político a nivel mundial. 2 a ) 1:'l,tiI:,a y el Caribe tienen ante sí una gran opor- tunidad histórica para ser sujeto y no mero objeto en esta transición. Esta región es,:na 4e Por primera vez en décadas es un territorio en disputa entre las gran- des porencias. La conmemoración del bicentenario de la indepen- dencia enlaza en el momento actual con esta cuestión. Es una nueva oportunidad histórica para engarzar la emancipación social con la independencia nacional y la soberanía con la unidad latinoameri- cana. 3 a ) Necesidad de para ello hay que salir del "cosmopolirismo de mercado" y organizar una nueva unidad que permita un modelo de desarrollo social, económico y ecológicamente sostenible. En definitiva; convertirse en un sujeto * Texto publicado en el número 278 de El Viejo Topo, marzo de 2011. 49

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Análisis de la redistribución del poder político en la economía-mundo capitalista desde la óptica de America Latina y el Caribe. Una propuesta de nueva regionalidad en el contexto postfordista.

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  • LA GRAN TRANSICIN GEOPOLfTICA. CRISIS CAPITALISTA, CICLOS HEGEMNICOS

    Y DISTRIBUCIN DE PODER*

    El propsito de esta reflexin se configura en torno a tJ:~jc\gs: 1 a) En las.rclacinnes"trasnacionalesJa..economa-mundo ca-

    pitalista vive una mutacin, L1na [eordenacinsistmica. Mrontamos ~~a transicin geQP_olLti~a.':kenoImes .. dimensiQnes, su fundamento es la redistribucin sustancial del poder poltico a nivel mundial.

    2a) ~ca 1:'l,tiI:,a y el Caribe tienen ante s una gran opor-tunidad histrica para ser sujeto y no mero objeto en esta transicin. Esta regin es,:na 4e las"ljJ1eas"deJracrura~'.delsistema-mundo. Por primera vez en dcadas es un territorio en disputa entre las gran-des porencias. La conmemoracin del bicentenario de la indepen-dencia enlaza en el momento actual con esta cuestin. Es una nueva oportunidad histrica para engarzar la emancipacin social con la independencia nacional y la soberana con la unidad latinoameri-cana.

    3a) Necesidad de un."!ll,!&y_!~-nalis,!lQ"; para ello hay que salir del "cosmopolirismo de mercado" y organizar una nueva unidad que permita un modelo de desarrollo social, econmico y ecolgicamente sostenible. En definitiva; convertirse en un sujeto

    * Texto publicado en el nmero 278 de El Viejo Topo, marzo de 2011.

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  • poltico internacional que d protagonismo y voz a los pueblos de! continente.

    El mundo est cambiando de base

    En Noviembre de 2008, el Consejo Nacional de Inteligencia (r-gano de anlisis y planificacin ligado a la CIA) hizo pblico e! informe "1el1clencias globales 2025"1. En l se afirmaba lo que co-nocidos ~pecialistas norteamericanos venan advirtiendo haca aos. Sintetizando, plantea cinco grandes cuestiones. En primer lugar se-ala que la tendencia dominante evoluciona hacia una organizacin multipolar del mundo. En segundo lugar, los EE.UU. seguirn siendo la potencia predominante, aunque tendran que adaptarse y compartir el poder a nivel planetario. En tercer lugar se habr pro-ducido la emergencia de otras grandes potencias (especficamente China e India). Su capitalismo es muy diferente al delos. FE III 1. La intervencin del Estado y...!:'n control de ste sobre 1.0..s.f1ujos de

    ~pital~~~icios, personas y tecnologa, on su carta dell

  • der a los retos y desafos de la fase geopoltica que est viviendo la humanidad en este comienzo del siglo.

    La percepcin del autor es muy aguda cuando dice (tng~s: en ta que dlibro se escribi antes del agravamiento de la Cf1SiS fi-CLlen

    nanciera internacional) que "en vista del endeudamiento global de los EE. Uu. (prestatario actual del 80% aproximado de los ahorros totales del mundo) y de sus enormes dficits comerciales, una crisis financiera de grandes proporciones, sobre todo en el actual contexto de predomzmo del sentimiento antinorteamericano (tan emocionalmente cargado como mundialmente generalizado), podra tener enormes consecuencias para el bienestar y la seguridad estadounidenses ". Siguiendo esta reflexin podemos analizar la crisis econmica como efecto y causa deJus conflictos geopolticossubyaccntes. Lo hemos hecho pomendo aten-cin en lo que piensan y maquinan instituciones e intelectuales del "establishment" norteamericano que muchas veces aciertan ms que los intelectuales crticos al sistema.

    La crisis; de la economa a la geopoltica

    Al una vez he usado la metfora de Sapit4 del "virus mutan te" para ex~resar grficamente las dimensiones de la crisis. Primero, .fue la crisis de las hipotecas basura y, postenormente del Sistema hipote-cario norteamericano en su totalidad, despus el virus mut y puso en crisis al sistema financiero mundial. El pnico lleg y estuvo a

    unto de hacer estallar las relaciones econmicas internacionales. ~S tarde, una nueva mutacin lo convirti en la crisis de las deudas soberanas y, actualmente, estamos en lo que el ministro de hacienda

    4, Sapir, J: El nuevO Siglo XXI. Del siglo americano al reZorno de las nacion!b Edit, El Viejo Topo, Barcelona 2009,

    brasileo llam "guerras ~t-rias::, es decir, el cido se cierra y se convierte en un conflicto geopoltic(), La moneda~sPQder cOncene trado y el conflicto ,~Jili'.~ora bien, Lqllpgne"n cri~isa estlcrisis? l,"qll~ esta crisis cuestiona radicalmente",~sJ, reSp,uesta que"se..dio a.otra".crisis, la .1"eJo.!" aos.zO. Lo que hoy se pone en tela de juicio es todo ese complejo histrico que simplificando mucho hemos llamado neo-liberalismo y que fue una respuesta concreta a una crisis concreta, Hay, pues, un ciclo largo que comienza en los 70, que se estructura en los 80 y que llega hasta el presente.

    El 91Jlitalisffi,(J es siempre una realidad histrica, una configu-racin social, econmica e histricamente determinada. Si parti-mos de la idea de que las crj0E()I1_sie~r_e""lln"elementocentral de su modo c()f1(:r~t:9,~efunciQlli\Ly"Q.J:ganZai:se, deberamos con-cluir que ~Cl!1las crisi~J'J"s.L

  • capaz de promover una sociedad en transicin al socialismo. Walden EleHo" con mucha elegancia, ha sabido expresar las ca-

    racte;sticas de la ofensiva del capital. La restauracin de su poder de clase es el contenido esencial del neoliberalismo y hoy, a mi juicio, se encuentra en una crisis profunda. Cuando digo crisis, nQdigo hundimiento, simplemente constato la.lucha y el cORi!iao, por tan-tO su cuestionamiento. Bello habla de que esta f~9.-gmi1'.acin del poder del capital tiene tres fundamenros: El primero, las .polticas neo liberales se han concretado en el as llamado Consenso.de .Was-

    hi~gton, han significado un inmenso trasvase de rentas, riqueza y poder hacia la oligarqua y la plurocracia internacional. Al segundo, l lo llama" acumuIacin extensiva", la puesta a disposicin del ca-pital de un gigantesco ejrcito de reserva mundial de sociedades pre y post capitalistas y secrores sociales en vas de mercantilizaci~. En este sentido, parafraseando a Harvey" diramos que cada cnSIS su-pone tambin procesos de "acumulacin por desposesin" como una caracterstica permanente del funcionamiento del sIstema. El tercero lo defini como "acumulacin intensiva" o financiatizacin de la economa. Es el aspecto central de su argumentacin. La fi~ nanciarizacin signific la va de escape para eludir las tendencias..al su bconsumo. 0.. a, Ja, sQbreproduccinque J.as.p.olcicas neol ibera 1 es mJg'gconsigo. Es, en la llamada economa real, dondeestJ:hs.pro.-blemas, por as decirlo, reales. Es justo reconocer la aportacin de los "viejos" Magdoffy Sweezy cuando, en los aos 80, le dieron toda la importancia a este fenmeno y lo introdujeron como elemento central en su teora del "Capital Monopolista".7

    ). Sin Permiso, 05/10/2008. 6. Harvey, D. Breve hirtoria del Neoliberalismo, Edit. Akal. 2007. 7. Esta aportacin es resalrada porsus discpulos Foster, B. J. y tv;agdoff, F. e~Ja.,g!EJ1 C}"!!Sfi1]~?'J.clq,a_~ .C;:au!~l. con~ecuencias. Edit. Fondo de culrura economlca. MadrId 2009.

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    Pues bien, es todo este complejo histrico lo que se encuentra hoy en crisis. Antes se argument que las distintas etapas del capita-lismo venan marcadas por las cri~s y las respuestas a las mismas. Ahora habra que sealar que stas tambin se relacionan con las po-tencias hegemnicas y con la distribucin del poder a nivel mundial. No es casu;;[ qu~l~ etapa n~;;lib~~al del capi~;;is~o~~~ ~~oci~da a la ofensiva norteamericana en un momento (los aos 70) en el que su hegemona estaba siendo cuestionada. Tampoco es casual que la crisis actual tenga su epicentro en los EE.UU. y, de nuevo, se cuestione su poder.

    USA: una crisis de hegemona?

    No es este el lugar para entrar a fondo en el debate existente sobre los problemas del dominio en las relaciones internacionales. La es-cuela de la economa-mundo y especficamentej\rrighi8, han hecho aportaciones, a mi juicio fundamentales, de las cuales es necesario pattir. Como es sabido, este autor relaciona, siguiendo a Braudel y a Marx, lQLQQ.QWstrnicos.de.acumuIacin conJs t;icloshegem-

    1l.~.

  • de crisis del capitalismo, de cuestionamiento de la hegemona nor-teamericana en el mundo y de avance de los movimientos de libe-racin nacional y social, las clases dominantes iniciaron una contraofensiva que dura hasta el presente. El infolIne. d
  • tionar las reglas del juego que organizan e! poder. A este proceso Sa-mir Amn lo llam con gran lucidez el "capitalism9S'.olectivo de la Trada". Estos pases se caracterizan por ser, en primer lugar,Est,,dos

    ~ontinentes, con grandes territorios, poblacin creciente y culturas ;~~i~uas y arraigadas. En segundo lugar, todos, en uno u otro mo-;:;ento, h".!lIechazado.1as directrices del Consenso de Washington. En tercer lugar, todos d"fieQflen una estrategia nacionaLdedesarrollo desde e! fortalecimiento del pape! del Estado convertido. el1el.c;,entro y articulador del proyecto nacional. En cuarto lugar, estos ~ases no sin dificultades ni conflictos, estn empeados en constrUlr,un,au-tntico Estaqo n.acin e integrar a las clases subalternasen l. Segu-

    r~~;~t~"hasido Ha-}oon Chang12 e! que mejor ha sabido explicar estos cambios desde una crtica histrica a los conceptos de libre-cambio, ptoteccionismo y al pape! de! ahorto externo como motor de crecimiento.

    Parafraseando a Gramsci podramos decir que ell. EE,JJlJ. se "anudan todas las contradicciones". La crisis, su duracin, su intensi-

    d~d y sus consecuencias de todo tipo estn relacionadas con el man-tenimiento o no de su hegemona en el mundo. La decadencia norteamericana, tal y como la definen numerosos autores, no nece-sariamente significa colapso y mucho menos hundimiento. Una potencia como la norteamericana, que gasta ms del 50% del pre-supuesto militar mundial y que tiene ms de 700 bases militares en el mundo, intentar siempre hacer prevalecer poltica y militarmente lo que ya no puede hacer econmicamente, es por ello que en este ao fiscal, con Obama, se alcanz otra cifra record en el gasto mili-tar. Todo ello en un contexto de rearme generalizado especfica-mente en Amrica Latina y el Caribe.

    Pensar la decadencia de una potencia de estas dimensiones, suma-

    12. Ch:gg,Ha;:L&i!arJa.~!f~lera. EdiL La Catarata. Madrid 2004.

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    da al agravamiento de los problemas medioambientales y de las desi-gualdades en un mundo en crisis requiere mucha lucidez y una im-portante capacidad de intervencin de los pueblos. Antes se ha dicho y conviene insistir en ello: la ms slida tradicin del movimiento obrero ha ligado siempre competencia intercapitalista con el impe-rialismo y con la militarizacin de las relaciones internacionales. Vi-vimos una gran transicin geopoltica y debemos tener en cuenta que todas las anteriores se han resuelto, de una u otra forma, con gravsimos conflictos armados.

    Amrica Latina y el Caribe: Eslabn dbil?

    Para muchos pudo ser una sorpresa que fuese precisamente en Am-rica Latina y el Caribe donde se produjeron las resistencias ms duras al neoliberalismo, y que acabarn por convertirse en proyectos con una explcita vocacin socialista. El continente fue el laboratorio de las polticas neo liberales. Estas significaron autntica y genuina-mente una contrarrevolucin restauradora del poder de las oligar-quas y de las grandes transnacionales. Sus consecuencias fueron tambin muy conocidas: como en la Conquista, el neoliberalismo fue impuesto a sangre y fuego por medio de unas dictaduras milita-res con vocacin de fundar un nuevo tipo de Estado y de unas nue-vas relaciones entre la sociedad, la poltica y la economa, cuyo objetivo ltimo -lo ha repetido muchas veces Perry Anderson- fue seccionar de raz la experiencia organizativa, la memoria y la capaci-dad de generacin de alternativas e impedir que el socialismo en cualquiera de sus acepciones pudiese resurgir en un futuro. Como indicamos anteriormente, se utiliz la violencia ms extrema. Sus consecuencias an perduran: crecimiento de la pobreza y la exclu-sin, desestructuracin social, prdida de las identidades colectivas

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  • y la progresiva conversin de muchos pases en "Estados fallidos"; al final, es una de las muchas paradojas del neoliberalismo, ellla-mado triunfo dela sociedad civil se convierte en elte.rritorio privi-

    l~giado de los grupos de poder econmico, en perfecta relacin con las mafias de todo tipo y mediante la captura deLEstadCLpara-=-vertirlo en correa de transmisin de los intereses ms-ascusos, ante la impotencia, ahora s, de la sociedad sometida~le-tirnde la involucin social y la anomia colectiva.

    Como antes se indic Amrica Latina fue un terreno privilegiado de resistencia, con capacidad y la imaginacin suficiente para con-vertirse en alternativa de gobierno y de poder. Esto fue lo decisivo. Cuando dichas alternativas provocaron una crisis de rgimen, los procesos se radicalizaron hasta plantearse la construcci.~ de un nuevo tipo de Estado, una nueva matriz de poder al servIcIo de los de abajo. En otros lugares, las resistencias se convirtieron en alter-nativas electorales; tuvieron que vrselas con unas clases dominantes que no haban perdido su poder ni su influencia electoral. Los rit-mos, hondura y profundidad de los cambios fueron definidos por la capacidad del Movimienro Popular para convertirse en alternativa electoral y de poder.

    Amrica Latina, como se seal anteriormente, es un territorio enclisputa. Si partimos de la hisroria de las relaciones entre Amrica Latina y el Caribe con los EE.UU., tal como lo hace PeterSrnitll,'3 llegaramos a la conclusin de que esta confrontacin es parte de ~n conflicto ms global, donde entran en juego desde la poca colomal las distintas potencias mundiales y las diversas etapas que han con-figurado su evolucin histrica. El autor seala lo que orros inves-tigadores han documentado fehacientemente: la constrw::

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    Cuando hablamos de un territorio en disputa lo hacemos desde una doble vertiente: un conjunto de gobiernos se plantean explci-tamente romper las reglas de juego que perpetan la dominacin imperial (pases del ALBA) Y otros, desde posiciones menos radi-cales, impulsan la integracin regional ms all de los lmites del mercado. Desde el punto de vista externo las grandes1'2tencias emergentes (China, India, Rusia) han hecho de los .re.cursos. cue Amrica Latina y el Caribe tienen en abundancia un elemento esen- cial en su estrategia de desarrollo nacional.

    La 02)'JJnturalatinoarnericana y caribea est marcada, al menos, por cuatro grandes cuestiones: la primera es el deg~Q.plu.elativo de su economa respecto ala crisis. No ha sido la primera vez, ni segu-

    ral;e~te ser la ltima, ha ocurrido en otras pocas. Cuando el cen-trO es.t en crisis, las periferias tienen oportunidade.>.pru:a.integrarse y fundar nuevas relaciones entre s. ELimpulso viene de la exporta-n de productos primarios, con el subsiguiente riesgo deperp"tuar el modelo primario-exportador. Las potencias emergentes vienen a por ~aterias primas, minerales, energticas y alimentarias y lo hacen sobre un plan integral al servicio de sus intereses nacionales.

    Un segundo elemento tiene que ver con la contr~()fe!1siv

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    evitando cualquier conflicto serio entre los dos pases. Para e! "lulis-mo" el acento se pondra en la integracin sudamericana como zona de accin preferente y como suma de fuerzas para ser un sujeto ac-tivo en e! nuevo orden internacional en un proceso de cambio acele-rado. No se debe olvidar que Brasil ha definido intereses y polticas para frica, especialmente para la zona subsahariana, y que busca una concertacin estable con la potencia hegemnica en la zona que es Sudfrica.

    Conclusin: Un nuevo regionalismo?

    Todo lo anterior, en el contexto de un bicentenario que no puede ser slo retrico, explica la urgente necesidad de la unidad e inte-gracin latinoamericana. La llamada agenda de la integracin ha avanzado mucho en Amrica Latina en los ltimos aos. El proceso sin duda va a continuar. Desde hace algn tiempo y en funcin de las nuevas experiencias se est hablando de un "regionalismo post-libera!"l" caract,erizado.por tener ms .en cuenta la poltica, el Estado il~!,i~i.s_I11o" conducido por la nueva potencia emergente aparece como algo ms que un simple prejuicio. En cuarto lugar hay que tener en cuenta la presen-cia activa de las grandes potencias que buscan y privilegian ms las relaciones bilaterales con los Estados de la regin que acuerdos mul-tilaterales.

    A pesar de todas las dificultades, y asumiendo las contradicciones como reales, no hay alternativa a la Integracin: si Amrica Latina yel Caribe no se unen en un proyecto comn, van a contar o van a influir muy poco en el Nuevo Orden que se est configurando y ter-minarn por caer de nuevo bajo el control, hasta cierto punto ms dramtico que antes, de una superpotencia norteamericana en de-cadencia. Este es el desafo que requiere, sobre todo, el protagonismo activo y militante de los pueblos: la unidad y la Integracin latino-americana son demasiado importantes para dejarlas slo en manos de los polticos.