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MANUEL BORRERO 1.-Administración.- Del 20 de agosto de 1938 al 2 de diciembre de 1938. Ya desde 1904 había intervenido en política apoyando al presidente Lizardo García, por lo que a partir de 1906 fue duramente perseguido por el Gral. Eloy Alfaro. En 1912, luego del Asesinato de los Héroes Liberales fue nombrado Secretario de la Gobernación de Cañar y más tarde Ministro de la Corte Superior de Quito, cargo que desempeñó hasta 1921 en que fue nombrado Cónsul del Ecuador en Valparaíso, Chile, donde permaneció un año, luego de lo cual volvió para ocupar el cargo de Gobernador del Azuay, en el que actuó también sólo por un año. Cuencano hijo de José María Borrero Galup y Luz Gonzáles Fernández de Córdova. Fue abogado destacándose en ciencias jurídicas, prestó importantes servicios al país en las Cortes de Justicia y Poder Legislativo, Liberal y Literato. Renunció al cargo de Presidente Interino, para dedicarse a sus labores ordinarias en la política y en el campo, el 1 de diciembre de 1938; la Asamblea entre gallos y media noche nombra Presidente Constitucional al Dr. Aurelio Mosquera Narváez. Posteriormente fue Ministro Fiscal de la Corte de Cuenca y más

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MANUEL BORRERO

1.-Administración.- Del 20 de agosto de 1938 al 2 de diciembre de 1938.

Ya desde 1904 había intervenido en política apoyando al presidente Lizardo García, por lo que a partir de 1906 fue duramente perseguido por el Gral. Eloy Alfaro. En 1912, luego del Asesinato de los Héroes Liberales fue nombrado Secretario de la Gobernación de Cañar y más tarde Ministro de la Corte Superior de Quito, cargo que desempeñó hasta 1921 en que fue nombrado Cónsul del Ecuador en Valparaíso, Chile, donde permaneció un año, luego de lo cual volvió para ocupar el cargo de Gobernador del Azuay, en el que actuó también sólo por un año.

Cuencano hijo de José María Borrero Galup y Luz Gonzáles Fernández de Córdova. Fue abogado destacándose en ciencias jurídicas, prestó importantes servicios al país en las Cortes de Justicia y Poder Legislativo, Liberal y Literato.

Renunció al cargo de Presidente Interino, para dedicarse a sus labores ordinarias en la política y en el campo, el 1 de diciembre de 1938; la Asamblea entre gallos y media noche nombra Presidente Constitucional al Dr. Aurelio Mosquera Narváez.

Posteriormente fue Ministro Fiscal de la Corte de Cuenca y más tarde pasó a Quito para actuar como Ministro Juez de la Corte Suprema, cargo que desempeñó desde 1928 hasta 1935; además, desde 1932 fue Presidente de dicha corte. En agosto de 1938 asistió como Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente reunida en Quito, la misma que, ante la renuncia del Jefe Supremo, Gral. Alberto Enríquez Gallo, lo nombró Presidente Constitucional interino de la República.

Elegido por dicha Asamblea, asumió los destinos del país el 20 de agosto de 1938 y tratando de realizar un gobierno de coalición nacional buscó colaboradores de gran prestancia para las diversas labores del gobierno; desgraciadamente, muy pronto se desataron las pasiones políticas y la Asamblea Nacional se convirtió en un torbellino que echó por tierra las buenas intenciones del presidente. Ante esas circunstancias y en beneficio de la paz, el 1 de diciembre de ese mimo año presentó ante la Asamblea la renuncia a su altísimo cargo.

Abogado, escritor y repúblico nacido en la ciudad de Cuenca el 10 de mayo de 1883, hijo del

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médico Dr. José María Borrero Galup y de doña Luz González Córdova.

Luego de haber alcanzado con brillantez el bachillerato, ingresó a la Facultad de Leyes de la Universidad de Cuenca donde el 30 de noviembre de 1906, a los veintitrés años de edad, obtuvo el título de Abogado.

Ya desde 1904 había intervenido en política apoyando al presidente Lizardo García, por lo que a partir de 1906 fue duramente perseguido por el Gral. Eloy Alfaro. En 1912, luego del Asesinato de los Héroes Liberales fue nombrado Secretario de la Gobernación de Cañar y más tarde Ministro de la Corte Superior de Quito, cargo que desempeñó hasta 1921 en que fue nombrado Cónsul del Ecuador en Valparaíso, Chile, donde permaneció un año, luego de lo cual volvió para ocupar el cargo de Gobernador del Azuay, en el que actuó también sólo por un año.

Posteriormente fue Ministro Fiscal de la Corte de Cuenca y más tarde pasó a Quito para actuar como Ministro Juez de la Corte Suprema, cargo que desempeñó desde 1928 hasta 1935; además, desde 1932 fue Presidente de dicha corte. En agosto de 1938 asistió como Diputado a la Asamblea Nacional Constituyente reunida en Quito, la misma que, ante la renuncia del Jefe Supremo, Gral. Alberto Enríquez Gallo, lo nombró Presidente Constitucional interino de la República.

Elegido por dicha Asamblea, asumió los destinos del país el 20 de agosto de 1938 y tratando de realizar un gobierno de coalición nacional buscó colaboradores de gran prestancia para las diversas labores del gobierno; desgraciadamente, muy pronto se desataron las pasiones políticas y la Asamblea Nacional se convirtió en un torbellino que echó por tierra las buenas intenciones del presidente. Ante esas circunstancias y en beneficio de la paz, el 1 de diciembre de ese mimo año presentó ante la Asamblea la renuncia a su altísimo cargo.

Fue un escritor superlativo de cuya pluma brotaron obras que se destacan el arte literario y en la investigación histórica, las cuales, desgraciadamente, hoy han desaparecido de la circulación, tal es el caso de: “Album Funero”, “Cuestionario Jurídico”, “Reminiscencias Histórico Liberales”, “El Coronel Antonio Vega Muñoz”, “Quito, Luz de América”, “Un Centenario que Lacera Nuestra Angustia” y “Agua de Manantial”.

A la respetable edad de noventa y dos años, murió en la ciudad de Quito el 7 de junio de 1975.

Fue un escritor superlativo de cuya pluma brotaron obras que se destacan el arte literario y en la investigación histórica, las cuales, desgraciadamente, hoy han desaparecido de la circulación, tal es el caso de: “Album Funero”, “Cuestionario Jurídico”, “Reminiscencias Histórico Liberales”, “El Coronel Antonio Vega Muñoz”, “Quito, Luz de América”, “Un Centenario que Lacera Nuestra Angustia” y “Agua de Manantial”.

A la respetable edad de noventa y dos años, murió en la ciudad de Quito el 7 de junio de 1975.

Renunció al cargo de Presidente Interino, para dedicarse a sus labores ordinarias en la política y en el campo, el 1 de diciembre de 1938; la Asamblea entre gallos y media noche nombra Presidente Constitucional al Dr. Aurelio Mosquera Narváez.

LOS DIEZ AGITADOS AÑOS POLITICOSDEL DR. BORREROEn 1928 el doctor Manuel María Borrero González actuaba en Cuenca en calidad de Ministro Fiscal

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de la Corte Superior de Justicia del Azuay , cuando recibió una carta suscrita por los doctores Modesto Peñaherrera, Manuel Eduardo Escudero y Manuel Ramón Valarezo, Ministros de la Primera Sala de la Corte Suprema de Justicia y sus antiguos maestros universitarios en Quito, quienes le solicitaron que viajara a la capital a asumir las funciones de Ministro Juez de la recién creada Sala de Conjueces de la Corte Suprema.

Borrero y viajó a Quito y al mes fue llamado por el doctor Peñaherrera, quien le manifestó que había decidido retirarse a la vida privada acordando con los doctores Escudero y Valarezo que fuere él quien le reemplazare.

Por esos años eran cinco los Ministros Jueces de la Corte Suprema de Justicia a saber: los doctores Valarezo, Escudero, José María Ayora, Pablo Vásconez y el saliente Peñaherrera, ejerciendo por turno la Presidencia en períodos de un año.

ASUME LA PRESIDENCIA DE LA SUPREMAEn 1932 desempeñaba la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia el doctor Escudero, que se había posesionado el lo. de Enero y a mediados de Febrero, una tarde hizo llamar al doctor Borrero y le dijo: «No quiero morir sin verlo de Presidente de la Corte y como a este paso a usted le faltan algunos años para ocupar tal dignidad, he resuelto renunciar a ella, acordando con mis compañeros que usted me reemplace hasta terminar mi período». Lo que efectivamente sucedió en Marzo, actuando Borrero de Presidente hasta Diciembre de ese año.

El 10 de Agosto se instaló el Congreso Nacional y Borrero leyó su mensaje solicitando justicia gratuita y que los jueces percibieran una renta mensual y no solamente los derechos judiciales: terminando la pieza oratoria con la siguiente frase: «Una justicia pagada, es una justicia comprada».

PERIODISTA POR PARTIDA TRIPLEEse año combatió al Presidente electo Neptalí Bonifaz Ascázubi a través de tres diarios capitalinos que publica a las 8 de la mañana, a las 12 del día y a las 6 de la tarde. Como Presidente de la Corte sólo percibe S/ .800 mensuales de sueldo y era tanta la angustia económica que pasaba que por continuar su labor en la prensa, una tarde, agotados los recursos, subió a la villa en que habitaba con su esposa Filomena Crespo Vega y le retiró el dinero de la comida de la semana, dejándola muy angustiada, como es de suponer.

Bonifaz fue descalificado en el Congreso Nacional por escaso margen de 38 votos a favor y 46 en contra de un total de 84 congresistas. Esa descalificación en gran parte se debió a la prensa chica que hacía conciencia en el país sobre la peruanidad del candidato triunfante.

El doctor Borrero estaba feliz, había triunfado su tesis y regresó a las sentencias, con la frente en alto y orgulloso por la labor cumplida.

Mas los partidarios de Bonifaz levantaron a las masas y se produjo la guerra de los cuatro días en Quito, corriendo la sangre hasta los tobillos como lo había anunciado Dn. Neptalí, con un trágico saldo de casi 1.000 muertos entre el obrerismo conservador, que pereció en las calles con el arma al hombro. Entonces el doctor Alberto Guerrero Martínez se encargó del mando supremo v convocó a nuevas elecciones ese año, triunfando el candidato liberal Juan de Dios Martínez Mera.

EL CONSERVADORISMO HACE OPOSICIÓNAL GOBIERNOEl Congreso de 1933 fue contrario al nuevo régimen y todo hacía preveer que el bonifacismo -que aún estaba fuerte – volvería a la carga en 1934, capitaneado por un nuevo líder recién llegado de

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Francia y que convencía a todos con su distinguida apariencia y recia oratoria. Efectivamente, el doctor José María Velasco Ibarra, electo Diputado por la provincia de Pichincha, inició la oposición.

Ante este panorama Martínez Mera llamó a Borrero y le ofreció el Ministerio de Gobierno para que reorganizara el gabinete presidencial con algunos elementos de la oposición, entresacados del conservadorismo.

La situación era desesperada pero Borrero ni rechazó ni aceptó la responsabilidad que se le ofrecía pidiendo tiempo para pensar. Por esos días habitaba con su familia en una casa de la Calle Colón y hasta allí se acercaron el General Francisco Gómez de la Torre y tres personas más de gran viso en el partido liberal.

- Doctor, le rogamos que nos acompañe a una reunión de directivos del partido porque queremos charlar con usted.

-Encantado señores, estoy a vuestra disposición. Vamos.

UNA HISTORICA ENTREVISTAEl doctor José Peralta presidía la reunión y a su lado habían 40 liberales aproximadamente. De entrada, el viejo ministro de Alfaro le ofrecía a nombre de los presentes todo el apoyo necesario para el cumplimiento de la misión encomendada por el Presidente Martínez Mera. Borrero agradeció y contestó lo siguiente: «Debo ser consecuente con el actual Presidente que ha confiado en mí a plenitud. Creo que la política del régimen debe ser de conciliación para atraerse a la oposición parlamentaria y gobernar en paz. Soy liberal como el que más; pero, si acepto la oferta que se me ha hecho esta tarde, de ocupar el Ministerio de Gobierno, tendré que llamar a uno o dos bonifacistas para que desempeñen otros tantos portafolios».

El doctor Roberto del Pozo, personaje bajito de estatura pero muy exaltado y que también asistía a la reunión, gritó que el Partido Liberal debía morir antes que claudicar. Peralta le interrumpió y dio la razón a Borrero por razones políticas y cuando parecía que las cosas se encauzaban por canales de comprensión se levantó el invitado y dijo:

«Señores, dadas las actuales circunstancias, prefiero no aceptar el Ministerio de Gobierno que se me ha ofrecido, porque soy liberal y no quiero tener la desaprobación de mi partido si me entiendo con la oposición y como esta es la única forma de salvar al gobierno, prefiero no intervenir».

Se hizo silencio entre los presentes y Borrero abandonó el salón. Estaba decidido. No intervendría en la política de esos días.

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AURELIO MOSQUERA NARVAEZ

Don Aurelio Mosquera Narváez (Quito, 2 de agosto de 1883 - Quito, 17 de noviembre de 1939) fue un político ecuatoriano que dirigió el Partido Liberal Radical Ecuatoriano. Fue elegido presidente de la República en 1938 y, con apoyo del ejército, disolvió la Asamblea Nacional y restableció la Constitución de 1906.

Nació en Quito en 1883. Cursó la carrera de medicina en la Universidad de su ciudad natal. Viajó a París para continuar estudios y al volver a su patria alcanzó un gran prestigio como profesor, decano y rector de la Universidad Central. Fue elegido jefe del Partido Liberal. También fue vicepresidente de la Cámara de Diputados y del Senado. En 1938, tras la dimisión de Manuel María Borrero, fue nombrado presidente provisional. Durante su breve mandato, disolvió la Asamblea Nacional y restableció la Constitución de 1906, caracterizada por su espíritu laico. Falleció en 1939 en Quito siendo todavía presidente.

"Tengo el placer de comunicarle que la Asamblea ya no existe", decía un telegrama del presidente Mosquera al gobernador del Guayas. ¡Y esa Asamblea lo había elegido presidente 15 días antes!

PRESIDENTE INTERINO Manuel María Borrero : 10 de agosto a 1 de diciembre de 1938. PRESIDENCIA DE AURELIO MOSQUERA NARVÁEZ Período Presidencial: 2 de diciembre de 1938 a 17 de noviembre de 1939 (+). Primera Dama: Judith Pérez Dávalos ENCARGADOS DEL PODER EJECUTIVO Carlos Alberto Arroyo del Río:

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18 de noviembre a 10 de diciembre de 1939. Andrés F. Córdova: 11 de diciembre de 1939 a 10 de agosto de 1940. Julio E. Moreno: 10 a 31 de agosto de 1940. A. Mosquera Narváez

LA HORA DE LA GRACIA

Como ninguna de las tres tendencias representadas en la Asamblea gozaba de mayoría, hubo conflictos en la designación de las autoridades. Los socialistas estuvieron a dos votos de elegir presidente interino de la República a Teodoro Alvarado Olea, de la Unión Democrática Izquierdista, "un candidato de clara inteligencia y rectitud política", según Alfredo Pareja Diezcanseco, representante entonces en esa Constituyente. Por fin, el 10 de agosto de 1938, los representantes eligieron presidente de la Asamblea al todavía joven liberal pro socialista Francisco Arízaga Luque, y presidente interino de la República a Manuel María Borrero. Borrero González (1883-1975), sobrino del presidente Antonio Borrero Cortázar, nació en Cuenca. Se distinguió como jurista, juez, historiador, parlamentario y severo miembro del Partido Liberal. Borrero quiso hacer un gobierno de conciliación nacional, pero no pudo. Desde el primer momento existió rivalidad entre Arízaga y Borrero, pues ambos aspiraban a la presidencia constitucional en cuanto la Asamblea expidiera una nueva Carta Política. "Fueron días de extrema violencia. El Gobierno enviaba a sus hombres a insultar y agredir a los diputados de Izquierda", recuerda el representante Pareja Diezcanseco. Frustrado por la pugna, Borrero renunció al cabo de 114 días, el 1 de diciembre de 1938. Los socialistas, sin embargo, pactaron con el ala liberal más recalcitrante y en la madrugada del 2 de diciembre eligieron a Aurelio Mosquera Narváez, presidente a la sazón del Partido Liberal. Como un dios todopoderoso y benévolo, Enríquez había dispuesto el tinglado del gran teatro del mundo político para que el socialismo fuera el definidor. Y se equivocó. Nunca pudo imaginar que los ideólogos de la justicia social hubiesen sido políticos tan miopes. El socialismo tuvo su hora de gracia que los propios socialistas dejaron escapar para siempre.

LA CONSTITUCIÓN DEL 38

Pero no sólo se les escapó la presidencia sino también la Carta Política más socialista de todas hasta esa fecha. La Carta contemplaba senadurías funcionales para los pequeños propietarios, arrendatarios y aparceros, para los artesanos y para los empleados públicos y privados. Encomendaba al Estado buscar un régimen de más adecuada distribución de las tierras mediante el fraccionamiento de los latifundios y la concesión de agua a los pueblos y caseríos que carecieran de ella. Entregaba al Estado el dominio inalienable e intransferible de las riquezas del subsuelo. Disponía que "no (podía) ser elegido presidente el mandatario, agente o abogado defensor de compañías extranjeras", lo que afectaba las aspiraciones presidenciales de Carlos Arroyo del Río, el más opcionado entre los liberales. Mosquera Narváez ofreció, en su discurso de toma de posesión, gobernar con los sectores que lo habían elegido; pero según confiesa Andrés F. Córdova, de la dirigencia liberal de ese entonces, se opuso Arroyo del Río que tenía "decisiva

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influencia en el ánimo del presidente". Mosquera formó un Gabinete de liberales. Los socialistas se sintieron burlados. La oposición hablaba de destituir al presidente; los gobiernistas, de disolver la Asamblea. Cuando ésta decidió ascender a general al coronel Luis Larrea Alba, de gustos socialistas, algunos de los altos oficiales del Ejército se opusieron. El presidente llegó a un acuerdo con ellos a través de su joven ministro de Defensa, Galo Plaza Lasso: el Ejército respaldaría a Mosquera si éste disolvía la Asamblea y convocaba un Congreso Extraordinario de dos cámaras. Mosquera lo hizo basándose en la Carta Política de 1938 aunque ni la promulgó ni siguió las prescripciones de ella sobre la integración de las cámaras. El Congreso se instaló el primero de febrero de 1939 y eligió presidente del Senado a Arroyo del Río. Como había dudas sobre el régimen constitucional vigente, pues regía una Constitución no promulgada y regía a la vez la de 1906, prevaleció el consejo de Andrés F. Córdova de que se proclamara la de 1906 "concordada" con los cambios jurídicos ocurridos desde ese año. De esta manera triunfaba el liberalismo porque archivaba una Constitución de tendencia socialista, hacía posible la elección presidencial de Arroyo del Río y volvía a los años anteriores a la Revolución Juliana."Tengo el placer de comunicarle que la Asamblea ya no existe", decía un telegrama de Mosquera al gobernador de Guayaquil, Enrique Baquerizo. Esta contrarreforma liberal se basaba en un repunte de la economía: las exporta-ciones habían subido de 5 millones 700 mil dólares en 1936 a cerca de 11 millones en 1937. La contrarreforma se alimentaba en el temor de liberales y conservadores al bolchevismo socialista y cosechaba el hábil trabajo de los liberales para purgar del Ejército a los líderes más progresistas. Respondía a la circunstancia externa de miedo al socialismo estatal cuyo ejemplo más preclaro era el nazismo que en 1939 habría de pactar con el fascismo italiano y con la Unión Soviética. Las oligarquías serrana y costeña volvían al Poder directo e imponían una moral legalista indiferente a la realidad social del Ecuador. El mismo día en que fue elegido Mosquera concluía el primer Congreso de la Confederación Ecuatoriana de Obreros Católicos (CEDOC), "que buscaba desviar la lucha sindical hacia la colaboración de clases", según afirma el historiador socialista Patricio Ycaza. Pero este Congreso aprobó también una plataforma de reivindicaciones laborales.

MANO DURA

La breve presidencia de Mosquera fue de mano dura para reprimir la agitación popular organizada y concentrar el Poder en el Ejecutivo. En diciembre apresó a algunos diputados socialistas y anarco-sindicalistas. En enero de 1939 sofocó el intento golpista de un sargento y dio de baja a cinco generales. Corno el Congreso Extraordinario había dispuesto que los cargos de período fijo se dieran por terminados, Mosquera colocó en puestos estratégicos a elementos conservadores, controló la autonomía municipal y reorganizó los colegios laicos y las universidades argumentando que el movimiento estudiantil se hallaba politizado y que las cátedras se habían convertido en "tribuna catequista de principios disolventes", como escribe el sociólogo marxista Agustín Cueva. En marzo los estudiantes y profesores se declararon en huelga. Los sindicatos textiles y de electricistas, choferes y tranviarios los apoyaron. Mosquera clausuró la Universidad Central y el colegio Juan Montalvo, reprimió al Sindicato Nacional de Educadores e

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impulsó una organización paralela más profesional. La Junta Liberal de Pichincha protestó porque "el Gobierno (había) traicionado palpablemente sus principios doctrinales" en favor de los conservadores. Pero según Mosquera, "la obra que (correspondía) realizar en la presidencia de la República no (era) de comodidad, sino de amarguras y luchas". El Congreso de 1939 restableció la exoneración de derechos a los bienes importados por las compañías extranjeras y concedió las facultades extraordinarias al presidente para ayudarle en la preservación del orden público. Presidido por Arroyo del Río, el Congreso dictó la Ley de Elecciones que borró el triple registro ideado por Enríquez, declaró insubsistentes las inscripciones anteriores y abrió un período extraordinario de inscripciones por una sola vez en el mes de abril de ese año.

MUERTE Y SUCESIÓN

El presidente Aurelio Mosquera Narváez murió repentinamente "de un ataque de uremia" el 17 de noviembre de 1939 aunque en la chismosa capital circuló el rumor de que se había suicidado al ingerir una medicina venenosa que él mismo se recetó e hizo preparar en la Botica Alemana de Quito. Mosquera nació en Quito el 2 de agosto de 1883, estudió la primaria en el recién fundado instituto de La Salle, donde fue alumno del Hermano Miguel de Febres Cordero, hoy San Hermano Miguel, y la secundaria con los jesuitas en el San Gabriel. Se graduó de médico cirujano en la Central en 1906. Miembro del Partido Liberal, ocupó la vicepresidencia del Senado entre 1930 y 1931, y el rectorado de su alma máter entre 1929 y 1932. Presidió con buena cabeza la Junta de Pichincha en los años de la crisis del liberalismo (1932-1936) y fue elegido presidente de la República por la Asamblea de 1938. Lo sucedió como encargado del Mando el presidente del Senado, Carlos Alberto Arroyo del Río, y ocupó la presidencia de esa cámara el presidente de la de Diputados, Andrés F. Córdova. Arroyo gobernó durante 23 días en los cuales reorganizó los padrones para la elección de presidente de la República y aceptó la candidatura única que le ofrecía el Partido Liberal por lo que renunció al Mando el 10 de diciembre de 1939. "Se había negado cuantas veces recibió el ofrecimiento. Le aterraba la posibilidad de ser derrotado. Era un hombre orgulloso y la derrota le habría causado mucho daño", dice su amigo Andrés F. Córdova. "Sin embargo", continúa, "la situación política se tornó favorable. Arroyo modificó su criterio, aceptó la postulación y se empeñó en el triunfo como era natural". A. F. CÓRDOVA Andrés (Femández de) Córdova Nieto se hizo cargo del Mando tras la renuncia de Arroyo del Río. Le correspondía esa sucesión como nuevo presidente del Senado. Córdova gobernó ocho meses completos en los cuales presidió las elecciones y ejerció el Poder como si hubiera nacido para gobernar. Le sobraba genio político y trabajaba con un gusto contagioso. Córdova cuidó las finanzas nacionales. Cuando asumió el Poder, había un sobregiro de cinco millones y medio de sucres al Banco Central, transferencias que debían ser pagadas en la dirección del Tesoro y en la Contraloría de la Nación, pagos atrasados a la burocracia, a los municipios y a las juntas de Asistencia Pública y obligaciones no cumplidas. Priorizó los gastos y los restringió, controló los ingresos al Tesoro, recaudó un 30 por ciento más que en 1939 gracias a una asesoría técnica de los Estados Unidos, y dejó al 31 de julio de 1940 un presupuesto

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balanceado con un saldo a favor de casi tres millones de sucres. Provisto de facultades extraordinarias, controló las importaciones e intervino en los cambios: bajó el precio del dólar de 22.5 a 18 sucres. A los pocos días, el juego del mercado fijaba el dólar en 16.7 sucres. En su mensaje final al Congreso planteó reformar el presupuesto, restringir la burocracia, aumentar la obra pública y dar al Estado una función reguladora más intensa. Pero también descentralizar la administración privilegiando la obra y el presupuesto de los municipios y prestar una atención preferente a Quito como capital de los ecuatorianos. Tendió a un Ejecutivo más fuerte y a un control más cuidadoso del orden público por lo que ayudó a la formación y equipamiento de los carabineros (policías). Las elecciones tuvieron lugar el 10 y 11 de enero de 1940. Triunfó Arroyo del Río con 40.834 votos. Velasco Ibarra, candidato de los independientes, los estudiantes y un sector del socialismo, obtuvo 19.829 votos y Jacinto Jijón y Caamaño, candidato conservador, 15.160. Los votos invalidados fueron 6.238. Velasco Ibarra triunfó en Imbabura, Pichincha y Tungurahua. Arroyo ganó decisivamente en la Costa: Guayas le dio 10.774 votos y sólo 4.124 a Velasco; Manabí, 9.222 y a Ve-lasco apenas 1.318. Los velasquistas protestaron en las calles aduciendo que los resultados no correspondían a lo que ellos habían experimentado durante la campaña. Velasco Ibarra y la naciente estrella política, Carlos Guevara Moreno, acudieron a la Base Aérea Simón Bolívar, en el Guayas, para apoyar un golpe de Estado. "En respuesta", dice Agustín Cueva, sociólogo marxista, "el Gobierno hizo brutales demostraciones de fuerza, que dejaron incontables heridos en la ciudad de Guayaquil"; pero no da cifras. "Los oficiales y tropas... que estaban bajo mi comando no han hecho otra cosa que censurar el fraude electoral", declararía ante la Justicia Militar el capitán de Aviación Galo Almeida Urrutia al explicar el frustrado levantamiento del 11 de enero de 1940 en favor de Velasco Ibarra. Acusado de fraude, Córdova esperó la reunión del Congreso de 1940 para renunciar el Mando luego de rechazar esa acusación y reintegrarse al Congreso para defenderse. El Congreso encargó el Poder al presidente del Senado, Julio E. Moreno (1879-1952), estadista liberal y hondo filósofo de la vida y de la sociedad. Moreno, concluido su mandato de 20 días, traspasó el Poder al presidente electo, Carlos A. Arroyo del Río. El historiador Pareja Diezcanseco dice que "probablemente el temor a la aventura golpista y el apoyo oficial electoral dieron el triunfo a Arroyo del Río... (pues) se cree que ganó Velasco Ibarra". Rafael Arízaga Vega, biógrafo, ministro y canciller de Velasco Ibarra, afirma que Córdova fue "simplemente el ejecutor de un plan muy bien meditado por el usufructuario de tal situación, como él mismo tuvo que confesarlo paladinamente en la Asamblea de 1967 al declarar que fue Arroyo el autor de todo el plan fraudulento". Pero en su libro de memorias "Mis primeros noventa años" (1982), Córdova reitera la detallada defensa de la limpieza de esas elecciones hecha ante el Congreso de 1940 y concluye que "sólo las elecciones en las que triunfó el señor Bonifaz y aquellas en las que triunfó por primera vez el doctor José María Velasco Ibarra (habían sido) tan puras y efectivas como las de 1940, digan lo que digan los difamadores". Andrés F. Córdova (1892-1983) nació en la ciudad de Cañar. Quedó huérfano de padre a los dos años y siete meses de edad. A los 10, fue a Cuenca, donde prosiguió sus estudios. Jurista eminente, sobre todo en lo penal y constitucional, político sagaz, casuista y componedor, recibió el don de conversar, disfrutar de la vida y ser un catedrático universitario muy ameno. Ocupó con brillo la escala del servicio público desde portero-amanuense a presidente encargado y a triunfador (probable) en las elecciones presidenciales de 1968. Aunque

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siguió militando en el liberalismo hasta su muerte, sus ideas cuadraban cada vez más con la socialdemocracia, en cuyo parto estuvo también presente.

Se distinguió por ser una persona honorable y noble. Aplicó mano dura especialmente con los socialistas y los liberales que lo llevaron al poder. Clausuró la Universidad Central y el colegio Juan Montalvo. Creó organizaciones en defensa de los artesanos y de pequeños propietarios.

Médico y político quiteño nacido el 2 de agosto de 1883, hijo del Sr. Ciro Mosquera y de la Sra. Felisa Narváez.

Todos sus estudios los realizó en su ciudad natal: La primaria y los primeros años de la secundaria bajo la acertada dirección de los Hermanos Cristianos de La Salle, y luego en el Colegio San Gabriel de los jesuitas donde en 1899 se graduó de Bachiller. Ingresó entonces a la Facultad de Medicina de la Universidad Central, donde el 13 de enero de 1907 obtuvo el título de Doctor en Medicina y Cirugía.

A partir de 1908 y hasta 1927 fue profesor de Patología interna de la universidad quiteña; de 1926 a 1928 fue Decano de la Facultad de Medicina y ese mismo año el Consejo Universitario lo designó Rector de dicho centro de estudios superiores.

Inició su participación en la vida política del país cuando fue elegido Diputado por la provincia de Pichincha al Congreso Nacional, para el período legislativo de 1914 a 1915; y luego Consejero Municipal de Quito de 1914 a 1917 y Vicepresidente del mismo en 1918. En 1925 fue nombrado Consejero de Estado, en esa delicada época de transformación socio-política que se produjo como consecuencia de la Revolución Juliana que puso fin al gobierno del Dr. Gonzalo S. Córdova; tres años más tarde fue elegido una vez más como Diputado por Pichincha a la Asamblea Constituyente, y posteriormente fue Senador de la República y Vicepresidente del Senado desde 1930 hasta 1931.

Desde temprana edad había pertenecido al Partido Liberal, y en 1932 -cuando dicho partido sufría una de sus más turbulentas crisis internas- fue elegido Presidente de la Junta Suprema Liberal Radical de Pichincha, dignidad que ejerció con prudencia y tino hasta el año 1936.

El 1 de diciembre de 1938, cuando el Dr. Manuel María Borrero -Encargado del Poder Ejecutivo ante la renuncia del Jefe Supremo Gral. Alberto Enríquez Gallo- presentó también su renuncia ante la Asamblea Nacional, esta se reunió de inmediato para elegir al nuevo Presidente Constitucional de la República. Ante esta situación se presentaron dos candidaturas que representaban a las dos mayorías parlamentarias: La del Dr. Francisco Arízaga Luque, por los independientes, los socialistas y una fracción de disidentes liberales; y la del Dr. Aurelio Mosquera Narváez, por el Partido Liberal Radical.

A pesar de haber intentado varios acuerdos, los asambleístas no lograron los votos necesarios para elegir a ninguno de los dos candidatos, hasta que finalmente y amparados en la romántica frase de «El Socialismo se presenta para salvar al Ecuador», algunos dirigentes de dicho partido cambiaron su votación e inclinaron definitivamente la balanza. Así, con los votos socialistas, logró la mayoría necesaria que el 2 de diciembre de 1938 lo llevó a la Presidencia de la República.

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Al asumir el poder encontró que la economía fiscal estaba casi en bancarrota y que el Estado apenas podía pagar los sueldos; por otro lado, los mismos socialistas que lo habían respaldado con sus votos -posiblemente esperando algún beneficio político que él se negó a dar- se declararon en abierta oposición al régimen cuando comprendieron que este no estaba dispuesto a dejarse manosear.

Ante las graves presiones políticas que el Congreso pretendía ejercer sobre él, su Ministro de Gobierno -Sr. Galo Plaza Lasso-, respaldado por las Fuerzas Armadas, el 14 de diciembre de 1938 disolvió la Asamblea y encarceló a varios diputados «cuyas actividades estaban encaminadas a crear una situación política preponderante y absorbente».

Al romperse el orden constitucional los políticos reaccionaron violentamente en su contra y lo atacaron por todos los frentes creando un ambiente de incertidumbre que puso en peligro la estabilidad del gobierno. Entonces, hábilmente convocó a un nuevo Congreso extraordinario «que viniese a ser como el revisor del desbarajuste reinante, siempre que traduciendo el pensamiento oficial contemplase con bondad la obra incipiente del Ejecutivo. Dicho Congreso se reunió el primero de febrero de 1939» (1, y tal como lo esperaba, se constituyó en el soporte moral del gobierno dándole carácter constitucional al poner en vigencia la Constitución de 1906.

En su corta administración procuró llevar al país por caminos seguros y de progreso. «La lista de sus actuaciones enérgicas y ponderadas es copiosa. En Loja no bien comienza su gobierno resuelve una delicada situación con entereza. En Quito, sofoca en enero del 39 el intento revolucionario de parte de un sargento y da de baja a cinco generales, paso atrevido que halla el beneplácito de la mayoría. Llegado el mes de marzo confronta situaciones en extremo ásperas, con la huelga universitaria del 17, que es seguida por las de las fábricas textiles. Las medidas extremas de clausura de la Universidad y del Normal Juan Montalvo, a las cuales a pesar suyo tuvo que recurrir, dan por resultado una nueva época de estudio y contracción en los planteles educacionales» (E. Muñoz Borrero.- En el Palacio de Carondelet, p. 457).

Desgraciadamente, antes de cumplir un año de gobierno, en la madrugada del 17 de noviembre de 1939 murió misteriosamente en Quito. Se anunció al país que había sido víctima de un ataque de uremia, pero en las altas esferas se habló de un suicidio con grandes dosis de Nembutal.

1.-Administración.- Presidente Constitucional. Gobernó desde el 2 de diciembre de 1938 hasta el 17 de noviembre de 1939, hijo del Sr. Ciro Mosquera y de la Sra. Felisa Narváez.

Inició su participación en la vida política del país cuando fue elegido Diputado por la provincia de Pichincha al Congreso Nacional, para el período legislativo de 1914 a 1915; y luego Consejero Municipal de Quito de 1914 a 1917 y Vicepresidente del mismo en 1918. En 1925 fue nombrado Consejero de Estado, en esa delicada época de transformación socio-política que se produjo como consecuencia de la Revolución Juliana que puso fin al gobierno del Dr. Gonzalo S. Córdova; tres años más tarde fue elegido una vez más como Diputado por Pichincha a la Asamblea Constituyente, y posteriormente fue Senador de la República y Vicepresidente del Senado desde 1930 hasta 1931.

El 1 de diciembre de 1938, cuando el Dr. Manuel María Borrero -Encargado del Poder Ejecutivo ante la renuncia del Jefe Supremo Gral. Alberto Enríquez Gallo- presentó también su

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renuncia ante la Asamblea Nacional, esta se reunió de inmediato para elegir al nuevo Presidente Constitucional de la República. Ante esta situación se presentaron dos candidaturas que representaban a las dos mayorías parlamentarias: La del Dr. Francisco Arízaga Luque, por los independientes, los socialistas y una fracción de disidentes liberales; y la del Dr. Aurelio Mosquera Narváez, por el Partido Liberal Radical.

A pesar de haber intentado varios acuerdos, los asambleístas no lograron los votos necesarios para elegir a ninguno de los dos candidatos, hasta que finalmente y amparados en la romántica frase de «El Socialismo se presenta para salvar al Ecuador», algunos dirigentes de dicho partido cambiaron su votación e inclinaron definitivamente la balanza. Así, con los votos socialistas, logró la mayoría necesaria que el 2 de diciembre de 1938 lo llevó a la Presidencia de la República.

Al asumir el poder encontró que la economía fiscal estaba casi en bancarrota y que el Estado apenas podía pagar los sueldos; por otro lado, los mismos socialistas que lo habían respaldado con sus votos -posiblemente esperando algún beneficio político que él se negó a dar- se declararon en abierta oposición al régimen cuando comprendieron que este no estaba dispuesto a dejarse manosear.

"Tengo el placer de comunicarle que la Asamblea ya no existe", decía un telegrama del presidente Mosquera al gobernador del Guayas. ¡Y esa Asamblea lo había elegido presidente 15 días.antes! 

PRESIDENTE INTERINO Manuel María Borrero : 10 de agosto a 1 de diciembre de 1938. PRESIDENCIA DE AURELIO MOSQUERA NARVÁEZ Período Presidencial: 2 de diciembre de 1938 a 17 de noviembre de 1939 (+). Primera Dama: Judith Pérez Dávalos ENCARGADOS DEL PODER EJECUTIVO Carlos Alberto Arroyo del Río: 18 de noviembre a 10 de diciembre de 1939. Andrés F. Córdova: 11 de diciembre de 1939 a 10 de agosto de 1940. Julio E. Moreno: 10 a 31 de agosto de 1940. A. Mosquera Narváez 

Desgraciadamente, antes de cumplir un año de gobierno, en la madrugada del 17 de noviembre de 1939 murió misteriosamente en Quito. Se anunció al país que había sido víctima de un ataque de uremia, pero en las altas esferas se habló de un suicidio con grandes dosis de Nembutal.

3.-Obras.- La labor cumplida por Mosquera fue dinámica y sería, encauzada en un ritmo de orden y sagacidad. Se atiende los problemas sociales y económicos. El Ecuador asiste a dos Conferencias Panamericanas; la de Lima y la de Panamá. Hay atención por las obras públicas.

4.-MUERE EN EL PODER.- La obra de Mosquera quedó trunca, porque murió el 17 de noviembre de 1939, quedando envuelta en el misterio de la causa. Asumió el mando el Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río, Presidente del Senado.

 

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ANDRES CORDOVA

Político y jurisconsulto nacido en la población de Cañar, en la provincia del mismo nombre, el 8 de mayo de 1892, hijo del Dr. Andrés Fernández de Córdova Cobos y de la Sra. Javiera Nieto Serrano.

Sus primeras letras las recibió en alguna de las -en esa época- incipientes escuelas de su lugar natal, y luego pasó a Cuenca donde terminó la primaria en la Escuela de los Hermanos Cristianos. La secundaria la siguió en el Seminario Menor y en el Colegio Nacional Benigno Malo, donde se graduó de Bachiller en 1913. Ingresó entonces a la Facultad de Leyes de la Universidad de Cuenca, donde el 4 de julio de 1920, luego de un brillante examen, obtuvo el título de Doctor en Jurisprudencia.

Por esa época universitaria ya había desempeñado diversas funciones públicas y una cátedra en el Benigno Malo, del que en 1923 llegó a ser Rector.

Inició su vida política en el año 1912 -cuando apenas tenía 20 años de edad-, afiliándose al Partido Liberal Radical poco tiempo después de perpetrado el Asesinato de los Héroes Liberales; y con una lealtad ideológica pocas veces reconocida, perteneció a dicho partido durante toda su vida, y llegó a ocupar, dentro del mismo, las más altas dignidades.

En varias ocasiones fue elegido Diputado y Senador de la República, y su participación en el Congreso hizo que se distinguiera como un elocuente parlamentario. Por esa época su figura adquirió gran renombre nacional y fue considerada como una de las más notables y brillantes personalidades políticas del Ecuador.

En 1931, durante el interinazgo del Crnel. Luis Larrea Alba fue nombrado Ministro de Obras Públicas, y más tarde continuó asistiendo al Congreso donde llegó a ocupar la Presidencia de la Cámara de Diputados.

Se hallaba en el desempeño de dichas funciones cuando en 1939 se produjo la muerte del Presidente de la República, Dr. Aurelio Mosquera Narváez; y ante la excusa presentada por el

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Presidente del Senado, Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río, el 17 de diciembre le correspondió asumir la Primera Magistratura del país. Su mandato constitucional se extendió hasta el 10 de agosto de 1940, tiempo en el cual se dedicó por entero a cumplir con el encargo hecho por la legislatura, de llevar a cabo las nuevas elecciones presidenciales.

Cumplidas las elecciones el escrutinio final le dio el triunfo al Dr. Carlos Arroyo del Río; pero el Dr. José María Velasco Ibarra -que también había participado en la contienda electoral-, frustrado e indignado por la derrota sufrida en las urnas, inició un movimiento revolucionario con intenciones de derrocarlo bajo la acusación de haber preparado un fraude electoral para favorecer al candidato liberal, pero el Dr. Córdova no se dejó impresionar por la prepotencia del locuaz demagogo, y en uso de la autoridad de que estaba investido ordenó que el insurrecto fuera encerrado en el Panóptico y luego enviado fuera del país. Este hecho, que demostraba su firme personalidad, le motivó la profunda enemistad y el odio político del Dr. Velasco Ibarra.

«Se dijo que yo había enviado un telegrama a la provincia de Manabí solicitando 46.000 votos para que triunfe Arroyo del Río, y al final el total de votos de Arroyo era de 42.000 en toda la República» (Andrés F. Córdova, en entrevista hecha por Eduardo Muñoz Borrero.- En el Palacio de Carondelet, p. 469).

A pesar de que su corto gobierno sólo duró nueve meses, logró llevar a cabo importantes planes y obras de beneficio nacional como la reforma del Arancel de Aduanas, la reorganización de la Hacienda Fiscal y la creación de la Escuela de Carabineros que vino a tecnificar a la Policía. Se dio además, al Colegio Militar de Quito, el nombre de Eloy Alfaro.

Larga y llena de méritos fue su vida pública: Ocupó varias veces la concejalía y la presidencia del cabildo de Cuenca y en 1951 fue Ministro de Gobierno del Sr. Galo Plaza Lasso. Fue profesor y Decano de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Cuenca y de la Universidad Central, en las que dictó la cátedra de Derecho Penal.

En las elecciones de 1968 figuró como candidato a la Presidencia de la República en representación del Partido Liberal Radical, contando además con el respaldo del socialismo y del C.F.P. En dicha contienda electoral ocupó el segundo lugar, pues el triunfador fue el Dr. Velasco Ibarra que fue elegido por quinta ocasión para dicho cargo.

Producto de sus experiencias publicó varias obras como «Educación Cívica», escrita a los veintiocho años de edad; «Geografía del Azuay», «El Primer Plan Vial» y el «Código Penal», entre otras, y finalmente «Mis Primeros 90 Años», en la que con lenguaje fácil y ameno presenta su autobiografía.

Su ejercicio profesional estuvo adornado de pulcritud y fama. Fue un brillante abogado de consulta y casi siempre salió airoso en sus defensas; además, dada la versación y experiencia que tuvo en los asuntos relacionados con las funciones públicas de la patria, varias veces fue llamado como consultor de presidentes y de ministros de Estado.

En homenaje a sus 60 años de vida profesional fue condecorado por el gobierno del Ab. Jaime Roldós Aguilera, quien le confirió la «Gran Cruz Placa de Oro de la Orden Nacional de San Lorenzo».

Sus últimos años los vivió en la ciudad de Quito, entre el cariño de su familia y el ejercicio profesional y político que no abandonó nunca, y falleció en esa ciudad el 3 de octubre de 1983.

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1.-Administración.- Encargado del Poder: Del 10 de diciembre de 1939 al 10 de agosto de 1940.- 9 mese -.

Inició su vida política en el año 1912 -cuando apenas tenía 20 años de edad-, afiliándose al Partido Liberal Radical poco tiempo después de perpetrado el Asesinato de los Héroes Liberales; y con una lealtad ideológica pocas veces reconocida, perteneció a dicho partido durante toda su vida, y llegó a ocupar, dentro del mismo, las más altas dignidades.

En varias ocasiones fue elegido Diputado y Senador de la República, y su participación en el Congreso hizo que se distinguiera como un elocuente parlamentario. Por esa época su figura adquirió gran renombre nacional y fue considerada como una de las más notables y brillantes personalidades políticas del Ecuador.

En 1931, durante el interinazgo del Crnel. Luis Larrea Alba fue nombrado Ministro de Obras Públicas, y más tarde continuó asistiendo al Congreso donde llegó a ocupar la Presidencia de la Cámara de Diputados.

Se hallaba en el desempeño de dichas funciones cuando en 1939 se produjo la muerte del Presidente de la República, Dr. Aurelio Mosquera Narváez; y ante la excusa presentada por el Presidente del Senado, Dr. Carlos Alberto Arroyo del Río, el 17 de diciembre le correspondió asumir la Primera Magistratura del país. Su mandato constitucional se extendió hasta el 10 de agosto de 1940, tiempo en el cual se dedicó por entero a cumplir con el encargo hecho por la legislatura, de llevar a cabo las nuevas elecciones presidenciales.

Cumplidas las elecciones el escrutinio final le dio el triunfo al Dr. Carlos Arroyo del Río; pero el Dr. José María Velasco Ibarra -que también había participado en la contienda electoral-, frustrado e indignado por la derrota sufrida en las urnas, inició un movimiento revolucionario con intenciones de derrocarlo bajo la acusación de haber preparado un fraude electoral para favorecer al candidato liberal, pero el Dr. Córdova no se dejó impresionar por la prepotencia del locuaz demagogo, y en uso de la autoridad de que estaba investido ordenó que el insurrecto fuera encerrado en el Panóptico y luego enviado fuera del país. Este hecho, que demostraba su firme personalidad, le motivó la profunda enemistad y el odio político del Dr. Velasco Ibarra.

«Se dijo que yo había enviado un telegrama a la provincia de Manabí solicitando 46.000 votos para que triunfe Arroyo del Río, y al final el total de votos de Arroyo era de 42.000 en toda la República» (Andrés F. Córdova, en entrevista hecha por Eduardo Muñoz Borrero.- En el Palacio de Carondelet, p. 469).

A pesar de que su corto gobierno sólo duró nueve meses, logró llevar a cabo importantes planes y obras de beneficio nacional como la reforma del Arancel de Aduanas, la reorganización de la Hacienda Fiscal y la creación de la Escuela de Carabineros que vino a tecnificar a la Policía. Se dio además, al Colegio Militar de Quito, el nombre de Eloy Alfaro.

En las elecciones de 1968 figuró como candidato a la Presidencia de la República en representación del Partido Liberal Radical, contando además con el respaldo del socialismo y del C.F.P. En dicha contienda electoral ocupó el segundo lugar, pues el triunfador fue el Dr. Velasco Ibarra que fue elegido por quinta ocasión para dicho cargo.

Producto de sus experiencias publicó varias obras como «Educación Cívica», escrita a los veintiocho años de edad; «Geografía del Azuay», «El Primer Plan Vial» y el «Código Penal», entre otras, y finalmente «Mis Primeros 90 Años», en la que con lenguaje fácil y ameno presenta su autobiografía.

Sus últimos años los vivió en la ciudad de Quito, entre el cariño de su familia y el ejercicio profesional y político que no abandonó nunca, y falleció en esa ciudad el 3 de octubre de 1983.

3.-Datos.- Nueve meses duró el encargo del Poder en la persona del Dr. Andrés y Córdova Nieto, durante los cuales se entregó a trabajar con entusiasmo y los deseos de mejorar el orden

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administrativo. Se fundó la Escuela de Carabineros y modernización de la política. Tecnificación del Ejército, renovación aduanera y el reglamento para el control de cambios monetarios.

Al reunirse el Congreso el 10 de agosto de 1940, el Dr. Córdova presentó la renuncia de su encargo supremo. El Congreso la aceptó, en reemplazo designó para Presidente Interino al Dr. Julio E. Moreno.

ANEXOS

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Conclusiones

Estudiar la vida y las puntos mas destacados durante la Política durante su cargo como presidente de la republica y que problemas le causo al ecuador o sino lo saco adelante al país. Y darnos cuenta como se encuentra nuestro país y cuales fueron los hechos que nos han hecho desarrollar como país al cabo de los tres gobiernos que hemos investigado pero pese a todo tenemos que reconocer que tuvieron un gran esfuerzo para dichos gobiernos.

BIOGRAFÍA

LA NUEVA HISTORI DEL ECUADOR DE (ENRIQUE AYALA MORA)

RESUMEN E HISTORIA DEL ECUADOR DE (ALFREDO PAREJA)

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PODER POLITICO EN EL PAÍS DE (OSWALDO URTADO)

WEBGRAFÍA

http://www.explored.com.ec/ecuador/mosquera.htm

http://presidentecuador.galeon.com/AURELIO.html

http://www.explored.com.ec/ecuador/borrero2.htm

http://www.explored.com.ec/ecuador/afcordov.htm