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Reflexionemos y adquiramos aquellos productos y servicios que den respuesta a nuestras verdaderas necesidades. Dejemos a un lado caprichos, muchas veces irracionales. Nuestro medio ambiente y nuestro bolsillo lo agradecerán.

1

No olvides hacer una lista previa de la compra. Lo repetimos como un mantra, pero funciona.2

Cuando no quede otra opción que adquirir artículos envasados (por razones de higiene,

seguridad, transporte u otras), una vez consumidos, deposita los envases en el

contenedor correspondiente para garantizar su posterior reciclado.

5

Olvídate de los vasos, platos y cubiertos de un solo uso. Opta siempre por su versión

reutilizable (vidrio, loza o metal).3

Descarta los envases y envoltorios innecesarios. Se trata de comprar productos,

no residuos. Apuesta por los artículos locales, que requieren menos transporte y, por tanto, evitan emisiones de CO2 a la atmósfera, y, en

la medida de lo posible, prioriza las compras a granel.

4

Los envases de plástico, las latas y los briks deben introducirse en el contenedor amarillo. ¿Sabías que con 6 briks se puede fabricar una caja de zapatos; con 40 botellas de PET, un forro polar; y con 80 latas de refresco, una llanta para una bicicleta? Motivos suficientes para separar los residuos en origen.

6

7 Aprovecha el papel por las dos caras. Imprime sólo cuando sea imprescindible. El papel impreso por una cara te servirá para borradores y, cuando se haya agotado su vida útil, su destino, al igual que en el caso del cartón, debe ser el contenedor azul. ¿Sabías que con 8 cajas de cereales se puede fabricar un libro?

Los envases de vidrio (botellas, frascos y tirar) deben ir al iglú verde. De un envase de vidrio

se puede obtener otro con idénticas características y sin perder propiedades.

¿Sabías que reciclar una sola botella de vidrio permite ahorrar energía suficiente para

mantener encendida una bombilla de 100 W durante cuatro horas?

8

Disminuir el desperdicio alimentario constituye todo un desafío. Un tercio de la

comida que se produce en el mundo acaba desechada; una cantidad que sería suficiente para alimentar a 2.000 millones de personas.

Más allá de las implicaciones sociales y morales, tirar alimentos al cubo de basura trae consigo un negativo impacto para el

medio ambiente y la economía.

9

Todavía se sigue depositando ropa en buen estado en el contenedor verde genérico. Una sinrazón. Dónala a entidades especializadas que promueven su reutilización y que incluso llevan a cabo una labor social a través de la creación de empleo para colectivos vulnerables. Y, en el caso de las prendas que ya no sirven para reutilizar, propician su reciclado, convirtiéndolas en otros productos tales como mantas, aislantes o trapos para la industria de automoción.

11 No más colillas al suelo!!! Se estima que 4,5 billones de colillas acaban arrojadas

al entorno natural cada año, con la particularidad de que resultan un

verdadero quebradero de cabeza para los servicios municipales de recogida de

residuos. Nos gustaría convencer a los fumadores de que abandonen el tabaco.

Pero, si no es así, al menos que depositen sus colillas en los ceniceros.

Los hay portátiles.

13

Los pañales reutilizables son una buena alternativa medioambiental y

económica. Hasta los 3 años, un niño utiliza entre 5.000 y 6.000 pañales. Haz la

cuenta.

12

Insistimos: compra únicamente la comida que necesites, diferencia entre fecha de caducidad (momento a partir del cual un producto puede entrañar riesgo para la salud) y fecha de consumo preferente (momento a partir del cual un producto puede perder propiedades –presencia, sabor, textura-, pero no supone riesgo para la salud), ajusta las raciones al número de comensales y aprovecha las sobras para nuevos menús. Puedes preparar auténticas exquisiteces para los paladares más exigentes.

10

Otro tanto para los chicles. Las calles están plagadas de estas chucherías, cuyos ingredientes, entre ellos la goma sintética, hacen extremadamente difícil que se rompan, resultando difíciles de limpiar y eliminar. Un chicle tarda entre 20 y 25 años en biodegradarse. Por favor, los chicles, a las papeleras.

14

La basura electrónica crece tres veces más rápido que el resto de los residuos. La vida útil de un smartphone, dispositivo electrónico por excelencia, suele estar en los dos años. Esto significa que cada persona, a lo largo de su vida, consumirá más de una tonelada de recursos naturales del planeta para disponer del mismo. El reacondicionamiento de aparatos electrónicos constituye una buena medida para disminuir la cantidad de desechos de esta tipología.

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Dale rienda suelta a tu imaginación. Las posibilidades de reutilización son

infinitas. Podemos elaborar verdaderas obras de arte a partir de desechos.

Piensa en lo que puedes hacer con una simple caja de madera o un frasco de

vidrio. Seguro que ya se te ha ocurrido algo...

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No olvides que el mejor residuo es el que no se produce. 17

La economía circular nos da las claves de la sostenibilidad: Repensar, Rediseñar,

Refabricar, Reparar, Redistribuir, Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar

energéticamente la fracción no reciclable. Repítelo!!!

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