MANIFIESTO ‘SIN PERIODISTAS NO HAY PERIODISMO’

¿Debemos hablar de libertad? Una y otra vez garabateo la palabra en mi mente, en el aire, en este papel… Y el interrogante sigue abierto como esa puerta a la calle por la que irremediablemente vamos saliendo unos tras otros con los bolsillos descosidos por los que se escapa la esperanza.

¿Debemos hablar de libertad? Es nuestro día, ¡por qué no hablar de libertad y de democracia en este Día Mundial de la Libertad de Prensa! Hablemos de los compañeros que ponen en peligro sus vidas para que el flujo de información no cese, hablemos de nuestra inestimable contribución a las sociedades libres, avanzadas, modernas; hablemos de pluralidad e independencia, hablemos de los periodistas perseguidos, de los encarcelados… O no…

¿Debemos hablar de libertad? Permitidme que hoy en Cádiz, en este nuestro día, aparquemos la palabra libertad, esa que hemos escrito y pronunciado en incontables ocasiones ligándola al Bicentenario Constitucional, para recuperar otra palabra quizás más necesaria en estos tiempos complicados que nos ha tocado vivir. La palabra es Dignidad.

Porque sin dignidad no puede existir la libertad, porque dignidad es la que le falta a un oficio, el nuestro, al que le sobra la precariedad y el intrusismo. Porque es casi imposible, todos los que estamos aquí lo sabemos, hacer alarde de libertad de prensa cuando las plantillas adelgazan día tras día mientras que algunos gurús de miradas anoréxicas las siguen viendo gordas.

Porque es utópico enarbolar la bandera de la libertad de prensa con los brazos cansados de jornadas de trabajo maratonianas. Porque resulta pretencioso querer ejercer la libertad de prensa cuando apenas tienes tiempo para analizar y profundizar en la noticia del día.

El periodismo está falto de dignidad. No sé si nos la arrebataron o la perdimos. Dignidad para levantar la cabeza de los teclados, de los micrófonos, de los objetivos de las cámaras para decir basta, para decir que queremos, tenemos, debemos exigir mejores condiciones de trabajo para preservar lo que queda de ese maltrecho término, libertad, sobre el que se sustentan las sociedades libres.

En los últimos años hemos visto en nuestra provincia cierres y regulaciones de empleo en periódicos, radios y televisiones. El último mazazo lo tenemos bien reciente con el cierre de la Voz de Jerez y el brutal ERE que se acaba de aplicar en La Voz de Cádiz, puestos de trabajos destruidos que se suman a los goteos continuos de despedidos que golpean a la profesión sin tregua. Amortizaciones de puestos, empleos irrecuperables, plantillas a pique… Un festín macabro al que solemos asistir como invitados de honor o como convidados de piedra. Porque, con suerte, nuestros conflictos laborales tienen una repercusión mediática mínima ya que la triste normalidad es que el calado social de nuestra situación sea nulo. Visibilidad, esa que intentamos dar a los demás, esa que por miedo, por desidia, por conveniencia no nos concedemos a nosotros mismos.

Quisiera hablar de libertad, de pluralidad, de independencia de los poderes políticos y económicos; pero la boca, seca de tragar hieles, pero las manos, cerradas en un puño de rabia, sólo pueden clamar hoy por la consecución de la dignidad perdida o arrebatada, porque sólo ella, sólo si peleamos por ella, y lo podemos hacer todos juntos, nos dará la fortaleza y la valentía para ser libres. Porque es complicado, todos lo sabéis, hablar de libertad cuando casi ni recuerdas qué era aquello de respirar.

Cádiz, a 3 de mayo de 2012.

Firman este manifiesto la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC), la Asociación de la Prensa de Jerez (APJ), y los sindicatos

UGT y CCOO.