Mágica navidad.

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Lucy, una niña poco creyente consigue un deseo de un hada mágica, la cual le hará cambiar la forma de ver y disfrutar la navidad.

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Érase una vez, en un pueblo no tan lejano y en un tiempo no tan reciente una familia adinerada, los Mills, dueños de innumerables propiedades del pueblo Roselawn, llenos de dinero y riquezas, aunque la más preciada de ellas tenía un valor invaluable, su hija Lucy, de 11 años blanca como la nieve, de cabello castaño y ojos miel, su madre Regina la adoraba ,era el sol de sus mañanas y le brindaba todo aquello que quería, esto había ocasionado en Lucy una soberbia no tan propia de una niña de su edad. Lucy lucía hermosa por fuera, pero por dentro no contenía exactamente los sentimientos de una buena niña, pues era egoísta y todo el tiempo quería más y más.

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Cierto día en la casa de los Mills, se encontraba Elsa limpiando la ventana del extremo que quedaba en el largo pasillo del segundo piso de la casa, cuando de pronto Lucy, quién dormía en el cuarto cercano a aquella ventana se levantó y decidió dar un paseo por aquel largo y ancho pasillo, encontró a Elsa limpiando muy concentrada en su trabajo, y sin tomar en cuenta que ella estaba ocupada Lucy decidió hablarle.-Hola.- Saludó la niña.-¡Niña! Buen día tenga usted ¿desea algo?- Respondió Elsa amablemente.-No. Estoy aburrida.- -¿Y podría hacer algo yo para ayudarle?

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-¿Qué haces cuando estás aburrida?-Pues… la verdad niña en esta casa no puedo darme el lujo de estar aburrida.- Dijo Elsa, tratando de no sonar descortés.-Ahhhhhhhh.- Exclamó Lucy dando vueltas en su posición.- Estoy muuuuyy aburridaaaa-¿No quisieras ayudarme a poner los adornos?.- Preguntó con cierto miedo Elsa.-¿Adornos? ¡Pero si no es mi cumpleaños! Y no haré ninguna fiesta… ¿O mis papas si? Ahh no me avisaron, ¡cómo es eso! No tengo ningún vestido nuevo.-No niña, los adornos de navidad, es diciembre pues, el mes de Jesús.

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-¿Jesús tiene un mes? ¿Y yo no?-Si mi niña, ¿no le enseñan en la escuela? En diciembre nació nuestro niño Jesús, nuestro Salvador.-¿Salvador? ¿Era bombero?.- Preguntó intrigada Lucy.-No mi niña.- Sonrió Elsa.- El salvó al mundo, ¿no le enseñaron eso en la escuela?-No sé, tal vez, la verdad no me acuerdo.-Bueno, ¿entonces ponemos los adornos?-Está bien.- Respondió algo dudosa la niña.- ¿Qué ropa me pongo?-Esa está perfecta, ahora traeré los adornos.

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Pasaron el día adornando la casa, aunque Lucy no apoyó mucho igual se distrajo un poco, había conocido a Elsa así que ya tenía una amiga en casa. Era de noche y los padres de Lucy, el señor Henry y Regina habían salido a una reunión de trabajo, Lucy se encontraba en su cuarto sin poder dormir, echada en su cama mirando al techo otra vez se encontraba ‘aburrida’, gritó varias veces el nombre Elsa, cada vez más fuerte, esperando que la escuchara pero al parecer todos los empleados estaban durmiendo. Lucy estaba al borde del estrés al no saber cómo dormir, ni qué hacer, cuando escuchó unos pasos en las escaleras. ‘Es mi mamá’ pensó, sin embargo cierta sorpresa se llevó.-¿Niña Lucy? Soy Elsa, ¿me llamaba?.- Tocó algo tímida Elsa.

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-¡Elsa! ¡Pasa! ¿Qué te hizo demorar tanto?.- Respondió sentándose en la cama la niña.-Lo siento, estaba terminando de ordenar ciertas cosas abajo.-No importa. Estoy aburrida y no puedo dormir.-Oh, ¿deseas que acomode tu cama?-No. Quiero dormir y aunque la acomodes sé que no servirá, hazme dormir.-Bueno niña no sabría como…-Algo se te tiene que ocurrir. ¡Estoy aburrida!-Bueno calma, ¿un cuento?-Los leí todos en el colegio, ya no quiero más.-Pero este es uno especial, es más una leyenda.-¿Una lenda?

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-No, una leyenda, algo que puede ser cierto o tal vez no.-Mmm ya.-En este pueblo, hace más o menos 20 años, cuando yo tenía 13 contaban los ancianos del pueblo que existía un hada.-¿Un hada? ¿De verdad?-Sí, un hada. Que era capaz de concederte los más remotos deseos que pedía la gente del pueblo si lo hacían de corazón. Esta hada se llamaba Azul, y era una muy buena y colaboradora. Era pequeñita y venía volando, según contaban. Mi abuela la conoció en persona, pues le pidió un deseo, uno muy pequeño, no muy costoso.-¿Qué pidió?

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-Traer a alguien de otra ciudad.-¿traer a alguien de otra ciudad? Tenía un hada al frente ¿y pidió eso?-Sí, pidió traer a mi abuelo, su esposo de la guerra.-¿Y la hada lo trajo?-Claro que sí, además lo trajo sano y salvo. El hada no era conocida por todos, pero empezó a hacerse popular, y todos la llamaban desesperadamente, ella muy alegre concedía deseos aquí y por allá, pero después de cierto tiempo comenzó a darse cuenta que los deseos de los pueblerinos de Rosetown eran muy egoístas y para nada buenos, entonces decidió no atenderlos. Pero el pueblo no quería quedarse sin sus deseos así que decidieron reunirse y atormentarla con sus llamados, ella apareció, muy enojada, y un hada no puede estar nunca enojada, no es su naturaleza, sin embargo lo estaba. Cuando apareció todos empezaron a reclamarle por no haber atendido a sus llamados, pero Azul les respondió que su magia era magia de la luz, que no debía ser usada para hacer el mal, sino el bien, y también les confesó que estaba cansada de cumplir sus deseos egoístas y que no lo haría más. Y así sin más desapareció. Por más que la llamabas no aparecía, aunque aún dicen que si el hada ve que eres alguien que realmente solicita su ayuda puede que aparezca. Algo que obviamente nunca ha pasado, con el tiempo se mudaron familias a este pueblo, y los pobladores antiguos desaparecieron y con ellos, la historia del hada. Pocos la sabemos, los que somos nietos o bisnietos de los pobladores originales lo sabemos, por eso lo sé yo, y ahora tu.

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-Mis padres no me contaron nada. ¿Ellos no son pobladores originales?-Oh.. no niña, ellos llegaron cuando tu naciste, trajeron más gente, más tecnología y por supuesto más dinero.-Me gustó tu historia. Pero no me dijiste que palabras tengo que decir para llamar al hada.-No no, esa hada no existe más.-Tú dijiste que puede aparecer.-Puede, pero no creo que aparezca niña.-Pues lo tendrá que hacer. Quiero mi deseo. -¿Qué? Pero niña, no has entendido el mensaje de mi historia.-Claro que sí.-No, y hasta que no lo hayas entendido no te contaré más.- Dicho esto, Elsa se retiró deseando buenas noches a Lucy.

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Lucy pasó la mayoría de la noche pensando en cómo llamar al hada, hasta que se le ocurrió que Elsa sabía más de lo que le había dicho, pero si no le había seguido contando más había sido porque ella se mostró interesada en el hada, así que decidió preguntarle luego, haciéndose la desinteresada.Pasaron los días y Lucy preguntaba discretamente sobre Azul el hada a Elsa, Elsa sin darse cuenta mientras limpiaba día a día le iba revelando cosas sobre el hada a Lucy, hasta que le contó sin más cómo podía llamarla. Lucy estaba emocionada, pensaba día y noche en el hada y en qué podía pedirle, pensó en que podía llamarla por cierto motivo, pero no sabía cual, hasta que cierto día mirando el inmenso árbol de navidad en su sala pensó en que iba a pedirle un gran regalo de navidad, el mejor de todos, el más costoso y lindo que nunca había tenido.

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Lucy decidió hacerlo un lunes, porque lo consideró adecuado y el lunes en la noche ya se encontraba en la ventana de su cuarto pensando en cómo llamarla, sabía que palabras decir, pero tenía miedo. Hasta que por fin estaba decidida y comenzó a llamarla.-Tengo un deseo, tengo un deseo, uno con todo el corazón.- Repitió fuerte y alto la niña.Pasaron 5 minutos, luego 10 y no sucedía nada, no aparecía ni el hada, ni nadie. Lucy comenzaba a desesperarse, se sentía molesta y decepcionada, estaba a punto de rendirse cuando de pronto pequeña luz apareció en su ventana.-¿Azul eres tú?

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-Hola Lucy.- Apareció volando el hada sobre su ventana, era completamente azul en cuanto a su vestimenta, de cabellos marrones y ojos saltones, parecía amable pero a la vez desconfiada, por un instante Lucy pensó que estaba soñando.-Sabes mi nombre.-Lo sé todo. Sé que tienes un gran deseo en mente.- Lucy observó al hada, sus alas eran pequeñas, como de un mosquito, su vestido era como de princesa y llevaba un bolso extraño sobre el hombro.-Pero aún no lo dije.-No tienes que decirlo, con pensarlo basta. Ahh extrañaba estas conversaciones con humanos.-¿Puedes cumplir mi deseo?

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-Claro que sí. Toma.- Dijo el hada y sacó algo del bolso extraño.-¿Qué es esto?.- Replicó Lucy, era una caja pero no sabía exactamente que contenía adentro.-Es un portal.- Dijo el hada algo entusiasmada.-¿Un portal? ¿Y para qué quiero yo un portal?.- Preguntó enojada Lucy.-En realidad no lo es, son aspas en una especie de ventilador casero. No sabría bien como explicarte, creo que últimamente mucho polvillo de hadas está dañando mi capacidad para los nombres, aunque el nombre no importa mucho, sino para qué sirve.-Pues yo no pedí ningún ventilador, ni un portal, ni algo que se le acercara Azul, me haces enojar.

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-Lucy, yo sé lo que pediste. Mis deseos no son precisos ¿sabes?. Pero sé que querías un regalo para navidad, algo que te hiciera disfrutarla realmente ¿cierto?-Sí, ¡pero yo pensé en un pony! ¡o un castillo tamaño Lucy!-Esto es algo más interesante.Lucy se encontraba desconcertada, no sabía por qué el hada le mentía, o por qué no le concedía su deseo y ya. Pero le intrigaba el tener más y más así que aceptó la oferta. El hada le explicó detalladamente de que se trataba el regalo que le había dado.

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-Esto es un objeto con el cual puedes crear portales, los portales normalmente te llevan al lugar, fecha, ciudad o país en el que estés pensando al ingresar, pero lo hechicé para que tu vayas a ciertos lugares.-A ver, voy al lugar ¿y?-¿No entiendes?-No-Puedes tomar cualquier cosa que quieras del lugar, pero todo tiene un precio, en tu caso será una misión especial.-¿Misión?-Sí Lucy, una misión, algo simple, nada que una niña de 10 años no pueda hacer.-Tengo 11

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-Bueno 11, debes tener en cuenta que en ese mundo nadie te prestará importancia, es un mundo desconocido.-¿Y podré tener lo que quiero? ¿Cualquier cosa?-Claro que sí. Recuerda que activas el portal cuando soplas las aspas de este pequeño ventilador, y debes ser cuidadosa y sobre todo no tener miedo. Podrás viajar solo 1 vez por día en este portal.Azul se retiró volando, algo feliz por su acción y esperando que Lucy pueda comprender lo que su deseo implicaba. Mientras tanto Lucy se quedó observando las aspas del regalo que le habían otorgado. Pasaron varios días hasta que Lucy planeó el día en el que usaría su portal, iba a ser un día en el que sus papas estaban de viaje y lo haría después de la cena, cuando todos los empleados de su casa estuvieran dormidos.

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Llegó el día y Lucy estaba emocionada, ya estaba cenando, sola en la mesa, pues sus padres no se hallaban en casa, no comió casi nada y subió corriendo a su cuarto. Buscó el objeto mágico y se dispuso a soplar, se abrió un portal, algo como un tornado, Lucy se asustó pero recordó que Azul le dijo que no debía tener miedo asi que se dispuso a saltar. Mientras viajaba en este misterioso portal se preguntaba si iría a Francia, Europa o Miami. No lo podía evitar, ¡estaba emocionada! Cerró los ojos imaginando que podría ir a un lugar maravilloso, pero los abrió de golpe al darse cuenta que había aterrizado. Era un lugar extraño, algo antiguo y medieval ¿dónde estaba? De pronto, se miró a sí misma y se dio cuenta que no tenía la ropa con la que había viajado, eran harapos, algo extraños, un vestido, pero no de esos que ella tenía no… uno que más bien parecía bata. ¿Dónde estaría?.

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Caminó durante largos minutos por ese lugar, desesperada, parecía un pueblo, ahora ella estaba en una especie de mercado o parque, Lucy sintió algo extraño en su mano asustada lo soltó y sacudió su brazo, y algo cayó al piso de aquel lugar. Lo tomó entre sus manos y vio que era una nota escrita a mano, en un papel antiguo que decía ‘Ayuda a María, debe llegar a tiempo.’’ ¿María? ¿Quién era María? ¡No entendía nada! Y además Lucy estaba muy enojada ¡eso no era Disneyland!, escuchó unos pasos y trató de esconderse, pero vio que era una niña, no muy mayor que ella, tendría 18 años o tal vez más, venía corriendo y sonriendo, su rostro transmitía paz y amor, alguien venía detrás de ella, por un momento pensó que la estaban persiguiendo, pero era un juego entre amigas.

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-¡María! No corras tan rápido que me canso.- Le gritaba la amiga de atrás. Así que ella era María.-Lo siento.- Respondió María.- Debo llegar temprano a casa.-¿Y si vamos por un poco de agua al pozo del bosque?.- Preguntó algo cansada la amiga.-No puedo Selena, debo ir a casa.-¿Pero cuál es el apuro?.- Dijo la amiga, que ahora tenía nombre, Selena, según María.-No lo sé, siento que debo ir.-Por favor acompáñame, seguro quieres ir a rezar de nuevo.-Eso lo hice temprano, y lo haré más tarde. Pero es por otra razón.-Por favor, ¿acaso no somos amigas?-Sí, pero… bueno está bien vamos..

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-¡Gracias! Espera iré a ver si la entrada está abierta o sino tendremos que ir por el camino antiguo.Selena se retiró corriendo, María esperó sentada y Lucy, quién ya sabía quién era María y había observado toda la conversación discretamente se dispuso a proceder con su misión, algo desanimada, pues aún no entendía que podía llevarse de esa extraña tierra.-Hola.- Saludó Lucy.-Hola, disculpa pequeña, no te había visto antes.- Respondió con ese tono dulce y amoroso María.-Soy Gretel.-Hola pequeña Gretel.-María, no deberías estar aquí, algo importante te espera en casa.

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-Oh no, Selena está esperándome, le prometí que iríamos al pozo de agua, es la más deliciosa del pueblo ¿sabías?-No. Pero debes ir, de verdad, créeme.-Lo siento Gretel.Lucy se sentía terrible, no había convencido a María y tampoco sabía aún que podía llevarse de esa tierra. Pero tenía una idea excelente.-No quería decírtelo, pero en casa alguna noticia tienen que darte, algo importante.-¿Bueno o malo?-Eso lo descubrirás tú.-¡Me pones en aprietos! Está bien, iré rápido y volveré rápido, dile a Selena que no demoro.- Dicho esto, María fue corriendo a su hogar, algo asustada por lo que le había dicho aquella niña.

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María había llegado a su casa, no se encontraban sus padres, se extrañó y aún seguía preocupada. Esperó pero no podía mas con la preocupación, así que, de rodillas en su cuarto se dispuso a orar por la noticia que iba a recibir según Gretel, la niña del mercado.-Señor, te pido por mis padres, por la noticia que me darán. Y por todo aquel que necesite de ti, también te pid…- La oración de María se vio interrumpida porque una luz, brillante y que podría dejar ciego a cualquiera entraba por la ventana de su habitación, María no podía ver bien.

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Después de dos segundos vio la presencia de alguien… ¡Con alas! ¿Qué era eso?, es un Ángel pensó asustada. Era el Ángel Gabriel. -¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.- Ella se perturbó por que no estaba segura de lo que estas palabras significaban. El ángel le dijo que no tuviese miedo porque él había sido enviado por Dios. El ángel procedió a decirle que Dios la había escogido para que tuviese un bebé y que su nombre sería Jesús.El ángel le dijo que el bebé sería muy especial, que sería un gran hombre, y su reinado no tendría fin. También le dijo que lo llamarían Hijo de Dios.

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María se arrodilló ante el ángel Gabriel y le dijo que ella obedecería a Dios y

haría lo que Dios deseaba. Con esto, el ángel la dejó.

Mientras tanto Lucy se hallaba con Selena en el pozo, pues Selena se había

cansado de esperar, estaban sacando agua del pozo, cuando de pronto Lucy sintió que algo se le desvanecía de la mano, era la nota. Al parecer cuando

cumplía la misión el papel donde estaba escrita desaparecía.

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Lucy se sintió bien ayudando a aquella joven, que aunque no sabía quién era la sentía como una madre, y una muy conocida, pensó que tal vez le recordaba a su mamá. Salió Lucy de esa tierra llevándose un collar muy bonito hecho a mano por Selena, que aunque no la dejó muy feliz al menos no se quedó con las manos vacías.Pasaban los días y Lucy seguía yendo a lugares desconocidos, ayudando a personas y sin obtener nada interesante a cambio, pero por alguna razón esto le había dejado de importar, ya no se sentía tan vacía como antes. En el colegio le habían estado enseñando sobre Jesús y la navidad, y cada día la esperaba con más alegría, nunca había sucedido eso, antes sólo esperaba los regalos, pero aquella semana en la que había entrado 2 veces al portal habían cambiado su vida completamente.

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Era miércoles y estaba en clase de religión, hablaban sobre María, la Virgen, que había aceptado ser madre muy joven, Lucy estaba entusiasmada con la historia de María, pues le hacía recordar a aquella muchacha que había ayudado hace algunos días.Llegó a su casa y habían llegado sus padres de viaje, faltaba poco para navidad, casi 3 días, hoy había sido su último día en el colegio, pues les habían dejado días libres por navidad. Ese día sus padres la tuvieron muy ocupada, tal vez demasiado en sus cosas contándole que harían una gran fiesta por navidad y que podía invitar a quien quisiera, ella pensó en sus amigas, claro, ¡y podría traer un gran vestido del portal!. Aún tenía ciertos sentimientos egoístas, pues sabía muy bien que sus padres gastaban mucho en esas fiestas, en comida que muchas veces botaban y en tontos regalos, pero no le importaba mucho.

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Así pasó su miércoles y jueves, hasta que el viernes, faltando sólo dos días para navidad o más bien para el 25 de diciembre se encontraba echada en su cuarto, pensando en que podría hacer para esta vez poder ir a donde quisiera en ese portal, había olvidado todo lo que había aprendido en los dos días que fue. De pronto, con el objeto mágico entre sus manos sintió que le quemaba y al mirarlo vio que brillaba se acercó a verlo y sin soplar se abrió un portal. Más rápido de lo normal ya se hallaba en otra tierra, era de noche y parecía ser la misma que la primera, pero esta vez era un pueblo menos poblado, con las casa a puerta cerrada y parecía algo vacía. Miró rápidamente su mano y tenía una nota ‘’Que el Salvador tenga posada donde nacer.’’ ¿Salvador? ¿Posada? ¿Nacer? ¿Pero si era Salvador no había nacido ya?

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De pronto se hallaba dentro de una casa antigua, en una habitación de ella, parecía ser la sala de estar pero a lo antigua, había poca luz y parecía que no había nadie, hasta que escuchó unos ronquidos del cuarto siguiente y se asomó a ver, si vivía alguien ahí, dos esposos, sin hijos estaban profundamente dormidos. Parecían ser personas solitarias y egoístas pues tenían muchos tesoros en aquella posada que parecía pobre. De pronto tocaron la puerta, Lucy fue a abrir y se encontró con un hombre, parecía de 30 años o tal vez menos.-Señora buenas noches, ¿podría darnos posada? A mi esposa y a mí, por favor, está embarazada, creo que nacerá hoy el niño.

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¿Señora? Lucy no se había detenido a mirarse, volteó y vio su reflejo en una botella sobre la mesa de la casa, tenía cara y cuerpo de señora, se asustó, pero era ella, solo que en otro cuerpo.- Sí claro.- Vio detrás de aquel hombre a una mujer, embarazada y muy cansada, se le hacía conocida… Ella era ¡María! La joven que había ayudado antes, pero... ¿Que tanto tiempo había pasado?, recordó que el portal llevaba a distintas fechas y distintos lugares, así que simplemente los hizo pasar, pero no podía llevarlos a los cuartos pues ahí estarían los dueños, descubrió un rebaño al fondo de la casa, con animales y algo sucio, les llevó unas mantas y los vio acomodarse, se sintió mal por ellos, pero al ver la felicidad de María al haber encontrado por fin posada se sintió aliviada.

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Lucy decidió quedarse a ver como dormían, pero algo pasó. ¡El niño había nacido! Era un bebé hermoso, lo llamaron Jesús, y cosas extrañas sucedieron, llegaron 3 hombres con tesoros para el bebé, guiados por la más hermosa estrella que nunca antes había visto. ¿Esto lo había vivido antes? Se había centrado tanto en ayudarlos que ¡Claro! ¡Ese era el nacimiento de Jesús! ¡Por quien festejaban la navidad! ¡Estaba en el nacimiento de Jesús! Se sentía tan feliz de haber ayudado, pero… la nota se desvanecía en sus manos, era hora de irse, pero… ¡No quería irse! Pensó en quedarse un rato más, pero se quedó mirando su mano y de pronto no estaba más ahí, sino en su cuarto, se sentía triste, pero recordó que ¡ella había ayudado a nacer a Jesús! Se sentía tan feliz.

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Se había quedado dormida y pensó que todo había sido un sueño, pero al levantarse vio que tenía una pequeña manta en sus manos, aquella que estaba colocándole al pesebre de Jesús, y se dio cuenta que todo había sido real, la sonrisa de María, el positivismo de José y la ternura de Jesús la dejaron pensando todo el día en ello, en cómo habían sido felices con tan poco, había leído miles de veces la historia en la biblia, pero nunca la había entendido. Ellos habían sido felices solo con la promesa y voluntad del Señor, por fin sabía que la navidad no eran solo regalos, sino el nacimiento de un bebé lleno de alegría, esperanza y amor.

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Faltaba poco para que sea la fiesta de sus padres y Lucy se acordó que la habían dejado invitar a amigos a casa, salió en

busca de ellos, pero no fue a la casa de su amiga Anabel, ni a la de Alejandra, ni a la de Paula, fue a donde siempre había visto a 4 hermanitas jugar, eran pobres, pero

siempre unidas, no tenían ropa ni nada que comer. Las llevó a casa y prestó sus más

bonitos vestidos a todas ellas, sus papas al llegar las vieron sorprendidos, pero se admiraron de la solidaridad de su hija.

Lucy quiso enseñarles el objeto mágico a sus amigas nuevas, pero no lo encontró.

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Esa navidad fue la mejor de todas, había comprendido no sólo que Jesús había

nacido para salvarnos sino que tanto José como María habían sido unos héroes

también, por fin había encontrado sentido a la navidad, tal vez el regalo que ella esperaba del hada era algo material y

grande, pero lo que le dio el hada fue algo mucho mejor, algo inmenso y que la

llenaba muchísimo, le había dado una oportunidad para encontrarle el verdadero sentido a la navidad, y esa navidad sí que

fue mágica.  

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