Magia en El Tablero Vol1- Mijail Tahl

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Mijail Tahl

MAGIA EN EL TABLERO Partidas inéditas (1949 - 1964)

Traducción: Fabián Neira

Mijail Tahl

EDITORIAL CHESSY http://www.ed itor ia lchessy.com Urbanización Puerta Vetusta, nº 1 9 Sa nta Eu la l ia de Morcín (Astu rias) Teléfono: 985 78 34 81 webmaster@ed itoria lchessy.com

Todos los derechos reservados

Diseño: Yago Gal lach Pérez

ISBN: 978-84-936238-3-8 Depósito Lega l : AS. 2.328/08 Impres ión: Gráficas Summa, S. A. Impreso en España

EDITORIAL CHESSY Di rector Genera l : Alfonso Romero Hol mes Coord inador: Arturo González Pruneda Webmaster: José Man uel Martí Maquetación :Yago Gal lach Pérez

Prólogo

Prólogo a la edición española

Del Mate del Pastor al prefijo "ex"

Los años 1 94 9- 1 953

Los años 1 954 - 1 95 6

Los años 1 957 - 1 95 9

Los años 1 960- 1 961

Índice

Los dos frentes del más joven ex Campeón

Los años 1 962 - 1 964

Partidas de entrenamiento, simultáneas y ajedrez rápido

Resultados de los torneos y matches de M. Tahl de 1 948 a 1 964

Apéndice gráfico

7

9

1 1

1 3

1 7

25

83

1 47

1 49

1 89

1 95

1 97

Prólogo

La presente ed ic ión, el pr imer tomo de la serie, constituye u n intento de reu n i r y ofre­cer al aficionado del ajedrez la mu ltifacética herencia creativa de uno de los ajed recis­tas más bri l l antes de la h istoria, e l octavo cam peón mundia l M ija íl Tah l (09. 1 1 . 1 936 - 28.06. 1 992).

Como base de los compendios se ha elegi­do el pr incipio cronológ ico: e l pr imer l ibro abarca las partidas jugadas por Tah l desde 1 949 hasta 1 964. Se inc luyen trabajos perio­d ísticos seleccionados de M. Ta h l , ensayos, a rtícu los, reportajes ...

E l presente l i bro refleja completamente la práctica de torneos y matches del octavo campeón mundia l . Asimismo serán induda­blemente provechosos y agradables para e l lector sus comentarios de las partidas, escri­tos después de los juegos, y que se caracte­rizan por la profund idad del aná l is is, además de mostra r a lgunas de las t ípicas cua l idades de Tah l , tales como la expresividad, la fa nta­sía, la i ronía y e l sentido del h u mor. Un espe­c ia l i nterés presenta ta mbién la selección de a lgu nos ejem plos de la creatividad de Tah l e n otras moda l idades, partidas de entrena­miento, s imu ltá neas, de bl itz y de ajed rez rápido.

Pa ra que la ed ic ión no parezca demasiado "seca" y académica desperta remos la sonr isa del lector con n u merosas ca ricaturas y d i bu­jos, pues M. Ta h l fue u n buen modelo pa ra los amantes de estas a rtes.

Expresamos n uestros agradecimientos a la

fami l i a de M. Ta h l y al maestro V. Zhuravlev por los materia les entregados.

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Prólogo a la edición española

Pod ría deci rse, casi con toda segu ridad, que Mija i l Tah l , e l "mago de Riga'; es el jugador con más car isma de la h i storia del ajed rez, riva l izando con el m ítico jugador nortea me­rica no Bobby Fischer y los ca mpeones más conocidos de los ú lt imos a ños: Garry Kaspa­rov, Anatoly Ka rpov y Viktor Korchnoi .

Su i rrupción en la el ite mund ia l fue meteóri­ca, y seg uramente puede ser considerado el pr imero de los maestros modernos que ha­cía temblar e l tablero con su mera presen­cia: sus riva les debía n esta r en permanente estado de a lerta d u rante toda la pa rtida . Cua lqu ier momento pod ía ser propic io para sacar de la ch istera u n golpe táctico sorpren­dente, y a u nque M ija i l Ta h l era u n g ra n cal­culador, sus sacrificios " i ncorrectos" ten ía n fu ndamentos posic iona les, i ndependiente­mente de la a udacia y riesgo que compor­ta ran . No se basa ban en u n resu ltado i n me­d iato, sino en una in i c iativa y compensación posic ional que pocas veces encontraban al otro lado del tablero a u n maestro frío que los pudiera refuta r científicamente.

S in embargo, en el caso de Ta h l no sólo se a prec iaba su atractivo esti lo de juego, s ino ta mbién su don de gentes y humi ldad, ade­más de tener en cuenta su enorme handi ­ca p: sus habituales problemas renales en plena com petic ión. M ija i l Ta h l tuvo la suerte o la desgracia de convivi r en d i sti ntos mo­mentos de su ca rrera con Boris Spassky -su com pañero de generación-, Botv inn ik, Pe­tros ian, Smyslov, Bronstein, F ischer, Korch­noi , Gel ler, Larsen, Najdorf, G l igoric, Ka rpov y Kasparov en una de las épocas doradas

del ajed rez mund ia l . Gustaba de d isfruta r la vida, y su i magen i m borra ble con un piti l lo moribundo m ientras ana l izaba una posición no deja de enternecernos todavía más si cabe.

Su ú lt ima part ic ipación en España (Ba rce­lona 1 992) coi nc id ió con su ú lt imo torneo en vida, y su actuación no pasó desa perci­b ida. Ganó en bri l l a ntes partidas a l a rmenio Vlad i m i r Akopian y a l fra ncés Joel Lautier, term inando as í con el 50% de los puntos. Recuerdo todavía como s i fuera hoy la na­rrac ión del ta lentoso Gra n Maestro español David Ga rcía l l unda in sobre los comentarios post-mortem de esta partida. Y sigue siendo emociona nte imag inarte cómo Tah l refuta­ba -con el c igarri l lo cayéndosele de entre las manos- todas las jugadas que sugería el "eng reído" Lautier, con la ca lma e ind ife­rencia de u n su perc lase, mientras el cada vez más enfurecido Gra n Maestro francés se negaba a admit i r las lecciones del excam­peón mund ia l . Fue seg uramente su ú ltima clase magistra l y por el lo t iene mayor s igni­ficado. Ta h l nos demostró en su ú lt ima épo­ca que entendía el ajed rez de una manera u n iversal , y que dependiendo de su estado de á n i mo pod ía com pl icar la s ituación hasta l ímites extremos. Y ta mbién nos legó a lgu­nos de los mejores l i bros de Ajed rez.

Esta colección de partidas comentadas por él mismo está considerada unán imemente como la más completa, al igua l que su bio­g rafía, y muchas de las partidas que presen­tamos a cont in uación son desconocidas por el g ra n púb l ico. De hecho la mayoría de las

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Prólogo a la edición española

partidas inc lu idas en "Al Ataq ue" o "Práctica de Ajed rez Magistra l " ( los otros t ítu los publ i ­cados en castel lano) no figura rán en los tres tomos que com ponen esta obra .

Por ú lti mo, quería ag radecerle a Alexei Sh i ­rov -sin duda, el d i scípulo más aventaja­do de Ta h l- su gran ayuda, a l med ia r en la consecución de los derechos de esta obra, y también por su enorme entusiasmo en ha­cer viable este proyecto.

Alfonso Romero Ho/mes, mayo de 2008

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Del Mate del Pastor al prefijo "ex"

La pr imera pa rte del l i bro abarca el perío­do de la creación de Ta h l desde 1 949 hasta 1 961 , desde que recib iera, como él mismo reconoció, el "mate del pastor" en su pri me­ra partida "seria" con su pr imo, hasta el tr iu n­fo en el match por el títu lo mund ia l frente al propio M. Botvi n n i k, y su cons igu iente derrota después de un año en el match de revancha.

Es una verdadera lásti ma que ya no exis­ta la pos ib i l idad de encontra r la mayoría de las partidas del período i n ic ia l (fi na les de los a ños 40 e i n ic ios de los SO), pero las existentes permiten l legar a las fuentes de su roma nticismo revoltoso, acercarse a la sol uc ión del en igma del acelerado vuelo de u n sem idesconocido Ca nd idato a maestro hasta converti rse en bicam peón de la U RSS, tri unfador de los Torneos l nterzona l y de Ca ndidatos, Campeón y . . . excam peón Mun­d ia l .

La pr imera pa rtida con comenta rios de M. Tah l fue publ icada en e l Boletín de Ajed rez de Riga en el año 1 953 . Posteriormente sus part idas -con comentarios- empezaron a publ icarse con mayor frecuencia en las re­vistas de ajed rez.

En este pr imer Volu men se encuentra n a lgu­nas partidas de esos a ños (hasta 1 964), que ofrecen la posi b i l idad de hacer u n seg u i ­miento de l desarro l lo de su comprensión del ajed rez, de acepta r su convencim iento en la relatividad de las "reg las i ntang ibles''.

1 1

RIGAS PILS[TAS FIZISKÁS KULTÜRAS UN SPORTA KOMITEJAS

DIPLOMS PIRMÁS PAKÁPES

:.t. '.l'iilaa

(7'7. pa:natskolaa 1. galdi.,.A)

uzvar�tijam Higas pilaétaa 1949.g. pamatakolu komandu aaceoaibaa &ecba.

El primer diploma de M. Tahl.

Losaños1949-1953

Tuve mucha suerte con mi pr imer entrena­dor de ajed rez. Su nombre, Yan i s Kruzkops, lamentablemente es desconocido para e l ampl io púb l ico ajed recístico. Pero é l h izo mucho por nuestro deporte, pues enseñó a todos sus d i scípulos a amar perd idamente el AJ EDREZ.

Mi pr imer torneo serio fue el Cam peonato Juven i l de Riga en 1 948. Ten ía entonces la cuarta categoría, d i ploma que rec ibí en e l Pa lacio de los Pioneros, pero debido a que barajaban ciertos datos extraoficia les me consideraban u n ajed reci sta promisorio, permitiéndome pa rt ic ipar en el torneo.

En e l s igu iente torneo (el Ca mpeonato de Colegios secundarios de 1 949) conseg u í as­cender d i rectamente a la seg unda categoría, e ludiendo la tercera, y comencé a dedicarme con mayor ah ínco a l ajed rez. Recuerdo mi primer viaje a l Cam peonato I nternacional del Pa lacio de Pioneros de las tres Repúb l i­cas Bált icas en V i ln ius. Después, por pr imera vez, tomé pa rte en competencias oficia les, y jugué por la selección juven i l de Letonia en el Campeonato de la U n ión Soviética. Y por primera vez jugué con un maestro en una sesión de S imu ltá neas. Llegó a R iga e l joven maestro Ratmi r Khol mov. Ga né, y además entonces me pareció que fue g racias a una bonita com binación.

A fina les de 1 950 debuté en el Campeonato de Riga, entre adu ltos. En los Cuartos de F inal obtuve 1 2.5 puntos de 1 3 posi bles, cumplí la norma de primera categoría, y después de la Semifi nal pasé a la Final . Cu lminé el Cam-

peonato con 9 puntos de 1 9, con lo que ocu­pé los lugares 1 1 - 1 4. Pero lo más curioso de todo fue lo s igu iente: en la fina l participaron dos maestros, Alexander Koblents, de Riga, mi futuro entrenador, y el moscovita Evgeny Zagoriansky (fuera de concurso); 5 cand ida­tos a maestro y treinta jugadores de primera categoría. Frente a los maestros obtuve 1 .5 puntos, a nte los cand idatos 3.5, iy frente a mis colegas de Primera Categoría solamente 4!

Pero de todos modos conseg u í jugar en el Ca mpeonato de Letonia de 1 95 1 . . . En 1 952, y por pr imera vez, empecé a jugar entre aje­d recistas adu ltos dentro del equ i po "Dauga­va'; que part ic ipaba en el Campeonato de la U RSS, en la segu nda d iv is ión. En 1 953 obtu­ve mi pr imer verdadero éxito: ocupé el pri­mer lugar en e l Cam peonato de Letonia . Los ajed recistas jóvenes jugamos muy bien, y por eso, cuando en otoño viaja mos al Cam­peonato Soviético Por Eq u ipos, la Selección de Leton ia se presenta ba inesperada mente joven: Aiva r G ips l i s y M ija íl Ta h l , de 1 6 años, y Ja n i s Klova ns, de 1 7. Al ver este eq u i po, el perspicaz maestro l ituano Isaac Vistanetsky comentó: "¿Qué hacéis? El pr imero de sep­t iembre los n i ños deber ir al coleg io, iY voso­tros les obl igá is a jugar al ajed rez!" Nosotros jugába mos con mucho "a petito" y no sola­mente l legamos a la F ina l pr inc ipa l , sino que a nte la g ra n admi rac ión de todos . . . ¡ocupa­mos el cuarto l ugar! Yo jugué en el segundo ta blero y cumpl í la norma para ascender a maestro, por lo que la Comis ión Soviética de Ca l ificación me otorgó el derecho a jugar un Match de ca l ificación con el i rreem plazable Ca mpeón de Bielorrusia, Vlad im i r Sa ig in .

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Los años 1 949 - 1 953

Partida nº 1

Tah l - Pachman

Defensa S ic i l i a n a 893

Campeonato de Letonia, Riga, 1 953

1 e4 es 2 �fl d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 s �e3 a6

La idea de este s istema cons iste en jugar e7-e5, s in permiti r e l jaque en bS. La prác­tica ha demostrado que después de conti­nuaciones tranqu i las, como 6 �e2 o 6 g3, las negras igua lan e l juego con fac i l idad. Por eso las blancas e l igen una continuac ión más agresiva.

6 f4 es 7 �fl � bd7 s .id3

En caso de 8 �c4 las neg ras, med iante 8 ...

bS, ganan un t iempo para el ataq ue en el flanco de dama.

8 . . . 1e7 9 0-0 0-0 1 0 <i>h1

Una jugada profi láctica, que d ificu lta un

poco el desarro l lo de las figuras neg ras.

10 ... bS 11 a3 V!le7 12 fxeS dxes 13 � h4 �es 1 4 .igS

14 • • • V!íd8

Hasta esta jugada la partida se ha bía de­sarrol lado de la misma manera que el en­cuentro Ravi nsky - l l ivitsky (semifi na l del XX Campeonato de la U RSS, Riga), en el cual se jugó 1 4 . . . �e6, con un juego agudo. El movi­miento de Pachman está d i rig ido contra u n

Campeonato de Letonia, Riga, 1953 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 Total Clas.

1 . Tahl o y, 1 1 1 o 1 1 1 y, 1 1 y, 1 1 y, y, 1 1 1 4.5 1

2. Koblents 1 o 1 1 1 1 1 o y, o y, Y2 1 1 y, y, 1 1 1 13,5 2

3. Gipslis y, 1 o y, o 1 y, y, 1 o 1 1 y, 1 1 1 y, 1 y, 1 2,5 3

4. Klovans o o 1 o y, 1 1 y, o 1 o y, 1 1 1 y, 1 1 1 1 2 4

5. Pasman o o y, 1 y, 1 y, 1 1 o 1 1 o o 1 y, y, 1 1 1 1 ,5 5

6. Zhdanov o o 1 y, y, o y, y, 1 1 y, 1 y, o 1 1 o 1 1 1 1 6-7

7. Klasups 1 o o o o 1 o 1 o o 1 1 1 1 o 1 1 1 1 1 1 6-7

8. Kampenuss o o y, o y, y, 1 y, 1 1 o 1 y, 1 1 o o 1 1 1 0,5 8-9

9. Zilber o 1 y, y, o y, o y, y, o o 1 1 1 o 1 1 1 1 1 0,5 8-9

1 0. Erepov o y, o 1 o o 1 o y, 1 y, 1 y, 1 1 1 o 1 o 1 0 10

1 1 . Klavins y, 1 1 o 1 o 1 o 1 o 1 1 1 o 1 o o o o 9,5 1 1

1 2. Mileika o y, o 1 o y, o 1 1 y, o o 1 1 y, y, y, o 1 9 1 2

1 3. Balinsh o y, o y, o o o o o o o 1 y, 1 y, 1 1 1 1 8 1 3

1 4. Pigits y, o y, o 1 y, o y, o y, o o y, o 1 y, 1 o 1 7,5 1 4- 1 6

1 5. Bleki o o o o 1 1 o o o o 1 o o 1 y, 1 y, y, 1 7,5 1 4- 1 6

1 6. Gradus o y, o o o 1 o 1 o o y, y, o y, y, y, 1 1 1 7,5 1 4- 1 6

1 7. Skuya R. y, y, o y, y, o o 1 o o 1 y, o y, o y, 1 o y, 7 1 7

1 8. Ruya y, o y, o y, 1 o 1 o 1 1 y, o o y, o o o o 6,5 1 8

1 9. Semenkin o o o o o o o o o o 1 1 o 1 y, o 1 1 y, 6 1 9

20. Solmanis o o y, o o o o o o 1 1 o o o o o y, 1 y, 4,5 20

1 4

posib le sacrificio de cal idad en f6.

1 5 tl:if5

De otro modo las neg ras evitaban las d ificul­tades, l levando el caba l lo a e6.

Los años 1 949 - 1 953

y conserva ban superioridad posicional .

21 ... ©ha 22 g5f3 f5 23 exf5 Wf xd5

A 23 ... gxf5 seg u ía 24 ixf5 'Wxd5 25 ixh7, con un fuerte ataq ue.

15 ... i.xf5 16 gxf5 tl:ifd7 17 .ixe7 Wfxe7 18 24 fxg6 gxf3 tl:id5 Wf d6 1 9 Wf g4 g6

Las otras cont in uaciones perd ían i nmed ia-A 1 9 .. . f6 las blancas respondería n 20 E:h5, tamente. con el cons iguiente traslado del caba l lo a f5 .

25 g7+

Un juego muy compl icado surg ía en caso de Más fuerte era 20 E:d l , con juego por la co- 25 E:xf3, pero tras 25 . . . E:g8! 26 'Wh5 E:g7 las lumna "d''. negras pod ía n repeler el ataq ue y conservar

la p ieza de ventaja . 20 . .. f6

21 h4!?

El i n ic io de una combi nación, que en rea l i ­dad cond uce ú n ica mente a tablas, pero de otro modo las neg ras rechaza ba n el ataque

25 ••• @gs 26 i.xh7+

Más débi l era 26 füf3 a causa de 26 ... e4 27 fü5 'We6.

26 ... ©xh7 27 gxf3 tl:ie4!

Una jugada fuerte. Ahora las blancas no pueden conti nuar 28 °Wf5+ mxg7 29 E:d3 a causa de 29 .. . 'Wxd3 !

28 h5 tLl df6 29 WI g6+ @gs 30 h6

Las b lancas a menaza n jugar E:h3 (tras la pre­via m h2), obl igando a mover tt:l h 7, después de lo cua l la torre se tras ladará a la colum­na "d'; con d iversas amenazas. Las negras pod rían jugar 30 .. . tt:l h 7 en este momento,

Campeonato de la URSS por equipos, final, 11 tablero, 1953 Participantes 1 2 3 4 s 6 7 8 Total Clas.

1. Kasparian 'h 1 1 o 'h 1 Y2 4,5 1-2

2. Tahl 'h 1 Y2 o 'h 1 1 4.5 1-2

3. ll ivitsky o o Y2 1 1 Y2 1 4 3-5

4. Korchnoi o Y2 Y2 1 o 1 1 4 3-5

S. Saigin 1 1 o o 1 'h Y2 4 3-5

6. Bannik Y2 'h o 1 o Y2 1 3,5 6

7. Renter o o 'h o Y2 Y2 Y2 2 7

8. Panov Y2 o o o Y2 o Y2 1,5 8

1 5

Los años 1 949 - 1 953

pero tras 3 1 fü8+ tl:\xf8 (ta m bién conduce a tablas 3 7 ••• 'SxfB 32 gxfBV!í+ @xfB 33 V!íxhl) 32 gxfBW+ @xf8 33 Wg7+ @es 34 h7 se verá n forzadas a dar jaque perpetuo por medio de 34 .. . Vfíd 1 +. Posi blemente debía n ha ber con­t inuado as í.

30 ... �fa7? 31 ©h2 ge7

Tampoco salvaba 31 . . . Éif7 a causa de 32 Éih3 tll h7 33 Éid3 V!ía8 34 Vfíb6. Pero todavía no era tarde para retornar con la torre: 3 1 . . . Éia8 32 Éih3 tll h7 33 Éid3 Wb7 34 V!íe6+ Wf7 35 Wc6 Wf4+.

32 gh3 lll h7 33 gd3 '1Ya8 34 YlYxe4

Las negras ahora carecen de defensa satis­factoria.

34 ... YlYxe4 35 gda+ ©f7 36 g8YlY+ ©f6 37 gd6+ ©fs 38 '1Yg6+ ©f4 39 g3+ ©B 40 gd3+ YlYxd3 41 YlYxd3+ ©fl

Y las negras se r ind ieron, a causa de la conti­nuación 42 Wd6. 1 :0

1 6

Losaños1954-1956

El año 1 954 comenzó pa ra mí con mi pr i me­ra partida de torneo contra un g ran maes­tro, nada más y nada menos que Keres. Este acontec im iento tuvo lugar en Ta l l i n en el trad ic ional match amistoso con el eq u i po de Eston ia . J ugamos la Defensa Ind ia de Rey. Jugué de forma brusca. Keres tomó la i n ic ia­tiva, y quedé asombrado de cómo en pleno zeitnot dejó para su ú lt ima jugada u nos 3 o 4 segu ndos y, ca lcu lándolo todo, ca ptu ró m i pieza, s in temer la serie de jaques que em­peza ba.

Después del match por equi pos tuvo lugar el Cam peonato de Letonia , y en verano ju­gué u n match contra Sa ig in . Este encuentro fue extremadamente activo. La mejor parti­da fue la octava, pero en mi mente ta mbién se me gra bó la déci ma por resu lta r poco com ún .

De las otras com peticiones de 1 954 qu i s iera destaca r el Ca mpeonato Juven i l de la URSS por eq u i pos, en el que yo jugué en el pr imer tablero, y por pr imera vez pude med i rme al entonces l íder de la escuela de Len ingrado, Boris Spassky. El torneo, en el pr imer tablero, resu ltó muy i nteresa nte: nos enfrenta mos 4 futuros g randes maestros y u n maestro i nternacional . Spassky y yo i n ic ia mos una ardua l ucha, él acumuló 7 ,5 pu ntos de 9 po­s ib les, y yo med io pu nto menos.

En el Cam peonato de la URSS por eq u i pos del año 1 955 ya no tuve necesidad de d ivid i r l a s competencias en juven i les y de adu ltos, pues se terminó mi i nfancia ajed recística. Jugué en el seg undo tablero y fue el primer

torneo donde no sufrí derrota a lguna .

Y he aqu í el Ca mpeonato de la URSS. No era la F ina l , por supuesto, solamente los Cua rtos de F ina l . Unas 6 o 7 rondas a ntes del fina l del torneo ha bía perd ido casi todas las pos ib i l i ­dades de éxito. Además, debía jugar las tres partidas s igu ientes con mis compatriotas de Riga, y todos e l los ocupaban una posición superior a la m ía en la c lasificación. Espe­c ia l i nterés tuvo el fina l con G ips l i s. En una posic ión suspendida pude encontrar una victoria de Estudio, y conseg u í terminar la com petencia compart iendo el Tercer-Cuar­to lugar.

Tota lmente inesperada resu ltó -para mí­la Semifina l . Tuvo lugar en Riga. A l l í jugó el Gra n Maestro Boleslavsky, y otros maestros fuertes y experi mentados. Una ronda antes del fina l logré aseg u ra rme el pr imer puesto. Recuerdo a lgunas partidas, por ejemplo con Lebedev, Soloviov . . .

E l año 1 956 se i n ic ió para mí con mi pr imera F ina l en el Cam peonato de la URSS, lamen­ta blemente un torneo venido a menos. Mi comienzo fue exitoso, y pa rticu la rmente una de mis victor ias (sobre Vlad im i r S imagin) re­corrió toda la l i teratu ra ajed recística. En la sexta ronda tuvo lugar el encuentro decisi­vo para m í, con Spassky. Está c laro que en su "estad io'; pues el Campeonato se d isputaba en Len ingrado, y Boris ten ía la s im patía del públ ico. Pos i blemente eso no me gustaba del todo, y se puede dec i r que jugué de un modo muy extra ño, de forma débi l en la a pertura, y en el med io juego demasiado

1 7

Los años 1 954 - 1 956

ag resivo. Spassky me ganó l i m pia mente.

Después de eso me descompuse. Ganaba, hacía tablas, perd ía u n encuentro, pero ape­nas jugué buenas partidas. Y d igo "apenas" porque en la ú lt ima ronda pude l levar a cabo un ataque combinativo basta nte compl ica­do contra Tolush . Después de la cu lm i nación del torneo los comentar istas op inaba n que com parti r el q u i nto lugar, para u n novato, no estaba nada mal , pero yo no estab de acuer­do. H ubiera deseado obtener más, sobre todo en el aspecto creativo.

El año 1 956 terminó para mí de un modo dramático. La Semifi na l del Campeonato de

la URSS en Tifl i s resu ltó muy d ifíc i l . Después de 1 2 rondas, en mi tabla figuraba u n 1 , dos ceros y nueve { ! ! ! ) tablas. Además, las derro­tas fueron rea lmente lamentables, serios descu idos. Sola mente una g ra n recupera­ción (6 pu ntos de 7) permitió que me aga­rra ra a l ú lt imo vagón del tren de fina l i stas que viajaba a Moscú.

Match por el título de maestro, Riga, 1954 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 Total

Tahl y, o 1 y, Y2 Y2 y, 1 Y2 Y2 o 1 1 y, 8

Saigin Y2 1 o y, y, y, Y2 o Y2 y, 1 o o y, 6

Semifinal del Campeonato de la URSS, Riga, 1955 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 Total Clas.

1 Tahl 1 o Y2 o y, o 1 y, 1 y, 1 1 1 y, 1 1 1 1 1 2,5 1

2 Ba nnik o Y2 y, 1 y, y, y, Y2 1 Y2 1 o y, Y2 1 1 1 1 1 1 ,5 2/3

3 Borisenko 1 y, y, y, Y2 1 Y2 Y2 o y, o 1 Y2 1 y, 1 1 1 1 1 ,5 2/3

4 Zuravlov y, y, Y2 y, 1 o o y, 1 1 y, Y2 1 1 1 1 Y2 o 1 1 4/5

5 Korchnoi 1 o y, Y2 o o 1 1 Y2 1 1 1 Y2 y, y, o 1 1 1 1 4/5

6 Boleslavsky y, y, y, o 1 1 y, Y2 y, 1 1 V2 Y2 y, y, Y2 1 o 1 0,5 6/8

7 Gurguenidze 1 y, o 1 1 o y, o Y2 1 Y2 Y2 o 1 1 1 o 1 1 0,5 6/8

8 Furman o Y2 Y2 1 o Y2 Y2 Y2 1 Y2 1 o 1 1 1 y, o 1 1 0,5 6/8

9 l l ivitsky y, y, Y2 y, o y, 1 y, 1 Y2 y, y, y, 1 Y2 Y2 y, y, 1 0 9

1 O Shiyasnovsky o o 1 o y, y, y, o o Y2 y, 1 1 1 y, 1 o 1 9 1 0

1 1 Nei y, y, y, o o o o Y2 Y2 y, y, 1 1 o 1 o 1 1 8,5 1 1 /1 2

1 2 Soloviev o o 1 y, o o y, o y, Y2 y, y, Y2 y, 1 Y2 1 1 8,5 1 1 /1 2

1 3 Shamkovich o 1 o y, o y, Y2 1 Y2 o o Y2 1 o o 1 y, 1 8 1 3

1 4 Gipsl is o Y2 y, o Y2 y, 1 o Y2 o o Y2 o 1 o V2 1 Y2 7 1 4/1 6

1 5 Pol iak y, y, o o Y2 y, o o o o 1 Y2 1 o 1 o y, 1 7 1 4/1 6

1 6 Rovner o o y, o y, y, o o y, y, o o 1 1 o 1 1 y, 7 1 4/1 6

1 7 Chukaev o o o o 1 Y2 o Y2 Y2 o 1 y, o y, 1 o 1 o 6,5 1 7

1 8 Khanov o o o Y2 o o 1 1 y, 1 o o Y2 o Y2 o o 1 6 1 8

1 9 Lebedev o o o 1 o 1 o o Y2 o o o o y, o Y2 1 o 4,5 1 9

1 8

Partida nº 2

V. Saigin - M. Tah l

Defensa Benon i EOl

Match por el título de Maestro Riga (8), 1 954

1 d4 tl:Jf6 2 c4 es 3 tl:!f3 e6 4 g3

Este lento plan de desarrollo no da ma­yores problemas a las negras. Mucho más activo era 4 dS.

4 ... cxd4 s ltJxd4 dS

En otra partida entre los mismos con­tendientes (Leningrado, 1952) se jugó 5 ... tl:!c6 6 J.g2 �b6 7 tl:!c2! La jugada 5 ... dS es más fuerte.

6 .ig2 es 7 tl:Jf3

Los años 1 954 - 1 956

ltJcs exd4 1 1 °We2+ 'We7.

7 ... d4

Ahora los peones centra les de las negras l im itan la l ibertad de acción de las piezas blancas.

8 0-0 tl:!c6 9 e3

Las blancas rom pen el centro, ya que temen En caso de 7 ltJ b3 d4 8 e3 aS! 9 exd4 a4 1 0 la pos ib i l idad e4 en el futu ro.

Torneo zonal del Campeonato de la URSS, Vilnius, 1955 Participantes 1 2 3 4 s 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 Total Clas.

1 Kholmov 1 1/:¡ V2 1 V2 V2 V2 1 1 1/:¡ V2 1 1 1 1/:¡ 1/:¡ 1 1 2,S 1

2 Nei o V2 V2 1 1 1/:¡ V2 o 1 1 V2 V2 1 1 1 1 1 1 2 2

3 Tahl V2 V2 V2 1 1 o V2 V2 1 1 1 1/:¡ 1 o V2 V2 1 1 1 3/4

4 Chukaev V2 V2 1/:¡ o V2 o V2 1 1 1 1 1 1/:¡ o 1 1 1 1 1 3/4

S Gipsl is o o o 1 1 V2 1/:¡ o V2 1 V2 V2 1 V2 1 1 1 1 0 517

6 Klasups V2 o o V2 o 1 o V2 1 1 1 1/:¡ 1 1 o 1 1 1 0 517

7 Lein 1/:¡ 1/:¡ 1 1 1/:¡ o 1/:¡ o o 1 1 1 1/:¡ 1/:¡ 1 o 1 1 0 517

8 Randviyr 1/:¡ V2 1/:¡ 1/:¡ V2 1 1/:¡ 1/:¡ 1/:¡ V2 1/:¡ V2 1/:¡ 1 1 V2 o 9,5 819

9 Sokolsky o 1 V2 o 1 1/:¡ 1 V2 V2 o 1/:¡ o 1/:¡ 1 1 1/:¡ 1 9,5 819

1 0 Klavins o o o o 1/:¡ o 1 V2 V2 1 o 1 V2 1 1/:¡ 1 1 8,5 1 0/1 1

1 1 Ostrauskas V2 o o o o o o V2 1 o 1 1 1 V2 1 1 1 8,5 1 0/1 1

1 2 Zdanovs 1/:¡ 1/:¡ o o V2 o o 1/:¡ 1/:¡ 1 o 1 V2 1 o 1 1 8 1 2

1 3 Kamenetsky o V2 V2 o 1/:¡ V2 o V2 1 o o o V2 o 1 1 1 7 1 3

1 4 Krimeris o o o 1/:¡ o o V2 V2 1/:¡ 1/:¡ o 1/:¡ V2 1 o 1 1 6,5 1 4/ 1 5

1 S Shagalovich o o 1 1 1/:¡ o V2 o o o V2 o 1 o 1 o 1 6,5 1 4/ 1 5

1 6 Arulaid V2 o 1/:¡ o o 1 o o o V2 o 1 o 1 o 1/:¡ 1 6 1 6

1 7 Renter 1/:¡ o 1/:¡ o o o 1 V2 V2 o o o o o 1 1/:¡ 1 5,5 1 7

1 8 Zvorykina o o o o o o o 1 o o o o o o o o o 1 1 8

1 9

Los años 1 954 - 1 956

8 ... .ie7 10 exd4 exd4 1 1 � bd2

Amenazando l 2 lll b3. 0tra pos ib i l idad es 1 1 if4 o-o 1 2 llles.

11 ... .ie6

Otra pos ib i l idad era 1 1 . . . 0-0 1 2 lll b3 d3 1 3 ie3 ig4 1 4 h3 ihS 1 5 !!el lll e4!

12 ge1

No prometía nada 1 2 ll:igS a causa de 1 2 ... ifs, y el ca ba l lo bla nco está mal ub icado.

12 ... 0-0 1 3 b3

A l 3 lll b3 pod ía seg u i r 1 3 . . . d3, y las blancas t ienen d ificu ltad en desarro l la r cua lqu ier ac­tividad.

13 ... �d7 14 .ib2 gad8

Las negras cu lm inan el desarro l lo y se pre­paran para i n ic iar acciones bél icas en el cen­tro y en el fla nco de rey. Por eso las blancas deben crea r contrajuego en el fla nco de dama lo más rápidamente posible.

1 S a3 as 16 �es �xeS 17 gxes b6 1 8 �f3

No servía 19 b4 a causa de 19 . . . axb4 20 axb4 id6 . . . , y la torre no tiene una buena ret i rada, ya que a 2 1 l:!e2 s igue 2 1 . . . ixc4, y a 2 1 !!e l , 2 1 . . . ixb4. E l i ntento de bloquear el peón "d" con la dama tam poco se puede ejecutar a causa de 1 9 . . . lllg4 20 l:!ee l ifs.

1 9 ... �g4 20 gee1 d3 21 fü1

Más fuerte era 2 1 llles.

21 ... �d6!

Esta jugada i m pide el ava nce b4 y no per­m ite jugar 22 h3, a lo que ahora s igue 22 . . . lll xf2 23 l:!xf2 Wfxg3, con una g ran ventaja .

22 �<3

A una mejor posic ión de las neg ras condu­cía la variante 22 lllgs ifs 23 llle4 ixe4 24 ixe4 füe8 25 Wfgs id4.

22 ... f6 23 gad1

Perd ía 23 lllgs a causa de 23 . . . lll xf2 24 l:!xf2 ixf2+ 25 �xf2 fxgS+ o 25 . . . Wf cS+ y Wf xgS .

23 . . . gfe8 24 gd2

Nuevamente no servía 24 lll gs a causa de Un error. Las blancas deseaban e l im inar el 24 . . . lllxf2 25 l:!xf2 ixf2+ 26 �xf2 Wf cs+. peón d4, pero no lo cons igu ieron. Más fuer-te era 1 8 Wff3. 24 ... .ifS

18 ... .icS 1 9 �d2 Se a menaza 25 . . . l:!e2, y en respuesta a una

20

Los años 1 954 - 1 956

jugada como 25 ttJ h4 es suficiente 25 ... d6 6 J.c4 e6 7 0-0 a6 ie4.

2s tllgs

Las blancas buscan la salvación en las com­pl icaciones.

25 ... tll e3! 26 fxe3

No salvaba la ret i rada de la torre, por ejem­plo: 26 ll:e 1 (a otras jugadas de la torre deci­de 26 . . . . tt:lxg2 27 �xg2 °Wc6+, después 28 . . . id4 y 29 . . . fxgS) 26 . . . tt:lxg2 27 füe8+ füe8 28 �xg2 'Wc6+ 29 f3 ll:e 1 .

26 ... J.xe3+ 27 'i!i>hl .lxd2 28 Wf xd2 �e2 29 Wf c3

A 29 idS+ sig ue, por su puesto, 29 . . . °WxdS+.

29 ... �xg2 0:1

Prepa rando i nmed iatas acciones bél icas en el flanco de dama. S in embargo, a mi enten­der ofrece una defensa más só l ida 7 . . . ie7, seg u ido del enroque.

8 .ie3 Wfc7 9 .ib3 J.e7 1 0 f4 bS

Las negras, poco a poco, ejecutan su plan.

Ahora a 30 �xg2 s igue 30 . . . d2 31 ll:d 1 ig4 1 1 fS! 32 tt:lf3 °Wd3!

Partida n° 3

A. Khaisin - M. Tahl

Defensa S ic i l i a n a 888

XXI I I Campeonato de la URSS Leningrado, 1 956

Comen tarios de A. Koblents y M. Tahl

Una conti n uación muy fuerte, que otorga a las bla ncas c ierta ventaja posiciona l .A la"evi­dente" 1 1 °Wf3 de la partida Levin - Zhukho­vitsky (Odessa, 1 932), s igu ió 1 1 . . . ib7 1 2 a3 0-0 1 3 g4 tt:lxd4 14 ixd4 dS 1 5 es ics 1 6 ll:ad 1 °Wb6 1 7 tll e2 tt:le4, con u n juego agu­do, que parece ofrecer a lguna ventaja a las neg ras.

1 e4 es 2 tllf3 tll c6 3 d4 cxd4 4 tllxd4 tllf6 S tll c3 1 1 .. . tll xd4 1 2 Wfxd4

2 1

Los años 1 954 - 1 956

A 1 2 ixd4 pod ía seg u i r 1 2 . . . b4 1 3 tt:le2 es 14 ie3 0-0, con oportu nidades práctica­mente igua les.

12 ... 0-0 1 3 fxe6

No era aconsejable apresura rse con este ca mbio. Más fuerte era 1 3 E:ad l . La atractiva 1 3 a4 no da nada a las b lancas tras 1 3 . . . id7. Por ejemplo: 14 axbS axbS 1 S füa8 füa8 1 6 fxe6 fxe6 1 7 tt:lds tt:lxdS 1 8 ixdS fü8.

13 ... .ixe6

A 1 3 . . . fxe6 pod ía seg u i r 1 4 lll dS tt:lxdS 1 S ixdS, con una posic ión l igera mentee mejor para las blancas.

14 �fad1 �ac8 1 5 i>h1 füd8

16 <!lid5

Con esta jugada las b la ncas desea n i m ped i r tota lmente el avance d6-dS, pero a l mismo tiempo cierra n la d iagonal para su a lfi l de cas i l las blancas.

16 ••• .ixd5 1 7 exd5

Tras 1 7 ixdS las negras pod ía n tomar el peón de c2.

17 ••• <!lid7 1 8 YlYf4 .if6 1 9 .id4 ges

ixd4 20 E!:xd4 (por supuesto, no se puede 20 Wfxfl+ cj:}hB 2 7 E!:xd4 a causa de 2 7 . . . E!:fB) 20 . . . tt:les Sin emba rgo, tras 21 c3 E:e8 22 ic2 no se ve cómo las neg ras pueden reforza r la posic ión, mientras las bla ncas au mentan su presión en el flanco de rey.

20 c3 ge7

No s i rve la "activa" 20 . . . E:e2 a causa de 2 1 Wf g4, con amenaza doble e n e 2 y f6.

21 .ic2 .ixd4 22 YlYh4

Era mejor la senc i l l a 22 füd4.

22 • • • <!lif8 23 gxd4 ge2 24 .ifS gce8

Ahora se torna evidente que la in ic iativa está en manos de las neg ras.

25 gb4 gd2 26 .ie4 YlYe7

Seria atención merecía 26 ... tt:lg6.

27 YlYe1 ?

Un grave error. Se debía jugar 27 Wíf4 E:e2 28 Wíf3 .Por supuesto, ahora las neg ras no pue­den tomar el a lfi l : 28 . . . füe4? 29 füe4 Wxe4 30 Wff7+, y mate en dos jugadas. A 28 ... E:d2 nuevamente s igue 29 Wff4, y 28 . . . as no es bueno, ya que las bla ncas pueden jugar 29 Wxe2 axb4 30 E:e 1 , etc.

27 ... gxd5 28 YlYf2

No s i rve 28 ixdS Wxe l 29 ixf7+ cj:]h8 30 E:bf4 a causa de 30 ... tt:lg6, pero no 30 . . . tt:le7? a causa de 31 ic4!

28 ... ges 29 .id3 <llld7 30 gf4 <lllcs 31 gxf7

Conduce a una derrota i n mediata, pero des­pués de 31 ibl E:e2 32 Wff3 E:el las negras también deben ganar.

Una atractiva cont in uación pa recía 1 9 ... 31 .. . <lllxd3 32 YlYB �e1 33 YlYdS

22

Ante 33 füe 7 gana 33 .. . füf1 + 34 Wxf1 füe7, y no hay salvación a nte la amenaza 35 . . . l'!e1 .

33 ... ffxf7

El camino más rápido hacia la victor ia .

34 ffxf7+ @hs 3S @gl gxfl + 36 fíxfl gel 0:1

Partida n° 4

M. Tah l - B. lvkov

Apertu ra Espa ñ o l a C97

Campeonato Mundial por equipos Estudiantes, Upsala, 1 956

1 e4 es 2 ¿¿¡ 13 ¿¿¡,6 3 .ibS a6 4 .ia4 ¿¿¡f6 s O-O ie7 6 gel bS 7 .ib3 o-o 8 c3 d6 9 h3 ¿¿¡as 1 0 ic2 es 1 1 d4 ffc7 1 2 ¿¿¡ bd2 .id7 1 3 ¿¿¡n füe8

En una pa rtida frente a Smyslov (en Zagreb), lvkov conti nuó 1 3 .. . li:Jc4, pero tras 1 4 We2 füe8 1 5 b3 li:Jb6 1 6 dxe5 dxe5 1 7 c4 ic6 1 8 a4 se encontró en una posic ión i nferior. Po­s iblemente, ante 1 3 .. . li:Jc4 era fuerte la sen­ci l la 14 li:Je3.

14 ¿¿¡e3

Esta posic ión se d io en las partidas Tah l

Los años 1 954 - 1 956

Boleslavsky cons igu ió obtener supremacía por med io de 1 5 b4 cxd4 1 6 cxd4 li:Jc6 ( 16 . . . li:Jc4 1 7 liJxc4 bxc4 1 8 igS) 1 7 ib2, y las blan­cas ganaron rápidamente. Obviamente, co­nociendo esto, en la presente partida lvkov e l ig ió otra cont inuac ión.

14 ... g6

l S b4

Este movimiento fue rea l izado en ana logía con la partida mencionada, y me parece que es la conti n uación más fuerte en esta posic ión. Como demostra ron una serie de part idas en Zag reb, otras cont in uaciones no dan nada rea l a las b lancas. Por ejemplo, en la partida Smyslov - G l igoric se jugó 1 5 dxe5 dxe5 1 6 li:Jh2 l'!ad8 1 7 Wf3 ie6 1 8 li:Jhg4 li:Jxg4 1 9 hxg4 li:Jc4 20 li:Jd5 ixd5 2 1 exd5 li:Jb6 y en la j ugada 30 los contendientes acordaron tablas.

lS ... cxb4 16 cxb4 ¿¿¡,4

Tras 1 6 . . . li:Jc6 las bla ncas pod ían terminar tranqu i l amente el desarrol lo por med io de 1 7 ib2, obteniendo u na g ra n ventaja posi­c ional , relac ionada con la presión por la dia­gonal a 1 -h8.

17 ¿¿¡xc4 bxc4 1 8 ge3

- Kholmov y Boleslavsky - Kholmov, en el Ahora las b la ncas a menaza n tras ladar el a lfi l XXIII Cam peonato de la URSS. En ambos en- a c3 , después de lo cua l sus oportun idades cuentros las neg ras conti nuaron 1 4 . . . if8. será n mejores ta nto en el fla nco de dama

23

Los años 1 954 - 1 956

como en el de rey. S i las negras responden 18 . . . c3, tras 1 9 ;gb 1 el peón pasado de las negras tarde o tem prano estará condenado. La conti nuación más fuerte era 1 8 . . . ;gab8, y a 1 9 .id2 s igue exd4 20 ttJ xd4 dS 2 1 es ttJ e4 22 .ixe4 dxe4 23 füe4 .ixb4 24 .if4, y en este caso las blancas también conservan la in iciativa . En la partida las negras e l ig ieron una contin uación que parecía más atractiva, pero que resu ltó menos fuerte.

18 ... .if8 19 .tb2

Peor era 1 9 .id2 a causa de 1 9 ... exd4 20

Wf8 24 .ixh6 Wxh6 (24 ... Wxa3? 25 .ig5) 2S ;gb6 ;ge6, con posibles tablas. Después de la j ugada de la partida la posic ión de las ne­g ras está perd ida .

22 ... tll hS

Tam poco sa lvaba 22 . . . ;gab8 23 ;gbl dxeS 24 ttJ xeS Wd2 a causa de la senc i l l a 2S ttJxd7, y las blancas se queda n con una pieza de ven­taja . A 22 . . . ;geb8 23 ;gb1 ttJe8 las bla ncas po­d ía n jugar 24 exd6 .ig7 2S es y no resu lta 2S ... lllxd6 a causa de 26 .ic l .

lllxd4 dS, y las negras ya no t ienen d ificul- 2l exd6 ta des.

18 ... .ih6 20 gal

Amenaza ndo ganar un peón : 21 dxeS dxeS 22 ;gas c3 23 ;ges . Después de 20 . . . as 2 1 bxaS füaS 2 2 füaS WxaS 2 3 We l e l fina l es c laramente favorable a las bla ncas. Más fuerte sería la conti n uación 20 . . . .ibS, a lo que yo me proponía contesta r 2 1 dS, man­teniendo la ventaja posic ional (e l a lfi l en h6 está mal s ituado y no puede tomar pa rte en la defensa del fla nco de dama) .

20 . . . �b7

Las negras i n ic ian una combinación errónea.

21 dxe5 �xb4 22 �d4

lvkov previó solamente 22 ;gbl dxeS 23 .ic l

24

Era atractiva 23 e6 .ig7 24 exf7+ 'kt>xf7 2S Wds+ ©e7 26 .ixg7, pero tras 26 . . . lllxg7 (no 26 . . . Wxa3 27 .id4), y las bla ncas no tie­nen nada concreto a pesar de su aparente­mente fuerte posic ión.

2l ... i.g7 24 es 24 ... i.c6

Más sól ido era 24 . . . ttJf4.Después de 2S ;ge3 tDe6 26 Wc3 la posic ión blanca era c lara­mente prefer ib le, pero necesitaba su pera r c iertas d ificu ltades pa ra ganar.

25 gel .ixf3 26 .icl �bS 27 gxfl gad8 28 f4 ge6 29 gb1 �c6 lO gb6 �c8 l1 i.d1 i.h6 l2 .ixhS gxhS ll fS y las negras se r ind ieron. 1 :O

Losaños1957-1959

Enero de 1 957: Campeonato de la U RSS. Muy fuerte por el n ivel de sus participa ntes y rea l­mente muy interesa nte en el sentido creati­vo. Y seg uramente digo eso porque conse­guí vencer en él. S implemente, así suced ió. Pa rticipó, por ejemplo, Tolush, dejando una imagen excelente y ofreciendo nu merosas creaciones de ataq ue; los ya curtidos David Bronste in y Pa u l Keres mostraron lo mejor de su juego. Tig ra n Petrosian, genera l men­te cuidadoso, precisamente demostró aquí que pod ía, ¡y de qué modo!, jugar u n "aje­drez abierto''.

El año 1 957, que em pezó ta n bien, me trajo una not ic ia desg raciada: fa l leció m i padre. Solamente reg resé al ajed rez en verano, cuando tomé pa rte con la Selección Sovié­tica en el Ca mpeonato Mund ia l estudiant i l en Rei kiavi k. E l equ i po de la U RSS pa recía muy fuerte: dos g ra ndes maestros y el res­to, maestros i nternacionales fuertes, de ta l modo que no h u bo mucha lucha por la Copa.

Después tomé pa rte en a lgu nos torneos por eq u i pos: en el Cam peonato de Europa y en un torneo semitu rístico y semideportivo en Ita l i a .. .

Pude i n ic iar el año 1 958 "en casa" puesto que el Campeonato de la U n ión Soviética tuvo lugar en Riga. Yo no pensaba en el pr imer lugar, pero como el torneo ten ía el ca rácter de Zonal , mi entrenador Alexander Koblents y yo a l i mentamos el objetivo de ocupar uno de los cuatro pr imeros lugares, que c lasifica­ban pa ra el l nterzona l .

Hacia la m itad del torneo contaba ún ica­mente con el 50% de los pu ntos disputados y no ten ía n inguna espera nza. Posib lemen­te, eso me permitió jugar tranqu i lo y con más l i bertad. Mis resu ltados mejoraron en­seg u ida . Además, los l íderes al fina l bajaron el ritmo sensiblemente, y después de mi tri u nfo en la pen ú lt ima ronda Petrosian y yo ocupábamos los pr imeros lugares; med io pu nto por detrás esta ba Bronstein y Spassky y Averbach ten ía n u n pu nto menos. ¡Sobra­ba uno de nosotros! Lo más interesa nte del caso era que Petros ian jugaba con Averba­ch, y yo con Spassky. Pero la partida decisiva quedó red ucida a una . M i s colegas rá pida­mente h ic ieron ta blas, y mi lucha con Spass­ky se convirtió en un duelo a muerte .. .

Llegó la hora del Torneo l nterzonal en Por­toroz, la pr imera com petencia i nternacional en m i práctica de torneos. Poco a poco me fu i conso l idando en el g ru po de l íderes, y esta ba relativamente tranqu i lo respecto a mis pos ib i l idades de c lasificación para el Torneo de Candidatos. Las rondas decisi­vas para determinar a l vencedor resu ltaron las dos ú lt imas, en las que me enfrenté con Osea r Pa nno y Fried r ik Olafsson. La partida con Pa nno me proporcionó un g ran placer. Rec ib í el Premio a la lucha más i nteresa nte del torneo.

Una vez fina l izado el torneo de Portoroz via­jé a M u n ich, pa ra pa rtic ipar en mi primera O l im piada. La ta rea de Petrosian y mía pa­recía relativa mente senci l la, en esa época la ca l idad de los r iva les no era muy buena en los ú lt imos tableros. Era una oportu n idad

25

Los años 1 957 - 1 959

especia l -y s in duda emocionante- pa ra ob­servar de cerca e l juego del campeón m u n­d ia l M ija íl Botvi n n i k. Por pr imera vez me encontraba ju nto a él en la escena ajed recís­tica, y no perd í la oportu n idad de esta r a su lado cuando é l ana l iza ba. Eso me causó una impresión muy g ra nde.

E l año 1 959 dio el p istoletazo de sa l ida, como s iempre, con el Campeonato de la URSS. Vaga mente comprendía .que en esa ocasión mis riva les forma rían una coa l ic ión en mi contra, ya que converti rse en cam­peón en tres ocas iones consecutivas pod ía resultar excesivo. Por eso yo no me quejaba de mi dest ino, a u nque m uchos op inaba n q u e compart ir el seg undo y tercer l u g a r d e la tabla con Spassky debía su poner para mí una derrota .

Al poco t iempo comenzó un torneo muy fuerte, organ izado en honor del 1 50 Aniver­sario de la antiq u ís ima Sociedad de Ajed rez de Zúr ich. Jugué con fac i l idad, a u nque en la pr imera ronda sufrí m i derrota "tradic ional ''. Después logré cuatro victorias consecutivas. En la séptima ronda tuvo lugar una partida que me gustó mucho, as í como a los espec­tadores, e inc l uso creo que a mi "co-autor" Ditter Kel ler. Las ta blas en la ú lt ima ronda con Robert F ischer me gara ntiza ron el pr i ­mer premio.

De ta l modo que todo iba bien. Reg resamos a casa, pero en las costas de Riga, d u ra nte la preparación pa ra las 11 Espartaqu iadas de los Pueblos de la U RSS, sufrí por pr imera vez un cól ico rena l . F ina lmente, en el torneo que enfrentaba a los l íderes de los equi pos, ocu-

XXIV Campeonato de la URSS, Moscú, 1957 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 2 1 22 Total

1 Tahl 1 1 y, 1 y, y, 1 o y, 1 y, 1 1 o y, y, y, 1 1 y, y, 1 4

2 Bronstein o Y2 y, o y, y, y, y, 1 y, y, y, 1 1 1 1 1 1 o 1 1 1 3,5

3 Keres o Y2 o 1 y, y, y, 1 y, y, 1 1 y, y, 1 y, y, 1 1 1 y, 1 3,5

4 Spassky Y2 y, 1 y, y, y, y, y, y, y, 1 y, o o y, 1 1 1 1 1 y, 1 3

5 Tolush o 1 o Y2 o y, o y, 1 1 1 y, 1 y, 1 o 1 1 y, 1 1 1 3

6 Kholmov Y2 y, Y2 y, 1 y, 1 y, o o y, y, 1 y, y, 1 y, 1 Y2 Y2 1 1 2,5

7 Korchnoi Y2 y, y, y, y, y, y, 1 o y, y, y, y, 1 o 1 o y, 1 1 1 1 2

8 Petrosian o y, y, y, 1 o y, y, y, 1 o o 1 y, 1 1 y, 1 y, 1 y, 1 2

9 Boleslavsky 1 y, o y, y, y, o y, y, y, y, y, y, 1 y, y, 1 y, y, 1 y, 1 1 ,5

1 0 Aronin y, o y, y, o 1 1 y, y, y, 1 o o y, y, y, 1 1 1 o y, 1 1

1 1 Ta imanov o y, y, y, o 1 y, o y, y, y, y, 1 y, 1 y, y, y, 1 o 1 1 1

1 2 Furman y, y, o o o y, y, 1 y, o y, 1 y, y, 1 1 o y, o y, 1 1 0

1 3 Bannik o y, o y, y, y, y, 1 y, 1 y, o 1 y, Y2 y, o y, o y, y, 9,5

1 4 Klaman o o y, 1 o o y, o y, 1 o Y2 o 1 o Y2 1 1 1 y, y, 9,5

1 5 Nezhmetd inov 1 o y, 1 y, y, o y, o y, y, Y2 Y2 o 1 1 o o 1 y, o 9,5

1 6 Antoshin y, o o y, o y, 1 o y, y, o o y, 1 o o 1 1 1 y, y, 9

1 7 Stoliar y, o y, o 1 o o o y, y, y, o y, y, o 1 y, y, y, y, 1 8,5

1 8 Mikenas y, o y, o o y, 1 y, o o y, 1 1 o 1 o Y2 o 1 o o 8

1 9 Aronson o o o o o o y, o Y2 o Y2 Y2 Y2 o 1 o y, 1 1 y, 1 7,5

20 Gurguenidze o 1 o o y, Y2 o Y2 Y2 o o 1 1 o o o y, o o 1 1 7,5

21 Tarasov y, o o o o Y2 o o o 1 1 y, y, Y2 y, Y2 y, 1 Y2 o o 7,5

22 Khasin Y2 o Y2 y, o o o y, y, y, o o y, y, 1 y, o 1 o o 1 7,5

26

Clas.

1

2/3

2/3

4/5

415

6

718

7/8

9

1 0/1 1

1 0/ 1 1

1 2

1 3/ 1 5

1 3/1 5

1 3/1 5

1 6

1 7

1 8

1 9/22

1 9/22

1 9/22

1 9/22

pé el ú lt imo lugar ( ¡por pr imera vez en m i vida!) , pero d u ra nte los aná l i s i s ayudé a mis compañeros a salva r a lgu nos "med ios pun­tos" para nuestro eq u i po.

En Riga me sometí a una operación, en la que me extrajeron ... el apénd ice. Y después de d iez d ías comenzaba el Torneo de Candi­datos en Yugoslavia.

Al terminar la segu nda vuelta quedaba cla­ro que si no pasaba nada extraord inario el pr imer lugar esta ba desti nado para Keres o pa ra mí. La tercera vuelta resu ltó todavía más afortu nada para mí, excepto las tablas con Smyslov; com partí el pu nto solamente con Petrosian, ganando todas las demás pa r­tidas, y pa rtí hacia Belgrado para d i l uc idar la ú lt ima vuelta con un pu nto y medio de ven­taja. Sin embargo, después de tres rondas la d i sta ncia entre Keres y yo se red ujo a un pu nto, y en la pen ú lt ima part ida jugaba con el completamente enojado Fischer, que ha­bía perd ido las tres partidas anteriores fren­te a mí. Conseg u í ganar el encuentro, pero después de pasar por una posic ión perd ida .

De esta forma, me gané el derecho a jugar con Botvi n n i k. A fina les de año tuvo lugar u n Torneo I nternacional en Riga, denominado "El Mar Bá ltico: u n mar de amistad''. Koblents y yo dec id i mos uti l iza rlo en ca l idad de en­trenamiento. Jugué mis a perturas de forma in usual , sobre todo con neg ras, frente a 1 d4. Además, el entrenador me puso una tarea didáctica, jugar la a pertura de un modo u n poco pasivo, pa ra acostumbra rme a defen­derme. En ese torneo no nos propusi mos metas deportivas y quedamos conformes con los resu ltados creativos del torneo, a l to­marlo como una preparación para el match por el Ca mpeonato Mund ia l .

Los años 1 957 - 1 959

Partida nº 5

L. Aronson - M. Tahl

Defensa Ho la ndesa A97

XXIV Campeonato de la URSS Moscú ( 1 ), 1 957

Comen tarios de A. Kob/en ts y M. Tahl

1 d4 e6 2 c4 f5 3 tllf3 tllf6 4 tll c3 i.e7 5 g3 0-0 6 .ig2 d6 7 O-O �es 8 ge1 �g6 9 e4 fxe4 10 tllxe4 tll xe4 1 1 gxe4

1 1 ... tll c6

Todo eso se ha visto ya muchas veces. Por supuesto, no se puede 1 1 ... Wlxe4 a ca usa de 1 2 tt'lh4.

1 2 �e2

Merecía atención la ret i rada de la torre a e3. Entonces no servía 1 2 . . . es a causa de la si­gu iente varia nte: 1 3 dxeS ig4 1 4 exd6 ixd6 1 S es ie7 1 6 b4 if6 1 7 ib2, con ventaja para las b la ncas.

12 ... .if6 1 3 .id2

No s i rve 1 3 if4 a causa de 1 3 ... dS .

1 3 ... eS 14 dxe5 dxe5

Esta conti nuac ión se basa en el deseo de agud iza r la l ucha, a u nque está relacionado con c iertos riesgos. Tras 1 4 . . . tt'lxeS 1 S ic3

27

Los años 1 957 - 1 959

las oportu n idades de los dos bandos son prácticamente eq u i l ibradas.

1 S .ic3 .ifS 16 lli h4 .ixh4 17 gxh4 gae8 1 8 �e3 h6

Es débi l 1 8 ... e4 a causa de 1 9 l"í:e l , y es d ifíc i l detener el peón e4.

19 b4!

Las blancas luchan por conseg u i r ventaja posic ional en el fla nco de dama. La s igu iente jugada de las negras está destinada a apro­vechar la mala s ituación de la torre blanca en h4.

19 ... �f6 20 bS llid8

Ante 20 . . . gS las blancas pod ía n sacrificar ca l idad por medio de 21 bxc6 gxh4 22 cxb7, etc.

21 .idS+?

El i n icio de un p lan i ncorrecto. Era necesa rio jugar 21 cS y después l"í:a4. Me parece que en este caso las bla ncas h u biera n pod ido demostrar que el movi miento 14 . . . dxeS fue posiblemente demasiado arriesgado.

21 ... @hs

Esta ret i rada del rey es más exacta que por h7, a lo que pod ía continuar 22 ie4, l levan­do el juego a u n final ventajoso. Ahora no es

28

bueno para las bla ncas 22 ib4 a causa de 22 . . . gS 23 ixf8 füf8 24 l"í:e4 c6 2S füeS cxdS, y las bla ncas no pueden ca ptu ra r el peón a causa de 26 . . . lllf7.

22 f4?

Después de este error la imagen del juego ca mbia rad ica l mente, y las neg ras toman só­l idamente la in iciativa. Era mejor 22 cS, a lo que las negras pensa ban responder 22 . . . c6, con contrajuego.

22 ... exf4

Las bla ncas sólo calcu laron 22 . . . c6? 23 fxeS ! cxdS 2 4 exf6.

23 �d2

Pa rece que las blancas no se percataron de que las neg ras, a nte 23 Wxe8, ten ía n u n jaque i ntermedio en b6.A 23 ixf6 podía conti nuar 23 . . . fxe3 24 l"í:xh6+ ih7, con u n mejor juego pa ra l a s neg ras.

23 ... �b6+!

Era necesario d i straer al a lfi l de la defensa de la casi l l a e l , crea ndo a l mismo tiempo la amenaza de jaque con la torre desde ese mismo escaque.

24 .id4 � g6 25 �xf4

A 2S füf4 habría seg uido 2S . . . llle6.

2S ... ©h7 26 ff xc7

En caso de 26 fül se podía jugar 26 ... .ih3.

26 ... .ibl!

Esta jugada del alfil desconecta a la torre del juego. Lo que sigue es sencillo.

27.ies �e6 28 Y!f d6 fffs 29 .if4 �gs

También se podía jugar 29 ... g5, pero al en­contrarse en zeitnot las negras querían evi­tar debilitar la posición del rey.

30 ffb4 .ie4 31 .ixe4 gxe4 32 gfl ge2 33 Y!f d6 gxa2!

Por supuesto, las negras no caen en la cela­da: 33 ... tl)h3+? 34 füh3 Wi'xh3 35 Wi'd3+.

34 Y!f dS Y!f c2 3S es gds!

Esquivando el último escollo: tras 35 ... E:e8? las negras podían perder después de 36 füh6+.

Ahora no hay defensa ante E:el. En esta po­sición, a las blancas se les terminó el tiempo. 0:1

Partida n° 6

M. Tahl -T. Petrosian

Defensa Francesa C 18

XXIV Campeonato de la URSS

Moscú (13), 1957

Comentarios de A. Kob/ents y M. Tahl

1 e4 e6 2 d4 d5 3 �c3 .ib4 4 es �e7 S a3 .ixc3+

Losaños1957-1959

8 .id3 hS 9 ffh3

Una posición más tranquila surge tras 9 Wff4 cxd4 1 O cxd4 Wi'h4 11 Wi'xh4 tl)xh4 12 g3 tl)f5 13 tl)e2, etc. Pero las blancas se esforzaban por complicar el juego a cualquier precio.

9 ... cxd4 10 �f3

No brindaba nada 10 .ixf5 exf5 11 Wi'g3 .ie6!? 12 Wi'xg7 c;!;>d7, y las negras tienen una posición sólida.

10 ••• �c6

Era arriesgado aceptar el sacrificio de peón por medio de 1 O ... dxc3, por cuanto después de 11 g4 tl)e7 12 gxh5, con el posterior E:g 1, la presión en la columna "g" es desagradable. lvashin jugó contra Konstantinopolsky (Tor­neo por Correspondencia, 1951 /1952) 10 ... Wi'c7! Pero tras 11 E:bl tl)c6 12 g4 tl)fe7 13 cxd4 tl)xd4 14 tl)xd4 Wi'c3+ 15 .id2 Wi'xd4 16 f4 tl)g6 17 c3! Wi'c5 18 gxh5 las oportunida­des de las blancas son mejores.

11 g4! �fe712 gxhS

A 12 cxd4 era fuerte 12 ... h4.

6bxc3 cS7ffg4�fS 12 ... ffc7

A 7 ... 0-0 podía seguir ... 8 tl)f3 tl)bc6 9 .id3 12 ... dxc3? 13 Wi'g4!±. f5 (se amenazaba 1 O .ixh7+) 1 O exf6 füf6 11 .ig5, con un fuerte ataque de las blancas. 13 .if4 �g614 ff g4

29

Losaños1957-1959

con idea de ®e2, �g 1 , �e 1 , ig3, ®f1 .

14 ... tllxf4

Lo correcto era 1 4 . . . lll gxe5 1 5 lllxe5 lllxe5

20 �xgS .ld7 21 ©e2

Más fuerte era 2 1 h6! ®e7 22 h7 ie8 23 ®e2, seg uido de �ag 1 .

1 6 Wxg7 lllf3+ 1 7 ®f1 Wxf4 1 8 Wxh8+ ®e7, 21 ••• ©e7 22 ©e3 �af8 23 �ag1 Aes con un juego ag udo. [N.E: 1 9 Wgl!±J.

1 S '1Yxf4 dxc3

A 1 5 . . . füh5 s igue 1 6 cxd4, con l igera ven-taja. Por ejem plo: 1 6 . . . We7 1 7 �g 1 Wf8 1 8 ©e2 ( 18 lllgs!?'!J 1 8 . . . id7 1 9 Wg4 g6 20 ixg6 fxg6 21 Wxg6+ Wf7 22 Wg8+ ®e7 (22 ... WfB!=J 23 Wxa8 lllxd4+ 24 lllxd4 füe5+ 25 ©f1 �e4 26 Wh8.

16 'ilYgS!

Es peor 1 6 �g 1 a causa de 1 6 ... f6!

16 ... '1Ye7 17 '1Yxg7 '1Yf8 1 8 YlYgS '1Yh6 1 9 �g1 ± 'ilYxgS

Tras 1 9 . . . Wxh5 las bla ncas conserva ban la i n iciativa mediante 20 Wf6!

24 tlld4 fS?

Esta jugada l leva a una rápida derrota . Por otra parte, la posic ión de las neg ras ya es difíc i l . Por ejemplo: 24 . . . f6! ? 25 �g7+!? if7 (por su puesto, no es pos ib le 25 . . . �fl 26 exf6+ ®xf6 27 � 1 g6+) 26 lllxc6+ bxc6 27 f4!

Torneo internacional de Zúrich, 1959 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 Total Clas.

1 Tahl o Y2 Y2 1 1 Y2 1 1 o 1 1 1 1 1 1 1 1 ,5 1

2 Gl igoric 1 o 1 1 Y2 o 1 Y2 1 Y2 1 1 Y2 1 1 1 1 2

3 Keres Y2 1 o Y2 1 Y2 Y2 1 Y2 1 1 Y2 1 1 Y2 1 0,5 3/

4 Fischer Y2 o 1 Y2 1 Y2 1 1 1 1 o 1 Y2 Y2 1 1 0,5 3/4

5 Larsen o o Y2 Y2 Y2 o 1 Y2 Y2 1 1 1 1 1 1 9,5 5/6

6 Unzicker o Y2 o o Y2 Y2 Y2 1 1 1 Y2 1 1 1 1 9,5 5/6

7 Barcza Y2 1 Y2 Y2 1 Y2 o o o Y2 1 o 1 1 1 8,5 7

8 Olafsson o o Y2 o o Y2 1 o 1 Y2 1 1 Y2 1 1 8 8

9 Kupper o Y2 o o Y2 o 1 1 Y2 o Y2 Y2 1 Y2 1 7 9

1 0 Bhend 1 o Y2 o Y2 o 1 o Y2 1 1 o o Y2 Y2 6,5 1 0/ 1 1

1 1 Donner o Y2 o o o o Y2 Y2 1 o o 1 1 1 1 6,5 1 0/1 1

1 2 Keller o o o 1 o Y2 o o Y2 o 1 1 1 1 o 6 1 2

1 3 Duckstein o o Y2 o o o 1 o Y2 1 o o o 1 1 5 1 3/ 1 4

1 4 Walter o Y2 o Y2 o o o Y2 o 1 o o 1 Y2 1 5 1 3/1 4

1 5 Blau o o o Y2 o o o o Y2 Y2 o o o Y2 Y2 2,5 1 5/ 1 6

1 6 Nievergelt o o Y2 o o o o o o Y2 o 1 o o Y2 2,5 1 5/1 6

30

Los años 1 957 - 1 959

fxeS (A 27 ... 'Sxh5 sigue 2B ig6 con idea de d6 6 .igS .id7 7 Wl'd2 29 Éi b l J 28 fxeS fühS 29 �d4!±.

2S tL!xc6+!

Dejando a las negras con el a lfi l ma lo.

2S ... .ixc6 26 <i!?d4 f4 27 gg7+ g17 28 gg8 gxg8 29 gxg8 gf8 30 gxf8

Lo que s igue es cuestión de técn ica, y no muy compl icada .

30 . . . <i!?xf8 31 h6 b6 32 ®xc3 ®g8 33 .ig6 as 34 <i!?d4 <i!?f8 3S c3 <i!?g8 36 h7+ ®g7 37 .if7 .id7 38 Ag8 .ic8 39 ®d3 .id7 40 ®e2 ®h8 41 <i!?f3 bS 42 ®xf4

El rey podía retornar a la casi l l a es, pero la jugada de la partida también gana de forma forzada.

Lleva a una pérd ida de t iem po; s in embargo, las bla ncas lo hacen a propósito, conside­rando que tras el cambio de caba l los en d4 les será más fác i l l l evar a cabo el ataque en el centro y en el fla nco de rey. También era pos ib le la senci l l a 7 ixf6 gxf6 8 ie2.

7 ... tL!xd4 8 Wfxd4 Wf as

9 .ixf6

Es i nteresante 9 id2 !?, ta l como jugué pos­teriormente: 9 ... es 1 O 'ªd3 Éic8 1 1 ie2 a6 1 2 O-O ie6 1 3 �dS 'ªd8 1 4 igs ixdS l S ixf6 'ªxf6 1 6 'ªxdS Éic7 1 7 ic4 ie7 1 8 'ªd3;!; Ta l ,M-Radu lov, I Skopje (ol) 1 972.

9 ... gxf6 1 0 o-o-o fü8 1 1 f4 gg8

Era i nteresante 1 1 . . . ig7!? 1 2 'kt>bl ( 12 ic4?! 42 ... d4! 43 cxd4 b4 44 axb4 a4 4S dS a3 46 dxe6 'ªc5=J 1 2 ... 'ªcs. a2 47 exd7 a1Wf 48 d8Wf Wfc1 + 49 ®fs Wl'b1 + so ®e6 Wfg6+ S1 <i!?d7 1 :0 1 2 g3 e6 1 3 .ih3

Partida nº 7

M. Tahl - K. Klaman

Defensa S ic i l i a n a B6 1

XXIV Campeonato de la U RSS Moscú ( 1 5), 1 957

Comen tarios de A. Koblents y M. Tah/

En caso de 1 3 Wxf6 se h u biera ab ierto la dia­gonal para el a lfil del enemigo.

13 ... Wfcs

Es hora de expu lsar a la dama de su activa posic ión en el centro. Ya se amenazaba 1 4 Éihe l , seg u ido d e �dS .

1 e4 es 2 tL!f3 tLlc6 3 d4 cxd4 4 tL!xd4 tL!f6 s tLlc3 14 Wf d2 bS

3 1

Los años 1 957 - 1 959

Como es lógico, las negras ejecuta n decidi- E l objetivo de esta jugada es atraer a l ene­damente el p lan de contraataque en el flan- migo a la tra m pa. co de dama.

1 5 ghe1 b4 16 tll e2 �c4 1 7 @b1

1 7 ... �xe4?

No se debía tomar ese peón. Ahora se abre la co lumna "e'; y las negras dentro de poco deberán devolver el mater ia l conq u i stado. Era preferible 1 7 . . . ie7�.

18 tlld4 �b7 1 9 �d3! J.e7

A causa de la amenaza 20 tt::lfs las negras ya se ven obl igadas a devolver el peón . En caso de 1 9 . . . �h8 20 lt'lfS dS 21 lt'le3 (2 1 V!íd4!?; 2 1 ig2!?) 2 1 . . . ic6 2 2 fS-+. Era i nteresa nte 1 9 . . . ig7!? 20 Vfíxh7 @fB.

20 �xh7 gf8 21 J,g4!

Con idea de 22 ihS,23 lt'l e6.No solamente l ibera el ca mino al peón "h'; además detiene a l rey negro en el centro.

21 ... �c7

No su rte efecto el i ntento del rey de esca­parse. A 21 . . . @da s igue 22 ihS, y las negras no pueden jugar 22 . . . ieB a causa de 23 füe6 fxe6 24 lt'lxe6+ md7 2S lt'l xf8+ md8 26 füd6+ ixd6 27 lt'le6++.

22 @a1 !

32

22 ... f5?!

Más fuerte era 22 ... as, i ntentando un rápi­do contraataque. En ese caso las blancas no conseg u ían nada med ia nte 23 ihS es 24 lt'lfs Vfffxc2 2S ig6, a causa de V!ícS.En ese caso habría sido muy d ifíc i l para las blancas romper la posic ión de las neg ras en e l cen­tro. Otra a lternativa era 22 . . . V!ícS !?� .

23 .txf5 exf5 24 :Bxe7+ @xe7 25 :Be1 + @d8

Si e l rey estuviera en b 1 las negras pod ría n responder 2S . . . ie6, y no se puede 26 lt'lxe6 a causa de 26 ... Vfíxc2+.

26 �h4+ f6 27 �h6 �a5

Los dos contendientes buscaban esta posi­ción. Obviamente las neg ras pensaban en 28 VfíxfB+ r:Jlc7, y ahora no se puede 29 Vfíxf6 a causa de 29 . . . b3! , a 29 Vfíe7 �eB 30 lt'le6+ mes 31 Vfíxd6 b3, y en caso de 29 ltJ b3 las neg ras pueden pasa r a l final captu rando, de paso, el peón de a2.S in embargo, el s igu ien­te movi miento i ntermed io cambia d iame­tra l mente todo el pa norama: las blancas queda n con dos peones de ventaja .

28 tll b3 �d5 29 �xf8+ @c7 30 �xf6 ges 31 gc1 ! .ia4 32 �d4 �b7 33 gd1 ge6

O bien 33 ... �d8 34 lt'lcs.

34 '*1 c4+ 1 :O

Partida n° 8

P. Keres - M. Tah l

G a m bito de Da ma D30

XXIV Campeonato de la URSS Moscú ( 1 6), 1 957

Comen tarios de A. Koblents y M. Tahl

1 d4 �f6 2 c4 e6 3 �f3 c5 4 e3

Las bla ncas rehúsa n entra r en las va ria ntes agudas que surgen tras 4 dS, y l levan el jue­go a los tranqu i los cauces del Gambito de Dama.

4 ... dS S a3 cxd4

Eludiendo las posiciones que resu ltan des­pués de 6 dxcS y b4.

6 exd4 .ie7

Las negras no desea n determ inar la posic ión del caba l lo de dama. Por ejem plo, a nte 6 . . . ll:lc6 las bla ncas pod ían jugar 7 es, seg uido de ibs, obten iendo el control del centro.

7 �c3

Luego de 7 cS las negras ten ía n a su d i sposi­ción el movimiento 7 . . . ll:le4, seg uido de fS .

7 ... 0-0

Los años 1 957 - 1 959

8 .if4

Genera l mente se juega 8 id3.S in embargo, tras 8 . . . dxc4 se pierde u n tiempo. Con el movi miento de la partida las blancas desean evita r esto, pensando que el riva l tarde o temprano esta rá obl igado a capturar en c4.

8 ... �c6 9 �c1 � e4 10 .id3 �xc3 1 1 �xc3 dxc4 1 2 �xc4

A 1 2 ixc4 era posi b le 1 2 ... if6.

1 2 ... '*1as+ 1 3 .id2

En caso de 1 2 Wd2 las negras cambiaban las da mas, pasa ndo a un fina l igua lado.

13 ... '*1dS 14 '*1c2

El or igen de las futuras d ificu ltades de las bla ncas. Más fuerte era 1 4 We2, s in obstacu­l iza r la ret i rada de la torre.

14 ... fS 15 O-O i.d7 16 gd1

Defendiendo ind i recta mente el peón de d4.

16 ... �aes

Nada prometía 1 6 . . . ie8 a causa de 1 7 E:c3 ihS 1 8 ic4 We4 1 9 Wb3 con un mejor jue­go para las b la ncas. Ta mpoco servía 1 6 ... fü6 1 7 E:c3 E:g6 1 8 ic4 Wxf3? 1 9 E:xf3 lllxd4 20 Wd3 lllxf3+ 2 1 Wxf3 ic6 22 WxfS, etc. 1 6 . . . bS debi l ita ría la posic ión de las negras, pues tras 1 7 E:c3 lll xd4 1 8 lll xd4 Wxd4 1 9 ie3, las bla ncas tomaría n la i n ic iativa .

1 7 .ie3 �as

No servía 1 7 . . . gS a causa de 1 8 E:cS Wd6 (era a rr iesgado acepta r el sacrificio de ca l i ­dad por medio de 1 8 . . . ixcS) 1 9 dS ll:l es 20 lllxeS WxeS 2 1 dxe6, y las compl icaciones que surgen son ventajosas pa ra las bla ncas.

33

Los años 1 957 - 1 959

Después de 1 8 l:!c3 füc3 1 9 bxc3 ibs las negras bloq uea rían las casil las bla ncas.

18 ... gxc8 19 �e2 .id6 20 tll es

Seg uramente en esta posición las bla ncas sabrían va lorar unos buenos consejos. A 20 l:!cl sigue 20 . . . füc l + 21 ixc l lll b3 22 ie3 bS, y las neg ras continúan con ventaja po­siciona l .

20 ••. .ia4 21 ge1 .ixeS 22 dxeS gd8 21 b4

Las negras h u biera n conservado u n juego su perior tras 23 ic2 ixc2, seg uido de lllc6. A 23 ibl sig ue 23 . . . id l , etc.

21 ... .ic6!

Parece que las blancas su bestimaron la fuer­za de esta jugada intermedia .

24 f3 �xdl 25 �xdl

Las blancas pod ía n haber ofrecido una re­sistencia más sólida media nte 25 bxaS 'Wxa3 26 a6.

25 ... gxdl 26 bxaS gxal 27 ha7 gxaS 28 .id4 ga2 29 gb1 gd2 lO .icl ga 11 .id4 ©f7 12 h4

Este movimiento facilita sensiblemente la ta rea de las negras. E ra mejor 32 h3.

34

Pierde inmediata mente, pero las bla ncas ya no tienen ninguna defensa a nte f4 y c;tihs .

14 . . . gxb2 lS .ixb2 ©hs 16 .ial ©xh4 l7 .if8 @gl l8 .ixg7 hS l9 .ih6 .ixfl 40gxf3 'i!lxf3 41 'i!lt1 bS 42 .id2 h4 41 .ib4 hl 44 ®g1 'i!le2 0:1

1 d4

Partida n° 9

M. Tah l - L. Aronin

G a m bito de Da ma 040

XXIV Campeonato de la URSS Moscú ( 1 7), 1 957

Comentarios de Tahl (T) y Aronin (A)

Al prepararme para esta partida pensaba so­lamente que el primer movimiento sería 1 e4. Tras 1 d4 debí elegir el sistema de Apertura directamente sobre el tablero. Una sola cosa estaba clara: frente a un gran maestro de ata­que como Tahl, era necesario esforzarse por obtener posiciones con iniciativa mutua. Por eso decidí jugar la Defensa Tarrasch, relacio­nada con un cierto riesgo, pero que promete un juego activo de piezas. (A).

1 ... dS 2 c4 e6 l tll c3 es 4 el

La teoría recomienda aquí 4 cxdS, seguido del desarrollo del alfil a g2.A propósito, el autor de la Defensa Tarrasch consideraba que el movi­miento 4 e3 era el único correcto. En todo caso, para los amantes del ataque en el flanco de rey la continuación elegida por Tahl da más perspectivas. (A).

Tratándose de la pa rte fina l del torneo las blancas no querían permitir el deseo del ad­versa rio de complica r el juego. Por eso rehú­san a jugar 4 cxdS, evitando as í el Gambito Hen nig-Schara (T ) .

4 ••• tllf6 S tllf3 tll c6 6 al .id6

Por supuesto, se podía mantener la simetría

por medio de a6, pero en este caso es muy des­agradable para las negras b3, como a menu­do jugaba con éxito V. Mikenas (A) .

También era pos ib le 6 . . . cxd4 o 6 . . . tt:l e4.Me­diante la jugada textual las neg ras i nvita n a las blancas a captura r en cS, que no resu lta muy bueno (T).

7 dxcS .ixcS 8 b4 .id6

Por cuanto las blancas desarrollan su alfil a b2 se torna muy importante la lucha por el punto e S. Por eso la retirada del alfil a d6 es mejor que a e7 (A).

9 ib2 0-0 10 1!;Vc2

Yo no podía pensar que este movimiento es­tuviera relacionado con la idea del enroque largo. Más lógico era pensar que las blancas planeaban, mediante 'il.d 7, incrementar la pre­sión sobre la columna "d� Las jugadas décima y, sobre todo, undécima de Tah/ son caracterís­ticas del arte creativo de este talentoso ajedre­cista, que siempre se esfuerza por una lucha con contenido, no exenta de peligro (A).

10 ••• c!lies

Una lógica reacción a la jugada anterior del rival. Quedan atacadas varias casillas impor­tantes de las blancas, c4 y f3. Aquí aparece la primera sorpresa . . . (A).

Posib lemente más activo h ubiera s ido 1 O . . .

Los años 1 957 - 1 959

as, y solamente como respuesta a 1 1 bS ju­gar 1 1 . . . tt:l es, y entonces para las blancas se­ría pel ig roso el enroq ue largo. En este caso yo me proponía conti nuar 1 1 bxaS, con un juego más o menos igua lado (T) .

1 1 0-0-0!

Una jugada que a primera vista parece peli­grosa para las blancas. Sin embargo, mientras más profundizaba en el análisis de la posición, más me convencía de que la idea de las blan­cas era correcta. En primer lugar Tahl culmina el desarrollo, mientras que la preparación del enroque corto hubiera sido más complicado. Naturalmente, ahora el plan más probable es el ataque en flancos opuestos. Es necesa­rio considerar que en posiciones similares las blancas cambian gustosamente las damas, por cuanto los finales que surgen son general­mente favorables para ellas (A).

Una decis ión i mportante, pero posib lemen­te obl igada. De otro modo las negras po­d ía n obtener su perior idad, aprovechando el retraso del desarro l lo del flanco de rey de las blancas y la debi l idad de su estructura de peones. Por su puesto, no convenía 1 1 es (T) .

1 1 .. . 1!;Ve7

Me parece que es la única respuesta. Obvia­mente no sirve 7 7 . . . as a causa de 7 2 es �bB (el cambio en f3 no es conveniente a causa de la apertura de la columna "g; peligrosa para las negras) 7 3 tllxdS, etc. (A).

35

Los años 1 957 - 1 959

Yo hu biera preferido el i n med iato 1 1 . . . aS, con un juego extremada mente agudo. Las blancas se d ispon ía n a continuar 1 2 es fi.c7 1 3 liJxeS /ixeS 1 4 f4 !ic7 1 S /id3 axb4 1 6 axb4 b6 1 7 g4 bxcS 1 8 bxcS, con u n juego compl icado. Tras la jugada de la partida las bla ncas t ienen una conti n uación tranqu i l a (T) .

12 c!libs

Atacando simultáneamente d6 y es.No conve­nía a las blancas la captura del peón a causa de 12 cxdS exdS 13 liJxdS liJxdS 14 fudS liJxf3 1 S gxf3 /ie6, con peligrosas amenazas en la columna "c" (A).

Ahora no ofrecía nada 1 2 es fi.c7 1 3 liJxeS fi.xeS 1 4 f4 fi.c7 1 S /id3 a causa de 1 S . . . es (T).

12 ... c!lied7

Nuevamente las negras cuentan con pocas pos ib i l idades. Después del ca mbio en f3 las blancas tienen una pel igrosa pres ión en la columna "g" (T) .

13 c!lixd6 �xd6 14 �c3

Después de la desaparición del alfil de d6 la presión de las blancas por la diagonal a 1 -hB aumenta considerablemente, y ahora las ne­gras necesitan determinar un plan concreto de defensa activa. En particular, se debe pen­sar en la inmediata amenaza g4 (A).

14 .. , ges

Preparando es para un futuro y, sobre todo, liberando la casilla fB para la dama (A).

Ta mbién se pod ía opta r por 1 4 . . . b6 (T) .

1 5 g4 �f8

Eludiendo un "escol lo su bmari no": 1 S . . . es 1 6 gS liJe4 1 7 '?Mc2, con dos amenazas, �xdS

36

y '?Mxe4 (T) .

1 6 i.d3

Por supuesto, antes de jugar gS es necesario tomar el control de la casilla e4, pero ahora las negras consiguen reaccionar (A).

16 ••• c!li b6

La contin uación del p lan trazado: era peor 1 6 . . . dxc4 1 7 Wxc4 liJ b6 1 8 '?Mes, con venta­ja en el fina l (dos a lfi les fuertes). Como res­puesta a 1 6 ... es las blancas prepara ron la s igu iente va riante: 1 7 gS liJ h S 1 8 cxdS e4 1 9 fi.e2 exf3 20 /ixf3 (T) .

1 7 g5 c!lia4 1 8 �c2

Después de la partida Tahl me comentó que en este momento estaba analizando el sacrifi­cio de dama por dos piezas menores, pero que no consiguió evaluar las consecuencias. Hablo de la continuación 18 gxf6 liJxc3 1 9 fxgl '?Mel 20 !ixc3.Parece que Tahl actuó correctamen­te al rehusar el sacrificio. En realidad, en caso de dxc4 2 1 !ic2 f6 continúa es, y las negras se pueden defender (A).

Merecía atención 1 8 gxf6, aunque resu lta casi i m posible calcu lar en el tablero todas las consecuencias de este sacrificio (T) .

1 8 ... c!lixb2 19 <i>xb2 dxc4

Una jugada necesaria, evitando a tiempo la

presión sobre hl.Ahora Tahl se decidió, sin pensarlo, por la variante aguda que surge des­pués de 20 gxf6.Las negras se ven frente a se­rios problemas, pero pudieron encontrar una defensa. Es interesante destacar que a partir de este momento y casi hasta el final de la partida, los dos rivales estaban conformes con su posición, considerando que tenían cierta superioridad (A).

20 gxf6 cxd3 21 Wf xd3 es

Todo lo demás l levaba a posiciones perd idas para las negras. Por ejemplo, t ras 21 . . . gxf6 decid ía 22 %'íd4 Wfh6 23 l'!hg l + <i>h8 24 Wfd8; y en respuesta a 22 . . . es 23 l'!hg 1 + <i>h8 24 %'íh4 l'!e6 2S Wfh6! (T) .

22 tl:igs g6 23 h4

Los hechos se suceden a una velocidad ex­traordinaria. Para las blancas sería suficiente adelantar una casilla más el peón °h'' para que su rival se vea en una posición indefensa. El in­tento de repeler esta amenaza mediante 23 . . . h6 no da resultado a causa de 24 l"!dg 1, segui­do de &iJxfl.Sin embargo, las negras cuentan con una maniobra que lleva a las blancas a una posición crítica (A).

Las blancas no desea ba n perder un t iempo en la jugada 23 l'!dg l , pero segu ramente era necesario hacerlo. Era pos ib le, por ejemplo, la s igu iente varia nte: 23 l'!dg l as (23 . . . .ie6) 24 h4 axb4 2S hS l'!xa3 26 hxg6 füd3 27 gxf7+ Wfxf7.

Los años 1 957 - 1 959

Diagrama de análisis

28 0i xh7+ 'it>h8 29 0,gs+ 'it>g8 30 l'!h8+ , con mate en tres j ugadas.

Yo me a bstuve de hacer este movimiento a causa de 23 . . . .ie6, segu ido de l'!d8. No daba nada 23 Wf d6 a causa de 23 . . . h6 24 0ie4 .ifS. (T) .

23 ... J.fS 24 e4 Ag4 25 hS

En caso de la natura l 2S f3 las negras, por su­puesto, ret i ra rían el alfil a hS, y las blancas no pueden desarro l l a r su ataque. Por eso las blancas t ienen una sola contin uación activa (A,T) .

25 ... �adS

Después de terminada la partida surg ió la cuestión de s i para las neg ras hubiera sido mejor continuar l'!ed8, manten iendo posi­b i l idades de victor ia . Me parece que no es

37

Los años 1 957 - 1 959

así, a causa de las s igu ientes va ria ntes: 2S . . . !!ed8 26 hxg6 füd3 (en caso de 26 . . . hxg6 27 !!hl surge una posición semeja nte a la de la partida) 27 gxh7+ @h8 28 füd3, y en esta posic ión la torre de las b lancas es una com­pensación suficiente por la dama del riva l . Veamos unas posibles varia ntes:

A) 28 . . . i.e6 29 !!g 1 (29 !!g3? 1!fi d6 30 tjjxe6 1!fixe6 3 1 !!hg 7 1!fixf6 32 !!g8+ @xhl 33 !!8g2 1!fih6) 29 ... 1lfih6 30 tjjxe6 fxe6 3 1 f7 @xh7 (o bien 37 . . . fü8 32 !!d8 @xhl 33 !!g8 füfl 34 !!h8+, con ta blas) 32 !!gg3, y las negras no pueden evita r las ta b las; por ejemplo: 32 . . . 1!fif8 33 !:id l 1lfih6 34 !:idd3 o bien 32 . . . 1lfif4 33 !:ig2 (es más senci l lo 33 !!h3+! @gl 34.!!hg3+) 33 . . . 1lfih4 34 !:idg3, a menazando 3S !:ig8, y a 34 . . . fü8 (34 . . . 1!fih6!?) 3S !!g7+ © h6 36 !!7g6+ @hs (36 . . . @hl=J 37 !:ig8, y las negras deben sa lvarse i n med iatamente media nte jaque perpetuo: 37 ... 1!fif4 38 füf8 (38 f3!+- ) 38 ... 1lfid2+.

B) 28 . . . as 29 !:ig3 axb4 (29 . . . ie2!?; 29 . . . idl 30 tfj f3 1!fid6 3 1 !!hg 1 , con a menaza de mate) 30 füg4 b3 31 a4 , y las b lancas, por lo menos, t ienen aseg u radas las tablas : a 31 . . . füa4 s igue 32 tfjxf7+ (A) .

Aronin hizo esta jugada casi s in pensa r. En caso de 2S . . . !!ed8 no servía 26 hxg6 !!xd3 27 füd3 a causa de 27 . . . fxg6.Las bla ncas se d isponían a jugar 26 hxg6 füd3 27 gxh7+ Wh8 28 füd3, y surg ía una posic ión muy compleja, en la que, a m i pa recer, la s itua­ción activa de las p iezas b lancas com pensa la desventaja materia l . Ahora s iguen unas tablas forzadas (T) .

26 hxg6 :Sxd3

En caso de 26 ... hxg6 las blancas podían, con­tinuando 2 7 !!hl füd3 28 füd3, llevar el juego a la variante que se dio en la partida. No era bueno para las negras 2 7 . . . ihS a causa de 28 1!fih3 füd 7 29 füh5 (A).

No se puede jugar 26 . . . hxg6

38

Diagrama de análisis

27 1!fixd8 füd8 28 füd8 1!fixd8 29 !:ih8+ @xh8 30 tfjxf7+ Wg8 31 tjjxd8 if3? 32 f7+ Wf8 33 tjj e6+ Wxf7 34 tfjgs+. (T) .

27 :Sxd3 hxg6 28 :Sh7!

Ahora se amenaza 29 f3, y si el alfil se retira a h5, 30 !!dl resulta decisivo; si va a e6 sigue 30 !!d2, con la irrefutable amenaza !!h2.Sin em­bargo, toca jugar a las negras, y éstas tienen un único, pero suficiente recurso defensivo. Es curioso observar que 28 . . . !!d8 pierde en este momento debido a 29 füd8 1!fixd8 30 !!h8+ @xh8 3 1 tfjxfl+ @g8 32 tjjxd8 if3 33 fl+ @gl 34 tjje6+ @xfl 35 tfjgs+ (A) .

28 ... :Sc8! 29 B :Sc6

Resu lta que tras 30 fxg4 füf6 3 1 !:idh3 fü2+ 32 @b3 1!fid6 las pos ib i l idades de victoria co­rresponden a las neg ras. Por eso las blancas deben pasa r a u n final de torres, que a pri­mera vi sta parece muy pel igroso para e l las, pero que en rea l idad resu lta ta blas (A, T).

30 :Sxf7 Y!Jxf7 31 tllxf7 ®xf7 32 fxg4 @xf6 33 :Sd7 :Sb6 34 ®el @gs 35 a4 a6 36 ®c4 ®xg4 Y2-Y2

Tablas a ca usa de la inevita ble repetic ión de jugadas después de 37 @es !:ic6+ 38 @ds !:ib6 39 @es, etc.

Partida n° 1 O

M. Tah l - A. Kolarov

Defe n sa S ic i l i a n a B94

Campeonato del Mundo de Estudiantes, Reikiavik (S.1 ), 1 957

1 e4 es 2 tL!B d6 3 d4 cxd4 4 tL!xd4 tL!f6 5 tLlc3 a6 6 J,gs tLi bd7

Actua l mente se considera mejor 6 . . . e6, a u n­que tras 7 f4, seg uido de Wff3 y 0-0-0, no se ve cómo las neg ras puedan igua lar. La juga­da de la partida fue ut i l izada exitosa mente por Petrosian frente a Nezh metd i nov en el XXI Campeonato de la U RSS, que conti nuó 7 Wff3? h6 ! 8 ie3 es , con una excelente po­sición de las neg ras. Sin embargo, posterior­mente se esta bleció que después de 7 ic4 las bla ncas obtienen ventaja . En la presente partida las negras uti l iza ron una nueva con­t inuación.

7 .ic4 Was 8 Wd2 e6

La jugada a nterior fue rea l izada para ganar un t iempo en caso del típico sacrificio de ca­ba l lo en la cas i l l a e6.

9 0-0-0 bS

10 .ixe6!?

En esta posic ión el sacrificio no es correcto y en el mejor de los casos debe dar ta blas a

Los años 1 957 - 1 959

las bla ncas. S in emba rgo, el s istema blanco no ha s ido refutado todavía. Para demostrar la fuerza de su posic ión las b lancas debían conti nuar 1 O idS ! exdS 1 1 tllc6 Wc7 1 2 exdS, con u n fortís imo, y pos iblemente i rre­s ist i b le ataq ue. Yo deseaba forzar el juego, y por eso rehusé la va ria nte 1 O idS ! tllxdS! 1 1 exdS es 1 2 Wfe l Wc7, y las negras tienen una posic ión basta nte sól ida, a u nque la su perio­r idad bla nca es ind i scutible.

10 ... fxe6 1 1 tLixe6 @f7

Obviamente es la ú n ica jugada. Las negras se apresu ra n a evacuar a l rey.

1 2 tLlxfB gxfB 1 3 Wxd6

Al sacrificar la p ieza las bla ncas buscaban esa posición . Las a menazas 1 4 es o 1 4 tlldS parecen pel igrosas. Pero s igu ió :

13 . . . b4 14 tL!dS Wxa2!

Y se descubre que las blancas no tenían nada concreto, ya que no s i rve 1 S ixf6 tllxf6 1 6 We7+ mgB 1 7 tllxf6+ gxf6 1 8 :1'i:d3 1Mff7! Y en las otras va ria ntes la dama también toma parte activa en la defensa del flanco de rey. Después de pensa r cerca de una hora, las blancas jugaron :

A esta jugada las negras pod ía n haber for­zado las tablas por med io de 1 S . . . Wa 1 + 1 6

39

Los años 1 957 - 1 959

iid2 Wxb2 1 7 es Wd4+!, con jaque perpe­tuo. Considerando que las b lancas no ten ía n n inguna compensación Kola rov decidida­mente continuó:

1 5 . . . @g8 16 .bf6!

Una jugada que demuestra que el ataque de las bla ncas todavía no ha cu lm inado. E l movimiento fue una g ra n sorpresa para Ko­la rov, que i n mediatamente cometió el error decis ivo.

16 ... gxf6?

Ahora el ataq ue bla nco no puede repelerse. Era necesario 1 6 . . . lllxf6 1 7 lll e7+ @f7 ( 1 7 . . . i>hB 18 lllg6+) 1 8 lll c6 (s i 7 8 e5 .ie6) y me parece que las negras no t ienen nada mejor que forzar las ta blas con la jugada @gs.

Amenazando �g3+ y We7.

1 7 ... flal + 1s @d2 flxb2 1 9 f4

No daba nada 1 9 �g3+ @h8 20 We7 fSm . La jugada de la partida qu ita a la dama la casi­l la es. Ahora la a menaza reapa rece.

19 ... b3

A 1 9 ... @h8 h u biera seg uido lo mismo de la part ida.

40

20 ll'ie7+ @ha 21 �xb3 fla2 22 flds �a7?

Pierde i n med iatamente. La ún ica jugada era 22 . . . �d8, a lo que las blancas se d isponía n a jugar 23 lllg6+ @g7 24 lll es lllxeS 2S Wxd8 lllc4+ 26 @c3 Was+ 27 WxaS lllxaS 28 �b6 .id7 29 @b4 lllc6+ 30 @es �es 3 1 @d6 .tes 32 �b7+ @gs 33 es.

23 ll'ig6+ @g7 24 ll'ixfB @xf8 25 eS! ll'ixeS 26 flcs+ @g8 27 flxc8+ @f7 28 fxe5 1 -0

Partida n° 1 1

R. Teschner - M. Tahl

Defensa S ic i l i a n a B70

Campeonato de Europa por equ ipos, Viena (5), 1 957

1 e4 es 2 ll'i f3 lt'i c6 3 d4 cxd4 4 ll'i xd4 ll'i f6 s ll'i c3 d6 6 g3

El s i stema de desarro l lo relacionado con este movimiento no promete su perior idad a las blancas, pero conduce a una posic ión muy sól ida. Me parece que las contin uacio­nes más agudas 6 .igs o 6 ic4 no corres­pond ía n al est i lo de juego (muy pacífico) de mi riva l .

6 . . . g6 7 J.g2

A un j uego más interesante l leva ba 7 lll de2, conservando el caba l lo activo. Como res­puesta a esta contin uación las negras pue-

den responder 7 . . . hS 8 h3 id7 9 ig2 Wc8, evita ndo por ahora el enroque de las b lan­cas.

7 ... �xd4

Iguala de forma senci l l a el juego. Tras 7 . . . ig7 se p ierde de forma forzada la ca l idad: 8 llixc6 bxc6 9 eS dxeS 1 O ixc6+ id7 1 1 ixa8 Wxa8, a u nque en esta posic ión las ne­gras tienen cierta compensación. Ta mbién se puede conti nuar 7 . . . id7 8 0-0 ig7, pero aquí después de 9 lli de2 la posic ión de las blancas es u n poco más activa.

8 'ilYxd4 .ig7 9 0-0 0-0 1 0 'ilYd3 .ie6 1 1 �dS

El candidato a maestro J . Klovans, de R iga, juega a menudo esta varia nte. Las blancas coloca n sus figuras en posic iones muy esta­bles, y ta rde o temprano obl igan a ca mbiar el caba l lo en dS, después de lo cua l ejercen presión sobre el peón e7 a través de la co­lumna "e';que se a bre. Obviamente, este p lan da resu ltado solamente s i las negras juegan de u n modo pasivo.

11 ... füs 12 c3 ges

En pr imer lugar l i bera a la dama de la defen­sa del peón e7, y por otra pa rte tras lada a tiempo la torre a la columna "e':

13 .iel YlYas

Esta jugada de las negras estaba progra ma-

Los años 1 957 - 1 959

da desde a ntes. La dama en as ocupa una posic ión activa, restri ngiendo el fla nco de dama de las b lancas. A 1 4 b4 sigue 1 4 . . . Wa4, y las debi l idades de las blancas se vuelven sens ibles. Lo mejor en este momento era 1 4 a4, a l o que yo m e proponía responder 1 4 .. . ixdS 1 S exdS a6.

14 h3

Una contin uación pasiva. Las bla ncas re­cu rren a esta profi laxis, dando tiempo a las negras a crea r una pel ig rosa presión en el fla nco de dama.

14 . . . YlYa4!

El movi miento más d ifíc i l de la partida. Las negras restri ngen a ú n más los peones del fla nco de dama, crean presión sobre el peón e4 y prepa ran b7-bS-b4.

1 5 füe1 b5 1 6 .ig5

Una pérd ida de t iempo. La posición de las blancas es i nfer ior, y debía n buscar s impl ifi­caciones. Con este objetivo era necesa rio ju­gar 1 6 ll'l xf6+ ixf6 1 7 id4, neutra l izando a l activo a lfi l de g7 . Tras la jugada de la partida la i n ic iat iva de las negras toma u n carácter a menazante.

16 ... �xdS 1 7 exdS .ifS 1 8 'ilYd2

Más fuerte era 1 8 Wd 1 , pero en ese caso des-

41

Los años 1 957 - 1 959

pués de 1 8 . . . 1.Wxd 1 1 9 �axd 1 b4 las negras tienen una g ra n ventaja posiciona l . Las b lan­cas confiaban en la conti n uación que se d io en la partida, su bestimando la jugada 19 de las negras.

18 ... b4 19 c4

19 ... YMc2!

Un importa nte deta l le del p lan que se in ició con 1 4 ... 1.Wa4. Después del ca mbio de da­mas queda en evidencia la d iferencia en la fuerza de los a lfi les. M ientras que los a lfi les neg ros en g7 y fS atacan a l fla nco de dama de las blancas, sus oponentes en gS y, sobre todo en g2, por a hora cumplen el papel de meros espectadores.

20 YMxc2

No servía 20 füe7 Wxd2 2 1 füe8+ �xe8 22 ixd2 ixb2 23 �e 1 füe 1 + 24 ixe l , pues tras 24 . . . ic3 el desafortu nado a lfi l se ve atrapa­do.

20 ... .ixc2 21 �acl

Era peor 21 �xe7 füe7 22 ixe7 ixb2 23 �el ies.

21 . . . i.d3

No daba nada la continuación 2 1 ... füc4 22 b3 �c7 a causa de 23 �xe7!

42

22 :Se3

Las bla ncas se ven obl igadas a permit i r la ú ltima combinación s impl ificadora. No ser­vía n ni 22 b3 ib2 23 �cd l ic2 24 �d2 ic3 ni 22 füe7 ixb2 23 �ce l füe7 24 ixe7 ic3, seguido de ixc4 y ixc2.

22 ... .ixb2! 23 :Sxd3 .ixcl 24 .ixcl �xc4

Ahora rel ucen a ú n más los defectos de la estructu ra de la posición de las blancas. Sus a lfi les no pueden tomar parte en el juego, que tiene lugar en el flanco de dama.

2S .id2 �b8

Más exacto que 2S . . . as, a lo que pod ía se­guir 26 a3 .Ahora a 26 �b3 as 27 a3 sig ue 27 . . . �c2 28 ie l �el 29 �fl a4.

26 .ie3 as 27 �d2 a4 28 .ifl fül 29 �b2 �al 30 ©g2 a3 31 :Sc2 b3 32 axb3 a2 33 .ie2

0 33 id4 �d l .

33 ... �gl + 34 ©xgl a1YM+ 35 ©g2 �xb3 36 fü8+ ©g7 37 fü4 Wa8 38 .id4+ es

Las blancas perdieron por t iempo 0 : 1 .

Partida n° 1 2

Ferrantes - M. Tah l

Defensa I nd i a de Rey E90

Gira del Equipo de Riga por Italia, 1 957

1 d4 tl:if6 2 tl:if3 g6 3 c4 .ig7 4 tl:ic3 0-0 5 e4 d6 6 h3 e5 7 dxe5

La conti nuación habitual 7 dS tll hS 8 g3 fS es mucho más interesante.

7 ... dxe5 8 .ie3 �e7

Las neg ras ret iran i n mediatamente la dama. También era pos ib le 8 . . . tll bd7, pero yo de­sea ba i n ic iar la lucha por el pu nto d4.

9 �b3 tl:ic6 1 0 tl:ids �dB

Más débi l era 1 O . . . tllxdS 1 1 cxdS tll d4 1 2 ixd4 exd4 1 3 id3.

1 1 .id3?

Ahora las negras se apodera n de la i n ic iat i­va . A 1 1 E:d 1 yo ten ía deseos de sacrificar la dama mediante 1 1 . . . tt:lxe4 1 2 tll b6 axb6 1 3 E:xd8 E:xd8. Este sacrificio conducía a com­pl icaciones muy prometedoras.

Las bla ncas debieron cont inuar 1 1 igS . En

Los años 1 957 - 1 959

posteriormente cambiar en dS .

11 .. . tLi d4 1 2 .ixd4

Las bla ncas no pueden conti nuar 1 2 tllxd4 exd4 1 3 ixd4 tll xdS 1 4 ixg7 tllf4 1 5 ixf8 tllxd3+ 1 6 'it>fl °Wd4 1 7 'Wc2 'ktixf8 1 8 E:d l a causa de 1 8 .. .ie6.

12 ... exd4 1 3 0-0

1 3 ... tl:i hs

Las neg ras se d i sponen a tras ladar su caba­llo a f4 después de 1 4 . . . c6, e i n ic iar el ata­que. Por eso la respuesta de las bla ncas es obl igada.

14 g4 c6 15 gxhS cxdS 1 6 cxdS �f6!

No merecía la pna perder el t iempo en la ca ptu ra del peón de h3, pues tras 1 6 ... ixh3 1 7 füe l , juga ndo ifl y tll h2, las bla ncas a l­canzaban a forta lecer su posic ión.

1 7 .ic4 b5 1 8 .ie2 ge8 1 9 �d3

No se puede jugar 1 9 tll d2 a ca usa de 1 9 .. . 'Wgs+.

19 ... �f4

ese caso no s i rve 1 1 . . . tlld4 1 2 tllxd4 exd4 1 3 E l objetivo de las negras se ha cumpl ido, y el 'Wf3.Yo me d ispon ía a responder 1 1 . . . ie6 y peón de e4 está indefenso, ya que las blan-

43

Los años 1 957 - 1 959

cas no pueden ret irar el caba l lo de la defen- Es más fuerte que 30 . . . ixa l 31 lLie7+. sa del fla nco de rey.

20 �Uel gxe4 21 \Wd2

21 ... .ib7

Las negras conta ban con a lgunas atractivas continuaciones. Después de pensar d u ra nte mucho tiempo me decidí por la más prosa i ­ca . Parecía muy pel igroso para las b lancas 2 1 . . . �e3 22 fxe3 dxe3.Pero las blancas po­dían defenderse por med io de 23 Vff d 1 ! (no si rve 23 Vff c2 if5 24 Wc6 �cB 25 Vffbl Wg3+ 26 ©h 7 ie5 27 lLixe5 ie4+ 2B lLi f3 ixf3+ 29 hf3 Wxf3+ 30 ©g 7 Wg3+ 3 1 ©h 7 �c2 32 Vff aB+ ©gl 33 h6+ ©xh6 34 WfB+ ©h5) 23 . . . Vff g3+ 24 © h 1 ifS 2S ifl !

En caso de 2 1 . . . Wf6, puede tener lugar la sig u iente conti n uación: 22 h6 ixh3 23 hxg7 �ae8 24 d6 d3 2S d7 (25 Wxd3 �g4+ 26 ©h2 Vfff4+ 27 ©xh3 �e5) 2S . . . ixd7 26 Wxd3, y no se ve nada decis ivo pa ra las negras .

22 \Wxf4 gx14 23 hxg6 hxg6 24 tl)d2 d3 25 .ixd3 gd4 26 tl)b3! gxd3 27 tl)cs gxd5 28 tl)xb7 gbs 29 tl)as

Se pod ía prolongar la res istencia jugando 29 �e7 if6 30 �c7 ies 31 �es fücs 32 lLixcS ixb2 33 �bl id4.AI tener un peón de ven­taja las neg ras deben obtener la victor ia .

29 ... .ixb2 30 tl)c6 ggs+

44

31 ©fl .ixal 32 tl)xb8 Ad4 33 tl)c6 .ib6

El fina l carece de esperanzas para las b lan­cas . Conti nuó:

34 ge4 fü5 35 tl) b4 a5 36 tl)d3 gel 37 tl)f4 gf3 38 ges+ ©g7 39 tl)ds gx12+ 40 ©el .ics 41 tl)c7 gxa2 42 tl)xb5 gh2 0:1

Partida n° 1 3

M. Tah l - A . Tolush

Defe n sa N i mzoi n d i a E53

XXV Campeonato de la URSS Riga, 1 958

Comen tarios de M. Tahl y A. Koblents

1 d4 tl)f6 2 c4 e6 3 tl)c3 .ib4 4 e3 es 5 tl)f3 d5 6 .id3 0-0 7 0-0 tl) bd7

Más exacto era 7 . . . dxc4 8 ixc4 lLi bd7.Aho­ra en e l campo de las neg ras surgen serias compl icaciones.

8 a3 cxd4

Asimismo después de 8 . . . dxc4 9 axb4! cxd4 1 0 ixh7+ lLixh7 1 1 Wxd4, las blancas ob­tienen la i n ic iativa (Koblents - Barshauskas, Ta l l i n, 1 9S6). Y después de 8 . . . ixc3 9 bxc3 dxc4 1 0 ixc4 Vff c7 1 1 We2 es 1 2 e4! b6 1 3 igs ib7 1 4 dS las b lancas cons iguen mejor juego.

9 �xdS! exdS 1 0 axb4 dxc4 1 1 .ixc4 � b6 1 2 i.b3 dxe3 1 3 .ixe3

Hasta este momento todo esto ya se había visto en la práctica magistra l . El movimiento 1 3 ... tll bdS es una nueva idea. Las negras se proponen forta lecer su posición en el centro tras b6 y .ib7.En su partida frente a Furman

Los años 1 957 - 1 959

(R iga, 1 955) G i ps l i s conti nuó 1 3 . . . tllfdS, pero después de 1 4 .tes !!e8 1 5 !!el .ie6 1 6 tlld4 la ventaja pos ic ional de las bla ncas queda fuera de toda duda.

Darga, en su encuentro con Korchnoi (Has­t ings, 1 955- 1 956), tras ladó el juego al fina l : 1 3 . . . .ie6 14 .ixe6 fxe6 1 5 �xd8 füxd8 1 6 füa7 füa7 1 7 .ixb6 !!da8 1 8 .ixa7 �xa7.En esta posic ión las b la ncas t ienen un peón de ventaja, pero para su rea l ización necesitan su pera r c iertas d ificu ltades técnicas. La ju­gada de la partida ta mpoco ofrece la igual­dad a las negras . Parece que toda la variante que se i n ic ia con 7 . . . tll bd7 debe ser enviada a los a rch ivos.

14 .ics �e8 1 5 �e1 �xe1 + 16 Uxe1 b6 1 7 i.d4

El a lfi l ocupa aqu í una posic ión i n usua lmen­te fuerte.

XXV Campeonato de la URSS, Riga, 1958 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 1 8 1 9 Total Pto.

1 Tahl y, y, 1 y, 1 1 1 o o y, 1 1 y, 1 o 1 1 + 1 2,5 1

2 Petrosian y, y, y, y, Y2 y, Y2 y, Y2 Y2 y, Y2 1 1 1 1 1 + 1 2 2

3 Bronstein Y2 Y2 y, 1 o y, y, 1 Y2 1 y, y, 1 o 1 Y2 1 1 1 1 ,5 3

4 Averbach o Y2 Y2 1 y, Y2 1 Y2 y, y, 1 o 1 Y2 1 Y2 Y2 1 1 1 4

5 Polugaevsky y, y, o o o 1 y, y, y, y, 1 y, 1 Y2 y, 1 1 + 1 0,5 5/6

6 Spassky o y, 1 y, 1 o o y, Y2 1 o Y2 1 y, Y2 1 1 1 1 0,5 5/6

7 Geller o y, y, y, o 1 y, y, o 1 y, y, y, y, 1 y, 1 + 1 0 7/8

8 Gurguenidze o y, y, o y, 1 y, y, o y, y, 1 o 1 1 y, 1 + 1 0 718

9 Boleslavsky 1 y, o y, y, y, y, y, 1 o y, y, y, y, y, y, 1 y, 9,5 9/1 1

10 Korchnoi 1 y, y, y, y, y, 1 1 o 1 y, o y, y, o y, o + 9,5 9/1 1

1 1 Krogius y, y, o y, y, o o y, 1 o 1 1 y, y, y, 1 1 y, 9,5 9/1 1

1 2 Kotov o y, y, o o 1 y, y, y, y, o o 1 y, 1 y, 1 + 9 1 2/1 3

1 3 Ta imanov o y, Y2 1 y, y, Y2 o y, 1 o 1 o 1 1 o o + 9 1 2/1 3

1 4 Suetin Y2 o o o o o y, 1 y, y, y, o 1 1 y, 1 1 o 8 1 4

1 5 Gipslis o o 1 y, y, y, y, o y, y, y, y, o o 1 o 1 y, 7,5 1 5

1 6 Bannik 1 o o o y, y, o o y, 1 y, o o y, o 1 y, + 7 1 6

1 7 Furman o o y, Y2 o o y, y, y, y, o y, 1 o 1 o o y, 6 1 7

1 8 Tolush o o o y, o o o o o 1 o o 1 o o y, 1 o 4 1 8/ 1 9

1 9 Borisenko - - o o - o - - y, - y, - - 1 y, - y, 4 4 1 8/1 9

45

Los años 1 957 - 1 959

17 . • . .lb7

Era mejor 1 7 ... if5, a fin de tener la pos ib i l i ­dad de defender el peón f7.

1s gd1 Ve8 1 9 J.es

El gran maestro Tolush subesti mó la fuerza

Esta evidente jugada se refuta por medio de una senci l l a com binación. La posic ión de las neg ras ta mpoco se puede defender en caso de 24 . . . füB 25 h3 id5 26 �d3 ixb3 27 �g3+ llig6 28 llixf5.

2S tll c6! Vxb3

de esta senc i l l a j ugada, tal como man ifes- A 25 . . . ixc6 s igue s implemente.26 Wi'xf7+ tó después de la part ida, que restr inge a ú n 'kt>h8 27 Wi'f6#. más las fuerzas de las negras.

Dir igiendo u n contraataque hacia el débi l peón bla nco de b4. A 1 9 . . . llixb4 las bla ncas se d i sponía n a jugar 20 Wi'xb4 ixf3 21 �el ib7 22 ixf6 Wi'c6 23 ixf7+ 'kt>h8 24 ixg7+ ©xg7 25 id5 Wi'xd5 26 �e7+, con un ataque imparable.Ta mpoco servía 1 9 . . . �d8 a ca usa de 20 Wd2, y no se puede jugar. 20 . . . �d7 debido a 2 1 ia4.

20 .lxf6 gxf6

Las negras pod ían ofrecer una resi stencia más fuerte por med io de 20 . . . llixf6; a u nque tras 2 1 We7 id5 22 ixd5 llixd5 23 Wi'b7 �d8 24 h4 la c lavada del caba l lo resu lta desag ra­dable.

21 Ve4 Vxb4

No se puede jugar 2 1 . . . �eB por 22 füd5 .

22 tlld4 fS 23 Ves! tll e7 24 Vf6 .lds

46

26 tllxe7+ ®f8 27 gel

Ahora el mate es inevita ble.

28 ... .le6 28 tllxfs 1 :o

Partida n° 14

Y. Averbakh - M. Tahl

Defensa Beno n i A76

XXV Campeonato de la URSS Riga, 1 958

Comen tarios de M. Tahl y A. Koblents

1 d4 tllf6 2 c4 e6 3 tll c3 es 4 dS exdS S cxdS d6

Surge así una de las va riantes más popu lares de la Defensa Benoni . Las neg ras se crean una debi l idad en d6 y permiten a las b lan­cas a podera rse del centro. A ca mbio de esto obtienen un contrajuego relacionado con la mayoría de peones en el flanco de dama. U n i mporta nte papel desempeña el a l fi l en g7, que ejerce una fuerte presión por la d iago­nal a l -h8.

6 e4 g6 7 .le2 .lg7 8 tllf3 O-O 9 O-O ges

En la partida Smyslov - Ph i l ip (Ca mpeonato de Europa por eq u ipos, Viena, 1 957) s igu ió 9 . . . ig4, pero después de 1 O h3 ixf3 1 1 ixf3 a6? (más exacto es 1 1 . . . llibdl) 1 2 if4 las blancas obtuvieron una c lara ventaja. La ju­gada de la partida, que ataca a l peón de e4, es mucho más activa .

1 o�a

Genera lmente aquí se juega 1 O lll d2, tratan­do de ocupar la casi l l a c4 con el caba l lo.

10 ... �a6 1 1 i.f4

Después de este movi miento las negras rea­l izan un sacrificio de cabal lo.

11 ... � b4 1 2 �b1 �xe4?!

Parece ser la conti nuación más fuerte. A 1 2 . . . lll h5 las blancas h u biera n conti n uado 1 3 .ig5 f6 1 4 .ie3 f5 1 5 a3 ! fxe4 1 6 axb4 exf3 1 7 .ixf3 cxb4 1 8 lll e4, con mejor juego.

13 �xe4 .if5 14 �fd2 �xdS

15 .ixd6?

El error decisivo, después del cua l las blancas se encuentra n en una posic ión perdida . Era necesa rio 1 5 .ig3 y las negras se d isponía n

Los años 1 957 - 1 959

a responder 1 5 ... Wi'e7. Tras 1 6 .if3 l:!ad8 és­tas t ienen una posición activa, y los peones centra les a menaza n con ava nzar. Parece que las bla ncas debía n jugar entonces 1 6 .ib5, a lo que pod ría conti nuar 1 6 . . . .ixe4 1 7 lllxe4 Wi'xe4 1 8 .ixe8 Wi'xe8 1 9 .ixd6 Wi'c6 20 .ig3 c4. Las negras t ienen u n peón por la cal idad y u n c laro contrajuego en el flanco de dama. Las posi b i l idades de a m bos bandos en esta lucha h u biera n s ido s imi la res.

15 ... �f6!

Ahora las negras recu peran la p ieza .

1 6 .if3

Era peor 1 6 .ixc5 lllxe4 1 7 lllxe4 ixe4 , y las blancas no pueden conti nuar 1 8 Wi'd l debi­do a 1 8 . . . Wi'g5, n i 1 8 Wi'c l a causa de 1 8 . . . l:!c8.

16 ... �xe4 1 7 �xe4 .ixe4 1 8 .ixe4 �xd6 19 �a ge7

Comienza la pa rte técn ica de la partida. Rea­l iza r e l peón de ventaja en el fla nco de dama con a lfi les de diferente color es muy compl i­cado, por eso las neg ras toman la decisión de desarro l l a r un ataque a l rey blanco, uti l i ­za ndo la columna a bierta "e" y la pos ib i l idad de ocu pa r con el alfil la activa cas i l la d4.

20 J.f3 �fae8 21 gad1 i.d4 22 a4 b6 23 b3 ges 24 gd2

47

Los años 1 957 - 1 959

Las bla ncas i ntenta n potenciar la defensa por med io del cambio de u n par de torres. Las negras no lo pueden evita r, pues 24 ... '11Be6 no da nada a causa de 25 '\1Bc4, o bien 24 . . . '\1Be7 debido a 25 ic6.

24 ... hS 25 ge2 �be2 26 .txe2 h4

Neg ros nuba rrones se d i rigen ahora hacia la posic ión del rey b lanco.

27 ©h1 �f4

Amenaza ndo 28 . . . !es .No se puede i m ped i r por med io de 28 ic4 , y a que tras 28 . . . ies 29 '\1Bxg6+ mf8 la dama está atacada y exis­te amenaza de mate en h2 .

28 g3 �f6 29 �dl �d8

La torre desempeñó bien su papel en la co­lumna "e''.

30 ig4 .txf2 31 �e2

El deta l le fina l de la pequeña combi nación de las negras.

32 �e8+

A 32 '\1Bxd2 dec idía 32 . . . '11Bc6+.

32 ... ©g7 33 gxh4 � d4 34 .ih3 � d3 35 i.g2

48

Las blancas pod ía n i ntenta r compl icar e l jue­go mediante 35 '\1Bes+ mh7 36 Wf4 , después de lo cual las neg ras no pueden jugar 36 . . . Wxh3 a causa del s igu iente jaque perpetuo: 37 Wxf7+ mh6 38 Wf8+ mhs 39 Wh8+ mg4 40 Wc8+. Pero las negras todavía pueden ganar med iante 36 . . . Wds+ 37 ig2 Wxg2+ 38 mxg2 ie3+ 39 m h l ixf4 40 füf4 mg7.

35 ... gdl 0-1 .

Las blancas se r ind ieron, pues a 36 Wbs hu­biera seguido 36 . . . füfl + 37 ixfl We4+ 38 ig2 Wh4, forza ndo la victor ia . 0: 1 .

Partida nº 1 5

M . Tah l - E . Geller

Apertu ra Espa ño la C96

XXV Campeonato de la U RSS Riga, 1 958

1 e4 es 2 tlif3 tlic6 3 .tbs a6 4 .ta4 tlif6 s o-o ie7 6 �el bS 7 ib3 O-O 8 c3 d6 9 h3 tlias 10 .ta cS 1 1 d4 ib7

Esta conti n uación, en lugar de la habitual 1 1 . . . Wc7, goza de una g ra n popula ridad en los ú lt imos t iempos.

La pa rtida Gel ler - Averbach, jugada unas pocas rondas antes, demostró la seguridad que ofrece a las negras la contin uación 1 2 tt'lbd2.Por eso en la presente partida desea­ba verificar una idea compleja, relacionada

Los años 1 957 - 1 959

con un i nmed iato ataque en el fla nco de En cua lqu ier caso, tras 1 7 . . . llJxd5 las blan­dama. Dado que en esta partida las blancas cas ten ía n una c lara su premacía por med io no cons igu ieron obtener ventaja, surge la de 1 8 VMe4 g6 1 9 i.h6 Éie8 20 i.a4 llJc3 21 natural conclus ión de que las blancas de- Wxb7 llJxa4 22 VMc6.A 1 7 . . . i.xd5 era posible ben cerra r el centro por med io del ava nce 1 8 llJeS, creando a menazas a l rey negro. d4-d5 .

12 b4 cxb4 1 3 cxb4 tfic4 14 tfi bd2 dS

También era posib le u n llJxd2 previo. La ju­gada de la partida conduce a u n juego más agudo.

15 exdS

Por supuesto, 1 5 llJxc4 bxc4 1 6 dxe5 llJxe4 no pod ía satisfacer a las bla ncas.

15 ... exd4

Me pa rece que era más fuerte 1 5 . . . llJxd5 16 llJxc4 bxc4 1 7 llJxe5, y ahora en caso de 17 . . . llJxb4 1 8 llJxc4 llJxc2 1 9 Wxc2 Éic8 20 Wld3 las blancas repelen la a menaza de las neg ras, quedándose por ahora con u n peón de ventaja .

16 tfixc4 bxc4 17 Wf xd4 .ixb4

Aquí las negras se encontraban en un d i ­lema . Los dos peones de las b lancas eran débi les, pero solamente se podía captu ra r uno de el los. Después de pensar c ierto tiem­po Gel ler decid ió dejar a las bla ncas con el peón más " indefenso" (en d5). Es d ifíc i l deci r cuál de las cont inuaciones era más fuerte.

1 s gb1 1

Gracias a esta j ugada las bla ncas consiguen ma ntener la l lama de la i n iciativa, que esta­ba d i spuesta a a pagarse en caso de ret irar la torre.

18 ... .ixe1

No servía 1 8 ... llJxd5 1 9 i.xh7+ �xh7 20 llJgS+ �g8 2 1 Wh4 llJf6 22 füb4, con ame­nazas como Éixb7 y i.b2.

Posi blemente, s iendo objetivos, ésta es la conti n uación más fuerte. Pero de cara a las i ntenciones agresivas de las bla ncas la conti­n uación 1 9 . . . VMxdS 20 Wxd5 llJxd5 21 llJxel Éiab8 22 füb8 füb8 hu biera sido como un cubo de agua fría, con el paso a un final compl icado y posi blemente no desventajo­so para las negras .

20 d6

No sa lvaba los problemas 20 . . . Éie2 a causa de 21 Wxc4.

20 ... Wf cs 21 .igS!?

49

Los años 1 957 - 1 959

Ta mbién era pos ib le 21 �c7 'ªe6 22 .igS ltJdS 23 �es ltJ c3, con una posic ión com ple­tamente confusa.

21 .. , ge2!

Una excelente jugada. Las negras no t ienen derecho a perder t iempo en la ca ptu ra de la torre blanca. Por ejemplo, 21 . . . 'ªxb 7 22 .ixf6 gxf6 De otro modo, ¿qué problema t ienen las blancas? 23 'ªh4 .ixf2+ 24 @xf2 'ªb6+ 2S ltJd4 'ªxd6 26 'ªxh7+ @fa 27 'ªh6+ y las negras t ienen una "ag rada ble" elección, o pierden la dama med ia nte @e7, o reci ben mate después de @ga. En caso de 23 . . .fS (en lugar de 23 . . . .ixf2+), por la "ca l le desier­ta" -a través de la casi l l a gS- entra ría la dama -con jaque- en el ca m pamento de las negras, y posteriormente el ca ba l lo. Y por si esto fuera poco, en cua lqu ier momento el a lfi l de cas i l l as b lancas pod rá, as imismo, to­mar la palabra. Pero ahora las bla ncas se ven obl igadas a bajar el voltaje.

22 fü7

En caso de 22 ltJxel �xe l + 23 @h2 'ªxb7 24 ixf6 gxf6 2S 'ªh4 fS 26 i.xfS f6 el ataque de las piezas b lancas s in el a poyo de la cabal le­ría se detend ría rá pidamente.

22 ... � e6 23 tllxel

Ahora se pueden hacer cambios.

23 ,gxel + 24 ®h2 �d8!

Lo ún ico, a causa de la a menaza �e7. No ser­vía 24 . . . ltJd7 2S .ia4.

2s .txf6

No si rve 2S �e7 'ªxe7 26 i.xh7+ @ha. Las blancas pod ía n ganar ca l idad med iante 2S ixh7+, pero después de 2S . . . @xh7 26 �e7 'ªxd6+ 27 'ªxd6 füd6 2a �xe l las negras están mejor.

50

25 ... gxf6??

Un error i nesperado, que a ltera el tra nscu rso natura l del juego. Era necesario 2S . . . 'ªxf6 y tras 26 'ªxf6 gxf6 27 d7 surg ía u n fina l cu­r ioso. E l i ntento de las neg ras de acercarse con el rey hacia el peón d7 hu biera l levado a compl icaciones tras 27 . . . @fa 2a i.xh 7 �e2 29 @g3 füa2 30 i.fS, y el peón blanco "h" es mucho más pel igroso que los " invá l idos" peones negros de las col umnas "a" y "e': Po­s ib lemente las neg ras debía n haber devuel­to la ca l idad por med io de 27 . . . @g7 2a i.fS �es 29 �ca füfS 30 füda �dS, y la mín ima ventaja de las bla ncas no se puede aprove­char. Ahora todo está terminado. La partida conti nuó . . .

A 26 . . . 'ªxe7 sigue 27 'ªg4+.

27 �xd6 gxd6 28 �xel gd2 29 fül �xf2 30 .te4 gxa2 31 gxc4 as 32 fü8+ ®g7 33 fü7 1-0

Partida n° 1 6

B . Spassky - M . Tah l

Defensa N i mzoi n d i a E26

XXV Campeonato de la U RSS Riga, 1 958

Seguramente el lector conoce muy bien el va lor deportivo de este encuentro, que se

disputó en la ú lt ima ronda. Los dos riva les solamente cumpl i ría n con su objetivo en caso de victoria, lo cual seg uramente dejó su huel la en el tra nscu rso de la part ida. Am­bos adversa rios jugaron la a pertura de un modo muy extraño.

Spassky y yo nos ofrecimos a lternativa men­te sacrificios de peón, poco después las ne­gras sacrificaron la ca l idad, pero del mismo modo esta entrega tam poco quedó "esce­n ificada''. Después de todo esto propuse ta­blas: considera ba la posición que surg ió en la jugada 23 muy senc i l l a y eq u i l ibrada. Las blancas decid ieron que pod ía n conti nuar l a lucha s in riesgo, y posi blemente ten ía n razón . De cua lqu ier modo, e l pr imer error lo cometí yo, tras lo cual Spassky tomó la i n iciativa . En el medio juego de la pa rtida Spassky jugó im pecablemente, y en el apla­zamiento la posic ión de las neg ras merecía cierta preocupación: pa ra reanudar el juego sólo quedaban 1 2 horas . . .

Es fác i l deduc i r cómo ana l icé la partida sus­pendida con m i entrenador A. Koblents. A las cinco de la mañana el anál is is fue suspendi­do "por motivos de fuerza mayor" (se d u r­mió uno de los ana l i stas). Al menos, cuando fu i a jugar consideraba que el encuentro de­bía terminar en tablas. Seg uramente eso era así. Dura nte mucho tiempo las neg ras man­tuvieron el eq u i l i brio, aunque para conse­gui rlo debieron encontra r muchas jugadas d ifíci les. Spassky posiblemente su best imó la fuerza de una de e l las en una posic ión ya igualada, y entonces jugó a ganar "por i ner­cia''. Pero entonces la ventaja estaba del lado de las neg ras, y m i contraataque resu ltó im­parable.

1 d4 tllf6 2 c4 e6 3 tll c3 i.b4 4 a3

Durante la preparación de la partida ana l i­zamos las jugadas 4 igS o 4 e3 , que gene­ra lmente hace Spassky con bla ncas. La va­riante Saemisch fue u na sorpresa, por lo que decidí e lud i r los cami nos más conocidos.

Los años 1 957 - 1 959

.4 • • • i.xc3+ s bxc3 es 6 el tll c6 7 Ad3 es

Una conti n uación habitual es 7 ... 0-0 8 tt:le2 b6 9 e4 tt:l e8, etc., con u n juego compl icado, que la teoría cons idera u n poco favorable para las negras. ¿Y s i las blancas prepa ra ron a lgo? Por eso decid í eleg i r otro cami no.

8 tll e2

A 8 dS las negras, conti nuando 8 . . . e4, hubie­ra n obtenido un buen juego tanto en caso de 9 ic2 tt:l es, como en caso de 9 dxc6 exd3 1 0 cxd7+ W/xd7.

8 ••• e4 9 i.bl b6 1 0 tllg3 i.a6

La idea de las negras cons iste en detener el ava nce de los peones centra les de las b lancas. Además, a las negras les conviene ca mbiar el ca bal lo de g3 que, como ha de­mostrado la práctica, desempeña un papel m uy activo en el ataque a l flanco de rey. Re­cordemos por ejemplo la excelente partida Botvi n n i k - Capablanca (AVRO, 1 938), en la que las b la ncas sacrifica ron el caba l lo en hS, o el encuentro Kotov - U nzicker (Estocolmo, 1 952), en el que el go lpe de este caba l lo en g7 termi n ó la lucha.

Kotov,A - U nzicker,W [E49] l nterzonal Sa lts­jobaden (7), 1 952:

1 d4 tt:\f6 2 c4 e6 3 tt:lc3 ib4 4 e3 dS 5 a3 ixc3+ 6 bxc3 es 7 cxdS exdS 8 id3 0-0 9 tt:le2 b6 1 O 0-0 ia6 1 1 ixa6 tt:lxa6 1 2 f3

5 1

Los años 1 957 - 1 959

tll b8 1 3 Wd3 1'%e8 1 4 tll g3 tll c6 1 5 ib2 1'%c8 1 6 1'%ael h6 1 7 e4 cxd4 1 8 cxd4 dxe4 1 9 fxe4 tlles 20 Wd l tllc4 2 1 ic l tll h7 22 es 1'%e6 23 1'%e4 tllf8 24 tllfS @h8 25 Whs 1'%c7 26 1'%h4 tll h7

Diagrama de análisis

27 tllxg7 mxg7 28 ixh6+ mg8 29 1'%g4+ 1'%g6 30 e6 1 -0.

1 1 6

Pau l Keres ind ica que las b la ncas pod ía n ganar un peón tras 1 1 Wa4 tllas 1 2 tllxe4. Esto es verdad, pero después de 1 2 ... tllxe4 1 3 ixe4 1'%c8 las neg ras rápida mente res­ta blecen el balance mater ia l , conservando una buena pos ic ión. Por otro lado se pod ía continuar 1 1 tllxe4 tllxe4 1 2 ixe4 ixc4 1 3 f3, con u n juego i ncierto.

p l icadas.

1 2 ... 0-0

La conti nuación 1 2 ... dS 1 3 tllxg7+ @f8 1 4 tllfs 1'%g8 1 5 tll g3 era m uy a rriesgada y posi­blemente conducía a una posición ventajo­sa para las blancas.

13 tL!d6 .id3 14 J.xd3 exd3 15 �xd3 cxd4 16 cxd4 tLle8!

Ahora las bla ncas deben eleg i r: o ca mbiar en e8, y entonces no tendrán n inguna in i ciativa en el flanco de rey; o retroceder a fS .

1 7 tL!fS dS

1 8 a4

No d ificu ltaba el p lan de las neg ras 1 8 WbS 11 ... .lxc4 1'%c8 1 9 a4 tlld6; ahora ta nto 20 WxdS tllxfS

2 1 WxfS tllxd4 como 20 tllxd6 Wxd6 2 1 ia3 En caso de 1 1 . . . exf3 1 2 Wxf3 ixc4 1 3 tllfS We6 dan a éstas una c lara ventaja . 0-0 14 e4 la i n ic iativa de las b la ncas h u biera tomado u n ca rácter a menazante. 18 ... tL!d6 19 tL!xd6

12 tL!fS Por supuesto, no 1 9 ia3 tllxfS 20 ixf8? WgS, con muy fuertes amenazas.

Tras 1 2 fxe4 d6 1 3 Wf3 0-0 (es peor 73 . . . 1'%c8 74 tl\fs o-o 7 5 Wg3 tlleB 7 6 e5) 1 4 e5 (de otro 19 ... �xd6 20 .la3 tLl b4 21 �b3 as 22 0-0 modo es d ifíc i l activa rse) 1 4 ... dxeS 1 5 Wxc6 �fc8 23 �acl exd4 las neg ras h u bieran obtenido un fuer-te ataque a l rey, que permanece en el centro. En esta posic ión propuse tablas, ca lcu lando Con la jugada de la part ida las blancas po- la variante 23 . . . We6 24 ixb4 axb4 25 @f2 nen al adversario frente a ta reas más com- Wd6 26 mg l We6.

52

23 ... W e6 24 .ixb4 axb4 25 @f2 W d6 26 h3

Las bla ncas rechaza n la va riante ind icada anteriormente. Ahora tras 26 . . . h5 la i n ic ia­tiva pod ría corresponder ú n icamente a las negras. En lugar de esto continué . . .

26 . . . ©fB?

Una jugada está ndar. El rey se acerca al cen­tro, pero las blancas adqu ieren la pos ib i l idad de tomar el peón b4 con jaque, y el peón de h7 queda indefenso.

Las blancas i ntenta n forzar a las neg ras a aleja rse de la col umna "c'; aprovechando la mala posic ión del rey en f8

27 ... gxa+ 28 Wxc2 g6 29 gel

No daba nada 29 1'% b l iig7 30 Wfb3 Wfc6 3 1 VNxb4 füa4 3 2 Wfxb6 1'%a2+ 3 3 iig3 Wf c 2 34 l':ig l Wff2+ 35 iih2 Wfxe3.

29 ... Wd7 30 Yl9'c6 Wxc6 31 gxc6 ga6

Más exacto era 3 1 . . . füa4 32 füb6 iie7, acercando el rey a la torre. Posi blemente, la partida hu biera termi nado en tablas en poco tiempo. Ahora la lucha adqu iere otro carácter.

32 as b3 33 axb6

Los años 1 957 - 1 959

Después de 33 1'%c3 b2 34 1'%b3 bxa5 35 füb2 a4 36 1'%a2 a3 el fina l es de tablas.

33 .. . b2 34 b7 b1W 35 fü8+ ©g7 36 b8W

Es cu rioso que los peones hayan coronado en una misma columna . Las negras dan el pr imer jaque, pero eso tiene poca importan­c ia .

36 ... ga2+ 37 ©g3 Wel + 38 ©h2

O bien 38 iif4 füg2!

38 ... Wxe3 39 gg8+ ©f6

Una tarea más senc i l l a para las neg ras surg ía tras 39 . . . ii h6, y a 40 WffB+ iih5 41 Wfxf7 se­g u i ría 41 ... füg2+ 42 iixg2 Wf d2+, con jaque perpetuo.

40 Yl9'd6+

Era i nteresante 40 1'%e8 Wfxd4 41 1'%e2, pero tras 4 1 . . . 1'%d2! 42 Wfh8+ iif5 43 WfcB+ �g5 44 Wfc l Wff4+ 45 ii h l 1'%d4! (pero no 45 . . . füe2 46 h4+ iifs 47 g4+ @es 48 Wf c7+) las negras q uedaba n con un peón de ventaja.

40 ... We6 41 Wf4+ Wf5 42 Yl9'd6+ We6 43 Yl9'g3 We3 44 h4 ge2!

Más débi l es la atractiva respuesta 44 . . . �fa l 45 Wf d6+ Wf e6 46 Wff4+ (46 Wf dB+ Wf e7 47 Wfxd5 'i!.h 7 +) 46 . . . Wff5 47 Wfh6.

53

Los años 1 957 - 1 959

45 Y1Yd6+ Y1Ye6

En esta posic ión la partida fue suspendida.

46 Y1Yf4+

Lo más fuerte. No daba nada el paso a l fina l de torres: 46 'Wd8+ Wel 41 E:e8 (47 Wxd5 füg2+) 41 . . . Wxd8 48 E:xd8 E:d2 49 E:xds ©e6 so !!es+ iidl S 1 E:e4 fS .

46 ... Y1Yf5

A 46 . . . ®el era pos ib le 41 hS! , a fi n de ceder la cas i l l a h4 a la dama blanca. Para las negras habría s ido muy d ifíc i l defenderse.

De las p iezas neg ras ahora solamente juega la torre. La dama está obl igada a defender las casi l las dS y e8. En caso de Sl . . . 'Wd6 (no es pos ib le mover n ingún peón) decide S8 E:e8+ y S9 E:d8+. No si rve tam poco Sl . . . E:c6 S8 °Wf8+ ®f6 S9 E:d8 °Wcl 60 Wh8+ ®el 6 1 E:e8+ iidl 62 E:eS, y las blancas l le­van a cabo una ventajosa reagrupación de fuerzas. Por eso la respuesta de las neg ras es nuevamente obl igada.

57 ... gd6 5S Y1Yf8+ Wf6 59 ges ge6 60 Y1Yhs+ Wf5 61 Y1Yh6 Wf6

Por supuesto, no 61 . . . E:xe8 (o Wxe8) 62 WgS+, con mate en dos jugadas.

62 Y1Yhs+

La ganancia de un peón med ia nte 62 E:d8 '.Wc6 63 Wgs+ ®gl 64 Wxds (64 füds f6) permitía a las negras tomar la i n ic iativa tras 64 . . . Wc2+ 6S ®g3 Wcl+ 66 iif2 Wf4.

62 ... Wf5

Ahora las blancas debían haber aceptado las ta blas, ya que su ataque ha conc lu ido.

47 Y1Yh6 We7 48 Y1Yf8+ Wf6 49 Y1Yg7+ We7 50 63 gds Y1Yc6! gas!

Las blancas obl igan a las piezas adversar ias a reti ra rse. La jugada negra es obl igada a ca usa de la amenaza S l !!al+.

Más exacto que 63 . . . °WbS 64 ®g3 E:e2 6S iih3, con la amenaza de 66 g4+. Ahora las neg ras amenaza n crear u n pel igroso contra­ataque media nte Wc2+ y Wcl+.

50 ... Y1Yd7 51 Y1Yf8+ Wf6 52 ga6+ �e6 53 64 füS? Y1Yhs+ ©e7 54 �as gel 55 Wg3 h5!

Era necesa rio jugar 64 ®g3. No resu ltaba e l i ntento de dar jaque perpe-tuo: SS ... °Wcl+ S6 iif2 Wc2+ Sl ®xe l Wc l + 64 . . . Y1Ya6 65 Wg3 Y1Yd6+ 66 Wh3 S8 Wf2 °Wd2+ S9 ®g3 We l + 60 ®g4 fS+ 61 ©gs We3+ 62 f4 Wg3+ 63 iih6 Wxh4+ 64 Tras 66 iif2 Wf4 (h2) las blancas tend rían ®gl °Wf6+ 6S ®xhl Wh4+ 66 ®g8. Con la as imismo una posic ión d ifíc i l . jugada de la partida las negras prepara n u n refugio pa ra su rey en fS . 66 ... �el 67 g3

56 Wf2 �e6 57 füS! No se puede 61 g4+ hxg4+ 68 fxg4+ iif4 69

54

�h6+ ®e4! 70 É!e8+ ®f3 .

67 ,,. gg1

Era c lara mente más d i recto 67 . . . Wa6 68 g4+ hxg4+ 69 fxg4+ ®f4 70 Wh6+ ®f3 71 É!c3+ @e4.

Preparando el tras lado de la dama a e6, con la posterior penetración en el ca mpamento blanco. Las blancas solamente pueden de­fenderse de esto por medio de 69.É!e8, pero después de 69 . . . füe8 70 Wxe8 We6 la su­premacía de las negras es indiscutible.

69 fü2 We6 10 gn

También era malo 70 Wc8 Wxc8 71 füc8 É!e4.

10 ... gh1 + 11 ©g2 We4+ 72 g13 ©g4 73 �cB+ fS 0-1

A 74 Wc3 sigue 74 . . . fül .

Partida nº 7 7

M. Tahl - B. Djurasevic

Defensa S ic i l i a n a B66

Campeonato Mundial por equipos de estudiantes, Varna (3), 1 9S8

Los años 1 9S7 - 1 9S9

d6 6 ,lgs e6 7 W d2 a6 8 o-o-o h6 9 .if4

En los ú lt imos t iempos la jugada 9 .te3 tiene más partidarios. Sin embargo, suponiendo que mi adversario esperaba precisamente esta ret i rada del a lfi l , preferí l leva rlo a otra casi l l a .

9 ... .id7 1 0 tL!xc6 .ixc6 1 1 f3 Wb6

En los encuentros con ajed recistas soviéti­cos los maestros extranjeros a menudo uti­l izan i n novaciones teóricas soviéticas. ¡ Esa es la i nfluencia de nuestro pensa miento ajed recístico!

E l movi miento 1 1 . . . Wb6 se jugó por primera vez en la part ida Uus i - Shagalovich (Minsk, 1 957) . Conti nuó 1 2 .txd6 0-0-0 1 3 eS llle8 1 4 Wf4 lll xd6 1 5 exdS É!d7, y las neg ras gana­ron en poco t iempo u n peón y obtuvieron u na excelente posic ión. S in embargo, está c laro que la jugada 1 2 .txd6, que c lava una pieza de las bla ncas, está contra indicada.

1 2 .ic4

Y esto ta mpoco es nuevo. Así jugó l . Bolesla­vsky frente a Y. Averbach en el XXV Cam peo­nato de la U RSS.

1 2 ... 0-0-0 1 3 .ie3 Wc7 14 Wf2 tLld7

A 1 4 . . . dS las b la ncas, por supuesto, no hu­bieran terminado la part ida con la repeti-

1 e4 c5 2 tL!fl tL!c6 3 d4 cxd4 4 tL!xd4 tL!f6 S tLlc3 ción de jugadas 1 5 .tb6 Wf4+ 1 6 .te3 Wc7,

SS

Los años 1 957 - 1 959

sino que conti nuarían 1 S exdS exdS 1 6 ib3, conservando mejores perspectivas, relacio­nadas con la debi l idad del peón dS .Ahora el ataque directo de las bla ncas d ifíci lmente tendrá éxito. Su ú n ico p lan activo, el avance del peón "f'; provoca ría la debil idad del im­portante pu nto e4.

¿Y por qué no i ntenta r avanzar e l peón? ¡ las debi lidades ta mbién surg i rán en la posic ión de las negras!

15 f4 bS!

¡Correcto! Las blancas se disponen median­te la jugada 1 6 fS a provocar el ava nce del peón "e" y establecer control sobre la casi l l a dS .La respuesta 1 S . . . ll'lcs no sirve a causa de 16 eS!

16 .ie2 �b7

Prepara ndo la jugada b4 y ataca ndo el peón bla nco de e4.

1 7 a3

17 ... .ie7?

Las negras rega lan a su riva l un importa n­te tiempo. E l dest ino del plan eleg ido por las blancas dependía de la eva l uación de la sig uiente va riante: 1 7 . . . ll'lf6 1 8 es ll'ldS 1 9 ll'lxdS ixdS 20 É!d2.Consideraba que esta posición daba mayores perspectivas a las blancas: éstas pueden empezar operaciones

S6

activas en la col umna "d" y en el momento adecuado continuar if3.Es necesa rio to­mar en cuenta que el cambio de peones en es no es ventajoso para las neg ras, pues se quedan con un peón retrasado en f7, y la ju­gada 20 . . . .ixg2 es pel igrosa, por ejemplo: 21 É!hd l .idS 22 fS dxeS 23 fxe6 fxe6 24 ig4 É!d7 2S füdS exdS 26 Wf7, con las amenazas de 27 füdS y 27 We8+.

Tam bién era pelig roso captura r el peón e4: tras 1 7 . . . .ixe4 1 8 ll'l xe4 Wxe4 1 9 É!d4, seg ui­do de c4, las blancas tienen una pa reja de a lfi les fuertes y una pel igrosa iniciativa en el fla nco de dama.

1 8 .if3 tLlf6

Ahora esta jugada l lega con retraso. En caso de 1 8 . . . ll'lcs las b lancas, además de la sen­cil la 1 9 es, pod ían jugar de forma más atre­vida : 1 9 lt:'ids if8 ( 1 9 ... exd5 20 exd5 idl 2 1 hes dxc5 22 d6) 20 lt:'i b4 lt:'ixe4 2 1 Wh4 ie7 22 Wxe7 Wxe7 23 ll'lxc6 Wc7 24 ll'l xd8 dS 2S É!d3 'iti b8 26 É!hd l , y a pesa r de que el caba­l lo bla nco sucumbe, las blancas t ienen una posición activa.

19 es tLle4 20 tLlxe4 .ixe4 21 .be4 �xe4 22 i.b6!

La posición de las bla ncas es mejor, pero son necesa rias med idas contundentes, de otro modo las neg ras pod rán fortifica rse mediante Wc6 y dS .

22 . . . gd7 23 ghe1 �b7

Lo único. A 23 ... Wc6 s igue 24 É!d3 �b7 2S ias dxeS 26 É!c3 Wd6 27 fxeS, y las negras no pueden defender la casi l la b6, pues ante 27 ... Wd4 las bla ncas ganan por medio de 28 É!c7+.

24 exd6 gxd6

Asimismo tras 24 ... ixd6 2S id4, segu ido de 26 fS !, las bla ncas obtenían superioridad.

2S gxd6 .ixd6 26 VlY d4

26 ... .ic7

No es d ifíc i l cerciora rse de que las negras no tienen nada mejor. No era satisfactoria 26 . . . ixf4+ a causa de 27 �xf4 �xb6 28 �xf7, con ganancias materia les.

27 .ixc7!

También era posib le 27 �xg7 ixf4+ 28 @ b 1 l:%e8 2 9 g 3 , ganando un peón, pero la jugada de la part ida es indudablemente más lógica . Ahora las neg ras, para l i berarse de la presión de las p iezas blancas -s ituadas tan activa­mente-, deciden pasa r a un fina l de peones.

27 ... VlYxc7 28 gd1 gd8 29 VlYxd8+ VlYxd8 30 füd8+ ©xd8 31 ©d2 ©d7

No s i rve 31 . . . gs a causa de 32 fxgS hxgS 33 h3, y las b lancas crean peones pasados en los dos flancos. La lucha posterior t iene un carácter forzado.

32 ©d3 ©d6 33 c4 bxc4+ 34 ©xc4 es 3S fxeS+ ©xeS 36 b4 fS 37 bS axbS+ 38 ©xbS f4 39 a4 gS 40 aS g4

También perd ía 40 . . . @d6 a causa de 4 1 i>c4 @c6 4 2 @d4 @bs 4 3 @e4 @xa5 44 @fs i>b4 45 h3 @c3 46 @g6 @d2 47 @xh6 @e3 48 @xg5

41 ©c4! 1 -0

Los años 1 957 - 1 959

Las negras se r ind ieron. Después de 41 ... @e4 el peón "a" corona con jaque, y en caso de 41 . . . @d6 el rey b lanco a lcanza a capturar los peones negros.

Partida n° 1 8

M. Tah l - O. Panno

Apertu ra Espa ño la C92

l nterzonal Portoroz ( 1 7), 1 958

1 e4 es 2 �B � c6 3 .ibs a6 4 .ia4 �f6 S 0-0 J.e7 6 gel bS 7 .lb3 d6 8 c3 0-0 9 h3 �d7 10 d4 � b6

Este s istema de a pertura fue desarrol lado por los ajedrecistas bú lgaros. La idea de las negras cons iste en crear in med iatamente contrajuego en el flanco de dama. En caso de la natura l 1 1 tlJ bd2 exd4 1 2 cxd4 dS las negras no t ienen d ificu ltades. E l cambio en el centro 1 1 dxeS tlJxeS 1 2 tlJxeS dxeS 1 3 �hS tam poco da nada a las bla ncas tras 1 3

57

Los años 1 957 - 1 959

. . . Wd6 (Fischer - Ta h l , Portoroz, 1 958).

1 1 .ie3 exd4

Después de los cam bios en es y b6 las b lan­cas se d isponía n a ocupar el i mportante punto centra l dS . La jugada de las negras está de acuerdo con el p lan estratégico an­teriormente trazado.

12 cxd4 tilas

Es más fuerte que 1 2 . . . dS (Ta h l - Antosh in, XXIV Ca mpeonato de la U RSS). Después de 1 3 ltJc3 dxe4 1 4 ltJxe4 las blancas tomaron la in ic iativa.

13 .ic2 c5 14 e5!

Me pa rece que es la ú n ica jugada con la que

las blancas pueden luchar contra el p lan del r iva l . Ta nto tras 1 4 ltJc3 ltJac4 1 5 .ic l cxd4 1 6 ltJxd4 .if6, como en caso de 1 4 dxcS dxcS 1 5 Wxd8 füd8 1 6 b4 ltJ b7 (c4), la posic ión negra es buena. E l movi miento de la parti­da obligó a las neg ras a una larga reflexión. Después de una hora s igu ieron:

14 ... dxeS!

Pa nno elude las celadas. Parecía atractivo 1 4 . . . ltJac4 1 5 exd6 Wxd6, pero las blancas ten ía n una fuerte respuesta a esta contin ua­ción: 1 6 .igS ! Tras 1 4 . . . cxd4 1 5 .ixd4 los ca­bal los de las neg ras tampoco pueden acer­carse a l lugar de la bata l l a .

15 tllxe5 tll bc4 16 �d3

Las blancas no desean hacer ta blas: 1 6 Whs

Torneo interzonal de Portoroz, 1958 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 2 1 Total

1 Tahl '12 1 '12 V2 '12 '12 '12 o '12 1 1 1 '12 '12 1 '12 1 '12 1 1 1 3,5

2 Gligoric V2 '12 '12 o '12 '12 '12 '12 1 '12 1 V2 V2 1 1 o 1 1 1 1 1 3

3 Benko o '12 '12 '12 1 1 V2 1 V2 V2 o V2 1 '12 '12 '12 V2 1 1 1 1 2,5

4 Petrosian V2 '12 '12 '12 V2 '12 V2 1 1 '12 '12 '12 '12 '12 o 1 1 1 '12 1 1 2,5

5 Olafsson o 1 V2 V2 1 1 o '12 V2 1 V2 '12 '12 o 1 o o 1 1 1 1 2

6 Fischer '12 '12 o V2 o '12 V2 '12 V2 '12 V2 '12 1 V2 1 1 '12 1 1 1 1 2

7 Averbach '12 '12 o V2 o '12 '12 1 '12 o '12 '12 1 1 1 '12 1 V2 V2 1 1 1 ,5

8 Bronstein '12 '12 V2 '12 1 '12 V2 V2 1 V2 '12 '12 V2 V2 '12 1 '12 o V2 1 1 1 ,5

9 Matanovic 1 '12 o o V2 '12 o V2 V2 1 '12 V2 V2 V2 1 1 '12 1 V2 1 1 1 ,5

1 0 Pachman '12 o V2 o V2 '12 V2 o V2 V2 '12 V2 V2 1 1 1 '12 1 1 1 1 1 ,5

1 1 Szabo o '12 V2 '12 o '12 1 V2 o '12 '12 1 V2 o '12 1 1 1 1 1 1 1 ,5

1 2 Panno o o 1 '12 V2 '12 '12 V2 '12 '12 '12 V2 1 '12 '12 1 '12 1 '12 V2 1 1

1 3 Fi l ip o V2 '12 V2 '12 '12 '12 '12 '12 '12 o '12 '12 1 '12 '12 '12 1 1 1 1 1

1 4 Sanguinetti '12 V2 o V2 V2 o o '12 '12 V2 '12 o '12 1 '12 1 1 '12 1 '12 1 0

1 5 Neikirch '12 o '12 V2 1 V2 o '12 '12 o 1 V2 o o o V2 1 1 V2 1 9,5

1 6 Larsen o o '12 1 o o o '12 o o '12 V2 '12 V2 1 1 1 '12 o 1 8,5

1 7 Sherwin '12 1 '12 o 1 o V2 o o o o o '12 o '12 o 1 o 1 1 7,5

1 8 Rossseto o o V2 o 1 '12 o '12 '12 '12 o '12 '12 o o o o 1 '12 1 7

1 9 Cardoso '12 o o o o o '12 1 o o o o o '12 o '12 1 o 1 1 6

20 De Greiff o o o '12 o o '12 '12 V2 o o '12 o o V2 1 o '12 o o 4,5

21 Fuster o o o o o o o o o o o '12 o '12 o o o o o 1 2

58

Clas.

1

2

3/4

3/4

5/6

5/6

7/1 1

7/1 1

7/1 1

7/1 1

7/1 1

1 2/1 3

1 2/1 3

1 4

1 5

1 6

1 7

1 8

1 9

20

2 1

g6 1 7 lt:\xg6 fxg6 1 8 ixg6 hxg6 1 9 Wxg6+ l!lh8, y no s i rve 20 ih6 1'%g8 2 1 Whs a causa de 21 . . . We8. Ahora t ienen lugar i nteresa n­tes compl icaciones.

16 ... fS

A 1 6 . . . g6 s igue 1 7 ih6 1'%e8 1 8 Wf3 .o bien 1 8.lllxf7.Pa rece que a causa de las amenazas lt:\xe3,lllxb2 o lt:\xeS la posic ión blanca sea peor, s in embargo tienen a su d isposic ión una jugada cu riosa.

17 .ib3! f4

Después de 1 7 . . . ie6 las neg ras perd ían u n peón a causa de 1 8 dxcS .

18 id2 tllxb3!

Las negras hu biera n ca ído en una d ifíc i l s i ­tuación tras 1 8 . . . ifs 1 9 ixaS WxaS 20 Wc3 \Wxc3 21 lt:\xc3 cxd4 22 lllxc4 bxc4 23 ixc4+ l!lh8 24 1'%xe7, quedando con un peón me­nos. Ahora parece que las blancas pueden jugar s implemente 1 9 Wxb3, manteniendo las amenazas lt:\xc4 y lt:\c6.

19 tllc6!?

Resu lta que en caso de 1 9 Wxb3 if6 20 lt:\xc4 bxc4 21 Wxc4+ iih8 las blancas se en­frentan con serias d ificu ltades. Parece fuerte 20 lt:\a3, pero esta jugada no trae a las ne­gras mayores inconvenientes. Las blancas se deciden a ejecuta r una com pl icada combi-

Los años 1 957 - 1 959

nación, cuyas consecuencias son d ifíci les de ca lcu lar.

1 9 ... tll xal 20 tllxd8 .ifs

En caso de 20 . . . ixd8 las bla ncas no pod ían conti nuar 21 dxcS por 21 . . . 1'%a7, y las piezas negras se activan . S in embargo, mediante 2 1 b 3 l a s b la ncas ganan e l caba l lo d e a 1 .

21 'f9'f3 gaxd8 22 gxe7 ixbl 23 .ixf4

Esta es la posic ión que desea ba n las bla ncas. Sucede que el caba l lo de a 1 se encuentra, por a hora, fuera de juego, los a lfi les de dife­rente color ayudan a las bla ncas a ataca r el pu nto g7, y el ca bal lo de c4 puede ser repel i ­do en cua lqu ier momento. Además, en caso necesa rio se puede ca ptu ra r el peón de cs. No s i rve 23 . . . cxd4 24 b3 d3? por 25 Wg4.

En los comenta rios de esta partida, publ i­cados en la revista "Observador ajedrecista yugoslavo", V. Vu kovic señala que las negras g a naban tras 23 . . . cxd4. Como demostración Vu kovic i nd ica la va ria nte 24 b3 ig6 25 bxc4 d3, con la amenaza 26 . . . 1'%xf4. S in embargo, las b lancas cuenta n con una i nteresa nte respuesta a esta man iobra, 26 Wg4! En res­puesta a 26 ... d2 seg u i ría 27 1'%d7, y en caso de 26 . . . füf4 decide 27 Wxf4 d2 28 füg7+ iih8 29 1'%d7!

24 Y19'g4!

59

Los años 1 957 - 1 959

Resu lta que esto es m ucho más fuerte que 24 %Vg3.

24 ... .ig6 25 VNe6+ .if7 26 VNf5 tLlc2

En caso de 26 .. . ig6 las b lancas no está n obl igadas a hacer tablas. En esta varia nte existe la combi nación 27 füg7+ 'kt>xg7 28 ih6+ lt>xh6 29 %Vxf8+ 'kt>g5 30 %Vxc5+ y 3 1 %Vxd4. Las neg ras deciden i ncorpora r todas las reservas posi bles a la lucha.

27 b3 .ig6

Además de este movi miento las negras te­n ían la posi b i l idad de jugar 27 ... Éid 1 + 28 lt>h2 tt:ld2, después de lo cual las bla ncas se verían frente a un d i lema: d i rig i rse a compl i ­caciones no muy c laras tras 29 h4 lllfl + 30 lt>h3 tt:l b4 [o bien 30 .. . lll d4 31 %Vg4 (no s i rve 3 1 %Vd7?? llle2! etc) 3 1 ... Éid3+ 32 g3] o s im­plemente jugar 29 ixd2 füd2 30 %Vxc5, tras lo cual , a pesar de cierta su perioridad mate­rial de las negras, su posición es peor a causa de la d isgregación de sus piezas.

28 gxg7+

Ahora esta combi nación no gana, pues la to­rre de d4 está defendida .

28 . . . @xg7 29 .ih6+ @xh6 30 VNxfB+ @g5 31 bxc4 bxc4 32 g3 .ie4 33 h4+

respuesta natural 33 ... lt>g6 es pos ib le 34 f3 id5 35 g4, ganando i mporta ntes t iempos (se a menaza %Vf5+). A pesar del fuerte zeit­not, Pa nno se defiende i mpecablemente.

33 ... @g4 34 @h2 .if5!

Existía una amenaza de mate en dos ju­gadas . S i el a lfi l de las negras se ret i raba a d5, las blancas daban mate: 35 f3+ ixf3 36 %Ves+.

35 VNf6

Si se captu ra ra la pieza las blancas corría n el r iesgo de perder: 35 f3+ 'kt>xf3 36 %Vxf5+ 'kt>e3 (defendiendo ind i rectamente el caba l lo) 37 %Vxh7 c3 .Las blancas se ven obl igadas a bus­car nuevas rutas pa ra el ataque.

35 ... h6 36 VNe5 ge4 37 VNg7+ @B 38 VNc3+ tLle3

Esto tampoco está mal , aunque se conse­g u ía n tablas más fác i l mente por med io de 38 .. . 'kt>xf2 39 %Vxc2+ 'kt>f3, y las blancas no pueden evita r e l jaque perpetuo.

39 @g1 .ig4 40 fxe3 h5 41 VNe1

El ú lt imo i ntento de victoria queda i nespe­radamente justificado. Después de 4 1 Wd2 Éie6 la partida hu biera termi nado en tablas.

No ofrecía nada 33 f4+ 'kt>g6 34 g4 h6, y no 41 ... gxe3? se ven amenazas de mate. Ahora, a nte la

60

Desgastado por la l ucha ma nten ida, Pa nno comete un error. La contin uación 4 1 . . . E:e6 seg ura mente conducía a unas rá pidas ta­blas, pues 42 e4 no da nada a causa de 42 .. . c3. Ahora las bla ncas obtienen pos ib i l idades rea les de tri unfar.

42 �f1 +

La jugada secreta .

42 ... ©e4 43 �xc4+ ©f3 44 �f1 + ©e4 4S �xa6 ©d4

Dura nte el aná l i s i s de la partida suspendi­da dediqué mayor atención a l estudio de la conti n uación 45 . . . E:xg3+ 46 'kt>f2 E:d3.En caso de 47 Wc4+ E:d4 48 Wc2+ 'kt>ds 49 a4 iic6 so Wg6+ 'kt>b7 51 We8 E:b4 52 'kt>e3 las negras no t ienen una buena respuesta . Tras la jugada de la pa rtida las blancas ganan s in mucho tra bajo.

46 �d6+ ©c4 47 a4 ge1 + 48 @f2 ge2+ 49 ©f1 ga2 so �a6+ ©d4 S1 as c4 S2 �b6+ ©ds

No hay nada mejor, 52 . . . 'kt>d3 53 Wb 1 +.

S3 a6 ga1 + S4 ©f2 c3 SS a7 c2 S6 �b3+ ©d6 S7 �d3+ 1 :0

Las negras se r ind ieron, pues a la ret i rada del rey a la columna "c" decide 58 Wc3+, y lo mismo sucede después de 57 .. . mes.Si e l rey se reti ra a e7 s igue 58 Wxc2 E:xa7 59 Wcs+, y a 57 . . . iie6 58 Wxc2 E:xa7 59 Wc4+, y las b lancas ganan una torre.

Partida n° 1 9

G . Laco - M . Tahl

Apert u ra I n g lesa A24

Olimpiada de Munich (4), 1 958

1 c4 es 2 tlic3 tlif6 3 tlif3

Los años 1 957 - 1 959

Es cu rioso que hasta la tercera jugada nues­tra partida coinc id ía con el encuentro Nori­cha - Keres, del mismo match. Noricha jugó 3 g3, a lo que las negras respondieron con el s i stema i ntrod ucido por Keres 3 . . . c6, con el que rá p idamente cons igu ieron obtener ventaja .

3 ... d6 4 g3 g6 S i.g2 .i.g7 6 d3 0-0 7 i.d2

Las bla ncas por ahora no se enroca n, propo­n iéndose como ta rea pr inc ipa l el cambio del alfil de rey de las negras. Por supuesto, esto se puede evita r, conti nuando por ejemplo 7 . . . h6 8 Wc l 'kt>h7, pero las negras decidieron ejecuta r e l p lan trazado con anterioridad.

7 ... tli hs 8 �c1 fS 9 .ih6 tlic6 10 i.xg7 ©xg7 1 1 tlidS f4

En a usencia de los a lfi les de cas i l las negras la presente estructu ra de peones es venta­josa para las negras.

12 �c3 i.e6 1 3 tlixf4

Una jugada inesperada; s in embargo, en la posic ión actua l se justifica completamente, pues las negras no pueden dar mate por la col umna "g" que se a bre: solamente pod rían rec ib i rlo.

13 ... tlixf4

Dura nte c ierto t iempo estudié la pos ibi l idad de sacrificar ca l idad: 1 3 . . . E:xf4 1 4 gxf4 tllxf4.

61

Los años 1 957 - 1 959

Las negras rehusaron este sacrificio tras l legar a la conclus ión que l uego de 1 5 ifl ig4 1 6 lllg l las piezas de las bla ncas en sus posiciones i n ic ia les se encuentra n perfecta­mente bien.

14 gxf4 gxf4 15 h4

Más seguro era 1 5 0-0-0, pero las b lancas, evidentemente, consideraban que pod ía n en rocarse en cua lqu ier momento.

15 ... �f6 16 c!ll g5?

Después de esta jugada -aparentemente fuerte- las neg ras desarro l lan un pel igro­so ataque. Era necesa rio rea l iza r el enroq ue la rgo.

16 ... c!lld4! 1 7 e3

En caso de 1 7 llle4 las negras ejecuta ría n su plan sacrificando ca l idad: 1 7 . . . l:i:xe4.Ta nto tras 1 8 ixe4 fü8 1 9 f3 c6, como en caso de 18 dxe4 fü8 1 9 f3 Wf4 20 iif2 Wxe4 la in i ­ciativa negra com pensa con creces la leve ventaja materia l de las bla ncas.

17 ... gxf2

18 exd4

A 1 8 lllxe6+ habría seg uido 1 8 . . . Wxe6! 1 9 ©xf2 fü8+ 20 iiel Wg4 2 1 exd4 (2 1 Wd2 Wg3+ 22 iid 1 l:i:f2) 2 1 . . . Wxg2.Es curioso que a l término de la partida m i riva l me ind icó

62

esta va r iante, man ifestando que era inco­rrecta, pues en la posic ión resu lta nte las blancas se enroca n. En ese momento esta ba de acuerdo con él, y d u rante cierto t iem po me quedé preocu pado con mi error de cál­cu lo, pero después recordé que el rey blan­co ¡ya había "viajado"! Al efectuar la jugada de la partida el jugador ita l iano puso una celada: 1 8 .. . exd4 1 9 Wxd4.

18 ... .ig4

Pa rece que tras esta jugada el rey b lanco, que ha quedado en el centro del tablero, pe­recerá en poco t iem po. Laca encuentra una i nteresa nte posi b i l idad defensiva.

1 9 .if3! gxf3

Aq u í pensé d u ra nte 40 m i nutos. Posi ble­mente éste es el ú n ico método de conser­va r la ventaja . En caso de 1 9 . . . ixf3 20 iixf2 ixh l + 2 1 iig l exd4 22 Wa5 b6 23 Wb5 c6 24 Wa6 lo máximo a lo que pod ía n asp i ra r l a s negras era a tablas por jaque perpetuo. La ca ptu ra i nmed iata en d4, después de 20 Wa5, l levaba a u n resu ltado si m i lar. Las va­r iantes relacionadas con el sacrificio de to­rre, como por ejem plo 1 9 .. . ixf3 20 iixf2 fü8, se refuta ban por medio de 2 1 l:i:hfl . Asi­mismo ana l icé la cómica jugada 1 9 . . . h6, que se rechazaba con la prosa ica 20 dxe5 dxe5 21 ixg4 hxg5 22 0-0-0 Wf4+ 23 iib 1 .

Llegó la hora de retornar a l cá lcu lo de las va­r iantes de la conti n uación pr inc ipa l . En esta posic ión logré encontra r la conti n uación que mantenía la ventaja.

20 0-0-0 �f4+ 21 ©b1 �xd4

Las otras va riantes dejaban a las blancas una pel igrosa i n iciativa.

22 �xd4 exd4 23 ghg1

M i riva l esperaba l legar a esta posic ión, asu­miendo que la ú n ica conti nuación que le pa-

reda posib le (23 . . . fü4) l leva ba a ta blas tras 24 �de l h6 25 tt:\ e6+ ixe6 26 füe6. Pero le espera una gran decepción.

23 ... gg3! 24 gxg3 i.xd1 2s ©e1 i.hS 26 �e6+ ©h6 27 �xe7 gf8

Las negras consideraban que la pr inc ipa l conti nuación era 28 tt:\ b5, a lo que se d ispo­nían a responder 28 .. . fü4 29 tt:\xd6 if3, con la cons igu iente marcha del rey.

28 �e6

Impid iendo, precisamente, esta man iobra, pero perd iendo tiem po, pues el peón d4 no es tan im porta nte.

28 ... gn + 29 ©a g12+ 30 ©e1

No era mejor hacer 30 ®b3 fü3 31 �xf3 ixf3 32 tt:\ xd4 id l +, ganando un i m porta n­te tiempo.

30 ... a6! 31 �gS gf4 32 �e4 .if3 33 �xd6 'ii>hs

La posic ión de las bla ncas está perd ida . Con­tinuó:

34 ggs+ ©xh4 3S ges hS 36 es gS 37 �fs+ gx1s 38 gx1s ©g4 39 gf8 h4 40 gd8 h3 41 gxd4+ ©g3 0-1

Los años 1 957 - 1 959

Partida n° 20

M. Tah l - L. Polugaevsky

Defensa S ic i l i a n a B94

XXVI Campeonato de la URSS Tiflis (3), 1 959

Comen tarios M. Tahl y A. Kob/ents

1 e4 es 2 �f3 d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 s �c3 a6 6 J,gs � bd7 7 .ie4 Y!! as B Y!! d2 e6 9 o-o

Hasta hace poco t iempo, en esta posición las b lancas efectuaban el enroque largo. Gracias a los esfuerzos de ciertos fanáticos "sic i l i anos", entre los cua les se encuentra el maestro de Kuybyshev, la balanza de esta va riante ha em pezado a osc i lar. La jugada de la partida fue experimentada solamente en a lgunas part idas, y genera lmente daba éxitos a las bla ncas. Lo que pasa es que el i ntento de enta blar una l ucha en el flanco de dama mediante 9 . . . b5 se ve rechazada por un senc i l lo, pero m uy fuerte sacrificio 1 O id5 exd5 1 1 tt:\ c6! \Wb6 1 2 exd5. El rey b lanco se encuentra completamente seg u­ro, m ientras que su colega negro será sujeto a una d ifíc i l travesía . Esto fue verificado en la partida E. M natsakan ian - V. Zura khov, en las semifi na les de Rostov del XXVI Campeonato de la U RSS.

Nota del Editor: La partida citada por M. Tah l conti nuó 1 2 . . . tt:\ e5 1 3 �ae l ib7 14 ie3 \Wc7 1 5 f4 ixc6 1 6 fxe5 dxe5 1 7 dxc6 ie7 1 8 ig5 b4, y aqu í, en lugar de jugar 1 9 tt:\d5,

63

Los años 1 957 - 1 959

las blancas pod ían haber obten ido su perio­ridad mediante 1 9 ixf6.

9 ... .le7

La rsen e l ig ió un p lan i nadecuado en su par­tida contra Tah l en Portoroz: 9 . . . h6 1 O ih4 ie7 1 1 �ad l tt::les 1 2 ib3, y aqu í jugó 1 2 . . . gS.Sin embargo, tras 1 3 ig3 id7 1 4 f4 gxf4 1 5 ixf4 tt::l hS? 1 6 ixeS! \WxeS 1 7 � h l lllf6 1 8 tt::lf3 Whs las blancas cons igu ieron una ventajosa apertu ra del centro por med io de 19 eS! dxe 20 tt::le4!

1o �fad1 �es

Es malo 1 O .. . 0-0 a causa de 1 1 tt::l dS . Parece que Polugaevsky tenía c ifradas sus esperan­zas en la jugada de la part ida, pero la conti­nuación de ésta demuestra que las negras no consiguen igua la r completa mente el juego.

11 füe1 id7 12 a3

Esta senci l l a jugada descubre la pa rte oscu­ra del plan estratég ico de las negras : éstas no pueden mantener la posición de sus pie­zas en el flanco de dama.

12 . . . Y!Jc7

En esta posic ión las negras pod ía n pasa r a l fi n a l 1 2 . . . lllfxe4 1 3 tt::lxe4 \Wxd2 1 4 ixd2 tt::lxe4 1 5 füe4 dS 1 6 ixdS exdS 1 7 �e2 �f8. Pero después de. 1 8 ib4! ixb4 1 9 axb4 su posición no es muy envid ia ble.

Aqu í ta mbién eran pos ib les las s igu ientes respuestas:

A) 1 3 .. . tt::l cxe4 1 4 tt::lxe4 Wxc4 1 5 ixf6 gxf6 1 6 lllfS !

B) 1 3 . . . bS 1 4 tt::ldxbS axbS 1 5 tt::lxbS ixbS 1 6 ixbS+ tt::lcd7 1 7 eS!

64

C) 1 3 . . . �c8 1 4 bxcs WxcS 1 5 eS! \Wxc4 1 6 exf6 gxf6 1 7 tt::l e4 fxgS 1 8 tt::lfs .

El movimiento de la partida pone a l b lanco a nte la máxima cantidad de problemas po­s i ble.

14 �xa4 .ba4

1 5 .lxe6! fxe6 16 �xe6 Y!Jxc2 1 7 Y!Jd4 @f7 18 fül flal 1 9 e5!

Las blancas no conseg u ía n nada med iante 1 9 tt::lxg7 �xg7 20 �c7 \We6 21 ixf6+ Wxf6 22 füe7+ �g6.

19 ... dxeS

Las negras se encontra rían en una d ifíc i l po­s ic ión tras 1 9 ... Wxe6 20 exf6 ixf6 2 1 ixf6 Wxf6 22 Wds+ �f8 23 Wxb7 (ta mbién es po­s ib le 23 �e6) 23 .. . �e8 24 \Wxa6 y los peones pasados de las blancas son muy fuertes.

20 WfxeS

20 ... Wfxf2+

Conduce a s impl ificaciones, pero no ayuda a igua lar la posic ión. La potencia de las fuer­zas centra l izadas de las bla ncas se demues­tra en la va ria nte 20 .. . l:!he8 21 ixf6 ixf6 22 E:c7+ iig8 23 füg7+! Igua lmente me pare­ce que en respuesta a 20 ... Wf ds las blancas mantenían u n fuerte ataq ue con 21 Wfg3.

21 @xf2 �g4+ 22 @gl

Lamenta blemente no s i rve 22 iig3 tt'lxeS 23 E:c7 a causa de 23 . . . tt'ld7!

22 ... �xeS 21 gxeS .ixgS!

Lo mejor. A 23 . . . l:!ac8 pod ía segu i r 24 fül + if6 25 tt'lxg7! , con una rá pida y contu nden­te victoria.

24 �xgs+ @g6

No se puede jugar 24 .. . iif6, pues tras 25 E:cc5 l:!he8 26 tt'le4+ las negras pierden ca l i ­dad de manera forzada.

2S �e6

Después de 25 l:!e6+ iixgS 26 !!es+ iif4 27 'itif2 las neg ras cons iguen sa l i r del agua s in mojarse (Nota del Traductor: Frase típica rusa) por med io de 27 .. . ic6! A 28 h3 puede segu i r 28 .. . ixg2, y a 28 g3+ iig4 29 l:!exc6

Los años 1 957 - 1 959

bxc6 30 iig2 gS .

2S . . . ghe8 26 gel gae8 27 gn .lbs 28 ggl+ @h6 29 �xg7 gf8

Aqu í las negras debía n ha berse decidido a pasar a u n final de torres mediante 29 . . . ixfl 30 tt'lxe8 füe8 31 iixfl . Las blancas, por supuesto, hu biera n conservado todas las pos ib i l idades de victoria, pero se hubie­ran visto obl igadas a pasa r por conocidas d ificu ltades técn icas.

30 . . . id7 también hu biera conducido a l mate después de 31 h3 fü7 32 l:!e4.

ll hl fü2 12 ge4 fü4 ll �es gel + 14 @h2 1 -0

Partida nº 20

E. Gel ler - M. Tahl

Defensa I n d i a d e Rey A71

XXVI Campeonato de la URSS Tifl is (4), 1 959

Comen tarios M. Tahl y A. Kob/ents

1 d4 �f6 2 e4 eS l dS e6 4 �el exdS S cxdS d6 6 e4 g6 7 �f3 .ig7

¡Cuántas veces se ha c lamado en las revistas espec ia l izadas que este s istema de defensa es i ncorrecto! Pero su ventaja consiste en

65

Los años 1 957 - 1 959

que las neg ras s iempre t ienen posi b i l idades de contrajuego en el centro o en el fla nco de dama.

8 .ig5

Este movimiento repr ime las fuerzas del riva l , l imitando la movi l idad de las piezas negras.

8 ... a6 9 a4 h6 10 .if4

Después de 1 O ih4 las neg ras, como se demostró en la partida Tolush - Suetin (se­mifinal del XXVI Ca mpeonato de la U RSS), t ienen una posic ión m uy sól ida : 1 O . • • gS 1 1 ig3 ltJ h S 1 2 liJd2 ltJ xg3 1 3 hxg3 ltJd7 1 4 ie2 ltJes.

10 . . . .lg4 1 1 .ie2 0-0 1 2 0-0

Si las blancas h ubiera n jugado 1 2 liJd2 hu­biera pod ido continuar 1 2 . . . ixe2 1 3 VNxe2 ltJhS 1 4 ie3 fS 1 5 exfS füfS, y no s i rve 1 6 g4 a causa de 1 6 . . . ltJf4.

1 3 �c2

En esta posic ión, tras 1 3 liJd2 ixe2 1 4 Wxe2 ltJhS 1 5 ie3 ltJd7 1 6 g4 ltJ hf6 1 7 f3 las ne­gras también tendrían suficiente contraj ue­go. La jugada 1 3 h3 sería u n error a causa de 1 3 .. . ltJxe4.

13 ... �c7

66

Ante 1 3 ... We7 era desagradable 1 4 füe l .

14 gfe1 lll bd7

Al eva luar la posic ión surg ida se puede de­cir sin miedo a eq uivoca rse que las negras han conseg uido salvar las d ificu ltades de la a pertura.

15 h3

E l maestro Y. Vas i lchuk propuso la jugada 1 5 �ad l , y después de 1 5 . . . ixf3 1 6 ixf3 �ab8 agud izar el juego en el centro por medio de 1 7 es ltJxeS 1 8 ixeS dxeS 1 9 d6, pero no es d ifíc i l cerciora rse de que tras 1 9 . . . VNd7 las negras están en condic iones de repeler e l ataque.

15 ... .txf3 16 .ixf3 c4 17 .le2

I mpid iendo el movim iento 1 7 ... ltJcS.

1 7 _gac8 1 8 as lll cs 1 9 .ixc4 lllcxe4 20 lllxe4 gxe4 21 gxe4 lllxe4 22 �xe4

Ante 22 �el las negras se d isponían a jugar 22 . . . VNe7 23 �el fS, y no s i rve 24 f3 a ca usa de 24 .. . VNh4.

22 ... �xc4

23 �B

Gel ler no se resigna a pasa r a un fina l des­ventajoso después del cambio de damas, y

Los años 1 957 - 1 959

las conserva para apoyar un desesperado a su riva l a decid i rse por la posición que se contraataque en el fla nco de rey. Tras la ob- formará en el centro. Además, en una serie jetivamente mejor respuesta 23 1:%a4 pod ía de va r iantes la dama negra amenaza la ca­segu i r 23 ... 'Wc2 24 'Wxc2 füc2 25 .ixd6! 1:%d2 s i l l a f2. S in embargo, los inconvenientes de 26 1:%b4 füdS 27 .ic7 1:%b5, y la su premacía de esta conti n uación son evidentes. E l princi­las negras t iene solamente un carácter teó- pal de e l los cons iste en la lejanía de la dama rico. Parece que las blancas su besti maron la del fla nco de rey. Surge la i mpresión de que siguiente fuerte jugada de su contendiente. aqu í, como en la varia nte Rauzer, las blancas

23 ... �b4!

Después de este movi miento -que ade­más evita 1:%el - las pérdidas materia les son inevitables.

24 �g3 �xb2 2S '3e1 �bS 26 �f3 .lf8! 27 h4 YfxaS 28 '3b1 bS 29 hS gS 30 �g3 �a2 31 '3d1 Yfe2 32 '3d3 .ig7 33 �h3 '3a 34 .txd6 fül + 3S ®h2 �xf2 36 '3f3 �gl + 37 ®g3 �el + 38 ©h2 .ies+ 39 .ixeS �xeS+ 40 �g3 �xdS 41 !;d3 �es 42 �g4 �es+ 0-1

Partida n° 2 1

M. Tahl - D. Bronstein

Apert u ra Espa ño la C96

XXVI Campeonato de la U RSS Tifl is ( 1 2), 1 959

1 e4 es 2 ¿¿¡13 ¿¿¡e6 3 .tbs a6 4 .ta4 ¿¿¡f6 s O-O bS 6 .ib3 .ie7 7 e3 d6 8 '3e1 0-0 9 h3 ¿¿¡as 10 ta es 1 1 d4 ¿¿¡ e6 1 2 ¿¿¡ bd2 �b6

Una jugada que se ha tornado muy popu lar en los ú lt imos tiem pos. Las negras obl igan

obtienen u n juego cómodo.

13 dxeS

Como demuestra la práctica, un i ntento s in perspectivas de cerra r el centro. En este caso las a menazas de las b lancas, relacionadas con la ut i l ización del pu nto fS, no son lo bas­ta nte problemáticas.

13 ••• dxeS 14 ¿¿¡fl .ie6 1S ¿¿¡e3 '3ad8 16 �e2 g6 1 7 ¿¿¡gS e4

Ahora no es ventajoso cambiar en e6, pues las fuerzas de las bla ncas se verían desti­nadas a la defensa de la casi l l a f2. Si se in­tenta jugar de forma ag resiva, por ejemplo mediante 1 8 'Wf3, las negras responden 1 8 . . . h6 1 9 llixe6 fxe6, y las bla ncas no pueden uti l izar la posición debi l itada del rey ene­migo. I nc l uso u n "recu rso" ta n fuerte como 20 llig4, a fin de buscar a lgo más que jaque perpetuo tras 20 . . . llixg4 21 'Wxg4 'Wxf2+ 22 ®h2 'Wxc2 no da nada a causa de la senci­lla 20 . . . hS. Por eso las blancas pasan tem­pora l mente a jugar en el fla nco de dama. Y aqu í la d i recta 1 8 b3, tras 1 8 . . . . cxb3 1 9 axb3 as, seg uido de b4, no es conveniente pa ra las b la ncas. Por eso era necesa rio reforzar el juego pau lati namente.

18 a4 ®g7! 1 9 axbS axbS 20 '3b1

Nueva mente no conven ía 20 b3 cxb3 2 1 llixe6+ fxe6 22 .ixb3 llixe4 23 llig4 llixc3! (ésta es la idea de la jugada 1 8 de las negras: e l peón e6 se captu ra sin jaque) 24 .ih6+ ®h8 25 °Wb2 b4 26 .ixf8, y a pesa r de la pér­d ida de la ca l idad la posic ión neg ra tend ría no pocos seg uidores. Después de la jugada

67

Los años 1 957 - 1 959

de la partida la a menaza 21 b3 ya es rea l . Por otra parte, es verdad que las bla ncas debía n tener en cuenta 20 .. . lt:'i d4? 2 1 cxd4 exd4, y sus piezas son excelentes b lancos pa ra e l peón "d" neg ro. Para este h i potético caso yo había preparado la conti n uación 22 lt:'ids ixdS 23 exdS d3 24 V!fxe7 dxc2 (24 . . . 'iJ.deB 25 lL'le6+ <J:ígB 26 V!fxf6 fxe6 27 ie3) 25 .ie3! (25 lt:'ie6+ <J:ígB) 25 .. . cxb 1 V!f 26 ixb6 VfffS 27 lt:'ie6+. La respuesta negra es la más fuerte.

20 ... tilas 21 tilf3 Vf!c7 22 til ds .ixd5

En caso de 22 .. . lt:'ixdS 23 exdS ixdS 24 lt:'i xeS las blancas tienen un fuerte ataq ue g racias a las amenazas lt:'i g4 y V!f e3.

23 exd5 gfe8! 24 V!!xe5 V!!xe5 25 tllxe5 tilxd5

Para completar el cuadro se debe a ñad i r que en ese momento Bronste in ya había uti l izado casi todo su t iempo y se veía obl i ­gado a jugar rápidamente. Ahora las negras pod ían crear i nteresa ntes compl icaciones por med io de 25 . . . id6 26 ih6+ <Jlxh6 27 lt:'ixf7+ <Jlg7 28 füe8 füe8 29 lt:'i xd6 'i1.e2 30 'i1.a 1 'i1.xc2 3 1 füaS 'i1.xb2, con basta ntes posi­bi l idades de tablas. Ahora las dificu ltades de las negras aumentan .

Parece que no haya otras jugadas. Por eso me v i sorprendido cuando después de la partida mi riva l me ind icó la orig ina l contin uación 26 ... lt:'i b4!? E l ajed rez sería u n juego dema-

68

siado hermoso si se pudiera hacer este t ipo de jugadas. Las blancas pod ía n responder 27 cxb4 ixb4 28 'i1.e3 Aes 29 füas .ixe3 30 ixe3, manteniendo suficiente supremacía.

27 .ixb3 cxb3 28 .ih6+

28 ... 'it>g8

Ahora las negras pierden. Merecía la pena decidi rse por 28 .. . <Jlxh6 29 lt:'ixf7+ ©g7 30 lt:'ixd8 'i1.xd8 31 'i1.a7 <J:íf8 32 'i1.b7 if6 33 fübS lt:'i xc3 34 bxc3 ixc3, y e l fuerte peón pasado da a las negras oportun idades de sa lvarse. Obviamente, las negras subest imaron en sus cá lcu los la jugada 30 de las bla ncas.

29 tll c6 fü8 30 gadl ! gxc6 31 gxd5

A causa de esta amenaza de mate las negras pierden los peones del fla nco de dama. Lo demás es c laro, pues el a lfi l de las bla ncas se incorpora al juego.

31 ... f6 32 gxb5 g5 33 gxb3 'it>f7 34 gb7 ge6 35 gxe6 'it>xe6 36 h4 gg8 37 f4 .ics+ 38 'it>fl gxh4 39 gbs gca 40 f5+ 'it>d6 41 b4 h3 42 gxcs h2 43 J.f4+ 1 -0

Partida nº 22

M. Tah l - P. Keres

Apertu ra Espa ño la C78

Match Letonia - Estonia Tal l in, 1 95 9

1 e4 es 2 �B �c6 3 J.bs a6 4 J.a4 �f6 s o-o !es

Después de la partida Keres me d ijo que a causa de la derrota de su eq u i po en la pri­mera ronda había decid ido jugar de este modo, esforzá ndose por consegu i r la victo­ria,. Debo reconocer que yo tam bién tenía deseos de vencer .. .

6 c3 .ia7 7 d4 0-0

Genera lmente aquí se conti núa 7 ... bS 8 ib3 We7, como recomendaba Alekhine en su tiempo.

8 .igS h6 9 J.h4 bS

Un movimiento casi obl igado. A la normal 9 . . . d6 pod ía segu i r 1 O .bc6 bxc6 1 1 dxeS dxeS 1 2 Wxd8 füd8 1 3 ltJ xeS l:'!e8 1 4 ltJxc6 füe4 1 5 ltJxa7, ganando un peón. En caso de 9 . . . gS no habría pod ido luchar contra la tentación de sacrificar una pieza, 1 O ltJ xgS, con la pos ib le variante 1 O . . . hxgS 1 1 ixgS @g7 1 2 f4 exd4 1 3 es dxc3+ 1 4 'kt> h 1 cxb2 1 5 ixf6+ 'kt>h6 1 6 Wg4, con victoria.

10 dxeS

Parece que las negras no t ienen mucho para eleg i r: deben ca ptu ra r o bien el a lfi l o bien el peón; s in embargo, ta nto tras 1 O . . . bxa4 1 1 exf6, así como después de 1 O . . . ltJxeS 1 1 lllxeS bxa4 1 2 ltJ g4 su fla nco de rey estaría seriamente debi l itado. Debo reconocer que

Los años 1 957 - 1 959

en ese momento yo eva luaba mi posición de u n modo muy optim ista. ¡Pero Keres lo­g ró hacer a lgo casi i m posib le ! En una posi­ción extremada mente d ifíc i l demostró una increíble ca pacidad de defensa.

10 ... gS 11 exf6

¿Qué a lfi l se debe e l im inar, el de cas i l las b lancas o e l de casi l l as negras? Las bla ncas están d ispuestas a dar los dos, con tal de conserva r e l peón f6: 1 1 . . . bxa4 1 2 eS! gxh4 1 3 Wd2 'kt>h7 1 4 Wd3+ 'kt>g8 1 5 ltJgs hxgS 1 6 WfS ! En esta va ria nte las neg ras se vieron obl igadas a devolver (con intereses) todas sus adqu is ic iones materia les.

11 .. . YlYxf6!

¡Se ha e l im i nado el enemigo nú mero uno del rey neg ro!

1 2 eS

Después de 1 2 ig3 bxa4 1 3 ixc7 l:'!e8 1 4 Wxa4 ib7 los papeles pod ía n i ntercambiar­se, y la pa reja de a lfi les neg ros m i ra ría con voracidad hacia el fla nco de rey blanco.

1 2 ... YlYg7

Sería ma lo, por supuesto, 1 2 ... ltJxeS 1 3 ltJxeS WxeS 1 4 ig3, y las blancas t ienen una pieza de ventaja .

13 J.a gxh4 14 �xh4 �xeS

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Los años 1 957 - 1 959

Obviamente es la ú n ica jugada.

1 5 �f5 �f6 16 �h5

16 ... �e8!

Parece que rehusando a la jugada 1 6 ... d6 las negras pierdan un i mportante t iempo. En rea l idad tras 1 6 ... d6 1 7 lt::ixh6+ \tig7 1 8 lt::ig4! debería n capitu lar i n med iata mente.

1 7 �xh6+ ©f8

Después de serias com pl icaciones las b lan­cas pueden ganar u n peón, pero en la po­sición surgida -con amenazas mutuas­esto no t iene mucho s ign ificado, pues e l juego de los alfi les negros puede ser muy pel igroso.

18 �d2 d5 1 9 �fae1 ! .id7!

Eludiendo la pr imera celada. Ten ía muy buena pi nta 1 9 . . . \tig7, pero habría seg u ido 20 lt::ixf7 Vffxf7 21 Wfh7+ \tif8 22 füeS!, y las blancas ganan .

20 <i>h1 ©g7 21 f4

Lo ún ico, de otro modo las negras tomaría n la i n iciativa.

21 ... �xh6 22 �xh6+ <i>xh6 23 fxe5 ©g7

lejos, y las negras pueden, por otra parte, obtener un pel igroso contrajuego med ia nte d4.

24 .if5 �ad8 25 .ixd7 �xd7 26 �f3

26 ... c5!

A 26 . . . !!de7 seg uía 27 lt::id4!

27 �g5

El ú lt imo i ntento de retener la i n i ciativa .

A pesar de la escasa cantidad de fuerzas que quedan en el tablero, el rey negro todavía está sujeto a pel igro.

28 ... d4!

En la q u i nta hora de juego Keres saca su car­ta pr inc ipa l de la manga.

29 cxd4 cxd4 30 �ef1 S:xe5 31 S:xf7+ ©g8 32 S:xa7 S:xg5 33 h3

No prometía nada la conti n uación 33 !!d7 !!e2 34 !!el !!cS!

Amenazaba 35 !!ad7, con cambio de una Se pueden ver los resu ltados de la defensa pa reja de torres, después de lo cua l las b lan­de Keres. E l peón "h" no puede avanza r m uy cas detendrían fác i l mente el peón "d''.

70

I nteresante, pero insuficiente para la victoria era la contin uación 35 i::¡g7+ @f8 36 i::¡af7+ c;ties 37 fü2, ganando a lgunos t iempos im­porta ntes; pero tras 35 . . . @h8! las bla ncas no t ienen nada.

35 ... d3 36 gd2 fü8

Los años 1 957 - 1 959

Amenazando i::¡c2.

37 ©h2 gd4

Amenazando nuevamente i::¡c2, por ejem­plo: 38 b3 i::¡c2 39 i::¡xc2 dxc2 40 i::¡c7 i::¡c4!

38 gxa6 fü2 39 gd1 d2 40 gf6 gxb2 41 a3 gb3 42 fü2 gbd3 1/z-1/z

Partida n° 23

J. Kupper - M. Tah l

Defe n sa S ic i l i a n a B96

Torneo internacional de Zúrich 1 959

1 e4 es 2 �f3 d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 �c3 a6 6 .igS e6 7 f4 bS

XXVI Campeonato de la URSS, Tiflis, 1959 Participa ntes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 Tota l Clas.

1 Petrosian Vi 'h Vi Vi 'h 1 Vi Vi Vi 1 'h 1 1 1 1 Vi 1 1 Vi 1 3,5 1

2 Spassky 'h 'h o 'h o Vi Vi 1 1 1 'h 1 'h 'h 'h 1 1 1 1 1 2,5 2/3

3 Tahl 'h Vi Vi 'h 1 1 Vi o 1 Vi 1 o o 'h 1 1 1 1 1 1 2,5 2/3

4 Taimanov 'h 1 'h o o 1 Vi Vi 1 Vi 'h 1 1 'h Vi 1 1 Vi Vi 1 2 4/5

5 Kholmov 'h Vi 'h 1 Vi Vi 1 Vi 1 1 'h o o 1 Vi 1 1 Vi Vi 1 2 415

6 Polugaevsky Vi 1 o 1 'h Vi o 1 o Vi o Vi 1 1 'h 1 Vi 'h 1 1 1 6

7 Averbach o Vi o o Vi Vi Vi 1 Vi 'h 1 'h Vi Vi 1 'h 1 1 Vi 1 0,5 7/8

8 Keres Vi Vi 'h Vi o 1 Vi 1 o Vi 1 Vi Vi 'h 1 Vi o 1 'h 1 0,5 7/8

9 Korchnoi 'h o 1 Vi Vi o o o 1 1 1 Vi 'h o 'h 1 'h 1 Vi 1 0 9

10 Geller 'h o o o o 1 Vi 1 o o 'h Vi 1 1 Vi Vi Vi 1 1 9,5 1 0/1 1

1 1 Lutikov o o 'h Vi o Vi Vi Vi o 1 'h 1 Vi 1 1 o Vi 1 Vi 9,5 1 0/1 1

1 2 Bronstein 'h 'h o Vi 'h 1 o o o 'h Vi 'h 1 'h Vi 'h 1 o 1 9 1 2/1 3

1 3 Gufeld o o 1 o 1 'h Vi 'h Vi 'h o 'h Vi 'h 1 'h Vi Vi Vi 9 1 2/1 3

14 Yukhtman o 'h 1 o 1 o 'h 'h 'h o Vi o Vi 'h 1 o 'h Vi 1 8,5 1 4

1 5 Furman o 'h Vi Vi o o Vi 'h 1 o o 'h 'h Vi o Vi Vi 1 1 8 1 5

1 6 Vasiukov o 'h o Vi Vi 'h o o 'h Vi o Vi o o 1 Vi Vi 1 Vi 7 1 6/1 7

1 7 Gurguenidze Vi o o o o o Vi Vi o 'h 1 Vi 'h 1 'h 'h 'h o 'h 7 1 6/1 7

1 8 Krogius o o o o o 'h o 1 'h Vi 'h o Vi 'h Vi 'h 'h 'h 'h 6,5 1 8

1 9 Nezhmetdinov o o o Vi Vi 'h o o o o o 1 'h 'h o o 1 'h 1 6 1 9

20 Nikitin Vi o o 'h 'h o Vi 'h 'h o Vi o 'h o o Vi 'h Vi o 5,5 20

71

Los años 1 957 - 1 959

Esta cont inuación aguda se ut i l iza muy poco en la práctica. Su a utor es e l maestro ruso Shaposhn ikov. La teoría la considera favora­ble a las b lancas, pero después de mi derro­ta en la pr imera ronda decidí ut i l iza r la a fi n d e entablar una l ucha a g u d a y compleja.

8 YlYf3

Después de este movi miento las negras e lu­den las dificu ltades de la a pertura. Es mejor la jugada 8 es.Es cu rioso que N i kit in, frente a Polugaevsky (XXVI Ca mpeonato de la U RSS) tampoco se decid ió a jugar 8 es, y las negras rápidamente cons igu ieron tomar la i n ic ia­tiva. Añadiremos que tras 8 eS dxeS 9 fxeS Vf!c7 1 O exf6 V!Jes+ 1 1 ie2 V!JxgS 1 2 0-0 1'!a7! 1 3 V!Jd3 las b lancas obtuvieron ventaja en la partida Gl igoric - Bend, en la ronda 1 4.

8 ... .ib7 9 .id3 .ie7 1 0 0-0-0 YlYb6 1 1 ghel �bd7

No era posib le 1 1 . . . V!Jxd4?? 1 2 hbS+.

12 �ce2

Por supuesto, al pensar en el décimo movi­miento (1 O . . . Vf!b6) ana l icé e l senci l lo pero pel igroso sa lto de cabal lo 1 2 lLidS !? .Acep­tar el sacrificio difíc i lmente es pos ib le ( 72 ... exd5? 13 lLif5!; 12 . . . lLixdS 13 exd5), y yo me disponía a responder 1 2 . . . Vff xd4, con la idea de 1 3 lLic7+ iid8 1 4 tLi xa8 Vff cS ! Tras la pasi­va jugada de la partida las negras toman la i n ic iativa.

72

12 ... �cS 13 .ixf6

Otra pequeña concesión posic iona l . Más ac­tivo era 1 3 lLig3, y a 1 3 .. . h6 segu i r 1 4 ih4, con una posic ión i ncierta.

13 ... i.xf6 14 g4 �a4!

Ya en ese momento estaba pensa ndo en el posterior sacrificio de cabal lo. E l s igu iente movimiento de las bla ncas es práctica men­te obl igado, pues no s i rve 1 S gS ixd4 1 6 lLixd4 lLixb2!

15 c3 b4 16 .ic2

1 6 ... �xb2!

Al sacrificar e l caba l lo no me dediqué a cal­cular va riante concretas. Hu biera s ido s im­plemente admirab le s i las b lancas hu bieran pod ido repeler e l fortís imo ataque de las negras.

17 '1t>xb2 bxc3+ 18 '1t>xc3 0-0 19 gbl

Las s ig u ientes varia ntes i l u stran perfecta­mente el éxito del ataque neg ro:

A) 1 9 gS ixd4+ 20 füd4 (20 lLixd4 1'!fc8+ 2 1 iid3 Vff b2 con idea d e 22 . . . 1'!c3 22 iie2 1'!xc2+ 23 lLixc2 Vf!xc2++) 20 .. . V!!as+ 2 1 1'!b4 (2 1 iib2 V!Jxe 1) 2 1 . . . füc8+ 22 iib3 füc2-+.

8) 1 9 ib3 as 20 a4 ia6 con idea de 2 1 . . . füc8 -+.

19 ... Wfas+

Obl igando al rey bla nco a ocupar una "acti­va" posic ión en d3, pues no servía 20 'ít>b2 Wb4+.

20 @d3 gac8 21 Wf fl

Hubiera s ido i nteresante proba r 2 1 �ec 1 , a lo que las negras ha bría n debido eleg i r en­tre tres pos ib i l idades: 21 . . . .ixd4 22 füb7 ib6 23 �b 1 Wxa2 24 �7xb6! , o las más agu­das 21 . . . eS !? o 21 . . . .ia8 22 .ib3 �es

21 ... .ia8!

Es fác i l cerciora rse de que no servían los atractivos sacrificios 21 . . . �xc2 o 21 . . . ixe4+. Después de la tranqu i la jugada de la pa rtida todas las amenazas de las negras s iguen v i­gentes.

22 gb3?

Los años 1 957 - 1 959

El error decis ivo, que conduce de manera forzada a la derrota . Me pa rece que era me­jor 22 gS .id8 23 �ec 1 , a u nque en este caso después de las ru pturas dS o es la ca ída del rey bla nco era inevita ble.

Otra posib i l idad era 22 �ec 1 es 23 llib3 'ªbS+ 24 'ít>d2 dS (24 . . . filcl+) 2S 'ít>e1 dxe4.

22 ••• eS! 23 gS

En caso de 23 llifs o 23 llif3 segu i ría 23 .. . füc2 24 'ít>xc2 'ªxa2+ 2S �b2 ixe4+-+.

23 . . . exd4 24 tLi xd4

Solamente ahora las blancas descubrieron que pierde 24 gxf6 a causa de 24 .. . füc2 2S 'ít>xc2 Wxa2+ 26 �b2 �c8+ (o 26 . . . .ixe4+).

24 ... .txd4 0:1

Partida nº 24

M. Tahl - V. Smyslov

Defensa Caro-Ka n n Bl O

Match-torneo de candidatos Bled, Zagreb y Belgrado (8), 1 959

1 e4 c6 2 d3

Yo no elegí esa jugada porque d iera ventaja a las b la ncas, s ino a fin de evita r otras cono­cidas va ria ntes.

Torneo de candidatos, Yugoslavia, 1959 1 2 3 4 s 6 7 8 Total

1 Tahl 0 0 1 0 V2 Y, Y, Y, o 1 y, 1 1 y, 1 1 1 1 1 1 1 1 1 Y2 1 1 1 Y2 20

2 Keres 1 1 o 1 V2 V2 0 V2 1 Y2 Y2 0 Y, Y2 l 1 o 1 o 1 1 1 1 o 1 1 1 1 1 8,5

3 Petrosian V2 Y, V2 V2 1 '12 Y2 '12 V2 '12 0 V2 O Y2 Y2 1 1 1 Y2 Y, 1 o o y, V2 1 1 Y, 1 5,5

4 Smyslov 1 O Y2 0 0 '12 '12 1 '12 '12 1 Y2 o y, 1 o '12 Y2 1 0 Y2 l Y2 l y, o 1 1 1 5

5 Gligoric o y, o o V2 V2 0 0 1 Y, Y, O 1 y, o 1 0 1 Y2 '12 '12 Y2 1 0 V2 l V2 '12 1 2,5

6 Fischer 0 0 0 0 1 o 1 o O O V2 V2 'l2 Y2 0 1 1 O Y2 '12 o 1 y, 1 Y2 1 Y2 1 1 2,5

7 Olafsson O O O V2 0 0 0 1 o 1 1 y, V2 0 V2 0 Y, V20 1 1 O Y2 0 o o y, 1 1 0

8 Benko 0 0 0 '12 0 0 0 0 '12 0 0 V2 Y2 1 0 0 V2 0 V2 '12 V2 0 V2 0 1 1 Y2 0 8

73

Los años 1 957 - 1 959

2 ... dS 3 tlld2 es

Una pequeña inexactitud. Pos i blemente es mejor la más elástica 3 . . . g6.

La apertu ra del centro da ventaja de desa­rrol lo a las bla ncas.

S ... dxe4 6 tll xe4 exd4

No resu ltaba la activa 6 ... f5, pues tras 7 tt:lg3 e4 8 tt:lg5 la posic ión del rey negro se ve se­ria mente comprometida .

7 �xd4

Esta jugada da a las bla ncas una ventaja po­sic ional peq ueña, pero esta ble. Yo ana l icé asimismo la va riante 7 Wíe2, pero después de 7 . . . ib4+ 8 c3 dxc3 9 bxc3 ie7 1 0 tt:l d6+ ©f8 no está c laro que las blancas tengan com pensación por el peón, pues la dama, a l obstacu l iza r el paso a l a lfi l , frena el desarro­llo del fla nco de rey. Surg ía n as imismo va­riantes i nteresa ntes tras 7 . . . ie7 (en lugar de 7 . . . ib4+) 8 ig5 ixg5 9 tt:l d6+ @f8 1 0 tt:lxg5 tll h6 1 1 tt:ldxf7, pero aquí las negras pueden, med ia nte 1 1 . . . Wf a5+, obtener ventaja mate­r ia l . Por otro lado 7 ic4 solamente l l eva ba a tablas forzadas tras 7 . . . tt:l b6 8 ixf7+ @xf7 9 tll e5+ ©es 1 o Wíh5+ g6 1 1 tt:lxg6 hxg6 1 2 Wíxg6+ ©d7 1 3 Wíf5+.

7 ... tllgf6 8 .lgs .le7 9 o-o-o o-o 10 tlld6

74

�as

El i n ic io de un fuerte contraataque. Tras 1 O . . . tt:ld5 las blancas debían eleg i r entre conti­nuar 1 1 h4 o contenta rse con una posic ión l igera mente su perior después de 1 1 ixe7 Wíxe7 1 2 tt:lxc8 füxc8 1 3 ic4, seguido de E:hel .

1 1 .ic4!

No prometía nada la está ndar 1 1 @ b l ixd6 1 2 Wíxd6 a causa de 1 2 . . . tt:le4.

1 1 ... bS

Acepta ndo una i nvitación al "ba i le de la muerte''. En todo caso era mejor 1 1 ... tt:l b6, a u nque tras 1 2 ixf7+ 1'l:xf7 1 3 tt:lxf7 @xf7 1 4 E:hel tt:l bd5 1 5 Wíe5 ! e l ataque d e las b lan­cas era muy pel igroso.

1 2 .id2!

Una i mporta nte jugada i ntermed ia, que l i ­bera la cas i l l a g5 pa ra el caba l lo y activa la dama.

12 ... �a6

Las negras deciden mantener el ataq ue a l peón de a2.Las bla ncas obtienen solamen­te u n final u n poco mejor después de 1 2 . . . Wía4 1 3 tt:lxc8 1'l:axc8 1 4 ib3 Wíxd4 1 5 tt:lxd4. Problemas s im i la res surgen tras 1 2 . . . Wíc7. Pod ía segu i r 1 3 ixf7+ 1'l:xf7 1 4 tt:lxf7 @xf7

1 5 tligs+ mg8 1 6 Eí:hel tlif8 1 7 �f4 Wb7 1 8 id6!, con una fuerte presión en el centro.

u llits i.ds

El ú n ico movimiento que mantiene las espa­das en a lto. A 1 3 . . . �es pod ía segu i r la boni­ta cont in uación: 1 4 Wh4 bxc4 1 5 �c3 Wxa2 1 6 füd7 �xd7 1 7 ttJ h6+ <ii h8 1 8 Wxf6.

14 '!Wh4 bxc4

A una rá pida ava lancha conducía 1 4 . . . tlies 15 ttJ h6+ gxh6 1 6 �xh6 ttJ g6 1 7 füd8!

1 5 '!WgS llihS

En caso de 1 5 . . . g6 1 6 tli h6+ mg7 1 7 �c3 Wxa2 1 8 Eí:hel las negras se hu bieran vi sto envueltas en una mal la de h ierro. A 1 5 ... tlie8 lo más senci l lo era 1 6 Wxd8 tlief6 1 7 Was, y ante 1 6 . . . Wxa2 gana 1 7 �c3 tlief6 1 8 füd7 ixd7 19 ttJ h6+ <ii h8 20 Wxf6!

16 lli h6+ i>hs 1 7 '!WxhS \Wxa2

Sin ver el s igu iente sacrificio de dama. Más sól ido era 1 7 . . . �f6 1 8 �c3 �xc3 1 9 tligs g6 20 tli hxf7+ füf7 21 tlixf7+ mg7 22 Wf3 �f6 23 tlid6, y las negras todavía no pueden de­sarro l la r el flanco de dama. La posic ión que surge tras 1 7 . . . tlif6 1 8 Wcs tlid7 1 9 Wd6! también es sombría para las negras.

18 i.c3 llif6

Los años 1 957 - 1 959

1 9 '!Wxf7!

Decide de i nmed iato el dest ino de la lucha.

1 9 ... \Wa1 + 20 i>d2 �xf7 21 llixf7+ @gs 22 �xal i>xf7 23 llies+ 'ii>e6 24 llixc6 llie4+ 25 'ii>e3 i.b6+ 26 i.d4 1 -0

Partida n° 25

M. Tahl - S. G l igoric

Defensa N i mzoi n d i a El 3

Match-torneo de candidatos Bled, Zagreb y Belgrado ( 1 6), 1 959

1 d4 llif6 2 c4 e6

La Defensa Ind ia de Rey sufrió en ese torneo una conocida cr is is, e i nc luso Gl igoric, uno de sus mayores adeptos, se vio obl igado a rea l iza r en e l la una reparación genera l . S in embargo, a l final del torneo recordó nueva­mente a su a nt igua amiga, aunque eso no le otorga ra m uchos éxitos.

3 llif3 b6 4 lli c3 i.b7 5 i.gS i.b4

Una extra ña sucesión de jugadas ha condu­cido la lucha a una de las varia ntes de la De­fensa N i mzowich, en la cual , en los ú ltimos t iempos, la balanza se inc l ina a favor de las b lancas. La decis ión de G l igoric me obl igó a tener cu idado, pues el g ra n maestro yugos­lavo fue testigo de mi partida contra Duc-

75

Los años 1 957 - 1 959

kstein en el torneo de Zú rich, en la que las b lancas obtuvieron una sens ib le su periori­dad. Por otra pa rte, la elección de a pertu ra ya está rea l izada, y ahora es necesa rio andar por un camino muy tra nsitado.

7 . . . gS

El maestro Konstanti nopolsky comentó m uy bien esta partida en uno de los bolet ines es­peciales del torneo, y recomenda ba aqu í 7 . . . ixc3+ 8 bxc3 Vfie7, seguido de d6, llJ bd7 y O-O-O.Pero a mí me parece que la jugada del encuentro no es pa ra nada inferior. Tras el movimiento de Konsta ntinopolsky 8 . . . Vfie7 las bla ncas pueden jugar 9 llJd2, y e l caba l lo blanco se convierte en e l dueño y señor de la importa nte casi l l a centra l e4.

S 1g3 tlle4 9 YlYa 1xc3+ 10 bxc3 d6 1 1 id3 tllxg3!

En la partida Keres - Ta imanov (XX I I Cam­peonato de la U RSS) se jugó 1 1 . . . fS, con la i ntención de atacar en el fla nco de rey. No obstante, las neg ras se encontraron con la sorpresa 1 2 dS ! E l ataque fue repel ido y las debi l idades de su cam pa mento se tornaron crónicas.

12 hxg3 tlld7 1 3 a4

Más natural era 1 3 ie4, pero tras 1 3 . . . ixe4

s ic ión del rey negro toma un carácter s im­ból ico. E l s igu iente movimiento de las ne­g ras es posic iona l mente necesa rio.

13 ... as 14 �b1 g4!

Es cu rioso, pero en la posic ión negra no se observa una sola buena jugada. S i se mueve la dama, a fin de prepa rar el enroque la rgo, después de ie4, seg uido del cambio de a lfi les de cas i l las bla ncas, la torre de b l se volverá activa, y en caso necesario se pod rá rea l iza r el ava nce es; tampoco se puede l le­va r el caba l lo a f6 a causa de llJxgS.

15 tll h4 tllf6

16 d5

Parece que esta jugada es obl igada, pues en caso contra rio las negras rea l iza n el enroque largo y yo no vi u n p lan activo de juego pa ra las blancas.

16 ... YlYe7

El cambio 1 6 ... exdS esta ría en abierta con­trad icción con todos los pr inci pios del juego. Las piezas blancas desarrol la rían una colosal actividad a ca mbio de un miserable peón .

1 7 0-0

Más débi l es 1 7 dxe6 Vfixe6 1 8 ifs ie4!

1 4 Vfixe4 llJf6 1 5 Vfic6+ <j:;e1 la " inseg u ra" po- 1 7 ... tll d7

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Los años 1 957 - 1 959

Después de esta lógica jugada las bla ncas l la g8, en la que se convierte en objetivo de toman la i n i ciativa . M uy sed uctor era e l sacri- ataque. Las negras no pueden tomar el a lfi l : fic io de ca l idad 1 7 . . . 0-0-0 1 8 dxe6 fxe6 1 9 22 . . . fxe6 23 Wg6+ 'itid7 24 Wg7+. Se amena­ll\g6 Wg7 20 ll\xh8 Eixh8. Pa rece que en ese za as imismo la s imp le 23 Eic4, atrapando la caso las blancas hu bieran conti nuado 21 es dama. Y tras 22 . . . dS hu biera jugado compla­activando, por su parte, sus propias fuerzas. c ido 23 ixf7+ 'itixf7 24 Wg6+, con u n ataque Surg i ría entonces u n juego muy i nteresante, muy pel igroso. en el cua l las pos ib i l idades de las negras no eran nada ma las. 22 ... �g8

Debo destacar en honor a la verdad que las Ahora tras 23 Eic4 fxe6 24 Eixc6 ixc6 a cam­bia neas no está n obl igadas a dar a su her- bio de la dama las negras t ienen una torre, moso caba l lo a cambio de una pasiva torre. un a lfi l y un peón. Era pos ib le la senci l l a 1 8 e4.

18 dxe6 Yfxe6 19 J.f5!

Es necesario hacer este movi miento ense­guida, pues el cambio del orden de jugadas resu lta i nviable: 1 9 füd 1 ll\cs 20 ifs ie4!

19 ... Yfxc4 20 �Udl tllf6

Las negras hasta ahora no han conseguido enrocarse. Como respuesta a 20 . . . 0-0-0 las b lancas ana l iza ban dos pos ib i l idades: 2 1 EibS ic6 2 2 Eid4 ixbS 2 3 füc4 ixc4 24 We4 .ie6, y no se ve nada forzado, o a lgo mu­cho más fuerte, 21 Eid4 Wcs 22 EibS Wa3 23 .ixg4, con u n excelente juego.

21 �d4 Vfc6

22 .ie6!

Obl igando a la torre negra a ocupar la casi-

23 .ic4!

23 ... ©ta

En caso de 23 . . . 0-0-0 24 .ibS Wcs 25 ltJfs 'iti b8 26 ll\e7 EigS 27 Eic4 Wes 28 ll\c6+ las negras se ven obl igadas a entregar a l princi­pal defensor de su posic ión, el alfil de casi­l las b la ncas. Aq u í se puede apreciar el resul­tado de la mala posic ión de la torre en g8. Después de la jugada del texto las bla ncas recu pera n e l peón, ma nteniendo a l mismo t iempo todas las ventajas de su posic ión.

24 J.bs Yf cs 25 fü4 Yf es 26 �xc7 Ae4 27 .id3 d5 28 fü6 �b8

Si en este momento las b lancas s implemen­te tomara n e l peón de b6, tras el cambio de torres su i n ic iativa se esfu ma ría . La pregu nta si el caba l lo de h4 es activo o pasivo toda­vía no ha sido ret i rada de la orden del d ía .

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Los años 1 957 - 1 959

Yo pensaba que ese sa ltarín ten ía mucha energía potencia l . Con su s igu iente jugada las blancas extienden aún más el ca mpo de bata l la .

29 c4

29 ... ggs

Tras 29 ... dxc4 30 füc4 ixd3 3 1 Wfxd3 las

para obtener el tri unfo.

36 ... tlixb7 37 füb2 gxbS 38 gxbS ©e7 39 tlits+

¡ Por fi n e l ca ba l lo se convirt ió en u n caba l lo!

39 ... ©d7 40 tlixh6 ©c7 41 tl'ixf7 gf8 42 tl'ih6 gds 43 ggs gd1 + 44 ©h2 �fa1 4S gxg4

negras t ienen dificu ltades pa ra rechaza r la La jugada secreta . amenaza 30 lllfs .

4S ... tlics 46 gc4 ©c6 47 tlits gxa4 48 tl'id4+ 30 e ©b6 49 gxa4 tlixa4 SO g4 tlic3 S1 ©g3 a4 S2

©t4? Ahora las blancas han creado u n pel ig rosísi-mo peón pasado. La conti n uación propues- Un descuido. Las blancas s implemente olvi­ta aquí por Konsta ntinopolsky 30 ... bxcS es daron que el peón negro pod ía avanza r. La claramente una confus ión : las blancas no senci l l a S2 lll c2 terminaba el juego. están obl igadas a jugar 31 WfxcS+, pues la senci l la 31 fübS+ Wi'xbS 32 füf6.gana un S2 ... a3 S3 tlia a2 S4 gS ©es SS g6 caba l lo.

La ú n ica jugada que daba la victoria. 30 ... d4 31 exd4 '!Wxd4 32 .ixe4 '!Wxe4 33 cxb6 '!Wxa 34 gxa tl'id7 3S b7 tli cs 36 gbs ss ... tlids+ S6 ©gs ©c4 S7 g7 tlie7 ss f4 ©c3

S9 tlia1 ©b2 60 fS ©xa1 61 f6 ©b1 62 fxe7 Posiblemente era más fuerte 36 f4, pero tras a1'1W 63 e8'1W una agotadora lucha, en u n fuerte zeitnot, no me dec idí a profu ndizar en las compl ica- He aq u í e l sentido de la jugada SS de las dones que surg ía n después de 36 .. . gds 37 blancas, las negras no pueden tomar el peón gbs gd 1 +. Ahora es muy pel igroso 3S iih2 a causa de Wf g6+. (38 iif2 no me gustaba en a bsol uto) 3S .. . lllxb7 39 gc7 ges 40 g bxb7 gee l .Después 63 ... '!WaS+ 64 ©h6 1-0 es posib le 41 ges+ 'itig7 42 lllfs+ 'itih7 43 gxf7+ �g6 44 gg7+ iihs .. . Por eso decid í que dos peones de ventaja eran suficientes

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Partida nº 26

M. Tahl - S. Johannessen

Defensa Es l ava 093

Torneo Internacional de Riga (6) 1 959

1 d4 tl'if6 2 c4 c6 3 tl'ic3 dS 4 tl'if3 g6

La Defensa Schlechter, ut i l izada por las ne­gras en esta pa rtida, promete una posición sól ida, pero no con muchas perspectivas, y con l im itadas oportun idades de crear u n contrajuego activo. S in embargo, el cam­peón de los Pa íses del Norte va lora a lta­mente la i n iciativa, por lo que su elección de apertura es d ifíc i l de comprender.

s it4

Posib lemente hu biera s ido más cu idadoso cambiar pr imero mediante 5 cxdS cxdS, y solamente después de eso jugar if4.Pero yo no deseaba permit ir al ca ba l lo negro ocupar la cas i l l a c6.

5 . . . i.g7

En caso de 5 .. . dxc4 es pos ib le 6 e3 lll dS 7 ieS f6 8 ixb8 y 9 ixc4, con ventaja posic io­nal de las bla ncas (Gel ler - Barcza, Budapest, 1 952).

6 e3 0-0 7 .ie2

Los años 1 957 - 1 959

Una inexactitud. Para evita r la ruptu ra las negras debía n haber jugado 7 l:l:c1 .

7 ••• cS!

En esta varia nte el avance l i berador es que­da genera l mente como un sueño que no se convierte en rea l idad. Ahora las neg ras, aunque con pérd ida de t iempo, consiguen l i bera rse, pues e l i n út i l movi miento 7 ie2 resu ltó ser i n út i l en todas las acepciones de esta pa labra .

8 dxcS �as 9 O-O

"La senci l lez enga lana al bondadoso''. .. aun­que no se ve nada mejor. A 9 cxdS segu i ría 9 . . . tll xdS 1 O W!xdS ixc3+ 1 1 mf1 ixb2 , con un excelente juego de las negras. Tampoco prometía nada 9 Wla4 WxcS 1 O WibS WxbS 1 1 lllxbS lll a6.

9 . . . dxc4 1 0 .ixc4 �xcS 1 1 tl'ies

Parece basta nte i lógico, pues las bla ncas no desea n entregar su a lfi l en f7. En rea l idad, s i en esta posición e l turno correspondiera a las bla ncas, el sacrificio no les daría nada. Pero ahora juegan las negras, y con su res­puesta cons iguen deteriorar en a lto grado su propia posic ión. En honor a la verdad se debe reconocer que tras la conti nuación natura l 1 1 ib3 lllc6 el juego de las negras sería demasiado fác i l .

Ahora la jugada "está ndar" 1 1 . . . lll c6 tam-

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Los años 1 957 - 1 959

bién daba a las negras u n j uego igua lado. Al fina l iza r la partida m i riva l me expl icó que no le gustaba la conti n uación 1 2 tli a4 Was 1 3 tlixc6, y las negras se queda rían con un peón a is lado. Pero las columnas semia bier­tas y el domin io de la cas i l l a dS com pensan ese miserable defecto de la pos ic ión.

11 . . . tll bd7

12 .ixf7+!

¡Pues sí! Yo opino que semeja ntes sacrificios no necesita n de cá lcu los precisos: es sufi­ciente una m i rada a la posic ión que surge para convencerse de que el sacrificio debe ser correcto. ¿Pero de qué sacrificio esta mos hablando? Las negras obtienen dos piezas menores a cambio de una torre y un peón . De acuerdo con las tablas n u méricas de to­dos los manua les ajed recísticos, éstas obtie­nen con el cambio med io peón, pero . . .

12 ... gxf7 n tllxf7 ©xf7 14 �bl+ ©ta 1 5 gacl

. . . las piezas blancas ocupan las posic iones ideales. Al mismo tiem po, el fla nco de dama neg ro no puede despertarse de n ingún modo, puesto que por a hora ésta no es l a preocupación pr inc ipa l . E l a lfi l de c8 y l a torre de a8 están condenadas por m ucho t iempo a ser observadores estáticos. Ahora se amenaza l leva r a cabo la man iobra 1 6 tlibs Wb6 1 7 tli c7, seg uido de tlie6+. Se so­breentiende que en el movi miento a nterior

80

las negras no pod ían jugar 1 4 . . . e6, pues en ese caso 1 5 tli bs tomaría más fuerza .

1 5 ... a6

I m pid iendo la amenaza de manera rad ical , pero . . . e l ca ba l lo blanco mi ra a todas partes. Más pos ib i l idades de defensa bri ndaba 1 5 . . . Wb6, y a 1 6 tLi bS pod ía segu i r 1 6 . . . tlie8 (señalado por P. Keres) . Las blancas esta ban d ispuestas a jugar s implemente 1 6 1Wc4, conservando una posic ión aplasta nte.

1 6 füd1

Ahora se amenaza 1 7 tlids con las mismas ideas. E l i ntento de proponer e l cambio de damas med iante 1 6 . . . Wb6 se rechazaba con la jugada 1 7 1Wa3, pero no en cambio 1 7 1Wxb6 tlixb6 1 8 l'l:dB+ �f7, y las negras se l i beran .

1 6 . . . �a5

Ahora el jugador noruego debe solamente hacer una jugada, tli cs, y todo esta rá en or­den. Por eso s igue .. .

1 7 �c4! �f5

Las negras no ven la posi b i l idad de desa­rro l la r -de a lguna manera- sus piezas. No s i rve 1 7 . . . tli cs a ca usa de 1 8 b4. En caso de 1 7 . . . tli b6 decide 1 8 l"i:dB+. Esta misma con­t in uación, después del cam bio en es, decide tras 1 7 . . . tlies. F ina lmente, no se puede jugar 1 7 . . . bS debido a 1 8 1Wc6. E l movi miento de l texto no es u n descubr imiento, pero en esta posic ión un buen consejo va le lo que pesa en oro.

1 8 h3

Posib lemente esta lenta jugada de las blan­cas demuestra rotunda y s implemente su a bru madora ventaja . Ahora, en caso nece­sar io, se puede amenazar g4, y la respuesta hS debi l ita ría demasiado la posic ión del rey.

Los años 1 957 - 1 959

Las neg ras nuevamente intentan reestruc- Las negras se r ind ieron, pues en el mejor de tura rse. los casos pierden "so lamente" una pieza .

18 ... �e8 1 9 �dS Y;Ye6

Si 1 9 . . . es 20 �b4+.

20 Y;Yb4 b5

Keres recomienda 20 ... .tes, pero tras 2 1 B:c4 l a posic ión d e las negras n o s e puede defender, pues se "resq uebraja" el pu nto e7. Al hacer la jugada textual posib lemente las negras no estaban muy pes imistas, pues se amenaza 2 1 . . . .tb7, y la conti n uación 2 1 'tJc7 é/Jxc7 22 füc7, después de 22 . . . <J;>f7, no daba nada rea l . Obviamente mi adversa rio omitió la senci l la com bi nación de la pa rtida .

21 fü6!

Ganando un tiempo. Es cu rioso, pero la com­binación tuvo lugar precisamente cuando las neg ras pensaban que ha bía n resuelto sus pr inc ipa les problemas. La pa rte fina l de la partida t iene un carácter forzado.

21 . . . Y;Yf]

Por supuesto, no se puede captu ra r la torre.

22 �c7 �xc7 23 gxc7 Y;Ye6 24 gdc1 � b6

Tampoco salvaba 24 . . . ttJes 2S �e4.

25 gxe7 �dS 26 gxe6+ �xb4 27 J.d6+ 1 -0

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Los años 1960-1961

Impercepti blemente l legó ma rzo de 1 960 . . . Los hechos se suced ieron a una g ra n veloci­dad. La l legada a Moscú, el sorteo esa misma tarde, esta bleciendo que jugaría la pr imera pa rtida con b lancas; a l d ía s igu iente la so­lemne ceremonia de inauguración, y el 1 5 de ma rzo la pr imera ronda.

No hay necesidad de repet i r los n u méros del match, éstos son bien conocidos por to­dos los aficionados: desea ría detenerme u n poco e n lo referente a la lucha deportiva y comparti r las i mpresiones vividas d u rante la com petencia .

Natu ra l mente, la percept ib i l idad psicológi­ca del pa rtic ipante de u n match es mucho mayor que la del mismo ajed recista cuando éste toma pa rte en u n torneo, pues cada partida que no acaba en tablas cambia ra­dica l mente la s ituación genera l . Por eso, a la pri mera partida de este match se la puede denominar como una fase. Y no solamente porq ue pude ganarla y obtener ventaja en el encuentro, s ino por su g ra n s ign ificado psicológico. S i en el pr imer enfrentamiento M. Botvi nn i k -j ugando con neg ras- agu­dizó la posic ión en la apertu ra, era lóg ico pensar que un resu ltado negativo en este encuentro i nflu i ría considerab lemente en su estrateg ia posterior. Posiblemente, al de­jar de tener confia nza plena en sí mismo, en la mayoría de las partidas resta ntes el ige un plan completamente d iferente, u n tranqu i lo juego posic ional con la mayor restricción de las pos ib i l idades tácticas del adversario.

Esa estrateg ia, por s í misma, no era muy

agradable para mí, pero a veces Botvi nn ik "se pasaba de la raya'; reh usándose a acep­tar conti n uaciones agudas ventajosas. Por lo menos, para mí, fue m uy d ifíc i l l uchar con­tra ese esti lo en un pr inc i pio, y la segunda etapa (de la seg u nda a la qu inta partida) se desarro l ló en un n ivel más o menos s im i lar : M . Botvi n n i k luchaba por conseg u i r ventaja posic ional ; M. Ta h l en cierto modo se esfor­za ba por agud iza r el juego ( lo que conseg uí solamente en la tercera partida), y general­mente las tablas se v is lumbraban solamen­te en los ú lt imos m i n utos de la partida, des­pués de cierta indecis ión demostrada por el ca m peón del m u ndo en el zeitnot.

Por u na pa rte, ese era un síntoma ventajo­so para m í, pues yo obten ía seguridad en la defensa de posiciones d ifíc i les, pero por otra parte ese juego era muy agradable psi­cológica mente para M. Botvi n n i k, y por eso la tercera eta pa del match (desde la sex­ta partida hasta la décima) se caracterizó porque me lancé todo el t iempo en busca de compl icaciones. En efecto, en estas cin­co part idas (a unque en honor a la verdad destacaremos que en la décima el propio M. Botvin n i k se decid ió por un juego d i ná­mico) tuvo lugar una lucha completa mente aguda, y es notorio que en ese i nterva lo se jugaron las part idas que más i mpresionaron a los observadores, la sexta y la novena. La­mentablemente en esta eta pa las dos partes cometimos errores g raves: M. Botvi nn ik en la sépti ma, y yo en la octava y novena. Pero la décima part ida se destacó porque mi riva l, i nsp i rado por el éxito de las dos partidas an­teriores, dec id ió consol ida rlo, pero tras una

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Los años 1 960 - 1 961

encarn izada l ucha se v io obl igado a hacer ta blas por med io de una defensa exacta.

Estas ci nco agotadoras partidas exig ieron una gran tensión nerviosa, que se incre­mentó en los dos s igu ientes encuentros, el undécimo y el duodécimo.

En la pr imera partida de esta nueva fase del encuentro conseg u í, tras una a rdua l ucha posic ional , ejecuta r un ataque decis ivo en el fla nco de rey, y precisamente en él creo que sa l ió a la luz e l pr inc ipa l defecto del jue­go de M. Botvi n n i k en e l match: c ierta pasi­vidad. Teniendo la pos ib i l idad de contro lar completamente e l juego, en e l zeitnot Bo­tvi nn ik prefi rió una conti n uación cuidadosa, dándome l i be rtad de acción.

¡Y la duodécima partida ! ¡Cuá ntas incom­prensiones provocó, cuántos "Ay, ¿qué su­cede?" causados por u n i nverosími l caso de ceg uera táctica ! Pero en todo caso pude ob­tener una enorme satisfacción creativa.

Después de los pr imeros 1 2 encuentros el resu ltado era de 7 - 5 a mi favor pero, como ya he d icho a ntes, en e l juego de los dos pa r­ticipa ntes se perc ib ía u n evidente cansancio. Este factor en c ierta medida explica que las dos s igu ientes partidas transcu rriera n muy tranqui la mente y cu lm inara n ráp idamente en tablas.

En las pa rt idas 1 5 y 1 6 se nota c laramente la estrategia de M. Botvi n n i k. Al perci b i r e l pel i­gro morta l de una tercera derrota, se esfuer­za por tener u n juego tranqu i lo y espera la oportun idad para dar u n gol pe. Las partidas terminan en ta blas, y en a m bas la i n ic iativa estuvo en poder de las b la ncas.

Me pa rece que la deci moséptima partida decidió e l resu ltado del match. Las i nten­ciones psicológicas de M. Botvi nn i k quedan justificadas en el la . Al jugar con bla ncas, yo no quería conformarme con una ventaja mí­n ima y e legí una conti nuación a rr iesgada. Era obvio que M. Botvi nn i k acepta ría gusto­samente el duelo. En una l ucha muy intran­s igente consig u ió demostra r lo audaz del p lan de las b la ncas, pero a costa de una g ran tens ión nerviosa. E l resu ltado de la partida fue determinado por un g rave error (posi­b lemente e l más c laro del match), después del cua l los restos de la l lama del ataque bla nco volvieron a a rder con más fuerza.

Posteriormente tuvo lugar la partida n ú me­ro 1 8, l lena de aventu ras, y que terminó con un fina l fel iz (ta blas a l rededor de la jugada 80) .

La s igu iente fase del match se i n ic ió en la pa rtida 1 9, en la que M. Botvi n n i k, por se­g u nda ocas ión en e l match, ca mbió su reg la : a l jugar con negras debía esforza rse sobre todo por obtener una posic ión sól ida. S in embargo, una idea activa condujo a las b lan­cas a una su perioridad decis iva .

Me parece que en los s igu ientes dos encuen­tros Botvi nn i k no se fijó como ta rea obtener ventaja y se conformó con la ut i l ización de la más im porta nte i n novación teórica de todo e l match.

Ese fue en breves rasgos e l desarrol lo de la l ucha. Desde el pu nto de vista deportivo, el resu ltado que obtuve fue muy contundente, pero no refleja la relación rea l de las fuerzas. En un tenso encuentro yo pude verificar d i ­rectamente la extraord inaria erudic ión de Botvi nn i k en las a pertu ras (part idas 8, 1 7 y

Match por el título de campeón mundial, Moscú, 1960 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 2 1 Total

M. Botvinnik o V2 V2 V2 V2 o o 1 1 V2 o V2 y, y, V2 V2 o y, o y, y, 8,5

M. Tahl 1 V2 V2 V2 y, 1 1 o o V2 1 y, V2 y, V2 V2 1 y, 1 V2 y, 1 2,5

84

20), la profu nd idad de sus ideas estratég icas (partidas 5, 1 O y 1 2), su excelente juego en los fina les (novena partida). Por cierto, la no­vena part ida es indudablemente una de las más interesantes del match, y fue i m peca­blemente jugada por M. Botvin n i k.

De las part idas que ga né, la que mayor satis­facción me brindó fue la decimonovena, que en mi opin ión fue rnuy " l irnpia''.Ta rn bién me agradaron la pr imera y la u ndéci ma. Omito a propósito la sexta partida del match, por cuanto a nteriormente ya había em pleado ese "sernicorrecto" sacrificio de pieza .

... Mi pr imera actuación en ca l idad de cam­peón mundia l fue para m í poco comú n . So­lamente dos d ías después de la coronación tuvo lugar una part ida contra el g ran maes­tro sueco G. Stoltz . . . por vía telefón ica, pero termina rnos el encuentro en Harnburgo, du­rante el i nteresante match amistoso entre las selecciones de la U RSS y Alema n ia Oc­cidenta l . Me gustó mucho el am biente del match. Los espectadores me observa ban con mucha atención, y yo, encantado por su interés, solamente h ice unas tablas de ocho partidas.

Los años 1 960 - 1 961

No me cabía la menor duda de que Botvi nn ik ut i l iza ría su derecho a ped i r u n match de reva ncha. Tam poco ten ía motivos para pensa r que no se prepararía de la mejor manera, sobre todo después de su excelente partic i pación en la O l impiada de Lei pzig. Un poco a ntes de su i n ic io nos encontra rnos en Moscú para ana l iza r las condiciones del encuentro. En esta ocas ión ya tuvieron lugar c iertas d iscusiones, y d u rante un año no me mostré m uy d i spuesto a segu i r las conversaciones. Particu la rmente se debatía con mayor tens ión el lugar en el que tend ría lugar el match de reva ncha. M is paisanos de R iga deseaban presenciar, si no todo el match, por lo menos la m itad. Uno de los pu ntos de las normas de la F IDE decía en 1 960 (posteriormente no me tocó trata r este terna) : "El match se llevará a cabo en la patria del campeón mundial�

Por su pa rte, Botvi n n i k expresó el s igu iente pu nto de vista : el match de reva ncha debe­rá ser una copia del pr imer encuentro; ob­viamente, no es obl igatorio que se repita el resu ltado. S in l legar a un comú n acuerdo, decid irnos consu lta r el pu nto de vista del presidente de la F I DE, Fol ke Rogard. Lamen­ta blemente yo l legué a Lei pzig con a lgunos

Match URSS - Alemania, 1960

Alemania, 1 3 .0 Qj "'

� .:.!. Qj Qj "' "' .:.!. e Qj CI u -!O "' "' o e e B :;; � ·¡;¡ "' E CI � ..e Rusia, 5 1 .0 "E: -¡¡; Qj :s "' o e CI "' e .3 ..e :l :l o :l VI as .= Q. :E � :.:: Q. ...J

1 Ta h l 1 1 y, 1 1 1 1 1 7,5 1

2 Petrosian 1 y, 1 1 1 1 1 6,5 2/3

3 Polugajewski 1 y, 1 1 1 1 1 6,5 2/3

4 Gel ler y, y, 1 1 y, 1 1 1 6,5 4

5 Boleslavsky y, y, y, 1 1 1 1 5,5 5/6

6 Keres y, y, y, 1 1 1 1 5,5 5/6

7 Antosh i n y, 1 y, 1 y, 1 4,5 7

8 Tolush o o 1 1 1 y, 1 4,5 8

9 Kotov y, y, 1 y, o y, 1 4 9

Puntos 3 2,5 1 ,5 1 ,5 1 ,5 1 1 0,5 0,5 o 5 1

Lugar 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 3

85

Los años 1 960 - 1 96 1

días d e retraso (el a utomóvi l en e l q u e viaja­ba se cayó a la cuneta, se deterioró una rue­da y pa rte de la carrocería) , y en ese período el señor Rogard tuvo t iempo de escuchar a mi riva l , l lega r a u n acuerdo con él y a bando­nar la c iudad.

La propia idea de jugar dos meses con un ajed recista con qu ien no me había enfren­tado hasta entonces (pues esta ba c laro que Botvinn ik en e l primer match y Botvi n n i k en la revancha era n d iferentes personas, a u n­que ambas poseían una g ra n fuerza) me atra ía mucho. Pos i b lemente, s i no se hu bie­ra organ izado el match de reva ncha, la fa lta de sati sfacción ajed recística hu biera pod ido compensarse solamente en e l plano de la vanidad deportiva (d ura nte dos a ños más sería el "rey del ajed rez") .

De ta l modo nos encontramos nueva mente en la pr imavera de Moscú . E l sorteo tuvo lu­gar en el Hotel "Nacional '; y a l d ía s igu iente se jugaba ya la pri mera partida.

Su curso demostró que mi riva l se había preparado escru pu losa mente para el match en todos los aspectos. En la a pertu ra las ne­gras (Tah l ) obtuvieron un exce lente juego. A pesar del temprano ca mbio de da mas, la posición ten ía u n ca rácter típico de medio

juego, pero el vigente ca mpeón decid ió ju­gar sól ida mente. Posteriormente el juego se igua ló, y después fue Botvi nn ik qu ien obtu­vo una peq ueña superioridad. Sorprendidas por esta metamorfosis, las neg ras actuaron con cierta i nseg uridad en el fina l y, aunque la partida fue suspend ida, ésta no l legó a rei­n ic iarse.

En este match conseg uí igua lar la cuen­ta por ú lt ima vez después de . . . la seg unda partida. En la Defensa Ca ro-Ka nn Botvi nn ik i ntrod ujo una muy va l iosa innovación que refutó todo el s istema que nosotros había­mos p laneado ut i l iza r como a rma pr inc ipa l contra 1 . . . c6 d u rante la preparación previa. La posición de las neg ras fue satisfactoria d u ra nte mucho tiempo, pero en e l zeitnot mutuo consegu í enga ñar a mi riva l y des­pués de una noche desvelada consegu i r la victoria a l rea nudar la partida suspendida. A pa rti r de la tercera partida Botvi n n i k tomó ventaja . En las partidas 4 y 5 conseg u í sal­varme, y en la sexta (me parece que fue la ú n ica de todo el match) se acordaron ta blas tras u n juego tranqu i lo; en la séptima sufrí un nuevo golpe psicológico. Cabe destacar que Botvi n n i k jugó toda la partida con una energ ía muy juven i l .

Después de la octava partida mi estado d e

Torneo internacional de Estoco/mo, 1960/6 1 Participa ntes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 Total Clas.

1 Tahl V2 V2 1 1 1/:z 1 1 1 1 1 1 9,5 1

2 Uhlman 1/:z 1 V2 V2 V2 1 1 1 1 1 1 9 2

3 Kotov 1/:z o 1 1/:z 1 1 1 1 o 1 1 8 3

4 Book o V2 o 1/:z V2 1 1 1 1 1/:z V2 6,5 4

5 U nzicker o V2 1/:z V2 V2 1/:z V2 V2 1 V2 1 6 5

6 Johannessen V2 1/:z o 1/:z V2 o 1 1/:z 1 1 o 5,5 6

7 Nilsson o o o o V2 1 o 1 V2 1 1 5 7

8 N ielsen o o o o 1/:z o 1 1/:z V2 1 1/:z 4 8

9 Johansson o o o o 1/:z V2 o V2 1 1/:z 1/:z 3,5 9/ 1 0

1 0 Lundin o o 1 o o o 1/:z 1/:z o 1/:z 1 3,5 9/ 1 0

1 1 Sta hlberg o o o V2 1/:z o o o V2 1/:z 1 3 1 1

1 2 Burehal l o o o V2 o 1 o V2 1/:z o o 2,5 1 2

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ánimo mejoró sens iblemente. Pa recía que el juego mejoraba, y en el "consejo de guerra" se tomó la decis ión de i ntenta r cambiar el rumbo del match en las próxi mas partidas, compl icando el juego. ¡Lamentablemente las esperanzas no se cumpl ieron ! Todo em­pezó con u n fuerte resfríado que me obl igó a tomar dos "time-out" segu idos, pues decid í dejar el ú lt imo d ía de desca nso para el futu­ro. Creo que esto fue u n error.

El i ntento de jugar agresivamente en la no­vena pa rtida, l itera l mente tras leva ntarme de la cama, resu ltó u n ataq ue con a rma­mento deteriorado. Botvi n n i k rechazó fác i l ­mente las agresiones y el relativo éxito de las neg ras fue ma ntenerse en pie hasta la jugada 73.

En la s igu iente part ida los acontecimien­tos se desarro l la ron de una ma nera s imi la r. La "va ria nte de reserva" para oponerme a la Defensa Caro-Ka n n (3 es �fS 4 h4), que tiene todo el derecho a la v ida , fue agredi­da con mis malas jugadas 9ª y 1 Oª. Botvin n i k obtuvo rá pida mente u n fina l mejor y todos mis gol pes tácticos resu lta ron i núti les.

En la undécima partida me d i rig í al otro extremo. Es d ifíc i l justificar mi decis ión de jugar con negras la Defensa Checa casi por primera vez en mi vida, casi rogando a mi adversa rio que ca mbiara en dS y con una ventaja de 3 pu ntos me dejara sa l i r en paz. Era fruto de una tremenda desmora l ización . Botvin n i k ejecutó la pr imera pa rte del pro­grama, pero por a lgún motivo eso le pa re­ció insuficiente y las bla ncas uti l izaron una contin uación prepa rada por e l las qu i nce años a ntes de la partida. Las neg ras no pu­dieron encontra r una refutación correcta y nueva mente la apertu ra pasó a u n fina l muy

Los años 1 960 - 1 961

favora ble a las b lancas . . .

Ahora mismo comprendo que una ventaja de 4 pu ntos debe s ign ificar que el match está ya termi nado. Entonces yo no lo enten­d ía y l uchaba con m ucho optimismo, lo cual se reflejó en las estad ísticas del match. Y si con mi "delantera" todo estaba más o menos bien, pues conseg u í ganar ci nco partidas (seis en 1 960), en la defensa . . . Diez derrotas son muy elocuentes en este aspecto. A mi riva l le fa ltaba cada vez menos para a lcan­za r los 1 2,5 pu ntos. Después de perder una vez más ( la part ida n ú mero 1 6) tras lo cual el resu ltado esta ba 1 1 ,5 a 5,5, ya estaba d is­puesto a fel ic itar a Botvi n n i k en la s iguien­te partida por el tr iunfo en el match. Al i r al Teatro de la Estrada vi va rios automóvi les: los period istas de la Televis ión Centra l, que esta ban l i stos para la esperada coronación. Me pa rece que este factor me d io aún más coraje, y jugué la part ida 1 9 con el án imo de rebela rme a nte la Prensa.

Lo más agradable de todo fue que en esta partida n uestro aná l i s is fue más exacto que el del g lorioso laboratorio de M ija íl Moisee­vich Botvi n n i k.

Nueva mente aparecieron esperanzas fan­tasmagóricas. En su a rtícu lo "Análisis o im­provisación'; escrito poco tiempo después del match, Botvi n n i k decía que él se sentía extraord ina r iamente cansado y que en caso de terminar la vigésima partida con un re­su ltado desfavora ble nada hu biera queda­do decidido en el match. Por supuesto, esto es una exageración, pero la partida nú mero 20 fue todo u n récord, por su cantidad de jugadas ( ¡ 1 20!) : la part ida se ap lazó en dos ocasiones. En un pr inc ip io el encuentro se suspendió en una posición en la que yo es-

Match revancha por el título de campeón mundial, Moscú, 196 1 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 2 1 Total

M. Botvinnik 1 o 1 Y2 y, Y2 1 o 1 1 1 o 1 y, 1 Y2 o 1 o Y2 1 1 3

M. Tahl o 1 o Y2 Y2 Y2 o 1 o o o 1 o Y2 o Y2 1 o 1 Y2 o 8

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Los años 1 960 - 1 961

taba seguro de que existía u n método para ganar, pero no pudimos encontra r el p lan más exacto. Ya la cua rta jugada de Botvin n i k, después de rein ic iar la partida, resu ltó com­pletamente i nesperada. La posic ión em pezó a tomar un ca riz de tablas, pero después las negras se eq u ivocaron .. . Después de 88 ju­gadas la partida se suspendió nueva mente. Este "j uego de nervios" agotó, seg ú n mi opi­n ión, a los dos riva les. E n cua lqu ier caso, a l reg resar a l hotel yo s implemente no estaba en cond iciones de conti nuar el aná l i s i s, y en dos d ías no pudi mos encontra r a bsol uta­mente nada nuevo.

Se han escrito m uchas concl us iones del Match de Revancha. Por supuesto, no me gustaría pensar que jugué mejor que n unca. S in embargo, puedo aseg u ra r que me pre­paré pa ra este encuentro igua l o mejor que

para el pr imero. Pero en todo caso no esta ba prepa rado para ada pta rme a la metamor­fosis que tuvo lugar en Botvin n i k. Al match de 1 96 1 l legó completamente preparado, ag resivo, y acced ía gustosa mente a bata l la r entre tormentas promisorias, a lgo que no se vio en el encuentro a nterior. En resumidas cuentas, se puede echar la pri nc ipal cu lpa del resu ltado del encuentro a l vencedor.

Como conclus ión ind icaré que la derrota no ocasionó n inguna crisis en mi creatividad, a u nque en muchas ocasiones debí leer eso. Debuté en cal idad de ex Campeón mundia l en el Cam peonato de Europa en Oberhau­sen, y después de tres meses conseg u í ocu­pa r e l pr imer lugar en u n d isputado Torneo I nternaciona l en Bled.

En esos d ías lo denominaban el "Torneo del

Torneo internacional de Bled, 196 1 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 Total

1 Tahl o Y2 y, y, Y2 Y2 1 1 1 Y2 1 1 1 y, 1 1 1 1 1 1 4,5

2 Fischer 1 Y2 Y2 1 1 1 Y2 1 Y2 Y2 Y2 y, 1 1 Y2 Y2 1 Y2 Y2 1 3,5

3 Gligoric Y2 Y2 Y2 o Y2 y, Y2 1 1 Y2 y, y, Y2 Y2 1 1 1 1 1 1 2,5

4 Keres Y2 y, Y2 y, Y2 Y2 Y2 o Y2 Y2 1 y, 1 1 1 1 Y2 1 1 1 2,5

5 Petrosian y, o 1 Y2 y, Y2 1 Y2 y, Y2 y, 1 1 o y, 1 1 1 1 1 2,5

6 Geller Y2 o y, y, Y2 y, 1 o Y2 y, Y2 Y2 o 1 1 Y2 1 1 Y2 1 0,5

7 Trifunovic y, o Y2 y, y, y, Y2 Y2 Y2 y, Y2 Y2 y, Y2 Y2 1 Y2 1 1 1 0,5

8 Parma o y, Y2 Y2 o o y, Y2 Y2 y, Y2 Y2 1 Y2 1 Y2 Y2 1 1 1 0

9 Bisguier o o o 1 y, 1 Y2 y, o y, o 1 o Y2 1 Y2 y, 1 1 9,5

1 O Matanovic o y, o Y2 y, Y2 y, Y2 1 Y2 Y2 o 1 Y2 Y2 o 1 1 y, 9,5

1 1 Darga Y2 Y2 y, Y2 Y2 y, Y2 y, Y2 y, y, y, o Y2 o y, 1 o 1 9

1 2 Donner o Y2 Y2 o y, Y2 y, Y2 1 Y2 y, 1 o y, 1 Y2 o o 1 9

1 3 Najdorf o y, y, Y2 o y, y, Y2 o 1 Y2 o 1 y, o Y2 1 1 Y2 9

1 4 Olafsson o o y, o o 1 Y2 o 1 o 1 1 o 1 Y2 Y2 Y2 y, Y2 8,5

1 5 Portisch Y2 o Y2 o 1 o y, Y2 Y2 Y2 y, Y2 Y2 o o Y2 Y2 Y2 1 8

1 6 lvkov o Y2 o o y, o Y2 o o Y2 1 o 1 y, 1 1 Y2 y, y, 8

1 7 Pachman o Y2 o o o y, o Y2 y, 1 y, Y2 y, y, y, o y, Y2 y, 7

1 8 Bertok o o o y, o o Y2 y, Y2 o o 1 o y, Y2 Y2 y, y, 1 6,5

1 9 Germek o y, o o o o o o o o 1 1 o y, Y2 y, Y2 Y2 Y2 5,5

20 Udovcic o Y2 o o o y, o o o y, o o y, Y2 o y, Y2 o Y2 4

88

Clas.

1

2

3/5

3/5

3/5

6/7

6/7

8

9/1 0

9/1 0

1 1 /1 3

1 1 /1 3

1 1 /1 3

1 4

1 5/16

1 5/ 1 6

1 7

1 8

1 9

20

Sig lo': Nuevamente esa conocida c iudad es­lovena, el mismo hotel (ver página 27, Torneo de Candidatos, 1 959) a u nque la sa la del tor­neo s í era d iferente, recién constru ida para la ocas ión. La mayoría de los partici pantes eran Gra ndes Maestros.

Evidentemente yo mismo seg u ía s iendo muy "conservador'; pues la pr imera cifra que apareció en mi ta bla pa rticu lar fue u n "cero": tras suspender la pr imera partida con lvkov perd í ante Fischer s in oponer res istencia . Más o menos una vez a l año escr ibo la pr i­mera jugada de una varia nte y en el tablero hago la segunda .. En este caso, como resu l ­tado de este "en roque'; en la sexta ( ! ! ) jugada ya me encontraba en una d ifíc i l posic ión, y a l rededor de la décima-duodécima, en una situación com pletamente perd ida .

En ese torneo confi rmé que los dos encuen­tros con Botvi n n i k no pasa ron en va no, pues además de part idas de ca rácter táctico pude ganar otras g racias a mi concepto estratég i­co, a l est i lo de Botvi n n i k. La más im portante de e l las fue el encuentro en la ú lt ima ronda frente a Najdorf. En ese momento yo le l l e­vaba solamente medio pu nto de ventaja a Fischer.

La víspera de la ronda fi na l , por la ta rde, en el bar del hotel, F ischer se sentó a nuestra mesa y me d ijo muy segu ro de sí mismo:

-Ma ñana usted perderá con Najdorf. Pero el torneo lo ha jugado bien, por eso no me opongo a comparti r con usted el pr imer lu­gar, pues yo no voy a ganar a lvkov.

Yo i ntenté convencer a Robert de lo con­tra rio, pero él no varió su opin ión . Al d ía s i­guiente em pleé contra Najdorf una varia nte completamente d iferente. Fischer se acercó, observó, fru nció el ceño ...

El Cam peonato de la URSS en Bakú fue des­agradable para mí, pos ib lemente a causa de que en la pr imera ronda (frente a Bag u i rov)

Los años 1 960 - 1 961

en mi su bconsciente tuvo lugar una especie de estremec imiento psicológico. Mi riva l se encontraba en un fuerte zeitnot, yo tenía una posic ión ga nadora y vi u n camino brus­co, pero suficiente para obtener la victoria. Y en ese momento me v ino a la ca beza la idea de que en mi seg u ndo match Botv inn ik, en más de una ocasión, ignoró mi zeitnot y jugó de u n modo del i beradamente tranqui­lo. Yo l levé a m i rey a u n viaje innecesario, y mi sorprendido adversa rio daba jaq ues in­mediatos, descontando jugada a jugada el déficit de t iempo. E l rey caminó medio ta­blero, y comprendí que en el lugar al que se aproxi maba le esperaba el mate, y no había ca mino de retorno. Bag u i rov forzó un jaque perpetuo.

Y a u nque solamente había perdido med io pu nto, que en 21 rondas es muy poco, sentí que había perd ido el "viento a favor': Como resu ltado de el lo, en las s igu ientes partidas se suced ieron ta blas y más ta blas, y muchas de e l las sin sentido.

Después de 1 O rondas acumulaba 2 victo­r ias y ocho ( ! ! ) ta blas, s in n i nguna posi b i l i ­dad de luchar por el pr imer puesto. Natura l­mente m i estado de án imo se encontraba en un n ivel m uy bajo, y hacia la mitad del torneo perd í m i "+2": perd í con Bronstein y con Nezh metd inov, esta ú lt ima en una pa r­t ida ap lastante. Esta seg u nda partida s igni­ficó una fuerte sacud ida. Cuando reg resé a l hotel ju nto a Polugajewski le propuse una apuesta : que no ha ría más tablas. Quedaban seis partidas, y Lev se admi ró:

-¿Cómo es pos ib le que no hagas más ta­blas? -¡ ¡Pues sí ! ! -¿Es que piensas perder todas las parti-das? -¡No!

Y gané la apuesta, pues el balance de la par­te fina l del torneo fue ¡+5-1 =0! Y el resu ltado genera l no fue ta n malo, compartí el 4° y 5°

89

Los años 1 960 - 1 961

l uga r con Vas iu kov. Pero para mí fue incó­modo leer en la prensa que Tah l jugó mal , y que Vas iukov logró un im porta nte éxito.

I n mediata mente después del Campeonato Ind ivid ual , en Moscú, i ba a tener lugar la fi­nal del Cam peonato por Eq u i pos. Estuve u n día e n cama, aq uejado de mi enfermedad renal , tras lo cual fu i l itera lmente del avión a la partida contra Vassi ly Smyslov. El sup lente del equ ipo "Daugava" me quería persuadi r para que desca nsara, prometiendo jugar exitosa mente, pero decidí no defraudar a mi equ ipo en el i n ic io de la fase fina l y l uché contra Smyslov hasta el momento en e l que sentí que no ten ía más fuerzas. F ina l mente hice cuatro tablas y sufrí una derrota . Y perd í porque mi riva l, Leonid Stein, con asombro y con regusto, hacía todas y cada una de las ju­gadas ganadoras que yo mismo había reco­mendado en los comentarios a una partida, y que yo ha bía olvidado completamente.

90

1 e4 e6

Partida nº 27

M. Tahl - M. Botvinnik

Defensa Fra ncesa C 1 8

XXI I I Campeonato del Mundo Moscú ( 1 ), 1 960

¿Sorpresa? Yo creo que no. Por lo menos, cuando nos preparábamos para el match, el entrenador A. Koblents y yo previ mos que era muy rea l la posi b i l idad de que Botvi nn ik ut i l iza ra la Defensa Francesa . Y a u nque en e l segu ndo match con V. Smyslov esta apertu­ra no le dio muchos éxitos, su extraord inaria persevera ncia creativa daba motivos para pensa r que él no rechaza ría la pos ib i l idad de seg u i r verifica ndo la Defensa Francesa, que le había dado no pocas g loriosas victo­rias en el pasado.

2 d4 dS 3 �c3 .ib4

La Defensa Francesa pertenece al g rupo de Aperturas más complejas. Durante mucho tiempo se consideraba que en esta defensa se desarro l la una d ifíc i l lucha de man iobras s in enfrentamientos tempranos. Los esfuer­zos de los teóricos soviéticos, sobre todo de V. Rauzer (con las bla ncas) y de M. Botvi n n i k (con neg ras) permitieron encontra r cami nos para agudizar nota blemente el juego.

4 es es s al i.xc3+

Botvi n n i k juega una conti nuación em plea­da por é l . Es cu rioso destaca r que en el mat­ch de 1 954 (frente a Smyslov), ret i ra ra el a lfi l a as en a lgunas partidas. Al g ran maestro V. Smyslov no le gusta n las largas va ria ntes forzadas en la a pertu ra, y tras las jugadas 6 b4 cxd4 en la pr imera y tercera partidas, conti nuó 7 lll bs, confiado en que con un juego tranqu i lo pod ría aprovechar la activa posición de sus piezas. Era necesario dec i r que Botvi nn ik consideraba esta varia nte

completa mente sana para las neg ras, pues en la novena partida del mismo match él nuevamente jugó 5 . . . .iaS, pero en este caso (después de una preparación casera) Smys­lov e l ig ió una conti nuación más aguda 7 1Wg4!?, y tras 7 . . . C/Je7 8 bxaS dxc3 9 Wxg7 E\g8 1 0 Wxh7 C/Jd7 (mucho más activo es C/J bc6) 1 1 C/Jf3 C/Jf8 1 2 Wd3 WxaS 1 3 h4! con­sigu ió una ventaja considerable y ganó una bonita partida.

Botvi n n i k empleó nueva mente esta va r ian­te en una part ida contra V. U nzicker (XI Ol im­piada, Amsterdam, 1 954), pero en esta oca­sión no "desperd ició" los peones del fla nco de rey y prefi rió la más cuidadosa 7 . . . <;tifa, pero en este encuentro obtuvo una posi­ción nada envid iable a l cu lminar la apertura. Parece que Botvi nn ik se abstuvo de jugar 5 . . . .iaS a causa de 7 Wg4, a u nque en esta posic ión tampoco se ha dicho la ú lt ima pa­labra todavía.

6 bxc3 V!!! c7

La h istoria de este movimiento ta mbién es cu riosa . Más flexi ble pa rece 6 . . . C/Je7, por cua nto el caba l lo de rey deberá desarro l lar­se precisamente de esta manera, mientras que la dama de las neg ras puede en caso necesario, ocupar la cas i l la as, y posterior­mente a4. Pero la contin uación "agresiva" de las bla ncas 7 Wg4 orig ina nuevamente compl icaciones, a las cua les la teoría ajed re­cística todavía no ha dado una eva luación defi n itiva.

Los años 1 960 - 1 961

7 V!!lg4 fS

En caso de 7 . . . C/Je7 8 Wxg7 Elg8 9 Wxh7 tend ría mos s implemente u n cambio en el orden de jugadas. Ahora se escla rece la idea del sexto movimiento de las neg ras, el pun­to g7 está defend ido.

8 V!!lg3 &iJe7

Con su ú lt ima jugada las negras dejan entre­ver que la ca ptura en g7 no les inqu ieta en a bsol uto. Para evita r la pod ía n haber cambia­do previa mente en el centro: 8 . . . cxd4 9 cxd4, y solamente ahora conti nuar C/Je7, después de lo cual no s i rve 1 0 Wxg7? Elg8 1 1 Wxh7 Wc3+. En pa rticu lar, así jugó Botvi nn ik pre­cisamente en su partida con S. Reshevsky (match-torneo por el Campeonato mundia l, 1 948). Las bla ncas conti nuaron 1 O .id2 0-0 1 1 .id3 b6 1 2 C/Je2 .ia6 1 3 C/Jf4 y obtuvieron una buena posición de ataq ue.

9 V!!lxg7 gg8 1 0 V!!lxh7 cxd4

1 1 \t>dl ?!

"Unos 20 a ños a ntes cua lqu ier comenta­ri sta de ajed rez se hubiera asombrado de semejante jugada. El rey blanco in icia vo­lu ntaria mente u n viaje, ya en una fase muy temprana de la part ida. Ahora son pocas las personas que se admi ra rían de esta excén­trica conti n uación. Las blancas prefieren, por ahora, encubr i r sus pla nes de desa rrol lo para el caba l lo de rey, conservando la pos ib i l idad

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de i r a e2 y a f3, y a l m i smo tiempo dejan l i bre la d iagonal fl -a6. La pérd ida del enro­que no tiene por ahora un g ra n s ign ificado, pues en pr imer lugar las piezas de l riva l no está n bien desarrol ladas, y en seg undo lu­gar el rey neg ro no se s iente muy bien en e8. Recuerdo que la ú n ica part ida en la que se verificó la jugada 1 1 �dl ( recomendada por M. Euwe) fue en el encuentro G l igoric -Petrosian (Zag reb, 1 959). El g ra n maestro so­viético conti nuó d i recta mente 1 1 . . . lLi bc6 1 2 lLif3 tLixe5, y tras u n muy fuerte movi miento 1 3 i.g5! acabó en una posición muy d ifíc i l (no si rve 1 3 . . . lLixf3 14 i.b5+!) . La pos ib i l idad de forta lecer sens ib lemente el juego de las neg ras no se esca pó del excelente ojo ana l í­tico de Botvi n n i k.

1 1 . . . .id7

Un movi miento muy astuto, con ayuda de l cual las negras espera n aprovechar la fuerza de la dama en c7, a fin de subraya r la debi l i ­dad del rey b lanco. Es necesario desarro l la r l as piezas en cua lqu ier caso, pero es mejor saca r pr imero el a lfi l . Si ahora las b lancas juegan 1 2 lLif3, tras 1 2 . . . i.a4 1 3 i.d3 Wxc3 su posición i n med iata mente se tornará críti­ca. En caso de 1 2 lLi e2 las negras pueden asi­mismo jugar 1 2 . . . i.a4 con la desagradable amenaza 1 3 . . . d3 . No es d ifíc i l convencerse de que la jugada 1 1 . . . i.d7 t iene s imu ltá­neamente dos objetivos: 1 ) uno estratég i­co, pues si rve pa ra conti nuar el desarro l lo y prepa rar el enroque la rgo 2) y otro táctico, la amenaza a l pu nto c2.

Si las bla ncas no desean sufri r u n fuerte ataque deberán jugar de forma m uy activa. Existen premisas pa ra e l lo. Con sus jugadas 7 . . . f5 y 8 . . . lLie7 las negras se desentend ie­ron del peón de g7, cuya "tutoría" a menudo debe asumir el rey, e igua l mente debi l itaron la d iagonal h5-e8, lo cua l deja al descu bierto al rey negro y resta a las figuras negras que se tras laden a esa d iagona l todo a poyo "ma­teria l ''. Además, la dama bla nca puede, con gana ncia de tiempo, retorna r a su " lugar de

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origen''.

1 2 �h5+ �g6

Ante 1 2 . . . �d8, a fi n de evita r la c lavada, pensaba conti nuar 1 3 i.g5, esforzá ndome por ataca r. Con la jugada del texto las neg ras la nza n u n "g lobo de prueba'; preg u nta n a las b la ncas si éstas acepta rían las ta blas tras 1 3 Wh7 lLie7 1 4 Wh5+, etc. Euwe cita la varia nte 1 3 lLie2 dxc3 1 4 f4 Wc5 ! .

1 3 �e2

Obviamente, acepta r tal propuesta de tablas hu beira s ido una sens ib le derrota creativa. H u biera s ig n ificado reconocer la confusión provocada por la pr imera i nnovación del riva l . E l movi miento 1 3 de las b lancas está d ictado por el esfuerzo de uti l iza r la c lava­da . Por ahora se a menaza 1 4 lLif4, y a 1 4 ... �f7 puede segu i r la tranqu i la 1 5 i.d3 o la más aguda 1 5 g4. Ahora son las neg ras las que deben preocuparse por su rey. En esta posic ión Botvi nn ik estuvo más de med ia hora pensa ndo su jugada, de lo que se pue­de deducir que en su la boratorio casero no se ana l iza ron todos los pormenores de esta va riante. La conti n uación 1 3 ... Wxe5 1 4 cxd4 o 1 3 ... dxc3 1 4 lLif4 cJif7 1 5 i.d3 (mucho más fuerte que 7 5 Wh7+ "8.g7 16 Wh6 Wxe5 1 7 lLihS lLic6 1 B Wxg7+ Wxg7 1 9 lLixg7 �xg7 20 f4, recomendado por V. Vu kovic), con una serie de a menazas desagrada bles: por ejem­plo, pos ib le la va ria nte 1 5 . . . lLic6 1 6 i.xf5 exf5 ( 16 . . . tLicxe5 1 7 i.xe6+! i.xe6 18 Wh7+) 1 7 e6+ i.xe6 1 8 Wh7+ "8g7 1 9 Wxg7+!) de n ingún modo pod ía satisfacer a las neg ras. Euwe da aquí la va ria nte 1 5 . . . Wxe5 1 6 g4 lLic6 ( 1 6 . . . WhB 1 7 lLixg6) 1 7 gxf5 exf5 1 8 "8. b l b6 1 9 "8b5 tLice7 20 "Se l ±. La d i recta 1 3 . . . i.a4 se refutaba por medio de 1 4 lLif4 Wxc3 1 5 i.d3 Wxa 1 1 6 lLixg6 lLi c6 1 7 lLif4+! (más fuerte que la varia nte ana l izada por mí d u ra nte la partida : 1 7 lLie7+ �d7 ! 18 lLixg8 "8xg8, con u n juego recíproco) . Tampoco re­solvía los problemas 1 3 ... lLi c6 1 4 cxd4 "8c8 ( 14 . . . 0-0-0!?) 1 5 "8a2.

1 3 ... d3!

Ahora la respuesta de las blancas es obl iga­da.

14 cxd3 .ia4+ ?!

La tarea de las bla ncas habría s ido mucho más compleja tras el senc i l lo 14 . . . it) c6!, se­guido del enroque la rgo. E l rey b lanco, cuyo refugio en el flanco de dama no es muy se­gu ro, deberá perder un tiempo en tras ladar­se al otro extremo por medio de la casi l l a e l . Yo pienso que después de 1 4 . . . it) c6 las ne­gras, a cambio de dos peones sacrificados, tend ría n una compensación muy satisfac­toria.

15 <!>el '!WxeS?!

Es completamente com prensib le e l esfuerzo de las negras de recupera r aunque sea parte del mater ia l sacrificado, pero con la jugada del texto pierden mucho tiempo. Concorda­ba con el plan eleg ido por las negras 1 S . . . it)c6, a u nque es verdad que ahora esta juga­da es menos fuerte, pues las blancas pueden continuar 1 6 f4 [o bien 1 6 d4 0-0-0 1 7 .igS;!; (Pach man) . Es peor en este momento 1 7 f4 it)as 1 8 �f3 .ic2! (Boleslavsky); o bien 1 7 h4 it)cxeS 1 8 dxeS it)xeS 1 9 :B:h3 .ie8! (Kotov)] 1 6 ... 0-0-0 1 7 .id2, l iberando poco a poco las piezas del flanco de rey. Ta rde o tem pra no las neg ras deberán sacr ificar u n caba l lo en la casi l l a es. En esta posic ión es d ifíc i l pre­ver los acontec imientos, pero en cua lqu ier

Los años 1 960 - 1 961

caso las negras habría n tenido la i n iciativa. Es atractiva la propuesta del maestro checo l. Podgorny 1 S ... .ibS, pero conti nuando 1 6 .igS ! .ixd3 1 7 �d2 las blancas ha brían to­mado la i n ic iativa .

Euwe propone 1 S . . . it)d7 ! 16 d4 0-0-0 1 7 .igS :B:df8 con contrajuego.

1 6 .igS!

La pri nc ipa l ta rea de las b lancas consiste en ma ntener al rey negro en e l centro. En este caso la pérd ida del peón de es "echa agua a l mol i no" de las bla ncas, pues por la co lumna ab ierta "e" se pueden crear pel igrosas ame­nazas.

16 ... tLlc6

No servía el i ntento de luchar por la in iciati­va por med io de 1 6 . . . f4 a causa de 1 7 d4 �fS ( 1 7 . . . �e4 7 8 .ixf4±) 1 8 il)xf4 �c2 1 9 it)e2±. S i 1 6 . . . d4 1 7 cxd4 �as+ 1 8 .id2!± Euwe.

1 7 d4 '1Wc7

Tras 1 7 .�e4?! 1 8 :B:c l !± la dama de las ne­g ras se senti ría incómoda en el centro del ta blero. Y e l paso al fina l 1 7 . . . �h8 1 8 it)f4! ta mpoco pod ía satisfacer a las negras.

18 h4!±

No con el objetivo de coronar un peón pa­sado que las b lancas t ienen de más (aunque este factor ta mbién juega su papel) , s ino con el fin de i ncorpora r rá pidamente al juego la torre de hl en vísperas de los acontecimien­tos que se vis l u m bra n en e l centro. Ante una conti n uación más lenta las negras, jugando it)e7 y prepa rando el enroque la rgo, obten­dr ía n una posic ión d inámica. Ahora no que­da t iempo para 1 8 ... it) e7, pues las blancas s implemente ca mbian en e7 ( 1 9 .ixe7 �xe7) y conti n ua ndo 20 �gS (20 it)f4!? Petrosian) l levan e l juego a un sendero m uy prosa ico. Por eso las negras está n obl igadas a enfren-

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Los años 1 960 - 1 96 1

ta rse con el pel ig ro, a briendo l a s l íneas.

Por otro lado, era malo 1 8 tt::lf4? tt::lxd4!-+.

18 ... es

19 �h3!±

I ntrod uciendo las reservas en la lucha y al mismo tiempo para ndo la a menaza 1 9 ... exd4 20.cxd4 tt::lxd4.

19 ... W/f7

También era posib le aqu í 1 9 . . . e4. En este caso la posic ión de las negras sería m uy só­l ida, pero a las b lancas no les a menaza a b­solutamente nada, e l las pueden s in i ncon­venientes ded ica rse a la mater ia l ización de su peón de ventaja . Ta m bién esta ba mal 1 9 .. . f4 20 W/g4!±. Todos los esfuerzos de las ne­gras están desti nados a expulsar a la dama de h5 por medio de :ghs, pero no cons iguen rea l iza r su p lan .

20 dxe5 tllcxe5

Por ahora no se puede 20 ... :gh8? a causa de 2 1 e6! W/xe6 (2 1 . . . 'i!.xh5 22 exfl+ rJlxfl 23 tllg3! (Euwe)J 22 :ge3 :gxh5 23 füe6+ rJlf7 24 füg6! rJlxg6 25 tt::lf4+ +-.

21 �e3 ci>d7

Nuevamente no s i rve 21 . . . :ghs 22 :gxe5+

94

rJld7 23 :ge7+ W!xe7 24 W/xg6+-.

22 �b1

La torre de dama de las blancas ta mbién se incorpora al juego por un med io poco co­mún : por ahora está atacado el peón de b7

22 ... b6?!

Es d ifíc i l imaginar que con la dama en h5 la debi l itación de la casi l l a a6 pueda jugar a l ­g ú n papel , pero en todo caso es as í. La ta rea de las blancas hubiera s ido más compl icada en caso de 22 .. . ic6. Yo me proponía sacri­ficar cal idad, pasa ndo a u n fi na l favorable: 23 tt::l d4 [23 tll f4 :gaeB 24 W!d l tllg4 25 'i!.xeB 'i!.xeB+ 26 ie2 tllxf4 27 ixf4 Wf f6? (Euwe)] 23 . . . f4 24 füe5! tt::lxe5 25 W!xf7+ tt::lxf7 26 ixf4 :gae8+ 27 rJld2±, pero eso hu biera s ido un mal menor para las negras. La jugada 22 ... b6 tiene otra desventaja : al ut i l iza r la posi­ción del alfil en a4, las blancas ganan un i m portante tiempo para el desarrol lo de la torre.

23 tllf4

Las piezas de las blancas se mueven como un resorte escond ido. S i ahora las negras juega n 23 . . . :ghs, tras 24 tt::lxg6! tt::lxg6 25 Wf e2 la amenaza W/a6 (ver el comentario an­terior) deberá decid i r la part ida.

23 ... �aes 24 �b4!±

Preparando la s igu iente jugada blanca.

24 ... i.c6

25 YlYd1 !

"La dama hizo su trabajo, y se puede retirar': Las negras no alcanzaron a jugar 1'%h8. Sur­ge una posic ión cu riosa: tras largos viajes la dama y el rey blancos reg resaron a sus lu­gares de pa rtida ., e l a lfi l de casi l l as blancas hasta ahora no ha hecho n ingún movi m ien­to, pero aún así la posic ión de las neg ras es muy d ifíc i l . Las blancas no solamente t ienen un peón de ventaja, s ino que además sus fi­guras está n suma mente activas, sobre todo las torres, que controlan muy bien el centro. La i mpresiona nte cantidad de piezas de las neg ras en esta parte del tablero resu lta completamente inofensiva .

25 . . . t!\xf4

En caso de 2S . . . tlig4 26 1'%e2 o bien 26 füe8 1'%xe8+ 27 .ie2+- las negras ta mbién esta ría n e n una posic ión perd ida .

Ante 27 . . . f4 decide 28 W/g4+.

28 fxe3

No hay por qué ret i ra r el a lfi l de la activa posic ión de gS . El peón bla nco de e3 puede serv i r de protector para el rey en caso nece-

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sar io (28 .ixe3 f4) . Cabe destaca r que las ne­gras no a lcanza n a crea r n inguna amenaza .

28 ... @c7 29 c4! dxc4

Forzosa mente l leva a gananc ia de materia l . Ante 29 . . . lll e7 las blancas continúan 30 cxdS .ixdS (30 . . . lllxd5 31 .ic4 @d6 32 .if4+ @es 33 Wc2+-) 3 1 .ixe7 Wxe7 32 Wc l + +-, s in dejar n inguna oportun idad.

30 .ixc4 YlYg7 31 i.xg8

Un ca mino muy bueno para un a lfi l que rea­l iza sus pr imeros movi mientos en esta pa r­t ida.

31 ... YlYxg8 32 h5

Por fin e l peón pasado toma la pa labra. Las negras se r ind ieron . 1 :O

1 c4

Partida n° 28

M. Botvinn ik - M. Tah l

Defensa I nd i a de Rey E69

XXI I I Campeonato del Mundo Moscú (6), 1 960

La jugada preferida de M. Botvi nn i k, ju nto con 1 . d4. En particu la r, su objetivo consiste en que las bla ncas e luden ciertos esq uemas no deseados, como la Defensa N i mzovitch. Así, a 1 . . . lllf6 2 tlic3 e6 pueden continuar 3 lllf3, postergando el movi miento d4. En caso de 1 . . . es surge la posic ión de la De­fensa S ic i l i ana con los colores cambiados, en la que el t iempo de ventaja desempeña obvia mente un papel m uy im portante. Si ma ntienen la s i metría med iante 1 . . . es, las negras pueden l levar el j uego a la Apertu­ra I ng lesa. Pero es conocido por todos que M. Botvin n i k juega de forma vi rtuosa esta a pertu ra, ta nto con bla ncas como con ne­g ras . Después de pensar un poco, las negras

95

Los años 1 960 - 1 961

decidieron hacer u n movi miento que deja e l asu nto en suspenso.

2 . . . �f6 2 �B

En cierto modo esto s ig n ifica desenmasca­ra rse. Las blancas demuestra n que no están d ispuestas a jugar la Defensa N i mzoind ia, y ta mpoco la varia nte Saemisch contra la De­fensa I nd ia de Rey, en la que como es cono­cido, el pr inc ipa l e lemento del juego bla nco consiste en el "soporte" del centro por me­dio de f3 . Al mismo t iempo M. Botvi n n i k re­chaza un s istema que hasta hace poco era muy popu lar, y que se da en la Apertura In ­glesa, tras 2 lll c3 g6 3 g3 �g7 4 �g2 0-0 S e4 d6 6 lllge2. Después las bla ncas juegan d3 y dependiendo de cuá l peón de l a s negras tome pa rte en la l ucha por e l centro, es o es, aquél las empieza n la man iobra de ru ptu ra por med io de a3 y b4, o con la ayuda de f4. S in embargo, la práctica demuestra que la posesión de l pu nto d4 da a las negras una posición muy cómoda; pa rticu la rmente V. Smyslov jugó este s istema en la pr imera partida del match de 1 9S7 frente a M. Bo­tvi nn ik. Este ú lt imo verificó una vez más esta varia nte jugando con b lancas contra B. Gurguenidze en las 1 1 Espartaquiadas de los pueblos de la U RSS, pero en este caso las ne­gras obtuvieron una posic ión satisfactoria al terminar la a pertura. Ahora este s istema es imposible de obtener, pues e l caba l lo b lan­co se ha desarro l lado por f3 .

2 . . . g6

Es cu riosa la h i storia de la Defensa Ind ia de Rey. Obtuvo u n reconoc imiento genera l hace a l rededor de vei nte a ños. Antes s e uti­l izaba muy esporádicamente y en casos a i s­lados. En particu lar ut i l izaba este esq uema M. Tchigorin, pero la ventaja de las blancas en el centro, la aparente pasividad del a lfi l de g7, obstacu l izado por su propio peón de es, la restri ngida posic ión de las neg ras, etc., servía n de base para dudar de esta de­fensa. A fi na les de los a ños 30 u n g ru po de

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ajed recistas ucran ia nos encabezados por A. Konsta ntinopolsky, l . Boleslavsky y D. Brons­tein , emprendió un aná l i s i s más deta l lado de esta denostada apertura y le d io nuevas pos ib i l idades. ¿Qué aficionado al ajed rez no conoce las vi rtuosas combinaciones de D. Bronste in en sus partidas frente a L. Pach­man y F. Zita (match Moscú - Praga, 1 946), en las que el " inactivo" a lfi l de g7 rea l izó un trabajo devastador? Aunque es verdad que para e l lo las neg ras sacrificaron "solamente" una torre. ¿Quién de los ama ntes del ajed rez no se ha deleitado con las fi l ig ranas del "her­mano menor" de los expertos de la Defen­sa I nd ia de Rey, el g ra n maestro de Odessa E. Gel ler, en cuyas manos esta a pertura se convi rtió en un arma pel igrosa? Surg ieron nuevos s istemas de desarro l lo para las ne­gras, la jugada es dejó de ser obl igatoria, en muchas partidas las neg ras ataca ban el centro media nte es, y a veces inc luso se a bs­ten ía n de mover los peones e y e, prefi rien­do la presión de piezas hacia el centro por med io de lllc6 y �g4. Apareció as imismo la idea del i n med iato contrajuego en el fla nco de dama por med io de a6 y bS. Por reg la ge­neral, todas estas ideas de las neg ras t ienen mejores resu ltados cuando el alfil de rey de las bla ncas se encuentra en g2, y por eso los aficionados a la Defensa I nd ia de Rey con las blancas también empeza ron a uti l iza r otros esq uemas. Renació el Ataque Saemisch, que genera l mente orig ina una muy aguda lu­cha con enroques en d iferentes lados, en la cua l las blancas se esfuerzan por demostra r que la jugada g6 debi l ita sensiblemente el fla nco de rey de las neg ras. En un pr inci pio este s istema dio a las blancas bastante éxi­to, pero g racias a l tra bajo de los adeptos a esta apertura (entre los cua les encontramos a E. Gel ler y S. G l igoric) se encontraron a ntí­dotos efectivos. El gran maestro T. Petrosian propuso una idea muy pel igrosa para las neg ras, relacionada con el desa rrol lo del a lfi l a gS (desde donde molesta el contrajuego de las neg ras en el flanco de rey), seg u ido del ava nce de los peones b lancos en el otro flanco, con el objetivo de abr i r las l íneas. La

últ ima pa labra de las neg ras en esta var ian­te por ahora pertenece a l talentoso maestro ucran iano L. Ste in , q u ien jugó h6 antes del movimiento �gS y de este modo i m pid ió la rea l ización de esta idea de las bla ncas en sus i n ic ios, a u nque a costa de u n tiem po. En todo caso, las ú lt imas competencias han de­mostrado que la moda de la Defensa I nd ia de Rey está pasa ndo, y que i nc luso a lgu­nos de sus "ca ba l leros'; como T. Petrosian, D. Bronste in y E. Gel ler a menudo uti l iza n otras construcciones. Pos ib lemente esto sucede porque es atractiva la idea de probar a lgo nuevo, tal vez porque el juego de las blancas se tornó más decid ido, pero en todo caso es todavía muy temprano para l levar la Defen­sa India de Rey "a los a rchivos': pues s i bien da a las blancas una leve ventaja posic ional , las neg ras obtienen una posic ión no menos acepta ble que en otras a perturas.

3 g3 i.g7 4 i.g2 0-0 5 d4

Pau lati na mente las blancas definen su es­tructura de peones. Ten ía n la oportu n idad de jugar d3 ahora o dentro de dos movi­mientos, dando a la partida un ca rácter ce­rrado. Se debe pensa r que M. Botvi n n i k no deseaba determinar la l ínea de juego de un modo tan d rástico, pues en esta varia nte las b lancas obtienen la i n i c iativa en el flanco de dama, y las neg ras contraatacan en el de rey. Posi blemente mi riva l no deseaba permiti r esta pos ib i l idad ya en la a pertura, pues en algunas partidas de los ú lt imos a ños, de las cuales la que más se g ra bó en mi memoria fue el encuentro entre V. P i re e l . Boleslavsky (match U RSS - Yugoslavia, Len ingrado, 1 9S7), confi rman su efectividad. Ahora las negras deben eleg i r cuá l de los dos s istemas segu i r. Se puede pasa r a las r ieles de la Defensa Gruenfeld por medio de S . . . dS, pero yo la uti l izo muy esporádica mente y no siento muy bien la posic ión. E l i ntento de pasa r a un esq uema s imétrico por medio de S . . . c6, seguido de dS, l leva a un juego i nsípido con cierta su perioridad de las bla ncas.

Los años 1 960 - 1 961

5 • • • d6 6 tl:ic3 tl:i bd7

Otra jugada de m ucha responsab i l idad. Las negras destacan su i ntención de jugar la De­fensa I nd ia de Rey de acuerdo con sus pri­meras ideas. Esta a pertura i n ic ió su travesía por los torneos i mportantes precisamente con esta va ria nte. En m uchas partidas pre­ferí los s istemas relacionados con 6 ... cS y 6 . . . ./U c6. La conti n uación eleg ida por mí en esta partida se ve en m i práctica en muchas menos ocas iones, y nosotros pensábamos que M. Botvin n i k estaba peor preparado para e l la .

7 O-O es 8 e4 c6

Lo más flexi ble. Las negras no se oponen a bloquear el centro, pues en este caso su ca­ba l lo obtiene u na cómoda base en es, y ade­más con el centro cerrado quedan l i beradas pa ra e l juego en el flanco de rey: el cabal lo mueve de f6 a las casi l l as e8 o hS, dejando paso l ib re a l peón "f''. La ca ptu ra i n med iata en d4 puede provocar la superioridad de las b lancas, que obtienen u n juego más l i bre en el centro y en el flanco de rey.

9 h3

En muchas part idas M. Botvi n n i k defendía la op in ión de que la jugada h3, que defiende a l alfil de e3 de u n ataq ue, s ign ifica una pér­d ida de t iem po, y prefería el inmed iato �e3. S in em ba rgo, en la partida n ú mero 1 4 del match M. Botvi n n i k - V. Smyslov ( 1 9S4) las

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negras encontra ron una convincente refu­tación a este orden de movi mientos: Se jugó 9 . . . lt:Jg4 1 O �gS b6! 1 1 h3 exd4! 1 2 lt:'l a4 %Va6 1 3 hxg4 bS 1 4 tt:lxd4 bxa4 1 S tt:lxc6 %Vxc6 1 6 es %Vxc4 1 7 �xa8 lt:J es, y e n una d u ra l ucha V. Smyslov cons igu ió obtener supremacía . La profi láctica jugada 9 h3 es necesar ia . Entre los planes de las bla ncas se encuentra colo­car armónicamente sus p iezas en e l centro, y si tarde o temprano cons iguen obl igar a su riva l a cambiar en d4, obtienen la pos ib i ­l idad de ejercer presión sobre e l débi l peón d6. Genera l mente las negras desarro l lan su contrajuego con ayuda de su alfil de largo a lcance en g7, pero u n juego cu idadoso de las blancas permite neutra l iza rlo. Estos p la­nes de juego se ven en caso de que las ne­gras cambien i n med iatamente en d4 o con­tinúen 9 . . . as y 1'%e8. Las dificu ltades de las negras en esta variante i ncita ron a busca r continuaciones más activas, una de las cua­les (por c ierto, tam bién es u n i nvento ucra­nia no) es la conti n uación de esta part ida. En los ú lt imos años obtuvo cierta popula r idad 9 . . . %Vas, con ideas s im i la res, pero como este movimiento lo había ut i l izado en partidas de torneo, no quería repetir lo en e l match.

9 . • . �b6

Las neg ras i n ic ian i n mediata mente accio­nes contra e l pu nto d4. En este momento se amenaza la conocida combi nación 1 O . . . exd4 1 1 tt:lxd4 lt:J xe4! Al mismo t iempo se pone la m i rada en e l peón c4 (por medio de 1 O . . . %Vb4) . De este modo, si las b lancas desea n conserva r la tens ión en e l centro, de­berán prever numerosas ideas de las negras. Es necesa rio recordar que la dama en b6 (si se juega la secuencia exd4, lt:J xd4, tt:l g4) s iempre pod rá amenazar en caso necesario a l peón f2 . La e lección de n uestra a pertu ra resu ltó psicológica mente acertada. M. Bo­tvi nn ik nuevamente e lude las conti nua­c iones con juego agudo m utuo y prefiere el bloq ueo in mediato del centro, con la es­peranza de ganar un t iempo al atacar a la "dama guerri l le ra''. Otro método de rebajar la

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tensión en el centro (1 O de) no da mucho a las b lancas, pues las p iezas de las negras ob­t ienen una cómoda base en d4, y su dama puede retornar a su posic ión habitual de e7 por la vía b6-b4.

10 dS cxdS 1 1 cxdS �es

Sa lta a la vista la pr imera ventaja del p lan elegido por las negras: su caba l lo ocupa una posic ión activa y ya ataca u n peón.

1 2 �e1

Dura nte la partida yo suponía que ésta era una i n novación teórica. Se juega aquí más a menudo 1 2 1'%el o 1 2 lt:'ld2, a fi n de tras ladar este ca bal lo a c4 con ganancia de t iempo, a u nque es verdad que en este caso las ne­g ras ma ntienen la l ibertad de acción y pue­den l l eva r el juego tanto al flanco de dama, por medio de bS y �a6, como en e l de rey, jugando f7-fS . S in embargo, posteriormente supe que la jugada tt:l e l fue uti l izada por T. Petros ian en su partida contra V. Sh iyanovs­ky, en las Semifi na les del Campeonato de la U RSS (Kiev, 1 9S7) y rá pidamente obtuvo la victoria (a unque las ventajas de la jugada 1 2 tt:l e l no tuvieron nada que ver en e l lo) . Las blancas no están d ispuestas a soporta r mu­cho t iempo a l molesto caba l lo en es y se d i s­ponen a cambiarlo. El papel de la pieza que gana u n t iempo se desti na a l a lfi l de e l . Entre los defectos de 1 2 tt:l e l se puede destacar que las blancas p ierden t iempo y que e l riva l puede s in dificu ltades cu lm inar el desarro l lo de sus p iezas. Y esto es lo que se o lv idó de hacer Sh iyanovsky en la mencionada parti­da, pues decidió terminar i n med iatamente la l ucha con un ataque al fla nco de rey.

1 2 ... .td7 1 3 �d3

M. Botvi nn i k opina que no es necesario partic ipar conti nuamente en torneos. Por su puesto, los métodos de tra bajo en e l pe­ríodo de preparación son del gusto de cada ajedrecista, pero e l ajed rez contemporá neo

ha a lcanzado u n n ivel ta n a lto que los co­noci mientos y las capacidades i n natas ya no son suficientes. Cada partida exige una enorme entrega de nervios, y por eso la par­tici pación regu la r (más o menos habitual ) en las com peticiones es necesa ria para que e l ajed recista se mantenga en una buena forma deportiva. La jugada del texto, o más exacta mente el t iempo dedicado a tomar esta decis ión, demuestra que M. Botvin n i k n o partic ipó en torneos d u ra nte mucho tiem po. ¿Acaso va l ió la pena dedicar 1 O mi­nutos de 2 horas y med ia para pensa r en una maniobra completamente evidente y claramente superior, que em pezó en el mo­vimiento a nterior? Precisamente m uchos ajed recistas no pud ieron d isponer de estos 1 O min utos en los momentos decisivos.

13 ... tllxd3 14 Uxd3 �ms

Una posición crítica. Aq u í las neg ras, d u ran­te mucho tiem po, e l ig ieron el p lan a desa­rro l lar en el medio juego. Más de su gusto era la ruptu ra f5, que es más fuerte cuando los peones se encuentra n en h3 y g3, pues el fla nco de rey de las bla ncas está, en cier­to modo, debi l itado. La d i recta 1 4 . . . ltJ h 5 n o conseg u ía su objetivo debido a 1 5 �e3 1!9d8 1 6 'We2!, y ahora tras 1 6 . . . f5 1 7 exf5 las negras se ven obl igadas a conformarse con una partida posicional mente d ifíc i l después de 1 7 . . . �xf5 . No deseaba rea l iza r la jugada fS por medio de 1 4 . . . ltJe8, pues tem ía que e l fla nco de dama no estaba bien defend ido. Pero u n aná l is is más deta l lado concl u ía que esta conti nuación merecía mayor atención. Tras 14 . . . lDeB 1 5 �e3 °Wd8 las blancas no pueden crear amenazas rea les en el fla nco de dama, y el avance f7-f5 se puede rea l iza r sin dificu ltades. Otro asu nto es si este movi­miento da algo rea l después de, por ejemplo, 1 6 E:acl f5 1 7 exf5 gxf5 1 8 f4. Pero en todo caso el a lfi l de g7 se i nteg ra activa mente en el juego. Las neg ras (en parte por motivos psicológicos) decidieron por el momento desa rro l lar el juego en el fla nco de dama y posteriormente, después de a pac iguar la

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atención de su riva l , jugar f5 en el momento oportu no. Debo confesa r que en ese mo­mento ya me poseía la idea de sacrificar el caba l lo en f4, pero esa man iobra todavía esta ba envuelta en h umo. Las negras l leva­ron a c8 precisamente la torre rey, en primer lugar para ma ntener defendido el peón de a7, y en seg u ndo lugar para demostra r a las blancas que por ahora no piensan en el flan­co de rey.

1 s gb1

Una maniobra muy demostrativa . Las blan­cas confían en el riva l y ta mbién concentran el juego en el flanco de dama. Se d isponen a jugar �e3, pero con el mismo objetivo se pod ía hacer i n med iatamente 'We2, que por otra parte i mped ía la maniobra ltJ h5, seg ui­do de f5 . La posic ión de la torre en b l dará posteriormente a las negras u n t iempo muy i mportante.

15 ... tll hS

Ahora se puede inqu ieta r a l adversa rio en el otro fla nco. Resu lta que para el avance del peón "f" no es ta n necesa rio el apoyo de la torre.

1 6 .ie3 Ub4

Natura lmente 1 6 ... 'Wd8 no habría coinci­dido con el espíritu de la posic ión, pues en este caso ha bría perd ido todo sentido el tras lado de la torre de rey a c8. Las bla ncas

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podían jugar 1 7 lll bS, obl igando a u n ca m­bio favora ble para e l las. Por ahora las negras se mantienen fieles a l plan trazado: u n jue­go declarado en el fla nco de dama y otro ocu lto en el de rey.

1 1 We2

La amenaza fS se vuelve desagrada ble, ya que el peón blanco de f2 está re lacionado con la defensa del peón de g3, y además, al abri rse la d iagona l pa ra el a lfi l , las piezas negras en el fla nco de dama esta ría n m uy bien ubicadas. Se torna evidente que el mo­vimiento 1 5 E:b 1 no fue exacto, las blancas perd ieron u n t iempo i mportante.

17 ... fü4

La va riante 1 7 . . . fS 1 8 exfS i.xfS 1 9 E: be l , con la ces ión del pu nto e4, no h u biera s ido correcta desde el pu nto de vista pos ic iona l . Las neg ras deciden rea l iza r fS con mayor fuerza, y ahora el sacrificio de ca ba l lo en f4 toma aún más bases rea les. Precisamente con el objetivo de prepa ra r el sacrificio las negras e l ig ieron la s igu iente jugada, que visua lmente pa rece m uy natura l : dobla r las torres en la columna "c'; seg uida de u n activo juego en el fla nco de dama.

1U fü1

Confiando completamente en el r iva l . Las blancas desean i n ic iar la expuls ión de las piezas negras por med io de i.fl , y posterior­mente, en la ocas ión oportuna, rea l izar u n masivo cambio de piezas. E l fina l sería m uy favorable a e l las a causa de que las piezas negras tt:\ h s y i.g7 se atasca ría n en el flan­co de rey y no podría n incorpora rse rápida­mente a la defensa.

18 . . . �faca

Para rea l iza r esta evidente jugada las negras pensaron 1 6 m i nutos, pues esta ban ca lcu­lando si pod ía serv i r la idea que se materia-

1 00

l izó u n poco más tarde. No, no servía en ese momento. Era necesa rio reforza r la va ria nte.

1 9 @h2

Un movi miento que sería muy provechoso ( las bla ncas ret i ra n al rey de la pr imera fi la, defendiendo por si acaso el peón de g3) s i no existiera la a menaza rea l que repentina­mente surg ió contra la posic ión blanca . Evi­dentemente M. Botvi n n i k pensaba que no le amenazaba absol uta mente nada, y decid ió hacer u n provechoso movi miento profi lác­tico, propon iéndose en el futuro conti nuar i.f3 o i.fl . Es verdad que aún en caso del in­mediato 1 9 i.f3 ( 1 9 i.fl ) hu biera seg uido 1 9 . . . fS . Después de una jugada de espera las negras consideran que todo está l i sto pa ra la combi nación, y rea l iza n u n movi miento de ca rácter "a nti posic ional ''.

1 9 ... f5! 20 exf5 .ixfS 21 gal

En caso de 21 a3 Wfb3 22 llle4 E:c2 23 füc2 füc2 24 Wf d l . las neg ras pod ía n ensaya r u n cu rioso sacrificio de pieza 24 . . . lllf4!?, con compl icaciones que no se someten a cá lcu los. Posi blemente M. Botvin n i k pensó que ahora, a causa de la a menaza 22 g4, las piezas neg ras está n obl igadas a retroceder, y las bla ncas podrán ocupar la casi l l a e4 con toda comod idad, pero aquí les esperaba u na sorpresa prepa rada de antemano.

21 ... tllf4

Me pa rece que la polémica que despertó esta jugada ca rece de fu ndamentos. Este movim iento es bueno por la senc i l la razón de que todas las demás jugadas son malas, y si el sacrificio de caba l lo es i ncorrecto, es necesa rio colocar el s igno de i nterrogación no en la jugada 2 1 , s ino en la 1 7. En todo caso, tras el sacrificio de caba l lo las p iezas de las neg ras (esto se refleja sobre todo en el ejemplo del "oc ioso" alfil de g7) desarro­l l an una gran actividad en todo el tablero, y las blancas deberán ded ica rse a l cá lcu lo

concreto de n u merosas y agudas va ria ntes. Acepta r el sacrificio es obl igatorio.

22 gxf4 exf4 23 .id2

"23 a3 ganaba la partida': Este es el sentido del comenta rio de G. Goldberg en el aná l i ­s i s de esta posic ión, publ icado en el boletín "Por e l Campeonato mundia l ''. Posteriormen­te el ayuda nte de M. Botvi n n i k ind icó una gran cantidad de varia ntes interesantes, que ratifica ban este pu nto de vista. La posic ión crítica surge tras los movimientos 23 . . . W'b3 24 .ixa7 {el i n mediato 23 .ixal se refutaba med ia nte 23 . . . W'as, y las neg ras recu pera n l a pieza, manten iendo l a s ventajas de la po­s ic ión) . Creo que no va le la pena persuad i r a l lector de q u e l a s negras ca lcu laron todas las varia ntes y decid ieron que el sacrificio de ca ba l lo en f4 ganaba . Posib lemente la jugada 21 . . . lllf4 es u n sacrificio posic ional de pieza . En rea l idad, ana l icemos la posic ión que su rg ía en la va riante recomendada por G. Gold berg tras 24 .ixa7:

Diagrama de análisis

La pieza de ventaja de las bla ncas por ahora no juega, a ú n más cuando las neg ras pue­den desconecta rla del juego med iante b6, a l t iempo que los dos a lfi les de las negras son extraord inaria mente activos, y pueden actuar ta nto en e l fla nco de dama como en el de rey. E l fla nco de dama de las blancas también está u n tanto "congelado'; y en el de rey la protección está debi l itada. De ta l modo, la compensación posic ional sa lta a la

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vista, y es cuest ión de aná l i s is s i las negras pod rán transformarla en algo concreto. En esta posic ión yo me d ispon ía a jugar 24 .. . .ies, a menazando 25 . . . f3+. Las bla ncas tie­nen tres métodos de defensa: ret i ra r el rey a g l o i m ped i r la a pertu ra de la d iagonal me­d ia nte f3 o .if3 . Ana l icemos estas cont in ua­ciones por orden.

A) 25 <tt>g l b6. Las negras a menazan recupe­rar el a lfi l med iante E:4c7. No ayuda 26 W'd l W'xb2 27 E:a2 E:xc3! Las blancas no pueden sacar el alfil de la emboscada, y s i es así, en el ta blero tenemos igua ldad de material y ventaja pos ic ional de las negras. La ta rea de éstas es m ucho más d ifíc i l si las bla ncas no ret i ra n su rey a la pr imera fi la .

B) 25 f3 . Por una pa rte, con esta jugada las blancas i ntentan por todos los medios que reg rese e l "viajero" desde la cas i l l a a7, pero por otra, encierra n por completo al a lfi l de g2 . La respuesta de las negras es la habitua l ! : 25 . . . b6. 26 W°f2 no su rte efecto por cuanto las negras conti núan con ganancia de tiem­po 26 . . . .id4 y posteriormente .ie3. Queda el movim iento 26 W°d l , pero las neg ras ahora pueden ut i l iza r la debi l itación de la segunda fila, sacrificando la dama: 26 . . . W'xb2 27 E:a2 E:xc3 28 E:xb2 E:xc l 29 W°d2 .ixb2 30 W'xb2 E: 1 c2 3 1 W' d4 E:e8. La torre neg ra entra en la seg u nda fi la y las b la ncas posi blemente no t ienen nada mejor que forzar las ta blas, ya sea med iante jaque perpetuo, o bien conti­nuando 32 W'xf4 E:8e2 33 W'g3 . Estas va rian­tes no se someten a n inguna d i scus ión.

C) El juego más i nteresante surge en caso de 25 .if3. Precisamente el anál is is de esta con­t inuación i ncita a G. Gold berg a ca l ificar de i ncorrecta la combi nación de las negras. En su aná l i s i s pub l icado en las pág i nas del bole­tín "Moscú ajedrecístico", A. Konsta ntinopol­sky demuestra que esta posic ión no es tan senci l l a como escribe G . Gold berg. Durante la partida yo estaba d ispuesto a sacrificar la dama también en esta variante, pero decidí no conti nuar los aná l is is posteriores, pues

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consideraba que l a s negras obtenía n una compensación rea l . A. Konsta ntinopolsky encuentra una confi rmación muy cu riosa de mi suposic ión. Tras los movi mientos 25 if3 b6 26 'Wd l 'Wxb2 27 :1l:a2 füc3 (es elocuente el hecho de que las conti n uaciones de las negras t ienen u n mismo ca rácter. Seg ú n m i pu nto de vista, esto es una prueba ind i recta de la corrección de la combi nación. Las ne­gras t ienen un juego muy fác i l , y las bla ncas deben buscar perma nentemente recu rsos para la defensa) 28 :1l:xb2 :1l:xc l se ve que 29 'Wd2 l leva a una d ifíc i l posic ión debido a la inesperada respuesta 29 . . . ie4!, y la pareja de alfi les, que hacía poco se "ded icaban" a l flanco de dama, repent ina mente s e vuelca n en el ataque d i recto a l rey. Por ejem plo: 30 �g2 ixf3+ 31 �xf3 :1%8c3+ 32 ítie4 :1l:c4+ 33 �f3 :¡:¡: l c3+ 34 �e2 f3+ 35 ítid l if4. De ta l modo, las b lancas deberían jugar 29 \We2, pero aquí tras 29 . . . :1%8c3 ( ind icado as im is­mo por A. Konsta nti nopolsky) no se s iente la fa lta de materia l . Posi blemente, en e l futu ro se encontra rán métodos de defensa para las bla ncas, pero el presente l i bro no pretende por n ingún motivo ser u n a ná l is is exhausti­vo de todas las va ria ntes que pod ía n haber surgido en el match . Su ta rea, como ya se ha d icho, consiste en tra nsmit i r la v is ión de la lucha en los ojos de uno de los dos partici­pantes del encuentro. Y desde este pu nto de vista yo estoy convencido de que el agudo sacrificio de ca ba l lo en f4 fue una decis ión correcta .

23 ... �xb2

Es cu rioso que inc l uso después de una juga­da, las neg ras pensaron 1 5 m in utos tras el sacrificio de pieza . ¿Resu ltado de un error de cá lculo? ¿Deseo de verificar la varia nte? N i lo uno n i lo otro. Es sola mente la prueba, s i es posib le expresarse así, del carácter i ntu itivo del sacrificio, la prueba de que la negras no calcu laron todas las va ria ntes que se i n ic ia­ban con u n sacr ificio y que terminaban en mate. No es menos t íp ico que los a ná l i s i s posteriores demuestren lo errado de la ju-

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gada de las neg ras en la partida . Dura nte la part ida yo ya había escrito en m i p lan i l l a el movi miento 23 . . . ies, que a l fina l resu ltó ser e l más fuerte en esta posic ión . . . Después de esta jugada las blancas no pueden jugar 24 ítig l Wxb2, y no d isponen de la jugada 25 ltJ d l füc l , y en caso de 25 :1l:abl ixb l 26 füb l Wc2 27 :1l:cl (o 27 i.€4 füe4) 27 . . . Wfs 28 Wf3 Whs (habría que estud iar bien las consecuencias de la l ínea 28 . . . :1%Bc5 (amena­za ndo WcB) 29 l0e2 füc 7 + 30 .bc 1 'Wb 7 3 1 \Wg4! füc 7 + 32 l0xc 1 Wxc 1 + 33 if1 \Wc5) y el fla nco de dama toma n uevamente la pala­bra . Ta mpoco da nada a las blancas la juga­da 24 if3, a u nque es verdad que tras 24 . . . 'Wxb2 25 ltJ d l las neg ras no está n obl igadas a sacrifica r la dama, como demuestra en su aná l i s i s A. Konsta nti nopolsky, pero pueden jugar 25 . . . 'Wa3! Después de 26 füc4 füc4 27 Wxc4 Wxf3 no se puede repeler el ataq ue de las negras; además de todas las amenazas la torre de al se encuentra atacada, y no cap­turar la torre s ign ifica esta r d ispuesto por lo menos a enfrenta rse con la amenaza posi­c ional 27 . . . :1l:c2.

F ina l mente rechacé la conti n uación 23 . . . ies a causa de la va riante 24 f3 'Wxb2 25 ltJ d l ! 'Wd4 26 füc4 füc4 27 :1l:cl füc l 28 ixc l WxdS 29 ifl , y los tres peones de las negras no compensa n la pieza de ventaja de las bla ncas. Parece que en este caso las pos ib i l idades de los dos bandos era n prácti­ca mente igua les. ¿Pero cómo pueden las ne­gras obtener ventaja si las blancas jugaron la pr imera fase de la partida de un modo un ta nto pasivo, pero muy só l ido? Pos ib lemen­te crea r una posic ión en la cua l las bla ncas luchan por las ta blas ya es un s ign ificativo éxito para las neg ras. Al hacer la jugada tex­tual yo pensaba que la partida debía termi­nar en tablas por repetic ión de jugadas. Se­guramente esta opin ión era compartida esa noche por todos los observadores de la par­t ida, y solamente en u nos pocos d ías el gran maestro S. F lohr encontró para las bla ncas una bon ita posi b i l idad de jugar a ganar.

24 �fab1

24 ll'l d 1 perd ía debido a la conti n uación 24 .. . We5 !, y no hay defensa contra la gran can­t idad de amenazas, por ejem plo: 25 Wxe5 ixe5 26 l:!xc4 füc4 27 l:!c1 f3+ o bien 25 W!xe5 ixe5 26 if3 l:!c2. Las blancas entre­gan la ca l idad esforzá ndose por captura r la in ic iativa.

24 ... f3

Todas las esperanzas de las neg ras se cen­traban en esta jugada. Yo vi que las blancas no pod ían segu i r 25 füb2 y pensa ba que la ún ica conti nuación era la variante 25 ixf3 ixb 1 26 l:!xb 1 Wc2 27 l:!c1 Wb2 28 l:! b 1 , etc. Dura nte la partida M. Botvi nn ik pensaba asimismo que su posición de n ingún modo era su perior. A l término de la pa rtida é l se­ñaló la va riante que no le gustaba: 27 . . . Wf5, pero en el cá lculo yo omití la pos ib i l idad 28 ig4 We5+ 29 Wxe5 ixe5+ 30 f4 füc3 3 1 ixc8 (precisa mente esta jugada tampoco fue prevista por mi riva l ) . A los pocos d ías el gra n maestro S. Flohr encontró que las b lan­cas no estaban obl igadas a repet i r jugadas, pues d isponen de una inesperada conti­nuación 27 ie4! füe4 28 lt'i xe4! (pero no 28 Wxe4 ies+, que ana l izaron los dos adversa­rios). Ahora, ta nto en el caso de 28 . . . Wxb 1 2 9 llixd6 fü8 3 0 We6+ ii h 8 3 1 lt'if7+ füf7 32 Wxf7 Wf5 33 Wxf5 gxf5 34 '.tig3 ie5+ 35 if4, así como después de 28 . . . ie5+ 29 '.tig2 Wxb 1 30 lt'ixd6! ixd6 31 We6+ '.tig7 32 Wd7+! las b lancas obtienen u n fina l mucho más prometedor.

De tal modo, el viento provocado por las negras pod ía retornar en su contra en forma de h u racán, pero todo eso surgió como con­secuencia de su error en la jugada 23. Como ya he d icho antes, M. Botvin n i k consideraba que la ca ptu ra en f3 era ventajosa para las negras y prefirió el i n mediato cambio de damas. Psicológ icamente esto es com pren­s ib le, a l tener una pieza de ventaja y a l ser objeto de ataq ue es agradable deshacerse

Los años 1 960 - 1 961

de la dama del enemigo; pero en sus cálcu­los las blancas su best imaron la fuerza de la jugada 26 de las negras .

25 �xb2? fxe2 26 �b3 �d4

La torpe torre negra obtuvo una fuerza co­losa l en el centro del tablero. Por cua nto la co lumna "c" está m uy "pisoteada" por las b lancas, la torre se tras lada a la columna "d'; en donde en com pa ñ ía del peón pasado e2, ofrece buenas pos ib i l idades de victoria a las neg ras.

27 J.e1

No hay nada mejor. A 27 ie3 decide 27 ... füc3 28 l:!bxc3 l:!d 1 .

27 ... .tes+ 28 @g1 .tf4

La menta blemente las negras dejan pasar la oportu n idad de terminar la partida de un modo rá pido y bon ito por med io de 28 . . . füc3! 29 l:!bxc3 l:!d 1 30 l:!c4 ib2. Cabe des­tacar que en esto jugaron un papel muy im­porta nte c i rcunstancias de u n carácter nada ajed recístico: el ruido en la sala de observa­ción indujo a los árbitros del match a ejecu­ta r su a menaza de tras ladar el juego a un loca l cerrado. Por supuesto, esto resu ltó ser un hecho de sumo cuidado para los espec­tadores, pues en las s igu ientes partidas no d ieron motivo a lguno para que se tomaran ta les medidas, pero no se puede ca l ificar de agradable ta l sensación, cuando se detiene

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Los años 1 960 - 1 96 1

e l reloj y amablemente t e i nvita n a pasar de­trás de las cort inas, precisamente en el a po­geo de la partida. Una s ituación m uy d ifíci l . . . en todo caso, todavía no estoy acostu m bra­do a jugar en condiciones "errantes''. Por fa l­ta de costu mbre, ta les movi mientos pod ía n haber provocado descuidos mayores, y por eso, a propósito, yo no elegí la contin uación más fuerte, s ino la más seg ura, que además me brindaba la oportu n idad de evita r el cá l­culo de variantes la rgas.

29 tl:!xe2

En caso de 29 1'%a l las negras pod ía n deci­d i rse por fi n por la conti n uación 29 .. . füc3 30 füc3 1'%d l .

29 ... gxc1 30 tl:!xd4

O bien 30 tt:lxc l 1'%d l . La ú lt ima oportu n idad de las b lancas de ut i l iza r, de a lgún modo, la actividad de su cabal lo.

30 ... gxe1 + 31 .ifl .ie4

Dos alfi les activos y un peón de ventaja es suficiente para obtener la victor ia . Las b lan­cas no pueden conti nuar 32 1'%xb7 a causa de 32 ... id3.

32 tl:!e2 .tes 33 f4 .if6 34 �xb7

A 34 iif2 las negras pueden responder 34 ... ih4+ o senc i l l amente 34 . . . 1'% b l .

1 04

34 ... .ixdS 35 fü7

No se pod ía 35 füa7 füe2.

35 ... .ixa2 36 �xa7

Ahora las bla ncas t ienen esta pos ib i l idad, pues a 36 .. . füe2 existe la jugada i nterme­d ia 37 1'%a8+.

36 ... .ic4

Las piezas bla ncas está n completamente restri ng idas, y el avance del peón "d" debe decid i r i n mediatamente la partida. Pero po­s ib lemente, como habrá advert ido el lector, a parti r de la jugada 26 las neg ras jugaron rá pidamente y, a l fi na l , sólo se compl ica ron -en cierto modo- la consecución de sus objetivos. E l "cambio de la decoración" pa re­ce que ta mbién influyó.

37 �a8+ �f7

Mucho más senc i l lo era 37 .. . 'ttig7 38 1'%e8 dS o bien 38 1'%a7+ ii h6, y las bla ncas pierden una pieza. Sin embargo, yo pensaba que en ese momento se ganaba de cua lquier ma­nera.

Ahora tampoco era tarde para volver a g8, a fi n de pasar a la varia nte ind icada en el co­mentario a nterior.

Las neg ras no vieron este senci l lo movi­miento. La torre blanca alcanza a tras ladarse a la columna "e''. Ahora debía reflexionar con mayor deten imiento, pues las blancas ya d i s­pon ía n de pos ib i l idades de sa lvación cono­cidas. Las neg ras regresan a la idea correcta y empiezan a ava nzar el peón pasado.

39 • • • dS 40 iif2 ih4+

Impidiendo la activación del rey blanco.

41 ©g2 ©d6

Se había n efectuado 40 jugadas, pero los r i­va les se quedaron en sus s i l las . Obviamente, M. Botvin n i k espera ba que las negras con­ti nuara n jugando rápido y que cometieran a lgún error, pues yo jugaba "por inercia''.

42 tllg3

Las blancas por fin se l i beran de la clavada, pero a u n a lto precio: se pasa a u n final de torres completamente perdido para el las.

42 • • • J.xg3 43 .lxc4 dxc4 44 ©xg3 ©ds

Por su puesto, tam bién se pod ía jugar 44 . . . ge7, pero las neg ras s implemente se apre­suraban por coronar el peón pasado.

45 �a7 c3 46 g,7 ©d4

La partida fue suspendida en esta posic ión y las blancas escribieron su jugada secreta . Al l legar a casa, mi entrenador y yo coloca mos la posic ión, y en poco tiempo nos asegu ra­mos de que el peón pasado neg ro no puede ser deten ido. Por eso (y lo d i ré confidencia l­mente) a l d ía s igu iente nosotros no desayu­na mos, esperando en n uestra ha bitación la l la mada del á rbitro, pa ra comu n icarnos el abandono de las blancas. A mediod ía tuvo lugar la esperada l lamada . . . Las blancas a no­taron la jugada 47 . . . 0:1

Los años 1 960 - 1 961

Partida nº 29

M. Botvinnik - M. Tahl

Defensa Benon i A60

XXI I I Campeonato del Mundo Moscú (8), 1 960

1 d4 tllf6 2 c4 e6 3 tllf3

Una peq ueña sorpresa. M. Botvi nn ik casi n u nca deja de jugar la Defensa N imzowitch. En esta ocas ión posi blemente él p lan ificó un "ti me-out" y por eso e l ig ió u na continuación menos activa pero más tranqu i la . Las negras se ven en una encrucijada. Conti nua ndo 3 . . . b6 pueden pasa r a las variantes de la se­g u ra -pero un poco ins ípida- Defensa Ind ia de Dama, en la que las blancas con un jue­go tranqu i lo pueden mantener una mínima ventaja pos ic ional . Las negras cuenta n as i­mismo con otra pos ib i l idad, l levar el juego a las r ieles del Gam bito de Dama en una variante favorable a e l las, pues la práctica ha demostrado que en esta a pertu ra no es conveniente defi n i r la posición del cabal lo de rey ta n temprano. S in embargo, ambas decisiones s ign ificaban estar de acuerdo con la i ntención de M. Botvi nn ik de obte­ner un juego tranqu i lo, por lo menos en la a pertura. Después de pensa r un poco deci­dí aprovechar el orden de jugadas uti l izado por M. Botvi n n i k en esta partida pa ra uti l izar nuevamente mi variante preferida, la De­fensa I nd ia de Rey, a u nque en una forma un poco d iferente.

3 ... es 4 dS exdS 5 cxdS g6

La idea de las neg ras en esta va riante a me­nudo se basa en el ava nce b7-b5, con in i ­ciativa en el fla nco de dama. Puede surg i r la preg u nta: ¿por qué las neg ras no juegan i n mediata mente bS, a fin de ejecutar su p lan? Pero las conocidas leyes del ajedrez, que recomiendan a bstenerse de avanza r los peones a ntes de desarro l lar las piezas, m uy a menudo conservan su fuerza . Así es en este caso, contra 5 ... bS las bla ncas tie-

1 05

Los años 1 960 - 1 96 1

nen, a mi parecer, d o s respuestas igua l men­te muy fuertes. Una de el las es neta mente posic ional . Fue uti l izada por L ip in itsky en su partida contra Tolush en el XVI I I Ca mpeona­to de la URSS: 6 igS h6 7 ixf6 Wfxf6 8 Wf c2 d6 9 e4 a6 1 O a4 b4 1 1 tt:lfd2 ie7 1 2 tt:l c4, y la actividad de las negras en el fla nco de dama no les d io nada, excepto la pérd ida de la cas i l la c4. La otra var iante, más aguda y no menos prometedora, 6 e4! tt:lxe4 7 id3 tt:ld6 (a 7 . . . tt:\f6 es pos ib le 8 hb5) 8 0-0 c4 9 l:í:el + ie7 1 O if4 0-0 1 1 ic2, y las bla ncas a cambio de un peón sacrificado obtuvieron una muy atractiva posic ión. Las p iezas de las negras está n muy mal colocadas. Por eso es necesa rio dejar e l movi miento bS para una mejor oportu n idad. Ya hemos hablado en los comenta rios de la seg u nda partida so­bre un peq ueño deta l le de la a pertura de las negras: las neg ras por ahora no fijan su debi l idad en d6.

6 ltlc3 .ig7 7 .igS

M. Botvi nn ik no i ntenta demostra r la inexac­titud del orden de jugadas eleg ido por las negras y conti núa el juego a nálogamente a l de la segunda partida.

7 ... 0-0 8 e3

Una peq ueña conqu ista de las negras. Las blancas no pueden pasa r a un s istema más favorable de esta va r iante, con la ayuda de las jugadas e4 y tt:ld2. La práctica ha demos­trado que esta estructu ra l leva a una g ra n superioridad de espacio. A 8 e 4 seg u i ría 8 . . . l:í:e8. Ahora no s i rve 9 es a causa de 9 . . . d6; ante 9 tt:ld2 las negras t ienen el movi miento 9 .. . tt:lxe4!, y en caso de 9 id3 conti núan 9 . . . d6, impidiendo nueva mente el movi miento tlld2 debido a la misma a menaza 1 O ... tt:lxe4, y las negras se d isponen a rea l izar un conve­niente ca mbio de su a lfi l por e l activo caba l lo de las b lancas, media nte ig4. S i las b la ncas i ntentan tras ladar i n med iatamente su caba­l lo a c4, jugando 9 tt:l d2, las negras pueden responder 9 . . . h6 1 O ih4 bS 1 1 tt:lxbS gS 1 2

1 06

ig3 tt:lxdS, con una posición muy aguda, en las que sus oportun idades no son i nferiores. La modesta jugada del texto debe dar a las negras u n juego cómodo si éstas responden correcta mente.

s ... ges

Ahora este movi miento no es obl igatorio. Posi blemente 8 . . . d6 sea más elástico.

9 ltl d2 d6

Al juga r 8 .. . l:í:e8 las negras se d isponía n a mo-ver aquí 9 . . . l:í:eS, para sacrificar ca l idad tras 1 O if4: 1 O . . . füdS 1 1 tt:lxdS tt:lxdS, recibien-do a cambio un peón y una buena posición g racias a l largo alcance de su a lfi l en g7. Las blancas, bien debía n aquí entregar el peón de b2, bien consentir el cambio del a lfi l de cas i l las negras. En ambos casos la compen­sación por la ca l idad era suficiente. No opté por la jugada 9 ... l:í:eS a ca usa de la respuesta 1 O ih4!, después de la cual el sacrificio de ca l idad 1 O . . . gS 1 1 ig3 füdS 1 2 tt:lxdS tt:lxdS 1 3 tt:lc4 era mucho menos efectivo, y en otras cont inuaciones la excéntrica posición de la torre en es hubiera s ido i njustificada.

1 0 .ie2

Más pel igroso para las neg ras pa recía 1 O tt:lc4, atacando i nmed iatamente al peón de d6. Puede parecer que esta conti nuación di­ficu lta ría mucho el desarrol lo normal de las piezas neg ras: las bla ncas amenaza n tt:l bS, y

en caso de 1 O . . . a6 1 1 a4 la dama negra esta­ría condenada a defender la casi l l a b6. Pero ante 1 O tt:lc4 yo había preparado la cu riosa répl ica 1 O . . . Wi'd7! Tras esta inesperada juga­da las negras obtenían una buena posic ión ta nto después de 1 1 Wi'f3 tt:lg4, seg uido de tt:les, como en caso de 1 1 if4 tt:le4 1 2 tt:lxe4 �xe4, y a las bla ncas no les conviene tomar el peón d6 n i con el caba l lo n i con el a lfi l de­bido a las varia ntes: 1 3 tt:lxd6 füf4 14 tt:lxc8 �b4, o bien 1 3 ixd6 füc4 1 4 ixb8 �b4. De ta l modo, 1 O tt:lc4 no conseg u ía su objetivo. M. Botvi n n i k adiv inó las ideas de las negras y rechazó las conti n uaciones forzadas.

10 ... a6

Las neg ras ten ía n además otro plan. Pod ía n l levar su ca ba l lo a c7 a través de a6 y combi­nar la presión a l peón de dS con la prepa ra­ción de la ruptu ra bS, a u nque es verdad que en a lgunas va riantes el ca bal lo en c7 resu lta esta r mal colocado. La elección entre la con­t in uación 1 O . . . tt:la6 y el movi miento de la part ida es cuestión de gustos. Las dos op­ciones pueden emplea rse perfectamente.

1 1 a4 tll bd7 1 2 0-0 �c7

Las neg ras ret i ran la dama de la clavada y se d isponen, en caso oportuno, a conti nuar cS­c4. Posib lemente ahora lo más activo para las blancas sea 1 3 e4, pero esta jugada está relacionada con una pérd ida de tiem po, y psicológicamente no es muy fác i l tomar se­mejante decis ión. Las b lancas prefieren des­plegar cómodamente sus fuerzas.

1 3 �c2 tll b6

"En esta casilla el caballo siempre está mal co­locado", decía en su t iempo S. Ta rrasch. Pero en esta s ituación esta frase no es del todo cierta . Las neg ras i n ic ian la reagrupación de sus fuerzas a fin de prepara r bS, pero lamen­tablemente el las mismas se apartan de su camino trazado. Por ahora está atacado el peón de dS .

Los años 1 960 - 1 961

1 4 .ifl

Tras 1 4 e4 era necesario considerar la posi­b i l idad 1 4 . . . tt:lfxdS 1 S exdS ixc3 1 6 Wi'xc3 �xe2 1 7 ih6 �es, y las bla ncas no a lca nzan a expulsar a la torre a causa de 1 8 . . . tt:lxdS. Por su puesto, las debi l itadas cas i l las en el fla nco de rey prometen a las bla ncas com­pensación por el mater ia l entregado, pero me parece que los recu rsos defensivos de las negras son suficientes. M. Botvi nn ik pre­fiere una conti n uación más tranqu i la .

14 . . . c4?

Al i n ic io de la partida las neg ras ten ían la idea de jugar �es, y aqu í durante mucho t iempo ana l izaron esta posi b i l idad.Tras 14 .. . �es 1 S if4 füs queda atacado el peón de dS . En un pr inc ip io me pa recía que las blan­cas está n obl igadas a jugar 1 6 g4, después de lo cual en el ta blero surgen i nteresantes compl icaciones. Pa recía atractivo 1 6 ... tt:lxg4, y a 1 7 ixg4 s igue 1 7 ... füf4, y ahora las blan­cas responden 1 8 ixc8, las neg ras repl ican 1 8 . . . �h4 1 9 tt:lf3 �h6 20 ig4 fS, recuperan­do la p ieza con buenas perspectivas de ata­q ue. A 1 8 exf4 s igue 1 8 ... ixg4, con suficien­te com pensación por la ca l idad sacrificada. Lamenta blemente esta va riante no si rve por cua nto a nte 1 6 . . . tt:lxg4 las bla ncas cuentan con la jugada i ntermedia 1 7 as, ganando una pieza . Por eso las negras deben conti­nuar 1 6 . . . füf4 1 7 exf4 ixg4, y aquí ta mbién, a ca mbio de la ca l idad, se obtiene un peón y una posic ión activa, con pos ib i l idades de

1 07

Los años 1 960 - 1 96 1

ataque en el flanco de rey.Todo esto h u biera estado muy bien si de repente yo no h u bie­ra descubierto que las b lancas no estaban obl igadas a jugar 1 6 g4, s ino que podían ha­cer, en su lugar, el m uy fuerte movi miento 1 6 tLlde4!, y el pu nto d6 empieza a ta mba­lea rse. En este caso la posición de la torre en fS hu biera s ido completa mente inadecuada. Por eso debí desca rtar esta va riante y buscar otras conti nuaciones. 14 . . . tLifxdS, a fi n de a 1 S tLixdS tLixdS 1 6 ixdS jugar 1 6 . . . E:es, se refuta con la misma i ntermed ia 1 S as, y 1 4 . . . tLi bxdS n o servía a causa d e 1 S ixdS. Por a lgún motivo la posición de las negras me dejó de gusta r, y con "síntomas de depre­sión" decid í sacrificar un peón. S in emba rgo, no ha bía n ingún motivo para tener pá n ico. Continuando 1 4 . . . ifS 1 S e4 id7, seg uido de tLic8, las negras defendía n sól idamente el pu nto d6 y pod ían i n ic iar las operaciones en el flanco de dama. En este caso su posic ión ha bría s ido completamente acepta ble.

1S .ixf6

Lo más senc i l lo. Las b lancas ganan u n peón, aunque a cambio se q ueda n sin una i m por­tante pieza y dan a las negras posi b i l idades de contrajuego. Parecía i nteresa nte 1 S aS tLibd7 1 6 Wfa4 tLl es (o 1 6 . . . b5 1 7 axb6 tLlxb6 18 Wfc6 Wfxc6 1 9 dxc6, con un pel ig roso peón pasado. Por ejemplo 19 . . . ie6 20 el, y no se puede 20 . . . E:al 2 1 tLl b5) 1 7 ixf6 id7 1 8 ixeS! ixa4 1 9 ixg7, mn tres piezas por la dama, y en una posic ión muy activa .

1 5 ... .ixf6 16 as �d7 1 7 � ce4

Ahora el peón de c4 está indefenso. Ante 1 7 Wfa4 me d ispon ía a jugar 1 7 . . . Wf d8 1 8 tLi xc4 lllcs, obteniendo a cambio de un peón u n juego muy activo, aná logamente a lo que suced ió en la part ida.

17 ... .ies 1s Y;Yxc4

Hu biera s ido peor 1 8 tLi xc4 bS 1 9 axb6 tLi xb6, pues las neg ras obtenía n un juego igua lado

1 08

en la columna "b''.

1 8 • • • WdB

Esta era la posic ión que busca ba n las neg ras cuando sacrificaron el peón. Me parecía que la pa reja de activos a lfi les debía ser com­pensación suficiente. La dama bla nca en c4 está mal colocada. Las neg ras amenazan, por med io de 1 9 . . . bS 20 axb6 tLi xb6, ganar i m portantes tiem pos. M. Botvi n n i k torna una decis ión interesa nte, l leva la dama a la reta­guard ia y después, con su ayuda, i n ic ia el ataq ue en e l flanco de dama. Cabe destaca r que esto sucede no s in a lguna colaboración por pa rte de las negras.

1 9 Y;Ya2

No daba nada la aparentemente activa 1 9 Wfb4, a causa de 1 9 . . . bS 20 axb6 (no si rve 20 tLixd6 Wfel) 20 . . . Wfxb6, y la i n i ciativa de las negras, tras el cam bio de da mas, com pensa el peón de menos.

19 .. . fS?

El i n ic io de un p lan i njustificado, cuya idea surg ió debido a la a lejada posic ión de la dama blanca. Yo pienso que la jugada 1 9 . . . bS, recomendada por unan imidad por to­dos los comentaristas ( impide la entrada del caba l lo en c4) no h ubiera sido suficien­te pa ra u na "fe l icidad completa''. Las blancas podían jugar E:ac 1 , después b4 y conservar el peón de ventaja s in temer u n activo con-

trajuego de las neg ras. Estas, por su parte, posi blemente debía n haber conti nuado 1 9 .. . tlJf6!, i n ic iando u n juego de piezas en el flanco de rey. Por ejemplo: 20 tlJxf6+ Wxf6 2 1 tlJ c4 ih3 22 ttJxe5 füe5, con la pel igrosa amenaza Wxf3. Por supuesto, la varia nte in­d icada no es obl igatoria, pero está c laro que con la jugada 1 9 . . . tlJf6 las neg ras mata ban dos pájaros de un ti ro, l iqu idaban la presión de las blancas en el fla nco de dama y obte­nían i n ic iativa en el de rey. Yo pienso que en este caso las ventajas de la posición de las negras s í va l ía n u n peón.

20 tLlc3

Jugado con gra n sangre fría . Las blancas sienten que el ataq ue de las negras en el flanco de rey es fa lso, y por eso lo ig noran . Se aseg ura así una base para el cabal lo : la casi l l a b6.

20 ... gS 21 tLlc4 g4 22 .ie2 VNf6

Las negras conti núan su p lan, i ntenta ndo crea r amenazas a l rey bla nco.

23 tLla4

Las amenazas de las bla ncas se tornan mu­cho más pa l pa bles.Todo está l i sto para la in ­cursión del caba l lo en b6 . Es tarde para que las neg ras se ret i ren.

23 ... i>h8 24 g3

No daba nada a las blancas la entrada i n me-

Los años 1 960 - 1 961

ra agud izado sensiblemente, y en esta situa­ción esto es lo ú n ico que pueden buscar las negras . Las bla ncas trata n de i m ped i r radi­ca l mente estas posi b i l idades, pero a l mismo t iempo dan a las negras c iertas oportun ida­des, relac ionadas con el ava nce del peón "h''. La respuesta de las negras es completamen­te com p rensi ble.

24 ... hS

25 f4!

N uevamente muy fuerte. Hasta cierto mo­mento M. Botvi n n i k juega la partida de una ma nera bri l l ante. Más débi l hu biera sido 25 f3 h4 26 fxg4 hxg3 27 füf5 Wg6, y las negras a bren la posición en el fla nco de rey. Aho­ra en caso de 25 . . . gxf3 26 !!xf3 las bla ncas obtienen una posición con pos ib i l idades de atacar, no solamente en e l fla nco de dama, sino ta m bién en el de rey.

2s ... J.d4 26 VNa3!

diata del caba l lo en b6. S i las blancas h u bie- La dama sa le de la emboscada. S i ahora las ran jugado aquí 24 !!ac 1 , a fi n de reforza r blancas cons iguen ca mbiar dos piezas me­esta a menaza con la penetración de la torre nares, dejando en el tablero solamente los en la séptima fi la, las neg ras hu biera n ten ido a lfi les de cas i l l as b lancas, la partida estará una curiosa pos ib i l idad táctica: 24 . . . ixh2+ completamente termi nada, pues el a lfi l de 25 'it>xh2 !!xe3, y s i a hora se juega 26 ttJ xe3, c8 está tota lmente fuera de juego. Ahora las s igue 26 . . . . Wh6+ 27 'it>g 1 g3 28 fxg3 Wxe3+ blancas a menaza n rea l iza r este plan, con-29 'it>h2 Wh6+ 30 ih5 (de otro modo son ti n ua ndo 27 füd 1 ia7 28 ttJ a b6 ixb6 29 ta blas) 30 . . . tlJf6, con buenas pos ib i l idades tlJxb6 tlJxb6 30 axb6. No s i rve el sacrificio de de ataq ue. Por supuesto, esta va riante no es pieza 26 . . . ixe3+ 27 tlJxe3 Wd4 28 'it>f2, y no forzada, pero en todo caso la l ucha se h u bie- hay con qué reforzar el ataq ue. Las negras se

1 09

Los años 1 960 - 1 96 1

deciden por u n a peq ueña astucia, que ines­peradamente queda justificada.

26 ... gbs

Es muy d ifíc i l decid i rse por u n movi miento tan pasivo, cuando todo el juego a nterior ha estado enfocado en el flanco de rey. La idea de las neg ras cons iste en que a hora el caba l lo de las blancas se tras lada a b6 s in ganancia de tiem po, y esto br inda a l riva l la pos ib i l idad de evita r el cambio de su propio caba l lo. Además, las negras desea n "asustar" a l adversario con la jugada bS. Por supuesto, esta pirueta no ca mbia la eva luación gene­ra l de la posic ión, que es completamente desesperada pa ra las negras.

27 c!liab6

Las blancas cont inúan , en va no, con el p lan trazado. Era más fuerte 27 exd4, y ta nto en el caso de 27 . . . VNxd4+ 28 fü2 füe2 29 Wc3 Wxc3 30 bxc3 como en el de 27 . . . E:xe2 28 Wd3 el ataq ue negro se a paga i n med iata­mente. Más fuerte que el movi miento de la part ida era 27 E:ad l Íia7 28 ltJcb6, tras lo cual el caba l lo negro no tend ría la base en cs. Ante esto yo me disponía a conti nuar 27 . . . ltJf8.

27 ... h4

Objetivamente era más fuerte 27 . . . fi.xb6, seguido de ltJcs, pero yo sentía que las b lan­cas no estaban d ispuestas a conti nuar exd4, y en este caso el movimiento 27 ... h4 ga na­ba un tiempo.

Todavía no era tarde para conti nuar 28 exd4, con variantes aná logas a las que vimos pre­viamente. Ahora las piezas de las negras ob­tienen una actividad inesperada.

28 . . . .ixb6 29 axb6 c!li es 30 gxh4

1 1 0

Las blancas t ienen d ificu ltad para encontrar un p lan de acción, mientras que las negras desarro l lan fác i l mente su i n iciativa . M. Bot­vi n n i k ahora confía en 30 ... Wxh4 3 1 VNc3+, seguido de We l , pero las neg ras bajo n in­g ú n concepto deben perder t iempo en la captu ra del peón h4. ¿Quién pod ría pensar que precisamente ese peón determinaría el resu ltado de la partida?

30 ... i.d7

Tam bién parecía fuerte 30 ... ltJe4, después de lo cual el cambio de damas hu biera s ido i mposib le, pero las negras ten ía n en mente la conti n uación que se d io en la pa rtida .

31 '!Wc3

Un cam bio de damas obl igado. Las s igu ien­tes jugadas son forzadas.

31 ... '!Wxc3 32 bxc3 i.bS 33 gfe1

Defendiendo el peón de e3.

33 ... c!lie4 34 fü1

Un error, que pod ía haber provocado una no merecida derrota . Cuando conti nuaron 30 ... Íid7 las neg ras ten ía n sus esperanzas pues­tas precisamente en esa jugada. Las bla ncas estaban obl igadas a jugar 35 E:d4, y a 35 . . . ltJxc3 36 Íid3 . En este caso éstas ten ía n me­jores oportu nidades.

34 ... gbc8?

Hice i nmed iata mente las ú lt imas jugadas, inmerso en el r itmo provocado por el zeit­not de mi adversa rio. Vi con a nticipación que ganaba ca l idad, pero hu biera va l ido la pena pensa r u n poco más, y la idea correcta se hu biera ejecutado i mpecablemente: pa ra eso era necesa rio l leva r la otra torre a c8. Las neg ras ha brían ganado ca l idad igua l que en la partida, pero habrían conservado el peón b7, tras lo cual la posic ión de las blancas ca­recería de toda esperanza. ¡He aquí la fuerza hipnótica de las jugadas "natu ra les"! Es cu­rioso destacar que la jugada ganadora l3ec8 fue encontrada ya en casa, solamente por la noche, pero de eso hablaré más adela nte.

35 tllas .ixe2 36 gxe2 tllxc3

Eso era lo que esperaban las neg ras. Ahora, a la ret i rada de la torre atacada decide llie2+. Por la expresión del rostro de m i adversa rio se pod ía deduc i r que los hechos suced ía n de un modo u n tanto inesperado para él , pero a pesa r del fuerte zeitnot mi riva l re­accionaba adecuada mente al cambio de la situación y momentáneamente encontró la mejor conti nuación.

Las bla ncas devuelven i n mediata mente la ca l idad, pero ganan u n im portante t iem po.

37 • • • gxc3 38 tllxb7

Ahora está indefenso el peón de d6. Las ne­gras sentía n que en a lgún momento no ju­garon de la mejor manera, pero a l d i sponer de poco tiempo eva luaron incorrecta mente (mejor d icho, ca lcu laron erróneamente) la posición resu ltante, y decidieron que toda­vía ten ían oportun idades de ganar.

38 ... gexe3?

Era necesario cont inuar 38 ... l3b8 39 llixd6

Los años 1 960 - 1 961

l3d3 40 llixfS füdS 41 e4 füfS 42 exfS füb6, con un fina l de tablas. teóricas. No le servía a l b lanco 40 b7 füdS 4 1 l3c2 füd6 42 ¡"¡c8+ l3d8.

39 gxe3 gxe3 40 tllxd6 gd3

Mucho más fuerte era 40 . . . mg8, pero las ne­gras ten ía n la impresión de que todo estaba en orden. Aq u í la partida fue suspendida, y M. Botvi n n i k pensó cerca de med ia hora la jugada secreta . En u n pr inc ip io me encon­traba muy opti m ista, y d u ra nte el juego me convencí de que la va ria nte 41 b7 ¡"¡b3 42 llif7+ mh7 ! 43 llid8 as 44 d6 a4 4S d7 a3 46 lli e6 a2 gara ntiza la victoria a las negras. Pero después, todavía en el escena rio, repentina­mente vi que las bla ncas pueden a ltera r el orden de jugadas de manera decisiva, conti­nuando 41 llif7+! Ahora el ca mino a h7 está cerrado para el rey neg ro, pues las blancas s implemente juegan 42 d6, y es imposible detener los peones d y b. Por eso las negras deben conti nuar 4 1 . . . mg7. En este caso, tras 42 b7 ¡"¡b3 43 llid8 as 44 d6 a4 4S d7 a3 M. Botvi n n i k gana un tiempo decis ivo med iante 46 lli e6+. En caso de que el rey negro vaya a g8 las b lancas ganan otro t iempo al coronar con jaque. Queda una ú lt ima oportun idad, d i rig i r el rey hacia e l peón "d'; pero en este caso la pa la bra decis iva la tendrá el peón "h'; en el que no puse la debida atención en el proceso de la lucha . Por ejemplo: (tras 41 ttJn+1 mg7 42 b7 j"¡b3 43 ttJ ds) 43 . . . mf8 44 hS mes 4S h6 mxd8 46 h7, y la partida está dec id ida . Al retornar a casa mi entrenador y yo solamente debi mos verifica r la exacti­tud de este senc i l lo aná l is is . Comenzamos a exa m i nar la partida y en ese proceso, ambos descubri mos s imu ltáneamente que en la ju­gada 34 las negras pod ía n haber ga nado de forma forzada . Resu lta obvio decir que esa noche no pude cerra r los ojos. Pa recía que el estado de á n i mo esta ba completa mente estropeado. Al l lega r a la partida, sola mente comprobé que M. Botvin n i k había hecho la jugada correcta . . .

1 1 1

Los años 1 960 - 1 96 1

41 tl)f7+

E i n med iata mente me rend í.

1 :0

Partida nº 30

M. Botvinnik - M. Tah l

G a m bito de Dama 040

XXI I I Campeonato del Mundo Moscú ( 1 2), 1 960

1 c4 tl)f6 2 d4 e6 3 tl)f3 dS

Después de pensarlo mucho en casa y u n poco frente a l tablero l a s negras e l igen la posib i l idad de pasa r a los s istemas "clás icos" del Gambito de Dama. Era necesario consi­derar que a menudo -y con mucho éxito- M. Botvi nn i k uti l iza ba la va ria nte del ca mbio del Gambito de Dama, l lamada as imismo Carlsbad, pero con la más elástica posic ión del caba l lo de rey en e2. S i e l caba l lo ocupa la cas i l la f3 esta varia nte no da muchas ven­tajas a las bla ncas.

4 tl)c3 es s e3

Una sorpresa. Genera lmente M. Botvi n n i k uti l iza la contin uación 5 cxdS lt:lxdS, y sola­mente después 6 e3. Este s istema le ha pro­porcionado muchas victorias contundentes, de las cuales desea ría destacar la part ida M. Botvi nn ik - A. A lekhine (torneo AVRO, 1 938).

1 1 2

En la posic ión s imétrica surg ida las bla ncas d ifíc i l mente pueden espera r conseg u i r al­guna ventaja .

5 ... tl)c6 6 a3 .id6

La contin uación más exigente. 6 ... a6 no igua la el juego a causa del fuerte movimien­to 7 b3, como se d io en la pa rtida V. Osnos -L. Aron i n (Semifi na les del XXIV Campeonato de la U RSS), pero merecía atención 6 ... lt:le4, con una posic ión tranqu i la y más o menos igualada. Es cu rioso que esta misma conti­n uación se d io en mi pa rtida frente a Aron in del XXIV Ca mpeonato de la U RSS, pero con la "pequeña" d iferencia de que entonces yo jugaba con bla ncas.

7 dxc5

Obviamente las bla ncas no rechaza n la ge­nerosa propuesta de ganar dos tiempos.

7 ... .ixcS 8 b4 i.d6 9 i.b2 0-0

1 0 cxdS

En la mencionada partida las blancas con­t inuaron 1 o Wic2, pero tras 1 o . . . as (más dé­bil es 10 . . . llle5 1 1 0-0-0 ) la apertura de las b lancas resu ltó inofensiva . En el futuro M. Botvi n n i k basa su juego en la ut i l ización de la debi l idad del peón a is lado dS. Creo ne­cesario recordar que en la práctica del g ran maestro moscovita hay muchas partidas en las que él uti l iza con v i rtuosismo su peón

ais lado, por eso yo estaba psicológicamente muy conforme con el resu ltado de la aper­tura, pues de a lguna manera M. Botvi nn ik debía jugar "contra s í mismo''.

1 o .. . exdS 1 1 ti) bS J.bs 1 2 J.e2

En caso del d i recto 1 2 ltJ bd4 era posible la curiosa va riante 1 2 ... ltJe5 1 3 ltJxe5 ixe5 1 4 lllc6 ixb2!? 1 5 ltJxd8 ic3+ 1 6 �e2 füd8 1 7 l':1c1 d4, con u n agudo ataque, pos ib lemente ventajoso para las neg ras, pues sus piezas "suenan" con más fuerza que la dama blan­ca ( 1 8 füc3 ig4+). Por su puesto, es pos ib le también e l senci l lo movi miento 1 2 . . . V!!e7.

12 . . . as

La perspectiva de incorpora r al juego la to­rre de a8 por métodos "normales" resu lta muy triste. Para e l lo es necesa rio retirar los dos a lfi les, que en cierto modo no están mal colocados. De ese modo, decid í tras ladar la torre por la sexta fi la, que estaba más des­ocupada.

13 bxaS ti)xaS 14 0-0

14 .•. �fa6 1 S J.eS!

El s igno de admiración no se acompaña so­lamente porq ue el movimiento, en rea l idad, sea muy fuerte, s ino en mayor g rado porque refleja el esti lo de juego de M ija i l Botv inn ik, que en cada pa rtida se esfuerza por restr in­g i r el juego del adversa rio. Eso se d io tam-

Los años 1 960 - 1 961

bién aqu í.

Más promisorio era 1 5 ltJ bd4, a fi n de res­ponder a 1 5 ... E:b6 1 6 ic3, y a 1 6 ... ltJc4 1 7 ixc4 dxc4 1 8 ia5. Las negras se d isponían a sacrificar u n peón ( 1 5 . . . ltJ c4!) recibiendo como com pensación dos a lfi les que "son­ríen" al rey b lanco. Una compensación un poco problemática, pero compensación a l fin y al ca bo. Con la jugada del texto las blancas red ucen a l mínimo las pos ib i l idades de ataque del riva l , dejando el peón pa ra el futu ro.

1 5 ... J.xes 16 ti)xes ges

En caso de 1 6 ... V!íe8, a fin de i m ped i r la si­g u iente man iobra de las blancas, era nece­sario esta r preparado para 1 7 ltJc7.

E l peón de d5 se ve a nte una amenaza rea l . Es t iempo de crea r contrajuego.

17 ... ti)e4 1 8 ti)f4

Es malo 1 8 ltJ b4 E:h6 1 9 V!!xd5 Vfíh4.

18 ... �es 19 fü1 gh6

Esta jugada es buena por la senci l la razón de que no hay otra. En rea l idad, los i nten­tos de defender e l peón de d5 por med io de, por ejemplo, ltJf6, s ign ificaban una lenta pero certera capitu lac ión. Ahora se desen-

1 1 3

Los años 1 960 - 1 96 1

cadenan {más exacta mente, s e pueden des­encadenar) compl icaciones i nteresa ntes. Pero ¿qué pasará s i las b la ncas "no creen" y juegan 20 lllxdS? A causa de la a menaza 21 llle7+ las negras h u m i ldemente jugarán 20 . . . lll c6, y resu lta rá que las p iezas bla ncas quedan "colgadas''. Después de 21 lllf4 Wh4 22 h3 gS 23 lll hS {de otro modo es posi ble e l sacrificio del a lfi l ) 23 . . . g4 24 hxg4 .ixg4 25 .ixg4 E:exhS el ataque de las negras es m uy rea l . Esto s ign ifica que la ca ptu ra i n med iata del peón conduce a la derrota . Las blancas pueden forzar ta blas juga ndo previa mente 20 Wd4 y tras 20 . . . E:gS 2 1 lllxdS, y el empa­te se cons igue con un bri l l a nte sacrificio de dos torres en las casi l l as g2 y h2, con jaque perpetuo. Y una posic ión completamente i ncomprens ib le surgía tras 20 Wd4 E:gS 2 1 füd l lll b3 (no 2 1 . . . lllc6 22 Wxe4) 22 Wxe4 lllxc l 23 .ifl . En este caso las torres negras en h6 y gS rea lmente se encontraría n a lgo deslabazadas. Posi blemente esta posic ión era la que más prometía a las b lancas, pero al mismo tiempo era la más aguda . . .

20 �d4

Nuevamente se posterga la captu ra en dS "para u n futu ro''.

20 ... �c6

Ahora el caba l lo no t iene nada que hacer en as.

21 g3

Las blancas pod ía n ganar ca l idad conti­nuando 21 lllf3 füS 22 g4, pero después de 22 . . . E:xf4 23 exf4 .ixg4 las negras t ienen la i n ic iativa. Parecía i nteresante 21 lllf3 füS 22 .id3, con presión a las casi l l as c4 y dS . Las negras d isponía n de una sola conti n uación 22 . . . Wd6!, y a causa de la eventual a menaza g7-g5-g4 se conservaba el eq u i l i brio. A fi n d e preven i r esta pos ib le a menaza, l a s b lan­cas el igen la sól ida conti n uación 2 1 g3 . Aho­ra las neg ras nuevamente deberán actuar

1 1 4

de u n modo enérg ico, pues si se efectúa una o dos jugadas profi lácticas, las blancas po­d rán tranqu i l amente dedica rse al peón dS. Con el objeto de aviva r e l fuego del ataque me decid í a segu i r una contin uación más exigente.

21 ... g5 22 �d3 ges 23 J.g4!

M. Botvi n n i k nuevamente previene cua lqu ier pos ib i l idad de creación de ataq ue. Después del cambio de alfi les de casi l l as blancas se resa lta rá el pr inc ipa l defecto de la jugada 2 1 . . . gS : el pu nto fS queda bajo el control d e las p iezas bla ncas.

23 ... bg4 24 Wxg4 �xd4 25 exd4

La posic ión se ha "tranqu i l izado" notable­mente. La pr imera im presión es que las neg ras no t ienen n inguna compensación a ca mbio de sus n u merosas debi l idades. El ú n ico punto frág i l en la posic ión de las blancas es el peón de a3, pero jugar 25 ... E:a6 después de gS es como mín imo incon­secuente. Tras pensar mucho decid í otra vez "enturbiar las ag uas" jugando . . .

25 ... Wf6

El i ntento de atacar 25 . . . fS se refutaba sen­c i l l amente med iante Wd l . Las negras a hora se proponen i n ic iar los saltos del cabal lo, es­perando de a lgún modo uti l iza r la posición de su torre en h6; por a hora se a menaza 26 . . . llld2 . Al mismo tiempo se crea una celada:

a 26 f3 s igue 26 . . . Wd4+ 27 tt:lf2 tt:ld2.

26 c!Des

Me parece que 26 lt:\f4 no es más fuerte, aunque sea a causa de la senc i l la respuesta 26 . . . Wd6, con la amenaza de fS

26 ... c!Dd2

Los dos cabal los pretenden desempeñar u n gran papel en la partida, y s e torna comple­ta mente evidente que ya sean las blancas o las negras deberán i ntenta r deshacerse de su "huésped s in i nvitación" aún a costa del sacrificio de cal idad. E l derecho de ser "pr i­mera mano" lo t ienen ahora las blancas, pues es su tu rno, por eso yo debía tener en cuen­ta dos activas conti n uaciones: 27 f4 o 27 h4. En caso de 27 f4 lt:\xfl 28 :B:xfl con su ú n ica jugada 28 . . . :B:g6! (esta torpe pieza ta mbién ha d icho lo suyo) las neg ras repel ían el ata­que. Mucho más i nteresa ntes acontec imien­tos ten ía n lugar en la varia nte 28 fxg5 lt:\xh2 29 Wd7. Ahora las neg ras cuenta n con la s iguiente combi nación: 29 . . . lt:\f3+ 30 lt:\xf3 :B: h l + (no está c laro 30 . . . Wfe6 3 7 tt:le5) 3 1 ©f2 :B:h2+ 3 2 iig l :B:g2+! 3 3 iixg2 ( o 33 ©h 1 Wxf3 ) 33 ... :B:e2+ 34 iih3 Wfxf3, y las blancas se ven obl igadas a pasa r a u n d ifíc i l final med iante 35 Wf d8+ iig7 36 Wff6+ Wxf6 37 gxf6+ iixf6. Si las bla ncas hu bieran conti­nuado 27 h4 lt:\xfl 28 hxgS las negras ga na­rían : 28 . . . :B:hl +! 29 iixh l Wfxf2. Pa rece que la variante más pel igrosa, relacionada con un sacrificio de ca l idad, era la senci l l a conti n ua­ción 27 h4 lt:\xfl 28 :B:xfl , a u nque la apertu ra de la columna "h" es menos pel igrosa para las neg ras que la de la col u m na "f''. Posi ble­mente las neg ras hu bieran cont in uado 28 .. . Wf g7 29 hxgS :B:he6 y h u bieran ten ido en ese caso una posic ión completamente sól i­da. M . Botvi nn i k prefiere una solución más tranqu i la a este problema.

A d iferencia de las blancas, las negras s im-

Los años 1 960 - 1 961

plemente está n ob l igadas a entregar la ca l i ­dad. En caso de que las blancas la aceptara n, aquél las pod ría n eleg i r entre la va riante de ta blas forzadas 28 dxeS tt:lf3+ 29 iifl Wf a6+ 30 iig2 :B:xh2+ 3 1 iixf3 Wxa3+ 32 iie2 Wfa2+! 33 iid3 Wa6+ y la aguda cont inua­ción 29 . . . lt:\xeS 30 Wc8+ iig7 31 h3, con un peón por la ca l idad y oportun idades de ata­que. En este caso M. Botvi nn i k actúa lógica­mente, e lud iendo las compl icaciones.

2s gxd2

De ta l modo los ca bal los han desaparecido.

28 • • • ge4 29 �es+

Antes de esta jugada M. Botvi nn i k me pro­puso tablas, suponiendo que las piezas mayores que "q uedaron con vida" no dan premisas pa ra continuar la lucha. A mí me pa recía que la posición todavía estaba lo suficientemente aguda, y que además las bla ncas ten ía n poco t iempo para pensar. Objetiva mente la posición es más agradable para las b lancas, y tras el fuerte 29 Wf d7! yo mismo h u biera ten ido que hacer tablas con el movi miento ú n ico 29 . . . We7! Ahora la i n i­ciativa neg ra crece muy rápidamente.

29 ... ©g7 30 �xb7

Esta jugada no es e l error decisivo. Las blan­cas se "reserva n" u n peón pasado a lejado, que en el futuro pod rá desempeñar un pa­pel i m porta nte, pero d u ra nte la pa rtida yo me había olvidado de esto.

30 ... �e6 31 gn?

Las blancas se defienden de la amenaza :B:e 1 + de u n modo no m uy eficaz, pues su rey queda a hora privado de l i bertad. Era nece­sar io jugar 3 1 Wb l , a lo que yo me disponía a continuar 3 1 . . . Wh3 32 f3 :B:e3, conservan­do una posic ión más activa . Ahora tras 31 ... :B:eh4! la partida pod ía haber termi nado in­mediatamente. Es i nteresa nte u n pequeño

1 1 5

Los años 1 960 - 1 96 1

deta l le psicológico: la conti n uación �eh4 l a ha bía ana l izado una jugada a ntes. Entonces no daba a bsolutamente nada, pues el rey blanco se resg uardaba en el fla nco de dama. Ahora las negras s implemente olvidaron esta jugada y pusieron su atención en otra pos ib i l idad táctica. Se h izo la jugada . . .

31 ... :Se1 32 Y*lbS Y*fh3 33 B

Aquí durante cierto t iempo ana l icé el fina l que surg ía tras 33 . . . �b6 34 Wid3 �bbl 3S �df2 füfl + 36 füfl � b2 37 fü2 füf2 38 iixf2 Wixh2+ 39 mfl ! W!xg3 . Las negras lo rechazaron, pues tras 40 Wf e3 hS 4 1 a4 h4 42 Wf es+ W!xes 43 dxeS d4 44 as d3 4S a6 d2 46 me2 h3 47 a7 los peones coronan s imu l ­tá neamente y se obtiene u n fina l de damas de tablas. Al decid i r que no había necesidad de forza r los acontec imientos, preferí hacer una jugada tranqu i la , hasta que me d i cuen­ta . . . de que me fa lta ba un peón . Esto es un verdadero acertijo psicológ ico. No hay ne­cesidad de comentar los movi m ientos que se h icieron hasta la jugada de control, pues todos el los fueron elegidos bajo la i nfluen­cia de esta agradable confus ión .

39 . . . '*1e6 34 :Sdf2 :Sf6 35 :Sxe1 Y*f xe1 + 36 ©g2 g4 37 Y*fd3 hS 38 :Sf1 Y*fe6 39 fxg4

Posiblemente ten ía sentido postergar el paso al fina l de damas, pues éste no da a las b lancas pos ib i l idades de victoria a causa de la fuerte posic ión del peón en g4. Merecía atención 39 h4 e i nc luso h3 .

1 1 6

39 ... :Sxf1 40 ©xf1 hxg4

Se terminó el zeitnot y las blancas anotaron su jugada secreta . En el aná l i si s casero nos convenci mos rápida mente de que la conti­n uación más pel igrosa era 41 mg2, y ana l i ­zamos sobre todo este movi miento. Así, por ejemplo, se puede proponer la s igu iente varia nte: 4 1 mg2 Wlb6 42 h4 Wlb2+ 43 mf1 Wfa l + (43 ... f5) 44 me2 Wlb2+ 4S Wfd2 W!xa3 46 Wlgs+ mf8 47 Wlxg4 Wlb2+ 48 mf3 Wfc3+ 49 mg2 Wid2+ so mh3 Wf2. En un pr inc ip io nosotros considerábamos que esta posición era de ta blas, pues a nte Sl Wif4 las negras s im plemente cambian y juegan fS . Sin em­bargo, posteriormente encontramos que conti nuando S l Wd l ! fS S2 Wd3 ©g7 S3 g4! f4 S4 hS las blancas crea n una muy des­agradable a menaza de mate. Ta mpoco era conveniente para las negras S3 . . . fxg4+ S4 mxg4 Wig l + SS mhS! . Surge una posición muy curiosa de zugzwa ng recíproco. S i en esta posic ión el turno fuera de las b lancas, a éstas no les quedaba más que aceptar las ta blas, pero ahora las neg ras deben l ibera r a la dama o a l rey. El aná l i s i s de esta varia nte nos robó mucho tiempo. Nosotros estába­mos decid idos a reconocer que la posición era muy desagradable, pero repent inamen­te, una hora antes de rei n ic iar la pa rtida, en­contramos la fuerte conti nuación 43 . . . fS ! Ahora la sa l ida del rey blanco está cerrada, y en caso de cambiar los peones fS y d4 el peón pasado centra l de las negras les debe­rá gara ntiza r las tablas. Después de abr i r el sobre vimos que no se había escrito el movi-

miento más fuerte . . .

41 a4

... que daba a las neg ras unas rápidas tablas.

41 ... Wb6 42 ®2

42 ... Wb4?

Es comprens ib le que las neg ras se esfuercen por e l im inar a l enemigo n°1 , el peón de a4. Sin emba rgo, se pod ía continuar 42 . . . °Wb2+ 43 iie3 Wc 1 + 44 Wd2 Wb1 45 iif4 iif6! (precisamente esta jugada se nos escapó dura nte el aná l is is, pues considerába mos que el rey blanco en esta varia nte es dema­siado activo), lo que forzaba i nmediatamen­te las tablas.

43 ®e3 Wxa4 44 ®f4

Posib lemente por pr imera vez sa l ieron a la luz, en toda su magn itud, las desventajas de la agresividad neg ra en el med io juego.

44 ... Wa2 45 We3!

Las blancas "venden" el peón de h2 a u n ele­vado precio: ganan los peones d5 y g4. Pero en el tablero queda ta n poco materia l que las pos ib i l idades de vencer son muy, m uy remotas.

45 ... Wxh2 46 We5+ @fs 47 Wd6+ ®g7 48

Los años 1 960 - 1 961

U n poco más d ifíc i l para las negras hu biera s ido en caso de 48 We5+ iifB 49 Wxd5 (por supuesto esto se pod ía hacer ya en la juga­da 47) .

48 . . . Wf2+ 49 ®xg4 f5+

El cambio de u n par de peones ahora es i nevitable, y el rey negro se encuentra muy cerca. Puede parecer que la lucha ha termi­nado, pero yo me "preocu pé" de que la fase fina l de la part ida no estuviera exenta de aventu ras .

50 ®g5 Wxg3+ 51 ®xt5 Wg6+ 52 ®f4 flf6+ 53 ®e3 ®ts 54 ®d3 Wf1 +

¿Pa ra qué? Se pod ía jugar senci l l amente 54 . . . i>e7.

55 ®e4 Wg2+

¿Por qué nueva mente no se jugó iie7?

56 ®e5 Wg5+

Las negras l lega ron a pasar serias d ificu lta­des. E l rey bla nco a hora es muy activo, y el ca mino de su colega hacia la cas i l l a e7 está en duda .

57 ®e6 We7+ 58 ®f5

58 ... Wc7!

�xd5 Es extra ño, pero pa rece que las neg ras con-

1 1 7

Los años 1 960 - 1 96 1

siguen tablas solamente con esta jugada. En caso de 58 . . . Wh7+ 59 'ities Whs+ 60 'itid6 Wh2+ 61 Wes su rey se convierte en un blanco perfecto para n u merosos jaq ues, y la coord i nación de las acciones del rey, la dama y el peón pasado deben gara ntizar la victoria a las b lancas. Ahora las piezas blan­cas se encuentran en posiciones ideales, a ta l pu nto que cua lqu ier jugada solamente em peora su pos ic ión.

S9 �a8+

Una celada muy cu riosa. Tras la evidente ju­gada 59 . . . 'itif7? las b lancas continuaría n 60 Wa2+ 'itif8 (no es d ifíc i l convencerse de la existencia de una rica va riedad de fina les de peones perd idos) 61 Wds . Ahora tenemos la misma posición, pero e l turno es de las neg ras, y para éstas no es ta n fác i l eleg i r su jugada. E l rey bla nco nueva mente se d i rige a l flanco de dama. Las negras se deciden por una cu riosa cont in uación y l leva n e l rey al extremo del tablero, y después lentamente lo l leva n al centro. S i cons iguen ejecutar este plan la posic ión tomará un ca rácter igua la­do. Vea mos cómo suced ió esto.

S9 ... <Jle7 60 �e4+ @da 61 �h4+ @es 62 �h8+ <Jlb7

Ahora nadie le puede i m ped i r a la dama ne­gra dar jaq ues.

63 �es �f7+ 64 <Jle4 �g6+ 6S �fs �d6

La lucha ha terminado. E l peón blanco sola­mente pod rá coronar s i se reti ra a la dama de la cas i l l a d6, pero eso es i m posib le, i nc lu­so con u n gato. La " l ucha" conti nuó hasta la jugada de contro l .

66 �f7+ @es 67 �fs+ @da 68 �as+ @es 69 dS <Jle7 70 �a7+ @da 71 �as+ <Jld7 72 @ts <Jle7 Yz-Yz

1 1 8

1 e4 fS

Partida n° 3 1

M. Tahl - M. Botvinnik

Defensa Ho la ndesa A87

XXI I I Campeonato del Mundo Moscú ( 1 9), 1 960

La pr imera sorpresa. Seg ú n ten ía entendi­do, en los ú lt imos tiem pos la Defensa Ho­la ndesa había desaparecido del repertorio de mi riva l . Por otra pa rte, la posic ión en el match obl igaba a las neg ras a esforza rse por compl icar la l ucha, y la elección de la aper­tura encajaba perfectamente con esta ta rea . Después de pensa r u n poco, y tomando en cuenta que el s istema preferido de Botvin­n i k era "Stonewa l l '; por el momento no jugué d4, para en caso necesario ataca r la "mura l la" por med io de d3 y e4.

2 tllB tllf6 3 g3 g6

La segunda sorpresa, y esta vez más s igni­ficativa, pues en la práctica de Botvi nn ik -hasta ese momento- no se había visto jamás el s istema Len ingrado. La elección se exp l ica precisamente por motivos psicoló­g icos.

4 .lg2 .lg7 S d4 d6 6 tll c3 e6

Una conti n uación que no se encuentra a menudo, pero que no me pa rece mala . Las negras i m piden el movi miento dS, tras lo cua l el caba l lo rey blanco obtend ría una có­moda base en d4, y eventua lmente en e6. Además, se l ibera la cas i l l a e7 pa ra las piezas neg ras, en pr imer término para la dama. Y el ava nce l i berador es se puede rea l iza r con la pérdida de un tiempo.

7 0-0 0-0 8 �c2

Las blancas i ntenta n jugar e4 lo más rá pido pos ib le, tras lo cual las debi l idades de las ne-

gras en el centro se volverán muy sens ib les. Con este mismo objetivo también era posi­ble 8 �e1 , a lo que sin embargo las neg ras pod ían responder 8 . . . tlle4, y la posición de su a lfi l en g7 se tornaría muy ventajosa.

8 . . . tlic6

En primer lugar las negras desean jugar es, que parece aún más activo pues el alfil en fiancheto ejercerá una fuerte presión a l cen­tro de las b lancas, particula rmente a la cas i l la d4. Precisamente las blancas desean forta le­cer este escaque con su s igu iente jugada.

Es peor 9 dS tll b4 1 O Wi'b3 tlla6 1 1 .ie3 tll g4.

9 . . . V!fe7 10 �b1

El ca ba l lo de las negras en c6 ocupa una po­sic ión demasiado buena, por eso las blancas se esfuerza n por expu lsa rlo. La evidente ju­gada 1 O a3 era menos efectiva, pues a hora las bla ncas se d isponen a conti nuar b2-b4-bS, seg uido de .ia3, evita ndo completa­mente el ava nce es. En todo caso, las negras obl igan a ocupar la casi l l a a3 con u n peón.

10 .•• as 11 a3 tlidB 12 e4

La proyectada jugada b4 del bla nco sería ahora u n "golpe en el ag ua'; pues los peones blancos del fla nco de dama no molestaría n a nadie a l avanza r. Ut i l izando ese a lejamien-

Los años 1 960 - 1 961

to del caba l lo, las b lancas p iensan que l legó la hora de la ruptu ra del centro.

1 2 ... fxe4

1 2 ... es pa recía muy a rriesgado, pues a l abr i rse l íneas s e pod ía evidenciar el mejor desarro l lo de las piezas bla ncas. Me dispo­n ía a jugar 1 3 .igs, y a 1 3 ... c6 1 4 cS!?, con compl icaciones en el centro que parecen ventajosas a las b lancas. M. Botvinn ik prefi­rió ca m biar en e4 y mejora r la posición de sus piezas.

13 tlixe4 tlixe4 14 V!Jxe4 tlif7

A las negras les fa lta muy poco para rea l iza r el ava nce es "con todas las comodidades''. Esto se justifica por la colocación de la dama y de la torre bla ncas en una misma d iagonal; por eso las neg ras, a l hacer este movi mien­to, ganará n u n t iempo g racias a la amenaza .ifS (por c ierto, cabe destacar que el i nme­d iato 1 4 . . . eS no servía a causa de 1 S dxeS .ifS 1 6 W!dS+).

15 J.h3!

Las bla ncas nueva mente i m piden el movi­miento es, pues tras el cambio de los a lfi les de casi l l as b lancas el peón de b7 queda i n­defenso, y el ataque de las negras en el flan­co de rey no es m uy rea l . Al hacer la jugada del texto era necesario considera r que en cierto modo se debi l itaba el fla nco de rey de las b la ncas.

1 1 9

Los años 1 960 - 1 96 1

1 5 ... �f6

Con la "a menaza" de ganar u n peón median­te 16 . . . dS . Después de pensa r cerca de me­dia hora, dec idí no i m pedi r lo, pues la posi­ción que surg ía me gustó mucho.

16 .id2

Colocando en la m i ra al peón de as .

16 . . . d5

Al fina l M. Botvi n n i k hace el movi miento que le s i rvió dura nte muchos a ños. En el espíri­tu de la varia nte eleg ida por las negras creo que es mejor la prepa ración e6-eS. Me pare­ce que también sería bueno para las negras el tranqu i lo 1 6 . . . c6!, y en caso de 1 7 .ic3 o bien 1 7 . . . eS 1 8 .ixc8 !!axc8 1 9 dxeS dxeS, con la amenaza de 4.Jd6, o bien 1 7 . . . dS, en una contin uación más ventajosa para la ne­gras. No era suficiente el i ntento 1 6 . . . .id7 1 7 'ªxb7 tt.:\d8 1 8 Wxa8 .ic6 1 9 WxaS Wxf3 20 dS .id4 21 .ig2! .

Se puede dec i r que el s i stema de a pertura empleado por Botvi n n i k en esta partida so­portó todas las pruebas, y en caso de 1 6 . . . c6 las posi b i l idades de los dos bandos hu bie­ran sido más o menos igua les. Ahora las ne­gras ganan un peón, pero su posic ión está l lena de debi l idades.

1 7 �e2

Por supuesto no 1 7 cxdS exdS, gana ndo.

1 7 ... dxc4

En caso de 1 7 . . . 4.Jd6 las b lancas, cont inuan­do 18 tt.Jes dxc4 1 9 !!bel bS 20 b3 , desarro­l laban una a menazante i n iciativa. Las negras por ahora contro lan la casi l l a es, evitando la i ncursión del caba l lo b lanco.

1s .if4 tlld6 19 tll g5

1 20

Ahora esto parece más fuerte que 1 9 tt.Jes. La pr inc ipa l idea de las bla ncas consiste en cambiar el caba l lo de d6, tras lo cual los dos a lfi les b lancos pod rán ataca r los peones del fla nco de dama. Debido a l ataq ue contra el peón de e6 las neg ras se ven obl igadas a perder u n t iempo.

19 ... ges 20 .tg2

E l a lfi l cumpl ió con su trabajo en la d iago­na l h3-c8. Ahora el desarrol lo del fla nco de dama de las neg ras parece muy compl ica­do. En caso de 20 . . . .id7 21 tt.:\e4 tt.:\ xe4 22 ixe4 .ic6 23 ixc6 bxc6 los tres peones de la col umna "e" serán presa fác i l de las bla ncas. Las neg ras se ven obl igadas a desarro l la r sus piezas del modo no más natural posi ble.

20 ... ga6 21 tlle4 tllxe4 22 .ixe4 b5

Ta mpoco es mejor 22 . . . Wf7 23 Wxc4 es 24 .ixdS ! .ie6 2S dxeS, con u n peón de ventaja para las bla ncas.

23 b3

La ru ptu ra, con ayuda de la cual las bla ncas rea l iza n su ventaja en el fla nco de dama.

23 ... cxb3 24 �xb5 ms 25 �xb3

Una cont inuación senc i l l a y efectiva, pero d u ra nte la partida me parecía que era más fuerte 2S !!be l !, activando i n mediatamen­te la torre. E l peón de b3 no representaba

una verdadera a menaza. Pos ib lemente así hu biera jugado en cua lqu ier otra partida, pero a l considera r la s ituación deportiva (el rechazo sin n inguna base de la propuesta de tablas en la pa rtida 1 8) yo no deseaba preocupar sin motivo a mi entrenador. Para tranqu i l iza rme decid í que en caso de 25 . . . l:fü6 26 'Wxa5 e5! 27 dxe5 'Wf7 la posición era muy aguda. Esto es verdad, pero la ventaja de las bla ncas sería ind iscuti ble. La jugada de la partida conserva as imismo una consi­derable su perioridad, pero yo opino que no es m uy enérgica y da a las neg ras u n peque­ño respi ro.

25 ... gb6 26 Wle3

Me parece que es más fuerte que 26 'Wc2 l'!xb l 27 'Wxb l 'We7, ganando tiempo para el ataq ue a l peón de a3 .

26 ... gxb1 27 .ixb1 .ib7

Reconociendo que es i m posible evita r la pérdida de un peón las neg ras pretenden crea r contrajuego. En cierto modo lo consi­guen.

28 .ia2

Ante 28 ixc7 es desagradable 28 ... ih6!. Las blancas, antes que nada, ca mbian los a lfi les de casi l las blancas.

28 ... .idS 29 i.xdS exdS 30 .ixc7 a4

Los años 1 960 - 1 961

31 gd3

Las negras tienen compensación posicional por el peón . Los peones de a3 y d4 pueden resultar una pesada carga en el final en caso de, por ejemplo, 31 ie5 °Wf3 . En una situa­ción de zeitnot de los dos jugadores las blancas deciden conserva r todas las piezas e i ntentar tomar la in ic iativa precisamente en el fla nco de rey, conservando las damas. S i el las cons iguen cambiar los a lfi les y con­servar las piezas mayores su i n iciativa en el flanco de rey, en donde tienen un peón de ventaja, tomará matices amenaza ntes. Ade­más, la torre b lanca en d3 no solamente des­em peña un papel agresivo (como se verá en la s igu iente jugada de la partida), ta mbién defiende el peón de a3.

31 • • • Wtts 32 .les .ih6

En caso de 32 ... l'!e8 el prog ra ma de las blan­cas se cumpl i ría completamente después de 33 'We2! ixe5 34 l'!e3, y las fuerzas pesadas de las blancas se pond ría n en fila. Las negras e luden el cambio de a lfi les, pero ahora su fla nco de rey se encuentra debi l itado.

33 Wie2 fü8 34 gB

Las bla ncas t ienden una celada, que en el zeitnot el adversario no advierte. Por otra pa rte es verdad que no hay mejor jugada, pues en caso de 34 'kt>g2 'We4+ el final sería completamente aceptable pa ra las negras.

34 ... Wih3

Ana l izando solamente 35 l'!d3, pero a las negras les espera una decepción. Más fuerte era 34 . . . l'!c2!, obl igando al cambio de da­mas. Pero el fina l de torres que surg ía tras 35 füf5 füe2 36 fü6 ig7 37 l'!a6 ixe5 38 dxe5 füe5 39 füa4 l'!e 1 + 40 'kt>g2 l'!a 1 41 l'!a 7 pa­recía victorioso para las bla ncas.

35 .ic7!

1 2 1

Los años 1 960 - 1 961

Las bla ncas se defienden y contraataca n . Por supuesto, es i m posible ca ptu ra r el a lfi l a causa del mate en dos j ugadas. Además, se amenaza 36 We7.

35 ... .1f8

No es la mejor defensa, pues las negras nuevamente omiten u n peq ueño deta l le táctico. Obviamente es la menta ble ret irar la dama de la activa casi l l a h3, pero en rea l idad era mejor 35 . . . Wd7, ante lo cua l las b lancas, continuando 36 .if4, ganaba n u n i mporta n­te tiem po.

36 '1b5!

Precisamente aqu í, pues la cas i l l a es es ne­cesaria pa ra el a lfi l . Las negras no pueden captu rar el a lfi l , dado que tras una corta se­rie de jaques éstas perdería n la torre. En caso de 36 . . . Whs 37 fü4 füc7 38 füf8+ i>xf8 39 Wb8+ el fina l de damas está ganado por las blancas.

36 ... '1e6 37 .ies

Debemos admi ra r cómo ha cambiado la posición en las ú lt imas jugadas. Ahora está claro que las blancas t ienen un peón y la in i ­ciativa. Las neg ras están obl igadas a repeler permanentemente pel igrosas a menazas.

37 • • • '1c6 38 '1a5 �as

Eludiendo una peq ueña celada 38 . . . .ixa3?

1 22

39 füa3 Wc l + 40 i>g2 Wxa3 41 WxdS+ i>f8 42 .id6+.

39 '1d2 fü8 40 'it>g2 '1d7 41 h4 1 :0

El peón de torre se incorpora al ataque. Su ta rea consisti rá en abrir aún más la posición del rey enemigo. Después de pensar mucho t iempo mi riva l escri bió la jugada 41 . . . Wg4, pero a la mañana s igu iente se r ind ió s in re­a n udar el juego. Por ejemplo, pod ía seg u i r 42 Was Wd7 43 fü6, y la actividad de las piezas blancas deberá gara ntizar, como mín imo, la gana ncia de un seg undo peón.

Al ver esta partida el lector no encontra rá en el la una g ra n cantidad de largas varia ntes. Debí gu ia rme por consideraciones posicio­na les generales todo el t iem po. He ga nado muy pocas partidas de este tipo, y por este motivo posib lemente considero la partida n ú mero 1 9 como mi mejor éxito creativo en este match.

Partida nº 32

W. Unzicker - M. Tah l

Apert u ra Espa ño la C95

Match URSS - Alemania Occidental Hamburgo (8), 1 960

1 e4 es 2 �f3 �c6 3 .ibs a6 4 .ia4 �f6 5 0-0 .ie7 6 gel bS 7 .ib3 0-0 8 c3 d6 9 h3 � b8

Me pa rece que esta jugada ya está pasando de moda, y hace solamente dos o tres a ños se la veía casi en cada torneo. Yo creo que esta varia nte de la Apertura Espa ñola no es peor para las neg ras que las demás.

10 d4 � bd7 1 1 �bd2

La teoría considera que la conti n uación más fuerte es 1 1 c4, pero las com pl icadas var ian­tes que surgen no son del agrado de todos, y U nzicker, de acuerdo con su est i lo, prefiere desarro l la r tranqu i la mente la piezas.

1 1 .. . J.b7

Este movimiento d istrae al a lfi l b lanco del pu nto f7, tras lo cual será pos ib le rea l iza r la reagrupación de fuerzas p lan ificada por las negras.

12 J.a �e8 1 3 tllt1 .ifS 14 tll g3 g6 1 S b3

Más natural parecía 1 5 .ig5 . En este caso yo me disponía a conti nuar 1 5 . . . h6 1 6 .id2 d5 ! (es mejor que 7 6 . . . .igl 7 7 Wfc 7 cj;hl 7 8 h4), y las piezas bla ncas están mal colocadas.

15 ... J.g7 16 d5

Este era el sentido de la jugada anterior: las blancas intentan l leva r el juego a l fla nco de dama.

16 ... tll b6 1 7 '!We2?

Puede pa recer extraño, pero después de este movi miento la posición de las b lan­cas se vuelve difíc i l . Más fuerte era 1 7 .id3, aunque entonces, conti nuando 1 7 . . . c6 1 8 c4 cxd5 1 9 cxd5 tllfd7, las neg ras h ubieran obtenido as imismo u n juego cómodo. Se pod ría l legar a la conclus ión de que en esta va riante las b lancas, con un juego tranqu i lo, no pueden pretender obtener una sensible ventaja .

1 7 ... c6!

La jugada que prepara la combi nación.

Los años 1 960 - 1 961

1 8 c4

Tras 1 8 dxc6 .ixc6 las negras rápidamente rea l iza ban la conti n uación d5 . Es curioso que los dos riva les, en sus cálcu los, buscaran l lega r a la misma posic ión. Los s iguientes acontec imientos son forzados.

18 ... cxd5 1 9 cxd5

19 ... tllfxdS! 20 exd5 e4 21 tllxe4 J.xa1 22 J.g5 f6 23 J.e3

Las bla ncas ten ía n muchas esperanzas en esta posición, pero no vieron la s igu iente ju­gada. Más fuerte era 23 .ih4, a lo que yo me d isponía a conti nuar 23 . . . .ic3 24 Wf d3 b4, conservando la ventaja de la cal idad.

23 ... tilxdS!

Gracias a esta posi b i l idad táctica las negras cons iguen s impl ificar ventajosamente el juego.

24 �xa1 tll xe3 25 Wxe3 .ixe4 26 .ixe4 d5 0:1

Partida nº 33

K. Robatsch - M. Tahl

Defensa S ic i l i a n a B86

Olimpiada de Leipzig (5), 1 960

Antes del i n ic io de la ronda preg unté a uno de n uestros ajed recistas, que conocía mejor

1 23

Los años 1 960 - 1 96 1

e l est i lo d e Robatsch, qué t ipo de juego pre­fería el maestro austríaco. La respuesta fue la s igu iente: "Robatsch es un ajedrecista sólido, seguro, pero a veces es demasiado cuidadoso". Por este motivo yo in ic ié la part ida con u n estado de á n i m o opti m ista (en secreto re­conoceré que me gusta mucho jugar contra adversa rios tímidos). S in emba rgo, desde las primeras jugadas me aperc ib í de que esa descripción de mi riva l era completamente eq uivocada. Ta l desinformación puede aca­rrea r serias consecuencias, lo cual se puede apreciar en la presente partida .

1 e4 es 2 �fl d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 s �c3 a6 6 .ic4

Una de las conti n uaciones más activas de esta var iante.

6 ... e6 7 a3

Si las negras "pierden tiem po" en la juga­da a6, las blancas pueden as imismo mover su peón de torre. E l presente movi miento es provechoso en todo sentido, las negras está n i m ped idas de rea l iza r cua lqu ier mo­vimiento del peón "b" hasta la cas i l l a b4, el a lfi l en a2 está fuera del a lcance de las p iezas enemigas.

7 ... .le7 8 .ia2 0-0 9 0-0 bS 1 0 f4

Surgió una conocida posición teórica en la que genera lmente se conti núa 1 0 . . . ib7 1 1 fS es 1 2 ltJde2 ltJ bd7 1 3 ltJ g 3, con u n jue-

1 24

go muy compl icado. Yo decid í ut i l iza r u n peq ueño cambio en el orden de jugadas, contra el cua l mi riva l reaccionó de u n modo muy pa rticu lar.

10 ... � bd7 1 1 �fl

Aprovechando que el peón de e4 está fuera de pel igro, las blancas a lcanzan a tras ladar la torre para el ataque a l rey.

Por supuesto, no se puede captura r en e4: 1 2 . . . ltJxe4? 1 3 ltJxe6 Wb6+ ( 13 . . . fxe6 14 he6+ cJihB 15 'Sxhl+) 1 4 ie3 ltJxc3 1 S Wg4. Ta m­poco conviene 1 2 . . . ttJcs 1 3 es dxes 1 4 fxeS, con un pel igroso ataque, en el que la torre desempeña el papel pr inc ipa l . A propósito, la jugada hecha por las neg ras no es mala, en todo caso, es muy "s ic i l iana''.

1 3 .ie3 �c7?

El resu ltado de una i ncorrecta eva l uación del adversa rio. Era mucho más fuerte e l evi­dente 1 3 . . . E:xc3! 1 4 bxc3 ixe4, con u n muy buen juego a cambio de la cal idad sacrifi­cada, por ejemplo 1 s c4 es 1 6 ltJf3 ltJg4. Al hacer el movi miento de la partida las negras vieron que la ú n ica (a unque suficiente) res­puesta del r iva l pod ía ser el sacrificio en e6 (en caso contra rio está gara ntizada la pérd i­da del peón de e4), pero yo no creía que el adversario sacrifica ría una pieza. E l castigo por el error de cá lcu lo psicológ ico no tardó

en l legar . . .

14 tl)xe6! fxe6 15 he6+ Wh8 16 .id4

Dos peones y una posición activa es una compensación más que suficiente por la pieza sacrificada. Los dos a lfi les y la torre de las bla ncas t ienen bajo control el fla nco de rey. Si las blancas incorpora ra n al ataque una so la pieza la posic ión de las neg ras se derru mbaría i rremediablemente. Pa ra las neg ras será muy com plicado desen redar el "rol lo" de piezas en el fla nco de dama. Así, ante 1 6 . . . lll cs las blancas, por supuesto, no toman la torre de c8, s ino que conti nuando 17 .ifS causan una nueva debi l itación de la cubierta del monarca neg ro, tras lo cual es muy pel igroso tanto 1 8 lllds como el más agudo 1 8 g4. Después de pensa r cerca de med ia hora, dec idí rea l iza r una d ifíc i l man io­bra de defensa, que me parece obl igada.

16 ... i.dS!

Con idea de desa lojar la séptima fi la, as í como pa ra i ntenta r ca mbiar el a lfi l de ca­s i l las neg ras. Un papel im portante juega la c ircu nsta ncia de que las blancas no pueden rea l iza r lllds, ya que el peón de c2 está ata­cado.

11 Y;Ye2

Parece que es un p lan un tanto lento. Contra el atractivo 1 7 .ifS pensaba desa rro l lar la s i­guiente va riante: 1 7 . . . 'Wc4 (amenazando 1 8

Los años 1 960 - 1 961

. . . °Wd4+) 1 8 eS dxeS 19 fxeS .ib6! 20 .ixb6 'Wc6 2 1 'We2 'Wxb6+ 22 'kfi h l füe8! (pero no 22 . . . �ceB 23 exf6, con ta blas); sin embargo, merecía seria atención 1 7 g4, tras lo cual ha­bría sido muy d ifíc i l defenderse, por ejem­plo: 1 7 . . . lllxe4 1 8 gS o 1 7 . . . lllcs 1 8 ifs. Yo me d isponía a eleg i r la segunda variante y conti nuar 1 8 . . . lll cxe4 1 9 gS lllf2 !? 20 'it>xf2 'Wc6 2 1 gxf6 'Wg2+ 22 'kt>el ixf6. La posición parece muy dudosa, pero no pude encon­tra r nada mejor, a u nque es verdad que los t iempos d ifíci les todavía no han pasado.

1 1 ... Y;Yc6 1 s ©h1

18 ... .ib6

Parece un descuido. Posib lemente mi riva l eva luó la jugada de este modo, pues res­pondió s in pensa r. En rea l idad, al devolver la pieza las negras toman la i n i ciativa.

19 hd7 Y;Yxd7

No se puede 1 9 . . . lllxd7? a causa de 20 °WhS.

20 .ixb6 gc4

Al precio de una pieza las negras consigu ie­ron ca mbiar el a lfi l de casi l las neg ras y d is­traer al otro. Ahora la i n ic iativa pertenece a las negras, pues la torre de h3 ta mbién ocu­pa una posición poco út i l (no se puede, por ejemplo 21 eS). Las blancas está n obl igadas a estar atentas a l juego del adversario, por

1 25

Los años 1 960 - 1 96 1

cuanto e s m u y pel igroso permit ir la pérd ida lLie2+ 29 �f2 lLixcl 30 �e3 if5 . del peón de e4.

21 b3

22 ... �xh3 22 gxh3

El fina l después de 22 Wfxc4 bxc4 23 gxh3 lLixe4 es favora ble a las negras.

No si rve 22 . . . lLixe4 23 �g l lLixc3 debido a 24 Wfe7

23 i>g1 ixe4 24 fü1 �xh3 25 if2

Contra 25 id4 me d isponía a conti nuar 25 ... l'!h6 26 ixf6 l'!g6+, y tanto en caso de 27 ig5 l'!xf4 como en el de 27 �fl l'!gxf6 el ataque neg ro es muy pel ig roso. Las b lancas debían haber i ntentado tras ladar la torre a la tercera fi la por med io de 25 Wf d2, seguido de l'!c l -c3. E l movimiento de la part ida con­duce, de ma nera forzada, a la derrota .

25 ... d5

Una jugada que no suele ser mala . Las ne­gras fortifican la cas i l l a e4, y la ru ptu ra 26 c4 l leva a desagradables compl icaciones tras 26 . . . l'!c8.

26 ig3 �hS 27 �e3

No se puede jugar 27 Wf g4 lLixg3 28 Wfxh3

1 26

Se observa ahora una curiosa meta morfosis. En u n pr inc ip io el pr incipal "protagonista" era el rey neg ro, pero después todos se ol­vidaron de él , pues era el monarca blanco el que se encontraba en pel igro. Con la si­g u iente jugada las neg ras "recuerdan" que ta mbién e l las t ienen su rey.

27 ... gS

Ganaba el senci l lo 27 . . . lLixg3 28 hxg3 h5, y las bla ncas no pueden ma ntener la cas i l la g3, pero yo no q uería entregar el "bon ito" caba l lo a cambio del peón de g3 .

28 �d4+ i>g8 29 �e1 ! �xg3

Ahora las blancas devuelven materia l a fin de e l im inar las figuras atacantes.

30 �xe4! dxe4

Tras 30 . . . lLixe4 3 1 Wfxd5+, seguido de Wfxe4 la torre en h3 (ahora la neg ra) estaría en una mala s ituación.

31 �dS+ �U7 32 �d8+ <it>g7 33 �xgS+ i>h8 34 �d8+

En caso de 34 hxg3 las negras no pod ían pa­sar a un fina l de peones: 34 ... l'!xg3+ 35 Wfxg3 l'!g7 36 Wfxg7+ �xg7, por cuanto tras 37 c4! los peones blancos coronaría n rápidamente. Sería mejor 34 ... l'!g7. Posi blemente era más

fuerte la i n mediata 34 \tig2, a fi n de "fijar" a la torre negra en hS y posteriormente captu­ra r el cabal lo. Sin embargo, pienso que tras la conti nuación 34 . . . :B:xh2+ 35 \tixh2 ll:ifs las negras no corren n ingún riesgo de perder. Lo que s igue es senc i l lo.

34 ... @g7 3S ®g2 �h6 36 hxg3 �e6 37 �gS+ @f8 38 fS �es 39 f6 e3 40 �es+ @gs 41 �e6 �ef8 42 � e6 @ha 43 �xe3 �xf6 44 � d4 h6 4S a4 bxa4 46 �xa4 �g6 47 � d4+ füf6 1/z-1/z

Partida nº 34

R. Fischer - M. Tahl

Defensa Fra ncesa C l 7

Olimpiada de Leipzig Fin-A (S), 1 960

1 e4 e6!

¿Qué es esto, una fa lta de modest ia? Has­ta ahora n ingún ajedrecista, i nc luso el más subjetivo, ha colocado el s igno de admi ra­ción a este movimiento, conocido desde hace mucho tiempo. Pero si esta jugada merece especia l atención (por ca usas que no t ienen nada que ver con el juego en sO, la fa lta de modestia del comenta rista de la part ida ya no es ta n g ra nde. Me responsa­bi l izo solamente de la m itad de este s ig no, dejando la otra para A. Koblents, pues la idea de ut i l iza r la Defensa Fra ncesa surg ió en el proceso de preparación pa ra la pa rti­da, cuando este movimiento se veía en mi práctica muy, pero muy esporádicamente, y cuando lo empleé no había obtenido n in ­gún resu ltado satisfactorio.

Por este motivo, para Fischer esta jugada resu ltó una desagradable sorpresa, pues en su práctica había muy pocas posic iones de esta natu ra leza, y el aná l i s i s de la part ida demostró que en posic iones desconocidas el cam peón estadoun idense se sentía muy poco seg uro. En honor a la verdad debo re­conocer que eleg í la Defensa Fra ncesa antes de la partida, pero frente al ta blero no pude

Los años 1 960 - 1 961

decid i rme a mover el peón de rey hasta que tra nscu rrieron d iez m in utos.

2 d4 dS 3 tLie3 J.b4 4 es es s a3 .ias

Una va riante que "se había levantado de la tum ba" a lo la rgo de ese mismo año. Ya en 1 954 la novena partida del match Smyslov - Botv inn ik, as í como el encuentro Unzicker - Botvi n n i k en la O l i mpiada de Amsterdam generaron la opinión de que a las negras no les conviene el s istema que empieza con 5 . . . .iaS . Tra nscu rridos más de 5 años, en uno de los boleti nes de ajed rez del año 1 960 sur­g ió u n i nteresa nte comentario del maestro i nternacional Konstant inopolsky, en el cual se hab laba de nuevos p lanes descu biertos para las negras en esta va ria nte. Recuerdo que a ntes de la pr imera partida del match contra Botvi n n i k, Koblents y yo dedicamos basta nte t iempo a l estudio de estas varian­tes, pero no pud imos ut i l iza rlas en la prác­tica, pues en el match de 1 960 M. Botvi nn ik no em pleó este s istema. Después de cierto t iempo la prensa ajed recística de todo el m u ndo, publ icó la i nteresa nte partida Mata­novic - M itite lu, d i sputada en e l torneo zonal de Buda pest, en la cua l las negras obtuvie­ron la victor ia . En mi partida con Fischer las s igu ientes jugadas se h ic ieron muy rá pido.

6 b4 cxd4 7 �g4 tLie7

8 bxaS dxc3 9 �xg7 �g8 1 0 �xh7 tLibe6!

El refuerzo n°1 . Frente a Smyslov Botv inn ik

1 27

Los años 1 960 - 1 96 1

jugó d e forma m á s pasiva : 1 O . . . tt:'id7 y tras 1 1 tt:'if3 tt:'if8 1 2 '\Wd3 '\WxaS 1 3 igS ! en poco tiempo se vio en una posic ión d ifíc i l .

1 1 �f3

Los aná l i s i s del a rtícu lo de Konsta nti nopols­ky están relacionados con la conti n uación 1 1 f4. AI ama nte de "perderse" en el l aberi nto de esas infin itas compl icaciones le recomenda­mos buscar ese a rtícu lo. En n uestra partida tuvo lugar una h i storia muy d iferente.

1 1 ... YMc7 12 i.bS

Posi blemente después de esta jugada las blancas no pueden espera r obtener ventaja en la apertura . Tareas más compl icadas pa ra las negras surg ía n en caso de 1 2 if4, como se vio en la part ida U nzicker - Duckste in del Torneo I nternacional de Zúrich ( 1 959). Al hacer la jugada de la partida, Fischer espera­ba que las neg ras conti nuara n la poco ven­tajosa va riante 1 2 . . . füg2 1 3 '\tifl ! l:'!g8 1 4 l:'!g l , con u n fuerte ataque. Pero las neg ras, al entregar su flanco de rey, no pensa ban recu pera r enseg u ida el materia l y jugaron senc i l lamente . . .

12 . • . .id7

Ahora se encuentra n atacados tanto el peón de g2, que las negras ya a menaza n ca ptu ra r, así como el atractivo peón de es. Después de pensa r mucho t iempo Fischer decide en­tregar el peón centra l .

1 3 0-0 0-0-0

El momento más i m portante de la partida . En esta posic ión uti l icé unos 40 m i n utos para eva luar la posic ión que surg ía tras 1 3 . . . tt:'ixeS 1 4 tt:'i xeS '\WxeS 1 5 ixd7+ '\tixd7 1 6 '\Wd3. A pr imera vista pa rece muy atractiva para las neg ras: t ienen buenas oportu n ida­des tanto en el med io juego ( re lacionadas con las co lumnas abiertas en e l fla nco de rey), como en el fina l, g rac ias a l peón ava n-

1 28

zado en c3. Pero frente a l tablero no pude encontra r un refuerzo considerable pa ra mi posic ión, mientras que la col umna "b" da a las blancas buenas oportu n idades. Por ejemplo: 1 6 ... l:'!ac8 1 7 l:'!b 1 '\tic7 1 8 l:'!bS! '\tib8 1 9 ie3, y las bla ncas se activan . Para las neg ras será muy d ifíc i l avanza r su masa de peones centra les, y por eso dec idí recha­zar la contin uación 1 3 . . . tt:'ixeS, prefi riendo la más aguda conti n uación del texto.

14 .igs

Ahora surgen compl icaciones d ig nas de un rompeca bezas, que terminan en jaque per­petuo. Las blancas pod ía n as imismo conti­nuar 1 4 ixc6 , a lo que yo me proponía res­ponder "con la plana mayor'': 1 4 . . . .ixc6 1 5 '\Wxf7 d4, con u n juego muy agudo.

1 4 ... �xeS!

Si las neg ras no tuvieran esta pos ib i l idad, su posic ión sería poco envid ia ble. Ahora es ne­cesario ded ica rse d u ra nte cierto t iempo al cá lcu lo de compl icadas va riantes.

1 5 �xe5!

Por supuesto no s i rve 1 5 ixe7 tt'lxf3+ 1 6 '\ti h l l:'!h8, con las a menazas d e l:'!xh7 y '\Wxh2++. En caso de 1 5 ixd7+ las neg ras pod ían eleg i r entre 1 5 . . . '\tixd7 y 1 5 . . . füd7 1 6 lllxeS '\WxeS 1 7 ixe 7 l:'!h8 1 8 l:'!ae 1 füh 7 1 9 l:'!xeS l:'!xe7, con mejores pos ib i l idades en el fina l . Ahora es el turno de las neg ras,

lo cua l s ign ifica que éstas necesita n resolver ta reas compl icadas.

15 ... J.xbS!

El i ntento de segu i r una varia nte aná loga a la ind icada a nteriormente tras 1 5 . . . \Wxe5 1 6 . be7 l:!h8 (o 76 . . . ixbs 1 7 ixdB l:!hB 7 8 l:!ae 7 Wfxe 1 7 9 fue 7 fuhl 20 i.f6) 1 7 füe l ! ( 1 7 l:!ae 1 WfbB) 1 7 . . . \Wxe l + 1 8 füe l füh7 1 9 ixd8 ©xd8 20 ixd7 @xd7 2 1 l:!e3 d4 22 l:!e4 l le­vaba a cierta su perioridad de las blancas.

16 tllxf7 J.xf1

Una va riante cu riosa surge en caso de 1 6 . . . l:!df8 1 7 ih6 ixfl 1 8 ixf8 ixg2 1 9 tLl d6+! Wfxd6 20 ixe7.

17 tllxd8 gxgS 18 tll xe6 gxg2+ 1 9 ci>h1 !

Perd ía 1 9 @xfl füh2!

19 ... '\Wes

Al in ic iar la combinación en la jugada 1 4 ( 14 . . . tlixe5) las negras pensaban que además del movi miento del texto, que gara ntizaba el em pate, d isponía n de la conti n uación más aguda 1 9 . . . \Wc4 20 \Wxe7 l:!g8, pero al acer­carse a esta posición verificaron que tras 2 1 lllf4! d 4 2 2 \We4! e l a lfi l enredado e n f l de ning ú n modo podría incorpora rse a l juego, mientras que las blancas podrían, poco a poco, obtener u n pel igroso ataque.

Los años 1 960 - 1 961

20 gxf1 '\Wxe6

Aceptando las ta blas. Era pos ib le 20 ... l:!g6, pero en ese caso las bla ncas conseg uían empatar s in d ificu ltades conti nuando 21 \Wxe7 füe6 22 \Wc5+ @b8 23 a6! Por ejem-plo: 23 . . . füa6 24 \Wf8+ @c7 25 \Wf7+ (25 l:!g 7) 25 . . . @c6 26 l:! b l .

21 ci>xg2 '\Wg4+ Yz-Yz

Partida nº 35

J. Penrose - M. Tahl

Defe n sa Benon i A65

Olimpiada de Leipzig Fin-A ( 1 1 ), 1 960

1 d4 tllf6 2 c4 e6 3 tll c3 es

Por supuesto, ésta no es u na buena apertura para jugar a ta blas .

4 dS exdS S cxdS g6 6 e4 d6 7 i.d3 i.g7 8 tllge2

Pa rece un s istema muy modesto de desa­rro l lo, que esconde muy poco veneno. Es cu­rioso que Ojanen desarro l ló sus fuerzas del mismo modo en su part ida frente a Keres del match Estonia - F in land ia, cosa que supe solamente después del juego, cuando Keres, sonr iéndome con com pasión, me comentó que yo había jugado tan mal como él (la mencionada partida cu lminó as imismo con el tr iu nfo bla nco).

8 ... 0-0 9 0-0 a6 1 0 a4 '\Wc7

Una posición s im i l a r ya se d io en una pa rtida m ía frente a Mi le ika, en el Cam peonato de Riga en 1 954. Entonces pude conseg u i r ven­taja, pero ahora tras ladé automáticamente el resu ltado de esa partida a la eva l uación de la a pertu ra .

Una jugada mala desde cua lqu ier pu nto

1 29

Los años 1 960 - 1 96 1

d e vista : en pr imer l u g a r e s una pérd ida d e 20 f5! tiem po, pues en el p lan de j uego elegido por las bla ncas el peón de e4 está sól idamente Mucho más fuerte que el natu ra l 20 fxeS, defendido; en segundo lugar la torre de ea a nte lo cua l las neg ras consegu i ría n reg re­impide sólo formal mente la ru ptu ra eS; en sar con la torre a fa, y después concentrar e l tercer lugar, y posi blemente lo más i mpar- ataque en el peón de es. tante, las neg ras dejan e l peón de f7 s in sufi-ciente defensa, lo que en el futuro jugará un 20 ... J.b7 i m porta nte papel .

Lo ún ico, debido a la a menaza 21 fxg6. Aho-13 t/Jg3 c4 1 4 Aa t/Jc5 1 5 '%Yf3 t/Jfd7 ra las blancas pod ían , conti nuando 21 fxg6

fxg6 22 �xg6 hxg6 23 Wíf7+ @ha 24 lLifS!, Los males de las negras cons isten en que a menazar mate i nmed iatamente, pero la ju­no a lca nzan a jugar 1 S . . . �d7 1 6 �e3 bS a gada hecha por Pen rose es más fuerte, pues causa de 1 7 axbS axbS 1 a E:xaa E:xaa 1 9 eS! las negras se encuentran en una posic ión de dxeS 20 fxeS, y el caba l lo de es se encuentra zugzwang. amenazado.

1 6J.e3 b5

Un intento de agudizar el juego de a lguna manera, lo cual solamente provoca una cr i­s is.

17 axb5 gb8 1 8 YlYf2! axbS 1 9 e5!

Ahora se puede decir sin miedo que la po­sición neg ra carece de toda espera nza . Las blancas se d isponen a i ncrementa r la pre­sión sobre el pu nto d6 s in prisas. En caso de 1 9 . . . fS pueden dec id i rse s in miedo a 20 e6 tiJf6 21 �xfS !, con un ataque i rresi st ible. Las negras está n obl igadas a tomar una tri ste decis ión.

19 ... dxe5

1 30

21 �adl !

Como es fác i l comprobar, las neg ras no tie­nen ni una sola cont in uación satisfactoria . A 2 1 . . . tiJd3 es pos ib le 22 �xd3 cxd3 23 fxg6 fxg6 24 tiJ xbS.

21 ... J.as

No está de más añad i r que las neg ras con­taban con S m in utos pa ra las s igu ientes 1 9 jugadas. Pero tam bién es verdad que aun d isponiendo de 2 horas este hecho no ha­bría influ ido en el resu ltado del encuentro.

22 ttJ ce4 ttJ a4 23 ha4

Tam bién era pos ib le la jugada más aguda 23 fxg6 fxg6 24 Wf7+ @ha 2S ttJ gs, y no si rve ni 2S ... füa 26 Wíxg7+ ni 2S ... Wd6 26 Wxea+. Pero la jugada de la pa rtida tampoco deja m uchas pos ib i l idades a las neg ras.

23 ... bxa4 24 fxg6 fxg6 25 YlYf7+ ©h8 26 t/Jcs YlYa7

Posib lemente las bla ncas h u bieran tenido más problemas en caso de 26 . . . WxcS. Pero en ese caso el resu ltado también hubiera s ido el m ismo.

27 YlYxd7 YlYxd7 28 tl:ixd7 '3xb2 29 tl:i b6 '3b3 30 tl:ixc4 '3d8 31 d6 '3c3 32 fü1 '3xc1 33 '3xc1 ids

En un fuerte zeitnot las negras olvidan ren­di rse. Por eso la part ida continuó:

34 tl:i b6 .ib3 35 tl:ie4 h6 36 d7 .if8 37 fü8 .ie7 38 .ics .ih4 39 g3

Y por fin suscri ben la capitulac ión. 1 :O

Partida nº 36

M. Tah l - W. Unzicker

Apertu ra Espa ño la C95

Torneo internacional de Estocolmo (3), 1 960-1 961

1 e4 es 2 tl:if3 tl:ic6 3 .ibs a6 4 .ia4 tl:if6 s O-O ie7 6 '3e1 bS 7 .ib3 d6 8 c3 0-0 9 h3 tl:i b8 1 0 d4 tl:ibd7

Es cu rioso que el g ra n maestro a lemán em­plee contra mí la misma defensa que yo había uti l izado frente a é l med io año a ntes. En este caso las blancas no eluden segu i r la contin uación preferida por la teoría .

1 1 c4 c6 1 2 cS!

Segú n mis conoci mientos, hasta ahora toda­vía no se había visto el movimiento es en esta apertura . Las blancas in ic ian i nmed iatamen­te la lucha en el centro. La reacción natura l

Los años 1 960 - 1 961

de las negras no parece muy convincente.

12 ... YlYc7

Tam poco se justificaba 1 2 ... dxcS, como se vio posteriormente en la partida Averbach - Furman (XXVI I I Cam peonato de la URSS). Parece que lo más fuerte es 1 2 . . . .ib7.

13 cxd6 .ixd6 14 .igS!

He aqu í la cuestión : la m uy desagradable amenaza 1 5 dxeS, tras lo cua l las negras se ven obl igadas a despedi rse de un a lfi l , o bien permit ir serias debi l idades en el fla nco de rey. Ahora deben decid i r cuá l de los dos males es el menor. Aq u í no sería suficiente 1 4 ... exd4 1 5 .ixf6. Proba blemente 1 4 ... .ib7 era lo mejor, conformá ndose con una posi­ción pasiva. La jugada de las neg ras está d i ­r ig ida contra la a menaza dxeS, pero a l tratar de sa l i r de u n problema las negras caen en otro, que no es menos im portante.

14 ... cS

Ahora en caso de 1 5 dxeS .ixeS con cierto contraj uego negro en el fla nco de dama que de a lgún modo igua laría las oportunidades, pero la debi l itación de la cas i l l a dS debe ju­gar su papel m uy pronto.

1 s dxcS .ixcs 1 6 tLi c3 .ib7 1 7 fü1

Parecía atractivo 1 7 lt:lds . Pero a mí no me gustaba la posición fina l después de la si-

1 3 1

Los años 1 960 - 1 96 1

guiente variante: 1 7 . . . lt:lxdS 1 8 ixdS lt:l b6 1 9 ixb7 Wxb7 20 lt:\xeS f6 2 1 lt:ld3 ixf2+ 22 lt:\xf2 fxgS, y la posic ión activa de las p iezas negras es una compensación suficiente por el peón pasado centra l de las b lancas. La jugada de la partida está estrechamente l i­gada a la s igu iente man iobra de la torre rey, g racias a la cua l la presión en las col u m nas centra les se torna amenaza nte.

17 ... 'tib6

Esta torre está colocada perfectamente en la seg u nda fi la : defiende el ú n ico punto dé­bil de las bla ncas, el peón de f2, y está l i sta pa ra tras ladarse en cua lqu ier momento a una de las colu mnas ab iertas. Después de pensar mucho t iempo el g ra n maestro a le­mán jugó . . .

. . . Defendiendo por s i acaso el peón de es, pues se amenazaba 1 9 ixf6. Pero ahora, inesperadamente, se revela la fa lta de pro­tección del pu nto f7.

19 �dS! J.xdS

Tras 1 9 ... lt:lxdS 20 ixdS se a menazaba 2 1 ixf7+.

1 32

Esto es mucho más fuerte que 2 1 Wb3, pues el ataq ue a f7 es pa rte del p lan blanco.

21 ... i.e7 22 gc6 Y!Yas

Ayuda a las b lancas a reagrupar las fuerzas, un req u isito necesario pa ra la combinación. En caso de 22 . . . Wb8 yo me d ispon ía a conti-nuar 23 ixf6, y a nte 23 . . . ixf6 s implemente 24 �xa6. En caso de 23 . . . lt:lxf6 el resu ltado de la partida lo dec idía s implemente la com­binac ión: 24 ixf7+ @xf7 25 Wb3+ @g6 (25 . . . @fB 26 ll\gs) 26 lt:l h4+ @hs 27 Wf3+ @xh4 28 Wfs gS

Diagrama de análisis

29 Wxh7+! Después de la jugada textual este go lpe táctico sobre f7 no requ iere de m uchas pérd idas mater ia les.

23 .id2!

Desa loja la casi l l a pa ra el ca ba l lo con ganan­cia de t iempo .

23 ... b4 24 .ixf7+ ®xf7 2S 'fib3+ 1-0

Partida n° 37

M. Tahl - E. Book

Apertu ra Espa ño la C66

Torneo internacional de Estocolmo ( 1 0), 1 960- 1 961

1 e4 es 2 �B �c6 3 .lbs �f6 4 o-o d6 s d4

!d7 6 lll c3 exd4 7 lllxd4 /i.e7 8 li.xc6 bxc6 9 tlYf3 0-0 10 eS lll g4 1 1 lllxc6 lllxeS 1 2 lllxeS dxeS 1 3 gd1 YlYcS 14 YlYe2 f6 1 S !el !e6 16 f3 a6 1 7 llle4 ges 18 lllf2 YlYb7 1 9 bl YlYc6 20 �dl .id6 21 YlYf2 .ifS 22 ge1 e4 21 fxe4 i.xe4 24 gad1 J.g6 2S c4 gad8 26 lllf4 /i.b4 27 gf1 füd1 28 gxd1 YlYe4 29 llldS i.d6 lO li.f4 /i.hS 11 gf1 J.xf4 12 YlYxf4 es ll Wxe4 gxe4 14 gxf6 ge1 + lS m1 ges 16 gfs gxfs l7 llle7+ @fa 38 lllxfs i.g6 19 llld6 Ab1 40 lll b7 ha2 41 tllxcS

No me cabía n inguna duda de que las ne­gras había n anotado como jugada secreta la jugada:

41 ... @e7

Pero la conti nuación de la pa rtida fue ines­peradamente senci l la , pues a ...

42 @f2

. . . las negras respondieron ...

42 ... aS?

Y tras:

41 @el a4 44 bxa4 i.xc4 4S @d4 Af1 46 gl @d6 47 lll e4+ @c6 48 tllgS éstas se r ind ie­ron . 1 :0

Mucho más d ifíc i l h u biera s ido m i ta rea s i las negras h ubiera n conti n uado 42 . . . @d6! 43 llle4+ @es 44 tt'ld2 @d4 4S @e2

Los años 1 960 - 1 961

Diagrama de análisis

4S . . . �xb3! 46 lllxb3+ @xc4.

En este caso yo me d isponía a conti nuar 47 tt'ld2+! (no da nada 47 llla5+ @b5 48 lllbl @c6 49 llldB+ @d5, y el cabal lo blanco se en­cuentra en una pés ima posición) 47 . . . �c3 48 lll e4+ @c2 49 g4! h6 SO h3 ! . Parece extra­ño, pero es la ú n ica jugada.

La evidente SO h4 conduce sorprentemente a tablas. Me pa rece que el método uti l izado por las negras para asp i ra r al empate mere­ce la atención de los compositores de estu­d ios : so ... as S 1 lll cs @c3 S2 @d l . Ahora la natura l S2 . . . @d4 pierde a causa de S3 llle6+ @e4 S4 lllxg7 @f4 SS gS hxgS S6 hS @es (A 56 ... g4 s igue 57 h6 g3 5B @e2 ) S7 llle8! @fs (de otro modo el peón bla nco corona) S8 tt'l d6+ @f6 S9 lll e4+, seguido de lllg3. Pero la posición es de tablas, porq ue las negras pueden cont inuar:

Diagrama de análisis

1 33

Los años 1 960 - 1 96 1

5 2 . . . a4!! 53 iic1 (53 tllxa4+ iid4) 53 . . . a3 54 Wb1 , y solamente a hora 54 . . . iid4 55 tt:le6+ ©e4 56 tt:lxg7 iif4 57 gS hxgS 58 hS g4 59 h6 g3 60 tt:le6+ iifS ! 6 1 h7 g2 62 tt:l d4+ ciig6, con tablas. En caso de 50 h3 n inguna de es­tas va ria ntes tiene lugar.

Partida n° 38

M. Tah l - M. Botvinn ik

Defensa Ca ro-Ka n n B 1 2

Match revancha, Campeonato Mundial, Moscú ( 1 6), 1 961

1 e4 c6 2 d4 dS 3 es ifs 4 h4 es s dxcs VlYc7 6 �c3 �c6 7 �f3 gds s � bS V1YcS 9 �fd4 ig4 10 f3 id7 1 1 �xc6 bxc6 1 2 �d4 VlYbS 1 3 V1Ye2 e6 14 �b3 .tics 1 S �xcS VlYb4+ 16 c3 VlYxcS 1 7 .ie3 YlYas 1s b4 VlYc7 19 J.cs �e7 20 hS h6 21 id6 VlYb7 22 o-o-o gas 23 g4 as 24 V1Yf2 axb4 2s cxb4 es 26 IJ.xe7 ©xe7 27 VlYxcS+ ©es 2S ©b2 füS 29 VlYd4 .ia4 30 fül gxcl 31 ©xcl ©d7 32 ©b2 füs 33 id3 ibs 34 gd1 VlYa6 3S a3 ixd3 36 gxd3 ©e7 37 VlYe3 ©es 3S VlYd2 fü7 39 f4 ©d7 40 VlYe3 ©ds 41 gd1 ©es 42 VlYd3 V1Yb6 43 VlYd4 VlYbS 44 VlYe3 ©b7 4S gd4 VlYfl 46 a4 YlYg2+ 47 gd2 VlYfl 48 fü2 gxc2+ 49 ©xc2 VlYg2+ so ©b3 VlYxg4 s1 as VlYdl + s2 ©b2 VlYfl S3 VlYb6+ ©as S4 YlYc6+ ©a7 SS VlYc7+ ©as

Ambos riva les se encontraban en un peq ue­ño zeitnot, y por eso las bla ncas no se deci­d ieron a segu i r la aguda conti n uación que tuvo lugar después de dos j ugadas (56 fS) . Pero las blancas debieron ha ber tomado esa

1 34

im portante decis ión, pues para las negras hu biera s ido d ifíc i l encontra r la ú n ica solu­ción en el poco tiempo que ten ían d isponi­ble. En la partida conti nuó . . .

S6 VlYdS+ ©a7 S7 VlYc7+ ©as

Las blancas pud ieron estud iar a hora, dete­n ida mente, la posición obtenida. Se com­prueba que las neg ras no a menazan dar jaque perpetuo. S i el turno correspondiera a l neg ro, no le da ría nada 58 . . . We2+ 59 ©a3 Wd3+ 60 iia4 Wd 1 + 6 1 cii bs, y las blancas ganan con fac i l idad. Pero resu lta c laro, asi­mismo, que las blancas no pueden acerca r su rey hacia el monarca enemigo, pues a 58 cii b3 sigue la desagradable Wd 1 +! Además, las negras amenaza n jugar Wxf4, lo que pue­de suceder, por ejemplo, como respuesta a 58 We7. Durante cierto t iempo ca lcu lé la va­ria nte que surg ía tras 58 Wxf7 We2+ 59 ©a3 Wd3+ 60 iia4 Wc2+ 6 1 ciibs Wc4+ 62 Wb6 Wxb4+ 63 ciic6 Wc4+ 64 ciid7 d4 65 fS d3! , y es d ifíc i l determinar q u ién tiene ventaja .

SS fS!

Por estos motivos las bla ncas sólo tienen a su d isposic ión el movi miento 58 fS !, previsto con anterioridad. Ahora las neg ras se verá n en la necesidad de reso lver problemas muy difíci les. Es evidente que no pueden captu­ra r el peón con la dama, a lo que inmed iata­mente decide 59 a6, ni con el peón, pues en este caso las bla ncas toma rían el peón de dS, ma nteniendo una g ran ventaja . Por cua nto todos los movi mientos de peones debi l itan la posición neg ra, éstas solamente pueden rea l iza r man iobras con la dama: 58 . . . WbS, 58 . . . Wd3 o 58 . . . We 1 . A 58 . . . WbS las bla ncas pueden tranqu i la mente conti nuar 59 iia3, y su supremacía es ind iscuti ble. Tras 58 . . . Wd3 seg u i ría la s igu iente i nteresa nte varia nte: 59 fxe6 fxe6 60 Wc6+ iia7 61 Wb6+ iia8 62 Wxe6 Wd2+ 63 ciia3 Wc3+ 64 iia4 Wc2+ 65 © bs Wc4+ 66 cii b6 Wxb4+ 67 ciic7, y des­pués de 67 ... WxaS+ decide 68 Wb6, y en el fina l de peones las blancas t ienen gara ntí-

zada la victoria. Después de pensa r mucho t iempo Botvin n i k encontró la mejor conti­nuación. Jugó . . .

5S ... Y1Ye1 !

. . . atando las fuerzas de las bla ncas a la de­fensa de los peones b4 y es. En su jugada 60 las blancas pensa ron más de media hora y por eso decidieron dar previamente a lgu­nos jaques, a fi n de ganar tiem po. Conti nuó:

59 Y1Ycs+ ©a7 60 Y1Vc7+ ©as 61 Y1Ycs+ ©a7 62 Y1Vc5+ ©b7 63 Y1Vb6+ ©as 64 Y1Yc6+ ©a7 65 Y1Vc5+ ©b7 66 Y1Yd4 Y1Ye2+ 67 ©a3

Objetivamente era mejor 67 'kt>b3, pero las b lancas deseaban ma ntener ese movimien­to en reserva y uti l iza rlo solamente una ju­gada a ntes del control de tiempo.

67 ... Y1Vb5 6S fxe6 fxe6

Las blancas cons igu ieron muchas cosas. Tienen práctica mente un peón de ventaja, pues el peón bla nco de hS detiene los dos peones enemigos "g" y "h''. Además, la dama neg ra está colocada pasivamente y se ve obl igada a cuidar el pu nto b6. Pero aqu í tuvo lugar una tri ste confus ión. Las b lan­cas decid ieron jugar 69 'kt>b3, y poco a poco "expulsa r" a la dama neg ra de la cas i l la bS . . . Pero repenti namente cambiaron sus p lanes e h ic ieron la pés ima jugada.

69 Y1Vc3??

Las negras respondieron ...

69 • • • Y1Yf1

Y por cuanto no s i rve 70 �d4 debido a 70 . . . �e l + 71 'kt>a4 �c2+, el resu ltado de la pa r­tida quedó sentenciado. No s i rve 70 'kt>a4 a causa de 70 . . . . �d l + 7 1 'kt>bs �fl +.

A pesa r de que la partida conti nuó más de vei nte jugadas, en e l la no surgió nada inte-

Los años 1 960 - 1 961

resa nte.

70 ©a2 Y1Ye2+ 71 ©b3 ftd1 + 72 ftc2 Y1Yf1 73 ©a2 ftb5 74 ©a3 ftf1 75 ftc3 Y1Vb1 76 a6+ ©xa6 77 ftc6+ ©a7 7S ftd7+ ©bs 79 ftxe6 fta1 + SO ©b3 ftd1 + S1 ©b2 ftd4+ S2 ©a2 ftxb4 S3 ftgS+ ©c7 84 ftxg7+ ©dS S5 ftf6+ fte7 S6 ftf4 fte6 S7 ©b2 ©es SS fta4+ ©f7 S9 ftf4+ ©es 90 ©c2 fta6 1/z-1/z

¿Por qué las b la ncas rechazaron la jugada p lan ificada 69 'kt>b3?

Diagrama de análisis

Dura nte la partida yo no estaba seg uro de que la posición que surg ía tras las jugadas forzadas 69 . . . 'kt>a6 70 'kt>c3 �c6+ (perd ía 70 . . . 'kt>b7 debido a 7 7 �c5) 7 1 'kt>b2 �bs 72 'kt>b3 'kt>b7 73 'kt>c3 fuera ganadora .

Surge la i mpresión de que las negras se en­cuentra n en zugzwa ng. No se puede mover 73 ... 'kt>a6 74 �d3 y 73 ... �c6+ 74 �cs. Al pensar en mi jugada 69 vi i nesperadamen­te que en esta posición las negras pueden decid i rse por la conti n uación 73 . . . �fl , y a 74 �b6+ s igue 74 . . . 'kt>a8, y las blancas no t ienen la j ugada ganadora 7S 'kt>a4, que sería pos ib le si su rey se encontra ra en las cas i l las a3 o b3. Por cua nto d isponía sola mente de 1 S m i n utos para pensa r no quería profu ndi­za r en la posición que surg ía tras la jugada 73, y decid í -por seg u nda vez- dejar la para u n poco a ntes del control del tiem po. Pero esto fue un error incorreg ib le. Debía haber conti nuado 69 'kt> b3, pues en la posición

1 35

Los años 1 960 - 1 96 1

que surg ía tras la j ugada 7 3 de l a s negras era muy fuerte 74 Wd3 ! We l + 75 @ b3, y no es d ifíc i l convencerse de que las negras no pueden imped i r la penetración de las p iezas blancas. Ta mpoco ayuda 75 . . . Wxe5, ya que tras 76 \Wb5+ el dueto de peones bla ncos actúa muy a rmoniosamente. Es obvio que en esta partida pudo verse u n fina l muy in ­teresante e instructivo.

1/2:1/2

Partida n° 39

R. Torán Albero - M. Tah l

Apertu ra I ng lesa A2 1

Campeonato de Europa por equipos, Oberhausen (1 ), 1 961

1 c4 e5 2 �c3 d6 3 g3 f5 4 d4!

Este orden de jugadas es precisamente el s istema más fuerte para luchar contra el es­quema eleg ido por las negras. Posi blemente las mejores respuestas de las negras sea n 4 . . . lt:\f6 o 4 . . . c6. El esfuerzo negro trata ndo de "compl icar" el juego solamente puede con­ducir a consecuencias desagradables.

4 ... e4 5 B �f6 6 .ig2 exf3

Lamenta blemente obl igado.

7 �xf3

1 36

Los resu ltados de la apertura son ciertamen­te tristes para las neg ras. Ya no queda nada de la idea i n ic ia l de crear un ataque. Posible­mente las negras ya deben preocu parse de que las amenazas del riva l no se tornen se­rias. La princ ipa l amenaza estratégica blanca consiste en jugar d5, seg uido de lt:\d4. Dado que esto es i m posible de evitar, decid í d is­traer a mi riva l , ofreciéndole la oportu nidad de ataca r a l rey. Por eso, en lugar de 7 . . . ie7 se jugó . . .

7 ... g6 8 0-0 .ig7 9 e4!?

Esta jugada parece muy desagradable para las negras, pero era más fuerte 9 d5 .

9 . . . fxe4 1 0 �g5 0-0 1 1 �gxe4

No es muy consecuente. En este momento era mucho más pel igroso 1 1 lt:\cxe4, con­serva ndo el pel igroso caba l lo en g5. En este caso yo me disponía a continuar 1 1 . . . lt:\c6, con una variante como 1 2 lt:\xf6+ /J.xf6 1 3 /J.d5+ @g7 1 4 lt:\f7 E:xf7 1 5 ixf7 @xf7 1 6 ig5 if5 1 7 ixf6 Wxf6 1 8 g4 Wxd4+ ( 78 . . . lt:\xd4) 1 9 Wxd4 lt:\xd4 20 gxf5 lt:\xf5. La pa r­t ida conti n uó:

11 .. . �xe4 12 gxfs+ 'ilYxfB 13 �xe4 �c6 14 J.e3 .ifS 1 5 'llYd2

Nuevamente u na jugada pasiva . Tras la enérg ica 1 5 lt:\g5 las neg ras se hu bieran vis­to obl igadas a sacrificar la dama del mismo modo que en la pa rtida, pero perd iendo un

tiempo.

15 ... :aes

Antes de esta jugada rechacé la propuesta de tablas. En rea l idad las negras n u nca ha­bía n estado ta n bien como ahora .

16 tt:Jgs

Ahora son las blancas las que se encaminan hacia las compl icaciones, que resultan des­ventajosas para e l las. Era preferible lll c3.

17 ... :axe3! 17 i.dS+

Ahora la ta rea neg ra no es demasiado com­pl icada. Más fuerte era 1 7 ixc6, tras lo cua l me disponía a continuar 1 7 . . . �e7 1 8 .ixb7 es, con una buena com pensación por el peón. En caso de 1 7 . . . We7 1 8 .ids+ @f8 1 9 lllxh 7 + c;:t>e8 20 @f2 .ih6 2 1 �e 1 , con con­secuencias poco c laras en el fina l , y s i 1 7 . . . �d3 1 8 Wxd3 .ixd3 1 9 .ids+ c;:t>h8 20 lllf7+ Vfíxf7 2 1 .ixf7 .ixd4+ 22 c;:t>g2 .ixb2 23 �d l , y las bla ncas no deben perder. Al efectuar la jugada del texto Torán pos ib lemente subes­timó la jugada 1 9 de las neg ras.

17 ... @hS 18 t!Jf7+ ffxf7 1 9 i.xf7 :ad3!

He aquí el quid de la combinación. Las ne­gras ganan u n i mportante t iempo aprove­chando que la dama blanca no tiene una cas i l la cómoda pa ra ret i ra rse. H u biera s ido más débi l 1 9 . . . .ixd4 20 @g2, pues en este

Los años 1 960 - 1 961

caso a 20 . . . �d3 hu biera seg uido enérgica­mente 21 Wh6.

20 ff e2 i.xd4+ 21 @g2 tt:Jes

Ante 22 .idS decide 22 .. . c6.

22 ... :ae3

Las man iobras fina les necesitan su tiempo.

23 fffl i.e4+ 24 @h3 fü3 25 ff e2 i.ts+ 0-1

Partida n° 40

M. Tah l - F. Olafsson

Defe n sa S i c i l i a n a B82

Torneo internacional de Bled (3) 1 96 1

1 e4 es 2 ttJ f3 ttJ c6 3 d4 cxd4 4 ttJ xd4 e6 5 ttJ c3 ff c7

1 37

Los años 1 960 - 1 961

¡Nuevamente esta variante! En este caso l a s bla ncas ren u nc ian a 6 g3 .

6 .ie3 a6 7 a3

Después de quemarse uno s iem pre peca de precaución. Por supuesto, la jugada a3 es menos necesaria que a6, pero en una g ra n cantidad de ocasiones resu lta muy prove­chosa.

7 ... c!üf6

[N.E: El espec ia l i sta Ta imanov ind ica 7 . . . bS! 8 lllxc6 �xc6 9 .ie2 .ib7 1 O 0-0 �c8 seg uido de lllg8-e7] .

8 f4 d6

En caso de 8 . . . lllxd4 9 .ixd4! �xf4 1 O g3 �c7 1 1 eSt .

9 �f3 .ie7 10 .id3 0-0 1 1 O-O .id7

En este momento se juega más a menudo 1 1 . . . lllxd4!? 1 2 .ixd4 es, pero en este caso, como demuestra la práctica, las b lancas ob­tienen la in iciativa.

12 �fae1 bS 1 3 �g3 ©h8 14 c!üxc6 .ixc6 1 S eS

Es peor 1 S .id4 a causa de 1 S . . . eS! 1 6 fxeS lll hs .

1 5 . . . c!üg8

Segu ramente era más fuerte 1 S . . . lll e8. En caso de 1 S . . . dxeS 16 fxeS lll hS 1 7 �h3 �xeS, las blancas t ienen una agradable elección entre la aguda va ria nte 1 8 g4 g6 1 9 gxhS gxhS 20 iif2±, y con una pieza de ventaja deben rechazar las amenazas, o bien si no les gusta este juego, pueden opta r por la senci l la 1 8 iih l , tras lo cual no se ve una buena respuesta para las negras.

16 �h3 c!üh6

1 38

Las b lancas han conseg uido mucho, y la po­s ic ión exige pos ib lemente una combinación. Pero ta mbién es cierto que la combinación aquí no es senci l l a y las bla ncas se deciden por e l la solamente después de pensar 40 m in utos. La s ituación se compl icó además por el hecho que las blancas d isponía n de 1 7 iih l , que ma ntenía una g ra n cantidad de a menazas. Sin embargo, la tentación era demasiado grande . . .

20 ... ©gs?

Las neg ras no ofrecen mucha res istencia. Después de esta jugada el ataq ue de las b lancas se desarro l la por s í solo. Mucho más d ifíc i l hu biera s ido su ta rea en caso de 20 . . . �d8!. Precisamente ésta era la jugada que yo tem ía más a l calcu lar la conti nuación 1 7 fS . Tras 20 . . . �d8 no da nada 2 1 �h6? dxeS 22 hes+ .if6 23 �e3 �g8! (no 23 ... hes? 24 �h3+- y en cuanto se terminen los jaques de

las negras, éstas deberán rendi rse) 24 l"lh3 E\g7, y el ataque se repele. Mucho más i nte­resante era la atractiva contin uación 2 1 e6+ if6 22 Wh4 fxe6 (22 ... mg1 23 el+-) 23 füe6 y a hora las negras pierden tanto en caso de 23 ... ixd4+ 24 Wxd4+ iig8 25 füd6, segu i ­do de if5-e6+, como tras 23 . . . mg7 24 füf6! füf6 25 ie4 y a pesar de las dos cal idades de ventaja no t ienen n i nguna esperanza . Lamenta blemente esta va riante no s i rve, ya que las neg ras d isponen de la increíble respuesta 23 . . . ieS ! ! , y las blancas se ven obl igadas a aceptar las s impl ificaciones. S in embargo, la misma idea de uti l iza r la s itua­ción indefensa del alfil de c6 me impu lsa ba a cont inuar mi búsqueda, y al fina l encon­tré la s igu iente pos ib i l idad: 21 exd6+! if6 22 Wh4 \t>g7 [22 . . . ixd4+ 23 Wxd4+ \t>g8 (23 . . . f6 24 E\el!) 24 ie4 l"\e8 25 l"ld l ± y las blancas t ienen una compensación más que justificada por la cal idad] 23 id7! ! , con las amenazas 24 ixc6 y 25 Elel -e7, y ta nto en caso de 23 . . . ixd7 24 ltJdS ixd4+ 25 Wxd4+ f6 26 Ele 7 + \t>g8 27 Wh4 fü7 28 lDxf6+ como tras 25 . . . mh6 26 l"\e4 f6 (N.E: 26 . . . g5! es la recomendación de Fritz) 27 l"\e7 es i m posi­ble repeler el ataq ue. Lamentablemente, la jugada 20 . . . \t>g8 dejó todas estas va riantes fuera de juego.

21 e6 .ig5

Por su puesto, después de 2 1 ... f6 no h u biera s ido d ifíc i l encontra r una de las cont in uacio­nes ganadoras: 22 ixg6 y Wh6, e i nc luso 22 l"\e3 o s implemente 22 id3. Ahora las blan­cas n uevamente se pusieron a pensa r. No ofrecía nada concreto 22 e7 ixe7 23 Wh6 f6 24 ixg6 id8, o bien 24 l"\e3 fü7 25 ie6 if8, e inc luso 24 ie6+ mh8 25 l"\e3 l"\ae8 26 Elh3 id8, o fina l mente 24 ie6+ iih8 25 ids ib7. Pero el igen otro cami no.

22 exf7+ gxf7 23 .ixg6! gg7

Tras la relativamente mejor 23 . . . E\e7 las blancas pod ían eleg i r entre 24 l"\e6 y 24 fül , a menazando en ambos casos 25 ixh7+. Al

Los años 1 960 - 1 961

devolver la ca l idad las neg ras esperan ob­tener a lguna oportu n idad, pero la s igu iente man iobra de las blancas destruye sus i l usio­nes.

24 %Ye6+ i>hs

25 .ieS!

Un cambio obl igado de a lfi les de cas i l las bla ncas, después de lo cual el juego toma un ca rácter prosa ico. Después de esto los dos riva les conta ban con pocos minutos para pensar, lo que obviamente bajó el n ivel de su juego.

25 ... h6 26 .ixc6 %Yxc6 27 tlJe4

H u biera s ido doloroso no ver la idea 27 .. . ig5-e3+ y Wxg2++.

21 ... ges 28 %Yg6

H u biera s ido más senc i l lo 28 Wf7, obl igando a 28 . . . Eles.

28 ... gee7 29 h4

Las bla ncas gastaron sus ú lti mos minutos en l lega r a la conc lus ión de que la cont inuación 29 ltJxgS füe 1 + 30 mf2 sólo les garantizaba las ta blas después de 30 . . . Ele2+!, y tomaron la decis ión de forza r el paso al fina l . Después, a l r itmo de u n rayo, continué así. . .

29 ... %Vds 30 .ixg7+ gxg7 31 %Yxd6 %Yxd6 32

1 39

Los años 1 960 - 1 961

c!üxd6 .txh4 33 ges+ ggs

Tampoco brindaba espera nzas 33 . . . ® h 7 34 lL\f5 �g4 35 �e6.

34 c!üf7+ 'it>g7 35 gxg8+ 'it>xg8 36 c!üxh6+ 'it>h7 37 c!üts .igs 38 b3 1-o

Y s in a lcanzar a jugar 38 . . . ®g6, a las negras se les terminó el t iem po.

Partida n° 4 1

T. Petrosian - M. Tahl

Defensa I nd i a de Rey E98

Torneo internacional de Bled (1 O) 1 96 1

Petros ian pensaba q u e l a s bla ncas debían ganar en esta posic ión. Por ejemplo: 16 . . . tt:Jxe2+ 1 7 Wxe2 con idea de 1 8 tt:Jxf6+ ixf6 1 9 ixf6 y 20 tt:Je4, segu ido de g4-g5 . Pero las neg ras sa lvaron la s ituación con el go lpe táctico . . .

1 c4 c!üf6 2 c!üc3 g6 3 d4 .ig7 4 c!üf3 0-0 5 e4 d6 16 ... YlYe7! 1/z-1/z 6 .ie2 e5 7 0-0

7 d5 cond uce al S istema Petrosian .

7 . . . tll c6 8 dS c!üe7 9 c!üel c!ües

Más exacto era 9 . . . lLld7 .

10 c!üd3 fS 1 1 f4!

Si el caba l lo se h u biera encontrado en d7 este movimiento hu biera s ido inofensivo para las negras. Por ahora, las negras deben esforza rse en bajar la tens ión de la l ucha.

11 . . . exf4 1 2 .txf4 fxe4

Es pel igroso acepta r el sacrificio de peón por med io de 1 2 . . . ixc3 1 3 bxc3 fxe4 14 lLJ b4, con compensación . Si 1 2 ... h6 1 3 e5! g5 1 4 ig3 f4 1 5 if2 dxe5 1 6 ig4.

13 c!üxe4 c!üfs

Las negras pensaron casi una hora para de­cidi rse por esta jugada.

14.igS c!üf6 1 5 g4 c!ü d4 16 c!ü df2

1 40

Petrosian pensó cerca de med ia hora y propuso tablas, añadiendo "Yo continúo 7 7 Wxd4''. Los espectadores quedaron estu pe­factos por el acuerdo de em pate, se puede deci r que hasta decepcionados. Pero esta decis ión fue correcta . Ante 1 7 Wxd4 hu biera seg u ido 1 7 . . . tt:Jxe4 1 8 ixe7 ixd4 1 9 ixf8 tt:Jxf2! [solamente as í. Más débi l hu biera s ido 1 9 . . . ®xf8 debido a 20 �ad 1 ! ib6 (o 20 . . . ixf2+ 2 7 ®g2, con el i nevitable if3) 21 b4 tt:Jxf2 22 c5±, y las blancas ganan la ca l idad] 20 ie7 tt:Jxg4+ 21 ® h l lLlf2+, y las blancas se ven obl igadas a acepta r las tablas, ya que no se puede 22 füf2 ixf2 23 fül id4 24 fü8+ ®g7, y es malo 25 ig4 a causa de 25 . . . ixg4!

Partida n° 42

M. Tahl - B. Parma

Defensa S ic i l i a n a B36

Torneo internacional de Bled ( 1 3) 1 961

1 e4 es 2 c!ü f3 c!ü c6 3 d4 cxd4 4 c!ü xd4 g6 5 c4

General mente jugaba aqu í 5 lt:\c3 .ig7 6. ie3 lt:\f6 7 ic4, esforzándome por l leva r el juego a los esq uemas del S istema Rauzer. Dado que ésa era mi "ta rjeta de presenta­ción'; y era muy bien conocida por el joven maestro yugoslavo -que se prepa raba escru pu losamente para cada encuentro-, decid í eleg i r otra contin uación.

5 ... �f6 6 �c3 �xd4 7 '1Yxd4 d6

Había ana l izado a lguna vez esta va riante con B. Gurguen idze en las preparaciones pa ra los torneos estudia nti les. E l maestro georg iano uti l izaba reg ula rmente esta con­t in uación y no s in éxito. La varia nte había pasado ta mbién un exa men pu ntua l entre los ajedrecistas yugoslavos. Uno de estos es­pecia l i stas era precisamente B. Pa rma.

8 .le2 ,lg7 9 .le3 0-0 1 O VlY d2

10 ... .le6

B. Gurgenidze prefiere 1 O . . . ll\g4, esforzán­dose por ca mbiar uno de los alfi les bla ncos. Tras 1 O . . . ll\g4 el juego se puede desarro l lar así: 1 1 ixg4 ixg4 1 2 0-0 l:'!c8 1 3 b3 bS 1 4 lt:\xbS (Gel ler - Gurgenidze, XXV Ca mpeona­to de la URSS), o bien 1 1 .id4 ih6 1 2 °Wd l lDeS, que se vio, por ejemplo, en las partidas Ca rdoso - Tah l (Portoroz, 1 958) y Ta h l - Gur­genidze (XXVI Campeonato de la U RSS). En ambos casos las negras no se pueden quejar de los resu ltados obtenidos en la apertura . Hu biera s ido i nteresante verifica r la var ían-

Los años 1 960 - 1 961

te 1 1 ixg4 ixg4 1 2 .id4, que me parece no se ha visto en la práctica magistra l de tor­neos. Mediante el movi miento 1 O ... ie6 las negras desean destacar que la situación del peón en c4 tiene sus defectos.

1 1 gel VlYaS 12 b3

Las bla ncas no se a presu ra n a en roca rse, for­tificando por ahora el peón de c4 y conser­vando la pos ib i l idad de ret i ra r el caba l lo de la casi l l a c3, a fi n de proponer en caso nece­sar io el paso al fi na l , aprovechando que su rey se encontra ría en el centro.

1 2 . . gfcB

Más exacto es 1 2 . . . a6, y a 1 3 0-0 segu i r 1 3 . . . bS. Como se ind icó en el comenta rio an­terior, precisamente por eso las bla ncas no debía n apresura rse con el enroque. Sin em­ba rgo, ahora la s ituación ha ca mbiado: las negras deben gastar todo un t iempo en rea­l izar la ru ptu ra b7-b5 y debi l itaron su flanco de rey. Las blancas in ic ian el juego contra el rey enemigo.

1 3 O-O a6 1 4 f4!

U na jugada natura l , por lo que me sorpren­dió que se tratara prácticamente de una innovación . En sus partidas contra B. Pa rma, S. G l igoric y D. Janosevic jugaron 1 4 if3, lo que me parece poco consecuente.

14 ... bS 1 5 fS .id7 16 fxg6 hxg6

1 41

Los años 1 960 - 1 961

Después de la apertu ra de la col u m na "f" se torna evidente que la torre dama debería es­tar en la casi l l a c8. Las bla ncas cuenta n con la atractiva conti n uación 1 7 eS!? . Después de pensa r cerca de med ia hora, no opté por el la debido a 1 7 . . . b4 1 8 exf6 ( 7 B lt:ia4 lt:i e4 1 9 Wid4 ixa4 20 W!xe4 i.c6 2 1 Wff4 W!xe5 22 Wfxfl+ @hl) 1 8 . . . bxc3 1 9 füc3 i.xf6 20 füf6 exf6 2 1 i.d4 Wlgs 22 W!xgS fxgS 23 i.f6 l'!e8iii, y aunque las blancas t ienen una compensa­ción rea l por la ca l idad sacrificada, las neg ras conservan posib i l idades de defenderse.

1 7 cS!

Las blancas i ncrepan a l caba l lo de f6. Este movimiento tiene una ventaja sustanc ia l : la dama negra no fac i l ita ahora el desarro l lo en el fla nco de dama y se encuentra lejos del rey.

17 ... .ie6

La in ic iativa bla nca ta mbién pod ría torna rse amenazante con otras cont in uaciones Por ejemplo 1 7 . . . b4 1 8 lt:ids lt:ixdS 1 9 exdS dxcS 20 i.c4, o tam bién 1 7 . . . i.g4 1 8 eS dxeS 1 9 füf6 i.xe2 20 l'!b6, y la dama negra queda en una posic ión trag icómica. En caso de 1 7 . . . dxcS 1 8 es lt:ig4 las bla ncas se d i sponía n a ca mbiar damas med iante 1 9 lt:ids W!xd2 20 i.xd2, y las negras se ven a nte u n pro­blema muy d ifíc i l , encontra r e l método más adecuado de sacrifica r la cal idad. Ahora las negras amenaza n la jugada 1 8 . . . dxcS. Las b lancas no pueden conti nuar 1 8 cxd6 exd6 1 9 i.d4 debido a una combi nación típica en este t ipo de posic iones: 1 9 . . . lt:ixe4! S in embargo, por ahora t ienen la posib i l idad de evita r los cam bios.

1 8 .ifl dxcS

No se ve nada mejor. La pasiva 1 8 . . . l'!ab8 hu biera l levado a una d ifíc i l pos ic ión tras 1 9 cxd6 exd6 20 i.d4.

19 eS tl)g4

1 42

No se puede sa lva r la ca l idad. A 1 9 . . . l'!d8 s igue 20 Wif2, im pidiendo a las neg ras la po­s ib i l idad 20 . . . lt:idS? 21 lt:ixdS i.xdS 22 i.xdS füds 23 Wfxf7+.

20 .ixas

20 ... .ixes

Si bien las neg ras pierden una torre, los dos a lfi les de las blancas están atacados y al mismo tiempo se ataca a l peón de h2. Pero precisamente ahora se puede comprobar que med iante la jugada 1 2 . . . füc8 las neg ras desproteg ieron el pu nto f7.

21 .tds tl)xe3

En caso de 2 1 ... l'!d8! las negras tendían u na cu riosa celada: si las blancas se hubieran l i ­m itado a u n s imple cá lculo de piezas y hu­bieran "sacrificado" la dama por medio de 22 i.xe6 füd2 23 i.xf7+ @h7 24 i.xd2, después de 24 . . . Wf c7 su posic ión se habría tornado muy pel igrosa a causa de las amenazas 2S . . . i.eS-d4+ y 2S . . . ieSxc3. Ante 21 . . . l'!d8 yo me d ispon ía a continuar 22 Wf e2! lt:ixe3 23 ixe6 fxe6 24 lt:i b l ; todo esto hu biera sido relativamente mejor para las neg ras.

22 .ixe6 gds

En caso de 22 . . . lt:ixfl las bla ncas, además de 23 l'!xfl ten ía n preparada la i nteresa nte res­puesta : 23 ixf7+ @g7! (23 ... @xfl 24 Wid5+) 24 WlgS ixh2+ 2S @xfl (tras 25 @h 1 ? las

negras inc l uso ganaban: 25 . . . 'l'!.hB 26 Wxg6+ cJ:;;fB) 25 ... cJ:;;xf7 26 g3 .

23 �f2

Como en la va riante ind icada en los comen­ta rios de la jugada 21 de las neg ras, no era ventajoso 23 ixf7+ cJ:;;g7 24 Wxe3 id4 25 Wxd4+ cxd4 26 ll:ie4 Wb6 27 ll:ig5 d3+ 28 cJ:;;h 1 d2 29 ll:ie6+ cJ:;;h6, y las bla ncas no a l ­canzan a tejer la red de mate.

23 ... tllfS

Las neg ras ten ían muchas esperanzas de­positadas en este movi miento. En rea l idad, ahora se encuentra n atacadas la dama (24 .. . id4) y dos piezas menores, pero la ú n ica respuesta de las blancas certifica su su perio­ridad.

24 �e2 .id4+

Por supuesto, 24 ... ixc3 25 ixf5 gxf5 26 Wxe7 de n ingún modo pod ía satisfacer a las neg ras.

2S ®hl fxe6 26 �xe6+ ®g7

Amenazando 27 . . . ll:ig3+, pero las bla ncas se defienden ataca ndo.

27 ttle4 �c7 28 tll gS fü8

Al encontra rse en zeitnot, pa rece que Pa rma no advirt ió la s igu iente jugada blanca. S in embargo, la posición neg ra ya está perdida, por ejemplo: 28 . . . 'l'!.h8 29 Wf7+ cJ:;; h6 30 'l'!.xf5 gxf5 3 1 Wxf5 y el tr iu nfo de las blancas es cuestión de unas pocas jugadas, o bien 28 . . . ll:ig3+ 29 hxg3 'l'!.h8+ 30 ll:i h3.

29 �xfS 1-0

El resu ltado del cam peón mund ia l juven i l B . Pa rma resu ltó ser una de las sorpresas más agrada bles en Bled. En esta partida el joven maestro bri l ló por su i nteresante crea-

Los años 1 960 - 1 961

tividad. La causa pr inc ipa l de su derrota fue una mala i nterpretación de la apertu ra, tras lo cua l surg ieron a nte las neg ras problemas muy compl icados de resolver. En todo caso, el sacrificio de ca l idad rea l izado por B. Par­ma, a pesa r del desagradable resu ltado de la partida, es una muestra de su imagi nación combi nativa. En su ca mino hacia el tri unfo, las b la ncas debieron esq u ivar una gran can­t idad de escol los su bmari nos.

Partida n ° 43

M. Tahl - V. Bagirov

Defensa C a ro-Ka n n Bl 2

XXIX Campeonato de la URSS Bakú (2), 1 961

1 e4 c6 2 d4 dS 3 es i.fs 4 h4 h6 s g4 J.d7 6 hS es 7 c3 e6 8 f4

El g ra n maestro Spassky h izo este comenta­rio acerca del extra ño esquema de apertu ra de las b la ncas "Si Nimzovitch hubiera visto esta posición la habría refutado fácil y rápi­damente". Sí, en las ocho pri meras jugadas solamente dos peones bla ncos no se han movido. Pero lo más sorprendente de todo es que s i su peón de a2 h u biera ava nzado a a3 las blancas obtend ría n la victoria en la posición fina l . Cabe destaca r as im ismo que las b lancas, en poco tiempo, obtuvieron una posic ión muy prometedora, pero en honor a la verdad debo añad i r que eso suced ió con la ayuda del adversa rio.

1 43

Los años 1 960 - 1 96 1

8 ... f/b6 9 clllf3 c!ll e6 1 0 .ih3

Frente a Pachman (Bled, 1 96 1 ) conti nué 1 0 ltJa3. La jugada del texto no es menos ex­céntrica, pero es m ucho más fuerte [N.E: 1 O iif2!? segu ido de 1 1 c;t>g3 es una recomen­dación de la teoría actual , poniendo pr imero al rey bla nco en u n lugar segu ro] .

10 ... cxd4

Un error posic iona l . La pr inc ipa l d ificu ltad de las blancas en esta va riante cons iste en que no es fác i l desarro l la r las piezas de su fla nco de dama. Con su ú lt ima jugada las ne­gras dan a l caba l lo blanco la posi b i l idad de ocupar una excelente posic ión en c3. Mucho más fuerte era 1 O • • . ltJge7, con u n eventual g6.

11 cxd4 f6 12 clll c3 0-0-0 1 3 0-0 clllge7 14 cllla4 f/e7 1 5 c!ll e5

15 ... b6

Las negras sería n víct imas de u n ataque i rre­chazable s i en lugar de 1 5 ... b6 i ntentara n ganar un peón por med io de la combi nación 1 5 . . . ltJxd4 1 6 �xd4 tt::ifs . Seg u i ría 1 7 gxfS ! . bes 1 8 fxe6 �xd4+ 1 9 ltJxd4. Pero en la lu­cha posterior la ventaja posic ional tam bién pertenece a las bla ncas. Un poco a ntes del control del t iempo cambié equ ivocada men­te las torres, esperando que el rey b lanco se escondiera del jaque en h4. Solamente a l l le­gar a la casi l l a g3 me di cuenta de que la ú n i-

1 44

ca ma nera de evita r los jaques era . . . recibir mate en g4. Las bla ncas debieron decid i rse entonces por un triste reg reso. Las s igu ien­tes jugadas muestra n cómo suced ió esto:

16 tll d3 f5 17 .ie3 @bS 18 clll h4 fxg4 19 .ixg4 tllf5 20 .txf5 exf5 21 gel f/b7 22 gf2 .ie7 23 clll g6 ghe8 24 gfc2 ges 25 .lf2 .idS 26 f/d2 .le6 27 clll b4 c!llxb4 28 gxe8+ .lxe8 29 f/xb4 .le7 30 f/b3 .le6 31 .lel f/d7 32 .lb4 .lxb4 33 f/xb4 füS 34 gxc8+ flxc8 35 @g2 f/e2+ 36 @g3 f/d3+ 37 @f2 f/c2+ 38 @el fiel + 39 @d3 f/f1 + 40 @a f/e2+ 41 @b3 f/d3+ Yi-1/i

Es i nteresante destacar que las op in iones sobre la posic ión ap lazada eran comple­tamente d iversas. E l á rbitro pr inc ipal del torneo, Yudovich, i nformó que era Bagui­rov qu ien ten ía cierta superioridad, pero la mayoría de los representantes de la prensa prefería n la posición blanca. Las dos opin io­nes, en cierto modo, esta ba n fu ndamenta­das . . . La ventaja estaría del lado de Tah l si Bag u i rov no tuviera jaque perpetuo, y sería de este ú lt imo en caso de que las bla ncas se esforzara n por evita rlo ... El d ía de la conti­n uación de la pa rtida los riva les acorda ron ta blas s in rein ic iarla .

1/2 : 1/2

Partida n° 44

M. Tah l - T. Petrosian

Defe n sa Caro-Ka n n Bl 8

Campeonato de la U RSS por equipos (final), Moscú, 1 961

I nmed iatamente después de terminarse esta partida los 2 g ra ndes maestros empe­zaron a ana l iza r la . En pocos segu ndos su mesa se vio rodeada de admiradores. Pero segu i r el aná l is is era d ifíc i l , los dos riva les co­menta ba n las compl icadas va ria ntes a una gran velocidad. E l estudio d u ró a l rededor de 1 O m i nutos, pero por lo menos a lgo pudi­mos anotar.

Petrosian: Una idea interesante.

Tahl: Yo deseaba tras ladar el caba l lo a f4 s in el movimiento debi l itador h2-h4.

Los años 1 960 - 1 961

Tahl : No me gusta nada que todo el tiempo me "observe" un alfil desde g6.

14 . . . hd3 1 5 �xd3 0-0-0

Petrosian: Es necesario esforza rse por man­tener una lucha recíproca, pues después de 1 5 . . . 0-0 s imp lemente estaría peor.

1 6 gdl clLJ 7f6

Petrosian: No me gustaba 1 6 ... fS a causa de 1 7 c4 ltJ Sf6 1 8 dS .

Tahl: Ante 1 7 . . . ltJ Sf6 me disponía a jugar 1 8 \Wa2 .

1 7 c4 clll c7!

Tahl: ¡Muy bien, Tig re, un movi miento colo­sa l ! (N. del T.: Tigran Petrosian tenía ese sobre­nombre).

Petrosian: Rechacé 1 7 . . . lLi b6 debido a 1 8 b3.

9 .. . h6 1 0 clll h3 .id6 1 1 clllf4 .ixf4 12 .ixf4 cllld5 18 b4 gd7 19 .ib2 ghdB 20 �e2 �g4! 21 f3 13 i.cl � g6 22 a4 h5!

Petrosian: No comprendo, ¿quién gana un Petrosian: ¡Es necesario contraatacar como tiempo en rea l idad? sea !

Tahl: Todo puede ser, pero mi a lfi l de casi l las 23 b5 h4 24 bxc6 bxc6 25 clll e4 negras s igue "vivo''.

Tahl: Ante 25 lLifl era n fuertes tt:l h s y lLif4. 13 ... �h4 14 .id3

1 45

Los años 1 960 - 1 961

25 . • . tlJxe4 26 fxe4 h3 27 g3

27 ... fS! 28 e5

Tahl: No vi tu jugada 3S . . . as. Había calcu­lado 28 Eí:abl es 29 dS fxe4 30 �c3 exdS 3 1 't.Wb2 't.Wb6 y v i que obten ía ta blas, pero no encontré la forma de reforza r el juego.

28 ... cS! 29 dxcS :gxdl+ 30 :gxdl :gxdl + 31 'Wxdl 'We8 32 'Wd6 ©b7 33 c6+!

Petrosian: ¡ La ú n ica jugada!

Tahl: ¿Y qué hacer?

33 ... 'Wxc6 34 'Wxc6+ ©xc6 35 i.d4 as

Tahl: Presentía que era necesario hacer ta­blas rápidamente. Por a lgún motivo pensa­ba que estabas ob l igado a jugar 3S . . . a6, y tras 36 as seg uido de g4! yo no ten ía nada que temer.

36 .ic3 tlJa6 37 .ixas tlJ cs 38 .ib4 tlJxa4 39 g4 fxg4 40 ©f2 tiJ b2 41 ©93 tlJxc4 42 ©xg4 tlJxeS+ 43 ©xh3 ©ds 44 @h4 ©e4 45 .id6 tiJU % .iO � � @� @� � M ©e4 � M tlJes+

1/2 : 1/2

Petrosian: Esta variante de a pertu ra no me gusta, pues las negras deben luchar para ha­cer tablas.

1 46

Tah l s implemente se sonrió.

Los dos frentes del más joven ex Campeón

La etapa creativa de M ija íl Ta h l que a barca el año 1 962 - 1 964 coincide cuando se convir­tió en el más joven ex cam peón mund ia l en la h i storia del ajed rez, lo que de acuerdo con sus confesiones no orig inó n inguna cr is is en su creatividad; con sus n uevas experiencias y fuerzas i n ic ió la l ucha por el perdido trono ajed recístico.

Lamentab lemente no debió combati r sola­mente con los riva les. Cada vez más a menu­do u n segundo frente se abría con su enfer­medad, que en ciertas ocasiones le acosaba en los momentos más im porta ntes de las bata l las ajed recísticas. De este modo echó por t ierra el Torneo de Candidatos de Cura­zao de 1 962. Pero ya en el s igu iente cic lo de la lucha por el títu lo mund ia l Tahl , pasa ndo exitosamente el Torneo l nterzonal , l legó a l Torneo de Ca ndidatos . . .

Pero estos a ños no se ca racterizan sola­mente por sus relativos fracasos a l "más a lto nivel ''. En este período Tah l se convirtió en Campeón O l ímpico (con el eq u ipo sovié­tico), obteniendo el mejor resu ltado en su tablero; y a u nque no incrementó su colec­ción de ga lardones en los Ca mpeonatos de la U RSS (eso l legaría en a ños posteriores), fina l izó seg undo y tercero, tri unfó en c inco torneos i nternaciona les y formó pa rte del grupo de ganadores en tres eventos más.

En pocas palabras, en estos a ños segu i remos deleitá ndonos con su i n igua la ble humor, y conocerá muchas cosas i nteresantes y úti les comentadas de pr imera ma no.

Dibujo de L. Kokle.

1 47

1 48

Losaños1962-1964

El año 1 962

Después del Campeonato de la U RSS por eq u i pos en 1 96 1 me sentía un poco mal, y me querían enviar a una casa de descanso mundia l mente conocida, en Mar ianske Laz­ne. Pero l itera lmente a ntes de pa rti r la enfer­medad que sufría se compl icó y . . . me operó un excelente ci rujano, un verdadero gra n maestro de la medic ina mundia l , el doctor Frumk in . Yo le ped í tener en cuenta que dentro de dos meses debía viajar a Cura­zao, y que sería bueno repetir el mi lagro de 1 959, cuando gané el Torneo de Ca ndidatos después de exti rparme el apénd ice. Anatoly Pavlovich acced ió a satisfacer mi petic ión, operó de la mejor manera, pero la menta ble­mente el mi lagro no se repitió . . .

Al sa l i r del hospita l comencé la preparación y jugué dos matches de entrenamiento con Aiva r G ips l i s. Pusi mos un control de 1 hora y media para 40 jugadas. No jugué mal y deci­dí que todo esta ba en orden. Posteriormen­te se comprobó que en Curazao me había entrenado precisamente para ese control de tiempo .. .

Pero eso lo supe más ta rde; ya en e l avión, atravesando por pr imera vez el Atlá ntico, estaba en perfecto estado de án imo pa ra in­tenta r una vez más obtener una "a ud iencia" con M ija i l Botv inn ik.

Al leer la prensa veía que los period istas, guiados por su memoria, me coloca ban en un n ivel muy a lto, ¡y yo esta ba de acuerdo con el los! Posib lemente porque mis foto-

grafías de la época de la partida testificaban que a ntes del torneo esta ba un poco más delgado. Y el i n ic io ta mpoco me previno sobre nada. "Defectos típicos de la pr imera ronda'; decid í yo. ¡Pero en la ta bla acumulaba O pu ntos de 3 posibles! . . . Esta ba c laro: no ha­bía estado n u nca en tan mala forma. E l jue­go i ba bien tras cuatro, i nc luso cuatro horas y cua rto, pero después desa parecía n los re­flejos, perd ía la orientación, y entregaba los pu ntos con una i ncreíble generosidad.

Obtuve solamente mi pr imer pu nto en la cuarta ronda, frente a Fischer, y terminé la pr imera vuelta con 2 pu ntos de 7 posibles: ocupaba el ú lt imo lugar. Pero el opti mismo natura l me impu lsaba, y sabiendo que tenía todavía 2 1 partidas por dela nte -¡todo un torneo!- cambié el p lan orig ina l . Al ver que los demás participa ntes jugaban en Cura­zao con más cu idado que tres a ños a ntes en Yugoslavia, y que necesitaba menos puntos para l legar al pr imer l ugar -¡yo no pensaba en otra cosa !- decid í esforzarme.

Pero la seg u nda vuelta empezó con una partida que posi blemente puede conside­ra rse la peor que he jugado en mi vida. Ju­gando con bla ncas contra Petrosian, repen­t ina mente en la 8ª j ugada de una Defensa Fra ncesa reflexioné más de una hora para eleg i r entre dos conti nuaciones norma les, que otorgaban a las bla ncas una ventaja en la a pertura. Pr imero escri bí una jugada, des­pués otra (una ronda después uti l icé el se­g u ndo movimiento frente a Benko y gané, y el pr imero lo jugó Spassky contra Petrosian después de u n año, y tam bién ga nó) y, s in

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Los años 1 962 - 1 964

decid i r cuál de las dos era mejor, de repente h ice una tercera, sin sentido. En la jugada 1 3 las blancas ya estaban peor, y casi enseg u i­da, s in darme cuenta, perd í u n a lfi l .

En la misma vuelta coseché tres derrotas consecutivas (en una de e l las rechacé las tablas que me propuso Fischer) y estropeé excelentes posic iones de ataque contra Mi ­roslav Ph i l ip y Efi m Gel ler, perd iendo por pr i­mera vez frente a e l los.

Al terminar la pr imera m itad i ba en penú l­t imo lugar con 4.5 pu ntos. ¡Y los l íderes "solamente" l levaban 9!, E l desca nso de dos semanas lo pasé con la espera nza de que desca nsaría y recu pera ría m i forma; y con la fe de que tri unfa ría en cas i todas las partidas de la tercera y cua rta rondas.

En rea l idad, frente a Tigra n Petros ian pude tomar la in ic iativa con las negras, y asustan­do a mi riva l con a menazas de combi nación, gané u n peón.

Posteriormente me relata ron el d iá logo de l entrenador de los ajedrecistas soviéticos Boleslavsky y la preocu pada esposa de Pe­tros ian . Respondiendo a Ro na Yakovlevna, el ina ltera ble I saac Efremovich comentó que en ese momento Petrosian estaba mal , pero que no se sabía lo que haría Ta h l en la q u i nta hora de juego.

Yo no"h ice" mucho, entreg ué la mayor parte

de mi su perioridad, y en la posic ión aplaza­da Petrosian ya ten ía bastantes oportu nida­des de ta blas.

Pero esa partida s i rvió para confirmarme que la s igu iente, con Pa u l Keres, sería la últi­ma que i ba a jugar con esperanzas de éxito. Y repito que pa ra mí el ú n ico éxito posible era el pr imer lugar en el torneo.

Me vino a la ca beza una combi nación muy cu riosa, y después de hacer la jugada in icial i nc luso me acerq ué a Petrosian y bromeé "Lucho por el premio a la partida más her­mosa". En mis cá lculos previos consideré un sacrificio de dama, solamente a cambio de dos piezas menores. Pero repent inamente cambié lo planeado y tras escri b i r la jugada 'WhS, que l leva ba al sacrificio, jugué 'Wf3, ol­v idando la respuesta natu ra l de las negras. En dos jugadas ya no quedaba ni rastro del ataq ue y me fa lta ba n peones, por lo que en poco tiempo debí rendi rme.

Solamente en ese momento me quedó cla­ro que había que ponerle una cruz al torneo. Después jugué mucho más tranqu i l amente, i nc luso con mucha seriedad, e h ice cuatro tablas ¡ U n éxito!

Decid í jugar la cuarta vuelta sin n ingún sentido del honor, y posi blemente por eso, repent inamente retornó el dolor. Después otra vez, y otra . . . En una pa labra, i ngresé en el hospital reg ional , y a l l í los esfuerzos con-

Torneo de candidatos, Curazao, 1962 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 Ptos.

1 Petrosian Y:z V2 V2 Y:z Y:z Y:z Y:z Y:z V2 l Y:z V2 Y:z Y:z l 1 V2 Y:z 1 Y:z 1 1 Y:z Y:z 1 1 Y:z 1 7,5

2 Keres V2 Y:z Y:z V2 V2 V2 V2 1/:z O V2 1 V2 Y:z 1/:z 1 Y:z 1 1 1 o 1 V2 1 V2 1 1 V2 1 7,0

3 Geller Y:z V2 Y:z V2 V2 V2 V2 V2 1 1 V2 0 Y:z V2 l Y:z Y:z V2 Y:z 1 V2 1 1 V2 l 1 V2 1 7,0

4 Fischer V2 0 V2 Y:z 1 Y:z O V2 0 0 1/:z 1 o 1 0 1/:z o 1 Y:z 1 V2 1 Y:z 1 V2 l V2 1 4,0

5 Korchnoi Y:z V2 0 0 V2 Y:z O Y:z V2 Y:z O Y:z 1 o 1 Y:z V2 Y:z Y:z O 1 0 1/:z 1 1 1 1 1 3,5

6 Benko Y:z V2 0 V2 0 0 0 1 Y:z Y:z V2 0 1 0 1/:z O V2 Y:z V2 1 1 O V2 o 1 1 Y:z 1 2,0

7 Tahl 0 0 1/:z O V2 O Y:z O O V2 0 V2 O 1 V2 O 1 V2 1 O V2 7,0

8 Fi l ip V2 0 0 1/:z Y:z O O Y:z Y:z O O Y:z 0 1/:z O Y:z 0 0 0 0 1 0 0 1/:z o 1 Y:z 7,0

1 50

ju ntos de los médicos, los participantes del torneo, los jueces y la d i rectiva de nuestra delegación me convencieron para a ba ndo­nar la lucha.

Después de mi regreso y a lgu nos meses de descanso me esperaba la O l im piada en Va r­na . Me inc l uyeron en el equ i po de la U RSS, obviamente sólo después de muchos deba­tes, y el comité médico, por su seriedad, no ten ía nada que envid iar a l de los astronau­tas . Consegu í pasa r esa barrera y obtuve la p laza de segundo sup lente.

Jugué las pr imeras partidas como una per­sona que se ha leva ntado después de una la rga enfermedad en las piernas y da los pr imeros pasos. Pero ya en la tercera partida resu ltó u n ataq ue g racioso y el juego em­pezó a fu ncionar. Es cierto que yo no jugué como se esperaba de u n reciente cam peón

Los años 1 962 - 1 964

mundia l (en el cuarto tablero los riva les no ten ía n ni la fuerza n i la experiencia de los l íderes), pero fue suficiente para obtener el pr imer lugar en ese tablero. Y la partida con Hans Johann Hecht fue reconocida -no oficia l mente- como la más hermosa de la O l im piada.

La O l im piada de Varna me ayudó considera­blemente a recu pera r la segu ridad creativa propia . Viajé a l Campeonato de la U RSS con m uy buen án i mo.

En Yereván el i n ic io fue exitoso. Me agradó el elogio de Petrosian a mi pa rtida con Bann ik "Incluso s i no se escribiera quién hizo la com­binación estaría claro, ¡pues a leguas huele a Tahl!� Después conti nué 4 de 5, 5 de 6 . . . Aún as í, en u na breve fase del torneo sufrí derro­tas frente a los experimentados maestros Viadas M i kenas y Lev Aron i n . Y aunque en

XXX Campeonato de la URSS, Yereván, 1962 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 Total Clas.

1 Korchnoi y, 1 y, 1 1 1 y, y, o 1 1 1 1 y, y, y, y, 1 1 1 4 1

2 Taimanov y, o y, o y, y, 1 1 1 1 1 1 1 1 y, 1 y, 1 y, 1 3,5 2/3

3 Tahl o 1 1 y, y, 1 o 1 o 1 y, 1 1 y, 1 1 1 y, 1 1 3,5 2/3

4 Kholmov y, y, o o 1 1 1 y, y, y, y, y, 1 1 1 1 y, 1 1 1 3 4

5 Spassky o 1 y, 1 o o 1 y, 1 y, y, y, y, 1 y, 1 1 1 1 1 2,5 5

6 Stein o y, y, o 1 o y, y, 1 1 y, 1 1 y, 1 o y, 1 1 1 1 ,5 6

7 Bannik o y, o o 1 1 y, o 1 y, y, y, o 1 y, y, 1 1 1 1 0,5 7/8

8 Aronin y, o 1 o o y, y, 1 y, 1 1 1 o o 1 y, 1 y, y, 1 0,5 7/8

9 Kots y, o o y, y, y, 1 o y, y, 1 1 y, o 1 y, y, y, 1 1 0 9

1 0 Mikenas 1 o 1 y, o o o y, y, o y, y, y, 1 o 1 y, y, 1 9 1 0

1 1 Krogius o o o y, y, o y, o y, 1 y, y, y, y, y, 1 1 y, y, 8,5 1 1

1 2 Za itsev A. o o y, y, y, y, y, o o y, y, o y, 1 1 y, o 1 y, 8 1 2/1 5

1 3 Novopashin o o o y, y, o y, o o y, y, 1 1 y, y, 1 y, y, y, 8 1 2/1 5

1 4 Suetin o o o o y, o 1 1 y, y, y, y, o o 1 y, y, y, 1 8 1 2/1 5

1 5 Shijanovsky y, o y, o o y, o 1 1 o y, o y, 1 y, 1 o y, y, 8 1 2/1 5

16 Khodos y, y, o o y, o y, o o 1 y, o y, o y, o 1 y, 1 7 1 6

1 7 Korelov y, o o o o 1 y, y, y, o o y, o y, o 1 1 o y, 6,5 1 7/ 1 8

1 8 Mnatsakanian y, y, o y, o y, o o y, y, o 1 y, y, 1 o o y, o 6,5 1 7/1 8

1 9 Zaitsev l. o o y, o o o o y, y, y, y, o y, y, y, y, 1 y, o 6 1 9

20 Savon o y, o o o o o y, o o y, y, y, o y, o y, 1 1 5,5 20

1 5 1

Los años 1 962 - 1 964

las ú lt imas 5 rondas obtuve 4,5 puntos, eso solamente s i rvió pa ra com pa rt i r e l 2° y 3er lugar con Ta ima nov. E l ú n ico "consuelo" fue rec ib i r a lgu nos premios especia les, i nc lu ido el de la partida con A. Zaitsev a l encuentro más i nteresa nte del Campeonato.

Esas partidas me gustan mucho más que la mayoría de mis tr iu nfos. En ese encuen­tro Alexa nder Za itsev y yo no vi mos todo lo que cabía en el tablero, pero a m bos fu i mos gustosa mente hacia lo desconocido. A pro­pósito, posteriormente me comentó un es­pectador que cuando él entró en la cafetería encontró a dos maestros que conversa ban. Estos estaba n comentando las pos ic iones de todos los tableros y l l egaron a la conc lu­s ión de que "Zaitsev y Tahl no juegan por el Campeonato del país, sino por el del manico­mio". El comentario fue muy fuerte, pero no se puede hacer nada, pues me atraen preci­samente las ca rreras de ca m po a través . . .

1 52

Partida n° 45

M. Tah l - P. Keres

Apertu ra Espa ño la C96

Torneo Candidatos, Curazao ( 1 6) 1 962

1 e4 es 2 ll\f3 lL'lc6 3 J.bs a6 4 h4 lL'lf6 s o-o J.e7 6 ge1 bS 7 J.b3 d6 8 c3 0-0 9 h3 ll\as 10 J.a es 11 d4

Hace a l rededor de med io s ig lo, g racias a l trabajo de M.Tchigorin , se consideraba obl i ­gatorio jugar 1 1 . . . Wfc7. Las posiciones que surg ían en este caso fueron ana l izadas du­rante ese t iempo hasta el movi miento 20 -25 . La práctica de las ú lt imas com petic iones ha demostrado que las perspectivas de las blancas son más agradables. Pero a hora, ade­más de la habitual 1 1 . . . Wf c7, salen a la a re­na competitiva otras conti nuaciones como 1 1 . . . tt:lc6 y 1 1 . . . .ib7, que no está n exentas de ciertas pecu l ia r idades, pero que a menu­do cond ucen a las va riantes de la Defensa Tch igori n : tarde o temprano la dama de las negras se desarro l la a c7. En la presente par­t ida Keres empleó nuevamente u n s istema especia lmente preparado para e l Torneo de Candidatos.

1 1 .. . lL'ld7

I ndudablemente una conti nuación con mu­chas ideas. Las negras defienden el peón de es, l i bera n la cas i l l a f6 para el alfil (desde

donde ejercerá presión a l pu nto d4), el caba­l lo de d7 puede en el futu ro ocupar la casi l l a b6 (conserva ndo la pres ión en el centro) o tras ladarse a la casi l l a centra l es (después del cambio en d4).

12 tll bd2

Al encontra rse esta pos1c1on por pr imera vez, la partida Fischer - Keres de la pr imera vuelta continuó 1 2 dxeS dxeS 1 3 lll bd2, a lo que Keres respondió 1 3 .. . Wc7. La com­bi nación de las jugadas lll d7 y Wc7 resu ltó desacertada, pues con su pr imer movi mien­to las neg ras ret i ra ron el control del pu nto dS, y con el segundo d ieron a las blancas la pos ib i l idad de ocupar esta casi l l a con el ca­bal lo con ganancia de tiem po. Esta part ida contin uó: 14 lllfl lll b6 1 S llle3 �d8 1 6 We2 ie6? 1 7 lll dS! , y seg u ramente las blancas logra ron una posición ganadora. Al prepa­ra rme pa ra mi pa rtida con Keres no pude encontrar ventaja pa ra las bla ncas en caso del i n mediato 1 3 .. . f6, por cua nto el ca mbio de damas no es pel igroso para las neg ras, y para obtener la casi l l a dS las blancas de­ben gastar mucho tiempo (V!ie2, �d l , etc.) . Es necesa rio pensa r que a la misma conclu­sión l legó Fischer, pues en su partida con Keres de la tercera vuelta prefi rió 1 2 dS, que posteriormente resu ltó ser una jugada po­s ic ional mente i njustificada, pues en poco t iempo las negras tomaron la i n iciativa en el flanco de rey. Parece que la jugada 1 2 lll bd2 es la más fuerte.

12 ... cxd4 1 3 cxd4 tll c6

Esta misma posición (aunque con otro or­den de jugadas) surg ió en mi part ida con Keres de la pr imera vuelta. Las blancas en­tonces jugaron 14 lll b3 as 1 S ie3 a4 1 6 lll c l (es peor 7 6 llld2 if6), y conti nuando 1 6 . . . a3 en lugar de 16 . . . exd4, las negras h ubiera n obtenido una posición ventajosa debido a la desafortunada posición del caba l lo en e l . Más natural parece la varia nte 1 4 dS ll:l b4 1 S ibl as 1 6 a3 llla6 1 7 b4. A propósito, P. Ro-

Los años 1 962 - 1 964

manovsky recomienda esto en sus comen­tarios. Sin emba rgo, s i prolongáramos sola­mente una jugada esta va ria nte ( 1 7 .. . lll b6) nos cerciora ríamos de que las negras tienen un sólido contraj uego en el flanco de dama. Pos ib lemente, más fuerte era la senci l la 1 4 lllfl , s in temer e l cambio e n d4. Cabe des­taca r que esta conti n uación fue propuesta por M i kenas en sus comenta rios, y se debe suponer que su opin ión se basaba en sus trabajos conju ntos con Keres antes del Tor­neo de Candidatos.

14 a3

Las bla ncas desea n tras ladar el cabal lo a b4, y por cua nto a hora se torna pel igrosa la a menaza posic ional dS, seguido de la pre­s ión en el fla nco de dama, la captu ra en d4 es necesar ia .

14 ... exd4 1 5 tll b3 tll deS 16 tllfxd4

Es peor 1 6 lll bxd4 lll xf3+ 1 7 lllxf3 ie6.

1 6 ... .if6

1 7 .id2!

Posib lemente es la ú n ica ma nera de luchar por la ventaja en la a pertu ra, aunque en este caso las bla ncas corren el riesgo de perder rápida mente (como suced ió en la pa rtida). No se ve otro método de conservar el caba­l lo centra l izado, pues las neg ras amenazan cambiar en d4, seguido de Wb6, y yo rechacé

1 53

Los años 1 962 - 1 964

la jugada recomendada por muchos comen­ta ristas 1 7 tt:\xc6 tt:\xc6 1 8 f4."con u na buena posición'; a causa del senc i l lo 1 8 . . . ie6 , y no resu lta evidente cuá les son las ventajas de las bla ncas. ¡ ¿No será la posic ión del caba l lo en b3? ! Ahora las b lancas se d isponen a tras­ladar el a lfi l a c3, tras lo cual , con e l a poyo del caba l lo de d4, pod rán dedica rse a prepa ra r e l avance en el flanco de rey. S i las negras no desean queda r en una posición i nferior, es­tán obl igadas a com pl ica r e l juego. Después de pensar mucho t iempo Keres continuó . . .

17 ... tl)xd4 18 tl)xd4 tl)d3! 19 tl)c6!

Al detenerme en la jugada 1 7, eva l ua ba las compl icaciones surg idas como favorables a mí, pero en el caso de que esa apreciación resu lta ra errónea con u n aná l i s i s más deta­l lado, las blancas d i spondría n de una pos ib i ­l idad "de reserva": 1 9 .tas W/xaS 20 Wi'xd3 g6 21 l'l:ad 1 , y es d ifíc i l hab lar de supremacía de a lguna de las dos pa rtes. Ahora las negras deben entra r en una combi nación, pues tras 1 9 . . . Wi'b6 20 ixd3 W/xc6 21 eS ixeS 22 ie4 dS 23 ixh7+ Q;>xh7 24 füeS la existencia de a lfi les de d iferente color resu lta favora ble a las blancas.

19 ... tl)xf2!

En sus comenta rios de esta partida M. Yu­dovich escribe lo s igu iente: "Tahl no vio este golpe táctico, lo cual demuestra la mala for­ma deportiva del ex campeón mundial". No deseo d iscuti r con el comenta rista sobre

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la seg unda parte de esta frase. Rea lmente podíamos encontra r una g ra n cantidad de "ejemplos" de la "ma la forma del ex cam­peón m u ndia l " en este torneo, pero en esta ocasión el comenta rista no acertó. Las b lan­cas consideraban que las compl icaciones surg idas después de 1 9 . . . tt:\xf2 eran favo­ra bles para el las, y solamente rechaza ron la va ria nte preparada con anterioridad en el ú lt imo momento.

20 �f3?

Después de esta jugada las neg ras ganan de forma forzada . En los cá lculos previos las b lancas se d isponía n a continuar 20 Wi'hS. Ahora a 20 . . . g6 decide 2 1 Wi'f3, y en caso de 20 . . . Wi'b6 es posib le la s igu iente va rian­te: 21 es tt:\e4+ 22 Q;>h2 g6 23 exf6! gxhS 24 ixe4 ib7 2S !as W/xc6 (de otro modo las blancas captura n la tercera pieza) 26 ixc6 ixc6 27 l'l:ad 1 , con ventaja pa ra las blancas. S i las neg ras cont inuara n como en la pa rtida 20 . . . tt:\xh3+ 21 Q;>h2 .tes+ (2 1 . . . Wfcl 22 e5) 22 W/xeS! dxeS 23 tt:lxd8 füd8, nueva mente seg u i ría 24 !as, con ganancias materia les. A l revisar la ú lt ima varia nte, repentinamen­te "encontré" que las neg ras pod ía n jugar 24 . . . tt:\f4!?? 2S ixd8 füd8! ! !, y con dos peo­nes por la ca l idad conservan una posición defendi ble. Posib lemente la eva luación era correcta, pero lamentablemente 2S . . . l'l:xd8 no está completamente de acuerdo con las reg las del cód igo ajed recístico. De ma nera que debí dedica rme a l aná l i s i s del movi­m iento 20 Wi'f3, que también era atractivo para las bla ncas, pero precisamente aqu í se encontra ba mi error.

20 . . . tl)xh3+!

Las bla ncas también vieron esto. Una posi­ción muy i nteresante surgía tras 20 . . . Wi'b6 21 es tt:\g4+! Es curioso que s i el peón de las bla ncas estuviera en a2 las bla ncas ganaría n med iante 22 Q;> h 1 tt:\xeS 23 tt:\xeS ixeS 24 füeS! dxeS 2S W/xa8 ib7 26 ixh7+! (no s i r­ve 26 ia5 n i 26 ie3 Wi'c6) 26 . . . Q;>xh7 27 Wi'xf8

Wif2 28 l'!g 1 Wg3 29 Wa3! ! . Lamenta blemen­te, en rea l idad las bla ncas no cuentan con esta defensa, y el mate es inevitable. Yo me disponía a conti nuar 22 ie3! tüxe3 23 exf6 tüxc2+ ( las neg ras no pueden ganar la pieza 23 ... tDd5+ 24 cJ;;h2 Wxc6 25 ixhl+! cJ;;xhl 26 Wfh5+ cJ;;g8 27 fxgl cJ;;xgl 28 Wg5+ cJ:íhl 29 l'!e4) 24 cJ;;h2 tüxel 25 füe l .

Esta posición me parecía muy atractiva, pues a pesa r de la torre de ventaja las negras tie­nen dificu ltades para defenderse de las nu­merosas amenazas. Por ejemplo, no s i rve 25 . . . ib7 [N.E: es i nteresante 25 . . . iJ.dl 26 Wf g3 g6 27 Wff4 cJ;;h8 28 Wfh6 l'!g8, con defensa] 26 tüe7+ cJ;;hs 27 fxg7+ cJ;;xg7 28 Wf g3+ cJ;;hs (tras 28 . . . cJ;;f6 se da mate en tres jugadas) 29 tiJfS! l'!g8 30 Wic3+. Contra el movi miento textual las blancas se d isponía n a responder 21 cJ;;f1 , pensa ndo que ganaban una pieza .

21 @h2

¿Por qué las bla ncas se apartaron de la con­t inuación p lan ificada? E l caso es que en la va riante 21 cJ;;f1 Wib6 22 es §J.g4! 23 Wíg3 las blancas pensaba n solamente en 23 . . . Wxc6?? 24 exf6 Wfxc2 25 Wxg4 g6 26 ie3, ganando el caba l lo de h3. Pero para e l las la jugada 23 . . . Wíg l ++ resu ltó como un rayo en un d ía soleado. Yo no me había a perci bido de que el a lfi l de g4 qu itaba la sa l ida a l rey, más exacta mente, lo vi demasiado tarde, cuando el resu ltado de la partida ya esta ba decid ido. Después de la jugada de la partida las neg ras obtienen una posición ganadora .

Los años 1 962 - 1 964

21 ... .les+! 22 �xes

A 22 cJ;;h 1 lo más senci l lo es 22 . . . Wfc7.

22 ... dxeS 23 ged1 �f4 24 g3 �e6 2S .ic3 � gS 26 gd6

Se pierde además la ca l idad. Pero en la pre­sente posición eso no tiene n i nguna impor­ta ncia . Los ú lt i mos movi mientos de la pa r­t ida se h icieron en una s ituación de zeitnot mutuo, más por pa rte de las bla ncas, pues las negras gastaron mucho tiempo para los cálcu los, pero las bla ncas mucho más para el aná l i s is y fruto del nervios ismo. Por eso se pueden expl ica r a lgunas inexactitudes cometidas por mi riva l para materia l iza r la ventaja, así como el deseo de las bla ncas de no rend i rse a ntes del contro l . E l fina l está c laro y no necesita comentarios.

26 • • • �h6+ 27 @g1 �d4 28 gxh6 �xf3+ 29 @f2 gxh6 30 @xf3 ges 31 gh1 @g7 32 .ib3 i.b7 33 i.d2 fS 34 gxh6 gad8 3S gb6 .ixe4+ 36 @e2 J.B+ 37 @e1 f4 38 .ic3 fxg3 39 gxa6 gd4 40 ga7+ @h6 41 gf7 0-1

Las blancas se r ind ieron.

Partida n ° 46

E. Franco Raymundo - M. Tahl

Defe n sa Benon i A65

Olimpiada de Varna, grupo A (5) 1 962

1 d4 �f6 2 c4 es 3 dS e6 4 �c3 exdS s cxdS d6 6 e4 g6 7 B

U n s istema poco empleado, pero que me parece completamente juga ble. Por cuanto los p la nes de las negras en esta va ria nte a menudo está n relacionados con el ataque a l peón de e4, las b la ncas lo defienden oportu­namente. Y s i cons iguen i m ped i r el ava nce b7-b5, las negras deberán resignarse a una defensa pasiva. La desventaja de la séptima

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jugada blanca cons iste en que ahora su ca­ba l lo de rey solamente -y con mucha d ifi­cu ltad- pod rá tras ladarse a la cas i l l a estra­tég icamente i mporta nte c4.

1 ... .ig7 a .lgs o-o

Posiblemente más exacto sea la previa 8 . . . h6.

9 Yfd2 ges 10 �ge2 � bd7 11 � el a6 12 a4 gb8 13 .ie2 '!Wc7

La i n med iata 1 3 ... Was no me gustaba de­bido a 1 4 Éfa3! , que i m pide rad ica lmente b7-bS; ahora las neg ras a menaza n jugar c4, tras lo cual el caba l lo de c1 estará fuera de juego.

14 �b3

A fin de responder a 1 4 . . . c4 1 S liJ d4, y el pro­blema del avance b7-bS difíc i lmente será resuelto. Si las blancas a lca nza n a enroca r y terminar el desa rrol lo, las negras se verá n in­med iatamente en una posición muy pasiva. Hay que apresura rse con el contraj uego.

14 ... '!Wb6 1 S ga3

El i ntento de atrapar a la dama 1 S as Wxb3 1 6 id 1 Wb4 1 7 E:a4 se refuta ba con la si­gu iente combinación: 1 7 . . . ltJxe4 1 8 fxe4 ixc3 1 9 bxc3 füe4+ 20 'itif2 Wb 1 .

1 5 ... �es 1 6 aS

1 56

Creo que no ten ía sentido apresura rse con esta jugada. Ahora, tras bS, las blancas ob­tienen una debi l idad en a6 como compen­sación por la columna "b" abierta pa ra las neg ras, y s in el movimiento 1 6 as las neg ras solamente pod ía n l i bera rse a cambio de un peón .

1 6 . . . '!Wb4

Hablando con s inceridad, fue muy d ifíc i l decidi rse por semeja nte jugada. La dama negra ocupa una posición muy activa, pero sólo hay que molesta rla . . .

Posib lemente la sal ida de la dama resu ltó una sorpresa para mi riva l , pues se puso a pensar detenida mente. ¿Cómo se puede expulsar a u n huésped que ha l legado sin i nvitac ión? La preci pitada 1 7 E:a4 perd ía a causa de 1 7 . . . Wxb3 1 8 id 1 Wxb2! . Puede jugarse 1 7 Wc2, pero a esto pod ía responder ta nto con la prosaica 1 7 . . . c4, como con 1 7 . . . ltJxdS 1 8 E:a4 (18 exd5 ifS) 1 8 . . . ltJxf3+! 1 9 'itif2 ltJxgS, con una compensación más que suficiente por la dama. La contin uación más fuerte para las blancas parece ser la senci­l la 1 7 0-0, manteniendo todo el aban ico de a menazas. En este caso yo me disponía a conti nuar 1 7 . . . b6 (no s i rve 1 7 . . . ltJc4 1 8 Wc2 o bien 7 8 ixc4 Wxc4 1 9 if4) , después de lo cua l en caso de 1 8 axb6 Wxb6 la dama ne­g ra se esca pa, y tras 1 8 E:a4 Wxb3 1 9 E:a3 ltJc4 20 füb3 ltJxd2 21 ixd2 el peón neg ro "sa le de la s ituación" mediante 2 1 . . . bS, ob­teniendo un excelente juego. Posi blemente las blancas "se cansaron" de luchar contra las tentaciones, y por eso optaron por una con­t in uación muy tranqu i la .

1 7 �a4

Con la i ntención de i n ic iar el ataq ue a la ca­s i l l a b6 después del cambio de damas. Pero las negras no están obl igadas a cambiar las da mas.

1 7 ... tL!xdS!

Es obl igatorio acepta r el sacrificio.

1 8 exd5 h6!

En este "tranqu i lo" movi miento radica la idea de las neg ras. Mucho más débi l era 1 8 . . . lll d3+ 1 9 @fl lllxb2 20 'Wxb4 cxb4 2 1 l'!a2. Resu lta que el a lfi l de las bla ncas no tiene a dónde retroceder. Ante 1 9 if4 decide 1 9 . . . lt:ld3+, y a 1 9 ie3 sigue 1 9 . . . lllxf3+ 20 gxf3 l'!xe3, y las blancas pierden una pieza : 2 1 lllc l 'Wh4+. E n esta d ifíc i l posición las b lan­cas juegan de u n modo muy i ngen ioso.

1 9 tLlbxcS!

I ncorporando la torre para la defensa por la tercera fi la .

1 9 ... dxcS 20 i.f4 .id7

Tras consegu i r una c lara ventaja, las neg ras comienza n a jugar " i nte l igentemente''. Mu­cho más fuerte era la previa 20 . . . gS, y a 21 ig3 ya decide la maniobra 2 1 . . . id7 22 lll b6 ibS, pues no se puede jugar 23 'Wxb4 cxb4 24 l'!e3 lllxf3+! . Yo rehusé la jugada 20 . . . gS debido a 2 1 ixeS. En este caso la captura con el a lfi l conducía a lo s ig u iente: 2 1 . . . ixeS 22 'Wxb4 cxb4 23 l'!b3 ifs 24 füb4 id3 25 l'!b3 ixe2 26 c.t>xe2, con defensa. La ca ptu­ra en es con la torre mantenía una sens ib le ventaja para las negras, pero yo deseaba obtener algo más. Las negras no vieron el

Los años 1 962 - 1 964

fuerte e i nesperado movi miento 22 de las b la ncas.

21 tLl b6 i.fS

En este momento yo considera ba que mi po­s ic ión era ganadora y ana l icé solamente 22 0-0 gS 23 ie3 lll d7! , con la a menaza füe3. Pero continuó el paradój ico movimiento ...

22 @d1 !

Resu lta que a hora el ca mbio de damas es obl igatorio.

22 ... �bd8 23 Wi'xb4 cxb4 24 �b3

Ahora nuevamente las negras tienen bue­nas posi b i l idades de ataque. Más fuerte era 24 l'!e3, tras lo cua l las negras mantenían sola mente una l igera ventaja continuando 24 . . . gS 25 ig3 lll d7 26 füe8+ füe8 27 lllc4 lllf6 28 lll d6 l'!d8.

24 ... tLlc6!

De nuevo la posición bla nca se torna muy pel ig rosa, y otra vez Fra nco actúa a un a lto n ivel .

2S i.c4

Perd ía 25 ic7 lt:l d4 26 füb4 ic2+ 27 �el füe2 28 ixd8 ltJ b3+ 29 l'!xb3 ixb3, y todas las piezas de las bla ncas están com pleta­mente indefensas.

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Los años 1 962 - 1 964

2S ... �xaS 26 gxb4 �xc4

Un error de cá lcu lo. Las negras olvida n que "no hay que buscar más cosas buenas en lo de por sí bueno� Mucho más fuerte era 26 . . . id4 27 ic7 ic5 28 ga4 ixb6 29 ixb6 tllxc4 30 füc4 füd5+ 3 1 @el ge2 (o 3 7 . . . ge6), con grandes pos ib i l idades de tri u nfo. Yo q uería evita r los a lfi les de d iferente color, pero a fi­nal de cuentas surg ió el mismo fina l, y ade­más las neg ras perdieron a lgu nos tiem pos.

27 gxc4 .id3 28 gb4

Lo ún ico. Ante 28 gc7 decidía 28 . . . ge2.

28 ... .ita 29 gb3 .lbs 30 .ic7 J.cs 31 fü3 .id4

Las negras buscaban esa posic ión, pensan­do responder a la "mejor cont inuación" 32 gc2 con 32 .. . ixb6 33 ixb6 ia4, y en el fina l de torres se debe obtener la victor ia . Pero el i nesperado .. .

32 i>c1 !

. . . d is ipó las i l us iones. Debí res ignarme y con­tinuar . . .

32 ... .ixb6 33 .ixb6 gxdS

La lucha posterior no presenta mayor i nte­rés.

34 gd1 gdes 3S b3 .ic6 36 .if2 gbs 37 g3 gas 38 gd2 ga1 + 39 i>b2 gh1 40 .ib6 gf1 41 .ifl

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gS 42 f4 i>h7 43 fü1 gxc1 44 i>xc1 gxf44S gxf4 @g6 46 gd6+ ge6 47 gxe6+ fxe6 48 .id4 @fs 49 .les i>g4 so i>d2 .ie4 S1 i>e3 .ifs S2 .if6

En lugar de 52 if6 se debía jugar 52 @f2, lo que pos ib lemente conducía a ta blas.

S2 ... i>h3 S3 .ig7 hS S4 b4 i>xh2 SS i>f2 h4 S6 .id4 i>h3 S7 @f3 .ig4+ S8 i>f2 .ifS S9 i>B .ic2 60 .ib6 .id1 + 61 i>f2 i>g4 62 .ic7 .ic2 0-1

Las blancas se r ind ieron.

El año 1 963

El d ía de Año Nuevo de 1 963 me encontra­ba i nternado en un hospita l . Los exá menes mostraron que era necesa ria una seg unda operación, que fue l levada a cabo por un a lumno del fa l lecido profesor Frumkin , y qu ien esta ba, de acuerdo con las pa labras de su maestro, a l corriente de todo. Después del hospital me quedé en Moscú, pues por pr imera vez probé mis fuerzas en una nueva actividad, como comenta rista ajed recístico del periód ico "El Deporte Soviético" d u ra nte el match entre Botvi nn i k y Petrosian . Y con gusto "me veng ué" de mis colegas, a l encon­tra r sus errores d u ra nte el aná l is is . Verifiqué que ese tra bajo era muy d ifíc i l , i nteresante y úti l , e i nfl uyó inesperadamente en mi que­hacer ajed recístico, pues s i yo a ntes jugaba ind i sti ntamente 1 e4 y 1 d4, después de dos meses observa ndo la l ucha por solucionar los problemas del Peón Ais lado y de los Peones Colgantes, quedé ta n hastiado que durante mucho tiempo evité el movim iento 1 d4.

En verano l legó la hora de jugar competicio­nes, y pude comproba r que a veces una pro­longada i nactividad ajed recística puede ser provechosa. En Miskolc, adonde viajé ju nto a Bronstein, todo resu ltó fác i l y creativo, y pude aseg urarme el pr imer lugar tres o cua­tro rondas a ntes del fina l .

Al poco tiempo se celebra ron las 1 1 1 Espa rta­qu iadas de los Pueblos de la U RSS. Pod ía es­ta r conforme con el resu ltado, pero nuestro eq u i po l legó solamente a la seg unda F ina l , que no era la más i mporta nte, por lo que a l ­g u nas partidas las d i sputé contra riva les de menor experiencia.

En la segu nda mitad del año me esforcé por recu pera r el t iempo "perd ido" y de esta for­ma part ic ipé en tres torneos. No s in u na cier­ta ag itación, provocada por los recuerdos de Cu razao, crucé el océano para partic ipar en el Memoria l Capablanca, pero en esta oca-

Los años 1 962 - 1 964

s ión mis r iñones se portaron bastante bien. En m i biog rafía ajed recística puedo colocar este torneo entre las com petencias cuyo re­su ltado deportivo me agrada, pero de n in­guna manera en cua nto a la parte creativa. Se puede deci r que a l l í ganaba gracias a l "bajo n ivel '; pues la fuerza de los pa rtic ipan­tes era muy variada, y cuando el juego se l le­va a ca bo "contra lo i mposib le" s iempre hay que tener cu idado. Y cuando en la primera ronda no pude ganar u n fina l de peones con ventaja decis iva ( ! ! ) , y en la segu nda, con di­ficu ltades, logré la victoria a nte u n riva l de poca experiencia, muchas cosas quedaron c laras .

Hay que tener en cuenta que pa ra el tr iunfo en un torneo con part ic i pa ntes de n ivel tan d iverso, en el que tomaban parte grandes maestros, maestros, cand idatos a maestro y hasta ajed reci stas de pr imera categoría ( los c las ifico de acuerdo con m i costu mbre) era necesa rio obtener un a lto porcentaje de pu ntos, y debo deci r que me esforcé por ju­gar a m i mejor n ive l . No h ice muchas ta blas, pero perd í tres partidas, una de e l las frente a Trifunovic. Su coraje ya lo conocía muy bien. Antes de esa ronda Gel ler y yo ana l iza­mos un esquema compl icado del Gambito de Dama. Pero mientras el ascensor de a lta velocidad nos l leva ba del piso 28 del hotel "Habana L ibre'; donde estábamos a lojados, al pr imero, de repente pensé: "¿Pa ra qué ju­gar el Gam bito de Dama, cuando existe el de Rey?" Y comencé a com pl ica r el juego, lo cua l no s iempre es seg uro, sobre todo cuan­do se juega "en la cuerda floja''. En pocas pa­labras, hacia la jugada 1 5 mi posición no era muy a rmónica . Y a u nque sabía que merecía la pena proponer ta blas, con la g ran posi­b i l idad de que Trifu novic las aceptara -en su ta bla particu lar había solamente medios pu ntos- no tuve la suficiente va lentía para hacer esta "j ugada''.

Después perd í con el cubano Gu i l lermo Ca­lero, y ése fue su ú n ico tri u nfo; en dos oca­s iones obtuve posiciones completamente

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Los años 1 962 - 1 964

ganadas, pero cometí dos errores g raves, el segundo de los cua les cons ist ió en rega lar la dama. Después obtuve una posición de ta­blas, pero cometí un tercer error. En la recta fina l acu mulé 8,5 de 9 pu ntos, i nc luso gané a Gel ler una partida de 90 j ugadas, pero me fa ltó med io pu nto para quedar en pr imer lugar.

Después del Memoria l Capabla nca me su­mergí en la atmósfera del torneo i nternacio­nal del Club Centra l de Ajed rez de la U RSS en Moscú. E l resu ltado deportivo fue s im i l a r a l de La Haba na, pero q uedé mucho más conforme con la pa rte ajed recística. Me pa­rece que recibí más o menos merecidamen­te el Premio especia l a la part ida con mayor "contenido''.

Un episodio cu rioso tuvo lugar a l pr inc i pio de este torneo. La víspera, d u ra nte el cum­pleaños de uno de mis a m igos, a lgu ien ex­presó su deseo de que al d ía s igu iente sacri­ficara algo en m i pa rtida frente a l hola ndés Fra nz Kui pers.

-¿Qué ordena usted en concreto? -pre­g unté en broma.

-Por ejemplo, u n caba l lo en e6.

Obviamente a la mañana s igu iente yo había olvidado esta conversación, y en m i pa rtida con Kui pers se i n ic ió una lucha tranqu i la, pero después, en un zeitnot mutuo, surg ie­ron las com pl icaciones. Yo h ice mi jugada, el zeitnot se terminó, Kui pers verificó que el mate era inevita ble y se r indió.

En el pasi l lo mis amigos me rodea ron muy admi rados.

-¡Bravo! ¿Lo has hecho a propósito?

-¿Y qué he hecho?

-¿Has forzado a propósito la posición para que la ú lt ima jugada sea coloca r el caba l lo en e6?

Enseg uida recordé todo, y comprendí que

Torneo internacional de Miskolc, 1963 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 Total Clas.

1 Tahl y, 1 1 y, 1 Y2 1 Y2 1 y, 1 1 1 1 1 1 2,5 1

2 Bronstein y, y, 1 y, y, Y2 Y2 y, 1 1 y, 1 1 1 y, 1 0,5 2

3 Bilek o y, Y2 y, 1 Y2 Y2 1 y, 1 y, y, 1 1 1 1 0 3

4 Dely o o Y2 Y2 1 Y2 y, y, y, Y2 1 y, 1 1 1 9 4/6

5 Szabo Y2 y, y, y, Y2 1 o y, 1 Y2 1 y, o 1 1 9 4/6

6 Fi l ip o y, o o Y2 y, y, 1 1 Y2 1 1 y, 1 1 9 4/6

7 Flesch y, Y2 y, y, o y, y, Y2 o Y2 1 Y2 1 y, 1 8 7

8 Forintos o y, y, Y2 1 Y2 Y2 Y2 o Y2 Y2 y, Y2 1 Y2 7,5 8/1 0

9 Fuchs y, y, o Y2 y, o Y2 Y2 o 1 y, 1 Y2 1 y, 7,5 8/1 0

1 0 Honfi o o Y2 Y2 o o 1 1 1 Y2 1 Y2 Y2 o 1 7,5 8/1 0

1 1 Lengyel Y2 o o y, y, Y2 Y2 y, o y, y, o 1 1 1 7 1 1

1 2 Barczay o y, Y2 o o o o y, y, o y, 1 1 1 1 6,5 1 2/1 3

1 3 Guitescu o o y, y, Y2 o y, Y2 o y, 1 o 1 y, 1 6,5 1 2/1 3

1 4 Brzozka o o o o 1 y, o y, y, Y2 o o o y, o 3,5 1 4/1 5

1 5 Lokvenc o o o o o o y, o o 1 o o y, y, 1 3,5 1 4/1 5

1 6 Paoli o y, o o o o o Y2 y, o o o o 1 o 2,5 1 6

1 60

mi a utoridad deportiva en el círcu lo no aje­d recístico de mis amigos había crecido con­sidera blemente, y a fi n de ma ntener esa s i­tuación, pregu nté con mucha prepotencia :

-¿Qué y dónde tengo que sacr ificar maña­na?

Por u n momento mis amigos quedaron con­fusos, y como no se atrevieron a dar n i ngu­na recomendación, mis tablas en la seg u nda ronda fueron expl icadas como resu ltado de su " ind iferencia" ajed recística hacia mí.. .

Desea ría además i ndicar que en este torneo

Los años 1 962 - 1 964

se d io u na d iferencia poco habitual para mí en el juego con b lancas y con neg ras. Con blancas h ice solamente unas tablas, con negras no gané ni una part ida ( inc lu ido el encuentro con el polaco Vitold Ba ltserovsky, q u ien ocupó el ú lt imo lugar) , y perd í una.

Creo necesario recordar mi enfrenta miento con Smyslov. En la pr imera eta pa de nues­tras "relaciones" ajed recísticas, cuando ju­gaba con Vassi ly Vass i l ievich ten ía pá nico de pasa r a l fina l . Pero en esta ocasión pasé a esa etapa m uy tranqu i l amente, inc luso en una posición i nferior. Hasta un momento dado Smyslov jugó de un modo bri l lante,

Espartaquiada de los pueblos de la URSS, Moscú, 1963 (1 tablero, 11 final)

Participa ntes Semifinal 1 2 3 4 5 6 Total Clas.

1 Tahl 3 de 4 y, o y, 1 1 6 1 /3

2 Baguirov 3 de 4 y, 1 o 1 y, 6 1 /3

3 Lutikov 3,5 de 4 1 o o 1 y, 6 1 /3

4 Keres 1 de 3 y, 1 1 1 1 5,5 4

5 M natsakanian 2,5 de 4 o o o o o 2,5 5

6 Grushevsky O de 3 o y, y, o 1 2 6

Torneo internacional de Moscú, 1963 1 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 Total Clas.

1 Smyslov y, 1 y, y, y, 1 y, 1 y, y, 1 1 1 1 1 1 1 ,5 1

2 Tahl y, 1 y, 1 Y2 o y, 1 y, 1 y, 1 1 1 y, 1 0,5 2

3 Gligoric o o y, y, y, y, 1 1 1 o 1 1 1 1 1 1 0 3

4 Antosh i n y, y, y, y, 1 o y, 1 1 y, y, 1 y, y, 1 9,5 4

5 Vladimirov y, o y, y, y, 1 o o o 1 1 1 1 1 1 9 5

6 Keres y, Y2 y, o y, o 1 o y, 1 y, y, 1 1 1 8,5 6/7

7 Li berzon o 1 y, 1 o 1 1 o y, y, 1 y, o 1 y, 8,5 6/7

8 Szabo y, y, o y, 1 o o o y, y, 1 1 y, 1 1 8 8/9

9 Simaguin o o o o 1 1 1 1 o y, y, y, 1 1 y, 8 8/9

1 0 Hort y, y, o o 1 y, y, y, 1 y, y, y, o y, 1 7,5 1 0/1 1

1 1 Matanovic y, o 1 y, o o y, y, y, y, y, y, 1 y, 1 7,5 1 0/1 1

1 2 Pietzsch o y, o y, o y, o o y, y, y, y, y, 1 1 6 1 2

1 3 Padevsky o o o o o y, y, o y, y, y, y, 1 1 y, 5,5 1 3

1 4 J iménez o o o y, o o 1 y, o 1 o y, o y, y, 4,5 1 4

1 5 Kuijpers o o o y, o o o o o y, y, o o y, 1 3 1 5

1 6 Baltserovsky o y, o o o o y, o y, o o o y, y, o 2,5 1 6

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Los años 1 962 - 1 964

cons iguió muchas cosas, y yo en mi deses­peración entregué ca l idad s in n i n g ú n ti po de compensación. Pero en ese momento Smyslov decid ió l levar la partida hacia una posición ganadora s in darme n ingún t ipo de contrajuego, em pezó a jugar s in fuerza, y mi rey ingresó en el cam pa mento de las bla ncas a través de la cas i l l a e3. En el mo­mento de la suspensión yo considera ba que las neg ras no estaban peor. M i criterio no cambió, n i s iqu iera por el hecho de que la rad io i nformara que Smyslov ten ía ca l idad de ventaja y una posic ión ga nadora .

Seg uramente n i el propio Smyslov creyó la eva luación de la rad io, pues en la víspera de la reanudación me propuso tablas . . .

1 62

Partida n ° 4 7

M. Tah l - S. Gl igoric

Defensa S ic i l i a n a B99

Memorial Alekhine Moscú (6), 1 963

1 e4 c5

Una peq ueña y agradable sorpresa. En sus encuentros con gra ndes maestros e l colega yugoslavo genera l mente e l ige el más sól ido 1 . . . es, tras lo cua l -a d iferencia de la De­fensa S ic i l iana- no es tan fác i l agud iza r la posic ión.

2 �f3 d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 �c3 a6 6 .igS e6 7 f4 .le 7 8 YlYB YlY c7 9 0-0-0 � bd7

Es cu rioso destacar que antes de esa pa rti­da G l igoric prefería ser el gu ía de las piezas b lancas en esta varia nte. En pa rticu lar son conocidos dos de sus encuentros con R. F ischer (Torneo de Candidatos, Yugoslavia, 1 959).

1 0 g4 b5 1 1 J.xf6 �xf6 12 g5 �d7 1 3 a3

Aq u í las blancas pensaron cerca de 40 mi­n utos. Lo que pasaba era que ten ía muchas ganas de hacer una jugada del t ipo 1 3 ltJfS, y gasté todo el t iempo en convencerme de que no sin razón todos los ajed recistas se a bstenía n de rea l iza r la .

13 ... .ib7

Parece mejor 1 3 . . . �b8, con juego compl i ­cado.

14 Ah3 o-o-o

Me parece que el "ú lt imo g rito de la moda" en esta va riante es 1 4 . . . b4 1 5 axb4 Wc4 1 6 �he 1 �b8, como jugó E. Cobo frente a A. Ma­tanovic (La Habana, 1 962). Yo me d isponía a ana l iza r 1 7 tt:ld5 !? . Después de la jugada textua l (pr imera partida del "Match s ic i l ia­no" G l igoric - Fischer) surg ió una posic ión en la que las bla ncas jugaron 1 5 f5 ixg5+ 1 6 <iib l e5 1 7 tt:ldxb5 axb5 1 8 tt:lxb5 Wc5 1 9 tt:lxd6+ <;t>b8 20 lllxf7 We7 2 1 lllxh8 füh8 22 �hel ;!; G l igoric - Fischer, Yugos lavia, 1 959 y ganaron. Pienso que la contin uación elegida por las blancas es más promisoria.

15 Axe6!? fxe6 16 ttJxe6 Vf!c4

Posiblemente es más exacto 1 6 . . . Wb6, a lo que yo me disponía a responder como en la pa rtida : 1 7 tt:ld5 ixd5 1 8 exd5 .

1 1 ttJd5

Natura l mente el caba l lo en e6 es mucho más fuerte que la torre. Pero ese no es e l quid de la cuestión. Ahora (y en la s igu iente jugada) se a menaza la "modesta" jugada b3.

17 ... Axd5 18 exd5 iib7

El mal de las negras consiste en que no pue-

Los años 1 962 - 1 964

Wc3! (es mucho peor la "evidente" 20 Wxe4 lllxe4 2 1 �he 1 lll f2 22 �d2 lllh3 23 �e3 lllxf4!), y no hay defensa a nte las a menazas 2 1 b4 y 2 1 �hel , seguida del inevitable 22 lllxc5 . Ante 1 8 . . . <;t> b8 es m uy desagradable la ma­n iobra 1 9 b3 Wc8 20 tt:l d4! . Ahora las negras pierden la da ma, recib iendo a cambio una compensación forma l .

1 9 b3

Si 1 9 �d3 �c8 20 �c3 Wa2+±.

19 ... Vf!c8 20 gd3±

20 ... ttJb6

De otro modo no se desenredaría el ovillo de piezas. [N.E: Por ejemplo: 20 .. . ciia8 2 1 �c3 Wb7 22 �c7 Wb6 (22 . . . WbB 23 Wc3 �cB 24 Was+-) 23 �c6 Wb7 24 tt:l c7+ ciia7 (24 . . . <;t>bB 25 lllxa6+ <;t>aB 26 Wc3 �c8 27 Wa5i) 25 We3+ +-J .

21 fü3 Vf!d7 22 fü7+ Vf!xc7 23 ttJxc7 @xc7 24 Vf!c3+ iib8 25 Vf!xg7

Un peón en el flanco de rey es más va l ioso que todos los del fla nco de dama. Aqu í ten ía m uchos deseos de jugar 25 Wc6, pero tras 25 . . . tt:l c8 no se ve nada rea l ni después de 26 Wxa6 �d7 27 Wxb5+ �b7 (y no está c laro cómo mover la "a rmada"), n i tras 26 a4 b4 27 �el �hf8 28 �e4 füf4.

den jugar 1 8 ... tt:l c5 debido a 1 9 b3 We4 20 25 ... ttJc8 26 gel gdg8

1 63

Los años 1 962 - 1 964

Si las neg ras i ntentara n activa r sus torpes piezas (26 .. . �hg8) decidi ría 27 Wxh7 �h8 28 füe7. En caso de 26 . . . �de8 27 �e6 id8 28 h4+-.

21 Yf d4 .tds 28 �e6! �f8

[N.E: 28 ... h6 29 füh6 füh6 30 gxh6 fü8 3 1 h 7 if6 3 2 Wxf6 �xf6 3 3 h8W+-] .

29 h4

29 ... h6

Se amenazaba el "asfixiante" 30 fS . Más sól i ­do habría s ido posib lemente 29 .. . &iJ e7, pero Gl igoric temía (y con razón) la senci l l a 30 füe7 ixe7 31 Wb6+ mes 32 Wxa6+ 'ttibs 33 Wxbs+ 'ttic7 34 Wc6+ 'ttib8 3S Wd7 fü7 36 'kt>bl , con el cons igu iente avance del peón "f':

[N.E: 29 .. . �hg8 30 hS 'ttib7 3 1 We4 fü7 32 g6 hxg6 33 hxg6 füg7 34 fS fü8 3S �e8+-] .

No se puede recu pera r la dama: 3 1 . . . �xf4 32 Wxf4 igs 33 WxgS hxgS debido a 34 h6

32 \'fe4 gxh5

y los tres peones b lancos ganan solos a las p iezas neg ras.

33 ges gxe8 34 Yf xe8 .tf6 35 c4!

El peón "e" t iene la pa labra decis iva . Era malo el "a utomático" 3S Wf7? ic3 36 ciid 1 �h2! 37 g7 �d2+ 38 'ttie l (38 'ttic 7 �e2-+) 38 .. . �g2+ 39 'ttifl füg7m.

35 ... bxc4 36 bxc4 gh3 37 ®d2

No quería profund iza r en la lucha técn ica tras 37 Wf7 id4 38 g7 �c3+ 39 'ttid2 ixg7 40 Wxg7 füc4 4 1 fS �es 42 f6 füdS+ 43 'ttie3

43 .. . &iJ b6 44 f7 &iJd7 4S f8W+ l:iJxf8 46 Wxf8+ 'ttic7. La a menaza 38 es está nuevamente en vigor.

37 ... .tc3+ 38 @a J.d4 39 f5

La a menaza 39 .. . �c3+ es demasiado ficticia, pues decide el dúo de peones blancos.

39 • • • gxa3

S i 39 . . . 'ttic7 40 g7 ixg7 41 Wf7+ +-.

40 c5!

¡ Por fi n ! Con gra n creatividad las negras buscan compl icar el j uego como sea. Yo quería cu l- 40 ... dxcS 41 d6 ga2+ 42 ®d3 �fa3+ 43 ®c4 minar la pa rtida con la variante 32 ... füf8 33 1 -0 fS if6 34 füf6! �xf6 3S We6! füe6 36 dxe6,

1 64

Las negras se r ind ieron.

En caso de 43 .. . @b7 (43 . . . !!e3 44 dl+-) 44 Wfd7+ @bs 45 V!f a+ +-.

Partida n° 48

L. Szabo - M. Tah l

Defensa I nd i a de Rey E78

Memorial Alekhine Moscú ( 1 1 ), 1 963

Una vez más los resu ltados del torneo de Moscú me obl igaron a poner atención en el juego con las neg ras. Pero pienso que la desagradable c i rcunstancia de no haber ga­nado n i una sola de las 7 pa rtidas jugadas con neg ras no fue debida a la prepa ración de las a perturas. Por este motivo propongo a los lectores una partida cuya a pertura no ca rece de i nterés.

1 c4 g6 2 d4 tC!f6 3 tC!c3 .lg7 4 e4 0-0 5 f4 d6 6 .ie2 es 7 tC!f3 cxd4 8 tC!xd4

Un gra n defensor de esta va riante es el l íder de los ajed recistas de Aleman ia Democráti­ca, W. U h lmann . Se considera que el mejor método de juego para las neg ras es 8 . . . lll c6 9 ie3 ig4, pero en este caso las bla ncas pueden pasa r a u n final seg uro media nte 1 O lllxc6 ixe2 1 1 lllxd8 ixd 1 1 2 !!xd 1 . Duran­te el torneo de La Habana e l g ra n maestro austríaco Robatsch, en una conversación en­tre am igos, l l amó mi atención con una idea muy i nteresante, que puse a prueba en esta partida.

8 ... .lg4 9 .le3 W c8

Las negras, por a hora, se a bstienen de desa­rro l la r el caba l lo de b8, "apu nta ndo" i n me­d iatamente al conju nto de cas i l l as blancas débi les: c4, g4 y {de ser necesa rio) e4. Las blancas t ienen a su d isposic ión a lgunas contin uaciones atractivas, en cuyo aná l i s i s mi riva l gastó toda una hora . En caso de 1 O ll'lds ixe2 1 1 Wfxe2 !!e8! 1 2 lllxf6+ exf6! las

Los años 1 962 - 1 964

bla ncas se enfrentan i n med iatamente con d ificu ltades. Asi mismo 1 O eS no les prome­te nada más que tablas: 1 O . . . ixe2 1 1 V!fxe2 lll g4 1 2 ll'lds !!es. Szabo se decide por un i nteresa nte sacrificio de peón.

1 0 0-0 .ixe2 1 1 Wxe2 tC!g4 12 tC!dS ges 13 fS tC!xe3 14 Wxe3 Wcs

No q uería dar a Sza bo, u n ama nte del ata­que, una posic ión de su gusto que surgía tras 1 4 . . . Wfxc4 1 5 ll'lf3 gxfS 1 6 !!ad 1 V!fxe4 1 7 Wff2, a u nque eso era más consecuente. Las negras eva luaron la posic ión que surgió tras la jugada 1 5 con i nusitado optimismo, s in advert i r una man iobra ocu lta del riva l .

1 5 �fad1 tC!d7

16 tC! bS

Sola mente as í las bla ncas consiguen la igua ldad . A causa de a menazas concretas las negras no a lca nza n a aprovechar las venta­jas estratégicas de su posic ión.

16 ... Wxe3+ 17 tC!xe3 gac8 18 tC!xa7! �fa8 19 tC! bS gxa2 20 tC!dS!

Nueva mente la pareja de ca ba l los blancos causa una revuelta. Es d ifíc i l encontra r una defensa cómoda para el peón de e7.

20 ... tC!f6

Este movimiento está relacionado con una

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Los años 1 962 - 1 964

curiosa celada : 2 1 lll bc7 lt:\xd5 22 lt:\xe8 lt:\e3 E l ú lt imo deta l le. Ahora el rey negro no se 23 i'!a l füb2 24 i'!a8 .id4!, y las negras ga- puede esconder. nan. La mentablemente, tras . . .

21 fxg6 hxg6

... toda esta varia nte conduce a tablas a cau­sa de 22 lll bc7 lt:lxd5 23 lt:\xe8 lll e3 24 i'!a l füb2 25 i'!a8 .id4 (25 . . . .ifB!?) 26 lt:\f6+ �g7 27 i'!g8+ �h6 28 i'!h8+, y no s i rve 28 .. . �g5? debido a 29 h4++. Szabo e l ige otro ca mi no, con el cua l log ra r el em pate resu lta l igera­mente más d ifíc i l .

22 �xd6 exd6 23 �xf6+ .ixf6 24 gxf6 gxb2 25 gdf1

Suficiente para las tablas era 25 i'!dxd6 i'!xe4 26 i'!d7 i'!el + 27 fül i'!ee2 28 füxf7 füg2+ 29 'ktifl .

25 ... gxe4 26 gxn gxc4 27 h3!

Un recurso muy ingen ioso en un d ifíc i l fina l .

27 . . . gca 28 �f8+ ©g7 29 g1f7+ ©h6 30 h4! gxg2+ 31 ©n ©h5

En caso de 31 . . . g5 surg ía una posición s imi ­la r : 32 i'!h8+ �g6 32 füf8

32 gf4 g5 33 '3h8+ ©g6 34 '3ff8!

Perd ía 34 h5+ �g7 35 !!ff8 i'!bf2+!

34 ... gh2 35 h5+! 1/z-1/z

1 66

El año 1 964

El ca lendar io del año 1 964 esta ba muy satu­rado de competiciones. Lo i n ic ié y lo despe­dí frente al ta blero. E i n ic ié el año en un país nuevo pa ra mí, Ing laterra .

En los c inco continentes podemos encon­tra r muchas c iudades, g randes y peq ueñas, que son muy conocidas por los habita ntes de todo el p laneta. Pero existen además c iu­dades d im in utas, que con mucha d ificu ltad se pueden encontra r en el mapa geográfico, y que con mucha probab i l idad son conoci­das solamente por los ajed recistas. Un lugar especia l en la h i storia del ajed rez la ocu pa el peq ueño pueblo de Hasti ngs,que se nom bra en las pág inas de los textos de H istoria de la Edad Media . Precisamente aqu í, en el año 1 066 tuvo lugar la bata l la entre las tropas normandas de Gu i l lermo el Conqu istador y el l íder de los ang losajones, Harold. Después de esta l ucha I ng laterra fue conqu i stada por los normandos. 830 a ños después de ese combate en Hasti ngs tuvieron lugar las pri­meras luchas ajed recísticas. E l Torneo I nter­nacional de 1 895 es considerado uno de los más importantes en la h i storia del ajed rez. En él tuvo lugar su "ba utizo" Emmanuel Las­ker, y entre sus pa rtic ipantes por pr imera vez se vio el nombre de P i l l sbury, mientras que el juego de Mija íl Tchigor in causó una g ran impresión.

En el local del torneo se pod ía observa r una g ra n vitri na fotográfica "E l los estuvieron en Hasti ngs''. Desde a l l í nos m i ra n casi todos los más fuertes ajed recistas del siglo XX: José Raú l Capabla nca, M ija íl Botvin n i k, Alexa n­der Alekhi ne, Vera Mench i k y muchos, mu­chos otros. En el torneo me fue bien, aunque a causa del red ucido n ú mero de part idas (en esos a ños en Hasti ngs jugaban ci nco ajed recistas ing leses e igua l nú mero de ex­tranjeros) yo temía una recaída de mi vieja enfermedad: la pérd ida en la pr imera ronda. ¡Después sería d ifíc i l i ntenta r recu perarse de este fracaso!

Los años 1 962 - 1 964

El pr imer lugar lo d isputá bamos el veterano del torneo, el yugoslavo Svetoza r G l igoric, y u n debuta nte, Ta l . N i nguno de los dos sufrió u na sola derrota, pero yo gané una pa rti­da más. Con nosotros pa rtic ipaba la joven cam peona mund ia l Nona Gapri ndashvi l i , que entonces era estud iante de la facu ltad de fi lo logía ing lesa. Por supuesto, e l la era el centro de atención, y nosotros le ayudába­mos a sobrepasar la tu rbación, y el maestro Abraham Has in , profesor de ing lés, la auxi­l i aba cuando debía responder a las infin itas pregu ntas de los period istas. Recuerdo la preg u nta que más a menudo le hacían a Nona: "¿Le gustan los hombres ingleses?" En u n princ ipio, Nona con cierta vergüenza res­pond ía "Sí, gracias, están bien", pero después, ya ca nsada, me l lamó y me d ijo: "Misha, me es incómodo, diles tú que sí me gustan, ¡pero que los georgianos me gustan más!� Ju nto a Nona me tras ladé de Ing laterra a Rei kiavik, a l igua l que G l igoric, torneo que d isputamos 1 3 hombres y una señorita.

Y aqu í empezó la carrera Gl igoric-Tah l . Tres rondas a ntes del fina l la d iferencia entre los dos era solamente de med io pu nto: G l igoric perd ió con m igo, ganó las demás partidas y yo h ice solamente unas tablas. Ese mismo d ía l legó u n teleg ra ma de Moscú en el que se i nformaba que a Nona se le acreditaba el títu lo de Maestro Deportivo Destacado de la U RSS, y yo, con el derecho adqu i rido de un buen a m igo organ icé u n peq ueño banq ue­te, al que i nvité a a lgunos partic ipantes del evento.

Al d ía s igu iente debía jugar con Nona. Y por cua nto en ese d ía tan solemne no me creía con derecho a esforza rme por la victoria, le man ifesté a la campeona que no estaba en contra de un resu ltado pacífico. S in em­bargo, Nona demostró coraje deportivo y respondió que en esas condiciones de dura l ucha por el pr imer lugar yo esta ba obl iga­do a jugar a ganar. Entonces yo le propuse a Gapr indashvi l i i nd icarme la apertu ra que el la desearía jugar, a lo que acced ió, y sin

1 67

Los años 1 962 - 1 964

prepa ración a lgu na, me senté frente al ta­blero. Después de eso me sentía mucho más seg uro y con derecho a pensar en el desqu i ­te (con motivo del Año Nuevo, en Hasti ngs se l levó a cabo u n pequeño torneo, en cuya fina l Nona obtuvo 3 pu ntos de 3 pos ib les, y yo solamente 2) . La revancha en Rei kiavi k tuvo lugar, y d u ra nte la partida pude com­probar una vez más el coraje deportivo de la campeona georg iana . Y cuando e l la , con un peón de menos, estaba en apuros de t iem­po, "olvidé" pres ionar el botón del reloj en un par de ocasiones, pues no desea ba ganar por tiempo. Nona me susu rró:

-¡Si lo haces otra vez me r indo i n med iata­mente!

En la penú lt ima ronda gané a Fridr ik Olafs­son, en la que pod ía considera rse la part ida más i nteresante del torneo. G l igor ic empató y la lucha por el pr imer lugar q uedó senten­ciada. Yo acumulaba 1 2,5 pu ntos de 1 3 posi­bles, y G l igoric un pu nto menos.

INTERZONAL DE AMSTERDAM

. . . Y después de u na pausa de 6 a ños jugué nuevamente u n l nterzona l . Una vez más empezó la lucha por los se is pr imeros luga­res y por ocupar u n lugar mejor que a l me­nos dos compatriotas: las puertas al Torneo de Cand idatos se a bría n sola mente a tres de

los ci nco g ra ndes maestros soviéticos pa rti­ci pa ntes.

Además, existía una reg la no muy i ntel igen­te sobre el sorteo obl igatorio, y era muy im­porta nte determinar en qué eta pa del tor­neo cada uno de los partic ipantes l legaba a la "pa rte rusa': Por ejem plo, Larsen logró enfrentarse con n uestros ajed recistas en la parte fina l, cuando ya había conseg uido ob­tener una plaza entre los seis pr imeros; G l i­goric tuvo menos suerte, jugó con los g ran­des maestros soviéticos antes, y a l perder pu ntos, se puso nervioso. Cabe añad i r que no era muy agradable pa ra los partic ipantes jugar u na partida tras otra s in desca nso.

No pocos minutos tragicómicos me pro­porcionó la partida de la segu nda ronda frente a Portisch. Después de decid i r que lo más importa nte era jugar la apertura de un modo or ig ina l , y de haber conseguido este objetivo, resu ltó que debía mantener el fue­go del ataq ue con sacrificios. Y Portisch cap­tura ba mis piezas, y yo ( ¡ya no había nada que perder!) , con el movi miento de un peón latera l me esforzaba por debi l ita r la posición de su rey. En a lgún momento Portisch pudo permitirme ganar la da ma, obteniendo en la práctica, a cambio, u n buen juego de piezas. Pero no lo hizo, y en un zeitnot muy fuerte repetimos la misma posic ión. Cuando sus­cr ib imos las paces Portisch, un poco tu rba-

Torneo internacional de Hastings, 1963- 1964 Participa ntes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 Total Clas.

1 Tahl Y2 Y2 Y2 1 1 1 1 Y2 1 7 1

2 Gl igoric Y2 Y2 y, 1 1 1 y, y, 1 6,5 2

3 Lengyel y, y, 1 o o 1 1 1 1 6 3/4

4 Khasin y, y, o Y2 y, 1 1 1 1 6 3/4

5 Littlewood N. o o 1 Y2 1 o 1 1 1 5,5 5

6 Brinck Claussen o o 1 y, o Y2 y, 1 1 4,5 6

7 Littlewood D. o o o o 1 Y2 o 1 1 3,5 7

8 Hindle o Y2 o o o Y2 1 Y2 o 2,5 8

9 Bely Y2 Y2 o o o o o y, Y2 2 9

1 0 Frankl in o o o o o o o 1 Y2 1 ,5 1 0

1 68

do, me pregu ntó si podía haber jugado más fuerte en a lgún momento. Yo solamente pude encoger los hombros ... Posteriormen­te Portisch, una vez desca nsado de la l ucha, me reconoció que él a cada movimiento suyo esperaba que yo me r indiera, y que el hecho de que yo no lo h ic iera había exa lta­do sobremanera a l habitua l mente tranqu i lo g ra n maestro h ú ngaro.

La partida me si rvió a otros n iveles: me mos­tró que, en primer lugar, Portisch en cierto g rado me tem ía, y en segundo, con qué juego se puede impresionar a u n riva l eru­dito, fuerte y experi mentado. Esto me ayu­dó a l cabo de un año, cuando d isputamos el Torneo de Ca ndidatos. Después de c inco ta blas con los g randes maestros soviéticos y con Portisch, log ré obtener a lgunas victo­r ias y terminar e l torneo en los lugares 1 °-4°. Me clas ifiqué para el Torneo de Candidatos, pero no quedé muy conforme de mi juego en Amsterdam.

Pero ta mbién es verdad que me br indó mu­cho placer mi pr imera partida con Samuel Reshevsky. Antes de eso creía que el g ra n maestro estadoun idense no presta ba mu-

Los años 1 962 - 1 964

cha atención a las a pertu ras y que en su juventud ha bía s ido muy pel igroso duran­te sus propios zeitnots. Y entonces pude, en ca rne propia, verificar la completa exactitud de esta descri pción. Este encuentro fue uno de los pocos en los que consegu í sorpren­der a mi adversario en la a pertura. Pa recía que la lucha i ba a terminar, pues mi ventaja posic ional era considerable, y la d iferencia de t iempo senc i l l amente extrema. En 20 jugadas gasté u nos 1 O minutos, desti nados sobre todo a ciertas operaciones técnicas (escr ib i r las jugadas, mover las piezas, apre­ta r el botón del reloj) , iY a Reshevsky le que­daban 1 5 m i n utos! Y precisamente por eso, fís icamente no pude esforzarme en "j ugar a matar'; con la energ ía necesa ria y norma l . Empecé a jugar como por i nercia, pero Res­hevsky jugada a jugada encontraba recursos excepcionales de defensa. Entonces sacrifi­qué una pieza, la part ida entró en una fase m uy táctica, y me causó una g ra n impresión el hecho de que Reshevsky, que contaba con 1 o 2 m in utos para 1 O jugadas, l levaba la mano al tablero e i n sti ntivamente tomaba la pieza correcta y hacía el ú n ico movi mien­to exacto. Al fi na l , en una posición más o menos igua lada, Reshevsky me propuso ta-

Torneo internacional de Reikiavik, 1964 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 Total Clas.

1 Tahl 1 1 1 1 'h 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2,5 1

2 Gl igoric o 1 V2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 ,5 2

3 Olafsson o o 1 o 'h 1 'h 1 1 1 1 1 1 9 3/4

4 Palmason o 'h o 'h 'h 1 'h 1 1 1 1 1 1 9 3/4

5 Wade o o 1 'h 'h 1 1 'h V2 1 o V2 1 7,5 5

6 Johannessen V2 o V2 V2 'h 'h 1 1 V2 'h 'h o 1 7 6

7 Bjornsson o o o o o 'h 'h 'h 1 1 1 V2 1 6 7

8 Gaprindashvili o o 'h 'h o o 'h 'h 1 1 o 1 o 5 819

9 Solmundarsson o o o o V2 o V2 'h 1 'h 1 'h 'h 5 819

1 0 Gudmundsson o o o o V2 'h o o o 'h 1 1 V2 4 1 0/1 2

1 1 Thorbergsson o o o o o 'h o o V2 'h 1 1 'h 4 1 0/1 2

1 2 Kristinsson o o o o 1 'h o 1 o o o 1 'h 4 1 0/1 2

1 3 Johannsson o o o o 'h 1 'h o 'h o o o 1 3,5 1 3

1 4 Asmundsson o o o o o o o 1 'h V2 'h 'h o 3 1 4

1 69

Los años 1 962 - 1 964

bias. Yo sabía que él hacía eso genera lmente cuando se consideraba en una posic ión in ­ferior, y comencé a busca r cu idadosamente en qué pa rte del tablero ten ía temores. No lo encontré, acepté las ta blas, y posteriormen­te el g ran maestro estadoun idense expresó que no temía la posic ión surg ida sobre el ta­blero, sino a l riva l que ten ía enfrente. Por lo menos, durante esa partida . . .

Fa ltando dos rondas para e l final la s ituación estaba muy tensa: por lo menos cuatro de los c inco g randes maestros soviéticos te­nían oportu n idades rea les de éxito. A lguno de nosotros debía ser el "cuarto excedente'; y

Leon id Stein no pudo log ra r el objetivo. Por segu nda vez consecutiva dejó de clasificar­se para el Torneo de Ca ndidatos por ser so­viético, a pesa r de haber ocupado un lugar que hu biera s ido suficiente para cua lqu ier partic ipante no soviético. En la ú lt ima ronda el gran maestro bú lgaro Georg i Tri ngov, con su a rriesgado juego, me obl igó l itera l men­te a hacer una combi nación que imp l icaba e l sacrificio de dos piezas, aunque en ese momento el r iesgo deportivo era completa­mente i nnecesario. Al fina l nos c lasificamos para el Torneo de Candidatos los ajed recis­tas soviéticos Spassky, Smyslov y yo, q u ienes compartimos los cuatro pr imeros lugares de

Torneo lnterzonal de Amsterdam, 1964 Pa rtic ipa ntes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 21 22 23 24 Total Clas.

1 Larsen y, 1 y, o 1 o 1 y, y, 1 1 1 y, y, y, Y:z 1 1 1 1 1 1 1 1 7 1 /4

2 Smyslov y, y, y, y, y, y, 1 Y:z 1 1 1 y, 1 y, y, 1 Y:z y, 1 1 1 1 1 1 7 1 /4

3 Spassky o y, y, y, y, y, 1 1 1 o Y:z 1 Y:z 1 1 1 y, 1 1 1 1 1 1 1 7 1 /4

4 Ta h l Y:z y, y, y, y, y, Y:z y, y, y, y, 1 1 1 1 1 Y:z 1 1 1 1 1 1 1 7 1 /4

5 Stein 1 y, Y:z y, o 1 o Y:z 1 Y:z 1 Y:z 1 1 1 y, 1 Y:z y, 1 1 1 1 1 6,5 5

6 Bronstein o Y:z y, y, 1 Y:z Y:z y, y, 1 y, y, 1 Y:z y, 1 1 1 y, 1 1 1 1 1 6 6

7 lvkov 1 Y:z Y:z Y:z o y, y, y, y, o 1 1 y, Y:z y, 1 y, 1 1 y, 1 1 1 1 5 7

8 Portisch o o o Y:z 1 y, y, y, y, o y, y, 1 1 1 y, y, 1 1 1 1 1 1 1 4,5 8/9

9 Reshevsky y, y, o y, y, y, y, y, y, y, y, y, 1 y, Y:z y, 1 y, 1 1 1 1 1 1 4,5 8/9

1 0 Gl igoric Y:z o o Y:z o y, y, y, y, Y:z 1 1 y, 1 y, 1 1 y, 1 o 1 1 1 1 4 1 0

1 1 Darga o o 1 y, y, o 1 1 Y:z Y:z o y, 1 y, 1 1 y, y, 1 y, Y:z 1 y, 1 3,5 1 1

1 2 Lengyel o o y, y, o y, o y, Y:z o 1 y, y, 1 y, y, 1 y, 1 1 1 1 1 1 3 1 2

1 3 Pachman o y, o o Y:z y, o y, Y:z o y, Y:z y, 1 y, 1 1 1 1 1 1 y, y, 1 2,5 1 3

1 4 Eva ns y, o y, o o o y, o o Y:z o y, y, 1 y, 1 o 1 1 y, Y:z 1 y, 1 0 1 4

1 5 Tri ngov y, y, o o o y, Y:z o y, o y, o o o y, y, 1 Y:z 1 y, y, 1 1 9,5 1 5

1 6 Benko y, y, o o o y, y, o y, y, o y, y, y, y, 1 y, o o 1 y, y, y, 9 1 6

1 7 Bi lek y, o o o y, o o Y2 y, o o y, o o y, o y, 1 y, 1 1 Y:z y, 8 1 7/1 9

1 8 Rossetto o Y:z y, y, o o y, y, o o y, o o 1 o Y:z y, y, Y:z o 1 o 1 8 1 7/1 9

1 9 Fog uelman o y, o o y, o o o y, y, y, y, o o y, 1 o y, o 1 1 o 1 8 1 7/ 1 9

20 Qui ñónez o o o o y, y, o o o o o o o o o 1 Y2 Y2 1 y, 1 y, 1 7 20

21 Porat o o o o o o Y:z o o 1 Y:z o o Y:z y, o o 1 o y, o y, y, 5,5 21

22 Pérez, F J. o o o o o o o o o o y, o o y, y, y, o o o o 1 1 1 5 22

23 Berger o o o o o o o o o o o o y, o o Y:z Y:z 1 1 y, Y:z o o 4,5 23

24 Vra nesic o o o o o o o o o o y, o Y:z Y:z o Y:z y, o o o Y:z o 1 4 24

1 70

la tabla con Larsen.

Dos semanas más tarde el desafortunado del Torneo l nterzonal (Ste in) y yo nos encon-

Los años 1 962 - 1 964

tramos en la c iudad de Kis lovodsk, a fin de jugar el trad ic iona l torneo del C lub Centra l de Ajed rez de la U RSS. Yo esperaba enton­ces que Ste in se esforzara por toma rse una

Torneo internacional de Kislovodsk, 1964 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 Total Ptos.

1 Tah l Vi Vi V2 1 1 1 1 1 o 1 7,5 1

2 Stein Vi Vi 1 1 1 Vi Vi o 1 1 7 2

3 Averbach Vi Vi Vi Vi V2 Vi V2 1 1 1 6,5 3

4 Bradvarevic Vi o Vi Vi 1 Vi o Vi Vi 1 5 4/6

S Liberzon o o Vi Vi Vi 1 1 Vi o 1 5 4/6

6 Khasin o o Vi o Vi Vi 1 V2 1 1 5 4/6

7 Fuchs o Vi Vi Vi o Vi Vi Vi 1 Vi 4,5 718

8 Cioca ltea o Vi Vi 1 o o Vi Vi 1 Vi 4,5 718

9 Bykhovsky o 1 o Vi V2 Vi Vi Vi o Vi 4 9/1 0

1 0 Kluger 1 o o Vi 1 o o o 1 Vi 4 9/ 1 0

1 1 Fichtl o o o o o o Vi Vi Vi Vi 2 1 1

Campeonato de la URSS, Kiev, 1964 Participantes 1 2 3 4 5 6 7 8 9 1 0 1 1 1 2 1 3 1 4 1 5 1 6 1 7 1 8 1 9 20 Total Clas.

1 Korchnoi 1 1 V2 1 1 1 V2 1 1 y, y, 1 V2 y, 1 1 1 V2 y, 1 5 1

2 Bronstein o 1 o o y, V2 y, 1 1 1 1 1 1 y, y, V2 1 1 1 1 3 2

3 Tahl o o y, y, 1 V2 1 o 1 1 V2 1 1 V2 y, 1 V2 1 1 1 2,5 3

4 Stein y, 1 y, V2 V2 o 1 1 V2 V2 1 1 V2 o 1 V2 V2 y, 1 1 2 4

5 Khol mov o 1 y, y, V2 1 V2 V2 V2 V2 V2 V2 V2 V2 1 1 1 y, y, 1 1 ,5 5/6

6 Shamkovich o y, o y, V2 1 y, V2 y, V2 1 1 o 1 V2 1 1 y, 1 1 1 ,5 5/6

7 Lein o y, V2 1 o o V2 y, y, y, y, 1 1 1 y, y, y, 1 1 1 1 7

8 Krogius V2 V2 o o V2 V2 V2 V2 y, V2 1 y, y, V2 1 V2 1 1 V2 1 0,5 8/9

9 Lutikov o o 1 o V2 V2 V2 y, y, 1 1 y, y, V2 y, V2 1 1 V2 1 0,5 8/9

1 0 Averbach o o o V2 y, V2 V2 y, y, 1 V2 V2 y, V2 y, 1 V2 y, V2 9 1 0/1 1

1 1 Osnos y, o o y, y, V2 y, y, o o y, 1 V2 y, y, V2 V2 1 1 9 1 0/1 1

1 2 Borisenko V2 o y, o V2 o y, o o y, y, o 1 y, 1 1 1 y, y, 8,5 1 2

1 3 Vasiukov o o o o y, o o V2 V2 y, o 1 V2 1 1 1 o 1 y, 8 1 3/1 4

1 4 Suetin V2 o o V2 y, 1 o V2 V2 V2 V2 o V2 V2 o y, y, 1 V2 8 1 3/1 4

1 5 Bannik V2 V2 V2 1 y, o o V2 V2 V2 V2 V2 o V2 V2 o y, y, o 7,5 1 5/1 7

1 6 Petersons o V2 y, o o V2 V2 o y, V2 y, o o 1 V2 V2 y, V2 1 7,5 1 5/1 7

1 7 Sakharov o V2 o y, o o y, y, y, o y, o o y, 1 y, 1 y, 1 7,5 1 5/1 7

1 8 Goldenov o o y, y, o o y, o o y, V2 o 1 V2 y, V2 o 1 y, 6,5 1 8

1 9 Bakulin V2 o o V2 V2 y, o o o y, o V2 o o y, V2 y, o 1 5,5 1 9/20

20 Liavdansky V2 o o o V2 o o V2 V2 V2 o y, V2 V2 1 o o V2 o 5,5 1 9/20

1 7 1

Los años 1 962 - 1 964

revancha mora l . El g ra n maestro Averbach también partic ipaba. En determi nado mo­mento nosotros l levá bamos 4,5 pu ntos de 6 posib les, y entonces demostré una vez más que no puedo ocupar las pr imeras posicio­nes s in "aventu ras''. En la octava ronda perd í con el pa rt ic ipa nte de más edad, el maestro húngaro Dule K luger, y por cuanto q ueda­ban ú n icamente tres rondas para el fi na l , la gente comenzó a fel icita r a Ste in . Pero en la s iguiente ronda é l sufr ió una derrota, mien­tras que yo consegu í ganar las tres partidas restantes.

Después de Kis lovodsk se jugó el Ca mpeo­nato de la U RSS por eq u i pos. En las Semifi­na les en Ta l l i n dos a ntiguos eq u ipos, amigos y riva les, "Daugava" y "Ka leva" {práctica men­te eran las selecciones de Leton ia y Estonia) luchaban por la seg unda plaza que c lasifica­ba para la F ina l : el primer puesto esta ba ya aseg urado para el eq u i po "Espa rtaco''. En e l match entre los dos eq u i pos mencionados gané a Keres, "Daugava" venció y nos clas ifi­camos para la F inal , que se celebró en Mos­cú. Se jugaba un poco a ntes de la O l im piada. Me quedé muy d isgustado por el hecho de que en la Selección O l ím pica Soviética no hu biera p laza para m í, as í que esta ba eno­jado con todo el m u ndo y ten ía m uchos de­seos de "venga rme''. Pos ib lemente por este motivo jugué s in temor a las compl icacio­nes, e i nc luso pienso que m i partida contra Smyslov es una de las mejores de m i v ida. ¡No a menudo se sacrifica la dama a cambio de una torre para pasa r . . . a u n mejor fina l !

En la ú lt ima ronda jugué por pr imera vez contra Botvin n i k en cond iciones de "torneo'; ¡antes de eso solamente nos había mos en­frentado en matches! . Nuevamente se jugó la Defensa Ca ro-Kan n . Las negras se defen­dieron muy bien, y como resu ltado de el lo hic imos tablas. Botvi n n i k y yo compart imos la victoria en el pr imer tablero.

E l año 1 964 terminó para mí en la c iudad de Kiev, después de pa rt ic ipar en e l Campeona-

1 72

to I nd iv idua l de la U RSS. Lamentablemente u n resfríado i nfluyó en mi juego. Pero no fue esto la causa de mi derrota en la pr imera ronda a nte Bronste in . Debo reconocer que de esa derrota obtuve . . . un g ran placer. Su man iobra con el rey s implemente me cauti­vó. Después del fracaso i n ic ia l y de a lgunas tablas, tras ganar a Vas iu kov acumu laba e l 50%. Después de tres rondas enfermé y ju­gué a lgunas partidas en mi ha bitación del hotel . La mayoría de mis riva les acced ían a jugar en estas condiciones con buena vo­l untad, comprendiendo que éstas no se de­bía n s im plemente a mi capricho, pero dos ajed recistas resu ltaron menos comprensi­vos, exig iendo que la lucha tuviera lugar es­trictamente en la sa la de juego. Es necesario comenta r que jugué esas dos partidas con esfuerzo redoblado y que vencí en ambas. Al fina l ocupé el tercer lugar, lo que no esta­ba ta n mal , pero en mi patri monio persona l no se pueden constata r considerables éxi­tos creativos.

Partida n ° 4 9

M. Tahl - l . Johannsson

Apertu ra Espa ño la C96

Reikiavik (2), 1 964

1 e4 es 2 tLJf3 tLJc6 3 .lbs a6 4 .ia4 tLJf6 s o-o .le7 6 ge1 bS 7 .ib3 d6 8 h3 O-O 9 c3 tLJas 1 0 .la es 1 1 d4 tLJd7

U n s istema que obtuvo su nacional idad (es­toniana) g racias al empeño del g ra n maes­tro Keres.

12 tLJbd2 cxd4 1 3 cxd4 .lf6

Aq uí Keres genera l mente juega 1 3 . . . lll c6, pero el movimiento de la partida también se ve en la práctica (Zakharov - Bronstein , XXXI Campeonato de la U RSS).

14 tLJf1 tLJc6 1 S .ie3 exd4 16 tLJxd4 tLJdeS

Los años 1 962 - 1 964

1 9 . . . tLJd7 20 tLJg3 ges

Resu lta que al evidente 20 ... g6 s igue 2 1 i.xf6, ocupando la d iagonal , pues n o s e pue­de 2 1 . . . Wi'xf6 a causa de 22 l:':!c7 lllcs 23 es.

Una i nteresante celada era 22 i.xf7+? iih8 23 füe4 i.xe4 24 lllxd6 i.xd4 25 Wl'xd4 Wl'gs. Pero las b lancas d i sponen de una cont in ua­ción mejor.

22 tLJxd6 gxd4

La ta rea de las b lancas h u biera sido más di­fíc i l tras 22 . . . füe l + 23 Wl'xe l i.xd4 24 lllxf7 Wi'f6. En este caso la va riante pr inc ipal es 25 l:':!c7 lll cs 26 llld8+ lll xb3 27 WieB+ WifB 28 Wl'e6+ @h8 29 lllf7+ @gB 30 Wl'xb3.

o bien 23 . . . WifB 24 Whs l:':!h4 25 llles+ 'it>h8 La partida ha l legado a una posic ión teórica 26 lllg6++. por otros derroteros.

1 7 .lb3 tLJ xd4

Más exacto es 1 7 ... i.d7.

1 8 .lxd4 .lb7 19 fü1

La mejor respuesta de las negras es 1 9 . . . l:':!e8, aunque en este caso la posic ión de las blancas es preferible.

24 tLJxd8+ .tds 2S gcxd1 .lxb3 26 �xd7 1-0

Las negras se r ind ieron.

Partida nº 50

M. Tah l - S. G l igoric

Apertu ra Españo la C97

Reikiavik (4), 1 964

1 73

Los años 1 962 - 1 964

1 e4 es 2 tL!fl tL!c6 3 .ibS a6 4 J.a4 tL!f6 S 0-0 Debido a la amenaza es se abre el fla nco de fi.e7 6 �el bS 7 J.b3 d6 8 c3 0-0 9 h3 tL!aS 1 0 dama de l a s neg ras, y l a s blancas ganan u n .ic2 es 1 1 d4 V!ic7 1 2 tLlbd2 .td7 1 3 tL!n �fe8 im portante tiem po. 14 b3

Esta varia nte, i ntroducida en la práctica de torneos por Smyslov, fue práctica mente mo­nopolizada por los ajedreci stas yugoslavos. Durante casi 1 O a ños los g ra ndes maestros Gl igoric, lvkov y Matanovic uti l i za ron este sistema con éxito. Cuando Gel ler se prepa­raba pa ra su part ida contra lvkov d u ra nte el Torneo I nternaciona l de La Haba na, no­sotros em peza mos a ana l iza r la jugada 1 4 b3, que aunque parezca extraño, resu ltó ser una i n novación teórica. Su efecto deportivo fue impactante. En La Habana Gel ler venció a lvkov, en Moscú yo gané a Matanovic y en Reikiavi k, la víct ima de esta variante fue e l propio Gl igoric. Evidentemente esta var ian­te no es mala para las b lancas.

14 ... cxd4 1S cxd4 tLlc6

Gl igoric busca nuevos ca mi nos, pero resu lta obvio que esta jugada tam poco ofrece a las negras e l equ i l ibrio.

16 .ib2

Tras 1 6 tt:le3 tt:lxd4 1 7 tt:lxd4 exd4 1 8 Wxd4 dS! la idea de las negras quedaba justifica­da.

16 ... tL!xd4 1 7 tL!xd4 exd4 18 fül

1 74

18 ... V!id8 19 V!ixd4 if8

Más sól ido era 1 9 . . . Eic8. En este caso hubie­ra s ido i m posible la man iobra blanca que se l leva a cabo en la partida.

20 füd1

Las blancas entregan gustosa mente la co­l umna abierta "c" al riva l , la cua l no da nada rea l a las neg ras, e i ncrementan la presión por las columnas centra les.

20 ... fü8 21 .ibl .ic6 22 tLlg3

22 ... dS

Para las neg ras es muy d ifíc i l encontra r un p lan de juego sati sfactorio. Por este motivo Gl igoric i ntenta, a costa de un peón, tras­ladar el juego al fi na l , en donde tend ría no pocas oportun idades de tablas. Por ejemplo 23 es tt:le4 24 tt:lxe4 dxe4 2s �xe4 Wxd4 26 Eixd4 �xe4 27 Ei:dxe4 Eic2 [N.E: las blancas ma ntend rían una cómoda ventaja tras 28 E: 1 e2 Ei:ec8 29 f4, seguido de �f2, pero qu izá las neg ras no deben entra r en sépt ima en­seg uida . Tras 27 . . . Eied8 y el posterior avan­ce del peón "a" no resu lta rá fác i l explota r el peón de más] .

Es evidente que las bla ncas no están con-

formes con esta transformación de su g ra n ventaja posiciona l . D e este modo s e esforza­rá n por uti l iza r sus pos ib i l idades de ataq ue en el medio juego.

23 Wfe3!

La clavada en la col umna "d" es muy des­agradable pa ra las neg ras. Esta no puede compensarse con la c lavada de la columna "e''. Ahora se a menaza con gra n fuerza 24 es .

23 . . . �d7 24 �fS f6

A 24 . . . dxe4 no segu i ría 25 Wg3 g6 26 Wc3, debido a 26 ... Wf6! , s ino senci l la mente 25 Wf4, y para las neg ras es muy d ifíc i l l i bera rse de la clavada, pues 25 ... Wc7 no si rve a causa de 26 tt:l h6+.

25 Wfg3 Wfc7 26 Wfg4

Las n u bes se acumu lan . Todas las piezas blancas se agrupan muy poco amistosa­mente hacia el rey adversa rio. Ahora no s i r­ve 26 . . . dxe4 27 ixe4 ixe4 a causa de 28 tt:l h6+ y 29 1'%d7. G l igoric decide entregar la ca l idad, a fin de detener de a lguna manera la expa nsión de las bla ncas.

26 ... �es

27 .lxeS gxeS 28 �h6+

Los años 1 962 - 1 964

Wc 1 + 3 1 @h2 \WgS ! [N.E: Ahora 32 füg7+ ixg7 33 tt:le7+ no da esperanzas de victo­ria] .

28 ... cbh8 29 �f7+ Wfxf7 30 Wfxc8 .ib7 31 Wfc3!

La pos ib i l idad de ganar la dama 3 1 Wb8 1'%e8 32 Wf4 \We6 33 exdS Wxe 1 + 34 füe1 füe1 + 35 @h2 1'%e5 (pero no 35 . . . füb 7 36 WbB) no me gustaba. Ahora las negras ganan un peón, pero la actividad de las piezas mayo­res blancas les gara ntiza la victoria .

31 ... b4 32 Wf cl dxe4 33 gds gS

En esta posic ión es d ifíc i l aconsejar a lgo a las neg ras.

34 WI d2 .lc6 35 WI d6!

A 35 Wxb4 habría seg uido 35 ... @g7, y las blancas se ha bría n visto obl igadas a retirar­se. Ahora la posición de las negras se des­morona i n med iatamente.

35 ... .les 36 Wfb8 cbg7 37 gxe4 gbs 38 Wf as .ld7 39 .ld3 gds 40 gxfs 1 -0 y las negras se r ind ieron .

Partida nº 5 1

F. Olafsson - M . Tah l

Apertu ra Reti A 1 2

Reikiavik ( 1 2), 1 964

1 c4 �f6 2 g3 c6

Las negras e l igen el muy consistente Siste­ma de Lasker.

3 �f3 dS 4 b3 .lfS S .lg2 e6 6 0-0 /J.e7 7 .lb2 o-o 8 d3 h6 9 � bd2 as 10 a3 � bd7

Más exacto es 1 O . . . tt:l a6, sin dar a las blancas No daba nada 28 exdS füe l + 29 füe l ixdS la oportun idad de jugar b4. En caso de 1 1 30 1'%e7 (30 lllh6+ @hB 3 1 Wf5 gxh6) 30 . . . ic3 ih7 1 2 Wc 1 bS las negras igua laban la

1 75

Los años 1 962 - 1 964

posición.

1 1 .ic3

Ahora las b lancas se esforzarán por obtener ventaja media nte b4, y yo me vi obl igado, s i se puede expresar de este modo, a "cambiar de ch i p''.

1 1 ... es 1 2 ge1 d4 1 3 .ib2 Y!!c7 14 h3 es 1 s e4 .ie6

La posic ión toma otro carácter. Ahora se asemeja a las construcciones ind ias, con los colores cambiados.

16 �h4 g6 1 7 .ic1 � h7 18 �df3 �gS 19 � h2

Olafsson se esfuerza por com pl icar el juego. A la atractiva jugada neg ra 1 9 . . . hS él había preparado la m uy desagradable respuesta 20 lllfs . En este momento ya me había ol­vidado tota lmente de mis i ntenciones pa­cíficas, y en el tablero surge una verdadera

1 76

bata l l a .

19 . . . �xh3+ 20 .ixh3 .ixh3 21 .ixh6 .ixh4

En caso de 2 1 ... füe8 sería pel igroso para las negras 22 lllfs .

22 gxh4

No s i rve 22 .ixf8 a causa de 22 .. . .igS 23 lllf3 .ig4.

22 ... Y!íd8 23 .igS

A 23 ixf8 habría seg uido 23 . . . 'Wxh4, y las neg ras t ienen la posib i l idad de colocar su caba l lo en f4.

23 ... f6 24 .id2 ©f7!

La posic ión del rey negro está comprometi­da, y por eso es necesa rio organ izar el con­traataque a cua lqu ier precio.

2s Y!!f3 .ie6 26 Y!! g3 gh8

Juegan las bla ncas . . . Aqu í se encontra ban ya en u n zeitnot m uy fuerte.

27 f4

27 ... exf4 28 i.xf4

Las neg ras responden de forma activa . . .

28 ... gS! 29 hxgS gh3 30 Y!!g2

Más fuerte era 30 g6+. A 30 . . . \t>g7 3 1 Wfg2 Wfh8 es muy desagradable pa ra las negras 32 es. Pero en lugar de 31 . . . Wfh8 yo h u biera jugado 3 1 . . . lües.

30 ... YlYhB 31 fü1

La s ituación ha cam biado. A 3 1 g6+ las ne­g ras hu bieran respondido 31 . . . \t>e7, y me parece que la varia nte 32 es fxeS 33 Wf gs+ \t>d6 34 füeS lüxeS 3S �el Wfh4 no es pel i ­g rosa para las negras.

31 ... �xd3

No solamente gana un peón, s ino que l ibera el ca mino a la dama, lo cua l es más i m por­ta nte.

32 es YlYh3! 33 g6+

El fina l h u biera sido muy d ifíc i l pa ra las b lan­cas a causa de sus nu merosas debi l idades en el flanco de dama.

33 ... ©g8

Obviamente no 33 . . . \t>g7, a lo que habría se­gu ido 34 exf6+ lüxf6 34 Wfxb7+ y 36 Wfxa8.

34 YlYxb7

No s i rve 34 exf6 Wfxg2+ 3S \t>xg2 j,h3+, y las negras además de la ca l idad captura n uno de los peones pasados del adversario.

34 ... �b8 3S YlY c6 fxeS 36 �ae1 �dxb3!

Ahora se amenaza 37 . . . �3 b6, con ganancia de pieza .

37 �B

Para las blancas es muy d ifíc i l rechazar las nu­merosas amenazas del riva l . Además, d ispo­n ían solamente de unos segundos contados.

37 • • • �xB 38 YlYxB

Los años 1 962 - 1 964

U n error. Pero las negras también ganaban fác i l mente en caso de 38 lüxf3, conti nuan­do, por ejemplo, 38 . . . fü8.

38 ... exf4 39 YlYe4 �e8 0-1 , y las blancas se r ind ieron .

Partida nº 52

B. Larsen - M. Tahl

Defensa S ic i l i a n a B02

l nterzonal de Amsterdam (20), 1 964

En la ronda a nterior Larsen había obtenido u na i mportante victoria frente a Bronstein y práct icamente se ha bía gara ntizado la cla­s ificac ión para el Torneo de Ca ndidatos. la suerte de los demás partic ipantes se man­ten ía i nc ierta . Estos factores daban a l gran maestro danés la pos ib i l idad de jugar a ga­nar, sin temer a la derrota .

1 e4 c5 2 f4

A Larsen no le gusta n las continuaciones teóricas y prefiere l levar las a perturas por cam inos no m uy conocidos.

2 ... tilf6 3 d3 dS 4 es tll gs s tllB .ig4

La partida se tras lada a los senderos de la Defensa Ca ro-Ka nn .

6 i.e2 e6 7 0-0 tlle7 8 c4

Las bla ncas cons idera n que las negras debe-

1 77

Los años 1 962 - 1 964

rán cambiar el a lfi l en f3, tarde o tem prano, y entonces su a lfi l de casi l l as b lancas tend rá muy buen juego a lo largo de la d iagonal mayor.

8 ... tll c6 9 tll el dxc4

No me gustaba 9 . . . °!Wd7 a causa de 1 O h3 . A 1 0 . . . if5 ha bría seg u ido 1 1 lt::i b5.

10 dxc4 tllfs

Las negras toman bajo su control i mpor­tantes cas i l l as y l i m ita n la movi l idad del a lfi l de e l . El fina l no promete nada bueno a las blancas.

11 �a4 tllfd4

La natural 1 1 ... ie7 no da nada a las negras. Las blancas pod ría n responder 1 2 l:!d 1 °!Wb6 1 3 h3 ixf3 1 4 ixf3 lt::ifd4 1 5 ie4, y las ne­gras, a pesa r de su org u l loso caba l lo en d4, d ifíc i lmente pod rán fortalecer su juego.

12 tllxd4 �xd4+ 13 :Sfl .ixe2 14 tllxe2 �d3!

Tras 1 4 . . . Wd7 1 5 lt::i c3 l:!dS 1 6 l:!d2 '&es 1 7 i'!xdS+ '!WxdS 1 S ie3 las b la ncas no habría n tenido d ificu ltades. 1 4 . . . °!W d 3 está desti nada a contra rrestar esta maniobra de las b lancas. Después de 1 5 lt::ic3 0-0-0, a las b lancas no les convendría conti nuar 1 6 l:!d2 We3+ 1 7 fü2 °!Wd4.

Mientras el rey neg ro se encuentre en el centro, Larsen no teme las com pl icaciones, esperando aprovechar esta c i rcu nstancia .

15 f5!

A 1 5 . . . exf5 sigue 1 6 ig5 y 1 7 l:!d 1 ,y la dama negra se verá en u na s ituac ión desagrada­ble. Las mismas dificu ltades, o ta l vez peores, esperaban a las negras en caso de 1 5 ... 0-0-0 1 6 ig5 1'!d7 1 7 lt::ic3. Pero e l las cuentan con otra contin uación, que obl iga a l riva l a luchar por la igua ldad.

1 78

1 5 ... J.e7

Ahora son las blancas las que se enfrentan a dificu ltades. No es bueno 1 6 f6, a lo que seg u i ría 16 . . . gxf6 1 7 exf6 id6, y después de 1 S . . . 0-0-0 las neg ras organ iza rán u n ataq ue d i recto a l rey blanco.

16 tllf4 �e4

1 6 . . . Wd7 no me gustaba debido a 1 7 lt::i h5, m ientras que a hora, con la dama negra en e4, a 1 7 lt::i h5 s igue senci l l a mente 1 7 . . . 0-0-0 1 S lt::ixg7 '!Wxe5.

17 fxe6 fxe6 18 i.d2

No si rve el sacrificio de pieza 1 S lt::ixe6 '!Wxe5 1 9 lt::ig5 ixg5 20 ixg5 Wxg5, y las bla ncas no pueden uti l iza r la posición abierta del rey neg ro en el centro. Por ejemplo 2 1 1'!e1 + li?ds 22 fü7 !!es 23 l:!d 1 + mes 24 1'!xb7 We3+.

18 ... 0-0 19 :Sel �fS 20 �b3!

Las blancas uti l izan un t iempo en tras ladar la dama a l fla nco de rey, a ntes del i n ic io de los acontec imientos. Yo no quería permit ir la j ugada Wg3 y forcé una operación cuyos re­su ltados me parecía n muy favorables.

20 ... �fad8

Debido a la a menaza 21 . . . 1'!xd2 las bla ncas se ven obl igadas a continuar . . .

21 � h3 �g4

Lamentablemente, no si rve el sacrificio de dama: 21 . . . \Wxf2+ 22 tt:\xf2 füd2 23 tt:\e4! tt:ld4 24 'Wxb7!, defendiendo a l cabal lo.

En caso de 21 . . . \IN d3 22 füf8+ ixf8 23 'Wxd3 :B:xd3 24 ic3 las neg ras pueden com pl icar el juego med iante 24 .. . tt:l b4, pero en esta va­ria nte no pueden asp i ra r más que a tablas.

22 �xb7! J.h4 23 �xc6!

Tras 23 l:!xf8+ füf8 24 \Wxc6 ixe l 25 ixe l 'We2 26 if2 füf2 las blancas deben rend i r­se.

23 ... .txf2+ 24 �xf2 gxf2 25 @xf2 gxd2+ 26 @gl h6

Cuando jugué l:!ad8 en la jugada 20 ya ha­bía previsto esta posic ión. Pero Larsen nue­vamente encuentra la ú n ica pos ib i l idad de defensa.

27 h3 �xc4

Después de 27 .. . 'Wg6 28 fül las blancas to­man la i n iciativa.

28 b3 �d4+ 29 @h1 �dS 30 �xdS exdS 31 fül Yz-Yz

Aqu í Larsen propuso tablas, que yo acepté después de pensar c ierto tiempo. Aunque la posic ión negra tras 3 1 . . . �f7 32 fücS �e6

Los años 1 962 - 1 964

34 l:!aS d4 es u n poco favorable, no se ve un ca mino concreto hacia la victoria.

Partida n° 53

M. Tah l - V. Liberzon

Defensa S ic i l i a n a B45

Kislovodsk, 1 964

1 e4 c5 2 �B �c6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 S �c3 e6

El s istema eleg ido por las negras no goza de mucha popula r idad entre los maestros mo­dernos. La Teoría ajedrecística d ictó "senten­cia": las bla ncas obtienen superioridad; pero "ejecuta r" el veredicto no es asu nto fác i l .

6 �dbS J.b4 7 a3 J.xc3+ 8 �xc3 dS 9 exdS �xdS

- � ..t�' ";,·� • � "· · · ·� � ef' ' ;

0n1� �n!n d "'���1f%��-l1 '- · - - · ' m �. • ·

Me pa rece que 9 . . . exdS , con u n juego com­pl icado, correspond ía más al est i lo de juego activo del Ca m peón del C lub Centra l de Aje­d rez. Con la jugada de la partida las negras i nvitan a su riva l a jugar u na posic ión de peón a is lado. En a lgunas partidas jugadas con esta variante las blancas no pud ieron evita r la s imp l ificación y unas rápidas tablas. Mis ideas de reva ncha (en el V Torneo Inter­nacional mi ú n ica derrota fue precisamente a nte Li berzon) me impu lsaron, obviamente, a desechar 1 O tt:lxdS.

1 0 .i.d2 0-0

1 79

Los años 1 962 - 1 964

En esta s ituación los ca mbios en c3 y d l conducen a u n fina l muy ventajoso para las bla ncas, con dos a lfi les fuertes, control de la columna "d" y ventaja en el fla nco de dama, pero no se debía permit i r la s igu iente juga­da. Me parece que era más fuerte 1 O . . . 'l&h4.

11 Wi'hS!

Aq uí la dama bla nca se encuentra bien ubi­cada. E l i ntento de expu lsar la conduce a l de­bi l itamiento de la posic ión del rey (en caso de g6), o a l tras lado de las p iezas a posicio­nes desventajosas ( 1 1 . . . lLif6 1 2 'l&h4) . 0bvia­mente en la s ituación de Li berzon yo habría jugado aquí 1 1 . . . '\&f6, i ntenta ndo centra l izar el segundo ca ba l lo.

El p lan eleg ido por las negras es erróneo. Está d i r ig ido, sobre todo, contra el enroque largo, pero el rey b lanco no ha mostrado síntomas de querer perma necer toda esta partida en e l .

1 1 ... tlixc3 12 .lxc3 eS 1 3 .id3 g6 14 Wi'h6 Wi'f6

Proponiéndose a responder 1 5 . . . if5 en respuesta a 1 5 0-0-0, con una cómoda posi­ción, pero tras 1 5 0-0! las negras se pus ieron a pensar d u ra nte mucho t iempo: la torre en fl ocupa una posic ión ideal para el ataq ue, y en caso de 1 5 . . . if5 las b la ncas t ienen una agradable elección entre:

A) 1 6 f4 ixd3 1 7 cxd3, que no me parecía demasiado convi ncente a ca usa de 1 7 . . . '\&g7!, y las neg ras t ienen buenas oportu­n idades de salva rse en el fi na l , a pesa r del peón de menos.

B) 1 6 hf5 '\&xf5 1 7 f4, después de lo cual no si rve 1 7 . . . Wxc2 1 8 fxe5 lLid8 1 9 e6 lLixe6 20 �ael .

15 0-0 Wi'g7 16 Wi'e3!

s idad de cambiar una pieza que ocupa tan buena posic ión (y en e3 será asO . A causa de la a menaza 1 7 f4 (por ejemplo 1 6 . . . ie6 1 7 f4 f6 1 8 fxe5 lLixe5 1 9 ixe5 fxe5 20 �xf8+ füf8 2 1 '\&xa 7 o 1 8 ... fxe5 1 9 ib5 ) las negras se ven obl igadas a jugar 16 . . . g5, tras lo cua l nueva mente entra en juego el a lfi l de casi­l las bla ncas.

16 ... gS

1 7 h4 h6

Por su puesto, no s i rve 1 7 . . . gxh4 1 8 f4 h3 1 9 fü2, con la a menaza adic ional 20 i>h2.

18 hxgS hxgS 19 f3

Las negras cons igu ieron evita r la a pertura de la columna "f'; pero a u n precio elevado. Ahora a la torre blanca se le abren nuevas perspectivas de trabajo, pues se d i r ig i rá a la col umna "h''. A propósito, deseaba mucho jugar "a leg remente": 1 9 f4 gxf4 20 �xf4 exf4 2 1 '\&xf4 f6 22 ic4+ i>h7 ! 23 i>f2, pero des­pués de 23 . . . Wh6 no encontré la ma nera de forta lecer el ataq ue. Ta mbién es pos ib le 23 . . . lLie5, con la s igu iente varia nte: 24 �h 1 + i>g6 25 ixe5 fxe5 26 id3+ if5 27 '\&g4+ i>f6 28 Wxf5+ i>e7.

19 ... .le6 20 <it>fl

La varia nte 20 �ae l f6 21 f4 gxf4 22 füf4 no Aunque el fina l pa recía muy agradable, la me parecía muy c lara debido a 22 . . . id5 . jugada de la partida es fuerte. No hay nece- Ahora las neg ras no a lcanza n a defender la

1 80

cas i l l a h7. Por supuesto, su s igu iente juga­da es u na pérdida de tiempo, pero es d ifíc i l aconsejar a lgo.

20 ... lüd4 21 gael

Sin permitir obstacul iza r la d iagonal b 1 -h7.

Los años 1 962 - 1 964

36 ... lüg6 37 .la5 gas 3S ftd7+ .if7 39 .tds

• a �,� a a a.1.a'ifa.t.% � �a �a ��·­� ¿� �,r�,

::;��!: a a a a � Aqu í se ve la idea blanca. Se ha eleg ido como objetivo el punto f6.

39 .. . lü f4 40 'it>gl

Las blancas l levan el rey a la posición más 21 ... lüc6 22 ghl segu ra a provechando que las piezas negras

se encuentra n l im itadas. E l paso a u n final con u n peón de ventaja me parecía u n castigo muy moderado a cambio 40 ... gal de los errores de a pertura de las neg ras : 22 ixeS tllxeS 23 '?MxeS !!ae8 24 !! h 1 id7, y no U n i ntento de a lterar a l riva l . s i rve 25 ih7+ Wxh7.

41 ftf5 lüd5 42 c4 gas 22 ... f6 23 gh7

Posib lemente hubiera sido más fuerte no apresura rse con la ganancia de la dama, in­crementando la presión en la columna "h''. Pero la dama no es u n peón.

La "feroz" 42 . . . !!xg2+ t iene u na sola, pero suficiente refutación 43 <ii h 1 .

23 ... ftxh7 24 .ixh7+ 'it>xh7 25 ftd3+ 'it>g7 26 ghl ghs 27 gxhS gxhS

El cambio de torres l im ita las pos ib i l idades de contrajuego. Ahora e l objetivo de las b lancas es l lega r a l fla nco de rey.

2s ftd6 ges 29 b4 a6 30 a4 'it>f7 31 ftd3 'it>g7 32 b5 gds 33 ft e4 .id5 34 ft g4 axb5 35 axb5 lüe7 36 .lb4

Más débi l era 36 ias !!d6 37 ib4 ie6!

• a �+� a a ara 'al� � a a a � :�:�; , , , , ,��; �

� � � , -�

43 9d7 lüf4 44 fte7 gal +

44 .. . tll hS 45 es tam bién ca rece de toda es­pera nza.

1 81

Los años 1 962 - 1 964

45 ®h2 ga2 46 YlYxf6+ @gs 47 YlYxg5+ .ig6 48 YlYxe5 gxg2+ 49 ®hl gd2 50 YlYxf4 gxd8 51 YlYc7 1-0

Las negras se r ind ieron.

Partida n° 54

M. Tah l - R. Fuchs

Defensa Es l ava Dl O

Kislovodsk, 1 964

Esta partida se jugó en la ú lt ima ronda, cuando dos partic ipa ntes, Ste in y yo, ten ía­mos los mismos pu ntos, y el g ra n maestro Averbach "nos pisaba los talones'; con med io pu nto menos. De ta l modo, la táctica depor­tiva de las b lancas pa recía demasiado pr imi­tiva: jugar a ganar, evita r la derrota y vig i l a r la mesa vec ina (en donde se enfrenta ban Averbach y Ste in) . Era conocido que el maes­tro Fuchs (como otros destacados ajed recis­tas de Alema n ia Democrática) no conocía otro movi miento que 1 . . . e6 en respuesta a 1 e4, defendiendo esta a pertura -en sus más compl icadas va riantes- en m ú lt ip les ocasiones. S in el menor deseo de i ntrod uc i r una d iscusión teórica sobre los temas "fra n­ceses'; dec idí p lantea r otra variante actua l ( la Merano), que as imismo se encuentra a menudo entre las part idas de Fuchs, y cuyas compl icaciones me parecen atractivas pa ra las bla ncas.

1 d4 d5 2 c4 c6 3 tCic3 tCif6 4 e3 .if5

Aq uí las neg ras se afl ig ieron . La psicolog ía "fu ncionó'; pero no era precisamente eso lo que yo quería . En lugar de una lucha agu­da obtuve una leve presión en el fla nco de dama. Pero a lgo es a lgo . . .

5 cxd5 cxd5

Mucho más débi l es 5 . . . tL:ixdS debido a 6 ic4 e6 7 tLlge2, con u n rápido y cómodo ava nce de su centro de peones.

1 82

6 YlYb3

Esperando con tristeza la natura l (aunque paradój ica) 6 .. . ic8, tras lo cual es muy d ifíc i l aprovechar la ventaja de desa rrol lo. S in em­ba rgo; tras pensa r la rgo t iempo las neg ras jugaron con seg uridad ...

6 ... YlYb6

Y comenza ron los recuerdos ... A propósito, si las blancas no desean reconocer que no t ienen ni la más mín ima sombra de ventaja, está n obl igadas a acepta r el reto.

7 tCixd5 tCixd5 8 YlYxd5 YlYb4+

Y aqu í, por fin , recordé dónde ha bía vis­to esta pos ic ión. E l eq u i po de Estudia ntes Soviéticos jugó en Copenhague un match contra la selecc ión de D inamarca en el año 1 957, en su v iaje de regreso desde Reikia­vi k. E l experi mentado maestro Enewoldsen, en su partida contra Averbach, uti l izó este m ismo agudo s istema. La pa rt ida, seg ún recuerdo, conti nuó as í: 9 id2 Wxb2, y aquí Averbach enfrió el j uego del riva l con la ju­gada 1 O WbS+. Las b la ncas obtuvieron una sens ib le ventaja en e l fina l .

Como se ac laró después de esta partida, m i riva l había vi sto esta varia nte d u rante el match Alemania Democrática - Di na­marca. Enewoldsen jugó con neg ras contra U h l mann . En esta partida el juego ta mbién pasó rá pidamente a l fi na l , pues las bla ncas forzaron el cambio de damas.

Me da la i mpresión de que la supremacía de las bla ncas en el centro y la c i rcunsta ncia de que el las incorpora n más rápidamente sus piezas a l juego las empuja a ma ntener el juego com pl icado. La ú n ica d ificu ltad de su posic ión es la i ncómoda situación de su dama en el centro del tablero. Pero esto se puede solucionar con fac i l idad .. . s i se sacri­fica la dama.

9 .id2

Me pa rece que después de 9 md l id7 las negras t ienen una compensación más que suficiente por el peón.

9 ... Y!Yxb2 10 fü1 .id7 1 1 c!llf3 e6 12 Y!Yc4!

La rá pida oposición de la dama y la torre de las neg ras, que en poco tiempo se coloca rá en c8, preocupa poco a las bla ncas.

12 ... c!ll c6

1 3 .ie2

Después de pensar m ucho tiempo las b lan­cas aceptan el cambio de damas. Pero tam­bién es cierto que este fina l es mucho más ventajoso para e l las que en la va riante ele­g ida por Averbach, pues las neg ras deben perder u n t iempo suplementario. En lugar de 1 3 ie2 parece muy atractivo 1 3 id3, y 1 3 . . . ib4 no cons igue su objetivo a causa de 14 E: b l . Pod ía surgir una cu riosa va riante: 1 3 id3 lll b4 1 4 ie4 E:c8 1 5 'Wxc8+ ixc8 1 6 E:xc8+ md7 1 7 E:cl id6! 1 8 E: b 1 'Wxa2! 1 9 ixb4 ixb4+ 20 E!:xb4 'Was 2 1 lt:\ es+ me7 22 llld3 °Wa l + 23 me2 'Wxh l 24 E:xb7+ mf6 25 lt:\es fü8. Frente al tablero las blancas no pudieron encontra r u n decisivo refuerzo del ataque. Por ejemplo: 26 lt:\ g4+ mgS 27 f4+ mhS! (27 . . . mxg4 28 if3+, ganando la dama) 28 lllf6+ m h6. Pero recordé a t iempo el axio­ma "ajed recístico": no hay que buscar cosas más buenas en lo de por sí bueno; las b lan-

Los años 1 962 - 1 964

cas consienten en entregar la dama de otro modo, pero a hora son las negras las que no está n de acuerdo .. .

13 ... .ib4

Ahora surge de manera forzada un fina l des­agradable para las negras. Más consecuente (au nque no más fuerte) era 1 3 ... E:c8 1 4 0-0 lt:\ es, tendiendo a las b lancas una astuta ce­lada: 1 5 'Wxc8+ ixc8 1 6 lt:\xeS id7 1 7 E:c7? 'Wxd2 1 8 E:xd7 'Wxe2 1 9 E:cl icS!, detenien­do i n med iatamente el ataque. Yo me dispo­n ía a continuar s implemente 1 5 lt:\xeS E:xc4 1 6 lt:\xc4 'Wxa2 1 7 E:a l , seguido de la incur­s ión de la torre. Me parece que esta posición no se puede sostener, y s i tengo razón, se puede l legar a la conc lus ión de que las ne­g ras no cons igu ieron desenredar el "nudo gord iano" con su atrevida salida tempra na de la dama.

14 .ixb4 Y!Yxb4+ 1 5 Wxb4 c!llxb4 16 gc7!

¡He aqu í la cuest ión! Las negras no tienen tiempo de captura r el peón de a2 a causa de 1 7 lll es.

16 ... .ic6 1 7 c!ll es 0-0 18 c!llxc6 bxc6

Parece que era más sól ido 1 8 . . . lt:\xc6, y no conviene 1 9 E:xb7 E:ab8. Sin embargo, tras 1 9 0-0! E:ab8 20 E: b l se mantienen todas las amenazas de las b lancas.

19 a3 c!llds

1 83

Los años 1 962 - 1 964

Aún peor era 1 9 ... lll c2+ 20 md2 lllxa3 2 1 13a 1 lll bs 2 2 13xc6, después d e l o cua l la pérdida del peón de a7 sería la mejor sa l ida pa ra las negras; además su caba l lo está muy mal colocado en bS.

Ya se pueden sacar conclus iones. Las b lancas tienen un peón de ventaja, su a lfi l es m ucho más fuerte que el caba l lo del r iva l , y todavía queda bastante materia l . A las b lancas les espera una labor técn ica no m uy d ifíc i l .

22 . . . g6 23 i.f3 � b6 24 gc1 gxc1 2S ©xc1 ©f8

No da nada 25 . . . lll c4 26 ie2 lllxa3? 27 id3.

26 @a ©e7 27 ©c3 as 28 h4

Por cua nto en el fla nco de dama las negras han pod ido constru i r una tr inchera, las blan­cas se ded ican a materia l iza r el peón de ven­taja. Por ahora existe la a menaza 29 g4 se­guido de gS, s ituando los peones del fla nco de rey de la mejor manera pos ible.

28 ... h6 29 e4 f6 30 es ©f7 31 .ic6 ©e7 32 f4

Se cierra e l an i l lo.

32 ... @f7 33 g3

Un deta l le com pletamente i nocuo.

1 84

33 ... ©e7 34 g4

Amenazando jugar 35 gS, tras lo cual todos los peones del fla nco de rey de las neg ras queda rán a merced del a lfi l b lanco.

34 ... gS 3S exf6+ @xf6 36 fxgS+ hxgS 37 hS

E l peón pasado a lejado atrae al rey de las neg ras, y mientras ta nto el monarca blanco encuentra, sin problemas, un agujero.

37 ... ©g7 38 dS exdS 39 ©d4 �c4 40 .ibS!

Me gustaba bastante menos 40 a4 @f6, y el caba l lo se tras lada a es. Las blancas tras la­dan el a lfi l con gana ncia de t iempo. La d ife­rencia de materia l no es i mportante, pues la mayoría de los peones negros está n conde­nados.

40 ... �d6

El fina l de peones 40 . . . lllxa3 4 1 id3 lll c4 ca­rece de espera nzas. Las blancas ca ptu ra n los dos peones y tras ladan su rey a d4. Es fác i l cerciora rse de que sea cua l sea la posic ión del rey negro, este ba ndo pierde s i le toca jugar.

41 .id3 �e8 42 .ifS �f6 43 ©eS 1 -0

Las neg ras se r ind ieron.

Partida n° 55

Tahl - Lutikov

Contra g a m bito de Peón Da ma

(Ga m bito E lefa nte)

Campeonato de la U RSS por equipos Semifinal, Tal l in, 1 964

1 e4 es 2 tL!f3 dS

E l agudo y temperamental juego de mi ri­va l le dio una g ra n popula r idad en ampl ios círcu los ajed recísticos. Pero en este caso (y no con el objetivo de ma ntener su prestigio) el ig ió una conti nuación demasiado a rriesga­da. En la elección de la variante pos ib lemen­te i nfluyeron su imagen y el hecho de que en n uestros a nteriores encuentros Luti kov tuvo éxito, así como el efecto psicológ ico de la i n novación. En rea l idad la posic ión que surg ió después de la seg unda jugada no se había vi sto jamás en m i práctica de torneos. Por este motivo las blancas se vieron ante la ta rea de recordar, por lo menos, cómo se l lama esa Apertura, pero frente al tablero no lo logré. En segu ndo lugar, debía traer a mi memoria a lgunas partidas en las que se jugara esta va riante; y resolví esta ta rea con más éxito. Recordé la partida Boleslavsky - L i l ienthal (Match-Torneo por el títu lo de Ca mpeón Absol uto de la U RSS, 1 941 ) y los comentarios de ese encuentro, rea l izados por M. Botvi n n i k, de los cua les se despren­d ía que la jugada rea l izada por Boleslavsky 3 lllxeS no era la más fuerte (después de la misma las neg ras pudieron igua lar el juego), y que era necesario 3 exdS.

En uno de los anuarios ajed recísticos se pu­bl icó una partida de Konsta nti nopolsky, del Campeonato Mund ia l por Correspondencia, en la que el maestro soviético jugó 3 exdS, y me parecía recordar que ganó. Armado de ta l soporte teórico dec idí segu i r las reco­mendaciones de Botvi n n i k. Así, se jugó .. .

3 exdS e4 4 �e2 fS

Los años 1 962 - 1 964

Ta mbién me parecía que esta jugada fue ana l izada en una de las revi stas, y si no me eq uivoco, fue ut i l izada por Kostiuchenok en su partida contra Kofman, en a lgún torneo de Ucran ia . Pero eso fue hace ta nto tiempo que no consegu í recordar nada, excepto el resu ltado de la partida (ga naron las negras). En todo caso, creo que el movi m iento 4 ... fS no concuerda con los esfuerzos de las ne­g ras en esta va ria nte. La rápida movi l ización de las p iezas, relacionada con el sacrificio de peón, es más adecuada con el espíritu de la posición : 4 . . . lllf6 5 d3 IJ.e7 6 dxe4 0-0.

S d3 tL!f6 6 dxe4 fxe4 7 tLlc3

7 . . . .ib4

Esta jugada ta mbién fue efectuada por Lu­ti kov i n med iatamente. Pero tras la natural . . .

B �bS+

. . . las negras se pus ieron a pensar. Quedó s in ac lara rse en qué lugar se resq uebrajó la va­r ia nte preparada por mi riva l . A propósito, la a l ternativa 7 . . . ii.e7 no parece suficiente, pues tras 8 lll xe4 0-0 9 lllxf6+ iJ.xf6 1 O c3 las negras no cons iguen obtener compen­sación a lgu na, y los peones -o por lo menos un peón de d iferencia- quedarán sobre el ta blero. En todo caso, me pa rece que esta conti n uación era más fuerte que la eleg ida por Luti kov.

8 ... c6 9 �xb4 exf3 10 i.gS!

1 85

Los años 1 962 - 1 964

¡Cuán rápidamente cambió la pos ic ión! Una tras otra las piezas blancas ocu pan posic io­nes ideales, las negras pierden su a lfi l de cas i l las negras y ya t ienen d ificu ltades para resg uardar a su rey. Además, la igua ldad ma­teria l no se ha restablecido completamente.

10 ... cxdS

En caso de 1 O ... as las bla ncas conta ban con la lógica respuesta 1 1 \Wcs.

1 1 0-0-0 tl:!c6 1 2 �a3

1 2 ibs habría s ido una pérd ida de t iem po, pues tras 1 2 ... 'it>f7 la dama blanca se en­cuentra atacada y no es necesa rio reforzar el punto dS. En lugar de la jugada de la part ida era más fuerte 1 2 \Wcs, pero yo no desea ba trasladar un encuentro que comenzó ta n bien para mí a ca mi nos "desa bridos'; aunque cómodos: los que surg ía n tras el cambio de damas ( 1 2 . . . \We7). Ahora esta jugada es im­posi ble debido a 1 3 tt:lds .

12 . . . .ie6 1 3 .ic4

El i n icio de una cu riosa com binac ión. Ta m­bién aquí las bla ncas d i sponía n de una rica gama de a lternativas: 1 3 gxf3, 1 3 i"í:e l , 1 3 tt:lbs. Pero todas estas va ria ntes me pare­cían poco enérgicas, aunque objetivamente n inguna de e l las era para nada i nferior a la conti nuación que e l ig ieron las b lancas.

13 • . • �e7 14 tl:JxdS �xa3 1 S tl:!c7+ ©e7

1 86

Ahora resu lta evidente que las bla ncas no t ienen t iempo de captu ra r la dama: el al­fi l de c4 está atacado. Se pod ía pasa r a un fina l con u n peón de ventaja, conti nuando 1 6 ixe6 \Wd6! ( lo ú n ico a causa de la a me­naza 1 7 i"í:d7+) 1 7 i"í:xd6 'it>xd6 1 8 if4+ tt:les 1 9 tt:\xa8 'it>xe6 20 tt:\c7+ 'it>fs 21 ixeS 'it>xeS 22 gxf3 . Pero d u ra nte la partida yo no vi un p lan concreto de victoria en este fi na l . Y lo más i mportante era que la posic ión no con­cordaba con lo que desea ban las bla ncas cuando éstas entregaron la dama.

Por cua nto a las bla ncas les fa lta una pieza todo el t iempo, pa ra dar la estocada fina l se torna evidente el s igu iente movimiento, ob­viando la dama negra.

16 �he1 ! �cs

Seg u ramente es lo mejor. Perd ía 1 6 ... Was a causa de 1 7 füe6+ 'it>f8 1 8 if4 i"í:d8 ( lo ún ico) 1 9 füd8+ tt:lxd8 20 id6+ 'it>f7 21 i"í:eS+ @g6 22 füaS fxg2 23 id3+, l legando a t iempo de detener el peón pasado. En caso de 1 6 . . . Wd6 me d isponía a cont inuar 1 7 füd6 'it>xd6 1 8 tt:\xe6, y es d ifíc i l imag inar que el monar­ca negro pueda cu lminar con éxito su viaje. La cont in uación eleg ida por Luti kov permite ta m bién que las negras queden con ca l idad de ventaja, pero n ueva mente las amenazas de las blancas son m uy serias.

17 �xe6+ ©f8 1 8 �xf6+ gxf6 19 tl:!e6+ ©e7

Más débil es 1 9 . . . 'it>e8 20 tt:\xcs fxgS 2 1 tt:lxb7, y l a s neg ras no a lcanzan a comun icar las torres a causa de la a menaza 22 ibs.

20 tl:!xcS fxgS 21 �d7+ ©f6 22 �d6+ ©e7

Contra 22 . . . 'it>fs segu ramente lo más fuer­te era la senci l la 23 gxf3 . Ahora las bla ncas nuevamente podrían dar jaque con la torre en d7, y posteriormente conti nuar gxf3 o g4. Pero en ese momento ten ía deseos de l levar una "vida tranqu i l a''.

23 �e6+ ©ds 24 �xb7+ ©e7 2S i.dS �b4

Pierde i nmed iata mente. Tras 2S . . . fxg2 26 füc6+ �xb7 27 �g6+ �c7 2S fügs �aes se ha brían presentado las habituales d ificu l ­tades técn icas. Pero también creo que tres peones apoyados por un a lfi l deberían ga­nar la l ucha contra una torre.

26 .txf3 �aes 27 �es

27 ... �xa2+

I nc luso sin este error la posic ión neg ra ca­rece de esperanzas. Ahora se p ierde un ca­bal lo.

Tam poco cambia las cosas 2S . . . lll b4 29 c3

Los años 1 962 - 1 964

Partida n° 56

M. Tah l - P. Keres

Apertu ra Espa ño la C92

Campeonato de la U RSS por equ ipos, Semifinales, Tal l in, 1 964

1 e4 es 2 �B �e6 3 i.bs a6 4 J.a4 �f6 s O-O J.e7 6 �e1 bS 7 i.b3 d6 S e3 0-0 9 h3 �d7 1 0 d4 i.f6 1 1 a4 i.b7 1 2 axbS axbS 1 3 �xaS YlYxaS 14 dS �as 1S i.e2 �bS 16 �a3 .ia6 1 7 b4 �e4 1S �xe4 bxe4 19 .ia4 � b6 20 J.e6 i.b7 21 i.xb7 YlYxb7 22 .te3 �as 23 'i1Ye2 YlYa6 24 �d2 �a4 2S �xe4 �xe3 26 'i1Yd3 � bS 27 �as h6 2S fü1 �bs 29 �c6 �as 30 �as �bS 31 'i1Ye2 .ids 32 g3 .if6 33 h4 ©h7 34 ©g2 ©9s 3s 'i1Yd3 ©ts 36 'i1Yf1 @gs 37 'i1Ye2 i.ds 3S 'i1Yd3 .if6 39 'i1Yf1 hS 40 �al �es 41 YlYe4 g6 42 'i1Ye2

füe6 30 lllxe6+ �d6 (30 ... �dl 3 1 lll cs+ se- 1 -0 gu ido de cxb4) 3 1 lllxgS.

29 �xe6+ ©d7 30 �es+ ©d6 31 �d3 1 :O

Tam bién era pos ib le 31 lll b7+ y 31 lll a6. Un poco menos c laro era 31 lll e4+ �es, y las negras pueden salvar la p ieza .

Las neg ras se r ind ieron.

Aq u í la partida se a plazó, pero el maestro es­ton io enfermó y una comis ión técnica deci­dió el resu ltado de la part ida. La decis ión fue otorgar la victoria a las b lancas. Después de ana l iza r la el lector puede cerciora rse de que la ventaja b la nca era suficiente para ganar, por ejemplo tras la s igu iente variante: 42 .. . �h7 43 W/fl �g7 44 lll c6 Wfb7 4S �as tlld4 46 W/a6 W/xa6 47 füa6 lllxc6 4S dxc6 �bS 49 �a7 füb4 so füc7 füe4 S l �es �c4 S2 c7 �c6 S3 ia7 dS S4 ibS y las blancas ganan.

1 87

1 88

Partidas de entrenamiento, sim ultáneas y ajedrez rápido

Partida nº 57

Kholmov - Tah l

Defensa Es l ava D44

Simultáneas Riga, Varna, 1 949

1 e4 e6 2 ti)e3 dS 3 d4 e6 4 tl)f3 ti)f6 S .tgs dxe4 6 e4 bS 7 es h6 S .txf6 gxf6 9 exf6 .i.b4 10 i.e2 �xf6 1 1 0-0 he3 1 2 bxe3 ti)d7 1 3 a4 .ib7 14 ti)es ti)xeS 1 S dxes �xes 16 .tf3 :SdS 1 7 �a

1 7 ••• :Sd3 1S axbS :Sxf3 19 :Sxa7 �xbS 20 gxf3 �gS+ 21 <i!?h1 :SgS 0-1

Partida nº 58

Ragozin - Tahl

Defensa Es l ava D3 1

Simultáneas Riga, Varna, 1 95 1

1 d4 d S 2 e4 e6 3 ti)f3 e6 4 ti)e3 dxe4 S a4 .i.b4 6 g3 es 1 .tg2 tl)e6 s Ae3 tl)f6 9 o-o tl)g4 10 ti)e4 0-0 1 1 :Se1 cxd4 12 Axd4 fS! 1 3 ti)egS h6 14 ti) h3 eS 1 S i.e3 .id6 1 6 �dS+ <i!?h7 1 7 �xe4 �e7 1S e4 f4 19 :Sfd1 fxg3 20 hxg3

20 ••• ti)e3 21 ti) hgS+ hxgS 22 fxe3 .tes 23 i.d2 i.b6 24 b4 i.g4 2s fü1 :Sads 26 :sa i.xf3 27 i.xf3 ti)d4 2S exd4 :Sxd4 29 <i!?g2 :Sxe4 30 :Sxe4 g4 31 .te2 :Sxf1 32 <i!?xf1 �f6+ 33 <i!?e1 �f2+ 34 <i!?d1 � g1 + 3S <i!?e2 �xg3 36 as .td4 37 :Se7 �g2 3S <i!?d3 �h3+ 39 <i!?e4 g3 40 :Sxb7 �es+ 0-1

Partida n° 59

Koblents - Tah l

Defensa H o l a ndesa A97

Partida de entrenamiento, 1 957

1 d4 e6 2 e4 fS 3 tl)f3 tl)f6 4 g3 Ae7 S .tg2 0-0 6 O-O d6 7 ti)e3 �es s :Se1 �g6 9 e4 fxe4 10 �xe4 ti)xe4 1 1 :Sxe4 �e6 1 2 :Se3 .if6 1 3 dS exdS 14 cxdS ti)es 1 S ti)xeS .txeS 16 :Sb3 .ifS 1 7 :Sxb7 .la 1 S �d2 :SaeS 1 9 :Sxe7 .id3 20 �b4 aS 21 �a4 [2 1 'WxaS füf2] .ixg3 22 hxg3 :Se1 + 23 <i!?h2 i.e4 24 Ae3 �hS+ 2S Ah3 :Sxe3 26 :Sxg7+ <i!?xg7 27 �d4+ <i!?gS 2S �xe3 .ifS 29 g4 .ixg4 30 :Sg1 :Sxf2+ 31 <i!?h1 �xdS+ 32 .ig2 �hS+ 33 .ih3 �dS+ 34 i.g2 �d2 3S �xd2 :Sxd2 36 .tf3 hS 37 .ixg4 hxg4 3S :Sxg4+

1 89

Partidas de entrenamiento ...

©f7 39 �fa4 'Y2-'Y2

Partida n° 60

Tah l - Koblents

Defensa S ic i l i a n a B63

Partida de entrenamiento, 1 957

1 e4 es 2 �B �e6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 s �c3 d6 6 .lgs e6 7 �d2 .ie7 8 o-o-o o-o 9 � b3 �b6 10B a6 1 1 g4 gd8 12 .ie3 �e7 1 3 h4 bS 14 gS �d7 1 S g6 hxg6 16 hS gxhS 1 7 gxhS �f6 18 gh1 dS 19 e s �xes 20 .if4 .id6 2 1 �h2 ©ta 22 �h8+ �g8 23 gh7 fS 24 .lh6 gd7 2S .ixbS gn 26 gg1 '3a7 27 �d4

27 ... �g4 28 fxg4 .ies 29 � e6 .ixe3 30 .ie3 d4 31 ggh1 gd7 32 .igS axbS 33 g1h6 d3 34 bxe3 d2+ 3S ©d1 �xe6 36 gf6+ gn 37 �xg7+ 1-0

Partida n° 6 1

Tah l - Nei

Defensa F ra n cesa C02

Partida de bl itz, 1 958

14 ... bh2+ 1S ©h1 .ie6 16 �gS �f6 1 7 f4 h6 1 8 �xg7 gg8 19 gxe6+ fxe6 20 .lg6+ ©d8 21 �xf6+ 1 -0

Partida n° 62

Tahl - Desconocido

Defensa S ic i l i a n a B75

Partida s imultánea, Stuttgart, 1 958

1 e4 es 2 �B �e6 3 d4 cxd4 4 �xd4 g6 S �e3 .lg7 6 .ie3 d6 7 �d2 �f6 8 B J.d7 9 0-0-0 �as 10 ©bl fü8 1 1 g4 h6 12 h4 a6 1 3 J.e2 �es 14 gS hxgS 1 S hxgS gxh1

16 gxf6 gxd1+ 1 7 �xd1 �xd2 18 fxg7 .ie6 19 1 e4 e6 2 d4 dS 3 es cS 4 e3 �e6 S �B �b6 g8�+ ©d7 20 �xe8+ ©xe8 21 .ixd2 1 -0 6 .id3 cxd4 7 cxd4 .id7 8 0-0 �xd4 9 �xd4 �xd4 10 �c3 �xeS 1 1 ge1 �d6 1 2 � bS �b8 13 �B J.d6 14 �xdS

1 90

Partida nº 63

Tahl - Desconocido

Defensa N i mzoi n d i a E54

Sesión de s imultáneas, Riga, 1 959

1 d4 tL!f6 2 e4 e6 3 tLle3 .ib4 4 e3 0-0 S .id3 dS 6 tL!f3 es 7 0-0 cxd4 8 exd4 dxe4 9 .ixe4 tLlbd7

1 0.igS .ie7 1 1 YMe2 tLlb6 12 .ib3 .id7 13 E:ad1 tLlbdS 14 tLies E:e8 1S E:fe1 .ie6 16 E:d3 tLlxc3 1 7 bxc3 tL!dS 18 tLixf7 ©xf7 19 YMxe6+ ©f8

20 .ie1 .if6 21 .ia3+ E:e7 22 E:e4 ©e8 23 he7 tLixe7 24 dS .ibS 2S d6 .ixd3 26 d7+ YMxd7 27 YMg8# 1-0

Partida nº 64

Tahl - Ki ryatsky

Apertu ra Espa ño la C89

Sesión de s imultáneas, 1 959

Partidas de entrenamiento ...

1 e4 es 2 tLi f3 tLi e6 3 .ibs a6 4 .ia4 tLi f6 s o-o .ie7 6 E:e1 bS 7 .ib3 0-0 8 e3 dS 9 exdS e4 10 dxe6 exf3 1 1 d4 .id6 1 2 .tgs .ixh2+ 1 3 ©xh2 tLl g4+ 14 ©g1 YMxgS 1 S YMxf3 .ifS 16 tLld2 hS 1 7 tLle4 .ixe4 18 E:xe4 ©h7 1 9 .ic2 ©h8 20 E:ae1 fS 21 E:e7 f4 22 dS YMh4 23 d6 YMh2+ 24 ©f1 YMh4 2S ©e2 E:ad8

26 E:h1 YMxh1 27 YMe4 tLlf6 28 YMg6 E:g8 29 dxe7 E:df8 30 e8YM E:xe8 31 YMxf6 f3+ 32 gxf3 E:ce8 33 .ie4 E:xe7 34 Wxe7 We1 3S Wes Wxb2+ 36 ©t1 We1 + 37 ©g2 Wh6 38 e7 E:f8 39 Wfs g6 40 Wxf8+ YMxf8 41 .ib7 1 -0

Partida n° 65

Tahl - Stolts

Defensa S i c i l i a n a B63

Partida por teléfono, 1 959

1 e4 es 2 tLi f3 tLi e6 3 d4 cxd4 4 tL!xd4 tLi f6 S tLi e3 d6 6 .igS e6 7 Wd2 .ie7 8 0-0-0 0-0 9 tLlb3 Wb6 10 f3 a6 1 1 g4 E:d8 12 J.e3 We7 13 h4 bS 14 gS tLld7 1 s g6 tLies 16 gxf7+ @xf7 17 J.h3 tLla4 18 f4 tLlb4 19 fS es 20 tL!xa4 tL!xa2+ 21 ©b1 bxa4 22 tLias E:b8 23 Wds+ ©f8 24 ©xa2 Wxc2 [24 ... �bS 25 \Wc4 \WxaS 26 f6] 2S E:d2 E:xb2+ 26 ©a1 Wc3 27 YMd3 1 -0

Partida n° 66

Tah l - Koblents

Defensa C a ro-Ka n n B l 1

Partida de entrenamiento, 1 959

1 9 1

Partidas de entrenamiento • • • 1 e4 c6 2 tl) c3 dS 3 tl) f3 J.g4 4 h3 .ixf3 s gxf3 es 1 o � e2 Ag7 1 1 Ad2 � c7 12 o-o-o es 13 J.gs 6 t4 dxe4 7 fxeS �d4 a �e2 �xeS 9 d4 �xd4 10 .ie6 14 tl)bs �ba tl)xe4 J.e7 1 1 i.t4 �xb2 1 2 gd1 tl)f6 1 3 tl)d6+ ©ta

14 �xe7+ ©xe7 1 S tl)ts+ ci>ea 16 tl)xg7+ ©ta 17 J.d6+ ©xg7 1a gg1 + tl)g4 1 9 gxg4+ ©t6 20 fü4+ ©g7 21 gg4+ ©f6 Yi-Yi

Partida n° 67

Tah l - Campomanes 1

Defensa Caro-Ka n n B 1 5

Olimpiada de Leipzig (4), 1 960

1 e4 c6 2 d4 dS 3 tl)cl tl)f6 4 es tl)td7 s e6 fxe6 6 J.d3 tl) f6 7 tl) f3 g6 a h4 es 9 dxcS tl) c6

1 Se ha incluido esta partida en este a pa rtado por

considerarla de i nterés para los aficionados: po­

drán comprobar el n ivel de juego del futuro Presi­

dente de la F IDE, el fi l i pino Florencia Campomanes.

1 92

1 S hS gxhS 16 tl)td4 J.g4 1 7 f3 e4 1 a fxg4 tl)xd4 1 9 tl)xd4 exd3 20 gxd3 tl)e4 21 tl)ts �es 22 tl)xg7+ �xg7 23 gxdS tl)xgS 24 �bS+ ©f7 2S �t1 + ©g6 26 �d3+ ©h6 27 �h1 1 -0

Partida n° 68

Tah l - Stah lberg

Defensa Fra ncesa C02

Partida jugada por televisión Estocolmo, 1 960

Control: 50 minutos para cada jugador

en toda la partida

1 e4 e6 2 d4 dS 3 es cS 4 el tl)c6 s tl)t3 �b6 6 J.d3

En los ú lt imos tiem pos se ve más a menudo

6 a3, pero tras 6 . . . c4 las blancas d ifíc i lmen­te pueden jugar de forma activa. La jugada del texto está relacionada con u n sacrificio de peón.

6 . . . cxd4 7 cxd4 .i.d7 8 0-0 tLlxd4 9 tLlxd4 Wxd4 1o tLic3 Wb6

Es pel igroso acepta r el sacrificio de un se-

Partidas de entrenamiento ...

1 3 ... .th6

Posib lemente sea más fuerte 1 3 ... fiel 1 4 °Wf4 'Wb4 1 5 tLi b S 'Wxf4 1 6 i.xf4 i.xbS 1 7 axbS, a u nque e n este caso l a posición blan­ca merece el sacr ificio de u n peón.

14 Wh4 a6

g u ndo peón, pues tras 1 O . . . 'WxeS 1 1 �el Las negras no pudieron evita r hacer esta ju­'Wd6 1 2 ./Li bs 'Wb8 1 3 'Wf3 la in ic iativa bla nca gada. pa rece i mponente. S in emba rgo el movi-miento de la partida no es mejor. Aq u í po- 15 .ixh6 tLixh6 s ib lemente lo más fuerte sea 1 O . . . a6, tras lo cual las bla ncas deberán esforza rse mucho No es mejor 1 5 . . . �xh6. para expulsar a la dama de la activa casi l l a d4. 1 6 Wf6 gfs 1 1 tLixds Wd8

1 1 Wg4 hS 12 Wgs g6 Tras 1 7 ... 'Wcs 1 8 ./Lie3 'We7 1 9 °Wf4 las blan-

En esta posic ión se anunció el pr imer i nter­medio. (N. T: Traducción literal, se refiere al in­termedio por obligaciones publicitarias).

1 3 a4!

Por ahora no servía el sacrificio de pieza 1 3 i.xg6 fxg6 1 4 'Wxg6+ \t>d8. Apa rentemente las bla ncas qu ieren cont inuar ahora 1 4 ./Li bs, pero el pr inc ipa l objetivo del movimiento a4 no consiste en eso; apenas las neg ras jue­guen a6, en su posic ión aparecerá u n serio defecto: la dama queda indefensa. Así por ejemplo, a 1 3 . . . a6 puede seg u i r la i nmed iata 1 4 i.xg6 fxg6 1 5 'Wxg6+ \t>d8 1 6 .ILixdS! , con un ataq ue i rresist ible.

cas t ienen u na c lara ventaja .

1 8 Wf4 exd5 19 Wxh6 We7 20 We3

Más exacto era 20 'Wf4. Aq u í la partida se suspend ió por seg u nda vez.

20 ... .tc6

La activa 20 . . . 'Wb4 ha bría ca usado a las blancas mayores d ificu ltades.

21 gacl

En caso de 2 1 'Wd4 no me gustaba 21 ... as, segu ido de 'Wb4.

1 93

Partidas de entrenamiento ...

21 . . • gg8 22 f4 iif8 23 fS gxfS 24 Wfh6+

Por supuesto no 24 ¡::¡xfS ¡::¡xg2+! .

24 . . . gg7 25 gxf5 .id7

En este momento a m bos riva les ten ía mos unos 5 m in utos y por eso decidí agud izar aún más e l juego, a fi n de obl igar a las ne­gras a resolver ta reas más compl icadas.

26 fü7 Wfe6

Con la esperanza de 27 'WxhS? 'Wb6+. S in embargo, las bla ncas cuentan con u n jaque intermed io.

27 Wfh8+ gg8 28 Wf xhs

Tras lo cual resu lta que a 28 . . . 'Wb6+ s igue s implemente 29 'it>h1 y las dos torres son intoca bles.

28 ... fü8 29 gxc8+ .ixc8 30 fü6 Wf e7 31 Wfh6+ gg7 32 gd6

Ahora se amenaza 'Wf6.

32 ... WfxeS

Esperando com pl icar el juego en caso de 33 ¡::¡ds+ c;t>e? 34 füc8 'Wd4+ 35 c;t>h1 'Wxd3. No obsta nte, dec ide i n mediatamente . . .

33 Wfh8+

Y las neg ras se r ind ieron . 1 :0

1 94

Resu ltados de los torneos y matches de M. Tah l 1948-1964

1 950

Cam peonato juven i l de Leton ia Cua rtos de fina l del Campeonato de R iga

1 95 1

Ca mpeonato d e Leton ia Torneo en Riga para norma de candidato a maestro

1 952

Campeonato de Leton ia Ca mpeonato juven i l de Leton ia Ca mpeonato juven i l de la U RSS por equ ipos ( 1 1 tablero)

1 953

Ca mpeonato de Letonia Ca mpeonato de la U RSS por eq u ipos ( 1 1 ta blero) Semifi na l Campeonato de la U RSS por eq u i pos ( 1 1 tablero) F ina l

1 954

Ca mpeonato de Letonia Match por el títu lo de maestro contra V. Sa ig in

Ca mpeonato juven i l de la U RSS por equ ipos ( 1 ta blero)

Ca mpeonato de Riga

1 955

Campeonato de Leton ia Cam peonato zona l de la U RSS

Match Rusia - Letonia ( 1 1 tablero) Semifi na l

Semifina l del Campeonato de la U RSS

1 956

XXI I Ca mpeonato de la U RSS Ca mpeonato mundia l estudiant i l por eq u i pos ( 1 1 1 ta blero)

Semifina les del Campeonato de la U RSS

1 957

XXIV Campeonato de la U RSS Ca mpeonato mund ia l estud iant i l por eq u i pos ( 1 ta blero)

Ca mpeonato de Europa por eq u i pos (IV tablero) Matches selección de Rusia - c i udades de I ta l i a ( 1 tablero)

1 958

XXV Cam peonato de la U RSS Cam peonato de Letonia

Cam peonato mundia l estudiant i l por eq u i pos ( 1 tablero)

Lugar Resultado

1 1 - IV 1 2 .5 de 1 3

X I - XIV 9 de 1 9

V I I 10 de 1 7 1 - 1 1

7 de 1 0

1 1 4.5 de 1 9

3.5 de 7 1 - 1 1 4.5 de 7

1 1 - 1 1 1 1 5 de 1 9

8 : 6

1 1 7 de 9 1 1

1 1 1 4 de 1 9 1 1 1 - IV 1 4 de 1 9

1 - 1 1 1 5 . 5 de 8 1 1 2.5 de 1 8

V - VI I 1 0.5 d e 1 7 1 6 de 7

V - VI I 1 1 .5 d e 1 9

1 1 4 de 2 1 1 8.5 de 1 0

1 - 1 1 3 de 5 9 de 1 0

1 1 2 .5 de 1 9 1 1 1 1 6.5 de 1 9

1 8.5 de 1 0

1 95

Torneo i nterzonal de Portoroz 1 3 .5 de 20

Ol impiadas de ajed rez (1 sup lente) 1 3 .5 de 1 5

1 959

XXVI Cam peonato de la U RSS 1 1 - 1 1 1 1 2 .5 de 1 9

Ol impiadas de Leton ia 1 7 de 7

Torneo zona l de Zú rich 1 1 1 .5 de 1 5

Espa rtaquiada de los pueblos de la U RSS ( 1 tablero) 2.5 de 8 Torneo de ca ndidatos, Yugoslavia 1 20 de 28

1 960

Match por el Ca mpeonato mund ia l con M. Botvi n n i k 1 2 .5 : 8.5

Match URSS - Alema n ia Occidenta l 7.5 de 8

Ol impiadas de ajed rez (1 ta blero) 1 1 1 1 de 1 5

1 961

Torneo internacional de Estocolmo 1 9.5 de 1 1

Match reva ncha contra M. Botvi n n i k 8 : 1 3

Ca mpeonato de Europa por eq u i pos (1 tablero) 5.5 de 9

Torneo internaciona l de B led 1 1 4.5 de 1 9

Ca mpeonato de la U RSS por eq u i pos ( 1 ta blero) F ina l V 2 de 5

XXIX Campeonato de la U RSS IV - V 1 2 de 20

1 962

Torneo de candidatos, Cu razao VI I -VI I I 7 de 2 1

Ol impiadas i nternacionales d e ajed rez ( 1 1 sup lente) 1 l O de 1 3

Match U RSS - Holanda 1 .5 de 2

Ca mpeonato de la U RSS por eq u i pos (1 ta blero) 4.5 de 8

Campeonato de la U RSS 1 1 - 1 1 1 1 3 .5 de 1 9

1 963

Torneo i nternacional de Miskolc 1 1 2.5 de 1 5

Espa rtaquiada de los pueblos de la U RSS ( 1 tablero) 6 de 9

Memoria l de Ca pabla nca, La Habana 1 1 - IV 1 5 de 2 1

Torneo i nternacional d e Moscú 1 1 1 0.5 de 1 5

1 964

Torneo i nternacional de Hasti ngs 1 7 de 9

Torneo i nternaciona l de Rei kiavi k 1 1 2.5 de 1 3

Torneo i nternacional de Amsterdam 1- IV 1 7 de 23

Torneo i nternacional de Kis lovodsk 1 7.S de l l

Ca mpeonato de la U RSS por eq u i pos ( 1 tablero) Semifi na l 5 de 6

Campeonato de la U RSS por eq u ipos ( 1 tablero) F ina l 1- 1 1 4.5 de 6

Campeonato de la U RSS 1 1 1 1 2 .5 de 1 9

1 96

Apéndice gráfico

Arriba. Partida de bl itz con su padre. Abajo, izquierda. A los 17 años (1 953). A. Gipslis y M. Tahl.

1 97

Apéndice gráfico

Arriba. Primera partida con una mujer. Torneo zonal Campeonato de la URSS. Vilna, 1 955.

1 98

Arriba. Entrevista con el campeón. M. Tahl y V. Siniavsky, 1 957. Medio. Encuentro decisivo. Tahl - Tolush, Campeonato de la URSS, 1 957. Abajo. Vuelta a casa victorioso.

Apéndice gráfico

1 99

Apéndice gráfico

Arriba. Felicitado por R. Nezhmetdinov (1 957). Abajo. El veterano G. Levenfish -uno de los mejores jugadores del mundo a finales de los años 30- tiene algo que contar al joven colega . • • Moscú, 1957. 200

Arriba. Reanudación decisiva, Spassky - Tahl, Riga, 1 958. Abajo. Izquierda. ¿Qué jugará Petrosian? Campeonato de la URSS, Riga, 1958. Abajo. Tahl a caballo.

Apéndice gráfico

201

Apéndice gráfico

Arriba. Izquierda. Nuevas piezas . . . Su mujer S. Landau, y su hijo Gera. Arriba. Derecha. Preparándose para la partida. Abajo. Preciosa partida. Con su novia S. Landau en el juzgado de familia.

202

Apéndice gráfico

Arriba. "Cuando éramos jóvenes •• :� Abajo. "Y aquí jugué • . . M. Tal, Z. Solmanis, Y. Kliabinsh:'

203

Apéndice gráfico

Arriba. Izquierda. Entre el cielo y la tierra con buen humor. Arriba. Derecha. La negociación todavía era amistosa • • • M. Botvinnik y M. Tahl. 1 960. Abajo. Y. Klovans comenta la primera partida del match de 1 960. 204

Apéndice gráfico

Arriba. Match Botvinnik-Tahl, Moscú, 1 960. Abajo. Mijail Tahl coronado de laurel. Moscú, 1960.

205

Apéndice gráfico

Abajo. Gran constelación de estrellas en la Olimpiada de Varna 1 962: Botvinnik, Tahl, Lombardy, Fischer y Najdorf.

206

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