"Magaya", de Alejandro Fernández-Osorio

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Alejandro Fernández-Osorio Magaya IMPRONTA PREMIU DE LA CRÍTICA POESÍA N’ASTURIANU 2015

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En "Magaya" el lector va seguir el proceso de una vuelta emocionada e irónica a los orígenes. Con mirada afectuosa pero nada complaciente, el poeta muestra los entresijos de una vida que es trabajo y amor a la tierra. Lejos del costumbrismo y folklorismo colorista, Magaya entra en el interior del arte, donde se mezcla la dureza del corazón de la manzana con la esperanza tierna de la semilla. Con los matices de quien conoce los recursos de una lengua popular rica se construye un ambiente reconocible de una materialidad tan histórica como recreada. Una evocadora manera de entrar en la historia pequeña de quien al irse deja tras de sí la puerta apenas entornada. [Premio de la Crítica (Poesía n'asturianu 2015) de la Asociación de Escritores Asturianos

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Alejandro Fernández-Osorio

Magaya

IMprOntA

PREMIU DE LA CRÍTICA POESÍA N’ASTURIANU

2015

Magaya

alejandro Fernández-Osorio

Impronta

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Güei llamóme la pumarada. Coyi l’alsa ensin pensalo, garré’l camín en solitariu

porque asina me deprendieren a tornar, vivu entovía, con fuerces pa poder agachame a pañar y emburriar depués el tornu con tola garra que se-y supón al nuestru sangre, a recuperar de dalguna manera lo dormío.

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Hoy me llamó la pomarada. Cogí el Alsa sin pensarlo, tomé el camino en solitario por-

que así me enseñaron a volver, vivo todavía, con fuerzas para poder agacharme a recoger el fruto y empujar después el torno con toda la garra que se espera de nuestra sangre, a recuperar de alguna manera lo dormido.

20

Los sacos contra’l muru paecen cuerpos con hernia, a puntu reventar, blancos pol dolor, tremáos de fueya y lli-miagos. Vamos cargalos al llumbu y xubir la cuesta que lleva’l llagar, d’un llau a otru, afitando la rodiya cuando nos azoten.

Vini pa ésto y ésto cargo, nun voi rendime agora, non hasta beber d’esti sangre pa ser etenru; hasta que me llamban les ferides cuando reconozan na mio cara les fa-ciones d’una familia, d'una tierra que vuelvo atopar en-frentada a esti cielu baxu que malpenes nos dexa una cruz de folgura.

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Los sacos contra el muro parecen cuerpos con hernias, a punto de reventar, blancos por el dolor, llenos de hoja y gu-sanos. Los cargaremos a la espalda y subiremos la cuesta que lleva al lagar, de un lado a otro, hincando la rodilla cuando nos azoten.

Vine para esto y esto cargo, no voy a rendirme ahora, no hasta beber de esta sangre para ser eterno; hasta que me la-man las heridas cuando reconozcan en mi cara las facciones de una familia, de una tierra que vuelvo a encontrar en-frentada a este cielo bajo que apenas nos deja una cruz de holgura.

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Tírase’l sacu al suelu y enriba espárcense les mazanes ensin sentíu, moyaes pol mugor qu’entume’l gargüelu y fainos callar. Cai xunto a la puxarga enriba los árboles que aguantaren la llena, la enfermedá que mató los patos y re-ventó los pulmones de güelu, la que espanta mio pa vestíu con chandal dende la prexubilación.

llega la mio madrina a la llimpia y llevanta la falda un pocu pa sentase; veo-y la pierna hinchá como una colum-na dórica onde s’asitia un úteru verde qu’a falta de pomar, pare.

Garra les mazanes a dos manes y sorrinos.

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tiramos eL saco al suelo y encima esparcimos las manza-nas sin razón, mojadas por esta humedad que entumece la garganta y nos obliga a quedarnos callados. Cae junto al polvo de carbón sobre los árboles que aguantaron el desborde, la enfermedad que mató a los patos y reventó los pulmones del abuelo, la que ahuyenta mi padre vestido con chándal desde la prejubilación.

Llega mi madrina a limpiar manzanas y levanta un poco la falda para sentarse; le veo la pierna hinchada como una columna dórica donde se asienta un útero verde que, a falta de pomar, pare.

Coge las manzanas entre sus manos y sonríe.

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Sentámonos alreor del sacu coles mazanes ente les chi-ruques sucies a rabiar de barru y fueyes. Pá pregúntame: ¿alcuérdaste cómo yera’l ríu? Quiero contesta-y que sí, como si hubiera dos díes que marchara. intento facelo con propiedá, que ye un home seriu, y entós opino malamente de la llena que llevó la ponte y arrincó-y diez metros al prau. Pregúnto-y: Papa, ¿crees que llevaría munches cunetes l’agua? Muches, diz él. Y el ríu, digo-y, ¿arrastraría muertos que nun sabíamos que taben ellí?

Siguimos llimpiando porque un pocu mierda nun se nota, pero toa amacigá empuerca la sidra y tamién el sangre.

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Nos seNtamos alrededor del cesto con las manzanas entre las botas, llenas de hojas y barro. Mi padre me pregunta: ¿te acuerdas de cómo era el río? Quiero contestarle que sí, como si nunca me hubiese marchado. Intento hacerlo con propiedad, que es un hombre serio, y entonces opino ma-lamente sobre la riada que llevó el puente y arrancó diez metros al prado. Le pregunto: Papá, ¿crees que llevaría muchas cunetas el agua? todas, dice. Y el río, le digo, ¿arrastraría muertos que no sabíamos que estaban allí?

Seguimos limpiando, porque un poco de mierda no se nota, pero toda junta ensucia la sidra y también la sangre.

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Hai qu’entemecer les mazanes pa facer la sidra que nos presta. Si xuntamos un sacu de los árboles d’enriba, pe-queñina y colorada, con tres o cuatro del prau onde tenía-mos los bichos, y un par del cachu nel que sigue enterráu Manolo, facemos una sidra que da gustu.

intentámoslo, pero yá nun carguen como enantes. nun ye nostalgia nin murnia, ye una verdá que se palpa en too Villayana dende Vallines a la Casa-riba: muerren los ár-boles y los recién plantaos entovía nun logran dar, que dar mazana nun ye nada fácil.

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Hay que mezclar las manzanas para hacer la sidra que nos gusta. Si juntamos un saco de los árboles de arriba, pequeñita y colorada, con tres o cuatro del prado donde teníamos el ganado, y y dos más del rincón en el que sigue enterrado Manolo, hacemos una sidra que da gusto.

lo intentamos, pero los árboles ya no cargan como lo hacían antes. Y no es nostalgia ni pena, es una verdad que se palpa en todo Villayana, desde Vallines hasta la Casa de arriba: mueren los árboles y los recién plantados todavía no logran dar, que dar manzana no es nada fácil.

ínDiZ / íNDICE

Magaya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Güei llamóme… / Hoy me llamó… . . . . . . . . . . . . . . . . 8

nun ta de más dicilo… / No está de más decirlo… . . . . 10

Ponémonos a ello… / Nos ponemos a ello… . . . . . . . . . 12

Cargáu’l carretillu… / Una vez cargada la carretilla… . 14

amestamos un palu… / Juntamos a un palo… . . . . . . . 16

Usamos el garabatu… / Usamos el rastrillo… . . . . . . . . 18

los sacos contra’l muru… / Los sacos contra el muro… 20

Embaxo’l pomar… / Debajo del manzano… . . . . . . . . 22

Enriba’l sacu… / Encima del saco… . . . . . . . . . . . . . . . 24

Tán toes coques… / Están todas llenas de gusanos… . . 26

Sentámonos alreor… / Nos sentamos alrededor… . . . . . 28

Cuando relluma… / Cuando brilla… . . . . . . . . . . . . . . 30

¿Qué te paecen les naves…? / ¿Has visto las naves…? . . 32

El pirru vien… / El perro viene… . . . . . . . . . . . . . . . . 34

Hai qu’entemecer… / Hay que mezclar… . . . . . . . . . . . 36

Siéntolu moler… / Lo siento moler… . . . . . . . . . . . . . . 38

El molín ye de motor… / El molino es de motor… . . . . 40

aídolu a empenar… / Lo ayudo a subir… . . . . . . . . . . 42

Agora qué facemos … / ahora que hacemos… . . . . . . . 44

Contaes por min… / Contadas por mí… . . . . . . . . . . . 46

Xunto les manes… / Junto las manos… . . . . . . . . . . . . 48

Dende esti duernu… / Desde esta duerna… . . . . . . . . . 50

Pal restu de xente… / Para el resto de gente… . . . . . . . . 52

asústome.… / Me asusto yo mismo… . . . . . . . . . . . . . . 54

Porque ye paecío… / Porque es parecido… . . . . . . . . . . 56

Quitar les tables… / Quitar las tablas… . . . . . . . . . . . . 58

nun sabía que tiraren… / No sabía que tiraran… . . . . . 60

la magaya tirá… / La magaya recogida… . . . . . . . . . . 62

Enantes de marchar… / Antes de marchar… . . . . . . . . 64

Marcho… / Me marcho… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68