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    MAESTROS Y DISCPULOS

    C. W. Leadbeater

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    YA hemos dicho en otra oportunidad que entre el relativamente exiguo nmero deadeptos que retienen cuerpo fsico y desempean los oficios propios de la administracindel mundo, bajo la Gran Jerarqua, hay un todava menor nmero que aceptan discpulos, ya quienes por lo tanto damos el nombre de Maestros. Veamos qu significa ser discpulo deuno de estos Maestros y qu se espera de quien aspira a tal estado y qu obra ha de realizar.

    Ante todo conviene tener muy presente que los Maestros se han dedicado en absoluto alservicio de la humanidad en cuya obra estn absortos con entera independencia de toda otra

    consideracin. Al hablaros en otro captulo de este asunto, dije que un Maestro dispone dedeterminada cantidad de fuerza que aunque parezca incalculable es limitada y ha deemplearla con la mayor ventaja posible. Desde luego que al tomar a su cargo la instruccinde un discpulo ha de consumir tiempo y energa; y como quiera que el Maestro lo miratodo desde el punto de vista del provecho de la evolucin humana, no gastar tiempo yenerga en un hombre a menos que los d en l por bien empleados.

    El Maestro tomar a un hombre por discpulo o mejor diramos por aprendiz, cuandoeche de ver que el tiempo y energa invertidos en aleccionarle resultarn tan provechososcomo si les diera cualquiera otra aplicacin; pero nunca en caso contrario. As, por ejem-plo, un hombre puede reunir muchas cualidades que le capaciten provechosamente: paraayudar al Maestro, y al propio tiempo tener un grave defecto que entorpezca

    constantemente su camino e invalide gran cantidad del bien que de otro modo pudieracumplir. Ningn Maestro aceptara por discpulo a un hombre de esta ndole, aunquepudiera decirle: "Vencey domina ese peculiar vicioy cuando lo hayas subyugado te tomarpor ayudantey completar tu educacin."

    Muchos de nuestros ms ardorosos estudiantes estn llenos de benvolos y altruistassentimientos y se diputan por muy diferentes de la mayora de los hombres, por lo quesuelen preguntarse: "Yo anso vivamente trabajar en beneficio de la humanidad; por quno me ha de probary ensear el Maestro?"

    Examinemos resueltamente la cuestin. No los toma el Maestro a su cargo porquetodava estn llenos de leves imperfecciones. No cabe duda de que su benevolencia,afabilidady vehemente deseo de servir exceden de mucho a las imperfecciones; pero han de

    advertir que hay miles de gentes bondadosas y de apacible ndole de las: cuales slodifieren los aspirantes al discipulado en algn mayor conocimiento que les permite dar asus cualidades ms til aplicacin. Si la bondad de carctery el anhelo de servir fuesen lasnicas cualidades requeridas para el discipulado, cada Maestro podra tener miles dediscpulos en cuya enseanza hubiera de invertir todo su tiempo y eliminar de ellos losdefectos en los mundos astraly fsico, mientras que se vera precisado a descuidar del todosu esplndida obra con los egos en los mundos superiores.

    Por consiguiente, ser discpulo de un Maestro significa ante todo que debe amoldar suconducta como el Maestro amolda la suya, es decir, a lo ms conveniente para el progresodel mundo. El discpulo ha de estar en absoluto dispuesto a olvidarse de s mismo, a abatirenteramente su personalidad (y conviene saber que esto no es una figura retrica sino

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    exacta expresin de la idea) a renunciar a todos sus deseos personales y ordenar suconducta con arreglo a la obra que haya de cumplir.

    Cuntos de nosotros ansan de todo corazn dar este primer paso hacia el discipulado?

    Pensad en lo que significa ser discpulo. Cuando un hombre se ofrezca a serlo, el Maestro ledir si lo considera o no apto para entrar en la etapa probatoria. Si el candidato rene opoco menos las necesarias cualidades, el Maestro lo tomar a prueba, esto es, que durantealgunos aos lo someter a rigurosa observacin. El perodo regular de prueba son sieteaos; pero puede prolongarse indefinidamente si el candidato no satisface al Maestro, o porel contrario, acortarse si ve que su conducta se ajusta en todoy por todo al propsito. Casoshubo en que el periodo probatorio se prolong hasta treinta aos,y otros en que se redujo acincoy tres,y aun en un caso excepcional a cinco meses.

    Durante el perodo probatorio, el discpulo no est en modo alguno en directacomunicacin con el Maestro y apenas le ve ni oye. Por regla general, no se le interponeninguna dificultad en el camino ni se le somete a pruebas extraordinarias, pues tan slo se

    le vigila cuidadosamente en su actitud respecto a las comunes inquietudes de la vida. Paraobservado ms cmodamente forma el Maestro lo que se llama una "viviente imagen" delcandidato, es decir, un duplicado exacto de sus cuerpos emocional y mental, y guarda laimagen en sitio donde pueda fcilmente alcanzarla ponindola en relacin magntica con elcandidato, de modo que toda variacin emotiva o mental de ste se reproduzca fielmente enla imagen. El Maestro la examina todos los das y as obtiene sin gran molestia un exactoregistro de los pensamientos y deseos del candidato, para determinar cuando podr entraren relaciones ms estrechas y admitirlo en el segundo estado, este es, el de discpuloaceptado.

    Recordemos que el Maestro es un canal para la distribucin de las fuerzas del Lagos, yno un canal inconsciente, sino un sutil e inteligente cooperador, puesto que es parte

    consciente del Lagos. De la propia suerte, aunque en mucho menor nivel, el discpuloaceptado es un canal de las fuerzas del Maestro; pero no debe serlo inconscientemente sinoque ha de ser un inteligente cooperador y por lo tanto debe virtualmente formar parte de laconciencia del Maestro.

    En tal medida se identifica un discpulo aceptado con la conciencia del Maestro, queste sabe cuanto aquel ve y oye, aunque no necesariamente en el mismo instante de verlo uorlo (por ms que as ocurre algunas veces), sino que todo se imprime en la memoria delMaestro exactamente corno est en la memoria del discpulo; todo cuanto ste siente opiensa est en los cuerpos emocional y mental de su Maestro: Al hacernos cargo de cuantotodo esto significa, vemos claramente por qu le es al Maestro de todo punto imposibleaceptar un discpulo hasta que los deseos y pensamientos deste sean tales corno los que

    alimenta el Maestro. Si desgraciadamente ocurre que el discpulo tiene algn pensamientoincompatible con la mente del Maestro, levanta ste en cuanto lo nota una barrera que lesepare de la nociva vibracin; mas para ello divierte por un momento la atencin de su otraobra y emplea cierta cantidad de energa. De nuevo vemos claramente que le fueraimposible a un Maestro establecer una tan estrecha relacin con quien cediese a menudo apensamientos incompatibles con los suyos yhaber de distraerse frecuentemente de su obrapara rechazarlos perdiendo en ello tiempo y energas. No por falta de compasin opaciencia se niega un Maestro a encargarse de un candidato inepto, sino porque leimpedira invertir provechosamente fuerzas y tiempo cual es su primordial deber. Si unhombre se concepta merecedor de que por discpulo lo acepte el Maestro, y sin embargono se le ha concedido todava tan sealado privilegio, examnese cuidadosamente durante

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    un solo da y observe si tuvo algn pensamiento o deseo indigno del Maestro, recordandoque no slo son indignos los pensamientos y deseos concretamente impuros, sino losfrvolos, los de ira impaciencia, y sobre todo los egostas. Quin de nosotros est libre de

    ellos?El Maestro procura por medio de su admirable comunicacin con un discpulo armonizar y entonar los

    vehculos de ste, o sea el mismo resultado que todo maestro o profesor procura obtener de sus discpulos ensu ambiente exclusivamente fsico. Cualquiera que sea la materia de estudio y el procedimiento de enseanza,el principal efecto resultante en el discpulo no se obtiene de los ejercicios didcticos sino de la constantepresencia del instructor.

    Los diferentes vehculos del discpulo vibran en su acostumbrada tonalidad, y cada unode ellos a distintas tonalidades por la influencia de pasajeras emociones y errantespensamientos de toda ndole, por lo que la primera y ms difcil tarea del discpulo esordenar este caos, eliminar todo inters de orden inferior, y someter los pensamientosfluctuantes por medio de una firme presin de la voluntad ejercida sobre todos sus

    vehculos durante largos aos.Mientras vive en el mundo, la dificultad de este dominio se centuplica por la incesantepresin de las perturbadoras oleadas mentales y emotivas que no le dan punto de reposo nile dejan concentrar sus energas para hacer un positivo esfuerzo. Por esta razn, los hindesque desean alcanzar la vida superior suelen retirarse al yermo, pues en todos los pases y entodas las pocas hubo hombres deseosos de vivir eremticamente en lugares apartados delmundanal bullicio donde la soledad les permita ordenar sus pensamientos, y libres deimpedimentos exteriores recibir auxilio de la solemne calma de la naturaleza. :

    Pero quien constantemente vive en presencia de un Maestro tiene todava mayor ventajaque en la soledad del yermo, pues el Maestro ha calmado ya sus vehculos y los haacostumbrado a vibrar en rtmica y suave tonalidad en vez de conmoverlos en tumultuoso

    frenes. La rtmica tonalidad de los vehculos del Maestro es vigorosa al par que firme, yda y noche influye en los vehculos del discpulo, tanto en vigilia como en sueo, ygradualmente los va poniendo a tono con la vibracin del Maestro. Este resultado slopuede obtenerse con el tiempo y la continuidad de estrecha relacin, aunque no concualquiera sino con los capaces de tonalizarse.

    Muchos Maestros no revelan sus especiales mtodos de desarrollo oculto hasta despusde obtener dicho resultado, al menos, en gran parte, a fin de que no sean peligrosos en casode mala aplicacin, porque los Instructores necesitan que el candidato est preparado pararecibir sus enseanzas y bien sometido a su influencia para sostenerle en el recto caminocuando sobrevenga la dificultad. Muchsimas son las ventajas de quienes pueden estar encontacto ntimo con su Maestro.

    Por consiguiente, ser discpulo aceptado de un Maestro significa que este discpulo seha convertido en una especie de centinela avanzado de la conciencia del Maestro, en uncanal por el que se derrame sobre el mundo la influencia de los Grandes Seres. El discpuloaceptado est en tan ntimo contacto con la mente del Maestro, que en cualquier instantesabe cmo piensa respecto a determinado asunto y no incurre en error. Por su parte, elMaestro puede siempre que convenga transmitir un pensamiento a su discpulo, en forma desugestin o de mensaje. Si, por ejemplo, el discpulo escribe una carta o da una conferencia,el Maestro lo echa de ver subconscientemente y puede infundirle al discpulo una frase parainterpolarla en la carta o una apropiada insinuacin para la conferencia. Al principio eldiscpulo no nota esta actuacin del Maestro y supone que las ideas brotan de su propiamente; pero no tarda en reconocer el pensamiento del Maestro. En verdad es sumamente

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    necesario que as lo reconozca, porque en los mundos astral y mental hay muchas otrasentidades dispuestas con los mejores propsitos y la ms amigable actitud a dar anlogasinsinuaciones, por lo que conviene que el discpulo aprenda a distinguir su procedencia.

    Sin embargo, no confundamos el uso que un Maestro hace del cuerpo de su discpulocon la mediumnidad, que frecuentemente hemos calificado de vituperable. Por ejemplo, enalguna ocasin habl un Maestro por boca de la seora Besant y quienes la oyeron notaronsealada mudanza en la inflexin de voz, ademanes y aun fisonoma de la oradora; pero entales casos no dej nunca sta de conservar su. plena conciencia y saber exactamente lo quedeca y por qu lo deca. Esta condicin es tan distinta de la llamada mediumnidad, quefuera de todo punto impropio darle el mismo nombre. No cabe poner reparo alguno a dichautilizacin por el Maestro del cuerpo del discpulo, y aun as son muy raros los casos en quelos Maestros han usado este medio.

    Cuando el Maestro habla por boca de la seora Besant, conserva sta, como encircunstancias normales, la plena actividad de su cerebro fsico; pero en vez de usar

    directamente sus rganos vocales, se limita a escuchar lo que el Maestro dice por medio deellos. El Maestro piensa con su propio cerebro y transmite el pensamiento al de la seoraBesant, y sin embargo, puede ella seguir usando su cerebro en las intelectuales operacionesde escuchar, comprender y admirar, aunque le sera imposible en aquel momento componerni la ms sencilla frase sobre cualquier tema distinto. Supongo que la forma ms elevada delos guas espiritistas debe aproximarse a esto, pero rarsimamente se puede llegar a tanto.

    Es tan poderosa la influencia de un Maestro, que irradia en una extensin casi ilimitada,de modo que, al hablar ante un auditorio por boca del discpulo, puede ocurrir que algnoyente muy receptivo note la presencia del. Maestro y vea sus facciones y oiga su voz envez de las del discpulo, pero no hay ninguna mudanza fsica perceptible por los oyentes noreceptivos. En las comunicaciones espiritistas he presenciado casos en que se alteraron la

    voz, ademanes y aun las facciones del mdium; pero esto supone siempre la completa in-cautacin del Ego del mdium por la entidad que de l se vale para hablar, lo cual es detodo punto distinto del procedimiento empleado por los Maestros.

    Hay una tercera etapa de todava ms ntima unin, cuando el discpulo llega a ser loque se llama el "hijo" del Maestro, luego que ste ha comprobado por larga experiencia lascualidades de su aceptado discpulo y tiene la seguridad de que nada se levantar en suscuerpos emocional y mental que sea necesario repudiar. La capital diferencia entre eldiscpulo aceptado y el "hijo" es que el primero, aunque se identifica con la conciencia delMaestro, puede quedar temporneamente separado de ella en algunos casos, mientras que el"hijo" est en unin tan ntima y sagrada que ni aun el mismo poder del Maestro sera capazde interrumpirla una vez establecida.

    Por lo tanto, vemos que hay tres etapas o estados de relacin entre el Maestro y eldiscpulo. Primero, el perodo de prueba durante el cual no es verdadero discpulo.Segundo, el perodo de discpulo aceptado. Tercero, el perodo de filiacin.

    Desde luego se comprende que estas relaciones nada tienen que ver con las iniciacioneso etapas del Sendero cuya categora es de todo punto distinta, pues son las seales derelacin del hombre no con su Maestro sino con la Gran Fraternidad Blanca y su augustoJefe. Como apropiado smil de estas respectivas relaciones, podemos sealar la situacin enque se halla un estudiante con el director del colegio en que aprende las asignaturas de sucarrera y con la universidad en que ha de recibir los ttulos acadmicos. La universidad leexige exmenes comprobatorios de suficiencia sin importarle nada los mtodos yprocedimientos de estudio. La universidad y no el director del colegio formula los

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    programas de examen y confiere los grados, pues la tarea del director del colegio se contraea que el estudiante est debidamente preparado. Sin embargo, durante esta preparacin, eldirector del colegio puede establecer con el estudiante las relaciones privadas de ndole

    social que estime convenientes y con las cuales nada tenga que ver la universidad.De la propia suerte, la Gran Fraternidad Blanca no se preocupa en modo alguno de las relaciones entre el

    Maestro y discpulo, que se dejan a la privada consideracin del mismo Maestro, quien cuando cree que eldiscpulo est dispuesto a la iniciacin lo notifica a la Gran Fraternidad Blanca y presenta al discpulo pararecibirla, sin que la Fraternidad exija otra condicin que la aptitud y nada pregunte respecto a las relacionesentre el discpulo y el Maestro. .

    Pero como al candidato a la iniciacin deben proponerlo dos miembros de laFraternidad que hayan alcanzado el nivel de adepto, cabe afirmar que el Maestro nopropondr al discpulo para la prueba de iniciacin si no est segursimo de su aptitud, yesta seguridad slo puede dimanar de la ntima identificacin de la conciencia del discpulocon la del Maestro. Cuando un estudiante oye hablar de estas cosas, acude a sus labios. la

    siguiente pregunta: " Cmo podr ser discpulo de un Maestro? Qu har para llamarle laatencin?" En verdad no es necesario que nos esforcemos en llamar la atencin de losMaestros, porque siempre andan en busca de quienes puedan serles tiles en la magnaobra que tienen a su cargo, y por lo tanto no hemos de recelar en lo ms mnimo queprescindan de nosotros si merecemos su atencin.

    Recuerdo muy bien un incidente de mis primeras relaciones con los Grandes Seres haceveinticinco aos. Encontr en el mundo fsico a un hombre muy entusiasta y de carcterirreprensible, que crea firmemente en la existencia de los Maestros y dedicaba su vida alexclusivo objeto de ponerse en condiciones de servirles. Me pareci en todos sus aspectosun hombre tan a propsito para el discipulado y tan evidentemente superior a m en muchosconceptos, que no poda yo comprender por qu no estaba ya aceptado, y en consecuencia,

    con toda mi novicia ignorancia de la ndole de la obra, mencion humildemente y conmucho encomio ante el Maestro el nombre de aquel aspirante, diciendo que tal vez sera unbuen instrumento. El Maestro sonrise al orme y afablemente me dijo:

    "No temas que tu amigo quede preterido. A nadie podemos preterir. Pero en este casoes necesario que tu amigo agote algunos residuos krmicos, y as es imposible por elmomento aceptar su insinuacin. Pronto saldr tu amigo del mundo fsico, muy luegovolver para la expiacin completa, y entonces se realizar el deseo que sientes por l." .

    Dicho esto, con la gentil amabilidad que le caracteriza sobremanera, el Maestroentrefundi ntimamente su conciencia con la ma, y alzndose a un nivel mucho mselevado del que yo por entonces poda alcanzar, me ense cmo los Maestros vigilan elmundo. La tierra entera estaba ante nosotros con sus millones de almas, en su mayor parte

    de atrasada evolucin y en consecuencia vulgares; pero por doquiera que entre aquellainnumerable multitud haba un alma que aunque a mucha distancia an, se acercaba alpunto en que pudiera ser til para el servicio, se distingua entre las otras como un faroentre las tinieblas de la noche. El Maestro dijo : "Ya ves cun imposible es que nadie quedeimperceptible, pues distinguimos an a quienes estn muy lejos de la posibilidad deponerlos a prueba."

    Lo nico que nos cabe hacer por nuestra parte es trabajar firmemente en el perfeccionamiento de nuestrocarcter y procurar por todos los medios posibles, por el estudio de las obras teosficas, por el propio desarro-llo y por nuestra abnegada devocin al inters del prjimo, capacitarnos para recibir el anhelado honor, con laabsoluta seguridad de que vendr la aceptacin tan pronto como la merezcamos. Lo nico que podemos haceres predisponemos y confiar en que se nos aceptar en cuanto estemos a punto, porque hay grandsima ne-

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    cesidad de auxiliares. Pero hasta que podamos ser provechosamente tiles, es decir, hasta que la energa em-pleada en nosotros d un rendimiento superior al que dara empleada de otro modo, faltara - el Maestro a sudeber, cosa imposible, si no nos ligara en estrecha relacin con l.

    Podemos tener la completa seguridad de que no hay excepciones en esta regla, aunquea veces nos parezca ver alguna. Unhombre puede entrar en el perodo probatorio, por msque tenga notorios defectos; pero en este caso seguramente poseer en su interior cualida-des compensadoras en exceso de los vicios superficiales.

    Tambin conviene advertir, que los Maestros de Sabidura tienen como nosotrosmuchas vidas tras ellos y establecieron lazos krmicos, de los que resulta a veces queciertos individuos alegan sobre ellos el pago de un servicio prestado en remotos tiempos.En nuestras indagaciones de vidas pasadas hemos encontrado algunos ejemplos de estoslazos krmicos, y uno de ellos es el de cierto individuo que, cuando fue un poderoso nobleen Egipto hace seis mil aos, influy en las autoridades de uno de los principales templospara que admitiesen como estudiante distinguido a un joven que denotaba vehementsimo

    inters en las ciencias ocultas. El joven estudiante se aplic ardorosamente a ellas e hizoadmirables progresos, de modo que en vidas sucesivas continu los estudios comenzadosen aquel antiguo templo. De entonces ac, el estudiante ha conseguido el adeptado,adelantando con ello en mucho al noble que en aquella lejana ocasin le favoreci con suinfluencia, y como en la obra que tiene a su cargo actualmente necesitara de alguien paraexponer al mundo ciertas verdades cuya publicacin era ya oportuna, vio, que su antiguoamigoy valedor de seis mil aos atrs estaba en condiciones de ser instrumento til para elcasoy le otorg en recompensa el privilegio de transmitir la verdad al mundo.

    Numerosos son los casos anlogos. Todos sabemos: que en tiempos mucho msrecientes todava, uno de los fundadores de la Sociedad Teosfica salv la vida del otro quea1a sazn era el hijo mayor de quien ahora es Maestro de ambos, y as estableci un

    derecho krmico que desde entonces puso a los tres en ntima relacin. Adems, en otracoyuntura del remoto pasado, la seora Besant salv a su actual Maestro de la conspiracintramada contra su vida; y en otro caso, uno que acaba de transponer el portal de lainiciacin salv la vida del Bodhisattva, del gran Seor Maitreya.

    Todos estos son indudablemente lazos krmicos y constituyen deudas que se han depagar en todoy por todo. As puede suceder que alguno de nosotros estuviera ntimamenterelacionado en pasadas vidas con un hoy Maestroy que le prestara algn ligero servicio, yen este caso sera el comienzo de una relacin que diera por madura consecuencia eldiscipulado por nuestra parte.

    Suele ocurrir que algunos individuos se sienten atrados por un comn inters en elestudio del ocultismo, y en vidas posteriores, cuando alguno de ellos est mucho ms

    adelantado que los dems, establece relaciones de instructor con los que un tiempo fueronsus compaeros de estudio.Seguramente que el hombre puede llamar de diversos modos la atencin de los

    Maestros. Puede acercarse a las puertas de la iniciacin, relacionndose con quienes estnms adelantados que l, o bien por la potencia del puro y firme pensamiento, por devocino por el ardoroso esfuerzo en las buenas obras; pero todos estos medios son divisiones delSendero nico, pues denotan todos que el hombre se est capacitando para una u otramodalidad de la tarea que se ha de llevar a cabo. Y as, cuando por alguno de estos mtodosllega a cierto nivel, inevitablemente llama la atencin de los Maestros de Sabidura y de unmodo u otro se relaciona con ellos, aunque probablemente no en el mundo fsico. Por logeneral, el Maestro lo relaciona con uno de sus ms sobresalientes discpulos, y este es el

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    mejor medio, puesto que las personas vulgares no pueden asegurarse por s mismas delvalor exacto de las comunicaciones astrales, a menos que hayan tenido muy amplias expe-riencias mediumnmicas, ya que en el munndo astral actan numerosas entidades ordinarias

    de poca evolucin que arden en deseos de figurar como instructores del mundo.Comnmente, estos suplantadores estn movidos por buena intencin y creen que han dedar al mundo enseanzas capaces de salvarlo. La muerte fsica les ha convencido de lafutilidad de los objetos mundanos y piensan de buena fe que si pudieran transmitir algnero humano sus nuevas modalidades de pensamiento, sera el mundo muy distinto de loque es. Tambin estn plenamente convencidos de que les bastara publicar sus ideas en elmundo fsico para que las gentes asintieran a ellas, y as escogen a una mujer muy receptivay la sugestionan con la idea de que la han escogido para revelar una sorprendente novedad.Desde luego que es muy lisonjero para una persona vulgar verse escogida como la nicacapaz de servir de medio de comunicacin de una poderosa entidad y el nico canal paratransmitir enseanzas transcendentales; y aunque la entidad comunicante no alardee de

    grandeza (lo cual es raro) el mdium lo atribuye a excesiva modestia por parte de la entidady la diputa al menos por un arcngel cuando no por directa manifestacin de la Divinidad.Pero la tal entidad comunicante olvida que, cuando viva en la tierra, otras entidades astralesse comunicaban anlogamente por diversos mdiums y que entonces no prestaba la menor atencina las comunicaciones, porque estaba engolfado en los negocios del mundo; y que de la propiasuerte, las gentes que ahora viven en el mundo fsico no harn ningn caso de cuanto ltenga empeo en comunicarles.

    , Estas entidades suelen apropiarse nombres famosos, en lo que les cabe disculpa, porqueconocen la condicin humana y saben que si un Juan Garca o un Pedro Lpez viniese arevelar a los vivos en la tierra determinadas enseanzas, tendra pocas probabilidades deaceptacin por verdadera y excelente que fuese, mientras que la misma comunicacin

    dada por JorgeWashington, Julio Csar o el arcngel Miguel merecera por lo menos respeto y acaso laaceptaran ciegamente las gentes.

    Toda entidad consciente en el plano astral tiene cierta clarividencia de los pensamientosy emociones de aquellos con quienes trata; y por lo tanto, no es extrao que al relacionarsecon los tesofos y notar la profunda reverencia que stos sienten por los Maestros deSabidura, se finjan tales para obtener ms fcil aceptacin de las ideas que deseancomunicar.

    Conviene tener asimismo en cuenta que algunas entidades astrales miranmaliciosamente a nuestros Maestros y procuran perjudicarlos en lo que les cabe; pero comono pueden directamente, se ceban en los discpulos predilectos. Uno de los ms fciles

    medios que de daar tienen estas entidades es asumir la forma del Maestro profundamentereverenciado por el discpulo a quien escogen como vctima, y a veces imitan con talperfeccin el aspecto fsico del Maestro suplantado, que parecera l mismo a no ser por laimposibilidad en que est el suplantador de remedar la verdadera expresin de la mirada.Quien haya educado la vista de los mundos superiores no ser vctima de la superchera,pues las entidades astrales no pueden imitar ni por asomo el cuerpo causal del Maestro.

    Por lo tanto, haremos muy bien en escuchar el sabio precepto de La Voz delSilencio: "No busques a tu Guru en aquellas mayvicas regiones." No aceptis nada decuanto proceda de un supuesto instructor del plano astral, sino recibid estas comunicacionesy avisos con la misma prevencin con que 1as recibirais de un desconocido en el mundo

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    fsico. Tomadlas por lo que en s valgan y aceptad o rechazad la insinuacin segn os dictela conciencia sin preocuparos de su supuesto origen. Buscad ms bien enseanzas quesatisfagan vuestra inteligencia y aplicad siempre la prueba de vuestra mente y de vuestraconciencia a todo cuanto de este modo se os exponga.

    No olvidemos que nuestras lneas de desarrollo no son las nicas. Los dos Maestrosms ntimamente relacionados con la obra de la Sociedad Teosfica pertenecen a dosdiferentes rayos o modalidades de enseanza, pero todava hay otros. Todas las escuelas deenseanza superior dan lecciones preparatorias de purificacin del carcter; pero lasenseanzas y ejercicios particulares difieren segn el tipo del instructor, aunque todos lospertenecientes a la Gran Fraternidad Blanca insisten en que el nivel superior slo puedealcanzarse por medio del Sendero de Santidad y la extincin del deseo, vencindolo y nohalagndolo. El Maestro puede emplear al discpulo en diversidad de servicios. A unos losdestinan a las tareas sealadas en Protectores invisibles y a otros se les ordena que ayudenpersonalmente al Maestro en alguna obra que trae entre manos. Algunos reciben el encargo

    de dar astralmente conferencias a gentes poco evolucionadas o de ayudar y ensear a losque durante el sueo se trasladan al mundo astral o a los que en l residen despus de lamuerte. Cuando un discpulo duerme por la noche, se relaciona con su Maestro, quien leinforma :entonces de si hay alguna tarea especial de que pueda encargarse, y en caso de nohaberla, continuar su acostumbrada obra nocturna cualquiera que sea.

    A cada protector invisible se le asignan determinado nmero de casos o sujetos,anlogamente como los mdicos estn encargados de cierto nmero de enfermos en loshospitales del mundo fsico; y cuando no tienen especial tarea, hacen el servicio de rondapara vigilar los casos con que tropiecen. As es que nunca les falta en que ocuparse si no senecesita su concreto auxilio, como ocurre cuando alguna sbita catstrofe lanza si-multneamente gran nmero de almas en el mundo astral presas de terror. La enseanza

    que los discpulos noveles necesitan para esta obra la reciben de los ms antiguos discpulosdel Maestro.

    Si conviene que el discpulo tome a su cargo un especial sistema de desarrollo psquicoen el mundo fsico,. el Maestro se lo indicar directamente o bien por medio de uno de susdiscpulos aceptados, segn el carcter y las necesidades del aprendiz, por lo que es mejorpara ste esperar instrucciones concretas antes de acometer tareas de tal ndole, y alrecibirlas valdr ms que se las reserve para s y no las discuta con otros a quienesseguramente no les convendran por prematuras.

    Los maestros menores de la India tienen sus peculiares mtodos didcticos cuyadiferencia depende en parte de la escuela filosfica a que pertenecen y en parte de susdistintos puntos de vista sobre una misma materia; pero todos los mantienen muy secretos

    a fin de no cargar con la responsabilidad del errneo empleo. El dao que puede ocasionarla indiscreta publicacin de estos mtodos se ha evidenciado en los Estados Unidos, dondelogr profusa circulacin un libro escrito por un maestro hind que mencionabacautelosamente ciertas prcticas y adverta en el prefacio la necesidad de prepararse a ellaspor la educacin del carcter. Sin embargo, el libro ocasion acerbos sufrimientos porque lamayora de lectores menospreciaron la advertencia y se lanzaron imprudentemente a lasprcticas descritas, cuyo resultado fue inutilizarlos fsicamente. Unos enloquecieron, otroscayeron presa de trastornos nerviosos y algunos quedaron obsesos por entidades malficas.Para. la absoluta seguridad de estas prcticas es indispensable realizarlas (cornoactualmente se realizan en la India) en presencia de un instructor que vigile el resultado eintervenga al ver que es perjudicial. En la India es costumbre que el discpulo se mantenga

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    en contacto fsico con su instructor, pues all todos saben que la primera y principal tarea deun instructor es armonizar con la suya el aura del discpulo y anular las ordinariascondiciones de turbacin que prevalecen en el mundo, ensendole a desprenderse de ellas

    y vivir en absoluta calma. Uno de nuestros Maestros dijo en una de sus primeras cartas:"Ven de tu mundo al nuestro", y esto se refiere no a un cambio de lugar sino de estado denimo. .

    Recordad que todo aquel que medita en el Maestro establece un definido lazo con lque al clarividente se le muestra corno una lnea de luz, cuyo contacto notasubconscientemente el Maestro y en respuesta enva por ella una corriente magntica queprosigue actuando mucho despus de acabada la meditacin. El regular ejercicio de estameditacin concentrada sirve de muchsimo auxilio al aspirante, y la regularidad es uno delos ms importantes factores del resultado. As es que debe practicarse todos los das a lamisma hora y perseverar firmemente en ella aunque de pronto no advirtamos ningn efectodefinido. En este caso conviene evitar toda depresin de nimo que dificultara el acceso de

    la influencia del Maestro y al propio tiempo denotara que ms que en l pensamos ennosotros mismos