Machado, Antonio - Poesías Completas.

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Machado, Antonio - Poesías Completas.

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  • ANTONIO MACHADO

    POESASCOMPLETAS

    Se sigue aqu,con mnimas alteraciones,

    la decimosexta edicinde ESPASA-CALPE (1991),

    a cargo de Manuel Alvar____________________________________________________________

    Ediciones de las Poesas completas: 1917 (izquierda) y 1936 (derecha)

  • ANTONIO MACHADO

    Misterioso y silenciosoIba una vez y otra vez,Su mirada era tan profundaque apenas se poda ver.Cuando hablaba tena un dejoDe timidez y de altivez.Y la luz de sus pensamientosCasi siempre se vea arder.Era luminoso y profundoComo era hombre de buena fe.Fuera pastor de mil leonesY de corderos a la vez.Conducira tempestadesO traera un panal de miel.Las maravillas de la vidaY del amor y del placer,Cantaba en versos profundosCuyo secreto era de l.Montado en un raro Pegaso,Un da al imposible fue.Ruego por Antonio a mis dioses,Ellos le salven siempre. Amn.

    RUBN DARO

  • SOLEDADES (1899-1907)

    IEL VIAJEROEst en la sala familiar, sombra,y entre nosotros, el querido hermanoque en el sueo infantil de un claro davimos partir hacia un pas lejano.Hoy tiene ya las sienes plateadas,un gris mechn sobre la angosta frente;y la fra inquietud de sus miradasrevela un alma casi toda ausente.Deshjanse las copas otoalesdel parque mustio y viejo.La tarde, tras los hmedos cristales,se pinta, y en el fondo del espejo.El rostro del hermano se iluminasuavemente. Floridos desengaosdorados por la tarde que declina?Ansias de vida nueva en nuevos aos?Lamentar la juventud perdida?Lejos qued la pobre loba muerta.La blanca juventud nunca vividateme, que ha de cantar ante su puerta?Sonre al sol de oro,de la tierra de un sueo no encontrada;y ve su nave hender el mar sonoro,de viento y luz la blanca vela henchida?El ha visto las hojas otoales,amarillas, rodar, las olorosasramas del eucalipto, los rosalesque ensean otra vez sus blancas rosas..Y este dolor que aora o desconfael temblor de una lgrima reprime,y un resto de viril hipocresaen el semblante plido se imprime.Serio retrato en la pared clareatodava. Nosotros divagamos.En la tristeza del hogar golpeael tictac del reloj. Todos callamos.

    IIHe andado muchos caminos,he abierto muchas veredas;he navegado en cien mares,y atracado en cien riberas.En todas partes he vistocaravanas de tristeza,soberbios y melanclicosborrachos de sombra negra,y pedantones al paoque miran, callan, y piensanque saben, porque no bebenel vino de las tabernas.Mala gente que caminay va apestando la tierra...Y en todas partes he vistogentes que danzan o juegan,cuando pueden, y laboransus cuatro palmos de tierra.Nunca, si llegan a un sitio,preguntan adonde llegan.Cuando caminan, cabalgana lomos de mula vieja,y no conocen la prisa

  • ni aun en los das de fiesta.Donde hay vino, beben vino;donde no hay vino, agua fresca.Son buenas gentes que viven,laboran, pasan y suean,y en un da como tantos,descansan bajo la tierra.

    IIILa plaza y los naranjos encendidoscon sus frutas redondas y risueas.Tumulto de pequeos colegialesque, al salir en desorden de la escuela,llenan el aire de la plaza en sombracon la algazara de sus voces nuevas.Alegra infantil en los rinconesde las ciudades muertas!...Y algo nuestro de ayer, que todavavemos vagar por estas calles viejas!

    IVEN EL ENTIERRO DE UN AMIGOTierra le dieron una tarde horribledel mes de julio, bajo el sol de fuego.A un paso de la abierta sepultura,haba rosas de podridos ptalos,entre geranios de spera fraganciay roja flor. El cielopuro y azul. Corraun aire fuerte y seco.De los gruesos cordeles suspendido,pesadamente, descender hicieronel atad al fondo de la fosalos dos sepultureros...Y al resonar son con recio golpe,solemne, en el silencio.Un golpe de atad en tierra es algoperfectamente serio.Sobre la negra caja se rompanlos pesados terrones polvorientos...El aire se llevabade la honda fosa el blanquecino aliento.Y t, sin sombra ya, duerme y reposa,larga paz a tus huesos...Definitivamente,duerme un sueo tranquilo y verdadero.

    VRECUERDO INFANTILUna tarde parda y frade invierno. Los colegialesestudian. Monotonade lluvia tras los cristales.Es la clase. En un cartelse representa a Canfugitivo, y muerto Abel,junto a una mancha carmn.Con timbre sonoro y huecotruena el maestro, un ancianomal vestido, enjuto y seco,que lleva un libro en la mano.Y todo un coro infantilva cantando la leccin;

  • mil veces ciento, cien mil,mil veces mil, un milln.Una tarde parda y frade invierno. Los colegialesestudian. Monotonade la lluvia en los cristales.

    VIFue una clara tarde, triste y soolienta...tarde de verano. La hiedra asomabaal muro del parque, negra y polvorienta...La fuente sonaba.Rechin en la vieja cancela mi llave;con agrio ruido abriose la puertade hierro mohoso y, al cerrarse, gravegolpe el silencio de la tarde muerta.En el solitario parque, la sonoracopla borbollante del agua cantorame gua a la fuente. La fuente vertasobre el blanco mrmol su monotona.La fuente cantaba: Te recuerda, hermano,un sueo lejano mi canto presente?Fue una tarde lenta del lento verano.Respond a la fuente:No recuerdo, hermana,mas s que tu copla presente es lejana.Fue esta misma tarde: mi cristal vertacomo hoy sobre el mrmol su monotona.Recuerdas, hermano? ... Los mirtos talares,que ves, sombreaban los claros cantaresque escuchas. Del rubio color de la llama,el fruto maduro penda en la rama,lo mismo que ahora. Recuerdas, hermano? ..Fue esta misma lenta tarde de verano.No s qu me dice tu copla rientede ensueos lejanos, hermana la fuente.Yo s que tu claro cristal de alegraya supo del rbol la fruta bermeja;yo s que es lejana la amargura maque suea en la tarde de verano vieja.Yo s que tus bellos espejos cantorescopiaron antiguos delirios de amores:mas cuntame, fuente de lengua encantada,cuntame mi alegre leyenda olvidada.Yo no s leyendas de antigua alegra,sino historias viejas de melancola.Fue una clara tarde del lento verano..T venas solo con tu pena, hermano;tus labios besaron mi linfa serena,y en la clara tarde, dijeron tu pena.Dijeron tu pena tus labios que ardan;la sed que ahora tienen, entonces tenan.Adis para siempre la fuente sonora,del parque dormido eterna cantora.Adis para siempre; tu monotona,fuente, es ms amarga que la pena ma.Rechin en la vieja cancela mi llave;con agrio ruido abriose la puertade hierro mohoso y, al cerrarse, graveson en el silencio de la tarde muerta.

    VIIEl limonero lnguido suspendeuna plida rama polvorienta,

  • sobre el encanto de la fuente limpia,y all en el fondo sueanlos frutos de oro...Es una tarde clara,casi de primavera,tibia tarde de marzoque el hlito de abril cercano lleva;y estoy solo, en el patio silencioso,buscando una ilusin cndida y vieja:alguna sombra sobre el blanco muro,algn recuerdo, en el pretil de piedrade la fuente, dormido, o, en el aire,algn vagar de tnica ligera.En el ambiente de la tarde flotaese aroma de ausencia. que dice al alma luminosa: nunca,y al corazn: espera.Ese aroma que evoca los fantasmasde las fragancias vrgenes y muertas.S, te recuerdo, tarde alegre y clara,casi de primavera,tarde sin flores, cuando me traasel buen perfume de la hierbabuena,y de la buena albahaca,que tena mi madre en sus macetas.Que t me viste hundir mis manos purasen el agua serena,para alcanzar los frutos encantadosque hoy en el fondo de la fuente suean...S, te conozco, tarde alegre y clara,casi de primavera.

    VIIIYo escucho los cantosde viejas cadencias,que los nios cantancuando en coro juegan,y vierten en corosus almas que suean,cual vierten sus aguaslas fuentes de piedra:con monotonasde risas eternas,que no son alegres,con lgrimas viejas,que no son amargasy dicen tristezas,tristezas de amoresde antiguas leyendas.En los labios nios, las canciones llevanconfusa la historiay clara la pena;como clara el agualleva su consejade viejos amores,que nunca se cuentan.Jugando a la sombrade una plaza vieja,los nios cantaban...La fuente de piedraverta su eternocristal de leyenda.Cantaban los nioscanciones ingenuas,

  • de un algo que pasay que nunca llega:la historia confusay clara la pena.Segua su cuentola fuente serena;borrada la historia,contaba la pena.

    IXORILLAS DEL DUERO.Se ha asomado una cigea a lo alto del campanario.Girando en torno a la torre y al casern solitario,y las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.Es una tibia maana.El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.Pasados los verdes pinos,casi azules, primaverase ve brotar en los finoschopos de la carreteray del ro. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.El campo parece, ms que joven, adolescente.Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,azul o blanca. Belleza del campo apenas florido,y mstica primavera!Chopos del camino blanco, lamos de la ribera,espuma de la montaaante la azul lejanasol del da, claro da!Hermosa tierra de Espaa!

    XA la desierta plazaconduce un laberinto de callejas.A un lado, el viejo paredn sombrode una ruinosa iglesia;a otro lado, la tapia blanquecinade un huerto de cipreses y palmeras,y, frente a m, la casa,y en la casa la rejaante el cristal que levemente empaasu figurilla plcida y risuea.Me apartar. No quierollamar a tu ventana ... Primaveraviene su veste blancaflota en el aire de la plaza muerta;viene a encender las rosasrojas de tus rosales... Quiero verla ...

    XIYo voy soando caminosde la tarde. Las colinasdoradas, los verdes pinos,las polvorientas encinas!...Adonde el camino ir?Yo voy cantando, viajeroa lo largo del sendero...La tarde cayendo est,"En el corazn tenala espina de una pasin;logr arrancrmela un da:ya no siento el corazn."

  • Y todo el campo un momentose queda, mudo y sombro,meditando. Suena el vientoen los lamos del ro.La tarde ms se obscurece;y el camino que serpeay dbilmente blanquea,se enturbia y desaparece.Mi cantar vuelve a plair:"Aguda espina dorada,quin te pudiera sentiren el corazn clavada."

    XIIAmada, el aura dicetu pura veste blanca ...No te vern mis ojosmi corazn te aguarda!El viento me ha tradotu nombre en la maana;el eco de tus pasosrepite la montaa ...No te vern, mis ojos;mi corazn te aguarda!En las sombras torresrepican las campanas...No te vern mis ojos;mi corazn te aguarda!Los golpes del martillodicen la negra caja;y el sitio de la fosa,los golpes de la azada...No te vern mis ojos;mi corazn te aguarda!

    XIIIHacia un ocaso radiantecaminaba el sol de esto, y era, entre nubes de fuego, una trompeta gigante,tras de los lamos verdes de las mrgenes del ro.Dentro de un olmo sonaba la sempiterna tijerade la cigarra cantora, el monorritmo jovial,entre metal y madera,que es la cancin estival.En una huerta sombragiraban los cangilones de la noria soolienta.Bajo las ramas obscuras el son del agua se oa.Era una tarde de julio, luminosa y polvorienta.Yo iba haciendo mi camino,absorto en el solitario crepsculo campesino.Y pensaba: "Hermosa tarde, nota de la lira inmensatoda desdn y armona;hermosa tarde, t curas la pobre melancolade este rincn vanidoso, obscuro rincn que piensa!"Pasaba el agua rizada bajo los ojos del puente.Lejos la ciudad dorma, como cubierta de un mago fanal de oro transparente.Bajo los arcos de piedra el agua clara corra.Los ltimos arreboles coronaban las colinasmanchadas de olivos grises y de negruzcas encinas.Yo caminaba cansado, sintiendo la vieja angustia que hace el corazn pesado.El agua en sombra pasaba tan melanclicamente,bajo los arcos del puente,

  • como si al pasar dijera:"Apenas desamarradala pobre barca, viajero, del rbol de la ribera,se canta: no somos nada.Donde acaba el pobre ro la inmensa mar nos espera."Bajo los ojos del puente pasaba el agua sombra.Yo pensaba: el alma ma!)Y me detuve un momento,en la tarde, a meditar...Qu es esta gota en el vientoque grita al mar: soy el mar?Vibraba el aire asordadopor los litros cantores que hacen el campo sonoro,cual si estuviera sembradode campanitas de oro.En el azul fulgurabaun lucero diamantino. Clido viento soplaba,alborotando el camino.Yo, en la tarde polvorienta,hacia la ciudad volva. Sonaban los cangilones de la noria soolienta.Bajo las ramas obscuras caer el agua se oa.

    XIVCANTE HONDOYo meditaba absorto, devanandolos hilos del hasto y la tristeza,cuando lleg a mi odo,por la ventana de mi estancia, abiertaa una caliente noche de verano,el plair de una copla soolienta,quebrada por los trmolos sombrosde las msicas magas de mi tierra.... Y era el Amor, como una roja llama.Nerviosa mano en la vibrante cuerdapona un largo suspirar de oro,que se trocaba en surtidor de estrellas.... Y era la Muerte, al hombro la cuchilla,el paso largo, torva y esqueltica,tal cuando yo era nio la soaba.Y en la guitarra, resonante y trmula,la brusca mano, al golpear, fingael reposar de un atad en tierra.Y era un plaido solitario el soploque el polvo barre y la ceniza avienta.

    XVLa calle en sombra. Ocultan los altos caseronesel sol que muere; hay ecos de luz en los balcones.No ves, en el encanto del mirador florido,valo rosado de un rostro conocido?La imagen, tras el vidrio de equvoco reflejo,surge o se apaga como daguerrotipo viejo.Suena en la calle slo el ruido de tu paso;se extinguen lentamente los ecos del ocaso.Oh, angustia! Pesa y duele el corazn ... Es ella?No puede ser... Camina... En el azul, la estrella.

    XVISiempre fugitiva y siemprecerca de m, en negro mantomal cubierto el desdeoso

  • gesto de tu rostro plido.No s adonde vas, ni dndetu virgen belleza tlamobusca en la noche. No squ sueos cierran tus prpados,ni de quin haya entreabiertotu lecho inhospitalario..............................................Detn el paso, bellezaesquiva, detn el paso.Besar quisiera la amarga,amarga flor de tus labios.

    XVIIHORIZONTEEn una tarde clara y amplia como el hasto,cuando su lanza blande el trrido verano,copiaban el fantasma de un grave sueo momil sombras en teora, enhiestas, sobre el llano.La gloria del ocaso era un purpreo espejo,era un cristal de llamas, que al infinito viejoiba, arrojando el grave soar en la llanura...Y yo sent la espuela sonora de mi pasorepercutir lejana en el sangriento ocaso,y ms all, la alegre cancin de un alba pura.

    XVIIIEL POETA

    Para el libro La casa de la primaverade Gregorio Martnez Sierra

    Maldiciendo su destinocomo Glauco, el dios marino,mira, turbia la pupilade llanto, el mar, que le debe su blanca virgen Scyla.El sabe que un Dios ms fuertecon la sustancia inmortal est jugando a la muerta,cual nio brbaro. l piensaque ha de caer como rama que sobre las aguas flota,antes de perderse, gotade mar en la mar inmensa.En sueos oy el acento de una palabra divina;en sueos se le ha mostrado la cruda ley diamantina,sin odio ni amor, y el frosoplo del olvido sabe, sobre un arenal de hasto.Bajo las palmeras del oasis el agua buenamir brotar de la arena; y se abrev entre las dulces gacelas, y entre los fierosanimales carniceros...Y supo cunto es la vida hecha de sed y de dolor.Y fue compasivo para el ciervo y el cazador,para el ladrn y el robado,para el pjaro azorado,para el sanguinario azor.Con el sabio amargo dijo: Vanidad de vanidades,todo es negra vanidad; y oy otra voz que clamaba, alma de sus soledades:slo eres t, luz que fulges en el corazn, verdad.Y viendo cmo lucanmiles de blancas estrellas,pensaba que todas ellasen su corazn ardan.Noche de amor! Y otra nochesinti la mala tristeza

  • que enturbia la pura llama,y el corazn que bosteza,y el histrin que declama.Y dijo: Las galerasdel alma que espera estndesiertas, mudas, vacas:las blancas sombras se van.Y el demonio de los sueos abri el jardn encantadodel ayer. Cuan bello era! Qu hermosamente el pasadofinga la primavera, cuando del rbol de otoo estaba el fruto colgado,msero fruto podrido, que en el hueco acibaradoguarda el gusano escondido!Alma, que en vano quisiste ser ms joven cada da,arranca tu flor, la humilde flor de la melancola!

    XIXVerdes jardinillos,claras plazoletas,fuente verdinosadonde el agua suea,donde el agua mudaresbala en la piedra!...Las hojas de un verdemustio, casi negrasde la acacia, el vientode septiembre besa,y se lleva algunasamarillas, secas,jugando, entre el polvoblanco de la tierra.Linda doncellita,que el cntaro llenasde agua transparente,t, al verme, no llevasa los negros buclesde tu cabellera,distradamente,la mano morena,ni, luego, en el limpiocristal te contemplas...T miras al airede la tarde bella,mientras de agua clarael cntaro llenas.

  • DEL CAMINO

    XXPRELUDIOMientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quieroponer un dulce salmo sobre mi viejo atril.Acordar las notas del rgano severoal suspirar fragante del pfano de abril.Madurarn su aroma las pomas otoales,la mirra y el incienso salmodiarn su olor;exhalarn su fresco perfume los rosales,bajo la paz en sombra del tibio huerto en flor.Al grave acorde lento de msica y aroma,la sola y vieja y noble razn de mi rezarlevantar su vuelo suave de paloma,y la palabra blanca se elevar al altar.

    XXIDaba el reloj las doce... y eran docegolpes de azada en tierra......Mi hora! grit. ... El silenciome respondi: No temas;t no vers caer la ltima gotaque en la clepsidra tiembla.Dormirs muchas horas todavasobre la orilla vieja,y encontrars una maana puraamarrada tu barca a otra ribera.

    XXIISobre la tierra amarga,caminos tiene el sueolabernticos, sendas tortuosas,parques en flor y en sombra y en silenciocriptas hondas, escalas sobre estrellas;retablos de esperanzas y recuerdos.Figurillas que pasan y sonrenjuguetes melanclicos de viejo;imgenes amigas,a la vuelta florida del sendero,y quimeras rosadasque hacen camino ... lejos...

    XXIIIEn la desnuda tierra del caminola hora florida brota,espino solitario,del valle humilde en la revuelta umbrosa.El salmo verdaderode tenue voz hoy tornaal corazn, y al labio,la palabra quebrada y temblorosa.Mis viejos mares duermen; se apagaronsus espumas sonorassobre la playa estril. La tormentacamina lejos en la nube torva.Vuelve la paz al cielo;la brisa tutelar esparce aromasotra vez sobre el campo, y aparece,en la bendita soledad, tu sombra.

    XXIV

  • El sol es un globo de fuego,la luna es un disco morado.Una blanca paloma se posaen el alto ciprs centenario.Los cuadros de mirtos parecende marchito velludo empolvado.El jardn y la tarde tranquila!...Suena el agua en la fuente de mrmol.

    XXVTenue rumor de tnicas que pasansobre la infrtil tierra!...Y lgrimas sonorasde las campanas viejas!Las ascuas mortecinasdel horizonte humean ...Blancos fantasmas laresvan encendiendo estrellas.Abre el balcn. La horade una ilusin se acerca...La tarde se ha dormido,y las campanas suean.

    XXVIOh, figuras del atrio, ms humildescada da y lejanas:mendigos harapientossobre marmreas gradas;miserables ungidosde eternidades santas,manos que surgen de los mantos viejosy de las rotas capas!Pas por vuestro ladouna ilusin velada,de la maana luminosa y fraen las horas ms plcidas? ...Sobre la negra tnica, su manoera una rosa blanca...

    XXVIILa tarde todavadar incienso de oro a tu plegaria,y quizs el cenit de un nuevo daamenguar tu sombra solitaria.Mas no es tu fiesta el ultramar lejano,sino la ermita junto al manso ro;no tu sandalia el sooliento llanopisar, ni la arena del hasto.Muy cerca est, romero,la tierra verde y santa y florecidade tus sueos; muy cerca, peregrinoque desdeas la sombra del senderoy el agua del mesn en tu camino.

    XXVIIICrear fiestas de amoresen nuestro amor pensamos,quemar nuevos aromasen montes no pisados,y guardar el secretode nuestros rostros plidos,porque en las bacanales de la vida

  • vacas nuestras copas conservamos,mientras con eco de cristal y espumaren los zumos de la vid dorados....................................................Un pjaro escondido entre las ramasdel parque solitario,silba burln... Nosotros exprimimosla penumbra de un sueo en nuestro vaso ...Y algo, que es tierra en nuestra carne, sientela humedad del jardn como un halago.

    XXIXArde en tus ojos un misterio, virgenesquiva y compaera.No s si es odio o es amor la lumbreinagotable de tu aljaba negra.Conmigo irs mientras proyecte sombrami cuerpo y quede a mi sandalia arena.Eres la sed o el agua en mi camino?Dime, virgen esquiva y compaera.

    XXXAlgunos lienzos del recuerdo tienenluz de jardn y soledad de campola placidez del sueoen el paisaje familiar soado.Otros guardan las fiestasde das aun lejanos; figurillas sutilesque pone un titerero en su retablo.....................................................Ante el balcn florido,est la cita de un amor amargo.Brilla la tarde en el resol bermejo...La hiedra efunde de los muros blancos ..A la revuelta de una calle en sombra,un fantasma irrisorio besa un nardo.

    XXXICrece en la plaza en sombrael musgo, y en la piedra vieja y santade la iglesia. En el atrio hay un mendigo ..Ms vieja que la iglesia tiene el alma.Sube muy lento, en las maanas fras,por la marmrea grada,hasta un rincn de piedra... All aparecesu mano seca entre la rota capa.Con las rbitas huecas de sus ojosha visto cmo pasanlas blancas sombras, en los claros das,las blancas sombras de las horas santas.

    XXXIILas ascuas de un crepsculo moradodetrs del negro cipresal humean...En la glorieta en sombra est la fuentecon su alado y desnudo Amor de piedra,que suea mudo. En la marmrea tazareposa el agua muerta.

  • XXXIIIMi amor? ... Recuerdas, dime,aquellos juncos tiernos,lnguidos y amarillosque hay en el cauce seco? ...Recuerdas la amapolaque calcin el verano,la amapola marchita,negro crespn del campo? ...Te acuerdas del sol yertoy humilde, en la maana,que brilla y tiembla rotosobre una fuente helada? ...

    XXXIVMe dijo un alba de la primavera:Yo florec en tu corazn sombroha muchos aos, caminante viejoque no cortas las flores del camino.Tu corazn de sombra, acaso guardael viejo aroma de mis viejos lirios?Perfuman an mis rosas la alba frentedel hada de tu sueo adamantino?Respond a la maana:Slo tienen cristal los sueos mos.Yo no conozco el hada de mis sueos;ni s si est mi corazn florido.- Pero si aguardas la maana puraque ha de romper el vaso cristalino,quizs el hada te dar tus rosas,mi corazn tus lirios.

    XXXVAl borde del sendero un da nos sentamos.Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuitason las desesperantes posturas que tomamospara aguardar.... Mas Ella no faltar a la cita.

    XXXVIEs una forma juvenil que un daa nuestra casa llega.Nosotros le decimos: por qu tornasa la morada vieja?Ella abre la ventana, y todo el campoen luz y aroma entra.En el blanco sendero,los troncos de los rboles negrean;las hojas de sus copasson humo verde que a lo lejos suea.Parece una lagunael ancho ro entre la blanca nieblade la maana. Por los montes crdenoscamina otra quimera.

    XXXVIIOh, dime, noche amiga, amada vieja,que me traes el retablo de mis sueossiempre desierto y desolado, y slocon mi fantasma dentro,mi pobre sombra tristesobre la estepa y bajo el sol de fuego,o soando amarguras

  • en las voces de todos los misterios,dime, si sabes, vieja amada, dimesi son mas las lgrimas que vierto!Me respondi la noche: Jams me revelaste tu secreto.Yo nunca supe, amado, si eras t ese fantasma de tu sueo, ni averig si era su voz la tuya, o era la voz de un histrin grotesco.Dije a la noche: Amada mentirosa,t sabes mi secreto;t has visto la honda grutadonde fabrica su cristal mi sueo,y sabes que mis lgrimas son mas.y sabes mi dolor, mi dolor viejo.Oh! Yo no s, dijo la noche, amado,yo no s tu secreto,aunque he visto vagar ese que dicesdesolado fantasma, por tu sueo.Yo me asomo a las almas cuando llorany escucho su hondo rezo,humilde y solitario,ese que llamas salmo verdadero;pero en las hondas bvedas del almano s si el llanto es una voz o un eco.Para escuchar tu queja de tus labiosyo te busqu en tu sueo,y all te vi vagando en un borrosolaberinto de espejos.

  • Edicin de Soledades, 1903

    Edicin de Soledades, Galeras y otros poemas 1919

  • CANCIONES

    XXXVIIIAbril florecafrente a mi ventana.Entre los jazminesy las rosas blancasde un balcn florido,vi las dos hermanas.La menor cosa,la mayor hilaba...Entre los jazminesy las rosas blancas,la ms pequeita,risuea y rosadasu aguja en el aire,mir a mi ventana.La mayor segua,silenciosa y plida,el huso en su ruecaque el lino enroscaba.Abril florecafrente a mi ventana.Una clara tardela mayor lloraba,entre los jazminesy las rosas blancas,y ante el blanco linoque en su rueca hilaba. Qu tienes? le dije,silenciosa y plida,seal el vestidoque empez la hermana.En la negra tnicala aguja brillaba;sobre el blanco velo,el dedal de plata.Seal a la tardede abril que soaba,mientras que se oataer de campanas.Y en la clara tardeme ense sus lgrimas...Abril florecafrente a mi ventana.Fue otro abril alegrey otra tarde plcida.El balcn floridosolitario estaba ...Ni la pequeitarisuea y rosada,ni la hermana triste,silenciosa y plida,ni la negra tnica,ni la toca blanca ...Tan slo en el husoel lino girabapor mano invisible,y en la obscura salala luna del limpioespejo brillaba ...Entre los jazminesy las rosas blancasdel balcn florido,me mir en la clara

  • luna del espejoque lejos soaba...Abril florecafrente a mi ventana.

    XXXIXCOPLAS ELEGIACASAy del que llega sedientoa ver el agua correr,y dice: la sed que sientono me la calma el beber!Ay de quien bebe y, saciadala sed, desprecia la vida:moneda al tahr prestada,que sea al azar rendida!Del iluso que suspirabajo el orden soberano,y del que suea la lirapitagrica en su mano.Ay del noble peregrinoque se para a meditar,despus de largo caminoen el horror de llegar!Ay de la melancolaque llorando se consuela,y de la melomanade un corazn de zarzuela!Ay de nuestro ruiseor,si en una noche serenase cura del mal de amorque llora y canta sin pena!De los jardines secretos,de los pensiles soados,y de los sueos pobladosde propsitos discretos!Ay del galn sin fortunaque ronda a la luna bella;de cuantos caen de la luna,de cuantos se marchan a ella!De quien el fruto prendidoen la rama no alcanz,de quien el fruto ha mordidoy el gusto amargo prob!Y de nuestro amor primeroy de su fe mal pagada,y, tambin, del verdaderoamante de nuestra amada!

    XLINVENTARIO GALANTETus ojos me recuerdanlas noches de verano,negras noches sin luna,orilla al mar salado,y el chispear de estrellasdel cielo negro y bajo.Tus ojos me recuerdan.las noches de verano.Y tu morena carne,los trigos requemados,y el suspirar de fuegode los maduros campos.Tu hermana es clara y dbilcomo los juncos lnguidos,

  • como los sauces tristes,como los linos glaucos.Tu hermana es un luceroen el azul lejano...Y es alba y aura frasobre los pobres lamosque en las orillas tiemblandel ro humilde y manso.Tu hermana es un luceroen el azul lejano.De tu morena gracia,de tu soar gitano,de tu mirar de sombraquiero llenar mi vaso.Me embriagar una nochede cielo negro y bajo,para cantar contigo,orilla al mar salado,una cancin que dejecenizas en los labios ...De tu mirar de sombraquiero llenar mi vaso.Para tu linda hermanaarrancar los ramosde florecillas nuevasa los almendros blancos,en un tranquilo y tristealborear de marzo.Los regar con aguade los arroyos claros,los atar con verdesjunquillos del remanso ...Para tu linda hermanayo har un ramito blanco.

    XLIMe dijo una tardede la primavera:Si buscas caminosen flor en la tierra,mata tus palabrasy oye tu alma vieja.Que el mismo albo linoque te vista, seatu traje de duelo,tu traje de fiesta.Ama tu alegray ama tu tristeza,si buscas caminosen flor en la tierra.Respond a la tardede la primavera:T has dicho el secretoque en mi alma reza: Yo odio la alegrapor odio a la pena.Mas antes que pisetu florida senda,quisiera traertemuerta mi alma vieja.

    XLIILa vida hoy tiene ritmode ondas que pasan,

  • de olitas temblorosasque fluyen y se alcanzan.La vida hoy tiene el ritmo de los ros,la risa de las aguasque entre los verdes junquerales corren,y entre las verdes caas.Sueo florido lleva el manso viento;bulle la savia joven en las nuevas ramas;tiemblan alas y frondas,y la mirada sagital del guilano encuentra presa... Treme el campo en sueos,vibra el sol como un arpa.Fugitiva ilusin de ojos guerreros,que por las selvas pasasa la hora del cenit: tiemble en mi pechoel oro de tu aljaba!En tus labios florece la alegrade los campos en flor; tu veste aladaaroman las primeras velloritas,las violetas perfuman tus sandalias.Yo he seguido tus pasos en el viejo bosque,arrebatados tras la corza rpida,y los giles msculos rosadosde tus piernas silvestres entre verdes ramas.Pasajera ilusin de ojos guerreros,que por las selvas pasascuando la tierra reverdece y renlos ros en las caas!Tiemble en mi pecho el oroque llevas en tu aljaba!

    XLIIIEra una maana y abril sonrea.Frente al horizonte dorado morala luna, muy blanca y opaca; tras ella,cual tenue ligera quimera, corrala nube que apenas enturbia una estrella..........................................................Como sonrea la rosa maanaal sol del Oriente abr mi ventana;y en mi triste alcoba penetr el Orienteen canto de alondras, en risa de fuentey en suave perfume de flora temprana.Fue una clara tarde de melancola.Abril sonrea. Yo abr las ventanasde mi casa al viento... El viento traaperfume de rosas, dolor de campanas...Doblar de campanas lejanas, llorosas,suave de rosas aromado aliento ...... Dnde estn los huertos floridos de rosas?Qu dicen las dulces campanas al viento?Pregunt a la tarde de abril que mora:Al fin la alegra se acerca a mi casa?La tarde de abril sonri: La alegrapas por tu puerta y luego, sombra:Pas por tu puerta. Dos veces no pasa.

    XLIVEl casco rodo y verdosodel viejo faluchoreposa en la arena...La vela tronchada pareceque aun suea en el sol y en el mar.El mar hierve y canta ...

  • El mar es un sueo sonorobajo el sol de abril.El mar hierve y recon olas azules y espumas de leche y de plata,el mar hierve y rebajo el cielo azul.El mar lactescente,el mar rutilante, que re en sus liras de plata sus risas azules...Hierve y re el mar!...El aire parece que duerme encantadoen la flgida niebla de sol blanquecino.La gaviota palpita en el aire dormido, y al lentovolar sooliento, se aleja y se pierde en la bruma del sol.

    XLVEl sueo bajo el sol que aturde y ciega,trrido sueo en la hora de arrebol;el ro luminoso el aire surca;esplende la montaa;la tarde es polvo y sol.El sibilante caracol del vientoronco dormita en el remoto alcor;emerge el sueo ingrave en la palmera,luego se enciende en el naranjo en flor.La estpida cigeasu garabato escribe en el sopordel molino parado; el toro abatesobre la hierba la testuz feroz.La verde, quieta espuma del ramajeefunde sobre el blanco paredn,lejano, inerte, del jardn sombro,dormido bajo el cielo fanfarrn.Lejos, enfrente de la tarde roja,refulge el ventanal del torren.

  • HUMORISMOS, FANTASAS, APUNTES

    LOS GRANDES INVENTOS

    XLVILA NORIALa tarde caatriste y polvorienta.El agua cantabasu copla plebeyaen los cangilonesde la noria lenta.Soaba la mula,pobre mula vieja!,al comps de sombraque en el agua suena.La tarde caatriste y polvorienta.Yo no s qu noble,divino poeta,uni a la amargurade la eterna ruedala dulce armonadel agua que suea,y vend tus ojospobre mula vieja!...Mas s que fue un noble,divino poeta,corazn madurode sombra y de ciencia.

    XLVIIEL CADALSOLa aurora asomabalejana y siniestra.El lienzo de Orientesangraba tragedias,pintarrajeadascon nubes grotescas.En la vieja plazade una vieja aldea,ergua su horriblepavura esquelticael tosco patbulode fresca madera...La aurora asomabalejana y siniestra.

    XLVIIILAS MOSCASVosotras, las familiares,inevitables golosas,vosotras, moscas vulgares,me evocis todas las cosas.Oh, viejas moscas voracescomo abejas en abril,viejas moscas pertinacessobre mi calva infantil!Moscas del primer hastoen el saln familiar,las claras tardes de estoen que yo empec a soar!Y en la aborrecida escuela,

  • raudas moscas divertidas,perseguidaspor amor de lo que vuela,que todo es volar sonorasrebotando en los cristalesen los das otoales ...Moscas de todas las horas,de infancia y adolescencia,de mi juventud dorada;de esta segunda inocencia,que da en no creer en nada,de siempre... Moscas vulgares,que de puro familiaresno tendris digno cantor:yo s que os habis posadosobre el juguete encantado,sobre el librote cerrado,sobre la carta de amor,sobre los prpados yertosde los muertos.Inevitables golosas,que ni labris como abejasni brillis cual mariposas;pequeitas, revoltosas;vosotras, amigas viejas,me evocis todas las cosas.

    XLIXELEGA DE UN MADRIGALRecuerdo que una tarde de soledad y hastooh tarde como tantas!, el alma ma era,bajo el azul montono, un ancho y terso roque ni tena un pobre juncal en su ribera.Oh mundo sin encanto, sentimental inopiaque borra el misterioso azogue del cristal!Oh el alma sin amores que el Universo copiacon un irremediable bostezo universal!Quiso el poeta recordar a solas; las ondas bien amadas, la luz de los cabellosque l llamaba en sus rimas rubias olas. Ley... La letra mata: no se acordaba de ellos...Y un da como tantos al aspirar un daaromas de una rosa que en el rosal se abra,brot como una llama la luz de los cabellosque l en sus madrigales llamaba rubias olas,brot, porque un aroma igual tuvieron ellos...Y se alej en silencio para llorar a solas.

    LACASO...Como atento no ms a mi quimerano reparaba en torno mo, un dame sorprendi la frtil primaveraque en todo el ancho campo sonrea.Brotaban verdes hojas,de las hinchadas yemas del ramaje,y flores amarillas, blancas, rojas,alegraban la mancha del paisaje.Y era una lluvia de saetas de oro,el sol sobre las frondas juveniles;del amplio ro en el caudal sonorose miraban los lamos gentiles.Tras de tanto camino es la primeravez que miro brotar la primavera,

  • dije, y despus, declamatoriamente: Cuan tarde ya para la dicha ma!-Y luego, al caminar, como quien sientealas de otra ilusin: Y todavayo alcanzar mi juventud un da!

    LIJARDNLejos de tu jardn quema la tardeinciensos de oro en purpurinas llamas,tras el bosque de cobre y de ceniza.En tu jardn hay dalias.Malhaya tu jardn!... Hoy me parecela obra de un peluquero, con esa pobre palmerilla enana, y ese cuadro de mirtos recortados... y el naranjito en su tonel... El aguade la fuente de piedrano cesa de rer sobre la concha blanca.

    LIIFANTASA DE UNA NOCHE DE ABRILSevilla? ... Granada? ... La noche de luna,blancas paredes y obscuras ventanas.Cerrados postigos, corridas persianas ...El cielo vesta su gasa de abril.Un vino risueo me dijo el camino.Yo escucho los ureos consejos del vino, el vino es a veces escala de ensueo.Abril y la noche y el vino risueoataron en coro su salmo de amor.La calle copiaba, con sombra en el muro,el paso fantasma y el sueo madurode apuesto embozado, galn caballero:espada tendida, calado sombrero...La luna verta su blanco soar.Como un laberinto mi sueo torcade calle en calleja. Mi sombra seguade aquel laberinto la sierpe encantada,en pos de una oculta plazuela cerrada.La luna lloraba su dulce blancor.La casa y la clara ventana florida,de blancos jazmines y nardos prendida,ms blancos que el blanco soar de la luna... -"Seora, la hora, tal vez importuna... Que espere? (La duea se lleva el candil.)Ya s que sera quimera, seora,mi sombra galante buscando a la auroraen noches de estrellas y luna, si fueramentira la blanca nocturna quimeraque usurpa a la luna su trono de luz.Oh dulce seora, ms cndida y bellaque la solitaria matutina estrellatan clara en el cielo! Por qu silenciosaos mi nocturna querella amorosa?Quin hizo, seora, cristal vuestra voz?...La blanca quimera parece que suea.Acecha en la obscura estancia la duea.Seora, si acaso otra sombra emboscadatemis, en la sombra, fiad en mi espada...Mi espada se ha visto a la luna brillar.Acaso os parece mi gesto anacrnico?El vuestro es, seora, sobrado lacnico.Acaso os asombra mi sombra embozada,

  • de espada tendida y toca plumada?...Seris la cautiva del moro Gazul?Dijraislo, y pronto mi amor os dirael son de mi guzla y la algarabams dulce que oyera ventana morunaMi guzla os dijera la noche de luna,la noche de cndida luna de abril.Dijera la clara cantiga de platadel patio moruno, y la serenataque lleva el aroma de floridas precesa los miradores y a los ajimeces,los salmos de un blanco fantasma lunar.Dijera las danzas de trenzas lascivas,las muelles cadencias de ensueos, las vivascentellas de lnguidos rostros velados,los tibios perfumes, los huertos cerrados;dijera el aroma letal del harn.Yo guardo, seora, en viejo salteriotambin una copla de blanco misterio,la copla ms suave, ms dulce y ms sabiaque evoca las claras estrellas de Arabiay aromas de un moro jardn andaluz.Silencio... En la noche la paz de la lunaalumbra la blanca ventana moruna.Silencio... Es el musgo que brota, y la hiedraque lenta desgarra la tapia de piedra...El llanto que vierte la luna de abril.Si sois una sombra de la primaverablanca entre jazmines, o antigua quimerasoada en las trovas de dulces cantores,yo soy una sombra de viejos cantares,y el signo de un lgebra vieja de amores.Los gayos, lascivos decires mejores, los rabes albos nocturnos soares, las coplas mundanas, los salmos talares, poned en mis labios; yo soy una sombra tambin del amor.Ya muerta la luna, mi sueo volvapor la retorcida, moruna calleja.El sol en Oriente reasu risa ms vieja.

    LIIIA UN NARANJO Y A UN LIMONEROVISTOS EN UNA TIENDA DE PLANTAS Y FLORESNaranjo en maceta, qu triste es tu suerte! Medrosas tiritan tus hojas menguadas.Naranjo en la corte, qu pena de vertecon tus naranjitas secas y arrugadas!Pobre limonero de fruto amarillocual pomo pulido de plida cera,qu pena mirarte, msero arbolitocriado en mezquino tonel de madera!De los claros bosques de la Andaluca,quin os trajo a esta castellana tierraque barren los vientos de la adusta sierra,hijos de los campos de la tierra ma?Gloria de los huertos, rbol limonero,que enciendes los frutos de plido oro,y alumbras del negro cipresal austerolas quietas plegarias erguidas en coro;y fresco naranjo del patio querido,del campo risueo y el huerto soado,siempre en mi recuerdo maduro o floridode frondas y aromas y frutos cargado!

  • LIVLOS SUEOS MALOSEst la plaza sombra;muere el da. Suenan lejos las campanas.De balcones y ventanasse iluminan las vidrieras,con reflejos mortecinos,como huesos blanquecinosy borrosas calaveras.En toda la tarde brillauna luz de pesadilla.Est el sol en el ocaso.Suena el eco de mi paso.Eres t? Ya te esperaba...No eres t a quien yo buscaba.

    LVHASTIOPasan las horas de hastopor la estancia familiar,el amplio cuarto sombrodonde yo empec a soar.Del reloj arrinconado,que en la penumbra clarea,el tictac acompasadoodiosamente golpea.Dice la monotonadel agua clara al caer:un da es como otro da;hoy es lo mismo que ayer.Cae la tarde. El viento agitael parque mustio y dorado...Qu largamente ha lloradotoda la fronda marchita!

    LVISonaba el reloj la una,dentro de mi cuarto. Eratriste la noche. La luna,reluciente calavera,ya del cenit declinado,iba del ciprs del huertoframente iluminadoel alto ramaje yerto.Por la entreabierta ventanallegaban a mis odosmetlicos alaridosde una msica lejana.Una msica tristona,una mazurca olvidada,entre inocente y burlona,mal taida y mal soplada.Y yo sent el estupordel alma cuando bostezael corazn, la cabeza,y... morirse es lo mejor.

    LVIICONSEJOSI

  • Este amor que quiere seracaso pronto ser;pero cundo ha de volverlo que acaba de pasar?Hoy dista mucho de ayer.Ayer es Nunca jams!

    IIMoneda que est en la manoquiz se deba guardar;la monedita del almase pierde si no se da.

    LVIIIGLOSANuestros vidas son los ros,que van a dar a la mar,que es el morir. Gran cantar!Entre los poetas mostiene Manrique un altar.Dulce goce de vivir:mala ciencia del pasar,ciego huir a la mar.Tras el pavor del morirest el placer de llegar.Gran placer!Mas y el horror de volver?Gran pesar!

    LIXAnoche cuando dormaso, bendita ilusin!que una fontana fluadentro de mi corazn.Di, por qu acequia escondida,agua, vienes hasta mi,manantial de nueva vidade donde nunca beb?Anoche cuando dormaso, bendita ilusin!que una colmena tenadentro de mi corazn;y las doradas abejasiban fabricando en l,con las amarguras viejas,blanca cera y dulce miel.Anoche cuando dormaso, bendita ilusin!que un ardiente sol lucadentro de mi corazn.Era ardiente porque dabacalores de rojo hogar,y era sol porque alumbrabay porque haca llorar.Anoche cuando dormaso, bendita ilusin!que era Dios lo que tenadentro de mi corazn.

    LXMi corazn se ha dormido?Colmenares de mis sueosya no labris? Est seca

  • la noria del pensamiento,los cangilones vacos,girando, de sombra llenos?No, mi corazn no duerme.Est despierto, despierto.Ni duerme ni suea, mira,los claros ojos abiertos,seas lejanas y escuchaa orillas del gran silencio.

  • GALERAS

    LXIINTRODUCCINLeyendo un claro damis bien amados versos,he visto en el profundoespejo de mis sueosque una verdad divinatemblando est de miedo,y es una flor que quiereechar su aroma al viento.El alma del poetase orienta hacia el misterio.Slo el poeta puedemirar lo que est lejosdentro del alma, en turbioy mago sol envuelto.En esas galeras,sin fondo, del recuerdo,donde las pobres gentescolgaron cual trofeoel traje de una fiestaapolillado y viejo,all el poeta sabeel laborar eternomirar de las doradasabejas de los sueos.Poetas, con el almaatenta al hondo cielo,en la cruel batallao en el tranquilo huerto,la nueva miel labramoscon los dolores viejos,la veste blanca y purapacientemente hacemos,y bajo el sol bruimosel fuerte arns de hierro.El alma que no suea,el enemigo espejo,proyecta nuestra imagencon un perfil grotesco.Sentimos una olade sangre, en nuestro pecho,que pasa... y sonremos,y a laborar volvemos.

    LXIIDesgarrada la nube; el arco irisbrillando ya en el cielo,y en un fanal de lluviay sol en el campo envuelto.Despert. Quin enturbialos mgicos cristales de mi sueo?Mi corazn lataatnito y disperso....El limonar florido,el cipresal del huerto,el prado verde, el sol, el agua, el iris...,el agua en tus cabellos!...Y todo en la memoria se perdacomo una pompa de jabn al viento.

  • LXIIIY era el demonio de mi sueo, el ngelms hermoso. Brillabancomo aceros los ojos victoriosos,y las sangrientas llamasde su antorcha alumbraronla honda cripta del alma. Vendrs conmigo? No, jams; las tumbasy los muertos me espantan.Pero la frrea manomi diestra atenazaba.Vendrs conmigo... Y avanc en mi sueocegado por la roja luminaria.Y en la cripta sent sonar cadenas,y rebullir de fieras enjauladas.

    LXIVDesde el umbral de un sueo me llamaron...Era la buena voz, la voz querida.Dime: vendrs conmigo a ver el alma?...Lleg a mi corazn una caricia.Contigo siempre... Y avanc en mi sueopor una larga, escueta galera,sintiendo el roce de la veste puray el palpitar suave de la mano amiga.

    LXVSUEO INFANTILUna clara nochede fiesta y de luna,noche de mis sueos,noche de alegraera luz de mi alma,que hoy es bruma toda,no eran mis cabellosnegros todava,el hada ms jovenme llev en sus brazosa la alegre fiestaque en la plaza arda.So el chisporroteode las luminarias, amor sus madejasde danzas teja.Y en aquella nochede fiesta y de luna,noche de mis sueos,noche de alegra,el hada ms jovenbesaba mi frente...,con su linda manosu adis me deca...Todos los rosalesdaban sus aromas,todos los amoresamor entreabra.

    LXVIY esos nios en hilera,llevando el sol de la tardeen sus velitas de cera!...

    *De amarilla calabaza,

  • en el azul, cmo subela luna, sobre la plaza!

    *Duro ceo. Pirata, rubio africano,barbitaheo.Lleva un alfanje en la mano.Estas figuras del sueo...

    *Donde las nias cantan en corro,en los jardines del limonar,sobre la fuente, negro abejorropasa volando, zumba al volar.Se oy un bronco gruir de abueloentre las claras voces sonar,superflua nota de violonceloen los jardines del limonar.Entre las cuatro blancas paredes,cuando una mano cerr el balcn,por los salones de sal-si-puedessuena el rebato de su bordn.Muda en el techo, quieta, dormida?la negra nota de angustia est,y en la pradera verdifloridade un sueo nio volando va...

    LXVIISi yo fuera un poetagalante cantaraa vuestros ojos un cantar tan purocomo en el mrmol blanco el agua limpia.Y en una estrofa de aguatodo el cantar sera:"Ya s que no responden a mis ojos,que ven y no preguntan cuando miran,los vuestros claros, vuestros ojos tienenla buena luz tranquila,la buena luz del mundo en flor, que he vistodesde los brazos de mi madre un da."

    LXVIIILlam a mi corazn, un claro da,con un perfume de jazmn, el vientoA cambio de este aroma,todo el aroma de tus rosas quiero.No tengo rosas; floresen mi jardn no hay ya; todas han muerto.Me llevar los llantos de las fuentes,las hojas amarillas y los mustios ptalos.Y el viento huy... Mi corazn sangrabaAlma, qu has hecho de tu pobre huerto?

    LXIXHoy buscars en vanoa tu dolor consuelo. Llevronse tus hadasel lino de tus sueos.Est la fuente muda,y est marchito el huerto.Hoy slo quedan lgrimaspara llorar. No hay que llorar, silencio!

  • LXXY nada importa ya que el vino de ororebose de tu copa cristalina,o el agrio zumo enturbie el puro vaso...T sabes, las secretas galerasdel alma, los caminos de los sueos,y la tarde tranquiladonde van a morir... All te aguardanlas hadas silenciosas de la vida,y hacia un jardn de eterna primaverate llevarn un da.

    LXXITocados de otros das,mustios encajes y marchitas sedas;salterios arrumbados,rincones de las salas polvorientas;daguerrotipos turbios,cartas que amarillean;libracos no ledosque guardan grises florecitas secas;romanticismos muertos, cursileras viejas, cosas de ayer que sois el alma, y cantosy cuentos de la abuela!...

    LXXIILa casa tan queridadonde habitaba ella, sobre un montn de escombros arruinadao derruida, enseael negro y carcomidomal trabado esqueleto de madera.La luna est vertiendosu clara luz en sueos que plateaen las ventanas. Mal vestido y triste,voy caminando por la calle vieja.

    LXXIIIAnte el plido lienzo de la tarde,la iglesia, con sus torres afiladasy el ancho campanario, en cuyos huecosvoltean suavemente las campanas,alta y sombra, surge.La estrella es una lgrimaen el azul celeste.Bajo la estrella clara,flota, velln disperso,una nube quimrica de plata.

    LXXIVTarde tranquila, casicon placidez de alma,para ser joven, para haberlo sidocuando Dios quiso, paratener algunas alegras... lejos,y poder dulcemente recordarlas.

    LXXVYo, como Anacreonte,quiero cantar, rer y echar al viento

  • las sabias amargurasy los graves consejos.y quiero, sobre todo, emborracharme,ya lo sabis... Grotesco!Pura fe en el morir, pobre alegray macabro danzar antes de tiempo.

    LXXVIOh tarde luminosa!El aire est encantado.La blanca cigeadormita volando,y las golondrinas se cruzan, tendidaslas alas agudas al viento dorado,y en la tarde risuea se alejanvolando, soando...Y hay una que torna como la saeta,las alas agudas tendidas al aire sombro,buscando su negro rincn del tejado.La blanca cigea,como un garabato, tranquila y disforme, tan disparatada!sobre el campanario.

    LXXVIIEs una tarde cenicienta y mustia,destartalada, como el alma ma;y es esta vieja angustiaque habita mi usual hipocondra.La causa de esta angustia no consigoni vagamente comprender siquiera;pero recuerdo y, recordando, digo:S, yo era nio, y t, mi compaera.

    *Y no es verdad, dolor, yo te conozco,t eres nostalgia de la vida buenay soledad de corazn sombro,de barco sin naufragio y sin estrella.Como perro olvidado que no tienehuella ni olfato y yerrapor los caminos, sin camino, comoel nio que en la noche de una fiestase pierde entre el gentoy el aire polvoriento y las candelaschispeantes, atnito, y asombrasu corazn de msica y de pena,as voy yo, borracho melanclico,guitarrista luntico, poeta,y pobre hombre en sueos,siempre buscando a Dios entre la niebla.

    LXXVIIY ha de morir contigo el mundodonde guarda el recuerdolos hlitos ms puros de la vida,la blanca sombra del amor primero,la voz que fue a tu corazn, la manoque t queras retener en sueos,y todos los amoresque llegaron al alma, al hondo cielo?Y ha de morir contigo el mundo tuyo,la vieja vida en orden tuyo y nuevo?Los yunques y crisoles de tu alma

  • trabajan para el polvo y para el viento?

    LXXICDesnuda est la tierra,y el alma alla al horizonte plidocomo loba famlica. Qu buscas,poeta, en el ocaso?Amargo caminar, porque el caminopesa en el corazn. El viento helado,y la noche que llega, y la amargurade la distancia!... En el camino blancoalgunos yertos rboles negrean;en los montes lejanoshay oro y sangre ... El sol muri... Qu buscaspoeta, en el ocaso?.

    LXXXCAMPOLa tarde est muriendocomo un hogar humilde que se apaga.All, sobre los montes,quedan algunas brasas.Y ese rbol roto en el camino blancohace llorar de lstima.Dos ramas en el tronco herido, y unahoja marchita y negra en cada rama!Lloras?... Entre los lamos de oro,lejos, la sombra del amor te aguarda.

    LXXXIA UN VIEJO Y DISTINGUIDO SEORTe he visto, por el parque cenicientoque los poetas amanpara llorar, cmo una noble sombravagar, envuelto en tu levita larga.El talante corts, ha tantos aoscompuesto de una fiesta en la antesala,qu bien tus pobres huesosceremoniosos guardan!Yo te he visto, aspirando distrado,con el aliento que la tierra exhalahoy tibia tarde en que las mustias hojashmedo viento arranca,del eucalipto verdeel frescor de las hojas perfumadas. Y te he visto llevar la seca manoa la perla que brilla en tu corbata.

    LXXXIILOS SUEOSEl hada ms hermosa ha sonredoal ver la lumbre de una estrella plida,que en hilo suave, blanco y silenciosose enrosca al huso de su rubia hermana.Y vuelve a sonrer, porque en su ruecael hilo de los campos se enmaraa.Tras la tenue cortina de la alcobaest el jardn envuelto en luz dorada.La cuna, casi en sombra. El nio duerme.Dos hadas laboriosas lo acompaan,hilando de los sueos los sutilescopos en ruecas de marfil y plata.

  • LXXIIIGuitarra del mesn que hoy suenas jota,maana petenera,segn quien llega y taelas empolvadas cuerdas,guitarra del mesn de los caminos,no fuiste nunca, ni sers, poeta.T eres alma que dice su armonasolitaria a las almas pasajeras...Y siempre que te escucha el caminantesuea escuchar un aire de su tierra.

    LXXXIVEl rojo sol de un sueo en el Oriente asoma.Luz en sueos. No tiemblas, andante peregrino?Pasado el llano verde, en la florida loma,acaso est el cercano final de tu camino.T no vers del trigo la espiga sazonaday de macizas pomas cargado el manzanar,ni de la vid rugosa la uva aurirrosadaha de exprimir su alegre licor en tu lagar.Cuando el primer aroma exhalen los jazminesy cuando ms palpiten las rosas del amor,una maana de oro que alumbre los jardines,no huir, como una nube dispersa, el sueo en flor?Campo recin florido y verde, quin pudierasoar an largo tiempo en estas pequeitascorolas azuladas que manchan la pradera,y en esas diminutas primeras margaritas!

    LXXXVLa primavera besabasuavemente la arboleda,y el verde nuevo brotabacomo una verde humareda.Las nubes iban pasandosobre el campo juvenil...Yo vi en las hojas temblandolas frescas lluvias de abril.Bajo ese almendro florido,todo cargado de florrecord, yo he maldecidomi juventud sin amor.Hoy, en mitad de la vida,me he parado a meditar...Juventud nunca vividaquin te volviera a soar!

    LXXXVIEran ayer mis dolorescomo gusanos de sedaque iban labrando capullos;hoy son mariposas negras.De cuntas flores amargasha sacado blanca cera!Oh tiempo en que mis pesarestrabajaban como abejas!Hoy son como avenas locas,o cizaa en sementera,como tizn en espiga,como carcoma en madera.

  • Oh tiempo en que mis dolorestenan lgrimas buenas,y eran como agua de noriaque va regando una huerta!Hoy son agua de torrenteque arranca el limo a la tierra.Dolores que ayer hicieronde mi corazn colmena,hoy tratan mi corazncomo a una muralla vieja:quieren derribarlo, y pronto,al golpe de la piqueta.

    LXXXVIIRENACIMIENTOGalera del alma... El alma nia!Su clara luz risuea;y la pequea historia,y la alegra de la vida nueva ...Ah, volver a nacer, y andar camino,ya recobrada la perdida senda!Y volver a sentir en nuestra manoaquel latido de la mano buenade nuestra madre... Y caminar en sueospor amor de la mano que nos lleva.

    *En nuestras almas todopor misteriosa mano se gobierna.Incomprensibles, mudas,nada sabemos de las almas nuestras.Las ms hondas palabrasdel sabio nos ensean,lo que el silbar del viento cuando sopla,o el sonar de las aguas cuando ruedan.

    LXXXVIIITal vez la mano, en sueos,del sembrador de estrellas,hizo sonar la msica olvidadacomo una nota de la lira inmensa,y la ola humilde a nuestros labios vino

    LXXXIXY podrs conocerte, recordandodel pasado soar los turbios lienzos,en este da triste en que caminascon los ojos abiertos.De toda la memoria, slo valeel don preclaro de evocar los sueos.

    XCLos rboles conservanverdes aun las copas,pero del verde mustiode las marchitas frondas.El agua de la fuente,sobre la piedra toscay de verdn cubierta,resbala silenciosa.Arrastra el viento algunasamarillentas hojas.El viento de la tarde

  • sobre la tierra en sombra!

    XCIHmedo est, bajo el laurel, el bancode verdinosa piedra;lav la lluvia, sobre el muro blanco,las empolvadas hojas de la hiedra.Del viento del otoo el tibio alientolos cspedes undula, y la alamedaconversa con el viento...el viento de la tarde en la arboleda!Mientras el sol en el ocaso esplendeque los racimos de la vid orea,y el buen burgus, en su balcn, enciendela estoica pipa en que el tabaco humea,voy recordando versos juveniles...Qu fue de aquel mi corazn sonoro?Ser cierto que os vais, sombras gentiles,huyendo entre los rboles de oro?

  • VARIA

    XCII"Tournez, tournez, chevaus de bois."VERLAINE

    Pegasos, lindos pegasos,caballitos de madera.....................................Yo conoc, siendo nio,la alegra de dar vueltassobre un corcel colorado,en una noche de fiesta.En el aire polvorientochispeaban las candelas,y la noche azul ardatoda sembrada de estrellas.Alegras infantilesque cuestan una monedade cobre, lindos pegasos,caballitos de madera!

    XCIIIDeletreos de armonaque ensaya inexperta mano.Hasto. Cacofonadel sempiterno pianoque yo de nio escuchabasoando... no s con qu.Con algo que no llegaba,todo lo que ya se fue.

    XCIVEn medio de la plaza y sobre tosca piedra,el agua brota y brota. En el cercano huertoeleva, tras el muro ceido por la hiedra,alto ciprs la mancha de su ramaje yerto.La tarde est cayendo frente a los caseronesde la ancha plaza, en sueos. Relucen las vidrierascon ecos mortecinos de sol. En los balconeshay formas que parecen confusas calaveras.La calma es infinita en la desierta plaza,donde pasea el alma su traza de alma en pena.El agua brota y brota en la marmrea taza.En todo el aire en sombra no ms que el agua suena.

    XCVCOPLAS MUNDANASPoeta ayer, hoy triste y pobrefilsofo trasnochado,tengo en monedas de cobreel oro de ayer cambiada.Sin placer y sin fortuna,pas como una quimerami juventud, la primera ...la sola, no hay ms que una: la de dentro es la de fuera.Pas como un torbellino,bohemia y aborrascada,harta de coplas y vino,mi juventud bien amada.Y hoy miro a las galeras

  • del recuerdo, para haceraleluyas de elegasdesconsoladas de ayer.Adis, lgrimas cantoras,lgrimas que alegrementebrotabais, como en la fuentelas limpias aguas sonoras!Buenas lgrimas vertidaspor un amor juvenil,cual frescas lluvias cadassobre los campos de abril!No canta ya el ruiseorde cierta noche serena;sanamos del mal de amorque sabe llorar sin pena.Poeta ayer, hoy triste y pobrefilsofo trasnochado,tengo en monedas de cobreel oro de ayer cambiado.

    XCVISOL DE INVIERNOEs medioda. Un parque.Invierno. Blancas sendas;simtricos montculosy ramas esquelticas.Bajo el invernadero,naranjos en maceta,y en su tonel, pintadode verde, la palmera.Un viejecillo dice,para su capa vieja:"El sol, esta hermosurade sol!..." Los nios juegan.El agua de la fuenteresbala, corre y suealamiendo, casi muda,la verdinosa piedra.

  • CAMPOS DE CASTILLA (1907-1917)

    XCVIIRETRATOMi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,y un huerto claro donde madura el limonero;mi juventud, veinte aos en tierra de Castilla;mi historia, algunos casos que recordar no quiero.Ni un seductor Manara, ni un Bradomn he sidoya conocis mi torpe alio indumentario,mas recib la flecha que me asign Cupido, y am cuanto ellas puedan tener de hospitalario.Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, pero mi verso brota de manantial sereno; y, ms que un hombre al uso que sabe su doctrina, soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.Adoro la hermosura, y en la moderna estticacort las viejas rosas del huerto de Ronsard;mas no amo los afeites de la actual cosmtica,ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.Desdeo las romanzas de los tenores huecosy el coro de los grillos que cantan a la luna.A distinguir me paro las voces de los ecos,y escucho solamente, entre las voces, una.Soy clsico o romntico? No s. Dejar quisierami verso, como deja el capitn su espada:famosa por la mano viril que la blandiera,no por el docto oficio del forjador preciada.Converso con el hombre que siempre va conmigoquien habla solo espera hablar a Dios un da;mi soliloquio es pltica con este buen amigoque me ense el secreto de la filantropa.Y al cabo, nada os debo; debisme cuanto he escrito.A mi trabajo acudo, con mi dinero pagoel traje que me cubre y la mansin que habito,el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.Y cuando llegue el da del ltimo viaje,y est al partir la nave que nunca ha de tornar,me encontraris a bordo ligero de equipaje,casi desnudo, como los hijos de la mar.

    XCVIIIA ORILLAS DEL DUEROMediaba el mes de julio. Era un hermoso da.Yo, solo, por las quiebras del pedregal suba,buscando los recodos de sombra, lentamente.A trechos me paraba para enjugar mi frentey dar algn respiro al pecho jadeante;o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelantey hacia la mano diestra vencido y apoyadoen un bastn, a guisa de pastoril cayado,trepaba por los cerros que habitan las rapacesaves de altura, hollando las hierbas montaracesde fuerte olor romero, tomillo, salvia, espliego.Sobre los agrios campos caa un sol de fuego.Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelocruzaba solitario el puro azul del cielo.Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,y una redonda loma cual recamado escudo,y crdenos alcores sobre la parda tierraharapos esparcidos de un viejo arns de guerra,las serrezuelas calvas por donde tuerce el Dueropara formar la corva ballesta de un arqueroen torno a Soria. Soria es una barbacana,

  • hacia Aragn, que tiene la torre castellana.Vea el horizonte cerrado por colinasobscuras, coronadas de robles y de encinas;desnudos peascales, algn humilde pradodonde el merino pace y el toro, arrodilladosobre la hierba, rumia; las mrgenes del rolucir sus verdes lamos al claro sol de esto,y, silenciosamente, lejanos pasajeros,tan diminutos! carros, jinetes y arrieros,cruzar el largo puente, y bajo las arcadasde piedra ensombrecerse las aguas plateadasdel Duero. El Duero cruza el corazn de roblede Iberia y de Castilla. Oh tierra triste y noble,la de los altos llanos y yermos y roquedas,de campos sin arados, regatos ni arboledas;decrpitas ciudades, caminos sin mesones,y atnitos palurdos sin danzas ni cancionesque aun van, abandonando el mortecino hogar,como tus largos ros, Castilla, hacia la mar!Castilla miserable, ayer dominadora,envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.Espera, duerme o suea? La sangre derramadarecuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.Pas? Sobre sus campos aun el fantasma yerrade un pueblo que pona a Dios sobre la guerra.La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.Castilla no es aquella tan generosa un da,cuando Mio Cid Rodrigo el de Vivar volva,ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;o que, tras la aventura que acredit sus bros,peda la conquista de los inmensos rosindianos a la corte, la madre de soldados,guerreros y adalides que han de tornar, cargadosde plata y oro, a Espaa, en regios galeones,para la presa cuervos, para la lid leones.Filsofos nutridos de sopa de conventocontemplan impasibles el amplio firmamento;y se les llega en sueos, como un rumor distante,clamor de mercaderes de muelles de Levante,no acudirn siquiera a preguntar: qu pasa?Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.Castilla miserable, ayer dominadora, envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.El sol va declinando. De la ciudad lejaname llega un armonioso taido de campanaya irn a su rosario las enlutadas viejas.De entre las peas salen dos lindas comadrejas;me miran y se alejan, huyendo, y aparecende nuevo, tan curiosas!... Los campos se obscurecen.Hacia el camino blanco est el mesn abiertoal campo ensombrecido y al pedregal desierto.

    XCIXPOR TIERRAS DE ESPAAEl hombre de estos campos que incendia los pinaresy su despojo aguarda como botn de guerra,antao hubo rado los negros encinares,talado los robustos robledos de la sierra.Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;

  • la tempestad llevarse los limos de la tierrapor los sagrados ros hacia los anchos mares;y en pramos malditos trabaja, sufre y yerra.Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,pastores que conducen sus hordas de merinosa Extremadura frtil, rebaos trashumantesque mancha el polvo y dora el sol de los caminos.Pequeo, gil, sufrido, los ojos de hombre astuto,hundidos, recelosos, movibles; y trazadascual arco de ballesta, en el semblante enjutode pmulos salientes, las cejas muy pobladas.Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,capaz de insanos vicios y crmenes bestiales,que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,esclava de los siete pecados capitales.Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,guarda su presa y libra la que el vecino alcanza; ni para su infortunio ni goza su riqueza;le hieren y acongojan fortuna y malandanza.El numen de estos campos es sanguinario y fiero;al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,veris agigantarse la forma de un arquero,la forma de un inmenso centauro flechador.Veris llanuras blicas y pramos de ascetano fue por estos campos el bblico jardn;son tierras para el guila, un trozo de planetapor donde cruza errante la sombra de Can.

    CEL HOSPICIOEs el hospicio, el viejo hospicio provinciano,el casern ruinoso de ennegrecidas tejasen donde los vencejos anidan en veranoy graznan en las noches de invierno las cornejas.Con su frontn al Norte, entre los dos torreonesde antigua fortaleza, el srdido edificiode grietados muros y sucios paredones,es un rincn de sombra eterna. El viejo hospicio!Mientras el sol de enero su dbil luz enva,su triste luz velada sobre los campos yermos,a un ventanuco asoman, al declinar el da,algunos rostros plidos, atnitos y enfermos,a contemplar los montes azules de la sierra;o, de los cielos blancos, como sobre una fosa,caer la blanca nieve sobre la fra tierra,sobre la tierra fra la nieve silenciosa!...

    CIEL DIOS IBEROIgual que el ballesterotahr de la cantiga,tuviera una saeta el hombre iberopara el Seor que apedre la espigay malogr los frutos otoales,y un "gloria a ti" para el Seor que granacentenos y trigalesque el pan bendito le darn maana."Seor de la ruina,adoro porque aguardo y porque temo:con mi oracin se inclinahacia la tierra un corazn blasfemo.Seor, por quien arranco el pan con pena,s tu poder, conozco mi cadena!Oh dueo de la nube del esto

  • que la campia arrasa,del seco otoo, del helar tardo,y del bochorno que la mies abrasa!Seor del iris, sobre el campo verdedonde la oveja pace,Seor del fruto que el gusano muerdey de la choza que el turbin deshace,tu soplo el fuego del hogar aviva,tu lumbre da sazn al rubio grano,y cuaja el hueso de la verde oliva,la noche de San Juan, tu santa mano!Oh dueo de fortuna y de pobreza,ventura y malandanza,que al rico das favores y perezay al pobre su fatiga y su esperanza!Seor, Seor: en la voltaria ruedadel ao he visto mi simiente echada,corriendo igual albur que la monedadel jugador en el azar sembrada!Seor, hoy paternal, ayer cruento,con doble faz de amor y de venganza,a ti, en un dado de tahr al vientova mi oracin, blasfemia y alabanza!"Este que insulta a Dios en los altares,no ms atento al ceo del destino,tambin so caminos en los maresy dijo: es Dios sobre la mar camino.No es l quien puso a Dios sobre la guerra,ms all de la suerte,ms all de la tierra,ms all de la mar y de la muerte?No dio la encina iberapara el fuego de Dios la buena rama,que fue en la santa hoguerade amor una con Dios en pura llama?Mas hoy... Qu importa un da!Para los nuevos laresestepas hay en la floresta umbra,lea verde en los viejos encinares.Aun larga patria esperaabrir el corvo arado sus besanas;para el grano de Dios hay sementerabajo cardos y abrojos y bardanas.Qu importa un da! Est el ayer alertoal maana, maana al infinito,hombre de Espaa, ni el pasado ha muerto,ni est el maana ni el ayer escrito.Quin ha visto la faz al Dios hispano?Mi corazn aguardaal hombre ibero de la recia mano,que tallar en el roble castellanoel Dios adusto de la tierra parda.

    CIIORILLAS DEL DUEROPrimavera soriana, primaverahumilde, como el sueo de un bendito,de un pobre caminante que durmierade cansancio en un pramo infinito!Campillo amarillento,como tosco sayal de campesina,pradera de velludo polvorientodonde pace la esculida merina!Aquellos diminutos peguajalesde tierra dura y fra,

  • donde apuntan centenos y trigalesque el pan moreno nos darn un da!Y otra vez roca y roca, pedregalesdesnudos y pelados serrijones,la tierra de las guilas caudales,malezas y jarales,hierbas monteses, zarzas y cambrones.Oh tierra ingrata y fuerte, tierra ma!Castilla, tus decrpitas ciudades!La agria melancolaque puebla tus sombras soledades!Castilla varonil, adusta tierra.Castilla del desdn contra la suerte,Castilla del dolor y de la guerra,tierra inmortal, Castilla de la muerte!Era una tarde, cuando el campo huadel sol, y en el asombro del planeta,como un globo morado aparecala hermosa luna, amada del poeta.En el crdeno cielo violetaalguna clara estrella fulguraba.El aire ensombrecidooreaba mis sienes, y acercabael murmullo del agua hasta mi odo.Entre cerros de plomo y de cenizamanchados de rodos encinaresy entre calvas roquedas de caliza,iba a embestir los ocho tajamaresdel puente el padre ro,que surca de Castilla el yermo fro.Oh Duero, tu agua correy correr mientras las nieves blancasde enero el sol de mayohaga fluir por hoces y barrancas,mientras tengan las sierras su turbantede nieve y de tormenta,y brille el olifantedel sol, tras de la nube cenicienta!...Y el viejo romancerofue el sueo de un juglar junto a tu orilla?Acaso como t y por siempre, Duero,ir corriendo hacia la mar Castilla?

    CIIILAS ENCINAS

    A los Sres. de Masriera, en recuerdo de una expedicin a El Pardo

    Encinares castellanosen laderas y altozanos,serrijones y colinasllenos de obscura malezaencinas, pardas encinas;humildad y fortaleza!Mientras que llenndoos vael hacha de calvijares,nadie cantaros sabr,encinares?El roble es la guerra, el robledice el valor y el coraje,rabia inmobleen su torcido ramaje;y es ms rudoque la encina, ms nervudo,ms altivo y ms seor.

  • El alto roble pareceque recalca y enmudecesu robustez como atletaque, erguido, afinca en el suelo.El pino es el mar y el cieloy la montaa: el planeta.La palmera es el desierto,el sol y la lejana:la sed; una fuente frasoada en el campo yerto.Las hayas son la leyenda.Alguien, en las viejas hayas,lea una historia horrendade crmenes y batallas.Quin ha visto sin temblarun hayedo en un pinar?Los chopos son la ribera,liras de la primavera,Cerca del agua que fluye,pasa y huye,viva o lenta,que se emboca turbulentao en remanso se dilata.En su eterno escalofrocopian del agua del rolas vivas ondas de plata.De los parques las olmedasson las buenas arboledasque nos han visto jugar,cuando eran nuestros cabellosrubios y, con nieve en ellos,nos han de ver meditar.Tiene el manzano el olorde su poma,el eucalipto el aromade sus hojas, de su florel naranjo la fragancia;y es del huertola eleganciael ciprs obscuro y yerto.Qu tienes t, negra encinacampesina, con tus ramas sin coloren el campo sin verdor;con tu tronco cenicientosin esbeltez ni altiveza,con tu vigor sin tormento,y tu humildad que es firmeza?En tu copa ancha y redondanada brilla, ni tu verdiobscura frondani tu flor verdiamarilla.Nada es lindo ni arroganteen tu porte, ni guerrero,nada fieroque aderece su talante.Brotas derecha o torcidacon esa humildad que cedeslo a la ley de la vida,que es vivir como se puede.El campo mismo se hizorbol en ti, parda encina.Ya bajo el sol que calcina,ya contra el hielo invernizo,el bochorno y la borrasca,el agosto y el enero,

  • los copos de la nevasca,los hilos del aguacero,siempre firme, siempre igual,impasible, casta y buena,oh t, robusta y serena,eterna encina ruralde los negros encinaresde la raya aragonesay las crestas militaresde la tierra pamplonesa;encinas de Extremadura,de Castilla, que hizo a Espaa,encinas de la llanura,del cerro y de la montaa;encinas del alto llanoque el joven Duero rodea,y del Tajo que serpeapor el suelo toledano;encinas de junto al maren Santander, encinarque pones tu nota arisca,como un castellano ceo,en Crdoba la morisca,y t, encinar madrileo,bajo Guadarrama fro,tan hermoso, tan sombro,con tu adustez castellanaCorrigiendo, la vanidad y el atuendoy la hetiquez cortesana!...Ya s, encinascampesinasque os pintaron, con lebreleselegantes y corceles, los ms egregios pinceles, y os cantaron los poetasaugustales, que os asordan escopetasde cazadores reales; mas sois el campo y el lary la sombra tutelarde los buenos aldeanosque visten parda estamea, y que cortan vuestra leacon sus manos.

    CIVEres t, Guadarrama, viejo amigo,la sierra gris y blanca,la sierra de mis tardes madrileasque yo vea en el azul pintada?Por tus barrancos hondosy por tus cumbres agrias,mil Guadarramas y mil soles vienen,cabalgando conmigo, a tus entraas.

    Camino de Balsan, 1911

    CVEN ABRIL, LAS AGUAS MILSon de abril las aguas mil.Sopla el viento achubascado,y entre nublado y nubladohay trozos de cielo ail.Agua y sol. El iris brilla.

  • En una nube lejana,zigzagueauna centella amarilla.La lluvia da en la ventanay el cristal repiquetea.A travs de la neblinaque forma la lluvia fina,se divisa un prado verdey un encinar se esfumina,y una sierra gris se pierde.Los hilos del aguacerosesgan las nacientes frondas,y agitan las turbias ondasen el remanso del Duero.Lloviendo est en los habaresy en las pardas sementeras;hay sol en los encinares,charcos por las carreteras.Lluvia y sol. Ya se obscureceel campo, ya se ilumina;all un cerro desaparece,all surge una colina.Ya son claros, ya sombroslos dispersos caseros,los lejanos torreones.Hacia la sierra plomizavan rodando en pelotonesnubes de guata y ceniza.

    CVIUN LOCOEs una tarde mustia y desabridade un otoo sin frutos, en la tierraestril y radadonde la sombra de un centauro yerra.Por un camino en la rida llanura,entre lamos marchitos, a solas con su sombra y su locurava el loco, hablando a gritos.Lejos se ven sombros estepares,colinas con malezas y cambrones,y ruinas de viejos encinares,coronando los agrios serrijones.El loco vociferaa solas con su sombra y su quimera.Es horrible y grotesca su figura:flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,ojos de calenturailuminan su rostro demacrado.Huye de la ciudad... Pobres maldades,misrrimas virtudes y quehaceresde chulos aburridos, y ruindadesde ociosos mercaderes.Por los campos de Dios el loco avanzatras la tierra esqueltica y sequizarojo de herrumbre y pardo de ceniza hay un sueo de lirio en lontananza.Huye de la ciudad. El tedio urbano! carne triste y espritu villano!.No fue por una trgica amarguraesta alma errante desgajada y rota;purga un pecado ajeno: la cordura,la terrible cordura del idiota.

  • CVIIFANTASA ICONOGRFICALa calva prematurabrilla sobre la frente amplia y severa;bajo la piel de plida tersurase trasluce la fina calavera.Mentn agudo y pmulos marcadospor trazos de un punzn adamantino;y de inslita prpura manchadoslos labios que soara un florentino.Mientras la boca sonrer parece,los ojos perspicaces,que un ceo pensativo empequeece,miran y ven, profundos y tenaces.Tiene sobre la mesa un libro viejodonde posa la mano distrada.Al fondo de la cuadra, en el espejo,una tarde dorada est dormida.Montaas de violetay grisientos breales,la tierra que ama el santo y el poeta,los buitres y las guilas caudales.Del abierto balcn al blanco murova una franja de sol anaranjadaque inflama el aire, en el ambiente obscuroque envuelve la armadura arrinconada.

    CVIIIUN CRIMINALEl acusado es plido y lampio.Arde en sus ojos una fosca lumbre,que repugna a su mscara de nioy ademn de piadosa mansedumbre.Conserva del obscuro seminarioel talante modesto y la costumbrede mirar a la tierra o al breviario.Devoto de Mara,madre de pecadores,por Burgos bachiller en teologa,presto a tomar las rdenes menores.Fue su crimen atroz. Hartse un dade los textos profanos y divinos,sinti pesar del tiempo que perdaenderezando hiprbatons latinos.Enamorse de una hermosa nia,subisele el amor a la cabezacomo el zumo dorado de la via,y despert su natural fiereza.En sueos vio a sus padres labradoresde mediano caudal iluminadosdel hogar por los rojos resplandores,los campesinos rostros atezados.Quiso heredar. Oh guindos y nogalesdel huerto familiar, verde y sombro,y doradas espigas candeales,que colmarn las trojes del esto!Y se acord del hacha que pendaen el muro luciente y afilada, el hacha fuerte que la lea hacade la rama de roble cercenada.........................................................Frente al reo, los jueces con sus viejosropones enlutados;y, una hilera de obscuros entrecejosy de plebeyos rostros: los jurados.

  • El abogado defensor perora,golpeando el pupitre con la mano;emborrona papel un escribano,mientras oye el fiscal, indiferente,el alegato enftico y sonoro,y repasa los autos judicialeso, entre sus dedos, de las gafas de oroacaricia los lmpidos cristales.Dice un ujier: "Va sin remedio al palo."El joven cuervo la clemencia espera.Un pueblo, carne de horca, la severajusticia aguarda que castiga al malo.

    CIXAMANECER DE OTOO

    A Julio Romero de Torres

    Una larga carreteraentre grises peascales,y alguna humilde pradera

    donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales.Est la tierra mojadapor las gotas del roco,y la alameda dorada,hacia la curva del ro.Tras los montes de violetaquebrado el primer albor;a la espalda la escopeta,

    entre sus galgos agudos, caminando un cazador.

    CXEN TRENYo, para todo viajesiempre sobre la maderade mi vagn de tercera,voy ligero de equipaje.Si es de noche, porque noacostumbro a dormir yo,y de da, por mirarlos arbolitos pasar,yo nunca duermo en el tren,y, sin embargo, voy bien.Este placer de alejarse!Londres, Madrid, Ponferrada,tan lindos... para marcharse.Lo molesto es la llegada.Luego, el tren, al caminar,siempre nos hace soar;y casi, lo olvidamosel jamelgo que montamos. Oh el pollinoque sabe bien el camino! Dnde estamos? Dnde todos nos bajamos? Frente a m va una monjitatan bonita! Tiene esa expresin serenaque a la penada una esperanza infinita. Y yo pienso: T eres buena; porque diste tus amoresa Jess; porque no quieresser madre de pecadores.Mas t eres

  • maternal, bendita entre las mujeres, madrecita virginal. Algo en tu rostro es divinobajo tus cofias de lino. Tus mejillasesas rosas amarillasfueron rosadas, y, luego, ardi en tus entraas fuego; y hoy, esposa de la Cruz, ya eres luz, y slo luz... Todas las mujeres bellasfueran, como t, doncellasen un convento a encerrarse!...Y la nia que yo quiero,ay!, preferir casarsecon un mocito barbero.El tren camina y camina,y la mquina resuella,y tose con tos ferina.Vamos en una centella!

    CXINOCHE DE VERANOEs una hermosa noche de verano.Tienen las altas casasabiertos los balconesdel viejo pueblo a la anchurosa plaza.En el amplio rectngulo desierto,bancos de piedra, evnimos y acaciassimtricos dibujansus negras sombras en la arena blanca.En el cenit, la luna, y en la torre,la esfera del reloj iluminada.Yo en este viejo pueblo paseandosolo, como un fantasma.

    CXIIPASCUA DE RESURRECCINMirad: el arco de la vida trazael iris sobre el campo que verdea.Buscad vuestros amores, doncellitas,donde brota la fuente de la piedra.En donde el agua re y suea y pasa,all el romance del amor se cuenta.No han de mirar un da, en vuestros brazos,atnitos, el sol de primavera,ojos que vienen a la luz cerrados,y que al partirse de la vida ciegan?No bebern un da en vuestros senoslos que maana labrarn la tierra?Oh, celebrad este domingo claro,madrecitas en flor, vuestras entraas nuevas!Gozad esta sonrisa de vuestra ruda madre.Ya sus hermosos nidos habitan las cigeas,y escriben en las torres sus blancos garabatos.Como esmeraldas lucen los muscos de las peas.Entre los robles muerdenlos negros toros la menuda hierba,y el pastor que apacienta los merinossu pardo sayo en la montaa deja.

    CXIII

  • CAMPOS DE SORIA

    IEs la tierra de Soria rida y fra.Por las colinas y las sierras calvas,verdes pradillos, cerros cenicientos,la primavera pasadejando entre las hierbas olorosassus diminutas margaritas blancas.La tierra no revive, el campo suea.Al empezar abril est nevadala espalda del Moncayo;el caminante lleva en su bufanda .envueltos cuello y boca, y los pastorespasan cubiertos con sus luengas capas.

    IILas tierras labrantas,como retazos de estameas pardas,el huertecillo, el abejar, los trozosde verde obscuro en que el merino pasta,entre plomizos peascales, siembranel sueo alegre de infantil Arcadia.En los chopos lejanos del camino,parecen humear las yertas ramascomo un glauco vapor las nuevas hojasy en las quiebras de valles y barrancasblanquean los zarzales florecidos,y brotan las violetas perfumadas.

    IIIEs el campo ondulado, y los caminosya ocultan los viajeros que cabalganen pardos borriquillosya al fondo de la tarde arreboladaelevan las plebeyas figurillas,que el lienzo de oro del ocaso manchan.Mas si trepis a un cerro y veis el campodesde los picos donde habita el guila,son tornasoles de carmn y acero,llanos plomizos, lomas plateadas,circuidos por montes de violeta,con las cumbres de nieve sonrosada.

    IVLas figuras del campo sobre el cielo!Dos lentos bueyes aranen un alcor, cuando el otoo empieza,y entre las negras testas doblegadasbajo el pesado yugo,pende un cesto de juncos y retama,que es la cuna de un nio;y tras la yunta marchaun hombre que se inclina hacia la tierra,y una mujer que en las abiertas zanjasarroja la semilla. Bajo una nube de carmn y llama,en el oro fluido y verdinosodel poniente, las sombras se agigantan.

    VLa nieve. En el mesn al campo abiertose ve el hogar donde la lea humeay la olla al hervir borbollonea.El cierzo corre por el campo yerto,alborotando en blancos torbellinos

  • la nieve silenciosa.La nieve sobre el campo y los caminos,cayendo est como sobre una fosa.Un viejo acurrucado tiembla y tosecerca del fuego; su mechn de lanala vieja hila, y una nia coseverde ribete a su estamea grana.Padres los viejos son de un arrieroque camin sobre la blanca tierra,y una noche perdi ruta y sendero,y se enterr en las nieves de la sierra.En torno al fuego hay un lugar vacoy en la frente del viejo, de hosco ceo,como un tachn sombrotal el golpe de un hacha sobre un leo.La vieja mira al campo, cual si oyerapasos sobre la nieve. Nadie pasa.Desierta la vecina carretera,desierto el campo en torno de la casa.La nia piensa que en los verdes pradosha de correr con otras doncellitasen los das azules y dorados, cuando crecen las blancas margaritas.

    VISoria fra, Soria pura,cabeza de Extremadura,con su castillo guerreroarruinado, sobre el Duero;con sus murallas rodasy sus casas denegridas!Muerta ciudad de seoressoldados o cazadores;de portales con escudosde cien linajes hidalgos,y de famlicos galgos,de galgos flacos y agudos,que pululanpor las srdidas callejas,y a la medianoche ululan,cuando graznan las cornejas!Soria fra! La campanade la Audiencia da la una.Soria, ciudad castellanatan bella! bajo la luna.

    VIIColinas plateadas,grises alcores, crdenas roquedaspor donde traza el Duerosu curva de ballestaen torno a Soria, obscuros encinares,ariscos pedregales, calvas sierras,caminos blancos y lamos del ro,tardes de Soria, mstica y guerrera,hoy siento por vosotros, en el fondodel corazn, tristeza,tristeza que es amor! Campos de Soriadonde parece que las rocas suean,conmigo vais! Colinas plateadas,grises alcores, crdenas roquedas!

    VIIIHe vuelto a ver los lamos dorados,lamos del camino en la riberadel Duero, entre San Polo y San Saturio,

  • tras las murallas viejasde Soria barbacanahacia Aragn, en castellana tierra.Estos chopos del ro, que acompaancon el sonido de sus hojas secasel son del agua, cuando el viento sopla,tienen en sus cortezasgrabadas iniciales que son nombresde enamorados, cifras que son fechas.lamos del amor que ayer tuvisteisde ruiseores vuestras ramas llenas;lamos que seris maana lirasdel viento perfumado en primavera;lamos del amor cerca del aguaque corre y pasa y suea,lamos de las mrgenes del Duero,conmigo vais, mi corazn os lleva!

    IXOh!, s, conmigo vais, campos de Soria,tardes tranquilas, montes de violeta,alamedas del ro, verde sueodel suelo gris y de la parda tierra,agria melancolade la ciudad decrpita,me habis llegado al alma,o acaso estabais en el fondo de ella?Gentes del alto llano numantinoque a Dios guardis como cristianas viejas,que el sol de Espaa os llenede alegra, del luz y de riqueza!

    LA TIERRA DE ALVARGONZALEZ(CUENTO-LEYENDA)1

    Una maana de los primeros das de octubre decid visitar la fuente del Duero y tom en Soria el cochede Burgos que haba de llevarme hasta Cidones. Me acomod en la delantera del mayoral y entre dosviajeros: un indiano que tornaba de Mjico a su aldea natal, escondida en tierra de pinares, y un viajerocampesino que vena de Barcelona donde embarcara a dos de sus hijos para el Plata. No cruzaris la altaestepa de Castilla sin encontrar gentes que os hablen de Ultramar. Tomamos la ancha carretera deBurgos, dejando a nuestra izquierda el camino de Osma, bordeado de chopos que el otoo comenzaba adorar. Soria quedaba a nuestra espalda entre grises colinas y cerros pelados. Soria mstica y guerrera,guardaba antao la puerta de Castilla, como una barbacana hacia los reinos moros que cruz el Cid en sudestierro. El Duero, en torno a Soria, forma una curva de ballesta. Nosotros llevbamos la direccin delvenablo. El indiano me hablaba de Veracruz, mas yo escuchaba al campesino que discuta con el mayoralsobre un crimen reciente. En los pinares de Duruelo, una joven vaquera haba aparecido cosida apualadas y violada despus de muerta. El campesino acusaba a un rico ganadero de Valdeavellano,preso por indicios en la crcel de Soria, como autor indudable de tan brbara fechora, y desconfiaba dela justicia porque la vctima era pobre. En las pequeas ciudades, las gentes se apasionan del juego y dela poltica, como en las grandes, del arte y de la pornografa -ocios de mercaderes-, pero en los camposslo interesan las labores que reclaman la tierra y los crmenes de los hombres.

    -Va usted muy lejos? -pregunt al campesino.

    -A Covaleda, seor -me respondi-. Y usted?

    -El mismo camino llevo, porque pienso subir a Urbin y tomar el valle del Duero. A la vuelta bajar aVinuesa por el puerto de Santa Ins.

    -Mal tiempo para subir a Urbin. Dios le libre de una tormenta en aquella sierra. Llegados a Cidones, nosapeamos el campesino y yo, despidindonos del indiano, que continuaba su viaje en la diligencia hastaSan Leonardo, y emprendimos en sendas caballeras el camino de Vinuesa.

    Siempre que trato con hombres del campo, pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, yen lo poco que a ellos importa conocer cuanto nosotros sabemos.

    El campesino cabalgaba delante de m, silencioso. El hombre de aquellas tierras, serio y taciturno, hablacuando se le interroga, y es sobrio en la respuesta. Cuando la pregunta es tal que pudiera excusarse,apenas se digna contestar. Slo se extiende en advertencias intiles sobre las cosas que conoce bien, o

  • cuando narra historias de la tierra.

    Volv los ojos al pueblecillo que dejbamos a nuestra espalda. La iglesia, con su alto campanariocoronado por un hermoso nido de cigeas, descuella sobre una cuantas casuchas de tierra. Hacia elcamino real destacase la casa de un indiano, contrastando con el srdido casero. Es un hotelito modernoy mundano, rodeado de jardn y verja. Frente al pueblo se extiende una calva serrezuela de rocas grises,surcadas de grietas rojizas.

    Despus de cabalgar dos horas, llegamos a la Muedra, una aldea a medio camino entre Cidones yVinuesa, y a pocos pasos cruzamos un puente de madera sobre el Duero.

    -Por aquel sendero -me dijo el campesino, sealando a su diestra- se va a las tierras de Alvargonzlez;campos malditos hoy; los mejores, antao, de esta comarca. -Alvargonzlez es el nombre de su dueo?-le pregunt.

    -Alvargonzlez -me respondi- fue un rico labrador; mas nadie lleva ese nombre por estos contornos. Laaldea donde vivi se llama como l se llamaba: Alvargonzlez, y tierras de Alvargonzlez a los pramosque la rodean. Tomando esa vereda llegaramos all antes que a Vinuesa por este camino. Los lobos, eninvierno, cuando el hambre les echa de los bosques, cruzan esa aldea y se les oye aullar al pasar por lasmajadas que fueron de Alvargonzlez, hoy vacas y arruinadas.

    Siendo nio, o contar a un pastor la historia de Alvargonzlez, y s que anda escrita en papeles y que losciegos la cantan por tierras de Berlanga.

    Rogule que me narrase aquella historia, y el campesino comenz as su relato: Siendo Alvargonzlezmozo, hered de sus padres rica hacienda. Tena casa con huerta y colmenar, dos prados de fina hierba,campos de trigo y de centeno, un trozo de encinar no lejos de la aldea, algunas yuntas para el arado,cien ovejas, un mastn y muchos lebreles de caza.

    Prendse de una linda moza en tierras del Burgo, no lejos de Berlanga, y al ao de conocerla la tom pormujer. Era Polonia, de tres hermanas, la mayor y la ms hermosa, hija de labradores que llaman losPeribez, ricos en otros tiempos, entonces dueos de menguada fortuna.

    Famosas fueron las bodas que se hicieron en el pueblo de la novia y las tornabodas que celebr en sualdea Alvargonzlez. Hubo vihuelas, rabeles, flautas y tamboriles, danza aragonesa y fuego al usovalenciano. De la comarca que riega el Duero, desde Urbin donde nace, hasta que se aleja por tierras deBurgos, se habla de las bodas de Alvargonzlez, y se recuerdan las fiestas de aquellos das, porque elpueblo no olvida nunca lo que brilla y truena.

    Vivi feliz Alvargonzlez con el amor de su esposa y el medro de sus tierras y ganados. Tres hijos tuvo, y,ya crecidos, puso el mayor a cuidar huerta y abejar, otro al ganado, y mand al menor a estudiar enOsma, porque lo destinaba a la Iglesia.

    Mucha sangre de Can tiene la gente labradora. La envidia arm pelea en el hogar de Alvargonzlez.Casronse los mayores, y el buen padre tuvo nueras que antes de darle nietos, le trajeron cizaa. Malashembras y tan codiciosas para sus casas, que slo pensaban en la herencia que les cabra a la muerte deAlvargonzlez, y por ansia de lo que esperaban no gozaban lo que tenan.

    El menor, a quien los padres pusieron en el seminario, prefera las lindas mozas a rezos y latines, y colgun da la sotana, dispuesto a no vestirse ms por la cabeza. Declar que estaba dispuesto a embarcarsepara las Amricas. Soaba con correr tierras y pasar los mares, y ver el mundo entero.

    Mucho llor la madre. Alvargonzlez vendi el encinar, y dio a su hijo cuanto haba de heredar.

    -Toma lo tuyo, hijo mo, y que Dios te acompae. Sigue tu idea y sabe que mientras tu padre viva, pan ytecho tienes en esta casa; pero a mi muerte, todo ser de tus hermanos.

    Ya tena Alvargonzlez la frente arrugada, y por la barba le plateaba el bozo de la cara azul de la cara.Eran sus hombros todava robustos y erguida la cabeza, que slo blanqueaba en las sienes.

    Una maana de otoo sali solo de su casa; no iba como otras veces, entre sus finos galgos, terciada a laespalda la escopeta. No llevaba arreo de cazador ni pensaba en cazar. Largo camino anduvo bajo loslamos amarillos de la ribera, cruz el encinar y, junto a una fuente que un olmo gigantesco sombreaba,detvose fatigado. Enjug el sudor de su frente, bebi algunos sorbos de agua y acostse en la tierra.

    Y a solas hablaba con Dios Alvargonzlez diciendo: Dios, mi seor, que colmaste las tierras que labranmis manos, a quien debo pan en mi mesa, mujer en mi lecho y por quien crecieron robustos los hijos queengendr, por quien mis majadas rebosan de blancas merinas y se cargan de fruto los rboles de mihuerto y tienen miel las colmenas de mi abejar; sabe, Dios mo, que s cuanto me has dado, antes queme lo quites.

    Se fue quedando dormido mientras as rezaba; porque la sombra de las ramas y el agua que brotaba lapiedra, parecan decirle: Duerme y descansa. Y durmi Alvargonzlez, pero su nimo no haba de reposarporque los sueos aborrascan el dormir del hombre.

  • Y Alvargonzlez so que una voz le hablaba, y vea como Jacob una escala de luz que iba del cielo a latierra. Sera tal vez la franja del sol que filtraban las ramas del olmo.

    Difcil es interpretar los sueos que desatan el haz de nuestros propsitos para mezclarlos co