MMMEEEMMMOOORRRIIIAAA DDDEEE LLLAAA VVVIII RRRUUUTTTAAA DDDEEELLL PPPEEERRRNNNAAALLLEEESSS CELEBRADA LOS DÍAS 2 Y 3 DE OCTUBRE DE 2009

AAAUUUTTTOOORRR Antonio Matea Martínez

RRREEEAAALLLIIIZZZAAACCCIIIÓÓÓNNN Centro Excursionista de Albacete

OOORRRGGGAAANNNIIIZZZAAADDDOOORRREEESSS Antonio Matea Martínez Pascual Valls Cantos José Manuel Jiménez Juárez

EEETTTAAAPPPAAASSS DÍA 2 DE OCTUBRE: MESONES-VILLAVERDE DE GUADALIMAR DÍA 3 DE OCTUBRE: VILLAVERDE-VILLAVERDE

“Sobre una eminencia, llamada el Padrón, del accidentado terreno en que se asientan las fragosas sierras de Alcaraz, álzase el pueblo de Villaverde, como si quisiera asomarse a las alturas para dominar a su convecino el de Cotillas. Del antiguo castillo árabe que un tiempo elevábase también á su inmediación, como fortaleza imponente y formidable, sólo recios pilares se contemplan y lienzos de muralla no completos, los cuales vistos de perfil, á cierta distancia, semejan pared delgada fácil de aniquilar por el embate de los vientos…..” JOAQUÍN ROA Y EROSTARBE (Crónica de la provincia de Albacete).

A Villaverde de Guadalimar y a todas sus gentes, sin las cuales sería

imposible celebrar año tras año esta Ruta del Pernales, especialmente a Antonio Peinado, su alcalde, Domingo Herreros, Valentín Sánchez, Eduardo, Esteban, José Antonio y José Manuel, los dos últimos incorporados por primera vez a los participantes de esta actividad senderista en la recién finalizada edición.

¡Qué fuerza tiene la leyenda, que hace generosos a bandidos criminales! La verdad, ya no tiene enmienda y serán para siempre inmortales.

PPPRRROOOEEEMMMIIIOOO “No hay libro malo que no tenga algo bueno”, decía el socarrón bachiller

Sansón Carrasco, sacando las viejas palabras de Plinio el Joven, en un circunloquio con Don Quijote de La Mancha. El ingenioso hidalgo manchego le replicaba como de molde que para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester tener un gran juicio y un maduro entendimiento.

Nos, los que componemos estas líneas, aunque posiblemente andemos algo faltos del primero y medidamente escasos del segundo, sin que se haya de inferir en estas palabras un ápice de estulticia alguna, hemos de escribir esta memoria con las veintinueve letras del alfabeto, si Dios nos guarda los siete o los cinco sentidos, poniendo bien claro en su intitulación lo de memoria, no vaya a creer alguien que se trata de un discurso o de alguna otra arenga literaria. Así lo hacía con sus obras Orbaneja, aquel famoso pintor de Úbeda al que preguntándole la gente qué pintaba respondía “lo que saliere”. Y si pintaba un gallo, tan malo y tan mal parecido que difícilmente lo podía hacer peor, era menester que con letras góticas escribiese junto a él “éste es gallo”, no vaya a ser que alguien pensase que se trataba de una arpía, el ave Fénix o de alguna otra ave fabulosa y legendaria.

De esta manera, con la máxima latina de aliquando bonus dormitas Homerus, gente tan poco cultivada como nosotros se atreve con aventuras literarias, empleando al menos las cuatro letras del A, B, C, pues sin ellas difícilmente se puede plasmar en el blanco papel aquello que se representa en el entendimiento, que por fuerza hemos de separar de la imaginación. Que para decir las cuatro cosas que nos acontecieron en la VI Ruta del Pernales, sin poner dolo o falta alguna en nuestra memoria, ni añadir ni quitar a la verdad cosa alguna, nos valemos solos y con la participación de aquellos que nos siguen año tras año sin hacernos guiños o muecas y sin dejarnos en nuestra noble empresa de mostrar las leyendas y paisajes de nuestra sierra albaceteña, haya o no haya habido apoyo institucional.

Y si aquellos otros que ofrecieron antaño sus trovas al viento o caminaron con nosotros en busca de la villa verde del Guadalimar no lo hicieran, otros más habrá que, sin esperar merced alguna ni ser sometidos a la prueba de la caldaria, lo hagan tan mal o peor como aquellos lo hicieron, los cuales podrán cantarse sus nanas en sus cunas o estarse ociosos y ascetas en sus patrias en busca de su salud y felicidad. Stultorum infinitus est numerus, dijo el filósofo, que tenemos ya muchos años cabales para que nos vayan tocando las melindres o algún estulto destripaterrones nos mezcle berzas con capachos o nos pida cotufas en el golfo. Que para reparar los tropezones que podamos dar en pro de nuestro caminar, o las erratas que nazcan al esbozar esta plática, no habremos de arrugarnos ni andar con entelequias para andar mañeros en nuestro propósito. Ni siquiera habremos de pedirle a Dios abstinencia y castidad para los años venideros, como hizo el santo de Hipona, pues sólo nos bastan dos tragos de lo añejo y unas libras de tocino, que no andamos nada alifáticos ni continentes y sin duda nos repondrán en dos paletas, sin perífrasis alguna, en la espina de Santa Lucía o en los oratorios de nuestras moradas.

¡Y viva la gallina aunque sea con su pepita!

EEETTTAAAPPPAAA MMMEEESSSOOONNNEEESSS---VVVIIILLLLLLAAAVVVEEERRRDDDEEE DDDEEE GGGUUUAAADDDAAALLLIIIMMMAAARRR Quisiéramos señalar antes de narrar lo que nos aconteció en esta VI Ruta del

Pernales, cuyas razones y hechos contaremos con mucha puntualidad, si Mnemosina nos conserva fresca la memoria, la importante acogida que ha tenido un año más entre el público esta actividad del Centro Excursionista de Albacete. Han sido más de doce decenas de personas las interesadas en su participación, aunque para nuestro pesar sólo han podido venir con nosotros medio centenar de ellas, debido principalmente a problemas de infraestructura y transporte.

El éxito de este acontecimiento ha sido posible, dicho esto sin acritud alguna, a la encomiable labor que han llevado a cabo a lo largo de los años de la existencia de esta marcha, algunos miembros del Centro Excursionista de Albacete, como Paco Noguero y Gerardo González, que fueron los iniciadores, con otros, de este proyecto. A ellos hay que añadir los quehaceres de José García Lanciano en la Diputación Provincial, a pesar de que esta entidad provincial no ha participado con subvención alguna en la actual edición de la ruta. Sus trabajos desde la génesis de esta actividad hasta el presente ha hecho posible que se conozca esta ruta a nivel nacional y que se puedan dar a conocer las leyendas y paisajes de nuestra provincia albaceteña mientras se practica el senderismo, un deporte que cada vez tiene más adeptos entre la gente que ama la naturaleza.

Pero como hoy somos y mañana no, no quisiéramos hacer con esta Ruta del Pernales como Pigmalión, aquel legendario rey de la isla de Grecia que se enamoró de la estatua que acababa de esculpir, y en honor a la verdad hemos de decir que esta ruta también ha tenido sus detractores. Incluso algún filibustero ha querido acabar con ella y con nuestra libertad ambulatoria y libre albedrío, aludiendo a razones estrambóticas que no viene aquí a cuento exponer.

Pero se nos da una higa aquello que quieran decir de nosotros y de nuestra marcha, como se la puede dar al más pintado, o que algunos quieran lapidar esta ruta para conseguir fama, como antaño hiciera Eróstrato, aquel pastor que abrasó el templo de Diana, contado por una de las siete maravillas del mundo, para que su

nombre quedase vivo para la eternidad. Jamás hemos de intentar convencer a nadie de la honorabilidad de nuestro proyecto senderista, algo que es tan evidente como la misma luz del día, pues sería de toda imposibilidad imposible persuadir a vestiglos y endriagos censuradores del mismo, por muchos barcos que barrenásemos para ganar nuevos reinos o por muchas conquistas que pretendiésemos hacer trazando fronteras en la arena de la playa.

Como dijo aquel torero aquel día: “lo que no pué ser no pué ser, y además es imposible”.

Muchos son los caminos por donde lleva Dios a los suyos al cielo. Mientras la gente muestre su interés en participar en esta Ruta del Pernales,

haya algún adepto del Centro Excursionista de Albacete dispuesto a organizarla y se cuente con el apoyo del consistorio de Villaverde de Guadalimar, cuyo alcalde Antonio Peinado se tiene sin duda ganada la eternidad por su invalorable colaboración, nosotros seguiremos buscando una de esas vías celestiales con esta actividad senderista, que seguirá adelante año tras año, intentando hallar con ella esas que llaman aventuras, alegrándonos los espíritus, regocijándonos los ánimos y entusiasmándonos la vista con los paisajes de nuestra sierra. Y seguiremos sin hacer de esta ruta un monte Athos, dejando abierta la entrada a todo el que quiera venir con nosotros, pudiendo seguir mostrando al mundo la tan trillada y leída leyenda de Francisco Ríos González, el Pernales, que dicen las gentes de la sierra fue uno de los más enamorados y valientes bandoleros que pisó nuestro solar peninsular antes de que su vida fuera sesgada de dos disparos el 31 de agosto de 1907 en las cercanías de la villa del Guadalimar.

Como ha ocurrido en años anteriores la primera etapa de esta VI Ruta del Pernales se ha modificado con respecto a las pasadas ediciones. Así, con el grito de ¡Santiago, cierra España! y tras consultar a la sacerdotisa Pitia, guardiana del oráculo, se partió el sábado día 2 desde Mesones, localidad de Molinicos asentada sobre el río Mundo. Hay que citar en este núcleo de población, además de la belleza natural del entorno y lo quebrado de su paisaje, el mesón Casa Nicolás, del que nos hacemos fedatarios de su rica y variada gastronomía.

Tras tomar unos cafés en Casa Nicolás y una vez salidos de Mesones, buscamos el río Mundo aguas arriba por su margen derecha. Hay que citar la baja de última hora de dos participantes y la incorporación a la ruta por primera vez de José Antonio Blanco y José Manuel Navarro, de Villaverde, que nos enseñaron numerosos caminos de esta localidad y se comprometieron con nosotros a participar en la organización de la VII Ruta del Pernales.

Por la margen derecha del río Mundo se llegó al Molino de Coloma, lugar sobre el que existe una vieja leyenda. Cuentan que una joven bajaba todos los días al río Mundo a lavar la ropa junto a este molino y un oso, que la observaba mientras lavaba, se enamoró locamente de la joven, por lo que decidió raptarla y llevarla a su guarida, en los cercanos Picos del Oso. Durante algunos años la retuvo en una cueva que había en esta montaña y colocó una gran piedra en la entrada para impedir su huida, hasta que fue liberada por un cazador que pasaba por el lugar. Algunos cuentan que de esa relación antinatural nació un vástago, al que puso el nombre de Juanillo. Aunque eso pertenece a otra historia.

Por un camino adornado de numerosos fresnos, chopos, enebros, carrascas, robles y pinos encontramos algunos restos de las viejas fábricas de San Jorge, que fueron de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, las primeras fábricas de latón de España y las segundas de Europa, creadas por Juan Jorge Graubner en 1772, gracias a una real cédula del rey Carlos III.

Este núcleo de San Jorge estaba situado al pie de la mina de calamina, un mineral del que se obtiene el cinc, que mezclado con el cobre produce el latón, metal muy preciado a finales del siglo XVIII para fabricar braseros, alambres, cazos, peroles y otros objetos de calderería. En la actualidad, de las instalaciones de San Jorge apenas quedan unos pocos paredones en ruinas, coronados por unos llamativos arcos sin techumbre alguna, y algún horno de fundición de piedra que se conserva casi intacto.

El Laminador fue el siguiente núcleo que nos encontramos de estas antiguas fábricas. Permanece en pie un suntuoso edificio alargado, del que destaca su elevada chimenea, destinado actualmente a guardar ganado, aunque también quedan unas pocas viviendas habitadas por humanos. En El Laminador se refinaba el cobre americano y se convertía en planchas, usadas principalmente para cubrir el casco de los navíos.

Las fábricas de Riópar recibieron en 1775, en calidad de coto maderero, una extensión de una legua a la redonda de los montes del Calar del Mundo, que formaban parte de los bienes de propios del Ayuntamiento de Alcaraz. De esta

forma se aseguraba el suministro de maderas y combustible vegetal. Este coto estaba situado en el llamado Coto de la Mina, entre la Casa de la Noguera y Los Chorros, extendiéndose hasta la Fuente del Espino y la Cañada de las Yeguas. Anualmente suministraba unos 460.000 kilogramos de carbón de pino y gran cantidad de maderas para la construcción.

Precisamente por este Coto de la Mina, tras dejar la Casa de la Noguera a la

derecha, nos enfilamos hacia el Charco de las Truchas, un paradisíaco lugar de nuestra sierra albaceteña, donde el río Mundo renace tras haber permanecido oculto en el interior de la tierra. Desde allí hay poco más de media hora a Los Chorros, uno de los lugares más conocidos de nuestra geografía albaceteña a nivel nacional e incluso internacional.

Son muchos los estudios que se han realizado de esta surgencia cárstica, por la que salen en tropel, como queriendo escapar de su cuna subterránea, las aguas de lluvia recogidas por el Calar del Mundo, produciendo el fenómeno conocido como el Reventón. Son muchas las leyendas y fantasías que se han creado sobre las causas de este prodigio natural, citando los vientos frontales y su retirada como uno de sus motivos, las fases de la luna o incluso la influencia de seres extranaturales. Pero los geólogos lo explican simplemente como una salida masiva de agua, que previamente recoge el cars en el que se asienta, y que surge de manera precipitada al acumularse en gran cantidad con motivo de las lluvias persistentes sobre el calar o el deshielo súbito de la nieve.

Ya contamos la leyenda que guarda esta cueva en la presentación que hicimos de esta ruta y, como tanto es lo de más como lo de menos, no vamos a ser tautológicos en el tema. Pero sí vamos a repetir que este rincón de la Sierra del Segura es visitado por más de 200.000 personas al año, de la que se puede deducir fácilmente su importancia y su belleza.

JOSÉ MANUEL PREPARANDO LA QUEIMADA

Desde Los Chorros seguimos la carretera para buscar una senda que nos llevó

hasta el puerto del Arenal, a pie del Padroncillo, monte reconocible fácilmente por su singular forma, por sus antenas de telecomunicaciones y por su caseta forestal. Desde el Arenal, donde estuvimos retozando un buen rato, nos metimos por un denso bosque de pinos negrales, el pino resinero por excelencia, para llegar al Cortijo de los Tribaldos y media hora más tarde a Cueva Ahumada, donde hay un restaurante en el que se puede degustar la gastronomía serrana.

En este restaurante tuvimos que dejar a alguna persona lesionada, que vino a recoger desde Villaverde la madre de José Antonio, lo que nos muestra la importante colaboración con la marcha de las gentes de Villaverde. Al poco de dejar atrás Cueva Ahumada y tras cruzar la carretera, cogimos una pista que nos llevó en volandas a Villaverde Guadallimar.

Hay que señalar también la pérdida de Toñi cuando se aparcó en los aledaños de la ruta a hacer sus aguas menores. Al sentirse sola y descompuesta en el monte, tuvo que llamar a una amiga en Albacete para localizar el teléfono de los organizadores en la web del Centro Excursionista de Albacete, que pronto hicieron las gestiones oportunas para su búsqueda y rescate.

También hay que citar las millas de más que algún sabio enemigo añadió sin disimulo a la mochila de los participantes. Menos mal que la belleza del paisaje y la bonanza del clima hizo obviar esos pasos de más.

En Villaverde de Guadalimar se hizo noche sin costar blanca alguna en el Centro Social, aunque antes se cenó en la pensión restaurante Guadalimar con las costas de la inscripción. El compango de la cena estuvo compuesto de un arroz

caldoso con costillas, alcachofas y jamón, muy pocamente caldoso, y una trucha a la manera de la casa, bien refrita, pero escasamente acompañada.

Tras la cena, como cada año y como es uso y costumbre, muchos decidieron rendir votos y pleitesías a Dionisos en el pub Miriam. La Lola, convertida en una auténtica vacante, servidora y adoradora de este mitológico dios griego, quiso llegar al éxtasis místico que la compenetrase por completo con la deidad, pero el dueño del pub no estuvo por la labor de permitirle su intención adoradora. Es cierto que al día siguiente estábamos casi todos extasiados y compungidos cuando iniciamos la segunda etapa, aunque no hubiésemos tenido intención de venerar a ningún dios, pero son cosas a las que ya estamos habituados en este tipo de marchas.

VVVIIILLLLLLAAAVVVEEERRRDDDEEE---VVVIIILLLLLLAAAVVVEEERRRDDDEEE Antes de recibir su actual denominación, Villaverde de Guadalimar se

apellidaba de Ambas Aguas, ya que en el pueblo se juntan el arroyo del Bellotar y el arroyo del Tejo que van a alimentar el río Guadalimar, el “río rojo” de los árabes, así denominado por el color bermejo de sus aguas. Tras su dependencia jurisdiccional de Alcaraz, al ser conquistada a los árabes, pasó a formar parte del Señorío de las Cinco Villas de la Sierra de Alcaraz, un mayorazgo de los Condes de Paredes de Nava.

Estos Condes de Paredes ejercieron el patronazgo del convento de San Francisco, construido extramuros de la población en el siglo XV. Sólo queda en pie de este convento un pequeño muro y un par de puentes en sillería, pues, según cuentan, fue destruido para buscar un viejo tesoro y por la ambición que tuvieron algunos de tener un material de construcción de bajo coste.

Hoy día Villaverde de Guadalilmar es un pueblo limpio y tranquilo, quizás

demasiado tranquilo, cuya paz y sosiego de sus poco más de 560 habitantes se ve alterada con la llegada de los participantes de la Ruta del Pernales, pues este pueblo siempre ha sido el centro neurálgico de esta actividad. No hay que olvidar que fue en este municipio albaceteño donde fue abatido a tiros por la Guardia Civil el Pernales, cuyo lugar de su muerte, la llamada Cruz del Pernales, se fue a visitar en esta jornada.

Tras desayunar y cargar el matalotaje en la pensión Guadalimar, y tras rezar la oración de Santa Apolonia, o encomendarse cada cual a su hagiografía particular, nos encaminamos por la pista forestal del arroyo del Tejo hacia el cortijo del mismo

nombre, llamado también Cortijo de la Esperanzaca. Dicen que esta Esperanzaca fue la que delató la presencia del Pernales y del Niño del Arahal a la Guardia Civil, aunque esta dicción tiene escaso fundamento y es poco creíble.

FUENTE DEL BARRANCO DEL JUDÍO

Esta pista forestal del arroyo del Tejo llega hasta Los Picarazos, situados

bajo La Sarga y el Padrón, donde unas rocas calizas han sido modeladas por la erosión tomando un extraño y fantástico aspecto humano.

No llegamos los caminantes de esta ruta hasta estos Picarazos, sino que una vez pasado el cortijo del arroyo del Tejo, lugar hermoso y con unas vistas preciosas, seguimos hasta el barranco del Judío, donde hicimos el alto del almuerzo junto a una balsa y una fuente. Dicen los lugareños que en esta fuente brotan las mejores aguas de toda la sierra.

De el barranco del Judío bajamos por una senda casi perdida a La Casica, antaño refugio de pastores, lugar en el que, según dicen, hicieron Pernales y el Niño del Arahal su última comida, sentados bajo la sombra de una noguera que ya fue cortada hace años. Seguidamente cogieron una senda que lleva al Prado de la Rosinda y a continuación ascendieron El Portillo, cerca ya del lugar donde el destino les tenía señalada la muerte.

Por la misma senda que tomaron los bandoleros andaluces llegamos sendereando hasta la Cruz del Pernales, situada en el paraje de Las Morricas. Dos grandes piedras indican el lugar donde pudieron estar apostados el cabo Calixto Villaescusa y el guardia Andrés Segovia antes de dar muerte al Pernales y al Niño del Arahal. Un gran montón de piedras y un panel informativo son el testimonio de la muerte de los bandoleros, que han pasado a los anales de la historia de Villaverde de Guadalimar y de nuestra provincia de Albacete.

¿Pero quien fue realmente Pernales? ¿Verdaderamente fue el bandido valiente y generoso que dicen unos? ¿O era una persona ruin y malvada, según cuentan otros? Para Julio Caro Baroja, Pernales, distinguido como caballista, fue el último

bandolero popular español, con cuya muerte comenzaron a correr los pliegos de cordel, que dieron fe de su vida y su muerte según convenía a sus autores. De todo hubo en la vida de Pernales según el ensayista y antropólogo madrileño: brujas echadoras de cartas, damas enamoradas de la apostura del bandolero, una condesa, rieptos y desafíos, rasgos de generosidad increíbles… Nada faltó en la vida de Francisco Ríos, dice Baroja, para hacerle émulo de los bandoleros más románticos de la historia.

Pernales había nacido en 1879 en Estepa, provincia de Sevilla. El destino, la miseria y la injusticia social que se respiraba en los campos andaluces le llevó a iniciar el camino aventurero, y marginal del orden y la ley, del bandolerismo. Un bandolerismo que para muchas gentes era la única manera de dar quiebros al hambre y salir de la desdicha y adversidad en que estaban sumidos los campesinos de la tierra andaluza. Tierra en la que ya se habían forjado muchos otros bandidos de leyenda, como Diego Corrientes, José María el Tempranillo, Juan Mingolla Gallardo, Manuel López Ramírez, Juan Caballero o Joaquín Camargo, estos tres últimos del mismo pueblo de Estepa que Pernales.

Francisco Ríos fue el bandido más buscado por las fuerzas del orden de principios del siglo XX por sus fechorías cometidas, como así lo acredita la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional en los diarios de la época. Pero para las gentes humildes fue un héroe, un paladín de los campesinos y un defensor de sus causas. Habría que tener en cuenta, antes de reputar cualquier idea sobre el bandolero estepeño, las calificaciones tan contrapuestas que hicieron de él algunos autores contemporáneos suyos. El sociólogo madrileño Constancio Bernaldo de Quirós le calificó de bárbaro y cobarde, mientras que Manuel Halcón Villalón, que además lo conoció personalmente, lo tildó de persona muy humana y valiente.

Todos los autores que escriben sobre el bandolerismo citan a Pernales como

uno de los más famosos bandoleros de nuestra historia. Hernández Girbal, José María de Mena, José Santos, Emilio Soler o Manuel Pérez Regordán hablan de Pernales en su obra como una persona dura de carácter y de sentimientos, pero a la vez como alguien valiente y generoso que supo aprovechar la fama ganada entre las gentes humildes. En el mismo Museo del Bandolero de Ronda, el de Estepa ocupa un lugar privilegiado; quizás es el segundo protagonista de toda la muestra, tras José María el Tempranillo, a quien todos llamaban el Rey de Sierra Morena. Son muchas las fotografías o paneles biográficos que se exponen de Pernales o de quienes estuvieron relacionados con su vida y muerte, así como diferentes objetos que le pertenecieron.

Dentro de su biografía habría que contar su generosidad con la gente llana del campo, de lo que se cuenta que nunca dejó de favorecer a quien le pidió algún socorro. Pero también habría que citar la dureza con la que actuó con su esposa e hijas, a las que se dice maltrató y abandonaba durante largos periodos de tiempo, así como la crueldad al dar muerte al Macareno después de amarrarlo a un árbol. Bien es verdad que éste lo había intentado antes envenenar en su propio cortijo y, dentro del código del bandolerismo, esta muerte pudiera ser considerada una venganza justa. Este es el único crimen cierto que se le imputa, aunque otros autores hablan de las numerosas muertes que causó, sin saber a ciencia cierta quienes fueron las víctimas de estas muertes causadas.

Pero independientemente de lo que contasen unos y otros, entre las gentes de la Sierra de Alcaraz, Pernales es una leyenda, una leyenda que comenzó con la muerte del estepeño y que cuenta con más de cien años de existencia: la leyenda del bandido generoso que robaba a los ricos para dar a los pobres. La leyenda sigue viva en la sierra, como puede constatar quien recorra sus pueblos, sobre todo entre la gente mayor, que aún guarda en su memoria al bandido con cariño.

Queda como testimonio suyo en nuestra serranía su tumba en el cementerio de Alcaraz, y en el lugar de su muerte, en Las Morricas, a pocos kilómetros de Villaverde de Guadalimar, un panel explicativo y un puñado de piedras, que han ido depositando los caminantes, arrieros, pastores, labradores y demás gente del campo que por allí han pasado durante más de un siglo. Por toda la Sierra de Alcaraz aún se canta esta copla, que la fama se ha encargado de extender y resuena como un eco eterno por cada valle, por cada peña y por cada rincón de nuestra sierra:

Ya mataron al Pernales, ladrón de Andalucía, el que a los ricos robaba, y a los pobres socorría.

Tras dejar esta Cruz del Pernales y cantar en coro el romance escrito para recordar al bandolero estepeño, los participantes en esta VI Ruta del Pernales nos introdujimos en la finca del Masegar, gracias a la generosidad de Valentín que abrió las puertas de este fundo. Pudimos ver en él la yeguada que allí crían, algún ganado bravío, algunos puercos, ovejas y cabras y un cervatillo criado a biberón por Valentín. Desde el Masegar se siguió a Villaverde de Guadalimar, donde se puso fin a esta actividad senderista con un plato de migas con un no muy abundante acompañamiento, que no es precisamente el sanctasanctórum y súmmum de este restaurante Guadalimar, en el que estamos acostumbrados nos den copiosos manjares. De estas sustancias se dio cuenta sin eufemismo alguno y en un santiamén antes de partir hacia Albacete, aunque alguno reclamó el trozo de tarta que anunciaba el menú de la ruta. Eduardo y Esteban, para compensar esta preterición tartera, nos regalaron con tres botellas de orujo de miel, con el que brindamos por las rutas del Pernales venideras.

Y no decimos más porque no sabemos más y Dios sea con todos.

PENSIÓN RESTAURANTE GUADALIMAR PASCUAL CON SU TROFEO NOCTURNO

GRACIAS A TODOS Y HASTA EL AÑO QUE VIENE

PARTICIPANTES DE LA VI RUTA DEL PERNALES

FRANCISCO ANDREU PLA

VICTORIO GARCÍA GONZÁLEZ

ANTONIO JIMÉNEZ GARCÍA

SABINA VALERO MARTÍNEZ

ÁNGEL PIÑA GARCÍA

PEDRO ALARCÓN HERREROS

ANDRÉS ALARCÓN HERREROS

JUAN MIGUEL MATEA MARTÍNEZ

ELISABETH FERNÁNDEZ MONTES

LOLA PEINADO SÁNCHEZ

JOSÉ LUIS MOTOS GARCÍA

ANTONIO ORTEGA CAMPILLO

MARI CORTES MARTINEZ MARTINEZ

MANUEL ALFARO FERNANDEZ

JOSÉ LUIS POLO MARTÍNEZ

MANUEL MARTÍNEZ VERGARA

ANTONIO GARCIA HERREROS

ESTHER MINGORANCE PÉREZ

CARMEN AUÑÓN GARIJO

DOLORES GÓMEZ LÓPEZ

GONZALO GALLEGO SÁNCHEZ

MARÍA SÁEZ

DORY GRAS EGIDO

JUANA MARIA OLIVAS GARCIA

BERNARDINA OLIVAS GARCIA

FRANCISCO JAVIER GARCIA SANCHEZ

ANTONIA SÁNCHEZ VERDEJO

AMPARO VALLS CANTOS

PACO LÓPEZ ROMERO

FERNANDO SORIA FERNÁNDEZ

MARÍA ISIDORA CAÑETE GÓMEZ

MIGUEL CORTÉS GONZÁLEZ

JESÚS VÍCTOR LÓPEZ RODRÍGUEZ

JOSÉ ANTONIO BLANCO GARCÍA

JOSÉ MANUEL NAVARRO

DELFINA GARCÍA ABAD

ENCARNA CORREA TOLEDO

JUAN PABLO PÉREZ PEREGRÍN

ANTONIA LOPEZ ALCALDE

VERONICA HERNÁNDEZ JORGE

ARTURO TENDERO

MARÍA LLANOS VALERA GASULL

MARÍA ROSA GIMENA

RAMÓN A. GONZALEZ

JUANI POLO