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LA HISTORIA DEL LIBRO M. ILIN Ediciones Quinto Sol, S. A.

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LAHISTORIA

DELLIBRO

M. ILIN

Ediciones Quinto Sol, S. A.

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LA HISTORIA

DEL LIBRO

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LA HISTORIADEL LIBRO

-te M.ILIN *

EDICIONES QUINTO SOL. s. A.

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@ EDICIONES QUINTO SOL. S. A.

Pdrd todos los' pdises de hdbld cdstelldndZACATECAS 229-404MEXICO. D. F.

Il\lPRESO EN I\lEXICO- PRINTED IN MEXICO

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PRÓLOGO

,A li le gu~tofl los libro~ de aventu rRJ?

Te habráJ dil:ertido mucho lelefldo LOl COl1lluialatlorl"tIel f.ego " La illla del leaoro, que se publicaron tambirn ('nel Pionero.

Pue. esta J¡i~Ioria del libro es Ion i'lIere~Gllle rumll t'sa.oa,'enturas, y mucho más sorprendente, me parece a mí, /lOrquee. uno aventura de t'erdad. ¡Qué bienio cuenla (·1 pro/e~or

Ilin/ No la empiece,' a IC('r a la hora dl'l baño o la comida,porque no vas G querer sallar el libro, de lo iflterf'sante qllr

.suí.

Por increíble que le pare;¡;ca, ('1 pro/e.or /lin no inllcntónoa. de lo que cuenta aquí. Cuando lea. que hace !!,ucllúimo.cuio, hubo libro, d. piedra y de arcilla, qui:tÚ te ponga. _pe1UGT: "¿Pero e,to e. verdad?" Porque parece una COJO

/tUlt4Itica. y sin embar&O no lo e•. Lo que Ol"urre el que conel tiempo el libro /ue cambiando y cambi4ndo, y cambió lanloque lo. libro. que tú conoces --como é.te que ti(!nps ('Fa lcu

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~ -IOn muy dütinto. de lo. que usaban las per.onos deolro, paúea y olras épocaa. Lo mi.mo pasa con la lelras, conla acritura. Por ao le parecerán lan asombrosos la. COIGI

que le cuentan aquí.

Ya tú e.tú lan aco.tumbrado a ver libro•• en lu casa y enle eacuela, que nuneo te habrás pue.,o a peRltJT: "¿Cómo ••haeen lo. libro,? ¿Por qué .e hacen así?" Aunq~e no hayas..1Gdo en uno imprenla, .abe. que la imprenta e. la fábricadonde ,e imprimen loa librOl. Mejor dicho, donde .e impri­men la, hojas, que despuélle co.en juntu y.e encuaderR411con una carlulina muy bonila, de tJtJTW, colorel, para que ellibro quede ~nnintJdo. Entonca le manda a la eacuela., a,., bibliolecoa y a la. librerías pora que tú puedos leerlo."1 aprender.

/Qué fádl a manejar 101 libro. que_ Meen en la imprenta! Uno 1m puetkleer lentado, acOllado o de pie, porque10ft muy mMuabte.. Pero anla, cuando110 W¡. impre,..,." lo, librOl tenían/orrruu y lGIn4IIÍOIf'aiiaimo,. E" el anli­po EJipto, por ejemplo, eran JTfIIIdesroUoa de papiro -1m papel que 18 luu:í4COA 8IG planta que tJes ah&-, y paraleerlOl habla que ir deHllrOUáladolOlcomo WI CGlTeleL

Y.lo.,.,.., cuando u.,.,eI a la parle q&fe habla de lo, e&ip­cioe. A lid lo que ..... me llamó la atención ahí no fue la/drrrtG de .... librOl: /ue la forma de .... lelras. Las lelTas deloe eJipeilM eran '¡POI y /iFU", que le llamaban jero,l¡,.Ik-- /Qú bueno ..Iá 8IG parle doMe· lIin cuenta cómo ,e

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descubrió lo que querían decir los jeroglíficos! Gracias al sabiofrancés Champollion (te pronuncia "champolión"J, hoy pode­mos leer esos signos y figuritas, y saber cómo vivían y Pen­saban los hombres del antiguo Egipto.

Eso "'me recuerda la hi5toria de Sebastián de Bae:a.

Sebastián. de Baeza era un joven de Matanzas, que nació aprincipios del siglo pasado. I,e gustaba mucho leer manuscri­tos antiguos, y tenía gran habilidad para entender la letra defltras per50nas, por muy mala que fuera.

En el Ayuntamiento de La Habnna había manuscritos viejí­simos, ele la época de Colón. que estaban amontonados en

grandes armarios tk cedro sin que nadie pudiera leerlos, por­que nadie los entendía. ¡Yeso que estaban en español! Peroen español antiguo, y escrito con una letra tan enredada quelos renglones parecían filas de garabatos. ¡Qué lástima! Enaquellos documentos habría muchas noticias sobre Cuba, cosasque habían pasado aquí en lo.> primeros tiempos de la coloni­zación, y que ya nadie recordaba. ¿Quién podría descifrarlos?

Un día alguien oyó hablar del joven Baeza y lo llamó. YBae%tJ, que había estudiado por afición muchos documentosantiguos, oo~ aquellos manuscritos llenos de polvo, algunos('amido5 por la polilla y arrugados por los años, y se puso (1

f'studiarlos pacientemente. Al poco tiempo podía leerlo5 comosi él mismo los hubiera esrrito. ¡Todo el mundo se quedóboquiabierto! Y cuando el rey de España se enteró -porquef!n aquella f~poca Cuba era todat!ía colonia de España- quisore!compensar al joven Baeza y creó un titulo para él. Era untitulo lar¡{uísimo; lo nombró: "Traductor de la letra e5pecial)" dificil ('n fJlH' aparerf'" los manuscritos antiguos que ninglín

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otrl) antes de él pudu descifrar". Por eso 1m anli~nJ de BIJ('ctl

lo llamaban "el Chanlpollion cubano".

A l'eres cuesta trabajo entender 10& manuscritos, aunque laletra sea muy clara. ¿Sabes por qué? Porque las lf!trf16 fut'ronrambiando también, como la forma tÚ! los libros, y no sólo ,,,.

\ -letras, sino fuuchas palabrru, que antes se escribían de unamancra y ahora se escriben de otra. Si uno no ha estudiadola cscritllra antigua, t!e una COSa escrita en español y le pare('('quc .?stá en chino.

Jlira cstos versos. ¿No dirías, de pronto, quc están en unidioma e:ctrarit>?

tC&WfOl: ~lAlfM t'(nmiM I

AbÍ\', cl (do., ~ítrU.'con~noo

Pero si te fijas bien, verá.~ que puede lcer fácilmenrf' elflrim,.ro: "Recuerde el alma dormida". El segundo -"Al'iilp

el seso )' despierte"- no te será tan fácil leerlo; porque ('n

aquella época, "avive" Sr! escribía "av,be" y la S minlisClIlase f?seribía como una F minúscula, asi que en vez de "sesn"pnrf?cr. qllf? dice "fefo", y en lugar de "despif'rte" parece ql/,.dire "dcfpierte".

..\"0 te rías, que es l;erdad. Los tres versos -de una coplafaml)sa, escrita por el poeta español Jorge Manriqllc, qm'mI/rió IJOCO antes del descubrimiento dI! A mérica- di("('n a.•¡:

Recuerde- el alma dormida.avive el seso y de~pi('rte,

contemplando

..

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Otra co..a que te ..orprenderá mucho en e..te libro e.. t'ercómo trabajaban lo.. copista&.

Los copistas eran la.. persona.. que copiaban los libros un·liguas.

Ese que ve.. ahí e.. un copistaele la Edad lUedia. Como entonoce.. no había imprentas, era neocesario copiar los libro,. a mano,letra por letra, para conservarlosen lfU bibliotecas y lo.. monaste·rios. ¡Qué paciencia tenía I¡ue te·ner un copista! ¿Alguna vez lamaestra te ha pue..to a hacer cienlíneas? Supongo que ante.. de lle.fl,ar a la mitad ya estarías aburri·do, y con lo. dedos tiesos. ¡ Puesimagínate lo que será copiarun libro completo, y con buenaletral

Bartolomé de las Casas, el defensor de los indios, fue tam­bién UII4 especie de copista. Tú sabC-' que Colón, en SIl.' t,ja]es

a América, iba anotando en un Diario todo lo que le pa!IJba.día por día. La.. Ca..a.s leyó el Diario de Colón y conló cvnsus palabras l& que el Almirante había C-'crito. El 27 de uctu­bre de 1492 Colón divisó por primera t'ez las costas de Cuba,Al día siguiente saltó a tierra. '¿Te gustaría saber lo que doen ese momento? De eso hace ya 480 años, y sin embar,opuedes saberlo como si hubieras estado allí, por el relato d('Las Casas. Léelo despacio, para que puedas entenderlo:

"Dice el A.lmirante (lue nunca tan hermosa cosa t'io, l/t'11O

de árboles, todo cercado el río, hermosos y t'erdes y dh'ersD'de los nuestros, con flores y con su fruto. cada u"o a m

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manera. Aves, muchas, y pajaritos que cantaban muy dulce­mente. " Saltó el Almirante en la barca y fue a tierra, yllegó a dos casas que creyó ser de pescadores, y que con temor

se huyeron, en una de las cuales halló un perro que nuncaladró, y en ambas casas halló redes de hilo de palma y corde·les, y anzuelos de cuerno, y fisgas de hueso y otros aparejos

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de pescar... Dice que es aquella isla la más hermosa que ojoshayan 1{i$to ..."

Volviendo a los copistas: algunos eran también dibujantes.Fíjate cómo adornaban las páginas de los . libros. La que vesen la página anterior es de una novela de caballería, escritaen cataJán, muy popular en tiempos de Cervantes: se llamabaTIRANTE el BLANCO. Y eso que cuenta el profesor Ilin,que los copistas adornaban con figuras la primera letra decada capítulo, fue una costumbre que duró muchos años,incluso después de inventarse la imprenta. En La Habanahabía un impresor, llamado José Severino Boloña, que utili­zaba esos adornos. En su imprenta había letras mayúsculas,de la A la Z, con dibujos de personas, animales y plantas.¿Quieres ver cómo eran? Eran

451En las dos primeras letras podrás distinguir unas caritas

de hombre; en la última, la de un chi1JO muy serio, con loscuernos retorcidos. Ya esos adornos no se usan en los libros,como en la época de Botoña, pero todavía nos maravilla con­templarlos, porque parecen cosa de sueño o de carnaval. HacepoCC? un poeta cubano, Eliseo. Diego. les dedicó un libro depoemas, ¿y sabes qué título le puso?: el Libro de las mara·villas de Boloóa.

Boloña no fue el primer impresor que hubo en Cuba. Elprimero fue Carlos Habré, que tenía su imprenta en La Ha­bana. En esa imprenta se hizo el libro cubano más antiguoque se conoce. ¿Sabes cuándo? En 1723, ¡hace casi 250 años!

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No vayas a creer que era un libro de historia, o de cuento"o de geografía. E.ra un libro que decía lo que costaban lasmedicinas en aquella época. Se llamaba Tarifa general depredoll de meuicinas. No era un libro bonito, porque no estabamu)' bien hecllo. ¿Cómo iba a estarlo, si la imprenta de HabréHa Ion clliquita que ni siquiera tenía todos los lipOll que!lecPSilaba? (Los tipos s0!l las letras de imprenta; por esolas impre"tas se llaman también talleres tipográficos. y losque saben de letras de imprenta, tipógrafos.) En el t'allercitode /labré, por ejemplo, no habia. eñes. En lugar de la ñ seuJaba una ú acentuada. Así que si uno quería imprimir lapalubra "niño no tenía más remedio que poner niúo. Por esolos impresos de Habré eran bastante feos. Además, las líneasno .,,,lian clerechitns. cumo en los libros ele ahora.

¡Qué sorpresa se llevaría Habré si pudiera ver ku modernasmáquinas de impresión! ObsertJa esa ahí arriba, con un mon.-

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Ión de hombrccitos encaramados en ella, como liliputien.e.encima de Gulliver. Es una rotativa. No de ahora, sino delsiglo pasado. Quizás ha)' nos parezca un poco anticuada., peroera capaz de imprimir millares de páginas en unas hortU.En las imprentas modernas, además de rotativas, hay linotipo!:grandf's máquinas de escribir que hacen las linetU de loslibros en barritas de plomo que después, con tinta, se impri­m(ln sobre el papel. i Y el linotipo es viejo comparado con laEotocornponedoraJ Esta es una máquina que puede grabarmillonf'S de letras sobre una pelícuw, por medio de cilulasIOloel(~rtricas. Parece ~n cuento de ciencia-ficción. Y 1uJyotras máquinas que sC'1eccionan los colores clcctróniranipnte,~in que nadie If'nga que retocar ni un solo dihujo. Son verdtJ­deras marat,'illas dI' la técnica moderna.

Pero. ¿de qué ('slábamos hablando? ¡Ah, sí J, de Habré.Una imprfmlica parecida a la de Habré era la de iIIatías Al·

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q~za, en Santiago de Cuba. Alqueza era mwico de la cate­dral, y en 1792 puso una imprenta, la primera que hubo enOriente. El pobre Alqueza debía imprimir los libros páginapor página, porque tenía tan pocos tipos, o una prensa tanchiquita, que no podía hacer varias páginas al mümo tiempo.(La prensa es la máquina de imprimir: la de Alqueza seriacomo esa de la figura anterior, a la derecha, ¿ves?, 1ROtJidaa mano por un operario.)

y ahora que hablamos de Santiago, me acuerdo de la histo­ria del santiaguero Manuel Roblejo. Te la vaya contar;es una historia muy interesante.

Fue hace nuí" de cien años, cuando todavía en Cuba había-amos y esclavos. Manuel era un niño e¡clavo. IVo podía ira la escuela, porque a los niños esclavos no lo, dejaban ir ala escuela, para que siempre fueran ignorantes y no pensaranen luchar contra sus amos.

Pero Manuel era un niiio inteligente y tenía 111uchas ganasde aprender. Así que cada vez q~ encontraba un periódicoviejo, o las páginas rotas de un libro, se ponía a mirar lasletras y preguntaba qué querían decir aq~llas palabrtU. Y(¿sí, poco a poco, con mucho trabajo, aprendió a leer y e¡cri·bir. Y cuando fue grande empezó a hacer poesías, sin que susamos lo supieran, y un día se las enseñu a un amigo. Y elamigo dijo: "¡Qué poesías tan bonitas/ ¿Por qué no las pu·blicas? Yo puedo ayudarte." Y le prestó dinero, y le pidió(/ otras personas que compraran el libro de Manuel, paraayudarlo. Y la gente se quedó tan asombrada de ver que unesclavo, que no había podido ir a la escuela, supiera leer yescribir (y además hacer poesías), que compró el libro de

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Manuel, y con ese dinero Manuel le pagó a !u amo para quelo dejara en libertad.

Si esta historia terminara aquí, podría titularse: "El libroque libertó a un e!clavo", ¿no e! verdad? Pero la hütoriano termina aquí. Porque cu.ando Manuel dejó de /ler esclavoy quiJO trabajar para ganarse la vida, no encontró trabajo.Era libre, pero se moría de hambre, porque en aquella épocalo! trabajadores eran casi como esclavos, y hasta tenían queagradecer que les dieran trabajo, por duro que fuera. El poetaque había sido esclavo tuvo que mendigar por la! calle!, y losignorantes se burlaban de él.

Un día Manuel Roblejo se enteró de que un patriota (da­pué! supo que se llamaba Carlos Manuel de Céspedes) habíainiciado la gue"a contra España, para que todos los eubtJ1Wlfueran libre! y ninguno se muriera de hambre y nadie loshumillara. Y cogió un machete, se fue para la manigua y mu­rió peleando· como un mambí.

Eso ocurrió en 1868.

Ese año, precisamente, apareció el primer periódico revo­btCionario que hubo en Cuba libre. Lo fundó el propio C(JTlosManuel de Céspedes. Se hacía en una imprenta de Bayamo,y se llamaba El Cubano Libre.

Pasó el tiempo, y cuando empezó nuestra tercera guerra deindependencia, en 1895, Antonio Maceo llevó una imprenticapara la Sierra Maestra, y allí volvió a publicarse El CubanoLibre, el periódico de la revolución. En esa imprentica sepublicó también una cartilla para que aprendieran a leer losniños de la Sierra, que nunca habían tenido escuelas ni maes­tros que los enseñaran. Aquí puedes ver una página de e!aCllrtilla.

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Fijate qué bonita CI. No e,romo e,a, cartilla, de antes,que decían muchas bobeorla" como si lo, niños fue.ran periquitos y tuvieranque aprender repitiend&:

p. pa pá pá papá

ma Ola má má mamÁ

y también:

mi mamá me ama

yo amo a mi mamá

('u-ba peoracon-tra a'moli·ber-tad E jér-ci-to

Mi pa.-pi es-" en 185 ti·lasdel &jér-ci·to li·ber-ta-dor. Elpe-lea con-tra Es·p.-na pa-ra ver• Cu-ba Ji·bre. Yo a-mo la liber·tad.

mu-chas es-Una·t ...can cu-ba-noao·yen.do e-ne-mi-goSe cs-t'n o·yen·do mu-ches

des·csr·gas y ti· rus de ca·tl6n.Son los cu-o.-no, que Il·ta·can ale.ne·mi-"o. ,La vl('-to-ria ae-r'nueS·lra 'Vi.va Cu·bal

En la cartilla mambisa los niños aprendían a leer y. almismo tiempo, a querer a su patria y a la .libertad. y esa esuna de las co,as más importante, que los niños pueden apren·de! en lo. libros. Aprerider ,e,o es como aprender a .er grandey fuerte. Por e,o Marti esc~ibÚJ para las niñas' y quería qtletodos leyeran La Edad de Oro y conocieran las hazaña; deBolívar y de otro, libertadares de América.

Mira ahi en/rente la portada del primer numero de LaEdad de Oro. Se publicó hace más de 80 añas. ¿Ve, comoe.'lÍ dedicada a lo. niños de América? Tú eres uno de 'ellos,porque Cuba es un país de América. E. el pail de AméricaqUl' mtis ha luchado por 'u independencia. ¿Y sabes unacosa? Los trabajadore, de la, imprentas ,iempre han parti­cipado en esas luchas. Eduardo Facciolo, contra la tiraníade E,paña; Alfredo López, contra la tirania de Machado;Sergio González, contra la tiranía de Bati,ta.

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Faceiolo imprimió en ,ecreto un periodico qlle se llamabaLa Vo~ del Pueblo Cubano. ¡Qué susto se llevaron los colo­nialistas e,pañole! cuando vieron oqul'l periódico qlledec..íala verdad! EIO fue en 1852, hace ya 120 año,. En 1925 AlfredoLópeJ:, que tGmbién era tipopa/o, organiJ:ó a los obrero, deLa Habano para que pudieran luchar contro lo, copitali,tas,que ayudtJbon tJl tirano Machado. Y en 1953, c~o SergioGoruále.s IUpo que Fidel y 'UI compaiíeros habían atocaao elCuartel Moneada, publicó en 'u imprentictJ mile, de volante,(un ooltlllle el UII4I hojita imprel4) ero lo, que atacaba altirano 8atúto y de/endío a lo, hér06l del Moncoda.

EIO fue hace meno. de 20 año,. ¡Empe1:amo' hablando deotrOl paúet Y otTGI épocGl, Y ya e.attJmo, hablando de nue,trahi,toria mú reciente! Entoncea tú no hab"" nacido todavía,pero tu mamó y tu popó, IÍ. (Ello, también leerán con gu,toesto historia; no ea un libro pora niño, y jóven& IOlomente:los adulto, pueden aprender muchtil 00101 en él.) Y ,i c~men.ttJI e,te libro con ello" ooon tUI mGe!trOl, quÍJ:Ós tJeCII que le,ptUG lo mÍlmo que a mí, que hoblondo de époctJl remotasempican • record",. el palado reciente, un posodo que lo,adultol oonocemo, muy bien, porque lo vivimOl.Y ea que aVecel, aunque le poreKa e.draño, la lectura de e,te libro no.~

htU'e T('cordar muchas COIGI que nolOtro, mi,mfU conocimos.y no, ponemo, a p4'n,ar en eUas y no, par('cen m('ntir~.

Hace meno. de 15 oño, había en nll(','ro país niños S;'I(,lCuela y odulto, que IWnca habían vi,to .m libro. Muchmmorían tin hobcr oído hablar siquiera de La Edad de Oro o d('otraa obraa de Marti. Era como ,i todllvia t'iviéramos en InpreJWtoria, allnque no, dijeran que vivíamo, en el si8'0 ~x.

El pro/e,or llin cllenta que en A,iria. har(' mil('s d" añm.ltU perMlnGl qu(' no sahEnn ('srribir /irmnban hnrit'nt1n unn

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marca con la uña. Tú Fn6arás: "¡Qué C05tumbrel tan raraatenían 105 a.irio.!" Y 5in em.bargo, hace meno.t de 12 a.w.,fíjate bien, ¡menos de 12 año5! ~ntf'5 de la Campaña deAlfabetización- había caJi un millón de cubano5 que parafirmar un documento tenían que humedecer en tinta kJ yemadd pulgar y dejar la marca del dedo en el papel; y parafirmar una carta, hacer dos palito, cruzadOJ, en forma de X.¿Qué te parece? Ninguno de ellos 5e llamaba "Equi5", natu·ralmente, pero tenían que firmar aJí porque nunca habÚJnpodido ir a la escuela, y 1'10 5lJbían e,cribir. ¡Qué trute debede ,er e'o, tener que firmar con una X! & como .i uno notuviera nombre, como ,i no exi,tiera . ••

E, verdad que ya e5lJ$ cosa, no ocurren ni pueden volvera ocurrir en nue5tro pai.-., pero ocurren en el relto de AméricaLatina y en otro. continente,. De manera que todavÚJ debenpreocuparno5. Porque, ¿podríamo, olvidarnos de nUeltrO'hermano, Equi., que alwra luchan por recuperar 'U! nombre.y 'porque ,us hijos tengan e,cuelaJ, maeltro' y libro5? ¿ScriGjusto eso?

E&te año (1972) se celebra en todo el mundo el Año Inter.nacional del Libro. Su símbolo es ese emblema, hecho por elartilta belga· Michel O/yf. Son dos hombre, que 5e dan lGmano ,obre la, página, de un libro, en 5eñal de 501id4ridad.

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Lo. librtH 101& como laerramúmea, que ayudan al de.arrollo". ltH puebloa, y .iMlen lambién para que lo. pueblos .eCOhO&CGn mejor.

NOlOlro. ce/cbramo. aqut el Año Internacional del Libro.No un 10/0 dla••ino ,odo. ItH dúu laula diciembre, y no deun. IOIa manera, .ino de mucla... en cualquier ac'ividad enqu• •e ulilicen libros o .e apr.,.dG al,o IObre cllos..Tú p"Pdc••yudarno. a celebrarlo mejor. ¿Sabes cómo? Cuidando 1/1'

libro•• aludiando '"' leccio~ leyendo un poqui'o todos 1...Jt•• 1 penando bien .,. lo que lec•.

éCon,amOl conli,o?

P... empie.. alaora mumo. con uta naarallillo.a y v(',;c/irralalalori..

AMII0510 FOINn

del la'tituto Cublno del Libru

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'*PRIMERAPARTE

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1. EL LIBRO VIVO

¿ Cómo era el primer libro?¿Estab~ impreso o escrito a mano? ¿Estaba hecho de

papel o de cualquier otra materia? Si existe todavía,¿en qué biblioteca se le podría encontrar?

Se dice que hubo una vez un hombre tan ingenuoque quiso buscar en todas las bibliotecas., del mundoeste primer libro. Pasaba días enteros hurgando entremontones y montones de libros carcomidos y amarillen·tos por los años. Sus ropas y sus zapatos estában cuhier.tos por una e~a capa de polvo, como si acabara derealizar un largo viaje sobre una carretera polvorienta.A1 fin, encontró la muerte al caerse de una de esas~andes escaleras que se apoyan contra los estantes delas bibliotecas. Pero aUQ cuando hubiera vivido cienaños más, sus búsquedas no hubiesen conducido a nada.El primer libro estaba ya podrido en la tierra, muchosmillares de años antes de que él hubiese nacido.

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Este primer libro no se parecía en nada a los de nues­tros días. Tenía manos y pies, y no descansaba sobre unestunte: sabía hablar y hasta cantar. En fin, era unlibro vivo: era el hombre.

En aquellos tiempos, cuando los hombres no sabíanleer ni escribir, cuando no hahía ni libro, ni papel, nitinta, ni pluma, las tradiciones de los antepasados, lasleyes y las crcencias no se conservaban sobre los citan·tes, sino en la memoria de los hombres.

Estos morían, pero las tradiciones les sobrevivían, yse trasmitían de padres a hijos. Al pasar de un oído aotro, las historiaa cambiaban un poco: se añadía y I!eolvidaba. El tiempo las pulía como el agua de un ríopule las piedras. La leyenda de un bravo guerrero seconvertía en la historia de un gigante, que no temía nia los venablos ni a las flechas, que recorría los bosquescomo un lobo y volaba sobre la tierra como un águila.

En los más lejanos rincones del mundo hay todavíaviejos y viejas que cuentan historias de las cuales noencontraremos jamás la huella de que hayan sido escri·tu; estas historias se llaman cuentos de hadas y leyendas.

Hace mucho tiempo, en Grecia, se tenía la costumbrede cantar la /líada y la Odisea que eran las historiasde la guerra entre los griegos y los troyanos. Y traDl'currieron siglos antes de que se escribiera lo que lecantaba.

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Un cantante, o trovador como los griegos lo llamahan,era siempre bienvenido a una fiesta.

Había que verlo sentado, apoyado contra .una alta('olumna, con la lira colgada debajo de su cabeza. Latiesta se acercn a su fin, los grandes platos de carne~stlÍn vacios, e igualmente vacías las cesticas del pan.Se acaban de llevar las copas de oro de dos asas," Jo~

invitados están hartos y esperan ahora la música.

El cantor toma su Jira, toca las cuerdas y comienzala lar!a historia de IDises, el astuto, y de Aqujl~l, elnliente en el combate.

Las canciones del cantor eran hermosas, pero nuestroslibros son mucho más agradables, ya que por algunospesos se puede comprar una edición de ]a lliada, quele lleva fácilmente en el bolsillo. Y este pequeño volu·men no pide nada, ni comida ni bebida, y jamá@ rReenfermo ni se muere.

Esto me hace recordar una historia:

LA HISTORIA DE UNA BIBLIOTECA VIVA

Hahia una vez en Roma un rico comerciante que lenamaba IteHo. Se cuentan maravillas 80bre SU8 rique.las f.bnlosRl1. Su palacio en tan grande que habríapodido rontt"ner R todos los habitantes de la ciudad.Cada día sr. rennían alrededor de su me8a trescienta~

peuonas, elt"gidas entre 10/1 riudadanos más eminentesy ll1áll (·nltivados.

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En casa de Itelio no había solamente una mesa; babísttreinta, todas cubiertas con magníficos manteles horda­dos de oro.

Itelio hada servir a sus invitados los manjares másdelicados. pero en esta época se tenía la costumbre derecibir a los invitados ofreciéndoles los placeres de unaconversación fina y espiritual.

A Itelio no le faltaba nada. salvo instrucción. Apenassabía leer. Las gentes que aceptaban sus comidas conplacer se reían de él en secreto. Sostener una conserva­ción en la mesa le era imposible y si conseguía hacerseescuchar. notaba que sus invitados apenas podían dj~i­

mular sus sonrisas.

Esto era para él insoportable. Pero era demasiadoperezoso para estar inclinado mucho tiempo sobre unlibro y no estaba acostumbrado a pasar trabajo.

Itelio reflexionó largamente sobre la manera cómopodría mejorar esta situación y he aquí lo que al finresolvió.

Ordenó a su mayordomo elegir entre sus numerososesclavos doscientos de los má~ instruidos. Cada uno deellos debía aprender cierto libro de memoria. Por ejem­plo, la Iliada, la Odisea, etc.

Esta fue una tarea muy dura para el mayordomo, elcual debió aplicar muchas penitencias a los esclavosantes de poder realizar los deseos de su señor.

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Pero cuando llegó a conseguirlo, ¡qué placer paraItelio, que tenía al fin una biblioteca viva!

En la mesa, cuando llegaba la hora de la conversa·ción, no tenía más que hacer una seña a su.mayordomoy de la fila silenciosa de los esclavos, de pie contra elmuro, se destacaba un hombre qu.e recitaba un pasajeapropiado. Los esclavos llevaban los nombres de los li·bros que habían aprendido de memoria; uno se llamabaOdisea, otro I1íada. el tercero Eneida, etc., etc.

Itelio estaba encantado. Toda Roma hablaba de subiblioteca "iva, jamás se había visto una cosa parecida.Pero esto no podía durar, y un buen día, un incidentehizo qne toda la ciudad se riera del millonario ignorante:

Después de comer, la conversación versó, como decostumbre. sobre toda clase de temas literarios. Se hll­bIaba de la manera con que los hombres festejabl.ln enla anti~iiedad.

-Yo conozco sobre eso un pasaje célebre -dijoItelio, haciendo seña a su mayordomo.

Pero este se hahía puesto ya de rodillas. y con nnavoz temblorosa de espanto mumuraba:

-Perdóneme señor: a Bíada le duele mucho labarriga.

Desde entonces han transcurrido do~ mil años. Hoymismo, a pesar de las numerosas bibliotecas. no sepuede prescindir por co1tlpleto del libro vivo.

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Si se pudiera aprender todo en los libros no habríajamás necesil1ad de ir al colegio, se ·descuidarí.n lo!comrntarios y las explicaciones del profesor.

r\o se puede preguntar a un libro, mientras que unprofesor responde mllY bien, repite si es nece8lrio luque acaha de decir y se pone a nuestra disposición.

j y el periódico vivo! Es se~uramente más ale~re ~.

más instructivo que el periódico impreso. Una repr~·

~entación teatral es más interesante que una ohra leídHen un libro.

Pero si los libros vivos no son sIempre útiles. la'cartas "ivas tampoco lo son.

[n la antigüedad, cuando las gentes no sahían escri·bir no habia, naturalmente, servicio postal. Si h.bíaque transmitir noticias importantes se em' ir! ., un menotoajero que repetía palabra por palabra j •. que ee 1,.hnllia dicho.

Supongamos que ahora hubiera todavía mensajero~

en lugar de carteros. Nos sería muy difícil encontraru.n 5010 hombre capaz de retener en la memoria vario~

crutrnares de cartas por día j Pero si lo encontráramo~

quizás no nos serviría de mucho!

Admitamos, por ejemplo, que un mensajero lIeguaa casa de Juan Pérez el día de su cumpleaño~.

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Éste, preparándose a. recibir a sus invitados, le ubrela puerta en persona.

-¿Quién es?

-Tengo una carta para usted. Y he aquí lo que dice:

"Estimado señor Pérez:

Le deseo un feliz cumpleaños. ¿Hace mucho tiempoque usted se casó? Sírvase comparecer ante el notariopúblico al mediodía de hoy. Me gustaría que "inierana vernos más a menudo."

Juan Pérez se queda con la boca abierta, pero rlpobre mensajero, que lleva en su cabeza mezclaJoscentenares de cartas, continúa enredándose como uuamadeja de hilo.

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2. LOS HAZ·~IEl\IORIA

Yo conocía a un VieJO, hombre hueno y ~t'n'idal, alcual, a decir \er(lad, nadie le echaría más de ochentaaño~. Sus ojos brillaban, sus mejillas estaban rosadasy caminaba tan rápidamente como un hOlllhre joven.

T.odo habría ido muy bien si no hubi«>ra conH'nzadoa fallarle la memoria. Salía a la calle y ya se hahíaolvidado de lo que tenía que hacer. No podía retenerjamás los nombres y aunque yo lo conocía desde muéhotiempo antci', me lIamaha a menudo por un nombreque no era el mío.

Si se le hacía un encargo, él preguntaba varias veceslo que debía hacer y, para más seguridad,. hacía UDDudo en Hl pañuelo. Éste llevaba siempre cinco o seisnudos que no le servían de nada al pobre viejo. puescuando ~a('aha el paiiuelo del bolsillo no tenía ni lamenor idea de lo que los nudos podían significar. Por

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otra parte, aun cuando tuviera 1:1 mejor lllcmoria delmunelo niu¡6D llombre comprendería na«la ell un libroescrito de esta sorprendente man('ra.

Pero li el pobre viejo hubiera hecho llu(lo~ (Iiferentc~

y cada uno de eUol representara tal letra o tal palabr.. ,todo hubiera cambiado. Entoncel rualquit'rll podrí'ldescifrar IU ha..memoria.

En efecto, han esiltido tale8 "cartas·nudos" antes deque el hombre haya apr~ndido a escribir. Así "esrri·Man" 101 tirtarol, 101 persas, 108 aztecas y los babitalltesdel Perú. FAto. últimol eran especialmente hábiles ene.te sénero de elCl'itura y todavía hoy Se en('ut>ntranpa.torel en ese pail que conocen el lcn,:uaje' de losuudos.

En lupr de pa&uelol le &ervian de una cucrda Lus­tante ~eea a la cual lisaban, como una franja, corde·litOl multieolorea de extensión y srosor diferentes.

Se hacian nudol en estos rordelitos y ('uanto máscerca ettaL. el nudo de la rut'r(la más imporlante erael me....je. Un nudo nesro fi~ni(i('aba la muerte, unnudo blanco el dinero y la P:1Z, uno rojo la guerra,uno amarillo el oro, uno verde el pan.

Lo. nudo. lin color lisnificaban cifras: los nuaos.imple. la. decenal, los nudos 'dobles las ('('nlenas y losnudOl biplee 101 mUlares.

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Leer una carta escrita de ellta manera no era unacosa fácil, y era preciso tener en cuenta el grosor dela cuerda así como también la manera en que los nudosestaban hechos y situ.ados.

Los niños peruanos debían aprender el aUabeto delos nudos, o quipos, así como nuestros niños aprendensu abecedario.

Otros indios, los hurones y ros iroqueses, se servíanJe conchas de colores diferentes en lugar de Dudos.Las parfían en pedacitos planos y las pasaban sobre unhilo grueso; bacían así fajas enteras y después reuníanvarias de ellas. Aquí también el negro era de malagüero y significaba la muerte, el infortunio o unaamenaza. El bI :.lDCO quería decir paz, el amarillo oro oun tributo, el rojo la guerra o un peligro. Estos coloreshan conservado hasta nuestros días SU sentido primitivo.Una bandera blanca continúa siendo el emblema de ]apaz, el negro es el símbolo del luto y el rojo el de larebelión.

L~ marina ha establecido un alfabeto completo depabellones. Los navíos se comunican entre sí por mediode pabellones izados sobre un mástil.

¿Y las señales de los ferrocarriles? ¿No son los mejo­res testimonios de los viejos mensajes en ~olores, quehan atravesado los tiempos?

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No era fácil traducir el sentido de las conchas decolores. Los jefes de tribus tenían bolsas llenas. Losjóvenes de las tribus iroquesas se reunían dos veces poraño en un lugar determinado del bosque para aprenderde boca de los viejos eJ misterio de las conchitas.

Cuando una tribu india enviaba un mensaje a otratribu, el mensajero llevaba con él sus sartas de colores,que llamaban wampum.

-Escuchad mis palabras, jefe, y mirad estas conchas-decía mostrándole las sartas que reflejaban todos loscolores del arcoiris. Y a continuación pronunciaba sudiscurso designando una concha para cada palabra.

Sin una explicación directa era muy difícil compren­der el wampum.

Imaginemos cuatro conchas suspendidas de un corde­lito; una blanca, una amarilla, una roja y una negra.El mensaje podía significar:

"Haremos una alianza con vosotros, si nos pagais untributo, pero si no queréis pagarlo, os haremos la guerray os mataremos a todos."

o bien se podría interpretar esta carta de una maneracompletamente diferente:

"Os pedimos hacer la paz y estamos dispuestos a ofre­ceros oro. Nosotros pereceremos si la guerra continúa.'

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Para evitar todo error, cada indio que escribía UD

mensaje de esta manera debía llevarlo él mismo y leerloen a1ta voz. :El mensaje no podía, pues, reemplazar auna persona; no servía nada más que para recordarlelo que debía decir.

Existen numerosos haz-memoria semejantes. Por ejem­plo, para contar el número de UJI rebaño o el númerode sacos de harina de un granero, se hacían incisionesen un palito.

Y, en nuestros días, los campesinos servios se sirventodavía de palitos parecidos, en lugar de recibos o defacturas.

Supongamos que un campesino le compra a un comer­ciante, a crédito, cuatro sacos y medio de harina. En.lugar de darle un recibo éste corta un palito y le haceincisiones: cuatro grandes y una pequeña. A continua·ción corta el palito en el sentido de lo ancho, le da lamitad al comerciante y conserva la otra mitad para éL

Cuando llega el día del pago" se reúnen las dos mita­des -no hay ninguna posibilidad de engaño- y lasincisiones indican inmediatamente la suma debida.

Las incisiones sirven también para marcar 108 días.Robinson Crusoe utilizó un calendario parecido mien­tras permaneció en su isla desierta. De ahí se derivatambién nuestra costumbre de hacer muescas sobre laculata de un fusil.

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3. LOS OBJETOS QUE HABLAN

Era preciso que hubiese homLres muy hábileli para comoprender el significado de los nudos y de las conchas.Pero se conocían otroll métodos mucho más simpleapara anotar los acontecimientos y enviar menllajes.

Si una tribu quería declarar la guerra a otra, le en·"iaba un venablo o una flecha. Era evidente para cual·quiera que ese regalo tenía olor a sangre. Si se tratabade concertar la paz, había la costumbre de enviartabaco o una pipa. La pipa y el tabaco continúan siendosímbolos de paz entre los indios. Cuando se reuníanpara discutir las condiciones, los jefes de las tribus hOsetiles se sentaban alrededor de una fogata. Uno de ello!comenzaba a fumar la pipa; la pasaba después a IU

\'ecino y en medio de un silencio solt"mne la pipa re·corría la asamLlea.

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Antes de saber escribir, los hombres componían car­tas enleras con objelos. Los escilas, antiguos habitantesde la Rusia meridional, enviaron un día a los pcrsasuna carla compuesta por un pájaro, un ratón, una ranay cinro flccha~.

He aquí lo que esta extraña mezcla quería decir:

"Persas, ¿ l;abéis "olar como un pájaro, esconderosbajo la tierra como un ratón, saltar por los pantanosfomo una rana? Si no lo sabéis, no tratéis de hacernosla guerra, porque sucumbiréis bajo nuestras flechasdel;de el momento en que pongáis los pies en nue!'troterritorio."

¡CulÍnto nuí!i lc~iLles y más simples son nUCl;tras car­tas! ¿Qué dirían ustedes si un buen día recihieran porcorreo un paquete en el cual, en lugar de un regalo,encontraran una rana muerta o alguna cosa semejante?Pemarílln naluralmente que alguno quería hacerles lmabroma pesada y nunca imaginarían que pudiera tratarseDO de una hurla, sino de una carta importante.

Pero desde los "objetos. que hablaban" al "papel quebabIa" había todavía un largo camino por recorrer.

y durante mucho tiempo, 1011 objetos que hablabanfueron el único medio comprensible para los hombres.

Una pipa significaba la paz, un venablo la guerra, unarco tendido quería decir el ataque.

y millares de años separaron estos objetos parlantesde nUf'!'tro papel parlante.

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4. UNA CARTA EN DL\GENES

Existían muchas llHl1leraS de componer carlas o de tras­mitir mensajes, pero el que no~otro~ empleamos ahora--el medio de escrihir con las letras de un alfaLeto­

no existía.

;. Cómo han aprendido los hombres a e~crihir cou unalfaht'lo'~

j Esto no ha lle~adu (le nn solo· golpe!

Al priueipiu los homLres diLujaLan para escriLir. Silt'~ hal'Ía fuIta expresar la palaLra "reuo", diLujaLanUll reno, y para ti palabra "caza" diLujaLau cazadoresy nnimales.

Ponl'lt~ ellos saLían diLujar desde hatÍa 1I1l1eho tiem­po. En una época eu (Jlle los mamllls de largo pelo ylus rcuos del norte alra\"esahan en reLaíio los lugaresdOllde :Illllra ~t' le,"aulau las ciu(l:\(le~ de Parh y de ton-

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(iree, los hombres habitaban en cavernas y grababan~obre las paredes de las mismas toda cIase de imágenes.

Si eran cazadores dibujaban animales y escena5 decaza y se esmeraban en hacer dihujos muy exact08. Poresto sus animales nos parecen como si estuvieran:mimados.

Puede \"ersc al bisonte, con la cabeza vuelta haciael hombre que lo persigue, y más lejos al mamut ytodo un rebaño de renos huyendo ante los cazadores.

Esos dibujos se encuentran a menudo en las cavernasprehistóricas de Francia y de España.

¿ Qué nos dicen estos dibujos?

Nos hablan de las creencias de estos hombres pre.históricos. Como más tarde los indios, los hombres delas cavernas creían descender de ]os animales. Un indiose llamaba, por ejemplo, Bisón, pOrque creía que sutribu descendía de] bisón, y se daba el nombre de Lobocuando creía que su antepasado era un lobo.

Al mismo tiempo, los dibujos en ]l;ls profundidadesde las cavernas representaban, para estos hombres pre.históricos, a sus imaginarios antepasados convertidos enprotectores de la tribu.

Pero otros dibujos nos enseñan cosas muy diferentes.Uno encuenlra, por ejemplo, un bisonte traspasado porun n'nablo; encuentra un reno acribillado de flechas...

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¿Para qué hacían estos dibujos 'allá en las cavernas?¿Quizás para hechizar a los animales y atraerlos pormedio de conjuros a sus cuarteles de invierno? Estoes lo que hacen todavía los hechiceros de numerosas tri·bus: para vencer a un enemigo componen su imageny la traspasan de venablos o de flechas.

Muchos millares de años nos separan de la época delos hombres prehistóricos. Éstos se nos parecían poco,y su esqueleto --que ue ha descubierto en la tierra­se parece más bien al de un mono que al de un hombre.

Nosotros no hubiésemos sabido jamás lo que pensa·ban estos hombres, en qué creían, si no tuviéramos susdibujos sobre los muros de las cavernas.

Estos dibujos no son cartas propiamente dichas, y nisiquiera son todavía historias en imágenes. Pero ya noes mucha la diferencia entre ambos.

En la página siguiente puedes ver una historia enimágenes que se ha encontrado escrita sobre un acantiolado cerca del lago Superior, en la América del Norte.

No es difícil de descifrar:

Cinco largas piraguas en las cuales se encuentran cin·cuenta y una personas, representan indios atravesandoel lago. El hombre sob~e el caballo es evidentemente sujefe. La expedición ha debido durar tres días, porque

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I~

hay tres soles bajo tres arcos que representan el cielo.La tortuga, el águila, la serpiente y los otros animalesson los nombres de los jefes.

Un viejo escritor inglés cuenta en su libro una anéc­dota donde varias imágenes parecidas a éstas de~em·

peñan un papel importante.

HISTORIA DE LA EXPEDICIóN DESAPARECIDA

Esto pasaha en 1837, comienza el capitán, yo eratodavía lIlUY joven y viajaLa por el Misisipí a Lordo del"G W] . "] . d h.l· •eorge a~ llngton , e que mas tar e se unmo acomecuencia de ]a explosión de una caldera.

Un día, en Nueva Orleáns, un grupo de viajeros subióa bordo de nue~tro barco. Era una expedición que se

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había enviado a explorar los bosques y los acantiladosde los cuales hoy nO queda ninguna señal.

Eran todos jóvenes y llenos de vida, salvo su jefe, yade alguna edad, que era el único hombre serio entreellos..No le gustaban las bromas y estaba siempre sen­tado en un rincón tomando notas en un cuadernito. Seveía enseguida que era un hombre instruido. Los otros,y sobre todo los soldados que acompañaban a la expedi­ción, como guardia, no pensaban en otra cosa que enbeber y reír.

Cuando la expedición desembarcó, el barco quedóbruscamente silencioso y desierto. Al principio hablá­bamos a menudo de los exploradore!l, pero poco a pocolos fuimos olvidando.

Pasaron tres o cuatro meses, o má!l. ya no recuerdobien; yo trabajaba entonces en otro barco, el "Medusa".

Un día, un viajero, un viejo con los cahellos grises.me preguntó:

-¿Es usted John Kipps?

-Sí, señor, soy yo.

-He oído decir que usted e!ltaba en el óóGeorgeWashington".

-Así es. ¿Por qué le intere!la saberlo?

-Bueno, verá por qué -resrondió-. Mi hijo Tompartió en ese barco con un grupo de exploradores. Él y

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sus compañeros han desaparecido}' a pesar de todas lasbúsquedas no los han podido encontrar todavía. Ahoravoy yo mismo, pues sin duda mi hijo está enfermo enalguna parte.

Miré al Yiejo y me entristecí por él. Yendo a aquellosbosques corría el peligro de atrapar la fiebre y de sermuerto por los indios.

-¿Y va usted solo? --le pregunté.

-No -respondió-, yo quisiera que alguien meacompañara. ¿Podría indicarme alguna persona quefuese capaz de hacerlo? Será bien pagada y si ce neceosario venderé hasta mi granja para ('sto ..•

-Si yo l.e puedo ser útil, por supuesto que lo acom·pañaré.

Al día siguiente desembarcamos, preparamos nues­tras provisiones, compramos revólveres, fusiles y tiendasde campaña y contratamos a un indio como guía.

Después de habernos informados por los indígenas,nos pusimos en camino. Es difícil decir cuántos kiló'metros anduvimos. Yo soy un hombre fuerte, pero yaestaba casi agotado. La región cra húmeda y pantanosa.Traté de pf"r~uadir al viejo de que era preciso renun·.ciar a la expcJición.

-Me parece que estamos sobre un mal camino -ledije-, si los exploradores hubieran pasado por aquí,

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habríamos encontrado algunas señales. Pet'o ya hacehaslantes días que estamos en camino y no hemos en·loulrMJl. la menor señal de una fogata..•

El guía estaba de acuerdo conmigo.

Pero el "¡ejo, que ya estaba a punto de desistir, cam·bió repentinamente de idea, y ¿saben por qué razón?¡Por un simple botón de cobre! Y fue este botón el quelo lle,'ó a la muerte.

Nos habíamos detenido para descansar en un pequeliodaro. El guía indio y yo acabábamos de encender unafogata y de IC\antar la tienda. El viejo estaba sentadosobre un tronco de árbol. De repente gritó:

-¡John! ¡Mire! Mire ese botón ...

~Ijré. Era un hotón de aquellos que entonces llevabanlos soldados.

El viejo l)areeía completamente trastornado. Mirabael botón llorando, y repetía sin cesar:

-Este es el botón de mi Tom. Él llevaba unos iguales.Ahora sí que lo vamos a encontrar.

Yo le dije:

-Pero, ¿por qué ha de ser su hijo el que perdió ~se

botón? Había ocho soldados.

-jAh! -respondió el viejo- no traten de COll\·en·

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cerme. Desde el momento en que VI este botón lo hereconocido.

Continuamos la marcha durante tres días más. Ahorael viejo no quería voher atrás por nada del mundo y yono intenté siquiera tratar de discutir.

Un botón no es nada, pero es por lo menos un indicio.

Al día siguiente el viejo tenía mucha fiebre, pero apesar de los escalofríos que hacían temblar su cuerpono quería acostarse.

-Es preciso darse prísa -decía-, Tom me espera.

_\ 1 fin. no pudiéndose tener más de pie, cayó sincon\Jcimienlo. Yo lo cuidé durante dos o tres días como:-oi fuera mi padre, de tal manera me había encariñado('on él. Pero no había nada que haccr.

Murió apretando el botón en su mano. Lo entenamosen el mismo sitio en que había muerto y regresamos,pero por otro camino.

Fue entonces, como por un maligno azar, cuando des­cuhrimos las huellas de la expedición. Al principio losrestos de una fogata, más lejos una banderita y a conti·nuación -lo más interesante- un trozo 'de corteza.Yo lo he guardado siempre. Aquí está.

El capit:ln' sacó una cajita, cuya tapa estaba adornadacon una imagen representando tres masteleros. La abrióv sacó de ella un trozo de corteza de abedul, sobre la

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cual hahía sido grabado el dibujo que ustedes puedenver aquí.

-Este dibujo -continuó el capitán- había sidohecho por uno de los indios que servían de guía a laexpedición. Al parecer, ésta se había alejado de l~s

caminos y durante mucho tiempo había vagl:ldo porlos bosques. Los guías indios, según la costumbre desu tribu, habían dejado esta "corteza·carta" para contarlo que les había sucedido.

La carta hahía sido clavada a un árbol en un lugarmuy visible.

Mi guía me explicó de la manera siguiente lo quequería decir el mensaje:

"El pájaro que vuela indica ~l camino. Ocho hom.bres, y al lado de ellos ocho fusiles, representan a los

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soldados entre los cuales se encontraba el pobre Tom.Las seis figuritas son los exploradores y el que tiene ellibro es su jefe. El hombre del venablo y el h~mbre

de la pipa representan los guías indios, y las fogatas loslugares por los que han pasado. El castor con las patasal aire significa que uno de ellos, llamado Castor, en·contró la muerte en el camino".

Desde el momento en que tuve en mis manos estemensaje decidí continuar en mis pesquisas.

Continuamos por el mismo camino y una semanamás tarde alcanzamos a la expedición que se había ex·traviado.

Han transcurrido muchos años desde este suceso y

cada vez que veo este trozo de corteza, me acuerdo delviejo y de su botón de uniforme.1 Sobre las piedrasfunerarias de los indios se encuentran a menudo dij>u·jos representando animales, de los cuales el muertoo toda la tribu lle,'a su nombre.

1 Ademáil de cartas-imágenes se conocen verdaderas his­torias-imá~enes, como la del famoso Lienzo de Tlaxcala. Estelienzo, dibujado por artistas anónimos llaxcaltecal hacia1560, ca8i un siglo de8pués de los sucesos descrito9, cuentaen ocbenta dibujos la bistoria de la conquista de México yel fin del imperio azteca. El décimo dibujo representa lamarcha de IOB invasores bacia Chalco. Hemán Cortés, acaballo, RUiado por un ~ndio, avanza por la "gran calzada"que pasa frenle al volcán Popocatépell; entre su caballo yel volcán, tres eiltaca~ simbolizan las trampas tendidas por

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En la paRIDa 8iguiente puede8 ver una piedra quellc,a el (Lbujo de un re~o. Por los dibujo. grabadosen la piedra se puede 8aber toda la historia del hombreque está enterrado ahí.

Se llamaba. sin duda alguna. "el reno de 108 pie8 li8e­ros" o un nombre por el estilo. Era un cazador de alceafamo8o. como lo indica la cabeza de alce dibujada bajoel reno. Tomó parte en numer08a8 expedicionea y nume­roso. combate8, cuyo número está indicado por raya.

6U8 adversarios; arriba, un perro escolta a lo. 8uerrer05iodio.; al final del camino. la ciudad de ehalco. (De ElCorreo de la Unesco, enero 1972. Foto Reoé-Jacque•. )

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horizontales sobre los lados de la piedra. El último como

bate duró dos meses -esto está claramente exprt'sado

por el dibujo de dos lunas y un tomahawk-, yen·contró en él la muerte, como lo señala la imagen fielreno con la~ patas al aire dibujado bajo latl dos luna !l.

Toda la "ida de un hombreprimith'o pu.ede It'erse a menudosobre su cuerpo, y es eo:,tumbreentre numt'rosas trihu!! adornarsus cuerpos con imágenetl.

Los indígenas de las i:,las poli.nesias dan a cada dibujo un 'sen·tido especial.

Una cara terrorífica sobre unpecho es la cabeza de un dios, ysólo un jefe tiene derecho 11 lIe."ar este símLolo. Un dibujo he.cho ('on líneas y cuuclrados indioca ..1 número fle la!! expedicione~

en la" cuales ha tomaelo parteun guerrero. Un diLujo hecho('on ('unas Llancas y círcuJos negros representa el nú·mcru ele ,'ictorias que ha conseguido soLre sus enemigos.

La cOlltumbre de dibujar sobre el cuerpo puede pare.cernos ridícula. Pero entre las person8!l que se consi.

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oeran como civilizadas e in!Ótruidl1s hay lllu('hl1s que deadornan como los po)jnesio~.

A decir verdad, no hacen dihujos ¡¡obre su cuerpo,pero llevan insignias como charreteras doradas, cordo­nes sobre los hombros, estrellas, medallas y gor... ~ ador­nadas con plumas o águilas.

Todas estas condecoraciones indican su grado. SU8

títulos o sus méritos militares, como los dibujo!! sohreel cuerpo ele un hombre primitivo.

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5. LA ESCRITURA EN JEROGLfFICO

:\Iuchos sabi9s han pasado años tratando de descifrarf' I enigma de los dibujos misteriosos que cubrían losmuros de Jos templos y de las pirámides del antiguoEgipto.

HaLía algunos fáciles de comprender: eran Jos querepresentaban escenas de personajes ocupados en todaclase de trabajos diferentes. Se veían en ellos escribascon su rollo en )a mano y su pluma d«.;trás de la oreja,mercaderes que vendían collares, perfumes, pasteles ypescado.. Había también sopladores de vidrio dispuestosa soplar en )05 cubiletes; joyeros cincelando brazaletesy anillos de oro, guerreros con sus escudos recubiertosde cuero, corriendo en formación regular ante el carro,Id faraón.

~Iirando estos dibujos se puede uno imaginar fácil.-mcnte lo que debía ser un taller de arle~ano egipcio,

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cómo los comerciantes operaban en la plaza del mercadoy cómo estaba formado un cortejo real.

Pero estos dibujos, comprensibles para todo el mundoy que representaban la vida de las gentes que "ivieronhace millares de años, están rodeados de muchos otroscuya significación es mucho menos clara.

Sobre estos monumentos egipcios se encontraban graobados serpientes, búhos, gansos, leones con cabeza depájaros, flores de loto, manos, pies, hombres sentadossobre sus talones y otros con los brazos colocados detrásde la cabeza, escarabajos y hojas de palmeras.

Todas estas imágenes están dibujadas con largos yfinos trazos, como las letras de un libro. Entre ellosse encuentran también innumerables formas geométri.cas de todas clases: cuadradas, triangulares, curvas yen forma de cubo. Es imposible enumerarlas todas, t

Estos símbolos misteriosos o jeroglíficos traducen si·glos de la historia egipcia e indican las costumbres ylos hábitos del pueblo egipcio.

Pero a pesar de los asiduos esfuerzos de los sabiosno se llegaba a descubrir la significación de los jeroglí.ficos. Los coptos, descendientes de los egipcios, no lespudieron prestar ninguna ayuda, porque habían olvi.dado hacía mucho tiempo la escritura 'de sus antepasados.

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Sin embargo, se llegó a descubrir el secreto de losjeroglíficos.

En 1799 soldados franceses desembarcaron en lascostas de Egipto bajo las órdenes del general NapoleónBonaparte. Mientras cavaban trincheras en los alrede­dores de la ciudad de Roseta, descubrieron una enormepiedra lisa, que llevaba una inscripción en dos lenguas:en griego y en egipcio.

¡Qué alegría la de los sabios al ver aquel descubri.miento!

¡·Poseían al fin la clave de los jeroglíficos!

Al parecer, no había más que comparar la escrituraegipcia con la escritura griega y el secreto sería revelado.

Pero una gran decepción les esperaba.

Ellos creían qu.e la escritura egipcia estaba hecha deimágenes, y que cada palabra estaba representada poruna imagen diferente. Pero al intentar sustituir unaimagen con una palabra griega no obtuvieron ningúnresultado.

Transcurrieron varios años. Y quizás todavía sería·mos incapaces de comprender los jeroglíficos ún el tra·bajo del sabio francés Champollion. Él se dio cuentade que algunos símbolos egipcios estaban rodeados deun pequeño marco. En la inscripción griega, en el lugar

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correbpondientc, se encontraba el nomlll"t' del faraónPtolomeo.

j Si e"to era exacto, bastaha l'I~emplazar lo~ signo~ por\I.'t raE !

Vean ustedes aquí la significación de estas lctra~:

• • f\ M. ~ 4 e ti11 T o ti! /ti E ~ ep T O L M E E S

Pero esto no era nada más que una suposición. Podíaser que los símbolos quisieran decir otra cosa total·mente {liferellte. Era preciso comprobar w descubri·miento.

El azar lo favoreció. En la i~la dc Pilas ilC encontrólIn obelisco que llevaba una inscripción en dos lengua".

Aquí cierta palabra estaba encuadrada y se repetía" menudo. Champollion reconoció inmediatamente ('n('~ta palabra la~ letras que ya conocía.

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Las sustituyó y obtuvo:

~ .M , i\ • }..... c:. ~• ;t ~ O " •

L E O P

Cuando examinó el texto griego, su alegría fueenorme al encontrar en el lugar correspondiente lapalabra

KLEOPATRA

i Esto quería decir que hahía adivinado la verdad!Los símbolos en los marcos ovalados no representa.

han palabras 'sino letras separada!l. Y ahora Champo).lion tenía ya once letras diferentes: p, t, o, 1, m, e, to,k. a, t, r.

Pero cuantlo trató de descifrar con ayuda de est..~lelras la!' palahras no enmarcadas no ohtuvo ningúnre~llhado.

y huho flue ~ll'dil'ar mucho tiempo ," explicar la razóndI' estt' fracaso.

La realitlatl era que los egipcios no escribían conletras nada más que los nombres propios; las otraspalahras estahan ~scritas de todas las maneras. La escri·

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tura egipcia nos trae a la memoria un jeroglífico: algu­nos símbolos representan palabras enteras, otros sílabasseparadas y otros letras.

Los egipcios utilizaban a menudo este medio paradibujar un nombre que no se podía representar de otramanera. Por ejemplo: escarabajo en egipcio se escribe:hpr (los egipcios no usaban vocales). Pero al verbo"ser" en egipcio se le designa igualmente por la mismapalabra: hpr. Entonces, cuando debían escribir la pala-} " "d"b' b b .}ra ser I u)a an un escara ajo.

He aquí algunos ejemplos de jeroglíficos egipcios:

Los egipcios, como los indios, escribían con ayudade imágenes. Pero de esto hace ya mucho tiempo. Pocoa poco algunas de esas imágenes fueron reemplazadaspor sílabas y finalmente por letras. Y de estas letrasse deriva nuestro alfabeto.

De este modo las imágenes, evolucionando en eltranscurso de millares de años, se convirtieron en letras.

¿Pero por qué cambiaron las letras?

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Porque la vida de los hombres cambia. Las tribusnóm-adas pasaban poco a poco de la caza a la agricultUl":ly a la ganadería. Los hombres se hicieron comerciantes.). artesanos. Y naturalmente, era imposible para elJ!,anadero hacer dibujos precisos de todas ms vacas.Design(í. pues. cada bestia con un signo especial. El('ollH'rciante no podía tampoco dibujar todas sus mero(':lncía;;: ya bastante tenía con in,-entar un ~igno dife·I'eute para (·,,,la mercanCÍa. Y aquí aparecen por primeraH7. lo;; ~i~nos especiales para marcar la propiedad.

El si~llo ~uprim(' cada vez más el dibujo. La ~scritura

d(' lo,. 4'~!pcio,. (,()Ilti"nc toda"ía diLujos; la de los penasy la (It' lo~ 1ta1tilonio,. no contiencn ninguno. Es una"('rit' (le líne:ls y de trazos. Los persas. como sus vecinoslo;; lla1tilonios. es('ribían sus cartas ~obre tabletas dearcilla ('on UII palito puntiagudo. Ohtenían así trazos('xt rt'IIH\(lalllente finos y en forma de cuñas. Es por e"arazón (Iue esta ('i'('ritura se llama "cuneiforme".

Tr,lll;;currieron muehos años; y las gentes tratabant'n ,ano (le ,leseifrar la escritura cunciforme. Habíanperdido ya tOlla "speranza de penetrar el secreto de('stos extraños símbolos, únicos en el mundo, cuandoencontraron la da,-e.

FUI' el profe,.or alemán Grotcfend quieu descifró la(,,.critura cuneiforme. La tarea fue tanto más ardua paraI~I. ('tlllnto que no tenía a su disposición ninguna imcrip.(i(ín f'n dos lenguas.

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Estudiando las piedras funerarias de los reyea d~·

Persia, observó que algunas palabras se repetían muya menudo sobre todas las piedras. Grotefend supusoque estas palabras querían decir "rey de los persas" oalguna cosa parecida.

Por consiguiente,> la palabra que precedía a "rey delos persas" podía ser muy bien el nombre de este reyPor ejemplo, "Ciro, rey de los persas".

Sobre uno de los monumentos esta palabra estaL"representada por siete símbolos cuneiformes.

Grotefend recordó los nombres de todos los reyespersas, Ciro, Darío, Jerjes, Artajerjes. .• y se puso asustituir con ellos las letras cuneiformes.

El nombre de "Darío", o "Darivuch" en persa anti·guo, correspon(Iía al número de letras en esta palabra._...~" 'Y,O A

El rtR I

~,= (ir teV U al

¡Grotefend tenía ahora siete letras a su disposición!En otra palabra \"olvió a encontrar las lctra~ que ya

conocía:

«Jf rr f(-eH 1

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--'"A ~,

R«eH

-'"A

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Faltaba solamente la primera,,)" no era difícil adi,i·nar que esta letra era una K, y que la palahra enteraera: Kchiarcha o Jeejes.

¡Se había encontrado la clave! Y, ('uija extraña, en lo~

dos casos -tanto en el de Champollion como en el deGrotefend- fue el 110mbre de un rey el qne permitióencontrar la clave.

Por último Groteíend descubrió laij oLras letras. Llegóa la conclusió11, tal como se había supuesto al principio,de que la palabra que seguía al nombre del rey enlsu título. Por ejemplo:

Darío, el gran rey, rey de reyes,soberallo de los persas, rey de Jlueblos.

y de esta manera se descifró la escritura persa.Hay que añadir que 110 fueron los persas quienl's

inventaron la escritura cuneiforme, sino qne ellos latomaron de los babilonios.

Éstos. como todos los pueblos antiguos, al principiodibujaban en lugar de escribir. Pero como dibujabansobre una materia poco apropiada para dibujar: la arocilla, sus trazos eran angulosos y obtenían, por ejem.plo, en lugar de un círculo Ul. cuadrado.

o * 51

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A la larga no se utilizaron más estos dibujos paradesignar una palabra entera, sino solamente la primerasílaba. Y los persas simplificaron todavía más la escri.tura cuneiforme, haciendo de cada dibujo una letra.

Estas letras misteriosas esperaron millares de añosa que hubiese alguien que las descrifrara.

j Cuántas cosas nuevas e interesantes se han aprendidodesde qne Champollion y Grotefend penetraron el se·creto dc los jeroglíficos y de la escritura cuneiforme r

Pero todavía no están resueltos todos los enigmas.Nadie" hasta ahora" ha conseguido descifrar las letrasinscritas sobre los leones y las esfinges que se encu.en·tran en Siria y en Asia Menor, territ(')rio del reinomisterioso de los hititas. Todo lo que sabemos de estepueblo nos lo han enseñado los egipcios. Pero sólocuando podamos leer su escritura conoceremos el pa­sa.lo de esta raza ohidada.

Sin emhargo, el descifrar las ins~ripciones no es todo.Si Champollion no hubiese conocido la lengua de loscoptos, no habría comprendido las inscripciones egip­cias, pues los coptos son los descendientes del antiguoEgipto y es por la lengua copta por la que nosotrospodemos formarnos nna idea de la de los antiguosegipcios.

Todavía es mayor nuestra ignorancia de la escriturade los etru~cos. antiguos habitantes de Italia.

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Sus letras se parecen mucho a las de los griegos, loque hace fácil la lectura de IUS inscripciones. j Peronadie conoce su lengua! Por esto, la significación de8US inscripciones no ha podido ser descubierta.

j Qué lástima tener entre nuestras man08 es"s anti.guas imcripciones, poderlas leer y no comprenderlas!

j Qué de enigmas apasionantes hay todavía por resol.ver! j Cuántos nuevos descubrimientos se harán tod:lvía,dur:lllte la vida de cada uno de nosotros!

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6. LA EMIGRACIÓN DE LAS LETRAS

La escritura en imágenes se cambió poco a poco por)a escritura con si~nos. Pero en ciertos sitios -y leun·hién en nnestros días--- se u.tilizan todavía )010 jero.

~líficoi.

Los chinos. por ejemplo, escriben así, a pesar de quehan utilizado )01' jeroglífic08 mucho antes que los otrospueblos. El papel. la pólvora, la porcelalla y la imprentaI'..an conocidos f'nlre los chinos aun antes de que selJubiera oído hahJar de ellm; en Europa.

j y hasta entre nOEiolros se emplean todavía los jero.

¡.díficos!

La manito con IIn dedo extendido indicando el ca­

lJIino, )08 zig-zags de un relámpago sobre un p08te quelit.lstiene el ll'nllioo eléctrico, una calayera í'ohre una

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botella q uc conliene vcucno: he ahí jeroglíficos querepresentan palabras o frases cnteras: "¡ Pase por aquí!""¡ Cuidado ron la corrientc cléctrica!" "¡Veneno !".

Los chinoe etlcriben toda"ia por medio de jeroglifil·Ut-.pues par¡, clJós carnbi;.rlos por un alfabeto de lelra~Ilería imposible. Esto proviene de que en la lenguachina todas las palabras son muy cortas y no se compo­nen mis que de una sola sílaba. Cada palabra Jlllt"CJt'

designar muchas cosas diferentes.

Esto es relativamenle raro entre nosotros; tOlUel1JO~

por ejemplo la palabra "vino", que como nombre de·signa una bebida, y como verbo el hecho de llegar adonde uno está. Si se escribe esta palabra aislada, sinotra explicación, sería imposible comprender de quévino se habla. Pero entre los chinos cada palabra notiene un solo significado., sino muchos. ¿Cómo represen­tar cada uno en la escritura?

A primera vista esto parece imposible, pero los chi.110S han encontrado un medio para salvar esta difi·cultad.

Tomemos, por ejemplo, la palabra "Tchou". Estapalabra significa navío, habladuría, incendio, cubetay plumón.

En la escritura esta palabra está representada porel dibujo de una vela sobre un mástil. Esto quiere decir

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"navío". Para significar "habladuría" añaden al ladouna boca humana. Para "incendio", la imagen quequiere decir "fuego". Vela más agua quiere decir "cube­la" y vela más pluma, "plumón".

Los chinos han simplificado mucho sus jeroglífico.para hacer más fácil su lectura. Y es difícil reconoceren los trazos negros, reunidos de muchas formas, laimagen de personas, de estrellas, de BQles y de luna•.

i Pero todavía es más difícil, reconocer esas mismarimágenes en nuestras letras t

¿Creerían ustedes que el origen de cada una de ella.ha sido una imagen?

Como cazadores empeñados en la persecución de supresa, los sabios han recorrido paso a paso el largocamino que conduce desde las imágenes hasta nuestra.letras.

Estas letras pasaron de país en país antes de llegar8 nosotros. Ustedes pueden seguir su camino sobre elmapa.

Su país de origen fue Egipto. Hace muco tiempoque los egipcios expresaban sus pensamientos con ayudade imágenes. Pero llegó un momento en que compren.dieron que no era posible expresarlo todo por mediode imágenes.

¿Cómo dibujar los nombres propios? Esto es fácilsi el nombre quiere decir alguna cosa, porque no ha,

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más que dibujarla. Los indios hacían esto: para escribirel nombre "Gran Castor" dibujaban la imagen de UD

castor. Nosotros podríamos igualmente hacer un jero­glífico para representar el nombre de:

ROSARIO

ROSA RIO

¿Pero qué hacer cuando el nombre no puede sert'epresentado por nada? ¿Cómo hacer, por ejemplo.para representar Carlos o Juan?

He aquí cómo poco a poco se comenzó a hacer usode las letras, y esto fue lo que hizo que los egipciosañadieran veinticinco letras verdaderas a los centenaresde jeroglíficos que representaban palabras enteras o~í1abas.

Lo hicieron de una manera muy simple:

En su lengua había muchas palabras cortas talescomo "ro": boca, o "noui": trenza, "bou": paraje,etc.... La imagen que representaba la palabra "boca"no representaba solamente una boca sino también laprimera letra de la palabra: "r". El dibujo de unatrenza no significaba solamente trenza" sino tambiénla primera letra "n". ¡Y así algunos jeroglíficos toma­ron el lugar de letras!

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Pt'ro al lado dt'l nuevo método 1011 egipcioll ronllt'r­,arcm tamhién ~I viejo. A menudo t"lll'rihían rierta!!palahra:o; c'on lf'lra¡.¡ y hacían un dibujo de la palahraal 11..1u, Era (" id~ntf' que no podían aru:o;tumltrar:o;c' :1

la~ Ic,traM,

Por ejc'mplo. al princIpIO cllcribían t'11 l..tra", ··th":Iil.ro. Y ni lado, dibujaban un libro, () tamhit-n C8rri­bían ""ah": pt':o;cado, y al lado harían f'l dibujo ele unpl'~rado.

Pero la dificultad de acostumbrarile a la!i If'tras no(ra la única razttn que les impulllaba a f'flrrihir d.. f'sta11Utnf'ra. Para no cometer errores, cada palabra dehí.tencr una clave, un signo explicativo.

~ta¡; pulabrati son la8 que repre8entaban por ejem.plo el pellcado o el libro y sin tale8 signoll se habríaarometido muchos errores, porque los egipdoll solamentehuMan inventado letras para representar la!! conilonan·tf'!i. Iwro Ill~ hahían olvidado de reprellentnr las vocal"ll.

A!"í, para ellcrihir "'hepr" (t'scarabajo) t'srribían""hl)f". Si nosotros e¡;cribiéramoll igualment(' Ilin "ot'aleM,tc'nclríamol!i qll.l' in"cntar muc'has claves para hac('rnollt'ntt'ncler.

Pt.r f'jemplo la palahra ""m]", sm c1a"f'~ I)oclría r~pr..•sentar: IDal, miel, mil.

La palahra ""mt": mate, mote, mito.

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La p.dabra "vI": vuele, vale, vil, velo, etc., etc.

Esto explica por qué los egipcios tenían n('cesidadde las imágenes.claves.

Podría suponerse que el hombre que ha inventado)as letras invt~ntó igualmente d alfabeto. Pe~o los egip·cios, aunque inventaron las letras, no pensaron en elalfabeto. Sobre los muros de sus templos y sobre smpapiros encontramos jeroglíficos de todas clases me..dados entre elloll, representando unos palabru enteras.designando otros solamente una sílaba y otros una solaletra.

El alfabeto no fue inventado por los egipcios, einnpor sus peores enemigos, los semitas.

Hace cerca de cuatro mil años que Egipto fue ata·'cado y conquistado por pueblos semitall: lo!! hykso..que, procedentes del este de Arabia, penetraron eft ..1

nUe del Nilo.

Durante todo UD siglo su rey reinó sobre Egipto.

Entre la multitud de jeroglíficos y de dihujos egill'eios los hykaos escogieron una veintena. Y ('ambiarolle.tos jeroglíficos por letras de la manera más simplt'

¿Qué adulto no ha visto una de esas cartillas queUamaban ABe? Muchos de nosotros hemos aprendido• leer en cae libro de imágene., en el cual, al lado dela letra A está dibujada un ala, .1 lado de la B una bola,

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al lado (le Iu e unu casa, o cualquier otra cosa cuyonombre l'omience (.'on la letra designada.

Todos cOlloccmos esos libros, pero nadie ha pensadojamás en representar por ejemplo la· palabra "papa'!por el dilJlljo de dos papas y de dos asnos.

Sin embargo esto era lo que hacían los hyksos.

En lugar de una A dibujaban la cabeza de un toro,porque en Sil lenguaje ésta quería decir "Aleph".

En lugar d(.' una B dibujaban una casa, que ellosllamaban "Bel",

E11 lugur de una R colocal)an una cabeza humana,que cntre ellos se llamaba "Reeh".

Con esos medios, obtuvieron un conjunto de vein,liuna letra~ cuyos dibujos fueron añadidos a los jero­glíficos .egipcios. Entre ellos había cabezas, casas, torm~' todo lo que era necesario.

¡Así nació el primer alfabeto en el palacio real drlus hyksos!

Después de un siglo los egipcios se liberaron final.mente del "reino de los extranjeros", como ell08 llama·Lan a los hyksos, Y el reinado de ést08 desapareció dt'1:, superficie de la tierra.

Pero su alfabeto pasó a 108 países 8ituad08 en la~

(.'ostas del Mediterráneo, al norte de Egipto. La8 tribu..

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8emítit'Hs que vlvlan allí~ los na\egantes fenido!', lu...agrit'ultore.. )' pastores judíos, comenaton la ('s(~ritlirade sus parientes los hyksos.

Los fenicios eran un pueblo de ,'¡ajeros y (lt' t'U!uer­danteí.'. Sil:" lla"ío!' se veían por todas las 'COi'tas ~rieg¡ls.

de Chipre a Gihraltar. Cuando ll.-gaban a un nueVIIpaís mostrahall sus mt>rcancías, C'ollare!' de valor. ha­chas y eSpatlaF, copas de vidrio y d~ oro, ~ las "UIII­

biaban por pieles, tejidos y esclavos.

Con sus mercancíatl, aportaban a todos los paíH's lfU'~

visitaban sus signos de ~fcritura, y to(lo!! los pueblo.. (IUf'cambiaban merC'ancías t~on 101' fenicio!' a,loptaron , ti

alfabeto.

De la patria de los ft>nicio~~ las It>tra!' lmsaron "¡enpronto a las colonias f('nicias de f;recia. P~ro )a no

~rall ~stas las mi¡;mas letras qu~ haMan ,'('nidfl (11'

Egipto: los comerciantes fenicio!; IlO tenían tiempo para

dibujar cada imagen; los toros, las serpientetl, las ca·~as y las cabezas se cambiaron bien pronto ('n sil!lllll'escritos.

De Grecia, la¡; letras pasaron por mar a Italia y n.·,gaton hasta nosotros.

Pero no s(' pusit>ron en caillIDO inmediatamente de,,­

pués de haber dejado a los fenicios. Reposaron (Iurant"

más .de dos mil años en GrcC'ia antes <le t>ml'fI~ndt'l' .. u

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camino hacia el norte. ¡Y durante ese tiempo todavíacambiaron mucho!

Para las letras egipcias el viaje a través de Grecia,Italia, el norte de Europa y Rusia duro cuatro mil añosy en el camino les sucedió toda clase de aventuras.

Cambiaron de aspecto, sus cabezas se volvieron a i~­

~ierda y a derecha, se acostaron sobre su espalda y~e enderezaron sobre la cabeza. Viajaron sobre los. bar­cos de remo de los fenicios y sobre las espaldas de los...sclavos, en canastos abultados por los rollos de papiroy en las alforjas de los monjes errantes.

Muchas perecieron en el camino.

Pero las que quedaron encontraron nuevas compa­ñeras en su ruta.

Y. finalmente, las letras llegaron hasta nosotros, tancambiadas, que eran casi irreconocibles. Para volver aencontrar su aspecto primitivo es preciso situ.arlas allado de los jeroglíficos egipcios, de los eseritos' dI" loshyksos encontrados en los templos de la diosa Hator enla península de Sinaí, al lado de la escritura fenicia,griega. eslava, rusa y europea.

Si observan bien las letras, notarán que la cabeza-('ornmla de un toro se ha convertido en una A (podránreconocer la semejanza de esta letra con la cabeza,pero los cuernos se han vuelto hacia abajo). Ante un

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alfaheto f~nicio, notaríamos que todas las letras est'"vueltas en !lentido contrario al que tienen ahora.

E!' porque los fenicios no escribían de izquierda "den'cha, sino de derecha a izquierda.

Cnando los griegos adoptaron el alfabeto de Jos fcoi·io~, escribían lambién, al principio, de derecha a izo

quierda. Después empezaron a escribir en las dos direc·dones: una línea de izquierda a derecha, la siguientede derecha a izquierda. Es, pues, de los grie~os, JI"({uienes hemos aprendido a escribir así.

Al camLiar la dirección de su escritura, los griego~

también volvieron las letras en el olro sentido.

y de cl'la manera. las letras fueron durante muchlltiempo maniobradas sobre la página como un tren d.'mercancías I'n una eslación, antes de tomar, fiuaImcnt/' ...1 lugar que les convenía.

¿Pero por qué les pareció al fin más ttgradable escri·bir de izquierda a derecha que en sentido contrario ~

¿Qué diferencia hay entre escribir de izquierdaderecha. de derecha a izquierda o de arriba abajo COlll"

lo hacen los chinos? ¿Acaso no es la misma cosa?

1...08 egipcios, de los cu.ales hemos recibido nuestra­¡elras, eicribian. como los chinos, de arriba abajo.

El escriLa cogía la hoja de papel con la mano 11·

quierda y escribía, como es natural, con la mano der.',

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dHl. Lo quisiera o no, debía comenzar la página por ('\lado derecho, pues de otro modo sn mano izquiertla lellahría impedido escribir.

Escribiendo de esa manera Col título tle estf~ li"ro. ~f'

Oh'f'IH~ría 10 que sigue:

n 1-E \L

JIL (.

I Sn Tn ()

O J:IA

Pero este método no era completamente satisfactorio.El escriba, al pasar de una 1ín~a a la otra, borraba conm mano la tinta frelSca de la línea precc(lentl.'. Esto noinquieta a los chinos, porque ellos se sirven de unatinta -la tinta china- que seca muy rápidamente.Pero la tinta egipcia, hecha de hollín, de cola Vl'getaly de agua se secaba muy lentnmente.

Para evitar esta dificuhad comenzaron a escribir II

lo ancho en lu@;ar de escribir de arriba abajo. Ahora 1"IIInno derecha al resbalar por la página limpia, nf)horrn la línea precedente. todavín fresca. Pf'ro la anti.

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gua c08tumhre de escrihi.· de dt'recha a izquierda con­

tinuó adoptándose.

Lo!' griego~ escrihían t'n las do~ direcl'iones y final­

mente de la~ dos maneras, siendo adoptada por 108

puehlo!' europl'OS la de escribir de izquierda a derecha.

Al prindpio, el nomLrt' del uuto/' y el título de e~te

libro se huhiera escrito lie esta manera:

NILI.1\I

AL AIRüTSIH LEn ORBIL

y después, cuando las gente1' ~e pu~ieron a esnihir

en ia~ dos dirc('ciones, esto hahría teni(lo la forma

~igui('nh':

NILI .1\1

Pero los hebreos y muchos otros pueblos continúan

e,scribiendo de derecha a izquierfia.

Hemos seguido la emigraeión (le las letras deslle

Egipto a la antigua Rusia. Pero eslt' no es más que uno

de los numerosos caminos que los jeroglífieos egipcioshan recorrifio !'ohre toda la superficil' (Id mundo. Ellos

no partinoJl ~olamenh' cn fiirecei(ín lIorte. sino tambi~n

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Illte'in el oc· ...h·. hlu'ia Italia. (lolUle {ormul'un ,,1 alfaht'to

Jalillo.

Partit'lulo "11 ~1I "u')u ,Ic~ Egipto plll'U rt'rorrer elIIIlIUdo elllf'ro.....ta~ letrn!O pe>ue>trarou ("u la India, en

Siam. t'U P("r"ia y C'n Armf'nia. f'U Geor~ia. f'U Tiht>l

~ ,'n Corc'a, No ,'~i!'t,· Ull alfahetu cn e'l IIH1IlcJO (jue> Illl

"I'a ,'oul illll:l('i,íll cl"1 alfa Lc'lo c'gí pcio.

I.a hi"toria cle> 1I111'...lral' ,·ifru.. f"!'l toda\'ía má.. ('urio>"a,

;.SaJ,Cll cl'lI' las ('ifra.: dc' la,. ,',mlt'" nos l"'n imus. ¡;Oll

.il·ru/!lífic'u. (1 illlli~,'ne'~.I'·lra!"'?

Hubo un liempo 1'11 (I'H' lu" homhrf"s l'ólo !"ahían .

e'lIntar ('on los de>(los.

~i (Iuf'rían ,If'cir J. I(','anlahuu uu (lc(lo. :oi 2. (los (le',

elul'. c·h'. Toelll" III~ ("'(lo... clc una mano qllt'ríun elf'('ir 5.(h' elos mauo!". 1U. Para eXl,rt'I'ar un núme>ro mayor.

"a('ían girar '11 ... lII:lIWs ('IllIIO un molino (le> "ic·nto. Al,c'r a uuu pC'r-Ulla 'H'lllar de> c'sla mauera, uno ('reería

'11If' c':otnha a (Hmlll clc' puner..c' a ('azar IIW!"(llIitos. y l"in

f'mhar/!o. ~ i ... ,' 1.. pr"!!ltlllalta (I'H~ hacía. hllhic'ra res·

1.!II~.Ii,lo (j'U' ,'!"Iah" '~lIl1lando,

E!"tn m:lIl,'r¡t el,' ('ontar C'OIl lo" dedo!' y c'on las mano"

l'" lamhi~" la (111I' IItilizahan para eserihir 101' IIllllH'rOl',

Ctullulo :,,' miran Il, ... ('ifrai" rumaua!' !'I' acli\'illa fáril.

'1I"IIIt"I'U' 1. JI ~ 111 "1111 UIIU. .IUi" V 11"1'" clt·cllll". l.a mallll

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abierta cou el pulgar estirado, significa cinco, y diezlas dos manos.

Pero no es esto solamente el origen de las cifras ro­Illanas; aquellas de las cuales nos servimos en 1" actua·lidad, son igualmente "salidas de los dedos".

Al principio se escribían estas cifras de la mant>rasiguiente: 1 se representaba como se representa ho~'

también, dos por dos trazos (no verticales sino horizon­lales), tres por tres palitos colocados en forma de ('ruzy cinco por una mano cerrada con el pulgar extendido.

Las cifras, como las letras, fueron cambiando cuandoSe escribían rápidamente y tomaban otra forma cuandose trazaban sin levantar la pluma del papel.

Entre aquellas formas y las que hoy utilizamos nohay mucha diferencia.

Las otras cifras se obtienen, como se sabe, combi­nando las cinco primeras entre ellas. j Pero lo más inte­resante es la historia del cero!

¿Qué es el cero?

No es nada, es un vacío. Pero los hombres necesita­ron mucho tiempo para encontrar un medio de repre­sentarlo.

La invención del cero es tan importante como la lO­

vención del barco de vapor o del teléfono.

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Al principio no existía el cero. Para calcular, la genteutilizaba una especie de pizarra, dividida en cuadrado.y en círculos en los cuales se escribían las cifras.

Por ejemplo, si se querían sumar 102 y 23 se arre·glaban las cifras de manera que quedara vacío el lugardel cero.

Esa tabla se llamaba ábaco. El ábaco era muy útil. .para calcular a la manera de los ,griegos. tstos tomabanla primera letra del alfabeto para designar el 1, la le·gunda para el 2 y así sucesivamente. Sin la ayuda delábaco les hubiera sido muy difícil calcular de estamanera. Por ejemplo: ¿Cómo sumar "PI" o "LAMBDA"o "NU" y "RO"?

Los griegos calculaban mentalmente y despuée ano­t:lban los resultados.

Bien pronto, en lugar del ábaco utilizaron una tablade calcular en la cual no había cuadrados. Para indicarun espacio vacío, dibujaban un círculo en el cual noSe inscribía ningún signo. Como este:

o O O

j y cuando se empezó a escribir sobre papel, el círculo"Rcío se convirtió en nuestro cero!

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EII algunos lugares d~ la LRSS ~e uliliz<~ loda\ ía.

para ealcu]ar. un imlrulllento pareeido a] "I.a,·o. Peroell é,-te 1'] ('ero 110 exi::-te y !ole representa por uu ,·,.paeio

\ :Ido.

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**SEGUNDA

PARTE

**

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l. LOS LmROS ETERNOS

Las letras, al viajar de UD país o de un pueblo a olro,hadan al mismo tiempo otro viaje. Paliaban de la piedraal 'papiro, del papiro a las tabletaB de cera, de In ('eraBI pergamino y del pergamino al papel.

Lo miBmo que un árbol plantado en un terreno are­noso se delarrolla de una manera diferente a como loharía si estuviese plantado en un terreno pantanolo oarcilloso, las letras, al pasar de una materia a otr.,cambiaron de aspecto. Sobre la pi4;dra eran rígida!' yderechas, Bobre el papiro Be redondearon, sobre la rerale ill\'linaron como comas, sobre la arcilla lomaron roromBll de cuñas, de estrellita~ j" de ángulos. Pero ha~tll

cuando se trazaban sobre pergamino o sobre papel.variaban constantemente de forma, de la manera mÁscaprichosa.

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\ l'ulIl i11 11.&1 I'WII puedl'lI \ 1'''. pUl' "j"lIlplu. llIla. Iíll"a.

1'''l'I'illl. "11 clift>rt'llh's ~puc'a~ ~ :-01,1'" mate'riall'. llif,'.r"IIIe''',

(H" "n 1'11 lu,.. trllzu" ~t'H·ro,.. ~ ri~i.lu,.. clt' la. Iptra,.. ,'n

1:1 pi,'clra. la!l C'Ul'\lt~ c'n 111 c"'ra y la~ Il'lra~ 1"'1101111:." ~

dara,.. ~ohrl' t>1 lu'rglllllillo, \ príll1l'ra \ i~ta ,'sla,.. I í11"".l'&lr~C'I'1I c,,.lar "·I'rita,.. 1'11 du, :lIf:lI"'III. di Íl'rl'lIt"" .. ,

'llIJlllll" ,'11 realidad la,.. trI'. ,,~táll ,',..nila,.. "11 latíll, p,'ru

:-uhrt> IIIl1h'rilllc'" Ilíf,'n'IIII'" ~ c'UII ill,..lrllllll'lIlu" 1'III1I.i':1I,lifl'rc'lIt",...

,~ . \ , \. " '\. , ",.. . "', \.. \

INTlllIemp'ROputo ­«tU '~$.~WCT'I S\.OS

; CIllílllu" 11111111'1'01. clif,'n'IIIe'''' Ita~ ti" ('"c'rihir:

El lápiz y ,,1 1'11111'1. II Ill~ I'lllll,'", ,'~IIIIIIlI. lall Ita!titl"'­

do,... ,..011 ill\C'IH'ioJl":- r,'c'il'JlIe'",. lIal'" Clllilli"lItu,.. 'lIio,.. la

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Page 79: M. Ilin - La historia del libro.pdf

l:aqwta tle un ",,('olar no contenía ni lápiz ni pluma ti,·metal. E~('fil,ía ('on palito,", puntiagudo,. -.ohre una ta·hIela rt~('ul)ierla de ('('ra, (II\(' eoJoeaha :-(JI're "lb rodilla:-.

No pucde deeir,.e (!lit' 1'"la fllera IIna manera lIn:y

l'(íuwda de escrihir. lH'r"u ~i se busca toda'vía má,. lejo,",t'n (,1 pa~ado. ('n Jo!' liempos en que comenzaha la e~cri·

tnra, dl'!'tacándo"l' apenas lo~ diLu.jo~ prehi"t(írieo", H'

\-e en"eguida (lile ,'ra inereíhlemente difícil eseriLir eH

a(Jlu·Ha épOC¿I. No llaMa material e!'pecia], y cada 1111')

dt"hía encontrar por sí mismo cómo y sobre qué eserihir.

St~ hadan lihro!'l de apuntes con todo aquello que('aía entrl' mano!': omóplatos de carnero, piedras, hoja;;de palma. trozos df' vasijas de barro, pieles de bestia;;

"alvajes y vedazos de corteza; todo servía. Cualqui.~r

Illatt'rial "oLre el eual se pudit'ran traLar (Jihujo:, primi.tivo;;, con ayuda de IIllI'''O o d,' piedra puntiagmla. eraIl\\eno.

Algunos de estos medios primltnos han ;;oLrevÍ\-itl.,

durante mueho tiempo. Se .Iice que Mahoma e"crihió('1 Corán sohre omóplato~ lle earneros. Los griegos vota·

ban e11 su:, reuniones púhlieas sobre padazos de vajillade harro u o,~traki, en lugar de escribir !'us nombres;;ohre hojas de papel como se hace en la actualidad.

Aun tlespués tle la invención del papiro, la miseriaforzaha a muchos escritores a 'eseribir sobre 108 frag.mentos dI' ,.u \ ajiJla, Se enenta la historia de cierto

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sabio griego que rompió sus ollas y sus platos paraescribir un libro.

Ocurría también que los soldados y los funcionariosromanos que hacían su servicio en Egipto, no dispo.nían de suficiente papiro, y hacían sus cuentas y reciobos sobre trozos de vajilla.

Las hojas de palma y las cortezas de árbol eran muocho más cómodas, y se escribía sobre ellas con agujas,basta la época en que apareció el papiro.

En la India se escribían libros enteros sobre hojasde palma. Se igualaban los bordes, se cortaban lashojas y se cosían juntas con un hilo. Los bordes estabandorados o iluminados para obtener un hermoso libro,que, en verdad, par~cía más bien una persiana que unlibro.

Todos estos libros en .hueso, en arcilla' o en hoja~ depalma no se encuentran ahora nada más que én losmuseos. Pero hay un antiguo método de escribir delcual n08 servimos todavía: la escritllra sobre piedra.

El libro de piedra es el libro que dura más tiempo.

Historias enteras, grabadas sobre los muros de lastumbas y de los templos egipcios hace cuatro mil años,han llegado hasta nosotros. Y también nosotros graba­mos sobre losas de piedra lo que queremos conservarpor mucho tiempo.

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Si escribimos tan poco sobre piedra es porque re.sulta difícil tallar letras en la piedra dura, y además,porque ese libro, que pesaría varios centenares de kilos.sólo podría ser levantado por una grúa. Ese libro nopodríamos llevarlo nunca a la casa para leer, y jamá­podríamos enviar una carta de piedra por correo.

Los hombres buscaron durante mucho tiempo unmaterial más ligero que la piedra pero que fuera tanduradero como ella.

Probaron con el bronce, y todavía se ven placas debronce con inscripciones que han servido para decorarpalacio'! y templos.

A veces la placa ocupaba toda la superficie de unmuro y en el caso de que se escribiera por las ·doscaras de la placa, la suspendían del techo por medioJe cadenas.

En la fachada en bronce de una iglesia se puede leerel acuerdo concertado entre el conde Etienne y loshabitantes de la ciudad de Blois. Los ciudadanos acep­tan construir un muro alrededor del castillo del comlp

y reciben en cambio el derecho de recaudar el impuestosobre el vino.

Hace mucho tiempo que el vino ha sido bebido, qu('los que lo bebieron reposan en sus tumbas y que los

muros del castillo se han derrumbado; pero el acuerdo

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\'OJH'luido ha '11H'dadn para ~iempr,' l!rahadn ~ohn' la~

IJllt'rta~ de hronce de la fachada.

Pero los li),ros de hroul'e o de piedra t'l'an pesadu:'i

y tlifícile,.: de transportar. Lo pcor era la t'norJlle difi·t'ultad de grahar o tle tallar la:'i It'tra,; en t'~O:- matt'rialc:'i.~,~)u~ diría un escritor de nuestro,; días si tu\iera queponer~e un delantal de cu.ero, armar!o'f' de un lnartillny de un cinct'1 y conyprtirse en grahatlor de pit·tIra?

Para eserihir una página lt' sería nece¡lario trahajar

toda una jornatla en taHar las letnl~.

Decididamente, nuestros medios dt' ('~i('rjL.ir :'ion muo

dIO mejores, Es verdad que d papel no e:'i IllUY tlurahk; Ah. ~i existiera una mateJ"ia t{Jn durahle t'OIllO la pit'tiray tan cómoda panl t'i'crihir como el papt'l! Rueno, 1'.14',t,,,ta materia existe.

Los bahilonios y lo,.; a~irio~" que hahitahall "11 d vall,'del Tigri,; y del Eufralt'~. la t'lllpleaball hat't' ya IllU('}¡Otiempo, En Kl1jundchik. eu las rllilla~ tI,· la antigua

l~ íni\'e. en illgl~s. Leiartlunchel (Lee W¡11'(1 1'\a"he). tles.

t'l1hrió toda la hihliolt't'a tlel rey .\,.:urhanil'al. Era una

Itihliotet'a Illuy extraña. sin una sola hoja de palwl.

Lo~ lihro" t':'itahan llt'dJO~ tle arcilla. St' fahrit'a},an

1,laca~ dt' an'iIla. ha~laJlte ~randt'~ y espe~n¡;;" y t'l {',.:cri·

tor {'~t'rihía en t'lIa:; t'on ay lItla dt, una ('uiíita trian~ular.

Hundía la cl1ñita en la arcilla y la retiraha hrust'a·

lI11'nte. ohtt'nit'Jlflo así una Iplra fJlIt' cOlllellzaha :rrue,a

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k"'lIiuaha 1'11 IIn IlI'qlleño trazo fino. Los babilonil)~

~ lo~ a"irio" ""'Tihían muy dI' prisa tle esta manera y

i lI'uahau tahlt,ta~ t'nleras con esa" letricas triangulares.

Para qUt' la an'ilIa se endureciera. 1'1 eseritor la daba

;, "lllltiuuaeitÍn al alfarero para su coeción. En nut' .. tro ..

días lo;; alfan'ros no tienen ninguna relación ('011 la

fabriea('i'ln de lihro~. pt'ro en tiempo de los antiguos

a"irios. los alfart'ros 1'0l'Ían no solamente las vasija".

"ino lamhit~n lo~ libros.

E.. los lil,ro... "t'(·ado .. al sol ~ l'o"i,lo .. al horno. erall

lau dllrahlt,s 1'01110 la pi"tlra.

E"los lihro" uo Illwdl'n 1llIl'lIIar"I' t'lI un ilU't'lIdio.

110 se t'slrolll'a u por la humedad ~ uo pu,'den ser roído ..

por lo .. ratont', y la .. rala". E" \ t'rl};:1I1 que ~e puedeu

rtllulwr. ¡",ro pUt'dt'u rt'I'o¡!:erse los pl"dazos y voher a

IIl11rSI'. Los sahio" han teuitlo -qUt' trahajar lIlucho

lit'lIllHl t'on los Irot'ito~ de an'illa dt'seuhiertos en Nínive.

¡lIlft's dt, podt'r IHIIWrlos t'U ortlt'n.

EII la hilllioll'l". ,It- :\íui\ t' hahía tres mil lahleta ...

(:.lIla lihro ~t' "flllIpouía dI' UIIIllPrO"as tahlt'tas. así COI\lO

IIlll'stros lihro.. ti(,lIt'u mllllt'ro ..as pá¡!;iua~. [\;atllraluwlltt'

que era il\lpo~il,lt, "ost'r jUlltas las tahlt'tas dt' an'iIla

('01110 nosotros ,'0",'1110 .. la;; p.í¡!;inas dt' un libro. por lo

...",1 ..1' 11'" pOllía 1111 mílll,'ro \ '" 1I0lllhrt, d.'1 lihro "ohr,­

l'ada tal",'ta,

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Un libro sobre la creación del mundo, comenzabacon estas palabras:

"Al principio, lo quc está sobre nuestras cabezas nobe llamaba cielo."

Esta frase está escrita sobre cada tableta de este libro,seguida de un número 1, 2, 3 Y así sucesivamente hastala terminación del libro.

"El palacio de Asurbanipal, rey de los guerreros, reyde los pueblos, rey del país de Asiria, a quien el diosNebo y la diosa Hasmita dotaron de orejas finas y deojos penetrantes para que pudiese encontrar las obra&de los escritores de su reino, sometidos a los reyes, smantepasados. En honor de Nebo, dios de la razón, yojunto estas tabletas y ordeno hacer copias para que la8marquen con mi nombre y las coloquen en mi palacio."

En esta biblioteca se encuentra toda cIase de libros.Los hay sobre las guerras que se han desarrollado entrelos reyes asirios y los de Lidia, Fenicia y Armenia,sobre los hechos heroicos del gigante Gilgamesh y suamigo Sabani, un hombre que tenía cuernos retorcidos.los pies y la cola de un toro.

Está también la historia de la diosa Istar, que descen·dió bajo la tierra, a los infiernos, para buscar a IiU

marido. Y la historia de un río que transforma todala tierra en un vasto océano sin límites.

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Por la noche, cuando el rey de Asiria no podía doromir, enviaba a uno de sus esclavos a la biblioteca u

tmscar 101 lihros. Le ordenaba que le leyera en alta voz,y escuchando estas historias el rey oh'idaha líUS desvelo~.

Los asirios empleaban 111 arcilla 110 líolamente paral.:scrihir, sino también para imprimir. Hacían sellol depiedras preciosas en fonua dc cilindro con diLujos enrelieve. Para concretar un tratado, se hacía rodar el-ello sobre una tableta de arcilla, en la t'U1I1 queJah¿¡una impresión clara (Iel dihujo.

Es interesante haccr nolar que éste es el método eUl·pleado en la actualidad para imprimir lOé moldes sobrelas telas. Una máquina de imprimir, una rOlalÍ\'a, operaliegún el mismo principio: los caracteres están situado!..obre la circunferencia del cilindro.

Muchos contratos, cuenlas y fal'lura~ nOlÍ llegan fir·madas con un sello. Cerca del sello se encuentra a me·nudo una firma, una especie de senal hecha con la uñade un dedo. Es probable que firmasen de esta maneralas personas que no sabían escribir.

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2. LO~ LlHROS-CINTAS

tu:- lillro('-J¡II1rillo~ :,Oll ya ha:,tillllt' l'uno:,o~. pero lo~

"nti¡!;uo:, egilll'iu:- inYl'lltaron una 1Il.IIlt'ra tudada JlI;í~

l'llrio~a dI' haeer libro:-.

IJllagillelllo~ ulla ('illta larga. lar¡.:a. dI' Ull 1'«'lltpllar

de Illt'tro:, dI' longitud. Tiene 1·1 a.-pt'do 11(' Ull pallPl.

lJl'ro e~ un pape] IIlUY eurio:-o. Al n'r1o y al tOl'¡nl.,

pan'l'l' e:-tar eOmplll':,to por 1lI1'1 I'antidad dl' Ilel~;HI",.

lI'('láll~ulo:-. unitlo~ 1,1 uno al otru. Si ~t' prueba a arrilll­

1'11\' un iH'Jazn :'1' \'('rá que. ell t'fedo. e:-tá I'un~tituido

\,or Iwdaeito- l'lllazad()~ eOlllo ulla dohlt' trl'nza.

E:- aJllarillo. dt' a~p«'l'lo hrillalllt' y li~o. y frá~il l'OlUOJa~ lahleta:- tll' ('t'ra, La~ lílll'a,. lln e~táll t':-erita:- t'1l toda

la l'x!«'ll:-il)1l dI' la einta. sillo l'n 1H'(Jueña,. rolulOna-.

Si ralb línca estm iera escrita sohrt' toda su longitud.

«'1 lt'rlor Ildll'ría ir v n'nir lIt' UIl t"xtn'JllO al olro.

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Estc extraño papel provenía de una planta aún máscnt'losa.

Los egipcios tenían sobre las orillas del Nilo, en lo!!lugares pantanosos, campos enteros plantados con pe·queños y extraños árboles. En realidad no eran árboles,sino una especie de caña, que podía sobrepasar el taomaño de un hombre.

El tallo era liso y derccho. En lo nlto tenía nna espt>·cie de copete.1

Esta planta se llamaba papiro.

Este nombre se ha conservado en muchas lenguas:en francés, papier; en español, papel; en ruso, papka.

Esta planta extraña era indispensable para los egip­cios. De ella no sólo hacían papel: la comían, la behían.hacían vestidos y zapatos, y además, hacían hasta harcos.Papiro cocido, jugo de papiro azucarado, vestido depapiro, sandalias de corteza de papiro y canoas trenza·das con los tallos de la planta. He aquí todo lo que obte­nían los egipcios de esta fea planta que se parecía a lacola de una vaca.

Un cscritor romano que asistió a la elaboración delpapiro nos ha dejado la descripción de una fabrica depapel de los antignos egipcios.

1 Véase en el prólogo, página 2. [Todas las notas de e8telibro, a8i como las ilustraciones a que aluden, 80n del Editor.]

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Cortaban las tiras de papiro en trozos delgados y lanlargos como era posible. Pegaban estos pedazos junlo~

y obtenían así una página entera. El trabajo se hadasobre una mesa que se mantenía húmeda rociándola

con agua limosa del Nilo. Este lodo reemplazaba a l.fOla. La mesa estaba inclinada para permitir que l!1ligua corriese sin cesar.

Tan pronto como una hilera estaba terminada, corotaban las extremidades y la crnzaban sobre la hilruHnterior. De esta manera obtenían una especie de hoja.rn la cual una parte de los hilos corría en el sentido.1(' lo ancho y In otra en el sentido de la longitud.

Cuando tenian un montón de hojas las prensabanponiendo encima un peso cualquiera. A continuacións('caban las hojas al sol y las pulían con ayuda de unIJ Ileso o tle 11 na concha.

Había numerosas calidades de papiro, así como no~o,

Iros tenemos numerosas clases de papel. La mejor rl8!eprovenía del corazón del tallo, y medía trece dedos delincho, casi tanto como nuestros cuadernos. Los egipcio!lo llamaban "papel sagrado" porque lo utilizaban para,'scribir sus libros sagrados.

Los romanos, que compraban el papel a los egipcio~.

llamaban n esta primera calidad "papel de AngUlto",rn honor de w emperador Augusto, y a la segunrla

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calidad "papel de Livia", nombre de la mujer de Au·g1l8to, Livia.

Había otras muchas calidades de papel. A la inferiorle le llamaba "papel de comerciantes", no medía wásque seis dedos de ancho y no servía para e!!cribir, sinosolamente para enyolver paquetes.

La mejor fábrica de papel se encontraba en Alejan.dría. De ahí el "papel alejandrino" (nombre que seu.a todavía) pasó a Roma, a Grecia y a los países delAsia Menor.

Cuando las pagmas estaban preparadas se pegabanJuntas en largas tiras, cada una de las cu.ales tenía veintepáginas. Estas tiras podían tener hasta cien metros omás de longitud.

¿Cómo leer un libro semejante?

Si lo extendiéramos por el suelo ocuparía todo el (li@ode nuestra casa. iY arrastrarse por el suelo para leerun libro no es nada cómodo!

Quizá ie podría colgar de una empalizada, pero ¿al.canzarían las empalizadas para todos los libros quehabría que leer? Por otra parte, no existen estas "em­palizadas de lectura". Y además, ¿qué ocurriría con ellibro si lloviera? ¿Cómo protegerlo contra el mal tiempot; impedir que los vagabundos lo de5trozaran en pocotiempo? También se puede pedir a dos amigos que coja

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c.da uno un extremo del libro y lo uya detenroll••.!".Pero yo creo que este medio tampoco tendría éIito:¿dónde encontrar alguien que quiera eltar de P:1l Ju­rante varias horas al día para sOltener etU lar!,a ¡¡.,..?

Pero ¿quizá valdría más cortar l. tira en hoja. y eosereltas hojall en un libro, como se h.ce en la actualidad?

No, porque el papiro se rompe cuando se plie~.; no

es como nuestro papel, que se puede arrugar "! DO lequiehra.

El medio que inventaron 101 egipcios fue mutho másinteligente. Enrollaron la tira en un rodillo y, para queno sc rompiera, fijaron ese rodillo sobre UD bastoncito.El extremo estaba decorado con figuritas esculpid••,CO/110 las piezas de un juego de ajedrez, y sostenían f'lhl1stoneito por este extremo cuando leían el rodillo.

De esta manera enrollamos actualmente 101 map..geográficos y hasta los periódicos, para evitar que It

rompan.

Para leer este libro de papiro le sostenía el extremo

esculpido del bastoncito con la mano izquierda mien­

tras la mano derecha descnrollaba el libro. Es decir,que las dos manos estaban ocupadas cuando le lt'ía un

libro. Si uno soltaba la mano derecha para frotarse

un ojo o para coger una pluma, el rollo entero se enro­

llaba. Era imposible copiar pasajes de un libro uí.

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Si 5e quería hacer esto, eran necesarias dos persona"trabajando ju.ntas, dictando una y escriLiendo la olnl.

Vil estudiante, habituado a tener muchos liLros a sualrededor, abiertos en lugares diferentes, enconlraríamuy iocómodo trabajar con esos libros.

Pero 00 era éste el único inconveniente de los rollu.de papiro. Un rollo no era nada más que una parlt'dtl liliro. Lo que entre nosotros está impreso en Ull solovolumen, ocupaba entre los egipcios, los griegoli )' lo~

romanos numerosos rollos de papiro. En aquclla fPOC¡1uo libro 00 era UDa cosa que podía lIcvarse en el Lol·.ilIo. Cuaodo se quería llevar un libro consigo, erante'e5ario meter varios rollos eD UDa caja redonda, ro,deada de correitas, como una graD caja de somhrcro~.

que le cargaba labre las espalda..

La, personas ricas DO llevaban ellae mismas SU8 libros.Cuaodo ibaD a UDa biblioteca o a UDa librería lIevahitllUD e.clavo para que traDsportara los libros que ncc~'

,itabao.

Ulla libreria en eea época parecía más bien ulIa tiCll(J¡¡de papeles piDtadoe; los estantes estabaD replet08 dI'rollos que teDian el aepecto de papel para las parcJes;de cada uno de ellos peDdía uoa etiqueta que 1l<,\'n1JlIti lítulo del libro.

Sobrc el papiro se escribía con tinta, pero COll Ulla

tjnta muy difereDte de la nueetra. Era una mezcla (It'

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hollín y cle agua. Y para hacf'rle más consisten le', demanera que la tinta no resbalara de la pluma sollre ('1pllpiro. se le uñadía goma arilhiga.

Esla tinta no era t:m (Iurahle como 111 nuestra. Se 111podíll hacer desaparccer fácilmcnte cnjugándola COIl

!lila e~ponja, (lile scrvía como goma de borrar. A ,·ecceíos egipcios se servían de su lengua, cuando no teníanespollja para horrar. Y se cuenta la historia de lo~

concursos que se celehraban ante el emperador CaJigula.donde los desgraciados poetas que no haLían merecidopremio eran obligados a borrar sus obras con la lengua.

Las plumas de esta época eran también diferente~

de las nuestras. Estaban hechas con el extremo .Ie uujuuco, del tamaño de un lápiz, puntiaglHlo y Itrndidorn el extremo.

Sin este extremo hendido la pluma no habría sen'ido

para nada, Traten ustedes de escribir con una pluma

que lenga la punta rota. No escribirá. Si tiene dos punolas, forma una canalita a través de la cual la tinla sedesliza en un hilo fino e igual. Para ohtener un trRzo

más grueso se apo)'a con más fuerza la pluma, paro

l'nsanchar así el conducto de la tinta y aumenlar l:t-a licia (le la misma, iEs simple y eficaz!

Sohre los muros de las pirámides se ven todavía nm·

rhas imágenes de escrihas egipcios. La mayor parle de

tilos son homhr~s jóvenes, sentados en el suelo, qu<'

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tienen un rollo de papiro en la mano izquierda "! unapluma de bambú en la mano derecha.

El escriba tiene, generalmente, además, un par deplum.. detrás de la oreja, como los dependientes de hoy.

Les voy a contar una historia a propósito de uno deeltol escribas.

HISTORIA DE UN ESCRInA

Si pudiéramos mirar el papiro que el escriba tieneen la mano, nos sorprenderíamos al ver que la escrituraque lo cubre no se parece en nada n los jeroglíficosque conocemos. Es una especie de garahatos, que re·cuerda bien poco los bellos dibujos que estamos acosotumbudos a ver sobre los muros de las tumbas y 108

templos.

La razón de esto no es difícil de comprender.

Era mucho mál simple escribir sobre el papir.o que

grabar los jeroglíficos sobre la piedrll. Lo que turdab"media hora lobre la piedra se hacía en un minuto sobreel papel. No hay, pues, por qué asombrarse si sobre elpapiro 101 jeroglüicos han perdido IU bella silueta,limpia y clara. L. escritura rápida cambiii fodos losihzOl '1 simplificó todos 108 dibujos.

ED la pá~iBa de enfrente, estatua de un elcriha cSipcio.

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Sólo los monjes seguían pensando en la belleza de la

escritura y dibujaban cada línea con cuidado, mientrasque las demás personas, que no pertenecían a la casta

de los sacerdotes, sólo pensaban en escribir lo máll rápi­Jamente posible, y su escritura era muy vulgar.

De esta manera hubo finalmente tres clases de escri·tura entre los egipcios: los jeroglíficos, la escritura de101 sacerdotes y la escritura vulgar.

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lle aqui la revolución qne llevó a cabo el tlesCllbri·miento del papiro en la escritura egipcia.

El escriba del cual vamos a contar la historia, em­picaba la escritura vulgar. Él anotaba la cantidad detrigo que los obreros de los delantales blancos tram­portaban a los grandes almacenes (~e la factoría. Eltrabajo se realizaba tan de prisa que el escriba apena!'tenía tiempo de anotar lo que le gritaba el funcionarioque vigilaba a los obreros. iCómo iba a poners~ a dibu­jar cada figurita!

Los obreros subían por la escalera de ladrillos sobr«'la plataforma construida al lado de los almacenes, COII

sus techos en forma de cúpulas.

Llevaban los cestos Henos de mijo hasta la aberturlidel medio, y vertían su carga y se apresuraban paraaejar el camino libre al que les seguía con un cesioHeno sobre su espalda.

Al fin, todo el grano ha sido medido y "Crtido ell

Jos almacenes. Los obreros dejan los cestos y se van ti

sus casas. El escriba recoge su pluma, su papiro y ~11

tinta, y alcanza a los obreros en la calle:

Las casas son tan altas que no dejan ver mas queuna estrecha faja de cielo. Aquí viven las gentes ricasLos cuchitrUes de los obreros están en las afucras d.·la ciudad.

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Algunos de los obreros se detienen en el camino para

beber cerveza con sus amigos o para tomar un vaso de

una bebida más fuerte que se fabrica con hojas de

palmeras.

Pero el escriba Ncisuamon no se detiene en la tao

berna. Entra tristemente en su casa. Tiene que esperar

lodH\'Ía diez días antes de que llegue el día de pago,

r hace ya mucho que ha gastado su último Balario. No

tiene nada de pan, ni de aceite, ni de mijo en su casa.

y no conoce a nadie que pueda prestarle dinero.

;y pensar que hay cserihas que tienen hella~ eusa­

,le eampo y enormes propiedades!

He ahí, por ejemplo, el escriba Nachmut, que está

11 cargo de los depósitos del rey. Se dice que ha roLado

de tal manera que es ahora el homhre más rico de la

riudad. j Cualquiera diría que el hombre que es hon·

rado está destiuaoo a lIJorirse de hambre!

l\'eisuamon repasa eJl w memoria los siete años que

han transcurrido desde que salió de la escuela. j Siete

IIlios de privaciones y miseria! No era este el porveJlir

'lIJe le hahían annnciudo en la escnela. ¡No hahíll 1111

alumno más aplicado <¡lIe él! Hllhíll aprendido a ¡"er

r 11 escribir más de prisa que cualquier otro y nadie lo

,'\'cntajaha en el eálculo.

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Se sabía de memoria todo el libro de aritmetica y

hasta el de geometría, el que sobre la primera pági.1I

llevaba e:3ta inscripción:

Lo~ medios

Con ayuda de lo~ cuale$

se comprenderán todas las cosas mi~teTiosa.~,

todos los .~ecretos escondido$ en 185 cosas

Nadie mejor que él habría podido dividir cien panei

entre cinco personas de manera que d015 de ellas tuvie­

sen siete veces más pan que las otras. ¡Ay!, pero en 108libro~ no se deda que las cosas estuvieran tan injusta.

mente divididas.

¡Y el pobre Ncisuamon no tenía la dicha de ser de

lo¡ que acaparan ~iete veces más que los otros!

Sin embargo, no se abandonó mucho tiempo a sus

triste5 reflexiones. Todavía era joven y vigoroso; RO

era tonto; ('ntonce~, ¿por qué fle¡;e~perariie?

Con paso ligero entra en sn pobre ca¡;a, donde sus

hijo15 y su mujer lo esperan; su hijo tiene seis años y

aprende tamhién a s~r escriha. Con sus mxnitas puedeya trazar sobre el rollo de papiro caractcrrs redondos

'f pllntia/!\ldo~.

100

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3. LOS LIBROS EN CERA

Una Tela de cera es algo que todos conoeemOI, peroIIB libro de cera l'lería hoy una curiosidad. Un libro queIie pueda derretir como la manteca sería mucho másal!ombroso que los de ladrillo o de cinta de los cualeshemos hablado. Pocas personas saben que los libros decera, que fueron inventados por los romanos, se usabantodavía a priDcipios del siglo pasado, hasta la época dela Revolución fraDcesa.

Pueden ustedes ver el aspecto de uno de esos librosen el dibujo de arriba. Está compuesto de un Dúmerode pequeñas tabletas, que tienen casi el tamaño denuestros blocks de notas.

Cada tableta estaba vaciada al medio para obtenerI1D espacio rectangular, que se llenaba de cera amarillao de cera tCliida de Degro.

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En dos de ms esquinas tenía agujer:os por los cuale~

se pasaban cordones que mantenían las tabletas for­

mando un solo libro. La primera y la última tabletano tenían cera sobre la superficie externa; así. III cerrnr

el libro no había peligro de borrar nada.

¿Cómo se escribía sobre estas taLletas?

Por supuesto que no era con tinta. Se servían lle punotas de acero que se llamaban estiletes, uno de cuyo~

extremos era puntillgudo y el otro redondo. Se escribía,

o mejor dicho, se raspaba con el cxtremo puntiagUllo

y se borraha con el extremo redondeado.

Este es el origen de la goma de horrar.

Las tabletas de cera eran muy haratas. Se empleaban.

pues, como cuadernillo para tomar notas, hacer cuentas.

facturas y hasta para escribir cartas.

El papiro importado a Roma llesde el antiguo Egipto

era caro, y !oe utilizaha solamente para hacer libr08.

Estas tah)etas eran cómodas por otra razón: se podían

ulilizar mucho tiempo.

En Roma. c\lnnJo se e~eribía lIna carta sohre una

tableta de cera se recihía generalmente la respuesta

wbre la misma tahlela. Se podía Lorrar infinidad de

veces lo que se había eSfTilo sobre la cera. con ei extre·

mo redonrlt'ado del estilete, \" comenzar de nuevo a

cscriLir.

]O~

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"Utilicen con frecuencia el extremo redondeado delestilete" era el consejo que se daba a los jóvenes escribasen aquella época. Y se dice hoy también de un escritorque tiene "buen estilo" cuando escribe bien. Y esto apesar de que el estilete hace ya mucho tiempo que estlÍfuera de uso.

El hecho de que se pudiera borrar fácilmente 1a es·critura hecha sobre la cera, 110 era siempre ventajoso.Ocurría a veces que importantes cartas secretas llega.han a su destino con el contenido totalmente borradopor las gentes en cuyas manos había caído en el camino.

Para impedir esto, se pasaba sobre la carta secretauna nueva capa sobre la cual se escribían tonteríal~\)mo : "¿ Sigue mejor?", "¿ Se porta usted bien?""Venga a comer conmigo"... , etc., etc. Cuando unapersona recibía una carta parecida, levantaba con cui.dado la capa de cera su.perior y leía la verdadera cartaescrita sobre la capa inferior.

Una carta de esos tiempos podía, pues, tener lino odos pisos, como una casa.

Las letras del alfabeto latino, que habían sido dere.dlas y dara¡.; ¡;:obr(" la piedra, que se habian redondeadonn poco sohre el papiro, se convirtieron ahora ~obre

la cera en garabatos ilegibles.

Solamente UI1 paleógrafo, o un hombre que conocieraesa escritura. ¡;:ahría descifrar esas letras romanas I'~crj.

las sohre la c('ra.

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Para nosotros, que no las conocemos, -8erÍa imposiblecomprender qué son eeas curvas y esas comas.

Prueben ustedes mismos a hacer una tableta de cera

, a escribir alguna cosa encima. Verán qué difícil f'~

hacer las letras correctamente, sobre todo si escriben deprIsa.

Solamente después de la invención del lápiz y delpapel barato hemos podido pasarnos sin las tabletas lIt'

cera. Hace algunos siglos cada estudiante las llevabacolgadas de la cintura.

Un gran número de estas tabletas, utilizadas por lo;;estudiantes, fueron descubiertas en las cloacas d~ laiglesia de Saint.]acques, en Luheck. Se encontró tam­bién cierta cantidad de estiletes. de cortaplumas pararaspar el pergamino y de varillas que se emph'abanpara golpear a los escolares en los dedos. Porque sahránustedes que en aquella época les pegaban a los alumnoB[,in piedad. En lugar de decir '"he estado en la escuela".se decía "he pasado bajo las varillas".

En un libro latino, escrito hace varios millares f1eaños, ~e encuentra la siguiente conversación entre (IOB

alumnos y su maestro:

El maestro "¿ Quieren que les pegue cuando los en·señe ?"

Los alum1Ws "Vale más ser castigado por aprenderque seguir siendo ignorante."

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y la conversaClOn continúa de manera semejante.Imagínense a un escolar de aquella época, acurru­

cado, con las piernas cruzadas. La tableta de cera des­('ansa abierta sobre sus rodillas. Él la sujeta con lamano.izquierda y escribe con la mano derecha lo quele dicta su maestro. l

\S;'ze-- -p JLos escolares no er:m los únicos que utilizaban las

tabletas de cera; los sacerdotes escribían el orden de

los oficios de la iglesia, 103 poetas sus obras, los comer·ciantes sus cuentas y los cortesanos sus cartas dI> amora las damas o los desafíos de duelo.

I En el ¡rrahado, ta)Jleta~ de ccra, c!'lilete, caña y tinkru5,('errl'lipondiclltes :l <1ivcr~os períodos.

](15

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lbbía gentes quc tenían tabletas corrientcs hechasen madera de abedul, cubiertas de cuero por el exteriorpara hacerlas más sóliuas, y emhHdurnadas en el inte·rior de una cera sucia mezclada con grasa. Otros teníantalJletas en madera fina, y hasla las halJÍa muy lujosas.('011 piezas de marfil.

En París, en el siglo XIII ya había una corpora('ión dI'

artesanos quc fabrieahan tabletas.

¿Qué ha pasado con touos esos millones de tabletas?

lIaee mucho ticmpo que las han quemado o tinillola hasura como hacemos hoy con los papeles "iejo~.

; Pero cuánto no ,1nríamos ahora por cnda ulla ,Ic (',.".labletas, escritas por romanos que ,,¡vil'ron IIac,· ,lo.lllil años!

Muy pocas tablela!! romanas han Ilc¡!flllo hasta 110,.0·

Iros. La mayor parle de las que poseemos fueron encolI­

tradas en Pompeya en la casa del 1J:1I1(llIero Ce('ilill'JlIrunuus. Esta ciudad, y la "ecina de Herculano. qnc·

c!.lron enterradas hajo las cenizas, por una erupción dd'·esubio. ¿No es curioso? ¡Pensar que sin la ('rtIpció"

eJel volcán esas tnllll'la:; no hubieran I\('gaclo jsmií,. :t

nosolros!

No poseemos más que veinticuatro rollos de "apir .•

romano que fueron rlescuLiertos tambiéll hajo las ceni·las de IIerl'lIlano. La eatáslrufe más 11'rriltll' no e,. Il;.c1a

j 111)

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en comparación con los destrozos cansados por los siglos.El tiempo no respeta nada, borra hasta el recuerdo delas acciones humanas, como el extremo redondeado del('~Ii1clc vuelve lisa la superficie de la lallleta de cerno

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4. LOS LIBROS EN CUERO

Cuando el papiro eltaba en la cúspide de IU ,loria,apareció un rival poderoso: el pergamino.

Desde tiempos remotos las tribus nómadas eacribÚlnsohre la piel de los animales lalvajes. Pero esta piel no!le convirtió en pergamino, es decir, en materia aptapara escribir, hasta que se aprendió la manera de pre­pararla convenientemente. Y según se dice, eso sucedióde la siguiente manera:

En la ciudad egipcia de Alejandría habia una biblio­

teca cél~bre que contenía UDa coleccióD de casi unJ.. i1lóD de rollos de papiro. Los faraoDes de la dillNtfa<le Ptolomeo le interesaroD muy especialmente por en­riquecer esta biblioteca. DuraDte mucho tiempo la bi­blioteca de AlejaDdria fue la primera del mundo. Pero})il"n proDto otra Itiblioteca rival empezó a hacerle la

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competencia. Era la biblioteca de la ciudad de Pérga.mo, en Aaia Menor. El faraón que reiDaba eD esta~poca, decidió velllar.e de e.ta biblioteca de la manenD1á. implacable. Prohibió la exportación de papiro alAlia Menor.

El rey de Pérsamo reaccionó contra e8ta medidaordenando a 108 artesano. má. hábiles de SU paíl quefabricaran, en piel de cordero o de cabra, una materiapara e.cribir, destiDada a reemplazar al papiro. A partirde e.e momento la ciudad de Pérgamo debía 8cr, duorante mucho tiempo, la principal productora de perga·mino, cuyo nombre proviene de la ciudad donde nació.

El pergamino poseía sobre el papiro numero!ns "en·lajal. Era fácil de cortar y le podía doblar liD temor aromperlo o eltropearlo.

Al principio no se percataron de e8ta8 veDtajal: en­roDaban el pergamino como enroDaban el papiro. Peromuy pronto vieron que el pergamino podia ser dobladoy cor.tado en hojal, y que eltas hojas podian reunirseformando cuadernol; estos cuadernos podian ser cosidoljuntol y formar un libro. De esta manera apareció alfin el primer libro verdadero cosido en hojas sepnradaa.

La piel frclca de lal cabral, 101 carneros o las \"Scal.era puelta en remojo. Cuando eltaba blanda, se sepa·raba de ella la carne con un cuchillo y se metía la pielrn asoa; esta agua contenía ceni.... Detpuél le ra!lpaba

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la piel y se ~ quitaban los pelos con un cuchillo. Acontinuación se frotaba 'con tiza y ~c pulía con. Ulla

piedra pómcz.

Se obtenía así una piel fina, amarillent:!, limpia '!Ii:a por las dos t.'8rn~.

Cuanto más fino luera el pergamino, mayor era !IU

,'alor. Se llegó a fabricar un pergamino tan fino que~c podía meter todo un rollo en la cáscara de una nues.El célebre orador romano Cicerón asegura haber vistoun minúsculo rollo de pt'rgamino que contenía los vein­ticuatro cantos de la lIíada.

Los bordes desiguales de la piel se cortaban de lorma(¡ue quedaba convertida en una gran hoja de pell"1I1ino. Esta hoja se doblaba en dos y se bacía un cu••derno de numerosas bajas como éstas. Es08 cuademolcontenían casi siempre cuatro grandes bajas, doblad••en dos. Más tarde se plegaron la8 pieles en cuatro, enocho y en dieciséis; se obtenían libros de tamaños dife­rentes: un cuarto, un octavo, un dieciséisavo de la bojagrande.

Se escribía sobre los dos lados del pergamino, mien­tras que en el papiro no se podía escribir más que sobreuna de las caras. Esta era también una de sus grandes\'entajas.

Pero a pe!'ar de todos estos méritos, lue preciso quetranscurriera ll1u('ho tiempo antes de que el pergamino

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obtuviera una victoria deciliva lobre el papiro. Se uti·liaba el peJlamiDo para hacer un borrador, perocuando el manulcrito llqaba a la tienda del librero,.. copiaba IOLre rollo. de papiro.

¡Ad pa..ba la obra de un eteritor de la cera al peropmino '1 del peqamiDo al papiro ante. de llqar .1lectorI

Sin embargo, lal fábrical egipcias iban reduciendoeada \'eS m'. la producción de papiro y cuando 101

..ppcio. fueron conquiltados por los árabes, la exporta.el6n de papiro a los paise. europeos qued5 totalment"paralinda. ¡De esta manera el pergamino resultó nIfiD, victorioso!

No fue élta, .in embargo, una victoria muy gloriofa.El sran imperio romano había sido aniquilado h"cíl''la variol li¡lo. por la. tribuI eemilalvajel provenientr~

del Norte y del Este.

Guerra. interminable. habfan reducido a la milerinla. rica. ciudade.. Cada afio dinninuía más y más tin6mero de putee instruidal '1 halta de 101 que labia nleer y escribir, '1 cuando el pergamino le convirtió enla Dca materia IObre la cual le podían escribir libro~.

eui no quedaban persona. que pudieran elcribir en él.

Lo. p-and. talleree donde le copiaban 10. libros porlo. eecriba. romano., eltaban cerradol desde hacia

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mucAo tiempo. Y solamente en los monasterios perdi­dos en el fondo de los bosques y de los valles desiertos,80 encontraba algún monje ocupado en la tarea de co·piar un libro para "salvar su alma".

Sent.do en su celda sobre una silla de alto respaldo,el monje escribía pacientemente la vida de San Sebas­tián. No tenía necesidad de ir ~e prisa. Formaba cadaletra con cuidado y exactitud, no temiendo levantar a

menudo la pluma del papel. EJ;~rihía con un "cálamo"o pluma de junr", o con una verdadera pluma de ave,'Ill.d. y hendi,) a en el extremo. Las plumas de gansoo de cnervo d,'stinadas a este uso eran cada vez másfrt."cuentes en esta época.

L. tinta también era diferente de la que usaron los,.Cipdos y los romanos. Para el pergamino se inventóun. tinta más durable, que penetraba tan profunda­mente en la piel que era imposible horrarla.

Estaba hecha, como es frecuente aún hoy día, conjuso de agallas, sulfato de hierro y resina o gemaarábiga.

Como a estas agallas les dicen frecuentemente "nue·re. de tinta" hay gentes que creen que es una nuez que<'1'ece sobre el árbol de la tinta. iPero un árbol de tintael tan difícil de encentrar como un río de leche o unapI.y. de dulce!

No son nuece& propiamente dichas; son como unas~xerecencias, parecidas a botones, que se ven sobre las

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hojas, la corteza y las raíces del castaño, y que se llamanagallas.

Su jugo se mezcla con una solución de sulfato dc'hierro (esos hermosos cristales verdcs que se ohtienelldisolviendo hierro eQ ácido sulfúrico). Se obtiene a~í

un ácido negro al cual se añade goma arábiga para darlc'mayor comistencia y hacerla más espesa.

He aquí una receta para hacer tinta, encontrada CII

un viejo manuscrito ruso de la época en que el papelacababa de ser inventado:

"Moje agallas en vino del Rin y déjelas al solo sobrenna. sartén bastante caliente. Pase este líquido amarillopor una servilleta y prense las nueces. Meta el jugo enuna botella; añada sulfato de hierro mezclado con hit·rina. Remuévalo cada cierto tiempo con una cucharay déjelo reposar durante varios días en un lugar caliente' ..y así obtendrá una buena tinta."

''Tome tantas nueces como sea posible para poner aremojar en el vino. Añada el sulfato de hierro poco aI'0co, hasta que obtenga la cantidad deseada. Si ales·rrihir se ve que la tinta no es bastante nggra, añada UlI

poco de resina en polvo, para hacerla más oscura. ,­después escriba lo qne quiera.~'

·Esta tinta primitiva se diferencia de la nuestra poruna extraña particularidad. Cuando se escribía con ellaera muy pálida. y se volvía negra después de rirftotiempo.

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Nueslra tinta es mejor porque le hemos añadido color.Por eso es tan visible a la persona que escribe como ala que va a leer.

Hablando de la tinta n08 hemos olvidado por comopleto de nuestro monje. Antes de comenzar a escribir,traza cuidadosamente las líneas sobre su página. 1 Emplea

!,ara esto varillas de plomo montadas en cuero; éstas

son las abuelas de nuestro lápiz. Y los alemanes dicen

aún hoy "varillas de plomo" (Bleislift) en lugar delápiz.

Eo el I!:rahado. manuscrito de 1111 corista alemáo.

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El monje hace también una línea lobre la página pAl'marcar el margen, y a continuación traza líneas fin.. •través de la página para que su escritura sea bien hori.sontal. Las señales del plomo son muy débiles pero ltbastan.

Después, persignándose, comienza a escribir. Si laL,dibujar, dibuja una gran letra mayúscula para comenzarla primera palabra. En lugar de una simple S, por ejem.plo, dibuja la imagen de dos gallos riñendo. En lugar-de una H, dos guerreros que luchan.

Había copistas que dibujaban imágenes enteras parailuminar la primera letra de cada capítulo. Dibujabanmonlltruo! extraños, como jamás se han visto: leone.con cabezas humanas, pájaros con colas de pescado ytoda clase de animales fabulo lOS.

Las letras ornamentales no eran negras, sino colorea·das en verde, rojo y azul. Casi siempre eran rojal. Yel por esto que los rusos llaman todavía a la primtrJIUnea de un párrafo la "línea roja", aunque en los lihro­de hoy todas las letras sean del mismo color.

Todavía hay otra diferencia más: nosotros comenZll'.os nuestra primera línea dentro del margen, mientfR~

que los escritores de la Edad Media hacían justamenlelo eontrario, comenzaban la línea roja fu.era del marsen.el decir, que esta línea era más larga que las otras en.... de ser más corta, como en nuestros libros.

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Después de haber dibujado esta primera letra o dehaberla dejado vacía si no sabía dibujar (otro la dibu­jaría más tarde), nuestro monje se pone a copiar lenta­mente una letra tras otra del texto.

No corre porque no quiere cometer faltas. Todol 101

libros de esta época están escritos en latín y pocas gen­tes conocían bien esta lengua. Era muy fácil, pues,cometer faltas copiando palabras cuyo sentido no seconocía. Y en efecto, hay muchas faltas en estos manus­critos de la Edad Media.

Cuando el escritor cometía una falta raspaba la pá­gina con una cuchillita parecida a un bisturí. Es unacuchillita que no se cierra; las hay de todos los tamaños,,'ortas, largas, anchas, y otras en forma de hojas de

arboles.

El copista escribía las letras muy apretadas, porquel pergamino costab" caro y era preciso aprovecharlo

bien.

Hacía falta todo un rebaño de vacas para hncer UD

"olumen grueso. Ocurría a veces que un lego piadosohacía un regalo de pergamino al monasterio, o lo hacíaIIlgún caballero que se había apoderado de mucho oroeu los caminos, o algún comerciante que había regre­~atJo sano y salvo de un peligroio viaje a países lejanos,o eualquier señor, que venía a vent'rar a San Sehaltián,

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el santo protector riel monasterio. Pero esto ocurrí ..raras veces...

y para ahorrar cspacio, el copista abreviaba l1luchn­palabr.as. En lugar de "Jerusalem" escribía "Jm". CJI

lugar de "Dominus" escribía "Dm".

De esta manera continuaba durante semanas y 1ll('SCé.Era necesario por lo menos un año para copiar un 1¡1'Tode quinientas páginas.

El monje tiene la espalda encorvada de tanto incli·narse sobre el pergamino, sus ojos lloran de cansancio.Pero el bravo hombre no se detiene, porque piema crupmientras él escribe, San Sebastián lo mira desde lo altode los cielos y cuenta el númcro de letras que el monje'ha decorado con SU pluma de junco, y cuántas lincas )surcos ha trazado sobre la página. Cada nueva líne:lrepresenta un pecado más que se le ha perdonado. i Y elhumilde monje Undoginus tiene muchos pecados en wcuenta! Si no reza con asiduidad, irá al infierno, alhorno del diablo.

Pasa una hora tras otra; él querría descansur, ende·rezarse ... pero estos son malos deseos, que los cépíritmmalignos le soplan a la oreja, pues todos los s<'rcs h,,·manos están asediados por ellos.

Poco tiempo ant<'s un monje le había contado qll/'

otro monje le hahía dicho que él había visto con CII_

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propios ojos toda una nidada de diablitos con hocico!'de ratón y largas cola¡;;. Tales criaturas sólo buscanimpedir una obra piadosa, hacer temblar la m:lTlO delque escribe, volcar su tintero, y hacer una mancha JI'tiota en el centro de la hermosa página.

Al fiu el libro está terminado. El hermano Unc.loginu"mira ('()U amor las página~ que parecen un campo cu­hicrto de flores. Las lctra8 azules y rojas brillan sohreclIdll página.

;Qué trabajo le ha costado este libro!

¡Cuántas veces, durante las noches blancas, se hale\'antado de su duro jergón para encender unos leño~

y ponerse a trabajar! El viento soplaba a través de 108

p08tigos de la ventanita, se oían los gemidos y lamento~

del cementerio, y su pluma de ganso crujía al trazaruon linea tras otra soLre la hoja amarillenta del perogamino.

Cuando llegue el día en que el diablo disputará a SanPedro el alma pecadora del monje -piensa él- toda,esta~ noches sin sut'ño, todas estas líneas serán contada·)' acreditadas en su cuenta.

Undoginus toma su pluma y la moja en la tinta porúltima vez. Escribe:

"Glorioso mártir, acuérdate del monje pecador Un·dogillus, que ha contado In historia de tUi! grandes mi.

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lagros en este libro. Ayúdame 'tú a entrar en el reinot.Ie los cielos y a librarme del castigo que mereceu nliépecados."

En el transcurso de los siglos si~uientes hubo escri·tores profesionales, que sin embargo pertenecían todo@8 una orden religiosa.

Era costumbre de los copistas de esta época acabarun libro con algunas líneas sobre ellos mismos. Copiarera también considerado como una obra piadosa, perouo se olvidaban de pedir al mismo tiempo su recomopensa terrestre: el pago de su trabajo en dinero.

He aquí de qué manera termina un viejo libro deoraciones:

"En el año 1145 de8pués del nacimiento de CriBto,el duodécimo día después de la fiesta de Santo Tomás,fue terminado e8te libro de oraciones escrito por lamano de Juan Alberto de Lichtenstein, ciudadano dela ciudad de Zurich. Fue: empezado por orden delmaestro de mi hermano Martín, prior de la orden deFussnach, para la redención del alma de su padre, de!iU madre, de toda IlU familia y de sus conciudadano8.E'l precio de este libro e8 de 1 gulden. Rueguen a Dios·por el copista."

Otros terminan m libro con una alegre copla, comopor ejemplo:

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"¡He alfuí el libro, ~rminado al /in/¡Dm al escriba plala para vivirr'

o también:

"¡He aquí el/in!¡Ahora derune vino!U

¿CuÁl era el aspecto de un viejo libro de pergamino?Este era por lo ~eneral un volumen grueso, pesado,

con una encuadernación sólida, hecha con dos planch...cubiertas de cuero por la parte exterior y por la interiorde una tela cualquiera. Esquinas de cuero y placas demetal reforzaban e.ta encuadernación y la hacían mÁsbella. Con esta armadura de cuero el libro tenía ma.bien el aspecto de un cofre que de un libro. EstahaproYÍsto de cerraduras, también de cuero, para impedirque eite grueso volumen le combara.

Hahía encuadernaciones más costosas, hechal de tafi·lete y de brocado con bandas de plata y de oro cince·ladas,. incrustadas de piedras preciosas.

En los luntuolos libros que se hacían para 108 rey"'1 101 príncipel, no solamente lal encuadernacionel, Ii..cada pá~n. relucía de plata y de oro.

Ciertol libros que han llegado hasta nosotrol eltju

teñido. en púrpura, con las letraa de oro y de pllta.

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El tiempo ha convertido la púrpura en un tono "ioletapálido y la plata Se ha vuelto negra. Pero en aquelliempo estos libros debían resplandecer y brillar romoel cielo a la puesta del sol.

Un gran libro, bien escrito y finamente ellcuatIer·liado, nO' era la obra de un solo hombre, sino tIc seiso siete artesanos. Uno cortaba el cuero en estado bruto.()tro lo pulía con la piedra pómez, un tercero escribíap.I texto, un cuarto hacía las letras iluminadas, un quintodibujaba las miniaturas, un sexto revisaba el libro paracorregir los errores y un séplimo lo encuadernaba.

Pero a veces sucedía también que un solo monje to­maba la piel de una vaca y sin ayuda de ninguna otrapersona la convertía en un hermoso volumen e!lpl~n.

Jidamenle escrito e iluminado.

Ahora cada uno de nosolros posee docenas tIe \'olú·menes, pero en aquellos tiempos los libros eran rllrísi·mos y costaban muy caros.

En las bibliotecas se alaban los libros con cadenasde hierro a las tablas, para evitar que se los robaran.En París, en la biblioteca de la Facultad de Medicina.~e encontraban lodavía esla clase de libros, en daño1770. Es decir, hace poco más de doscientos año',

De esta época data también la expresión: "leer IR~

lecciones" y "escuchar las lecciones".

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Los lib.·os eran muy caros y los estudiantes tenían

1'0«'0 elinero. Por esta razón el profesor tenía la costum­

},re ele len y explicar el libro, mientras (fue los estu­

«liante:> lo escuchaban. La palabra "lección" se deriva

eJe '"lectura".

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;l. EL PAPEL VICTORIOSO

Así como el papiro había sucumbido en su tiempo anteel pt'rgamino, el pergamino también debía finalmenteceder su sitio a una materia que todos conocemol: elpapel.

Hace cerca de dos mil años, cuando en Europa losgriegos y los romanos escribían todavía sobre el papiroegipcio, Jos chinos sabían ya fabricar el papel

Para fahricarlo se servían de fibras de bambú, deciertas especies de hierba y de viejos trozos de tela,con los cuales hacían una pulpa batiéndolos con aguaen un mortero. Con esta pulpa hacían el papel.

Como moldes empleaban cuadros con una especie deenrejado hechos con cañas de bambú y de hilo de seda.Vertían un poco de esta pulpa en un molde y lo sacu­dían f'n todas las direcciones, de manera que se entre­mezclaran Lien las fibras para formar una estera. Elagua se escurría a través del hilo y dejaba la hoja de

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Plllll'l "C'C'lI, ':;"lll c'rll lc" anlada e'oll e'lIiel .. du ~ l"ll'ndiela

"ultrc' IIna 1,111neha ¡tara que !'oc se('ara al bOl.

A l'onlinullC'ictn llIt>lian un monlitll clt' t'"la" 1coja!" !"t'c'"""ajo una prf"n!la de madera, En China !OC' utilizn tociavíllhoy t'lItt' mrlodo para fabriur f'1 pllpf'1 a mano,l

El ¡:rllhallu reprt"'!'f'nta un anti¡tuo tallc'r rhino 11" {..!.ri·,'.rión llC' "1I11l'1: lu hojas "e' "onian u ~C'l'ar ,-C'rtil,¡dnu'nll',,Df' El (:"'''''0 df' 16 L'n,.~ro. enero 1972, Futo Colt'('riónBorkwitz,)

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i ()lIe plleLlo lall ~u"l'relHlclIlc el cle 10:- dlillo" ~

; f)c'~dl' la,. palllalla,. cle pillll'l a los lihros yo a los nlso.;

.11' porn'laua IHI lIIo!-lraclo siclllprl' IIna paeil'nria y IIn

jll~e'nio lIulahlc',.! Cada ,C'z qlle ,c'u a IIn dlillo ,,'u­

.Iit'ullo liult'rlHIS, ..Lanieos y panlalla,. ell la callc, 11U!

¡II'llI'rdo clc' eIlIc' Sil lHl í.. SI' ha ~lfJ,'I¡nllllelo a loda,. lal'!

na('iune>,. t'uroJu'IH! en la invenciólI dc' la pon'damc. la

illlprc'ula. ti pcíhofll Y") papcl.

Pa~aron muc'hos mío,. ¡tilles de que el papel lWllc'lrara

.'U Europa dt'~elc'\sia. Y eslo !"ucC'cfió elc' la si~lIic'III.·

1Il¡l/ll'ra:

Eu e,l aiw ,O... 10:- áral,,'s conquistaron la ('inelad (le

~¡tlllarc·allffa. ('n el A:-ia Central. Con olru imporlalllc'

llOt~ll ~t' lIe' aron 1'1 :-t>c're'lo de la {¡ll,rira('ic)n de>l IHlpc·!.

En loclos los paíse>" ('ulHlnil'!laefoi'i por lo,. árabes -Sici.

Jia. E"l'aila y Asiria- :-c' e,.lahle(,it>ron fáhrieas cle papeol.

t.: Ua fál,riea ele este génc'w !of' enc'ontraha, por f'jemplo.

t'll la ('incfael :-iria de l\Ianhidche, o como la llaman lo!o\

t'lIrt1I'C·OS. Bambitse. Con otras mercaderías orif'lllales,

...1polvo. los clavos de olor y f'1 perfume, los mercaderes

~íraht's IIt',oaron a Europa la "hamhitsina" o ··bamha.

;!ina". un papt'1 fahricaelu c'n la ciuelad (le Bamhitse.

De e>lilll palahea se de>rÍ\°a el nombrf' nt.!'o bumaga, papel.

Toclaví" lran,.eurrieron ,ario& !-iglos antes de que en

Europa huLiera fáhricas de papel, o, como se llamaban

.'n aqllf'1 lif'mpo, "molinos ele pape)". En el siglo Xlii

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había molinos de esta clase en Alemania, Francia eItalia.!

IJIII.

Comflrciantel alemanes que iban n NO\"ftorod llc','aroDpapel de fabricación italiana a Rusia. Y más tarJe hllh~

En el ~r.h.do. UD molino eJe papel eJel 8i~lo X\'I.

]28

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también en Rusia un "molino de papel" a treinta verstasJe Moscú, en la ciudad de Kanino.

Así llegó el papel, después de haber pasado de Chinaa Samarcanda, de allí a Siria, a Italia, a Alemania, ha­biendo dado casi la vüelta al mundo.

En el camino sufrió algunos cambios en el material-que se empleaba para fabricar este papel. En Europa~e comenzó bien pronto a fabricarlo 'con viejos trozos~e tela de lino.

Al principio no se quería reconocer la utilidad delpapel. Se escribía en él solamente lo que no se querí:l'Conservar mucho tiempo. Para los libros se continuabaempleando el pergamino. Pero el papel barato se im­ponía cada vez más al costoso pergamino. Se aprendió.a hacer papel mejor y más resistente, y hasta se probó.3 escribir un libro sobre el papel. Para hacerlo más.Juradero se insertaba después de cada dos hojas unohoja de pergamino.

¡Un siglo más tarde el pergamino se había convertido-en una cosa rara!

El tiempo pasa y la vida cambia.

La industria y el comercio aumentaron y se hicieronmás activos. Las caravanas de mercaderes iban de ciu­dad en ciudad y eran cada vez más numerosas sobre los~aminos. Llegaban por el mar y por los ríos con merca·

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derías del extranjero. y con los comerciante", las ferias~

Jos centros de cambio, Jos depósitos de mercaderías, I~s

caravanas y los barcos, llegaban también tOlla clase dp­escrituras, de cuentas, de notas, de cartas oe negociosy de libros de factu.ras... Para todo esto había necesioallde papel y de gentes que supieran leer y escribir.

"Ya no eran !;olamente los monjes los in:itl'Uiuos. Enesta época las escuelas y las universidades 1'urgieron portodas partes. Gentes jóvenes, ávidas de aprender, lasfrecuentaban. En París los estudiantes ocupah:m todoel barrio sobre la orilla izquierda del Sf"na, que todavíase llama el Barrio Latino.

Toda esta muchedumbre brillante, alegre y ham­hrienta tenía nf"cesidad de libros y cuadernos.

¿De dónde podía sacar un pobre estud,iante suficiente.linero para pagar su pe¡-gamino? j Era el papel baralft

el que dehía salvar a nuestro joven amigo!

Ahora los lihros ya no estaban escritos exrlmiva­

mentf" por monjes piadosos, sino por estudiantes esfor­zado!" f" indifl'rentes. Un estudíante no se fijaba mucho

t'n la hellf"za o en la limpieza de un libro. A menudoIlc('oral,a la,. letras iniciales con figuras llue hacian

muecas ° s.wahall la ]('ngua. o con animalitos harrigone!",caricaturas tlt' su." profcsores. Hahía muy poco re~peto

por Jo!" lihr~". En e] margen de Jos libros tifO' texto Joscstudiant('s dihujahan caras ridículas. subrayadlls con

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inscripciones impertinentes tales como: "mentirosos"."idiota", "estupideces", "esto es mentira", etc., etc....

j Imagínense fI uno oc esos e!!tudiantes!

Está. sentado en su pequeño pupitre, dispuesto •escribir. Ante él se encuentra el tintero en forma decuerno, hundido en un agujero de su mesa, y una lám·para de aceite humeante; de su cintura cuelgan 1Mplumas de ganso y una regla de cuero. No hay fuegoen la estufa de la habitación, a pesar de que es rasiinvierno.

La noche anterior nuestro estudiante había intentadorobar algunos trozos de leña en una lancha amarradaa la orilla. Pero cayó en manos de los vigilantes, que lf'dieron una huena paliza.

Todo lo que posee es un cántaro de agua y un pedazode pan seco; no hay otras provisiones en la casa.

Parece ser más miserable que el monje enflaquecidoy andrajoso. Su caheza afeitada, su tonsura, demue~tranque acaba de terminar la escuela primaria. Pero apartede la tonsura, no hay nada de monje en su aspecto.Los arañazos y los morados dan testimonio de unadisputa que tuvo en la tflberna con los zapateros.

La vida de un estudiante de esos tiehlpos no era ale·gre. Primero la escuela en el monasterio, las varillas.los golpes de reglfl sobre los dedos, golpes por todas

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partes. A continuación, maestro ambulante, a través de18s ciudades ). de los castillos. A veces le pagaban unpoco, pero con frecuencia pasaba hambre, y las nochesen las cunetas al lado de los caminos, o robaba unapolluela adormilada en la granja de un campesino. Mí.tarde todavía, pasa en la iglesia seis meses tocando la.campanas para llamar a las gentes a la misa del domingo.y por último, P.D la gran ciudad, la universid~d,l lo.

colegas que lo admiten en &U cOlllpama y lo llama nHGran Papa". Disputas violentas sobre toda clase de

Eu el grahado. un aula universitaria en el siglo XVl.

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asuntos, rlDas y peleas. ¿Qué taberna no conoce .1"Gran Papa"? Cuando se trata de beber, él está siempreentre los primeros de la Facultad de Artes. Lo peor e8que jamás tiene un centavo en el bolsillo. De vez encuando encuentra algún trabajito, como copiar un li­bro de misa o de salmos para algún ciudadano de suvecindad.

Todos estos pensamientos se mezclan en la cabezade nuestro joven estudiante. Su mano se desliza lenta­mente sobre la página, la cabeza cae sobre la mesa y UD

ronquido regular reemplaza el rasgueo de la pluma so­bre el papel.

La lámpara humea y ennegrece de hollín los murotdel cuartico. Ratas insolentes corren por la habitación

'1 8ilvan en los rincones. Se apoderan del mendrugo de

pan, la próxima comida del estudiante.

Pero él no oye nada. Duerme y ve en su sueño el80mbrero redondo de los bachilleres, que llevará el añopróximo.

Hacia esta época, en Alemania, en la ciudad de Ma.guncia, Johann Gomfleisch Gutenberg contemplaba elprimer libro que acababa de imprimir, el primer libroimpreso por medio de una prensa.1

En la pálóna sigllit'lIte, GlltenlJerg. Sobre la invención y,lifll8ión dc la illlvrenta, vÍ'aie el Apéndice de e"ta edición.

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r---­rf·!

11

EIl verdad que no tenía letras mayúsculas. Un hábilescriba las añadirá. Pero todo el resto del texto ha sidoimpreso por medio de llna máquina de imprimir. Enla forma de las letras y en la disposición del texto, ellibro se parece mucho a los de los copistas; pero a sim·pIe vista se puede apreciar la diferencia. Las letras neogras y claras se mantienen derechas y regulares, comolIna fila de soldados en un desfile.

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j Un siglo después no habría un solo copista en elUluDdo!

Ho IOn 10& pobres estudiantes ui 10& monje~ piadoso~

quieneil van a copiar los libros, !lino gigantes de acero,preBS81 de imprimir.

La in"ención de la imprenta hizo todavía más grande1ft dtmnnda de papel. El número de libros que pasaban(1. las imprentas a las librerías aumentaba cada año.Finalmente pareció que no iba n haber suficientes tra·p.. para Cabricar el papel que se necesitaba. Evidente·w~te era preciso encontrar otra materia.

Deepués de uumerOsos experimentos se oes('ubrió que,ra posible Cabricar papel con madera.

F.D la Ilclualidad, sólo las mejores calidades de papelf.ráD hechas con trapos. Todo nueitro papel para cseri·Lir, el papel para los periódicos,! el papel (le emoh-er('ná f'-~ricado con madera.

A primera "ista el papel no se parece en nada a 19@

Ira po. o a la madera. Pero en realidad existe un gran~'arecido entre ellos.

Obsen'en un fósforo partido o un hilo sacado de unpetlazo de tela. Verán que los dos se componen de fibraswuy finas. Y de elitas fibras es de lo que se componeel papel.

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Es fácil convencerse arrancando un p~dacito de papelde una hoja y mirando el borde a la luso

La manufactura del papel consiste en batir y desea­redar los trapos y la madera en fibras sep[;.radas, separartoda m~!eria resinosa, oleaginosa o polvorienta, y a co~

tinuación arreglar estas fibras de manera que formenuna capa delgada y regular, una hoja de papel.

¿Cómo se ha llegado a esto?

Comencemos la historia por el principio.

Durante muchos años ha estado usándose una camisa.1 ahora, con el tiempo, se ha ido rompiendo en pedazoa.La tiramos a la basura junto con otros trapos viejo•.Personas encargadas de eso clasifican los trapos: ellienzo a un lado, un pedazo de seda al otro, una tel.cualquiera al otro. Después se meten todOfl en saco. qor.on enviados a la fábrica.

En ella los trapos son sometidos primero a la aeci6Ddel vapor, para matar los microbios. Porque a la fábricallegan trapos de todas partes, de .ótano8 húmedo., ckhospitalell, de latones de bamra.

A continuación se secan los trapoll 'J Ile les quita 01polvo, golpeándolos. Para esto hay en la fábrica un.máquina especial, que limpia millares de kilos de tra·pos al día. j Qué nubes de polvo se elevarían si elle tri'

b«jo fuese hecho a mano con varalll

l~

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Una vez limpios ·108 trapos se echan en una máquinade dellpedazar. En un abrir y cerrar de ojos, los traposdejan de existir y son reducidos a pedacitoB minúsculo..

Ahora Ile trata de purificar 10B trapos de toda mat&­ru exuaña. Se utilin en la fábrica una inmensa cola·dora, en la cual los trapos son hervidos con cal o conlejía. A continuación son blanqueadoll y reducido. apulpa en otra máquina especial.

La primera parte del trabajo e8tá terminada: 1011 tn·pOli están reducidos a pulpa, la cual comillte en un••fibras muy fina 11.

Pero toda"ía queda por' hacer la parte máll difícil:;formar papel con esta pulpa 1

Hay para e8to una máquina enorme. que en realidadettá compue8ta de una 8erie de máquinas más pequeña8.Se vierte la pulpa por un extremo, jy el papel comple­tamente preparado sale por el otro I

He aquí cómo: Primero Be echa la pulpa e.n un taIDJ.a,.fonde toda la arenilla que contiene lIe depolita y reúne..n el fondo.

La pulpa paS8 entonces R una especie de trampa.lazo,otro tamiz en realidad, pero en el cual eB comtant&­mente removida. Los nud08 y 108 grumos quedan en eltamiz y la pulpa limpia sale por los agujeros y cae sobretJll hilito, que nOll recuerda el hilo que le ve en l••

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fábricas chinas. Pero aquí el hilo no está sacudido R

mano, ilino estirado sobre dos rodillos, como una 'correade ttaDimiiión, y pasa constantemente alrededor de t."

tos rodillos haciendo avanzar la pulpa.

La hoja de papel mojada cae finalmente del I.ilo'¡ohre una tira de tela que la lleva a una fila de cilindro!.Algunos de estos cilindros exprimen el agua; o~roi. ca·lentados desde el interior por el vapor, acaban de ¡('{'Ir

las hojas mojadas.

Finalmente la hoja pasa por un último cilindro, p-ro·listo de cuchillas, que la cortan del tamnño dcst'ldo.

Puede ser que toda eeta historia de la fabricación delpapel les haya parecido tediosa, pero si vieran ustede@mimlOs cómo se fabrica el papel, no estarían aburrido~.

Imagínense una máquina que se extiende de un ej[·tremo al otro de una gran sala. Casi no se ve a nadie:sin embargo, el trabajo no se detiene nunca, y se Nn·finúa a toda velocidad.

Hay máquinas que fabrican más de cien mil kiJ •• dapapel por día.

y en un día el hilo de la máquina recorre una di!·laneia igual a la que existe entre París y Marsella.

II papel que se obtiene de la madera es fabri('adode la misma forma. La úniea diferencia consiste en Irt

primera mitad del trabajo, pues evidentemente la lIJa-

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Jera no tiene la consistencia de 108 trap08. Para redu·cirla a fibras y limpiarla de materias extrañas, hacenfalta otras máquinas y otros medi08.

Tenemos que comen~ar otra vez por el principio.

Un pino crece en el bosque. Un ht..rmoso invierno lo:crruchan, le cortan sus ramas verdes y su cima punoI ¡aguda y lo arrastran hasta la orilla d~l río.

Uega la primavera, el río se' deshiela, el árboi flota&obre el agua y pasa de la orilla al río. Allí lo amarran• otros pinos para hacer una balsa y un grupo de ale·gres compañeros sube a ella para hacerla descenderel río.

Los días pasan UDOS tras otros y ya Be ven a lo lejoslas altas chimeneas de la fábrica de papel. Entonces selIusn los árboles a la orilla.

Ahora empiezan las molestias para el pobre pino.

Primero le quitan la corteza y lo cortan en trocito!!.Oelpilés viene la separadora y después la coladora.

La madera no se hace hervir con lejía como sucedecon los trapos, sino que se somete a la acción de unácido. Después de esto la enjuagan y la dividen en fi·bras, se sacan los nudos, y la pulpa de madera llega alhilo de la gran máquina de papel

¡Así, pasando de máquina en máquina, el pino seconvierte en papel.

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Eate papel es muy bueno, no tiene más que una dee­ventaja, que no es muy duradero. Esto es debido alprecedimiento de blanqueo. Lo blanquean mmerpéll·dolo en una solución de cal de blanquear, que ea-muycAustica. El papel, a menos que sea heeho únicamentede trapOl, se vuelve asi menos resistente.

¿Llegarán nuestros libros a manos de los hombreeque vivirán algunos millares de años despué. denosotros?

Puede ocurrir quizás que 108 manu8crito. hechos porlo. monjes de la Edad Media sobre pergamino, sobre­vivan, a nue8tros libros impresos por los medios mA,avanzados de las pren8a8 modernas.

Nuestro papel e8 muy diferente de aquel en que ,eimprimieron los primeros libros. Pero nuestras pluma,lOO todavía más diferentes de aquellas que le emplea.ban en los primeros tiempos.

De ellas no hemos guardado nada más que el nombre.Ocurre a menudo que el nombre sobrevive al objetopara el cual fue inventado.

En inglé8 Y en rU80. a e8a8 cuchillas llamadas corta..plumas se lea diee todavía "cuchillo de plumas", a pesarde que ya no le utilizan para cortar plumas, y no exiJteningún pájuo cuya cola esté provista de plumas deaCS"e.

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Dentro de cuatro años hará un ligio y medio que ..invent6 la pluma de acero. En 1826 Mallon inventéuna m'quina para fabricar plumis en lene. Detde en·tonces se utilizaron en todas, suprimiendo la 'rieja plUJllade ganso que loe hombres hablan empleado duranteIIna buena decena de SiglOL

Es extraño recordar que nuestros abuelos eseribfa.Drodavía con plumae de gan80. En las cancillerías habi.f'mpleados que trabajaban de l. mañana a la noche pr&parando plumae de ganso para "su Excelencia". Eraun trabajo fatigoso que requerla mucha prActica. S.debfa cortar la pluma con el 'ngulo exacto, tanarla '1partirla. i Es mucho m's difícll que sacule punta a UD

I'pu!

Poco ante. de la invencl6n, de la pluma de acero, If

(Iomenz6 a vender una plumita de ganso que se podi.insertar en una lapicera. Es decir, que la lapicera fueInventad. antee que la pluma de acero y no al mUmotiempo como ee h.bría podido creer.

El lápiz precidió a la pluma alrededor de UD cente­nar de'añ08. Un francés, Jacque8 Conté, fue el primeroque fabricó un lápiz con una mezcla de ~afito, poi"'! erada. Se añadía arcilla para hacer el l'pil m'. re­"i.tente. E8ta mezcla era comprimida en unas varilla.)' .e colocaha en ranura8 talladas en un pedazo d.madera. Otro pedazo de madera, con IUI ranuras con.

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poodie!ltes, se colocaba eocima de éste y se pegahanjuntos 108 d08 pedaz08. Se metían eo una máquioa decortar y le dividíao en seis lápices separados. No qur·daba más que pulirlos y meterlos en una caja.

El probable que el lápiz, la plumila de acero ). latltilográfica no vivan mucho más tiempo que 'sus prede­celore8, la pluma de ganso y el estilete. El bolígrafo ~.

la máquina de escribir han comenzado ya a deslrooar• la eltilográfi<'a o pluma de fuentc.

y lin duda alguna ~e verá muy pronto a eadll elcolarllevando un bolígrafo o una maquinita de escribir entI bollillo.

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6. EL DESTINO DE LOS LIBROS

Un proverbio latino dicc: "Hasta un libro tiene 8U des­tino". El destino de un libro el', a menudo, má¡; extr.ñoque el de un ser humano.

Tomen por ~jemplo la obra dcl poeta griego Alkm.n,El rollo de papiro que contenía SU8 poema8 nOI b.llegado de la manera más curiola. Habria perecido h.cemucho tiempo si no hubiera sido enterrado, pero fut'enterrado exactamente igual que una persona.

Los antiguos egipcios tenían la costumbre de pon~r

en la tumba de una momia (el cuerpo embalsamado deun hombre) todos sus papeles y sus libros. Cartas, Ii·bros ,'aliosos, poemas de gentes que vivieron hace mi­liares de años han reposado asÍ' sobre el seno de lasmomias hasta nuestra época.

i Las tumbas egipcias han conservado muchos libro,que las bibliotecas no han podido conservar!

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La biblioteca más grande de Egipto, la de Alejandría,fue incendiada cuando a esta ciudad la conqui8taron la8legione8 de Julio Cé8ar.1

j CuántoB manu8crito8 maravilloBo8 han perecido,~u'ntoB millone8 de roll08 fueron quemad08! Todo loque ha llqado ha8ta nosotr08 han 8ido fragment08 delcatAlogo de la biblioteca.

De tod08 est08 libro. que han hecho reír y Dorar aIU8 lectore8, no tenem08 mA8 que 108 títul08, como 10Bnombre. e8crit08 sobre la8 108a8 de piedra de la8 tumoba8 de per&Onll8 muertas hace mucho tiempo, ~. yaolvidada8.

1 En el grabado, una biblioteca romana.

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Todavía más sorprendente es el destino de aquello.que fueron salvados porque intentaron deltruirlol. IDrealidad, no trataron de destruir el libro mismo, linOIU texto.

En la Edad Media, cuando el pergamino costaba caro,le raspaba el texto original con UD cuchillo y se escribíala vida de los santol en elluga" donde estaban escritolpoemas griegos impíos u obras de histo.ia romana. Exis­tían especialistas. para este raspado y esta destrucciónde libros.

La mayor parte de los libros hubiera perecido amano de estos verduges, si no se hubiera encontredo ennuestra época un medio de restaurar esos libros de..truidos.

La tinta había penetrado tan profundamente en elpergamino que ni el raspado más severo podía levantarpor completo el texto.

Si se sumerge el manuscrito en ciertas lustancial quí­micas, la silueta azul o roja de la antigua escritura rea·parece de nuevo en la superficie.

¡Pero no se alegren demasiado! Porque muy a me­nudo, después de este tratamiento, el manwcrito emepieza a oscurecerse rápidamente y al fin el texto le hacetan débil que es imposible leerlo.

Esto sucede lobre todo cuando le utiliza el 'cido·extraído de las agallas para restaurarlos. IEn cada bi-

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biblioteca grande hay numerosos de eslOS manuscritolque han sufrido una doble muerte!

Se cuenta la historia de un sabio que, restaurandocierto libro, destruyó expresamente algunos manuscri·tOI para ocultar los eN'ores que había cometido en ~u

traducción.

Con el tiempo, en lugar de ácido tánico se utilizaronCitras sustancias que hacen surgir la antigua escrituraduraute un período de tiempo muy corto. Mientras queel texto es todavía visible, se toman rápidamente foto·grafías y se lavan los ácidos.

y gracias a descubrimientos más recientes, ahora sepueden sacar fotografías de estos libros sin ningunapreparación química.

Pero si los libros han tenido sus euemigos, han tenidotámbién sus amigos, que' los han buscado en las tumbasegipcias, bajo las cenizas de Herculano y de Pompeyay en los archivos de los monasterios.

Se conoce una historia interesante a propósito de unode estos amigos de los libros, Scipio Mafféi, y las cir­cunstancias en las cuales descubrió la biblioteca deVerona.

Todo lo que se sabía sobre esta biblioteca, que habíacontenido manuscritos latinos muy valiosos, se debía alas notas dejadas por viajeros procedentes de Verona,

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mucho tiempo antes que Mafféi. Dos sabio! célebrc~,

~Iabillon y Montfaucon, la habían buscado, pero ¡¡in~ncontrarla.

Su fracaso no acobardó a Mafféi. A· pesar de «tue nocra un paleógrafo, sino más bien un conocedor de li·hros, se dedicó ardientemente a la tarea. j Encontrófinalmente la biblioteca en el mismo sitio donde loslemás habían buscado en vano, es decir, en la misma

biblioteca de Verona!

Los libros no estaban en los armarios de esta biblio.teca, y nadie antes qu.e Mafféi hahía pemado cn subirtlOr una escalera y buscarlos en lo alto de los armarios,<Ionde todos estos preciosos manuscritos reposaban,IJesde hacía muchos años, cubiertos de polvo y en ellI1ayor desorden.

¡Mafféi creyó que iba a desma)'arse de alegría! ¡Anteél se encontraban los más antiguos manuscritos delmundo!

Se podrían cs~ribir todavía muchas co;;as sobre eldestino de los libros: de aquellos que perecieron en elincendio de la biblioteca de Alejandría, de los perdidosen las bibliotecas de los monasterios, de los quemadosen las hogueras de la Inquisición,l ele los desaparecidosdurante las guerras.

En el grabado de la P¡lglDu siguiente un mi('mbro dc laInquisición echa en la hoguera los lihros prohihidos por laIglesia.

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Del destino de los libros depende con frecuencia eldestino de las gentes, de los pueblos y hasta de 108 paí.•es. Lo8 libroll no lirven solamente para contar hilltoriasy para enseñar. Ellos han participado en las guerras y

en las revoluciones, han ayudado a destronar reyes; loslibroll han combatido lo mismo en el campo de 108 vence·dores que en el de 108 vencidos. Y a menudó se puedever, con una ojeada, a qué partido pertenece un libro.

Yo he visto, en una biblioteca académica, libros he­chos en París antel de la Revolución France.a. Uno deello. el un inmenlo volumen orgulloso, con COIl10881

cerradura. y bellos grabados. Era un libro de monir·

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quico., un libro del tiempo de los reyea vanidosos. Otro.

libro. eran tan pequeños que le podían deslisar fácil·mente en el bolsillo y esconderlos en la mano. Eran 101

libros de los revolucionarios. Los hacfan pequeños parapoder hacerlos palar fácilmente por la frontera y dis·tribuirlol en tiempos de rebelión.

Asf que el formato de un libro no ea un puro a.ar.Es porque la vida de los libros ha sido siempre insco­parable de la de los hombres, y por ClO 101 libros tomanel tamaño que conviene a éstos.

Abora me acuerdo de la hiltoria de UD hombre y drIUS libros, que perecieron juntos en la misma hoguera.

Esto sucedió en Francia en el siglo XVI. En 1546 losobreros tipógrafos de la ciudad de Lyon declararon lahuelSI. jEra la primera huelga de tipógrafos' y co·menzó una guerra que debía durar dos añol. Y sucedióque uno de los patronos, Etienne Dolet, había tomadoel partido de los obreros y abandonado a 8UI colegu.

L. huelga terminó, pero 101 maeltro8 tipógrafol noolvidaron aquella afrenta.

Cinco añ08 más tarde fue presentada una acusaCIODante la facultad de Teología de la Universidad de P.dl.LoI maestrOl! tipógrafos de la ciudad de Lyon acutabana Etienne Dolet de imprimir libro! antirreligio8os.

149

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El juicio fue rápido. Se condenó a Etienne Dolet alsuplicio, y lo qU('lllaron en la plaza Maubert con todosms IiLro~.

Termino e~te ,íllilllo capítulo lamentando haber di·cho tan poco sobre una cosa tan maraviJ]o~a como el!un liI,ro.

150

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***APENDICE

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íNDICE

I'rólo~o

.'unIERA PARTE

l. El libro "ivo

2, Los haz-memoria

j. Los objetos que hablan

~. Una carta cn imágenes

5. La escritura en jeroglífic08

(" La cmigración tle las letru

~EGUNDA PARTE

l. Los Iihros eternos

2. Los liLros-cintas

3. LOI libros en cera

~. Los libros en cuero

5. El papel victoriOlo

6. El de.tino de lo. librOl

APENDICE Cronología de la imprenta

19

33

35

.&9

61

89

101

109

125

1-13

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