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VÍCTOR–M. AMELA “¡Basta de Internet! Volvamos a los bares” Q ué tiene usted contra Internet? –Yo no tengo nada contra Internet. Lo tengo contra los “ideólogos de la tecnología”. –¿A quiénes se refiere? –A todos esos que nos dicen que Internet cambiará nuestra sociedad. –¿Y no la está cambiando ya? –No. Internet es sólo una nueva técnica. Y la técnica influye en cambios sociales, sí, ¡pe- ro es falso que sea “el” agente del cambio! –¿Qué lo es, entonces? –Lo de siempre: la combinación de facto- res económicos, culturales, religiosos, políti- cos, bélicos... y tecnológicos, también. –Sí, eso ya lo sabemos, pero... –¡Pero prospera una “ideología de la técni- ca” que vende que Internet es el motor de to- dos los cambios, de una nueva sociedad! –Y es cierto que sí hay cambios: piense en el teletrabajo, en... –¿El teletrabajo? Eso es útil para algunas tareas, sí..., pero minoritarias. Y, sobre todo: un buen trabajo pide relación humana, oiga. –¿Calor humano, quiere decir? –Exacto. ¡El hombre no está hecho para la soledad! El hombre es un animal social. ¿Sa- be lo que vendrá después del teletrabajo? –¿El apocalipsis? –No, en serio: un teletrabajador propon- drá por Internet a otros teletrabajadores ¡que- dar en algún sitio para teletrabajar juntos! –Buena humorada. ¿No usa usted Internet? –Como base de datos. Y envío correos. –¡Ajá! –¡Pero no creo que Internet vaya a cam- biar mi vida! Lo veo únicamente como una mejora técnica del teléfono, del fax... –¡Es un nuevo medio de comunicación! –No. No es un medio de comunicación. Sí lo son la televisión, la radio... Internet es sólo un medio de transmisión interactiva de infor- mación, pero no un medio de comunicación. –Explíqueme mejor esa diferencia. –La televisión y la radio llegan a muchísi- ma gente a la vez (¡2.500 millones de televiso- res en el mundo!), que así comparten expe- riencias comunes. Y sólo hay 400 millones de internautas en el mundo, ¡y aislados entre ellos, cada en lo suyo!: Internet atomiza la so- ciedad y el mercado, aísla a individuos. –¡Da campo a la libertad individual! –Atenta contra la colectividad. ¡Una socie- dad no es una suma de individuos aislados! –Tengo la impresión de que usted, en el si- glo XV, ¡hubiese criticado la imprenta! –Sí, si hubiera visto que ese instrumento técnico no se usaba para un proyecto social. Pero en aquel caso la imprenta dio alas a la crítica contra la Iglesia católica, promovió la conciencia individual: ¡fue útil a un proyec- to! Lo interesante es el proyecto. ¡El proyecto es lo que da sentido a la técnica, y no al revés! –Y usted no le ve proyecto a Internet. –No veo proyecto colectivo. Sólo técnica... –... que puede facilitar nuestra vida. –¿Sí? ¿Y en qué sentido? ¿En el de ser con- sumidores aislados? ¡El sueño de Internet se- ría reducir la humanidad a 6.000 millones de consumidores recluidos en sus casas! –¡Qué miedo le tiene usted a Internet! –No es miedo; es interés por dilucidar a qué sirve Internet. Y no sirve a la comunica- ción –que es un valor central de la demo- cracia–, sino a meros beneficios económicos. –Es lógico e inevitable que toda actividad humana genere intereses económicos. –E Internet es ya eso en un 80%. Y acabará como un instrumento más de los poderes eco- nómicos, sin contribuir a la justicia social. –Hombre, es un motor de la economía, agili- za procesos, evita intermediarios... –¡Los intermediarios humanos no son un estorbo: aportan más que las máquinas! La economía es comunicación entre humanos. Esa ilusión de que apretando un botón..., paf, aparece un coche, ¡es demencial! –¿Qué más estragos provocará Internet? –Hay uno que le afecta a usted como perio- dista: crece el acceso directo de la gente a más y más información. ¿No le inquieta? –¿Debería? –Sí: ¿quién ofrece esa información? ¿Perio- distas? ¡Lo dudo! ¿Qué garantía hay de que sea veraz? En un diario, los periodistas res- ponden de lo publicado. Pero Internet es el reino del rumor, la mentira, el error... –¿Qué solución propone? –Un control centralizado de información mundial a cargo de periodistas, que respon- da de la veracidad de toda esa información. –La palabra “control” suena tan mal... –Sí, pero un espacio sin leyes está abierto a todos los crímenes: si el sistema no se regla- menta, ¡crecerá la cibercriminalidad! –¡Sea positivo!: es una biblioteca universal. –Lo sería si todos tuviéramos una forma- ción cultural de base. Por eso es demagógico decir que poner Internet en las escuelas es un progreso: ¡más ordenadores no suponen más formación! Eso lo proporcionan los buenos profesores. A más ordenadores, ¡más profeso- res, oiga! Sólo de las personas se aprende. –De acuerdo, pero... Internet atenta contra las relaciones hu- manas. Nos venden que el ordenador da ac- ceso directo a la felicidad interior, ¡y es falso! ¡Basta! ¡Internet no es la panacea universal! –Bien, vale, me rindo: ¿qué debo hacer? –Saber que puede vivir sin ordenador, sin Internet. La inteligencia no se mide por el do- minio de Internet. ¡Que nadie se acompleje! –Desacomplejado estoy. ¿Algo más? –Sí: cuídese de la soledad interactiva. ¡El sentido de la vida está en las relaciones hu- manas y sociales! La vida está ahí afuera. –Dentro de Internet también hay vida... –Internet nos conduce a casita y a una ex- periencia virtual del mundo, al fin de la ca- lle, el deporte, los bares, asociaciones, clubs... ¡Basta! ¡Basta! ¡Volvamos a los bares! PROYECTO Wolton es un prototípico chico del mayo francés del 68. No ha abandonado la fe en lo social y se jacta de trabajar “en un centro de investigación público, ¡el más grande del mundo –subraya–, con 13.000 investigadores!” A Wolton le incomoda un mundo crecientemente tecnificado, uniformizado y entregado al pensamiento único que ve en Internet la piedra filosofal. Más que retrógrado, Wolton es un humanista a la antigua. Dice cosas que generan polémica en Francia: “Los cambios fundamentales no vienen de la tecnología, sino de la política”. Y advierte a las elites políticas: “Distánciense de la fascinación por la técnica ¡y pregúntense al servicio de qué proyecto cultural y político quieren poner Internet!”. La fe de Wolton en el mercado es, veo, escasa ÀLEX GARCIA DOMINIQUE WOLTON SOCIÓLOGO FRANCÉS CRÍTICO CON INTERNET Tengo 53 años. Nací en Douala (Camerún), de padre francés y madre inglesa, y vivo en París. Soy sociólogo, director de investigación del Centre National de Recherche Scientifique. Estoy casado. Tengo dos hijos, de 20 y 14 años. Soy de centroizquierda. Soy agnóstico. He escrito “Internet, ¿y después?” y “Sobrevivir a Internet” (Gedisa) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 42800

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VÍCTOR–M. AMELA

“¡Basta de Internet!Volvamos a los bares”

Qué tiene usted contra Internet?–Yo no tengo nada contra

Internet. Lo tengo contra los“ideólogos de la tecnología”.–¿A quiénes se refiere?–A todos esos que nos dicen

que Internet cambiará nuestra sociedad.–¿Y no la está cambiando ya?–No. Internet es sólo una nueva técnica. Y

la técnica influye en cambios sociales, sí, ¡pe-ro es falso que sea “el” agente del cambio!–¿Qué lo es, entonces?–Lo de siempre: la combinación de facto-

res económicos, culturales, religiosos, políti-cos, bélicos... y tecnológicos, también.–Sí, eso ya lo sabemos, pero...–¡Pero prospera una “ideología de la técni-

ca” que vende que Internet es el motor de to-dos los cambios, de una nueva sociedad!–Y es cierto que sí hay cambios: piense en

el teletrabajo, en...–¿El teletrabajo? Eso es útil para algunas

tareas, sí..., perominoritarias. Y, sobre todo:un buen trabajo pide relación humana, oiga.–¿Calor humano, quiere decir?–Exacto. ¡El hombre no está hecho para la

soledad! El hombre es un animal social. ¿Sa-be lo que vendrá después del teletrabajo?–¿El apocalipsis?–No, en serio: un teletrabajador propon-

drá por Internet a otros teletrabajadores ¡que-dar en algún sitio para teletrabajar juntos!–Buenahumorada. ¿No usa usted Internet?–Como base de datos. Y envío correos.–¡Ajá!–¡Pero no creo que Internet vaya a cam-

biar mi vida! Lo veo únicamente como unamejora técnica del teléfono, del fax...–¡Es un nuevo medio de comunicación!–No. No es unmedio de comunicación. Sí

lo son la televisión, la radio... Internet es sólounmedio de transmisión interactiva de infor-mación, pero no unmedio de comunicación.–Explíqueme mejor esa diferencia.

–La televisión y la radio llegan a muchísi-ma gente a la vez (¡2.500millones de televiso-res en el mundo!), que así comparten expe-riencias comunes. Y sólo hay 400 millonesde internautas en el mundo, ¡y aislados entreellos, cada en lo suyo!: Internet atomiza la so-ciedad y el mercado, aísla a individuos.–¡Da campo a la libertad individual!–Atenta contra la colectividad. ¡Una socie-

dad no es una suma de individuos aislados!–Tengo la impresión de que usted, en el si-

glo XV, ¡hubiese criticado la imprenta!–Sí, si hubiera visto que ese instrumento

técnico no se usaba para un proyecto social.Pero en aquel caso la imprenta dio alas a lacrítica contra la Iglesia católica, promovió laconciencia individual: ¡fue útil a un proyec-to! Lo interesante es el proyecto. ¡El proyectoes lo que da sentido a la técnica, y no al revés!–Y usted no le ve proyecto a Internet.–Noveo proyecto colectivo. Sólo técnica...–... que puede facilitar nuestra vida.–¿Sí? ¿Y en qué sentido? ¿En el de ser con-

sumidores aislados? ¡El sueño de Internet se-ría reducir la humanidad a 6.000millones deconsumidores recluidos en sus casas!–¡Qué miedo le tiene usted a Internet!–No es miedo; es interés por dilucidar a

qué sirve Internet. Y no sirve a la comunica-ción –que es un valor central de la demo-cracia–, sino ameros beneficios económicos.–Es lógico e inevitable que toda actividad

humana genere intereses económicos.–E Internet es ya eso en un 80%.Y acabará

comoun instrumentomásde los poderes eco-nómicos, sin contribuir a la justicia social.–Hombre, es unmotor de la economía, agili-

za procesos, evita intermediarios...–¡Los intermediarios humanos no son un

estorbo: aportan más que las máquinas! Laeconomía es comunicación entre humanos.Esa ilusión de que apretando un botón...,paf, aparece un coche, ¡es demencial!–¿Qué más estragos provocará Internet?

–Hayunoque le afecta a usted comoperio-dista: crece el acceso directo de la gente amás y más información. ¿No le inquieta?–¿Debería?–Sí: ¿quién ofrece esa información? ¿Perio-

distas? ¡Lo dudo! ¿Qué garantía hay de quesea veraz? En un diario, los periodistas res-ponden de lo publicado. Pero Internet es elreino del rumor, la mentira, el error...–¿Qué solución propone?–Un control centralizado de información

mundial a cargo de periodistas, que respon-da de la veracidad de toda esa información.–La palabra “control” suena tan mal...–Sí, pero un espacio sin leyes está abierto a

todos los crímenes: si el sistema no se regla-menta, ¡crecerá la cibercriminalidad!–¡Sea positivo!: es una biblioteca universal.–Lo sería si todos tuviéramos una forma-

ción cultural de base. Por eso es demagógicodecir que poner Internet en las escuelas es unprogreso: ¡más ordenadores no suponenmásformación! Eso lo proporcionan los buenosprofesores.Amás ordenadores, ¡más profeso-res, oiga! Sólo de las personas se aprende.–De acuerdo, pero...–Internet atenta contra las relaciones hu-

manas. Nos venden que el ordenador da ac-ceso directo a la felicidad interior, ¡y es falso!¡Basta! ¡Internet no es la panacea universal!–Bien, vale, me rindo: ¿qué debo hacer?–Saber que puede vivir sin ordenador, sin

Internet. La inteligencia no semide por el do-minio de Internet. ¡Que nadie se acompleje!–Desacomplejado estoy. ¿Algo más?–Sí: cuídese de la soledad interactiva. ¡El

sentido de la vida está en las relaciones hu-manas y sociales! La vida está ahí afuera.–Dentro de Internet también hay vida...–Internet nos conduce a casita y a una ex-

periencia virtual del mundo, al fin de la ca-lle, el deporte, los bares, asociaciones,clubs... ¡Basta! ¡Basta! ¡Volvamos a los bares!

P R O Y E C T OWolton es un prototípico chico

del mayo francés del 68. No ha

abandonado la fe en lo social

y se jacta de trabajar “en un

centro de investigación público,

¡el más grande del mundo

–subraya–, con 13.000

investigadores!” A Wolton le

incomoda un mundo

crecientemente tecnificado,

uniformizado y entregado al

pensamiento único que ve en

Internet la piedra filosofal.

Más que retrógrado, Wolton es

un humanista a la antigua. Dice

cosas que generan polémica

en Francia: “Los cambios

fundamentales no vienen de la

tecnología, sino de la política”.

Y advierte a las elites políticas:

“Distánciense de la fascinación

por la técnica ¡y pregúntense al

servicio de qué proyecto cultural

y político quieren poner

Internet!”. La fe de Wolton en

el mercado es, veo, escasa

ÀLEX GARCIA

D O M I N I Q U E W O L T O NSOCIÓLOGO FRANCÉS CRÍTICO CON INTERNET

Tengo 53 años. Nací en Douala (Camerún), de padre francés y madre

inglesa, y vivo en París. Soy sociólogo, director de investigación del

Centre National de Recherche Scientifique. Estoy casado. Tengo dos

hijos, de 20 y 14 años. Soy de centroizquierda. Soy agnóstico. He

escrito “Internet, ¿y después?” y “Sobrevivir a Internet” (Gedisa)

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