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ESTUDIO, CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LA CERÁMICA DE FASE COYOTLATELCO Luis Manuel Gamboa Cabezas Introducción Los materiales cerámicos que se presentan en este trabajo corresponden a los obtenidos de los diversos frentes de excavación (primeras capas) del Proyecto La Ventilla 1992-94, los cuales se clasificaron y analizaron con el propósito de corroborar algunas hipótesis y proponer tipos y diseños que no han sido reportados. El periodo del trabajo de gabinete abarcó aproximadamente un año, de junio de 1995 a mayo de 1996, en diversas etapas durante las que nos abocamos a la obtención de una muestra representativa, al trabajo técnico de clasificación y al de análisis. Durante el periodo de trabajo se tuvo la visita de varios especialistas como los profesores Evelyn Rattray y Raúl García, a quienes se les agradecen las discusiones generadas para explicar la presencia de los materiales y proponer algunas ideas sobre la caída de Teotihuacán y el surgimiento del Epiclásico. En este trabajo se presenta el proceso de trabajo estructurado en los siguientes apartados: el primero corresponde al problema que nos llevó a plantear una discusión sobre el material de fase Coyotlatelco presente en La Ventilla; en segundo lugar se presentan los objetivo principales; en tercero se plantean las diversas hipótesis manejadas; en cuarto la metodología utilizada, especificando las técnicas y el apoyo de especialistas; en quinto lugar se proponen los resultados, presentando cuantificaciones en frecuencia, porcentaje, dibujos, una breve descripción del material, y gráficas y mapas de distribución de los tipos identificados; por último se presentan las conclusiones y propuestas derivadas. El problema 1

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ESTUDIO, CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS DE LA CERÁMICA DE FASE COYOTLATELCO

Luis Manuel Gamboa Cabezas

IntroducciónLos materiales cerámicos que se presentan en este trabajo corresponden a los obtenidos de los diversos frentes de excavación (primeras capas) del Proyecto La Ventilla 1992-94, los cuales se clasificaron y analizaron con el propósito de corroborar algunas hipótesis y proponer tipos y diseños que no han sido reportados. El periodo del trabajo de gabinete abarcó aproximadamente un año, de junio de 1995 a mayo de 1996, en diversas etapas durante las que nos abocamos a la obtención de una muestra representativa, al trabajo técnico de clasificación y al de análisis. Durante el periodo de trabajo se tuvo la visita de varios especialistas como los profesores Evelyn Rattray y Raúl García, a quienes se les agradecen las discusiones generadas para explicar la presencia de los materiales y proponer algunas ideas sobre la caída de Teotihuacán y el surgimiento del Epiclásico.

En este trabajo se presenta el proceso de trabajo estructurado en los siguientes apartados: el primero corresponde al problema que nos llevó a plantear una discusión sobre el material de fase Coyotlatelco presente en La Ventilla; en segundo lugar se presentan los objetivo principales; en tercero se plantean las diversas hipótesis manejadas; en cuarto la metodología utilizada, especificando las técnicas y el apoyo de especialistas; en quinto lugar se proponen los resultados, presentando cuantificaciones en frecuencia, porcentaje, dibujos, una breve descripción del material, y gráficas y mapas de distribución de los tipos identificados; por último se presentan las conclusiones y propuestas derivadas.

El problemaLa clasificación y análisis de los materiales cerámicos se ha realizado en nuestros días desde puntos de vista diferentes, enmarcados en concepciones teóricas y metodológicas que buscan inferir aspectos históricos y culturales. Las clasificaciones han partido de la descripción de atributos cerámicos como color, materia, forma, diseño y funcionalidad.

Para algunos investigadores, el hecho de separar materiales e identificarlos según la cronología propuesta es el objetivo final; para otros, es apenas el inicio de un verdadero análisis en el que se proponen aspectos estructurales e ideológicos como expresiones concretas del ser manifestado en los artefactos. Nos queda claro que no es la cantidad del material, sino su calidad y relación contextual lo que podrá proporcionar información valiosa sobre aspectos relacionados con su continuidad o discontinuidad temporal.

En este sentido, la cerámica de la fase Coyotlatelco ha representado un problema cronológico, ya que para algunos investigadores representa un material que es continuo a partir de una transición de la cerámica teotihuacana (Bernal 1963, Sanders 1965 y Good 1972), mientras que para otros es una clara discontinuidad en la que se refleja un cambio demográfico (Rattray 1966, García 1995).

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En estudios recientes (García 1991, 1995) se ha visto cómo la cerámica puede ser un marcador de división espacial en un tiempo determinado, marcador que podría indicar una fragmentacion política. Los antecedentes sobre esta temática aparecen en los estudios de patrón de asentamiento de Blanton (1972), quien ve el fenómeno de fragmentacion política como la causa del surgimiento de ciudades-estado, agrupando sitios dispersos para ser dominados por un centro rector. Es decir que, a la caída de Teotihuacán, los sitios provinciales de la región occidental (Tenayuca, Zahuatlán, Ecatepec, Azcapotzalco y Coacalco), de la región meridional (Cerro de la Estrella, Coyoacán, Los Reyes La Paz, Tlalpizahuac y Xico), y de la región de Teotihuacán (Oxtotipac, Xometla y Tepetitlan), comienzan a disputar la hegemonía, el poder y el control de la Cuenca de México. Esta fragmentación originó en la cerámica múltiples formas y diseños, pues éstos son indicadores de los rasgos significativos que identifican a un sitio.

Puesto que el análisis de formas y diseños es crucial para la comparación con materiales obtenidos en otras excavaciones de la Cuenca de México, este trabajo tiene como objetivo presentar los resultados de clasificación y análisis cerámico del material de la fase Coyotlatelco obtenidos en el Proyecto La Ventilla 1992-94, con el propósito de que la información permita corroborar o refutar las anteriores propuestas de Rattray (1966) y García (1995).

ObjetivosEl objetivo principal de este artículo es presentar los resultados obtenidos del análisis formal y estilístico de la cerámica de la fase Coyotlatelco, con el propósito de responder varios problemas. Entre los objetivos que se plantean están:

1. Recuperar y sintetizar la información relacionada con las excavaciones de La Ventilla, donde se identificaron materiales cerámicos de fase Coyotlatelco y de otros afines como la arquitectura, los entierros y la lítica.

2. Reconstruir en la medida de lo posible la distribución de la cerámica de fase Coyotlatelco para La Ventilla a partir de los estudios de superficie.

3. Enfocar toda esta información hacia el problema de la identificación cronológica y de identidad de la población que manufacturó la cerámica de la fase Coyotlatelco, lo que lleva a una corroboración de las propuestas antes realizadas por diversos investigadores (Tozzer 1921, Acosta 1945, Jiménez 1959, Sanders 1965, Braniff 1972 y otros).

4. Explicar los procesos de reocupación de La Ventilla con la posible llegada de nuevos grupos.

5. Evaluar las tipologías propuestas sobre la cerámica Coyotlatelco para el Valle de Teotihuacán.

6. Comprobar si existe una frontera cultural entre Teotihuacán y las regiones propuestas por García (1995); esta diferencia tendría que ser un contraste que se pueda observar a través de la cerámica y otros indicadores como litíca, sistemas de enterramiento, patrón de asentamiento y arquitectura.

Hipótesis

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Durante el Clásico Teotihuacán fue una ciudad muy importante en Mesoamérica, como se ve reflejado en su planificación y construcciones monumentales. Es posible que su característica urbanística y el poder ideológico que tuvo fuera la causa de la llegada de grupos con tradiciones cerámicas diferentes en momentos en que la ciudad comienza a ser abandonada; dichos grupos buscan la hegemonía y el control de los asentamientos fragmentarios que se encuentran en la Cuenca de México, y también comienzan a consolidarse como centros regionales importantes durante el Epiclásico como fue el caso de Portezuelo, Chimalhuacán y Xico, para la región sur de la Cuenca y el Cerro Tenayo, Azcapotzalco y Ecatepec para la región occidental.

Si este proceso fue así, es posible que los materiales arqueológicos sean diferentes a los teotihuacanos (especialmente cerámica, litíca y sistemas de enterramiento), que se encuentren reocupando estructuras teotihuacanas (pisos con cuartos techados), que las reocupaciones de la arquitectura puedan sufrir modificaciones que se observen a través de la diferencia de material, sistema y técnicas constructivas (falta de estuco, argamasa, adosamiento, superposición, ampliación o reducción de espacios teotihuacanos), y que se reutilicen elementos teotihuacanos como fosas de enterramiento, piedras de molienda, vasijas completas, artefactos líticos y otros.

Si la variabilidad de los diseños y de las formas cerámicas se han utilizado para tratar problemas de fronteras culturales (García 1995), es posible que a través del análisis existencial y de comparación de la cerámica de la fase Coyotlatelco proveniente de La Ventilla permita corroborar la anterior propuesta de García (íbidem). Si es así, la presencia o ausencia de los principales tipos, permitirían plantear problemas sobre su cronología e identidad de las personas que lo manufacturaron.

En cuanto a la cronología, si el análisis tipológico propuesto por Good y Obermayer (1986) en Oxtotipac y el de Nichols y McCullough (1986) en Xometla (ambos para Teotihuacán), y por otra parte el de García (1995) en la Cuenca de México, permiten conocer los nuevos tipos Coyotlatelco, entonces el análisis que se pretende aquí permitirá evaluar y corroborar dichos análisis cerámicos.

Antecedentes de los estudios de la cerámica de fase CoyotlatelcoEl primer investigador que presentó un reporte sobre la cerámica Coyotlatelco fue Tozzer (1921) quien, al realizar excavaciones en un montículo en Ahuizotla, Azcapotzalco, detectó un tipo de cerámica que no se parecía a los identificados con los teotihuacanos (dicho tipo era confundido con Tolteca) y los aztecas. Tozzer nombró a la cerámica Tipo XII, la que describe como una cerámica que se encontró en grandes cantidades en el sitio e identificada por sus diseños geométricos pintados de color rojo sobre café en su parte interior o exterior, que se diferencia de la cerámica teotihuacana o azteca.

Patiño (1994), al tratar las características espacio-temporales del concepto "Coyotlatelco", menciona que es difícil definirlo, ya que se puede entender como una(s) cultura(s), una tradición cerámica o un horizonte. El problema de la definición se debe a la cantidad de temas que han surgido del estudio de esta cerámica, tratando aspectos del origen, distribución, tipología, sistemas de asentamiento y otros que buscan definir las

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características culturales de la gente que manufacturó la cerámica. Sin embargo, esto no ha resuelto el problema, ya que en lo temporal se tienen grandes lagunas debido a que su posición cronológica sólo se ha establecido tentativamente con base en la ausencia o presencia de cerámicas tardías teotihuacanas (fase Xolalpan o Metepec). Cobean propone que este problema se debe a que "...hasta donde sabemos no hay fechamientos por C14 u otro tipo de fechamiento absoluto para los sitios Coyotlatelco de la Cuenca de México, por lo que su posición cronológica es tentativa..." (1990b: 10). La falta de fechamientos radica en el tipo de contextos en los cuales se presentan los materiales, pues la mayoría proviene de derrumbe (colapsos de techo y muro), otros de entierros saqueados, de basureros o de ofrendas asociadas con lo teotihuacano. En el caso del Valle de Teotihuacán, Linné (1934), al excavar una construcción de la fase Tlamimilolpa, encontró sobre pisos teotihuacanos materiales de la fase Coyotlatelco. Armillas (1950) observó en Tetitla y Atetelco que esta cerámica se presentaba intermedia entre la teotihuacana y la de fase Mazapa (esta última de origen supuestamente tolteca), propuesta que será reafirmada por Séjourné (1956). Piña Chan (1963), al realizar excavaciones en La Ventilla reafirma la existencia de construcciones de época teotihuacana, las cuales son reocupadas junto a otras partes del centro ceremonial por gente de tradición cerámica de la fase Coyotlatelco. Por lo que se observa, varios investigadores aportan datos sobre el abandono y discontinuidad entre el Clásico y el Posclásico; sin embargo, para otros es una clara transición que se observa con la aparición de nuevos elementos cerámicos que permiten dividir en dos subfases a la fase Coyotlatelco.

Bernal (1963), citando a Florencia Müller, considera que la cerámica de la fase Coyotlatelco tiene su origen en la cerámica teotihuacana, por lo cual debe existir un momento de transición que permita identificar una continuidad de la misma. Sanders (1963), por medio de las excavaciones realizadas en un sitio en Maquixco, obtuvo una gran cantidad de material cerámico perteneciente a etapas constructivas del final teotihuacano, sobre las cuales encontró materiales cerámicos de la primera aparición de estilos toltecas. Con base en esta excavación, además de otras en Xometla y Oxtotipac, logró definir el periodo tolteca para el Valle de Teotihuacán, el cual corresponde a las siguientes fases:

Fase OxtotipacCorresponde a una fase de transición entre Metepec y Coyotlatelco, que se definió por medio de materiales obtenidos de la cueva Huextoc, del pueblo de Oxtotipac (Good 1972), materiales que presentan algunas características similares entre vasijas teotihuacanas que podrían indicar una continuidad. En Xometla se presentan los mismos materiales pero de formas burdas. Sanders (1965: 180) propone que estos materiales podrían ser contemporáneos con el complejo llamado Xometla, pero algunos poseen más características del complejo cerámico Metepec. García (1995) argumenta que los materiales de fase Oxtotipac propuestos por Good (1972) deben tomarse con cuidado ya que las características de la cerámica "…correspondían a tipos de fase Coyotlatelco (Xometla en Teotihuacán), que no habían sido reportados por Tozzer (1921), Noguera (1935) ni por Vaillant (1938) y que por lo tanto aún no se conocían, lo que llevo a Sanders y a Good a designarlos como tipos transicionales…" (García 1995: 14).

Fase Xometla

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Corresponde a la fase Coyotlatelco de la Cuenca de México. En el Valle de Teotihuacán el sitio más representativo se encuentra en la sierra Patlachique, próximo a un poblado del que tomó su nombre. Rattray (1987), al discutir el tema sobre la evidencia de la cerámica Coyotlatelco y de la caída del Clásico en Teotihuacán, se opone a la idea de una transición debido a la llegada de gente fabricante de cerámica de la fase Coyotlatelco, que rompe de una manera paulatina con la tradición del complejo cerámico teotihuacano. La propuesta de Rattray debe tomarse en cuenta al dividir en fases temprana o tardía al periodo Epiclásico, porque debe realizarse mediante evidencias objetivas. Por otra parte, a partir de nuevos datos se ha propuesto que Teotihuacán pudo declinar desde la fase Xolalpan Tardío, por lo cual la llegada de gente nueva originó una reocupación de estructuras abandonadas y una nueva tradición cerámica.

Con respecto al sistema de clasificación, la primera descripción de los materiales cerámicos de la fase Coyotlatelco fue realizada por Alfred Tozzer (1921), quien a partir de características estilísticas logra distinguirlos de la cerámica arcaica y azteca. El problema con esta tipología es que Tozzer creía que la cerámica era contemporánea con tipos teotihuacanos, los que en esos momentos se atribuían a grupos toltecas, pues se pensaba que Teotihuacán era la ciudad de Tula mencionada en las fuentes histórica (Gamboa 1997). Noguera (1935), al tratar el problema de contemporaneidad entre la cerámica teotihuacana y la Coyotlatelco, realizó excavaciones en Tenayuca descubriendo tipos no reportados por Tozzer. La asociación de estos materiales con los aztecas originó una mayor confusión, cuando se propuso que la tradición cerámica de fase Coyotlatelco duró hasta el Posclásico Tardío.

Acosta (1956), con el propósito de corroborar si Tula, Hidalgo, se trataba de la Tula histórica y no de Teotihuacán, realizó desde la década de los años cuarenta excavaciones en diversos lugares, logrando reconocer la cerámica de la fase Coyotlatelco que tenían reportada Tozzer (1921), Noguera (1935), Vaillant (1938) y Acosta (1945); esto le permitió ubicar temporalmente los materiales entre lo teotihuacano y la fase Mazapa, a la vez que realizó la descripción de 24 tipos cerámicos. Los tipos denominados de fase Coyotlatelco fueron representativos en varios pozos estratigráficos, y fueron descartados de lo tolteca. Cobean (1990a) ha observado que en Tula los tipos de fase Coyotlatelco se presentan más simples y tempranos que los de la Cuenca de México, los cuales son tardíos y complejos tanto en diseños como en formas.

Hicks y Nichols (1964), realizaron excavaciones entre 1957 y 1961 en el cerro Portezuelo, Texcoco, infiriendo una continuidad o transición entre la cerámica de la fase teotihuacana y la Coyotlatelco. Rattray (1966), al realizar excavaciones en el cerro Tenayo en 1962, logró aislar el tipo cerámico dada la ausencia de tipos de fase teotihuacana y azteca, por lo cual propuso que la cerámica de fase Coyotlatelco pertenecía a un momento muy específico, posterior a la teotihuacana y anterior a la tolteca. El análisis de Rattray de los materiales cerámicos obtenidos de los pozos, le permiten clasificarlos según el grupo (definido por la función o acabado de superficie) y dividirlos en subgrupos (según la forma). A partir de las vasijas los tipos se describen señalando la forma, acabado de superficie, la pasta y sus dimensiones (diámetro y altura). El hecho de que Rattray realizara excavaciones en un lugar en el cual solamente se presentó cerámica de la fase Coyotlatelco, le permitió definir

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tipos que no fueron descritos con anterioridad por Tozzer (1921) y Noguera (1935), en especial vajillas de uso doméstico y ceremonial.

Sanders (1965), mediante excavaciones en Oxtotipac y Xometla, durante el Teotihuacan Valley Project, logró definir dos complejos cerámicos que se relacionan con el periodo Tolteca Temprano. En Oxtotipac el análisis realizado por Good (1972) le permitió inferir un momento transicional entre la cerámica de fase teotihuacana y la Coyotlatelco. En el sitio Xometla, Nichols realizó el análisis de los materiales cerámicos clasificando los tiestos en "vajilla, tipos, subtipos y variedades " (1986: 71).

Parsons (1971), para establecer la cronología de los sitios localizados en la región de Texcoco, propone una clasificación por comparación que se basa en materiales ubicados cronológicamente por los principales investigadores de la época: Rattray (1966) por las excavaciones de Tenayo, y Tolstoy (1958) por sus recorridos de superficie en el norte de la Cuenca de México. Los materiales que presenta para el periodo Tolteca Temprano corresponden a los de la fase Coyotlatelco.

En 1979 Rattray presentó el informe de las excavaciones y análisis del material cerámico y la lítica del Proyecto Coyotlatelco de la Hacienda de Metepec. La clasificación del material se hizo separando por capas, la cerámica de las fases azteca, Coyotlatelco y teotihuacana de los pozos estratigráficos, con el propósito de obtener una seriación de los materiales y tratar aspectos cronológicos. En el caso de la cerámica de la fase Coyotlatelco logró separar varios grupos a partir del acabado de superficie, de los cuales se desprenden subgrupos que se identifican por la forma y la función. El propósito del análisis fue definir la secuencia cronológica de la fase Coyotlatelco, pero esto no se consiguió debido a que la ocupación de la Hacienda Metepec perteneció a una sola fase, quizá de un barrio que se dedicaba a la manufactura de artefactos de obsidiana (Rattray 1979: 43). El análisis del material obtenido de los pisos reflejó un periodo de abandono teotihuacano y posteriormente de ocupación por los artesanos de obsidiana, que bien pudieron ser de una tradición cerámica de la fase Coyotlatelco; por tal motivo no se puede argumentar una continuidad de población.

García (1995), al presentar su tesis de maestría sobre "Variabilidad cerámica en la Cuenca de México durante el Epiclásico", realiza un análisis del material cerámico Coyotlatelco con el propósito de definir el complejo en las diferentes subregiones. La clasificación se inicia separando los grupos cerámicos o vajillas, las cuales describe según el tipo a través de su forma, dimensión, acabado de superficie, color y decoración, para presentar posteriormente su representación gráfica y su distribución espacial en la Cuenca de México. Lo importante del análisis de García es que eleva el nivel de inferencia para comprender, a través de la cerámica, aspectos políticos, económicos y sociales de los habitantes que la manufacturaron, los cuales se presentaban agrupados en pequeñas comunidades autónomas con un patrón disperso, que quizá competían entre sí para obtener la hegemonía estatal; este proceso denominado "balcanización" comprende varios niveles de análisis, de los cuales, en nuestros días, se están dando los primeros pasos e intentos (Longacre 1991, Minc y otros 1994).

Proceso de investigación

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Metodología en la clasificación y análisis de la cerámica de la Fase CoyotlatelcoUna parte importante del trabajo arqueológico es la elaboración de una tipología, entendida como "la forma característica y peculiar que tiene el arqueólogo para utilizar el método analítico, durante el proceso de estudio de una sociedad concreta" (Bartra 1979: 50). La tipología es entonces la herramienta metodológica que más problemas ha originado en la obtención de información sobre las secuencias, la identificación de grupos culturales, y las inferencias sobre transmisión y difusión de elementos culturales.

En las corrientes del normativismo culturalista se ha incluido a los principales exponentes de la llamada "Nueva Arqueología", los cuales basan sus estudios cerámicos en descripciones creyendo que éstos son el punto de llegada del qué hacer arqueológico para la realización de interpretaciones basadas en aspectos tecnológicos o ecoculturales (Llamazares y Slavutsky 1990:24-25).

El objetivo de la clasificación se ha planteado en la Nueva Arqueología como un procedimiento de descripción de rasgos que forman una lista y son representativos de una cultura en espacio y tiempo específico. Zedeño (1985) ha planteado que en el problema de la descripción es necesario definir los objetivos de la clasificación cerámica, y que pueden corresponder a tres: la identificación cultural, el proceso de producción y sus implicaciones sociales, y el aspecto funcional (íbidem 19). La propuesta metodológica fue diseñada para "…estudio de contextos muy específicos,….con mínimo significado temporal y asociaciones contextuales difíciles de definir, por los que se tuvo que sacar la mayor cantidad de información posible de análisis cerámico." (Zedeño 1985:20-21). La cerámica de la fase Coyotlatelco presenta las mismas consideraciones de Zedeño, ya que el contexto de su obtención correspondió en La Ventilla a rellenos o derrumbes mezclados con material teotihuacano de las fases Xolalpan y Metepec, de tal forma que el proceso metodológico de clasificación y análisis de Zedeño se aplica a nuestros materiales en el aspecto formal y de contenido.

Sin embargo, dado que se pretende obtener información sobre las formas y diseños de la fase Coyotlatelco, para su posterior comparación regional, se decidió utilizar el sistema de clasificación de García (1995) quien, al retomar a Longacre (1991), observó que la cerámica puede ser indicador de una distribución territorial diferente por grupos culturalmente similares; Minc (1994), al hablar sobre diseños y activación de neutrones en la pasta de materiales del Postclásico que permitieron identificar divergencias culturales, étnicas y políticas, propone algo similar para el periodo Epiclásico en la Cuenca de México. Por otra parte, a través de los diseños pretendemos abordar el problema cronológico y de identificación étnica de la cerámica de la fase Coyotlatelco.

Nuestro procedimiento metodológico de la clasificación cerámica consistió en los siguientes pasos:

1. Descripción del acabado de superficie y la decoración, que permitió agrupar el material cerámico en los siguientes grupos: Bruñido, Pulido, Pintado y Mate.

2. Descripción de cada grupo en subgrupos basados en la forma básica de la pieza cerámica (cajete, vaso, olla, comal, sahumador, brasero y otros). La unidad de

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análisis correspondió al tiesto (borde, cuerpo y base). Es de mencionarse que estamos en acuerdo que la cuantificacion de fragmentos es problemática (Zedeño 1985: 21; González y Avilés 1990: 80), ya que no representan unidades completas y que en ocasiones el trabajo de identificación puede ser subjetivo porque la visión del arqueólogo no corresponde con el material. A pesar de esto, el objetivo de nuestra clasificación está relacionado con la forma y el diseño, por lo que entre mayor sea el conjunto descrito mayor es la información que se puede generar.

3. Descripción formal de los diseños. Los diseños en la cerámica son tan diversos que es un desafío intentar su clasificación y análisis; cualquiera que conozca el trabajo ceramista se dará cuenta que este material presenta una oportunidad de complementar otros trabajos arqueológicos. La literatura sobre diseños cerámicos en Teotihuacán es muy escasa ya que solamente se ha enfocado en la descripción, cuantificación y porcentaje en la elaboración de cuadros de motivos estilísticos (Cuadro 1). Cada ceramista los ha definido según su descripción y a partir de ciertos objetivos como la apreciación del estilo artístico, la identificación del grupo etno-lingüístico y aspectos temporales.

Metodología en la clasificación y análisis de los diseños decorativos en la cerámica de la Fase CoyotlatelcoRattray (1966), al realizar el análisis cerámico de los diseños provenientes de varios pozos de excavación del cerro Tenayo, cita a Shapiro (1962:278), quien propone que el análisis de diseños nos permite identificar a un grupo en particular como también a un individuo, es decir, a una cultura en su evolución y distribución en el tiempo y en el espacio. La forma, el color, el acabado de superficie, la composición de los diseños, su estructura, los elementos y motivos en la cerámica de la fase Coyotlatelco, permiten tratar tentativamente su problema de identificación étnica. La combinación de elementos en una variedad de patrones es la característica del estilo en la cerámica Coyotlatelco, por lo cual su identificación permite compararlos con algunos supuestamente contemporáneos o de fases anteriores. Entre los motivos o elementos identificados en la cerámica de la fase Coyotlatelco se encuentran: líneas rectas, líneas onduladas, en s y z, medio círculo, escalera, punto y círculo, rayo, espiral, elipse, cúspide, ajedrez, greca recta, triángulo, cruz, pájaro y flor (Rattray 1966: fig. 21). A esta lista se le agrega el Xicalcoliuhqui y el Xonecuilli por García (1995: fig. 2).

Müller (1976), durante la clasificación del material cerámico del Proyecto Teotihuacán entre 1961 a 1969, se centró en la clasificación de la decoración con el objetivo de abordar aspectos sobre el conocimiento de la vida y la psicología de la gente que manufacturó la cerámica (Müller 1976: 163, citando a Sheppard 1948: 76). Un problema de discusión es que ella se planteó que hay dos tipos de análisis: el connotativo y el formal. En el caso del primero, el problema radica en que los diseños que se presentan tienen un significado al que el investigador no tiene acceso debido a su ideología y su culturalidad, es decir que entre el tiempo en que se plasmó en la vasija y el tiempo en que se registró, el significado en ocasiones no se comprende, por tal motivo las propuestas que se dan son tentativas y se deben someter a un juicio objetivo. En palabras de Nieves (1985, citando a Lathrap 1962), esto corresponde a una dicotomía en la que se presenta la visión del arqueólogo y el

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significado aparente de los materiales (si es que éstos lo tienen) por la sociedad que los fabricó y utilizó. En el segundo caso, cada diseño puede ser un patrón indicativo de una fase cerámica, en donde la evolución parte de las formas naturales a las geométricas y a las simbólicas. En el cuadro de la figura 23 de Müller (1976), se pueden apreciar los motivos del estilo geométrico para cada fase. En la cerámica identificada como Proto-Coyotlatelco los motivos comprenden líneas, círculos, cuadros, triángulos, eses, grecas, peine, red, líneas onduladas, espirales, diamantes, ajedrez, eslabón, entrelazados, escalón y rayas cruzadas (según la forma de la vasija es el diseño que presentan). En la cerámica Coyotlatelco los motivos son menos variables destacando las eses, la red, las líneas ondulantes, el ajedrez, el escalón y las rayas cruzadas; su diferencia con los diseños anteriores es que se presentan siempre combinados con dos motivos alternados con un tercer motivo diferente en el fondo de la vasija (especialmente cajete hemisférico).

Entre los problemas que observamos en arqueología está el estudio de los rasgos estilísticos o de los motivos que se han propuestos como marcadores cronológicos o de identificación étnica. Sanoja (1984) propone que sí se puede realizar la identificación étnica a través del estudio del material cerámico, ya que todo grupo social conserva parte de su identidad y lo expresa a través de lo que produce. Sin embargo, Fournier y Freeman (1991), en un estudio sobre la génesis y cambio estilístico en la tradición alfarera de Mata Ortiz en Chihuahua, observaron que los cambios en los diseños se deben a la innovación y creatividad del artesano, en su afán de hacer que su obra se aprecie artísticamente para su mejor venta. Con esto, se puede ver que no siempre el cambio de diseños tiene que ver con cambio temporal o de grupo étnico, ya que siempre se pueden notar ciertos patrones que permiten identificar la uniformidad cultural. Sin embargo, Ignacio Rodríguez advierte que se debe tomar en cuenta la desigualdad entre la motivación capitalista de los alfareros actuales y la motivación ideológica de los pueblos prehispánicos (comunicación personal, mayo de 1997).

Otros de los problemas son las interpretaciones difusionistas y de aplicación de diseños por artesanos especializados; Stanislawski (1978), al estudiar a los Hopi del NW de Arizona, al observar directamente la forma, uso, significado y función de los artefactos en una sociedad viva, descubre que los tipos cerámicos formados con base en la decoración no tienen mucha importancia en aspectos conductuales, ya que los motivos suelen ser de selección individual y sin importancia, en ocasiones participando individuos de diferente sexo y edad. El da más énfasis al aspecto tecnológico de la vasija, por lo que descarta la presencia de un especialista. En cuanto a la difusión, observa que la cerámica del grupo Hopi es parecida a la cerámica del grupo Hopi Tewa, quienes tienen patrones ceremoniales y lengua diferentes, de tal forma que nos preguntamos ¿en donde comenzó la manufactura de la cerámica? En arqueología la distribución de la cerámica puede ser indicativa de áreas de actividad e incluso de separación socio-política. Con los Hopi esto no se pudo determinar ya que su asentamiento es estacional. Con esto queda claro que los motivos cerámicos deben ser tratados cuidadosamente, para evitar caer en confusiones.

El procedimiento metodológico del análisis de los diseños consistió en los siguientes pasos:

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1. Identificación de los elementos. Este paso corresponde con el elemento de análisis propuesto por Rattray (1966) y retomado posteriormente por Müller (1976) y García (1995); al combinarse dichos análisis nos proporcionaron el Cuadro 1. Se llamó elemento al dibujo más sencillo de forma regular.

2. Identificación de los motivos. Es la combinación de dos o más elementos que conforman una idea o un mensaje.

3. Identificación de los diseños o patrón. Estos se definen por la combinación de los motivos y de los elementos.

4. Identificación del estilo. Se define como la suma de los diseños en una vasija. En su descripción formal los estilos pueden dividirse según su clase en naturales, geométricos o simbólicos.

Resultados de los frentes de excavaciónEl universo de estudio: los frentes de excavación y su muestra cerámicaEl total del material cerámico identificado de fase Coyotlatelco es de 8039 tiestos, que corresponden a fragmentos de borde, cuerpo, base, soporte anular y cónico. Las piezas completas provienen de entierros primarios (los cuales se describen posteriormente) y en algunos entierros secundarios. Es de mencionar que el Frente 2 presenta la mayor concentración de material con una frecuencia de 7314 tiestos, comparados con el Frente 1 que presentó 166, el Frente 3 con 309 y el Frente 4C con 248.

La diferencia es que en el Frente 2 se tenía reportada la presencia del material cerámico de la fase Coyotlatelco desde el proceso de excavación, lo que permitió obtener una muestra mayor de toda el área liberada. En el Frente 1 se seleccionaron los cuartos este y oeste que se encuentran en el adoratorio sur, ya que durante la excavación se identificaron fragmentos cerámicos y posibles elementos arquitectónicos de fase Coyotlatelco (comunicación personal de Cabrera en 1994). En el Frente 3 los materiales seleccionados correspondieron al Conjunto A, Unidad Arquitectónica 1; a partir de la sugerencia del arqueólogo Sergio Gómez se seleccionó el conjunto arquitectónico con el propósito de corroborar si algunos elementos arquitectónicos pudieran ser de fase Coyotlatelco; por último, el Frente 4 fue excavado en diversos momentos por diferentes arqueólogos; en el caso de las secciones A y C, el arqueólogo Néstor Paredes nos sugirió que revisáramos los materiales cerámicos que analizaba, en los cuales identificó material de fase Coyotlatelco que sugiere también la presencia y ocupación en el extremo NE de La Ventilla.

Descripción de los tipos cerámicos identificadosLos tipos identificados en general corresponden a los descritos por diversos autores como Tozzer (1921), Rattray (1966), Piña Chan (1963), Parsons (1971, 1982), Nichols y McCullough (1986), Good y Obermayer (1986), Cobean (1990) y García (1991, 1995). La diferencia en nuestra tipología es que los nombres con que se designan los tipos por cada autor se suprimieron utilizando números consecutivos que corresponden a las formas descritas por García (1995: tipo 1-31) y las nuevas obtenidas del análisis cerámico (tipo 32-

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34, ver Cuadro 2). La descripción que se presenta de los tipos identificados se remite sólo a la clasificación realizada de los materiales producto de los cuatro frentes de excavación que corresponden a:

Tipo 1 (Forma Olla, Foto 1). La muestra corresponde a 2777 fragmentos (34.54 %), ofreciendo la mayor frecuencia de materiales identificados; es de suponerse que el número es tentativo ya que faltó más análisis en los diversos frentes, y por otra parte los fragmentos en su mayoría correspondieron a las primeras capas excavadas. En ocasiones el material cerámico se presentó en mal estado de conservación, lo que no permitía su identificación por medio del acabado, sino a través de la forma y la pasta. En la identificación los bordes fueron los que más se seleccionaron con el propósito de obtener una media en cuanto al diámetro de la olla, de 18 cm (con un límite inferior de 15 cm y uno superior de 23 cm); la altura de la olla, según su diámetro, se calcula mayor a 30 cm. Es notorio cómo los bordes en ocasiones se encuentran pintados en color rojo, especialmente los que presentan ensanchamiento externo, ensanchamiento bilateral, evertido horizontal o evertido en ángulo recto. El cuello de la olla puede ser vertical, rectodivergente o cilíndrico. En ocasiones se presenta un asa sencilla o doble horizontal o vertical en el cuerpo; en el primer caso es posible que estas vasijas funcionaran para cocinar y en el segundo para contener o almacenar.

Tipo 2 (Forma Jarra). La muestra corresponde a 773 fragmentos (9.62%). Las jarras son vasijas que tienen un diámetro menor a 15 cm y una altura menor a los 30 cm. Pueden presentar tres asas verticales al cuerpo que sugieren que fueron utilizadas (para contener líquidos o almacenar) suspendidas en el aire, tal y como se puede observar con algunos grupos matlatzincas y otomíes que se reúnen actualmente en el mercado de Toluca, Estado de México. A diferencia de las ollas, las jarras no se presentan decoradas, pero es característico un alisado exterior en sentido vertical y al interior un alisado en sentido horizontal. El borde de la jarra puede ser directo, evertido en ángulo recto; son escasas las jarras con borde reforzado y redondeado. El cuello suele ser vertical. La base es cóncava, lo que apoya la hipótesis de que no fueron colocadas en el suelo, sino suspendidas o colocadas sobre un soporte.

Tipo 3 (Forma Olla Roja). La muestra es de 386 fragmentos (4.80 %). Es de mencionarse que este tipo fue identificado por Good y Obermayer (1986) como perteneciente a la fase Oxtotipac; Müller lo identifica para la misma fase pero con el nombre Protocoyotlatelco. El material se caracteriza por presentar una pintura en rojo que cubre toda su parte exterior; en ocasiones presenta partículas de pintura de hematita especular como los vasos teotihuacanos de fase Miccaotli a Tlamimilolpa Tardío, esto sugiere que resurge el tipo decorativo en una forma nueva, la cual corresponde a un momento de transición entre la fase Metepec y Coyotlatelco, propuesta que se descarta ya que los bordes, su terminación, el cuello y la pasta de las ollas no son de tradición teotihuacana. García (1995) propone que estas formas podrían servir para acarrear agua, hipótesis plausible pues nuestra muestra presenta baja frecuencia de tiestos quemados; además, en su parte interior está muy erosionada, posiblemente debido al continuo uso al contener líquidos; si esta vasija se somete al fuego se rompe fácilmente. Los bordes de la olla son directos, semi cilíndricos,

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evertidos horizontales, evertidos en ángulo recto; la terminación es directa; el cuello puede ser vertical, recto divergente o cilíndrico.

Tipo 4 (Forma Cazuela). La muestra es de 296 fragmentos (3.68 %). En ocasiones se presenta la cazuela con borde pintado en color rojo. El diámetro medio de la boca es de 28 cm, con límite inferior de 25 cm y superior de 31 cm. El borde se presenta con ensanchamiento externo, aplanado con ensanchamiento externo, aplanado con ensanchamiento interno, reforzado redondeado o evertido horizontal. La terminación del borde es redonda y pocas veces con biselado interno. El reborde puede ser superior, medio o en ángulo basal. En ocasiones presenta borde de doble asa en forma horizontal en el cuerpo.

Tipo 5 (Forma Jarra de Asa Doble). La muestra es de 465 fragmentos (5.78 %). La decoración se presenta en ocasiones con borde rojo. El diámetro medio de la boca es de 12 cm, con límite inferior de 9 cm y superior de 16 cm. Se caracteriza por presentar entre el cuerpo y el cuello tres asas dobles en forma vertical; su interior y exterior se observan alisados; en el cuello presenta pulido vertical o diagonal. El borde puede ser directo, evertido horizontal o evertido en ángulo recto; la terminación del borde redonda; el cuello puede ser vertical o rectodivergente. Es de mencionarse que las asas dobles se identificaron para la fase Protocoyotlatelco (Müller 1976) o de Oxtotipac (Good y Obermayer 1986), propuesta que se descarta ya que el material se encuentra asociado con cerámicas identificadas para la fase Coyotlatelco (Müller 1976) o Xometla (Nichols y McCullough 1986), en una estratigrafía homogénea sobre pisos teotihuacanos de fase Xolalpan Tardío-Metepec.

Tipo 6 (Forma Comal). La muestra es de 69 fragmentos (0.86 %). El diámetro medio del comal es de 38 cm, con límite inferior de 34 cm y superior de 42 cm. Se caracterizan por estar pulidos en su parte interior y rugosos en la exterior, que corresponde a la base; los bordes son directos redondeados y biselados en su parte externa; las paredes pueden ser altas, medias o bajas.

Tipo 7 (Forma Cajete Hemisférico). La muestra es de 547 fragmentos (6.80 %). La forma es un cajete hemisférico sin decoración; sin embargo, es posible que en algunos fragmentos de cuerpos y fondos estuvieran pintados, pero su uso constante los desgastó perdiéndose la evidencia. El acabado en sus partes externa e interna es pulido. Los bordes son directos con ensanchamiento externo o interno; el borde es, en vista de sección, redondo, puntiagudo o biselado en su parte interna. El diámetro medio de la vasija es de 19 cm con una altura media de 9 cm.

Tipo 8 (Forma Cajete Sellado, Foto 2). La muestra es de 187 fragmentos (2.33 %). La forma es un cajete hemisférico de borde directo con terminación redondeada y en pocos casos con biselado interno. Las paredes son rectas, curvodivergentes y curvoconvergentes. El diámetro medio de la vasija es de 18 cm, con un límite inferior de 16 cm y uno superior de 20 cm; la altura de la vasija está calculada con base en su diámetro de entre 8-10 cm (García 1995). El acabado en su parte interna y externa es pulido, presenta un estampado sellado en la parte media del cuerpo con diseños en ese, diamantes, líneas curvas y flores.

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No se observaron trazos de pintura roja en la parte externa de la vasija, pero es posible que algunos ejemplares pudieran haberlo tenido.

Tipo 9 (Forma Cajete Inciso). La muestra es de 104 fragmentos (1.29 %). La forma de la vasija es cajete hemisférico de paredes rectas o convergentes. El borde es directo con terminación redondeada o biselada interna. El acabado de superficie en su parte interna y externa es pulido. Los diseños son incisos y corresponden a líneas, líneas onduladas, flores y diamantes. La incisión puede ser de poca profundidad o hasta de 3 mm.

Tipo 10 (Forma Cajete de Fondo Plano Inciso y Pulido Zonal, Foto 3). La muestra es de 1 fragmento (0.01 %) proveniente del Frente 2. García y Martínez (1993) nombraron a este tipo como "Península Decorado" que se identifica como una vasija pulida en su interior y exterior, sólo que en esta parte se decoró con un patrón diferencial de pulido zonal, que consiste en hacer diseños dejándolos sin pulir, rodeando con incisiones y alternando con diseños hechos con instrumentos puntiagudos. En Teotihuacán se tiene reportado este tipo en el análisis cerámico del sitio Xometla (Nichols y McCullough 1986:75); sin embargo, por su baja frecuencia se ha propuesto como parte del complejo Coyotlatelco del sur de la Cuenca de México (García 1995:253).

Tipo 13 (Forma Cuchara). La muestra es de 66 fragmentos (0.82 %). La mayor parte identificada de estas formas correspondió a bordes de cazoletas y partes del cuerpo. En ocasiones los bordes se encuentran pintados con una banda roja que rodea la cuchara. El largo tiene un rango de 7-11 cm con un diámetro medio de 5 cm, con límite inferior de 3 cm y superior de 7 cm. Los bordes son directos y pocos se presentan con ensanchamiento en su parte interna; la terminación es redondeada.

Tipo 14 (Forma Cajete de Base Anular, Foto 4). La muestra es de 104 fragmentos (1.29 %). Es una forma hemisférica con un soporte anular de paredes rectas o divergentes, borde directo y terminación redondeada. El diámetro medio de la vasija es de 20 cm, el límite inferior es de 15 cm y el superior de 26 cm; la altura está en un rango entre 8-10 cm. El acabado de superficie es pulido y se nota el acabado de palillos o de un núcleo de obsidiana que dejaron estrías que convergen en su parte interna. Algunos fondos presentan trazos de pintura, la cual podría corresponder con el tipo 16 (Cajete de base anular rojo sobre café).

Tipo 15 (Forma Cajete Trípode Rojo sobre Café, Fotos 5 y 6). La muestra es de 1637 fragmentos (20.36 %). La vasija se caracteriza por ser un cajete trípode pulido en su parte interna y externa, pintado al interior en rojo sobre café y en pocos casos en su parte externa. Los bordes son directos con ensanchamiento interno o externo, tienen terminación redondeada, biselado en su parte interna, puntiagudo y, en cinco casos, cuadrado. En el análisis cerámico este tipo es muy característico y frecuente por sus formas y diseños, lo que indica que es el principal marcador cronológico para designar la fase Coyotlatelco para el Valle de Teotihuacán; el único problema es que carecemos de fechamientos por C14 u otro método que nos permita ubicarlo temporalmente. Como uno de los objetivos fue comprobar si existe una frontera cultural entre Teotihuacán y las regiones propuestas por García (1995) a través de un contraste que se pueda observar en la cerámica y los diseños, se realizó la cuantificacion de estos últimos de la colección del Frente 2, con base en los

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elementos decorativos propuestas por Rattray (1966) y ampliadas por Müller (1976) y García (1995).

El total de tiestos analizados fue de 1622 (22.18% del total de la colección del Frente 2), de los cuales 937 fueron bordes, 386 cuerpos, 15 fondos y 284 soportes. En el cuadro 3 se presentan los diseños identificados y su relación con otros pertenecientes a otros tipos cerámicos del mismo complejo. La frecuencia mayor de los diseños corresponde a elementos que se presentan como líneas rectas con un total en el Frente 2 de 741 (46.92 %), las cuales pueden tener como variante formas horizontales, verticales, diagonales, consecutivas o continuas, la mayoría aplicadas en la proximidad del borde, el cual se encuentra pintado con una banda roja. García (1995: 179) propone que este diseño es el más común en toda la Cuenca de México, ya que se presenta en altos porcentajes; tiene como patrón característico dos líneas horizontales en donde se intercalan otros elementos. El siguiente diseño corresponde a la línea ondulada, con un total en el Frente 2 de 451 (27.81%). Las variantes en que se presentan son una línea ondulada que se intercala con una línea horizontal, dos líneas horizontales o una banda y línea horizontal, líneas onduladas perpendiculares en el borde sobre el cuerpo y líneas onduladas simples o dobles que empiezan en el borde en forma diagonal formando un triángulo. El número de líneas onduladas suele ser más de dos, en ocasiones con diseños que se repiten y son constantes; son marcadores del complejo Coyotlatelco para Teotihuacán. García (1995: 179) propone que la línea ondulada se convierte en una línea quebrada que es característica en el Valle de Teotihuacán; en el caso de otros sitios en la Cuenca de México se presenta también pero no es tan significativa.

Un comentario en cuanto a la línea ondulada es que se ha interpretado desde fases teotihuacanas como un elemento que se asocia al agua y es reportada en algunas pinturas murales por Linné (1942: 82) y Pasztory (1976: 131); aparentemente el símbolo surge en Teotihuacán y se difunde en Mesoamérica perdurando hasta el Periodo Epiclásico. El diseño en "s" o "z" es el otro marcador de diseño cerámico de la fase Coyotlatelco en Teotihuacán, con un total para el Frente 2 de 149 (9.19 %); se presenta intercalado con líneas rectas delgadas continuas; los diseños se pintan próximos al borde o al cuerpo y están ausentes en el fondo. El medio círculo se ha identificado para el área sur de la Cuenca de México por su mayor frecuencia (García 1995:180). En Teotihuacán se identificaron 36 elementos que corresponden al 2.22 % de la colección del "Cajete Trípode Rojo sobre Café".

El elemento con forma de cúspide se tenía reportado exclusivamente para el área occidental de la Cuenca y de la cerámica rojo sobre crema (García 1995: 181). En la colección se identificó un total de 49 elementos (3.02 %), los cuales en ocasiones sólo se presentan delineados o rellenados con pintura roja; pueden ser repetitivos y consecutivos. El ajedrez es tan común en Teotihuacán que podría ser el tercer elemento decorativo del complejo cerámico Coyotlatelco; el total identificado es de 79 (4.62 %); se localiza en el cuerpo y en el fondo rodeado por una banda o línea delgada. Müller (1978) menciona un elemento denominado "diamante" el cual se asemeja a un rombo; en nuestra colección se identificaron sólo dos fragmentos que se anexaron como una variante del ajedrez. El triángulo es un elemento también común en Teotihuacán; se combina con otros elementos

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como las líneas horizontales delgadas y diagonales. En ocasiones el interior se encuentra con otro triángulo delineado o relleno de pintura roja con descuido en su aplicación. En otras ocasiones el triángulo se traza sólo cruzando líneas onduladas. Los elementos son continuos y consecutivos. El pájaro es un ave estilizada que se consideraba propia del área occidental de la Cuenca de México; en nuestra colección se presenta escasa con un total de 6 (0.37 %). El Xonecuilli se encuentra representado en el área occidental de la Cuenca de México; en nuestra colección se presenta escaso con 4 elementos (0.25 %).

Tipo 16 (Forma Cajete de Base Anular Rojo sobre Café). El total de la muestra es de 101 fragmentos (1.26 %). En La Ventilla se observó en todos los frentes de excavación, lo que indica que junto con el Cajete Trípode Rojo sobre Café y el Cajete Hemisférico Rojo sobre Café, son las vasijas más utilizadas para contener alimentos y consumirlos. La característica de la vasija es que se presenta con una base anular similar al Tipo 14, sólo que el fondo se encuentra pintado en rojo con elementos circulares, bandas, cruces o pintados en su totalidad con tonos que van de claro a obscuro. Los bordes de la vasija son directos con terminación redondeada. El diámetro medio de la vasija es de 24 cm, con límite inferior de 19 cm y superior de 29 cm, la altura está entre 7-10 cm.

Tipo 17 (Forma Cajete Hemisférico Rojo sobre Café). El total de la muestra es de 289 fragmentos (3.59 %) que sólo se presentaron en el Frente 2; hay 216 bordes, 60 cuerpos y 13 fondos. Los bordes son de tres variantes: directo, ensanchamiento externo o ensanchamiento interno. El borde es, en vista de sección, redondo, puntiagudo o biselado en su parte interna. El diámetro medio de la vasija es de 16 cm, con límite inferior de 12 cm y superior de 21 cm; la altura promedio es de 8 cm. La característica básica de esta vasija es que presenta diseños pintados en color rojo en su parte exterior y escasamente en el interior. De 289 fragmentos identificados, en 142 (49.13 %) el diseño se identificó como una línea horizontal; 24 (8.30 %) como líneas onduladas; 37 (12.80 %) como s o z; 26 (9.00 %) como espiral; 40 (13.40 %) como triángulos; 10 (3.46 %) como pájaro; 7 (2.42 %) como flor y 1 (.69 %) como Xonecuilli. Es de mencionar que hay un incremento en el elemento del pájaro y una disminución en el elemento del triángulo y Xonecuilli, siendo la línea recta, la línea ondulada y la s o z los elementos característicos de este complejo, los cuales se pintan próximos al borde y sobre el cuerpo, faltando la parte inferior de la vasija. Un nuevo elemento fue identificado dentro de este grupo: corresponde posiblemente a un ojo de serpiente.

Tipo 18 (Forma Cajete Hemisférico Banda Roja). La muestra es de 94 fragmentos (1.17 %) presentes solamente en el Frente 2. El borde puede ser directo, con ensanchamiento interno o con ensanchamiento externo; la terminación es redondeada o biselada en su parte interna. El diámetro medio es de 23 cm con altura media de 8 cm. El motivo pintado es una banda roja que se ubica en el borde de la vasija en tres variantes: en su parte interna, en su parte externa o en ambas partes. El ancho de la banda es de diferente valor según la variante: en el interior es de 1.5 cm, en el exterior es de 1 cm y en ambas entre 1-1.8 cm.

Tipo 20 (Forma Cajete Hemisférico Rojo sobre Crema). La muestra es de 91 fragmentos (1.13 %), presente en todos los frentes de excavación. El borde puede ser directo, con ensanchamiento interno o aplanado con ensanchamiento externo; la terminación del borde

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es redonda y en pocos casos cuadrada y biselada en su parte interna. El diámetro y la altura son similares al Tipo 17. En el Frente 2 se presentó la mayor concentración de este tipo cerámico, contabilizando 57 fragmentos, en los que, al analizarse para identificar los elementos de diseños, se observó lo siguiente 18 (31.58 %) de línea horizontal; 8 de línea ondulada (14.04 %); 2 (3.51 %) de medio círculo; 1 (1.75 %) de rayo; 4 (7.02 %) de elipse; 5 (8.77 %) de triángulo; 5 (8.77 %) de cruz; 1 (1.75 %) de pájaro; y 1 (1.75 %) que corresponde a un nuevo elemento definido como "glifo". En el análisis de diseños realizado por García (1995: Tabla 3.6) los elementos decorativos reportados por Rattray (1966) y ampliadas por ese autor, se identificaron todos los elementos para Teotihuacán, además de lunas y meandros. En sitios de la región sur de la Cuenca de México, la línea ondulada, el medio círculo, el punto y el círculo, el pájaro, la flor, el Xicalcoliuhqui y Xonecuilli se encuentran reportados; en la región occidental de la Cuenca de México, la espiral, la elipse, el triángulo y el pájaro son los ausentes. Es posible que en Teotihuacán este tipo fuera tan importante que la variabilidad de los elementos podría indicar diferentes momentos cronológicos, siendo la línea recta, la línea ondulada y la escalera el patrón más común. En el caso de la escalera, las representaciones suelen formar una especie de pirámide formada por líneas onduladas o quebradas, que inician de una línea delgada que se encuentra en el cuerpo para ascender a otra línea en su parte superior. El nuevo elemento que corresponde al glifo es similar a la barra transversal reportada por Langley (1986: Referencia 77) que se ha definido como un pectoral asociado con el coyote; en Atetelco se encuentra, reportado por Miller en una pintura mural, un elemento similar a nuestra muestra. El glifo se presenta pintado al interior de una vasija de forma Coyotlatelco, lo cual hace suponer la copia de elementos pictóricos o escultóricos teotihuacanos, pero no una transición, sino una reutilización de elementos. En nuestros días se puede ver cómo, en algunas casas, reutilizan los candeleros teotihuacanos para colocar sus velas y los metlapiles para usarlos en los metates al moler.

Tipo 22 (Forma Cajete Negativo). La muestra es de 14 fragmentos (0.17 %) pertenecientes al Frente 2. El borde es directo con terminación redondeada. El diámetro medio es de 20 cm y una altura de 9 cm, los diseños se encuentran pintados al negativo en su parte interior sobre el borde o cuerpo con motivo de ese o líneas curvilíneas.

Tipo 24 (Forma Cajete Trípode Sellado Rojo sobre Café, Foto 7). La muestra es de 1 fragmento (1.01 %) perteneciente al Frente 2. García los define como "Plato grande de borde evertido con tres soportes huecos cilíndricos o rectangulares y con diseños sellados en cuadretes en la parte baja exterior, encima de los cuales están pintadas grecas a veces incisas para resaltar la pintura" (1995: 240). Su distribución en la Cuenca de México es mayor en la región sur: en Xico se descubrió asociado con cerámica de la fase Metepec, lo que hace suponer que el tipo surge, al igual que otros reportados por García y Martínez (1993), a finales de esta fase.

Lo anterior también permite suponer (dada su mayor frecuencia) que en la región sur: "…los productores de esta cerámica produjeron una serie de ensambles [sic] cerámicos diferenciados tipológicamente que serían la evidencia del proceso de conformación política autónoma de cada área…" (García 1995:241). Es decir, la mayor frecuencia de este tipo en la región sur puede indicar la aparición del Complejo Cerámico Coyotlatelco más temprano

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y la corroboración de una fragmentacion política. Un problema que maneja García (1995) es que el tipo descrito se encuentra asociado con cerámica de fase Coyotlatelco como el Tipo 15 (Cajete Trípode Rojo sobre Café), que aparece desde los niveles más inferiores y es considerado como el marcador cronológico par el periodo Epiclásico, esto podría indicar que el Tipo 24 a pareció tardíamente y que no alcanzó a difundirse en el área de la Cuenca.

En nuestro caso este tipo se asocia también con el material Xolalpan al igual que otros designados en las diferentes regiones de la Cuenca de México. Es posible que el origen de esta cerámica se encuentre en la región sur, y comenzara a difundirse por su presencia en Teotihuacán, pero no fue tan aceptado como otros tipos cerámicos como el Cajete Hemisférico Rojo sobre Crema, Cajete Hemisférico Rojo sobre Café y el Cajete Trípode Rojo sobre Café. El problema es que se propone (Martínez 1994) que en el sitio de Xico, al sur de la Cuenca de México se descubrieron estos tipos cerámicos asociados con material de la fase Metepec, y en nuestro caso se encuentra asociado con material de la fase Xolalpan y Metepec; es posible que este tipo sea contemporáneo con otros y que realmente la única diferencia sea la combinación de diseños sellados, incisos y pintados en la región sur para su posterior distribución en la Cuenca, compitiendo con los tipos que son más aceptados.

Tipo 27 (Forma Sahumador) La muestra es de 22 fragmentos (0.27 %), ausentes en el Frente 4C. La forma básica de este tipo consiste en un "plato pequeño hemisférico o de borde evertido, de fondo plano o cóncavo con mango corto y acabado mate, a veces pintado con una banda roja al interior, a veces calado" (García 1995:176). En nuestra muestra sólo se identificaron cuatro fragmentos de plato, uno de estos calado mientras que los demás fueron parte de mango.

Tipo 28 (Forma Incensario). La muestra es de 4 fragmentos (0.05 %), ausente en el Frente 3 y el 4C. La forma identificada corresponde a un posible vaso con aplicaciones en pastillaje en su parte exterior; esta forma de aplicación es típica en las vasijas de fase Metepec en Teotihuacán, lo que sugiere que hay rasgos que son copiados y que perduran hasta el periodo Postclásico Temprano. Es necesario mencionar que estos rasgos continúan solamente en la cerámica ceremonial, la cual no fue muy importante por su escasez (comparado con la cerámica teotihuacana), en donde a finales de la fase Xolalpan Tardío se incrementa la producción de braseros tipo teatro para actividades rituales y funerarias. En Teotihuacán, durante las excavaciones del sitio Xometla, se identificó la forma de incensarios Coyotlatelco, los cuales se han reportado asociados con la cerámica de la fase Atlatongo, que corresponde al complejo tolteca en la periferia de Teotihuacán (Gamboa 1997); en Tula, Hidalgo, para la fase Tollan se reportan fragmentos que presentan un acabado de superficie similar (Cobean 1990a: 267). Por su escasez y ausencia de bordes no se pudo determinar el diámetro y altura de la vasija; sin embargo, Nicholson y McCullough (1986) reportan, en su análisis cerámico de las excavaciones de Xometla, que el diámetro puede ser de 18 cm.

Tipo 32 (Forma Cajete Hemisférico Inciso y Pulido Zonal, Foto 3). La muestra es de 2 fragmentos (0.02 %) pertenecientes al Frente 2. Nichols y McCullough (1986) reportan un total de 45 fragmentos identificados para el sitio de Xometla, los cuales presentan como

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diseños líneas onduladas, cruces y espirales. Para estos investigadores el tipo 10 y el 32 son una variante del tipo "Cajete monocromo de Decoración Incisa", sin embargo, se mencionó que la principal característica del tipo 10 es una forma de cajete de fondo plano y una decoración sin pulir rodeada de una incisión y alternada con punciones; en el tipo 32 no se presenta esta decoración alterna y su forma es hemisférica.

Tipo 33 (Forma Cajete Hemisférico Sellado Rojo sobre Crema, Foto 8). La muestra es de 5 fragmentos (0.06 %) pertenecientes al Frente 2. La forma hemisférica y el sellado combinado con la pintura rojo sobre crema es la característica de este nuevo tipo; es escaso, pero es posible que se incremente en posteriores colecciones cerámicas que se analicen para el Valle de Teotihuacán. Es interesante el diseño que se observa ya que suele tener elementos como Xicalcoliuhqui, flores y rombos que se plasman sellados en la parte externa del cuerpo; en la parte superior se aplican diseños pintados en los que se presentan líneas rectas, líneas onduladas, triángulos o cruces.

Tipo 34 (Forma Cajete Hemisférico Sellado Rojo sobre Café, Foto 9). La muestra es de 4 fragmentos (0.05 %) pertenecientes al Frente 2. El tipo se caracteriza por ser un cajete hemisférico de borde directos y terminación redondeada; presenta un sellado en la parte media de la vasija y en su parte superior está pintado con diseños similares al Tipo 17 (Cajete Hemisférico Rojo sobre Café).

El complejo cerámico de la fase Coyotlatelco en TeotihuacánEl total de tipos cerámicos de la fase Coyotlatelco reportados para la Cuenca de México eran 31 (García 1995), los cuales se incrementan a 34 con los tres identificados durante el análisis de la colección cerámica de La Ventilla. En los tipos descritos por García (íbidem) no se identificaron diez que corresponden a los tipos 11, 12, 19, 21, 23, 25, 26, 29, 30 y 31. Los tipos 1, 2, 3, 4, 5, y 6, por ser utilizados para funciones de preparación de alimento, almacenamiento y consumo, son más comunes en la Cuenca de México, lo que no permite establecer diferencias cronológicas o culturales en cuanto a su forma, ya que ésta es similar en todos los casos. En los tipos pintados, en especial el 15 (Cajete Trípode Rojo/Café), el 17 (Cajete Hemisférico Rojo/Café) y el 20 (Cajete Hemisférico Rojo/Crema), se pueden observar diseños que son homogéneos, como líneas rectas, líneas onduladas, las s o z, el triángulo, el círculo y la cúspide que son característicos para el complejo Coyotlatelco en Teotihuacán.

En cuanto al tipo 15 (Forma Cajete Trípode Rojo sobre Café) podemos proponer que los elementos de líneas onduladas, s o z, ajedrez, triángulo y cúspide, son los identificados con mayor frecuencia en el complejo cerámico de la fase Coyotlatelco, por lo que son los patrones característicos para Teotihuacán. En todos las cerámicas se observa la combinación de dos o más elementos que forman un diseño en ocasiones geométrico y simétrico. Es común presentar el borde pintado y líneas horizontales sobre el cuerpo, entre las que se cargan los elementos antes descritos. En la mayoría de la cerámica se observa que los trazos horizontales no son precisos sino aplicados en una forma poca cuidadosa con una brocha suave, la que al mojarse con la pintura (que también es de mala calidad) se escurre sobre el cuerpo.

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Los elementos que no se habían reportado para Teotihuacán son el medio círculo, el punto y el círculo, la cúspide, la cruz, el pájaro y el Xonecuilli (García 1995: Tabla 3.4); con nuestro análisis solo falta identificar el rayo, la elipse, la greca, la flor y el Xicalcoliuhqui, elementos que posiblemente sí correspondan a la región sur (Xico, Chimalhuacán, Portezuelo y Cerro de la Estrella) y de la región occidental (Tenayuca, Zahuacan y Azcapotzalco). Por otra parte, el elemento escalera se reporta para Teotihuacán en las excavaciones de Xometla y Tepetitlan; sin embargo en nuestra colección no se observó y sólo se presenta en el Cajete Rojo sobre Crema. En cuanto a los elementos similares del periodo teotihuacano: el ojo, el glifo y la greca, no representan momentos transicionales sino elementos que son copiados para la cerámica de la fase Coyotlatelco.

Para atender el problema cronológico de los materiales cerámicos identificados de la fase Coyotlatelco se requieren de fechamientos, por cualquier método, que permitan proponer una relación o diferencia con los materiales teotihuacanos; algo que sí hemos notado es que los materiales que se han identificado como marcadores de la fase Oxtotipac, y que corresponderían a una transición (tipos 3, 4, 13, 14, y 20), se encuentran asociados tanto con teotihuacanos de fase Xolalpan Tardío y Metepec como con los de la fase Coyotlatelco; esto permite suponer que no existe tal fase ya que sólo se ha identificado un conjunto de materiales que podrían representar un desarrollo local y no transicional (Good 1972, Good y Obermayer 1986).

En cuanto al material cerámico de fase Coyotlatelco, se podría proponer que su aparición en Teotihuacán pudo ser desde fase más temprana, quizás a principios de Metepec, ocupando las primeras áreas abandonadas, como pudieron ser el área de Oztoyohualco (Millon 1973) y posteriormente detrás de la Pirámide de la Luna y de la del Sol (Diehl 1989). Se debe tomar en cuenta que la Ciudadela funcionó como un centro administrativo y de poder durante los últimos días de Teotihuacán que, al dejar de funcionar, permite que las áreas de los palacios y de La Ventilla fueran reocupadas por grupos de tradición cerámica de fase Coyotlatelco.

Consideraciones sobre el estudio cerámico de la fase Coyotlatelco en TeotihuacánUn objetivo de este trabajo fue presentar los resultados obtenidos de la clasificación y análisis del material cerámico producto de las excavaciones en La Ventilla, con el propósito de responder a varias preguntas: el problema cronológico, de identidad, el proceso de reocupación de La Ventilla, la evaluación de las tipologías cerámicas para el material de la fase Coyotlatelco propuestas por varios autores, y la corroboración de una frontera cultural en Teotihuacán. En la recuperación de información relacionada con materiales no teotihuacanos el trabajo interdisciplinario fue fundamental, ya que durante las reuniones de trabajo se intercalaron diferentes ideas que permitieron complementar los trabajos. Los indicadores que forman parte del complejo de la fase Coyotlatelco en La Ventilla corresponden a materiales arqueológicos como la arquitectura, la lítica, los entierros y la cerámica.

La distribución de la cerámica de la fase Coyotlatelco en La Ventilla En cuanto a la distribución cerámica, sólo se logró obtener una muestra representativa seleccionada según los investigadores de cada frente de excavación, con el propósito de ir

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definiendo el complejo cerámico para el sitio. Es posible que en posteriores trabajos cerámicos el universo existente de tipos reconocidos aumente, o se corroboren algunas propuestas que, junto con algunos fechamientos absolutos, puedan responder a preguntas concretas: ¿en qué momento y en dónde surge en Teotihuacán la cerámica de fase Coyotlatelco? En La Ventilla, la cerámica de la fase Coyotlatelco se encuentra distribuida en todos los frentes de excavación; su importancia radica en que permite suponer una reocupación de las unidades habitacionales después de su abandono por los teotihuacanos. En el Frente 1 las estructuras habitacionales que se encuentran al oeste y este del adoratorio sur, se reocupan modificando los accesos al adosar sobre piso teotihuacano un muro que une a las pilastras cerrando el paso; sobre el piso se encontraron evidencias de fogones, lo que indica que el lapso de ocupación pudo ser un corto tiempo. Por otra parte, en diferentes áreas del Frente 1 se descubrieron varias fosas de saqueo en estructuras ceremoniales, lo que hace suponer que los nuevos ocupantes son los causantes.

Es interesante señalar que hay entierros en los que se recuperaron materiales completos, lo que podría permitirnos plantear que se trata de gente enterrada durante el Periodo Epiclásico; señalaremos algunos: el Entierro 26 es primario, se descubrió en un relleno de piedra basáltica de la Plaza de los Bordes Rojos, el material asociado al entierro fue un Cajete de Base Anular Rojo sobre Café; el Entierro 109 es primario, se descubrió entre el Adoratorio Rojo y el Blanco, el material asociado consistió en unas cucharas, raspadores y cajetes Hemisféricos Rojo sobre Café; el Entierro 173 consiste de tres individuos primarios que se colocaron en el relleno del basamento del Templo Sur o de los Bordes Rojos, el material asociado consiste en un cucharón, ollas y un Cajete Pintado Rojo sobre Café.

En el Frente 2 la distribución de la cerámica de la fase Coyotlatelco es más heterogénea, presentando concentraciones en los siguientes lugares: en la calle norte, a unos tres metros al NE de los cuartos de la sección NW, se descubrió material cerámico asociado con tipos teotihuacanos de la fase Xolalpan Tardío y Metepec. Estos últimos se encuentran muy erosionados y desgastados, lo que hace suponer que se trata de un basurero (por encontrarse en la calle) utilizado a finales del periodo teotihuacano y reutilizado durante el Período Epiclásico. Al norte y al sur del gran basamento se encuentran varios cuartos que sufrieron modificaciones arquitectónicas como el tapiado de accesos y adosamiento de muros (que fueron reocupados durante el Epiclásico); hay materiales cerámicos de la fase Coyotlatelco sobre los pisos dentro y fuera de los cuartos asociados con materiales cerámicos de fase Xolalpan y Metepec. En el extremo oeste, pasando la calle del Frente 2, se identificó un nuevo conjunto posiblemente habitacional, en donde se concentró la mayor parte de la cerámica de la fase Coyotlatelco; es posible que en futuras excavaciones se ponga mas énfasis a la estratigrafía para tratar de obtener datos relacionados con la seriación.

En cuanto a los entierros del Periodo Epiclásico tenemos: el 111, primario, se encontró en posición decúbito lateral flexionado derecho a una profundidad de 1.32 m, en sus extremidades inferiores tenía un Cajete Hemisférico Pintado al Negativo y un Cajete de Base Anular Rojo sobre Café, ambos de fase Coyotlatelco; el Entierro 172, primario, presentó como ofrenda una olla Pintado Rojo sobre Café, los motivos pintados en la parte exterior de la vasija son unos ojos; el entierro 22, secundario, se descubrió en la Plaza Oeste, como ofrenda tenía un Cajete Hemisférico de Banda Roja; el Entierro 31,

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secundario, tenía como materiales asociados varios fragmentos de cerámica entre los que se identificaron teotihuacanos y coyotlatelcos (6 tiestos); al parecer se trata de un entierro saqueado durante el Epiclásico; el Entierro 35, secundario, presenta materiales de fases Tlamimilolpa a Coyotlatelco (48 tiestos); el entierro 156, secundario, presentó como ofrenda un ánfora de tres asas; el entierro 148, secundario, se descubrió sobre el piso junto a un drenaje teotihuacano.

En el Frente 3, en el Conjunto A de la Unidad Arquitectónica 1, decidimos corroborar si los materiales de fase Coyotlatelco se encuentran sobre pisos teotihuacanos para suponer una reocupación de La Ventilla. Esto originó que durante la excavación se llevara un mejor control estratigráfico, detectando cinco capas homogéneas (en toda el área) que se encuentran depositadas sobre los pisos teotihuacanos: la capa I corresponde al humus, la capa II corresponde a un relleno natural formado por deposición eólica, la capa III corresponde a derrumbe del techo o muros que cubren los pisos (en ocasiones con estucos) teotihuacanos. Los materiales cerámicos a partir de esta última capa pueden provenir de diversos contextos como: muro o techo derrumbado, ofrenda de entierro en fosas hechas en piso teotihuacano, intrusión por roedores (topos). La capa III-IV corresponde a los contactos de capa entre el relleno del piso teotihuacano (con o sin estuco); los materiales recuperados de esta capa son importantes ya que podrían ser indicativos de áreas de actividad.

La capa IV corresponde a piso teotihuacano, los materiales cerámicos que se obtuvieron bajo esta capa permiten suponer que son producto del relleno utilizado para elevar el piso; corresponden a materiales contemporáneos o de fase cerámica más temprana, obtenidos posiblemente de los basureros. Los datos obtenidos de la capa III-IV permitieron corroborar que la cerámica de la fase Coyotlatelco se encuentra presente también en el Frente 3, por lo que es posible que sí se estén reocupando las unidades arquitectónicas de uso habitacional, además de modificar los espacios cerrando los accesos y adosando muros (sobre el piso sin aplanado), en ocasiones irregulares, que permiten suponer que los nuevos inmigrantes no construyen, ya que no se tiene necesidad.

A través de las excavaciones que se realizaron durante 1996 (por alumnos de la ENAH) en el Frente 2, se ha replantado el problema de seriación de la cerámica Coyotlatelco con la teotihuacana; nos encontramos en el inicio de nuevas consideraciones, pero podemos adelantar que hasta estos momentos no se ha reconocido material Coyotlatelco bajo pisos teotihuacanos. La distribución de la cerámica de la fase Coyotlatelco en La Ventilla descrita en estos frentes debe tomarse con cuidado, ya que el terreno sufrió nivelación durante los años cincuenta, y la mayor parte de la cerámica se descubrió en contextos secundario sobre pisos y asociada con otros materiales cerámicos de fase teotihuacana especialmente en basureros, calles, al interior de cuartos, en rellenos estratigráficos y en entierros secundarios.

El problema cronológico y de identidad de los materiales cerámicos de fase Coyotlatelco Otro de los objetivos propuestos fue enfocar esta información hacia el problema de identificación cronológica y de identidad de la población que manufacturó la cerámica de la fase Coyotlatelco. En cuanto al problema cronológico, hemos notado que en ocasiones

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el concepto Coyotlatelco se interpreta como un grupo cultural, una tradición cerámica, un indicador de cambio o transición, o un tipo o complejo cerámico. Para nosotros, corresponde a un complejo cerámico que, al igual que otros materiales arqueológicos como la líitica, los entierros y la arquitectura, se presenta en un momento específico al cual llamamos “fase”, entendida ésta como: "…una unidad arqueológica que posee rasgos suficientemente característicos para distinguirlas de otras unidades similares concebidas, sea de las mismas o de otras culturas o civilizaciones, especialmente limitada al orden de magnitud de una localidad o región, y cronológicamente limitada a un breve intervalo de tiempo" (Willey y Philips 1958: 22, traducción del autor). El problema de esta definición es que en su aplicación se busca que las unidades sean semejantes y compartidas, por lo que la más mínima variación espacial o temporal podría proponer una nueva fase descubriendo el origen y caída de tradiciones cerámicas.

Un concepto que también en ocasiones se compara con el de Coyotlatelco (que no debería ser así), es el de Epiclásico, periodo que se caracteriza por los conflictos, reacomodos, desintegración y formación de nuevos Estados en un proceso de transición del Clásico al Postclásico; los sitios arqueológicos que se identifican para este periodo presentan materiales del complejo cerámico de la fase Coyotlatelco. Es decir, cuando hablamos sobre Epiclásico señalamos un periodo que abarca del 750 al 950 DC que corresponde a la cronología de la Cuenca de México; mientras que cuando hablemos de Coyotlatelco queremos decir un complejo cerámico que pertenece a una fase del mismo nombre propuesto para el Valle de Teotihuacán con una cronología del 800 al 950 DC, conocida también con el nombre de Xometla; a ésta le antecede una fase propuesta con el nombre de Protocoyotlatelco que abarca del 750 al 800 DC, conocida también con el nombre de Oxtotipac (ver cuadro cronológico).

Correlación Fase Nombre (1) Fase Número (2) Periodo1500 Teacalco Azteca IV 1400 Chimalpa Azteca III POSTCLÁSICO1300 Zacango Azteca II 1200 Mazapan Mazapan 11001000900 Xometla Coyotlatelco ______________800 Oxtotipac Proto-Coyotlatelco 700600 Metepec Teotihuacán IV CLÁSICO500 Xolalpan Teotihuacán IIIA 400300 Tlamimilolpa Teotihuacán III 200 Miccaotli Teotihuacán IIA-III ______________ 100 Tzacualli Teotihuacán IIA0100 Patlachique Teotihuacán II PRECLÁSICO200 Tezoyuca Teotihuacán IA 300 Cuanala Tardío Teotihuacán I 400 Cuanalán Medio Proto-Teotihuacán 500 Cuanalán Temprano

1.- Fases usadas por el Teotihuacan Mapping Project y el Valley of Teotihuacan Project.2.- Fases usadas por el Proyecto Teotihuacán del INAH en 1964 (Millon 1967: 10)

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El primero que propuso el concepto "Epiclásico" fue Jiménez Moreno (1966) con el objetivo de caracterizar un momento de desequilibrio y decaimiento de la ciudad mesoaméricana más importante durante el Clásico: Teotihuacán. El Periodo Epiclásico se ha visto como un momento histórico que se interpreta de diversas formas: un periodo de abandono y declinación de Teotihuacán (Rattray 1972, 1987, 1991); una fase transicional o intermedia (Hicks y Nicholson 1964, Dumond y Müller 1972, Sanders, Parsons y Santley 1979); o un proceso de balcanización (Dumond y Müller 1972).

1.- El Epiclásico, el abandono y la caída de TeotihuacánMillon (1967), durante la XI Mesa Redonda de Teotihuacán de la Sociedad Mexicana de Antropología, presentó varios datos sobre la extensión y cálculos poblaciones de la ciudad en sus diferentes periodos, producto de sus recorridos para la elaboración del Mapa de Teotihuacán. A pesar de que no aborda el tema de la caída de la ciudad, realiza algunas consideraciones basadas en la distribución de la cerámica de fase Xolalpan Tardío y Metepec. En el caso de la primera surge un proceso que llamó "renovación urbana", que consiste en una concentración de población que origina una disminución en la extensión de la ciudad a pesar del incremento poblacional. La causa se desconoce, pero es posible que se trate de una coerción política. En la fase Metepec (650-750 DC) el problema interno se agrava a tal grado que hay una disminución de población de la extensión de la ciudad Millon (1967: 77).

Otra hipótesis sobre la causa de la declinación y abandono de la ciudad es la que propone el surgimiento de nuevos centros rectores que reducen el flujo comercial en las rutas que controlaba Teotihuacán. El sitio arqueológico de Xochicalco, Morelos, fue propuesto como un competidor y causante de la caída de Teotihuacán (Litvak 1970). La hipótesis parte de que Xochicalco tiene varios elementos teotihuacanos que se comparten desde la fase Teotihuacán III o IV, siendo la causa la ruta sur que sirve como corredor hacia la Cuenca de México para la obtención e intercambio de productos. En el Epiclásico Xochicalco, estando en una posición estratégica dentro del corredor, influyó en la "decadencia final, pérdida de poder y desaparición de la gran metrópoli de la Cuenca" (Litvak 1970: 140), ya que Xochicalco se convierte en: "…efectivo tapón que impedía o cuando menos encarecía el paso de productos de las zonas de la parte sur hacia el centro o viceversa, teniendo como consecuencia la reducción drástica del ámbito teotihuacano en esta dirección." (íbidem 140).

Entre 1960 a 1962 se iniciaron excavaciones en Teotihuacán con fondos otorgados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en el cual Acosta dirigió tres temporadas de excavaciones explorando varios edificios de la Pirámide de la Luna y el Templo de Quetzalpapálotl. El objetivo fue presentar los vestigios arqueológicos al turismo nacional e internacional, por lo que se exploraron las estructuras más representativas. La evidencias que se descubrieron durante las excavaciones permitieron inferir dos aspectos: la destrucción violenta y abandono de la parte central de la metrópoli, y que las construcciones periféricas, en especial los conjuntos de palacios o barrios, continuaron ocupándose hasta su abandono en la fase Metepec. Acosta (1972), a partir de estas inferencias, propone que el fin de Teotihuacán fue durante la fase Xolapan Tardío y para la fase Metepec hay una especie de epílogo. La hipótesis de abandono y destrucción de la

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ciudad es retomada por Dumond y Müller (1972) cuando tratan de explicar el proceso de transición del Clásico al Postclásico. Millon (1973) ha declarado que la destrucción de Teotihuacán se debió a luchas internas, evidenciadas por aspectos políticos y aumento de sacrificios humanos, interpretados por la iconografía de pintura mural, cerámica y materiales; también señala que hay evidencia de la destrucción de la ciudad por fuego provocado posiblemente por los mismos sacerdotes.

Otra hipótesis sobre el decaimiento de Teotihuacán es de Diehl (1987) quien argumenta que el factor económico, integrado por la agricultura, la manufactura, los talleres, el comercio y el tributo, además de factores políticos como las conquistas militares y las relaciones entre naciones independientes, fueron las pautas que desajustaron el control interno de la urbe, debido a los problemas inter-étnicos y económicos, lo que empeoró por la disgregación de las colonias lejanas, la interrupción de las redes económicas y el surgimiento de los nuevos centros, en el cual Tula surge como un competidor y retoma los factores económicos y políticos para su desarrollo y expansión.

La hipótesis del surgimiento de subcentros secundarios que competirán a finales del Clásico con Teotihuacán, consolidándose como centros rectores durante el Epiclásico, es retomado por Parsons (1987). A los sitios propuestos como Xochicalco, Tajin, Cholula y Cacaxtla, se les agregará Tula. La propuesta de Parsons es que Tula, para la época del Clásico es un centro provincial de Teotihuacán; al perder su poder la ciudad teotihuacana surge Tula como un centro competidor que se consolidará como nuevo estado mesoamericano.

Rattray (1991) ha propuesto la misma hipótesis de Acosta (1972), contraponiendo con las que había formulado Millon (1973) durante la 38a Reunión de la Sociedad Mexicana de Antropología, en la cual se pensó que la fase Metepec era un periodo de prosperidad y de comercio con otras áreas mesoamericanas (Rattray 1987). Rattray nos dice: "Ahora veo la culminación de la civilización teotihuacana en los siglos quinto y sexto de nuestra era (fase Xolalpan). A este periodo de auge siguió otro de declinación gradual hasta su abandono y reocupación en el siglo VII." (1991:11).

Matos propone una hipótesis en la que argumenta que Teotihuacán, a finales del Clásico, se caracteriza por ser una sociedad militar y agrícola, oponiéndose a la creencia de que Teotihuacán sigue siendo teocrático. A partir de estas características agrícola y guerrera, su expansión y control militar de yacimientos trae como consecuencia la caída de Teotihuacán ya que: "….Es así que esa expansión coercitiva establecerá grupos sometidos tributariamente, que enviaran sus productos a la metrópoli. En un momento de inestabilidad de ésta, los grupos tributarios se unen y marchan en contra de Teotihuacán a la que destruyen alrededor del año 700 d.C." (Matos 1996: 212).

Las consideraciones que podemos argumentar a partir de las anteriores hipótesis se encuentran en los siguientes puntos:

1. En cuanto a la temporalidad, se argumenta que desde la fase Xolalpan Tardío se inicia la caída de Teotihuacán consolidándose durante la fase Metepec (Acosta

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1972, Dumond y Müller 1972, Rattray 1966, 1987, 1991). La evidencia es que durante las excavaciones en la parte central de la metrópoli teotihuacana se han observado evidencias de destrucción y posterior reocupación por grupos de tradición cerámica diferente, entre los que prevalecen la Coyotlatelco, la Mazapa y la Azteca.

2. Una pregunta que surge sobre la caída de Teotihuacán es ¿cómo sucedió el abandono de la ciudad? ¿fue paulatino o repentino? Algunos investigadores proponen que el abandono fue paulatino: primero se abandonan las partes ceremoniales pero se sigue habitando en las áreas periféricas, las que durante la fase Metepec también serán abandonadas (Acosta 1972, Dumond y Müller 1972, Rattray 1987). Otros proponen que, a través de la evidencias de destrucción de la parte central de la ciudad, hay tanta violencia que es necesario abandonar la ciudad emigrando a otras áreas (Parsons 1987). Es interesante señalar que Millon desde la publicación de 1967, trató brevemente el problema del abandono y concluyó: "No creo que podemos interpretar los datos como evidencia de una caída lenta y gradual. O, más bien, si es que se trata de un proceso gradual de decaimiento de la ciudad teotihuacana y de la ciudad resplandeciente en que floreció, que culminó con una muerte violenta" (1967: 78).

3. Una argumentación que se deriva de la anterior es que si hay un abandono paulatino, es posible la coexistencia de grupos de diferente filiación y por ende de diferente tradición cerámica como los de las fases Metepec y Coyotlatelco. La propuesta fue argumentada en un primer momento por Rattray (1966) con base en las investigaciones conocidas en su época; a partir de sus nuevas investigaciones se ha retractado proponiendo que este proceso no ocurrió porque "Los datos arqueológicos de excavación verifican el abandono de Teotihuacán y la subsecuente llegada de gentes Coyotlatelcos…" (Rattray 1996: 229, traducción del autor).

4. Hay levantamientos de grupos sometidos que se lanzan a la destrucción del estado teotihuacano que se caracteriza por ser, a finales de la fase Xolalpan, militarista y agrícola. Lo que dice Matos (1996) es una analogía sustentada por la literatura del siglo XVI, utilizando la caída de los estados tolteca y mexica. Se debe tomar en cuenta que hay evidencias de destrucción, pero sólo en ciertos sectores y no en toda la ciudad; además se desconoce la naturaleza de la destrucción, ya que podría corresponder a guerras entre sometidos y el poder hegemónico, rebeliones internas, saqueos teotihuacanos o posteriores, entre otras causas.

5. La aparición de centros provinciales que se encuentran en rutas comerciales controladas por el estado teotihuacano ha permitido argumentar que sitios como Xochicalco, Cacaxtla, Cholula, el Valle de Toluca y Tula son los causantes de la perdida económica y caída de Teotihuacán; durante el Epiclásico dichos sitios surgen como centros rectores y la población teotihuacana emigra a estos centros. Por los estudios regionales de patrón de asentamiento en la Cuenca de México se ha visto que es posible que existieron migraciones teotihuacanas que ocurrieron desde fases tempranas. En el caso de Tula se tienen datos de que desde el período 200-400 DC el Estado teotihuacano tiene influencia sobre la región (Crespo y Mastache 1981). Un sitio cercano conocido como Chingú proporcionó evidencias de la influencia a partir de la semejanza de elementos arquitectónicos como la planeación, orientación y presencia del talud-tablero, además de la idéntica

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cerámica que posiblemente elaboran localmente (Díaz 1980). A fines de la fase Metepec la región de Tula cambia el patrón de asentamiento a zonas estratégicas, lo que indica cambios abruptos que se reflejaron de la ciudad teotihuacana, que comienza a perder su influencia y poder. Es durante esta fase que comienza el abandono de varios sitios teotihuacanos, posiblemente por la llegada de gente de tradición cerámica Coyotlatelco (Mastache y Cobean 1989: 277). Si este proceso fue así, es posible que desde la fase Xolalpan la migraciones teotihuacanas comenzaran en la región de Tula y que, para la fase Metepec, el proceso no continuara, ya que los sitios teotihuacanos se abandonan debido a la inestabilidad política, económica y social. El problema que surge es comentado por Sugiura: "…puede conjuntarse que la región de Tula no recibe influjo de los emigrantes que provienen de la Cuenca de México. Queda, sin embargo, la pregunta sobre el destino de la población relacionada con Teotihuacán, que abandona sus asentamientos en el Valle de Tula" (1996: 238).

Cholula es sin duda un sitio polémico, ya que se ha argumentado que su fin fue a la par con Teotihuacán (Dumond y Müller 1972; Müller 1978). Un sitio próximo a Cholula, que quizá es donde la población teotihuacana comienza a concentrarse, es Cacaxtla, ya que se nota un crecimiento del sitio durante el Epiclásico. Es posible que el corredor teotihuacano que se encuentran al NE (que comunica hacia el sur rumbo a Tehuacán y al oriente rumbo a la costa del Golfo) sea la causa del asentamiento en Cacaxtla. En la primera ruta (a Tehuacán) se ha trabajado un sitio de nombre Manzanilla, próximo a Cholula, en que se observa la influencia teotihuacana desde la fase Xolalpan Tardío con una continuidad hasta la fase Metepec; a la caída de Teotihuacán comienza a regionalizarse. En Xochicalco la presencia teotihuacana se nota en diversos elementos culturales, sin embargo, para el Epiclásico ya no hay una relación con la Cuenca de México por lo que el sitio se vuelve autónomo y competidor con otros sitios como Cacaxtla y Xochitécatl en Tlaxcala. En el caso del Valle de Toluca se tienen evidencias de migraciones teotihuacanas desde el Clásico, sin embargo, con la caída de la ciudad la población abandona las áreas ocupadas creando otra incógnita.

Nuestra propuesta es que no se puede negar que factores externos e internos influyeron en la caída de Teotihuacán; se ven como causas ambiguas que, sin embargo, se presentan unidas e interrelacionadas; es de suponerse que los elementos bélicos en la iconografía de la pintura mural y otros materiales de las fases tardías teotihuacanas nos permitan argumentar un incremento de practicas ideológicas o militares que sujetan a sus pobladores y tributarios, los cuales en determinado momento se sublevaron para cambiar el poder, trayendo un desequilibrio social, político y económico en el que los centros rectores secundarios buscaron obtener el prestigio y poder teotihuacano surgiendo como ciudades que controlan el flujo comercial y originando cambios drásticos en donde la intolerancia política origina las migraciones desde la fase Xolalpan Tardío, llegando grupos a La Ventilla, a atrás de la Pirámide del Sol, a Oztoyahualco, al actual barrio de San Juan Evangelista y a partes de San Francisco Mazapa, para establecerse en las partes desocupadas. Es posible que desde la fase Metepec Teotihuacán ya se encuentre abandonada, y sólo se conserven algunos grupos teotihuacanos que serán desplazados por los inmigrantes. El responder a dónde emigran los teotihuacanos durante la fase

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Coyotlatelco es aún un problema, sin embargo, es posible que la tendencia de una fragmentacion y absorción por grupos posteriores sea una repuesta.

2.- El Epiclásico como una fase intermedia o de transición con el Clásico.El Epiclásico se ha definido como un periodo y como una fase, pero esta ambivalencia se debe aclarar antes de continuar. Se le nombra periodo por ser parte de un momento cronológico que se define: "...por la fragmentacion política, reflejada en su patrón de asentamiento, por el surgimiento de nuevos centros rectores, por cambios en el mecanismo de circulación de bienes, detectados por la presencia del complejo cerámico Coyotlatelco y la extensa distribución de obsidiana provenientes de las minas de Zinápecuaro y de localidades aledañas." (Sugiura 1996: 234). El Epiclásico se ha definido como fase por presentar un complejo cerámico de nombre Coyotlatelco que es una unidad cultural, espacial y temporal de características propias y suficientes que se distingue de otros complejos cerámicos temporales. El conocimiento del surgimiento y caída de Teotihuacan permiten proponer la hipótesis de que apartir del Epiclásico se comienza a construir un nuevo orden caracterizado por el surgimiento de un nuevo Estado, en el Clásico; el Estado teotihuacano prevaleció a nivel mesoamericano, para el Postclásico temprano el Estado tolteca continuará.

Estas propuestas se han encaminado desde dos puntos de vista que tienen que ver con el problema cronológico y de identidad de la cerámica Coyotlatelco. Por una parte están los que proponen que hay una continuidad cultural que se refleja por materiales que indican una transición entre la fase Metepec y la fase Coyotlatelco y que se define por la presencia de algunos elementos o atributos compartidos: Hicks y Nicholson (1964), Sanders (1965), Dumond y Müller (1972), Acosta (1972), Good (1972), Sanders, Parsons y Santley (1979) y Good y Obermayer (1986). Por otra parte tenemos a los que proponen una discontinuidad y ven la genésis de la cerámica como un indicador de la llegada de grupos nuevos que se asientan sobre las ruinas abandonadas: Braniff (1972), Rattray (1966, 1987, 1991, 1996), Cobean (1978, 1990) y Mastache y Cobean (1989).

El problema de la continuidad o discontinuidad es de orden teórico, y afecta a la disciplina arqueológica, ya que su uso en las explicaciones históricas de sitio, región o área se encuentra interpretada por modelos tradicionalistas. Un modelo existencial, consistente en presencia o ausencia, es la base de ese tipo de trabajo, en el cual, cuando se observan rasgos que combinan un material con otro de diferente etapa, fase o periodo, se habla de una transición. En los trabajos de Hicks y Nicholson (1964) y de Dumond y Müller (1972) se presenta este caso, ya que la clasificación por formas permitió descubrir elementos y atributos compartidos que les permitieron inferir una fase llamada por los arqueólogos mexicanos Protocoyotlatelco y por los estadounidenses Oxtotipac. Es de mencionarse que la mayoría de estos tipos transicionales no se conocían, y que posteriormente a las excavaciones de Rattray (1966, 1987) y García y Martínez (1993) se identificaron asociados con materiales de fase Coyotlatelco para la Cuenca de México, por lo que es dudosa la existencia de esta fase de transición, pues en realidad podría corresponder al complejo cerámico de la fase Coyotlatelco de tipos identificados al sur de la Cuenca de México, en el sitio de Xico (García 1995).

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3.- El Epiclásico y el proceso de balcanización Un objetivo en este trabajo fue comprobar si existe una frontera cultural entre Teotihuacán y las regiones propuestas por García (1995), bajo el planteamiento de que la variabilidad de las formas y de los diseños cerámicos podrían indicar diferencias regionales debido quizá a la fragmentación política ocasionada por la caída de Teotihuacán; en consecuencia el patrón de asentamiento es disperso; esta hipótesis ha sido propuesta por Blanton (1972) para el Período Tolteca Temprano identificado por la cerámica de la fase Coyotlatelco de la región de Ixtapalapa, ya que este período se caracteriza por la fragmentacion política de una serie de unidades autónomas similares a ciudades-estados que compiten y pelean con otras de similares características. Sanders, Santley y Parsons (1979) durante el Período Segundo Intermedio Fase Uno que corresponde al patrón de asentamiento de la fase Coyotlatelco en la Cuenca de México, proponen una fragmentación regional inferida a través de la estimación poblacional en la Cuenca de México; la población, en sus cálculos, es baja y dispersa.

El proceso de balcanización se ha propuesto para el Epiclásico debido a la fragmentación política, que es la causa del asentamiento en agrupamientos regionales en la Cuenca de México, lo que se podría corroborar a través del análisis cerámico de varios sitios (García 1995). La discontinuidad entre la cerámica de fase teotihuacana y la Coyotlatelco es indicadora de la llegada de nuevas gentes a la Cuenca de México, que han sido interpretadas como descendientes de los otomíes (Jiménez Moreno 1966, Rattray 1966, 1996) o de los toltecas chichimecas (Davies 1982).

El complejo Coyotlatelco es intrusivo en Teotihuacán y es indicador de la fase Epiclásico, durante el que surge el proceso de balcanización que caracteriza el patrón de asentamiento en la Cuenca de México. En el análisis del material cerámico de La Ventilla, el complejo cerámico consiste en 21 tipos identificados de un total de 31 para la Cuenca de México, en donde tres son nuevos (tipos 32, 33 y 34). En el caso de las cerámicas pintadas en rojo sobre café y rojo sobre crema, los elementos decorativos identificados para la Cuenca de México eran 18, los cuales aumentan a 20 con dos de la muestra de La Ventilla (el glifo y el ojo). Algunos tipos y elementos no se identificaron con los reportados por García (1995), quizá por la falta de mayor análisis, por que no se presenta el material en Teotihuacán o porque son marcadores cerámicos de otras regiones. En el caso del tipo 10, se observó que es más frecuente en la región sur de la Cuenca de México que en Teotihuacán, indicando que pertenece a esa región (en especial al sitio de Xico y Chalco) (Martínez 1994); es posible que esto ocurra con los tipos que faltan por identificar, es decir, que puedan pertencer a otras regiones.

Un problema que se observó es la discontinuidad entre la cerámica de fase teotihuacana con la de Coyotlatelco, pero existe una continuidad en la concentración del patrón de asentamiento en Teotihuacán. Por esta continuidad no queremos proponer la transición de la fase Oxtotipac entre la fase Metepec y la Coyotlatelco, ya que estamos en desacuerdo en una continuidad cultural que se pueda observar a través de tipos transicionales. Cobean (1990) ha propuesto que la transición debe verse a través de la cerámica y el patrón de asentamiento; en el caso de la cerámica queda claro por la discontinuidad en la aparición de

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formas y diseños decorativos (indicadores de la llegada a la Cuenca de México de nuevas gentes); sin embargo ¿cómo podemos explicar la supuesta continuidad y concentración del patrón de asentamiento?, ¿hay continuidad demográfica entre las comunidades del Clásico y de la fase Coyotlatelco? Cobean (íbidem: 33) propone: “Consideramos que a pesar del cambio abrupto de complejos cerámicos en Teotihuacán (durante la transición Metepec-Coyotlatelco), existió una continuidad demográfica sustancial, y que tal vez estos cambios se debieron a la dispersión de gran parte de los artesanos…”. Nuestra propuesta es que el abandono paulatino de Teotihuacán desde la fase Xolalpan Tardío originó una continuidad en la concentración del patrón de asentamiento, ya que durante el Clásico fue el asentamiento que más población tenía y, aunque disminuyó durante el Epiclásico, comparado con la Cuenca de México seguía siendo más grande; es posible que Teotihuacán se esté reocupando desde finales de la fase Metepec por grupos que traen la cerámica Coyotlatelco desplazando a los teotihuacanos; por esto hay un rompimiento de tradiciones cerámicas, por lo que los materiales de la fase Coyotlatelco se encuentran sobre pisos teotihuacanos.

ConclusiónEl primer objetivo de este trabajo consistió en la recuperación de evidencias y datos sobre materiales posteotihuacanos, en especial de la fase Coyotlatelco. Se debe concluir que se obtuvo el complejo cerámico representativo para La Ventilla y posiblemente para Teotihuacán, lo que permite que en futuras investigaciones se corroboren algunas ideas propuestas en este artículo (en especial sobre la cronología). Algo observable en La Ventilla es de la distribución cerámica homogénea, en todos los frentes, de la fase Coyotlatelco, la cual se encuentra sobre los pisos teotihuacanos permitiendo suponer que pertenece a grupos culturales diferentes a los residentes del Clásico, reflejando una discontinuidad.

Es posible que, a partir de fechamientos futuros, el Período Epiclásico tenga que ser modificada, ya que se nota que el indicador cronológico de este periodo (que corresponde a la cerámica de la fase Coyotlatelco) aparece desde épocas más tempranas, posiblemente a principios de Metepec; esto pone en duda a esta fase teotihuacana. Al menos para la parte sur de la Cuenca de México, es claro de la presencia de grupos Coyotlatelcos desde fases tempranas.

En cuanto a la identidad, nuestra propuesta es que los grupos que ocupan La Ventilla durante el Período Epiclásico son gentes que emigran a la ciudad teotihuacana reocupando las construcciones abandonadas, en especial las áreas habitacionales, iniciando saqueos en las zonas ceremoniales en la búsqueda de materiales que puedan ser reutilizandos como ofrendas a sus muertos, los cuales son depositados en los espacios sagrados y abiertos.

La clasificación y análisis propuesto nos ha podido permitir evaluar las tipologías propuestas sobre la cerámica de la fase Coyotlatelco, concluyendo que los tipos que pertenecen a la fase Oxtotipac son marcadores cerámicos de la fase Xometla, por lo que no existe tal fase de transición. Es Sanders mismo quien concluye: “nosotros sugerimos que la fase Tolteca Temprano en el Valle de Teotihuacán, podía ser dividida en una temprana llamada Oxtotipac y una tardía llamada Xometla….es posible que algunos tiestos de

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Coyotlatelco Rojo sobre Café que encontramos en Oxtotipac pertenezcan a la fase Xometla y que algunos ejemplos de ollas de cuello bajo y cazuelas de borde evertido que encontramos en Xometla, sean sean los remanentes de la ocupación de la subfase Oxtotipac” (1986: 371 traducción del autor). Por otra parte, en las investigaciones de Rattray (1966, 1987, 1996) y del autor no se ha observado dicho tipo transicional aislado de la cerámica de la fase Coyotlatelco.

La presencia de una frontera cultural entre Teotihuacán y otras regiones de la Cuenca de México sí se observa a través de la variabilidad de las formas y los diseños, los cuales, al ser comparados, permiten conocer los complejos cerámicos pertenecientes a cada región.

1.- Línea X X X

2.- Línea ondulada X X X

3.- S y/o Z X X X

4.- Medio circulo X X

5.- Escalera X X X

6.- Punto y circulo X X

7.- Rayo X X

8.- Espiral X X X

9.- Elipse X X

10.- Cúspide X X

11.- Ajedrez X X X

12.- Greca X X X

13.- Triángulo X X

14.- Cruz X X

15.- Pájaro X X

16.- Flor X X

17.- Xicalcoliuhqui X

18.- Xonecuilli X

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Cuadro 1. Elementos decorativos en la cerámica de la fase Coyotlatelco

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Forma (Número-nombre) Ventilla F1

Ventilla F2

Ventilla F3

Ventilla F4C-I

Ventilla F4C-II

Total

1.- Ollas 70 2440 183 8 76 27772.- Jarras 1 771 1 7733.- Ollas rojas 14 320 36 11 5 3864.- Cazuelas 1 270 10 2 13 2965.- Jarras asa doble 4 385 76 4656.- Comales 5 53 9 2 697.-Cajetes hemisférico 27 492 20 2 6 5478.- Caj. sellado 8 162 4 13 1879.- Caj. inciso. 6 87 5 6 10410.- Caj. inciso. y pulido zonal 1 132.- Cajete he. Inciso y pulido zonal 2 211.- Cajete trípode fondo plano 012.- Cajete silueta compuesta 013.- Cucharas 1 54 6 5 6614.- Cajete de base anular 4 97 1 2 10415.- Caj. trípode rojo/café 5 1622 7 3 163716.- Caj. c/ base anular r/naranja 11 71 12 7 10117.- Cajete hemisférico rojo/café 289 28918.- Caj. con dec. Int. Banda 94 9419.- Caj. trípode rojo/café platon 020.- Cajete hemisf. r/crema 7 57 14 2 11 9121.- Cajete rojo y negativo/café 022.- Caj. Negativo 14 1423.- Cajete trípode rojo 024.- Caj. sellado. r/café 1 125.- Caj. inciso. R/naranja 026.- Vaso rojo 027.- Sahumador 1 20 1 2233.- Caj. hemisférico sellado. r/crema 5 534.- Caj. hemisférico sellado. r/café 4 428.- Incensario 1 3 429.- Animas anaranjado pulido 030.- Ana María rojo sobre café 031.- Clara Luz Inciso 0 Total 166 7314 309 28 222 8039

Cuadro 2. Tipos de la fase Coyotlatelco por Frente de excavación.

Nombre del elemento

Caj. Trip. Rojo/café

Porcentaje Caj. hem. rojo/café

Porcentaje Caj. hem. Rojo/crema

Porcentaje

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1.- Linea 761 46.92% 142 49.13% 18 31.58%

2.- Linea ondulada 451 27.81% 24 8.30% 8 14.04%

3.- S y/o Z 149 9.19% 37 12.80% 0.00%4.- Medio circulo 36 2.22% 0.00% 2 3.51%

5.- Escalera 0.00% 0.00% 12 21.05%

6.- Punto y circulo 1 0.06% 0.00% 0.00%

7.- Rayo 0.00% 0.00% 1 1.75%

8.- Espiral 0.00% 26 9.00% 0.00%9.- Elipse 0.00% 0.00% 4 7.02%

10.- Cúspide 49 3.02% 0.00% 0.00%

11.- Ajedrez 79 4.87% 0.00% 0.00%

12.- Greca 0.00% 0.00% 0.00%

13.- Triángulo 75 4.62% 40 13.84% 5 8.77%

14.- Cruz 11 0.68% 0.00% 5 8.77%

15.- Pájaro 6 0.37% 10 3.46% 1 1.75%

16.- Flor 0.00% 7 2.42% 0.00%17.- Xicalcoliuhqui 0.00% 0.00% 0.00%

18.- Xonecuilli 4 0.25% 1 0.35% 0.00%

19.- Glifos 0.00% 0.00% 1 1.75%

20.- Ojo 0.00% 2 0.69% 0.00%

Total 1622 100.00% 289 100.00% 57 100.00%

Cuadro 3. Elementos de diseños identificados en algunos tipos de fase Coyotlatelco.

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