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EL RECUERDO DE UN HUMORISTA EJEMPLAR

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andar recuerda al célebre autor de los recordados Grafodramas en una entrevista exclusiva con su hija. La historia del dibujante que supo hacer reír a unos y a otros en las décadas más convulsionadas de la política argentina.

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A pesar de haber vivido una de las épocas más turbulentas de la Historia argentina, el dibujante Luis J. Medrano logró desplegar su delicado humor político y social, durante más de 30 años, por los principales diarios del país.

Para Elisa Medrano, una de las claves de ello estuvo en que su padre se situaba siempre como un mero observador de la realidad. No utilizaba sus dibujos para tomar partido ni mucho menos para bajar línea. Él armaba simplemente sus viñetas y el lector se ubicaba luego del lado que quisiera.

“La muestra más contundente de ello es su recordado personaje El Contreras que en los Grafodramas de los años 40 y 50 aparece siempre en contra del peronismo y sus logros”, ejemplifica hoy la hija del humorista.

Los almanaques

Además de los mencionados Gra fod ramas , tira que el dibujante publicó durante más de 30 años en el Diario La Nación, otra de las obras reconocidas de Medrano, son los almanaques que hizo durante dos años para la firma Alpargatas.

La empresa lo convocó para reemplazar los dibujos campestres del pintor Molina Campos y la ruptura temática fue muy bien recibida. Los almanaques de Medrano retrataron la vida en la ciudad de los años 40 y 50 con un marcado realismo fotográfico.

“Medrano era un dibujante extremadamente detallista, de un rigor obsesivo que lo llevaba, por ejemplo, a representar exactamente el empapelado de una pared, las saltaduras de pintura de una silla y los gestos de cada uno de sus personajes”, explica Elisa.

“Actualmente consultan estos dibujos para ambientar películas y ver detalles de cómo se vestía la gente en esa época. Cada página del almanaque era para tenerla realmente a la vista un mes entero. Siempre le encontrabas algo nuevo”, cuenta orgullosa la hija del autor.

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“A veces no se le ocurría nada y nos llamaba especialmente para que lo acompañáramos. El bullicio que hacíamos con mis hermanos le servía como fuente de inspiración”, evoca Elisa con nostalgia.

Por otra parte, la gran cantidad de obligaciones del dibujante atentaban siempre contra las vacaciones de la familia, ya que las comunicaciones de entonces no eran las mismas y al humorista le costaba acumular tantos dibujos como para poder irse.

El legado

Medrano murió joven, a los 59 años de edad. “Fue algo de repente. Un mazazo tremendo para todos porque era una persona muy vital y muy querida”, dice Elisa.

“Varios dibujantes consagrados me han escrito recientemente por la salida del libro (ver aparte) para agradecerme algún gesto que mi padre hubiera tenido con ellos cuando recién empezaban”, señala.

Pero lo cierto es que si bien son muchos los humoristas que han reconocido la influencia de Medrano en sus obras, ninguno ha copiado el estilo de los Grafodramas. “Había que tener una cabeza especial para poder pensar en gráfica y al mismo tiempo en un concepto resumido en una sola palabra”, busca una explicación Elisa.

“Me parece que Medrano era un predestinado a hacer esa obra… y a no tener seguidores”, dice.

La carrera

Medrano nunca estudió dibujo, sin embargo en sus trabajos hay sombras y perspectivas que es el día de hoy que su hija todavía no comprende cómo pudo hacerlas. “Era como si tuviera una cámara de fotos en los ojos”, dice fascinada.

La primera incursión de Medrano en el medio fue a los 17 años de edad, por intermedio de la publicidad gráfica. Una actividad que el dibujante mantendría a lo largo de toda su vida, aunque con el paso del tiempo iría perdiendo terreno en manos del humor.

Medrano llegó a publicar sus tiras en el New York Times e incluso a editar su propia revista de humor en la Argentina llamada Popurrí. En 1956, además, tuvo su propio programa de televisión dedicado a los Grafodramas.

“No sólo fue un pionero, sino que además abonó en todos los terrenos”, sintetiza Elisa.

La vida en familia

Medrano se casó a los 45 años de edad con María Hauschildt, y en menos de cinco años tuvieron juntos tres hijos: Luis, Carlos y la pequeña Elisa.

Medrano tuvo durante mucho tiempo su estudio en su casa y en virtud de esto su hija dice recordarlo como un disfrutador de la vida. “Una persona que gozaba mucho de su familia”, agrega.

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El mensaje

“Creo que con el tiempo su obra ha tomado más valor todavía”, reflexiona la hija del dibujante a más de 35 años de su muerte. “Medrano le dio una profundidad al humor y una permanencia distinta. Su singular estilo pictórico llevó siempre un mensaje importante”, afirma.

Elisa piensa que los artistas tienen un deseo de trascendencia mayor al de otras personas, a partir del cual buscan siempre dejar bien en claro sus conceptos.

“A Medrano le preocupaba que la gente entendiera que podíamos pensar diferente y, aún así, vivir en armonía”, sostiene. “El quería una Argentina más amigable. Eso es lo que intentó hacer a través de su obra”, concluye

GRAFOVIDA

Este año se llevó a cabo la 2da edición de Grafovida, el libro que el diario La Nación lanzó en 2005 en homenaje al eximio dibujante que supo integrar las filas de su redacción durante más de treinta años.

Grafovida contiene en sus 256 páginas una extensa selección de Grafodramas, todos los Almanaques de Alpargatas, la serie El Contreras, pinturas de diversa temática y notas escritas e ilustradas por Medrano, entre otros exponentes de su muy variada producción artística. Un libro singular que documenta la vida argentina entre las décadas de 1940 y 1970.