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LUCASSERMONES INTRODUCTORIOS ACERCA DE LOS EVANGELIOSTodas las citas bblicas se encierran entre comillas dobles ("") y han sido tomadas de la Versin Reina-Valera Revisada en 1960 (RVR60) excepto en los lugares en que, adems de las comillas dobles (""), se indican otras versiones, tales como:LBLA = La Biblia de las Amricas, Copyright 1986, 1995, 1997 by The Lockman Foundation, Usada con permiso.Captulo 1El prefacio del Evangelio de Lucas es tan instructivo como la introduccin de los dos Evangelios anteriores. Es obvio para cualquier lector serio que nosotros entramos en una esfera totalmente diferente, aunque todo es igualmente divino; pero nosotros tenemos aqu una prominencia ms poderosa otorgada al motivo y al sentimiento humanos. Para uno que necesitaba aprender ms acerca de Jess, a saber, Tefilo, otro hombre piadoso (Lucas) escribe, inspirado por Dios, pero sin atraer una atencin particular al hecho de la inspiracin, como si esto fuera un asunto dudoso; sino, por el contrario, asumiendo que toda Escritura es inspirada por Dios, sin una declaracin expresa acerca de que la palabra escrita es la Palabra de Dios. El propsito es colocar ante un compaero Cristiano un hombre de rango, pero un discpulo un relato completo, exacto, y ordenado, acerca del Seor Jess, tal como poda presentar uno que tena completa familiaridad con toda la verdad del asunto, pero, de hecho, tal como nadie que no era inspirado por Dios poda presentar para el propsito. l nos permite saber que haba muchas de estas notas biogrficas formadas sobre la tradicin de los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la Palabra. Esas obras han fenecido: eran humanas. Ellas estaban sin duda, bien intencionadas; a lo menos no se trata aqu de herejes pervirtiendo la verdad, sino de hombres intentando en su propia sabidura presentar aquello que slo Dios era competente de dar a conocer correctamente.A la vez, Lucas el escritor de este Evangelio, nos informa acerca de sus motivos, en lugar de presentar una declaracin escueta e innecesaria acerca de la revelacin que l haba recibido. La expresin, "me ha parecido tambin a m", etc. (Lucas 1: 3 y 4), es en contraste con esos muchos que lo haban tratado. Ellos haban hecho el trabajo a su manera, l lo hace segn otro estilo, tal como procede a explicar a continuacin. Claramente l no se refiere a Mateo o Marcos, sino a relatos que circulaban en aquel entonces entre Cristianos. No poda ser de otro modo sino de que muchos intentaran publicar una relacin de hechos tan importantes y absorbentes, los cuales, si ellos mismos no los haban visto, ellos los haban recopilado de testigos presenciales familiarizados con el Seor. Estas notas biogrficas estaban circulando. El Espritu Santo distingue al escritor de este Evangelio de estos hombres, tanto como le une a ellos. l declara que ellos dependan de los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la Palabra. l no dice nada por el estilo acerca de s mismo, tal como se ha inferido precipitadamente de la expresin, "tambin a m" (Lucas 1:3); sino que, como es evidente, l procede a presentarnos una fuente completamente diferente para su manejo del asunto. En resumen, l no insina que su relato acerca de estas cosas procede de testigos presenciales, aun as l habla de su minucioso conocimiento de todo, desde el principio mismo, sin decirnos cmo lo adquiri. En cuanto a los dems, ellos haban tratado "de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertsimas, tal como nos lo ensearon los que desde el principio lo vieron con sus ojos." (Lucas 1: 1 y 2). l no imputa falsedad; afirma que sus historias procedan de las tradiciones de hombres que vieron, oyeron, y sirvieron a Cristo aqu abajo; pero l no atribuye carcter divino alguno a estos numerosos escritores, e insinala necesidad de una garanta ms cierta para la fe y la enseanza de los discpulos. Esto es lo que l afirma presentar en su Evangelio. Su propia salvedad para la tarea fue, como uno que tena una perfecta comprensin de todas las cosas desde su origen, escribir a Tefilo para que l pudiera conocer "bien la verdad de las cosas en las cuales l haba sido instruido. (Lucas 1:4).En la expresin, "desde su origen", l nos introduce en una diferencia entre su evangelio y las notas biogrficas en circulacin entre los Cristianos. "Desde su origen", significa que se trataba de un relato desde el origen o principio, y es traducido de manera justa en nuestra versin. As es que nosotros encontramos que en Lucas, l traza cosas con gran plenitud, y coloca delante del lector las circunstancias que precedieron y que acompaaron la vida completa de nuestro Seor Jesucristo hasta Su ascensin al cielo.Ahora bien, l no entra ms que otros escritores inspirados en una afirmacin o explicacin de su carcter inspirado, cosa que la Escritura asume en todas partes. l no nos dice cmo adquiri su perfecta comprensin de todo lo que l comunica. No es el modo de obrar de los escritores inspirados hacer cualquiera de las dos cosas. Ellos hablan "con autoridad", tal como nuestro Seor enseaba "con autoridad"; "no como los escribas" o los difusores de la tradicin. l afirma verdaderamente el ms pleno conocimiento del asunto, y cuya declaracin acerca de ello no se adaptara a ningn otro evangelista sino a Lucas. Se trata de uno que, aunque inspirado al igual que los dems, estaba atrayendo a su amigo y hermano con cuerdas humanas (Oseas 11:14). La inspiracin como norma no interfiere, en el ms mnimo grado, con la individualidad del hombre; menos an lo hara aqu donde Lucas est escribiendo acerca del Hijo de Dios como Hombre, nacido de mujer, y escribiendo esto para otro hombre. Por eso que l saca a la luz en el prefacio sus propios pensamientos, sentimientos, relevantes para la obra, y para el bienaventurado objetivo contemplado. Este es el nico Evangelio dirigido a un hombre. Esto coincide de manera natural con el carcter del Evangelio, y nos introduce a l. Nosotros estamos a punto de ver aqu a nuestro Seor presentado como hombre de manera preminente, un hombre realmente como tal no tanto como el Mesas, aunque, obviamente, l es eso; ni siquiera como ministro, sino el hombre. Incluso como hombre l es el Hijo de Dios, indudablemente, y l es llamado as en el primer captulo mismo de este Evangelio. l era el Hijo de Dios, nacido en el mundo; no slo Hijo de Dios antes que l entrase en el mundo, sino Hijo de Dios eternamente. El Santo Ser que nacera de la virgen iba a ser llamado Hijo de Dios. (Lucas 1:35). Ese era Su ttulo en ese punto de vista, como teniendo un cuerpo preparado para l, nacido de mujer, de la Virgen Mara. Claramente, esto indica, por tanto, desde el principio del Evangelio, el predominio dado aqu al aspecto humano del Seor. Lo que fue manifiesto en Jess, en toda obra y en toda palabra Suyas, mostr lo que era divino; pero l era, no obstante, hombre; y l es contemplado aqu como tal en todo. Por eso que, por consiguiente, era del inters ms profundo tener las circunstancias infaliblemente sealadas en las que este hombre maravilloso entr en el mundo, y anduvo aqu por todo lugar. El Espritu de Dios se digna comenzar, por medio de Lucas, la escena completa, desde las que rodeaban al Seor con las varias ocasiones que apelaban a Su corazn, hasta la ascensin. Pero hay tambin otra razn para el peculiar principio de Lucas. De este modo, como sobre todo l, de los evangelistas, se acerca al gran apstol de los Gentiles, del cual fue, hasta cierto punto, el compaero, tal como sabemos de la lectura de los Hechos de los Apstoles, contado tambin por el apstol como uno de sus colaboradores, nosotros le encontramos actuando, por la gua del Espritu Santo, de acuerdo con eso que fue el gran carcter distinguidor del servicio y del testimonio del apstol Pablo "al judo primeramente y tambin al griego." (Romanos 1:10).De acuerdo con esto, nuestro Evangelio, aunque es esencialmente Gentil, ya que fue dirigido a un Gentil y fue escrito por un Gentil, comienza con un anuncio que es ms Judo que cualquier otro de los cuatro Evangelios. Fue precisamente as con Pablo en su servicio. l comenzaba con el Judo. Muy pronto los Judos comenzaban a rechazar la Palabra, y ellos mismos demostraban no ser dignos de la vida eterna (vase Hechos 13:46). Pablo se volva a los Gentiles. La misma cosa es cierta acerca de nuestro Evangelio, tan afn con los escritos del apstol, que algunos de los primero escritores Cristianos imaginaron que este era el significado de una expresin del apstol Pablo, mucho mejor comprendida ltimamente. Yo me refiero ahora a ella, no a causa de que existe alguna verdad en esa nocin, ya que el comentario es totalmente falso; pero, al mismo tiempo, ella muestra que existi una especie de sensacin de verdad debajo del error. Ellos solan imaginar que Pablo se refera al Evangelio de Lucas cuando deca, "mi [o nuestro] evangelio." (Romanos 2:16; Romanos 16:25; 2. Timoteo 2:8). Felizmente, muchos de mis oyentes comprenden la verdadera relevancia de la frase, lo suficiente para detectar un error tan singular; pero aun as, ello muestra que incluso el ms tardo de los hombres no podra evitar percibir que haba un estilo de pensamiento, y una corriente de sensacin, en el Evangelio de Lucas, que armonizaba muy ampliamente con el testimonio del Apstol Pablo. Sin embargo, ello no fue, en absoluto, como sacando a la luz lo que el apstol llama su Evangelio, o el "misterio del evangelio" (Efesios 6:19), etc.; pero fue ciertamente la gran obra preliminar a travs de la cual coloc al menos, la que concordaba ms completamente con l, y estada preparada, para l. Por eso que, despus de presentar a Cristo en la ms rica gracia al remanente Judo piadoso, nosotros tenemos primera y plenamente presentado por Lucas el relato de Dios introduciendo al primognito Hijo en el mundo (Hebreos 1:6), teniendo ello en Su propsito poner en relacin con l a toda la raza humana, y ms especialmente preparando el camino para Sus grandes designios y consejos con respecto a los Gentiles. No obstante, antes que nada, l se justifica a S mismo en Sus modos de obrar, y muestra que estaba dispuesto a cumplir toda promesa que l haba hecho a los Judos.Lo que nosotros tenemos, por tanto, en los primeros dos captulos de Lucas es la vindicacin de Dios en el Seor Jess presentado como Uno en quien l estaba dispuesto a hacer efectivas todas Sus antiguas promesas a Israel. Por eso que toda la escena est de acuerdo con este sentimiento de parte de Dios hacia Israel. Un sacerdote es visto siendo justo segn la ley, pero su esposa sin esa descendencia que los Judos buscaban como siendo la seal del favor de Dios hacia ellos. Dios estaba visitando ahora la tierra en gracia; y, mientras Zacaras ejerca el cargo de sacerdote, un ngel, aun all un extrao, excepto para propsitos de piedad hacia el miserable a buen tiempo (Juan 5), pero no visto por mucho tiempo como el testigo de los gloriosos modos de obrar de Dios, le anunci el nacimiento de un hijo, el precursor del Mesas. La incredulidad, incluso de los piadosos en Israel, fue evidente en la conducta de Zacaras; y Dios la reprob con mudez infligida, pero no fall en Su gracia. Esto, no obstante, no fue sino el presagio de mejores cosas; y el ngel del Seor fue enviado a una segunda misin, y vuelve a anunciar esa revelacin muy antigua de un paraso cado, esa grandiosa promesa de Dios, que se destaca por sobre todas las otras hechas a los padres y en los profetas, y que, de hecho, iba a abarcar dentro de s misma el cumplimiento de todas las promesas de Dios. l hace saber a la virgen Mara un nacimiento de ninguna manera relacionado con la naturaleza, y no obstante, el nacimiento de un verdadero hombre; porque ese hombre era el Hijo del Altsimo un hombre que se sentar en el trono, por tanto tiempo vacante, de David su padre.Ese fue el mensaje. Yo no necesito decir que hubo verdades an ms bienaventuradas y ms profundas que esta del trono de Israel, acompaando ese anuncio, sobre las cuales es imposible que nos detengamos ahora, si hemos de atravesar esta noche cualquier parte considerable de nuestro Evangelio. Es suficiente decir que nosotros tenemos todas las pruebas del favor de Dios para Israel, y la fidelidad a Sus promesas, tanto en el precursor del Mesas, como en el nacimiento del propio Mesas. Sigue despus el amoroso xtasis de alabanza de la madre de nuestro Seor, y poco tiempo despus, cuando la lengua de aquel que fue enmudecido fue suelta, Zacaras habla, antes que nada para alabar al Seor por su infinita gracia.Captulo 2Lucas 2contina con las mismas grandes verdades; slo que all es ms directamente. Los versculos iniciales traen esto ante nosotros. Dios era bueno con Israel, y estaba, en consecuencia, mostrando Su fidelidad, no segn la ley, sino conforme a Sus promesas. Cun verdaderamente estaba el pueblo en servidumbre. Gentiles hostiles tenan el dominio. El ltimo gran imperio predicho en Daniel estaba en aquel entonces en el poder. "Aconteci en aquellos das, que se promulg un edicto de parte de Augusto Csar, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad." (Lucas 2: 1 al 3). Ese era el pensamiento del mundo, del poder imperial de aquel da, la gran bestia Romana o gran imperio Romano. Pero si hubo un decreto de Csar, humo un propsito muy de gracia en Dios. Csar poda satisfacer su soberbia, y contar al mundo como suyo propio, en el estilo exagerado de la ambicin y auto-complacencia humanas; pero Dios estaba manifestando ahora lo que l era, oh, qu contraste! El Hijo de Dios, por este mismo hecho, entra providencialmente en el mundo en el sitio prometido: en Beln. l entra all segn una manera diferente de lo que nosotros podamos alguna vez haber descubierto a partir de la lectura del primer evangelio, donde tenemos a Beln mencionada de manera an ms significativa; en todo caso, la profeca es citada en la ocasin en cuanto a la necesidad de que ella est all (vase Mateo 2). Esa informacin incluso los escribas la pudieron presentar a los magos cuando vinieron a adorar (vase Mateo 3). No hay aqu nada por el estilo. Al Hijo de Dios ni siquiera se le encuentra en una posada, sino en el pesebre, donde los padres pobres del Salvador lo acostaron. Sigue a continuacin toda seal de la realidad de un nacimiento humano, y de un ser humano; pero se trataba de Cristo el Seor, el testigo de la gracia de Dios, gracia salvadora, sanadora, perdonadora, gracia que bendeca. No slo Su cruz es as significativa, sino Su nacimiento, el lugar mismo y las circunstancias mismas estando todos muy evidentemente preparados. Tampoco es slo esto; ya que aunque no vemos aqu magos viniendo del Oriente, con sus regalos reales, su oro, e incienso, y mirra, colocados a los pies del infante rey de los Judos, nosotros tenemos aqu lo que yo estoy persuadido que fue ms hermoso moralmente, la conversacin anglica; y de pronto, con los ngeles (dado que el cielo no est muy lejos), los coros del cielo alabando a Dios, mientras los pastores de la tierra mantenan sus rebaos en la senda del humilde deber.Es imposible trastocar estas cosas sin arruinarlas! As, ustedes no podran trasplantar la escena de los magos a Lucas, ni tampoco la introduccin de los pastores, visitados as por la gracia de Dios, podra ser tan adecuada en Mateo. Qu seal reveladora nos brind esto ltimo acerca de dnde est el corazn de Dios! Qu evidente fue desde el principio mismo, que a los pobres era predicado el evangelio, y cun completamente de acuerdo con este Evangelio! Y nosotros podramos afirmar verdaderamente lo mismo yo no dir de la gloria que Saulo vio y ense, pero ciertamente de la gracia de Dios de la cual Pablo tambin predic. Esto no impide que haya an all un testimonio a Israel; aunque seales y smbolos diversos, la introduccin misma del poder Gentil y los rasgos morales del caso, hacen que sea tambin evidente que hay algo ms que una cuestin acerca de Israel y su Rey. Sin embargo, nos encontramos aqu con el testimonio ms pleno de la gracia a Israel all. As es incluso en las palabras, de alguna manera debilitadas en nuestra traduccin, donde se dice, "No temis; porque he aqu os doy nuevas de gran gozo, que ser para todo el pueblo." (Lucas 2:10). Este pasaje no va ms all de Israel. Esto es enteramente confirmado, de manera manifiesta, por el contexto, incluso si uno no conociera una palabra del idioma, lo cual demuestra, obviamente, lo que yo estoy proponiendo ahora. En el versculo siguiente leemos, "que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Seor." Lucas 2:11). Es evidente que, en lo que respecta a ello, l es introducido estrictamente como Aquel que iba a traer en Su propia Persona el cumplimiento de las promesas hechas a Israel.Los ngeles van ms all cuando dicen, "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes l se complace." (Lucas 2:14 LBLA). No es exactamente, 'buena voluntad para con los hombres', lo que es aqu el punto. La Palabra expresa la buena voluntad y la complacencia de Dios en los hombres; no dice exactamente 'en el hombre', como si slo fuera en Cristo. Aunque esto era verdad, ciertamente, en el sentido ms elevado. Dado que el Hijo de Dios se hizo, no un ngel, sino realmente hombre, segn Hebreos 2. l no asumi la causa de ngeles, o se interes por ella; l asumi la delos hombres. Pero aparece aqu mucho ms: es la complacencia de Dios en los hombres ahora que Su Hijo se hizo hombre, y atestiguado por esa verdad sorprendente. Su complacencia enlos hombres, debido a que Su Hijo hacindose un hombre fue el primer paso personal en lo que iba a introducirSujusticia al justificar hombres pecadores mediante la cruz y la resurreccin de Cristo, que est cerca. Por esa razn, en virtud de esa Persona siempre acepta, y la eficacia de Su obra de redencin, l poda tener tambin la idntica complacencia en aquellos que fueron una vez culpables pecadores, que son ahora los objetos de Su gracia para siempre. Pero aqu, en todo caso, la Persona, y la condicin de la Persona tambin, por medio de la cual esta bendicin iba a ser obtenida y dada, estaban delante de Sus ojos. Por la expresin 'la condicin de la Persona' se quiere decir, obviamente, que el Hijo de Dios estaba ahora encarnado, lo cual aun en s mismo era una prueba no pequea, as como tambin la garanta, de la complacencia de Dios en el hombre.Luego se nos muestra a Jess circuncidado, demostrando an ms, la ofrenda misma que acompaaba al hecho, las circunstancias terrenales de Sus padres su profunda pobreza.Viene despus la escena conmovedora en el templo, donde el anciano Simn toma el nio en sus brazos; dado que "le haba sido revelado por el Espritu Santo, que no vera la muerte antes que viese al Ungido del Seor." (Lucas 2:26). l va entonces al templo en este mismo momento. "Y cuando los padres del nio Jess lo trajeron al templo, para hacer por l conforme al rito de la ley, l le tom en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:Ahora, Seor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; Porque han visto mis ojos tu salvacin." (Lucas 2: 27 al 30). Es evidente que el tono completo no es lo que podemos llamar un tono formal; no es que la obra ya estuviese hecha; pero, indudablemente, en Cristo estaba, de manera virtual, 'la salvacin de Dios' una verdad y una frase muy adecuadas para el compaero de Aquel cuyo punto fundamental era 'la justicia de Dios'. El Espritu no poda decir an 'la justicia de Dios', pero l pudo decir, 'la salvacin de Dios'. Era la Persona del Salvador, contemplada conforme al Espritu proftico, el cual hara realidad, a su debido tiempo, todas las cosas en cuanto a Dios y al hombre. "Tu salvacin, La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelacin a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. (Lucas 2: 30 al 32). Yo no considero lo ltimo como una descripcin milenial. En el milenio el orden ser exactamente a la inversa; dado que, en aquel entonces, Dios asignar ciertamente a Israel el primer lugar, y a los Gentiles el segundo. El Espritu presenta a Simen un pequeo adelanto en los trminos del testimonio proftico en el Antiguo Testamento. El nio, Cristo, era una luz, l dice, para revelacin a los Gentiles, y para la gloria de su pueblo Israel. La revelacin de los Gentiles, eso que estaba a punto de seguir sin dilacin, sera el resultado del rechazo de Cristo. Los Gentiles, en vez de yacer ocultos como lo haban estado en tiempos del Antiguo Testamento, inadvertidos en los tratos de Dios, y en vez de ser colocados en un lugar subordinado a aquel de Israel, como lo sern en poco tiempo ms en el milenio, iban, de manera bastante distinta de ambos, a llegar a tener prominencia, como sin duda la gloria de Israel seguir en aquel da. Aqu, de hecho, nosotros vemos el estado milenial; pero la luz para revelacin a los Gentiles encuentra mucho ms plenamente su respuesta en el lugar notable en que los Gentiles entran ahora por la escisin de las ramas Judas del olivo. Yo creo que esto es confirmado por lo que nosotros encontramos despus. Simen no pretende bendecir al nio; pero cuando l bendice a los padres, dice a Mara, "He aqu, este Nio ha sido puesto para la cada y el levantamiento de muchos en Israel." (Lucas 2:34 LBLA). Es evidente que el Espritu le hizo exponer el Mesas quitado y el resultado de ello, "y para ser seal de contradiccin (y una espada traspasar aun tu propia alma) una palabra que se cumpli en los sentimientos de Mara ante la cruz del Seor Jess. Pero hay ms: la vergenza de Cristo acta como un detector moral, dado que se dice aqu "a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones." (Lucas 2:34 LBLA). No puedo yo preguntar, dnde podramos encontrar un lenguaje semejante, excepto en Lucas? Dganme, si ustedes pueden, alguno de los dems evangelistas al cual ello posiblemente se adaptara?Tampoco se trata de que yo llamara su atencin solamente a estas palabras, como siendo eminentemente caractersticas de nuestro Evangelio. Tomen ustedes, por una parte, la gracia poderosa de Dios revelada en Cristo; tomen, por la otra, el trato con los corazones de los hombres como resultado de la cruz de manera moral. Estas son las dos peculiaridades principales que distinguen los escritos de Lucas. Nosotros encontramos tambin que, de conformidad con eso, la nota de gracia siendo tocada una vez en el corazn de Simen, as como el de aquellos relacionados inmediatamente con nuestro Seor en Su nacimiento, se extiende ampliamente, dado que el gozo no puede ser sofocado o encubierto. As que la buena nueva debe fluir de uno a otro, y Dios se ocupa de que Ana la profetisa, se presente: dado que tenemos aqu el avivamiento, no slo de visitas de ngel, sino del Espritu proftico en Israel. "Estaba tambin all Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada", y haba esperado mucho tiempo en fe, pero, como siempre, no se desilusion. "Era viuda haca ochenta y cuatro aos; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de da con ayunos y oraciones. Esta, presentndose en la misma hora", etc." (Lucas 2: 36 y 37) De qu manera el Seor est ordenando en esto las circunstancias, no menos que preparando el corazn! "Esta, presentndose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del nio a todos los que esperaban la redencin en Jerusaln." (Lucas 2:38).Tampoco es esto todo lo que el Espritu presenta aqu. El captulo finaliza con un retrato de nuestro Salvador que est admirablemente en consonancia con este evangelio, y con ningn otro; dado que, a cul evangelio le sera adecuado hablar de nuestro Seor como un joven, a presentarnos un esbozo moral de este Hombre maravilloso, no siendo ya ahora el nio de Beln, sino estando en la humilde compaa de Mara y Jos crecido hasta la edad de doce aos? l se encuentra, segn la orden de la ley, debidamente con Sus padres en Jerusaln para la gran fiesta; pero l est all como Uno para el cual la Palabra de Dios era muy preciosa, y que tena ms entendimiento que Sus maestros. Para l, visto como hombre, no solamente haba el crecimiento del cuerpo, sino tambin el desarrollo, en todos los aspectos, que era propio del hombre, expandindose siempre, pero aun as, siempre perfecto, tan verdaderamente Hombre como Dios. "Y Jess creca en sabidura y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres." (Lucas 2:52). Pero hay ms que esto; dado que el escritor inspirado nos permite saber de qu manera l fue reprochado por sus padres, los cuales no podan sino comprender poco lo que era para l encontrar, aun en aquel entonces, Su comida al hacer la voluntad de Dios. Mientras viajaban desde Jerusaln, echndole de menos, ellos regresan, y Le encuentran en medio de los doctores de la ley. Este poda parecer un lugar delicado para un joven, pero qu hermoso era todo en l! Y qu decoro! "Oyndoles", se dice, "y preguntndoles." (Lucas 2:46).Incluso el Salvador, aunque lleno de conocimiento divino, no asume ahora el lugar de ensear con autoridad y nunca, obviamente, como los escribas. Pero aunque es conscientemente Hijo y el Seor Dios, era, no obstante, el nio Jess; y como convena a Uno que se dignaba ser eso, en medio de esos mayores en aos. Aunque saban infinitamente menos que l, haba all la ms dulce y la ms adecuada humildad. "oyndoles y preguntndoles." Qu gracia haba en las preguntas de Jess! qu infinita sabidura en la presencia de las tinieblas de estos maestros famosos! Aun as, cul de estos celosos rabinos pudo discernir el ms pequeo alejamiento del exquisito y absoluto decoro? Tampoco es solamente esto; dado que se nos dice que "le dijo su madre: Hijo, por qu nos has hecho as? He aqu, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. Entonces l les dijo: Por qu me buscabais? No sabais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?" (Lucas 2: 48 y 49). De este modo, el secreto sale temprano a la luz. l no esperaba nada. No necesitaba voz alguna desde el cielo que Le dijese que l era el Hijo de Dios; l no necesitaba ninguna seal del Espritu Santo descendiendo para asegurarle Su gloria o Su misin. Estas fueron vistas y odas, sin duda; y ello estuvo muy bien en su momento, y fue importante en su lugar; pero, yo repito que l no necesitaba nada que le impartiera la conciencia de que l era el Hijo del Padre. l lo saba de manera intrnseca, y enteramente independiente de una revelacin por parte de otro.Hubo, sin duda, ese don divino impartido despus a l, cuando el Espritu Santo sell al hombre Cristo Jess. "Porque a ste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello." (Juan 6:27 LBLA), como se dice, y con toda razn, ciertamente. Pero aqu, el hecho notable es que en esta temprana edad, cuando era un joven de doce aos, l tena la clara conciencia de que l era el Hijo, como nadie ms lo era o poda ser. A la vez, l regresa con Sus padres, y es tan consciente de los deberes de la obediencia para con ellos como si l fuese un intachable hijo de hombre el hijo de ellos. l era el Hijo del Padre, tan realmente como era el Hijo del Hombre. "Y descendi con ellos, y volvi a Nazaret, y estaba sujeto a ellos." (Lucas 2:51). Es la Persona divina, pero el hombre perfecto, perfecto en toda relacin adecuada para una persona tal. Por consiguiente, ambas verdades demuestran ellas mismas ser ciertas, no ms en la doctrina que en el hecho.Captulo 3Una nueva escena se abre a continuacin enLucas 3. "En el ao decimoquinto del imperio de Tiberio Csar" (dado que los hombres pronto pasan, y es insignificante el rastro dejado por el curso de los grandes de la tierra), "siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Ans y Caifs, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacaras, en el desierto." (Lucas 3: 1 y 2). Qu extrao es este estado de cosas! No slo tenemos el poder principal del mundo pasado a otra mano; no slo vemos al Edomita es decir, una confusin poltica en la tierra, sino una Babel religiosa tambin. Qu alejamiento de todo el orden divino! Quin alguna vez oy anteriormente acerca de dos sacerdotes? Tales eran los hechos cuando la manifestacin del Cristo se acercaba, "siendo sumos sacerdotes Ans y Caifs." Ninguno de los cambios en el mundo, ninguna degradacin del pueblo del Seor, ni la junta de los sacerdotes, ni el extranjero dibujando el mapa de la tierra de Israel, interferiran con el propsito de la gracia; la cual, por el contrario, ama ocuparse de los hombres y de las cosas en su peor momento, y muestra lo que Dios es hacia los necesitados. As que Juan el Bautista va aqu, no como le encontramos en los evangelios de Mateo y Marcos, sino con un carcter especial impreso sobre l, relacionado con el designio de Lucas. "Y l fue por toda la regin contigua al Jordn, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdn de pecados." (Lucas 3:3). Nosotros vemos aqu la extraordinaria amplitud de su testimonio. "Todo valle se rellenar," dice l, "Y se bajar todo monte y collado (Lucas 3:5)", una cita tal que le sita virtualmente en relacin con los Gentiles, y no meramente con los Judos y los propsitos Judos. Se aade por consiguiente, "Y ver toda carne la salvacin de Dios." (Lucas 3:6).Es evidente que los trminos insinan la ampliacin de la gracia divina en su esfera. Esto es evidente en la manera en que Juan el Bautista habla. Cuando l se dirige a la multitud, observen de qu manera trata con ellos. No se trata de reprobar ahora a los Fariseos y Saduceos que vienen a su bautismo, como en Mateo, sino de que, mientras l advierte solemnemente a la multitud, el evangelista registra sus palabras dirigidas a cada clase de personas. Ellos eran los mismos como en los das de los profetas; ellos no eran mejores, despus de todo. El hombre estaba lejos de Dios: el hombre era pecador y, sin arrepentimiento y fe, de qu podan servir sus privilegios religiosos? A qu corrupcin no haban sido ellos conducidos por medio de la incredulidad? "Oh generacin de vboras!" dice l, "Quin os ense a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre." (Lucas 3: 7 y 8). Esto explica, adems, los detalles de las diferentes clases de personas que vienen ante Juan el Bautista, y el trato prctico con los deberes de cada clase que es una cosa importante, y que yo creo que tenemos que tener en cuenta, dado que Dios piensa en las almas; y dondequiera que tenemos una verdadera disciplina moral conforme a Su pensamiento, hay un trato con los hombres tal como ellos son, ocupndose de ellos en las circunstancias de su vida cotidiana. Los publicanos, los soldados, el pueblo cada uno de ellos oyen respectivamente su palabra adecuada. De modo que en ese arrepentimiento, que el evangelio supone que es su invariable acompaamiento, es importante tener en cuenta que, si bien todos se descarriaron, cada cual se apart por su camino (Isaas 53:6).Pero nosotros tenemos, adems, su testimonio rendido al Mesas. "Como el pueblo estaba en expectativa, preguntndose todos en sus corazones si acaso Juan sera el Cristo, respondi Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno ms poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; l os bautizar en Espritu Santo y fuego. Su aventador est en su mano, y limpiar su era, y recoger el trigo en su granero, y quemar la paja en fuego que nunca se apagar. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo." (Lucas 3: 15 al 18). Y aqu, tambin, ustedes observarn una ilustracin evidente y sorprendente de la manera de Lucas. Habiendo presentado a Juan, l finaliza su historia antes de pasar al tema del Seor Jess. l aade, por lo tanto, el hecho de que "Herodes el tetrarca, siendo reprendido por Juan a causa de Herodas, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que Herodes haba hecho, sobre todas ellas, aadi adems esta: encerr a Juan en la crcel." (Lucas 3: 19 y 20). Por eso que es evidente que el orden de Lucas no es aqu, en todo caso, el del hecho histrico. Esto no es nada peculiar. Cualquiera que tiene algn conocimiento acerca de los historiadores, sean ellos antiguos o modernos, debe saber que ellos hacen la misma cosa. Ello es comn y casi inevitable. No es que todos ellos lo hacen, as como tampoco lo hacen todos los evangelistas; pero aun as, es la usanza de muchos historiadores, los cuales son considerados entre los ms exactos, no arreglar los hechos como meros cronistas o registradores anuales, lo cual es reconocidamente ms bien una manera aburrida y rudimentaria de presentarnos informacin. Ellos prefieren agrupar los hechos en clases, como para sacar a la luz los manantiales latentes, y las consecuencias, aunque sean inesperadas, y, en resumen, todo lo que ellos desean que sea de importancia en la manera ms clara y poderosa. De este modo a Lucas, habiendo presentado aqu a Juan, no le importa interrumpir el relato posterior acerca de nuestro Seor, hasta que la misin de los mensajeros de Juan cayera en la ilustracin de otro tema. No se deja espacio para malentender este breve sumario de la fiel conducta del Bautista desde principio a fin, y sus consecuencias. Tan cierto es esto, que Lucas registra el bautismo de nuestro Seor inmediatamente despus de la mencin de que Juan fue encerrado en la crcel. La secuencia cronolgica cede manifiestamente aqu a exigencias ms solemnes.Viene a continuacin el bautismo de aquellos que acudan a Juan, y sobre todo de Cristo. "Jess mismo al comenzar su ministerio era como de treinta aos, hijo, segn se crea, de Jos, etc." (Lucas 3: 23 al 38). Ahora bien, la insercin de una genealoga en este punto parece ser, a primera vista, bastante irregular; pero la Escritura siempre es correcta, y la sabidura es justificada por sus hijos. Se trata de la expresin de una verdad importante, y en el lugar ms adecuado. La escena Juda finaliza. El Seor ha sido mostrado plenamente al remanente justo, es decir, lo que l era para Israel. La gracia y la fidelidad de Dios a Sus promesas les haban presentado un testimonio admirable; y ms an, dado que ello fue frente al ltimo gran imperio o imperio Romano. Nosotros hemos tenido al sacerdote llevando a cabo su funcin en el santuario; luego la visita de los ngeles a Zacaras, a Mara, y, finalmente, a los pastores. Hemos tenido tambin la gran seal proftica de Emanuel nacido de la virgen, y ahora al precursor, mayor que cualquier profeta, Juan el Bautista, el precursor del Cristo. Todo ello fue en vano. Ellos eran una generacin de vboras, tal como el propio Juan testific acerca de ellos. Sin embargo, por parte de Cristo, haba gracia inefable dondequiera que alguno prestaba atencin al llamamiento de Juan, aunque ello era la obra ms imperceptible de la vida divina en el alma. La confesin de la verdad de Dios contra ellos mismos, el reconocimiento de que ellos eran pecadores, atraa el corazn de Jess a ellos.En lno haba pecado, no, ni la ms pequea mancha de pecado, ni tampoco una relacin con l: sin embargo, Jess estuvo con los que acudan al bautismo de Juan. Ello era de Dios. Ninguna necesidad a causa de pecado Le llev all; sino, por el contrario, Le llev la gracia, el fruto puro de la gracia divina en l. Aquel que no tena nada que confesar o nada de qu arrepentirse fue, sin embargo, aquel nico que era la expresin misma de la gracia de Dios. l no estara separado de aquellos en los que hubiese la ms pequea respuesta a la gracia de Dios. Jess, por lo tanto, no saca, por el momento, personas de Israel, por as decirlo, as como tampoco entre los hombres asociados individualmente con l, sino que l se asocia con los que estaban reconociendo as la realidad de su condicin moral ante los ojos de Dios. l estara con ellos en ese reconocimiento, no, obviamente, por l mismo, como si l lo necesitase personalmente, sino como compaero de ellos en Su gracia. Tengan ustedes por seguro que esta misma verdad se relaciona con la carrera completa del Seor Jess. Independientemente de cules pueden haber sido los cambios antes o en Su muerte, tales cambios slo ilustraron cada vez mseste poderoso y provechoso principio.Quin fue, entonces, el hombre bautizado sobre el cual, mientas l oraba, el cielo se abri y el Espritu Santo descendi, y una voz del cielo dijo, "T eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia."? (Lucas 3:22). Fue Uno cuyo rastro el Espritu Santo se agrada trazarlo as: "hijo de Adn, hijo de Dios." (Lucas 3:38). Uno que iba a ser probado como Adn fue probado es ms, como Adn no fue jams probado; dado que no fue en ningn Paraso que este Segundo Adn se iba a encontrar con el tentador, sino en el desierto. Ello fue en la ruina de este mundo; fue en la escena de muerte sobre la cual penda el juicio de Dios; fue bajo circunstancias tales que no se trat de inocencia sino del poder divino en santidad rodeado por el mal, donde Uno que era plenamente hombre dependi de Dios, y, donde no hubo comida, no hubo agua, vivi por la Palabra de Dios. Eso, y mucho, mucho ms, era este hombre Cristo Jess. Y por eso que me parece que esta genealoga est precisamente donde debiera estar en Lucas, tal como, de hecho, debe estarlo, ya sea que lo veamos o no. En Mateo su insercin habra sido extraa e inapropiada si ella hubiese venido despus de Su bautismo. No habra tenido all adecuacin, porque lo que un Judo quera conocer, antes que nada, era el nacimiento de Jess segn las profecas del Antiguo Testamento. Eso era todo, podemos decir, para el Judo en primer lugar, conocer el Hijo que fue dado, el nio que naci, tal como Isaas y Miqueas predijeron (Isaas 9; Miqueas 5). Nosotros vemos aqu al Seor como hombre, y manifestando su gracia perfecta en el hombre una ausencia total de pecado; y aun as, Aquel mismo que se encontraba con los que estaban confesando el pecado! "Hijo de Adn, hijo de Dios." Eso significa que l era Uno que, aunque hombre, demostraba que l era Hijo de Dios.Captulo 4Lucas 4se fundamenta sobre esto; y aqu no encontramos que la cita es presentada meramente segn el estilo dispensacional de Mateo, sino completamente en un punto de vista moral. En el evangelio de Mateo, en la primera tentacin, nuestro Seor mismo reconoce que es hombre, no viviendo mediante meros recursos naturales, sino por la Palabra de Dios; en la segunda tentacin l confiesa y no niega ser l mismo el Mesas, siendo dirigida la tentacin a l como en esta calidad; y la ltima atentacin contempla claramente la gloria del "Hijo del Hombre." A esto yo lo llamo claramente dispensacional. No hay duda que ella fue exactamente la manera en que la tentacin ocurri. La primera tentacin fue para abandonar la posicin de hombre. Cristo no hara esto. l dice, "No slo de pan vivir el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mateo 4:4). Es mucho ms importante guardar la Palabra de Dios que vivir; y, en todo caso, el nico vivir que l valoraba era vivir como hombre por la Palabra de Dios. Esto es perfeccin. La fe considera cierto que Dios conoce cmo cuidar al hombre. La incumbencia del hombre era guardar la Palabra de Dios; Dios no dejara de velar sobre l y protegerle. Satans, por lo tanto, fue frustrado. Despus, Satans tent mediante una cita del Salmo 91, la cual describe claramente al Mesas; Jess no iba a negar eso, ciertamente. l crea y actuaba de acuerdo con ello. Si l era el Mesas, por qu no probar a Dios conforme a esta palabra? Pero el Seor Jess le refut aqu igualmente, aunque yo no necesito entrar ahora en los detalles de aquello que nosotros ya hemos considerado. Vino despus la ltima tentacin dirigida a l, no como Mesas segn un Salmo que se refiere a ello, sino ms bien en Su calidad de Hijo del Hombre acerca de tener todos los reinos del mundo. La tentacin de satans fue aqu, Por qu no entras ahora en posesin y disfrute de ellos? Jess los tomara slo de Dios, como el hombre rechazado, y el que padeci tambin por el pecado; no los tomara como el Mesas viviendo aqu abajo, como si tuviera prisa para tener todas las promesas cumplidas para l. La tentacin fue desplegada en vano ante Sus ojos; slo Dios poda dar los reinos del mundo, independientemente de quin los poda realmente detentar. El precio a pagar era demasiado caro, a saber, el precio de adorar al diablo. Acto seguido, Jess denuncia al tentador como Satans.Pero esto no es lo que tenemos en nuestro Evangelio. No hay aqu ningn orden dispensacional de la tentacin apto para el Evangelio de Mateo. Un orden tal, que es aqu tambin el de los hechos, es exactamente segn el designio del Espritu Santo en Mateo. Pero no se adeca a ningn otro Evangelio. Marcos no fue llamado a proporcionar ms que el registro de la tentacin, con un toque grfico que revela la lgubre escena, y pasa al ministerio activo de nuestro bendito Seor. Por otra parte, Lucas cambia deliberadamente el orden de las tentaciones un paso a tomar que es audaz, en apariencia, y ms an si l conoca, tal como yo supongo, lo que fue presentado por los evangelistas que le precedieron. Ello fue necesario para su designio, y yo espero mostrar que Dios pone Su propio sello sobre esta desviacin del mero tiempo. Porque, antes que nada, nosotros tenemos aqu a Jess probado como hombre. Esto deba estar en todo relato de la tentacin. Fue como hombre, obviamente, que aun el Hijo de Dios fue tentado por Satans. Aqu, sin embargo, nosotros tenemos, en segundo lugar, el ofrecimiento de los reinos del mundo. Se percibir que esto no otorga preminencia, como Mateo, a ese cambio trascendental de dispensacin que sigui a Su rechazo por parte de los Judos; ello ilustra lo que el Espritu Santo presenta aqu las tentaciones elevndose la una sobre la otra en peso e importancia morales. Yo creo que esa es la clave que explica el orden cambiado en Lucas. La primera fue una tentacin a Sus necesidades personales Dijo Dios: t no comers nada? Ciertamente t tienes libertad para hacer que estas piedras se conviertan en pan! La fe vindica a Dios, permanece dependiente de l, y est segura que l aparecer por nosotros a su debido tiempo. Viene despus el ofrecimiento de los reinos del mundo. Si un hombre bueno quiere hacer el bien, qu buena oferta! Pero Jess estaba aqu para glorificar a Dios. A l Jess adorara, slo a l Jess servira, La obediencia, obedecer la voluntad de Dios. Pero Jess estaba aqu para glorificar a Dios. A l glorificara, a l solo servira. Obediencia, obedecer la voluntad de Dios, adorarle a l ese es el escudo contra todas esas insinuaciones del enemigo. Viene, por ltimo, la tercera tentacin, por medio de la Palabra de Dios, sobre el pinculo del templo. Este no es el requerimiento mundano, sino uno dirigido a Su sentimiento espiritual. Necesito yo recalcar que una tentacin espiritual es, para una persona santa, mucho ms sutil y profunda que nada que se relacione ya sea con nuestras necesidades o nuestros deseos en cuanto al mundo? Hubo as una tentacin personal o corporal, una mundana, y una espiritual. Lucas abandona la secuencia de tiempo para lograr este orden moral. Ocasionalmente, Mateo y en realidad ninguno otro ms que l, abandona el orden sencillo del hecho dondequiera que ello sea requerido por el propsito del Espritu; pero en este caso Mateo conserva ese orden; dado que es por este medio que l da prominencia a la verdad dispensacional; mientras Lucas, arreglando de otra manera los hechos de tentacin, saca a la luz la relevancia moral de ellas en la manera ms admirable e instructiva. De conformidad con eso la expresin, "Vete de m, Satans, porque" (RVR60), desaparece de Lucas 4:8 en los mejores manuscritos. ("Respondiendo Jess, le dijo: Escrito est: "AL SEOR TU DIOS ADORARAS, Y A EL SOLO SERVIRAS." Lucas 4:8 - LBLA). El cambio del orden necesita la omisin. Los copistas, como a menudo, aadieron a Lucas lo que es realmente el lenguaje de Mateo; e incluso algunos crticos han sido tan sin discernimiento como para no detectar el ajuste. Tal como est en el texto Griego recibido y en la versin Inglesa, a Satans se le dice que se vaya, y parece que se mantiene firme y tienta nuevamente al Seor, anulando Su orden. Pero la clusula que yo he nombrado (y no meramente la palabra "porque", tal como Bloomfield imagina) [*] es bien conocido el hecho de que no tiene ningn derecho para estar, como estando desprovista de autoridad adecuada.[*] N. del T.: el autor se refiere aqu a Samuel Thomas Bloomfield (1790 28 Septiembre 1869), clrigo y Crtico del Texto Bblico. Su Nuevo Testamento Griego fue usado ampliamente en Inglaterra y en los Estados Unidos de Norteamrica.Existen buenos manuscritos que contienen la clusula, pero la importancia, para la antigedad y el carcter de los Manuscritos, y para la diversidad de las versiones antiguas est en el otro aspecto, por no hablar de la evidencia interna, la cual sera decisiva con una evidencia interna muy inferior. Por eso que, asimismo, apenas se poda hablar aqu de Satans marchndose como uno ahuyentado por medio de la indignacin, como en Mateo. "Y cuando el diablo hubo acabado toda tentacin, se apart de l por un tiempo." (Lucas 4:13). Esto nos hace entrar en otra verdad muy relevante: que Satans se apart hasta otra oportunidad, cuando l debera volver. Y l hizo esto para una prueba de carcter an ms severa al final de la vida del Seor, cuyo relato muestra la importancia moral de la agona en el huerto de Getseman.Jess volvi despus en el poder del Espritu a Galilea. El hombre fue victorioso sobre Satans. A diferencia del primer Adn, el Segundo Hombre sale bien con energa que demostr ser triunfadora en obediencia. Cmo usa l este poder? l va a Sus lugares que eran despreciados. "Jess volvi en el poder del Espritu a Galilea, y se difundi su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se haba criado." (Lucas 4: 14 al 16). El hecho que sigue a continuacin es mencionado aqu, y solamente aqu, con todo detalle. Independiente de alguna alusin a l que puede haber en otra parte, es slo aqu que nosotros tenemos, por el Espritu de Dios, este retrato muy vvido y caracterstico de nuestro Seor Jess entrando en Su ministerio entre los hombres segn el propsito y los modos de obrar de la gracia divina. Los hechos de poder no son ms que los bordes de Su gloria. No se trata, como Marcos nos lo expone, de ensear como nadie jams ense, y de tratar despus con el espritu inmundo delante de todos ellos. Este no es el comienzo que nosotros tenemos en Lucas, as como tampoco es una multitud de milagros, siendo ellos de inmediato el heraldo y el sello de Su doctrina, como en Mateo. Tampoco es el trato individual con almas, como en Juan, el cual Le muestra atrayendo los corazones de aquellos que estaban con el Bautista, o en sus legtimas ocupaciones, y llamndoles a seguirle a l. l entra aqu en la sinagoga, como era Su costumbre, y se levanta a leer."Y se le dio el libro del profeta Isaas." (Lucas 4:17). Qu momento! Aquel que era Dios se hizo hombre, y se digna actuar como tal entre los hombres. "Y abriendo el libro, hall el lugar donde estaba escrito: EL ESPRITU DEL SEOR ESTA SOBRE MI, PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO A LOS POBRES." (Lucas 4: 17 y 18 - LBLA). Es el hombre Cristo Jess. El Espritu del Seor no estaba sobre l como Dios, sino como hombre, y Le ungi as para predicar el Evangelio a los pobres. Cun minuciosamente adecuado a lo que ya hemos visto. "ME HA ENVIADO PARA PROCLAMAR LIBERTAD A LOS CAUTIVOS, Y LA RECUPERACION DE LA VISTA A LOS CIEGOS; PARA PONER EN LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS; PARA PROCLAMAR EL AO FAVORABLE DEL SEOR. Cerrando el libro, lo devolvi al asistente y se sent; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en El. Y comenz a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que habis odo." (Lucas 4: 18 al 21 LBLA). Un hombre verdadero estaba all, y adems era el vaso de la gracia de Dios en la tierra, y la Escritura seala esto muy plenamente. Pero, dnde podramos encontrar esta aplicacin muy acertada del profeta excepto en Lucas, a quien, de hecho, ello es peculiar? El Evangelio entero lo desarrolla, o a lo menos, est de acuerdo con ello."Y todos daban buen testimonio de l, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salan de su boca", pero ellos vuelven inmediatamente a la incredulidad, diciendo, "No es ste el hijo de Jos?" "l les dijo: Sin duda me diris este refrn: Mdico, crate a ti mismo; de tantas cosas que hemos odo que se han hecho en Capernaum, haz tambin aqu en tu tierra." (Lucas 4: 22 y 23). l ya haba estado llevando a cabo Su obra en lo que Mateo llama "su ciudad" (Mateo 9:1); pero el espritu de Dios omite enteramente aqu lo que haba sido hecho all. l asegurara as el ms pleno lustre para "la gracia de nuestro Seor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos." (2. Corintios 8:9). Esto es lo que nosotros tenemos en Lucas. Nuestro Seor muestra despus la raz moral de la dificultad en sus mentes. "De cierto os digo, que ningn profeta es acepto en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas haba en Israel en los das de Elas, cuando el cielo fue cerrado por tres aos y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elas, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidn." (Lucas 4: 24 al 26). Nuestro Seor no llama an a un publicano, o recibe a un Gentil, como en los captulos 5 y 7; sino que l habla acerca de la gracia de Dios en esa palabra que ellos leyeron y oyeron, pero no entendieron. Ello fue Su respuesta a la incredulidad de los Judos, Sus hermanos segn la carne. Qu solemnes son las advertencias de la gracia! Fue una viuda Gentil, y no una Juda, quien durante los das de la apostasa de Israel lleg a ser el objeto sealado de la misericordia de Dios. As, tambin, "muchos leprosos haba en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamn el sirio." (Lucas 4:27). La ira hostil del hombre natural y su celo por la misericordia divina para con el extranjero fueron despertados de inmediato. Aquellos que se maravillaban en el momento anterior ante Sus palabras de gracia estn ahora llenos de furia, dispuestos a despearle. "Y levantndose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despearle. Mas l pas por en medio de ellos, y se fue. Descendi Jess a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseaba en los das de reposo. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad." (Lucas 4: 29 al 32). Es la Palabra lo que tiene especial prominencia en Lucas; y justamente as, debido a que la Palabra es la expresin de lo que Dios es para el hombre, as como ella es la Palabra que lo prueba.Estas son, por consiguiente, las dos cualidades del evangelio: lo que Dios es hacia el hombre; y lo que el hombre es, revelado, proclamado, y hecho manifiesto por la Palabra de Dios. De esta manera la gracia de Dios resplandece; de esta manera, tambin, el mal del hombre es demostrado moralmente no meramente por medio de la ley, sino an ms por la Palabra que entra, y por la Persona de Cristo. El hombre, sin embargo, la aborrece, y no es de extraar; dado que, independientemente de cun llena de gracia, la Palabra no deja espacio para la soberbia, la vanidad, la justicia propia, en resumen, para la importancia del hombre en modo alguno. Ninguno hay bueno sino uno: Dios.Pero esto no es toda la verdad; dado que el poder de Satans est activo en la tierra. Ello era en aquel entonces bastante claro, bastante universal, para ser pasado por alto; y si el hombre era tan incrdulo en cuanto a la gloria de Jess, a lo menos Satans senta Su poder. As fue con el hombre que tena un espritu inmundo. "lcual exclam a gran voz, diciendo: Djanos; qu tienes con nosotros, Jess nazareno? Has venido para destruirnos? Yo te conozco quin eres, el Santo de Dios." (Lucas 4: 33 y 34). Observen aqu de qu manera Jess, el cumplimiento y el consumador de la Palabra de Dios, cumple la ley y la promesa, los profetas y los Salmos. Los demonios le reconocen como el Santo de Dios y, adems, veremos en breve, como el Ungido (el Cristo), el Hijo de Dios. En el captulo 5 l es visto actuando ms bien como Jehov. "Y Jess le reprendi, diciendo: Cllate, y sal de l. Entonces el demonio, derribndole en medio de ellos, sali de l, y no le hizo dao alguno." (Lucas 4:35). Esto demuestra, por lo tanto, que en Cristo no slo haba gracia hacia las necesidades del hombre, sino poder sobre Satans. l haba vencido a Satans, y procede a usar Su poder a favor del hombre.l entra despus en casa de Simn, y sana a la madre de su mujer. "Al ponerse el sol, todos los que tenan enfermos de diversas enfermedades los traan a l; y l, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. Tambin salan demonios de muchos, dando voces y diciendo: T eres el Hijo de Dios. Pero l los reprenda y no les dejaba hablar, porque saban que l era el Cristo." (Lucas 4: 40 y 41). Nos unimos aqu con los Evangelios anteriores. Cuando esto atraa la atencin de los hombres l se marcha. En lugar de usar lo que las personas llaman 'influencia', l no oir el deseo del pueblo de retenerle en medio de ellos. l anda en fe, el Santo de Dios, satisfecho con nada que hiciera que el hombre fuese un objeto para oscurecer Su gloria. Si era seguido a un lugar desierto, lejos de la multitud que Le admiraba, l les da a conocer que l debe predicar el reino de Dios a otras ciudades tambin; dado que para eso l haba sido enviado. "Y predicaba en las sinagogas de Galilea." (Lucas 4:44).Captulo 5Y tenemos ahora, al principio deLucas 5, un hecho sacado enteramente de su lugar histrico. Se trata del llamamiento de los primeros apstoles, ms particularmente de simn, el cual es destacado, as como hemos visto a un ciego, o a un endemoniado, puestos de relieve, aunque poda haber ms personas a ser destacadas. As es que el hijo de Jons es aqu el gran objeto de la gracia del Seor, aunque otros fueron llamados al mismo tiempo. Ellos eran compaeros de su abandono de todo por Cristo; pero nosotros tenemos su caso tratado con detalle, no el de ellos. Ahora bien, de la lectura en otra parte nosotros sabemos que este llamamiento de Pedro fue antes de la entrada del Seor en casa de Simn, y de la sanacin de la suegra de Simn. Sabemos tambin que el evangelio de Juan ha preservado para nosotros la primera ocasin en toda su vida cuando Simn vio al Seor Jess, tal como el evangelio de Marcos muestra cundo fue que Simn fue llamado a marcharse de su barca y su ocupacin. Lucas nos haba presentado la gracia del Seor con y hacia el hombre, desde la sinagoga en Nazaret hasta Su predicacin en todas partes en Galilea, echando fuera demonios, y sanando enfermedades por el camino. Esto es esencialmente una exhibicin en l del poder de Dios por la Palabra, y esto sobre Satans y todas las aflicciones de los hombres. Un cuadro completo de todo esto es presentado en primer lugar; y para dejarlo intacto, los detalles del llamamiento de Simn son dejados fuera de su tiempo. Pero como el modo de obrar del Seor en esa ocasin fue del valor ms profundo, as como tambin del inters ms profundo para ser presentado, ello fue reservado para este lugar. Esto ilustra el mtodo de clasificar hechos moralmente, en lugar de registrarlos meramente tal como acontecan, lo cual es caracterstico de Lucas."Aconteci que estando Jess junto al lago de Genesaret, el gento se agolpaba sobre l para or la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simn, le rog que la apartase de tierra un poco; y sentndose, enseaba desde la barca a la multitud. Cuando termin de hablar, dijo a Simn: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Respondiendo Simn, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echar la red." (Lucas 5: 1 al 5). Es evidente que la palabra de Jess fue la primera gran prueba. Simn haba ya trabajado, y por largo tiempo; pero la palabra de Jess es suficiente. "Y habindolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompa. Entonces hicieron seas a los compaeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundan." Tenemos a continuacin el efecto moral. "Viendo esto Simn Pedro, cay de rodillas ante Jess, diciendo: Aprtate de m, Seor, porque soy hombre pecador." (Lucas 5:8). Fue la cosa ms natural posible para un alma atrada no meramente por el hecho poderoso que el Seor haba obrado, sino por una demostracin tal que se poda confiar en Su palabra de manera implcita es decir, que el poder responda a la palabra del hombre Cristo Jess. La pecaminosidad de Simn refulgi intensamente sobre su conciencia. La palabra de Cristo dej entrar la luz de Dios en su alma: "Aprtate de m, Seor, porque soy hombre pecador." Hubo un sentido real de pecado y confesin; no obstante, la actitud de Pedro a los pies de Jess muestra que nada estaba ms lejos de su corazn que el hecho de que el Seor le dejase, aunque su conciencia sinti que ello debiera ser as. l fue convencido ms profundamente de su estado pecaminoso de lo que nunca antes haba estado. Una verdadera atraccin haba unido ya el corazn de Simn a Cristo. l haba nacido de Dios, en la medida que nosotros podemos juzgar, antes de esto. l haba realmente conocido y odo, por algn tiempo, la voz de Jess. Esta no fue la primera vez, tal como Juan nos permite ver. Pero la Palabra penetr ahora y le escudri de tal manera que esta expresin fue el sentimiento de su alma una aparente contradiccin al hecho de acercarse a los pies de Jess, diciendo, "Aprtate de m", pero no en la raz de las cosas una inconsistencia slo en la superficie de sus palabras; dado que su ms ntimo sentimiento era uno de deseo por Jess y deleite en Jess, aferrarse a l con toda su alma, pero con la conviccin ms poderosa de que l no tena el ms mnimo derecho para estar all que aun l poda pronunciar condenacin sobre l mismo, por lo dems en un cierto sentido, aunque bastante contrario a todos sus deseos. Cuanto ms l vea lo que Jess era, l mismo sinti que l era una menos apta compaa para Uno como l. Esto es precisamente lo que la gracia produce en sus formas de obrar ms tempranas. Yo no digo, en sus iniciales, sino en sus formas de obrar ms tempranas; dado que nosotros no debemos tener demasiada prisa con los modos de obrar de Dios en el alma. Asombrado ante este milagro, Pedro habla as al Seor; pero la amable respuesta le tranquiliza. "No temas;" Cristo dice, "desde ahora sers pescador de hombres." (Lucas 5:10). Mi objetivo al referirme a este pasaje es para el propsito de destacar la fuerza moral de nuestro Evangelio. Era una Persona divina la que, si l mostraba el conocimiento y el poder de Dios, se revelaba l mismo en gracia, pero tambin moralmente a la conciencia, aunque echaba fuera el temor.Sigue a continuacin la sanacin del leproso, y posteriormente el perdn del paraltico: nuevamente una exhibicin de que Jehov estaba all, y cumpliendo el Espritu del Salmo 103; pero l era tambin el Hijo del Hombre. Ese fue el misterio de Su Persona presente en gracia, que fue demostrado por el poder de Dios en Uno completamente dependiente de Dios. Finalmente, est el llamamiento de Lev el publicano; mostrando tambin el Seor qu bien conoca el efecto sobre el hombre el hecho de introducir la realidad de la gracia entre aquellos que estaban acostumbrados a la ley. En realidad, es imposible mezclar el vino nuevo de la gracia con los viejos odres de las ordenanzas humanas. El Seor aade lo que no se encuentra en ningn evangelio sino slo en el de Lucas, a saber, que en presencia de la cosa nueva de parte de Dios el hombre prefiere los viejos sentimientos, pensamientos, usanzas, doctrinas, hbitos, y costumbres, todos ellos de carcter religioso. l dice, "Ninguno que beba del aejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El aejo es mejor." (Lucas 5:39). El hombre prefiere los tratos de la ley con toda su penumbra, incertidumbre, y distancia de Dios, a la gracia divina infinitamente ms bienaventurada, la cual en Cristo muestra a Dios al hombre, y lleva al hombre, por la sangre de Su cruz, a Dios.Captulo 6EnLucas 6esto es reiterado. Nosotros vemos al Seor Jess en los das de reposo; la defensa de los discpulos arrancando las espigas, y la casi desafiante sanacin de la mano seca en la sinagoga. El Seor mismo no arranca las espigas; pero l defiende a los inocentes, y hace esto sobre un terreno moral. No nos encontramos aqu con los detalles expuestos de manera dispensacional como en el evangelio de Mateo; aunque la referencia es a los mismos hechos, no se argumenta acerca de ellos. En Mateo el tema es mucho ms la cercana del cambio de economa: aqu en Lucas el tema es ms moral. Una observacin similar es aplicable a la facilidad de la sanacin de la mano seca. El da de reposo, o sello del antiguo pacto, jams fue dado por Dios para obstaculizar Su bondad hacia el necesitado y miserable, aunque los hombres abusaban de dicho da. Pero el Hijo del Hombre era Seor del da de reposo: y la gracia es libre para bendecir al hombre y glorificar a Dios. Inmediatamente despus de esto, nubes se agolpan sobre la consagrada cabeza de nuestro Seor; "ellos se llenaron de furor, y hablaban entre s qu podran hacer contra Jess." (Lucas 6:11).El Seor se retira a un monte, continuando toda la noche en oracin a Dios. Al da siguiente, l escoge a doce de Sus discpulos los cuales Le iban a representar de manera preminente despus de Su partida. Es decir, l nombra a los doce apstoles. Al mismo tiempo, l pronuncia lo que es llamado comnmente el Sermn del Monte. Pero hay diferencias sorprendentes entre la manera de Lucas y Mateo, al comunicarnos ese sermn; dado que Lucas junta dos contrastes; uno de los cuales fue suprimido por Mateo al menos en este, el principio de su evangelio. Lucas asocia las bendiciones y los ayes; Mateo reserva los ayes para otra ocasin. No es que uno afirmara que el Seor no proclam los ayes de Mateo 13 en otra y posterior ocasin, pero se puede decir con certeza que el primer evangelista no tuvo presente todas las cuestiones acerca de los ayes para el discurso en el monte. Lucas, por el contrario, proporciona ambas cosas. Quin puede dejar de reconocer en esta circunstancia una marca sorprendente; tanto de los evangelistas como de los designios especiales de Aquel que los inspir? Lucas no se limit al aspecto positivo, sino tambin al aspecto solemne. Hay una advertencia para la conciencia, tanto como hay gracia que apela al corazn. Lucas es el que la presenta y la presenta muy gloriosamente. Adems, hay otra diferencia. Mateo presenta a Cristo slo como el dador de la ley.l fue mayor que Moiss, sin duda; l era Jehov, Emanuel. l asume, por tanto, el lugar de profundizar, ampliar, y de introducir siempre principios tan infinitamente mejores como para eclipsar lo que se les dijo a ellos en tiempos antiguos. As, si bien la autoridad de la ley y los profetas es mantenida, hay ahora un cambio incalculable, con antelacin a todo lo anterior, de manera adecuada a la presencia de la gloria de Aquel que hablaba en aquel entonces, y a la revelacin del Nombre del Padre. Iba a ser an ms; pero esto fue reservado para la presencia en poder del Espritu Santo, como se nos dice en Juan 16.Aqu, en el evangelio de Lucas, se sigue otro curso. No se trata acerca de Uno que establece principios o describe las clases de personas que pueden tener parte en el reino, como "Bienaventurados los pobres en espritu, etc." (Mateo 5:3): sino que el Seor ve a los discpulos y les habla, como aquellos directamente interesados; "Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios." (Lucas 6:20). Todo ello es personal, en la perspectiva de la compaa piadosa que Le rodeaba en aquel entonces. Por tanto l dice, "Bienaventurados los queahoratenis hambre, porque seris saciados. Bienaventurados los queahoralloris, etc." (Lucas 6:21). Se trataba del dolor y del padecimiento ahora; dado que Aquel que cumpli las promesas y Salmos, y los profetas fue rechazado; y el reino no pudo venir an en poder y gloria. "Primero es necesario que [l] padezca mucho." (Lucas 17:25).De este modo, no slo se trata de una descripcin de principio a fin, sino de un mensaje directo al corazn. En Mateo fue, de manera muy apropiada, un discurso general. Aqu la Palabra es hecha aplicable inmediatamente. Es decir, l considera las personas que estn ante l en aquella ocasin, y pronuncia una bendicin sobre ellos clara y personalmente.Por esa razn, as como tambin por otras, l nada dice aqu acerca del padecimiento por causa de la justicia. En Mateo estn los dos caracteres los bienaventurados que padecen persecucin por causa de la justicia (Mateo 5:10), y an ms los que eran perseguidos por Su causa (Mateo 5:11). Lucas omite la justicia: toda persecucin mencionada aqu es a causa del Hijo del Hombre. Cun bienaventurado es encontrar en Lucas que el gran testigo de la gracia acta l mismo en el espritu de esa gracia, y hace que esto sea el singular rasgo distintivo. En los dos casos, los que padecen son ciertamente bienaventurados; cada uno es precioso a su propio tiempo; pero la menor porcin no es lo que caracteriza la palabra del Seor en su evangelio, el cual nos tiene principalmente en vista a nosotros que ramos pobres pecadores de los Gentiles.En Lucas los puntos enfatizados no son los contrastes detallados con la ley, ni el valor de la justicia en secreto con el Padre, ni la confianza en Su cuidado amoroso sin ansiedad, sino que lo que se enfatiza es la gracia prctica al amar a nuestros enemigos, el hecho de ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso, y ser as hijos del Altsimo, con la certeza de la correspondiente recompensa. Viene despus la parbola de advertencia acerca de la ceguera de los lderes del mundo religioso, y el valor de la realidad y la obediencia personales, en lugar de moralizar a los dems, lo cual terminara en ruina. En el captulo que sigue a continuacin (Lucas 7) nosotros veremos al Seor demostrando de manera an ms evidente que la gracia no puede estar atada por los lmites Judos, que Su poder era un poder que el Gentil reconoce que es absoluto sobre todo s, en efecto, sobre la muerte as tambin como sobre la naturaleza.Pero antes de avanzar, permtanme comentar que hay tambin en Lucas otro rasgo que nos sorprende, aunque ello no requiere ahora muchas palabras. Parece que varias porciones del sermn del monte fueron reservadas para ser insertadas aqu y all, donde ellas se adaptaran mejor para comentar los hechos o para la relacin con ellos. La razn es ese agrupamiento moral de las conversaciones que ya se ha mostrado que est de acuerdo con el mtodo de Lucas. No hay aqu, en absoluto, la misma clase de orden formal de discurso como en Mateo. Yo no dudo que hubo preguntas planteadas durante su curso; y al Espritu Santo le ha parecido bien presentarnos ejemplos de esto en el evangelio de Lucas. Yo puedo mostrar en otra ocasin, que esto que ocurre con no poca frecuencia a lo largo de toda la parte central de Lucas, se encuentra solamente en l. Ello se hizo, en su mayor parte, para esta asociacin de hechos, con comentarios ya sea como resultado de lo que ha ocurrido, o como siendo adecuados a ellos, y por tanto trasplantados desde otra parte.Captulo 7EnLucas 7se vuelve a relatar la sanacin del siervo del centurin, con muy llamativas diferencias de la forma en que l la recibi en Mateo. Se nos dice aqu que el centurin, cuando oy hablar de Jess, envi a l unos ancianos de los Judos. El hombre que no entiende el designio del evangelio, y solamente ha odo que Lucas escribi especialmente para los Gentiles, se ve impedido de inmediato por esto. l objeta la hiptesis de que este hecho es irreconciliable con un sentido Gentil, y est, por el contrario, ms bien a favor de un propsito Judo, a lo menos aqu; dado que en Mateo ustedes no encuentran nada acerca de la embajada de los ancianos Judos, mientras est aqu en Lucas. Su conclusin es que un evangelio es tan Judo o Gentil como el otro, y que la nocin de un designio especial es infundada. Todo esto le puede parecer plausible a un lector superficial; pero a decir verdad, el doble hecho, cuando es debidamente expuesto, confirma de manera notable el diferente alcance de los evangelios, en lugar de neutralizarlo; dado que el centurin en Lucas fue llevado, siendo ambos Gentiles, a honrar a los Judos en el lugar especial que Dios los ha situado. l, por tanto, asigna, en esta embajada, un valor a los Judos. Nosotros tenemos el preciso contraste de esto en Romanos 11, donde se advierte a los Gentiles contra la altanera y la presuncin. Si ciertas ramas fueron desgajadas fue a causa de la incredulidad Juda, no hay duda; pero los Gentiles tenan que entender que ellos permanecan en la bondad de Dios, no cayendo en un mal similar y peor, pues de otra manera ellos tambin tendran que ser cortados. Esta fue una muy saludable amonestacin del apstol de la incircuncisin a los santos en la gran ciudad capital del mundo Gentil. El centurin Gentil muestra aqu tanto su fe como su humildad al manifestar el lugar que el pueblo de Dios tena a sus ojos. l no habl de manera arrogante acerca de mirar slo a Dios.Permitan que yo diga, hermanos, que este es un principio de un valor no menor, y en ms de un sentido. Existe a menudo una buena dosis de incredulidad no abierta, obviamente, sino subrepticia la cual se disfraza a s misma bajo la profesin de dependencia de Dios superior y nica, y se jacta en voz alta acerca de dejar a cualquier y a todo hombre fuera de consideracin. Yo tampoco niego que existen, y debieran existir, casos donde slo Dios debe actuar, convencer, o satisfacer. Pero el otro aspecto tambin es cierto; y esto es precisamente lo que nosotros vemos en el caso del centurin. No hubo ninguna panacea orgullosa en cuanto a tener que ver solamente con Dios, y no con el hombre. Por el contrario, l muestra, mediante su actitud de recurrir a usar a los ancianos Judos, cun verdaderamente l reverenciaba los modos de obrar y la voluntad de Dios. Porque Dios tena un pueblo, y el Gentil reconoca al pueblo como siendo de Su eleccin, pese a la indignidad de ellos; y si l quera la bendicin para su siervo, hara venir a los ancianos de los Judos para que ellos pudiesen hablar por l con Jess. A m me parece mucho ms de la fe, y de la humildad que la fe produce, que si l hubiese ido personalmente y solo. El secreto de su accin fue que l no slo era un hombre de fe, sino de humildad obrada por la fe; y este es un fruto muy precioso, dondequiera que crece y florece. Ciertamente el buen centurin Gentil enva sus embajadores de Israel, los cuales van y dicen lo que era muy cierto y preciso (sin embargo me cuesta pensar que ello fue lo que el centurin puso alguna vez en boca de ellos). "Y ellos vinieron a Jess y le rogaron con solicitud, dicindole: Es digno de que le concedas esto; porque ama a nuestra nacin, y nos edific una sinagoga." (Lucas 7: 5 y 5). l era un hombre piadoso; y no era ninguna cosa nueva este amor por los Judos, y la demostracin prctica de ello.Se observar, adems, que Mateo no tiene ninguna palabra acerca de este hecho; y yo no puedo sino sentir cun bienaventurada es all la omisin. Si Mateo hubiese escrito meramente como hombre para los Judos, ello era exactamente la cosa que l habra ciertamente aferrado; pero el poder inspirador del Espritu obr, y yo no dudo que la gracia tambin lo hizo, en Mateo al igual que en Lucas, y nosotros tenemos ahora, por tanto, el fruto evidente en sus relatos. Fue adecuado que el evangelista para los Judos dejase fuera la poderosa expresin de respeto Gentil por Israel, y se explayara acerca de la advertencia a los orgullosos hijos del reino. Fue igualmente adecuado que Lucas, al escribir para la enseanza Gentil, nos permitiera ver especialmente el amor y la estima por el amor de Dios que un Gentil piadoso tena por los Judos. No hubo aqu burla alguna para el decado estado de ellos, sino tanta ms compasin; si, en efecto, ms que compasin, dado que su deseo por la mediacin de ellos demostr la realidad de su respeto por la nacin escogida. No se trat de un sentimiento nuevo; l los haba amado por largo tiempo, y les haba edificado una sinagoga en das cuando l no buscaba nada de parte de ellos; y ellos lo recuerdan ahora. La fe de este Gentil fue tal, que el Seor admite que l no haba visto nada semejante en Israel. No slo Mateo menciona esto una poderosa amonestacin incluso para los creyentes de Israel sino Lucas tambin, para estmulo de los Gentiles. Este punto comn fue muy digno de ser registrado, y unido a la nueva creacin, no a la antigua. Cun hermosa es la escena en ambos evangelios! De qu manera es aumentada esa hermosura cuando nosotros inspeccionamos ms de cerca la sabidura y la gracia de Dios transparentadas en la presentacin de Mateo de la bendicin Gentil y la advertencia Juda para los Israelitas; y adems, en la presentacin de Lucas del respeto por los Judos, y la ausencia aqu de toda mencin a la escisin Juda, la cual poda fcilmente ser pervertida para la autosuficiencia Gentil!La escena siguiente (Lucas 7: 11 al 17), es peculiar a Lucas. El Seor no slo sana, sino que, con una gracia y majestad del todo apropiada a l mismo, introduce la vida para el muerto, pero con una notable consideracin por la humana afliccin y el humano afecto.l, en Su poder vivificador, no solamente ocasion que el muerto viviese, sino que l ve en l, al cual estaban llevando aun entonces a enterrar, al hijo nico de la madre viuda; y entonces l detiene el fretro, dice al muerto que se levante, y lo da a su madre. No se puede concebir ningn esquema que est ms en consonancia con el espritu y con el objetivo de nuestro evangelio.Tenemos despus a los discpulos de Juan presentados para el propsito especial de observar la gran crisis inminente, si acaso no presente.La conmocin fue tan severa para el sentimiento y la expectativa preexistentes, que incluso parecera que el precursor mismo del Mesas se sinti afectado y apesadumbrado, debido a que el Mesas no usaba su poder a favor de S mismo y de sus seguidores no protega a toda alma piadosa en la tierra de Israel no difunda alrededor luz y libertad para Israel por todas partes. Aun as, quin poda negar el carcter de lo que se estaba haciendo? Un Gentil haba confesado la supremaca de Jess sobre todas las cosas: la enfermedad le debe obedecer a l, estando presente o ausente! Si ello no era el accionar del misericordioso poder de Dios, qu poda ser? Despus de todo, Juan el Bautista era un hombre; y, qu explicaciones hay que darle? Qu leccin y cun necesaria en todo tiempo! El Seor Jess no slo responde con Su acostumbrada dignidad, sino al mismo tiempo, con la gracia que no poda sino compadecerse del pensamiento inquisidor y titubeante de Su precursor satisfaciendo tambin, no hay duda, la incredulidad de los seguidores de Juan; dado que, qu duda cabe acerca de que si haba debilidad en Juan, haba mucha ms en sus discpulos.Acto seguido, el Seor presenta Su propio juicio moral acerca de toda la generacin. Al final de esto est Su muy notable ejemplificacin de la sabidura divina conferida por gracia donde uno menos poda buscarla, en contraste con la perversa necedad de los que se consideraban sabios. "Mas la sabidura es justificada por todos sus hijos" (Lucas 7:35), sin importar quines o qu pueden ellos haber sido, tan ciertamente como dicha sabidura ser justificada en la condenacin de todos lo que han rechazado el consejo de Dios contra ellos mismos. De hecho, el aspecto malo, as como el bueno, son igualmente sobresalientes en casa de Simn el Fariseo; y el Espritu Santo llev a Lucas a proporcionar aqu el comentario ms sorprendente posible acerca de la necedad de la justicia propia, y la sabidura de la fe. l aduce exactamente un asunto que viene al caso. El valor de la sabidura del hombre aparece en el Fariseo, tal como la verdadera sabidura de Dios, la cual desciende de lo alto, aparece donde slo Su propia gracia la creaba; dado que, qu depositaria de esa gracia pareca ms remota que una mujer de carcter arruinado y depravado? S, en efecto, una pecadora cuyo nombre mismo Dios encubre.Por otra parte, este silencio es, en mi opinin, una evidencia de Su gracia maravillosa. Si ningn fin digno poda ser alcanzado mediante la publicacin del nombre de aquella que tena prcticamente mala fama en esa ciudad desde haca mucho tiempo, no fue menos digno de Dios el hecho de que l hiciera manifiestas en ella las riquezas de Su gracia. Adems, otra cosa: no slo la gracia es mejor demostrada donde hay ms necesidad de ella, sino que su poder transformador aparece para el mayor beneficio en los casos ms flagrantes y ms perdidos."Si alguno est en Cristo, nueva criatura es." (2. Corintios 5:17 - LBLA). Esa es la operacin de la gracia, una nueva creacin, no un mero cambio o el hecho de mejorar el viejo hombre conforme a Cristo, sino una vida del todo verdadera con un carcter absolutamente nuevo. Ello se ve en esta mujer, la cual fue objeto de la gracia. Esta mujer acudi a la casa del Fariseo que haba invitado a Jess atrada por la gracia del Salvador, y verdaderamente contrita, llena de amor por Su persona, pero no an con el conocimiento de sus pecados perdonados; dado que esto era lo que ella necesitaba, y lo que l tena la intencin que ella tuviera y conociera. No se trata de la exhibicin de un alma inicindose en el conocimiento del perdn, sino de los modos de obrar de la gracia conduciendo a un alma a ese perdn.Lo que atrajo su corazn no fue la aceptacin del mensaje del evangelio, ni tampoco el conocimiento del privilegio del creyente. Eso era lo que Cristo estaba a punto de presentar; pero lo que la gan, y la atrajo tan poderosamente incluso a esa casa del Fariseo, fue algo ms profundo que cualquier conocimiento de las bendiciones conferidas; fue la gracia de Dios en Cristo mismo. Ella sinti instintivamente que en l no haba ms verdaderamente toda esa pureza y amor de Dios mismo, de lo que haba de la misericordia que necesitaba para ella misma. El sentimiento predominante en su alma, lo que la absorba, era que, pese a lo consciente que era acerca de sus pecados, ella estaba segura que se poda entregar a esa gracia ilimitada que ella vea en el Seor Jess. Por eso que ella no se pudo mantener lejos de la casa donde l estaba, aunque saba muy bien que ella era la ltima persona en la ciudad a la que el amo de dicha casa le dara all la bienvenida. Qu excusa poda ella dar? No, esa clase de cosas haba terminado ahora; ella estaba en la verdad. Entonces, qu asunto tena ella en casa de Simn? S, su asunto era con Jess, el Seor de gloria por la eternidad, aunque estaba all; y la supremaca de Su gracia era tan completa sobre su alma, que nada la pudo retener. Sin solicitar el permiso de Simn, sin un Pedro o un Juan que la presentasen, ella va adonde Jess estaba, trayendo con ella un frasco de alabastro con perfume, "y estando detrs de l a sus pies, llorando, comenz a regar con lgrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los unga con el perfume." (Lucas 7:38).Esto extrajo el razonamiento religioso del corazn de Simn, el cual, al igual que todo otro razonamiento de la mente natural acerca de cosas divinas, es solamente infidelidad. "Dijo para s: Este, si fuera profeta." Qu vacuo era el Fariseo de apariencia justa! l haba rogado al Seor que entrara all; pero, cul era el valor del Seor ante los ojos de Simn? "Este, si fuera profeta, conocera quin y qu clase de mujer es la que le toca, que es pecadora." (Lucas 7:39). Efectivamente ella era una pecadora.Estono estaba mal sinoeso. La raz del peor de los males es justamente esa depreciacin de Jess. El propio Simn, en su interior, dudaba que l fuese incluso unprofeta. Oh, cun poco l pens que se trataba de Dios mismo en la Persona de aquel humilde hombre, el Hijo del Altsimo! En esto estaba el punto de partida de este error muy fatal. Jess, sin embargo, demuestra que l era profeta, s, en efecto, el Dios de los profetas; y leyendo los pensamientos de su corazn, l responde su silente pregunta por medio de la parbola de los dos deudores.Yo no me explayar ahora acerca de lo que es familiar para todos. Es suficiente decir que esta es una escena peculiar a nuestro evangelio. No podra yo preguntar dnde sera posible encontrarla armoniosamente sino aqu? Qu admirable es la eleccin del Espritu Santo, exhibida as al mostrar a Jess conforme a todo lo que hemos visto desde el principio de este evangelio! El Seor declara que los pecados de ella van a ser perdonados; pero es bueno observar que esto fue al final de la entrevista, y no la ocasin de ello. No hay ninguna base para suponer que ella saba antes que sus pecados eran perdonados. Por el contrario, me parece que la finalidad de la historia se pierde cuando se asume esto. Qu confianza otorga Su gracia a aquel que va directamente a l! l habla imperativamente, y garantiza el perdn. Hasta que Jess lo dijese, habra sido una presuncin para cualquier alma en aquel momento, haber actuado sobre la certeza de que sus pecados eran perdonados. Me parece que ese es el objeto explcito de esta historia una pobre pecadora arrepintindose verdaderamente, y atrada por Su gracia, la cual le atrae a l mismo, y oye de l Su propia palabra directa, "Tus pecados te son perdonados." (Lucas 7:48). Sus pecados, que eran muchos, fueron perdonados. No hubo ocultamiento alguno, por lo tanto, de la magnitud de su necesidad; porque ella am mucho. No es que yo dara explicaciones acerca de esto. Su mucho amor era tan verdadero antes as como lo fue despus, ella oy el perdn. Ya haba un amor real en su corazn. Ella fue cautivada por la gracia divina en Su persona, la cualla inspir por medio de la enseanza del Espritu con amor a travs de Su amor; pero el efecto de conocer de Sus propios labios que sus pecados fueron perdonados debe haber sido aumentar aquel amor. El Seor est aqu ante nosotros como Uno que sonde minuciosamente el mal corazn de la incredulidad, que apreci, tan verdaderamente como l la haba efectuado, la obra de gracia en el corazn de la creyente, y que expresa pblicamente delante de todos, la respuesta de paz con la que l autoriza a una como ella a marcharse.Captulo 8En el ltimo captulo (Lucas 8) acerca del cual voy a hablar esta noche, el Seor es visto no slo yendo ahora a predicar, sino con un nmero de hombres y mujeres en Su comitiva, hijos de la sabidura ciertamente, que eran los pobres pero reales testigos de Su rica gracia, y consagrados a l aqu abajo. "Y los doce con l, y algunas mujeres que haban sido sanadas de espritus malos y de enfermedades: Mara, que se llamaba Magdalena, de la que haban salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servan de sus bienes." (Lucas 8: 1 al 3). No se trata aqu tambin de un retrato maravillosamente caracterstico de nuestro Seor Jess, y que slo se encuentra en Lucas? Enteramente sobre el mal del hombre, l pudo andar, y anduvo, en la calma perfecta de la presencia de Su Padre, pero aun as, conforme a la actividad de la gracia de Dios en este mundo.Por eso que l es presentado aqu en nuestro Evangelio como hablando del sembrador, aun cuando l estaba esparciendo la semilla de la "palabra de Dios"; dado que aqu ella es llamada as. En el Evangelio de Mateo (Mateo 13), donde aparece la misma parbola como introduciendo el reino de los cielos, ella es llamada "la palabra del reino." (Mateo 13:19). Aqu, cuando la parbola es explicada, la semilla es "la palabra de Dios." De esta manera, en Lucas no se trata del reino; en Mateo s. Nada puede ser ms sencillo que la razn de la diferencia. Observen que el Espritu de Dios, al registrar, no se limita a las escuetas palabras que Jess habl. Yo estimo que esto es un asunto de no pequea importancia para formar una sana valoracin acerca de las Escrituras. La nocin en la que los hombres ortodoxos se encierran algunas veces, en celo por la inspiracin plenaria, es, en mi opinin, absolutamente mecnica: ellos piensan que la inspiracin presenta necesaria y solamente las palabras exactas que Cristo pronunci. Me parece que no existe la ms mnima necesidad para esto. Ciertamente el Espritu Santo presenta la verdad, toda la verdad, y nada ms que la verdad. Las diferencias no se deben a ningn defecto, sino a su designio; y lo que l nos ha presentado es incomparablemente mejor que un escueto informe por medio de muchos, todos con la intencin de presentar las mismas palabras y los mismos hechos. Consideren el captulo que est ante nosotros para ilustrar lo que quiero decir. Mateo y Lucas nos presentan por igual la misma parbola del sembrador; pero Mateo la llama "la palabra del reino"; mientras Lucas la llama "la palabra de Dios." El Seor Jess puede haber empleado ambas en Su discurso en ese momento, Yo no estoy argumentando que l no lo hizo; pero lo que yo afirmo es que, ya sea que l emple o no emple ambas, el Espritu de Dios no nos present el hecho de tener ambas en el mismo Evangelio, sino que l acta con soberana divina. l no rebaja a los evangelistas al estado de unos meros reporteros literales, como los que se pueden encontrar a fuerza de habilidad entre los hombres. No hay duda que el objetivo de ellos es obtener las palabras precisas que un hombre pronuncia, porque no existe tal poder o tal persona que ponga en prctica la voluntad de Dios en el mundo. Pero el Espritu de Dios puede actuar con ms libertad, y puede dar esta parte del discurso a un evangelista, y esa parte a otro. Por consiguiente, el mero sistema mecnico, entonces, no puede explicar jams la inspiracin. Dicho sistema se encuentra enteramente desconcertado por el hecho que las mismas palabras no son presentadas en todos los Evangelios. Consideren a Mateo, como hemos visto recin, diciendo, "Bienaventuradoslos pobres" (Mateo 5:3), y a Lucas diciendo, "Bienaventuradosvosotros los pobres" (Lucas 6:20). Esto es de inmediato una dificultad incmoda para el sistema mecnico de inspiracin; pero no lo es, en absoluto, para los que se adhieren a la supremaca del Espritu al emplear a diferentes hombres como los instrumentos de Sus varios objetivos. No hay ningn intento, en ninguno de los Evangelios, para proporcionar una reproduccin de todas las palabras y obras del Seor Jess. Por lo tanto, yo no tengo duda alguna que aunque en cada Evangelio nosotros tenemos nada ms que la verdad, no tenemos todos los hechos en ningn Evangelio, o en todos ellos. Por eso que la plenitud ms rica resulta del mtodo del Espritu. Teniendo el mando exclusivo de toda verdad, el Espritu presenta slo la palabra necesaria en el lugar correcto, y por la debida persona, como para mostrar mejor la gloria del Seor.Despus de esta parbola tenemos otra, como en el evangelio de Mateo, pero no relacionada con el reino, porque ese no es el punto aqu; dado que la dispensacin no es el asunto que est ante nosotros como en Mateo. De hecho, est parbola es una que no se encuentra en Mateo, en absoluto. Lo que Mateo presenta est completo para el propsito de su Evangelio. Pero en Lucas era de gran importancia presentar esta parbola; porque cuando un hombre ha sido asido por la Palabra de Dios, la cosa que sigue a continuacin es el testimonio. A los discpulos, no a la nacin, les es dado conocer los misterios del reino de Dios (Lucas 8:10). Siendo ellos mismos esclarecidos, la siguiente cosa era dar luz a los dems. "Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz. Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz. Mirad, pues, cmo os; porque a todo el que tiene, se le dar; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitar." (Lucas 8: 16 al 18). Por lo tanto, la responsabilidad en el uso de la luz es impuesta.Lo que sigue a continuacin es la desestimacin de los lazos naturales en las cosas divinas, la aprobacin de nada ms que una relacin fundamentada en la Palabra de Dios oda y puesta por obra. La carne no tiene valor alguno; para nada aprovecha. As que cuando la gente Le dijo, "Tu madre y tus hermanos estn fuera y quieren verte. El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen." (Lucas 8: 20 y 21). Ella es an la Palabra de Dios. No es como Mateo lo expresa, despus de la entrega formal de la nacin a la apostasa, y la introduccin de una nueva relacin (vase Mateo 12); se trata aqu sencillamente de la aprobacin de Dios de aquellos que guardan y valoran Su palabra. El lugar que la Palabra de Dios tiene responde moralmente a la mente de Cristo.Pero Cristo no exime a sus seguidores de tener problemas aqu abajo. La siguiente es la escena en el lago, y los discpulos manifestando su incredulidad, y el Seor manifestando Su gracia y poder. Pasando al otro lado del lago vemos a Legin, el cual, pese a este terrible mal, tiene una obra divina profunda llevada a cabo en su alma. No se trata tanto de una cuestin acerca de hacerle a l un siervo de Dios. Eso lo tenemos en Marcos, y muy detallado. Nosotros le tenemos aqu ms bien como un hombre de Dios; siendo, en primer lugar, el objeto de poder liberador y el favor del Seor; deleitndose despus en Aquel que hizo que Dios fuese conocido por l. No es de extraar que cuando los demonios fueron echados fuera, el hombre rogase que l pudiese estar con Jess. Se trat de un sentimiento natural, por as decirlo, provocado por la gracia y por la nueva relacin con Dios en la que l haba entrado. "Pero Jess le despidi, diciendo: Vulvete a tu casa, y cuenta cun grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y l se fue, publicando por toda la ciudad cun grandes cosas haba hecho Jess con l." (Lucas 8: 38 y 39).El relato del ruego de Jairo por su hija sigue a continuacin. Mientras el Seor va en Su camino a sanar a la hija de Israel, la cual muere mientras tanto, l