Los Valores

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LOS VALORES EN LA INSTITUCIÓN ESCOLAR Aprender a convivir en un mundo más globalizado como el de hoy, requiere el desarrollo de competencias y valores que nos habiliten para vivir en un contexto fuertemente marcado por la diversidad cultural y lingüística. Tal diversidad, ya no sólo, se caracteriza por sociedades que antes veíamos como lejanas, sino más bien de nuestra propia cotidianeidad pues, desde el seno de nuestro hogar, la alteridad y lo diferente impregnan nuestras vidas, de un lado, el predominio creciente de las nuevas tecnologías de la información que nos permiten entrar en contacto con mundos de culturas y lenguas diferentes y, de otro lado, los desplazamientos poblacionales de individuos provenientes de regiones y países diferentes al propio. Aprender a vivir juntos en el siglo XXI implica entonces reconocer esta nueva situación y aceptar nuestra diversidad creativa, superando también los rezagos del colonialismo. Esta situación supone serios desafíos para la educación, que tiene que ver con sus distintas dimensiones, y cobran particular relevancia en el momento de tomar decisiones respecto de que aprender y cómo hacerlo, y esto toma una nueva dimensión cuando estas decisiones se llevan a los ámbitos de la convivencia escolar y la formación ética. La diversidad del contexto y lo curricular El aprendizaje y los contenidos curriculares, carecen de una única visión del mundo y de las cosas. Tales lecturas están fuertemente marcadas por la tradición cultural en la cual uno se en marca y por los conocimientos y experiencias que uno adquirió en la niñez de nuestra comunidad inmediata o local. Es desde esta pertenencia que cada uno de nosotros aprehendió el mundo y aprendió a codificarlo y decodificarlo de una manera determinada y desde una postura determinada, así por ejemplo, un niño aymará hablante de los Andes, aprendió que toda acción pasada se ubicaba delante de él pues se trataba de experiencias ya vividas y que es posible ver; a diferencia de ello, que toda acción futura se ubica detrás, por no haber tenido aún lugar, no es posible verlas. Si la escuela ignora esta percepción temporal y esta ubicación espacial de los niños aymarás cuando se trata de abordar aspectos curriculares referidos a tiempo y espacio, y si los docentes se basan únicamente en la concepción espacio-temporal propia de la tradición occidental, se corre el riesgo, primero, de incomunicación, dada las comprensiones distintas de los mismos fenómenos y, en segundo lugar, se niega un conocimiento igualmente válido y también producto de la experiencia humana y, como consecuencia de ello, se afecta el auto concepto y la autoestima de los educandos, en lugar de fortalecerlos. Ejemplos de este tipo, pueden hallarse, tanto en ámbitos rurales como en contextos urbanos de distintos lugares del mundo. La pertinencia del currículo escolar está en cuestión cuando se trata de niños pertenecientes a subculturas, sean estos indígenas o extranjeros, este mismo currículo, en el momento actual, requiere también ser repensado para todos. Solo de esta manera y desde una apertura y flexibilidad frente a lo diferente y a lo desconocido, los educandos del siglo XXI podrán descubrir la riqueza de la diversidad y por tanto convertirse en sujetos capaces de convivir con otros. Este nuevo contexto de la educación, requiere adoptar un enfonque intercultural, desde el cual junto a la reafirmación de lo propio se promueva la apertura, la curiosidad y la comprensión frente a lo ajeno, de manera tal de crecer con más herramientas de las que podríamos echar mano en distintos momentos de nuestra existencia y para diferentes fines. Entre estas herramientas, además de la afirmación de los conocimientos propios se debería

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LOS VALORES EN LA INSTITUCIN ESCOLAR

Aprender a convivir en un mundo ms globalizado como el de hoy, requiere el desarrollo de competencias y valores que nos habiliten para vivir en un contexto fuertemente marcado por la diversidad cultural y lingstica. Tal diversidad, ya no slo, se caracteriza por sociedades que antes veamos como lejanas, sino ms bien de nuestra propia cotidianeidad pues, desde el

seno de nuestro hogar, la alteridad y lo diferente impregnan nuestras vidas, de un lado, el predominio creciente de las nuevas tecnologas de la informacin que nos permiten entrar en contacto con mundos de culturas y lenguas diferentes y, de otro lado, los desplazamientos poblacionales de individuos provenientes de regiones y pases diferentes al propio.

Aprender a vivir juntos en el siglo XXI implica entonces reconocer esta nueva situacin y aceptar nuestra diversidad creativa, superando tambin los rezagos del colonialismo.

Esta situacin supone serios desafos para la educacin, que tiene que ver con sus distintas dimensiones, y cobran particular relevancia en el momento de tomar decisiones respecto de que aprender y cmo hacerlo, y esto toma una nueva dimensin cuando estas decisiones se llevan a los mbitos de la convivencia escolar y la formacin tica.

La diversidad del contexto y lo curricular

El aprendizaje y los contenidos curriculares, carecen de una nica visin del mundo y de las cosas. Tales lecturas estn fuertemente marcadas por la tradicin cultural en la cual uno se en marca y por los conocimientos y experiencias que uno adquiri en la niez de nuestra comunidad inmediata o local.

Es desde esta pertenencia que cada uno de nosotros aprehendi el mundo y aprendi a codificarlo y decodificarlo de una manera determinada y desde una postura determinada, as por ejemplo, un nio aymar hablante de los Andes, aprendi que toda accin pasada se ubicaba delante de l pues se trataba de experiencias ya vividas y que es posible ver; a diferencia de ello, que toda accin futura se ubica detrs, por no haber tenido an lugar, no es posible verlas.

Si la escuela ignora esta percepcin temporal y esta ubicacin espacial de los nios aymars

cuando se trata de abordar aspectos curriculares referidos a tiempo y espacio, y si los docentes se basan nicamente en la concepcin espacio-temporal propia de la tradicin occidental, se corre el riesgo, primero, de incomunicacin, dada las comprensiones distintas de los mismos fenmenos y, en segundo lugar, se niega un conocimiento igualmente vlido y tambin producto de la experiencia humana y, como consecuencia de ello, se afecta el auto concepto y la autoestima de los educandos, en lugar de fortalecerlos.

Ejemplos de este tipo, pueden hallarse, tanto en mbitos rurales como en contextos urbanos de distintos lugares del mundo.

La pertinencia del currculo escolar est en cuestin cuando se trata de nios pertenecientes a subculturas, sean estos indgenas o extranjeros, este mismo currculo, en el momento actual, requiere tambin ser repensado para todos.

Solo de esta manera y desde una apertura y flexibilidad frente a lo diferente y a lo desconocido, los educandos del siglo XXI podrn descubrir la riqueza de la diversidad y por tanto convertirse en sujetos capaces de convivir con otros.

Este nuevo contexto de la educacin, requiere adoptar un enfonque intercultural, desde el cual junto a la reafirmacin de lo propio se promueva la apertura, la curiosidad y la comprensin frente a lo ajeno, de manera tal de crecer con ms herramientas de las que podramos echar mano en distintos momentos de nuestra existencia y para diferentes fines. Entre estas herramientas, adems de la afirmacin de los conocimientos propios se debera incluir la afirmacin asertiva de las relaciones entre personas, sociedades, culturas y lenguas.

La diversidad y el desarrollo

Un enfoque intercultural como el propuesto tendra que comenzar por promover el desarrollo de valores directamente relacionados con la problemtica actual de la diversidad que deberamos compartir todos los seres humanos. Tal desarrollo debera llevarnos en ltima instancia a concebir la diversidad como riqueza y como potencialidad para una convivencia armnica entre hombres y mujeres de culturas y lenguas diferentes.

Entre los valores que todos los hombres y mujeres deberamos compartir la tolerancia frente al otro y a lo diferente, o desconocido, el respeto por la necesidad del otro y la necesidad de buscar la unidad en la diversidad. En suma lo que entra en juego es un cambio de actitud y de postura frente a lo diferente as como la Asuncin de la pluralidad como un valor en s mismo.

Hay que tomar en cuenta que el aprendizaje debe ser necesariamente significativo y, por ello, partir de las competencias, los conocimientos y las experiencias previas de los educandos, de manera de estar en mejores condiciones para construir puentes sensibles e inteligentes entre visiones y conocimientos propios y ajenos, en busca de complementariedad antes de que oposicin.

Habra que considerar que no hay una sola forma de aprender y que tambin el aprendizaje puede verse influenciado por las prcticas culturales especficas del grupo histrico-social al que pertenecen los educandos, hecho que exige entonces la identificacin y caracterizacin de distintas formas y estilos de aprendizaje.

La manera en la que los docentes ensean y tienen serias implicancias para la formacin inicial y continua del profesorado, y en cuanto a las normas que rigen la relacin entre la escuela y la comunidad en la que esta se ubica.

Se requiere hoy ms que nunca de especial atencin si lo que se busca es, un aprendizaje cultural y socialmente situado, adems de una escuela que responda a las necesidades especficas y globales de las comunidades en las cuales estn ubicadas las instituciones.

Tambin habra que imaginar nuevos y ms creativos vnculos entre escuela y comunidad, por ejemplo: organizar redes de ayuda que apoyen el trabajo docente y que hagan posible que diversos miembros de la comunidad cooperen a una formacin ms integral de sus hijos.

De esta manera el maestro podra recurrir, en busca de apoyo, a profesionales diversos para que se involucren en la formacin de los educandos, nios, jvenes y adultos.

Enseanza, diversidad y comunidad

Si lo que nos preocupa es hacer de la pluralidad un valor y de la curiosidad y el respeto una actitud permanente en todos los miembros de la sociedad futura, es necesario trascender la esfera de la institucin, la frontera de escuela.

En tal afn debemos comprometer a otras instituciones sociales y emprender nuevas formas de aprender y de ensear que, desde mbitos y espacios distintos, que promuevan el desarrollo de valores y competencias. Los hombres y mujeres del presente-futuro debern crecer con esta actitud de apertura hacia lo diferente y con la capacidad de procesar nuevas formas de leer la realidad y transformarla.

Solo en tal medida estarn preparados para vivir en este mundo, cada vez ms interconectado e interdependiente que nos trajo la globalizacin.

Al inicio de la dcada de los noventa comienza a difundirse de manera persistente la versin actual de la globalizacin y prcticamente todo el mundo adopta polticas orientadas a privatizar las empresas del Estado y reducir la intervencin de los poderes pblicos a su expresin ms elemental. Algunos crticos de las posiciones ms extremas identifican a este proceso como la transicin de un estado paternalista a un Estado desertor.

La principal consecuencia de este proceso es la erosin permanente de los recursos, influencia y posibilidades de accin del Estado. Esto trae como consecuencia nuevos actores internacionales como las sociedades transnacionales, las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, la llamada sociedad civil, pero tambin las mafias internacionales, grupos religiosos fundamentalistas, guerrillas y grupos paramilitares para quienes no existen fronteras.

La persistencia de crisis econmicas interminables, la imposibilidad de obtener nuevos empleos y los despidos masivos producto de las privatizaciones, las condiciones de trabajo cada vez ms precarias, el desmantelamiento de sistemas de seguridad social tradicionalmente pobres, el deterioro de servicios pblicos esenciales, como la educacin y la salud, los indicadores que reflejan cada vez de manera ms evidente una exclusin social en aumento especialmente de jvenes, mujeres y ancianos, constituyen un llamado de atencin para nuestros gobernantes.

La falta de equidad creciente al interior de los estados constituye una constante en el mundo.

Resulta cada vez ms difcil admitir solo un 20% de la poblacin mundial, se beneficie del 80% de la produccin del planeta.

No podemos negar que la globalizacin es una realidad, por lo mismo debe tener reglas que se cumplan. Los ajustes exigen compensaciones para evitar los castigos que sufren los ms pobres y conducen a males mayores como la migracin de grandes poblaciones y el consecuente renacer de actitudes xenfobas o el incremento de diversas formas de delincuencia. Una poltica econmica socialmente responsable es la nica va, para emprender una construccin de equidad.

Si a comienzos del siglo XX el comercio impuls la globalizacin, ahora ese papel le corresponde a la tecnologa, particularmente la de las comunicaciones.

Hoy se vive al ritmo palpitante de las noticias transmitidas en tiempo real, es como si una nueva concepcin del tiempo y del espacio, a la cual no estamos habituados, nos hubiera sido impuesta de pronto.

La informacin que as recibimos nos supera muchas veces, y va creando una suerte de ansiedad por estar ms rpidamente enterados, la mejor informacin resulta ser aquella que incorpora al ser humano a la superficialidad del acontecimiento, que le pone en primera fila de los hechos. Sin importar la calidad moral o tica de lo que ocurra. En ese contexto la sensacin se impone a la reflexin.

Si excepcionalmente se informa sobre temas culturales es frecuente que se presente lo menos trascendente de una sociedad. Se trata a la cultura desde el punto de vista mercantil y se logra que incorporemos a nuestras vidas patrones de comportamiento que van transformndonos pero no nos enriquecen. Casi nunca se convierten en noticia los logros del espritu y del pensamiento.

La educacin debe permitir al nio y al joven ingresar al mundo de la razn y por ella a la ciencia, a la tecnologa y al trabajo, dicindole al mismo tiempo que la mayora de lo que se ensea es transitorio, que lo esencial ser aprender a pensar y aprender por si solos.

Debe ensear a convivir con lo efmero, y al mismo tiempo, sustentar en ciertos valores permanentes. Debe ayudar a entender la competencia que estimula no debes cegar a la cooperacin y la solidaridad que enriquece.